Honor, Honorabilidad
Honor, Honorabilidad
La reconocida honorabilidad es una condición sine qua non estatuida por la Constitución
Política de la República de Guatemala. Así se menciona como requisito esencial para optar
a diversos cargos públicos en los artículos 132, 207, 234 y 270 de la Carta Magna nacional.
Además de forma indirecta el artículo 251, segundo párrafo, exige este requisito para optar
al cargo de Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público. A pesar de tratarse
de un tema de la mayor importancia, no existe dentro de la Constitución ni mucho menos
en la legislación ordinaria una definición que de claridad sobre qué es o cómo evaluarla. De
lo dicho se desprende que para ponderar si la cualidad relacionada puede atribuirse o no a
alguien, resulta imperativo escrutar las acciones de esa persona, a efecto de determinar si la
misma puede ser sujeto del calificativo de honorable1.
1
Andy Guillermo de Jesús Javalois Cruz es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, abogado y notario,
egresado de la Universidad Rafael Landívar, cuenta con una especialización en derechos humanos y
archivística por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Guatemala, profesor de Introducción
a la Filosofía y de Filosofía del Derecho en la Universidad Rafael Landívar.
CAPITULO 1
DEONTOLOGÍA DE LOS CARGOS PÚBLICOS
1. Honor.
De la persona que actúa con honor se dice que es honorable, es decir que se trata de una
persona digna de ser respetada o acatada. Entonces la honorabilidad es la cualidad de la
persona que cumple con sus deberes respecto del prójimo y de sí mismo4.
Aplicando la definición expuesta al servicio público se puede afirmar que ésta entraña una
obligación, un deber, que en términos generales está regulado por el ordenamiento jurídico
nacional, como se desprende de la lectura de normas tales como el decreto legislativo 89-
2002, Ley de Probidad y Responsabilidades de Funcionarios y Empleados Públicos, en la
que se regula lo referente a las responsabilidades de las personas al servicio del Estado,
administrativa, civil y penal, entre lo que se incluye la declaración patrimonial.
2
El Dr. Samuel Johnson, en su Diccionario de la Lengua Inglesa (1755), afirma que el honor puede ser
definido en varios sentidos, el primero de los cuales fue "nobleza de alma, magnanimidad y un desprecio de la
maldad." Este tipo de honor se deriva de la conducta virtuosa percibida y la integridad individual de la
persona dotada con él. Por otra parte, Johnson también definió honor en relación con la "reputación" y la
"fama", "los privilegios de rango o de nacimiento", y como "respeto" de la clase que "coloca a un individuo
social y determina su derecho a la prioridad. Por último, con respecto a las mujeres, el honor ha sido
tradicionalmente asociado con (o idéntica a) "castidad" o "virginidad", o en el caso de una mujer casada,
"fidelidad". Algunos han argumentado que el honor debe ser visto más como un discurso, o un conjunto de
acciones posibles, que como un código de conducta (Con información disponible en
http://www.archive.org/stream/dictionaryofengl01johnuoft#page/n969/mode/2up, consultado 3 de junio de
2013).
3
Real Academia Española, op.cit. pág. 791.
4
Por prójimo se entiende en el presente trabajo a un ser humano respecto de otro, considerados bajo el
concepto de la solidaridad.
En consecuencia la actitud honorable de quien ejerce un cargo público lo constituirá
desempeñarlo con capacidad, disciplina y con miras a beneficiar a la sociedad. En este
sentido se puede entender el servicio público como la actuación encaminada a satisfacer las
necesidades individuales o colectivas de las personas. Dichas necesidades pueden ser
materiales, entre otros, el servicio de luz eléctrica, el de agua potable, a su vez necesidades
relacionadas con el bienestar.
En este orden de ideas el honor referido a la labor ejercida por los funcionarios y empleados
públicos queda comprendido en la función que la Constitución y leyes ordinarias señalan,
o sea viabilizar la concreción del bien común. Es esa su responsabilidad, ese es su deber y
en tanto tal, resulta un imperativo moral para los funcionarios y empleados públicos
cumplir con tal cometido. Dicho cumplimiento es la concreción misma del honor de la
administración pública.
