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Manual de Historia Argentina

El manual de Historia Argentina abarca desde el período colonial hasta la historia contemporánea, analizando aspectos como el comercio antes del descubrimiento del Nuevo Mundo y las exploraciones portuguesas. Se detiene en la influencia de la lengua, la leyenda y las ciencias históricas en la construcción de la historia, así como en los acontecimientos clave que moldearon la historia moderna y contemporánea de Argentina. A través de diversas lecciones, se examinan los descubrimientos, la colonización y el desarrollo social y económico en el contexto del Virreinato del Río de la Plata.
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El manual de Historia Argentina abarca desde el período colonial hasta la historia contemporánea, analizando aspectos como el comercio antes del descubrimiento del Nuevo Mundo y las exploraciones portuguesas. Se detiene en la influencia de la lengua, la leyenda y las ciencias históricas en la construcción de la historia, así como en los acontecimientos clave que moldearon la historia moderna y contemporánea de Argentina. A través de diversas lecciones, se examinan los descubrimientos, la colonización y el desarrollo social y económico en el contexto del Virreinato del Río de la Plata.
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Manual de Historia Argentina

INDICE

PRIMERA PARTE

Período colonial

Introducción

I. Etimología y significado de la palabra Historia

II. Elementos que entran en la noción técnica de la Historia

III. La lengua nacional en la Historia

IV. La lengua materna en la tribu primitiva

V. La leyenda en la historia de los pueblos clásicos y modernos

VI.Transición de la Leyenda a la Historia

VII. Ciencias históricas cooperativas

VIII. División de los tiempos históricos

IX. Acontecimientos capitales de la Historia moderna

X. La Historia contemporánea y su principal carácter

Lección I
Del comercio antes del descubrimiento del Nuevo Mundo
Lección II
Exploraciones de los portugueses
Lección III
Advenimiento de Cristóbal Colón
Lección IV
Diligencias y empeños de Colón por llevar a cabo su proyecto
Lección V
El primer viaje y el gran hallazgo
Lección VI
Intervención enojosa del oficialismo oficial
Lección VII
Los continuadores del desgraciado descubridor
Lección VIII
Descubrimientos y exploraciones del Río de la Plata
Lección IX
Sebastián Gabotto descubre el Río Paraná y sus afluentes
Lección X
Antecedentes y causas de la primera fundación de Buenos Aires en Enero de
1536
Lección XI
Pérdida de Ayolas y resumen de los sucesos del Paraguay
Lección XII
El Nuevo Adelantado del Río de la Plata
Lección XIII
Entrada de Irala a las tierras del Perú
Lección XIV
Gobernaciones efímeras y anárquicas
Lección XV
Desgraciados percances del Adelantado Juan Hortiz de Zárate
Lección XVI
Viaje de Juan de Garay al Alto-Perú y su regreso como Lugarteniente general del
Río de la Plata
Lección XVII
Repoblación de Buenos Aires
Lección XVIII
Importantes incidentes de la repoblación de Buenos Aires
Lección XIX
Gobernación intermediaria. Muerte de Juan de Garay y sus sucesores
Lección XX
Hernandarias y las misiones jesuíticas
Lección XXI
La construcción del fuerte de Buenos Aires
Lección XXII
Sistema comercial implantado por España en el Río de la Plata
Lección XXIII
Marcha latente de Buenos Aires al predominio de la vida comercial en la
sociabilidad sudamericana
Lección XXIV
Asentimiento unánime a la influencia social de Hernando Arias de Saavedra
Lección XXV
Conquista y ocupación del Tucumán
Lección XXVI
Distritos y ciudades del interior
Lección XXVII
Establecimiento gradual del Orden Orgánico Colonial
Lección XXVIII
Período de los gobernadores del Río de la Plata
Lección XXIX
El comercio colonial de España y el Río de la Plata
Lección XXX
Entrada del Río de la Plata en el movimiento político y militar de las potencias
europeas
Lección XXXI
El tratado de Utrecht y el reinado de la casa Francesa en España
Lección XXXII
Gobierno de don Bruno Mauricio de Zavala en el Río de la Plata
Lección XXXIII
Asomos de un nuevo espíritu en el gobierno y en la sociabilidad de España
Lección XXXIV
Cambios en la política exterior de España
Lección XXXV
El pacto de familia
Lección XXXVI
Expulsión general de los jesuítas
Lección XXXVII
Creación del virreinato del Río de la Plata
Lección XXXVIII
Gobierno de don Juan José de Vértiz
Lección XXXIX
Repercusión de la Revolución Francesa en el Río de la Plata
Lección XL
Los últimos virreyes
Lección XLI
La rendición y la reconquista de Buenos Aires
Lección XLII
Los aprestos militares y la caída de Montevideo
Lección XLIII
La victoriosa defensa de Buenos Aires y la devolución de Montevideo
Lección XLIV
Resumen del estado social y económico del Virreinato

