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Urbanismo Resumen Bibliografia

El documento analiza la evolución de las ciudades europeas desde la revolución industrial hasta la actualidad, destacando la transformación del urbanismo y la relación entre la ciudad y el campo. Se describen diferentes modelos de urbanismo, como el progresista y el culturalista, así como la influencia de innovaciones en transporte y telecomunicaciones en la estructura urbana. Finalmente, se aborda la desconexión entre la urbs y la civitas, sugiriendo que la modernidad ha llevado a una urbanización difusa y a la necesidad de repensar el concepto de lo urbano.

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Urbanismo Resumen Bibliografia

El documento analiza la evolución de las ciudades europeas desde la revolución industrial hasta la actualidad, destacando la transformación del urbanismo y la relación entre la ciudad y el campo. Se describen diferentes modelos de urbanismo, como el progresista y el culturalista, así como la influencia de innovaciones en transporte y telecomunicaciones en la estructura urbana. Finalmente, se aborda la desconexión entre la urbs y la civitas, sugiriendo que la modernidad ha llevado a una urbanización difusa y a la necesidad de repensar el concepto de lo urbano.

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El Reino de lo Urbano y la Muerte de la Ciudad

Europa es hoy triunfalmente urbana. La situación urbana actual es el resultado de la transformación de


la ciudad europea que tuvo lugar de forma manifiesta entre la década de 1850 y nuestra época. Lo que
se ha producido en el curso de un siglo es una mutación.

En el lenguaje actual “ciudad” es el lugar o el soporte estático de una triple comunicación que atañe al
intercambio de bienes, de informaciones y de afectos.La Entrada en la era industrial y las
concentraciones demográficas sin precedentes que ésta indujo han hecho mella en esta asociación
ancestral. Mientras que la palabra “Villa” se refiere a un asentamiento rural autárquico que a menudo
constituyó el núcleo de las ciudades medievales.La revolución industrial minó una asociación original y
destruyó la relación de complementariedad que unía la ciudad y el campo y ahondó la famosa diferencia
entre ambos.

La noción del urbanismo nació en el marco de una reflexión sobre el impacto espacial de la revolución
industrial: la ciudad sufrió entonces un trastorno espontáneo que pareció del orden de un cataclismo
natural incontrolable. Desde su creación, la palabra designa dos tipos de actuación diferentes.

Por un lado,”urbanismo” designa una nueva disciplina que se declara autónoma y que pretende ser
ciencia de la concepción de las ciudades.Postula la posibilidad de un control completo del hecho urbano
y para este fin ha elaborado teorías clasificables en dos corrientes: progresistas(apunta al progreso y a
la productividad) y culturalista (se concentra en objetivos humanistas).

El modelo progresista propone un objeto urbano separado cuyos componentes estandarizados se


reparten en el espacio según un orden funcional y geométrico. Mientras que el modelo culturista, es
compacto y funcional.

Por otro lado, el término “urbanismo” designa también otro procedimiento , pragmático y sin
pretensión científica, que no pretende ya cambiar la sociedad, sino que busca más modestamente
regularizar y organizar con la mayor eficiencia el crecimiento y el movimiento de los flujos demográficos,
así como el cambio de escala de los equipamientos y de las construcciones provocados por la
revolución industrial.

Para explicar las alteraciones espontáneas o concertadas que ha sufrido la ciudad europea
preindustrial, los historiadores han hecho especial hincapié en los factores económicos y políticos, asi
como en factores demográficos.

Cerdá fue el primero en calibrar ese poder al hacer de las técnicas de transporte el motor de la historia
espacial de las ciudades . Los ámbitos que se afirman de modo más notable son:
-La construcción. En la segunda mitad del S.XIX se perfeccionó la fabricación de nuevos materiales,
cuyos procedimientos de aplicación contribuyeron a cambiar el estatuto de los edificios,
transformándolos en objetos técnicos, que han hecho posible una mayor densidad de tejido urbano al
generalizar la construcción en altura y al acondicionar los edificios.
-Los transportes. A partir de 1850, el tren, que permite a la sociedad occidental el acceso a una
movilidad en masa sin precedentes, se convirtió en el factor más potente de densificación de las
ciudades. A partir de los años treinta, el automóvil devolvió a las redes viarias el papel perdido en la
expansión de las ciudades e incrementó aún más la movilidad general, mientras la aeronáutica
contribuye a fijar los grandes nudos urbanos.
-Las telecomunicaciones. Han multiplicado directamente los intercambios de información entre los
ciudades, extendido su cambios de información entre los ciudadanos, extendido su campo de acción,
transformado su experiencia del espacio y del tiempo, y con ello, la estructura de sus comportamientos.

La última cara de la urbanidad


El París de Haussmann posee valor de límite.El vínculo de la capital metamorfoseada con la ciudad
preindustrial es tanto más fuerte cuanto que, por una ironía de la historia, París sigue siendo la única
metrópolis cerrada en Europa. El prefecto trata el conjunto de los espacios heterogéneos de la capital
como una entidad única a la que un plan global dotará de isotropía. Este plan, permitió de modo
particular tres logros fundamentales e inseparables. Hizo de la ciudad por entero un sistema de
comunicaciones: un entramado jerarquizado de vías rompe el aislamiento de los barrios, comunica los
puntos claves y cardinales de la ciudad entre sí y con las estaciones de ferrocarril. la escala de toda la
ciudad aumenta, al conjugar operaciones quirúrgicas e injertos. Finalmente, dota a toda la ciudad de un
equipamiento higiénico concebido en forma de redes técnicas isomorfas y de un sistema respiratorio de
zonas verdes.

Si llamamos urbanidad al ajuste recíproco de una forma de tejido urbano y de una forma de convivencia,
se puede, con toda razón, hablar de una urbanidad haussmaniana. El tejido urbano de plantillas
ensanchadas conservó una continuidad que satisfacía a la vista y al cuerpo por la proporción recíproca
y rigurosa de las dimensiones de las calles, de las aceras y de los edificios que las bordean.

En otros lugares, la ciudad tradicional estallaba bajo la presión demográfica y las parcelas sin fin de los
suburbios londinenses simbolizaban la expansión salvaje de la ciudad. Cerda,Stubben y Wagner dieron
fe de ello. Por ejemplo:

-Viena:”“en estos casos se establece que conviene respetar la belleza y satisfacer las exigencias de
salubridad y de circulación con la conservación adecuada del patrimonio existente, aplicándonos a
aportar las mejoras capaces de satisfacer las exigencias modernas” (Otto Wagner en 1893,Plan
regulador Viena). Este plan procede, de una visión global y prospectiva de ciudad.Pero, se trata de un
plan ampliamente abierto al territorio circundante, a partir del Ring monumental que había sido
acondicionado sobre el trazado de las antiguas fortificaciones. En 1910 tres fueron los instrumentos a
los que se recurre para controlar la expansión de la ciudad: -un sistema viario prolongable
indefinidamente,-un sistema de unidades de aglomeración,. Otto Wagner establece que su plan está
abierto a los cambios y a las incertidumbres.

-Barcelona: Cerdá había puesto una solución a la vez más innovadora y más restrictiva. Su plan de
1859 pone en relación el centro histórico, con un territorio virtualmente amplio a toda Europa. Este
establece que la ciudad no es más que una especie de estación, o de un eje del gran sistema viario
universal”. Se trata pues de un plan de extensión indefinida que rompe a la vez con la noción de
aglomeración discreta y con los esquemas de organización concéntrica. Se basa en la interconexión de
sendos entramados ortogonales de escala distinta: un entramado mayor atravesado por diagonales y
destinado al gran tráfico territorial, con vías de 20m a 50m de ancho.
Primero, Cerdá es el primer teórico del urbanismo que pretende hacer de él una disciplina científica
completa. Luego, su plan había sido en efecto concebido como instrumento de una política igualitaria.
Finalmente, este plan no se contenta con crear redes de unión con el territorio, sino que se convierte en
territorio y, por lo mismo, parece contradecir la lógica del urbanismo modelizador tanto como la del
urbanismo regularizador. No propone el modelo de una ciudad nueva, sino estructuras generativas que
permiten adaptar la antigua ciudad a las nuevas técnicas. Si la capital catalan se ve inducida a
extenderse en todas las direcciones por donde lo permitan las condiciones físicas, este proceso queda
controlado por el dispositivo del doble mallado ortogonal. Éste asegura la continuidad y la
homogeneidad de una trama edificada cuyas manzanas normalizadas ofrecen una completa libertad
arquitectónica. El plan Cerdá debe ser clasificado dentro de la misma categoría que los de Haussmann
y Otto Wagner.

Hasta mediados del siglo XX, todas esas ciudades y muchas otras acogieron e integraron, sin verse
alteradas por ello, la sucesión y la diversidad de experiencias y de estilos arquitectónicos nuevos.El
modernismo, el clasismo estructural de Perret, el funcionalismo de los CIAM o incluso el
monumentalismo de la arquitectura llamada totalitaria, han aportado una nota plastica nueva a la ciudad
europea sin modificar su estructura.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la reconstrucción respetó en la mayoría de ocasiones el


perímetro de las ciudades destruidas, limitándose a ampliar y homogeneizar su tejido urbano.

Señales de decontrucciòn:
A principios de siglo anunciaban una deconstrucción inminente de la ciudad europea.

La ciudad lineal:
En 1882, el español, Soria y Mata, publica un primer proyecto de la ciudad lineal fruto de su reflexión
sobre las nuevas técnicas de transporte y de telecomunicaciones y las incidencias sociales de estas. La
comunicación bajo todas sus formas es el futuro del mundo, y comparte con él el empeño en mejorar las
condiciones de la clase obrera. Lo concibe bajo una forma pluralmente lineal “una calle indefinidamente
prolongable de 500 metros de anchura”.

Este modelo está destinado a suprimir la concentración y la densificación urbanas; debe evitar la
diseminación de la construcción a través del territorio y preservar la integridad del campo. Soria imagina
de este modo una ciudad lineal ininterrumpida de Cádiz a San Petersburgo, planteando por vez primera
el problema del asentamiento humano a escala mundial. Pero las ambiciones de Soria aún eran
prematuras y solo pudo aplicar su modelo a las dimensiones de un suburbio.

Los CIAM: ciudad maquina y desaparición de la urbanidad


CIAM: Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna. Este movimiento surgió de la crisis abierta
en el transcurso de la segunda mitad del siglo XIX a causa de la transformación de las técnicas de
construcción y la amenaza que dicha transformación hacía gravitar sobre el estatuto de los arquitectos.

Los miembros de la CIAM redefinen el papel del arquitecto en la nueva sociedad tecnicista cuya
ordenación global reivindican.

Combatían por una causa, la modernidad. Luchaban por erradicar las formas y tradiciones
arquitectónicas del pasado; para ellos, la modernidad estaba simbolizada por objetos antes que por
procesos o nuevos sistemas de relaciones.

El edificio se convertía a su vez en objeto autónomo, desligado de toda dependencia o articulación


contextual y, llegado el caso, podía ser reproducido por la industria.
la ciudad se convierte a su vez en una machine à vivre y debe asimismo “hacer tabula rasa del pasado”.
Se excluyen conservar los centros antiguos como núcleos dinamizadores de un nuevo desarrollo.

Le Corbusier ha proscrito de la Ciudad Radiante. La ciudad Radiante, higiénica y ordenada, se sitúa


bajo el signo de lo funcional; la vida urbana se reduce a cuatro actividades: el hábitat, el trabajo, la
circulación y el ocio.

Este modelo inspiró la renovación urbana y los grandes conjuntos posteriores a la Segunda Guerra
Mundial.

La Garden-City entre dos mundos


La ciudad Jardín de Ebenezer Howard es una contrapropuesta. La ciudad jardín responde a un proyecto
de reconstrucción. Es un modelo de ciudad completa que subtiende un proyecto de sociedad global. La
presenta bajo la forma abstracta de un esquema o “diagrama”. Objetivo: repartir racionalmente y fijar
armoniosamente los flujos demográficos y las actividades sociales en aglomeraciones discretas, de
pequeñas dimensiones y casi autárquicas, que no debían exceder las treinta mil habitantes.
Circunscritas por anchos cinturones verdes. Los sectores industrial y agrícola están localizados en la
periferia. Estas ciudades están unidas entre sí por una red ferroviaria que hace de ellas un conjunto de
sistemas interconectados, cada uno de los cuales gravita alrededor de una ciudad central de sesenta mil
habitantes.

El dispositivo tiene por objeto preservar a un tiempo la ciudad y el campo, y poner su


complementariedad al servicio de la calidad de vida . Permite asimismo operar una pacífica revolución
social gracias a un conjunto complejo de mecanismos territoriales y financieros, que no me propongo
describir aquí.

Reproduce un modelo fijo y discreto de la ciudad preindustrial. Bajo un aspecto sistemático, remite
incluso -como su nombre indica- a la ruralidad de la ciudad medieval.

Las obras de la primera garden-city tuvieron su inicio en 1903, en Letchworth. El modelo continuó
inspirando la creación de los New Towns ingleses después de la Segunda Guerra Mundial.

Una anticipación realista


El ingeniero Giovannoni (italiano 1873-1943) había comprendido que las grandes redes de
comunicación y de telecomunicación concebidas a nivel de los territorios se estaban convirtiendo en el
canal obligado de la urbanización y en el instrumento de su diseminación. Veía en ellas el instrumento
de una disminución de la densificación de las ciudades, de su reducción a través de lo que él llamaba un
proceso de “anti urbanización”.

