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CUENTOS1

cuentos para romper el hielo en el aula de clase y animar a los pequeños, ayudando a la adecuada socialización.

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LA CLASE DE LA PROFESORA TINA

Autor: Silvia García


Edades: Todas las edades
Valores: obediencia, respeto
 
La profesora Tina estaba muy enfadada con sus alumnos, últimamente no hacían más que saltarse las
normas del colegio, sobre todo en los recreos. Jugaban en las zonas del jardín que no se podía, llegaban
tarde a la clase, se dejaban el material escolar sin recoger, gritaban molestando a los más pequeños y un
sinfín de travesuras más.

Tina pensaba día y noche qué podía hacer para que los niños entendieran que tenían que respetar las
normas y disfrutaran de su tiempo en armonía. Una noche estaba apoyada en la barandilla de su casa
mirando a la Luna lunera cuando paso una brillante estrella fugaz y se le ocurrió pedir un deseo especial:
¡Ojalá encontrara la forma de que los niños se portasen bien! La luminosa estrella se fue y Tina pensó que
su petición no había dado resultado pero al día siguiente comprobó que no era así.

Nada más despertarse miró asombrada a su mesita y vio un libro gordo verde esperanza que en su portada
traía escrito en tinta dorada: "Cómo conseguir que los niños se porten bien". Ante su sorpresa lo abrió y
encontró lo siguiente: Querida Tina aquí tienes la solución a tu problema. Verás como da resultado. La
profesora muy impaciente por encontrar una solución reunió a los niños en el aula ese mismo día, los sentó
a su alrededor y les dijo: - Queridos niños, sabéis que estáis siendo muy traviesos así que a partir de ahora
seguiremos unas nuevas normas:

Queda prohibido llegar puntual a clase. Los niños empezaron a reír, gritar y saltar de alegría en cuanto
escucharon la primera norma. La profesora Tina, estaba atónita y no entendía nada pero siguió leyendo las
normas que había en el libro. Queda prohibido recoger el material escolar. De nuevo los niños empezaron a
aplaudir y a gritar y la profesora seguía sin entender nada de nada. Queda prohibido plantar árboles una vez
al mes. Los niños se callaron de repente y se hizo un enorme silencio. Las nuevas normas empezaban a no
ser tan divertidas.

Queda prohibido que la profesora enseñe a sus alumnos. Queda prohibido celebrar fiestas de Navidad y de
fin de curso. ¡No profesora! - interrumpió un niño - Esas normas no nos gustan, preferimos las que teníamos
antes. - ¿Estáis seguros? Eso significa que tendréis que ser buenos y obedecer... - Sí profe - añadió un niño -
¡Sí! cumpliremos todo lo que nos digas para que no dejes de enseñarnos, ni dejemos de plantar los árboles
una vez al mes, ni de celebrar las fiestas del cole. - Muy bien – contestó Tina – En ese caso creo que
deberíamos hacer una lista de todas las cosas buenas que vais a hacer a partir de ahora. Así, si algún día hay
algún despistadillo al que se le olvida de alguna y se empieza a portar mal, siempre podrá leerla. ¿Os parece
bien? - ¡Síiii! - contestó toda la clase al unísono. Y todos empezaron a confeccionar la lista mientras la
profesora Tina sonreía satisfecha.
EL ARMARIO DE LA LIMPIEZA
Autor: Silvia García
Edades: A partir de 3 años
Valores: trabajo en equipo, empatía
 
En la casa de los señores Fernández hay un cuarto, dentro de ese cuarto un armario y dentro de ese armario
una multitud de cosas para limpiar. Sí, sí, estamos hablando del cuarto de la limpieza. En ese gran armario
azul hay una escoba, un recogedor, hay estropajos, hay botes de productos para la limpieza, hay trapos, hay
un cubo, una fregona y muchas cosas más. Es un armario tan especial que sus objetos tienen vida. Pero no
digas nada, debes saber que cuando su dueño o dueña los llama salen a trabajar por la casa. Todos los
domingos salen a hacer su actividad de la limpieza cuando les organizan las tareas los señores. Pero un día
algo cambió por lo que sucedió a primera hora de la mañana. - Buahhh, buahhhh, lo siento chicos. No puedo
más -dijo la fregona. - ¿Qué te pasa? -dijo asustado el limpiacristales.

