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    Ana Mora

    “El mundo no se mira, se oye. No se lee, se escucha” palabras con las que Jacques Attali comienza su libro titulado Ruidos. Esta frase resuena con fuerza en un un contexto urbano y saturado de toda cantidad de ruidos (sirenas de... more
    “El mundo no se mira, se oye. No se lee, se escucha” palabras con las que Jacques Attali comienza su libro titulado Ruidos. Esta frase resuena con fuerza en un un contexto urbano y saturado de toda cantidad de ruidos (sirenas de ambulancia, el claxón de los autos, los motores en combustión, todo tipo de máquinas, la radio, el bullicio de las personas en su vida cotidiana, la música a todo volumen o escuchada de forma individual, etcétera) pero cuya presencia aunque inmanente y parte del paisaje sonoro muchas veces se vuelve inconsciente. Murray Schaefer ya nos hablaba de toda una filosofía acerca de crear conciencia de nuestro entorno en pro de una ecología acústica. John Cage nos dice que entre el silencio- silencioso y un silencio lleno de ruidos, no hay diferencia verdaderamente esencial. Lo que va del silencio al ruido es el estado de no-intención, y ese es el estado que le interesaba . De igual manera Pauline Oliveros con su Deep listening comparten ese interés por no solo la escucha atenta, sino también la transformación de este material sonoro, incluyendo el ruido, en arte. Paradójicamente, parece que nos volvemos sordos y es aquí donde el noise dentro de las prácticas artísticas anti-hegemónicas ha sido la vía catártica de expresión donde no solo se experimenta con la intensidad, sino también con los significados sobre todo en una era digital donde este ruido comienza en lo virtual y trasciende a lo real. Así mismo, las herramientas utilizadas para hacer noise son un claro ejemplo de la irreverencia y política hacker, el uso de software libre como live coding, circuit bending, así como la inclusividad representan el cambio de paradigmas que predijeron los primeros ruidistas como Luigi Russolo y su contemporáneo Marinetti , incluyendo entre ellos la interdisciplina. La pregunta que me interesan es ¿hasta dónde nos llevará este estilo de vida y qué tanto ruido es suficiente para ser escuchados y ser conscientes no solo de nuestro entorno sino como dijo Attali de toda nuestra sociedad?