José Alfredo Uribe Salas, Inés Herrera Canales, Alma Parra Campos, Lucero Morelos Rodríguez, Omar Escamilla, González, coords., "Perpsectivas recientes de Historia de la minería latinoamericana, México, UNAM-Facultad de Ingeniería, 2018,
Durante el Segundo Imperio Mexicano se fundó la Escuela de Minas de
Guanajuato (1864), proyecto a... more Durante el Segundo Imperio Mexicano se fundó la Escuela de Minas de
Guanajuato (1864), proyecto ambicioso que buscó abrir un establecimiento de educación superior, al nivel del Colegio de Minería de México (1792), pero en un lugar de activa explotación mineral. El modelo en ambos casos fue el de la Academia de Minas de Freiberg (1765), basado en la teoría y la práctica de las ciencias mineras y geológicas.
En esta investigación se busca analizar el surgimiento, el desarrollo
y la transformación de esta Escuela en el lapso de un trienio. La importancia del establecimiento radica en que fue la segunda escuela superior minera en México y la tercera en América, aunado a que de sus aulas egresaron ingenieros científicos destacados en la escena cultural, política y económica del siglo XIX mexicano.
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políticas y epistemológicas. En este sentido, nos hemos propuesto realizar
un análisis en torno a las diferentes materializaciones de la memoria científica para reflexionar sobre las imbricaciones entre historia y ciencia, y sus expresiones en los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos.
En este escenario, el propósito de la publicación es difundir parte de la memoria documental de la erupción del edificio volcánico michoacano contenida en el rico y variopinto patrimonio documental y científico del Acervo Histórico del Instituto de Geología de la UNAM, a partir de la selección de 100 fotografías registradas por orden del ingeniero Ezequiel Ordóñez Aguilar (1867-1950), durante los dos primeros años de actividad del volcán Parícutin.
La enseñanza minera impartida en centros educativos se empezó a delinear en México desde fines del siglo XVIII. En este enfoque fueron fundamentales las influencias de los programas de la Academia de Minas de Freiberg, las ideas del mineralogista sajón Abraham Gottlob Werner y las de la Academia de Parías. Los conocimientos teóricos y prácticos europeos se adaptaron así a la realidad mexicana y se conjuntaron en un nuevo patrón educativo.
Cap. 1. La creación de las primeras Academias de Minas en Europa (1765-1800). Abraham Gottlob Werner y el modelo de Freiberg.
Cap. 2. El Colegio de Minería de México (1792-1846) desde la visión de Andrés Manuel del Río, su cátedra y sus obras.
Cap. 3. La enseñanza minera en México desde los proyectos académicos de Antonio del Castillo (1851-1891).
Cap. 4. La Escuela Práctica de Minas y Metalurgia del Fresnillo (1853-1861).
Cap. 5. La Escuela Teórico-Práctica de Minas de Guanajuato (1864-1866).
Cap. 6. La Escuela Nacional de Ingenieros (ENI) y la Escuela Práctica de Laboreo de Minas y Metalurgia de Pachuca (1877-1914).
El desarrollo de una ciencia nacional puede ubicarse hasta la consolidación del Estado nacional, que se concibe como una entidad promotora del uso de la racionalidad y de una cultura científica. Para ese momento, la ciencia semejaba un gran edificio que iba creciendo con las luces vertidas por las generaciones de estudiosos.
Este libro se inscribe en la búsqueda de explicaciones sobre el desarrollo y evolución de las ciencias en México y pretende la recuperación de fuentes históricas para conocer y entender, en lo posible, el devenir institucional de la Geología en nuestro país durante el siglo XIX a través del estudio de Antonio del Castillo (1820-1895), Santiago Ramírez (1836-1922) y Mariano Barcena (1841-1899).
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geológico-mineras creadas, a sus fundadores y artífices de las disciplinas, en particular, José G. Aguilera y Ezequiel Ordóñez, dos de los pilares de la geología nacional.