Entonces para cumplir con la finalidad propuesta por la CPRG es necesario cumplir con
tres principios esenciales. El primer principio expresa que en caso de producirse conflicto
de intereses en el ejercicio de la función pública se debe interpretar siempre a favor de la
colectividad5.
En este contexto se debe tener presente el contenido del segundo párrafo del artículo 44 de
la CPRG que establece: “El interés social prevalece sobre el interés particular”.
1. La reconocida honorabilidad.
5
Ramírez Fernández, William y Nadezhda Vásquez Cucho. Manual de delitos cometidos por funcionarios
públicos en el Código Penal Guatemalteco. Con especial referencia a los delitos contra los Derechos
Humanos. Guatemala, Fundación Myrna Mack, 2003, pág. 26.
La reconocida honorabilidad es una condición sine qua non estatuida por la Constitución
Política de la República de Guatemala. Así se menciona como requisito esencial para optar
a diversos cargos públicos en los artículos 207, 216, 234 y 270 de la Carta Magna nacional.
Además de forma indirecta el artículo 251, segundo párrafo, exige este requisito para optar
al cargo de Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público, cuando establece
que el Fiscal General deberá tener las mismas calidades que los magistrados de la Corte
Suprema de Justicia, contempladas en el artículo 207 ya citado.
Esta laguna debe solventarse de conformidad con lo que establecen las reglas de
hermenéutica, contenidas en el decreto legislativo 2-89, Ley del Organismo Judicial. El
referido cuerpo normativo indica que las normas se interpretarán conforme a su texto
según el sentido propio de sus palabras, a su contexto y de acuerdo con las disposiciones
constitucionales (art.10). Las palabras de la ley se entenderán acuerdo al Diccionario de la
Academia Española (art.11). Entonces, a efecto de definir la honorabilidad, se acude a lo
indicado en el diccionario que ordena la ley.
En este orden de ideas el honor referido a la labor ejercida por los agentes fiscales queda
comprendido en la función que la Constitución y el Código Procesal Penal señalan, o sea la
averiguación de los delitos que por ley les corresponde y el ejercicio de la acción penal. Es
esa su responsabilidad, es ese su deber y en tanto tal, resulta un imperativo moral para los
integrantes de las fiscalías cumplir con tal cometido. Dicho cumplimiento es la concreción
misma del honor profesional.
Una circunstancia semejante a la indicada en el punto anterior se puede afirmar respecto del
trabajo de todos los funcionarios públicos, incluidos, claro está, de quienes ejercen la
magistratura. De acuerdo con lo estipulado en el artículo 203 de la Carta Magna nacional,
corresponde exclusivamente a los órganos jurisdiccionales la potestad de juzgar y promover
la ejecución de lo juzgado. Dicha obligación debe concretarse éticamente siguiendo a pie de
juntillas lo dispuesto en los artículos 30 al 33 del capítulo VI del Código de Ética que
exigen de los juzgadores: imparcialidad, independencia, estudio y decoro.
La independencia del juez no debe limitarse a aquella frente a las partes y a las injerencias
de los otros poderes, sino entraña una independencia frente al sentido político del
ordenamiento8. En cuanto al estudio, éste no debe limitarse a la formación universitaria y
aquella que provee la Escuela del Organismo Judicial. Esto se comprende mejor a través de
las palabras de Eduardo J. Couture: “Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si
no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.”9
Respecto del decoro se puede sostener que es comportarse con arreglo a la propia condición
social10. Sobre este concepto Ossorio entiende la “Circunspección en el lenguaje y en la
conducta. Gravedad o dignidad en el ejercicio de un cargo o función. Respeto,
consideración, reverencia11. En el área profesional decoro significa vivir con dignidad y
decencia, no llevar una vida licenciosa, evitar vicios y escándalos12.
La palabra decoro sirve para orientar a la persona en su vida profesional y privada, consiste
en no dañar su reputación, por ello resulta semejante al concepto de prestigio profesional 13.
Por tanto se espera que el trabajo que llevan a cabo los profesionales del derecho se realice
de forma prudente y comedida.
7
Fundación Myrna Mack. Módulo sobre justicia. Guatemala, Fundación Myrna Mack, 2010, pág. 48.
8
Loc.cit.