PRIMERA PARTE

Período colonial

LECCIÓN I

Del comercio antes del descubrimiento del Nuevo Mundo


1. NATURALEZA PSICOLÓGICA DEL COMERCIO. El comercio es un hecho
social de doble carácter. Bajo una faz, es un vínculo de relaciones útiles y
necesarias entre los pueblos y gentes que lo cultivan; bajo otra, provoca
antagonismos y rivalidades enojosas entre sus intereses relativos, y no pocas veces
muy serios conflictos. Por lo cual muy bien podría decirse que, con las apariencias
de la paz, es un estado de guerra latente, que liga y que desune, que llama y que
repele; y que, a pesar de la vida común que engendra, vive precaviéndose de las
envidias ajenas, de la mala fe y del engaño, como si fuesen vicios inherentes a su
propia naturaleza. Es, por esta contradicción de sus elementos, el comercio el
HECHO HUMANO por excelencia; pues refunde en su seno todo lo bueno y lo
malo de nuestra especie.

2. EL COMERCIO EN LA HISTORIA. Si este doble influjo se hace sentir todavía


en tiempos como los nuestros, unificados moralmente por las leyes y por las
costumbres de la CIVILIZACIÓN SOLIDARIA en cuyo seno vivimos y nos
movemos, fácil es que nos hagamos una idea de lo que sucedió en la antigüedad.
El movimiento comercial era entonces fraccionario, vivía repartido en
agrupaciones de razas y de tribus incoherentes o repulsivas que traficaban como
enemigas, sin más criterio que el interés del monopolio colonial, ni más
consideración que la fuerza con que cada uno podía proteger su negocio contra los
otros; y como ese era un verdadero estado de guerra, el comercio no se movía sino
con flotas armadas en el mar, o con caravanas escoltadas en tierra a través de los
desiertos.

3. EL MONOPOLIO, BASE UNIVERSAL DEL COMERCIO ANTIGUO. El


comercio antiguo era esencialmente colonial y prohibitivo. Aquellas agrupaciones
que habían tenido la fortuna de poseer puertos o costas marítimas aventajadas,
mantenían con todo el rigor de sus armas la explotación exclusiva de su comercio.
Los puertos eran fortalezas inabordables para los que no eran de la raza o
comunidad dominante. No se permitía en ellos ni en sus colonias más negociantes
o buques que los propios. Expedicionaban guardando una absoluta reserva y
secreto sobre el rumbo o el lugar adonde traficaban, para no ser sorprendidos, para
defender su monopolio y excluir competidores; y tan no son de extrañar estas
peculiaridades, que las hemos visto reaparecer cuando el monopolio colonial de
España provocó las bandas feroces de los Filibusteros de las Antillas -negociantes,
piratas y contrabandistas- que, bajo muchos respectos, reprodujeron en el siglo XVI
de nuestra Era los hábitos que prevalecían en el comercio del mundo antiguo.

4. MERCADOS ANTIGUOS. Antes del descubrimiento de la América, la India, el


Egipto, el Cathay (la China) y Chipangú (el Japón), eran las fuentes lejanas, casi
fabulosas, que surtían a los pueblos costaneros de Europa con los cereales, el arroz,
la seda, el algodón y las demás materias primas (excepto la lana) o fabricadas con
que fomentaban sus industrias, su intercambio y sus consumos; y como esto es, en
resumen, todo lo que los historiadores nos enseñan sobre la situación general del
comercio antiguo, basta para excusarnos de mayores detalles (9).