Desarrolló, en particular, tres tesis:


-El espacio urbanizado responde a dos estéticas diferentes, una de las cuales implica el ingeniero y la
otra el arquitecto.
-El estudio de tejido de los centros urbanos históricos revela una escala de proximidad que puede servir
de principio generador y regulador en la concepción de nuevos tipos de implantación.
-El antiguo patrimonio urbano no debe quedar relegado a funciones museísticas; puede efectivamente, y
siempre que su nuevo destino sea compatible con su morfología, ser utilizado para usos
contemporáneos, de proximidad, y con ella integrado en los paneles de urbanismo y ordenación. A este
empeño se consagró en italia el Giovannomi constructor.
Lo urbano contra la ciudad; culminación de una mutación
Conjunto de innovaciones técnicas inauguran una fase crucial. Entre dichas innovaciones, las más
determinantes se refieren en primer lugar a los transportes y la comunicación a distancia.

El espacio esclavizado por la velocidad


Las nuevas velocidades de circulación favorecen idénticamente dos tipos opuestos de movimientos y de
implantaciones.

Por una parte, una tendencia a la concentración focaliza los flujos humanos en dirección a los polos de
atracción que siguen siendo las metrópolis nacionales o regionales, pero las actividades se instalan en
las periferias cada vez más ampliamente irradiadas, cuya expansión ligada a la saturación progresiva de
las redes de servicios, coincide con el despoblamiento general y progresivo del centro y de los núcleos
urbanos históricos. Por otra parte, una tendencia a la dispersión provoca una desconcentración que
puede ser lineal o puntual.
La era de las entidades urbanas discretas ha terminado. La era de la “comunicabilidad universal”
anunciada por Cerdá y por Giovannoni es también la de la urbanización universal, difusa y
explosionada.

Divorcio entre urbs y civitas


La dinámica de las redes de servicios tiende así a sustituir a la estática de los lugares edificados para
condicionar mentalidades y comportamientos. Un sistema de referencia físico y mental, constituido por
redes materiales e inmateriales, así como por objetos técnicos y cuya manipulación pone en juego un
repertorio de imágenes y de informaciones, resuena en un circuito que se cierra sobre las relaciones
que mantienen nuestras sociedades con el espacio, el tiempo y los hombres. A este sistema operativo,
válido y factible en cualquier lugar, en la ciudad como en el campo, en los pueblos como en los
suburbios, se le puede llamar lo Urbano.

Lo urbano deshace la antigua solidaridad entre urbs y civitas. La interacción de los individuos desde
entonces desmultiplicada y deslocalizada. Le pertenecía a comunidades de intereses diversos deja de
estar fundada en la proximidad o en la densidad demográfica local.

Pensar lo urbano
La persistencia de la imagen de la ciudad que la anula responde a un mecanismo de defensa: se niega
una realidad que resulta demasiado difícil o demasiado desagradable afrontar.

La persistencia de un urbanismo codificador, atascado en un enfoque fijista de la ordenación urbana. La


actitud queda ilustrada por las utopías pseudo-técnicas que prosperaron entre los años cincuenta y
finales de los sesenta.

La crítica de los arcaísmos mentales relacionados con la ciudad llega más lejos cuando R. banham
lanza, la propedéutica provocadora del “non-plan of a non-city” el urbanismo frena los procesos
innovadores espontáneos y el advenimiento de lo urbano en lugar de dinamizarlos.

El enfoque fijista de los urbanizadores se ha visto reafirmado por la contribución de ciertas “ciencias
sociales” en el marco de la interdisciplinaridad, entronizada en la época, tanto en la investigación como
en el ámbito operativo, para paliar las carencias teóricas del urbanismo.
La resistencia de la imagen de la ciudad discreta está ligada también a la persistencia de otra imagen y
de otra ilusión, la de la arquitectura eterna.

La tendencia apuntada por los CIAM se ha visto confirmada. La arquitectura que actualmente ocupa los
medios de comunicación ha cambiado de estatuto y ha dejado de tener vocación local. Obedece a una
lógica del objeto autónomo y pasa a ser competencia del ingeniero.

Esta desrealización ha aumentado más con las nuevas técnicas de simulación basadas en imágenes
virtuales.

La arquitectura que operaba a escala local ha desaparecido; la misma que, cualesquiera que fuesen las
técnicas empleadas exigía una experiencia directa de la tridimensionalidad, una ocupación de cuerpo
entero, el del arquitecto y el de los habitantes, que ninguna simulación puede sustituir, pues la
arquitectura no es cosa mental.

Sobre la nueva babel se cierne una nueva maldición: la confusión de escalas, que confunde la escena
urbana y no permite distinguir la diferencia de objetivos y de actores que en ella coinciden.

Reino de lo urbano, desvanecimiento de la ciudad, escala única de ordenación: mejor que taparse los
ojos ante tales evidencias, convendría extraer consecuencias, que hoy solo pueden ser enunciadas en
forma de interrogantes.

Las Ciudades del Mañana(Peter Hall-1996)

Capitulo N°4: La Ciudad en el Jardín

Ebenezer Howard(1850-1928) es el personaje más importante de esta historia. Desarrolló sus ideas en
el Londres de los años 1880 y 1890, la época de la ebullición radical. Nació en 1850 en Londres y creció
en las pequeñas poblaciones rurales del sur y del este de Inglaterra.Luego a los 21 años emigró a los
Estados Unidos. Resultó un granjero desastroso, y entre 1872 y 1876 lo encontramos en Chicago,
empezando su carrera como taquígrafo que fue el trabajo que seguiría haciendo durante toda su vida.

Cuando vivió en Chicago, fue testigo de la reconstrucción de la ciudad después del incendio de 1871.
En aquellos tiempos previos a los rascacielos, todavía se la conocía universalmente como la Ciudad
Jardín ; y quizás fue de ahí de donde Howard sacó el nombre por el que es tan conocido.

El proyecto de James Silk Buckingham para una ciudad modelo le proporcionó los puntos principales de
su diagrama de la Ciudad Jardín:la plaza central, las avenidas radiales y las industrias de la periferia.

Howard,siguiendo a Marshall, no pensó sus ciudades jardín para los pobres indignos. Al contrario, estas
colonias debìan ser fundadas y gestionadas por el estrato superior que de este modo se liberaria de la
esclavitud de los barrios bajos urbanos. Las deudas intelectuales de Howard no terminaban aquí. De
Herbert Spencer recogió la idea de la nacionalización de la tierra y,luego, de un predecesor olvidado.
Sobre todo estuvo influido por el movimiento de “Vuelta a la Tierra”, floreció de 1880 a 1914 entre la
intelligentsia: fue una verdadera corriente alternativa, parecida en muchos aspectos a las de los años
1960-1970. Por lo menos pueden contarse veintiocho de estas comunidades durante el siglo XIX.

La Ciudad Jardín y la Ciudad Social

La propuesta de Howard era la única que combinaba todas las ideas. Para conseguirlo, un grupo de
gente fundaría una sociedad limitada, pediría dinero en préstamo para establecer una ciudad jardín en
el campo, lo suficientemente lejos de la gran urbe como para conseguir que les vendieran las tierras a
precios muy bajos debido a la depresión agrícola. Deberían conseguir también que una serie de
industriales decidieran trasladar allí sus fábricas. La ciudad Jardín tendría unos límites-Howard sugería
unas 32.000 personas que vivieran en unos 1000 acrés. Estaría rodeada por un cinturón verde
permanente mucho más amplio en ella no solo habría explotaciones agrícolas, sino todo tipo de
instituciones urbanas, como reformatorios y casas convalecencia, que se beneficiarían del ambiente
rural.

A medida que la gente fuera llegando, la ciudad jardín alcanzaría su límite, entonces se empezaría otra
nueva a corta distancia. Cada ciudad jardín ofrecería una amplia gama de trabajos y servicios, pero
cada una estaría conectada con las demás por medio de un rápido sistema de transportes (un ferrocarril
intermunicipal). A esta visión policéntrica Howard le llamaba “La Ciudad Social”.

La clave estaba en que los ciudadanos poseerían la tierra a perpetuidad. Los ciudadanos pagarían un
modesto alquiler por sus casas, fábricas o exportaciones agrícolas, suficiente para pagar los intereses
del dinero que se había pedido en préstamo, así se obtendría la cantidad necesaria para devolver el
capital inicial y luego para ahorrar y de esta manera conseguir un estado de bienestar local. De modo
que cada grupo sería directamente responsable de los ciudadanos de su comunidad.

Howard podía afirmar que éste era un tercer sistema social y económico superior tanto al capitalismo
victoriano como al socialismo burocrático y centralista. La clave estaría en la organización local y el
autogobierno. Los servicios serían ofrecidos por el ayuntamiento, o por empresas privadas contratadas,
lo que resultara más eficiente. Otros podrían ser ofrecidos por la propia gente del pueblo.

El plan de Howard se llevaría a la práctica por medio de miles de pequeñas empresas. Era una visión
peculiarmente norteamericana: el espíritu del colonizador en la Inglaterra Industrial.

Letchworth y Hampstead: Unwin y Parker

Howard fue una persona activa. Escribía para hombres de negocio victorianos que querían estar
seguros de que recuperarían el dinero invertido. Uno de los aspectos más brillantes de su proyecto es
que podía realizarse por agregación de pequeñas iniciativas locales. Así pues ocho meses después de
que el libro fuera publicado, Howard organizó una Asociación para la Ciudad Jardín con el propósito de
discutir sus ideas, y finalmente redactar un plan práctico siguiendo las líneas generales del proyecto con
todas las modificaciones que se consideraran necesarias. En 1900, se decidió poner en marcha la
Asociación Limitada de la Primera Ciudad Jardín, dos años más tarde se registró la Compañía Pionera
de la Ciudad Jardín.

Los directores habían establecidos criterios muy cercanos a los de Howard: se trataba de encontrar un
solar de 4000 a 6000 acres, bien comunicado con el ferrocarril, con un buen suministro de agua y buen
aventanamiento. Letchworth, a 34 millas de la capital, en una zona de agricultura deprimida y con suelo
a bajo precio, cumplía con todos los requisitos.

Los primeros beneficios no llegaron hasta 1912.Resultó muy difícil atraer industria.Los primeros
habitantes fueron idealistas y artistas de clase media, lo que dio a Letchworth una reputación de
excentricidad que más tarde no merecería.

Pronto, sin embargo los primeros excéntricos de clase media fueron inundados por trabajadores de
cuello azul que eran la razón de ser de la ciudad jardín.Pero, irónicamente, en lugar de participar del
espíritu de cooperación prefirieron militar en los sindicatos y en el socialismo.Sin embargo , lo que
sobrevivió fue la esencia de la visión de Howard. La ciudad comenzó a pagar dividendos diez años más
tarde, siguió creciendo, más lentamente de lo que sus promotores habían pensado, alcanzando 15.000
habitantes en 1938.Consiguió su realización física perfecta gracias a Raymond Unwin(1863-1940) y
Barry Parker(1867-1947).

Para entender lo que Unwin y Parker llegaron a realizar de manera tan notable, en Hampstead, y otros
lugares, necesitamos situarlos en su contexto cultural, de tiempo y de lugar. Ninguno de los dos se
había preparado formalmente para ser arquitecto. Crecieron en medio de un intenso fermento de ideas,
creian que la creatividad procedía de una comprensión imaginativa del pasado.

Unwin pronto se convirtió al socialismo, y se afilió a la asociación de Sheffield que había iniciado
Edward Carpenter. Parker y Unwin empezaron a trabajar en uno de sus primeros grandes encargos: el
pueblo jardín de New Earswick. Contiene en embrión muchos de los principios que desarrollan en
Letchworth y, más tarde, en Hampstead. La zona residencial está separada de la fábrica y de la ciudad
por un cinturón verde. Las casas están dispuestas en hileras y agrupadas en torno a patios comunes.
Una gran zona verde y una casa del pueblo son sus elementos esenciales. Posee en gran medida lo
que Parker y Unwin definían como lo más esencial en la forma y en el diseño de cualquier objetivo
decorativo tranquilidad, sea cual sea el estado psicológico en el que llega el visitante, inmediatamente
percibe una extraordinaria impresión de calma.

En Letchworth se les planteaba un problema mayor y más complejo puesto que había que colocar la
industria entre las viviendas ya que la línea de tres dividía la zona y era ahí donde había que situarla.
Letchworth tiene elementos formales: avenidas radiales, rounds points y una gran plaza central
dominada por los principales edificios municipales. pero el centro urbano resulta confuso, con calles que
parece que no van a ningún sitio, flanqueadas por una mezcla amoria del peor estilo neogeorgiano.

Unwin y Parker elevaron el arte del urbanismo a un nivel genial, haciendo que casi todo lo que vino
después resultara poco interesante. Tenían muy claro que su trabajo consistía ante todo en crear
belleza o satisfacción.

Con su trabajo también querían conseguir unos objetivos sociales, evitar una completa separación de
clases que es lo normal en las ciudades modernas. En la Inglaterra eduardiana había límites y, tanto en
Letchworth como Hampstead, hay zonas reservadas para los cottages de los trabajadores que están
separadas de las casas más grandes de la clase media:lo suficientemente cerca pero no demasiado.

