Suplemento Cultural
CMYK
Nº 329
Responsables
Carlos Ávila Claure
Fernando Arduz Ruiz
Computación textos
Ing. Ricardo Ávila Castellanos
Diagramación
Javier vargas Yevara
Teléfono
591-4-6642967
e-mail
cavila@cosett.com.bo
Tarija 8 de enero de 2006
MITMAQKUNAS DE TARIJA EN EL IMPERIO
INCAICO: CHURUMATAS Y MOYOS MOYOS
Mario E. Barragán V.
I. EL TERRITORIO YAMPARÁ
Durante el último periodo del Imperio Incaico, el territorio situado al
oeste de ciudad de La Plata se encontraba ocupado por una organización sociopolítica local sólida constituida por el kurakazgo de Yamparaez (Barragán. R. 1994:112) pero al
este, hasta el eje Tarabuco-PrestoPaccha, línea fronteriza con el
mundo Chiriguano, la población se
encontraba compuesta casi enteramente por mitimaes provenientes
de diferentes partes, entre ellos:
Canas, Canches y Collas de la región lacustre del Lago Titicaca; Carangas, Quillacas, Charcas y Caracaras del altiplano sur; Collaguas,
Yanahuaras y Chilques de las proximidades del Cuzco y, finalmente,
linajes Incas como los Gualpa Rocas
e Incas en Huata y Paccha, respectivamente.
Por otra parte sin embargo, tanto
al norte, en los valles de Totocala,
Guaycoma, Ucumare, Colpavilque,
Luje, Tina y Quiquijana, como al
sur, en los alrededores de Oroncota,
cerca del río Pilcomayo y en las cercanías de Icla, en Tomina y Sopachuy, se encontraban Churumatas,
Moyos moyos y Lacaxas , cuya identidad y origen no pudieron nunca
ser establecidos, siendo clasificados
como grupos “multiétnicos” (Del Río
y Presta 1984) o “salpicados” (Barragán, R. 1994).
Los datos aportados por los documentos de encomienda de la época
permiten evidentemente establecer
que, para el tiempo de la administración española, tanto los churumatas como los moyos moyos de
Charcas se encontraban repartidos
en diversos lugares asignados a varios encomenderos. Totora, al norte
y Oroncota, al sur, fueron aparentemente los lugares de mayor concentración inicial de los churumatas mientras que Pocona y Aiquile,
al norte, y Tomina y Sopachuy, al
sur, lo fueron de los moyos moyos.
Analizaremos estas ubicaciones
con el mayor detalle posible haciendo notar que, en el caso de los churumatas, habían ramificaciones incluso hasta en los territorios del Tucumán (Espinoza 1986; Doucet,
1993), donde adquieren especiales
caracteres de relevancia debido a
su decisiva intervención en importantes aspectos del acontecer político y social de la época. En este tra-
Plato esculpido en piedra de la cultura "Tarija". Gentileza
del Museo Nacional de Paleontología y Arqueología de Tarija.
bajo solo citamos la relación con este grupo debido a que no encaja
completamente dentro del propósito de la presente publicación.
Analizaremos también, muy particularmente, la incógnita de su
elusivo origen: un misterio que
nunca pudo resolverse pese a que
existían lazos muy sólidos que hubieran podido contribuir a su esclarecimiento. El objeto principal del
presente trabajo es justamente
mostrar esos lazos y la forma en la
cual se concatenan para aclarar esta importante aspecto de la etnohistoria. Mostraremos, al mismo tiempo, el impacto que este movimiento
poblacional tuvo en las culturas de
sus lugares de origen.
II. LOS CHURUMATAS
Se pueden detectar dos grupos
principales de churumatas en territorio yampará:
II. 1. Los churumatas del
pueblo de Oroncota
El pueblo de Oroncota y los churumatas aparecen citados en uno
de los primeros documentos de encomienda expedidos por Francisco
Pizarro en Charcas. El 14 de octubre de 1540, Alonso de Camargo recibe en una de las asignaciones de
su encomienda un: “...pueblo que se
llama Oro(n)cota de mitimaes churumatas e yamparaes e moyosmoyos...” (AGI Justicia 1125, ff. 166 167. En Julien 1997:16-18).
El “pueblo de Oroncota” aquí
nombrado se encontraba ubicado en
las márgenes del río Pilcomayo, cerca de Icla, al suroeste de Tomina y
Sopachuy , a aproximadamente 150
Kms al suroeste de La Plata, en los
alrededores de la llamada ·”fortaleza de Oroncota”, actual hacienda
Turuchipa. Esta fortaleza tenía orígenes pre-incaicos ya que durante
el reinado de Pachacuti, según Sarmiento de Gamboa (1572: cap. 41;
1943:202-203), cuando Amaro Topa
y Paucar Usno, hijos de aquel, iban
conquistando el Collasuyo, encon-
Dr. Mario E. Barragán V.
traron que: “...una confederación de
los naturales de las provincias de
Paria, Tapacarí, Cotabambas, Poconas y Charcas se retiró a un fuerte
de los Chichas y Chuyes” donde esta confederación combatió a los Incas hasta ser vencida (Rowe 1985:
226). Según la relación existente
entre esos personajes y los sucesos
relatados, este acontecimiento podría situarse alrededor del año
1450 aunque es muy probable que
esta conquista hubiera tenido que
ser “renovada” en posteriores incursiones después de la muerte de Pachacuti ya que Betanzos reporta
fuertes combates librados por Topa
Inca en “Urocoto” en forma posterior (Betanzos [1557], Martín Rubio
ed. 1987:157-161).