________________

(9) Citaremos principalmente a Herodoto, a Heeren (Comercio y Política de los antiguos, libro
admirable para maestros) y Scherer, su discípulo: Historia del Comercio de todas las naciones
antiguas y modernas.
________________

5. RUTAS Y PUERTOS. Como los marinos anteriores a la aparición de Colón no


conocían la navegación abierta del Atlántico, ni la de los mares asiáticos, los
europeos no habían podido tener comercio directo con los opulentos mercados que
acabamos de mencionar (10). Las materias que éstos producían -como la canela, las
especerías, los tejidos de seda, el algodón, las piedras preciosas, el oro, y en suma,
los más valiosos artículos del consumo- eran traídos por tierra a las costas del
Mediterráneo. Los navegantes árabes y fenicios tomaban esas mercaderías en las
costas de la India, y las conducían al Golfo Pérsico. Allí las cargaban en grandes
caravanas de camellos; y atravesando los desiertos centrales de la Siria y de la
Arabia, las conducían al Istmo de Suez y a las costas fenicias en que Tiro era el
grande emporio donde acudían a tomarlas todos los marinos, los filibusteros y los
rapaces piratas del Mediterráneo, para repartirlas en las colonias de su respectiva
procedencia. De manera que el intercambio comercial, antes de Colón, dependía
del comercio terrestre que se hacía al través de los desiertos de la Siria y de la
Arabia; circunstancia capital de la Historia del Comercio antiguo, que debemos
tener presente para comprender el alcance prodigioso de la profunda revolución
que produjo en el mundo civilizado el error al que debemos el descubrimiento de
la América y el conocimiento de la forma del astro que nos lleva por la inmensidad
de los cielos (11).

________________

(10) Salvo los Fenicios y Cartagineses, que algunas veces habían costeado las costas africanas,
saliendo de Egipto por el mar Rojo y regresando por las Columnas de Hércules (Estrecho de
Gibraltar).
(11) Conviene mucho que el profesor marque a sus discípulos sobre un mapa la situación y el
trayecto de las rutas comerciales que hemos mencionado.
________________

6. ALTERACIONES HISTÓRICAS DEL COMERCIO ANTIGUO. La historia


política de los pueblos antiguos nos muestra con una vivísima claridad las
peripecias, los conflictos, las grandes guerras y las mutaciones fundamentales de
los imperios a que dio lugar el comercio de las razas occidentales del Mediterráneo
con las razas orientales de los imperios asiáticos. Basta para apreciar su naturaleza
saber que uno de los artículos más preciados del intercambio era el tráfico de
esclavos, de mujeres sobre todo, extraídas por compra o por asalto, de las
poblaciones ribereñas que se dejaban sorprender. De ahí las guerras legendarias de
Troya, del Vellocino de Oro, de los Argonautas y otros, cuyos ecos poéticos y trágicos
vemos reproducidos en las Epopeyas homéricas. De ahí también las famosas
guerras de los Persas y los Griegos, hasta que al fin de tanto desquicio y sangre
vino Alejandro; dominó las rutas del comercio desde el Egipto a Babilonia, desde
Babilonia al Ganges, destruyó a Tiro, el opulento emporio de los Fenicios que
rivalizaba con los griegos, y fundó en Alejandría el mercado central de los
intercambios entre la Asia y la Europa. Su grande obra dura todavía en ese puerto,
hoy en manos de los ingleses. Unificados bajo el dominio de la civilización griega,
los territorios y las rutas terrestres que recorrían de ida y vuelta las expediciones
comerciales, quedaron resguardados los caminos por la unidad imperial de la raza
vencedora.

7. DISOLUCIÓN DEL IMPERIO GRIEGO. Esta primera unificación de las rutas


comerciales entre la Europa y el Asia, fracasó hasta cierto punto, cuando el Imperio
Alejandrino se desgranó, en numerosas facciones y reinos regionales, gobernados
por los sucesores griegos del grande CENTRALIZADOR. Pero como seguía
predominando la unidad oficial de la raza vencedora que había extendido sus
especulaciones comerciales de las orillas del Mediterráneo a las del Eufrates y el
Tigris, siguió manteniéndose inalterable la unidad griega en las rutas y caminos
del desierto.