La planificación de Hampstead fue decisiva tanto para el movimiento de la ciudad jardín en general
como para Unwin en particular. porque de hecho era un barrio jardín suburbano, no tenía industria, y
dependía totalmente de las cercanas estaciones de metro que se abrieron justo en el momento en que
la zona estaba siendo planificada. No fue la única ni la primera planificación de este tipo. Ealing tenants
Limited, la primera cooperativa londinense de viviendas, fundada en 1901. En 1906 contrataron a Unwin
y Parker para proyectar una ciudad jardín modelo. Se trataba de un pueblo jardín suburbano, que se
distinguía por la alta calidad de su diseño y su protocinturon verde.

Ealing poseía otros elementos de interés. Mostraba la manera como se creía que debían construirse las
ciudades jardín y los barrios jardín suburbanos: poniendo las ideas de libertad y cooperación de Howard
en acción. Unwin había alabado el sistema cooperativo de construcción de viviendas en un librito de
1901, argumentando que de esta manera los grupos de futuros propietarios podrían conseguir casas a
bajo coste en solares comprados como tierra agrícola. Sugirió que los grupos de casas se situarán en
torno a un patio y que cada uno de ellos tuviera un espacio en común.

Hampstead fue un asunto de mayor envergadura. La señora Barnett decidió iniciar una campaña para
comprar parcelas con la idea de ampliar Hampstead. Después de una lucha que duró cinco años, el
Consejo del Condado de Londres compró los 80 acres de Heath; la estación de metro, abandonada a
medio construir, se convirtió en una más. Durante la contienda, alguien sugirió la idea de crear un barrio
jardín suburbano; hubo que comprar otros 243 acres. Se organizó una sociedad para hacer 8000 casas;
Unwin y Parker fueron contratados como arquitectos. Desde el principio, el proyecto pretendia cumplir
una serie de objetivos sociales: sería un lugar donde el pobre enseñara al rico y el rico, esperemos,
permitirá que el pobre se ayude a sí mismo.

El objetivo, la convivencia cotidiana que pronto iba soldar la separación de clases , se vio frustrado
precisamente por el éxito que tuvo , todavía hoy, incluso la más pequeña de las casas de los artesanos
parecen de clase media. Lo que sobrevive es su calidad física. En aquel momento Unwin estaba
totalmente influido por Sitte. De modo que Unwin quedó en libertad para demostrar, una adecuada
planificación hacía posible que todos tuvieran más espacio, sin utilizar más suelo. El secreto consistía
en reducir el espacio reservado para carreteras de un 40% a un 17%, de modo que el terreno reservado
para jardines y espacios pasará de 17% a no menos de 55%.El diseño evoca de manera clara, y
atractiva, los modelos medievales alemanes.

En 1910, la Asociación de la Ciudad Jardín tenía como objetivos, no sólo “construir nuevas ciudades en
los distritos rurales según principios bien meditados”, sino también y basandose en la misma filosofía, la
creación de barrios jardín suburbanos para alivio inmediato de las ciudades ya existentes así como
también “la construcción de pueblos jardín para que las clases trabajadoras puedan vivir con dignidad
cerca de su trabajo”. En manos de Unwin y Parker, Hampstead resultó correcto, entre 1901 y la Primera
Guerra Mundial; el problema era “el gran número de proyectos que tomaron el nombre de ciudad Jardín
de manera indiscriminada”.

En 1919, la Asociación adoptó una definición cuidadosamente selectiva de este tipo de proyectos; al
año siguiente, Howard había comprado una gran extensión de terreno en Welwyn y empezaron allí la
segunda ciudad jardín en estilo neogeorgiano.

El movimiento de la ciudad jardín entre guerras

En 1912 Unwin recomendó la construcción de ciudades satélites cerca de las grandes urbes, es decir
barrios jardín suburbanos dependientes de la ciudad para el trabajo. En 1918, mantuvo la misma idea
en la disposición oficial para el programa de viviendas públicas de postguerra.
El resultado fue que del millón o más de viviendas con subvención pública hechas por las autoridades
locales entre guerras, ninguna fue planificada como ciudad jardín de verdad. Este fue un gran golpe
para la Asociación, que estaba haciendo campaña a favor tanto de un programa más extenso de
construcción pública como para la cuestión de la ciudad jardín.

De modo que Howard hizo Welwyn a su manera, el país se llenó de ciudades satélite, y el tema de la
construcción de nuevas ciudades a gran escala se retrasó treinta años. En parte el problema era debido
a la falta de imaginación. Algunas de las llamadas ciudades satélites eran enormes, superaban en
varias veces el límite de 30.000 personas propuesto por Howard , y eran iguales a cualquier ciudad
inglesa de tamaño medio. Estaban a una distancia considerable de la ciudad madre, pero les faltaba la
industrial necesaria para convertirse en autosuficientes.

Las ciudades satélites provinciales fueron excepciones , Wythenshawe , proyectada en 1930 por Barry
Parker para Manchester es realmente un ejemplo sobresaliente. El mismo Parker la describió en 1945
como el ejemplo más perfecto de ciudad jardín. Pero, es un modelo imperfecto. La población prevista
era tres veces superior a la recomendada por Howard y se aproximaba a la más grande de las nuevas
ciudades construidas después de la Segunda Guerra Mundial. Solo estaba separada de la ciudad por un
cinturón verde de media milla de ancho . Aunque se proyectó una amplia zona industrial, no llegó a
ofrecer trabajo a todos los habitantes; fue necesario pues organizar un servicio subvencionado de
autobuses hasta la ciudad.

Su éxito radica en haber introducido tres principios de planificación norteamericanos. El primero de ellos
era el principio de planificación de la unidad de vecindad, el segundo era la adopción de la trama de
Radburn y el tercero era el concepto de carretera de parque o via arbolada dentro del parque (parkway)
que Parker había visto en la región de Nueva York pero que utilizo aquí de manera original.

La genialidad de Parker en Wythenshawe fue combinar este tipo de vía circulatoria con otra vieja
tradición norteamericana de carreteras de parque, la carretera de parque como vía de acceso a áreas
residenciales y a parque cívicos obteniendo así el principal elemento de circulación de toda la ciudad.
Consideraba que, estas carreteras deberían llamarse “carreteras libres” y no “carreteras de parque”
porque no estaban limitadas al uso recreativo y podrían ser utilizadas por todo tipo de tráfico. El amplio
parque de Wythenshawe justo en el centro cambia el concepto de cinturón verde puesto que se
convierte en el corazón verde de la ciudad. Las viviendas, están inteligentemente agrupadas alrededor
de una multitud de pequeños espacios verdes. A pesar de toda su dejadez actual, merece el nombre de
tercera ciudad jardín.

Unwin, en 1938, dijo que la gran contribución de Howard había sido el barrio jardín suburbano y no la
ciudad jardín: así pues, las ciudades satélite iban a ser la solución al crecimiento continuo de Londres.

La Ciudad Jardín en Europa

En la Europa continental, la ciudad jardín pronto se diluyó, se tradujo. Cada país tenía su propio
abogado de la ciudad jardín.

El primero fue sin duda el ingeniero español Arturo Soria y Mata(1844-1920), quien expuso la idea de
“La Ciudad Lineal” en 1882, y que la desarrolló en una propuesta concreta en 1892. Decía que cualquier
línea de tranvía o tren ligero que partiera de una gran ciudad daba una extraordinaria accesibilidad
lineal, que partiera de una gran ciudad daba una extraordinaria accesibilidad lineal, que permita
proyectar una ciudad jardín lineal. La ciudad lineal no deja de ser un barrio suburbano de trabajadores.
La primera fase se empezó en 1894 y se terminó en 1904. En 1934 la Compañía madrileña de
Urbanización abandonó el proyecto. El enorme crecimiento de Madrid después de la segunda guerra
mundial casi la sepultó.

El Howard francés fue Tony Garnier(1869-1948) que ideó si Cité industrielle en 1898. En 1918 publicó
su proyecto. Su inspiración intelectual proviene de Le Play, y de la escuela francesa de geografía, que
valoraban el desarrollo de la cultura artesanal de provincias, su ideología es anarquista por la
importancia de la propiedad comunitaria y por el rechazo de los símbolos de represión burguesa.
Garnier hace que su ciudad dependa económicamente de una sola planta metalúrgica; en cuanto al
aspecto físico , el proyecto está dominado por potentes bulevares axiales mientras que las viviendas
están dispuestas en tramas rectangulares.

Su equivalente germano fue Theodor Fritsch quien publicó en 1896 su libro, a nivel puramente físico hay
semejanzas entre la Ciudad Jardín y la Ciudad del Futuro: la forma circular, la diferenciación entre los
distintos usos del suelo, el espacio al aire libre en el centro y el cinturón verde de circulación, la poca
altura de las casas, la industria en la periferia , la propiedad comunitaria de la tierra, etc. A la ciudad de
Fritsch le falta la función específica de descentralización urbana que es central en el pensamiento del
britanico. Y lo que es más importante todavía, la ideología que las inspira es totalmente diferente.
Fritsch, un fanatico propagandista del racismo, proyecta una ciudad donde cada individuo sabe
inmediatamente su lugar en un orden social rígidamente segregado.

Fueron las ideas de Howard las que influyeron en el pensamiento europeo. Una de las primeras
adaptaciones extranjeras de las ideas de Howard fue Le Cité-jardin de Georges benoit-Levy en ella se
confundió la idea de ciudad jardín con la de barrio jardín suburbano, confusión de la que los urbanistas
franceses nunca llegaron a desprenderse.

En Alemania, en 1902, un viajante de comercio que visitaba Inglaterra, Heinrich Krebs, compró el libro
de Howard, lo hizo traducir e incendio el equivalente alemán de la Asociación de la Ciudad Jardín. Los
industriales alemanes , de manera casi increíble, quedaron convencidos de que el movimiento de la
ciudad jardín ayudaba a comprender las buenas relaciones entre propietarios y trabajadores.

El primer ejemplo sobresaliente de antes de la Primera Guerra Mundial es el pueblo jardín de


Margarethenhohe en un extremo de Essen construido en 1912 por la familia Krupp.Era pequeño y su
arquitecto, Georg Metzendorf, siguió fielmente la tradición de Unwin y parker creando un pequeño
pueblo mágico. La Gardenstadbewegang era lo que podría llamarse el ala izquierda del movimiento
alemán de la ciudad jardín.

Después de la Primera Guerra Mundial, la realidad era similar a la británica:miedo a la revolución.


Cuando los socialdemócratas consiguieron finalmente controlar la ciudad, a través de su alcalde
Ludwing Landmann(1924-33) trataron de restaurar la paz social por medio de un pacto entre capital y
trabajo, para satisfacer las peticiones de los trabajadores , la ciudad emprendería una actividad política
de construcción de viviendas.

Landmann contrató al arquitecto y urbanista Erns May(1886-1970).Gracias a la previsora política del


famoso alcalde de Frankfurt de antes de la guerra, Franz Adickes, la ciudad había comprado una serie
de grandes extensiones de terreno a precio de suelo agrícola muy bajo. May, estaba muy influenciado
por el movimiento de la ciudad jardin; en 1910 había trabajado con Unwin en Letchworth y en
Hampstead. Su idea original era hacer una ciudad jardín pura y construir pequeñas ciudades a una
distancia de 20-30km que quedarían separadas de frankfurt por un amplio cinturón verde. May trató de
llegar a un compromiso, propuso construir ciudades satélite, separadas de la ciudad tan solo por un
estrecho cinturón verde o parque del pueblo.

May rompió completamente con Unwin, y con toda la tradición británica de los 1920 en otros aspectos
importantes: sus ciudades satélites se harían en estilo moderno, sin concesiones, con hileras de casas
de tejados planos, donde la gente podría comer, tomar sol y cultivar plantas.

Estos pequeños satélites, a pesar de la fama que tuvieron entonces y posteriormente, eran pequeños, y
la mayoría estaban situados sin pena ni gloria en diversos solares alrededor de la ciudad. Lo que las
hizo famosa fue la disposición de las casas en las largas hileras a lo largo del río, y uso del valle como
cinturón verde natural en el que se concentraban todo tipo de usos. pero el proyecto nunca llegó a
completarse como se había planeado: el dinero se acabó y los espacios comunitarios nunca se
terminaron.

May y Martin Wagner(1855-1957) compartían la misma creencia en una nueva relación entre capital y
trabajo, y una nueva integración de vida y trabajo. La variante de May y Wagner era colectiva, y se
diferenciaba profundamente de las fuentes anarco-cooperativas de la tradición de Howard y Unwin. May
pretendía la ordenación colectiva de los elementos de la vida. para él, un ambiente residencial bien
planificado completaba la eficiencia en el lugar de trabajo, y citandolo de nuevo, “ la uniformidad en la
forma de caja de jardines en los tejados simboliza la idea de una vida colectiva uniforme, de la misma
manera que la forma de las celdas de la colmena, simboliza las condiciones uniformes de vida de sus
habitantes.

Wagner no creía en absoluto en las ciudades satélites , su idea era el Siedlung- las casas se agruparia
en torno a la fábrica y no serían independientes - ni tan solo semi independientes del resto de la ciudad.
El ideal es Siememsstadt, construido entre 1929 y 1931. Es un Grosssiediung, un complejo de
viviendas, proyectadas y construidas a gran escala.