La “fortaleza de Oroncota” es un
fuerte natural situado entre los ríos
Pilcomayo, Inca Pampa, Viscachani
y Oroncotilla, en la provincia Linares del departamento de Potosí. Según Parsssinen (2003: 169), los valles mencionados se encuentran a
una altura de 2.000 msm pero la
misma pucara o fuerte se ubica en
los 2.800 a 2.900 msm. La datación
de las muestras arqueológicas obtenidas en el curso del estudio que este autor realizó en la zona revela
que el sitio estuvo ocupado desde
por lo menos los años 1.325, muy
anteriores, por lo tanto, a la conquista Inca, la cual pudo haber tenido lugar, según los autores anteriormente indicados, alrededor de
1.450.
2
Cántaro
Domingo 8 de enero
Los Incas habrían ocupado el lugar con “indios
orejones”, vale decir, con mitmaqkunas procedentes de diversos lugares, lo cual podría explicar las
huellas de tantos estilos alfareros en este sitio
(Parssinen 2003: 169). En efecto, la fortaleza de
Oroncota se encuentra coronando una extensa
zona de valles en los cuales pudieron haber cohabitado poblaciones de diverso origen, entre los
que pudieron contarse los churumatas y los moyos moyos mencionados en el documento de encomienda previamente señalado.
que un relicto al cual no se tomaba mayormente
en cuenta para ninguna transacción. La zona original de Oroncota vino después a constituir el repartimiento Condes de Arabate en tiempo de la
administración del virrey Toledo dentro del Corregimiento de Yamparaes (Toledo 1975 [1575]:
29 - 31).
II. 2. Los churumatas de Totora
Existen datos que indican que los churumatas
estuvieron residiendo en otros lugares antes de
la llegada de los españoles. El repartimiento de
Chayanta, gobernado por el kuraka Comsara
(asignado subsecuentemente a Hernando Pizarro) y el de Sacaca, gobernado por el kuraka Yucura (asignado luego a Luís de Ribera) (RAH,
ML, t. 82, fs. 95 y 97), tenían mitmaqkunas colocados por el Incario para el cultivo de la coca y el
maíz en los alrededores de Totora (Schramm,
1993:12).
No existen datos que permitan una presunción
acerca de la cantidad de población churumata
que se encontraba habitando originariamente este lugar ni se conoce cuál fue su destino posterior.
Cabe la posibilidad de que hubieran abandonado
el lugar y se hubieran dirigido a otros sitios por
presión chiriguana de acuerdo a lo testificado por
Martín de Almendras en el juicio entre Juan Ortiz de Zárate y Cristóbal Barba, en 1551 (CGGV,
t. 75: 135):
En 1543, durante la administración de Vaca de
Castro, estos mitmaqkunas fueron “quitados” de
sus kuracas primitivos y “sacados” de sus núcleos originales para ser llevados a otras ubicaciones consignados a otros encomenderos ya que en
esa época los kurakas mencionados presentaron
un memorial en el que piden que estos mitmaqkunas de Totora “...se les mande bolber y restituir i a todos los caciques los mitimaes que solían
tener de coca y maiz antiguamente porque de
otra manera padecera gran trabajo i no se podran
consservar...” (RAH, ML, t. 82, f. 97).
..los indios moyo moyos y Churumatas y los mitimaes se despoblaron por la guerra que los chiriguanaes les hazían y se vinieron a vivir en esta
comarca a ciertos pueblos deste testigo en los terminos de tarabuco y el repartimiento de juan sedano /encomendero de Paccha/ vecino desta villa
se despoblo y vino a poblar a tarabuco...
En todo caso, para 1585 los churumatas no tenían una gravitación muy significativa en la zona ya que don Francisco Aymoro, cacique principal de los yamparáez, no los toma para nada en
cuenta el momento en que procede a la venta de
tierras en aquella localidad (Julien 1995: 123). Se
mantiene no obstante la memoria de su presencia ya que Saignes señala la existencia en el siglo
XVII de un lugar llamado “churumatas” en un
valle afluente del Pilcomayo en un mapa de la
época (Saignes 1982-83) y existe aparentemente
un pueblo “de churumatas” o “paraje de los churumatas” en el valle de Oroncota que conserva
hasta hoy ese topónimo (Barragán, R. 1994: 96).
Parte de los mitmaqkunas que esos caciques
“solían tener antiguamente” en Totora fue asignada a Luís Perdomo, quien recibió “500 churumatas pobres de Tarija...” de Vaca de Castro en
1543 (Loredo 1940: 58). Esos churumatas fueron
no solamente “quitados” por ese mecanismo de
sus primitivos encomenderos yamparaes sino
que también fueron “sacados” de Totora para terminar en los valles de Luxe conforme veremos a
continuacion.