9
Couture, Eduardo J. Los mandamientos del abogado. México, Universidad Nacional autónoma de México,
Facultad de Derecho, 1ª edición, 2003, pág. 3.
10
Real Academia Española, op.cit., pág. 473.
11
Ossorio, Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Argentina, Editorial Heliasta,
S.R.L., 20ª edición, 1992, págs., 279-280.
12
Guerra González, María del Rosario. Ética, Globalización y Dignidad de la Persona. México, UAEM,
Dirección de Vinculación Investigación-Sociedad, 2002, pág. 94.
13
Loc.cit.
14
Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. Madrid, España, Editorial Espasa Calpe, XXI
edición, 1992, pág. 1195.
conviene decir y hacer en sociedad, según las circunstancias 15. El decoro debe practicarse
con simplicidad y naturalidad para que permita relaciones armoniosas que eviten el
desarrollo de conflictos entre los individuos16.
La rectitud trata de la recta razón o conocimiento práctico de lo que se debe hacer o decir 18.
Ossorio indica que la rectitud, desde el punto de vista de la conducta se refiere a la
honradez, la justicia y la imparcialidad 19. En palabras de Guadalupe Ibarra la rectitud es un
valor sinónimo de la justicia, que exige del profesional el ejercicio de la igualdad, la
equidad y la imparcialidad en sus labores 20. La rectitud involucra un ejercicio profesional
íntegro, además de suponer la puesta al día de la razón, la ecuanimidad, la sensatez y la
prudencia en la toma de decisiones 21. La rectitud de la conducta obliga a una actitud de
respeto hacia todo lo positivo, determinado por los semejantes o desde una perspectiva
personal22. Stammler sostiene que “Los deseos y los afanes hay que subordinarlos a la ley
suprema de la rectitud de voluntad y tomar ésta por mira de orientación”23.
De la Torre Díaz indica que la rectitud es condición necesaria de la conducta moral. Por
ello hay que evitar la deformación de la rectitud de la conciencia que proviene sobre todo
15
Souriau, Étienne. Diccionario Akal de Estética. España, Ediciones Akal, S.A., 1998, pág. 420.
16
Loc.cit.
17
Loc.cit.
18
Real Academia Española, op.cit., pág. 1237.
19
Ossorio, Manuel, op.cit. pág. 834.
20
Ibarra, Guadalupe. Ética y valores profesionales. Disponible en GI Rosales - Reencuentro, 2007 -
redalyc.uaemex.mx, consultado el 11 de marzo de 2013.
21
Loc.cit.
22
Con información disponible en http://www.poder-judicial-bc.gob.mx/admonjus/n27/AJ27_004.htm.
23
Loc.cit.
de la despreocupación de buscar la verdad y por la violación constante de la propia
conciencia.
El respeto indica veneración, acatamiento que se hace a uno 28. Para Cabanellas se trata de la
consideración que se rinde a quien por autoridad, vínculos familiares, ejemplar conducta,
edad u otras cualidades, merece la deferencia en la expresión, la prestación de pequeños
servicios personales o domésticos, la práctica benévola de ciertas gestiones, la aceptación
de su criterio o consejo, por parte de quienes le deben obediencia, afecto, admiración,
ayuda o brindan tal trato espontáneamente por imitación, costumbre o reflexión29.
De acuerdo con Sánchez es en virtud del interés del cliente que el Código Deontológico
impone a los abogados deberes de recíproca lealtad, respeto mutuo y relaciones de
compañerismo, principios que son aplicables a todos pero que para el abogado constituyen
obligaciones jurídicas cuyo incumplimiento es sancionable disciplinariamente35.
31
Loc.cit.
32
Guerra González, María del Rosario, op.cit., pág. 52.
33
Valdés Salmerón, Verónica. Ética ciudadana. De lo individual a lo social. De lo social a lo global. México,
Pearson, 2003, pág. 67.
34
Ibíd., pág. 71.
35
Sánchez Stewart, Nielson. Respeto de los abogados a sus compañeros, disponible en http://sanchez-
stewart.com/app/download/5780459634/2010+-+182+Respeto+en+las+relaciones +entre + Abogados. pdf.
