Identidad de Hombres Sin Hogar
Identidad de Hombres Sin Hogar
parte de las vivencias, representaciones y significacin de la permanencia en "situacin calle" en sujetos que habitan refugios de emergencia. Veremos cmo las diferentes "etapas" de calle y refugios condicionan los diversos momentos y conducen a los individuos a transitar por distintos "estados" en cuanto a la concepcin sobre s mismos. La propuesta de este trabajo se enmarca sucintamente dentro de la monografa final de grado de la licenciatura de Sociologa, que tuvo como finalidad investigar desde una perspectiva descriptivacomparada los relatos de hombres ingresados a situacin de calle con relacin a las vivencias que comienzan a emanar. Y cmo stas adems, trazan nuevas subjetividades que determinan la imagen en la cual se reconocen1. La imagen entendida como representacin social que elaboran acerca de su situacin. La compleja situacin socio econmica de nuestro pas arrastrada desde mediados de los aos 90 y agravada por la crisis del 2002, provocaron un desplazamiento en los mviles que conducen que una persona termine durmiendo en la calle y/o refugios: ya no se habla nicamente de alcoholismo o adicciones a las drogas, enfermedades mentales; sino que el problema es particularmente relacionado con la degradacin del mercado de trabajo (desocupacin, bajos ingresos, trabajo informal) y la paulatina ruptura de soportes cercanos. Al igual que en los restantes pases donde el fenmeno es estudiado desde hace varias dcadas (EEUU, Inglaterra, Francia, Espaa) los hombres adultos solos son los de mayor presencia en calles y refugios (aunque ha habido un notorio aumento de mujeres solas y tambin familias). Esta diferencia cuantitativa fundamental refuerza (en este trabajo) la pertinencia e inters por el tema. El proceso de desafiliacin social que se plantea, comienza para los hombres ex- jefes de familia con la prdida del empleo que luego se extiende a una desocupacin prolongada, lo que conduce a una serie de problemas familiares; y que finaliza con el alejamiento de los hombres de su propio hogar2. No olvidemos que para los hombres el "mandato social" que su gnero conserva, se asocia con tener un trabajo estable y remunerado; su rol est invariablemente unido a ser el soporte de la familia. Por consiguiente al vulnerarlo, sus redes vinculares se debilitan ms rpidamente. En cierto modo, se les niega la ayuda por un tiempo ms prolongado en comparacin con las mujeres (en general, por estar a cargo de los hijos). A su vez, estos individuos que se "desafilian" cargan (adems) con la "vergenza" por formar parte de un grupo social estigmatizado (los vagabundos/indigentes)3 al que se suele relacionar con
Licenciada en Sociologa, FCS- UDELAR. Investigadora junior de la Comisin Sectorial de Investigacin Cientfica de la UDELAR (CSIC). Proyecto: Avances en la tipologa de individuos sin techo.
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Se realiz un estudio exploratorio en Montevideo en tres refugios coordinados por el Programa de Atencin a los sin techo (PAST) que amparan nicamente a hombres entre 18 y 56 aos. Se realizaron 10 entrevistas semi-estructuradas a hombres entre 25 y 56 aos, que hayan sido jefes de familia y estado insertos en el mercado laboral. Con los dos requisitos mencionados se busc que los entrevistados en la primera etapa de acercamiento al problema y a la poblacin- no sean estructurales ni crnicos de calle.
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Seguidamente la secuencia domiciliaria podra resumirse en: la casa de algn pariente o vecino mientras el tiempo y las condiciones lo permitan, ms tarde quizs a una pensin (si conserva algn ingreso econmico) y despus pueden pasar a un refugio y sino directamente a dormir en la calle.
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De acuerdo con algunos documentos sobre la estigmatizacin de los vagabundos (ver Bibliografa), la concepcin que prevalece hasta nuestros das con respecto a esta poblacin, es que se culpa al individuo por encontrarse en una situacin de desproteccin absoluta y adems se lo estigmatiza por hacer uso de las polticas de asistencia.