Ambos proyectos son espléndidos, sin embargo, únicamente son una antítesis de la idea de ciudad
jardín. Se puede decir que, en Frankfurt, como Parker en Manchester, may trabajo a una escala espacial
muy distinta de la de Londres, que era la que había proporcionado Howard. por ellos, pareció que la
solución de la ciudad satélite era lo que funcionaria mejor y resulta más apropiada.

Ciudades Jardín para Norteamérica

Tampoco la tradición de la ciudad jardín llegó a desarrollarse del modo como Howard hubiera querido.
En 1920, la Asociación para la Planificación Regional de América actuó como guardiana del tesoro
sagrado. Esta Asociaciòn tenía dos cabezas: Howard y Geddes, y su credo abarcó la planificación de
regiones enteras, es por ellos que se merecen que se les dedique una cierta atención.

Los arquitectos de este pequeño y distinguido grupo eran Clarence Stein(1882-1975) y Henry
Wright(1878-1936). Su única contribución a la ciudad jardín fue la manera de tratar la circulación rodada
y de peatones por medio de lo que se llamó la trama de Radburn, que proyectaron en 1928. Para que se
pueda entender toda su importancia, es necesario que los relacionemos con otra persona, Clarance
Perry (1872-1944) . Fue uno de los primeros ejemplares como urbanista sociólogo. Estaba
profundamente influido por el sociólogo norteamericano Charles Horton Cooley, que había señalado la
importancia de los grupos primarios,”caracterizados por ser asociaciones de cooperación directa” que
consideraba fundamentales en la formación de las ideas y de la naturaleza social del individuo, objetivo
que era especialmente importante para vivir en las densamente pobladas y terriblemente fragmentadas
ciudades modernas.

Había llegado el momento de renovar la confianza en la vitalidad de la relación entre vecinos como
unidad política y moral , sobre todo en los barrios desorganizados. El objetivo era pues integrar al
inmigrante y a sus hijos.

Fue el hecho de vivir en Forest Hill Gardens lo que permitió a Perry desarrollar el concepto de unidad de
vecindad, que expuso por primera vez en la Asociación Sociológica Americana y en la Asociación
Nacional de Centros Comunitarios, en 1923. La extensión de la unidad de vecindad vendría señalada
por el área que la escuela elemental indicará, y por lo tanto dependería de la densidad de población ;
sus elementos centrales serían la escuela y los campos de juegos, lugares a los que se podrían acceder
a pie y que no estarían ,más allá de los diversos barrios , no quedarian mas del cuarto de milla: tambien
habria un punto central o espacio común que servirá para fortalecer las instituciones de la comunidad.

Su fuente de inspiración era una interpretación actualizada del deseo de Jane Addams de integrar al
nuevo inmigrante, pero en este caso se trataba de integrar al hijo del inmigrante que había nacido en
América.A fines de los años 20, Perry ya había advertido que “la amenaza del automóvil” había hecho
que la definición de los límites de estas unidades de vecindad fuera imperativa.Las calles arteriales, lo
suficientemente anchas como para poder permitir la circulación rodada, serían los límites lógicos del
área; la red interior de calles estaría pensada de modo que facilitara la circulación interna pero evitará el
tráfico de paso.

En el conocido diagrama del informe de 1929 sólo faltaba un elemento , de qué manera ese tráfico se
mantendría fuera, el propio Perry sabe que éste fue el único defecto de Forest Hill Gardens. En 1924
Stein se había animado a crear una ciudad jardín en los Estados Unidos. El proyecto se planteó a partir
de grandes super bloques libres de tráfico con la idea de crear jardines interiores.

A partir de esta experiencia, iniciaron el primer proyecto de ciudad jardín propiamente dicho. En el
distrito de Fairlawn en New Jersey. La City Housing Corporation compró 2 millas cuadradas, donde
Stein y Wright proyectaron tres unidades vecinales. Radburn es el mejor ejemplo, la organización
jerárquica de las vías de tráfico resulta fácil y natural . Las casas, relativamente sencillas, se agrupan de
manera agradable en las cortas calles sin salida que hay a lo largo de las carreteras de distribución. Las
viviendas escondidas bajo la rica vegetación de New Jersey.

Fue caro, no había trabajadores de cuello azul. Pero lo peor fue que tanto judios como negros quedaron
excluidos. Desde el principio fue evidente que la zona no era suficientemente extensa como para tener
un cinturón verde. La depresión frenó las nuevas construcciones. Resultó difícil atraer a la nueva
industria; de manera que para tener un capital circulando se vio forzada a abandonar la primitiva idea de
una verdadera ciudad jardín, e hizo propaganda presentadora como si fuera un barrio residencial más
de las afueras.

Hubo dos Radburns más y en ambos Stein actuó como consejero: Chatham Villages(1932) en
Pittsburgh y Baldwin Hills Village(1941) en Los Ángeles. En esta última, los urbanistas modificaron la
trama de manera significativa para ahorrar en mantenimiento, sustituyeron los espacios colectivos
destinados a coches por calles sin salida y convirtieron las tres zonas verdes centrales que se hallaban
conectadas entre sí en espacios privados y cerrados. En los años 1970 le cambió el nombre y le puso
Village Green.

Las ciudades Radburn de Stein y Wright son sin duda las contribuciones más importantes de Estados
Unidos a la tradición de la ciudad jardín. Pero como barrios jardín suburbanos, representan el avance
más significativo a partir de los ejemplos creados por Unwin y Parker.

Tugwell(1891-1979), un economista, planteó la idea de “ salir de la ciudad, comprar suelo barato,


construir una comunidad completa y llevar a la gente allí. Después, pretendía volver a la ciudad ,
demoler esos barrios pobres y convertirlos en parques”. La frase crítica era “fuera de las ciudades”;
aunque inicialmente se había pensado que deberían ser autosuficientes y estar circunscritas dentro de
unos límites, estos núcleos con cinturón verde debían también ofrecer la posibilidad de conectar con la
ciudad, por lo tanto era esencial que estuvieran dentro de su zona de influencia; respetando de este
modo la tendencia que la población tenía en aquel momento. Como Tugwell tenía prejuicios contra los
arquitectos y estaba contra reloj, contrató distintos equipos para cada ciudad: de manera que Greenbell
y Greendale tienen superbloques a la manera de Radburn, mientras que Greendale está construida con
caller y arquitectura tradicional.

Así en términos puramente cuantitativos, las ciudades de cinturón verde fueron prácticamente un
fracaso. Aunque la iniciativa privada construyó dos verdaderas ciudades jardín (Letchworth y Welwyn),
no deja de ser irónico que esto sucediera en EEUU.

Nuevas Ciudades para Inglaterra: El Estado toma la Iniciativa.

Tampoco es sorprendente que después de la Segunda Guerra Mundial, Europa tomará la iniciativa de
nuevo. Las nuevas ciudades tendrían entre 20.000 y 60.000 personas, precisamente lo que siempre
había dicho la Asociación para la planificación de la ciudad y el campo; en principio serían construidas
por corporaciones públicas, una para cada ciudad, y estarían financiadas directamente por el Tesoro. En
ciertos casos una o varias autoridades locales podrían hacerse cargo de la tarea; y como las
asociaciones para la vivienda probablemente carecían de los conocimientos suficientes y no tendrían
autoridad legal, se crearán unas “asociaciones autorizadas” que se encargaría de la construcción.
Destruyeron la esencia del proyecto de Howard, que consistía en subvencionar la creación de
organismos autogestionados que cuidaran del bienestar de los ciudadanos. La planificación de arriba
abajo triunfaba sobre la de abajo arriba; Inglaterra iba a tener el envoltorio que Howard había pensado
para la ciudad jardín pero sin el contenido.

Cuatro de las ocho nuevas ciudades proyectadas en el entorno de Londres se hallaban en un condado y
otras tres formaban un grupo que se extiende a lo largo de la gran carretera del norte. A Stevenage, la
primera en ser proyectada, fue controlada por una corporación constructora. Cada una de estas
ciudades jardín está rodeada por su propio cinturón verde, y en medio de un entorno agrícola, aparecen
como comunidades urbanas separadas. Pero las cuatro están conectadas por el equivalente moderno
del ferrocarril intermunicipal de Howard: una línea electrificada que las une a Londres y una autopista
que se terminó a mediados de los años ochenta.

Se hicieron de una manera con la que Howard, no hubiera estado de acuerdo. En el país de su
nacimiento, la ciudad jardín había sido nacionalizada y burocratizada, como también lo serían las minas
de carbón y los ferrocarriles. Las nuevas ciudades se han convertido en una parte esencial del estado
del bienestar, proyectadas para garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo necesaria para las
industrias de alta tecnología que se trasladaron a estos lugares.

Las nuevas ciudades se construyeron, y en el imperfecto mundo de la política esto fue un milagro; ocho
de ellas alrededor de Londres y cumpliendo prácticamente los plazos establecidos. Es verdad que en
sus comienzos fueron ciudades criticadas ,a menudo por gente a quienes la idea ya no había gustado
desde un principio: la arquitectura era aburrida; no tenían sensibilidad urbana, los nuevos habitantes,
añoraron las multitudes de Londres y sufrieron por el retraso de la aperturas de tiendas y otros servicios
, padecían la depresión de las nuevas ciudades.

Capitulo N°7: La Ciudad de las torres


Le Corbusier (1887-1965), suizo. Los suizos son un pueblo obsesionado por el orden. Dedicó su vida
profesional a <ginebrizar> París y cualquier otra ciudad que tuviera la impertinencia de ser
desordenada. Se hizo famoso con una frase, que en aquella época era la primera vez que se oia: una
casa es una máquina para vivir.

Las ideas de Le Corbusier deben ser comprendidas como reacción a la ciudad en la que vivió y trabajó.
La historia de París ha sido la de lucha constante entre la exuberancia, el caos, y a veces, la sordidez
de la vida cotidiana contra las fuerzas del orden despótico y centralista. Durante la Tercera República,
los responsables municipales de la ciudad no sólo no habían abandonado la idea de completar las
últimas mejoras de Haussmann sino que también querían hacer desaparecer sus barrios.

Le Corbusier llegó a la conclusión de que París sólo podría ser salvada por los hombres <sin
remordimiento> como Luis XIV, Napoleón, Haussmann.

La ciudad ideal de le Corbusier


La planificación de ciudades es demasiado importante para dejarla en manos de sus habitantes.
Desarrolló sus principios de urbanismo con mayor amplitud en La Villa contemporaine (1922) y en La
Ville radiense (1933). Su clave: debemos descongestionar los centros urbanos aumentando la densidad.
Al tiempo tenemos que mejorar el tráfico y aumentar el número de espacios verdes. La paradoja se
resolvía edificando más alto y en un espacio más reducido.

Esta fue la primera sugerencia de este tipo: treinta años más tarde, se llevaría a la práctica. Sin
embargo no se contemplaba los problemas de medio ambiente producidos. Esta nueva disposición no
sería uniforme: La ciudad contemporánea tendría una estructura espacial claramente diferenciada que
reflejaría una estructura social específica y segregada: la vivienda dependería del trabajo de cada uno.
En su Plan Voisin, Le Corbusier había reservado los rascacielos que estaban en el centro como oficinas
para los cuadros de élite: industriales, científicos y artistas.

Fuera de esta zona, las áreas residenciales serían dos tipos: apartamentos de lujo en edificios de seis
pisos para estos mismos cuadros que se colocarían en hileras; casas más modestas para los
trabajadores que se edificarían en torno a patios y se distribuirían en una trama de calles regular.

Se harían en masa para vivir una vida en masa. Le Corbusier no tenía tiempo para perder en
idiosincrasias individuales: por eso los llamaba <celdas>.
No sólo se fabricarían en masa estas unidades, sino que la élite burguesa sería servida colectivamente.
en la ciudad radiante, el problema del servicio estaría solucionado. Era evidente que el núcleo de la
ciudad contemporánea estaba pensado para la clase media.

Habría muchas zonas verdes, instalaciones deportivas y diversiones, pero serían distintas, apropiadas
para la gente que trabaja ocho horas al día. En la Ville Contemporaine las diversas clases sociales
estarían segregadas. En la época de la ciudad radiante hubo una serie de variaciones teológicas
importantes. Empezó a creer en las virtudes de la planificación centralizada, que no solo incluiría la
construcción de ciudades sino todos los aspectos de la vida. Ello se conseguiría a través del
sindicalismo. Le Corbusier decía: “Francia necesita un padre, no importa cual”. En este sistema todo
estaría establecido en el plan que los expertos prepararían objetivamente y la gente solo podría decidir
quien lo administraría. La ciudad armoniosa debe ser diseñada por expertos que dominen la ciencia del
urbanismo.

La nueva ciudad sindicalista tenía una diferencia vital: ahora todo estaría colectivizado por un igual.
Todo el mundo viviría en apartamentos colectivos gigantes llamados unités; cada familia tendría un piso.
De acuerdo con unas rígidas normas espaciales y ahora, todos y no solo la afortunada élite, podrían
gozar de servicios colectivos.

1920, arquitectos soviéticos -los urbanistas- querían construir nuevas ciudades en medio del campo,
con espacios individuales reducidos a la necesidad mínima absoluta de una cama. A partir de 1931, el
régimen sovietico rechazó los consejos de Le Corbusier.

En los años 1940 había modificado sus puntos de vista de nuevo, solo en detalles. La cities
radio-concentriques des énchanges, debían unirse por medio de les cites lineares industrielles, que
serían líneas continuas de zonas industriales construidas a lo largo de pasillos de transporte. Estas
ideas recordaban a los desurbanistas soviéticos de los años 1920 a los que Le Corbusier había criticado
tan duramente. Nada de todo esto llegó nunca a realizarse.

