[go: up one dir, main page]

0% encontró este documento útil (0 votos)
103 vistas51 páginas

Tan Solo Un Decir

Este documento resume un libro de poesía de Margarita Escobar titulado "Tan sólo un decir". En 3 oraciones: 1) La poesía de Margarita Escobar explora temas como la identidad, el cuerpo y el lenguaje a través del proceso de autoconocimiento y creación poética. 2) Para la autora, la vida es "tan sólo un decir" y la poesía le permite expresar emociones verdaderas a través de las palabras. 3) A través de la enumeración y descripción detallada, los poemas revel

Cargado por

Jose Zúñiga
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
0% encontró este documento útil (0 votos)
103 vistas51 páginas

Tan Solo Un Decir

Este documento resume un libro de poesía de Margarita Escobar titulado "Tan sólo un decir". En 3 oraciones: 1) La poesía de Margarita Escobar explora temas como la identidad, el cuerpo y el lenguaje a través del proceso de autoconocimiento y creación poética. 2) Para la autora, la vida es "tan sólo un decir" y la poesía le permite expresar emociones verdaderas a través de las palabras. 3) A través de la enumeración y descripción detallada, los poemas revel

Cargado por

Jose Zúñiga
Derechos de autor
© © All Rights Reserved
Nos tomamos en serio los derechos de los contenidos. Si sospechas que se trata de tu contenido, reclámalo aquí.
Formatos disponibles
Descarga como PDF, TXT o lee en línea desde Scribd
Está en la página 1/ 51

TAN SOLO UN DECIR

Margarita Escobar De Andreis

Ilustraciones de
Carlos Escobar De Andreis

Prólogo de
Francia Elena Goenaga

A la memoria de mi padre
A la memoria de Zulamita
y Simón Brainsky

2
Febrero de 2007.
ISBN 978-958-97813-5-7
Ilustraciones: Carlos Escobar De Andreis
Edición digital Taller de Versería
www.verseria.com

3
Tan sólo un decir
1
La vida es tan sólo un decir, y este decir en la
poesía de Margarita Escobar es todo su mundo:
la palabra que intenta nombrar. El lenguaje
comprometido con un "yo" que se sabe esencial
para establecer la pregunta, y en ocasiones el
diálogo, como en este oema que da nombre al
libro, en donde el yo poético pasa de constatar
"el abismo de silencio", los "días" como
"arrumes de hojas", a invitar al amado a
atravesar las palabras para hacer posible el
encuentro: "Ven atravesemos cogidos de la
mano/las palabras/porque tal vez la vida/no sea
otra cosa que un decir", nos permite dibujar, en
la poesía de Margarita, una arqueología del
cuerpo como palabra y como identidad.
Primero, en la pregunta sin interlocutor con
creto, como en su poema "Regreso": "¿Y si a
nuestro cuerpo/lo arrastra una barca/hacia el
olvido?".
Segundo, en la construcción del cuerpo, que en
ocasiones es casa, refugio, y en otras, batalla,
franca lid, intemperie, como en "Los abismos
del cuerpo", en donde el cuerpo es ala, punal,
canto, palabra:
"A veces el cuerpo es un ala/que se bate en
franca lid/con los guardianes de la intemperie/
se despliega/como si persiguiera la música/con
movimientos de danza,//A veces el cuerpo es un
puñal/ que si lo roza otro cuerpo/se desangra.
//A veces es el canto/de un pájaro ciego.//O la
palabra de un niño/que busca equilibrio/en el
hilo de una voz".
En el poema "La casa que me habita", por
ejemplo, la casa es inseparable del desarrollo
del poeta que no deja de ser niño, pero como
ella, se acicala de ruinas y pastorea abismos, y
al hablar de la casa se describe a sí misma, o
viceversa:

