Introducción
Las funciones del cerebro son numerosas y complejas. En términos generales se divide a
la corteza en áreas sensoriales, motoras y de asociación. Las áreas
sensoriales interpretan los impulsos homónimos, las áreas motoras regulan la actividad
muscular y las áreas de asociación se relacionan con los procesos emocionales e
intelectuales.
Formación reticular
Estructura anatomo-funcional del tallo cerebral, desde la parte rostral de la
protuberancia anular hasta la parte caudal del diencéfalo, que se encarga de los ciclos
circadianos de sueño/vigilia, además de identificar estimulaciones de fondo irrelevantes.
Filogenéticamente es una de las partes más antiguas del cerebro. Está formada por
neuronas de diferentes tamaños y formas esparcidas en la sustancia blanca. (Sistema
Activador Reticular Ascendente). Este sistema parece intervenir en el estado de
consciencia. Además, en esta formación reticular se encuentra el núcleo ambiguo, motor
somático del nervio vago y glosofaríngeo
La formación reticular consiste en más de 100 pequeñas redes neurales cada una con
sus funciones, incluyendo las siguientes:
control motor somático
control cardiovascular
modulación del dolor
sueño y vigilia
habituación
desencadenamiento del vómito
Funciones de la formación reticular
Debido al gran número de conexiones, la formación reticular participa en múltiples
funciones, siendo las más importantes:
Control motor del musculo esquelético (función motora somática)
La función motora somática esta mediada principalmente por las siguientes conexiones:
a) Conexión con el cerebelo y el núcleo rojo:
La formación reticular recibe fibras espinoreticulares directas, colaterales de fibras
espinotalámicas y del núcleo rojo que se proyectan al cerebelo. La formación reticular,
el aparato vestibular del oído interno y el tracto vestíbuloespinal, desempeña un papel
importante en el mantenimiento del tono de los músculos antigravitatorios en la posición
de píe.
b) Conexión con la médula espinal, sustancia negra y corteza cerebral:
A través de los tractos reticuloespinal, reticulobulbar, y sus conexiones con los ganglios
básales, la sustancia negra y la corteza cerebral, la formación reticular puede influir en la
actividad de las neuronas motoras alfa y gama (tono muscular y actividad refleja) y el
patrón central del movimiento (fuerza y dirección de la contracción muscular durante el
movimiento)
Control de las sensaciones somáticas y viscerales (función sensorial somática)
Las neuronas reticulares ejercen cierto control sobre la actividad en los arcos reflejos
medulares y también sobre el acceso de la información sensitiva a las vías ascendentes
que se dirigen a niveles supraespinales. Esta influencia puede ser facilitadota o
inhibidora.
Así, la estimulación de ciertas áreas de la formación reticular bulbar, provoca la
inhibición de algunas interneuronas y células fasciculares sensitivas de la médula
espinal, lo que parece ser importante para la regulación de la percepción del dolor
(mecanismo de la puerta).
Control del sistema nervioso autonómo (función motora visceral)
Una gran cantidad de información visceral llega a la formación reticular, la cual
programa las respuestas adecuadas a los cambios del entorno y se proyecta a los
núcleos autónomos del tallo encéfalico y la médula espinal.
De esta manera, algunos datos fisiológicos sugieren la presencia de centros en la
formación reticular para el control y regulación de varias funciones viscerales:
La estimulación del grupo de núcleos mediales reticulares del bulbo provoca una
reacción inspiratoria y un efecto depresor circulatorio (disminución de la frecuencia
cardiaca y la presión arterial)
La estimulación del grupo lateral de núcleos reticulares bulbares produce una respuesta
espiratoria y acción presora circulatoria (aumento de la frecuencia respiratoria y la
presión arterial)
Los núcleos reticulares parabraquiales de la protuberancia, se relacionan con la
regulación del ritmo respiratorio (centro neumotáxico).
Control endocrino
A través de su conexión con los núcleos hipotalámicos, la formación reticular controla
indirectamente la actividad de la hipófisis, influyendo en la síntesis y liberación de
factores hormonales liberadores o inhibidores.
Control de la conciencia
El despertar y el nivel de conciencia están controlados por la formación reticular. Las
múltiples vías ascendentes que transmiten información sensitiva a los centros
superiores, son canalizadas a través de la formación reticular, que a su vez proyecta esta
información al diencéfalo (núcleos inespecíficos del tálamo, subtálamo e hipotálamo),
ganglios básales y de manera subsecuente a diferentes partes de la corteza cerebral, lo
cual tiene una influencia notable en el despertamiento cortical, atención y alerta a
estímulos sensoriales aferentes. Así, los diferentes grados de vigilia, parecen depender
del grado de actividad de la formación reticular.
