poemas somos que otros escribieron
Julieta Marchant | Poemas somos que otros escribieron
Primera edición:
Buenos Aires: Concreto, 2023
de esta edición:
Edición de autora
Santiago de Chile, 2024
isbn: 978-956-416-848-7
poemas somos que otros escribieron
julieta marchant
cuál método
Un día faltaron palabras. No fue un enmudecimiento sino un
exceso de familiaridad con el lenguaje. Se me presentó algo
así como «mis palabras» y qué lengua soporta esa confianza.
Por un lado, estaba ese lenguaje atorado consigo mismo,
atado a mis hábitos, acostumbrado a mis maneras. Por otro,
lo que quería decir y que esas palabras no podían tocar. O
quizá no. Quizá un día hubo un exceso de palabras en las
que me encontré nadando, a veces flotando, otras tragando
agua y pensé quiero hundirme —quiero hundirme en las
palabras de otros, en las que leo a diario y que me golpean
sin que yo sepa cómo ni dónde—. Decir lo que no sabía que
quería decir o decir sin saber lo que quería decir. Recuperar
el asombro.
Yo tampoco entiendo esta escritura, no tengo una historia
que ofrecer. Y si al escribir empezaba a comprender, percibía
el control del lenguaje —lo que el lenguaje me hace decir, con
sus significados fijos y sus formas estables, con la trampa de
la transparencia— y giraba de dirección. Nunca se trabaja lo
suficiente y, sin embargo, hubo un trabajo, una orientación: la
voluntad de extraviarse en las palabras de otros que llaman y
en lo que yo no me atrevía a escribir hasta que oí ese llamado.
Fue una escucha, pero también se trató de quedarse en ese
intervalo entre las palabras de otros y las que se me adherían,
porque sin duda dejé ir muchas, hubo remolinos de letras
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que no atajé, a veces por voluntad, otras por azar o error,
hubo tantas que quedaron en papeles, en archivos, en notas,
al margen de página. Estas se quedaron. ¿Las comprendes?
Yo no. Quise recuperar el deseo siendo irresponsable.
Después de más de una década trabajando como editora,
las palabras que estaba buscando sin saber que las estaba
buscando estaban ahí: en los libros que corregí, en los que
edité, en los que me perdí comparando traducciones. Ese fue
mi marco: cada poema está compuesto por palabras, versos
y líneas de un libro en el que oficié de editora o correctora.
Únicamente con sus palabras, sin cambiar ni agregar una sola
letra. Algunos se me ofrecieron con una fluidez inesperada,
con otros discutí por meses y los dejé pasar. Pero hay uno
con el que compuse decenas de poemas y del cual quedó un
breve sistema de variaciones, de cinco poemas, que recorre
este conjunto: Los materiales de George Oppen. Se me ofrecía
al tiempo que se retiraba, y esa falla se volvió mi amuleto.
Un talón lesionado que, con el tiempo, aprendí a respetar.
¿Comprendes? Yo tampoco y, en parte, se trató de ir a
contramano de la comprensión. A contramano del yo. A
contramano del control que a veces desplegamos cuando
decimos «yo». A contramano del soliloquio e incluso de la
moral. No se trata de automatismos, peripecias verbales o
de la higiene de un laboratorio escritural. Somos celosos de
lo que no entendemos, pero no entender es la posibilidad de la
promesa de la conmoción. Las palabras nunca fueron mías. Y
afortunadamente no dejan de golpear.
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La relación con el rostro es una relación
con lo absolutamente débil —lo que está
expuesto absolutamente, lo que está desnudo
y despojado— y, en consecuencia, con quien
está solo y puede sufrir ese supremo abandono
que llamamos muerte. En el rostro del otro
está siempre la muerte del otro y también, en
cierto modo, una incitación al asesinato, la
tentación de llegar hasta el final, de despreciar
completamente al otro; y, por otra parte y al
mismo tiempo —esto es lo paradójico—, el
rostro es también el «no matarás».
Emmanuel Levinas
quisiera abrirme por completo a usted, pero no sé cómo
¿soy yo acaso ahora?
apenas aún—
el reino de los fenómenos supura y arde / parezco
hundirme en la rigidez mental —arcadas de piedra—
¿cómo pude estallar mi incomprensible interior?
(quisiera abrirme) detrás de un velo un gusto súbito:
he perdido la facultad de pensar de modo coherente /
las palabras abstractas se descomponían en mi boca
como hongos, ¿una suerte de cimiento? bajo un lente
un pedazo de piel de mi dedo meñique me pareció un
nogal, surcos y cavidades, tierra
en esos días felices fluyó
el conocimiento de la forma
algo innombrable me fuerza a pensar
—insensata y retórica—
en una ebriedad perpetua
apenas pude comprender
se deshizo en partes y estas partes en otras partes y nada se
podía abarcar (quisiera abrirme) / la gracia de ser colmada
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hasta el límite, abrupta marea —¡quería tantas cosas!—
cuerpos desnudos y radiantes, sirenas y dríadas, escribirme
así: entre las materias que juegan y se oponen no hay ninguna
que no pueda ingresar
después de todo
cada criatura es la llave de la otra
majestuoso retumbar de un órgano
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un poco como quien plagia —islotes de lengua— a veces
había una fugacísima sensación de vacío: la idea misma de
originalidad resultaba inoperante (a qué precio se es poeta:
nadie puede contestar) / incómodas, desconcertantes, humi-
llantes escalas; sabía que iba a escribir pero no sabía por dónde
empezar (allá arriba entre las ramas, me gusta la violencia:
era un alfabeto rigurosamente masculino —lloré por él—),
la palabra «masacre» se pronuncia con desprecio, ¿se puede
ser cursi? estos pequeños desconciertos me irritan aunque
no puedo evitarlos, citas de textos aprendidos de memoria
objeto de deseo lingüístico transgresiones serias que llevan
a la firma ¿cunde el desconcierto? no logro desprenderme:
para quién se habla ¿para el otro? ¿para mí? siento vergüenza
—soy monolingüe—
no quisiera que nadie escuchara
creerían que estoy perdiendo la razón
sin embargo
no me sentiría incómoda con ese sustantivo
parecía un sueño en el que una cree que está hablando
pero no salen las palabras
cada idioma tiene su jerarquía
—¿he sido capaz de abrirlo?—
calmar la sed
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and yet, and yet
no logro desprenderme
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obra oscura —miel y arándanos— forma un sendero
cuando entré al frío
los objetos innombrados
elementos mínimos sin viento ni brisa
quedaron al ritmo del agua
en el resplandor de la retina
un cardumen de insectos parece efímero
y los animales somos violentados
dolor basal
curvas de líquidos y gramíneas
la complicada simpleza de los helechos
tres árboles pueden ser un bosque —reptan volátiles entre
piedras—
más allá del propio cuerpo
nube de la mente
abrir una brecha es un trabajo manual
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colonizar a un lector
pensé que tendría sentido —incluso si parecía gratuito—
empujar el límite de lo mundano: una vida plena
¿eso es un poema de verdad o lo inventaste?
