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Honor, Honorabilidad

La honorabilidad es un requisito constitucional en Guatemala para el ejercicio de cargos públicos, aunque no está definida en la legislación. Se considera la cualidad de ser digno de respeto, y su evaluación requiere un escrutinio de las acciones de la persona. La honorabilidad implica cumplir con deberes éticos y morales en el servicio público, orientados hacia el bien común.

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Honor, Honorabilidad

La honorabilidad es un requisito constitucional en Guatemala para el ejercicio de cargos públicos, aunque no está definida en la legislación. Se considera la cualidad de ser digno de respeto, y su evaluación requiere un escrutinio de las acciones de la persona. La honorabilidad implica cumplir con deberes éticos y morales en el servicio público, orientados hacia el bien común.

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LA RECONOCIDA HONORABILIDAD COMO REQUISITO CONSTITUCIONAL

PARA EL EJERCICIO DE CARGOS PÚBLICOS.

La reconocida honorabilidad es una condición sine qua non estatuida por la Constitución
Política de la República de Guatemala. Así se menciona como requisito esencial para optar
a diversos cargos públicos en los artículos 132, 207, 234 y 270 de la Carta Magna nacional.
Además de forma indirecta el artículo 251, segundo párrafo, exige este requisito para optar
al cargo de Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público. A pesar de tratarse
de un tema de la mayor importancia, no existe dentro de la Constitución ni mucho menos
en la legislación ordinaria una definición que de claridad sobre qué es o cómo evaluarla. De
lo dicho se desprende que para ponderar si la cualidad relacionada puede atribuirse o no a
alguien, resulta imperativo escrutar las acciones de esa persona, a efecto de determinar si la
misma puede ser sujeto del calificativo de honorable1.

1
Andy Guillermo de Jesús Javalois Cruz es licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, abogado y notario,
egresado de la Universidad Rafael Landívar, cuenta con una especialización en derechos humanos y
archivística por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, sede Guatemala, profesor de Introducción
a la Filosofía y de Filosofía del Derecho en la Universidad Rafael Landívar.
CAPITULO 1
DEONTOLOGÍA DE LOS CARGOS PÚBLICOS

Sumario. 1. El concepto de honor. 2. La honradez 3. La honorabilidad. 4. La exigencia


del componente ético para ejercer un cargo público.

1. Honor.

El honor es un concepto abstracto que implica una calidad percibida de dignidad y


respetabilidad que afecta tanto a la posición social y la auto-evaluación de una persona
física o jurídica, como una familia, escuela, corporación municipal, regimiento o nación 2.
Puede ser definido como la cualidad moral que lleva al cumplimiento de los deberes
respecto del prójimo y de la persona misma3.

De la persona que actúa con honor se dice que es honorable, es decir que se trata de una
persona digna de ser respetada o acatada. Entonces la honorabilidad es la cualidad de la
persona que cumple con sus deberes respecto del prójimo y de sí mismo4.

Aplicando la definición expuesta al servicio público se puede afirmar que ésta entraña una
obligación, un deber, que en términos generales está regulado por el ordenamiento jurídico
nacional, como se desprende de la lectura de normas tales como el decreto legislativo 89-
2002, Ley de Probidad y Responsabilidades de Funcionarios y Empleados Públicos, en la
que se regula lo referente a las responsabilidades de las personas al servicio del Estado,
administrativa, civil y penal, entre lo que se incluye la declaración patrimonial.
2
El Dr. Samuel Johnson, en su Diccionario de la Lengua Inglesa (1755), afirma que el honor puede ser
definido en varios sentidos, el primero de los cuales fue "nobleza de alma, magnanimidad y un desprecio de la
maldad." Este tipo de honor se deriva de la conducta virtuosa percibida y la integridad individual de la
persona dotada con él. Por otra parte, Johnson también definió honor en relación con la "reputación" y la
"fama", "los privilegios de rango o de nacimiento", y como "respeto" de la clase que "coloca a un individuo
social y determina su derecho a la prioridad. Por último, con respecto a las mujeres, el honor ha sido
tradicionalmente asociado con (o idéntica a) "castidad" o "virginidad", o en el caso de una mujer casada,
"fidelidad". Algunos han argumentado que el honor debe ser visto más como un discurso, o un conjunto de
acciones posibles, que como un código de conducta (Con información disponible en
http://www.archive.org/stream/dictionaryofengl01johnuoft#page/n969/mode/2up, consultado 3 de junio de
2013).
3
Real Academia Española, op.cit. pág. 791.
4
Por prójimo se entiende en el presente trabajo a un ser humano respecto de otro, considerados bajo el
concepto de la solidaridad.
En consecuencia la actitud honorable de quien ejerce un cargo público lo constituirá
desempeñarlo con capacidad, disciplina y con miras a beneficiar a la sociedad. En este
sentido se puede entender el servicio público como la actuación encaminada a satisfacer las
necesidades individuales o colectivas de las personas. Dichas necesidades pueden ser
materiales, entre otros, el servicio de luz eléctrica, el de agua potable, a su vez necesidades
relacionadas con el bienestar.

Como lo prescribe el artículo 1 de la Constitución Política de la República de Guatemala


(CPRG), el fin supremo por el que se organizó el Estado de Guatemala es la realización del
bien común.

En este orden de ideas el honor referido a la labor ejercida por los funcionarios y empleados
públicos queda comprendido en la función que la Constitución y leyes ordinarias señalan,
o sea viabilizar la concreción del bien común. Es esa su responsabilidad, ese es su deber y
en tanto tal, resulta un imperativo moral para los funcionarios y empleados públicos
cumplir con tal cometido. Dicho cumplimiento es la concreción misma del honor de la
administración pública.

Entonces para cumplir con la finalidad propuesta por la CPRG es necesario cumplir con
tres principios esenciales. El primer principio expresa que en caso de producirse conflicto
de intereses en el ejercicio de la función pública se debe interpretar siempre a favor de la
colectividad5.

En este contexto se debe tener presente el contenido del segundo párrafo del artículo 44 de
la CPRG que establece: “El interés social prevalece sobre el interés particular”.