México posee una antigua tradición científica vinculada a la geología y disciplinas relacionadas con los recursos minerales que se remonta al siglo XVIII con la fundación del Colegio de Minería, cuna de las ciencias geológicas y de la ingeniería en América. En esta institución, el ingeniero Antonio del Castillo (1820-1895) concibió la idea de crear el Instituto Geológico de México en 1888, un organismo dedicado exclusivamente a la geología, independiente de la minería, a la postre, semillero de instituciones y sociedades. En 1904, un grupo de ingenieros y de
hombres de ciencias liderados por José Guadalupe Aguilera (1857-1941), dedicados a disciplinas geológicas y adscritos al Instituto Geológico de México fundaron la Sociedad Geológica Mexicana. Ello representó uno de los esfuerzos institucionales de los pioneros en estos estudios por haber logrado organizarse, diferenciarse, además de haber desarrollado y
divulgado los conocimientos útiles, pero desconocidos, del suelo mexicano. Entre 1903 y 1912 se fraguaron iniciativas, reuniones, estatutos, la edición del Boletín, como vehículo de comunicación y expresión, el diseño del emblema de la agrupación, la organización de excursiones públicas a sitios de interés geológico del vasto y desconocido libro de la naturaleza nacional. Lo anterior, en el marco de un proyecto
académico de envergadura nacional que incluyó a la geología en la agenda del Estado mexicano. También fue la época heroica de la geología, toda
vez que la comunidad científica en ciernes inventó la disciplina con la instauración del Día del Geólogo en México, cultivó la confraternidad y lazos entre los socios agremiados en la corporación -ingenieros de minas, geólogos, metalurgistas y aficionados- e impulsó su vinculación con el Instituto Geológico de México, que desde su origen sirvió de sede. En
este artículo buscamos ofrecer un recorrido por los albores de una de las primeras sociedades científicas relacionadas con la geología en México, actualmente activa, dicha etapa corresponde a los años de 1904
y 1912, la primera de cuatro épocas que ha tenido a lo largo de su existencia. Con base en la revisión de los primeros ocho volúmenes del Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana y otras fuentes documentales conservadas en archivos y bibliotecas, que forman parte de la memoria y patrimonio documental científico de México, se demuestra cómo la práctica geológica en el país fue desarrollada por la Sociedad Geológica
Mexicana y el Instituto Geológico de México.
From 1888 to 1917, the institution was part of the Ministry of Development, Colonization, Industry, and Commerce (Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio). In 1917, the Venustiano Carranza administration promulgated a new constitution, reformed
governmental administration, and created the Ministry of Industry, Commerce, and Labor (Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo), which was responsible for all questions related to industries such as mining and oil. Although it lapsed somewhat between 1917 and 1929, during the armed conflict of the Mexican Revolution (1910–1920), the Institute of Geology of Mexico was assigned to the Department of Geological Studies and Explorations, with the task of carrying out applied science through the study of new and old mining areas and the location of aquifers.
A new scenario emerged in 1929 when the administration of President Emilio Portes Gil enacted the Organic Law of the National University, granting the latter university autonomy, which also allowed institutions of a scientific nature such as the National Astronomical Observatory, the National Library, the Department of Biological Studies, and the National
Geological Institute to carry out research as one of their substantive activities. On November 16, 1929, the former Department of Geological Studies and Explorations was incorporated in the most important scholarly institution of Mexico under the name of the Institute of Geology.
project gathered together the main national schools of higher education, such as the National Engineering School. The National University inherited the legacy of the Royal School of Mines, which opened its doors in 1792 aiming to train young students in mineral exploration and exploitation based on a scientific approach. In 1867, this school gave birth to a civil engineering program and later, courses in mechanical and industrial engineering and metallurgy were added. Nevertheless, during the 19th Century, all registered enrollments were exclusively male; it would take until 1910 for when the first female student, Dolores Rubio, was enrolled.
In this paper, I will study Dolores Rubio’s entry into the metallurgy program in the National Engineering School, and, as a parallel subject, I will also analyze her professional performance as Preparator of the Cabinet of Mineralogy, Geology and Paleontology in this institution. Based on this research and its source documents, some ideas regarding the role of women in society, science and engineering at the beginning of the 20th Century in Mexico will also be presented.
políticas y epistemológicas. En este sentido, nos hemos propuesto realizar
un análisis en torno a las diferentes materializaciones de la memoria científica para reflexionar sobre las imbricaciones entre historia y ciencia, y sus expresiones en los ámbitos sociales, culturales, económicos y políticos.