Por su parte el vocablo dignidad atiende a la gravedad y decoro de las personas en la
manera de comportarse36. La dignidad es la calidad de digno y por tal concepto se debe
entender, en palabras de Cabanellas, que se es merecedor de algo. En sentido favorable
implica encomio u honor37. En semejantes términos se expresa el Diccionario de la Lengua
Española que afirma que digno significa: “Que merece algo, en sentido favorable o
adverso. Cuando se usa de manera absoluta, indica siempre un buen concepto y se usa en
contraposición a indigno”38. En consecuencia el vocablo comentado hace relación al mérito
y condición de una persona. Es el valor que tiene un hombre o una mujer por el solo hecho
de ser humano39.
Éste valor es inherente al ser humano en cuanto ente racional, conferido de libertad y
potestad creadora, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma
de decisiones y el ejercicio de su libertad.
La idea de la dignidad humana, está en el origen del concepto de los derechos humanos y
de la teoría de la democracia, por cuanto el respeto irrestricto del otro y la administración
pluralista de la convivencia se sustentan entre si y no pueden explicarse más que si se
admite que los seres humanos son conciencias en libertad40.
36
Real Academia Española, op.cit. pág. 530. Por ejemplo en algunas partes del Medio Oriente la dignidad de
una mujer se determina por su forma de vestir: por lo habitual oculta el rostro y la mayor parte de su cuerpo.
Si una mujer se viste al estilo de occidente se la considera indigna (Valdés Salmerón, Verónica, op.cit., pág.
15).
37
Cabanellas, Guillermo. Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, tomo III. Argentina, Editorial
Heliasta, S.R.L. 24ª edición, revisada, actualizada y ampliada, 1996, pág. 252.
38
Real Academia Española, op.cit., pág. 530.
39
Valdés Salmerón, Verónica. Ética ciudadana. De lo individual a lo social. De lo social a lo global. México,
Pearson, 2003, pág.16.
40
Valencia Villa, Hernando, Los derechos humanos. España, Acento Editorial, 4ª edición, 2003, pág. 14.
41
Según lo expresa Martha Nussbaum (2005), los estoicos parten del supuesto básico de que toda la
humanidad pertenece a una comunidad moral/racional, en consecuencia los comportamientos humanos
deberían respetar la dignidad de la razón y la elección moral de todos los individuos (Bustos Natacha,
Cosmopolitismo estoico: una interpretación política a partir de las nociones de justicia y ley común.
Disponible en http://revistasiigg.sociales.uba.ar/index.php/ anacronismo/ article/ download/152/132.
consultado el 22 de julio de 2013).
natural42; adentrados en la modernidad, entre los siglos XVII y XVIII, con las llamadas
teorías del contrato social, se fomentan las declaraciones de los derechos del hombre y su
posterior codificación en las constituciones nacionales y más tarde en los tratados
internacionales de los siglos XIX y XX43.
De esa cuenta cabe afirmar que el derecho positivo de buena parte de los Estados, consolidó
una esfera de inmunidad en la que el sujeto queda protegido frente a acciones que pongan
en peligro o menoscaben su persona, su integridad física, psíquica y moral, esfera de
inmunidad que se ha extendido a otras circunstancias del desarrollo humano 45. La dignidad
como elemento de otros derechos queda recogida en el artículo 1 de la Constitución de
Finlandia, en el artículo 54 de la Constitución de Hungría, en el artículo 21 de la
Constitución de Lituania. La Constitución portuguesa, en su artículo 1, reconoce
42
Es un sistema de derecho que supuestamente se determina por la naturaleza, y por lo tanto se considera
universal. Tradicionalmente, se refiere al uso de la razón para analizar la naturaleza humana -tanto. social y
personalmente-y deducir reglas obligatorias de conducta moral. Clásicamente el derecho natural se ha
contrastado con el derecho positivo de una determinada comunidad política, sociedad o Estado, y de ahí que
sirva como un estándar por el cual criticar dicho derecho positivo.
43
Valencia Villa, Hernando, op.cit. pág. 15.
44
Con información disponible en: http://www.ugr.es/~redce/REDCE4/articulos/09yolanda.htm#dos.
45
Loc.cit.
igualmente la dignidad humana y también recoge una dignidad «social» que vincula a la
igualdad (art. 13)46.