La planificación de Chandigarh
El gobierno de la India había decidido construir una nueva capital para el Punjab en Chandigarh.
Contrataron a un urbanista. Albert Mayer, que les propuso un correcto plan dentro de la tradición
unwin-parker-stein-wright. Lo aprobaron pero, para darle forma, decidieron crear un equipo con
arquitectos modernos prestigiosos.

El resultado fue significativo: se dividió el trabajo y Le Corbusier quedó encargado de proyectar el


complejo administrativo central. Pero lo que sucedió fue todavía más importante: se pasó del estilo de
trabajo del urbanismo al de la arquitectura, cosa que significó un cambio en favor de la preocupación por
la forma visual, el simbolismo, la imaginería y la estética más que por los problemas básicos de la
población india.

La relación entre calles y edificios es totalmente europea y está trazada sin tener en cuenta el duro
clima del norte de la India o la manera de vivir de aquel país. La ciudad ha quedado segregada según
los ingresos económicos y el tipo de trabajo de sus habitantes de modo que recuerda La Ville
contemporaine, las densidades de población dependen de la categoría social de los diversos grupos: el
resultado ha sido la segregación planificada.
Los contrastes son muy marcados. Le Corbusier, es evidente que él no era directamente responsable de
estos problemas, por aquel entonces ya había muerto y en los últimos años de su vida se había
concentrado en la parte monumental central y en el simbolismo visual general, que es lo que funciona
mejor de todo el proyecto.

Brasilia: la ciudad casi corbusiana


Hubo otra ciudad corbusiana completamente nueva, aunque él no la proyectó. Brasil creció en torno a
su ciudad portuaria que acabó convirtiéndose casi sin querer en la capital. Dentro de la política brasileña
había una larga tradición de llevar a cabo grandiosas obras públicas en relativamente cortos plazos;
Brasilia fue la apoteosis. El mayor proyecto de construcción del siglo XX a Lucio Costa, otro pionero del
movimiento de arquitectura moderna brasileña.

El proyecto fue descrito sucesivamente como un avión, un pájaro o un dragón volador: el cuerpo, o
fuselaje, estaba formado por un eje donde se situarían los principales edificios públicos, en las alas
estarían las zonas residenciales y otras áreas.

La construcción de Brasilia se convirtió en una leyenda incluso en el propio Brasil. Era el triunfo de la
administración en un país donde nunca había habido una administración eficiente; se trataba de
respetar unos plazos en una sociedad que nunca los había respetado; y significaba trabajar duro y sin
parar en una sociedad que era conocida por su reluctancia a trabajar duro y sin parar.

A medida que el número de coches aumentó, las grandes vías rápidas y los enlaces a distinto nivel se
fueron llenando; como el proyecto no había pensando cómo resolver los conflictos entre tráfico y
viandantes, los peatones se juegan cada día la vida tratando de cruzar el gran paseo central en medio
de los veloces coches. El verdadero fallo, es que ha surgido una ciudad sin planificar al lado de la
planificada.

La favela Brasileña, es un rasgo familiar del paisaje urbano, una de las concentraciones más famosas
es la que asciende por las colinas de río y que puede verse desde la playa de Copacabana. Pero como
Brasilia era el símbolo de la modernidad, no podía tener ninguna, de manera que allí se prohibieron.

Durante el periodo de construcción, tuvo que crearse lo que se llamó una ciudad libre. Después de la
inauguración, las autoridades intentaron demolerla, cosa que provocó un motín; en 1961, ante la
separación de los arquitectos, se aprobó la ley que permitía su existencia.

Así concluyó el sueño de crear una sociedad urbana sin clases en un país donde los ricos y pobres
siempre habían segregado. La diferencia es que en Brasilia se han separado de manera más radical
que en las viejas ciudades: se trazó un cordón sanitario entre la ciudad pobre y la monumental. Le
Corbusier tuvo la misma idea durante gran parte de su vida: es muy difícil construir una Ciudad bella en
medio del desorden de la democracia y el libre mercado.

Le corbusianos llegan a la Gran Bretaña


Poca cosa más hicieron en el mundo más desarrollado aunque lo intentaron. Para conseguirlo contaron
con la ayuda del CIAM. En 1938 Le Corbusier se dirigía así a los arquitectos británicos más fieles. En
1937, había una gran fuerza política que hasta entonces se había mantenido reprimida, y al final de la
guerra, se produjo una verdadera revolución: el gobierno britanico asume la responsabilidad sobre el
bienestar de la gente de una manera que hubiera sido impensable en los años 1930. A esta nueva
actitud se añadía el convencimiento de que el país debía ser reconstruido y de que los barrios más
pobres debían desaparecer.

Abercrombie y Forshaw mostraban así lo difícil que iba a ser la tarea. Colocar a todo el mundo en casas
significaba que las dos terceras partes o las tres cuartas partes de la gente debería ser desplazada.

Todo esto se incluyó en la legislación de plan de construcción de 1951. una generación entera de
arquitectos estaba a la espera: eran los hombres que habían dejado el ejército y habían estudiado en
las escuelas de arquitectura británica dispuestos a crear de una vez por todas el nuevo mundo feliz.

La asociación de arquitectura superó al propio Le Corbusier. Al cabo de pocos años y a medida que las
sucesivas generaciones de estudiantes entraban en el mundo real, las fantasías se hacían realidad.
Durante estos años, la imaginación seguía volando. Sin embargo,por aquel entonces el <comprehensive
urbanismo o urbanismo unitario había dejado de ser tema aceptable de conversación: los vientos que
venían de europa habían cambiado. pero sus monumentos, obra de varias generaciones de arquitectos
de la generación, quedaron esparcidos por la inglaterra urbana.

La conclusión era inexorable: Cuanto más complicado sea nuestro sistema industrial y más grande
nuestra población, más grande y verde debería ser nuestro campo, y más compactas y claramente
definidas nuestras ciudades. Mientras, en 1955, el real instituto de arquitectos británicos celebraba un
símposlum sobre los bloques de pisos, que fue inaugurado por Evelin Sharp.

La gran reconstrucción:
Todo esto no dejaba de ser más que una discusión privada entre arquitectos. En 1955 el gobierno
conservador inició un programa de demolición de barrios pobres y obsoletos que se prolongó durante
casi dos décadas y simultáneamente, alentó a las autoridades locales a planificar cinturones verdes con
la finalidad de contener el crecimiento urbano. Pero, esto, unido a unas tasas de natalidad que
aumentaron inesperadamente ese mismo año, disparó el precio de sueldo que creció especialmente
después de los cambios de leyes de 1959. Los grandes promotores, dispuestos a sacar provecho de la
situación, se ofrecieron a solucionar los problemas de vivienda de la ciudades por medio de contratos
globales. Y el gobierno, les concedió las subvenciones que necesitaban. En este proceso hubo muchas
contradicciones, incluso entre los propios individuos.

Al principio, el prestigioso departamento de arquitectura del ayuntamiento de Londres, facilitó un


modelo; era muy generoso, porque la normativa de costes no les afectaba. Primero propuso la
utilización de las grandes placas de hormigón de Le Corbusier. Después empezó la era de los bloques,
más delgados, menos opresivos que, evidentemente, contaron con mayores subvenciones: entre 1964 y
1974. Después de la reorganización de 1965, los nuevos municipios hicieron sus propias contribuciones;
algunas de las grandes ciudades provinciales de Gran Bretaña intentaron competir en prestigio. No se
criticaba la planificación basada en la demolición sino la manera en que se estaba llevando a cabo.

En honor a los lecorbusianos hay que añadir algo. Primero que, aunque algunas de las nuevas áreas
londinenses estuvieron directamente inspiradas por el maestro, y de ellas algunas resultaron un
desastre en cuanto a diseño, otras fueron realizadas por autoridades locales, que ya fuera por
negligencia o por falta de imaginación, no tuvieron sus propios arquitectos o urbanistas sino que se
basaron en proyectos elaborados previamente. la nueva arquitectura que siguió la era de los bloques.
también dio malos resultados, como se pudo comprobar poco después de la segunda guerra mundial en
Glasgow.
Irónicamente, también esto era una propuesta corbusiana. Sin embargo estos proyectos no tenían en
cuenta la raíz del problema, habían sido impuestos a la gente sin tener en cuenta sus preferencias, su
modo de vida o su idiosincrasia: además estaban diseñados por arquitectos que normalmente residían
en encantadoras villas victorianas. La causa principal de ese error era que los arquitectos de la clase
media no sabían de qué manera vivían las familias trabajadoras.

Ward dice que los barrios suburbanos tienen más ventajas: mayor privacidad, menos ruido o, en todo
caso, mayor libertad para hacerlo. Tener esto en espacios con grandes densidades de población, exige
grandes presupuestos, cosa que no puede esperarse en el caso de las viviendas subvencionadas
públicamente.

Jephcott en 1971, consideraba que las autoridades locales deberían dejar de promocionar esta clase de
viviendas y limitarlas a un cierto tipo muy seleccionado de inquilinos o utilizarlas solo en caso de
extrema necesidad.

Renovación urbana en Estados Unidos.


Su programa de renovación urbana se inició con la ley de la vivienda de 1949 y la ley de enmienda de
1954, pero sus orígenes eran todavía más temprano: en 1937 la comisión de urbanismo del consejo
nacional de planificación de recursos dio a conocer su uniforme, en el que se señalaba el deterioro
urbano causado por la obsolescencia de los usos del suelo; y en 1941 Alvin Hansen, señalando que
debería haber ayuda federal para comprar los edificios que estuvieran en malas condiciones, mientras
que, a su vez, las ciudades deberían responsabilizarse de los planes de reconstrucción.

En 1937, el congreso había aprobado la Wagner Act, una ley muy importante sobre las viviendas de
subvención pública que fue el inicio de una agria y prolongada batalla entre poderosos grupos de
presión.

Tanto la asociación como el instituto estaban a favor de los seguros hipotecarios federales, punto que
habían conseguido cuando la asociación federal para la vivienda se estableció en 1934 y estaban en
contra de la construcción pública. Este compromiso contemplaba la vivienda pública como una solución
temporal para los pobres susceptibles de merecer ayuda, podrían comprar su casa tan pronto como la
economía se recuperaba. Se excluía a los pobres de siempre: a finales de los años 1940 esta barrera
cayó y las familias que dependen de los subsidios públicos pudieron acceder a este tipo de vivienda.
Pero, como la normativa financiera, las contradicciones resultantes fueron catastróficas.

Las leyes de 1949 y de 1954 fueron otro éxito del grupo de presión liderado por la asociación nacional
de juntas de propietarios y el instituto de suelo urbano. Su idea no era hacer casas baratas sino
emprender promociones comerciales en áreas deterioradas que estuvieran cerca de los centros
urbanos.

Todas la ciudades, destruyeron las zonas de rentas mas bajas, barrios negros que estaban cerca de los
centros comerciales; mientras que la prometida construccion alternativa de viviendas no llego a
materializarse porque la vivienda publica habia hecho su saludo de despedida al justificar la renovacion
urbana y ahora ya podia retirarse.

Este proceso fue dirigido por unas alianzas para el desarrollo que a menudo estaban formadas por
jóvenes empresarios. En estas coaliciones cada uno tiraba hacia su lado, de modo que a veces se
rompían. Uno de los grupos, los promotores y sus aliados querían reconstrucciones a gran escala para
favorecer a las empresas establecidas en el centro urbano. Sin embargo durante los años 1950 pero
especialmente a lo largo de los años 1960 se granjearon la enemistad de los residentes locales que
querían conservar sus viviendas y defender sus barrios, y de los pequeños comerciantes que temían ser
reemplazados, que pronto empezaron a organizarse en contra de la renovación urbana. este proceso se
repitió en todas las ciudades norteamericanas.

Nueva York fue un caso especial; pero, bajo el mandato de Robert Moses, se le conoció como el
constructor más grande de la américa, Moses fue responsable de obras públicas que, cuando se inició
el movimiento de renovación urbana, se puso a construir viviendas públicas. cuando en 1960 se retiró
de su cargo como responsable de la renovación urbana, había construido, en apartamentos terminados,
más que todos los demás juntos.

Sin embargo, finalmente, pequeños grupos de ciudadanos empezaron a protestar; Moses intentó
sacarlos de encima pero pronto se dio cuenta de que no podía.

New Haven, la otra gran ciudad que fue la primera y la que con mayor brillantes exploto los nuevos
padres que daba la administración. el proyecto consistio en arrasar un gran barrio pobre que
progresivamente habia empezado a ser habitado por negros, para construir oficinas, cosa que pudo
hacer gracias a la ayuda que recibio para hacer una autopista que debia actuar como distyridora de
trafico en el centro de la ciudad.

En 1946 se organizó un consejo de renovación urbana que obtuvo poderes sin precedentes, de manera
que podía expropiar propiedades para facilitar la renovación de la ciudad. Durante los 20 años
siguientes los diversos proyectos reconstruyeron más de la cuarta parte de lo que se ha llamado el
triángulo de oro, desplazando al menos 5400 familiares de renta baja.

San Francisco es el movimiento en favor de la renovación urbana, fue una iniciativa de los empresarios
que se canalizó a través del consejo del área de la bahía.