8. LOS ROMANOS. Es sabido que las rivalidades comerciales provocadas por el


tráfico en la Sicilia y en España fueron la causa de las guerras terribles y
permanentes de Roma y Cartago. Triunfó la primera quedando dueña absoluta del
comercio y de la navegación de las costas europeas asiáticas y africanas del
Mediterráneo, convertido por el hecho mismo en un Lago romano. Con este
dominio, Roma sintió pronto el apetito y la necesidad de poseer las rutas y los
emporios centrales del Asia que habían poseído los sucesores de Alejandro, para
unificar los mercados y los puertos del Golfo Pérsico y del Mar Rojo, bajo el sabio y
grandioso imperio de sus leyes civiles y comerciales.

9. NUEVA DESORGANIZACIÓN. Al cabo de ocho siglos se agotó la savia de la


civilización romana; y el robusto tronco de su poder cedió al peso enorme de su
ramaje. Las razas indígenas y bárbaras de Asia y de Africa, levantadas con la
violencia de un ciclón universal, arrancaron de raíz los elementos de la cultura
occidental. Las tribus de los inconmensurables desiertos de esas dos partes del
mundo, recobraron el brío primitivo y feroz, que hasta hoy conservan, bajo el
estandarte de exterminio y de intemperancia religiosa, que aun está en su
naturaleza; y las rutas del intercambio comercial quedaron monopolizadas por los
déspotas sombríos y atrabiliarios del Islamismo, cuyas hordas habían vuelto a
barbarizar las regiones que atravesaban.

10. ESTADO INTERMEDIO Y DECADENTE. La Europa se resintió


profundamente con este golpe dado a su cultura y a su comercio. Pero no tardaron
mucho los potentados asiáticos en sentir las necesidades del tráfico; y a pesar de
que no manifestaran la menor intención de relajar los rigores del monopolio,
comenzaron a ceder al interés que para ellos mismos tenía la explotación del
intercambio entre las riquezas asiáticas y los pueblos más ventajosamente situados
al oeste. Subieron a su apogeo los marinos italianos, los de Venecia y de Génova
sobre todos, que, andando por los mares, por los golfos y por las islas dominadas
por los turcos, se enriquecían prodigiosamente, sirviendo de intermediarios y
proveedores del comercio europeo. Por de contado que este tráfico estaba muy
lejos de ser un tráfico pacífico. Los unos y los otros se trataban con excesivas
cautelas y operaban siempre armados como en la primera antigüedad. A cada
instante surgían conflictos terribles. El Mediterráneo estaba plagado de piratas; y,
en fin, si el monopolio comercial es ruinoso por su propia naturaleza, bien se
comprende lo que sería en manos de turcos y mahometanos, por un lado, y de los
hombres de mar rústicos y violentos de las costas de la Grecia y de la Italia, por el
otro.

11. LAS CRUZADAS. Como era consiguiente, el tiránico monopolio de los turcos
había despertado en los pueblos marítimos de Europa el vivo deseo de recuperar
las costas orientales del Mediterráneo que habían pertenecido a los romanos. Era
tan pesada la sofocación, que, por su falta, sufrían los intereses de su comercio y de
su industria, que el anhelo de recuperarlas se avivó cuando con esos intereses
vinieron a complicarse las pasiones y los odios de la religión. Al abrigo de las
expediciones comerciales que iban en busca del surtido europeo, se embarcaba
muchedumbre de peregrinos cristianos que por devoción o por voto iban a visitar
el sepulcro de Jesucristo. Las vejaciones, extorsiones, martirios y crueldades que
experimentaban, ya por los tributos que tenían que abonar a voluntad de los
sicarios turcos, ya por imprudencias de su propio celo, eran tantas y tan repetidas,
que al fin se levantó en Europa, de punta a punta, el deseo de reconquistar la Siria
y el Egipto, no sólo para sacar el Santo Sepulcro de las garras ominosas de los
mahometanos, sino para asegurar los canales y las desembocaduras del comercio
oriental que habían pertenecido a los romanos. Después de una larga lucha, la
Europa fue vencida y el dominio de los mahometanos quedó tan asegurado, que
nadie pensó más en desalojarlos de las costas orientales del Mediterráneo.
Estamos, pues, en las orillas del siglo de Colón.
LECCIÓN II

Exploración de los portugueses

1. NAVEGACIÓN DE LAS COSTAS AFRICANAS. No es exacto, como se repite


generalmente, que los portugueses sean los descubridores de la navegación
costanera del Africa en rumbo hacia la India. Esa navegación era conocida en los
tiempos antiguos, desde quinientos años al menos, antes de Jesucristo. Herodoto
cuenta que el Faraón Nechao, después de equipar una escuadra tripulada por
Fenicios, la hizo salir por el Mar Rojo (hoy canal de Suez), que dió la vuelta a las
costas africanas, entró al Mediterráneo por las Columnas de Hércules (Estrecho de
Gibraltar), siguió la costa de la Mauritania, y a los tres años fondeó en el puerto de
Alejandría (12).