1. La reconocida honorabilidad.

5
Ramírez Fernández, William y Nadezhda Vásquez Cucho. Manual de delitos cometidos por funcionarios
públicos en el Código Penal Guatemalteco. Con especial referencia a los delitos contra los Derechos
Humanos. Guatemala, Fundación Myrna Mack, 2003, pág. 26.
La reconocida honorabilidad es una condición sine qua non estatuida por la Constitución
Política de la República de Guatemala. Así se menciona como requisito esencial para optar
a diversos cargos públicos en los artículos 207, 216, 234 y 270 de la Carta Magna nacional.

Además de forma indirecta el artículo 251, segundo párrafo, exige este requisito para optar
al cargo de Fiscal General de la República y Jefe del Ministerio Público, cuando establece
que el Fiscal General deberá tener las mismas calidades que los magistrados de la Corte
Suprema de Justicia, contempladas en el artículo 207 ya citado.

A pesar de tratarse de un tema de la mayor importancia, cuyo rango constitucional así lo


revela, no existe dentro de la Constitución ni mucho menos en la legislación ordinaria una
definición que de claridad sobre qué es o cómo evaluarla.

Esta laguna debe solventarse de conformidad con lo que establecen las reglas de
hermenéutica, contenidas en el decreto legislativo 2-89, Ley del Organismo Judicial. El
referido cuerpo normativo indica que las normas se interpretarán conforme a su texto
según el sentido propio de sus palabras, a su contexto y de acuerdo con las disposiciones
constitucionales (art.10). Las palabras de la ley se entenderán acuerdo al Diccionario de la
Academia Española (art.11). Entonces, a efecto de definir la honorabilidad, se acude a lo
indicado en el diccionario que ordena la ley.

La honorabilidad es la cualidad de la persona honorable. Este último vocablo significa


digno de ser honrado o acatado. Se dice respecto de una persona cuando ésta procede con
honradez, o sea que tiene rectitud de ánimo, integridad en el obrar (Diccionario de la
Lengua, Real Academia Española, 22a edición).

De lo dicho se desprende que para ponderar si la cualidad relacionada puede atribuirse o no


a alguien, resulta imperativo escrutar las acciones de esa persona, a efecto de determinar si
la misma puede ser sujeto del calificativo de honorable.
Por tanto, atribuir la reconocida honorabilidad exige un proceso en el que sus pares
reconozcan la condición a quien afirma ostentarla, tras un cuidadoso escrutinio de los actos
que el postulante ha llevado a cabo en su vida. La honorabilidad no es innata deviene de
los méritos propios.

La Corte de Constitucionalidad al referirse al vocablo honorabilidad coincide con la


apreciación expuesta al señalar que:

"...Sobre este aspecto cabe considerar que el vocablo


'honorabilidad', que con mayor frecuencia se aprecia en el campo de la
moral, expresa desde un punto de vista objetivo la reputación que una
persona goza en la sociedad, es decir, el juicio que la comunidad se forma
acerca de las cualidades morales y de los méritos de la personalidad de un
individuo. En el ámbito doctrinario del Derecho, se considera que 'el honor,
como concepto jurídico, es el valor individual de estimación que la sociedad
acuerda a todo hombre, tutelándolo contra los ataques de los demás en la
medida en que la propia sociedad estima relevante'. Una de las
manifestaciones de esa tutela se encuentra en la ley penal que tipifica los
delitos contra el honor para proteger la integridad moral de la persona..."
Gaceta No. 23, expediente No. 273-91, página No. 4, sentencia: 24-03-92.

Aplicando la definición expuesta al ejercicio profesional de la abogacía se puede afirmar


que ésta entraña una obligación, un deber, que en términos generales está regulado por el
ordenamiento jurídico nacional, como se desprende de la lectura de normas tales como: el
artículo 102 del Código Procesal Penal, que establece la prohibición para el abogado que
renuncia a la defensa técnica, de abandonar a su cliente, hasta que intervenga su sustituto.
Lo establecido en la norma citada encuentra su contraparte en el artículo 4 del Código de
Ética que indica: “4. Lealtad. El abogado debe guardar fidelidad a la justicia y a su
cliente, lo cual conlleva, además la observancia rigurosa del secreto profesional,
honorabilidad en el litigio, respeto y consideración al juez, a la autoridad y al
adversario.”
En consecuencia la actitud honorable de quien ejerce la defensa técnica lo constituirá, en el
caso comentado, el no abandonar al patrocinado en tanto no comparezca un nuevo abogado
que proporcione el auxilio necesario. En semejante sentido la honorabilidad del abogado
defensor exige que este no haga uso innecesario o indebido de los mecanismos procesales
que la ley pone a su disposición.

En este orden de ideas el honor referido a la labor ejercida por los agentes fiscales queda
comprendido en la función que la Constitución y el Código Procesal Penal señalan, o sea la
averiguación de los delitos que por ley les corresponde y el ejercicio de la acción penal. Es
esa su responsabilidad, es ese su deber y en tanto tal, resulta un imperativo moral para los
integrantes de las fiscalías cumplir con tal cometido. Dicho cumplimiento es la concreción
misma del honor profesional.

Después de este introito conceptual resulta indispensable contextualizar la honorabilidad


como exigencia para el ejercicio de la función pública.

2. El requisito de reconocida honorabilidad de quienes ejercen la función pública.

Una circunstancia semejante a la indicada en el punto anterior se puede afirmar respecto del
trabajo de todos los funcionarios públicos, incluidos, claro está, de quienes ejercen la
magistratura. De acuerdo con lo estipulado en el artículo 203 de la Carta Magna nacional,
corresponde exclusivamente a los órganos jurisdiccionales la potestad de juzgar y promover
la ejecución de lo juzgado. Dicha obligación debe concretarse éticamente siguiendo a pie de
juntillas lo dispuesto en los artículos 30 al 33 del capítulo VI del Código de Ética que
exigen de los juzgadores: imparcialidad, independencia, estudio y decoro.

El nivel de imparcialidad y autonomía de los jueces se determina por la estructura de


relaciones entre el Organismo Judicial con los demás poderes del Estado 6. La
independencia es la garantía necesaria para el eficaz ejercicio de la judicatura. Los órganos
6
Fundación Myrna Mack. Corrupción en la administración de justicia. Guatemala, Fundación Myrna Mack,
1ª edición, 1998, pág. 39.
jurisdiccionales son independientes los unos de los otros, y respecto de cualquier otra
autoridad, en lo que atañe al ejercicio de sus funciones judiciales7.

