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La Pastoral Litúrgica en El Conjunto de La Iglesia

Este documento discute la relación entre la liturgia y la pastoral de la Iglesia. Explica que Cristo está presente en la Iglesia, especialmente en la liturgia y los sacramentos. También argumenta que la liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo a través de la Iglesia. Sin embargo, señala que la liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, ya que primero se debe llamar a los no creyentes a la fe y conversión a través de la predicación antes de que puedan participar en la lit
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La Pastoral Litúrgica en El Conjunto de La Iglesia

Este documento discute la relación entre la liturgia y la pastoral de la Iglesia. Explica que Cristo está presente en la Iglesia, especialmente en la liturgia y los sacramentos. También argumenta que la liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo a través de la Iglesia. Sin embargo, señala que la liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, ya que primero se debe llamar a los no creyentes a la fe y conversión a través de la predicación antes de que puedan participar en la lit
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La pastoral

litúrgica en el
conjunto de la
pastoral de la
Iglesia
Por: David Romero
Analicemos dos
textos de la
Sacrosanctum
Concilium
Para realizar una obra tan grande, Cristo está siempre presente en su Iglesia, sobre
todo en la acción litúrgica. Está presente en el sacrificio de la Misa, sea en la persona
del ministro, "ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que
entonces se ofreció en la cruz", sea sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está
presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es
Cristo quien bautiza. Está presente en su palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la
Sagrada Escritura, es El quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia
suplica y canta salmos, el mismo que prometió: "Donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos" (Mt., 18,20). Realmente, en esta obra
tan grande por la que Dios es perfectamente glorificado y los hombres santificados,
Cristo asocia siempre consigo a su amadísima Esposa la Iglesia, que invoca a su Señor
y por El tributa culto al Padre Eterno.

Con razón, pues, se considera la Liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo.
En ella los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificación
del hombre, y así el Cuerpo Místico de Jesucristo, es decir, la Cabeza y sus miembros,
ejerce el culto público íntegro. En consecuencia, toda celebración litúrgica, por ser obra
de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia,
cuya eficacia, con el mismo título y en el mismo grado, no la iguala ninguna otra acción
de la Iglesia (SC 6).
La sagrada Liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, pues para
que los hombres puedan llegar a la Liturgia es necesario que antes
sean llamados a la fe y a la conversión: "¿Cómo invocarán a Aquel en
quien no han creído? ¿O cómo creerán en El sin haber oído de Él? ¿Y
cómo oirán si nadie les predica? ¿Y cómo predicarán si no son
enviados?" (Rom., 10,14-15). Por eso, a los no creyentes la Iglesia
proclama el mensaje de salvación para que todos los hombres
conozcan al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo, y se
conviertan de sus caminos haciendo penitencia. Y a los creyentes les
debe predicar continuamente la fe y la penitencia, y debe
prepararlos, además, para los Sacramentos, enseñarles a cumplir
todo cuanto mandó Cristo y estimularlos a toda clase de obras de
caridad, piedad y apostolado, para que se ponga de manifiesto que
los fieles, sin ser de este mundo, son la luz del mundo y dan gloria al
Padre delante de los hombres (SC 9).
Dos rostros distintos, pero
evangélicos de acceder a los pobres
desde el mensaje de Jesús:

- Teresa de Calcuta
- Mons. Pedro Casaldáliga

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