________________

(12) No faltó entonces ni después quien dudase de la verdad de viaje tan asombroso. Pero una
circunstancia que a todos pareció una fábula absurda vino a dar la prueba concluyente de la verdad
del hecho. "Con ese motivo me contaron (agrega Herodoto) que durante el viaje estos navegantes
vieron el sol a la izquierda de su oriente, cosa que yo no comprendo, pero que afirmo que me lo
contaron, con un misterio conservado en sus templos, que no me explicaron." Lo que no comprendía
Herodoto lo sabemos hoy todos; y es una prueba de que la escuadra de Faraón había cruzado la
línea por el Cabo de Buena Esperanza (Herodoto, Lib. IV, 42. Véanse allí las notas eruditas de
Rawlinson). Después de Herodoto, se han encontrado las planchas metálicas de Periplo, del
navegante cartaginés Hannon de que habla Plinio: Hist. Nat. lib. II, 47. Corn. Nepos y otros dan
noticia de iguales viajes hechos por razones de comercio o de exploración, 120 años antes de
Jesucristo. De modo que no son los portugueses, ni Vasco de Gama los descubridores de esta
grande navegación. Verdad es que fueron ellos los que la prolongaron hasta la India.
________________

2. POSICIÓN MARITIMA DE PORTUGAL. Considerada antes que Colón


iniciase la navegación abierta del Atlántico, la posición de las costas de Portugal
era de una ventaja evidente para llamar la atención de sus marinos hacia la
explotación de las costas africanas, tanto más cuanto que siendo entonces el
portugués uno de los pueblos más instruídos, tenía en sus bibliotecas los libros
antiguos que daban noticias de ellas. Con el Atlántico, por uno de sus frentes, y al
sur la vecindad tentadora de las costas africanas, e incitados por los reflejos del
libro de Marco Polo, era natural que los reyes portugueses, al despertar de sus bríos
marítimos, buscasen cómo abrirse nuevas vías, ya que por otra parte quedaban tan
a trasmano del comercio que los venecianos y genoveses hacían con las remotas
costas asiáticas del Mediterráneo (13).

________________
(13) El profesor debe hacer una demostración de visu sobre el mapa.
________________

3. PRECURSORES DE COLÓN. El infante don Enrique, uno de los más ínclitos y


sabios navegantes de su tiempo, ocupó en 1445 las islas de Cabo Verde, y las Azores
en 1448. Siguiendo la conquista por las costas africanas, los portugueses tomaron
posesión del Congo y de Guinea en 1456. Bartolomé Díaz adelantó la ocupación
hasta el Cabo de Buena Esperanza. Allí comenzaron a tener datos asertivos de las
costas que se continuaban hasta el Mar de la India, con noticias lisonjeras de sus
puertos y ciudades opulentas.

4. BASE DEL DERECHO DE CONQUISTA. De acuerdo con el principio


reconocido en aquella época, correspondía al Papa la suprema autoridad de
adjudicar, en propiedad y soberanía, las tierras de infieles, o no comprendidas
todavía en el seno de las naciones incluídas en el seno de la cristiandad. En su
virtud, el Papa Martín I, según nuestro Solórzano, o el Papa Sixto IV, según el
historiador alemán moderno Heeren, acordó al Rey de Portugal don Juan II la
navegación y el comercio exclusivo, (monopoilo) de las costas occidentales de Africa, y de
los mares de la India, desde las islas Azores hasta los extremos del Oriente, con la
propiedad de las tierras, islas y continentes que sus marinos descubrieran y ocuparan allí.
Esta vastísima y excesiva concesión fue el punto de arranque para otras, como
vamos a verlo.