La independencia del juez no debe limitarse a aquella frente a las partes y a las injerencias
de los otros poderes, sino entraña una independencia frente al sentido político del
ordenamiento8. En cuanto al estudio, éste no debe limitarse a la formación universitaria y
aquella que provee la Escuela del Organismo Judicial. Esto se comprende mejor a través de
las palabras de Eduardo J. Couture: “Estudia. El derecho se transforma constantemente. Si
no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.”9

Respecto del decoro se puede sostener que es comportarse con arreglo a la propia condición
social10. Sobre este concepto Ossorio entiende la “Circunspección en el lenguaje y en la
conducta. Gravedad o dignidad en el ejercicio de un cargo o función. Respeto,
consideración, reverencia11. En el área profesional decoro significa vivir con dignidad y
decencia, no llevar una vida licenciosa, evitar vicios y escándalos12.

La palabra decoro sirve para orientar a la persona en su vida profesional y privada, consiste
en no dañar su reputación, por ello resulta semejante al concepto de prestigio profesional 13.
Por tanto se espera que el trabajo que llevan a cabo los profesionales del derecho se realice
de forma prudente y comedida.

La prudencia referida a la acción profesional implica discernir y distinguir lo que es bueno


o malo, para seguirlo o huir de ello 14. El decoro, en consecuencia, es la cualidad de lo que

7
Fundación Myrna Mack. Módulo sobre justicia. Guatemala, Fundación Myrna Mack, 2010, pág. 48.
8
Loc.cit.
9
Couture, Eduardo J. Los mandamientos del abogado. México, Universidad Nacional autónoma de México,
Facultad de Derecho, 1ª edición, 2003, pág. 3.
10
Real Academia Española, op.cit., pág. 473.
11
Ossorio, Manuel. Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Argentina, Editorial Heliasta,
S.R.L., 20ª edición, 1992, págs., 279-280.
12
Guerra González, María del Rosario. Ética, Globalización y Dignidad de la Persona. México, UAEM,
Dirección de Vinculación Investigación-Sociedad, 2002, pág. 94.
13
Loc.cit.
14
Real Academia Española. Diccionario de la Lengua Española. Madrid, España, Editorial Espasa Calpe, XXI
edición, 1992, pág. 1195.
conviene decir y hacer en sociedad, según las circunstancias 15. El decoro debe practicarse
con simplicidad y naturalidad para que permita relaciones armoniosas que eviten el
desarrollo de conflictos entre los individuos16.

El decoro implica un delicado equilibrio entre la autenticidad y la observación de los usos,


la libertad de pensamiento y la cortesía en la expresión 17. En consecuencia el
comportamiento prudente exige que la persona se aparte de actos que pongan en
menoscabo los derechos humanos, a la profesión y en general a la moral humana. Por su
parte la acción del funcionario público, incluido el de los jueces y magistrados, debe ser
comedida, es decir, aderezada con cortesía, moderación y urbanidad.

La rectitud trata de la recta razón o conocimiento práctico de lo que se debe hacer o decir 18.
Ossorio indica que la rectitud, desde el punto de vista de la conducta se refiere a la
honradez, la justicia y la imparcialidad 19. En palabras de Guadalupe Ibarra la rectitud es un
valor sinónimo de la justicia, que exige del profesional el ejercicio de la igualdad, la
equidad y la imparcialidad en sus labores 20. La rectitud involucra un ejercicio profesional
íntegro, además de suponer la puesta al día de la razón, la ecuanimidad, la sensatez y la
prudencia en la toma de decisiones 21. La rectitud de la conducta obliga a una actitud de
respeto hacia todo lo positivo, determinado por los semejantes o desde una perspectiva
personal22. Stammler sostiene que “Los deseos y los afanes hay que subordinarlos a la ley
suprema de la rectitud de voluntad y tomar ésta por mira de orientación”23.

De la Torre Díaz indica que la rectitud es condición necesaria de la conducta moral. Por
ello hay que evitar la deformación de la rectitud de la conciencia que proviene sobre todo

15
Souriau, Étienne. Diccionario Akal de Estética. España, Ediciones Akal, S.A., 1998, pág. 420.
16
Loc.cit.
17
Loc.cit.
18
Real Academia Española, op.cit., pág. 1237.
19
Ossorio, Manuel, op.cit. pág. 834.
20
Ibarra, Guadalupe. Ética y valores profesionales. Disponible en GI Rosales - Reencuentro, 2007 -
redalyc.uaemex.mx, consultado el 11 de marzo de 2013.
21
Loc.cit.
22
Con información disponible en http://www.poder-judicial-bc.gob.mx/admonjus/n27/AJ27_004.htm.
23
Loc.cit.
de la despreocupación de buscar la verdad y por la violación constante de la propia
conciencia.

Formar la rectitud de la conciencia es intentar tener intenciones puras, desterrar la


ambigüedad, el retorcimiento, la falta de claridad en las motivaciones individuales. Implica
no asumir casos por envidia, celos, o por competitividad malsana 24. Para el relacionado
autor la rectitud de una acción depende de la buena intención en relación al cumplimiento
de los principios morales25.

Para Cabanellas la rectitud implica la ecuanimidad al proceder; imparcialidad al juzgar;


honradez, justicia e integridad26. Así las cosas, la rectitud consiste en la observancia
escrupulosa de las leyes morales y debe ejercitarse en todas las circunstancias de la vida
humana27.

El respeto indica veneración, acatamiento que se hace a uno 28. Para Cabanellas se trata de la
consideración que se rinde a quien por autoridad, vínculos familiares, ejemplar conducta,
edad u otras cualidades, merece la deferencia en la expresión, la prestación de pequeños
servicios personales o domésticos, la práctica benévola de ciertas gestiones, la aceptación
de su criterio o consejo, por parte de quienes le deben obediencia, afecto, admiración,
ayuda o brindan tal trato espontáneamente por imitación, costumbre o reflexión29.