4
"En esa sencilla casa/fui inquilina de muchos
desamores/huésped solitaria del
asombro/convidada expectante de las
perplejidades".
Tercero, en la enumeración de sus pocas
posesiones, el lenguaje lucha por nombrar: el
dolor, las palabras cargadas de silencio y la
soledad colmada de mortales: "Tengo un costal
austero/ de palabras/un silencio que solloza/y
unos suspiros lejanos/que son la música del
corazón".
2
El decir es una metáfora tanto del proceso de
autoconocimiento y definición del mundo como
de la creación misma. Ese balbuceo que
acompaña los días del poeta se convierte en el
sentido mismo de su existencia, existencia que,
al mismo tiempo, es tan sólo —en el mejor de
los casos— lenguaje. El conocer y el conocerse
implican entonces un compromiso con la
verdad: las palabras expresan una emoción
verdadera, y la experiencia de esa emoción
adquiere un peso y un color, adquiere realidad,
en el lenguaje, porque "Si las palabras no
llegaran/de la hondonada donde se refugia la
luz/cuando se obnubila con su propio brillo//o
de la memoria del mar/zozobrando en el
cuerpo/tembloroso de las olas//0 montañas en el
lomo del ave/que en su vuelo/extravió la
dirección del paraíso//ent;onces llegarían
redondas, enteras/como esos soles llenos que no
vemos en el invierno". Peregrinas las palabras
llegan, en su constante búsqueda y en su
incesante decir.
O como sucede en el poema "Intención":
"Cuántas veces he intentado/un poema/en el
que pueda verter como al océano/el inmenso
caudal de la tristeza".
O en su "Poética", en donde los días vuelven a
ser arrumes de hojas: "Subraya/con los clavos
mellados/que se afilan en tu pecho/la página
blanca/que amanece con el día", la escritura es,
en este poema, casi experiencia mística, pues
sin sacrificio no es posible la experiencia
creadora.

5
3
No toda la poesía posterior a la experiencia
moderna toma como suya la despersonalización
del yo en el poema. En la poesía de Margarita
Escobar, es en la inequívoca lucha entre el decir
y lo dicho, entre lo vivido y la intensidad de su
experiencia que el poema encuentra su verdad,
su realidad, su carne. Margarita desenvuelve el
nudo en donde pensamiento y palabra se cruzan
—siguiendo la imagen de Seamus Heaney—
con austeras y sopesadas palabras; sin embargo,
la economía de su lenguaje no es economía
musical, sino el decir que finalmente se
precipita hasta el final, como en su poema
"Reflejo", en donde aparece un artefacto
importante a la hora de hablar de identidad: el
espejo, símbolo de la multiplicidad del yo, y de
la presencia del cuerpo como ausencia.
Sigamos, de nuevo, las enumeraciones
propuestas por la poeta hasta producir la
imagen exacta:
"Cada día/la cotidiana luz de los espejos/me
tiende una emboscada/me recuerda/las diversas
imágenes de mi cara.// Me repite/vestida con
disfraces/con máscaras/con harapos/con
galas.//Ni siquiera en sueños/cuando el cuerpo
descansa/ del espía que llevo dentro/soy una
sola."
O como en los "Ojos del suicida", en donde la
vida es ese espejo roto: "No hay quien cierre/los
ojos espernancados del suicida/ellos
permanecen abiertos/como si siguieran
mirando/la vida partida en mil pedazos".

4
Las palabras siguen siendo "música del alma",
sin ese intersticio, la vida no sería ese decir que
la salva, así lo entendemos en "Un intersticio en
el poema", y en el poema Emily Dickinson, en
donde volvemos a la pregunta esencial, la
pregunta que es sed, música inasible, a través de
la cual, la poeta busca expresar su más vivo
dolor que es el vivir:

6
"Que nunca falte en tu vida/un intersticio para
el poema./Ábrele una interrogación a cada
palabra/y deja que salga de tu entraña la voz."
"¿Qué otra cosa que la sed/hubiera podido
colocarte/esa extraña pregunta en la frente?",
refiriéndose a Emily, con quien la poeta se
sentirá espiritualmente cercana porque ¿para
qué escribir, preguntamos con Margarita
Escobar, sino es "para descubrir el alma"?

5
Finalmente terminemos con un poema dedi
cado al padre, "Lejano", en donde la
incompletud del decir, o por lo menos su
tensión antes del nacimiento de la palabra, es
visible en los verbos utilizados en el poema: oír,
buscar, mirar, partir, en todos ellos es
indispensable la figura del otro para que la
acción se cumpla cabalmente, y entendemos, en
la última estrofa, que ese decir ha quedado
como gesto, como trazo que invita al otro a
completarlo: "Partir, sin haber concluido el
abrazo/irse sin desentrañar la oscura frase/ con
la incertidumbre, sin comprender".
La poesía es entonces un decir que invita a
hablar, a comunicarse, a descubrir en el otro —
que podemos ser nosotros mismos—lo que
falta:la palabra no dicha, la voz salida de las
entrañas, el abrazo sin respuesta, el beso que
nos espera.

