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Sentencia Suprema Rol C5604-2015

El documento detalla un caso judicial en el que el Banco del Estado de Chile demandó a Fernando Juacida Alcaino por incumplimiento de pago, y tras un proceso prolongado, se realizó un remate de la propiedad en cuestión. El demandado solicitó el abandono del procedimiento argumentando inactividad, pero el tribunal desestimó su solicitud, señalando que el remate había culminado el proceso y que las gestiones del banco habían sido suficientes. La Corte de Apelaciones confirmó la decisión, subrayando que el derecho a solicitar el abandono no es imprescriptible y que el demandado no actuó dentro de los plazos establecidos.
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Sentencia Suprema Rol C5604-2015

El documento detalla un caso judicial en el que el Banco del Estado de Chile demandó a Fernando Juacida Alcaino por incumplimiento de pago, y tras un proceso prolongado, se realizó un remate de la propiedad en cuestión. El demandado solicitó el abandono del procedimiento argumentando inactividad, pero el tribunal desestimó su solicitud, señalando que el remate había culminado el proceso y que las gestiones del banco habían sido suficientes. La Corte de Apelaciones confirmó la decisión, subrayando que el derecho a solicitar el abandono no es imprescriptible y que el demandado no actuó dentro de los plazos establecidos.
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1

Santiago, cuatro de noviembre de dos mil quince.


VISTO:
En estos autos ejecutivos tramitados conforme a la Ley General de
Bancos, Rol 8453-2005, seguidos ante el 22° Juzgado Civil de esta ciudad,
caratulados “Banco del Estado de Chile con Juacida Alcaino, Fernando
Alejandro", por resolución de fecha diecinueve de noviembre de dos mil
catorce, escrita a fojas 132, se acogió la solicitud de abandono de
procedimiento formulado por parte del demandado, con costas.
La parte perdidosa apeló de ese fallo y, una de las salas de la Corte de
Apelaciones de Santiago, por determinación de once de marzo del año en
curso, corriente a fojas 154, lo confirmó.
En contra de esta última decisión, la demandante interpuso recurso de
casación en el fondo.
Se trajeron los autos en relación.
CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que el recurrente acusa la conculcación de lo preceptuado
en los artículos 85, 153 y 495 del Código de Procedimiento Civil, atendido
que su parte realizó una serie de gestiones útiles con conocimiento del
ejecutado, las que concluyeron con la obtención del cumplimiento forzado de
la obligación al rematarse la propiedad el 27 de octubre de 2014, siendo esta
fecha anterior a la solicitud de abandono del procedimiento de la contraria.
Así las cosas, el incidente en cuestión, no sólo se formuló extemporáneamente
sino que en un estado procesal en el que las gestiones para obtener el
cumplimiento forzado de la obligación se encontraban agotadas, puesto que se
había llevado a efecto el remate y suscrito el acta respectiva, lo que produjo
los efectos señalados en el citado artículo 495, es decir, se perfeccionó la
venta forzosa del inmueble pagándose su parte con cargo al crédito de autos.
A continuación, en lo referente a la infracción del artículo 153 del
Código de Procedimiento Civil y la extemporaneidad de la presentación
realizada por el demandado, afirma que de la disposición señalada es dable
concluir que para la procedencia del incidente de abandono de procedimiento,
es menester que se haga valer durante todo el juicio, esto es, mientras este
derecho no haya precluido. Por lo tanto, de conformidad con lo dispuesto en
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el inciso 1° del artículo 85 del código adjetivo, tal solicitud debe presentarse
tan pronto como el hecho llegue a conocimiento de la parte respectiva. De
este modo, la incidencia promovida por el demandado debe desestimarse, si
se reanuda la marcha del proceso con su conocimiento sin que haya
promovido el incidente en cuestión, lo que en la práctica la contraria hizo solo
después de notificarse de las sucesivas resoluciones recaídas en gestiones
útiles para dar curso progresivo a los autos. Entender la aplicación de esta
norma es fundamental -afirma- puesto que se establecen diversos límites para
la solicitud de abandono, siendo completamente inconsistente con el
ordenamiento jurídico el interpretar que la frase del artículo 153 que expresa
que podrá hacerse valer el abandono "durante todo el juicio…" implique la
imprescriptibilidad del plazo para su presentación.
Seguidamente, denuncia la vulneración del inciso 2° del aludido artículo
153, toda vez que esta disposición establece un límite claro para formular la
petición que se examina, cual es, que el procedimiento no se encuentre
concluido por haberse obtenido el cumplimiento forzado de la obligación. De
este modo, en los procedimientos que no se haya obtenido el cumplimiento
forzado de la obligación, es decir, habiendo gestiones útiles tendientes para
llegar a dicho estado, y cumpliéndose con los elementos del plazo y la
inactividad procesal de las partes cuando sobre ellas recae el impulso, deberá
acogerse el incidente de abandono de procedimiento. Pero contrariamente,
cuando ha concluido la gestión de apremio mediante el cumplimiento forzado
de la obligación, no cabe tal sanción. Entonces, atendido a que en este
proceso se llevó a cabo la subasta el 27 de octubre de 2014, rematándose en
esa fecha la finca hipotecada a favor de su parte, oportunidad en la que se
procedió a suscribir el acta de remate firmada por el juez y el secretario del
tribunal, es evidente que se obtuvo cumplimiento forzado de la obligación.
SEGUNDO: Que, para los efectos de una debida inteligencia de las
cuestiones planteadas por el recurrente, es menester reseñar algunos de los
antecedentes de mayor relevancia que surgen de este proceso reconstituido en
el cual se pronunció la sentencia que se impugna:
a) Con fecha 21 de julio de 2005 el Banco del Estado de Chile dedujo
demanda de acción hipotecaria según Ley General de Bancos en contra de
3