a un árbol, b un barco, c una cama, d un dado, y así /
de niña le hablaba a mis muñecas / la cabra blanca
vivía en su ático / la puerta es un jarro (cómo puede
ser) / te sacan una costilla / el bicho avanza por mi
hoja de lechuga / un montón de hierba bajo las vigas /
jugar tenis sin red y estás a salvo
ninguna diferencia entre pensar e imaginar
qué es esta cosa en la que estoy interesada
—mi mellizo
según mi experiencia
los electrones se responden unos a otros
aunque estén distantes
(pensé con gratitud)
puedes tomarlos y sacudirlos
como cascabeles
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la imaginación completa en el aire cálido de una pieza juega
contigo
un lector llenó la tacita de té
y me otorga su presencia
la casa de la cabeza (cómo puede ser)
puedo decirte que por fin soy yo misma
no espero mucho más: un deceso constante
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de un yo hacia un tú volver promiscuas las palabras —algo
en mí expulso hacia algo en ti: escribo sin consentimiento—,
aleteos convulsiones algarabía éxtasis fiebre apnea frenesí un
golpe limpio entre discordia y dulzura (no tener con quién
ser), onomatopeya dentro de la boca escupe pepas hollejos
miel lavanda / escúchame: un tú a tú es un obstáculo:
costuras poda dentro suyo el animal humano / al rozar a
otro el corazón labra una tumba
brisa o pequeño torbellino
separa el tú del yo
—troquel en forma de trébol—
cuando en su alevosía ya no puede punzo hasta cortar el ojo
el tímpano imagina un diálogo
pero no satisface
¿quién podría mantenerse erguido y seguro
sobre las ramas de un árbol durante un huracán?
no nos acostumbramos nunca a nada ni a nadie
el deseo se atasca y parece girar en una rueda para ardillas
la carne —cucaracha diestra— enarbola racimos
y no deja de tener hambre
manía devoradora y arrogante gravita (no hay remedio) /
feliz desmesura: terreno estriado, espasmo y pulsión / somos
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la paja y el grano, aserrín de órganos, odio al pensamiento
—escúchame—
¿qué razón puede haber para amar?
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incluso la mente se acaba: núcleo de nuestra oscuridad
imagina que la lengua brilla entre las hojas ese punto esa
coma ha puesto en el mundo la violencia de la semilla en la
comprensión alguien hizo flotar la carne ¿palabras toman
forma? tallos bulto azar plumas de barro en lo múltiple
—cuál refugio— carece de centro
el corazón se inclina sobre el codo
y el verso comienza a carcomerse
¿cuánto duró el romanticismo?
galaxias curvas astillan la conciencia
no queda nada allá afuera
tan cerca giré y vi tus ojos
lo que soy es nosotros, ven
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cada yo
liberado de su voluntad individual
morirá en acción
cada yo lírico
contra la piedra
el corazón arroja
romper la ley cada lírico en acción contra la piedra
el viento del agua movía la cizaña
bajo la superficie doblándola suavemente
río abajo: astillas, varas, leños
al final del principio, el fusil extrajo
un texto del texto
liberado piedra individual voluntad contra
el orden en que deben leerse
las noches salvajes en el páramo, amor
hombres intrépidos volverán
a la atracción
para decir
ahí terminaban las semejanzas:
«odio a las mujeres intelectuales» —respondía joyce
con el fin de restaurar la claridad original
(destruyo lo que amo y el amor es júbilo)
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a la caza de la forma más allá de la forma
de la verdad más allá del tema
a través de bosques de palabras tremendas
¿quién posee los bosques?
babilonia
la ambición incluye la idea de dominio
exceder la intensidad
el peso de las costumbres
el lenguaje del corazón posee otra gramática
cada yo lírico: fusil
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apoyé la oreja en la curvatura del asombro
había veintidós estrellas y miedo y ríos y ardor, carpa de lilas,
masa negra follaje espuma, en la línea del barco museos,
espinas recostadas en la extrañeza, territorios ásperos sus manos
a través del espesor vi
la experiencia del lirio
su sexo simple
es todo lo que necesito
mi cerebro adora la forma del mundo
—lo veo por todas partes—
sale del cráneo y lo froto
está debajo de mi esternón y habla
las telarañas titilan de lujuria
cerca de la ventana
alas hacia adentro
mi pequeña cama soporta
¿es felicidad o desdicha?