problemas psiquitricos y comportamientos peligrosos, por estar presentes en el espacio pblico donde sus conductas y acciones estn visibles a los ojos de todos, entre otras seales negativas. En este marco, la intencin del artculo buscan responder cuestiones tales como: cules son las representaciones que estos sujetos elaboran sobre su situacin de calle y la prdida del hogar?, Cmo significan no slo el paso a la carencia habitacional, sino tambin el cambio al pasar de ser sujetos productores a personas asistidas?, Cmo opera la dinmica de la subjetividad en el reconocimiento de su imagen y situacin social? El trabajo busca contribuir en parte, a instalar el debate acadmico acerca del fenmeno de las personas "sin techo" en el Uruguay y al mismo tiempo, lograr que su abordaje recoja estas "nuevas subjetividades" que transforman el conjunto social. Volvindose un insumo fundamental en el diseo y ejecucin de polticas pblicas de promocin a mediano plazo, que atiendan a los diversos momentos que la situacin de calle provoca en los individuos con respecto a la concepcin sobre s. 2. La ausencia de una domiciliacin Los individuos sin techo4 son "aquellas personas que pernoctan en lugares pblicos o privados, sin contar con la infraestructura que pueda ser caracterizada como vivienda. Tambin quienes carecen de alojamiento fijo, regular y adecuado para pasar la noche, y encuentran residencia nocturna en alojamientos dirigidos por entidades pblicas, privadas o particulares pagando o no por este servicio- y que brindan albergue temporal (...)5. A la hora de explicar las complejidades que presenta el fenmeno de situacin de calle, las dimensiones en las que ha incursionado recurrentemente su anlisis han sido: enfermedades mentales, alcoholismo, adicciones, aislamiento, entre otros. No obstante, desde fines de la dcada de 1970 y comienzos de los aos 80, el fenmeno "homelessness" (como es mundialmente conocido) y de los sujetos "homeless se convirti en uno de los problemas sociales ms visibles en varias ciudades europeas y EEUU, debido al incremento cuanti y cualitativo de individuos solitarios y familias durmiendo en las calles y que utilizaban la red de asistencia (refugios nocturnos o diarios, comedores, asistencia sanitaria). A partir de aqu, las investigaciones empiezan a centrarse no slo en la cantidad de personas que llegan a esta situacin extrema de no-hogar, sino a indagar acerca de las causas que la generan y las respuestas que los distintos gobiernos ofrecan. De esta suerte, se propaga un gran foco de atencin sobre una poblacin que comienza a volverse heterognea y compleja. Parte del enfoque, se centrar entonces, en la desvinculacin del mundo del trabajo, la reduccin de subsidios estatales, la disminucin en los salarios, el aumento en los costos de vivienda, entre otros. La interaccin de estas causas econmicas explica el crecimiento sustantivo en los EEUU de esta poblacin que se produjo en la dcada de los 80. Joel Blau (1992) afirma que la situacin de calle en ese pas se increment siempre con relacin al nmero de personas desempleadas. En contraposicin, la situacin de calle actual comenz con la difcil situacin econmica en los 70, lleg a su punto mximo con la recesin de 1981-1982 y sigui incrementndose a pesar de la recuperacin econmica que dur hasta la recesin a
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A lo largo del artculo se tratarn los trminos sin techo, sin hogar situacin de calle indistintamente, y derivados del trmino homelessness y homeless (sujetos sin hogar). Aunque esto puede ser discutible ya que existe en el mbito acadmico internacional una diversidad conceptual en cuanto a esta poblacin y los que estn en riesgo de caer en situacin de calle, a los efectos de este trabajo, no es relevante. Entenderemos por sin techo o situacin de calle la falta de acceso a una vivienda convencional (domicilio): dormir en parques, playa, plazas, veredas, edificios abandonados, garajes, vehculos, pasajes de algn espacio pblico (hospitales, paradas o terminales de mnibus, etc), refugios para sin techo. No se comprende bajo esta definicin vivir en un asentamiento, pensin u hotel. Sobre esta definicin vase Entner Wright, B: 1998, 24. 5 En: www.comunicacionypobreza.com.cl
comienzos de los 90. Esta vez, no se trata de una simple correlacin entre la situacin de calle y el desempleo () Porque el riesgo en el que incurren los pobres y la gente trabajadora () se da de acuerdo a un segundo factor distintivo, el decline de redes sociales y la prdida de comunidad6. Por estos aos, surge en Francia el trmino "sans domicile fixe" (sin domicilio fijo) con el objetivo de identificar esta nueva poblacin que comenz a habitar las calles, diferencindose de los clsicos "clochards" (vagabundos)7. Como sostiene Robert Castel (1997) el trabajo es a lo largo de la historia el referente econmicocultural dominante. Cuando las personas se encuentran privadas de este derecho y al mismo tiempo comienzan a perder la red de vnculos que los une con la familia, la comunidad y la sociedad: no slo comenzamos a hablar de individuos o grupos marginados o excluidos; tambin de personas que son expulsadas de las estructuras que dan sentido de pertenencia a la vida social. Es decir, que ya no tienen lugar en la sociedad, "Si ya no son "actores" en el sentido propio del trmino, porque no "hacen" nada socialmente til, cmo podran existir socialmente? Desde luego, por "existir" socialmente entendemos ocupar un lugar en la sociedad. Pues, al mismo tiempo, estn muy presentes, y ste es todo el problema, ya que estn de ms8 () ocupan una posicin de supernumerarios ()"9. El socilogo francs plantea el trmino "desafiliacin social" para trazar el recorrido que lleva a qu grupos de individuos se encuentren en una posicin de ruptura con las redes de integracin y proteccin social10. A su vez, estos sujetos sin techo- que han sido des-ligados y consecuentemente invalidados socialmente, comienzan a padecer la vergenza por la nueva posicin que ocupan, la desavenencia que sienten con respecto al colectivo del cual forman parte, el rechazo que perciben y el que se auto-imponen. Y ms an, esta "nueva vida" les requiere estar sujetos a polticas de socorro (saber donde comer, dnde otorgan abrigos y medicamentos), lo que ocasiona sentimientos de sometimiento a la situacin de calle y a las polticas de asistencia. Volveremos a profundizar en este aspecto ms adelante. Ahora veamos lo que sucede en nuestro pas con relacin al estudio y seguimiento de esta poblacin. 2.1 Individuos sin techo en Uruguay La cantidad de individuos durmiendo en las calles, es propio -como sostiene Loic Wacquant (2001)de una nueva marginalidad urbana donde el paisaje de nuestra ciudad lo "hacen" cada vez ms los nuevos pobres urbanos: un buen nmero de individuos entre 20 y 60 aos que perciben resquebrajada su estructura de oportunidades: "(...) los signos reveladores de la nueva marginalidad son inmediatamente reconocibles (...): hombres y familias sin hogar que bregan vanamente en busca de refugio (...); comedores de beneficencia rebosantes no slo de vagabundos sino de desocupados y subocupados (...)"11.