Para comienzos del siglo XVII, el legendario
pueblo: “...Oro(n)cota de mitimaes churumatas e
yamparaes e moyosmoyos...”, no constituía más
Entre estos mitmaqkunas “quitados” y “sacados” de Totora se encontraban no solamente los
churumatas mencionados sino también los
“yndios charcas de Totora” ya que juntos van luego a constituir una unidad de tipo administrativo
en los valles de Luxe. Es muy probable que el
mismo destino hubieran tenido asimismo los moyos moyos puesto que estos estuvieron originalmente residiendo en Pocona, localidad vecina de
Totora, y luego aparecen en las cercanías de Luxe por la misma época. No existen sin embargo
datos concretos que apoyen esta última suposición por el momento.
II.2.1. Los valles de Luxe y la visita de
Juan Gonzáles
Los valles de Luxe se encuentran sobre la vertiente derecha del Río Grande, a unos 150 Kms.
al sur de Totora y a aproximadamente la misma
distancia al noroeste de la ciudad de La Plata. Es
aquí donde Juan Gonzáles efectúa la visita a los
“churumatas e yndios charcas de Totora” en 1560
(Gonzalez [1560] 1990: 6 - 7). Los churumatas se
encontraban en ese momento en “cabeza de su
majestad” pero eran los que estuvieron asignados
a Diego de Villavicencio y al comendador Párraga ya que, en fs. 2, se indica: “...los yndios churumatas que solían estar encomendados en Diego
de Villavicencio e en el comendador Parraga difuntos que ahora estan en cabeza de su majestad
e en su rreal nonbre...”. Correspondían por tanto
a los “...quinientos indios churumatas // pobres //
del valle de Tarija...” que Luis Perdomo recibiera
en encomienda de Vaca de Castro (Loredo
1940:58) y que a su muerte pasaron a los encomenderos anteriormente mencionados por cédula
de La Gasca (AHP, CR 1, fol. 50).
Ya en 1550 o 1552 se encontraban en esa ubicación puesto que Pablo de Meneses, por entonces
corregidor de los Charcas (Barnadas 1973: 608),
tasó a los churumatas que se encontraban en Luxe y Ucumari a sembrar cinco hanegadas de maíz en Luxe y quinze de trigo en Ucumari, dato que
es confirmado por las declaraciones de Gonzalo
Lopez Cerrato (Gonzalez [1560] 1990: 5). Confirmando esta aseveración, uno de los testigos churumatas de la visita de Juan Gonzales indica que
“el doctrinero” que les fue asignado se encontra-
TABLA No. 1
TASA DE TOLEDO (esquemático) VISITA GENERAL DEL PERU
1570 – 1575
VILLAVERDE DE LA FUENTE DE INDIOS CHURUMATAS Y MOYOS
(Toledo 1975 [1575]: 34-36)
CHURUMATAS
ENCOMENDERO
Mujeres
TOTALES
17
0
Muchachos
(17 años abajo)
90
0
252
27
511
337
162
17
90
279
548
TRIBUTARIOS
Viejos e Impedidos
Mujeres
TOTALES
Capitán Cristobal Barba
Gaspar de Rojas
Don Albaro Descobar
Su Magestad
113
131
48
32
5
15
6
1
Muchachos
(17 años abajo)
57
91
38
17
155
202
75
40
330
439
167
90
Su Magestad
(Moyos de Marmolejo)
Gerónimo de Ondegardo
TOTAL
TOTALES
47
3
30
62
142
28
399
551
1
31
48
12
245
335
34
528
807
75
1.243
1.754
Su Magestad
Su Magestad.
Condes de Arabate
(Ayllu churumata. Oroncota)
TOTALES
MOYOS MOYOS
ENCOMENDERO
TRIBUTARIOS
Viejos e Impedidos
152
10
TASA
OBSERVACIONES
Hay pleito entre Lic. Polo y Gaspar de Carrança
OBSERVACIONES
Fueron los de Alonso de Manjarres
Los que fueron de Pedro Ortiz de Zárate
Indios Moyos que tuvo en encomienda Don Pedro
de Cordoba
Más indios Moyos que tuvo en encomienda Marmolejo
Hijo del Lic. Polo de Ondegardo
Domingo 8 de enero
Cántaro 3
Gonzáles Seguín contra Pedro Gutiérrez de Herrera en 1609 en el cual se indica que “... los dichos Yndios churumatas tenían y poseyan las dichas tierras de Tine Luxe y Mochari sembrándolas y cultivándolas por ser cosa suya propia...”
(AHC, MEC 17. 1609; s/f. En Schramm 1993: 34)
Aparentemente, todavía permanecía en Colpavilque un pequeño grupo de churumatas en tiempos de la Visita General del virrey duque de La
Palata en 1683 (AGN, Sala XIII, leg. 18-4-2 padrones de Cochabamba) pero, en los hechos, Colpavilque se fue paulatinamente “despoblando”
después de la Tasa de Toledo.
II.3. Pruebas documentales del origen de
los churumatas
Muchos de los datos que hemos venido analizando sugieren desde luego el lugar de procedencia de los churumatas pero existen otros importantes indicios documentales que indican que los
churumatas eran originarios de los valles de Tarija. La ligazón más directa y temprana entre Tarija y los churumatas la da desde luego la encomienda de Vaca de Castro a Luis Perdomo por el
cual este recibió los: “...quinientos indios churumatas // pobres // del valle de Tarija...” (Loredo
1940:58).