46
Loc.cit.
47
Loc.cit.
48
De la Torre Díaz, Francisco Javier, op.cit., pág. 293.
49
Loc.cit.
Dentro de este contexto, el proceso penal debe iniciarse y desarrollarse acatando y
respetando plenamente la dignidad humana. Toda persona sindicada de un hecho punible
tiene derecho a ser tratada con el respeto debido a su dignidad de ser humano50.
Por ende los principios éticos del derecho proclamados desde la época romana son:
“Honeste vivere, alterum non laedere, jus suum cuique tribuere”51. Vivir honestamente, no
dañar a otro, dar a cada cual lo suyo. Por ello el derecho es a la vez moral en su contenido
aunque no en su forma, porque no puede haber un derecho inmoral, no obstante puede
haber leyes inmorales52.
El conjunto de requerimientos éticos que las personas deben cumplir, no solo en su vida
personal, sino, también, en el ejercicio de la función pública, ha hecho necesaria la
existencia de una normatividad que regula el comportamiento ético de quienes practican el
ejercicio liberal de su respectiva profesión, funcionarios y servidores públicos. De este
grupo de disposiciones por su relevancia se hace menciona a continuación aquellas
referidas con el Organismo Judicial.
Al haber realizado una breve relación conceptual sobre la honorabilidad, resulta oportuno
hacer una aproximación al papel que juega el Tribunal de Honor del Colegio de Abogados
y Notarios de Guatemala en la determinación de responsabilidades éticas de los
agremiados.
50
Londoño Jiménez, Hernando, op.cit., pág. 21.
51
Burgoa Orihuela, Ignacio. El jurista y el simulador del derecho. México, Editorial Porrúa, S.A. de C.V., 3ª
reimpresión de la 19ª edición, 2012, pág. 33.
52
Ibíd., pág. 34.
53
Vigente desde 21 de diciembre del año 1994. Entre sus disposiciones cabe destacar el artículo 19 que se
refiere a abusos de procedimiento, e indica: “El abogado debe abstenerse del abuso de medios de
impugnación y de toda gestión puramente dilatoria, que entorpezca el normal desarrollo del procedimiento.
Este vicio afecta el prestigio de la profesión y el concepto de la justicia”.
dictamen y en su caso, acordar la sanción correspondiente cuando se sindique a alguno de
sus miembros de haber faltado a la ética; o atentado contra el honor y prestigio de la
profesión.
Los estatutos del Colegio de Abogados y Notarios (CANG), por su lado establecen el
procedimiento a seguir ante el Tribunal de Honor; y además prescriben las sanciones
disciplinarias que se pueden imponer a sus afiliados.
El procedimiento a seguir por el Tribunal de Honor se debe fijar por cada Colegio en sus
respectivos Estatutos, debiéndose respetar en todo caso el derecho constitucional de defensa
y debido proceso56. Se implementarán los principios de oralidad, inmediación, continuidad
54
LCPO: Articulo 16. Del Tribunal de Honor. El Tribunal de Honor se integra con siete miembros
propietarios y dos suplentes, electos por planilla por la Asamblea General, en la misma forma y por el mismo
período que los de la Junta Directiva. Para ser miembro del Tribunal de Honor se requieren los mismos
requisitos que para serlo de la Junta Directiva, salvo para el Presidente, que deberá tener por lo menos cinco
años de ejercicio profesional. En ningún caso se permitirá la reelección para el mismo cargo antes de
transcurridos dos períodos. Artículo 17. Funciones y atribuciones. El Tribunal de Honor se instituye para
instruir averiguación, emitir dictamen y en su caso acordar la sanción correspondiente, cuando se sindique a
alguno de los miembros del Colegio de haber faltado a la ética o atentado contra el honor y prestigio de su
profesión. El procedimiento a seguir por el Tribunal de Honor, se debe fijar por cada colegio en sus
respectivos estatutos, debiéndose respetar en todo caso el derecho de defensa del sindicado. El Tribunal de
Honor elaborará, y en su caso revisará el Código de Ética del Colegio respectivo y lo someterá a la
aprobación de la Asamblea General.