En este escenario, el propósito de la publicación es difundir parte de la memoria documental de la erupción del edificio volcánico michoacano contenida en el rico y variopinto patrimonio documental y científico del Acervo Histórico del Instituto de Geología de la UNAM, a partir de la selección de 100 fotografías registradas por orden del ingeniero Ezequiel Ordóñez Aguilar (1867-1950), durante los dos primeros años de actividad del volcán Parícutin.
La enseñanza minera impartida en centros educativos se empezó a delinear en México desde fines del siglo XVIII. En este enfoque fueron fundamentales las influencias de los programas de la Academia de Minas de Freiberg, las ideas del mineralogista sajón Abraham Gottlob Werner y las de la Academia de Parías. Los conocimientos teóricos y prácticos europeos se adaptaron así a la realidad mexicana y se conjuntaron en un nuevo patrón educativo.
Cap. 1. La creación de las primeras Academias de Minas en Europa (1765-1800). Abraham Gottlob Werner y el modelo de Freiberg.
Cap. 2. El Colegio de Minería de México (1792-1846) desde la visión de Andrés Manuel del Río, su cátedra y sus obras.
Cap. 3. La enseñanza minera en México desde los proyectos académicos de Antonio del Castillo (1851-1891).
Cap. 4. La Escuela Práctica de Minas y Metalurgia del Fresnillo (1853-1861).
Cap. 5. La Escuela Teórico-Práctica de Minas de Guanajuato (1864-1866).
Cap. 6. La Escuela Nacional de Ingenieros (ENI) y la Escuela Práctica de Laboreo de Minas y Metalurgia de Pachuca (1877-1914).
El desarrollo de una ciencia nacional puede ubicarse hasta la consolidación del Estado nacional, que se concibe como una entidad promotora del uso de la racionalidad y de una cultura científica. Para ese momento, la ciencia semejaba un gran edificio que iba creciendo con las luces vertidas por las generaciones de estudiosos.
Este libro se inscribe en la búsqueda de explicaciones sobre el desarrollo y evolución de las ciencias en México y pretende la recuperación de fuentes históricas para conocer y entender, en lo posible, el devenir institucional de la Geología en nuestro país durante el siglo XIX a través del estudio de Antonio del Castillo (1820-1895), Santiago Ramírez (1836-1922) y Mariano Barcena (1841-1899).
geológico-mineras creadas, a sus fundadores y artífices de las disciplinas, en particular, José G. Aguilera y Ezequiel Ordóñez, dos de los pilares de la geología nacional.
México posee una antigua tradición científica vinculada a la geología y disciplinas relacionadas con los recursos minerales que se remonta al siglo XVIII con la fundación del Colegio de Minería, cuna de las ciencias geológicas y de la ingeniería en América. En esta institución, el ingeniero Antonio del Castillo (1820-1895) concibió la idea de crear el Instituto Geológico de México en 1888, un organismo dedicado exclusivamente a la geología, independiente de la minería, a la postre, semillero de instituciones y sociedades. En 1904, un grupo de ingenieros y de
hombres de ciencias liderados por José Guadalupe Aguilera (1857-1941), dedicados a disciplinas geológicas y adscritos al Instituto Geológico de México fundaron la Sociedad Geológica Mexicana. Ello representó uno de los esfuerzos institucionales de los pioneros en estos estudios por haber logrado organizarse, diferenciarse, además de haber desarrollado y
divulgado los conocimientos útiles, pero desconocidos, del suelo mexicano. Entre 1903 y 1912 se fraguaron iniciativas, reuniones, estatutos, la edición del Boletín, como vehículo de comunicación y expresión, el diseño del emblema de la agrupación, la organización de excursiones públicas a sitios de interés geológico del vasto y desconocido libro de la naturaleza nacional. Lo anterior, en el marco de un proyecto
académico de envergadura nacional que incluyó a la geología en la agenda del Estado mexicano. También fue la época heroica de la geología, toda
vez que la comunidad científica en ciernes inventó la disciplina con la instauración del Día del Geólogo en México, cultivó la confraternidad y lazos entre los socios agremiados en la corporación -ingenieros de minas, geólogos, metalurgistas y aficionados- e impulsó su vinculación con el Instituto Geológico de México, que desde su origen sirvió de sede. En
este artículo buscamos ofrecer un recorrido por los albores de una de las primeras sociedades científicas relacionadas con la geología en México, actualmente activa, dicha etapa corresponde a los años de 1904
y 1912, la primera de cuatro épocas que ha tenido a lo largo de su existencia. Con base en la revisión de los primeros ocho volúmenes del Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana y otras fuentes documentales conservadas en archivos y bibliotecas, que forman parte de la memoria y patrimonio documental científico de México, se demuestra cómo la práctica geológica en el país fue desarrollada por la Sociedad Geológica
Mexicana y el Instituto Geológico de México.
