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DICIEMBRE DE 2012 AÑO LXXIII n n n NÚMERO 860 Foto de fondo : Visualización de varios caminos en una porción de internet. Obtenida de ‘The Opte Project´ (http://www.opte.org) ARTÍCULOS • El liderazgo en las Fuerzas Armadas • El interés militar de las redes complejas • EUTM Somalia: la historia de un éxito DICIEMBRE DE 2012 AÑO LXXIII NÚMERO 860 Índice Foto de fondo : Visualización de varios caminos en una porción de internet. Obtenida de ‘The Opte Project´ (http://www.opte.org) ARTÍCULOS • xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx • El liderazgo en las Fuerzas Armadas • El interés militar de las redes complejas EDITORIAL EDITA SECRETARÍA GENERAL TÉCNICA DIRECCIÓN Subdirector, Jefe de Colaboraciones y Administración Coronel José Luis RUIZ BARANCO Jefe de Ediciones Coronel José Juan VALENCIA GONZÁLEZ-ANLEO CONSEJO DE REDACCIÓN Coroneles Meléndez Jiménez, Domínguez del Valle, Poutás Álvarez, García-Mercadal, Molina Pineda de las Infantas y Muñoz Blázquez Tenientes Coroneles Urteaga Todó, Borque Lafuente, Díez Alcalde y Jarillo Cañigueral Comandantes Hernández Calvo, Martínez González, Villalonga Sánchez, Guerra Gil y Urbina Redondo Suboficial Mayor Blanco Gutiérrez NIPO: 083-12-003-8 (Edición en papel) NIPO: 083-12-004-3 (Edición en línea) Depósito Legal: M. 1.633-1958 ISSN: 1696-7178 Correctora de Estilo Paloma Prado Caballero Servicio de Documentación Emilia Antúnez Monterrubio Corrector de Pruebas Capitán José Manuel Riveira Córdoba Diseño Gráfico y Maquetación Luis Angelina Higuera, Ignacio Moreno Piqueras, Ana Maria González Perdones y Luis Fabra Andrés Fotocomposición, Fotomecánica e Impresión CENTRO GEOGRÁFICO DEL EJÉRCITO Colaboraciones Corporativas ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE MILITARES ESCRITORES Promotor de Publicidad EDITORIAL MIC C/ Artesiano s/n. Polígono Industrial Trabajo del Camino, 24010 León Teléf.: 902 271 902 / Fax: 902 371 902 Email: dirección@editorialmic.com marketing@editorialmic.com Fotografías: MDEF, DECET, Colmeiro, Alberti REVISTA EJÉRCITO C/. Alcalá 18, 4.º 28014 MADRID Teléf.: 91-522 52 54. Telefax: 91-522 75 53 5 ARTÍCULOS Necesidad de una nueva Estrategia Europea de Seguridad FRANCISCO RUBIO DAMIÁN. Coronel. Infantería. DEM. 6 Cambio y continuidad en la política de defensa rusa GUILLEM COLOM PIELLA Doctor en Seguridad Internacional. 12 Dificultades en los escenarios norteafricanos de las revueltas árabes CARLOS ECHEVERRÍA JESÚS. Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED. 22 EUTM Somalia: la historia de un éxito CARLOS MARTÍN MARTÍN-PERALTA. Teniente Coronel. Artillería. DEM. 30 Comprehensive targeting: el targeting en operaciones de contrainsurgencia HELDER SILVA PERDIGAO. Teniente Coronel. Ejército Portugués. DAVID CARBIA BOUZÓN. Capitán. Artillería. Traductor. 38 David Galula y su brújula de la contrainsurgencia JOSÉ VICENTE HERRERO PÉREZ. Doctor en Estudios sobre la Guerra. 46 NUESTRAS INSERCIONES Normas de Colaboración 11 Boletín de Suscripción 29 Museo del Ejército 37 Asociación Española de Militares Escitores 53 Publicidad Revista 85 Fundación Tercio de Extranjeros 112 Libros de Defensa 120 Interior de Contraportada: «…lo que ofrezco a los que quieran seguirme: Hambre, frío, sol...» 131 PUBLICIDAD: Ibersystems, 72. CAMBIO Y CONTINUIDAD Restos del submarino nuclear ruso K-141 Kursk, que se hundió en el Mar de Barents el 12 de agosto de 2000 EN LA POLÍTICA DE DEFENSA RUSA Guillem Colom Piella. Doctor en Seguridad Internacional. 12 REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 Seguridad y Defensa Tras el periodo convulso de la disolución de la URSS, Rusia comenzó a atender sus necesidades estratégicas mediante la reestructuración de su arquitectura de defensa, la reforma de su administración militar y la modernización de sus Fuerzas Armadas Entre el otoño de 1989 y el invierno de 1991, el bloque oriental se desmoronó, el Pacto de Varsovia desapareció y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se desmembró en un conjunto de países independientes que heredaron los restos del Ejército rojo. Los intentos de revitalizar el espíritu de la URSS fracasaron y la Federación Rusa se alzó como la heredera natural del imperio zarista y de la Unión Soviética. Durante este convulso periodo, las Fuerzas Armadas del país se mantuvieron en un discreto segundo plano con la única excepción del golpe de Estado de 1991 que, perpetrado por varios