Cultura Tarija
ba en la zona de los valles de Luxe desde por lo
menos 10 años antes de la visita de Gonzáles
(Gonzalez [1560] 1990:.25).
Los 500 churumatas que fueron originalmente
asignados a Perdomo fueron en disminución indudablemente puesto que para el tiempo de la visita de Gonzáles la cantidad de churumatas de
Luxe era mucho menor. Gonzalo López Cerrato
indica que en la visita que se hizo dos años antes
(1558): “...habra dos años visitaron en Ocumare
setenta yndios y en Tina otros tantos adon queste testigo sabe que son muchos mas que le parece
a este testigo que seran doscientos y cincuenta
yndios...” (fs. 5v). Asimismo, el padre Juan Ramírez indica que: “...en tiempos del sargento mayor
Diego de Villavicencio e del comendador Parraga
eran estos yndios en este dicho pueblo de Ucumare trescientos e mas yndios y ahora son quinze o
veinte...”. (fs. 12 ). Esto es confirmado por Myn de
Lora quien indica que en el mismo pueblo de Ocumare: “...en tiempo del dicho Diego de Villavicencio e comendador Parraga este testigo sabe e a vido que los deste pueblo de ucumare eran trescientas personas e ahora son quarenta personas grandes e chicos...” (f. 16 ).
En todo caso, es necesario hacer notar que el
número total de tributarios churumatas que se
encontraban en los valles de Luxe no fue nunca
muy grande; en el mejor de los casos pudo haber
llegado a 250 o 300 de acuerdo a los datos proporcionados en el curso de la visita indicada.
II.2.2. Colpavilque y Villa Verde de la
Fuente. La Tasa de Toledo
Los churumatas de Luxe fueron posteriormente
reubicados por el Licenciado Matienzo y el Virrey
Toledo junto a los moyos moyos en Colpavilque,
una antigua población ubicada en las cercanías
que Matienzo renombró como Villaverde de la
Fuente y que figura como tal en la Tasa del Virrey
Toledo de 1575 (Toledo [1575] 1975:29-31). Matienzo indica, al respecto (Levillier 1922: 480):
“Hallé grandes disoluciones que los encomenderos abian vsado con estos pobres indios moyos y
Churumatas que mas justamente se pudieran llamar esclauos de sus encomenderos porque todos
ellos an seruido personalmente a sus amos (...).
El valle donde se encontraba esta población era
una zona de clima calido situada en las cercanías
de Luxe, en la margen derecha del Rio Grande,
rodeada por la serranía de Carpachaca y lindante con Poroma al Norte - Noroeste, con Presto al
Este y con Mojotoro, Sapse y Pocpo al Sur y Oeste respectivamente (Mallo, 1903:225), a aproximadamente 120 km de La Plata.
Otra prueba de que los churumatas eran en realidad originarios de Tarija la da el documento de
“Visita a los yndios churumatas” realizada por
Juan González el año 1560 (González [1560]
1990: 6) el cual proporciona indicios en varios aspectos. La introducción del documento aclara en
primer lugar la pertenencia de esos churumatas
no dejando dudas acerca de que fueron los que recibiera inicialmente Luis Perdomo y que luego
pasarían a Diego de Villavicencio y al comendador Párraga:
...que andando bisitando de presente a venydo a
su noticia que los yndios churumatas que solían
estar encomendados en Diego de Villavicencio e
en el comendador Parraga difuntos que ahora es
La Tasa de Toledo señala la existencia de los siguientes sujetos churumatas y moyos moyos en
la población de Colpavilque o Villa Verde de la
Fuente, “en cabeza de su Magestad” (Toledo 1975
[1575]:34-36): (Tabla Nº 1).
Como puede verse, los churumatas se encontraban en Colpavilque junto a un grupo importante
de moyos moyos. Los churumatas sumaban 152
tributarios y, en total, contando mujeres, niños y
ancianos, alcanzaban la cantidad de 548 personas
de un total de cerca de 2.000 sujetos que habitaban la misma población ya que los moyos moyos
sumaban 1.243 personas.
II.2.3. Destino final de los churumatas
de Colpavilque
Es necesario mencionar que la presencia churumata en Colpavilque se mantenía todavía en
1586, año en el que el cacique Diego Morasi figura como representante de los Churumatas y moyos de Colpavilque entre los firmantes del Memorial de Charcas (AGI Charcas 44 y ANB EC 1586
No. 6). Incluso en 1607, fecha de la revisita de
don Alonso Ortiz de Maldonado a esa población,
los churumatas sumaban 344 personas (AGN, Sala XIII, leg. 18-4-2 padrones de Cochabamba).
Schramm cita asimismo un juicio de Hernán
Dr. R. Raffino sobre el puente Inka en Ñoquera
4 Cántaro
Domingo 8 de enero
lamente se encontraban en ese lugar los churumatas que fueron asignados originalmente a esa
zona sino que cada cuatro meses venían “veynte
y dos yndios” de Tarija a suplir a los que se enfermaban o morían.
Estas constituyen indudablemente constataciones de la mayor importancia para aclarar el origen real de los Churumatas y es una opinión a la
que se suscribe Schramm (1993:6). El porqué del
silencio de los propios jefes Churumatas con relación a su origen cuando les preguntaban sobre este punto es realmente sorprendente, quizás se
debió al temor que pudieron haberles infundido
desde los tiempos del Imperio Inca, cuando desempeñaban un papel indudablemente “represor” como parte de los ejércitos “de conquista” del
Imperio.