A finales de los años 1980, después de 30 años de luchas, la zona de South Market había sido
renovada casi por completo. Finalmente, los ciudadanos de San Francisco que a aquellas alturas ya
estaban organizados, consiguieron, aunque ya era demasiado tarde, que se aprobara una ley que
limitaba la construcción de oficinas en la ciudad.

Lo que impulsaba a muchos de los miembros de esta coaliciones para el crecimiento eran motivaciones
honestas: alcaldes preocupados por los impuestos del casco urbanos, líderes cívicos compatricticos
deseos de embellecer el centro de la ciudad, empresarios con intereses en el centro y, también, los que
creían que el gobierno debía haber innovaciones por razones de interés público. Sin embargo, entre
todos apoyaron un programa que favorece a los fuertes y castigo a los débiles. Este programa solo se
podía realizar a nivel local; y, localmente, la mayoría de las ciudades querían una recuperación de sus
cascos urbanos y que la clase media abandonara los barrios residenciales y volviera a la ciudad.

Contraataque: Jacobs y Newman


El fracaso de la renovación urbana norteamericana, y las dudas crecientes en relación al equivalente
britanico, ayudan a comprender el gran impacto que tuvo en ambos países el libro de Jane Jacobs
“Death and life great american cities”.
En 1961, uno de los libros más influyentes en la corta historia del urbanismo. Jacobs criticaba las dos
grandes ortodoxias sobre las que, durante medio siglo se había basado la planificación urbanística.
Atacaba el movimiento de la ciudad Jardín porque su fórmula para salvar la urbe había consistido en
decidir que la ciudad se hacía en tal sitio, y porque definía la vivienda en término de cualidades físicas
suburbanas y de cualidades sociales de pequeña ciudad, además consideraba que la planificación era
algo esencialmente paternalistico, e incluso autoritario. Los corbusianos eran criticados por su egoísmo:
no importa lo vulgar o torpe que pueda ser el diseño, lo lúgubre e insubstancial del entorno, lo aburrida
que pueda ser la vista, cualquier imitación de Le Corbusier nos está diciendo.

La solución que Jacobs propugnaba consistía en dejar los barrios de los centros urbanos tal como
estaban antes de que los urbanistas se metieran en ellos. debían tener funciones mixtas y en
consecuencias diversidad de usos, de manera que la gente estuviera en un sitio por diversas razones y
a distintas horas pero compartiendo los mismos servicios. A la mayoría de sus lectores de la clase
media les gusto. Lo irónico, fue visto 20 años después, que el resultado iba a ser la yupización de la
ciudad.

La voladura de Pruitt-Igoe
El urbanismo dictó la sentencia de muerte del <Bulldozer federal. Pero para que esto sucediera tuvieron
que pasar aún más cosas. El caso clásico es Pruitt Igoe, un proyecto que en 1955 ganó un premio en St
Louis, pero que se hizo famoso al ser demolido 17 años después de haber sido construido, símbolo de
todo lo que se consideraba equivocado en el movimiento de renovación urbana en todo el mundo.
Durante la construcción y para mantenerse dentro del presupuesto se fueron haciendo grandes y
arbitrarios recortes económicos. El espacio de los apartamentos, muchos de los cuales serían ocupados
por familias numerosas se redujo al mínimo. Los inquilinos que los habitaban no eran el tipo de
personas para lo que se habían planeado. El proyecto, estaba pensado para los pobres que se
consideraban dignos de ayuda. Sin embargo, en 1951, St Louis era una ciudad segregada: Pruitt estaba
reservada para negros, pero despues de que, por decision del tribunal supremo, se anulo la segregacion
en las viviendas publicas, las autoridades intentaron integrar Igoe. Los blancos se marcharon y los
negros fueron los que los ocuparon. La zona pronto se convirtió en un desastre.

En 1969, los residentes dejaron de pagar el alquiler, fue la huelga más larga en la historia de las
viviendas públicas norteamericanas. En 1970 el 65% del nuevo barrio estaba desocupado. En 1972,
aceptando lo que era inevitable las autoridades públicas decidieron demolerlo. el principal culpable era
sin dudas el diseño.

Otra de las causas fue la normativa de financiación del mantenimiento impuesta por Washington. Como
los alquileres incluyen este apartado y los inquilinos no pagaban el ayuntamiento de la ciudad dejó de
hacerse cargo del cuidado del edificio.

Después de un profundo análisis Newman llegó a la conclusión de que la raíz del problema estaba en
no haber analizado cómo funcionaban los edificios ya existentes y, a partir de ahí, mejorar los diseños;
lo peor de toda esta tragedia es que los arquitectos más valorados son los que a menudo, cometen las
mayores equivocaciones. Y ello a su vez era debido a que había habido dos corrientes en la
arquitectura moderna: la que seguía un método social y la que estaba compuesta por los metafísicos del
estilo.

El legado corbusiano
La ciudad corbusiana de las torres es absolutamente satisfactoria para los habitantes de la clase media
que Le Corbusier había imaginado viviendo graciosas, elegantes y cosmopolitas vidas en la Villa
Contemporanea. El pecado de Le Corbusier y de los corbusianos no está en el diseño sino en la
insensata arrogancia con la que se han impuesto sobre la gente, que no ha podido aceptarlos y que si
bien se piensa, nunca se esperó que lo aceptaran.

La ironía final es que en todas las ciudades del mundo se ha creído que el error de este tipo de edificios
era debido a un fallo de planificación. Planificación entendida como un programa de acción organizado
de manera que puedan conseguirse unos objetivos concretos decididos a partir de unas necesidades. Y
esto precisamente lo que la planificación no es.

Construir y Habitar (Richard Sennett)


Introducción

En las primeras épocas, el término “ciudad” aludía a dos ciudades: La Ciudad de Dios y la Ciudad del
Hombre. “Ciudad” tenía dos significados muy distintos: por un lado, el de un lugar físico; por otro, el de
una mentalidad compuesta de percepciones, comportamientos y creencias. El francés hizo una
distinción entre “ville” y “cité”.

“Ville” se refería a la ciudad en su conjunto, mientras “Cité” designaba un lugar en particular. En


nuestros días, “cité” alude casi siempre a esos lúgubres espacios que dan cobijo a los pobres en las
afueras de las ciudades. “Cité” remite a un tipo de conciencia. De las percepciones que sus personajes
tienen de las diversas tiendas, pisos, calles y lugares en los que viven.

La conciencia de "cité” también puede representar la manera en que la gente desea su vida colectiva,
como ocurrió durante los levantamientos del siglo XIX en París. En efecto “cité” se aproxima a
"citoyenneté”, que es el término francés para ciudadanía.

Podría parecer que “cité” y "ville” deberían acoplarse sin fisura, que la manera en que la gente desea
vivir debería expresarse en la manera en que se construyen las ciudades, pero la experiencia en una
ciudad raramente es simple. Immanuel Kant en 1784 observa una ciudad “torcida“ por su diversidad,
con multitud de inmigrantes de que hablan decenas de lenguas;por lo chocante de sus desigualdades.
la ciudad parece defectuosa porque la asimetría afecta tanto a su “cité” como a su “ville”.

El urbanista debería oponerse a la voluntad de la gente y negarse a construir urbanizaciones cerradas,


debería rechazar el perjuicio en nombre de la justicia. La obligación de los planificadores es servir a la
comunidad antes que imponer un conjunto extraño de valores.Este es el problema ético de las ciudades
de nuestros días ¿debe el urbanismo representar a la sociedad tal como es o tratar de cambiarla?

II.ABIERTA

En términos generales, cuando realizan un experimento para confirmar o rechazar una hipótesis, los
investigadores trabajan en un medio trillado, la proposición original domina los procedimientos y las
observaciones, y la finalidad del experimento consiste en determinar si la hipótesis es correcta o
incorrecta.
El investigador necesita orientación, que es lo que el procedimiento prefijado le proporciona. sólo
entonces puede comenzar el trabajo autocrítico de exploración del resultado extraño , el efecto curioso.

Un sistema abierto es aquel en el que grandes redes de componentes sin control central y sencillas
reglas operativas dan origen a un comportamiento colectivo complejo, un sofisticado procesamiento
complejo de la información y una adaptación mediante aprendizaje o evolución. A el arquitecto Robert
Venturi le pertenece la idea de que la ciudad es un lugar complejo, lo que significa que está lleno de
contradicciones y ambigüedades. la complejidad enriquece la experiencia;la claridad la empobrece.

El arquitecto William Mitchell fue quien tendió concretamente el puente entre sistema y ciudad. “City of
bits” fue el primer libro sobre ciudades inteligentes(1996). la ciudad inteligente sería cada vez más
compleja en la forma, mientras que su “cité” sería más rica en significados.

Los valores liberales de una sociedad abierta convienen a cualquier ciudad con gran diversidad de tipos
de población en su seno, una sociedad abierta sería más igualitaria y más democrática que la mayoría
de las actuales, con la riqueza y el poder repartidos en la totalidad del cuerpo social y no acumulados en
la cúspide.

Una ciudad abierta trabajaría con sus complejidades produciendo, por así decir, una molécula compleja
de experiencia. El papel del planificador y del arquitecto debería consistir tanto en estimular la
complejidad como en crear una ville interactiva, sinérgica, mayor que la suma de sus partes y en cuyo
interior unas bolsas de orden orientaran a la gente. Desde el punto de vista ético, una ciudad abierta
debería tolerar las diferencias y promover la igualdad, por supuesto, pero en un sentido más específico
debería liberarse del corsé de lo preestablecido y familiar, creando un ámbito en el que sus habitantes
pudieran experimentar y expandir su experiencia.

Un planificador ha de hacerse responsable ante aquello a quienes no les guste verse obligados a vivir
en una constante improvisación o en una situación experimental que haya demostrado la existencia de
un fallo importante..

Las ciudades en las que vivimos hoy están cerradas de un modo que refleja lo que ha ocurrido en el
mundo de la tecnología. El crecimiento de las ciudades ha experimentado mucho con la forma. el miedo
a los otros o la incapacidad para lidiar con la complejidad son aspectos de la “cité” que también cierran
la vida. La “cité” cerrada es, en consecuencia, tanto un problema de valores como de economía política.

III. MODESTA

La gente construye su vida a partir de gustos, creencias o encuentros distintos.


para comprender el papel de Homo faber en es ciudad, el homo faber se hace respetable en la ciudad
mediante una práctica modesta: una pequeña renovación de su casa al menor coste posible, la
plantación de árboles jóvenes en una calle o la simple provisión de unos bancos comunes y corrientes
donde la gente mayor pueda sentarse con seguridad al aire libre. Esta ética de producir con modestia
implica a su vez una determinada relación con la “cité”.

Rudofsky sostenía que la creación de los espacios no requería habilidad artesanal consciente, para lo
que mencionaba como ejemplo los elegantes graneros elípticos en el bosque centroafricano. Esto es lo
que Rudofsky entiende por arquitectura sin arquitectos, la primacía de la “cité”, el hacer derivado del
hiabitar. El cuidado con que se mantiene los graneros, las torres y las calles bloqueadas pone de
manifiesto que la gente se ha apropiado de esos lugares.
Rudofsky y Cullen también previenen al constructor contra la innovación arbitraria por otra razón. Por
definición, toda innovación sufre las consecuencia de un desajuste entre las maneras en que se hacen
normalmente las cosas y las maneras en que se podrían hacer.De la misma manera, hace falta tiempo
para entender el medio construido.

Jane Jacobs afirmó que las formas urbanas surgen lentamente y por acumulación, como consecuencia
de la lecciones del uso y de la experiencia, su trabajo en concreto fue de orden básicamente local y se
orientó al fortalecimiento de la comunidad. En el sur global, las ciudades crecían a tal velocidad y se
hacían tan grandes que el diseño a gran escala resultaba imprescindible.

Explorar si homo faber puede desempeñar un papel más influyente en la ciudad. Un humanismo más
potente tiene que ser también un humanismo más visceral, puesto que el lugar y el espacio adquieren
vida en el cuerpo, el urbanismo proactivo puede combinarse con la modestia ética. Modestia no significa
servil;el urbanista debe ser un colaborador del urbanista, no su siervo, crítico de la manera en que vive
la gente y a la vez autocrítico respecto de lo que se construye. Si se consigue fraguar esta relación entre
“cité” y “ville”.

Cápitulo I.Las Dos Ciudades

I. El Nacimiento del Urbanismo.

En 1859, el arquitecto español Ildefons Cerdá llevó por primera vez a la imprenta las voces “urbanismo”
y “urbanista”. La aparición de estas palabras se debió a que las condiciones de la vida moderna exigen
una comprensión más específica de las ciudades.

En el Siglo XVIII en Europa comenzó una enorme migración hacia las ciudades de jóvenes y de gente
pobre, pero difícilmente encontraban trabajo. Cuando se inició la Revolución Francesa, la sensación de
que había reformas imprescindibles que hacer estaba muy extendida y entre los objetivos de esas
reformas figuraban precisamente las condiciones materiales de vida. Lo que movió a pensar de nuevo
las ciudades fueron problemas de salud pública , enfermedades que afectaban tanto a ricos como a
pobres.