-Me siento discriminada, estoy muy cansada al final vosotros trabajáis un día a la semana pero yo cada vez
que pasa algo, me sacan a trabajar. Si cae algo de aceite al suelo, la fregona, si mancha el niño algo en la
habitación llaman a la fregona, si se moja el suelo con el agua de la ducha, la fregona. - Menuda tontería
-gritó la escoba- ¡Qué ibas a ser tú sin mí! No puedes hacer nada sin haber recogido yo antes. - Claro, claro y
¿sin mí? -dijo el recogedor-. No podríais hacer nada ninguno. - Bueno, ¿para qué nos sirve enfadarnos así? Se
van a molestar los señores.

- Buah, buahh -seguía llorando la fregona-. Haced lo que querías, yo hoy no voy a trabajar. Hubo un revuelo
en el armario, algunos objetos se escondieron, otros salieron a hacer su trabajo. Cuando el señor Fernández
recorrió la casa se dio cuenta de que las cosas no estaban como otras veces. Hablo con la señora Fernández y
los dos se pusieron delante del armario. Nada más abrir la fregona pegó un gritito y los señores le dijeron: -
¿Qué pasa hoy fregona? No le dio tiempo a contestar, se armó un gran revuelo y todos querían contestar a
los señores, unos para dar explicaciones, otros para disculparse y otros para mostrar su enfado por los que no
limpiaron. Cuando el señor Fernández se cansó les dijo solo unas palabras: Chicos y chicas, al final os ha
pasado lo que nos pasa muchas veces a los seres humanos. Qué hemos dejado de lado que como mejor
trabajamos y convivimos es cuando trabajamos en equipo y sabemos apreciar el trabajo de los demás.
Entiendo que no todos tenéis las mismas funciones y que tu fregona, puedes estar cansada. Nosotros
agradecemos mucho tu trabajo y espero que tus compañeros en vez de atacarte entiendan lo que dices. No
pasa nada, cuando trabajamos en equipo es bueno que nos comuniquemos y si hoy necesitas descansar no
pasa nada.

Parece que todos los utensilios del armario se quedaron escuchando y parecían más tranquilos. ¿Os puedo
pedir que os deis un abrazo? dijo la Señora Fernández Y todos los miembros del armario azul decidieron
tranquilizarse y volver a ser lo que habían sido siempre un equipo. Se dieron un fuerte choque entre todos y
se propusieron el próximo domingo limpiar juntos mejor que nunca.
DANIEL
Y LAS PALABRAS MAGICAS
 

 
Autor: Susanna Arjona Borrego, España Inicial UECLA
Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy aventurero y
este año le ha enviado desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy extraño: una
caja llena de letras brillantes. En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras
amables que, si las regalas a los demás, pueden conseguir que las personas hagan muchas cosas:
hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando no entendemos, abrir el corazón
a los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar. Daniel juega muy contento en su habitación, monta
y desmonta palabras sin cesar. Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras
fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.

Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere. Es muy
divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa  debajo de
la almohada; o cuando papá encuentra en su coche un te quiero de color azul. Sus palabras son
amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias , te quiero, buenos
días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de
felicidad de la gente cuando las oye. Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como
llaves que te abren la puerta de los demás.

Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú
y ser un mago de las palabras amables?

Preguntas de comprensión lectora


 ¿Qué le regaló el abuelo a Daniel?
¿Qué hacía Daniel con la caja misteriosa cada día?
¿Qué palabras podía formar la caja que hacían felices a los demás?

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