BOOK REVIEWS
DOI: 10.5325 / CALIOPE.25.2.0256
Honesto y entretenido sarao (Primera y segunda
parte). María de Zayas y Sotomayor. Ed. Julián
Olivares.
Zaragoza: Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2017. PB.
901 pp. ISBN: 978-84-16935-18-5.
E MR E Ö Z ME N
UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA
En las últimas décadas el interés hacia María de Zayas está en auge. En la
base de datos BIESES (Bibliografía de escritoras españolas) donde —aparte
de suministrar otros datos muy valiosos— recopilan los estudios sobre varias figuras femeninas desde la Edad Media hasta 1800, Zayas aparece como
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CALÍO PE (25/2-2020)
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pedagogically motivated Latin dictionaries to the search for vernacular roots
by German and Dutch lexicographers. Without going more deeply into the
development of Art, Gemüt, and Sinn, on the German side, and Aard/aert,
geest, and sinrijck, on the Dutch side, what sets the Teutonic languages apart
from the Latinate derivatives is how each German term represents only one
“branch of the family tree of ingenuity” (159).
The chapter on English wit begins with David Abercromby’s 1685 A Discourse of Wit, which provides a witty non-definition of wit by mentioning virtually every accepted definition while judging that they all miss the mark. Like
German, English has native keywords that do not come from Latin, such as
wit and cunning; unlike German, it also adopts the Latin forms of ingenuity and
genius. What also sets English apart, other than the lateness of its major lexicographical projects—the most substantial of which, Johnson’s Dictionary, is not
published until 1755—is its openness to neologisms and borrowed words. For
example, it is surprising to learn that the number of words available to English
speakers more than doubles between 1500–1650 (199).
All in all, Logodaedalus is a cunning and vast example of how the study of
a single theme—or word, in this case—can lead scholars into unexpected and
incredibly enlightening directions, overturning assumed knowledge in some
areas while providing important nuance to others. Although I highly recommend reading the whole book, the way it is organized easily allows the reader
to treat it much like a dictionary and to dip into different chapters or subsections for more specific purposes. It is a well-conceived and ingenious study
that is exemplary, really, from beginning to end.
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CALÍOPE (25/2-2020)
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la segunda autora con mayor número de fichas dedicadas a ella, después de
Santa Teresa. Eso significa que los investigadores están produciendo estudios
sin descanso sobre varios aspectos de la autora. Se publican libros con la hipótesis de que es un hombre quien escribe bajo el seudónimo María de Zayas,
basándose en las palabras de una de sus protagonistas de ficción y en los tópicos de un vejamen académico (Rosa Navarro Durán, María de Zayas y otros
heterónimos de Castillo Solórzano, Universidad de Barcelona, 2019). La autora
se convierte también en la protagonista ficticia de las novelas “históricas” de
reciente publicación (Herminia Luque, Amar tanta belleza, Sevilla, Fundación
José Manuel Lara, 2015). Y cabe destacar que en el siglo pasado TVE ya puso
en pantalla su avatar como una mujer mayor y vestida de negro (en el capítulo
XI de la serie El jardín de Venus, emitida en la temporada 1983–84, dirigida por
José María Forqué).
Sin embargo, todavía no le han dedicado un capítulo en El Ministerio de
Tiempo, como hicieron con Cervantes o Lope de Vega. No sería sorprendente
que se creara una cuenta de Twitter en las redes sociales (como hacen para
Quevedo en @Quevedo 2.0) y convertirla en una “fenómeno”. Y algo similar
puede observarse, siguiendo la bibliografía de BIESES, en el ámbito académico, donde la autora se ha convertido en un icono de la crítica feminista. No
cabe duda de que hay aspectos profundamente interesantes en esta actualización de la figura de Zayas. Sin embargo, con toda esa popularidad quizá se nos
van de las manos su específico valor literario y la estrategia narrativa con que
se perfila en sus obras frente al modelo genérico de las colecciones barrocas
de novela corta.
Por eso la edición de Julián Olivares es de la mayor importancia, y esta se
inicia al recuperar los términos y títulos con los que la autora que quería denominar su obra, algo que, a nuestro juicio, apunta al núcleo de la propuesta
zayesca para la construcción novelística. Un ejercicio de filología y bibliografía
material al servicio de la crítica literaria, apoyada ahora en un texto (incluidos
sus paratextos) más fidedigno. Olivares comenta al principio de la edición que
su objetivo es “primero la reconstrucción del texto ideal de las Novelas amorosas y ejemplares de 1637, tal y como Zayas la concibió y tituló originalmente:
Honesto y entretenido sarao. Y, segundo, designar el mismo título para la Parte
segunda del sarao y entretenimiento honesto de 1647” (xiii), y publicar las dos
partes con el título Honesto y entretenido sarao. Esto constituye la primera y una
de las más importantes novedades de su trabajo de investigación.
