SEMINARIO BIBLICO PENTECOSTAL DE GUATEMALA
BACHILLERATO EN TEOLOGIA MODALIDAD POR EXTENSION.
TRABAJO
INVESTIGACION
EN CUMPLIMIENTO PARCIAL DEL CURSO DE HISTORIA DE LA HIGLESIA
IMPATIDO POR LA FACILITADORA IRIS LOPEZ DE HERNANDEZ
Astrid María Canto Vásquez
SANTA CRUZ DE EL QUICHE, SEPTIEMBRE 2024
INTRODUCCION
La historia del cristianismo es en realidad la historia de la civilización occidental. El
cristianismo ha tenido una extensa influencia de gran penetración en la sociedad - el arte, el
idioma, la política, las leyes, la vida familiar, las fechas del calendario, la música y la manera
misma en que pensamos, todo ha sido coloreado por la influencia cristiana por casi dos
milenios. Por lo tanto, es importante que uno conozca la historia de la iglesia. Por lo tanto,
se da a conocer en las próximas páginas.
El Inicio de la Iglesia
La iglesia comenzó 50 días después de la resurrección de Jesucristo (año 30 d.C.). Jesús
había prometido que Él edificaría Su iglesia (Mateo 16:18), y con la venida del Espíritu
Santo en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4), la iglesia - ekklesia (la “asamblea de los
apartados”) se inició oficialmente. Tres mil personas respondieron al sermón de Pedro ese
día y decidieron seguir a Cristo.
Los primeros convertidos al cristianismo fueron judíos o prosélitos del judaísmo, y la
iglesia estaba centrada en Jerusalén. Por esta razón, inicialmente el cristianismo fue visto
como una secta judía, semejante a los fariseos, saduceos, o esenios. Sin embargo, lo que los
apóstoles predicaban era radicalmente diferente de lo que otros grupos judíos estaban
enseñando. Jesús era el Mesías judío (el Rey ungido) quien había venido para cumplir la
Ley (Mateo 5:17) e instituir un Nuevo Pacto basado en Su muerte (Marcos 14:24). Este
mensaje, con su acusación de que ellos habían matado a su propio Mesías, enfureció a
muchos líderes judíos, y algunos, como Saulo de Tarso, tomaron acciones para acabar con
“el Camino” (Hechos 9:1-2)
Es correcto decir que el cristianismo tiene sus raíces en el judaísmo. El Antiguo Testamento
proporcionó el fundamento para el Nuevo, y es imposible comprender plenamente el
cristianismo sin un conocimiento básico del Antiguo Testamento (ver los libros de Mateo y
Hebreos). El Antiguo Testamento explica la necesidad de un Mesías, contiene la historia
del pueblo del Mesías, y predice la llegada del Mesías. En consecuencia, todo el Nuevo
Testamento tiene que ver con la llegada del Mesías y Su obra para salvarnos del pecado. En
Su vida, Jesús cumplió más de 300 profecías específicas, probando que Él era Aquel de
quien el Antiguo Testamento había profetizado.
El Crecimiento de la Iglesia Primitiva
No mucho después de Pentecostés, las puertas de la iglesia fueron abiertas a los no-judíos.
El evangelista Felipe predicó a los samaritanos (Hechos 8:5), y muchos de ellos creyeron
en Cristo. El apóstol Pedro predicó a los gentiles de la casa de Cornelio (Hechos 10), y
ellos también, recibieron el Espíritu Santo. El apóstol Pablo (el antes perseguidor de la
iglesia) esparció el evangelio por todo el mundo greco-romano, llegando tan lejos como a la
misma Roma (Hechos 28:16) y posiblemente todo el camino hasta España.
En el año 70 d.C., Jerusalén fue destruida, pero los libros del Nuevo Testamento habían
sido completados y estaban circulando entre las iglesias. Durante los siguientes 240 años,
los cristianos fueron perseguidos por Roma, algunas veces al azar y otras veces por edictos
gubernamentales.
En los siglos II y III, el liderazgo de la iglesia se volvió más y más jerárquico conforme
crecían en número. Muchas herejías fueron expuestas y refutadas durante este tiempo, y fue
acordado el canon del Nuevo Testamento. La persecución continuó intensificándose.
El Surgimiento de la Iglesia Romana
En el año 312 d.C., el emperador romano Constantino, declaró haber tenido una experiencia
de conversión. Cerca de 70 años después, durante el reinado de Teodosio, el cristianismo se
convirtió en la religión oficial del Imperio Romano. A los obispos les fueron asignados
lugares de honor en el gobierno, y para el año 400 d.C., los términos, “romano” y
“cristiano”, fueron prácticamente sinónimos.