El respeto puede abordarse en atención a su consideración como valor abstracto, como


proyección filial y por las repercusiones que entraña. Como valor abstracto constituye eje
determinante de la interacción social humana. En palabras de Cabanellas el respeto integra
la elegancia al obedecer30. El respeto integra a su vez un deber jurídico filial, manifestado a
través de la reverencia que deben tributar los hijos a los padres siempre.
24
De la Torre Díaz, Francisco Javier. Ética y deontología jurídica. Madrid, España, Editorial Dykinson, S.L.,
2000, pág. 210.
25
Ibíd., pág. 246.
26
Cabanellas, Guillermo. Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. Tomo VII. Colombia, Editorial
Heliasta, 24ª edición, actualizada y ampliada, 1996, pág. 51.
27
Loc.cit.
28
Real Academia Española, op.cit. pág. 1264.
29
Cabanellas, Guillermo, op.cit. pág. 190.
30
Loc.cit.
Igualmente debe existir entre los esposos un respeto mutuo, reflejado en el recíproco
auxilio y socorro. Las repercusiones por actos de irrespeto se traducen en sanciones civiles
y penales. Ejemplos de las primeras lo constituye la posibilidad de desheredar derivada de
los actos de ingratitud. En cuanto a las segundas, resultan paradigmáticos el insulto grave y
reiterado, y más aún las vías de hecho31, que pueden subsumirse en los tipos penales
correspondientes.

El respeto implica aceptar el valor de los antecedentes sociales, culturales y familiares de


los otros. Asimismo implica preocupación por el entorno natural, responsabilidad por el
ambiente local y global32. De acuerdo con Aristóteles el respeto es un valor íntimamente
relacionado con la justicia: “Dar a cada uno lo que le corresponde y le pertenece, a Dios, a
los hombres, a los seres y a los objetos”. Al respecto dice el filósofo Alfonso Reyes que
“La moral humana es el código del bien, la moral nos obliga a una serie de respetos”33. El
respeto deriva del conocimiento del valor que cada persona tiene de sí misma y del
reconocimiento del valor de los demás.
Cuando se considera a una persona inferior, se propicia un ambiente carente de respeto.
Esta falta de respeto se manifiesta en actitudes de arrogancia, tendencia a impresionar a los
demás, dominar o limitar la libertad de otros34.

De acuerdo con Sánchez es en virtud del interés del cliente que el Código Deontológico
impone a los abogados deberes de recíproca lealtad, respeto mutuo y relaciones de
compañerismo, principios que son aplicables a todos pero que para el abogado constituyen
obligaciones jurídicas cuyo incumplimiento es sancionable disciplinariamente35.

31
Loc.cit.
32
Guerra González, María del Rosario, op.cit., pág. 52.
33
Valdés Salmerón, Verónica. Ética ciudadana. De lo individual a lo social. De lo social a lo global. México,
Pearson, 2003, pág. 67.
34
Ibíd., pág. 71.
35
Sánchez Stewart, Nielson. Respeto de los abogados a sus compañeros, disponible en http://sanchez-
stewart.com/app/download/5780459634/2010+-+182+Respeto+en+las+relaciones +entre + Abogados. pdf.
Por su parte el vocablo dignidad atiende a la gravedad y decoro de las personas en la
manera de comportarse36. La dignidad es la calidad de digno y por tal concepto se debe
entender, en palabras de Cabanellas, que se es merecedor de algo. En sentido favorable
implica encomio u honor37. En semejantes términos se expresa el Diccionario de la Lengua
Española que afirma que digno significa: “Que merece algo, en sentido favorable o
adverso. Cuando se usa de manera absoluta, indica siempre un buen concepto y se usa en
contraposición a indigno”38. En consecuencia el vocablo comentado hace relación al mérito
y condición de una persona. Es el valor que tiene un hombre o una mujer por el solo hecho
de ser humano39.

Éste valor es inherente al ser humano en cuanto ente racional, conferido de libertad y
potestad creadora, pues las personas pueden modelar y mejorar sus vidas mediante la toma
de decisiones y el ejercicio de su libertad.

La idea de la dignidad humana, está en el origen del concepto de los derechos humanos y
de la teoría de la democracia, por cuanto el respeto irrestricto del otro y la administración
pluralista de la convivencia se sustentan entre si y no pueden explicarse más que si se
admite que los seres humanos son conciencias en libertad40.

Esta noción de la dignidad no es producto de reciente elucubración. En los inicios de la era


cristiana, el movimiento filosófico estoico promovió la idea de la ciudadanía universal 41;
más adelante durante la Edad Media y el Renacimiento, se impulsó el concepto del derecho

36
Real Academia Española, op.cit. pág. 530. Por ejemplo en algunas partes del Medio Oriente la dignidad de
una mujer se determina por su forma de vestir: por lo habitual oculta el rostro y la mayor parte de su cuerpo.
Si una mujer se viste al estilo de occidente se la considera indigna (Valdés Salmerón, Verónica, op.cit., pág.
15).
37
Cabanellas, Guillermo. Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, tomo III. Argentina, Editorial
Heliasta, S.R.L. 24ª edición, revisada, actualizada y ampliada, 1996, pág. 252.
38
Real Academia Española, op.cit., pág. 530.
39
Valdés Salmerón, Verónica. Ética ciudadana. De lo individual a lo social. De lo social a lo global. México,
Pearson, 2003, pág.16.
40
Valencia Villa, Hernando, Los derechos humanos. España, Acento Editorial, 4ª edición, 2003, pág. 14.
41
Según lo expresa Martha Nussbaum (2005), los estoicos parten del supuesto básico de que toda la
humanidad pertenece a una comunidad moral/racional, en consecuencia los comportamientos humanos
deberían respetar la dignidad de la razón y la elección moral de todos los individuos (Bustos Natacha,
Cosmopolitismo estoico: una interpretación política a partir de las nociones de justicia y ley común.
Disponible en http://revistasiigg.sociales.uba.ar/index.php/ anacronismo/ article/ download/152/132.
consultado el 22 de julio de 2013).
natural42; adentrados en la modernidad, entre los siglos XVII y XVIII, con las llamadas
teorías del contrato social, se fomentan las declaraciones de los derechos del hombre y su
posterior codificación en las constituciones nacionales y más tarde en los tratados
internacionales de los siglos XIX y XX43.