Para mostrar las profundas modificaciones que la obra de Zayas sufrió
durante unos cuatro siglos, el investigador explica “Cómo se hacía un libro en
el siglo de oro?” (xvii–xxii) y en el apartado “María de Zayas en las manos de
sus libreros” (xxii–l) detalla el proceso socio-literario de la publicación de los
dos volúmenes, para que el lector entienda mejor algunas “inconsistencias” de
la princeps y de las ediciones siguientes.
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CALÍO PE (25/2-2020)
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En 1637, en la imprenta del mercader de libros Pedro Escuer, salió a la luz
el primer volumen de la obra de Zayas, no con el título que la autora le había
dado a su obra y con el que había solicitado la licencia en 1626 (Honesto y entretenido sarao), sino con el de Novelas Amorosas y Ejemplares. Según Olivares,
Escuer “percibió la necesidad de cambiar el título para que la comercialización
de la obra tuviese mejor acogida y recepción” (xxviii). En otras palabras, para
garantizar el éxito de su inversión el librero escogió un título más atractivo.
Aunque el rótulo cambia en la portada, dentro del texto María de Zayas sigue
aludiendo a la obra con su denominación original: “Dando fin a la quinta noche y yo a mi Honesto y entretenido sarao prometiendo segunda parte aquí . . .”
(411). Y no solo en las referencias internas; en su segundo libro, publicado en
1647 como continuación de su primera entrega, prefiere referirse al primer
volumen con la designación inicial: “Para el primero día del año qued[aron]
en la Primera parte de mi Entretenido sarao, concertadas las bodas de la gallarda
Lisis con el galán don Diego . . .” (431) o “convidó a todos los caballeros y
damas citados en la Primera parte . . .”(435).
La tensión provocada por el cambio no acaba con el título de la obra, sino
que sigue en los títulos dados a las diez narraciones dentro del marco narrativo. Si bien que cada título lleva la coletilla “novela primera, novela segunda,
novela tercera” en la edición de 1637, la escritora denomina estos relatos como
“maravillas” en el cuerpo del texto: “Cada noche se contase dos maravillas . . .
(22)”; “El nombre, hermosísimas damas y nobles caballeros, de mi maravilla es
Aventurarse perdiendo . . .” (27), “ha probado en su maravilla la firmeza de las
mujeres . . .” (27). Cabe mencionar que la elección de esa palabra no es fruto
de un capricho. En la “Introducción” de 1637 la autora subraya que el término
“maravilla” se utiliza porque “con este nombre quiso desempalagar al vulgo
del de novelas, título tan enfadoso que ya en todas partes le aborrecen” (22).
Por otro lado, Julián Olivares explica en su “Introducción” las tres posibles
razones por las que Zayas evita el término novela y lo sustituye por maravilla.
“En primer lugar, se ajustaba perfectamente a la estética de la época”, según
la cual la obra ha de admirar, asombrar y “maravillar al lector” (lxvii). En
segundo lugar, “en oposición a la novela de autoría masculina e ideología misógina, con maravilla” la autora quiso describir “las acciones heroicas de las
protagonistas que (. . .) enfrentan las barreras del patriarcado y se vengan para
establecerse como sujetos con agenciamiento” (lxvii). Y, por último, porque el
término permite “realzar la ejemplaridad de las narraciones y de mover a las
damas, y a las lectoras de la Primera parte, a reclamar el derecho a la cultura y
tomar las medidas necesarias para defender su honra y vida” (lxviii). Por estas
contradicciones Olivares califica de “intricada y misteriosa” (xxvii) la transmisión de la obra de Zayas —tanto en la entrega de 1637 como en la de 1647—
desde su creación a la impresión. Al resolverlas pone bajo el foco crítico otra
de las peculiaridades de una propuesta narrativa original.
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CALÍOPE (25/2-2020)
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En 1647, la Segunda parte se publica a costa de la viuda de Matías de Lizao,
Inés de Casamayor, en Barcelona. Esta vez, en lugar de publicar el libro bajo el
título de Segunda parte de honesto y entretenido sarao, Inés de Casamayor alteró
el orden de las palabras y puso como título Segunda parte del sarao y entretenimiento honesto. A efectos de recepción y consumo, el título por sí mismo presenta un inconveniente, al dejar al lector desconcertado y con un interrogante:
“¿Dónde está la primera parte?”, sin saber que la primera parte se llamó en la
imprenta Novelas amorosas y ejemplares.