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First, an SDF is thought of as someone with the need for public intervention. Broadly stated, the tramp (clochard) is considered to have chosen his or her way of life(a widely- held tough highly questionable view), whereas the victim of social exclusion, in this case a homeless person, is seen as caught up in socio-economic processes beyond his or her control. The second important difference between the images associated with the two terms occurs because both the terms sans domicile fixe and, as a corollary, its abbreviation, contain the word for residence (domicile). Thus there is a direct association with a housing problem, which was not the case for the tramp. The latter was viewed as a marginal, eccentric, or socially ill- adapted individual. The former, by contrast, is primarily someone with nowhere to live. En Damon, J y I. R, Godfrey: "The terminology of homelessness in France in news agency dispatches, Vol. 57, n 3. Pg: 564, 2002.
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Castel centra su estudio en la condicin socio-histrica del salariado (especialmente en Francia) aportando un riguroso anlisis sobre las situaciones de desafiliacin que conducen finalmente a un estado de exclusin social. Wacquant, L, 2001:170.
En Uruguay, la atencin que se le ha prestado al fenmeno desde la rbita gubernamental y en el mbito acadmico data de escaso tiempo. Los pocos antecedentes surgen alrededor del ao 2000 cuando la situacin socio-econmica del pas "adverta" el ingreso a las calles de una poblacin que hasta el momento permaneca si se quiere estable. El aumento del desempleo y la disminucin del ingreso, la migracin interna, la reduccin de recursos destinados a servicios que atienden las necesidades de los sectores populares, entre otras causas, llevaron a una cada de los sectores humildes hacia lo ms profundo de la estructura social, y en ciertos casos a "situacin de calle". Recientemente, investigaciones en la esfera acadmica abordan los distintos perfiles de trayectorias de las personas sin techo para explicar el origen de estas privaciones (Chouhy, 2006). En lo que refiere a la rbita gubernamental, desde el ao 2005 funciona a nivel nacional el Programa de Atencin a los Sin Techo (dependencia del Mides) que busca (en coordinacin con otros organismos) la reinsercin socio-cultural y laboral de las personas en situacin de calle12. Como se seal ms arriba los hombres son los de mayor presencia en calle y refugios. Segn un relevamiento de la IMM del ao 2001, el nmero de hombres entre 19-54 aos atendidos en refugios de emergencia13 (ahora coordinados por el PAST) fue del 63%. En el ao 2004 el porcentaje del mismo tramo de edad pas al 80%14. Los ltimos datos proporcionados por el Censo en refugios del Mides15 (en octubre del ao 2006), arroj que esa noche en refugios haban 247 personas mayores de 18 aos y 172 en el resto de stos. (En los refugios del Ministerio se contabilizaron 48 nios, mientras que en el resto se contabilizaron 122 menores). La poblacin de los refugios del PAST es mayoritariamente masculina: 72%, 1 del total (2007: 10). Alain Santandreu (2003) seala la existencia de al menos tres grandes tipos de personas en situacin de calle: i) los nuevos pobres en situacin de calle ingresados recientemente a esta situacin que an consideran posible una fuga hacia afuera; ii) un grupo que presenta un gradiente difuso entre quienes consideran posible una salida (fuga hacia afuera) y quienes consideran una estrategia de vida (fuga hacia adentro); y iii) los estructurales en situacin de calle (Santandreu, 2003:60). De esta manera, como en Europa o EEUU el fenmeno de las personas en situacin de calle en nuestro pas principalmente (pero no exclusivamente) en Montevideo- no se reduce slo a individuos que eligen la calle como opcin de vida (crnicos) y estructurales en calle (sujetos que no buscan salida a su situacin ni participacin de los programas pblicos); sino que han ido surgiendo una multiplicidad de situaciones que determinan una nueva tipologa de individuos que quedan en esta situacin.
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Bajo este programa se han abierto refugios nocturnos en Montevideo, Canelones, Maldonado, Paysand y San Jos, con 460 cupos en Montevideo y 150 en el interior, que permanecen abiertos los 365 das del ao de 19 hs a 8 hs, y por donde han pasado ms de 1550 personas que han recibido cena y desayuno, cama, ropa, posibilidades de ducharse y apoyo psico-social. En: Memoria anual del Ministerio de Desarrollo Social, 2007: 10. Adems, para las personas que no concurren a ningn programa institucional (que se encuentran en peores condiciones, ya que ni siquiera pasan las noches en los refugios), existen los Equipos de calle que se encargan de acercarles alimento y abrigo, y se las estimula a ingresar a algn refugio. 13 Antes de la creacin del PAST los refugios eran coordinados por la Comisin Interinstitucional del Plan Invierno (integrada por la IMM en coordinacin con BPS, MVOTMA, etc). Por estos aos, los refugios permanecan abiertos 3- 4 meses durante todo el ao. El objetivo principal era sacar a la gente de las calles en el invierno. 14 Romero Gorski, S, 2006: 5. 15 Esa misma noche se realiz el primer Conteo de Personas en situacin de calle en Montevideo. El relevamiento aport que 320 personas en situacin de calle esa noche. En: MIDES, 2007: 10.