La referencia a la dignidad está presente en los instrumentos fundacionales del derecho


internacional de los derechos humanos nacido luego de concluida la Segunda Guerra
Mundial. En tal sentido, se destaca ante todo la Declaración Universal de Derechos
Humanos de 1948, que invoca en su Preámbulo la «dignidad intrínseca (...) de todos los
miembros de la familia humana», para luego afirmar que «todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos» (artículo 1°). Con posterioridad, el concepto de
dignidad humana fue retomado por los dos Pactos internacionales de derechos humanos de
1966 y por la mayoría de los instrumentos condenatorios de una serie de prácticas
directamente contrarias al valor esencial de la persona, tales como la tortura, la esclavitud,
las penas degradantes, las condiciones inhumanas de trabajo, las discriminaciones de todo
tipo, etc. En la actualidad, la noción de dignidad humana tiene su reflejo más claro en los
textos constitucionales de la segunda mitad del siglo XX44.

De esa cuenta cabe afirmar que el derecho positivo de buena parte de los Estados, consolidó
una esfera de inmunidad en la que el sujeto queda protegido frente a acciones que pongan
en peligro o menoscaben su persona, su integridad física, psíquica y moral, esfera de
inmunidad que se ha extendido a otras circunstancias del desarrollo humano 45. La dignidad
como elemento de otros derechos queda recogida en el artículo 1 de la Constitución de
Finlandia, en el artículo 54 de la Constitución de Hungría, en el artículo 21 de la
Constitución de Lituania. La Constitución portuguesa, en su artículo 1, reconoce

42
Es un sistema de derecho que supuestamente se determina por la naturaleza, y por lo tanto se considera
universal. Tradicionalmente, se refiere al uso de la razón para analizar la naturaleza humana -tanto. social y
personalmente-y deducir reglas obligatorias de conducta moral. Clásicamente el derecho natural se ha
contrastado con el derecho positivo de una determinada comunidad política, sociedad o Estado, y de ahí que
sirva como un estándar por el cual criticar dicho derecho positivo.
43
Valencia Villa, Hernando, op.cit. pág. 15.
44
Con información disponible en: http://www.ugr.es/~redce/REDCE4/articulos/09yolanda.htm#dos.
45
Loc.cit.
igualmente la dignidad humana y también recoge una dignidad «social» que vincula a la
igualdad (art. 13)46.

Por su parte, el artículo 23 de la Constitución de Bélgica, reconoce la dignidad humana en


sentido estricto y, también, de la dignidad que hemos denominado dignidad en las
condiciones de vida personal y laboral puesto que, en el apartado segundo de este precepto
23, se establece la relación de la dignidad con los derechos económicos, sociales y
culturales y con los deberes. Similar dimensión de la dignidad se encuentra en el artículo 10
de la Constitución de Estonia. Si no expresamente, si parece tener este mismo enfoque la
Constitución de Suecia que, tras reconocer la dignidad humana, menciona las condiciones
de vida y los derechos sociales en el mismo precepto. De otra parte, la «igual dignidad en
libertad y derechos» está expresamente reconocida en el artículo 12 de la Constitución de
Eslovaquia47.

De forma paralela se han reconocido también la dignidad de algunas profesiones o la


dignidad de las personas en la realización de determinadas funciones. Martínez Val indica
que la primera obligación del profesional del derecho es sentirse portador de la dignidad de
su profesión, mediante una conducta irreprochable en ella, guiada por la conciencia cierta y
responsable48. En relación a la exigencia de esta conducta por parte de los abogados en
general, y de los defensores en particular, cabe concordar con lo expuesto por De la Torre
Díaz. Dice el citado autor que debido al paradigma imperante de que el ejercicio de la
abogacía es un asunto propio de personas inescrupulosas, que se venden al mejor postor, el
abogado no debe separar totalmente la vida pública de la privada. Este autor propone los
siguientes ejemplos de conductas reprochables: alcoholismo, violencia, drogadicción y
otras conductas que afectan a los demás, expresadas públicamente49.

46
Loc.cit.
47
Loc.cit.
48
De la Torre Díaz, Francisco Javier, op.cit., pág. 293.
49
Loc.cit.
Dentro de este contexto, el proceso penal debe iniciarse y desarrollarse acatando y
respetando plenamente la dignidad humana. Toda persona sindicada de un hecho punible
tiene derecho a ser tratada con el respeto debido a su dignidad de ser humano50.

Por ende los principios éticos del derecho proclamados desde la época romana son:
“Honeste vivere, alterum non laedere, jus suum cuique tribuere”51. Vivir honestamente, no
dañar a otro, dar a cada cual lo suyo. Por ello el derecho es a la vez moral en su contenido
aunque no en su forma, porque no puede haber un derecho inmoral, no obstante puede
haber leyes inmorales52.

El conjunto de requerimientos éticos que las personas deben cumplir, no solo en su vida
personal, sino, también, en el ejercicio de la función pública, ha hecho necesaria la
existencia de una normatividad que regula el comportamiento ético de quienes practican el
ejercicio liberal de su respectiva profesión, funcionarios y servidores públicos. De este
grupo de disposiciones por su relevancia se hace menciona a continuación aquellas
referidas con el Organismo Judicial.

3. El papel del Tribunal de Honor del Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala.

Al haber realizado una breve relación conceptual sobre la honorabilidad, resulta oportuno
hacer una aproximación al papel que juega el Tribunal de Honor del Colegio de Abogados
y Notarios de Guatemala en la determinación de responsabilidades éticas de los
agremiados.

En Guatemala, los deberes en el ejercicio de la profesión de abogado y notario, se


encuentran regulados en el Código de Ética Profesional 53 y en la Ley de Colegiación
Profesional Obligatoria (LCPO), que regula la instrucción de la averiguación, emisión del

50
Londoño Jiménez, Hernando, op.cit., pág. 21.
51
Burgoa Orihuela, Ignacio. El jurista y el simulador del derecho. México, Editorial Porrúa, S.A. de C.V., 3ª
reimpresión de la 19ª edición, 2012, pág. 33.
52
Ibíd., pág. 34.
53
Vigente desde 21 de diciembre del año 1994. Entre sus disposiciones cabe destacar el artículo 19 que se
refiere a abusos de procedimiento, e indica: “El abogado debe abstenerse del abuso de medios de
impugnación y de toda gestión puramente dilatoria, que entorpezca el normal desarrollo del procedimiento.
Este vicio afecta el prestigio de la profesión y el concepto de la justicia”.
dictamen y en su caso, acordar la sanción correspondiente cuando se sindique a alguno de
sus miembros de haber faltado a la ética; o atentado contra el honor y prestigio de la
profesión.