Francia Elena Goenaga Olivares


Universidad de los Andes

7
"La muerte,
cuando viene la muerte nos junta sin unirnos"
Marguerite Yourcenar

"Es todo lo que tengo hoy para traer esto y mi


corazón y todas las abejas que en el trébol moran"
Emily Dickinson

8
9
REGRESO

Pero el sueño es una balsa


hacia la falsa orilla
Hilde Domin

¿Y si nos devolviéramos
bordenado las estribaciones
de la música?

¿Y si desandáramos
el umbroso zaguán
que nos puso en este día?

¿Y si a nuestro cuerpo
lo arrastrara una barca
hacia el olvido?

¿Despetaríamos acaso
en otro sueño
en otra brisa

dibujándole orillas al umbral


llenándolo de borrones
y de enmendaduras?

10
SOLO UN DECIR

Mirar desde adentro


el abismo de silencio
como si se hubieran perdido
las imágenes de ayer.

Gastar uno a uno los días


pasarlos
como si fueran hojas
de un arrume de papel.

Ven compartamos nuestras dudas


atravesemos juntos las preguntas
que sean ellas un puente
entre mis besos y tu pie!

Ven crucemo, cogidos de la mano las palabras


porque tal vez la vida
no sea otra cosa,
que un decir.

11
AL CUERPO

Mientras lo dicen con estupor


o lo nombran con indigencia las palabras
todo ocurre
en esa suntuosa nada
con la que alguien nos vistió
para dejarnos en esta fiesta.

Ocurren nombres, abrazos y desconciertos


suceden abismos
que sólo se atreve a mencionar la música
acontecen ecos
cuando se borran los espejos con la risa.

Nada nos pasa


fuera del frágil recinto
en el que nos encerraron para soñar
con amores eternos y paraísos.

12
LEJANO

Oír a lo lejos
un obstinado redoblar
de campanas.

Buscar a tientas
una llave maestra
para la puerta hermética
que no sabemos abrir.

Escribir sobre un cristal arrugado


o encima de una hoja
de papel para envolver.

Mirar de reojo
por las calles de la ciudad
el efímero vagar
del transeúnte.

Partir, sin haber concluido el abrazo


irse sin desentrañar la oscura frase
con la incertidumbre, sin comprender.

A la memoria de mi padre.

13
OSCURIDAD

¿Dispondremos alguna vez


de una certeza?

Yo me refugio en la sombra...
no me ilusiona
ese pálido incidente de brillar.

A veces el silencio suena


cuantas horas de fuego apagado!
¡cuantas horas de frío!
para hallar la sustancia ineludible.

Sólo puedo dar fe un regalo


el regalo de mi noche
que se resiste a alumbrar.

14
PRESENCIA

En un decir casi secreto


se prodigan las aves
para revelar la esencia
de su canto inaprensible.
Es un enigma, un testimonio
que se agazapa entre las sombras.

Huyen para habitar y sentir


lo familiar, lo cotidiano, lo infrecuente.

Desde un pozo de fango se elevan


para llevar a su amante al vacío.

Es una tenue presencia


que no todos los mortales perciben.

15
A LAS PUERTAS DEL VINO

Un paso atrás de la embriaguez


que perfuma con su canto las orillas.

Muy lejos de la escarcha


en un remoto país
donde las aguas de la infancia
desembocan en el humo.

Yo habito la vigilia de los muertos


el rudo campamento de sueños
mezclados con ceniza.

16
EL DECIR DE LO OSCURO

Ponle un nombre a lo oscuro


déjalo decir
con su lenguaje de plumas azules.

No le prohibas la entrada al jardín


aunque el rocío, estremezca.

Desentraña las olas del mar


tal vez en el incansable ir y venir de sus aguas
habite la desconocida mujer
que ha golpeado tantas veces a tu puerta.

17
UN SUEÑO

Como la escarcha del carbón


cuando desciende
a los borrosos paisajes de la infancia.

Un sueño de palabras
que nos diga dónde adentrarnos
para no seguir vagando
por los alrededores.

Un sueño
para que regresen los muertos
a investigar el alba de la memoria.