Fernando Juacida Alcaino, solicitando se ordene la notificación y


requerimiento del demandado, para que dentro del plazo de 10 días pague a su
parte el equivalente a 1292,815859 unidades de fomento por concepto de
dividendos insolutos, saldo de capital adeudado, intereses pactados y prima de
seguros contratados, bajo apercibimiento de que si así no lo hiciere, se
solicitará al tribunal el remate del inmueble hipotecado conforme a las normas
pertinentes, con costas;
b) El 3 de agosto de 2006 se decretó el remate de la propiedad. El día 20
de diciembre del mismo año, el demandante propuso las bases del remate y
solicitó se fijara día y hora para la subasta, a lo que el tribunal accedió
mediante providencia de 29 de marzo de 2007;
c) Consta que con fecha 7 de agosto de 2007 se dictó resolución que
desestima la nulidad de todo lo obrado por falta de emplazamiento válido
formulada por el demandado;
d) El actor solicitó al tribunal en diversas oportunidades a partir del año
2007 se fijara día y hora para llevar a efecto la subasta;
e) El 5 de noviembre de 2010 se recibieron los antecedentes del Archivo
Judicial, ordenando el tribunal se notificara al demandado de conformidad a
lo preceptuado en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, y en
atención a que ello no fue cumplido, el 3 de diciembre de ese año se dispuso
remitir nuevamente los antecedentes al referido Archivo;
f) Con fecha 11 de abril de 2013 se tuvo por reconstituido el expediente
al estado de haberse solicitado nuevo día y hora para el remate, ordenándose
notificar al demandado la reconstitución por avisos;
g) El 29 de mayo de 2014 el actor solicitó el desarchivo de los
antecedentes. Por resolución de 12 de junio del mismo año el tribunal
recepcionó los autos, disponiendo nuevamente se de cumplimiento a lo
preceptuado en el artículo 52 del Código de Procedimiento Civil, en los
términos ya expuestos. Al efecto, se cumplió lo dispuesto publicándose los
avisos en el Diario El Mercurio, los días 16, 17 y 18 de agosto de 2014 y en el
Diario Oficial con fecha 16 de Agosto de 2014;
4