LECCIÓN III

Advenimiento de Cristóbal Colón (14)

1. NACIMIENTO Y PRIMEROS AÑOS. Colón nació allá por los años de 1446, en
Génova o en alguna de sus aldeas inmediatas, como la de Cogoretto que algunos
indican. Hijo de un tejedor pobre, es probable que en sus primeros años no
recibiera más instrucción que la muy elemental en la escuela primaria o convento
del lugar. Pronto debió salir de Italia, pues en 1473 (a los 26 años) se hallaba en
Lisboa, con su hermano Bartolomé, ocupados en copiar y vender mapas marítimos
y en estudiar, al mismo tiempo, geografía, astronomía y geometría, atraídos
probablemente por la fama de las excursiones marítimas del Infante don Enrique el
Navegador, y por accidente o genio que lo tuvieran ya predestinado a esa profesión.
Pronto encontró la ocasión de navegar en el Mediterráneo, por las islas y costas de
Africa.

________________
(14) En este sucinto resumen de la vida de Colón vamos a seguir de cerca los novísimos estudios
que han venido a modificar en gran parte mucho de lo que se tenía por cierto, y que no era otra cosa
que leyenda forjada después que su prestigiosa nombradía se había impuesto a la imaginación y al
hablar de los pueblos y de los cronistas, como sucede siempre, pues no todos los que anotan o
cuentan de segunda mano los hechos de los hombres célebres, han tenido ocasión de acercarse a
ellos, de conocerlos, y de saber bien lo que escriben. Los recientes y eruditos estudios sobre Colón
están resumidos sustancialmente en la bella monografía de A. Moireau, incluída en el tomo 49 de
I'Histoire Generale de Lavisse y Rambaud, que es, como se sabe, uno de los monumentos literarios
de estos últimos años. La monografía de Mr. Moireau se halla documentada al final por una
abundante Bibliografía de lo mejor y más nuevo que se ha escrito sobre Colón, hasta el año de 1892,
es decir, hasta hoy.
________________

2. NAVEGACIÓN DE COLÓN EN LOS MARES DEL NORTE. Un marino de


Bristol lo enroló en 1477 en viaje a los mares del Norte. Conoció entonces las islas
Feroanes y la Islandia, donde dice Moireau ha debido tener noticia de las antiguas
exploraciones de los noruegos en las costas del Oeste.

3. INFLUJO DE MARCO POLO SOBRE LA IMAGINACIÓN DE COLÓN.


Hallábase la Europa desconcertada por no poder tomar pie en los mercados del
comercio oriental, y por verse esclava del monopolio opresivo de las tribus
asiáticas y árabes, cuando cierto viajero llamado Marco Polo llegó a Venecia, su
patria, en 1295, arrastrando un equipaje opulento y lleno de riquezas maravillosas.
Después de haber despertado la admiración con su llegada, compuso y publicó un
libro con el título de "Maravillas del Mundo que yo mismo he visto" en el que daba
cuenta de la opulencia.asombrosa y del exceso de riquezas, manufacturas
exquisitas, de seda, de algodón, de cachemir, del oro, pedrerías encantadoras y
alhajas deslumbrantes que se hallaban acumuladas en las populosas y magníficas
ciudades que comerciaban en la India, en el Cathay (la China) y Chipangú (el Japón)
y la Malacca. No sólo estaba todo eso corroborado por el suntuoso equipaje del
viajero, sino porque corroboraba las leyendas y tradiciones de los griegos y de los
romanos acerca de la estupenda magnificencia de los emporios de la India, de la
China y del Japón transmitidas a los europeos por los Babilonios, los Caldeos y los
Persas. El libro de Marco Polo hizo en Europa una profunda impresión, y fue
devorado como lo es el más apetitoso de nuestros grandes romances: el Monte
Cristo, de A. Dumas (padre), por ejemplo, que, en el fondo, no es sino un
aprovechamiento moderno del libro de Marco Polo. Hoy mismo conserva este libro
su prestigio como uno de los más preciosos monumentos del estado social del siglo
XIII (15).