bajo el pasto, el brillo del alerce, en la transparencia una
glándula siniestra dice: ¿podría aprender el asombro? entro
por la bisagra, animales libres con cabezas de perro vuelan,
deseo que se agiten
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soy yo
—qué quieren—
caigo en el rocío amargo
olor a humo y orquídea
hierba, atardecer, pájaros horribles
que no terminan nunca
salta del límite solemne —me digo—
satisfago mi juicio
dócil y rendida me hidrato
lamo un diminutivo
dulcemente
la puntita rosa
de su cosa cabalga
en el firmamento
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un día intacto parece una cacería: este es mi cuerpo
empujar o resistir arrasar u ofrecer
aquí estoy: secreto entre la luz y la voracidad
el sexo en mí son otros
el hombre por fuera es blando duro el hombre puede
quebrar una montaña echó semilla tira de mí ( un
animal es un hombre su transparencia incorruptible
un centro voraz no puedo entender su quietud ( un
hombre no sabe hasta dónde puede llegar para fingir
dignidad ( escarbo en su tronco nos parecemos un
instante monstruosa altura me aniquila ( cava huecos
en los huecos gravedad y luz ciego a la sombra que pro-
voca ( cuando mueren los hombres matan a sus perros
( una sierra eléctrica el hombre —soy desmesurado—
hasta cuando no están, los hombres están
su pasión por el cuerpo
áspero de ideas enteras y redondas
mi mansedumbre rumia:
este es mi cuerpo
espacio de separación
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apenas un rocío
inmóvil casi
fiel a su manera
me entorpece de orquídeas —le digo— soy intrínseca
el vacío entre quien ama y el amor
¿existe otro modo de ser libre?
tomó a un pájaro del cuello
por ser espléndido
hace de la incertidumbre una ley
corren detrás de una pelota
los hombres juntan manzanas
paso la lengua por su papel áspero
mis muñones supuran trepa
y se me enrosca
un perro me huele
por ser espléndido el hombre
dice soy la presa también
me tiraron piedras patadas puñetazos moscas aturdidas
lengua a quien no tiene dientes desperdicio hambre
frío palos la pasión es un sexo (no puedo soportarlo:
acariciar)
¿vale la pena esta violencia?
no es fuerte ni sedoso no es índigo ni fucsia
no se eriza ni se enciende
no vuela no trina no despliega
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caí sobre ratones los desgarré sin pasión
cementerio del idioma: espiral de nácar corola cresta crin
sigo los restos de su carnicería
sobrevivo y él lo llama fidelidad
poder matar
el que golpea primero
espanta su indiferencia
soy un cazador de huecos —dijo—
me echo junto al alambrado
la muerte se parece al amor: un lugar donde estamos
pero no nos ven
hasta dónde se llega es la pregunta
a la que fui arrojada
escarba a mi alrededor me huele ladra
es mentira que soy inquebrantable
las hormigas caminan sobre mí
si supieras escuchar adentro
no sé si estoy arriba de la tierra, abajo del cielo, más acá de
mí
hay un instante al que llaman mundo
y cada uno a su manera canta
qué duda cabe
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linde incierto:
el yo se embarca
impotente
el deseo y su contrario
atrapa a la presa
te aproximarías a mí (me revuelve el estómago) siniestro
e íntimo / te encantaría un medicamento una droga
síntoma en agua pura / te encantaría mezclar un abismo
sin recogimiento —¿puede haber un tú?— serenidad
demora una fuga de veneno / te encantaría mezclar
mi ceniza y decidir por aversión, partir de un exceso
o de una resistencia, algo
te encantaría mezclar mi ceniza con lo que consumes
el café, el té de las cinco, documentos oficiales
la muerte coincide (puntos suspensivos) consigo misma
¿oír de él o desistir del yo?
el amor que ya existe sin existir todavía se dedica a otro amor
que ya existe sin existir todavía
y sin embargo
busca a un lector que ame
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entre el mundo de afuera y el mundo de adentro
descubrí un estanque
soy las alas —me dijo— qué puede ser
el texto gira
pero le falta gravedad le falta la palabra «límite» le faltan
grandes planicies le falta
(ojo al adverbio)
una voz humana alrededor
finalmente
estoy viendo el estanque y recojo la idea del antilirismo, una
línea prosódica encalla en su cráneo: en las rocas hablamos
con palabras de otro, su yo dice en tercera persona pero le
sobra fe, lenguaje de lengua, inmensa ballena blanca
¡ah! un árbol
aprende a hacer el amor —le dije—
(naturalmente esto es patético)
intenta explicar cómo surge la brecha
entre el control y el relámpago
cuando dijo que estaba harta de hacer imágenes
muchas anguilas ciegas recibiste
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nuestra casa nos somete
lo que se ve son sus propios instrumentos
entonces nos ponemos metafísicos
si a alguien le divierte hacerlo
adelante, no hay problema
la pena de escribirse
no vuela muy alto
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llamé, llamé, llamé muchas veces
incluso el deseo se acaba
hay una duda (su peso es parte de mí), un ego simple si es
que no un cigüeñal —y carne y piedra y hambre, maleza
del pasado—, ¿fuimos felices? de bulto y lastre como niños
buscando amor —inmaculado y sin alternativa— aunque
ninguna casa mostrará el volumen de nuestras decisiones, ven
entre aquellos nacidos y aquellos por morir
surgidos del mar y violentos
(sangre de la piedra)
ella hará un lugar—
mira
ella hará del mundo—
en los pequeños patios
la moral de la esperanza
ella hará del mundo un lugar para vivir
¿en qué creemos?