La privacin de un domicilio y la continua asistencia que reciben comprende indefiniblemente para estos sujetos una de las ms duras "etiquetas sociales". Por ello, se vuelven cruciales los cambios que experimentan en cuanto a la permanencia obligada de estar durante el da en la calle sin tener donde ir cargando con las pertenencias; las relaciones sociales que surgen en los refugios; la incorporacin de nuevos hbitos de higiene; el esfuerzo por mantener iniciativas propias que les permitan alejarse de los circuitos de dependencia entre la calle y refugios, las estrategias de sobrevida (por ejemplo, mendicidad); todas stas transformaciones bajo las que comienzan a moldear su identidad. 2.2 Argumentos metodolgicos En la introduccin de este artculo sostuvimos que es imprescindible explorar e incorporar las nuevas subjetividades (complementando con las etapas de calle que ms adelante se precisarn) a las que se ven enfrentados los sin techo a medida que su estada en calle y refugios transita, que determinan el proceso por el que atraviesan con respecto a la auto -concepcin. Por consiguiente, se deben tomar como punto de partida elementos metodolgicos que arrojen luz sobre los testimonios de los sujetos y que conciernen a comprender a los individuos dentro de su propio esquema interpretativo de las experiencias que comienzan a vivir, y que hacen que le den sentido a lo que est sucediendo16. De esta manera, el enfoque metodolgico cualitativo de la investigacin proporcion estos y otros elementos acerca de su perspectiva. En las investigaciones de corte cualitativo, el objetivo fundamental es comprender a los sujetos en su propio marco de referencia: cmo las personas ven las cosas y por tanto cmo es guiado su accionar17. En este tipo de estudios, el investigador busca comprender cmo experimentan determinados grupos subjetivamente su mundo social: la manera en que el actor ubica e interpreta una situacin dada es funcin de su subjetividad y corresponde a elementos de su situacin biogrfica18 19. Al enfocarse en la produccin de los discursos, se somete al investigador a colocarse en la perspectiva del sujeto entrevistado, que al mismo tiempo es: objeto de investigacin as como tambin un agente que previamente ha hecho una interpretacin del mundo. La mirada fenomenolgica de A. Schutz es imprescindible para comprender los procesos de construccin de sentido que hacen los sujetos en calle acerca de su situacin y el que asignan a sus acciones y a sus actos20. Tambin en lo que respecta al estudio de las relaciones sociales que surgen en los refugios, su abordaje del tpico de la inter-subjetividad es vital. Por sta, entiende un encuentro por parte del sujeto de otra conciencia que va construyendo el mundo en su propia perspectiva y que no se reduce solamente al encuentro cara a cara entre el ego y el alterego, sino que se ampla a todas las dimensiones de la vida social21. En Estudios sobre teora social (1974) Schutz fija su atencin en conocer cmo experimenta un hombre la vida cotidiana y las pautas culturales de un nuevo grupo al que se integra. Le denomina el forastero para explicar las vivencias por las que atraviesa al llegar a un nuevo medio social. Sostiene que el forastero no comparte los supuestos bsicos [del grupo]; pasa a ser esencialmente el hombre que debe cuestionar todo lo que le parece incuestionable a los miembros
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Seleccionado de Taylor y Bogdan, 1986. Seleccionado de Taylor y Bogdan, 1986. 18 Natanson, M: En Schutz, A, 2003. Pag: 23. 19 Es importante aclarar que la investigacin de la que se vale este artculo centr su atencin en un nivel micro de estudio, por lo que no se abarc la totalidad de hombres que cumplan con los criterios ya mencionados (ver nota al pie n1). 20 Retomo la distincin que realiza Schutz entre ambos conceptos. Sostiene que con el trmino <accin> [se designa] la conducta humana como proceso en curso que es ideado por el actor de antemano, que se basa en un proyecto preconcebido. Con el trmino <acto> [se designa] el resultado de este proceso en curso, la accin cumplida. (2003: 86). 21 Seleccionado de Schutz, A,1974.