La parte de la formación reticular que proporciona estas aferencias se conoce como
sistema de activación reticular ascendente (SARA).
Algunos experimentos han demostrado que su estimulación mejora el aprendizaje,
mientras que su destrucción produce un estado de somnolencia o coma.
La convergencia de varias aferencias sensoriales en la formación reticular, sus
conexiones multisinápticas y la divergencia de sus proyecciones a toda la corteza
cerebral, determinan que este sistema sea más adecuado para el despertamiento. Sin
embargo este sistema recibe retroalimentación constante de la corteza cerebral y de los
receptores periféricos.
Existen muchos fenotipos en el estado de consciencia. Ejemplos claros son el estado de
sueño y el estado de vigilia.
Conciencia: vigilia y sueño
Los estados de consciencia alterados (o modificados) muestran la existencia de niveles o
fases de vigilia distintas. Estos niveles distintos pueden ser inducidos y alterados de
forma artificial o ser producto de otras causas.
Pueden ser inducidos mediante drogas o alucinógenos o por una práctica, como
discusión, autosugestión, deporte, hipnosis, meditación, pranayama, arengar, etc.
Pueden ser producto de una patología, agotamiento, ayuno, deshidratación,
esquizofrenia, intoxicación, manía, insomnio, privación de sueño, etc.
Los estados ordinarios de la conciencia
Los fisiólogos distinguen los siguientes estados normales de consciencia:
La vigilia, estado de alerta caracterizado por un conocimiento permanente de sí mismo y
de su entorno. Es una etapa de actividad. 1
El sueño, que a su vez se divide, para su estudio, en dos grandes etapas:
1. El sueño lento o sueño de ondas lentas (SOL).
2. El sueño REM o sueño MOR (sueño con movimientos oculares rápidos), etapa en la
cual se presentan con mayor frecuencia los sueños, es decir, las imágenes oníricas
o ensoñaciones.
Algo importante para recordar es que no debemos confundir estados mentales con
estados de consciencia.
Las alteraciones de la conciencia
La alteración de la consciencia es una constante que aparece en la mayoría de los
problemas psiquiátricos y en gran cantidad de problemas médicos. En su estado normal,
la consciencia permite al sujeto dar una respuesta apropiada a los estímulos sensitivos y
sensoriales. Sobre todo, a las más complejas: los estímulos verbales, como escuchar, y
las espaciales, como conducir. Difiere de la vigilia en que la vigilia, la capacidad del
sistema nervioso de adaptarse a una situación nueva, depende del sistema reticular
activador. Los factores causales más comunes incluyen: trauma, accidentes
cardiovasculares, drogas, envenenamientos, fiebre, desórdenes metabólicos, meningitis,
infecciones, tumores cerebrales, desórdenes convulsivos, descompensación cardiaca.
Alteraciones no patológicas: El sueño es una etapa del funcionamiento del organismo
absolutamente necesaria. Tiene dos estados o fases distintas, que son: sueño NREM o
sueño NMOR (sueño sin movimientos oculares rápidos) y sueño REM o sueño MOR
(sueño con movimientos oculares rápidos, caracterizado también por sueños muy
frecuentes).
Alteraciones patológicas: cualitativas y cuantitativas
Cualitativas
Por actividad motora disminuida o disminución del nivel de conciencia. Comprendido por
grados, está dividido en 3 grupos principales:
Coma: Es el más grave de los problemas de la consciencia y de la vigilia. Altera de
forma más o menos total las funciones de relación. Un enfermo en coma puede no
reaccionar ni a estímulos nociceptivos (que provocan una agresión dolorosa de los
tejidos, por ejemplo pincharlos o perforarlos). Físicamente no funcionan y
mentalmente están dormidos, pero a veces suelen responder a ciertos estímulos
aunque no es muy frecuente.
Somnolencia y sopor: Es un oscurecimiento homogéneo de la consciencia, de
mayor profundidad que la Obnubilación. Se caracteriza por una disminución de la
actividad vigil, siendo la diferencia la mayor intensidad y profundidad del sopor
frente a la somnolencia. Frecuentemente se confunde con el estupor en el que hay
consciencia vigil.