(así es la inmunda muerte del amor)
mary, qué inmensa necesidad
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dos vocales desde unos vellos amarillos se desprenden y
dicen:
cada cosa, animal, ángel o humano contiene el veneno
y su contrario / qué líquidos secretan todo muslo ancas
cintura pecho hombros pez coleteando en esas aguas /
hay tanta nube tanto viento estropajo de carnes cavidad
sonora membrana erecta caracolas insondable ceguera:
este es el universo, háblame
¿qué sientes?
cardumen minúsculo en el cuello raspa / diminuta
espina clavada en la retina / aflora la ciénaga por la
nuca líquenes negros / una partícula de mi cerebro
late: me ha crecido la hierba y estoy irregular
fue duro el amor
me enterró las tijeras y descubrió el aserrín del que
estoy hecha —ahueca mi osamenta— / en otro tiempo
parecía hermoso, cuando todavía era un cisne su
aguijón tan dulce
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qué hacer con esta levedad
estoy plena: convertirme en una nada vibrante
¿lo montarás en el potro que galopa en tu cabeza?
un crujido de hojas
distrae mi atención
qué será
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el poema enamorado de lo peor
(por fin)
irresistible bicho sangra al oído fervor y excremento en una
frase obscena el ángel sexual llama a la jauría y se instalan
violencias tan delicadamente ¿a qué se debe esta prepotencia? /
brillo en la caverna, un odio a los pequeños sentimientos
amanece en la isla verbal, hacen fila —follaje de labios—
¿enfrentar la espesura donde conviven las bestias? / un vacío
delicioso y recibirlo todo, de qué dicha se trata la casa de
la carne de qué daño —ira clementísima— / es escaso lo
humano en lo humano, se escuchan fuegos ¿estamos adónde?
golosinas negras
el no se llena de sí no había una vez
(un hombre aprieta las fallas del lenguaje: estará incubando
en otro lado)
a esto lo llamamos escándalo del mundo
o malentendido de la naturaleza
y no importa:
yo, erudita y promiscua, de sentimientos casi humanos
(no se sabe quién habla, no hay modo de saber:
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canta con muchas bocas)
con esmero en lo profano
como quien riega una piedra
buscándose entre cosas mortales
soy
un signo materia opaca
pero al corazón no le importa
(tiene razón repartiendo alambres
¡daga poderosa de la claridad!)
nos tocará morir
se calman de pronto las ideas
oraciones blancas
tamaña algarabía
las formas rotas del mundo cavan su propia fosa
qué armas diáfanas y oscuras podrían
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como si alguien moliera los dientes de un caballo, te surgen
ramas alrededor del tórax: me besa un hombre engarzado
a un esqueleto / la vanidad (y su pequeño hilo de aceite)
viene reptando, se ríen de mí / yo me llamo oruga, me
llamo limo, me llamo sombrero de hongo, me llamo / soy
tan vulgar —mi hígado repleto de huevos y plumas, y tú
no lo entiendes—
hablamos del infierno: una galaxia diminuta surgió en un
cuerpo
(el falo de un pez al interior de tu boca)
indignado como vas, montado sobre alas de ángeles, esposo
implora: hazlo fundamental / tú que sabes tanto del rigor,
repites la estructura, te envuelves en papel burbuja —infame
y opaco— repasas lo obvio
me pateó en la nuca
—tengo la imaginación por los suelos—
soy yo
pero dónde está el mundo
¿has visto los higos partidos por la mitad?
soy un higo
no es extravagancia
sino un cuerpo y su espacio
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de pozo en pozo
mis oídos conservan
¿quién te asegura que no estoy levitando?
no neguemos lo visible: un pequeño novio
un pequeño perro
dado a la enfermedad
yo te hablaré de rigor, amor
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¿en qué estás pensando?
entre sílabas, acantilados
sobre piedras o conchas hubo dos alfabetos: no hay yo
ni otro, ningún testigo competente pero hubo —no
sé dónde, no sé quién y sin embargo una montaña de
aserrín en paz—, un instante se tiñó de negro —qué
es esto, dónde estoy— y de pronto la frase fue clara:
experimenté el sistema (las vocales serían el ánimo,
las consonantes los elementos), a la luz del fuego una
serie de objetos: algas, campanas, tendones en el aire,
fantasmas e insectos, vidrio negro, matorrales, púas /
sobre la curva del ojo la añoranza de un mundo y los
restos humanos hablan
huele a cristal o nube —qué es esta carpintería—
la estimación imprecisa de los párrafos
la música, el musgo proyecta en el oído
materia viva minerales
(sin una sola chispa de comprensión hubo un aroma)
ahondar en las virtudes de la prudencia, ¿buenos modales?
(no creo), iré —dijo— en la medida de mis posibilidades
hacia ti / la imagen fue suficiente: el paralelo entre el amor
y los leprosos desmenuza el pensamiento
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¿cómo deshacerse del árbol
que en la cabeza intenta comprender?
en este montón de ripio, un nudo de luz
me da pena la desaparición sobre la que trabajas —dijo—
y cortó mi cuerpo para hacer las vigas de su casa
está bien lo que piensas: entre sílabas, un breve y eficaz infierno
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mira cómo la palabra brilla, fiel lector:
de muñeca a esclavo
pobre animal
llegaban cartas aniquilación de agujeros
se agazapa y lame a través del espacio
azufre en el pasto para tener paz tú dijiste
nosotros nunca
¿qué une a las palabras con las cosas?—¡la necesidad no es real!