del grupo al que se incorpora. Para l la pauta cultural de dicho grupo no tiene la autoridad de un sistema verificado de recetas, y ello, si no por otro motivo, porque no comparte la tradicin histrica vvida en la cual se ha formado aquel22. Aqu comienza el problema de cmo interpretan los inexpertos sin techo el nuevo grupo del cual comienzan a formar parte; ya que su pensar habitual, sus ideas acerca del mundo, las pautas culturales y los modos de vida no son congruentes con los de ese grupo. Cuando estos hombres comienzan a experimentar la total carencia habitacional y el <mundo> de la calle y refugios, no saben cmo actuar, no conocen los cdigos, reglas ni prcticas; las pautas culturales de orientacin no son aplicables en esta nueva realidad23. En efecto, los cambios por los que atraviesan cuando ingresan a situacin de calle influyen en la conciencia (transformando su subjetividad), y el sentimiento de no tener utilidad social sumado al de haber perdido su status (tambin moral), advierten en los sujetos la posesin de un estigma. Segn E. Goffman, el trmino estigma hace referencia a un atributo profundamente desacreditador que estigmatiza a un tipo de poseedor mientras que confirma la normalidad de otro. Por lo tanto, lo que en realidad se necesita es un lenguaje de relaciones y no de atributos24. Esta perspectiva sociolgica enfatiza el hecho de que el rea de manejo de un estigma puede entonces considerarse como algo que pertenece fundamentalmente a la vida pblica, al contacto entre extraos o simples conocidos, al extremo de un continuo cuyo opuesto es la intimidad (Goffman, 2001: 67). Resulta claro que los espacios en los que la vida diaria de estos sujetos se desenvuelve (calle, refugios, comedores, iglesias, etc.) se convierten en los nicos escenarios donde sus actos y conductas se desarrollan permanentemente. Esto genera la percepcin (justificada) de los individuos no slo del sentimiento de posesin de un estigma sino como consecuencia de esto, la sensacin de una prdida de autonoma y dominio respecto de s mismos (rol de sujetos pasivos). De este manera, el punto de partida desde el cual buscan orientarse cuando ingresan a situacin de calle es aquel que han internalizado antes de quedar en esa situacin. Empero, la nueva realidad que ahora comparten con otros copartcipes (Schutz, 2003: 21), requiere procesos de reinterpretacin, porque a medida que la permanencia en calle y refugios avanza, comienza a desarticularse la estructura que hasta el momento del ingreso significaba sus acciones situndolos en un lugar social determinado. Esto nos conduce al problema de la identidad frente al nuevo grupo de pertenencia. Berger y Luckmann sostienen que la identidad se define objetivamente como ubicacin en un mundo determinado y puede asumrsela objetivamente slo junto con ese mundo; recibir una identidad comporta adjudicarnos un lugar especfico en el mundo (1997: 168). De este modo, comienzan a pensar en s mismos como poseedores de identidades deterioradas (Goffman: 2001). Veremos a continuacin fragmentos de los testimonios que mejor ilustran estos dispositivos de sentido que otorgan las experiencias por las que atraviesan los individuos sin techo, y que adquieren significado al momento de la concepcin sobre s.
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Schutz, A, 1974:100
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El forastero -dice Schutz- () se ve ante el hecho de no tener ningn status como miembro del grupo social al que est a punto de incorporarse y carecer, por ende, de un punto de partida para orientarse. Comprueba que es un caso limtrofe, que est fuera del territorio que cubre la pauta de orientacin vigente dentro del grupo. Ya no puede considerarse como el centro de su medio social, y esto vuelve a provocar una dislocacin de sus perfiles de significatividad. Schutz, 1974: 102
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3- Crnica de un proceso anunciado I) Conflictos subjetivos Las contradicciones internas que experimentan los sujetos sin techo en relacin a las maneras de sostener (se) esta realidad estn latentes desde el principio hasta el final de sus discursos. La desafiliacin, el desarraigo y el desconocimiento que empiezan a sentir con respecto a s mismos se hacen explcitos atacando la estructura de las necesidades ms fundamentales. Los sentimientos de resentimiento y vergenza afloran permanentemente y son pertinentes: Y bueno, lo que haces es vagar: te sentas en una plaza, esperas que llegue la hora del comedor, vas a comer, volves (...) La idea y lo que ms te agobia es que durante el da, si llueve, si est feo, si ests enfermo, ests como ests, tens que andar en la calle. Sents una angustia y una impotencia generalizada desde el momento que te vas a las 8 de la maana del refugio. Tenes que estar pensando lo que podes hacer durante el da: gastar horas (...) Durante el da si bien sals con alguno, pensas cmo pasar el tiempo para volver al refugio. Pero bueno, trato lo mejor posible, tratar de sobrellevar el da y el refugio. Se comprueba que la situacin de calle es un mundo que le obliga a vivir pautas habituales contrapuestas a las de su vida anterior (que no puede olvidar). El hecho fundamental de estar ocioso y no tener un lugar propio donde asentarse refuerzan el alejamiento del individuo que fue hasta esta situacin. Lo que te significa [refirindose al desprendimiento de las pertenencias] incluso estando dentro del refugio es que te tenes que ceir a quedarte con lo mnimo, perdes la identidad tuya, la identidad de tu familia, de todo. Tenes que abandonar, buscar donde dejar tus cosas y tratar de salir con la ropa mnima (...) como que te desarraigas dentro de tu propio pas. Yo lo sent as: como un