55
Carias Medina, Álvaro Ernesto. La rehabilitación de abogados y notarios sancionados por el tribunal de
honor. Guatemala, Universidad San Carlos de Guatemala, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, tesis,
2010, pág. 89.
56
Schaeffer Giró, María Mercedes, Análisis jurídico de la sanción de suspensión definitiva en el régimen
sancionatorio del Tribunal de Honor para el ejercicio Profesional del notariado. Guatemala, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de San Carlos de Guatemala, tesis, 2006, pág. 77.
y economía procesal. De preferencia se debe unificar el procedimiento en todos los
Colegios profesionales57.
En este orden de ideas el ejercicio del poder disciplinario que el Tribunal de Honor sobre
los colegiados, debe ser inflexible con los transgresores de las normas de ética profesional,
las sanciones deben ser severas para los que son desleales en el ejercicio de la profesión, así
mismo servirá de paradigma para sus colegas.
El Secretario dará cuenta inmediatamente al Presidente del Tribunal, quien resolverá dentro
del tercer día, a más tardar, citando a todos sus miembros, para que conozcan el caso.
Concluida la audiencia, se abrirá a prueba por el plazo de treinta días. Cuando las partes
interesadas tengan que presentar pruebas que deban recabarse en el extranjero, el Tribunal
concederá un término extraordinario de seis meses. El Tribunal de Honor, recibirá las
pruebas ofrecidas por las partes, y, a su vez practicará todas aquellas diligencias que estime
necesarias para el esclarecimiento de los hechos. Vencida la etapa de prueba, el Tribunal
dispondrá por el plazo de cinco días, queden las actuaciones en la Secretaría a efecto de que
las partes puedan impugnar o presentar los alegatos que estimen conveniente.
57
Ibíd., pág. 78.
En este contexto se puede afirmar que entre las sanciones aplicadas 58 no figura ni un solo
caso de suspensión definitiva o inhabilitación. La sanción de suspensión definitiva conlleva
la pérdida de calidad de colegiado activo. Se debe imponer cuando el hecho conocido sea
tipificado como delito por los tribunales competentes, siempre que se relacione con la
profesión, y la decisión sea tomada por las dos terceras partes de los miembros del Tribunal
de Honor y ratificada en Asamblea General, con el voto de por lo menos el diez por ciento
del total de colegiados activos.
Las únicas asambleas generales que logran convocar más de 500 colegiados, son las de
elecciones a Junta Directiva y Tribunal de Honor, o para delegar representación en
Comisiones de Postulación. O sea, sería poco probable que en Guatemala se inhabilitara de
por vida, por ejemplo, a un notario que ha falsificado documentos para robarse propiedades
en el Registro de la Propiedad o que se ha comportado de manera reprochable violando las
normas éticas contempladas en el Código respectivo.
58
LCPO: Artículo 23. Sanciones. Las sanciones que las autoridades de los colegios pueden imponer, son las
siguientes: Sanción pecuniaria, amonestación privada, amonestación pública, suspensión temporal en el
ejercicio de su profesión y suspensión definitiva. La suspensión temporal en ningún caso puede ser mayor de
un año. La suspensión definitiva, la pérdida de la condición de colegiado. Artículo 24. Aplicación y recursos.
Las sanciones especificadas en el artículo anterior deben ser acordadas por el Tribunal de Honor, y aprobadas
por la Junta Directiva, salvo el caso de suspensión temporal que será aprobada por la Asamblea General, con
el voto de por lo menos el veinticinco por ciento (25%) del total de colegiados activos. Contra las
resoluciones en que se acuerde cualquiera de las sanciones indicadas, caben los recursos de aclaración y
ampliación, así como el de apelación ante el órgano superior que corresponda. Todo recurso deberá de
interponerse dentro del tercer día de la última notificación.
59
Lopez, José Ramón. El Litigante temerario, disponible en http://www .agn .gov .
do/sites/default/files/publicaciones/vol_18._escritos_dispersos.tomo_iii.1917-1922 ._ jose_ramon_ lopez.
pdf , consultado el 6 de junio de 2013.
Quienes integran el Organismo Judicial están obligados a obedecer las Normas de
Comportamiento Ético del Organismo Judicial, estipuladas en el acuerdo 22-2013 de la
Corte Suprema de Justicia.