18
LOS ABISMOS DEL CUERPO

A veces el cuerpo es un ala


que se bate en franca lid
con los guardianes de la intemperie
se despliega
como si persiguiera la música
con movimientos de danza.

A veces el cuerpo es un puñal


que si lo roza otro cuerpo
se desangra.

A veces es el canto
de un pajaro ciego

o la palabra de un niño
que busca equilibrio
en el hilo de una voz.

19
ESCUCHA CUERPO

Escucha cuerpo
la labor de cada instante
en la vigilia y en el sueño.

Escucha el tañir
asordinado de las horas
puliendo con esmero
las letras con que se escribe
la palabra tiempo.

Escucha el latir
de las gotas de sudor
que resbalan lentamente
por la piel de quien se va
a ese misterioso lugar
donde se oscurecen las estrellas
donde los pájaros dejan de silbar
y los deseos se extinguen.

A la memoria de Simón Brainsky

20
EMILY DICKINSON

¿ Qué otra cosa que la sed


hubiera podido colocarte
esa extraña pregunta en la frente?
Ponerse en camino hacia una estrella
inaugurar el esplendor de la sencillez
para llenar de días
la montaña de páginas blancas.

21
ENTRAR EN EL DÍA

Como quien viene de los infiernos


tratando de ascender a una alta cima
empujando la pesada piedra de Sísifo
entras en el día.

Como a un estrecho zaguán


entras en la luz
respiras el aliento quebrado del mundo
su sordidez y su vacío.

Y no se oye aún el canto de Orfeo


para que cese el castigo.

22
PEREGRINAS

Si las palabras no llegaran


de la hondonada donde se refugia la luz
cuando se obnubila con su propio brillo

o de la memoria del mar


zozobrando en el cuerpo
tembloroso de las olas

o montadas en el lomo del ave


que en su vuelo
extravió la dirección del paraíso

llegarían redondas, enteras


como esos soles llenos
que no vemos en invierno.

23
EL TRÁNSITO DEL ATARDECER

La noche no llega de repente


antes de que extienda su oscuro telón
las luces del atardecer
transitan fugitivas y se van.

Antes de que lo negro nos resguarde del sol,


el ocaso juega con matices, con tonos, con
visos,
con pátina, porque su efímero y antiguo existir
le arranca al aire un testimonio de bronce.

¿A dónde se refugia espantado el color


cuando llega la noche?

24
INTENCIÓN

Cuantas veces he intentado un poema


en el que pueda verter como al océano
el inmenso caudal de la tristeza.

Un poema que se lleve en sus palabras


la ineludible emoción de algún dolor
que misteriosamente se convierte en lágrimas.

Un soneto, o tal vez un verso libre


que desate a su capricho
la voz estrangulada de la risa.

25
LA CASA QUE ME HABITA

En esa sencilla casa


fui inquilina de muchos desamores
huésped solitaria del asombro
convidada expectante de las perplejidades.

La casa como yo, fue niña, adolescente,


sus vigas de madera biche crujían
como crepita en el cuerpo inacabado
la sonrisa del amor.

Envejecimos juntas
ella descomponiéndose en su materia
yo pastoreando abismos
alimentando con cenizas
¡a hoguera de la infancia
que no he podido apagar.

Aún hay gente en ella


pero parece que se va
pues se ha vestido de andrajos
y se ha acicalado con ruinas.

26
FRAGMENTOS

Nadie escuchó la detonación


pero todos recogimos fragmentos.

Yo recogí las ráfagas brillantes del miedo


que ahogan mis canciones.

Recogí muros aferrados a ¡o blanco


que borran con saña mis colores.

Recogí un mano/o de silencio


al que se le escapan las palabras
un indescifrable silencio
que me confisca la voz

27
POSESIONES

Aun me queda la vida


resquebrajada
por un hálito de dolor.
También tengo una muerte
en cada esquina
y una dicha evasiva
que no se deja acariciar.

Tengo un costal austero de palabras


un silencio que solloza
y unos suspiros lejanos
que son la música del corazón.

Tengo una soledad colmada de mortales:


mi soledad no es un vacío
es una multitud que no se detiene
una turba que no se cansa de importunar.

28
REFLEJO

Cada día
la cotidiana luz de los espejos
me tiende una emboscada
me recuerda las diversas imágenes de mi cara.

Me repite vestida con disfraces


con máscaras,
con harapos,
con galas.