desarraigo dentro del propio hbitat, de mi propio lugar de vida. Seala el desarraigo dentro del propio hbitat: vive esta desconexin respecto de su situacin anterior como un estado de desposesin (Castel: 2004, 25). Pero no slo de sus pertenencias sino adems de su calidad de individuo. Porque las pertenencias de los individuos estn fuertemente relacionadas con su yo, y en l al deshacerse de estas por una necesidad de comodidad (por el hecho de caminar durante todo el da) hace que se despoje en definitiva de su antigua apariencia y la imagen del yo que presenta [es] atacada (Goffman: 2004, 33). Es un cambio brusco. Tens tu casa, lo normal, a terminar en la calle, que la gente te est mirando al principio con vergenza, pero llegas a un momento, un tope. Yo a veces me dorma una siestita en la rambla o en la Plaza de los bomberos, me despertaba y estaba lleno de grises jugando y gente comn, y me despertaba, miraba la cara de la gente y me daba vergenza. Dentro de las transformaciones que encierran los cambios de prcticas que los sujetos tienen como institucionalizadas, son las que conducen innegablemente al problema de la alteracin con respecto a la autoconcepcin. Sentir vergenza de la posicin social y en consecuencia de lo que se es como individuo, es el primer elemento en el que se sostiene el sentimiento de portacin del estigma. En relacin al uso de espacios pblicos para dormir, algunos sujetos manifiestan un apartamiento deliberado de lugares poblados o cntricos que pueden profundizar el sentimiento de
desvalorizacin personal y social al compartirlos con individuos corrientes: -Dorm en la playa 5 meses ms o menos...-; -Yo paro en un lugar solo, ah donde estaba la Compaa del gas, en el dique Magua, enfrente al templo ingls (...) no hay techo, no hay nada. Arriba de la vereda contra un rincn que hay unos rboles. Pero como no pasan autos, la calle est cerrada, los serenos nos conocen de hace tiempo, no hay problema. La polica misma sabe que estamos ah-. Existe la sensacin de que poder optar por estos lugares deshabitados adquiere un significado especial para ellos: y es que pueden de alguna manera- seguir siendo dueos de s mismos. Otros, en cambio, evitan desde el primer momento de ingreso a la vida sin techo dormir en la calle o en cualquier lugar que les obligue estar a la intemperie: -Yo nunca dorm en la calle. Siempre me arrim a los refugios-; - Yo no dorm en la calle. S qued una noche esperando el mnibus. Pero calle, lo que es calle, dormir debajo de un alero o debajo de un rbol, no-. En este ltimo fragmento, el individuo manifiesta simular su situacin y condicin. Esto se asocia a lo que Goffman (2001) llama el problema de la normificacin, cuando los sujetos estigmatizados se esfuerzan por negar su diferencia. El sujeto tom conciencia de la posicin social en la que cay y de la perspectiva que tiene el colectivo social acerca de los que duermen en la calle: son vagabundos, marginados. Por esto, simula estar en situacin de calle para: no perder los fundamentos de auto-identificacin y sentir que empieza a formar de esta categora social. II) Solidaridades recprocas La vida en la calle y refugios transforma inexorablemente la identidad experimentadora de estos individuos. Aquello que Goffman seala como el sentido subjetivo de su propia situacin, continuidad y carcter que el individuo alcanza como resultado de las diversas experiencias sociales por las que atraviesa (2001:126). De las vivencias que se comparten con otros (dentro y fuera del refugio) nacen vnculos que se reproducen y mantienen en la existencia de solidaridades recprocas basadas en transmitir los servicios asistenciales que existen para sobrevivir en estas condiciones. Algunos reflexionan en torno a la adecuacin que genera el funcionamiento de stos, fundado en que lo que se ofrece alcanza para sobrevivir. Y esto hace que los sujetos se alejen de su rol anterior, de acuerdo a los diferentes criterios de valor y de accin que esta alternativa requiere: Nunca me haba imaginado estar en la calle (...) Entonces, vos te vas encontrando con esta gente y esta misma gente te va derivando, te va diciendo en determinados lados hay otros refugios, en determinados lados te dan de comer, en determinados lados dan la leche, podemos ir y desayunar ac. Te vas adaptando progresivamente al crculo. Cuando quers ver, ests en el medio del crculo, decs: -Yo estoy haciendo todo esto-, y tomas las responsabilidades que si aparece alguno que estaba en tu misma situacin, tratar de ayudarlo de la misma manera que te ayudaron. En otro pasaje expresa: Y los niveles son cada vez ms chatos: es gente que no te puede ayudar en nada. Al contrario, lo que te puede ayudar es yndote ms abajo, porque lo que se busca es la iglesia donde comer, a donde podemos ir a buscar un buzo usado, un pantaln, un par de zapatos. Ese tipo de cosas. Las conversaciones son siempre las mismas. No hay una alternativa para decir: -Bueno, busquemos otro horizonte, otras cosas- De lunes a viernes voy al Inda a almorzar, a merendar voy a la Sagrada Familia, el desayuno y la cena en Requena25 (...) Pero con respecto a lo que estoy apreciando, es desalentador. Porque estamos todos en la misma y que no haya respeto y que vayan con la botella de vino! Si sos una persona que observas, a medida que pasan los das, eso lo notas enseguida: el que teniendo todo de arriba, se aprovecha totalmente (...) Yo me llevo con todos, pero relaciones del momento, en la cola. Para que tengas una idea global de cmo tengo la cabeza, te hablan del Inda, de cundo vamos a San Pancracio, de cundo vamos a rescatar ropa. Y se comen colas de cinco cuadras, como me las com yo tambin.
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Se refiere al refugio.