En este orden de ideas, los magistrados y todo el personal del Organismo Judicial deben
ejercer las funciones asignadas sin intervención ajena ni influencia real o aparente de
factores externos (art. 5). Los magistrados tienen que actuar con rectitud y dignidad en
todos los aspectos de su vida (art.6). Esto exige un comportamiento probo que no sólo se
limita a su desempeño en la judicatura, sino, también, se extiende a todos los ámbitos de la
vida, tanto pública como privada.
Deben actuar con honradez, de modo que sea digna de ser respetada y edifique la buena
imagen personal y de la institución (art. 7). Esta disposición está en concordancia con lo
dispuesto en el artículo 113 de la Constitución Política de la República, así como lo
establecido en el artículo 207 de dicha Carta Magna.
Toda actuación de quienes laboran en el Organismo Judicial debe producirse acatando las
normas y leyes, generando confianza de las personas usuarias y de la población, en lo
individual y hacia la institución (art. 8). El precepto aludido guarda relación con los
artículos 2, 203 y 204 de la Constitución. En este sentido deben cumplir con las funciones
y obligaciones jurisdiccionales y/o administrativas asignadas (art. 9). Actuar de forma clara
y accesible, garantizando que las actuaciones sean legales y éticas (art. 10).
Además el personal del Organismo Judicial tiene que cumplir con las obligaciones éticas
siguientes (art. 16):
Las y los funcionarios jurisdiccionales no deben ejercer influencia indebida en el ánimo del
órgano jurisdiccional decisor, e provecho propio o de terceros (art.18).
El personal del Organismo Judicial no debe utilizar su cargo para fomentar el éxito de
negocios privados o para su beneficio personal (art. 20).
Así las cosas persiste la necesidad de analizar y discutir a través de qué mecanismos
objetivos es posible valorar la reconocida honorabilidad de las personas a las que la
Constitución y la ley se las exige.
60
En este sentido la homogenización en los códigos de comportamiento ético de los Organismos de Estado, de
disposiciones que fortalezcan la aplicación y sanción, según el caso, de los infractores, es una tarea que no
admite más demoras.
ha pronunciado con anterioridad en cuanto a considerarse éste un requerimiento
comprobable mediante una serie de elementos61.
Conclusiones.
62
Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 95, expediente No. 3635-2010, sentencia de fecha 11/02/2010.
5. Que la propia Corte de Constitucionalidad ha manifestado que la “substitución de
aquellos candidatos ya electos, con base en “pruebas fehacientes” y “denuncias
fundamentadas” no significa que ello viole el principio de inocencia, el derecho de defensa
y el precepto constitucional que establece que la potestad de juzgar corresponde a los
tribunales de justicia.
6. Que la actual base normativa que regula el componente ético en la Ley de Comisiones de
Postulación no es suficiente para mermar la postulación de personas sobre las que existan
serios cuestionamientos en cuanto a su honradez y honorabilidad, debido a que no existen
las disposiciones normativas que sienten parámetros objetivos para la evaluación de los
méritos éticos.
Recomendaciones.
Bibliográficas.
Burgoa Orihuela, Ignacio. El jurista y el simulador del derecho. México, Editorial Porrúa,
S.A. de C.V., 3ª reimpresión de la 19ª edición, 2012.
De la Torre Díaz, Francisco Javier. Ética y deontología jurídica. Madrid, España, Editorial
Dykinson, S.L., 2000.
Souriau, Étienne. Diccionario Akal de Estética. España, Ediciones Akal, S.A., 1998.
Valencia Villa, Hernando. Los derechos humanos. España, Acento Editorial, 4ª edición,
2003.
Electrónicas
http://www.poder-judicial-bc.gob.mx/admonjus/n27/AJ27_004.htm.
http://www.ugr.es/~redce/REDCE4/articulos/09yolanda.htm#dos.
Normativas.
Otras fuentes.
Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 23, expediente No. 273-91, página No. 4,
sentencia de fecha 24/03/92.
Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 95, expediente No. 3635-2010, sentencia de fecha
11/02/2010.
Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 97, expediente No. 942-2010, sentencia de fecha
24/08/2010.