h) El 27 de octubre de 2014 se llevó a efecto el remate decretado en


autos, adjudicándose el banco demandante el inmueble con cargo a su crédito,
según consta en el acta respectiva levantada en la misma fecha;
i) El 3 de noviembre de 2014 la parte demandada solicitó se declare el
abandono del procedimiento, argumentando que en la especie transcurrió más
de tres años sin que el ejecutante haya realizado gestión útil destinada a dar
curso progresivo los autos, tal como se verifica desde el 27 de junio de 2008
en que se fijó nuevo día y hora para el remate y desde esa data hasta el 11 de
abril de 2013 en que se reconstituyó el expediente al estado de haberse
solicitado nuevo día y hora para remate, es evidente -dice- que transcurrió el
plazo que la ley requiere para la aplicación de la sanción aludida, sin que
pueda considerarse que la solicitud de desarchivo como la resolución que lo
ordena puedan considerarse como gestiones útiles en el proceso.
Así las cosas, a su entender corresponde aplicar lo preceptuado en el
artículo 153 del Código de Procedimiento Civil, atendido que tratándose de
un juicio ejecutivo especial y efectuando una interpretación por analogía, es
dable concluir que concurren los requisitos que contempla la norma aludida,
una vez que, de acuerdo a lo establecido en el artículo 103 de la Ley General
de Bancos, se ha ordenado por el juez el remate del inmueble hipotecado
transcurrido el plazo de 10 días de haber requerido al deudor de pago o
habiéndose vencido el plazo para oponer excepciones, en su caso.
j) El demandante evacuando el traslado conferido solicitó se rechace la
incidencia promovida por la contraria, puesto que en el procedimiento se
realizaron gestiones útiles suficiente para la sustanciación del juicio que
llevaron al estado de rematarse la propiedad hipotecada a favor de su parte el
día 27 de octubre de 2014, dictándose sentencia condenatoria de remate de
acuerdo a lo dispuesto en el artículo 472 del Código de Procedimiento Civil,
terminándose de esta manera la tramitación de los autos por haberse resuelto
el fondo del juicio. Por este sólo motivo es que resulta improcedente la
solicitud de abandono, atendido que el asunto se encuentra determinado por el
acto del remate.
De este modo -sigue- la solicitud del demandado resulta extemporánea
de acuerdo al artículo 153 del cuerpo de leyes citado, toda vez que como esta
5

norma lo indica, para que proceda el referido incidente es necesario que se


haga valer durante todo juicio, esto es, debe solicitarse dentro de las
oportunidades prescritas por la ley. Por lo tanto, conforme el inciso primero
del artículo 85 del mismo código, debe hacerse tan pronto como llegue a
conocimiento de la parte respectiva y por ello resulta pertinente rechazar el
incidente y no cuando se reanuda la marcha del proceso, en que la causa se
sigue tramitando con conocimiento del demandado, quien no promueve el
incidente.
Seguidamente señala que el proceso cuenta con diversas gestiones útiles
realizada en los años 2012, 2013 y 2014 incluso habiendo transcurrido varios
años desde que el demandado tomara conocimiento de la actividad procesal
de estos autos, resultando evidente que no interpuso el incidente hasta haberse
completamente vencido el plazo para hacer su alegación. En este sentido no
puede pretenderse que el derecho de solicitar el abandono del procedimiento
resulte imprescriptible. Luego, no existe el presupuesto de inactividad de las
partes, en tanto ha realizado diversas gestiones para continuar con la
sustanciación del juicio, interrumpiendo efectivamente el término necesario
para la procedencia de dicha sanción.
TERCERO: Que los antecedentes generales del proceso dejan en claro
que el problema planteado a la resolución de los tribunales de la instancia,
como a esta Corte de Casación, plasmado en las diversas infracciones que el
recurrente denuncia, y que se señalan en el motivo primero y las alegaciones
esgrimidas en apoyo de sus afirmaciones, tienen por objeto argumentar, en lo
fundamental: 1°.- que en la especie no se verifica aquél requisito que exige la
institución en análisis, atendido que al momento de solicitar el demandado el
abandono de procedimiento, el juicio se encontraba concluido al haberse
extendido la respectiva acta de remate; 2°.- que la conducta omisiva o
culpable del actor en la prosecución del juicio no es tal, dado que su parte
realizó diversas gestiones tendientes a dar término al mismo, lo que
efectivamente ocurrió con la subasta y posterior pago del crédito; 3°.- que la
petición del demandado en el sentido anotado es extemporánea, al no haberla
formulado a penas tomó conocimiento de los hechos, razón por la que
precluyó el derecho a impetrar el abandono del procedimiento.
6