From 1888 to 1917, the institution was part of the Ministry of Development, Colonization, Industry, and Commerce (Ministerio de Fomento, Colonización, Industria y Comercio). In 1917, the Venustiano Carranza administration promulgated a new constitution, reformed
governmental administration, and created the Ministry of Industry, Commerce, and Labor (Secretaría de Industria, Comercio y Trabajo), which was responsible for all questions related to industries such as mining and oil. Although it lapsed somewhat between 1917 and 1929, during the armed conflict of the Mexican Revolution (1910–1920), the Institute of Geology of Mexico was assigned to the Department of Geological Studies and Explorations, with the task of carrying out applied science through the study of new and old mining areas and the location of aquifers.
A new scenario emerged in 1929 when the administration of President Emilio Portes Gil enacted the Organic Law of the National University, granting the latter university autonomy, which also allowed institutions of a scientific nature such as the National Astronomical Observatory, the National Library, the Department of Biological Studies, and the National
Geological Institute to carry out research as one of their substantive activities. On November 16, 1929, the former Department of Geological Studies and Explorations was incorporated in the most important scholarly institution of Mexico under the name of the Institute of Geology.
project gathered together the main national schools of higher education, such as the National Engineering School. The National University inherited the legacy of the Royal School of Mines, which opened its doors in 1792 aiming to train young students in mineral exploration and exploitation based on a scientific approach. In 1867, this school gave birth to a civil engineering program and later, courses in mechanical and industrial engineering and metallurgy were added. Nevertheless, during the 19th Century, all registered enrollments were exclusively male; it would take until 1910 for when the first female student, Dolores Rubio, was enrolled.
In this paper, I will study Dolores Rubio’s entry into the metallurgy program in the National Engineering School, and, as a parallel subject, I will also analyze her professional performance as Preparator of the Cabinet of Mineralogy, Geology and Paleontology in this institution. Based on this research and its source documents, some ideas regarding the role of women in society, science and engineering at the beginning of the 20th Century in Mexico will also be presented.
Guanajuato (1864), proyecto ambicioso que buscó abrir un establecimiento de educación superior, al nivel del Colegio de Minería de México (1792), pero en un lugar de activa explotación mineral. El modelo en ambos casos fue el de la Academia de Minas de Freiberg (1765), basado en la teoría y la práctica de las ciencias mineras y geológicas.
En esta investigación se busca analizar el surgimiento, el desarrollo
y la transformación de esta Escuela en el lapso de un trienio. La importancia del establecimiento radica en que fue la segunda escuela superior minera en México y la tercera en América, aunado a que de sus aulas egresaron ingenieros científicos destacados en la escena cultural, política y económica del siglo XIX mexicano.
gran importancia social y cultural, célebre por su riqueza geológica, minera y belleza natural que, desde por lo menos hace cuatro siglos, ha cautivado a sus visitantes e inspirado descripciones y representaciones en los ámbitos científico, literario, económico y artístico. Históricamente es una de las regiones más representativas de la cultura minera nacional que se ha mantenido activa desde hace 600 años, primero en la producción de la obsidiana y más tarde de metales, como el oro y la plata.
El tema busca ofrecer un panorama sobre el proceso de desarrollo de las ciencias geológicas en México, dada la relevancia que han jugado en nuestra historia nacional, en los ámbitos científico, económico y cultural, que las enmarca dentro de la tradición científica de Occidente; dicho proceso está interconectado con la formación profesional de los interesados en las ciencias geológicas en el siglo XIX,
preponderantemente los ingenieros científicos, elite que participó en la transformación industrial y social de México.