No sería erróneo decir que estos acontecimientos desafortunados contribuyeron a una lectura distorsionada y, por ello, al gran olvido de las obras
de María de Zayas. Hasta llegar al siglo pasado, su obra va perdiendo charm
a los ojos de lectores e investigadores, mientras la confusión en el título se
multiplicaba. En 1948, Agustín González de Amezúa publicó la edición de
la primera parte, basada en la segunda edición de 1637, corregida por María
de Zayas. Y la Segunda parte fue publicada bajo el rótulo Desengaños amorosos en 1950. Sin embargo, como destaca Olivares, González de Amezúa usó
“como texto base la segunda edición de Barcelona, que reproduce la estructura caótica de la editio princeps además de introducir variantes, adiciones y
manifestar omisiones” (xlix). Y en 1972 se publicaron las dos partes juntas
bajo el rótulo Novelas completas, y la editora María Martínez del Portal afirma
que reproduce los textos de Amezúa, pero omitiendo los preliminares de la
Primera parte (xcv, n.10). Hubo que esperar hasta 1983 para que Alicia Yllera
prepara la edición de la Segunda parte con el título de Desengaños amorosos y
con base de la edición príncipe, respetando el orden y espacio temporal de
los “desengaños”; y al año 2000 para que Julián Olivares preparase la edición
de la Primera parte con el título de Novelas ejemplares, aunque curiosamente
esta referencia queda omitida en la edición que comentamos, en la lista de
ediciones previas (xci–xcvi), quizá porque el editor ha cambiado sus criterios
de edición. Cabe destacar también la edición de las dos partes en 2001, con
el título de Obra narrativa completa. Novelas amorosas y ejemplares. Desengaños
amorosos, por Estrella Ruiz-Gálvez Prieto, donde Olivares destaca unos graves
problemas de edición (xcvi). Y, por último, una edición de las dos entregas en
versión electrónica se publicó en 2012 y 2014 respectivamente por Enrique
Suárez Figaredo. Desafortunadamente, estos trabajos también usaron títulos
ajenos al deseo de María de Zayas, que persiguieron a sus obras como una
maldición cuatro siglos después de su publicación.
¿Por qué María de Zayas quiso de manera tan persistente conservar el
título original de esas colecciones y no prefirió gozar de la popularidad del
primer volumen y publicar la segunda parte con el mismo nombre de 1637?
Julián Olivares subraya en el tercer capítulo de su “Introducción” (l–lv) la
función del título general y de los internos (“maravillas” y “desengaños”) y
su relación con las continuidades y rupturas con la poética de la novela corta
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de su época. Para explicar la estrategia narrativa de Zayas, el editor usa el término “horizonte de expectativas” en el sentido que le da Hans Robert Jauss
en Toward an aesthetic of reception (1982) y añade que “cada género establece
un compuesto de criterios y convenciones, y con ellos, una ideología, que el
lector trae al texto y que espera en la lectura. Cuando se quiebra este horizonte
de expectativas, se presencia una evolución del género y, frecuentemente, una
respuesta a la ideología que lo informa o una modificación de la misma. Así, el
Quijote quiebra las expectativas del lector . . .” (lxiv, n. 92).
Esta nota, que en mi opinión tendría un lugar más adecuado en el cuerpo
del texto, explica a la perfección el “desvío” de Zayas de los modelos heredados y su búsqueda de una voz propia en el campo literario mediante la sutil
alteración del modelo genérico, ya desde el propio título.
En este punto, cabe destacar la importancia de las notas a pie de página, con
las que se hace patente de nuevo el meticuloso método de trabajo de Olivares. El
investigador no se limita a trabajar en las bibliotecas y archivos, sino que también
comparte con el lector, en sus notas, el proceso de la “construcción del texto ideal”
a través del intercambio de opiniones con otros investigadores por correspondencia electrónica (xxx, n. 50; xliv, n. 70) o al mencionar su intento de encontrar el
acta de defunción de Zayas contratando al equipo investigador EblaManuscrita,
que desgraciadamente no tuvo éxito (xlviii, n. 76). Gracias a estas notas el lector
aprecia el empeño que impulsa el proceso de investigación de Olivares.
Por otro lado, la novedad que supone la recuperación del título original
viene acompañada con una cuidada modernización del texto y con una biografía bastante amplia y satisfactoria, que puede guiar a los interesados en el tema,
aunque no recoge muchos trabajos sobre Zayas realizados en la última década.
En conclusión, con la propuesta editorial de Olivares las dos partes del Honesto y entretenimiento sarao muestran una unidad meticulosamente pensada,
como hizo Cervantes en su Quijote, y apoyada tanto por el marco narrativo del
sarao como en la distinción de “maravillas” y “desengaños”. La serie posterior
de ediciones basadas en la contrahecha y/o en impresiones con cambios en los
paratextos, en el orden de las narraciones y en el título, “mutiló su creación
y silenció su voz” (lxxxv), desplazando torpemente el centro de atención al
elemento de enredo. Así se reducen estos relatos a unas simples aventuras
amorosas, y como consecuencia se queda en el segundo plano la estructura de
la obra, con la distorsión de la percepción e interpretación de la misma.
Por lo tanto, la reconstrucción del texto ideal realizada por Julián Olivares
es una sobresaliente aportación y cambiará sustancialmente la percepción de la
obra, gracias a su trabajo de filólogo y de investigación. Las coordenadas que
nos da en su “Introducción” —y que procuramos describir aquí brevemente—
con el fin de rastrear la red de sentidos en Honesto y entretenido sarao (Primera
y segunda parte) constituye la base de una mejor percepción crítica de la obra.