baja por el labio botón de nácar una sola carne
simple odio pedazos de habla polen dijo
qué sabor tenías entre tus piernas
figura retórica
(no puede vivir sin mí)
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un barco frío / pequeñas banderas / fortalezas (porque no
leía: fe pura) / una herida arroja su propia luz / reinó el
desorden / te apuñala conduciendo un tanque una tarde
hermosa (porque no leía con fervor) / sagradas orquídeas
rojas / oscuridad trigo dócil / por pura maldad parecía dulce
es tan pulcro y mentía acerca de todo
sálvame o no te rindas fue mi inocente primer pensamiento
allí
lo dejé morir
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quise escribirle encima bajo ese cálido sol de verano
exigir reconocimiento
aumentar insertar extender
el secreto
oración por oración en las semillas de granada
agua oscura sombras y partículas obstruyen
inclusive mi amor por ti no es inútil
que te lo diga: barbarie y fronteras
una codicia de experiencia
producto de una intensa imaginación
el hueco entre lo que quería decir
y
lo que decía
flotando abruptamente a lo largo
animales autosuficientes y salvajes
(alces, águilas, osos, lobos, mosquitos,
mariposas, ciervos, pájaros carpinteros)
que me avergoncé por mirar con furia
los caballos se precipitan sin una coma el cuerpo se va
la cabeza busca materia y no es inútil
que te lo diga: amamos sorprendernos
cerramos los ojos en el reino de la mente
¿una vida tan viva?
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hablar con una gramática extraña evitar
nuestra completa separación del otro
tu cara seguro se cae a pedazos
¿era yo? no es inútil que te lo diga:
sí, es necesaria la autobiografía
una luz en caso de temblores mi amor por ti:
emociones intelectuales morales y estéticas
la posible cercanía y la imposible cercanía
la compasión que me llevó a reclamar ese codo lastimado
como propio
yo —su único público— me senté enfrentada a la luz
alrededor de un basural
cegada
cuáles son las reglas en qué se convertirán
se había dejado llevar y ahora estaba
en un frenesí: da tanto placer
para nosotros la noche nunca es neutral
otras combinaciones también tienen sentido
un vacío y felizmente fui capaz de permanecer
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¿están desligadas las palabras de las frases?
una boca en la arena presupone el sentido —letras
estrían golpes de lengua—, repulsa el ojo y lo detiene,
fórmula de espanto desarraiga el pensamiento y
apenas nos separa del caos la energía de un capricho:
aplanarse en restos, cristales de carne, las páginas abren
un cuchillo que corta sus cuerdas vocales ¿no es acaso
aterrador? (un hambre escinde
el logos
en la orilla de la línea, un latido
quemar los libros (una promesa) el libro quema, alejandría
—necesaria crueldad no metafórica—
¿qué es un autor?
servil a la literatura, no tiene sujeto, ¿ha escrito alguna
vez? no más hombres no más dioses no más garantes
de la semejanza no más «inspiración» fuerza de ley
no, comillas secretas, excúseme la libertad absoluta)
¿no es acaso aterrador el tiempo humano de la lectura?
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el libro está conmovido: no consiente morir
un verbo da su luz
y propulsa signos en la hoguera
el nacimiento musical del cuerpo
finas agujas de inocencia
hace falta que el lector crea en una verdadera parálisis
publícame, publícame, que no soy una bestia
¿no es acaso aterrador estar humanamente permitido?
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incluso la metafísica se acaba
el horror provino de ahí
a mi cabeza le han brotado hojas: intentos de poemas,
¡palabras, hay palabras! / llamé muchas veces, ¿soy yo?
el corazón late / estos hombres —valor de lo lírico—
están en la mugre y eso es lo que querían: el mundo
gritó en las montañas un tipo de guerra, una torre /
¿quién no tiene confianza entre estos hombres? nos
avergonzamos de nuestra miseria pero este es el lugar
al que entramos: ¿nosotros?
intentos de poemas astillan la mente
¡palabras! el valor de lo lírico en la mugre
el corazón late (come home)
¿llamé?
de pronto es claro: soy la calva de un anciano
estamos en peligro amor mío ven a casa
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escuché una voz que me decía:
pensamientos inmundos
en el corazón del hombre
(se aterró al ver la maquinaria de su astucia)
echó raíces frutos
aglutinó el limo con el agua
—estoy en medio y de qué modo—
la racionalidad del hombre
devoción fiel enfermedad carne
quién podrá
con esta ignorancia de tinieblas
sus plumas perseveran
lo aniquilaré con palabras muy dulces
yo, circuncisión
todas las obras de los hombres
procuran alimento y torre
comprendí también
—felicidad prístina—
que un extraordinario número de hombres
se durmió en el conocimiento
profundamente
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recibió la ley
y lo atravesé con flechas
llevó todas las cosas dentro de sí ignorante e inseguro obrará,
ahora escucha de nuevo: cordero oveja rebaño, cítara ¿qué es
esto? no abrir las cosas que deben permanecer cerradas y no
cerrar las cosas que deben permanecer abiertas / ni en estos
ni en aquellos pude distinguir forma, tenían cabezas iguales
a cabezas de hombres, enrojecían llenos de ojos y alas / en
cada espejo un rostro magníficamente siervo hombres están
de pie y se han encorvado resplandecían con un gran brillo
golpeas mis miembros
¿por qué duermes?
suavidad del sonido —oídos intelecto letras—
envió al cuerpo del hombre
nube de hierro túnicas marmóreas
lo reventará
el neuma o el canto
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tal vez no puede amarse a más que uno
—poligamia prohibida—
se funda en su propio rechazo le dice oscuro
la piedad encarna el horror: lo monstruoso de proferir nada
la extensión de una tarea
erige una tumba
anulo todo esto
pero ¿es que he comenzado?
agrego solamente:
se deja olvidar áspero riesgo merece reverencia
me embarga leerlo como si fuera transparente
—exuberancia intraducible de la lengua bruta—
adoro a ese hombre extraordinario
cuán desagradable le es la palabra, adosado a la chi-
menea disipa sus maneras y se rehúsa a la expresión a
pesar de toda cortesía: nada que lo paralice / furioso,
indomable pero domado, suavidad terrible —por qué
quería tanto— no agrega nada salvo la arritmia, su
inquebrantable entendimiento provoca calor (me lleva
lejos) / de duro y de rudo encendió (despejen el paso)
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no nada hay de escandaloso
y sin embargo
¿hay alguien ahí para escuchar?
