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Desde un punto personal la muerte se vive diferente en cada cultura y es inimaginable para nosotros que en algunos países orientales este proceso de transición por el que pasa el alma, es un acto natural por el que no se debe sufrir sino todo lo contrario. En nuestro caso las culturas prehispánicas nos heredaron el " Día de muertos " resultado de la particular cosmogonía que tenían respecto a este tema. Pero aun cuando vivimos en un mundo de constante evolución y globalización debido a los avances tecnológicos, los gadgets, el internet, redes sociales y demás herramientas que aceleran el estilo de vida, aún existen regiones remotas donde pareciera que el tiempo se detuvo y mantienen rituales milenarios y es ahí donde el relato de Hoskin nos cuenta un relato extraordinario. Sin duda alguna Hoskin nos relata una experiencia única donde nos adentra en una manera muy sutil y precisa en una cultura legendaria, mediante un estudio teológico y anatómico conocemos las practicas que desarrollan los " Los descuartizadores de cadáveres del Tibet " , que nos hace remarcar la diferencias con la cultura Occidental en el campo de lo social y de lo religioso; embarcándonos en un mar de interrogantes Hoskin nos da la primera introducción hacia los conceptos que se utilizan en el viaje espiritual, donde a primera instancia nos explica el proceso previo que pasa el espíritu antes de llegar al nuevo nacimiento, a aquella vida desconocida que ni uno de nosotros tiene la capacidad de entender por la falta de experiencia que es sustituida por rituales nos permiten crear un conexión metafísica y comunicacional con nuestros seres que se nos han adelantado en el camino espiritual. Un funeral de tradición ancestral del Tibet, es una de las grandes diferencias entre la culta occidental y la cultura tibetana en el campo cultural-social, las dos desarrollan el ritual en un sentido espiritual y trascendental, pero de una manera completamente distinta. En la mayoría de las partes del mundo cuando muere una persona, se realiza un acto funeral, un ritual religioso, misas, reuniones, etc., para finalmente enterrar sus restos, todo esto para que el alma de la persona fallecida consiga el descanso eterno; independientemente de la religión, todas hacen un proceso similar con variaciones, pero siempre teniendo en cuenta el objetivo principal que es despedir al ser querido de la mejor

Alumno: Daniel Antonio Zepeda Morales Tema: El Tercer Ojo. Los descuartizadores de cadáveres del Tíbet. Cyril Henry Hoskin (1910-1981) Materia: Semiótica aplicada Grupo 3, Fecha: 05/ Noviembre / 2016 Catedrático: Lic. Carlos Cordero. Desde un punto personal la muerte se vive diferente en cada cultura y es inimaginable para nosotros que en algunos países orientales este proceso de transición por el que pasa el alma, es un acto natural por el que no se debe sufrir sino todo lo contrario. En nuestro caso las culturas prehispánicas nos heredaron el “Día de muertos” resultado de la particular cosmogonía que tenían respecto a este tema. Pero aun cuando vivimos en un mundo de constante evolución y globalización debido a los avances tecnológicos, los gadgets, el internet, redes sociales y demás herramientas que aceleran el estilo de vida, aún existen regiones remotas donde pareciera que el tiempo se detuvo y mantienen rituales milenarios y es ahí donde el relato de Hoskin nos cuenta un relato extraordinario. Sin duda alguna Hoskin nos relata una experiencia única donde nos adentra en una manera muy sutil y precisa en una cultura legendaria, mediante un estudio teológico y anatómico conocemos las practicas que desarrollan los “Los descuartizadores de cadáveres del Tibet”, que nos hace remarcar la diferencias con la cultura Occidental en el campo de lo social y de lo religioso; embarcándonos en un mar de interrogantes Hoskin nos da la primera introducción hacia los conceptos que se utilizan en el viaje espiritual, donde a primera instancia nos explica el proceso previo que pasa el espíritu antes de llegar al nuevo nacimiento, a aquella vida desconocida que ni uno de nosotros tiene la capacidad de entender por la falta de experiencia que es sustituida por rituales nos permiten crear un conexión metafísica y comunicacional con nuestros seres que se nos han adelantado en el camino espiritual. Un funeral de tradición ancestral del Tibet, es una de las grandes diferencias entre la culta occidental y la cultura tibetana en el campo cultural-social, las dos desarrollan el ritual en un sentido espiritual y trascendental, pero de una manera completamente distinta. En la mayoría de las partes del mundo cuando muere una persona, se realiza un acto funeral, un ritual religioso, misas, reuniones, etc., para finalmente enterrar sus restos, todo esto para que el alma de la persona fallecida consiga el descanso eterno; independientemente de la religión, todas hacen un proceso similar con variaciones, pero siempre teniendo en cuenta el objetivo principal que es despedir al ser querido de la mejor manera, hablando subjetivamente en cuanto a la cultura de los rituales funerales claro. En cambio, un funeral ancestral tibetano puede ser presenciado como un acto repulsivo y ortodoxo para individuos con costumbres ajenas a esta, ¿Por qué? Porque en estas zonas, los entierros se realizan principalmente de manera simbólica pues cuando alguien fallece, los monjes conocidos como Lamas, le cantan mantras mientras queman incienso de enebro alrededor del cuerpo, para luego completar el ritual, dejándole el cadáver a los buitres para