mandos militares sin el apoyo de las Fuerzas Armadas, pretendía evitar la desmembración del país, algo que sucedió pocos meses después. La disolución de la URSS el 31 de diciembre de 1991 dejó al Ejército rojo en una situación de completa indefinición normativa, puesto que continuaba siendo —al menos formalmente— el Ejército de un país que ya no existía. Ante esta situación, se intentó mantener la unidad de las Fuerzas Armadas mediante su transformación en el Ejército de la Comunidad de Estados Independientes. No obstante, el fracaso de esta iniciativa motivó que las distintas unidades militares desplegadas por la geografía ex-soviética juraran lealtad a los nuevos gobiernos y que éstos firmaran un conjunto de tratados encaminados a repartir los medios militares entre los herederos de la URSS. Rusia obtuvo el grueso del arsenal soviético y la mayoría del armamento de destrucción masiva del país, repartido ahora entre Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán. Y mientras se procedía al reparto de la herencia militar soviética, las unidades ex-soviéticas que todavía permanecían desplegadas en Europa Central y Oriental o en aquellas nuevas repúblicas que no deseaban integrar en las filas de sus Fuerzas Armadas los remanentes del Ejército rojo se retiraron hacia Rusia. Aunque estos repliegues se realizaron sin apenas incidentes, el Ejército continuó presente en varios puntos estratégicos o calientes como la Península de Crimea (donde se halla la base naval de Sevastopol), la República Autónoma de Abjasia o la región de Transnistria en territorio moldavo. En esta coyuntura, Rusia anunció la constitución de una guardia nacional con la misión de proteger el territorio y las fronteras del país. Sin embargo, cuando Moscú asumió el control definitivo sobre las fuerzas soviéticas —casi cuatro millones de efectivos— que se hallaban dentro de su territorio y de la guardia de fronteras del KGB, se canceló esta iniciativa. La toma de control del aparato de defensa soviético culminó en 1992, cuando Boris Yeltsin estableció el Ministerio de Defensa ruso y se autonombró responsable de esta cartera. Las estructuras de mando soviéticas fueron abolidas y el Ejército rojo se disolvió definitivamente en 1993. En la inmediata posguerra fría, las FAS rusas se convirtieron en una triste sombra del Ejército rojo que luchó contra Hitler durante la Segunda Guerra Mundial o el que mantuvo en vilo a las fuerzas de la Alianza Atlántica durante la Guerra Fría REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 13 Aunque no como durante la Guerra Fría, Rusia vuelve a mostrar su poderío militar en los desfiles conmemorativos de la victoria contra Alemania en la Segunda Guerra Mundial 14 REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 Seguridad y Defensa Tal y como se definió en la Constitución rusa de 1993, el Ministerio de Defensa sería el órgano que, bajo la autoridad del Presidente —y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas— definiría la política de defensa y organizaría la administración militar del país con el apoyo del Estado Mayor General, responsable del planeamiento militar. Asimismo, las nuevas Fuerzas Armadas mantendrían la estructura soviética basada en tres ejércitos (Tierra, Aire y Armada) y tres fuerzas independientes —Fuerza de Misiles Estratégicos, Fuerzas Militares del Espacio y Fuerzas Aerotransportadas— bajo la dependencia directa del Ministro de Defensa y del Jefe del Estado Mayor General. Y a finales de año, Moscú presentó su primera doctrina militar post-soviética, en la que implícitamente reconocía que el final de la URSS había convertido a Rusia en una potencia regional euroasiática sin ambiciones globales. Asumiendo este nuevo papel internacional del país y la orientación de su política de seguridad al control de las fronteras y el mantenimiento de la estabilidad en su zona de influencia directa, este documento proponía la paulatina transformación de las Fuerzas Armadas rusas —todavía orientadas, adoctrinadas y equipadas para combatir contra Estados Unidos y la Alianza Atlántica en una hipotética tercera guerra mundial— en un ejército más pequeño, ligero, moderno, profesionalizado, tecnológicamente avanzado, altamente proyectable y sostenible en operaciones. Las líneas maestras contenidas en esta doctrina sirvieron para guiar el proceso de planeamiento de la defensa. No obstante, ninguno de estos planteamientos pudo llevarse a cabo debido a la brutal