Los primeros urbanistas que se empeñaron con toda energía en enmendar estas condiciones eran
ingenieros, no médicos. En la generación de Cerdá los ingenieros se convirtieron en figuras heroicas,
porque afrontaron los problemas de salud pública de modo más activo que los médicos. Los ingenieros
civiles se convirtieron en los maestros artesanos de la ciudad moderna, que trataban de mejorar la
calidad de la vida urbana mediante la experimentación técnica. Las calles infectadas estimularon a los
ingenieros a reflexionar sobre la fabricación de los materiales que se utilizaban en la construcción.

Los ingenieros civiles crearon un mercado para la piedra cortada a máquina. Pensaban que si las calles
resultaban más fáciles de limpiar, la gente estaría más dispuesta a limpiarlas. En otras palabras, que la
ville podía alterar la cité. El invento del urinario público, ideado en París en 1843, marcó un auténtico
progreso en la salud pública. Los valores de la cité variaron en consonancia; poco a poco fue
pareciendo vergonzoso orinar a la vista de extraños. Positivamente, la calle resultó más utilizable como
espacio público.
Buena parte de la infraestructura urbana del siglo XIX era abierta al estilo del Media Lab.Los ingenieros
conjeturaban y descubrían accidentalmente, sin saber de antemano las repercusiones que tendrían sus
inventos técnicos. Este proceso experimental exigia al ingeniero-urbanista el desarrollo de nuevas
visuales. La complejidad ambigua establece el nexo entre los ingenieros-urbanistas de la ville y los
escritores-cronistas de la cité.

II. La Cité difícil de leer.

Para representar una ciudad difícil de leer, aparecen las novelas que comienzan con una intriga
aparentemente simple. Un joven provinciano va a una gran ciudad llena de esperanzas y la ciudad
frustra sus deseos o los vuelve autodestructivos. Los novelistas modulan esta simple narración de dos
maneras. primero explotan las ambiciones de los jóvenes héroes. Otra forma en que la ciudad puede
quebrar el espíritu de la juventud.

Los novelistas urbanos del siglo XIX se regodeaban en las maneras en que una ciudad puede aplastar
las esperanzas de los jóvenes. Las novelas no tan logradas comparten con estas obras maestras dicho
problemas en la cité, que es también un problema para sus lectores. En la época a la que pertenecen
estas novelas los habitantes urbanos ya no se sentían cómodos cuando hablaban con sus extraños en
la calle. En el París o el Londres de mediados del S.XVIII, un extraño no dudaba en abordar a
cualquiera en la calle, recabarle información y cogerle por el brazo para mantener su atención. El París
de Stendhal marcó un punto de inflexión cuando en la calle, o en un café, la gente daba por supuesto
que tenía derecho a estar sola, concentrada en la bebida y en sus pensamientos.

Tanto los personajes de ficción como los compradores de las novelas de Balzac trataban de interpretar
este encubierto dominio público de una manera particular. Intentaban deducir la condición de un extraño
mediante el examen de pequeños pero reveladores detalles de la vestimenta. Así como el artesano se
centra en la corrección de los pequeños detalles, también para el habitante urbano el análisis preciso de
los detalles es lo único que le permitirá comprender la cité.

La brújula ética de los novelistas urbanos trasciende cualquier simple contraposición entre virtud
aldeana y vicio urbano. Lo que ellos trataban de transmitir era más bien la manera en que el carácter
humano cambia de estructura en la ciudad moderna. El carácter inestable de la vida urbana produjo tal
vez la definición de mayor resonancia de la propia modernidad.

En 1848 una ola revolucionaria barrio Europa. Ese año crucial asentó la importancia de la sociedad civil
en general y de la ciudad en particular. En la década de 1850 surgió una gran generación de urbanistas
que intentó hacer que la ville respondiera a la cité. Buscaban resolver las ambigüedades de la cité, pero
por caminos opuestos.

III. La Ville

Aparecen tres figuras: Cerdá, que ideó un tejido planificado para Barcelona; Haussmann, que rehízo
París como una red que sirviera a una ciudad móvil, y Frederick law Olmsted, quien, en el ordenamiento
de Central Park, en Nueva York, extrajo ciertos principios de la relación de la forma construida con el
entorno natural. Estas tres figuras eran visionarios disfrazados de prácticos hombres de negocios. No
tenían formación especializada.
En la primera mitad del siglo XIX, desplazarse por París era un infierno. El barón Haussmann enderezó
la ciudad en dos décadas. Unió sus diversas partes mediante un sistema de tráfico trazando tres
redes(réseaux) de bulevares que cruzaban la ciudad de norte a sur y de este a oeste, todo esto estaban
cargadas de implicaciones políticas. Tres revoluciones habían precedido a la designación de
Haussmann se habían adueñado de las enrevesadas calles mediante la construcción de barricadas, con
las que impedían el acceso de los soldados o de la policía. Al enderezar las calles, Haussmann dificultó
la formación de barricadas.

Una vez la ciudad estuvo a salvo de la revolución, intentó poner los réseaux, que eran los grandes
bulevares en los que desembocaban las calles tributarias, al servicio de finalidad sociales más positivas.
Abrió a todos los parisinos los parques del centro de la ciudad. Una vez terminado los bulevares,
Haussmann los flaqueó de viviendas destinadas a las nuevas clases medias de París. Las viviendas
haussmanianas responden a un carácter mixto ya existente en el pasado, pero su ejecución era
irregular. Un patio contendría las tiendas y los talleres, luego, en abrupto salto, los ricos ocuparían el
siguiente nivel. Haussmann ordenó las plantas superiores sistemáticamente de tal manera que a medida
que se subiera las escaleras, se encontrara vecinos respetables, pero menos adinerados, y en las
buhardillas, ocultos, los sirvientes.

Haussmann se tomó muy en serio el adagio “no hagas pequeños planes” y dedicó grandes sumas de
dinero a promesas que sabía que no podría cumplir; fue depuesto en 1869, los grandes cafés de los
nuevos bulevares produjeron un resultado felizmente opuesto al planeado en un inicio por Haussmann.
En 1900 la mayoría de los cafés disponían de pequeñas mesas redondas para una o dos personas.
Como se ha observado ya, un aspecto de la vida urbana moderna era el velo de silencio que se
extendía sobre lugares públicos para protegerse de extraños.

La amplia aprobación de la que fue objeto el París de haussmann no se debio únicamente a que los
réseaux lo hicieran más funcional, sino también que los bulevares se transformaron en una especie de
escenario de espectáculos que atraían a la gente, aun cuando como espectadores cada individuo
ocupara, por así decir, un asiento en solitario.

Los arquitectos de Haussmann cargaron las fachadas de los edificios de los bulevares de una elaborada
ornamentación que enmarcaba las ventanas y destacaba los diferentes niveles del edificio. La
ornamentación elaborada se ocultaba en el interior de la estructura, mientras que el exterior era sobrio,
aunque no hostil. Con Haussmann la fachada del edificio se convirtió en una expresión teatral por sí
misma.

La ciudad en red era una exhibición de la superficie vertical y esta combinación tomó forma en una
nueva clase de comercio: el gigantesco almacén situado en el gran bulevar. Este comercio dependía en
parte de la gran lámina de vidrio. El vidrio, se fue haciendo poco a poco más común gracias al uso de
pequeños paneles fáciles de producir. Estas grandes láminas crearon el ADN del gran almacén. Los
réseaux de transporte permitian al público de todo París acudir a esos nuevos establecimientos en el
centro de la ciudad. La idea era atraer mediante la intriga y la sorpresa, dotando a la olla de un atractivo
que le venían por asociación con otros objetos inesperados que la elevaban por encima del reino de la
pura utilidad.

El gran almacén contrastaba en esta exhibición teatral con la galería comercial. Una galería es un
pasaje con techo de vidrio excavado en la trama de grandes calles y con pequeñas tiendas en su
interior. Las tiendas de las galerías eran en su mayoría negocios especializados cuyos escaparates
estaban llenos de artículos de un mismo tipo, que inventaban más a la avidez de propiedad que a la
estimulación dispersa de la escenografía comercial. El transporte colectivo rápido de los réseaux
favorece a los grandes almacenes, mientras que la galería interior fue alimentada por peatones. El
crecimiento de la galería fue más lento y en pequeña escala. A Haussmann no le gustaban las galerías
precisamente debido a la improvisado de carácter, en oposición a lo previamente planificado. A su juicio,
una red moderna debía ser coherente y clara.

La ciudad de Haussmann favorece el espacio por encima del lugar; las redes de transporte conectaban
la población a través del espacio, pero reducían su experiencia de lugar. Lo que marcaba la diferencia
entre espacio y lugar era la velocidad a la que la gente podía recorrer la ciudad. Los parisinos
empezaron a experimentar el problema de la velocidad a bordo de tranvías tirados por caballos, que se
movían ,más rápido que los carruajes individuales, o de los ferrocarriles de vapor que prestaban servicio
en los suburbios. Es el inicio del problema del tráfico motorizado de tiempos posteriores. También
parece ser que los parisinos se vieron afectados por una nueva ansiedad , la de no desplazarse tan
rápido como deseaban. Los atascos de tráficos eran la señal de que algo fallaba, de que la ciudad no
funcionaba.

El hincapié que Haussmann hacía en la posibilidad de moverse libre y fácilmente por una red de
bulevares hizo la movilidad el núcleo mismo de la definición de una “buena ciudad”. La importancia de la
libre circulación se convirtió en la idea rectora de los planificadores de grandes ciudades del Siglo XX.
La experiencia de la velocidad en las calles define una determinada visión de la modernidad: rapidez
equivale a libertad, mientras que lentitud equivale a la falta de libertad. El legado de Haussmann es
perverso, porque la ville en red ha debilitado la cité.

Cerdá fue un urbanista más orientado a la gente. Barcelona era una mezcla cosmopolita de etnias y
religiones. Cerdá fusionó estos elementos en una especie de socialismo cooperativo y que tendía más
integrar en la ciudad grupos diversos. Este urbanista es recordado como diseñador del tejido cerdiano.
El “tejido” urbano son los planes que apuntan a tejer la ciudad en un todo. “tejido” de una ciudad se
entiende su urdimbre y su trama, es decir, la forma básica que se crea relacionando entre sí edificios,
calles y espacios abiertos. “Grano” es la complejidad del modelo. “Textura” se refiere a la mezcla de
usos y a la relación entre actividades formales e informales de un plan. “Nudos” es designar los lugares
de un plan.

El tejido urbano se presenta en tres tipos. El primero es la organización ortogonal, cuadrícula o damero ,
como las antiguas ciudades romanas. Cuando los romanos fundaban una ciudad establecieron en su
centro el principal cruce de calles en ángulo recto , donde instalaban las instituciones más importantes.
En el segundo tipo de tejido, la unión de los patios crea una ciudad celular. Es conocida en todo el
mundo y al parecer desde los comienzos de la era urbana.Básicamente, los edificios se construyen
intramuros, y los focos de desarrollo son los patios interiores, no el espacio externo de las calles. El
tercer tipo de tejido es por agregación. Así era el plan de Cerdá para Barcelona. Incluía un sistema de
manzanas de igual medida que se repetían unas tras otras. Su idea de agregar una manzana tras otra
empezó a llevarse a la práctica en la década de 1860.

El rápido crecimiento de la población urbana favorece la creación de los tejidos por agregación en
ciudades desbordadas por la inmigracion masiva, porque pueden proporcionar viviendas rápidamente.
Cada uno de estos tejidos urbanos define un espacio particular de poder, o de resistencia al poder. la
cuadrícula divisible escenificaba la dominación romana. La configuración celular sirvió a menudo a los
habitantes desprovistos de poder como espacio secreto, difícil de penetrar para las autoridades. En la
era moderna, la cuadrícula por agregación ha servido como instrumento de poder capitalista.

Dos de estas formas son acogedoras para la vida social en la cité. una de ellas, es el entramado de
patios, por la cantidad de actividades que tienen lugar en un espacio abierto y compartido. La cuadrícula
romana también estimulaba la vida social concentrando las actividades en las intersecciones de las
calles. El problema está en la cuadrícula por agregación. Este es el problema que Cerdá trató de
resolver en Barcelona. Su programa empezó a desarrollarse en 1860, el planificador buscaba incorporar
las grandes extensiones de terreno baldío existentes fuera de los límites legales de la ciudad.

Cerdá imaginaba la vivienda mixta de acuerdo con lo que terminaría denominándose “modelo
holandes”, en el que los apartamentos construidos para diferentes clases sociales coexisten en el
mismo edificio sin distinciones visibles; no habría “puertas para pobres”. Cada manzana de esta
cuadrícula constaba originalmente de dos grandes edificios en forma de caja de zapatos, uno frente al
otro, con un gran espacio abierto entre ellos. La transformación del intervalo en perímetro le fue
impuesta a Cerdá. La generosa precisión original de Cerdá en materia de espacio sostenía, por el
contrario, el derecho de los trabajadores a aire, luz y espacio.

En lo que respecta al problema social de la cuadrícula por agregación, la solución vino más del
desarrollo que de la intención. Inicialmente los intervalos estaban destinados a ser espacios de
sociabilidad, mientras que las calles servirían a los vehículos. Para facilitar el giro de los vehículos,
cerda realizó un pequeño corte en diagonal en las esquinas de las manzanas. Este recorte del borde
puede parecer trivial, demostró tener enormes consecuencias sociales, y que fue exactamente allí
donde se instaló la cité que surgió en la ville de Cerdá.