Ni siquiera en sueños
cuando el cuerpo descansa
del espía que llevo dentro
soy una sola.

29
LOS OJOS DEL SUICIDA

No hay quien cierre


los ojos espernancados del suicida
ellos permanecen abiertos
como si siguieran mirando
la vida partida en mil pedazos.

30
SALIR DEL SILENCIO

No le quedes callada
que las palabras absorban cada lágrima
que se descuelgue por tu piel.

Que cada suspiro adolorido


sacie por un instante la sed.

No te quedes callada
aunque tengas que hablar con el silencio
aunque las innumerables nubes
ninguna palabra tengan para responder.

31
EL SILENCIO

Siempre suena algo en el mundo:


un siseo de hojas mecidas por el viento,
un rumor de gotas movidas por el agua.
Ruge la ciudad
suspira el campo.

Del corazón se oyen los sueños


y la muerte creciendo.
De la garganta de los poetas, paisajes
y una pequeña luz que tiembla.
De las venas
el ruido de la sangre, ardiendo.

Aunque vivo en el silencio


nunca he escuchado
esa página que tiñe de blanco el universo.

32
HIJO

"¿Si yo hubiera elegido venir habría llegado? "


Omar Kayyan

No fuiste tu quien eligió


la oscuridad, el mar
la cúpula del mundo
que a veces difumina
partículas de fuego.

No escogiste la fragilidad
con la que se protege el corazón
para cruzar
las arduas cordilleras de la vida.

No escogiste crear una canción


para luego dialogar con el silencio.

Nunca pediste la sed


ni el anhelo de volver
a ese lugar que no conoces.

Al traerte al mundo
te dieron un regalo tan grande
que se convirtió en perplejidad
el asombro de tu aurora.

33
CONGOJAS DE LA CIUDAD

A veces
me pongo mi mejor sonrisa
y echo a andar...

... camino por la ciudad


y como gitana en retiro
no logro predecir el futuro
en las líneas de su mano abierta.

Para el niño que mendiga


algo más que un pan
hay si acaso una moneda
arrojada con desprecio.

Un hombre, una mujer


venden a gritos su última esperanza.

Un hombre, una mujer


con lento caminar de ancianos
buscan un lugar baldío
donde extender la parcela
que en un averiado morral
cargan sobre su espalda cada día.

Cuando miro los gestos lúgubres


que se desprenden de sus caras
mi mejor sonrisa se apaga.

34
COMPLICIDAD

No es fácil desbaratar su sombra inquieta


ni desairar su perseverante compañía
callada se protege
mientras el mundo en ebullición
la cubre con su algarabía.

Puede disimularse con risa


hasta que se desvanezca su color.

Los más avezados hablan de ella,


y muchos con disimulo
la llevan escondida
en los pliegues de su voz.

Si ¡a tristeza es bufa
aun en los predios emancipados
de la poesía
¿puedo pedirte que seas cómplice
de este antiguo dolor?

35
OMAR KHAYYAN

El viento esparce las cenizas


de un hombre que vivió
bebiéndose el silencio de las flores
asombrándose del contraste de la luz
en el espectro helado de la niebla.

Se lomó la fragancia del vino


¡a saboreó, como hacen las raices
con la frescura del arroyo.

Escondió su dolor
como las aves lastimadas y gozó
aunque sabia que no eran suyas
la rosa y el ciprés, y e! amor
en los labios húmedos de luna.

36
LAS ESTACIONES

En el verano tórrido de mi infancia


tuve noticia de las estaciones
sufría de otoño,
de mi cuerpo, árbol efímero
como hojas secas
se desprendían los naufragios.

El silencio era un invierno blanco, de nieve


y la tristeza como si estuviéramos en primavera
me abrumaba con sus flores.

37
UN INTERSTICIO PARA EL POEMA

Que nunca falte en tu vida


un intersticio para el poema.
Ábrele una interrogación a cada palabra
y deja que salga de tu entraña, la voz.

Que nunca falte en tu vida


una hendidura
por donde entre a tu alma
esa música honda
que le da forma, al dolor.

La música no se deja hablar


pero nos incita a divagar
por caminos
de una densa transparencia.

38
YO ESCRIBO, AMOR

Yo escribo para salir de la nada


y regresar serenamente a ella.

Escribo para que las líneas y las sombras


las figuras, las imágenes y los símbolos
tracen el mapa de este oscuro habitar.