III. MOYOS MOYOS
III. 1. Caracterización
Los moyos moyos, moyo moyos, moyos o, incluso, mochos, representan un grupo enigmático al
que se lo encuentra en espacios y tiempos de lo
más extraños. Renard de Casevitz menciona que
luego del sitio del Cuzco, encontrándose Manco
Capac en Ollantaytambo, mandó entregar a unos
indios: “moyo-moyo, andes... diez españoles pressos...para que despedaçados los comiesen...” (Tiu
Cusi Yupanqui [1570]1973: 82, 91. Renard de Casevitz 1981, X. No. 3 - 4:122). No se aclara el origen ni de los “andes” ni de los “moyo-moyos” pero, indudablemente, no parecen haber sido originarios de la zona donde se los menciona sino que
habrían sido “importados”, quizás en calidad de
“mitimaes” de otro lugar ya que se les endilgaba
una antropofagia que no podía ser practicada por
el pueblo inca, vale decir, que los incas consideraban a esos grupos como colocados para cumplir
servicios que ellos mismos no podían hacer.
Es muy probable que estos moyos moyos hubieran sido restos de los ejércitos de moyos moyos
que participaron en la conquista de los chachapoyas en Quito ya que, según el cacique Aymoro,
sus ascendientes habrían participado, junto con
los ejércitos chichas, en esa conquista. El Memorial “Curacas de Charcas” indica:
Ansí mismo como estas dichas cuatro naciones
como fueron gentes tan valerosas y belicosas que
par los dichos ingas los hauían conquistado y ganado munchas tierras desde la gran ciudad del
Cuzco hasta Guayaquil y Popayán e más adelante...(AGI Charcas 44 y ANB EC 1586 No. 6. Memorial de Charcas. Párrafo 4:)
tan en cabeza de su majestad e en su rreal nonbre los tienen a cargo los oficiales rreales que rresiden en el asiento de mynas de Potosí... (f. 2)
En segundo término es el propio González el
que se encarga de aclarar el origen de los churumatas indicando que (f. 2.): “...los yndios churumatas (...) son yndios pobres e sacados del valle
de Tarija do es su natural...”. Uno de los testigos,
Gonzalo López Cerrato indica, asimismo (f. 6 - 7):
...que el natural de todos estos yndios churumatas es el valle de Taryxa y que ellos están agora poblados en muchas partes que son en las que
tiene declarado en la primera pregunta y que no
tienen tyerras suyas salvo en el valle de Tarixa y
es parte a donde este testigo a oydo dezir a los
yndios e a los dichos caciques ques muy buena
tierras y sana para ellos y de gran aparejo para
sementeras y para cryar ganados e que los sacaron del dicho valle contra su voluntad....
Añadiendo, además:
...y a este testigo le parece que les serya gran
bien a los dichos yndios bolbellos al dicho valle de
Tarixa su natural porque andando por aca se
desmynuyen por algunos que an quedado en el
dicho valle de Tarixa y Oychyna vienen veynte y
dos yndios de quatro a quatro meses al beneficio
que tiene declarado en la primera pregunta y que
en este venyr se mueren muchos por ser tan lexos
y continuo el trabajo del camyno y falta de comyda que traen...”
Por estas declaraciones se puede ver que no so-
Lizárraga (1928 [1605]: 209) tiene un pésimo
concepto de ellos: “...barbarisimos en extremo, y
holgazanes, más bárbaros que los [urus] de la laguna de Chucuito... No creo se ha descubierto, ni
hay en este Peru, gente mas barbara...”. Es muy
posible que estos mitimaes hubieran sido utilizados por los Incas no solamente para defender la
frontera contra los bárbaros del exterior sino
también para someter y vigilar a las etnías del
interior, de fidelidad siempre vacilante, impidiéndoles por ese medio establecer eventuales
alianzas con enemigos exteriores.
Se encuentra completamente establecido por
otra parte que los moyos moyos jugaron un importante papel en el cerco que impusieron las tribus locales a Gonzalo Pizarro en Cochabamba a
fines de 1538 ya que el cacique moyo Taraque es
uno de los que presta rendición ante los españoles junto a los caciques Anquimarca y Torinaseo
de los chichas (que pudieron en realidad haber sido churumatas), Comsara de los yamparaes y el
Domingo 8 de enero
mariscal inca Tiso, según los despachos de Francisco Pizarro (27 de febrero de 1539), Valverde
(20 marzo 1539) e Illán Suárez de Carvajal (25
marzo 1539) citados por Hemming (1970:582).
III. 2. Los moyos moyos en el Imperio Incaico
En tiempo de los Incas los moyos se encontraban en Charcas residiendo en varios lugares pero, sobre todo, en dos ubicaciones principales: en
Pocona y Aiquile, al norte y, por otra, en Tomina
y Sopachuy, al sur.