Como examinamos, existe en los sujetos un conflicto interno por habitar un mundo al que sienten que no pertenecen. Al no aceptar su grupo de pares ni el lugar que se les ofrece, buscan continuar siendo sujetos corrientes, asentndose en los principios de divisin e identificacin con los que crecieron. El problema de la visibilidad o perceptibilidad del estigma es central: habitar un refugio, asistir a merenderos e iglesias en busca de abrigo, estar en la cola con individuos diferentes a uno, etc., son situaciones que sirven para que comience a actuar el desconocimiento acerca de s. Esta no- identificacin que enfatizan con respecto a los dems sirve, en definitiva, para no sentir que se desactiva (por completo) aquello que Schutz llama el esquema incuestionado de referencia para su concepcin relativamente natural del mundo (1974: 101). Es decir, el cuerpo de pautas culturales y normativas bajo las que crecieron: al reproducir en los testimonios esta distancia que los separa del resto, los sujetos buscan interpretar esta realidad desde su pensar habitual. Paradoja que sostiene el desarraigo identitario que viven. III) Una secuencia difcil de no acompaar De la permanencia en refugios, calle, instituciones religiosas, van surgiendo (en este crculo de dependencia) determinadas etapas que condicionan claramente el proceso por el que atraviesan los individuos en su gradual desarraigo: i) Una primera etapa es la incorporacin de conductas, actos y prcticas que determinan los circuitos de calle como vimos en la exposicin de los testimonios previos. En esta etapa no se desactiva por completo el marco de accin de los sujetos porque todava conservan iniciativas propias para la salida. Aqu es donde se siente ms fuerte la percepcin del estigma, porque de alguna manera, ya se est generando la ruptura con el mundo anterior: antes de quedar [en situacin de calle] y despus de26: Hace como 5 meses que no s lo que es un billete de $ 5. Lo s porque lo veo en manos de otros, pero hace 5 meses que no agarro un mango. Estoy desesperado. Yo te hablo con total honestidad () No es digno y no se lo deseo a nadie () La fuerza para trabajar a pesar de la edad que tengo no me falta. Pero el problema es la edad. Lo primero que me preguntan es la edad. Me dicen: -Tomamos hasta 50-. Entonces, la gente que tiene ms de 50 tiene que matarse. No tiene derecho a seguir viviendo. Estoy cobrando el Plan de emergencia. Antes no tena ingreso ninguno, andaba sin un peso (...) Estoy a la espera de que salga un trabajo en setiembre, sino no s que voy a hacer. Pero lamentablemente vas a buscar un trabajo y decs que ests en un refugio y no se consigue. Mal, porque te ven como un tipo cualquiera, vulgar. Y no te llaman nunca. Siempre buscando. Iba al gallito Luis, de un lado a otro. Lo que pasa que muchas veces, perd oportunidad por no tener un paradero fijo o telfono. Incluso me enter despus que me llamaron de ciertos lugares que me llamaron por trabajo () Hoy por hoy estoy cuidando coches. Es mnimo el ingreso, y adems no es lo ideal porque es una cosa ociosa. No me siento bien porque estoy acostumbrado a desempear tareas o a desarrollar la capacidad intelectual o un oficio. Entonces, cuidacoches es una cosa ociosa, te podes pasar las horas ah. No me siento bien porque no desarrollo ni mi energa ni mis capacidades, me entendes? No soy yo, no soy yo. Ahora estoy cobrando el ingreso ciudadano. Estuve buscando trabajo, fui a Montecable, me dijeron que s, que entraba a trabajar hace un tiempo. Fui de vuelta, me dijeron la semana que viene que me llamaban: -Mire que Ud. est-. Pero cuando das la direccin del refugio es como que se corta. Habrn averiguado: -Esto que es? Ah, es un refugio. Ah, situacin de calle-. No cuadras dentro de lo que ellos buscan () Y hay determinado tipo de trabajo que es trabajo administrativo o de ventas que no son de fuerza por
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decirlo de alguna manera- que no son de pen y ah se complica. Cuando decs que ests dentro de un refugio o tens que dar la direccin del refugio, aunque no digas nada, si averiguan, perds. Y lamentablemente a veces pona la direccin de alguien, de algn conocido y le deca: -Mir, si te llaman, dec que no estoy-. Pero que pasa, tambin se complica en la comunicacin: me llaman y yo no estoy y me entero a los 4 das porque no tena la posibilidad de avisarme y porque yo justo ni llam. En esta etapa, algunos simulan (esconden a su antigua red vincular) su situacin y estar en un refugio. Esta estrategia forme parte de la necesidad intrnseca de negar su condicin social actual y sostener la creencia para s de que es algo pasajero: No quiero que mi gente en San Jos se entere. Somos 7 hermanos, siempre llamo yo, les digo que estoy trabajando y que estoy bien. No me gustara que se enteren. Ellos saben toda la vida que yo hice con mi seora y ahora en este momento me dara no s qu que se enteraran que estoy en un refugio. Yo nunca digo la situacin en la que estoy. Mis amigos no saben, no les quiero decir, porque ellos me conocieron de una manera y no me gusta dar lstima. Les digo donde vivo no puedo darte la direccin-. Yo voy a la casa de ellos. No les pido nada. Mantengo esa amistad de hace aos. Esto me marc, porque yo era muy pegado con mis grises y hace 7 aos que no los veo. Pero tampoco quiero volver, no quiero que me vea mal mi gente. Ellos no saben y no quiero que sepan(...) Gracias a Dios estn todos bien, el nico que anda mal soy yo. (...) nadie sabe que estoy ac. No es fcil, es complicado. Yo no me acostumbro, no es la situacin ideal. Nunca me termino de adaptar Los continuos y malogrados intentos de obtencin de un empleo que relatan los hombres (detalladamente) ms arriba, empiezan a ser ms persistentes a lo largo del tiempo, dando surgimiento