Obnubilación: Es un estado menos severo. La persona responde correctamente a
las órdenes complejas (ejecuta órdenes escritas, realiza cálculo mental, etc.) pero
con lentitud, fatiga o bastante dificultad de concentración.
Obnubilación de consciencia:
Grado leve a moderado: Comprensión dificultada, sopor, confusión, estupor,
incapacidad de acción espontánea y coma.
Grado profundo: Imposible cualquier actividad voluntaria consciente y ausencia de
cualquier indicio de consciencia.
Confusión mental: Es una alteración global y aguda de las funciones psíquicas,
cuyas causas orgánicas o psíquicas son múltiples.
Síndromes psicopatológicos asociados a la disminución del nivel de consciencia:
Delírium: diferente de delirio, es una desorientación temporoespacial con trazas de
ansiedad, de ilusiones alienantes y/o alucinaciones visuales.
Estado onírico: el individuo entra en un estado semejante a un sueño muy vívido;
estado recurrente de psicosis tóxicas, síndromes de abstinencia a drogas y cuadros
febriles tóxico-infecciosos.
Alienación: excitación psicomotora, incoherencia del pensamiento, perplejidad y
síntomas alucinatorios oniroides.
Síndrome del cautiverio: la destrucción de la base del puente promueve una
parálisis total de los nervios craneales bajos y de los miembros.
Por actividad motora incrementada
Excitación
Manía
Delirio
Cuantitativas
Estados crepusculares: Surgen y desaparecen de forma abrupta y tienen duración
variable - de pocas horas a algunas semanas. Ejemplos serían: alucinación,
sonambulismo, terror nocturno.
Disociación de conciencia: Pérdida de la unidad psíquica común del ser humano,
en la cual el individuo se “desliga” de la realidad para dejar de sufrir.
Trance: Especie de sueño acordado, con la presencia de actividad motora
automática y estereotipada acompañada de suspensión parcial de los movimientos
voluntarios.
Estado hipnótico: Técnica refinada de concentración de la atención y alteración
inducida del estado de conciencia.
Áreas corticales
Las neuronas que forman la sustancia gris del córtex cerebral cumplen determinadas
funciones y según su función se agrupan en determinados sitios llamados áreas
corticales.
Área motora (área 4)
Controla de forma voluntaria los músculos esqueléticos pues contiene los cuerpos de las
neuronas motoras superiores. Esta área se sitúa en el giro precentral de lobo frontal, por
delante del surco central, y se extiende hasta el lóbulo paracentral de la cara media del
hemisferio cerebral. Los movimientos que requieren mayor precisión y variedad, como
los movimientos de los labios y las manos, tienen una mayor representación cortical. Los
axones de estas neuronas descienden hasta el tallo cerebral o hasta la médula espinal
donde hacen sinapsis con las neuronas motoras inferiores que se encargan de inervar los
músculos esqueléticos mediante los nervios craneales y espinales. Esta vía nerviosa
motora se conoce como la vía motora piramidal que tiene que ver con el movimiento
voluntario de los músculos esqueléticos.
Área premotora (área 6)
Controla actos motores complejos y la destreza motora; se sitúa por delante del área
motora y se conecta con ella por fibras cortas de asociación. Igualmente se conecta con
el tálamo, el cuerpo estriado y el cerebelo y constituye el centro cortical del sistema
motor extrapiramidal. La lesión de las áreas 4 y 6 produce inicialmente una parálisis
fláccida (por lesión del área premotora), pero luego una parálisis espástica (por lesión
del área motora donde reside la neurona motora superior).
Área Motora Ocular (área 8)
Controla los movimientos oculares y se relaciona con el movimiento simultáneo o
conjugado de los ojos; se sitúa por delante del área premotora.
Área de broca (área 44)
Controla la parte motora del lenguaje o la producción de los sonidos y se encuentra en el
lobo frontal; la lesión de esta área produce una afasia motora (incapacidad para
pronunciar las palabras).
Región prefontal
Es la parte restante del lobo frontal situada por delante del área premotora, donde llegan
fibras de asociación provenientes del tálamo y de todas las áreas corticales de ambos
hemisferios. Esta región rige funciones mentales superiores como el pensamiento
abstracto, la previsión, el juicio, la conciencia del comportamiento, etc. La lesión de esta
área en el caso de la sífilis o de tumores, por ejemplo, produce graves trastornos
mentales con cambios emocionales de la personalidad que pueden requerir una
lobotomía prefrontal, ya casi en desuso debido al tratamiento con fármacos.