Yo escribo, amor
para descubrir el alma.

39
AL OTRO LADO DEL TIEMPO

"Oscuridad de la que yo desciendo "


R. M. Rilke

Todo se te da encubierto
y sólo puedes remar
en el turbio mar que habitas
al otro lado del tiempo.

Aloja en tu hogar a la noche


refugia en tu sombra la ausencia
bebe el ácido licor
y deja que el poema te encuentre.

40
SIN SALIDA

No quisiste dejarme entrar en tus abismos


los cubriste con racimos cargados de palabras.

Yo en cambio, te alojé en lo hondo


donde reside blanca la callada incertidumbre
donde nace el sol y se doran las heridas.

¿Sabias acaso
que entrar en el silencio
puede no tener salida?

41
TAL VEZ, JAMÁS

Tal vez mi ternura jamás alcance


las llaves del rincón
donde te vuelves niño.

Quizás nunca podré invitarle


a saborear el prodigioso vino
que desale tus pasiones.

Pero si me acerco a los racimos


que vencen fu savia
podré inclinar mi amor
sobre tu débil sueno
y no regresaré de ti
como si regresara de la sombra
con los ojos nublados de silencio.

42
POÉTICA

Subraya
con los clavos mellados
que se afilan en tu pecho
la página blanca
que amanece con el día.

43
EL MISMO VIAJE

El intrépido viaje que emprendes


por la espesa selva de los días
es el mismo viaje de Ulises
atado al mástil
sosteniéndose, en la cubierta.

En este lado del tiempo


sin el canto incitador de las sirenas.

En la travesía
componemos con iguales notas
músicas distintas
para el mismo viaje
hasta que nos perdemos
como las luces negras
en los atardeceres.

Para Rafael Escobar

44
LOS COLORES DEL ASOMBRO

¿ Y si nuestro destino fuera


preguntarnos siempre
para qué, cómo, por qué?

¿Y si en la vida
no halláramos intuiciones
y un lento goteo de imágenes,
de palabras, de expresiones?

¿Cómo llenaríamos de resonancia la


incertidumbre?
¿ Cómo acompasaríamos con nuestra música la
perplejidad?
¿Cómo podríamos colmar de colores el
asombro?

45
PREGUNTAS DE LA NOCHE

Trajino en los ambiguos


claroscuros del silencio.

-Nunca se callan -

Sólo cuando apago la luz


la noche se me llena de preguntas.

46
PEQUEÑA MUERTE

Si el silencio se traga la jornada


no tienes para darle a ¡a noche
ni un exiguo testimonio
de la sed que gota a gota
va calcinando tu sustancia.

Vives pequeñas muertes


que enmudecen las entrañas
y atascan con nudos de pape!
la frágil imaginación
que le da cuerda a tu garganta.

Mueres de una vida estática


que nubla los espejos
le pierdes en la averiada trocha
y no logras apalabrar tus incertidumhres.

Ni la música del viento


fe deja oír su melodía.

¿Qué le dirán las tinieblas


cuando llegues con las manos llenas de vacío?

47
COMPAÑERO INELUDIBLE

No me conocías, cuerpo,
sin embargo te aferrabas a los abismos de mi
piel.

No sabías del vértigo


porque no conseguías llegar a mis
despeñaderos.

En las noches, cuando el viento


se mecía en las tinieblas
llegaban los gritos de tu urgencia
pero no percibías los ata/os
en los que se contradecía tu sed.

Me sentías compañero ineludible


sin saber mucho de mi.

48
EPÍLOGO

Que muera el inquisidor


que muera de su exigencia
y de ese apetito

que nunca se sacia: la perfección.

Que disparen con un gatillo certero


Jos estallidos de su voz.

Que muera de su propia muerte


que se le acabe el aire de la respiración.

Que te lleven de la mano las dudas


como dulces amigas
hacia la palabra inocente
hacia el misterioso tránsito del devenir

49
50
Margarita Escobar De Andreis, nació en
Santa Marta el año de 1949. Realizó
estudios de Sociología. En 1995 publicó el
libro Una grieta en el espejo. Ha publicado
poemas y artículos en revistas de Cali,
Bogotá y Santa Marta. Fue Directora de
PROMUJER y ha publicado poemas y
artículos en diferentes revistas. En este
momento se encuentra realizando proyectos
de literatura y poesía.

51

También podría gustarte