que lo devoren. Ellos creen que ya no hay necesidad de preservar el cuerpo, pues en ese momento, se trata de un recipiente vacío. Asimismo, el cuerpo se secciona en varias partes antes de “desecharlo” por parte de unos monjes dedicados a esta tarea, conocidos los descuartizadores. Como en toda religión todo tiene su justificación y en este caso ofrecer el cuerpo del difunto como comida a los buitres es un acto de generosidad al mundo de los vivos y establece una conexión con el ciclo mismo de la vida budista. Debido a esto, esta práctica de “entierros” es denominada entierros celestiales, porque se ofrenda el cuerpo, la materia a seres que habitan los cielos, haciendo la simbología de la transición del espíritu. Otro punto a recalcar que llama la atención en el relato de Hoskin, es la descripción de aquellos que tienen el labor de colaborar en el ciclo de la vida de los difuntos, los descuartizadores, su labor es un labor muy respetable en la cultura tibetana ya que son los que se encargan de facilitar una parte del proceso de transición, ya que se dice que La finalidad de descuartizar los cadáveres es porque de acuerdo con las enseñanzas budistas, así será más fácil para el alma del difunto siga su camino hacia la nueva vida; al igual que su labor consta de un conocimiento de la anatomía humana impresionante, debido a la práctica de sus labores son capaces de descifrar el motivo de muerte de la persona a descuartizar, como Hoskin menciona que aprendió más de ciencia médica practica con los descuartizadores que en escuela médica equipada con todos los últimos adelantos. El aspecto más importante del relato, lo que engloba en si toda la metodología de los procesos funerales de la tradición ancestral tibetana y lo que marca la diferencia de manera de prescindente es, la forma de cómo cada cultura aprecia y ve el factor de la vida, de cómo la vida se desenvuelve en un rol de importancia simbólico, y cultural; Hoskin nos explica como es el proceso espiritual para que el alma del difunto logre dejar todo lo de esta vida, empezando por el concepto de que en todo ser humano existen tres cuerpos básicos: el cuerpo carnal, que es donde el espíritu experiencia todas las lecciones de esta vida, la vida cotidiana llena de sensaciones, emociones que van forjando el espíritu de una forma propiamente carnal ; luego está el cuerpo etéreo o magnético, que es donde están todos nuestros sueños, pasiones, aspiraciones entre otras; y, por último, un tercer cuerpo, que es puramente espiritual, el alma inmortal, la que no se destruye, solo se transforma, nuestra verdadero espíritu, posterior a eso entran en juego la parte fundamental para una persona que muere, la cual tiene que pasar por tres etapas: la primera que es eliminando su cuerpo físico , tiene que dejar su doble etéreo, desprenderse de sus sueños, de sus bienes, relaciones materiales o sociales que le pueden causar problemas en el camino hacia el nuevo nacimiento, y por último que su espíritu con la ayuda de los lamas debe de encontrar el camino para el mundo de los espíritus. Como últimas palabras solo me queda decir que es un relato increíble, con una manera muy peculiar de remarcar hechos históricos y culturales, de profundizarme en una cultura muy ajena a la que yo poseo, y sobre todo la capacidad que ha tenido de generarme un número incontable de inquietudes, acerca de lo que viene después de la vida, de que si todo aquello que se me ha dicho acerca de la representación de la vida espiritual sea cierta o falsa, o solo es una falla de no poder demostrar con hechos y actos técnicos, que hay más allá de este cuerpo vació que impide la visión de las ideas por parte del alma, de cómo hemos logrado descifrar una comunicación simbólica con todo aquello que realmente no es tangible, algo que carece indudablemente de experiencia, lo cual me parece muy interesante. Por otro lado una característica principal subjetiva del relato, que es de mi mayor agrado al haber hecho esta lectura, es que, a la larga en el proceso de entender los diferentes rituales existentes que explica Hoskin, surge por así decirlo una duda existencial, que desde un punto personal puede ser la pauta para una motivación intima en momentos de crisis causadas por “x” factor en mi vida cotidiana, es decir, nadie sabe con exactitud y con evidencia fundamentada que pasa cuando trascendemos al más allá, pero lo que sí sabemos es que cada uno de nosotros esta vivo, solo tenemos la oportunidad de vivir una vez, de aprovechar cada segundo al máximo, ¿Por qué perder tiempo pensando en lo que jamás sabremos con seguridad exacta hasta que lleguemos ahí?, al igual que tampoco sabemos hasta donde llega nuestro camino en este mundo, sé que todo esto puede sonar un poco ambiguo y confuso, porque es algo más que lógico, pero simplemente en los atareos de esta loca travesía nos perdemos y nos preocupamos por cosas pasajeras, lo cual nos lleva a que muchas veces nos olvidamos de apreciar lo que en verdad tenemos y que muchos ya no tienen, y no me refiero a los bienes materiales, me refiero al primer rayo de luz que el amanecer de tus ojos pudieron sentir esta mañana, me refiero al dulce sentir de las manos de tu madre, de tu padre, de tus seres queridos, me refiero a la capacidad increíble que tenemos para imaginar, crear, y comunicarnos con lo que amamos ya sean por los diversos canales o medios que existan, el poder expresar lo que sentimos con los que nos hacen sentir, debería de ser ley para disfrutar los placeres y riquezas de esta vida, porque se ama, se vive, se ríe y se siente solo en esta vida.