crisis económica y a la incompetencia —amplificada por las medidas del presidente Boris Yeltsin para evitar otro golpe de Estado como el de 1991— de los sucesivos ministros de Defensa. En relación a la crisis económica, entre los años 1991 y 1998, el gasto militar ruso sufrió una deflación del 8% anual y la producción de armamento y material cayó en más de un 50%, por lo que el presupuesto del año 1998 solamente un 25% del de 1991. Con estas cifras macroeconómicas, no es extraño que el Ejército ruso de la década de los noventa no fuera más que una triste sombra del Ejército rojo de la Guerra Fría. Pero es que además, los sucesivos ministros de Defensa del gobierno de Yeltsin —Pavel Grachov (1992-1996); Mijail Kolesnikov (1996) e Igor Rodionov (19961997)— no solo estuvieron envueltos en varios escándalos de corrupción, sino que demostraron una completa incapacidad para gestionar la defensa, establecer prioridades de gasto, incrementar la disponibilidad de la fuerza, resolver los problemas que afectaban al conjunto del Ejército ruso o gestionar las crisis y conflictos que surgieron durante esta etapa, especialmente las guerras de Chechenia. El único Ministro de Defensa que demostró cierta capacidad para liderar este departamento fue Igor Sergeyev (1998-2001), que pese a las constricciones presupuestarias racionalizó la defensa (priorizando inversiones, reduciendo gastos y eliminando infraestructuras), incrementó la disponibilidad de la fuerza y modernizó varios sistemas de armas (especialmente misiles balísticos y ojivas nucleares para garantizar la capacidad disuasoria del país y mantener la seguridad de sus arsenales atómicos). Entre los años 1991 y 1998, el gasto militar ruso sufrió una deflación del 8% anual y la producción de armamento y material cayó en más de un 50%; el presupuesto del año 1998 era solamente un 25% del de 1991 REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 15 En consecuencia, a lo largo de la década de los noventa, la persistente crisis económica, sociopolítica e institucional del país, la pérdida de capacidad industrial y la imposibilidad de financiar proyectos de I+D, la creciente dificultad para reclutar y retener a los soldados, los problemas internos en las Fuerzas Armadas y la firma del Tratado sobre las Fuerzas Armadas en Europa (FACE) motivaron una rápida reducción de la calidad, alistamiento, disponibilidad, preparación y entidad del Ejército ruso. Entre 1992 y 1994, las Fuerzas Armadas pasaron de 4 a 2,3 millones de efectivos. Pero esta reducción fue muy desequilibrada: mientras permanecían en activo muchos oficiales rusos-eslavos, el grueso de la tropa no-rusa salía masivamente y era difícil reclutar —a pesar de que se mantuvo la conscripción universal masculina– nuevos soldados. Además, Las reformas en la defensa rusa buscan reducir la entidad de la fuerza en un 50%, recortar el volumen de oficiales en un 40%, incrementar la proyección y sostenibilidad de las Fuerzas Armadas y adquirir avanzados sistemas de armamento, tanto de fabricación local como extranjera 16 REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 el Tratado FACE impuso un techo de fuerzas marcado en 40.000 carros de combate, 40.000 piezas de artillería, 60.000 vehículos de combate de infantería, 13.600 aviones de combate y 4.000 helicópteros de ataque. No obstante, su implementación era irrelevante en el caso ruso, puesto que el grueso del material militar del país era obsoleto, estaba falto de mantenimiento y carecía de los repuestos más básicos. Todos estos elementos redujeron hasta niveles alarmantes la capacidad militar de las Fuerzas Armadas rusas y condujo a la desmoralización generalizada en sus filas y a la pérdida de credibilidad interna e internacional. A finales de la década de 1990, la situación de la defensa rusa era pésima. Pero fue la incapacidad de generar una respuesta militar creíble a las acciones de la Alianza Atlántica en Kosovo en 1999, la conducción de la guerra de Chechenia (1994-2003) y el desastre del submarino Kursk en verano del 2000, los elementos que demostraron al mundo la delicada situación en que se hallaba el Ejército ruso y los factores que motivaron el resurgimiento militar del país durante la década posterior. Tras la dimisión del presidente Boris Yeltsin en 1999, el entonces viceprimer ministro Vladimir Putin accedió al poder de manera interina hasta que las elecciones presidenciales del año 2000 lo convirtieron en Presidente