entre dos puntos de dolor, el camino más corto
en la miseria del verso libre
felizmente
hemos amado: única sobrevida
que no sabríamos desmentir
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cálida fantasía permite una retórica, ¿puede usar cualquier
cosa? tonos estados de ánimo diálogos cartas objetos imágenes
discursos historias descripciones pasionales dolor y prurito
síntomas —¿acaba como un filisteo?— la irritabilidad nunca
fue tan nueva
(todo lo mezcla para su gran fin de fines)
señores y maestros,
para mí es claro:
los afectos son por completo fatales, la separación de los
pensamientos produce aire interno agua frío luz —qué
inagotable conjunto de materiales—
ninguna pasión ferviente
(ahora leo muy poco)
cura las heridas que el entendimiento inflige
instante presente
amistad con hombres de diversa clase
ligereza
placer espurio
cosas por el estilo
el lenguaje nunca es demasiado pobre: sea el reino
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¿dónde están los reyes del no saber?
sueño con un árbol de vidrio
caballo de cólera, llévame al miedo más puro —hablo de
algo que no está en este mundo— el yo en el sexo, el sexo en
el yo: me ofrezco —hablo de mí, tengo derecho— pequeña
mano (lamentable escritura) si por una vez
el tiempo del galope
muerde mi cabeza
aún
se puede sentir el corazón en la pierna (quién comprende),
soy yo, amor, cómo desearía matarte al alba entre desechos
con mis santas manos de oro —de oídas— un gesto de flor
silencio pleno de formas lluvia y párpados de luz
desplaza el tedio atraviesa
cada hueso cada miembro
si pour une fois encore
(soy yo
contigo
amante fría
bolsa de polvo, ámame)
¿quién comprende esta paciencia?
52
fuera de juicio irreparables
las palabras —dices— son libres
así el poema une lo insólito:
un brazo convierte en ritmo animales que implosionan
(ningún escándalo causa la ausencia de significado en
la raíz), el rayo del pensamiento en la bóveda (esta
literatura no es personal pero nos hace sentir, imanta
los astros del idioma), leer el oxígeno global en la
carne (para el esfuerzo de la inteligencia que pasten
los camellos), tengo la cabeza llena de ruinas, diálogos
de la hipófisis (
y tú que me amas
torre hölderlin
me recibes
)
polariza el sentido
son mis manos en la escritura
formada por varones, caballos
—esos animales que tanto me gustan, a mí, esbelta—
cuando haces el amor, ¿dónde estás?
dices decimos dices: se puede fraccionar el hambre
(lo mismo que un amante)
53
todo eso que lee en los libros le sucede
en la literatura se funda
este yo, montaña
un estado no doméstico
orientado a los líquenes
54
incluso la camaradería se acaba
concreto hierro colectores
chimeneas torres neumáticos
pestillos cables edificios faros
explosivos: un montón de desechos
núcleo de nuestra oscuridad
células hicieron células
y vi su cuello, su mejilla: cumbre de las cosas
no habrá otras palabras en el mundo
amor: lugar de la mente: deseo absoluto
el impacto es metafísico
¿de dónde llegaron las piedras?
a un cuerpo le puede pasar cualquier cosa
ceremonia de la inocencia —cómo imaginarlo—
oh mary mary mary
¿no soy yo?
la máquina observa
brilla entre las hojas, tolerable
mástil coma extravagancia coma belleza inmerecida
(el corazón late / estamos en peligro por fin)
más allá de cada guerra muro bosque poema
el horror provino de ahí y no resistirá
ven a casa
55
usamos días imaginarios para la especulación de lo oscuro
tesoros vanos
entre lo que sé y lo que no sé
el fuego propaga un estado de conciencia
el límite arrastra caballos coches pájaros veleros —lava
ideas transparentes en jugo de ananá y las deja caer—
extensión salvaje de nuestra lucidez: ráfagas de trigo
y peces dorados sobre pensamientos, en el linde de lo
que ignoramos el esplendor despliega un derrumbe —,
la luz golpea la intimidad del violeta / pulpo eléctrico
alas contra, ¿podré tocar los acuarios?
desde la claridad bajan flechas
y yo
detrás del rebaño de espuma
empecinada sobre un pétalo
dando a luz
estoy más cerca
una idea incombustible
parece vigilia y futuro
—celestes manadas de amapolas—
¿hunde usted su cabeza cortada en el filo?
56
entre las estrellas animales tranquilos esperan
el pastor lujurioso se esconde
y yo aquí soporto lo imposible
57
reino es la cama: debe ser azul y amable, imaginaria y leve
como un techo
el poder de su fragilidad se sobrepuso hábil
viniste e hiciste bien en venir —me abrirá fácilmente,
tiene manos tan pequeñas— ternura inmensa casi
inhumana / por los huesos de mi cabeza gimieron
campos y me volví completa (tengo miedo) / en el
sitio de la espera, luciérnagas de la gramática: un
grano de azúcar en la piel de tus párpados, signos,
puertos, señales
negar la posibilidad
de una palabra de agradecimiento no debemos
pero se desintegró en mis manos: fina y quebradiza cáscara
dos piedras lanzadas por el deseo se encuentran
dijiste pensé en la sal
en el hueco
de tu brazo dijiste
ningún pensamiento
atraviesa mi intimidad
soy yo ¿te acuerdas?