Los estatutos del Colegio de Abogados y Notarios (CANG), por su lado establecen el
procedimiento a seguir ante el Tribunal de Honor; y además prescriben las sanciones
disciplinarias que se pueden imponer a sus afiliados.

El Tribunal de Honor, es el órgano de los Colegios Profesionales, encargado de instruir


averiguación y emitir dictamen, proponiendo en su caso la sanción correspondiente cuando
se sindique a alguno de los miembros del colegio de haber faltado a la ética o atentado
contra el honor o prestigio de su profesión, remitiendo a los estatutos establecer el
procedimiento respectivo54. El procedimiento del Tribunal de Honor es un proceso no
jurisdiccional, pues en el mismo no se discuten aspectos legales sino situaciones morales.
Se le ha denominado jurisdicción disciplinaria55.

El procedimiento a seguir por el Tribunal de Honor se debe fijar por cada Colegio en sus
respectivos Estatutos, debiéndose respetar en todo caso el derecho constitucional de defensa
y debido proceso56. Se implementarán los principios de oralidad, inmediación, continuidad

54
LCPO: Articulo 16. Del Tribunal de Honor. El Tribunal de Honor se integra con siete miembros
propietarios y dos suplentes, electos por planilla por la Asamblea General, en la misma forma y por el mismo
período que los de la Junta Directiva. Para ser miembro del Tribunal de Honor se requieren los mismos
requisitos que para serlo de la Junta Directiva, salvo para el Presidente, que deberá tener por lo menos cinco
años de ejercicio profesional. En ningún caso se permitirá la reelección para el mismo cargo antes de
transcurridos dos períodos. Artículo 17. Funciones y atribuciones. El Tribunal de Honor se instituye para
instruir averiguación, emitir dictamen y en su caso acordar la sanción correspondiente, cuando se sindique a
alguno de los miembros del Colegio de haber faltado a la ética o atentado contra el honor y prestigio de su
profesión. El procedimiento a seguir por el Tribunal de Honor, se debe fijar por cada colegio en sus
respectivos estatutos, debiéndose respetar en todo caso el derecho de defensa del sindicado. El Tribunal de
Honor elaborará, y en su caso revisará el Código de Ética del Colegio respectivo y lo someterá a la
aprobación de la Asamblea General.
55
Carias Medina, Álvaro Ernesto. La rehabilitación de abogados y notarios sancionados por el tribunal de
honor. Guatemala, Universidad San Carlos de Guatemala, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, tesis,
2010, pág. 89.
56
Schaeffer Giró, María Mercedes, Análisis jurídico de la sanción de suspensión definitiva en el régimen
sancionatorio del Tribunal de Honor para el ejercicio Profesional del notariado. Guatemala, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de San Carlos de Guatemala, tesis, 2006, pág. 77.
y economía procesal. De preferencia se debe unificar el procedimiento en todos los
Colegios profesionales57.

En este orden de ideas el ejercicio del poder disciplinario que el Tribunal de Honor sobre
los colegiados, debe ser inflexible con los transgresores de las normas de ética profesional,
las sanciones deben ser severas para los que son desleales en el ejercicio de la profesión, así
mismo servirá de paradigma para sus colegas.

El procedimiento inicia con una denuncia dirigida en contra de alguno o algunos


integrantes del Colegio, por considerarse que han faltado a sus obligaciones o a la ética
profesional, o que han atentado, contra el honor o prestigio de la profesión, deberá
presentarse por escrito al Tribunal de Honor, por medio del Secretario de la Junta Directiva,
haciendo una exposición detallada de los hechos y ofreciendo la prueba necesaria.

El Secretario dará cuenta inmediatamente al Presidente del Tribunal, quien resolverá dentro
del tercer día, a más tardar, citando a todos sus miembros, para que conozcan el caso.

Si el Tribunal de Honor encontrare que la denuncia amerita una investigación, dará


audiencia dentro del tercer día al acusado o acusados, para que dentro de un término de
nueve días, manifiesten lo que convenga a su defensa y propongan las pruebas de descargo.
En caso de que el Tribunal la estimare frívola o impertinente, dictaminará en tal sentido y
propondrá a la Junta Directiva que se rechace de plano.

Concluida la audiencia, se abrirá a prueba por el plazo de treinta días. Cuando las partes
interesadas tengan que presentar pruebas que deban recabarse en el extranjero, el Tribunal
concederá un término extraordinario de seis meses. El Tribunal de Honor, recibirá las
pruebas ofrecidas por las partes, y, a su vez practicará todas aquellas diligencias que estime
necesarias para el esclarecimiento de los hechos. Vencida la etapa de prueba, el Tribunal
dispondrá por el plazo de cinco días, queden las actuaciones en la Secretaría a efecto de que
las partes puedan impugnar o presentar los alegatos que estimen conveniente.

57
Ibíd., pág. 78.
En este contexto se puede afirmar que entre las sanciones aplicadas 58 no figura ni un solo
caso de suspensión definitiva o inhabilitación. La sanción de suspensión definitiva conlleva
la pérdida de calidad de colegiado activo. Se debe imponer cuando el hecho conocido sea
tipificado como delito por los tribunales competentes, siempre que se relacione con la
profesión, y la decisión sea tomada por las dos terceras partes de los miembros del Tribunal
de Honor y ratificada en Asamblea General, con el voto de por lo menos el diez por ciento
del total de colegiados activos.

Las únicas asambleas generales que logran convocar más de 500 colegiados, son las de
elecciones a Junta Directiva y Tribunal de Honor, o para delegar representación en
Comisiones de Postulación. O sea, sería poco probable que en Guatemala se inhabilitara de
por vida, por ejemplo, a un notario que ha falsificado documentos para robarse propiedades
en el Registro de la Propiedad o que se ha comportado de manera reprochable violando las
normas éticas contempladas en el Código respectivo.

A manera de conclusión de este apartado, es meritorio recordar que no puede haber


verdadera justicia, aunque haya estricto cumplimiento de la ley, en el país donde le sea
posible al litigante malicioso demorar la aplicación de la razón tanto tiempo que la justicia
sucumba por agotamiento de las fuerzas que exige la lucha59.