III.2.1. Los moyos moyos de Pocona y Aiquile
Se encuentran primitivamente moyos moyos
tanto en Aiquile (Toledo 1975 [1575]:37) como en
Pocona ya que es justamente en este sitio donde
Tiso hizo matar a Apu Chalco Yupanqui cumpliendo ordenes del Inca Manco acusado de haber
sido “demasiado colaborador con Almagro”:
“Mango Inga hijo del dicho Guaina Capac...
mandó a un su capitán llamado Tisoc que llevase
mucha gente de guerra consigo y castigase y matase al dicho gobernador y capitán general Chalco Yupanqui Inga ...en el pueblo de Pocona...”(Memorial de la Familia de Capac Yupanki,
1805. En Santos Escobar 1987).
Conforme indicamos, es muy probable que el
reclamo de los kurakas Comsara y Yucura de que
se les devolvieran los mitmaqkunas que originalmente tenían para el cultivo de la coca y el maíz
en los alrededores de Totora (RAH, ML, t. 82, fs.
95 y 97) hubiera incluido a moyos moyos ya que
estos aparecen posteriormente, de manera inexplicable, en Colpavilque, muy cerca de los indios
churumatas e indios charcas de Totora que fueron a dar a esos valles por la misma época.
III.2.2. Los moyos moyos de Tomina y
Sopachuy
Se sabe, asimismo, que los moyos moyos se encontraban igualmente en Tomina y Sopachinia
(actualmente Sopachuy) ya que Martín de Almendras indica, en un juicio entre Juan Ortiz de
Zárate y Cristóbal Barba, en 1566 (CGGV, T. 75:
135): “... los dichos indios moyos-moyos ... estaban poblados diez e siete leguas desta ciudad poco mas o menos en frontera de los cheriguanaes
que los thenia puestos el inga para rresistir a los
cheriguanaes en el valle o pueblo llamado tomina
y sopachinia ...”.
Es muy probable que estos grupos hubieran
cambiado en cierto momento de lugar de residencia ya que el mismo declarante indica, a continuación:
...por el año de quarenta e uno e quarenta e dos
vinieron los dichos cheriguanaes sobre los dichos
yndios moyos moyos y les mataron el cacique
prencipal ... e por esa causa se salieron é despoblaron ... e agora estan poblados donde la pregunta dize que sera ocho leguas poco más o menos
desta ciudad...(Tarabuco y Pajcha).
III. 3. Los moyos moyos en la colonia
Una de las primeras referencias a este grupo en
Charcas es el título de encomienda otorgado por
Francisco Pizarro a Martín Monje en el cual se
establece lo siguiente: “...E mas A las espaldas de
Cántaro 5
Cochabanba ciertos yndios quese llaman mochos
con el señor prencipal que tienen otuvieren...”
(AGI Justicia 1125. En: Medina 1895, VII:337 355) pero también se los nombra en una de las
asignaciones de la encomienda de Camargo: “...el
pueblo de Oroncota de mitimaes churumatas e
yamparaes e moyosmoyos...” (AGI Justicia 1125,
ff. 166 - 167 en Julien 199716-18). Camargo recibió adicionalmente, en la misma encomienda:
“trezientos yndios sujetos al cacique Quimo dondequiera que estuvieran poblados”. Estos indios
eran en realidad moyos moyos debido a que, conforme veremos, el cacique Quimo que nombra el
documento es cacique de los moyos moyos. No incidiremos sin embargo en el análisis de este aspecto en este momento.
En los territorios del Collao es posible encontrar referencias a los moyos moyos en los más diversos lugares y situaciones. Para la época de la
Tasa de Toledo existían todavía moyos en Aiquile
y en la encomienda de Vivanco en Pocona (Toledo
1975 [1575]:37) y es posible también que algunos
Moyos residieran en otros lugares de Cochabamba, principalmente en Sipesipe y Totora (Gisbert
1982:29).. Según Saignes, fueron aparentemente
moyos los que mataron a D. Alemán en la montaña de Cochabamba, en los pueblos de Yuroma, en
1564 (Saignes 1985:61.).
Algo más hacia el sur, en pleno territorio chuquisaqueño actual, se encontraban moyos moyos
en Colpavilque y muy cerca, al oeste, en Moromoro, en la encomienda de Pablo Meneses
(Schramm, 1993 : 8). En Quiquijana habitaban
los moyos que fueron
6
Cántaro
Domingo 8 de enero
Camino a Tariquia
adjudicados a Pantoja (Mujía s/f:501) y varios
grupos de moyos moyos habitaban los valles situados al sur del río Grande. Se los encuentra,
por ejemplo, en las encomiendas de Don Pedro
Portugal, que tenía killakas y moyos (Maurtúa
1906/IX:7) y de Martin de Almendras, que tenía
una mitad de Tarabuco y parte de los karankas
(RAH, M, t. 47, fols. 56-58). En las cercanías, en
Camocamo, Rodrigo de Orellana se sirvió de otro
grupo de moyos por encomienda de Francisco Pizarro (RAH, ML, t. 82, fol. 96).
Los moyos moyos muestran indudablemente
una ubicuidad muy grande lo cual sugiere que su
número era considerable. Dan lugar a que en muchos casos se los cite inclusive como si constituyeran un sitio o como si estuvieran en un lugar de
forma permanente ya que se indica, por ejemplo:
“...en moyos...”. Se los encuentra desde el Cuzco,
al norte, hasta Atacama, al sur; tanto en los climas fríos del Altiplano como Carangas, hasta los
cálidos valles de Cochabamba, principalmente en
Pocona, que parece haber sido su lugar de residencia principal. En último término se sitúan en
la población de Colpavilque que ya nombramos
donde los encuentra la visita de Gonzáles en 1560
y, luego, la Tasa de Toledo en 1575.