58
una víbora agita el pasto; amor: mitad secreta del mundo
pusimos fin a la guerra voy contigo en tu sintaxis,
animales
morir bastante: ventosas húmedas: ignorancia de ti: tu forma
de agarrar la cucharita
los nervios se fijan
en el estómago la cabeza
se va
imagina
un mundo que fingía estar en orden:
el lunar del cuello y de la axila,
el colibrí y su amante, el huracán,
la nube rota, el bocado del jabalí,
un abedul negro, crujido de semillas,
la garra del tigre, el coral y la joya
vuelve otra vez y tómame
no hay piedad
enorme galápago nudo de cuerpos cielo en otro infierno
cada noche cuando te desvestías: tanto lugar de no llegar
nunca
todo detalle borra
la luminosa claridad
de una idea general
59
en el cerebro blando de un hombre
ataúd de júbilo
aplástame
bóveda oscurecida es una funda: ataviada de nubes te diré mi
nombre, más allá mariposas corazones humanos ni alegría
ni gravedad ni amor ni cólera / reino de larvas pequeño
resquicio de luz / el clamor: oscura vida terrestre: especie de
templo: gusano en los mares
te quiero mostrar cómo
era mi cuerpo
temblaba su fondo
cuerdas mecían la fiebre
¿y si muriese un hombre?
los amantes —mantos de musgo— se decapitan pálidos
y tú, que eres todo bondad, no puedes leer
¿quién eres?
60
un poema no es un poema
en medio del inmenso océano, cosas
piedras y en general entes vivos
son aliviados de la vida
—por qué es tan difícil expresar el hambre—
impersonal y universal objeto comunicable
se resiste
al comienzo de la escritura ni pura ni entera
nunca el goce
condición vital tampoco quiere morir
axioma interior
lo que escribe no dice o dice demasiado:
insublimable (por ahora)
poner fin
al cálculo de la composición
la voluntad misma
tarea inefable por empatía
61
¿lector autobiográfico? —en su sentido original o preoriginal—
poner freno fijar el flujo (impotencia placer quietud éxtasis)
lo define como el sujeto que es: el enamorado necesita escribir
sin transformarse en una rosa
ni en una eflorescencia
(un qué
un cómo
irrepetible curso)
y sucesivamente
párrafo anterior
62
tengo un huevo que poner —estela de vómito, excre-
mentos, me precipito—, reino animal no te enfríes:
este organismo doméstico aunque no domesticado ¿es
presencia o pliegue?: mi parcela fuera de proporción
canta / de mí había brotado una criatura: soy una
gallina / mucosa envolvente, poca protección o pro-
teína, almohadones de espuma plástica ¿dejaba atrás
o deseaba un artificio?
fui impotente —rejilla, miedo, párpado horizontal—
ojo fuera de aliento y fuera de sí
envoltura acústica del cuerpo
espantar el temor (ya te voy a lavar)
somos dos superficies raspadas cometiendo su ruido
declaración de amor analfabeta
—guardé todo para mí—
concentrada en la compostura
hubo alfileres:
no el rectángulo de la cama sino órbita, hice una vez
a un hombre completo con papel de diario —gemelo
de mi cuerpo— puse órganos de notas y acentos
(podemos hacer un gesto crudo de luz), había parido
a un hombre rígido, escultura —¿paño de cemento?—
labios arterias encéfalo manos amalgama de fibras, no
63
tienes corazón —le dije— estaba chueco pero dispuesto
a dar, escrito en castellano
¿el placer es reducir esos tratamientos a materia prima?
—guardé para mí todo, incluso el amor—
límite ha ceñido el contacto
cuando me invadía la rabia hablaba de corrido
contra todo juicio
tripas secas que no hubiera sabido llamar éxtasis
asco a quien implora tregua
caía —caigo— contigo sin embargo
a pesar de toda yo
mi sangre se calienta otra vez
súbito arrojo
(de dónde viene)
corteza rota por el hacha
porte de lo humano
por qué no deja que hable el silencio por sí solo
por qué hablarme del silencio
por qué hablar
64
incluso la camaradería se acaba deseo absoluto ¿cuál mente?
metafísica inmunda: núcleo de nuestra oscuridad
fuimos felices
oh mary —soy yo—
imagina una casa en un cigüeñal
giré giré tan cerca giré
inmaculado mástil: el corazón late
afuera el horror
mugre guerra refugio de plumas desechos
(la violencia hizo flotar la carne)
el poema se inclina
y su volumen hará del mundo
la moral de la esperanza
amor, estamos en peligro
vi tu cuello por fin tu mejilla: cumbre de inocencia
le han brotado hojas, montañas
a tu codo
belleza inmerecida
—resistirá—
ven a casa
65
un hilito de furia me mantiene
el amor a ese hombre sostenía mis riendas —lo dejé
hacer en mí— oscuridad humillación servidumbre:
perseveré hasta el cansancio galopando por camino
recto / sus arpones de pez desean abrir mi ojal, escama
por escama, desde los senos hasta el sexo chupa el
abanico de olas —de golpe
pone su mente en una copita de jade
hace de mi alma este biombo brusco
en su interior sintió
el esplendor que provocan las epifanías
aquí somos todos bien machitos —dijo disfrazado de caballo
diminutos pensamientos de alfiler, el novio, y yo estoy
tensa como cuerda / me falta destreza, dicen que escribo
mal: maldita soy, mal escrita desaprendo / mi cuerpo
enfundado en el lujoso estuche de un disfraz
envuelve la abundante carne masculina
en excremento de cordero
y así comienza el imperio de la personalidad:
una víbora de seda entre las piernas
llama a derramar su abundancia
66
el paisaje pierde peso, dramatismo
¿deseamos y no podemos satisfacer?
regreso a casa al fin
por la rendija de los labios
67
ninguna ausencia y ninguna carencia, ninguna añoranza,
ningún adiós al muerto puesto que muerto estuvo siempre /
no hay nada ahí, nada más que abertura de la boca donde
la lengua se mueve
un idioma elucubrado —dolor, grito o ahogo— me cautiva
su cadencia
to azur te e li ifera
e ti fera e fofar couti
su voz emociona a esta carcasa que es mi piel
seca o moja o pega
o se hace morder
hueso cartílago vientre nervios
nimbada de sacralidad
me pica un adenoma, un absceso
hasta aquí ¿qué diríamos?