Entonces, los antecedentes reseñados precedentemente ponen de


manifiesto que, para quien recurre, el quid de su postulado de nulidad de la
sentencia impugnada, estriba en determinar si en la especie concurren los
presupuestos que hacen procedente la sanción del abandono de
procedimiento.
CUARTO: Que en este mismo contexto, la premisa básica de la
situación de derecho en estudio está definida por el legislador en el artículo
152 del Código de Procedimiento Civil, en orden a que el procedimiento se
entiende abandonado cuando "todas las partes que figuran en el juicio han
cesado en su prosecución durante seis meses".
En el análisis de la expresión "cesación" de las partes en la prosecución
del juicio, la doctrina la asimila al silencio en la relación jurídica, inactividad
motivada por su desinterés por obtener una decisión de los tribunales sobre el
conflicto sometido a su conocimiento. Sin embargo, tal pasividad debe ser
culpable, esto es, advirtiendo y aceptando las consecuencias perjudiciales que
podrían derivarse de su desidia, no obstante lo cual nada hacen por activar el
procedimiento. En este caso el comportamiento es voluntariamente omisivo,
pudiendo los interesados "los demandantes" representarse o no el resultado
perjudicial, confiando en que éste no se produciría o aceptándolo. En este
mismo sentido se exige que, en tales circunstancias, la parte esté en situación
de interrumpir efectivamente esta suspensión en la tramitación del
procedimiento o comprobar que ya se ha realizado todo lo que la ley requiere
para dejarlo en estado de ser decidido por el órgano jurisdiccional. Así, debe
instar por sacarlo de la inactividad e impulsarlo a su término por medio de
actuaciones útiles a tal fin.
"Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio
cuando, existiendo la posibilidad de que las partes del proceso realicen actos
procesales útiles a la prosecución del mismo, omiten toda gestión o
actuaciones tendientes a preparar los elementos que permiten llegar al estado
de sentencia". "Por consiguiente, sólo cabe decir que todas las partes de un
juicio han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios conducentes
a instar por la terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por
7

negligencia u otra causa dependiente de su voluntad" (Del Abandono del


Proceso, Alma Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de Chile).
A su vez, la prosecución del juicio, esto es, el dinamismo que las partes
interesadas imprimen al avance del pleito hacia su resolución, se reconoce al
constituirse, impulsarse o definirse una relación procesal (Jerónimo Santa
María Balmaceda, citado por Carlos Alberto Stoeherel M. en “De las
Disposiciones comunes a todo procedimiento y de los Incidentes”, Editorial
Jurídica de Chile, año 1980, pág. 195). En idéntica opinión Manuel Alberto
Ponz, quien señala que “se la considera como una institución de orden público
que tiene por fin liberar a los órganos jurisdiccionales de las obligaciones y
cargas que siempre implican procesos inertes, tendiendo asimismo a evitar la
incertidumbre prolongada sobre las relaciones litigiosas” (en artículo
“Perención o Caducidad de Instancia”, en Revista del Colegio de Abogados
de La Plata, año II, Nº 4, Tomo II, pág. 199 y siguientes); por su lado Sentís
Melendo dijo al respecto: “La carga del litigante termina donde empieza el
deber del juez. La carga es necesidad; donde el juez tiene un deber ya no hay
acto necesario para el litigante. Si el juez tiene el deber de impulsar de oficio
el procedimiento no puede haber carga de impulso para la parte” (en artículo
“Perención de Instancia y carga procesal”, en Revista del Colegio de
Abogados de La Plata, año IV, Nº8, pág. 437).
Sin embargo, esta carga que los litigantes han de ejercer, so pena de
perder –dejando a salvo las excepciones legales– el derecho a continuar el
procedimiento abandonado y de hacerlo valer en otro juicio, según dispone el
artículo 156 del Código de enjuiciamiento Civil, únicamente encuentra
sentido en tanto sea exigible a aquéllos desplegar su diligencia en pos de
obtener la decisión jurisdiccional a la controversia que se haya planteado,
circunstancia que, indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el
ordenamiento procesal prescribe el pronunciamiento del tribunal.
QUINTO: Que no obstante el orden de los argumentos propuestos en el
recurso, para el entendimiento lógico de los razonamientos, corresponde
determinar primeramente que si tal como lo sostiene el recurrente, el
incidente de abandono de procedimiento fue deducido en forma extemporánea
en aquel aspecto que sostiene que debió hacerse valer apenas el demandado
8