Colpavilque. El mismo Cristóbal Barba, el encomendero a quien Ortiz de Zárate sindicaba de
apropiarse de sus juríes de Tarija, figura como
uno de los testigos en la población de Colpavilque
pero en ningún momento menciona a los moyos
moyos pese a que era depositario de una cantidad
grande de ellos (ver Tabla No. 1).
Sin embargo, muy sugestivamente, la foja No. 2
del documento de la visita de Gonzáles tiene una
referencia expresa a los moyos moyos puesto que
señala: “...los moyos...” sin ninguna otra explicación adicional, como si algo o alguien hubiera impedido que se lo hiciera, lo cual indica desde luego que el redactor del documento conocía la existencia de los moyos moyos pero que se le impidió
tomarlos en cuenta en la visita. Nadie vuelve a
referirse a ellos en el resto del documento, como
si se los hubiera ignorado a propósito, hecho que
no concuerda con las observaciones que hizo Matienzo para justificar la fundación del pueblo de
Villa Verde de la Fuente en lo que era anteriormente el pueblo de Colpavilque ya que, conforme
vimos, este dispuso que: “... los indios moyos y
churumatas, .que mas justamente se pudieran
llamar esclauos de sus encomenderos...” (Levillier 1922: 480) fueran residenciados en esa población donde los encuentra la Tasa de Toledo.
III.4. Los moyos moyos y la visita de Gonzáles
Resulta muy sugestivo el hecho de que la visita
de Juan González a “los yndios churumatas y
charcas de Totora...” en 1560 (Gonzalez [1560]
1590), no hubiera incluido a los moyos moyos
puesto que en ese momento existía una cantidad
considerable de ellos en la cercana población de
III. 5. Los moyos moyos en Colpavilque. La
Tasa de Toledo
La Tasa de Toledo en 1575 encuentra a los moyos moyos en la población de Colpavilque pero no
se conoce desde cuándo se encontraban en esta
ubicación. Conforme dijimos, es muy posible que
hubieran llegado a ella por el mismo mecanismo
que citamos para “los churumatas e yndios charcas de Totora”: “quitados” de sus primitivos encomenderos y “sacados” de los lugares donde se encontraban para ser residenciados en las cercanías
de los valles de Luxe.
Como puede verse por los datos de la Tasa de
Toledo (Tabla No. 1), los moyos moyos representan un grupo mucho más numeroso que el de los
churumatas en Colpavilque puesto que llegaban
a 399 tributarios mientras que los churumatas
eran solo 152. El número total de moyos moyos en
esa población era, según esos mismos datos, de
1.243 personas, contando niños, mujeres y ancianos. No toma desde luego en cuenta los que se encontraban dispersos en otras localidades.
III. 6. Origen de los moyos moyos
La encomienda concedida a Francisco de Retamoso en enero de 1540 (AGI, Justicia 1125, pp.
46ss. En Julien 1997:1), una de las primeras otorgadas por Francisco Pizarro en el Collao, comprendía: “...las provincias de Carangas, Chichas y
Tarija...”. El documento enumera las poblaciones
que encontraron los españoles en el curso de la
“entrada” que Pedro de Candia realizó desde Larecaja a Tarija en el segundo semestre de 1539
(Grájeda [1539], en Barragán, M. 2001: 208-283),
especificando no solamente el nombre de las poblaciones que encontraron sino también el de los
caciques o kurakunas y la cantidad de habitantes
en cada una de ellas salvo en la provincia de Tarija, en la que solo menciona la cantidad de “casas” porque no se encontraron habitantes en
Cántaro 7
Domingo 8 de enero
ellas. La única referencia es la que corresponde al
pueblo de Chaguaya que habría estado habitado
“supuestamente” por juríes.
Esta suposición es indicativa no solamente de
que los integrantes de la tropa de Pedro de Candia que llegaron a Tarija no encontraron informantes de la zona que pudieran darles noticia
acerca de quienes la habitaban sino también que
los pocos datos que pudieron recabar provenían
probablemente de lo que los guías chichas o carangas que recogieron a su paso por los territorios
respectivos pudieron transmitirles. Estos tenían,
indudablemente, una visión “externa”, es decir
propiamente “inca” o “aymara” que se refleja en
este denominativo ya que estos calificaban de forma general como “juríes” a los habitantes de las
zonas ubicadas en los territorios al sur del Collasuyo (Karsten 1968 [1905]:47-48) cuando, en realidad, los habitantes de esas regiones eran “moyos moyos”.
Esta desinteligencia es la que ocasiona un prolongado juicio que inicia Juan Ortiz de Zárate, sucesor de Retamoso en la encomienda de Tarija, a
Cristóbal Barba por la posesión de los indios que
Zárate aseguraba que eran juríes y, por lo tanto,
le correspondían, mientras que Barba pensaba
que eran moyos y también los pretendía.