El cambio empezó cuando, a finales de la década de 1860, se unieron los extremos de cada manzana.
De esta manera, una masa continua de edificios cubría los cuatros lados de la manzana y cerraba el
intervalo. El espacio octogonal invitó a la gente a transitar, aparcar, beber, pasar el tiempo en aquellas
esquinas.

El legado de Cerdá es admirable pues intentó construir una ciudad para todos, pero la idea que Cerdá
tenía de la ville también entrañaba un peligro, el de la cuadrícula oír agregación como monocultivo. El
peligro es evidente en la agricultura, donde los monocultivos agotan el suelo y son más vulnerables a
enfermedades incontrolables. Los planes constituidos por agregación, están particularmente expuestos
a enfermedades de tipo social y económico, porque una vez que una manzana comienza a degradarse,
no hay razón para que otras manzanas, no sucumban al mismo problema .

La tragedia del visionario trabajo de cerdá fue que no previó nada de esto; su proyecto se proponia
igualar la cite igualando la ville. La alternativa al monocultivo en el medio construido es una combinación
de distintos tipos de edificios, de personas y de actividades.

Los planificadores de Nueva York la trataron efectivamente como si también ella fuera una ciudad
frontera. En 1811 impusieron en una sola operación una cuadrícula por agregación en Manhattan y
luego en 1868, propusieron una segunda fase que extendieron la cuadrícula desde su puerto viejo hasta
el final de la isla y el este de Brooklyn. En la frontera no había nada civilizado, era un vacío que era
preciso llenar. Los planificadores no pudieron adaptarse mejor al paisaje preexistente.
En 1850 Frederick Law Olmsted, trató de poner remedio a esta destructividad afirmando el valor social
de la naturaleza en la ciudad. Esta conciencia de la raza indujo a Olmsted a concebir los parques como
lugares donde las razas pudieran mezclarse, más allá de la plantación, en una ciudad. En calidad de
creador de parques urbanos, Olmsted iba tras las huellas multicentenarias de arquitectos-jardineros de
Europa. Como construcciones físicas, los parques de Olmsted debían muchos a un predecesor
norteamericano inmediato, Andrew Jackson Downing.

Olmsted concebia estos parques racialmente mixtos más como lugares “gregarios” que como
“vecinales”. Los primeros eran más amplios y reúnen a gente de toda la ciudad, en oposición a estos,
más pequeños, que servían únicamente a habitantes locales y tendían a presentar una identidad más
uniforme. El parque “gregario” también debía ser integrador de cristianos y judios o de inmigrantes
irlandeses y alemanes, la integración era más probable en un espacio impersonal de extraños que en un
espacio más íntimo de vecinos.

La construcción de Central Park comenzó en 1858 y terminó en 1873. Fue una obra conjunta de
Olmsted y Calvert Vaux. Olmsted realizó el proyecto general y mantuvo las relaciones con la política y el
público, 341 hectáreas de suelo. En aquella época, el término “central” del nombre del parque era pura
fantasía, pues se hallaba lejos de la ciudad. Olmsted empezó su invitación gregaria en los bordes del
parque. El parque está rodeado por cercas bajas y tiene muchas entradas. Central Park estaría abierto
a todas las horas y su acceso no presentaría ninguna dificultad.

Los artificios más milagrosos son los puentes de Vaux. La idea de Vaux sobre transporte es totalmente
distinta de la de Haussmann: este colocó el tráfico veloz en la superficie, mientras que Vaux lo hundió
bajo tierra y convirtió los puentes en pasajes peatonales. En un plazo de cuarenta años, el perímetro de
Central Park a lo largo de la quinta avenida se llenó de mansiones individuales de ricos, al tiempo que el
oeste de Central Park comenzaba a flaquear de bloques de apartamentos. A medida que los
privilegiados rodeaban el parque, la gente de su interior se mezclaba cada vez menos. Sin embargo,
subsiste aún la provocativa propuesta de que la integración social puede diseñarse físicamente, contra
la creencia de Rudofsky de que la ville acompañaba pasivamente a la cité.

Olmsted sabía que para la inmensa mayoría de la gente, las condiciones de vida eran duras. El parque
de Olmsted estaba destinado a aliviar la presión de la ciudad. Allí la gente se mezclaría de un modo
sociable en buscar de placer, mientras que los lugares funcionales, como las fábricas o incluso las calles
comerciales, no estimulan los impulsos “gregarios”. El artificio anima la sociabilidad, mientras que la
realidad sofoca: Olmsted esperaba lograr la sociabilidad del placer a través de un tipo particular de
ilusión.

Olmsted no era ni mucho menos el primer paisajista que concebian como hermanas la naturaleza y la
ilusión. los paisajistas ingleses no veían conflictos entre lo natural y lo artificial. Los artificios, en
realidad, podían ser ilusiones transparentes. El artificio perceptible caracteriza los puentes de Vaux en
Central Park. Un nexo con Olmsted reside en el artificio de la propia plantación: en este dificilísimo
terreno, Piet Oudolf plantó especies que no cohabitan en el mismo suelo. En Nueva York y en otras
grandes ciudades, los parques y los lugares de juego infantil pueden construirse en otros lugares
inverosímiles, siempre de acuerdo con la vinculación típica de Olmsted entre espacio artificial y espacio
de sociabilidad.

Cuando en urbanismo hablamos de naturalización de una situación, lo que en realidad queremos decir
es que una construcción arbitraria como esta es finalmente considerada un dato originario.
“Naturalización” es el proceso por el cual un artificio termina por ser aceptado por sí mismo como
elemento integrante de la mentalidad de la cité.

Las esperanzas de armonía racial que alentaba Frederik law Olmsted descansaban la idea de llevar a la
gente del trabajo a un lugar de esparcimiento. Dada su creciente dependencia del turismo, la economía
de placer/consumo se ha convertido en foco del urbanismo, pero el resultado no es precisamente la
mezcla socializar de gente distintas.

Olmsted fue quien empezó a darle cierta importancia a la eliminación de señales y lugares de trabajo en
su planificación de espacios urbanos de sociabilidad en la ciudad, de manera que la equiparación de
sociabilidad y artificio convierta la ciudad misma en una especie de teatro. Toda la gran generación de
urbanistas intentó modelar la ville para movilizar la cité, solo que por caminos opuestos, Haussmann
intentó volver accesible la ciudad; Cerdá, hacerla igualitaria y Olmsted, socializar.

IV. La Multitud

A finales del Siglo XIX, dos escritores trataron de dar sentido a la densidad. Uno exploró un tipo clásico
de multitud, la masa rebelde y violenta que deja en libertad sus pasiones. El otro investigó la experiencia
de opresión en medio de la multitud, lo que produce una reacción de contención y aislamiento.

Gustave Le Bon fue un monárquico que trató de explicar la excitación que corría por las venas de las
masas. Para él, la clave estaba en la manera en que la masa toma forma, y su intuición era que,
siempre que se reúne un número elevado de personas, es posible que incurran juntos en delitos que
nunca cometerían en solitario. Dice Le Bon que cuando se descubre una nueva energía compartida, la
grandiosidad sustituye al razonamiento más sobrio. Le Bon se consideraba analista de una cité muy
oscura, pensaba que cualquier gran espacio podía ser útil.

Simmel escribió que la característica básica de la cité, entendida como gran ciudad, es la intensificación
de la estimulación nerviosa resultante del cambio rápido e ininterrumpido de estímulos externos e
internos. Haussmann y Olmsted buscaban, por diferentes vías, incrementar la intensidad de la vida
urbana. El exceso de estimulación provocaba ansiedad. Simmel habla de una “actitud blasé”. la actitud
de indiferencia culmina en un comportamiento indiferente: vez que las cosas suceden y sigues adelante,
no te implicas.

Simmel escribió:” Los problemas fundamentales de la vida moderna provienen del hecho de que el
individuo anhela preservar la autonomía y la originalidad de su existencia de la cultura externa y de la
técnica de la vida”. Se trata de un enfoque imponente, de la mentalidad urbana.

Hay dos modos de medir la sensación de opresión. Uno es la densidad de transeúntes, que cuenta el
número de cuerpos que pasan por un punto determinado. El otro modo de medir es la densidad sésil, la
cantidad de personas encerradas o que deciden permanecer un tiempo más o menos prolongado en un
sitio.

Los terrenos eran más seguros cuando se asociaba la sobreestimulación con las aceras. Las calles que
limitan la densidad a las aceras son relativamente modernas. Las aceras anchas y elevadas
características del urbanismo de Haussmann permitían a densas multitudes de peatones poblar las
calles al tiempo que estaban protegidas de los vehículos veloces. Únicamente en el periodo moderno la
acera elevada se convirtió en una característica del tejido urbano de las ciudades europeas y
norteamericanas. La efectividad de una acera depende de lo que haya debajo de ella. La estrechez de
una acera no guarda correlación con la sensación de compresión. La sensación de opresión en una
acera varía también de una cultura a otra.

El otro factor de la ville que determina en qué medida se siente la masificación de una calle es el ajuste
o desajuste entre las líneas de la calle y las de los edificios. Si un edificio está retirado respecto de la
línea general de edificación, la presión de contención se alivia y esta descompresión resulta más
pronunciada cuando son varias las estructuras alejadas de esa línea. Si , por el contrario, las fachadas
de los edificios presentan una línea continua, la presión de contención aumenta. Un tercer elemento en
el origen de la sensación de opresión en la calle tiene más relación con el habitar que con el hacer: es la
tendencia a agruparse.

El urbanista bienintencionado tratará de satisfacer, e incluso de estimular, el deseo de agruparse,


instalando bancos y otros elementos de mobiliario urbano en grupos. El ADN de una ciudad se compone
en un triángulo. En un lado del triángulo se encuentra el comportamiento masificado; el segundo , el
comportamiento indiferente; y en el tercero, sentimientos más sociables. Las construcciones de
Haussmann para París, en la lógica militar de calles largas y anchas a lo largo de las cuales pudieran
desplazarse los cañones, responden a la concepción de la multitud como masa turbulenta.
Irónicamente, los bulevares se convirtieron en lugares de reunión para la gente. Cerdá y Olmsted creían
en la sociabilidad de la multitud, ya fuera en las esquinas o al margen de las calles, en los parques.

V. Moderno, Pero No Libre

A finales del Siglo XIX, Max Weber pensaba que la ciudad moderna no proporcionaba en realidad esa
libertad, ni a los individuos, ni al cuerpo colectivo de ciudadanos urbanos. La construcción del Berlín del
propio Weber siguió el modelo de Londres y París. Para Weber, esta capital, pese a la magnitud y la
fastuosidad que había alcanzado, no era realmente una ciudad. Berlín no era más que el espejo de un
Estado. La ciudad carecía de vida propia, porque no controlaba su propia fortuna. Por el contrario, una
verdadera ciudad, para Weber, “estaría dotada de las siguientes instalaciones : 1-Fortificación,
2-mercado, 3-tribunal de justicia propio, 4- estructura asociativa entre grupos diferentes, 5-como
mínimo, autonomía o autogobierno parcial y con la participación de los ciudadanos”. En otras palabras,
una verdadera ciudad era una ciudad-Estado.

Para Weber, la ciudadanía no es una condición universal, pues los derechos y los poderes tienen
fundamento local. Si uno no vive en un lugar, no debería tener derecho a decir que sucede allí. Esta
lógica de la ciudad-Estado daría origen al modelo de pasaporte y carnés de identidad nacionales. El tipo
ideal de ciudad de Weber condenaría la ciudad moderna por su falta de autocontrol. De acuerdo con
Weber, las ciudades modernas no tienen autogobierno porque el gobierno está en manos de los
Estados nacionales, empresas internacionales y ubicuas burocracias. Las ciudades-Estados que él
admiraba eran democracias en las que los ciudadanos, como un todo, habían votado los planes que
daban forma a la ville.

El método de Weber consiste en crear lo que él llama un “tipo ideal” de estructuras sociales como la
Ciudad y luego explorar porque la realidad diverge del modelo. Es cierto, que la realidad es diferente,
pero solo nos damos cuenta de eso porque tenemos un cuadro ideal coherente de la ciudad, del
mercado libre o del cristianismo que nos permite medir sus defectos. En el tipo ideal de ciudad-estado,
la conexión entre ville y cité será indisoluble porque una ciudad-estado crea formas físicas, que se
adaptan perfectamente a la manera en que los ciudadanos quieren vivir.
Weber propuso los cincos elementos de su ciudad como la estructura racional y funcional de un lugar
con autocontrol. La cité como experiencia subjetiva, llena de tensión emocional. Esta insensibilidad a lo
subjetivo del vasto proyecto weberiano parece haber alejado realmente a Weber de Simmel.

Weber temía que la verdadera marca distintiva de la modernidad fuera la vida encerrada en la rutina
burocrática. La crítica weberiana implica a la ciudad moderna es que sus condiciones no promueven la
ciudad como lugar de autoanálisis y autogobierno, sino que favorecen los procesos burocráticos por
encima de los democráticos.

El nacimiento del urbanismo moderno, esta crítica parece desacertada. Las ciudades que la Gran
Generación de urbanistas se propuso modelar no eran en absoluto lugares estables, como lo es la vida
en la jaula del burócrata. La gran generación trató de imponer diferentes formas de orden en la ciudad,
pero ninguna de ellas fue suficiente para resolver los problemas que afrontaba. La gran generación
experimentó con la ciudad y como sucede con cualquier experimento, conoció callejones sin salida y
fracasos a la vez que éxitos.

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