tuvo conocimiento de los hechos configurativos, lo que implica determinar


más precisamente si a este tipo de incidentes, en atención a su naturaleza, le
son aplicables los artículos 83 y 85 del Código de Procedimiento Civil.
En este orden de ideas, si bien resulta acertado sostener que los artículos
83 y 85 del Código de Procedimiento Civil están referidos a la substanciación
de los incidentes, no lo es menos que corresponden a normas de índole
general. En cambio, como se sabe, el abandono del procedimiento es un
incidente de carácter especial y es en esa condición de especial que se
encuentra regulado de un modo específico por las disposiciones del Título
XVI, Libro I del Código de Procedimiento Civil. Estas normas, entonces,
prevalecen respecto de las primeras disposiciones mencionadas.
Así, el abandono del procedimiento, constituye, indudablemente, un
incidente de la causa, o sea, una cuestión accesoria que requiere
pronunciamiento especial; pero es una incidencia singular, diversa de la
general que se contempla en los artículos 82 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, y que tiene una reglamentación propia; sus caracteres
derivan de la normativa que lo consagra y que se estatuye en los artículos 152
a 157 del Código antes aludido. Se trata de una sanción, que por expresa
disposición de la ley puede hacerse valer por el demandado, durante todo el
juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa (en el
caso del inciso 1° del artículo 153) y, en la situación del artículo 472 del
cuerpo de leyes indicado, puede hacerse valer, incluso, después de
ejecutoriado el fallo (artículo 153 inciso 2°).
Lo expresado demuestra que a diferencia de lo que acontece con los
incidentes generales, en que el artículo 83 del Código en comento establece
un plazo concreto, que es de cinco días contados desde que aparezca o se
acredite que quien deba reclamar de la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a
menos que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal, el instituto
jurídico en examen carece de plazo y puede hacerse valer mientras exista el
juicio con una característica sí digna de destacar: si se renueva el
procedimiento y el demandado hace cualquiera gestión que no tenga por
objeto alegar su abandono, se considera como renunciado este derecho
(artículo 155 del Código de Procedimiento Civil).
9

Pues bien, en la especie, renovado el procedimiento por el actor, la


ejecutada no llevó a cabo gestión alguna hasta, precisamente, alegar el
abandono que ha motivado el recurso que ahora se resuelve.
Desde luego, y según el argumento que antecede, el postulado que
pretende introducir el actor involucra una restricción no considerada en la ley
e impone una exigencia distinta de la estatuida en ella, puesto que del tenor de
los artículos 152, 154 y 155 del citado código, fluye que el referido incidente
puede ser alegado como acción o excepción, llevando con ello implícito la
inexistencia de un plazo determinado para hacerlo valer. Así, el artículo 155
contempla únicamente una causal de preclusión del aludido abandono, más no
de caducidad, constituido por cualquier gestión formulada por el demandado,
que no tenga por objeto alegar el abandono, entendiendo con ello renunciado
este derecho.
A mayor abundamiento, del claro tenor del artículo 83 precitado, en lo
que aquí interesa, el plazo que estatuye para hacer valer ciertas y
determinadas nulidades y cuyo vencimiento efectivamente hace precluir la
facultad de alegarlos, evidentemente se encamina a la solicitud de nulidad o
invalidez de ciertos actos, y no como ocurre en la especie, en que lo solicitado
es la aplicación de una sanción al actor negligente, de forma que no puede
reclamarse la aplicación de una norma a una hipótesis no prevista por el
legislador.
Así las cosas, a la luz de lo precedentemente reflexionado, cabe entonces
concluir que en este apartado, no se ha incurrido por parte de los
sentenciadores en los yerros apuntados en este acápite de la nulidad
sustancial.
SEXTO: Que a continuación en relación a la alegación de inoportunidad
de la solicitud del abandono, en tanto ya no existía juicio. Es menester
recordar que el artículo 153 del Código de Procedimiento Civil -bajo cuyos
presupuestos debe analizarse si resulta o no procedente la declaración
de abandono del procedimiento, pues se trata de un procedimiento ejecutivo
en el que no se opuso excepciones al remate- establece en el inciso 2° que el
plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados
10