En la parte introductoria del juicio se menciona a los capitanes o caciques Tusive y Pocotas que
eran los jefes, “juríes” para unos, “moyos” para los
otros, de la disputa motivo del juicio. Uno de los
testigos, Don Hernando Bimi, cacique principal
de los Chichas, aclara este punto en sus declaraciones hechas en Potosí el 17 de marzo de 1551 indicando que: “... los caciques Quino y Aricoya eran
principales en el Valle de Tarija. Tusive y Pocotas
(ahora en Colpabilque) eran sujetos a estos en Tarixa, dijo que son naturales del Valle de Tarija ...”
(CGGV, t. 75: 190). Vale decir, por lo tanto, que los
caciques Tusive y Pocotas eran procedentes de
Tarija ya fueran considerados “juríes” o “moyos
moyos” y se encontraban en Colpavilque el momento en que se tomaron esas declaraciones.
Por otra parte, sin embargo, dado que estos dos
caciques no figuran en ninguna de las declaraciones de la visita de González a los churumatas de
Tarija que se encontraban en Luxe, es posible
concluir que debieron haber sido caciques no de
los churumatas, quienes fueron el objeto específico de la visita de Gonzáles, sino de los moyos moyos, los cuales sí se encontraban en Colpavilque
pero son ignorados en esa visita por las razones
que anotamos.
Por todo lo indicado, tanto los caciques Quino y
Aricoya como Tusive y Pocotas, sujetos a ellos y
por entonces en Colpavilque, eran “moyos” provenientes de Tarija que se encontraban en Colpavilque bajo la dependencia de Barba. La confusión
se originó por lo tanto en el hecho de que la nominación de “juríes” que se les aplicó en el documento de encomienda a Retamoso que citamos no correspondía a la realidad y estaba equivocada. Ortiz de Zárate era probablemente consciente de este extremo pero no podía hacer nada al respecto
puesto que su documento de encomienda no citaba para nada a “moyos moyos” sino a “juríes”.
En definitiva, por lo tanto, los moyos moyos que
se encontraban regados en tantos tiempos y espacios diferentes tenían a los valles de Tarija como
solo y único lugar de origen manteniendo con los
churumatas y otros grupos originarios del mismo
lugar relaciones muy íntimas sin llegar, sin embargo, a identificarse plenamente con ninguno de
ellos, es decir que se mantenían juntos siempre
pero no “unidos” y, ni siquiera, mezclados, lo cual
es un importante indicativo acerca de su identidad recíproca.
IV. OTRAS ETNIAS RELACIONADAS.
Varias otras etnias se encuentran relacionadas
con los churumatas y moyos moyos de forma tan
persistente que se suscitan interrogantes acerca
de una posible relación entre todas ellas pese a
que no existen datos exactos acerca de sus orígenes y procedencia. Esta relación se establece sobre todo con los juríes o sueres y los lacaxas o lacasas, que aparentan ser de la misma etnia si no
parcialidades de la misma etnia. No entraremos
al detalle de estas relaciones en este momento pero puede ser útil referirse a la cita que hacen
Mercedes del Río y Ana María Presta de que en
los Padrones de la Visita del Duque de La Palata
en Cochabamba en 1684 (del Río y Presta,
1984:242) se habrían encontrado los ayllus: Churumata, Suyre, Lacasa, Lacaxa Moyo y Moio, haciendo pensar que las diversas etnias provenientes de Tarija se hubieran ido paulatinamente decantando en sus primitivos componentes de forma natural.
V. CONCLUSIONES
La conclusión principal que se puede extraer de
todo este análisis es que los churumatas, los moyos moyos y, posiblemente también, los lacaxas y
juríes, que se encontraban en el universo yampará, tanto al norte como al sur de La Plata, fueron
mitmaqkunas de los incas que provenían de los
valles de Tarija y que fueron sacados por ellos
“contra su voluntad” para formar parte de los
ejércitos que utilizaron para sus conquistas y para guardar las fronteras incas de los avances chiriguanos así como para el cultivo y explotación de
diversos productos.
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Es necesario señalar asimismo que el traslado
de estos mitimaes se hizo no solamente con las
personas que entraban en “servicio” sino con todos los componentes de la organización social implicada, significando el éxodo de pueblos enteros,
con hombres, mujeres, niños y ancianos, hacia
ubicaciones inciertas y dejando todo el territorio
que anteriormente habitaban completamente
deshabitado, razón por la cual los primeros españoles que llegaron a Tarija subsecuentemente a
la conquista española no encontraron habitantes
en la zona (Barragán, M 2001:58, 59).
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Como lógica consecuencia, toda la floreciente
cultura desarrollada por los pueblos que habitaron los valles de Tarija, reflejada en la extraordinaria riqueza de sus restos arqueológicos, la sofisticada red de caminos que cruzan su territorio
en todas direcciones y la adelantada organización
social, política y económica de la cultura local que
mereció el calificativo de “Cultura Tarija” (Ibarra
Grasso 1953: 126 - 129), desapareció sin siquiera
dejar memoria de su existencia, haciendo ver que
la aureola de “Imperio Socialista” que se pretende dar al Imperio Inca: “benévolo, caritativo y
considerado”, no es más que una máscara debajo
de la cual se ocultan los enormes daños que causó a las sociedades a las cuales conquistaba, imponiendo condiciones inhumanas y provocando,
como en el presente caso, un verdadero etnocidio
que tuvo incalculables consecuencias negativas..
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