4. Las Normas de Comportamiento Ético del Organismo Judicial

58
LCPO: Artículo 23. Sanciones. Las sanciones que las autoridades de los colegios pueden imponer, son las
siguientes: Sanción pecuniaria, amonestación privada, amonestación pública, suspensión temporal en el
ejercicio de su profesión y suspensión definitiva. La suspensión temporal en ningún caso puede ser mayor de
un año. La suspensión definitiva, la pérdida de la condición de colegiado. Artículo 24. Aplicación y recursos.
Las sanciones especificadas en el artículo anterior deben ser acordadas por el Tribunal de Honor, y aprobadas
por la Junta Directiva, salvo el caso de suspensión temporal que será aprobada por la Asamblea General, con
el voto de por lo menos el veinticinco por ciento (25%) del total de colegiados activos. Contra las
resoluciones en que se acuerde cualquiera de las sanciones indicadas, caben los recursos de aclaración y
ampliación, así como el de apelación ante el órgano superior que corresponda. Todo recurso deberá de
interponerse dentro del tercer día de la última notificación.
59
Lopez, José Ramón. El Litigante temerario, disponible en http://www .agn .gov .
do/sites/default/files/publicaciones/vol_18._escritos_dispersos.tomo_iii.1917-1922 ._ jose_ramon_ lopez.
pdf , consultado el 6 de junio de 2013.
Quienes integran el Organismo Judicial están obligados a obedecer las Normas de
Comportamiento Ético del Organismo Judicial, estipuladas en el acuerdo 22-2013 de la
Corte Suprema de Justicia.

En este orden de ideas, los magistrados y todo el personal del Organismo Judicial deben
ejercer las funciones asignadas sin intervención ajena ni influencia real o aparente de
factores externos (art. 5). Los magistrados tienen que actuar con rectitud y dignidad en
todos los aspectos de su vida (art.6). Esto exige un comportamiento probo que no sólo se
limita a su desempeño en la judicatura, sino, también, se extiende a todos los ámbitos de la
vida, tanto pública como privada.

Deben actuar con honradez, de modo que sea digna de ser respetada y edifique la buena
imagen personal y de la institución (art. 7). Esta disposición está en concordancia con lo
dispuesto en el artículo 113 de la Constitución Política de la República, así como lo
establecido en el artículo 207 de dicha Carta Magna.

Toda actuación de quienes laboran en el Organismo Judicial debe producirse acatando las
normas y leyes, generando confianza de las personas usuarias y de la población, en lo
individual y hacia la institución (art. 8). El precepto aludido guarda relación con los
artículos 2, 203 y 204 de la Constitución. En este sentido deben cumplir con las funciones
y obligaciones jurisdiccionales y/o administrativas asignadas (art. 9). Actuar de forma clara
y accesible, garantizando que las actuaciones sean legales y éticas (art. 10).

Además el personal del Organismo Judicial tiene que cumplir con las obligaciones éticas
siguientes (art. 16):

a) Mantener y promover los estándares de conducta definidos en las normas de


comportamiento ético del Organismo Judicial
b) Impedir toda conducta impropia en la administración de justicia, por parte de
abogados, fiscales, funcionarios y empleados del tribunal, o de cualquier otra persona;
c) Asegurar que los procesos judiciales y la actuación del propio tribunal y sus
servicios administrativos se desarrollen en un ambiente inalterable de disciplina, orden y
respeto; y
d) Observar las garantías del debido proceso.

Las y los funcionarios jurisdiccionales no deben ejercer influencia indebida en el ánimo del
órgano jurisdiccional decisor, e provecho propio o de terceros (art.18).

El personal del Organismo Judicial no debe utilizar su cargo para fomentar el éxito de
negocios privados o para su beneficio personal (art. 20).

Los infractores se hacen acreedores a la censura en los términos contemplados en el artículo


24 de las Normas de Comportamiento Ético del Organismo Judicial. No obstante esta
“censura” no es suficiente para dotar de la coercibilidad necesaria para el respeto a las
normas de comportamiento ético del Organismo Judicial. Esto hace necesario que se emita
la normatividad idónea y pertinente que fortalezca la imperatividad de las disposiciones
deontológicas aludidas60.

Así las cosas persiste la necesidad de analizar y discutir a través de qué mecanismos
objetivos es posible valorar la reconocida honorabilidad de las personas a las que la
Constitución y la ley se las exige.

5. Parámetros para evaluar la “reconocida honorabilidad”

La Corte de Constitucionalidad ha elaborado un Corpus doctrinal que orienta el actuar del


poder público, cuando se le exija – para la elección , nominación, selección u otro
procedimiento similar- valorar el aspecto reconocida honorabilidad, sobre el que la Corte se

60
En este sentido la homogenización en los códigos de comportamiento ético de los Organismos de Estado, de
disposiciones que fortalezcan la aplicación y sanción, según el caso, de los infractores, es una tarea que no
admite más demoras.
ha pronunciado con anterioridad en cuanto a considerarse éste un requerimiento
comprobable mediante una serie de elementos61.

Al respecto el tribunal constitucional ha listado una serie de elementos para la


comprobación de la honorabilidad así:

A) Acreditaciones: consistente en la presentación de documentos o certificaciones.

B) Criterios sociales: integrados por la buena conducta profesional, la estima gremial, el


reconocimiento del foro público, el decoro profesional, entre otros.

C) Repercusiones en el actuar: que se manifiestan tanto en lo profesional, en la judicatura


u otro servicio prestado desde la administración pública o en cualquier otro ramo,
entendiéndose como tal no solo su ejercicio profesional, sino también las actividades
personales, comerciales o de cualquier otra índole que resultaren incompatibles con el
ejercicio de la función pública.

