[go: up one dir, main page]

Academia.eduAcademia.edu
Septiembre de 2016 El presidencialismo mexicano a través de sus informes de gobierno. “- ¿Qué hora es? - La que usted diga, señor presidente.” Como lo establece el artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cada año el jefe del Ejecutivo federal tiene la obligación de hacer entrega, ante el Congreso de Unión, de un informe de actividades en el que describa de manera sintética los avances y retrocesos que en materia de seguridad, economía, política, salud, programas sociales, etc., se han dado en lo que lleva de su gestión. Hasta hace algunos años, fue obligación del presidente de la nación presentarse en la apertura del periodo ordinario de sesiones del Congreso para entregar y exponer su informe sobre el estado de la administración pública, obteniendo respuesta inmediata de éste mediante un representante legislativo. Tradición que fue radicalmente cambiada en 2008 al reformarse el artículo 69 constitucional, eximiendo así la presencia del Ejecutivo de un acto aparentemente transparente de rendición de cuentas por uno en el que un comisionado del gobierno haga entrega del paquete presidencial ante los representantes del Senado y la Cámara de Senadores. Desde aquella ultima teatralización de la ‘fiesta del mandatario’ en 2007, ¿qué extrañaremos los mexicanos de aquel anecdótico episodio histórico que distinguía 1 Septiembre de 2016 año con año la administración del presidente en turno? Pocos y singulares eventos ocurrieron entre 1857 –año del establecimiento de la obligatoriedad del informe que más tarde quedó reafirmado en la Carta Magna de 1917– y 2007 que han quedado en la memoria histórica de los mexicanos. En diciembre de 1867, Benito Juárez informó desde el Congreso al pueblo de México el triunfo definitivo de las tropas federales sobre los imperialistas, así como de la decisión de fusilar al prisionero emperador Maximiliano de Habsburgo con la finalidad de afianzar la paz interna de la nación. Otro episodio de gran trascendencia política fue el primer informe de gobierno del Gral. Porfirio Díaz en abril de 1877, al anunciar la inauguración de una época de orden y progreso que se encargaría de la reconstrucción de la vida pública nacional; situación de la que se fue dando cuenta a lo largo de los 61 informes presidenciales que presentó hasta 1911. Con el nacimiento del presidencialismo moderno en 1917, pronto éste se caracterizó por el sello auténtico de un partido hegemónico en el poder (19292000). De la era del presidencialismo priista algunos de los recuerdos que quedaron grabados en la memoria histórica de los mexicanos fueron los siguientes: el informe administrativo de Abelardo L. Rodríguez de siete horas con 35 minutos, la transmisión radial del informe del Gral. Lázaro Cárdenas en 1935, la transmisión televisiva del informe de Miguel Alemán Valdés en 1952, los informes presidenciales de 1968 y 1969 de Gustavo Díaz Ordaz en los que se comentó la situación de las movilizaciones estudiantiles, el sexto informe de José López Portillo (1982) donde el mandatario lloró por la crisis financiera que atravesaba el país, y el último informe de Miguel de la Madrid (1988) en que fue interpelado por el legislador Porfirio Muñoz Ledo sobre el resultado electoral de aquel año que dio el triunfo al candidato Carlos Salinas de Gortari. En lo que corresponde a la década del cenit de la fiesta del “día del presidente” (2000-2010), ésta estuvo marcada por tres informes presidenciales que en su desarrollo sentenciaron el fin de la participación presencial del Ejecutivo en 2 Septiembre de 2016 la rendición de cuentas ante el Congreso. En 2005, Vicente Fox durante la rendición de su quinto informe de gobierno se convirtió en el presidente más abucheado en la historia, siendo el informe del año inmediato el más corto que un jefe de Estado en México haya proferido. Para 2007 la situación se convirtió totalmente insostenible para Felipe Calderón, al no permitírsele rendir su resumen de actividades por impedimento de un grupo de legisladores de la oposición, siendo la presidenta de la Mesa Directiva –la perredista Ruth Zavaleta– la que se negó a recibir el escrito presidencial. A partir de este momento, ningún otro mandatario mexicano ha pisado el Palacio Legislativo de San Lázaro para dar una rendición de cuentas de su gobierno ante los legisladores de su partido y de la oposición de ambas cámaras que integran el poder Legislativo. Aterrizando nuestro recorrido histórico en la actual administración del presidente Enrique Peña Nieto. Con un 29% de aprobación de la ciudadanía,* hace unos días hizo entrega el mandatario, a través del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, de su cuarto informe de gobierno. En dicho informe se han resaltado por un lado los “logros” que ha alcanzado su administración en materia de educación a partir de la Reforma Educativa, siendo el combate a la corrupción el tema que ocupó el siguiente peldaño enarbolado por la Ley General del Sistema Nacional Anticorrupción. Otros aspectos como los resultados que han tenido hasta el momento las distintas reformas estructurales, junto al problema de la inseguridad nacional, fueron menormente mencionados durante el informe de 2016 en comparación de otros años. En el marco de la campaña de comunicación “lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho”, este cuarto informe de actividades estará envuelto por una serie de acontecimientos políticos que han dejado una profunda huella en la actual administración y que, desde luego, cuentan mucho como: la aceptación de culpa por el escándalo de la Casa Blanca de las Lomas de Chapultepec; la imprudencia de invitar al candidato republicano Donald Trump a México y no defender tenazmente la soberanía nacional; el rechazo a aceptar el incremento de la pobreza en nuestro país y al haber realizado un plagio académico en su tesis de licenciatura; entre otras tantas acciones que han afectado la imagen de México en el exterior. 3 Septiembre de 2016 Volviendo a la interrogante que nos hicimos párrafos arriba sobre la añoranza de la teatralización de los informes presidenciales, considero que actualmente los mexicanos extrañaremos que el jefe del Ejecutivo se siga burlando públicamente de la situación que vive el país al maquillar cifras que distan de lo que realmente acontece; extrañaremos que la oposición política manifieste su inconformidad ante el presidente sobre los resultados que ha tenido su administración; extrañaremos las muestras del exhibicionismo público montado durante el informe gubernamental que sólo evidenciaban el autoritarismo del sistema, tal y como lo dejó en claro aquella frase del siglo XX que hemos usado al inicio de éste artículo de opinión. En fin… sólo resta presenciar el desenlace que tendrá la administración priista de Peña Nieto en su escaso contacto con la libertad de expresión política y de comunicación con la ciudadanía, tal y como lo dejó en claro la charla que sostuvo el mandatario con un selecto grupo de jóvenes del país el mismo día del informe presidencial. Gonzalo Tlacxani Segura (historiador) Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. Fuentes: Carmona, Doralicia Dávila, Memoria política de México, 1492-2000, México, Instituto Nacional de Estudios Políticos, 2007. [versión CD]. Carrillo Blouin, Elsa, Los informes presidenciales en México: 1877-1976 ¿Ruptura o continuidad?, México, UNAM, IIJ, 2016. Krauze, Enrique, La presidencia imperial: ascenso y caída del sistema político mexicano, 1940-1996, México, Tusquets, 2009. *Casa encuestadora “Buendia y Laredo”, agosto de 2016. http://www.presidencia.gob.mx/cuartoinforme/ 4