PLAN DE DESARROLLO CULTURAL MEDELLÍN.
2011-2020
El escenario de las políticas culturales de los últimos treinta años, ha puesto en escena la cultura
como fundamento del desarrollo.
Elementos como el favorecimiento de la diversidad cultural, la salvaguardia del patrimonio cultural
material e inmaterial, el fomento de la creación, la cooperación cultural, la ampliación de la
participación social, la inclusión de lo cultural en las constituciones nacionales de los países de
América Latina, y el papel del Estado, que se renueva en sus prácticas y empieza a asumir la
cultura como un asunto esencial para el desarrollo humano y social, han venido configurando un
potente espacio de ampliación de las prácticas y dinámicas culturales en nuestra ciudad que nos
impone desafíos, cada vez más crecientes, que permitan fortalecer la dimensión cultural, clave en el
ejercicio de la superación de los problemas y tensiones propios de nuestro desarrollo
Los objetivos de desarrollo del mileno —ODM—, definidos en el año 2000 por la Organización de
las Naciones Unidas, se propusieron avanzar en la superación de las exclusiones e inequidades,
a partir del despliegue de una noción de desarrollo sostenible e integral, y se asumió, en relación
con la cultura, que “los seres humanos deben respetarselos unos a los otros, en su diversidad de
creencias, culturas e idiomas. Las diferencias dentro de las sociedades y entre ellas no deben
temerse ni reprimirse sino ser apreciadas como un bien valioso de la humanidad.
Debe promoverse activamente una cultura de la paz y el diálogo entre todas las civilizaciones”.(*)
 (*)Organización de las Naciones Unidas ONU. Declaración de los Objetivos del Milenio, A/RES/55/2. Resolución adoptada por la Asamblea
 General, párrafo 6. Nueva York: Naciones Unidas, 2009.
La promoción de la diversidad cultural, desde una perspectiva de los derechos culturales, con
una mirada clara al territorio en el que se inscriben las personas, los procesos y las dinámicas
culturales en un contexto de nuevas relaciones con la región, el país y el mundo, son el eje
central del Plan de Desarrollo Cultural 2011-2020.
En ello, el fomento de los derechos humanos culturales, la gobernanza cultural, la
sostenibilidad territorial, la inclusión social y cultural, la comprensión de una creatividad en la
que se involucran las bellas artes, la ciencia, la tecnología y la innovación, el patrimonio
material e inmaterial y la cooperación horizontal en el territorio, en el marco de los contextos
de país y del mundo, ratifican los postulados esenciales de las políticas culturales en la
actualidad, de cara al desarrollo humano, cultural y sostenible.
La cultura, como dimensión del desarrollo, permite comprender el desarrollo cultural como
posibilidad de dignificación del ser humano, superando el reduccionismo de la cultura a las
esferas de la producción y del consumo de bienes y servicios culturales. Se reconoce así, que
la cultura otorga sentido, carácter y legitimidad a un territorio a partir de la valoración de los
modos de vida, de los valores, de las creencias.
Los procesos culturales involucran además, las industrias creativas y las empresas culturales
(*) , las nuevas tecnologías, los movimientos socioculturales emergentes, el patrimonio material
e inmaterial, los derechos de autor, la diversidad y las migraciones, entre otros.
(*) Las industrias culturales involucran procesos de producción en gran escala, tales como las industrias fonográfica o editorial, entre
otras. En el caso de las empresas culturales, su producción o la prestación de sus servicios se realiza en una escala más delimitada, por
medio de pequeñas y medianas empresas.
2.3 Desafíos del desarrollo cultural al que apunta el Plan de Desarrollo Cultural de Medellín
El Plan de Desarrollo Cultural de Medellín 2011–2020 se propone como una interfaz en la medida en
que busca aportar a la formación de ciudadanos para la ciudad, y para esta en relación con el
mundo.
En esta perspectiva se apuesta por una ciudad que:
 Se fortalece porque cuenta con políticas sociales que garantizan la inclusión y la participación de
los habitantes en el desarrollo y sus beneficios.
 Promueve la creación cultural y cualifica el talento humano para estimular sus sensibilidades y
fortalecer sus capacidades y competencias en las diferentes dimensiones de la vida, en un marco de
integración social.
 Protege la memoria y el patrimonio como oportunidades para vincular a sus habitantes con la
ciudad y fomentar el turismo, bajo los principios de integración, armonización, prioridad pública,
sostenibilidad y respeto por el otro, en virtud de nociones identitarias abiertas y en proceso de
construcción permanente.
 Reconoce y respeta las diferencias de los habitantes en cuanto a demandas, intereses y aportes a
la construcción de ciudad.
 Promueve la participación de todos los entes de la sociedad y la confianza entre ellos como único
camino para la construcción del proyecto colectivo de ciudad y de riqueza simbólica, política y
material.
 Busca ser reconocida por su convivencia y apertura a la participación ciudadana.
 Asume los retos de la competitividad a partir de un modelo de desarrollo acorde con las exigencias
actuales de las tendencias globalizantes del desarrollo económico.