Área sensorial principal (área 3, 2, 1)
Recibe la información sensorial de las distintas partes del cuerpo, en un ordenamiento
similar al de la parte motora; se sitúa por detrás del surco central, en el giro postcentral
del lobo parietal. La lesión de esta área produce anestesia aunque se alcanzan a percibir
algunas modalidades de sensación general. La lesión de las áreas sensoriales de
asociación como el área 7, situadas por detrás de esta área principal produce agnosia,
sea táctil o propioceptiva: esto es, se conserva la sensibilidad pero no se pueden
reconocer la naturaleza del estímulo ni su intensidad.
Cada hemisferio controla el lado contrario del cuerpo, tanto en la parte motora como en
la sensorial, debido al entrecruzamiento que sufren en su trayecto las neurofibras
ascendentes y descendentes; por lo tanto, las lesiones motoras y sensoriales afectan el
lado contrario del cuerpo.
Área visual (área 17)
Recibe la información sensorial proveniente de la retina; se ubica en el lobo occipital,
alrededor del surco calcarino. La lesión de esta área produce hemianopsia o ceguera en
medio campo visual.
Área auditiva (área 41 y 42)
Recibe la información sensorial auditiva proveniente del conducto coclear; está
localizada en el lobo temporal, en giros situados por debajo del surco lateral. La
información proveniente de la parte vestibular del oído y relacionada con el equilibrio es
recibida en un área cortical vecina.
Área olfatoria
Recibe la información sensorial inconsciente proveniente de la región olfatoria de la
cavidad nasal; se localiza en la parte inferior de la cara medial del lobo frontal; la
información olfatoria consciente llega al hipocampo y al giro olfatorio lateral situados en
el lobo temporal.
Área gustatoria (área 43)
Recibe la información sensorial proveniente de los calículos gustatorios; se localiza en la
parte inferior del giro postcentral (opérculo parietal) y se extiende profundamente por el
surco lateral hasta el llamado córtex insular.
Para el análisis de los estímulos proveniente de los órganos de los sentidos y la
elaboración y compresión de su significado conceptual, estas áreas sensoriales primarias
requieren de la participación de áreas sensoriales de asociación o secundarias que se
encuentran próximas a ellas.
El centro del lenguaje se localiza en el hemisferio cerebral dominante (el izquierdo en el
caso de las personas diestras); a este centro pertenecen el +área de Broca (área 44),
como también el centro receptivo del lenguaje hablado que se encuentra en el córtex
auditivo secundario del lobo temporal, el centro del lenguaje escrito ubicado en el córtex
visual secundario del lobo occipital, el de la comprensión de la palabra que se localiza en
los lobos temporal y parietal y el de la memoria del lenguaje situado en la parte
posterior del lobo temporal. La lesión de estos centros producen, respectivamente, afasia
motora, agnosia auditiva o sordera verbal (incapacidad para comprender el lenguaje
hablado), agnosia general (incapacidad para entender el significado de la palabra
cuando se expresa un pensamiento) y afasia amnésica (incapacidad para recordar las
palabras correspondientes a la idea).
El electroencefalograma es el procedimiento paraclínico que registra la actividad
eléctrica del córtex cerebral pues mide los potenciales eléctricos de las neuronas.
Sistemas sensoriales
Los sistemas sensoriales son conjuntos de órganos altamente especializados que
permiten a los organismos captar una amplia gama de señales provenientes del medio
ambiente. Ello es fundamental para que dichos organismos puedan adaptarse a ese
medio.
Pero, para los organismos es igualmente fundamental recoger información desde su
medio interno con lo cual logran regular eficazmente su homeostasis. Para estos fines
existen igualmente sistemas de detectores que representan formas distintas de
receptores, con una organización morfo funcional diferente y que podemos llamar
receptores sensitivos.
Ambos grupos de receptores están ligados a sistemas sensoriales/sensitivos que
presentan un plan similar de organización funcional y ambos son capaces de transformar
la energía de los estímulos en lenguaje de información que manejan los organismos
(señales químicas, potenciales locales y propagados). Es decir, ambos grupos de
receptores son capaces de transducir información.