(difíciles eclipses de sentido)
68
aguas parlantes se ofrecieron a mis labios
manipulación obstinada de una lengua
cuando tiembla en el borde y se coagula
su cuerpo (como una piedra, una realidad
opaca, una hoja, un clavo, una gota, una pasta
o una pata) dice
¡qué exceso de citas!
bebí y me embriagué
cántaros de dolores mor
tales gol
pear con el pico ese corazón de madera
¿qué diríamos de él? (ese cerdo bailando en su pocilga se
encantaba a sí mismo)
su garganta y sus ojos han sido quemados
por mi nobleza
completo fin del aliento
vago hedor gloria de tumba
adiós a los encantamientos
69
fuentes
Estos poemas fueron compuestos con los siguientes libros y
plaquettes. Las fuentes se consignan en el orden de aparición
de los poemas:
1. Hugo von Hofmannsthal. Carta de Lord Chandos.
Traducción de Nicolás Trujillo Osorio. Santiago:
Cuadro de Tiza, 2021.
2. Sylvia Molloy. Vivir entre lenguas. Santiago:
Alquimia, 2016.
3. Carlos Cociña. Materiales. Santiago: Cuadro de
Tiza, 2019.
4. Mary Ruefle. Sobre la imaginación. Traducción de
David Villagrán. Santiago: Cuadro de Tiza, 2018.
5. Nadia Prado. El poema acecha en los intervalos.
Santiago: Bisturí 10, 2021.
6. George Oppen. Los materiales. Traducción de Kurt
Folch. Santiago: Bisturí 10, 2022.
7. Susan Howe. Mi Emily Dickinson. Traducción de
Ana Rosa González Matute. Santiago: Bisturí 10,
2020.
8. Lisa Robertson. Los hombres. Traducción de Jèssica
Pujol Duran. Santiago: Bisturí 10, 2022.
9. Susana Villalba. La bestia ser. Santiago: Bisturí 10,
2021.
10. Alexander García Düttmann. Ceniza o la
reconciliación absoluta. Traducción de Víctor Ibarra
B. y Nicolás Trujillo Osorio. Santiago: Cuadro de
Tiza, 2016.
11. Mario Montalbetti. Sentido y ceguera del poema.
Santiago: Bisturí 10, 2018.
12. George Oppen. Los materiales.
13. Soledad Fariña. Pide la lengua. Santiago: Alquimia,
2017.
14. María Negroni. Exilium. Santiago: Bisturí 10,
2022.
15. Pedro Montealegre. Opus morbo. Santiago: Cuadro
de Tiza, 2017.
16. Kurt Folch. Enolebrum. Santiago: Bisturí 10, 2022.
17. Anne Carson. La belleza del marido. Traducción de
Soledad Marambio. Santiago: Bisturí 10, 2020.
18. Lyn Hejinian. Mi vida en los noventa. Traducción
de Patricio Grinberg y Carla Chinski. Santiago:
Bisturí 10, 2019.
19. Aïcha Liviana Messina. Entonces soy yo. Santiago:
Cuadro de Tiza, 2015.
20. George Oppen. Los materiales.
21. Hildegard von Bingen. Fragmentos sobre la
música. Traducción de Claudio Gutiérrez Marfull.
Santiago: Cuadro de Tiza, 2018.
22. Maurice Blanchot. La palabra ascendente.
Traducción de L Felipe Alarcón. Santiago: Cuadro
de Tiza, 2014.
23. Novalis. Fragmentos y anotaciones sobre poesía y
filosofía. Traducción de Nicolás Trujillo Osorio.
Santiago: Cuadro de Tiza, 2017.
24. Alejandra Pizarnik. Poemas franceses. Traducción de
Patricio Ferrari. Santiago: Cuadro de Tiza, 2018.
25. Chus Pato. Decimos la llanura más extensa: océano.
Traducción de Ana Gorría. Santiago: Cuadro de
Tiza, 2012.
26. George Oppen. Los materiales.
27. Amanda Berenguer. Composición de lugar.
Santiago: Bisturí 10, 2022.
28. VV. AA. Amor. Antología colectiva de poesía.
Santiago: Bisturí 10, 2019.
29. Jean Paul. La aniquilación. Una visión. Traducción
de Federico Rodríguez. Santiago: Cuadro de Tiza,
2020.
30. Juan Manuel Garrido. Enamorado. Santiago:
Cuadro de Tiza, 2015.
31. Guadalupe Santa Cruz. Esta parcela. Santiago:
Alquimia, 2015.
32. George Oppen. Los materiales.
33. María del Carmen Colombo. La familia china.
Santiago: Cuadro de Tiza, 2016.
34. Jean-Luc Nancy. Lengua apócrifa. Traducción de
Juan Soros. Santiago: Cuadro de Tiza, 2013.
Poemas somos que otros escribieron fue escrito
entre los años 2021 y 2023 y editado y
corregido en el Cenáculo, un taller de
escritura de poesía. El diseño es de la autora y
para él fueron utilizadas las tipografías Adobe
Garamond Pro y Swis 721. Se imprimieron
600 ejemplares en el mes de marzo del 2024
en los talleres de Alerce, en papel bond
ahuesado de 80 g y cartulina couché opaco
de 300 g. Se permite la reproducción total o
parcial de esta edición por el medio que lxs
lectorxs estimen conveniente: ese día feliz en
que alguien te trafica un pdf de poesía.