de la Federación. Determinado a acabar con la crítica situación en la que se hallaba la defensa del país y superar la falta de credibilidad interna e internacional de sus Fuerzas Armadas, Putin procedió a transformar la gestión, financiación y administración de la defensa rusa. Estas reformas se plantearon oficialmente en 2003 y se ampliaron cinco años después con el nombramiento de Dimitri Médvedev como Presidente de Rusia (2008-12). La reelección de Vladimir Putin garantiza la continuidad de este conjunto de transformaciones que deberá consolidarse —tras una enorme oposición militar que obligó a dilatar el calendario de cambios previsto inicialmente y forzó la salida del Jefe del Estado Mayor General Nikolai Makarov a finales de 2012— entre los años 2016 y 2020. Seguridad y Defensa Este conjunto de reformas se ha concretado en: − Nombramiento de civiles al frente de la cartera de Defensa para garantizar que el poder político se impone a la autonomía militar y facilitar la ejecución de las reformas planteadas. Los ministros de Defensa Sergei Ivanov (2001-2007), Anatoly Serdyukov (20072012) y Sergei Shoigu (2012-), cesado por fraude— pretenden modernizar la ineficiente y corrupta administración militar del país, por lo que han tomado el control de áreas vitales —y tradicionalmente corruptas— como personal, adquisiciones, infraestructuras o finanzas, inicialmente controladas por el Estado Mayor General. − Promulgación de la Ley de Defensa Nacional de 2004, según la cual el Ministerio de Defensa incrementa su poder sobre las Fuerzas Armadas y fortalece su control sobre la política de defensa y la administración militar rusa, a la vez que el Estado Mayor General se transforma en un órgano asesor del Ministro y el departamento responsable del planeamiento militar. En consecuencia, los cuatro jefes de Estado Mayor —de los tres ejércitos y el Jefe del Estado Mayor General— pasan a depender directamente del Ministro, que ahora ejerce el mando operativo sobre las Fuerzas Armadas. − Reducción y reorganización de la administración militar mediante el establecimiento de una entidad de la fuerza no superior al millón de efectivos (lo que supone una reducción del 50% respecto al volumen de fuerzas del año 2000); la racionalización y equilibrio de su composición interna (reduciendo drásticamente el inflado cuerpo de oficiales —con descensos comprendidos entre el 65% del empleo de capitán al de teniente coronel, el 80% para el de coronel y un 30% para los oficiales generales— e incrementando tanto los mandos intermedios como la tropa); la creación de un cuerpo Ministerio de Defensa ruso REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 17 de suboficiales completamente profesional (capaz de cumplir con nuevos cometidos y crecientes responsabilidades) y lograr un modelo mixto de reclutas y soldados profesionales para la tropa. Esta reforma de las Fuerzas Armadas también está intentando resolver otros problemas como la brutalidad del trato a los reclutas, las deficientes condiciones de vida de la tropa, la mala condición física de la milicia o el alcoholismo ampliamente extendido en el ámbito militar. Todos estos cambios pretenden incrementar el alistamiento, preparación y operatividad de las Fuerzas Armadas rusas. − Reforma del proceso de adquisición de armamento y material con el objeto de dificultar la corrupción, reducir los costes y los plazos de entrega, incrementar la competencia, garantizar la calidad de los sistemas y facilitar el sostenimiento de las adquisiciones. − Reorganización de la fuerza de reserva, reducción de los estados mayores y cuarteles generales, eliminación de todas las unidades que se hallan en cuadro; organización del Ejército de Tierra en brigadas (y no en divisiones) y de la Fuerza Aérea en bases (y no en regimientos). − Reforma de la enseñanza militar mediante la reducción y centralización de las escuelas militares, la introducción de una nueva malla curricular y la mejora de los estándares de instrucción y adiestramiento, todo ello para incrementar las competencias y la autonomía de decisión de los mandos militares. − Modernización generalizada del armamento y material, tanto convencional como noconvencional, para disminuir la brecha tecnológica con Occidente y disponer de medios tecnológicamente avanzados y acordes con la posición y ambiciones de Rusia en el mundo. Y para lograr estos objetivos, Moscú ha realizado un enorme esfuerzo presupuestario al pasar