D) Respeto a la intimidad: no inmiscuirse en la esfera de la intimidad personal o del


derecho a la propia imagen;

E) Criterios de organismos internacionales: “Que conforme los Principios Básicos


Relativos a la Independencia Judicial, reconocidos por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, adoptados por el Séptimo Congreso de las Naciones Unidas sobre
Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Milán del veintiséis de
agosto al seis de septiembre de mil novecientos ochenta y cinco, y confirmados por la
Asamblea General en sus resoluciones 40/32 de veintinueve de noviembre de mil
novecientos ochenta y cinco, y 40/146 de trece de diciembre de mil novecientos ochenta y
cinco, dicha independencia implica el reconocimiento y las garantías adecuadas para que:
“Los jueces resuelvan los asuntos que conozcan con imparcialidad, basándose en los
hechos y en consonancia con el derecho, sin restricción alguna y sin influencias, alicientes,
61
Corte de Constitucionalidad, gaceta 97, expediente 942-2010, sentencia de fecha 24/08/2010. Véase
también expediente 3690-2009, auto de fecha 4 de octubre de 2009;
presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquiera
sectores o por cualquier motivo”. Que la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
instrumento internacional que forma parte del bloque de constitucionalidad, garantiza la
inmunidad e independencia de los jueces, así como el acceso de toda persona a un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial”.

F) Legislación ordinaria: “Por su parte, el primer considerando de la Ley de la Carrera


Judicial establece: “Que una de las grandes debilidades estructurales del Estado
guatemalteco residen en el sistema de justicia, que es uno de los servicios públicos
esenciales; que su reforma y modernización debe dirigirse a impedir que éste genere y
encubra un sistema de impunidad y corrupción y, al mismo tiempo, se revierta la ineficacia,
se garantice el libre acceso a la justicia, la imparcialidad en su aplicación, la independencia
judicial, la autoridad ética, la probidad del sistema en su conjunto y modernización’; y en
ese orden de ideas, el artículo 70 de la Ley del Organismo Judicial establece como
prohibiciones para los jueces y magistrados que integran dicho Organismo del Estado, el
hecho de tener negocios o ejercer oficios que sean incompatibles con el decoro de su
profesión”.

G) Criterios complementarios: La exégesis anterior, sienta criterios para lo que en


diversos ámbitos se denomina “Guía de buenas prácticas” a favor de la transparencia y con
ello, ante futuros procesos de elección de diversos funcionarios públicos (no sólo por parte
del Congreso de la República, sino también por Poderes del Estado o entidades
gubernamentales), se cuente con criterios que orienten su actuar en el futuro, tal y como
estimó la Corte de Constitucionalidad en el Expediente 2409-2009, sentencia de fecha
veinticinco de noviembre de dos mil nueve, al considerar: “debido a las especiales
circunstancias que lo generaron y eventualmente podrían nuevamente acaecer, esta
sentencia debe clarificar el cómo del actuar público”.

Igualmente meritorio resulta considerar lo resuelto por la Corte de Constitucionalidad en la


Opinión Consultiva 3755-2009 del siete de octubre de dos mil nueve, en cuanto a las
preguntas formuladas por el Congreso de la República a dicha Corte., sobre la substitución
de aquellos candidatos ya electos, con base en “pruebas fehacientes” y “denuncias
fundamentadas” sin que ello signifique violar el principio de inocencia, el derecho de
defensa y el precepto constitucional que establece que la potestad de juzgar corresponde a
los tribunales de justicia, que ninguna otra autoridad puede intervenir en la administración
de justicia y que ello no atenta contra la independencia del Organismo Judicial62.

La Opinión Consultiva resulta importante no solo en el ámbito jurídico, también constituye


asidero para exigir el del comportamiento ético de las personas que se postulan a aquellos
cargos que tienen implícita la exigencia de contar con reconocida honorabilidad. Ello
porque la Corte aceptó que es posible tomar en consideración lo que se puede calificar
como tachas a los postulantes, sin que ello prejuzgue sobre la inocencia o culpabilidad de
las mismas.

Conclusiones.

1. Que la actuación de los funcionarios públicos (contralor general de la nación, abogados,


agentes fiscales, jueces y magistrados, entre otros), debe ceñirse a lo dispuesto en la
Constitución Política de la República, leyes ordinarias y en los códigos de ética profesional.

2. Que no obstante la obligación ético-profesional de comportarse con apego a las


exigencias de los parámetros deontológicos, constituye práctica habitual en el medio
forense guatemalteco acudir a mecanismos violatorios de las obligaciones ético-morales,
las cuales tienen consecuencias directas en el desarrollo eficaz y eficiente de la
administración pública.

3. Que de manera sistemática se hace uso abusivo de los recursos ordinarios y


extraordinarios que provee la legislación con la única finalidad de entorpecer el curso
habitual e idóneo de los procesos (tanto administrativos como judiciales).

62
Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 95, expediente No. 3635-2010, sentencia de fecha 11/02/2010.
5. Que la propia Corte de Constitucionalidad ha manifestado que la “substitución de
aquellos candidatos ya electos, con base en “pruebas fehacientes” y “denuncias
fundamentadas” no significa que ello viole el principio de inocencia, el derecho de defensa
y el precepto constitucional que establece que la potestad de juzgar corresponde a los
tribunales de justicia.

6. Que la actual base normativa que regula el componente ético en la Ley de Comisiones de
Postulación no es suficiente para mermar la postulación de personas sobre las que existan
serios cuestionamientos en cuanto a su honradez y honorabilidad, debido a que no existen
las disposiciones normativas que sienten parámetros objetivos para la evaluación de los
méritos éticos.

Recomendaciones.

1. Incluir en la propuesta de Ley de Comisiones de Postulación en el artículo 27 una


definición de honorabilidad y que la misma sea objeto de evaluación a través de las
acreditaciones, criterios sociales, repercusiones en el actuar, criterios de organismos
internacionales, legislación ordinaria y en criterios complementarios, conforme lo estatuido
en el corpus doctrinario elaborado por la Corte de Constitucionalidad.

2. Modificar las disposiciones contenidas en los códigos de ética profesional y las


correspondientes en la Ley de Colegiación Profesional Obligatoria de manera que se
agilicen los procedimientos para inhabilitar a quien hubiera cometido faltas graves a la ética
en su actuación.

3. Reformar la normatividad de las distintas entidades de la administración pública,


especialmente de aquellas que integran el denominado sector justicia, de manera que
puedan evaluar y, según el caso, sancionar las faltas a la ética en sus respectivas
instituciones.
Fuentes de información

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Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 95, expediente No. 3635-2010, sentencia de fecha
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Corte de Constitucionalidad, Gaceta No. 97, expediente No. 942-2010, sentencia de fecha
24/08/2010.

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