a una segunda etapa: la adaptacin a la calle. Esta frustracin sumada a la constancia en refugios y calle determina la adquisicin de ciertas conductas y estrategias de sobrevivencia que se ejercen bastante seguido. En esta etapa (a mitad del camino) el accionar cotidiano de los sujetos est atravesado por proseguir con iniciativas propias de bsqueda de trabajo. Pero tambin se han internalizado prcticas que corresponden a una habituacin a la situacin: Al principio cuando uno queda en la calle empezs a buscar trabajo, pero despus te empiezan a cerrar todos los das las puertas, el nimo empieza a bajar. Entonces, la calle te empieza a chupar, a succionar y en cierta manera, no te deja actuar como vos racionalmente quisieras. Nunca me met en la droga ni en el alcohol, gracias a Dios. Estaba rodeado de gente que s pero no se me peg nada y no lo digo yo, lo dicen amigos mos. Pero te succiona el tema de la calle. Hay gente que vos ves y que decs:- pah, cmo puede estar as en la calle? Te atrapa. Cuando recin empezaba era todo una vergenza, pero despus como la calle te succiona tanto despus no importaba. No te importa si ests comiendo terrible banquete en la plaza de los bomberos, no te importa si un tipo tiraba un cigarro medio prendido y vos sos hbito de fumar y lo agarras, no importa. Tampoco yo iba al extremo de tirarme al abandono pero t (...) nunca me tir al abandono pero haca cosas que racionalmente no haces. Y te levantas a las 6, no descansas. No tenes donde lavarte. Yo haca locuras y no me molesta decirlo. Me baaba en el piletn. Miraba que nadie me viera, tenia un balde de pintura de 20 litros, cargaba agua y me baaba. En la escalera de la entrada sobre Fernndez Crespo. Hasta que un da me vine para los refugios. Esta fase hace que los sujetos experimenten el desarraigo identitario de acuerdo a las necesidades que buscan ser satisfechas, pero no hay manera de lograrlas por los medios institucionalizados y legitimados anteriormente. As que deben realizarse conforme a la situacin que se padece sin importar estos ltimos.
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Finalmente, la reproduccin y prolongacin en el tiempo de estas y otras estrategias que continan incorporndose por ejemplo, mendigar, hurgar, entre otras; sealan el paso a una tercera etapa de calle: habituacin. Las prcticas se convierten en estrategias permanentes de vida para sobrellevar la carencia total: los sujetos se acostumbraron a manejarse en el mundo de la calle y los refugios. Pero lo ms importante es que el sentimiento de resignacin que perciben es tan fuerte que ya no visualizan una salida real. Se consideran a s mismos como tipos de calle a los que les gan la situacin. Hay de parte de los sujetos la adquisicin consciente de un nuevo rol y una nueva manera de estar en el mundo: Cuando estoy en la calle (...) salimos a requechear. Por ejemplo, cuando no estn los refugios, nosotros salimos a buscar comida, de la volqueta o de la gente que deja colgada las cosas ah. Y los domingos las cosas que estn buenas las vendemos en la feria. Y sino pedimos: tenemos la carnicera, la fbrica de pastas, la panadera. Cuando no tenemos para comer pedimos (...) Hay 3 ferias cerquita y verdura siempre tenemos. Juntamos con algunos huesos, pedimos y as la llevamos siempre. Mientras no hay refugios, no? (...) De da ahora estaramos cocinando (...) cocinamos en una lata que tenemos. Y contina: Yo a todo me adapto en seguida. Si de repente, tengo un trabajo bueno y se me termina y voy a la miseria y a la calle, me tengo que adaptar a eso, tengo que seguir ese ritmo. Por que qu voy a hacer?, me voy a enloquecer? No me puedo enloquecer (...) y bueno estaba en la calle y vine para ac, la llevo tranquilo. 4. Conclusiones En este artculo se presentaron esquemticamente algunas de las dimensiones (que nos revelaron lo particular de estas experiencias) del proceso enunciado. Por tanto, creemos que se vuelve necesario continuar en esta lnea de investigacin, explorando diferentes dimensiones de esa serie de fases manifestada por la permanencia en calle y refugios27. Del mismo modo, sostenemos la importancia de arrojar luz sobre los discursos de los individuos, que ayudan, no slo a determinar objetivamente los momentos de ese proceso en el que se encuentran, sino tambin poder comprender el significado de sus conductas a partir del marco de posibilidades que poseen para practicarlas. Comprender el significado que le otorgan a sus actos, seala antes que todo, que los sujetos han definido la situacin por la que atraviesan de cierta manera. Por tanto, es desde esta definicin de su situacin y desde los cimientos de sus experiencias, que se debe tomar el punto de partida para un diseo ms eficaz de las polticas sociales dirigidas a esta poblacin. Ms an, incorporar el marco de referencia, la batera de opciones con las que cuentan para sobrellevar su vida diaria y la perspectiva desde la cual definen su realidad social, es el primer paso para no reforzar visiones estigmatizadoras, que desde los rdenes establecidos en el colectivo social, ejercemos en la interpretacin de sus conductas.
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Se destaca como una fuente de datos esenciales para el estudio y seguimiento de la poblacin en refugios el relevamiento realizado en octubre de 2006 a cargo del INE junto con el Programa de Atencin a los Sin Techo, ya que reconstruye las trayectorias vitales que condujeron a los sujetos a terminar en la calle, y en consecuencia, ayuda a determinar los distintos perfiles de hombres que habitan los refugios. Queda entonces, preguntarnos en qu medida influyen las trayectorias de vida de los sujetos que alcanzan ms rpidamente la 2 y 3 etapa en comparacin con otros.
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