de los 8.137 millones de dólares en el año 2000 a los 42.000 millones en 2010. Igualmente, aunque su participación en el producto interior bruto del país ha permanecido en una 18 REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 cifra comprendida entre el 2,5% y el 2,7%, este ha crecido a un ritmo medio del 6% anual, por lo que en términos reales se han doblado los recursos. Además, ya antes de ganar las elecciones del año 2012, el presidente Putin declaró que incrementaría el presupuesto de defensa en 739.000 millones de dólares entre 2012 y 2022 para modernizar el equipamiento militar ruso. De producirse estas inversiones, Rusia se convertiría en el tercer país del globo con mayor gasto militar tras Estados Unidos y China. Actualmente, las Fuerzas Armadas rusas se componen de tres ejércitos y dos organismos —la Fuerza de Misiles Estratégicos y la Fuerza de Defensa Aeroespacial— que dependen directamente del Ministro de Defensa y del Jefe del Estado Mayor General. En conjunto suman un millón de efectivos, el 30% de los cuales todavía son oficiales y desde el año 2010 se distribuyen en cuatro distritos militares (Oeste, Centro, Sur y Este) que reemplazan los seis distritos militares del país. Los ejércitos se organizan de la siguiente manera: − El Ejército de Tierra está compuesto por 395.000 efectivos repartidos por todo el territorio del país con un claro desequilibrio hacia el Oeste, puesto que la mayoría están desplegados en las fronteras europeas y solamente una minoría en el lejano oeste para asegurar la frontera con China. Aunque gran parte del material continúa siendo el mismo del que disponía el Ejército rojo en la década de los ochenta, se están realizando importantes inversiones en la modernización de los carros de combate, vehículos de combate de infantería, vehículos especializados y equipos personales. − La Armada está compuesta por 130.000 efectivos repartidos en cuatro flotas —Norte, Pacífico, Mar Negro y Báltico— y una flotilla en el Mar Caspio. Aunque continúa operando con los mismos buques de la época soviética y muchos de ellos se encuentran en la reserva o en estado de operatividad reducida, Moscú ha emprendido un ambicioso programa de modernización de la flota, especialmente de la submarina mediante la adquisición de nuevos submarinos lanzamisiles de la clase Borey Seguridad y Defensa preparados para lanzar los nuevos misiles intercontinentales R-30 Bulava, supuestamente capaces de penetrar las defensas antimisil estadounidenses. − La Fuerza Aérea está compuesta por 160.000 efectivos y 2.152 aeronaves de distinta tipología (el grueso de ellas procedentes de la Guerra Fría) y con variable nivel de operatividad. Tras las últimas transformaciones, la Fuerza Aérea ejerce el mando sobre las Fuerzas Aerotransportadas y las unidades de Defensa Antiaérea, que anteriormente eran armas separadas. Aunque en general, la modernización del material está siendo muy lenta, en los últimos años se ha logrado mejorar notablemente el alistamiento, disponibilidad y adiestramiento de sus unidades. − La Fuerza de Misiles Estratégicos, con sus 100.000 efectivos, se encarga de los misiles balísticos con base terrestre, y la Fuerza de Defensa Aerospacial con sus 130.000 hombres es responsable de la defensa aérea y antimisil y de operar los satélites militares del país. El resto del personal —en especial oficiales generales— se halla en los inflados estados mayores y en la sede del Ministerio de Defensa ruso. Moscú entiende que sus Fuerzas Armadas son un instrumento esencial para llevar a cabo sus ambiciones internacionales, especialmente en relación con los países de su periferia más inmediata. De esta forma, la denominada Nueva Política Exterior establecida por el presidente Medvédev en 2008 deja bien claro que las Fuerzas Armadas tienen un importante papel que desempeñar en la consecución de los objetivos exteriores del país, tanto defendiendo a los ciudadanos e intereses de Rusia allí donde se hallen como preservando una esfera de influencia en aquellos países en los que Moscú tiene especial interés. Sin embargo, tanto las carencias que todavía arrastran las Fuerzas Armadas como la realidad social y política del Rusia, aún dispone de un gran arsenal nuclear REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 19 país —especialmente tras la controvertida victoria de Vladimir Putin en los comicios de marzo de 2012— amenazan con limitar notablemente esta posibilidad. Además, la