En cada sistema sensorial o sensitivo es fundamental la célula receptora. Es ella la célula
transductora, es decir, la que es capaz de traducir la energía del estímulo en señales
reconocibles y manejables (procesamiento de la información) por el organismo. Esas
señales son transportadas por vías nerviosas específicas (haces de axones) para cada
modalidad sensorial hasta los centros nerviosos. En estos, la llegada de esa información
provoca la sensación y su posterior análisis, por esos centros nerviosos, llevará a la
percepción. La sensación y la percepción son entonces, procesos íntimamente ligados a
la función de los receptores.
Áreas de brodmann
El investigador Korbinian BRODMAN (1868-1918), para explicar la función de la corteza
cerebral, dividió esta en más de 40 áreas, de acuerdo con las diferencias estructurales
microscópicas que encontró, utilizando métodos de estimulación eléctrica, se iniciaron e
impulsaron los conceptos científicos de localización anatomo-clínica en el sistema
nervioso central.
Corteza Somato sensitiva primaria (1, 2, 3)
Localización: Ocupa la circunvolución poscentral en la superficie lateral del
hemisferio, y la parte posterior del lóbulo paracentral, en la superficie medial.
Función: Se encarga de recibir todas las sensaciones táctiles, articulares y
musculares del lado contralateral del cuerpo.
Disfunción: Los daños a esta área producirán confusiones en la percepción táctil
del individuo (temperatura, presión, dolor, tacto).
Técnicas electrofisiológicas clásicas
La electrofisiología es la ciencia y rama de la fisiología que pertenece al flujo de iones en
tejidos biológicos y, en particular, a las técnicas de registro eléctrico que permiten las
mediciones de este flujo. Las técnicas de electrofisiología implican colocar electrodos en
varias preparaciones de tejido biológico. Los principales tipos de electrodos son:
1) Conductores sólidos simples, como discos y agujas (individuales o arreglos,
usualmente aislados exceptuando la punta)
2) Trazos en un tablero con circuitos impresos, también aislados
3) Tubos huecos llenos con un electrolito, como pipetas de vidrio llenas de solución de
cloruro de potasio u otra solución electrolítica.
Las preparaciones principales incluyen:
1) Organismos vivos.
2) Tejidos extirpados.
3) Células disociadas de tejido extirpado.
4) Tejidos y células desarrollados artificialmente.
5) Híbridos de los anteriores.
Si un electrodo es lo suficientemente pequeño (micrómetros) en diámetro, entonces el
electro fisiólogo puede insertar la punta en una sola célula. Esta configuración permite la
observación directa y registro de la actividad eléctrica intracelular de una sola célula. Sin
embargo, al mismo tiempo este procedimiento tan invasivo reduce la vida de la célula, y
causa una fuga de sustancias a través de la membrana celular. La actividad intracelular
también puede ser observada usando una pipeta de vidrio formada especialmente
(hueca) que contenga un electrolito. En esta técnica, la punta de la pipeta es presionada
contra la membrana celular, a la que se adhiere bien por la interacción entre el vidrio y
los lípidos de la membrana. El electrolito dentro de la pipeta puede quedar en
continuidad con el fluido del citoplasma enviando un pulso de presión al electrolito con el
fin de romper el pequeño parche de la membrana rodeado por el borde de la pipeta.
Alternativamente, se puede establecer continuidad iónica por perforar el parche al
permitir un agente exógeno “formador de poros” en el electrolito para insertarse en el
parche de membrana. Finalmente, el parche se puede dejar intacto.
El electro fisiólogo puede escoger no insertar la punta dentro de una célula. En cambio,
la punta del electrodo puede ser dejada en continuidad con el espacio extracelular. Si la
puntilla es lo suficientemente pequeña, esta configuración puede permitir observación
indirecta y registro de potenciales de acción de una sola célula, y es denominado registro
de unidad-celular. Dependiendo de la preparación y ubicación precisa, una configuración
extracelular puede recoger la actividad de varias células cercanas simultáneamente, y se
denomina registro de multi-unidad.
A medida que el tamaño del electrodo aumenta, el poder de resolución disminuye.
Electrodos más grandes son solamente sensibles a la actividad neta de muchas células,
denominado Potencial de Campo Local. Aun electrodos grandes, como las agujas sin
aislamiento y electrodos de superficie son usados por cirujanos y neurofisiólogos clínicos,
estos electrodos son sensibles solamente a ciertos tipos de actividad sincrónica dentro
de las poblaciones de células, enumeradas en millones. Otras técnicas clásicas de
electrofisiología incluyen Registro de canal individual y Amperometría.