Entonces, después de Constantino, los cristianos ya no fueron perseguidos. Con el tiempo,
fueron los paganos quienes estuvieron bajo persecución, a menos que se “convirtieran” al
cristianismo. Tal conversión forzada, condujo a mucha gente a entrar a la iglesia sin un
verdadero cambio de corazón. Los paganos trajeron con ellos a sus ídolos y las prácticas
que ellos acostumbraban, y la iglesia cambió: a la sencillez de la adoración de la iglesia
primitiva, fueron añadidos íconos, arquitectura elaborada, peregrinaciones y la veneración a
los santos. Casi por esta época, algunos cristianos se retiraron de Roma, eligiendo vivir en
aislamiento como monjes, y se introdujo el bautismo de infantes como un medio para quitar
el pecado original.
A través de los siguientes siglos, fueron organizados varios concilios eclesiásticos, en un
intento por determinar la doctrina oficial de la iglesia, para censurar los abusos clericales y
para hacer la paz entre facciones en guerra. Conforme el Imperio Romano se debilitaba, la
iglesia se hizo más poderosa, y surgieron muchos desacuerdos entre las iglesias del
occidente y las del oriente. La iglesia (latina) occidental, con su base en Roma, declaró
tener la autoridad apostólica sobre todas las otras iglesias. Aún el obispo de Roma comenzó
a llamarse a sí mismo el “Papa” (el Padre). Esto no fue bien recibido por la iglesia oriental
(griega), con base en Constantinopla. Las diferencias teológicas, políticas, de
procedimientos y lingüísticas, contribuyeron todas ellas al Gran Cisma de Oriente y
Occidente en 1054, en el cual la iglesia Católica (Universal) Romana y la iglesia Oriental
Ortodoxa se excomulgaron mutuamente y rompieron toda relación.
La Edad Media
Durante la Edad Media en Europa, la Iglesia Católica Romana continuó manteniendo el
poder, con los papas reclamando autoridad sobre todos los niveles de la vida y viviendo
como reyes. La corrupción y la avaricia eran comunes en el liderazgo de la iglesia. De
1095 a 1204, los papas apoyaron una serie de sangrientas y costosas cruzadas en un
esfuerzo por repeler los avances musulmanes y liberar a Jerusalén.
La Reforma
A través de los años, muchos individuos habían tratado de llamar la atención a los abusos
teológicos, políticos y de derechos humanos de la Iglesia Romana. Todos habían sido
silenciados de una u otra manera. Pero en 1517, un monje alemán llamado Martín Lutero,
se levantó contra la iglesia, y todos lo escucharon. Con Lutero vino la Reforma Protestante,
y la Edad Media llegó a su fin.
Los reformadores, incluyendo a Lutero, Calvino y Swingli, diferían en muchos puntos más
delicados de la teología, pero todos ellos eran consistentes en su énfasis de la suprema
autoridad de la Biblia sobre las tradiciones de la iglesia y en el hecho de que los pecadores
son salvos por gracia, únicamente a través de la fe, aparte de las obras (Efesios 2:8-9).
Aunque el catolicismo hizo su reaparición en Europa y se produjeron una serie de guerras
entre católicos y protestantes, la Reforma había desmantelado exitosamente el poder de la
Iglesia Católica Romana y ayudado a abrir las puertas a la edad moderna.
La Era de las Misiones
De 1790 a 1900, la iglesia mostró un interés sin precedentes en la obra misionera. La
colonización había abierto los ojos a la necesidad de misiones, y la industrialización había
proporcionado a las personas la capacidad financiera para apoyar a los misioneros. Los
misioneros fueron por todo el mundo predicando el evangelio, y las iglesias fueron
establecidas en todo el mundo.
La Iglesia Moderna
En la actualidad, la Iglesia Católica Romana y la Iglesia Oriental Ortodoxa, han dado pasos
para arreglar su rompimiento de relaciones, así como los católicos y los luteranos. La
iglesia evangélica es fuertemente independiente y firmemente arraigada en la teología
reformada. La iglesia también ha visto el surgimiento del pentecostalismo, el movimiento
carismático, el ecumenismo y varias sectas falsas.
Lo Que Aprendimos de Nuestra Historia
Si no aprendiéramos algo más de la historia de la iglesia, al menos deberíamos reconocer la
importancia de permitir que “la palabra de Cristo more en abundancia en (nosotros)”
(Colosenses 3:16). Cada uno de nosotros es responsable por conocer lo que la Escritura
dice y vivir de acuerdo a ella. Cuando la iglesia olvida lo que la Biblia enseña, e ignora lo
que Jesús enseñó, reina el caos.
Hay muchas iglesias en la actualidad, pero sólo un evangelio. Es “la fe que ha sido una vez
dada a los santos” (Judas 3). Seamos cuidadosos de preservar esa fe y compartirla sin
alteración alguna. Y que el Señor continúe cumpliendo Su promesa de edificar Su iglesia.