necesidad de garantizar la defensa del extenso territorio ruso y la reducida capacidad de proyección de su fuerza impiden a Moscú operar lejos de sus fronteras. Sus carencias en materia de transporte estratégico, proyección oceánica y asalto anfibio —motivadas por su tradicional concepción continental— y sus deficiencias en materia de apoyo imposibilitan el despliegue y sostenimiento de cualquier fuerza de entidad, limitando con ello la posibilidad de emplear el poder militar como herramienta de acción exterior global. Sin embargo, la guerra de Georgia (2008) demostró la capacidad de Moscú para proyectar sus fuerzas militares —especialmente las terrestres— a través de las líneas de comunicación interiores hacia sus zonas de interés, lo que brinda a Rusia una importante capacidad de influencia regional. En la actualidad, Rusia todavía dispone de un arsenal enorme (678 vectores de lanzamiento capaces de lanzar 3.081 ojivas nucleares) que se verá reducido tras la implementación del nuevo Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas (START), que dispone un techo de 1.550 ojivas activas 20 REVISTA EJÉRCITO • N. 860 DICIEMBRE • 2012 Esta capacidad de influencia también depende del arma atómica, puesto que proporciona al país la condición de potencia internacional y refuerza su capacidad de interlocución con el resto de potencias nucleares, en especial con Estados Unidos. En la actualidad, Rusia todavía dispone de un arsenal enorme (678 vectores de lanzamiento capaces de lanzar 3.081 ojivas nucleares) que se verá reducido tras la implementación del nuevo Tratado para la Reducción de Armas Estratégicas (START). Este acuerdo entre Washington y Moscú entró en vigor en 2011 y establece un techo de 1.550 ojivas activas, 800 medios de lanzamiento (de los cuales 700 pueden estar desplegados) y garantiza la libertad de las partes para fijar la composición de su triada nuclear. Igualmente, aunque el país se enfrenta a la obsolescencia de sus misiles y cabezas atómicas (los modelos más modernos entraron en servicio a principios de la década de los noventa y se diseñaron para unos ciclos de vida de 10 a 15 años), existe un ambicioso programa para modernizar los misiles estratégicos de lanzamiento terrestre y submarino. Otra función esencial de las fuerzas nucleares rusas es la de recurrir a ellas cuando las fuerzas convencionales no puedan defender las fronteras o intereses vitales de seguridad, lo que convierte a las armas nucleares en una opción muy valiosa para la defensa de Rusia. Tal y como Moscú se encarga de recordar periódicamente, la estrategia nacional del país sigue considerando posible una invasión de su territorio por los adversarios militares occidentales motivada por la expansión de la Alianza Atlántica hacia el Este. Esta función de defensa territorial ha llevado a Moscú a desarrollar una nueva doctrina de uso de estas armas denominada desescalada, basada en la respuesta flexible y susceptible de emplearse en crisis limitadas. Esta peligrosa doctrina —puesto que rebaja sensiblemente el umbral nuclear— requiere la tenencia de armas nucleares tácticas (para actuar como multiplicador del poder de las fuerzas convencionales), ojivas de baja potencia que puedan instalarse en misiles balísticos y de crucero de largo alcance (como primer aviso frente a una posible acción externa) y de una tríada estratégica capaz de disuadir al adversario de responder con armas nucleares sobre territorio ruso. Seguridad y Defensa Por todas estas razones es posible concluir que la arquitectura de defensa rusa todavía debe recorrer un largo camino para modernizarse y equipararse al estándar occidental. Aunque controvertidas y contestadas desde la esfera militar —renuente a perder su autonomía, poder e influencia frente a elementos civiles y políticos—, las profundas reformas iniciadas durante la década anterior están dando los frutos esperados y en los próximos años se observará una notable mejora en la eficacia operativa del Ejército ruso, considerado por Moscú como un indiscutible elemento de política exterior. − − − − BIBLIOGRAFÍA − BLANK, Stephen (ed): Russian Nuclear Weapons: Past, Present and Future, Carlisle Barracks. U.S. Army Strategic Studies Institute, 2011. − COOPER, Julian: «Reviewing Russian Strategic Planning: the Emergence of Strategy 2020», − NDC Research Review (junio 2012) www.ndc. nato.int/download/downloads.php?icode=338. 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