Ondas cerebrales
Nuestro cerebro produce impulsos eléctricos (potenciales de acción) que viajan a través
de nuestras neuronas. Estos impulsos eléctricos producen ritmos que son conocidos
como ondas cerebrales. Los impulsos eléctricos son información que viaja de neurona a
neurona haciendo uso de cientos de miles de ellas para lograr transportarse y ejecutar
una función determinada. La actividad de las ondas cerebrales puede ser observada un
electroencefalograma o EEG.
Desde la invención del EEG se han producido numerosas investigaciones que han
estudiado la relación entre las ondas cerebrales y los diferentes estados de conciencia.
Sabemos que los diferentes patrones de ondas cerebrales se relacionan biyectivamente
con diferentes estados de consciencia, tales como concentración intensa, estado de
alerta (despierto), sueño profundo, sueños vívidos, somnolencia, relajación, hipnosis,
estados alterados de conciencia, etc.
Existen cuatro tipos principales de ondas cerebrales: alfa, beta, theta y delta. A
continuación se describen estos diferentes tipos de ondas cerebrales, en orden de mayor
a menor actividad.
Ondas Beta
Se producen cuando el cerebro está despierto e implicado en actividades mentales. Son
ondas amplias y las de mayor velocidad de transmisión de las cuatro. Su frecuencia
oscila entre 14 y 30-35 Hz (ciclos por segundo o cps). Denotan una actividad mental
intensa. Cuando una persona está dando un discurso, estudiando, realizando un
problema de matemáticas, etc. su cerebro se encuentra emitiendo este tipo de ondas.
Ondas Alfa
Alfa representa un estado de escasa actividad cerebral y relajación. Estas ondas son más
lentas y de mayor amplitud que las beta. Su frecuencia oscila entre 8 y 14 cps. Una
persona que ha terminado una tarea y se sienta a descansar, se encuentra a menudo en
un estado alfa; así como la persona que está dando un paseo, disfrutando del paisaje.
Ondas Tetha
Son ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 4 y 8 cps). Se alcanzan bajo un
estado de calma profunda. La persona que está fantaseando (o soñando despierta), se
encuentra en este estado, así como la persona que tras conducir un rato, de repente se
da cuenta de que no recuerda como ha hecho los últimos kilómetros. Se dice que es un
estado de inspiración de ideas y soluciones creativas. Se trata de un estado en el que las
tareas realizadas se han automatizado, ya no se necesita tener un control atencional y
consciente de su ejecución, pudiendo el sujeto distanciarse de ellas mentalmente. Es
decir, que su mente esté en “otro sitio” (a veces decimos “en la luna”).
Ondas Delta
Son las ondas de mayor amplitud y menor frecuencia (entre 1,5 y 4 cps). Nunca llegan a
cero, pues eso significaría la muerte cerebral. Se generan ante un estado de ‘sueño
profundo’.
Cuando nos vamos a dormir, las ondas cerebrales van pasando sucesivamente de beta a
alfa, theta y finalmente, delta. Durante el sueño se producen ciclos que duran unos 90
minutos.
Cuando una persona despierta de un sueño profundo, la frecuencia de sus ondas
cerebrales se va incrementando progresivamente, pasando de delta a theta, luego alfa y
finalmente, beta. Durante este proceso de despertar, no es extraño que una persona
permanezca en un estado theta durante un tiempo (por ejemplo, unos 15 minutos). Esto
le permitirá tener un libre flujo de ideas, lo cual puede aportarle soluciones, ideas nuevas
o nuevos puntos de vista, siendo este un estado especialmente creativo y productivo.
Las investigaciones han mostrado que aunque un estado cerebral puede predominar en
un momento dado, los tres tipos de ondas restantes están también presentes en todo
momento. Es decir, mientras una persona está implicada en una actividad mental,
produciendo ondas beta predominantemente, las ondas alfa, theta y delta se están
produciendo también, aunque sólo estén mínimamente presentes.
Referencias
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Verónica Sotelo N. (2016). Fundamentos de la Psicología. 1ª Ed. Universidad
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Texto extraído “Introducción a la Psicología” de Thomson. Madrid-España.
Edward E. Smith, Susan N. Hoeksema, Barbara Fredrickson y Geoffrey R. Loftus.
(2003). 14ª Ed. (Capítulo: Desarrollo Psicológico . Pág.: 63 a 95).