desde la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio,


destinado a obtener el cumplimiento de la obligación.
Por su parte, el artículo 152 del mismo cuerpo legal prescribe que el
procedimiento se entiende abandonado cuando todas las partes que figuran en
el juicio han cesado en su prosecución durante seis meses, contados desde la
fecha de la última resolución recaída en gestión útil para dar curso progresivo
a los autos.
SÉPTIMO: Que, como puede fácilmente apreciarse, el legislador ha
señalado dos momentos distintos a partir de los cuales se computa el término
del abandono del procedimiento, según se trate de procedimientos ejecutivos
en que no se ha opuesto excepciones o se rechazó las que se opusieron, o bien
se trate de cualquier otro tipo de procedimiento. En el primer caso, el plazo de
tres años se computa desde la última gestión útil hecha en el procedimiento de
apremio para obtener el cumplimiento de la obligación, y en el segundo,
desde la fecha de la última resolución recaída en gestión útil para dar curso
progresivo a los autos.
OCTAVO: Que en el caso en examen, el demandado omitió oponer
excepciones a la ejecución en la oportunidad procesal correspondiente, una
vez notificado de la resolución que decretaba el remate, por lo que de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 472 del Código de Procedimiento
Civil, se omitió la sentencia, haciendo las veces de tal el mandamiento de
ejecución, en virtud de lo cual se decretó el remate del bien hipotecado.
Además, por estas mismas circunstancias el plazo para alegar el abandono es
de tres años, contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna
gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio por disponerlo así en
forma expresa el inciso segundo del artículo 153 del texto legal citado.
NOVENO: Que de acuerdo con los antecedentes revisados por esta
Corte, aparece con toda claridad que al haberse llevado a efecto el remate de
la propiedad hipotecada con cargo al crédito del demandante y la subsecuente
extensión del acta de remate, no existía en autos ninguna gestión útil
pendiente que el ejecutante pudiere haber realizado para dar curso progresivo
a los autos, toda vez que el procedimiento ejecutivo especial establecido en el
artículo 103 de la Ley General de Bancos se agota en "el remate del inmueble
11

hipotecado o su entrega en prenda pretoria al banco acreedor", sin perjuicio de


la competencia del juez para dictar con posterioridad las resoluciones
indispensables para hacer efectivo el resultado del procedimiento que terminó
en virtud del referido remate o entrega en prenda pretoria.
Desde la perspectiva anotada, a todas luces resulta improcedente en la
especie la aplicación de una sanción que se funda en la negligencia, inercia o
inactividad del litigante, toda vez que, por el contrario, el procedimiento sí
alcanzó plenamente una de las formas previstas en la ley para dar término al
mismo, a saber, el remate del inmueble hipotecado, no habiendo gestiones
útiles pendientes para dar curso progresivo a los autos, sin perjuicio de la
competencia del juez para materializar las consecuencias del remate,
ordenando extender la escritura de adjudicación.
DÉCIMO: Que, en consecuencia, el fallo recurrido que confirmó el del
a quo que declaró abandonado el procedimiento con posterioridad a la
realización del remate del inmueble hipotecado, infringe lo dispuesto en el
artículo 153 del Código de Procedimiento Civil, pues con la práctica de
aquella diligencia anotada se agota o termina el procedimiento especial
contemplado en el artículo 103 de la Ley General de Bancos, no existiendo
gestiones útiles pendientes cuyo retardo pudieren haber justificado la
aplicación de tales normas, procediendo acoger el recurso de casación en el
fondo intentado por la recurrente.
UNDÉCIMO: Que atendido lo razonado, no es menester abordar el
tercer acápite del arbitrio que transita en la utilidad e inutilidad de ciertas y
determinadas gestiones.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas
citadas y en los artículos 764, 765, 767 y 805 del Código de Procedimiento
Civil, se acoge el recurso de casación en el fondo deducido por la parte
ejecutante en lo principal de la presentación de fojas 155, en contra la
sentencia de fecha once de marzo del año en curso, corriente a fojas 154, la
que se invalida y se reemplaza por la que se dicta acto continuo, sin nueva
vista, pero separadamente.
Regístrese.
12

Redacción a cargo del Abogado Integrante don Juan Eduardo Figueroa


Valdés.
Rol N° 5604-15

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros


Sres. Patricio Valdés A., Guillermo Silva G., Juan Fuentes B. y Abogados
Integrantes Sres. Jorge Lagos G. y Juan Figueroa V.
No firma el Ministro Sr. Valdés, no obstante haber concurrido a la vista del
recurso y acuerdo del fallo, por estar con feriado legal.

Autorizado por el Ministro de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a cuatro de noviembre de dos mil quince, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

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