________________

(15) Después de lo que sabemos hoy sobre los imperios asiáticos, no hay por qué dudar de la
veracidad del viajero veneciano. En su tiempo mismo se le dio crédito en general, por lo sincero del
estilo y la naturalidad de la narración. Cuenta que siendo aún niño de diez a doce años, navegaba
con un tío suyo que negociaba en el Mediterráneo, cuando fueron sorprendidos por piratas.
Llevado él a Alejandría, fue vendido a unos árabes que lo condujeron al Cathay, donde pasó al
poder del poderoso emperador Kublay Kan. Pronto conoció este monarca que el muchacho tenía
extraordinarios talentos, y lo fue elevando a los altos puestos de ministro, de embajador y de
favorito, hasta que después de 34 años de una amistad íntima le concedió licencia para regresar a
Europa cargado de riquezas. Su más grande proeza fue sin duda poder pasar con ellas; verdad es
que, según cuenta, se le tenía por un poderosísimo visir y favorito en los mares de la India y de la
Persia. Al llegar a Venecia, la encontró en guerra con Génova; y con sus propios dineros armó
galeras de guerra y salió a combatir. Pero vencido y hecho prisionero, se ocupó de escribir esa
narración de sus viajes, que cuando circuló pasó de mano en mano como el libro más buscado y
leído de su tiempo.
________________

4. INFLUJO DE PEDRO DE AILLY. Este anticuario, Obispo-Cardenal de


Cambray, era hombre de inmensa erudición, dado al estudio de las ciencias
leyendas y remotas tradiciones de las creencias antiguas. En 1410 escribió un libro
raro y poco leído por el enredo de lo fabuloso con lo místico, titulado Imago
Mundi, en el que resumió los conocimientos y las creencias (exactas o erróneas) de
la antigüedad, en cuya lectura se impregnó el espíritu inspirado de Colón -"dont se
nourit l´esprit de Colomb, et qui ne le quitèrent point" (Hist. Gen. de Lavisse, vol. IV,
página 996).

5. PABLO DE TOSCANELLI. Existía en Florencia un sabio de crédito, aceptado en


toda la Europa, llamado Pablo Toscanelli. Consultado en 1474 por el canónigo
Fernando Martino de Lisboa, contestó que el mundo (la Tierra) era redondo, era
evidente para él que quien navegase con firmeza siempre al Occidente, acabaría
por encontrar las regiones donde crecen los aromáticos (16). Estas regiones
comprenden un reino populosísimo, la China, con innumerables villas, gobernado
por un príncipe llamado el Gran-Khan que reside en la ciudad del Cathay; y más al
Occidente se encuentra la isla ilustre del Chipangú (el Japón), tan rica en oro y en
piedras preciosas que los templos están tapizados con ese metal y las imágenes
cargadas de riquísimas alhajas, como los palacios del Rey. Cristóbal Colón tuvo
conocimiento de estas cartas, y se puso en correspondencia con Toscanelli (17).
"Estas ideas eran corrientes entre los geógrafos y los navegantes hacía más de cien
años; por consiguiente, Colón no inventó nada; y cuando hizo vela al Occidente
probó solamente la verdad científica. Su gloria está en ésto, y en la maravillosa
casualidad de que, buscando la extremidad del mundo conocido, tropezara con
otro mundo desconocido que no se había sospechado siquiera" (18).

________________

(15) La canela y las otras especerías apreciadísimas y rebuscadas en ese tiempo.


(16) Lacisse Hist. Gen. IV, 906.
(17) Ibidem.
________________

6. GEOGRAFÍA DE LOS ANTIGUOS. Ni Toscanelli ni geógrafo alguno de los


modernos puede blasonar de ser el autor primitivo u original de esa sabia teoría.
Para probarlo, abramos la GEOGRAFÍA de Strabón, y encontraremos "La zona que
habitamos forma en la Esfera un círculo, cuyos dos extremos se juntan cae tal modo
que se podría navegar desde España hasta la India si no fuese la inmensidad que se le
da al Atlántico, suponiéndole que representa más de un tercio del círculo total...Yo
he calculado la distancia relativa entre España y la India y la considero de 200 mil
stadios" (18). Con esto basta para ver que los conocimientos y cálculos geográficos
de Strabón eran de todo punto más científicos que los que tenía Colón quince
siglos después. La ciencia había indudablemente retrogradado! (19).

________________

(18) Poco menos de 10 mil leguas que es exactamente la que sería si la América no interrumpiese la
proyección en su media extensión.
(19) GEOGRAFÍA de Strabón, Lib. I, cap. IV, 5. Para no recargar la memoria de los alumnos y
complementar el valor de las pruebas, seguiremos dando en esta nota otros testimonios de la
erudición antigua sobre este punto: Posidonio, el famosísimo sabio que tuvo la gloria de ser
maestro y amigo de Cicerón, y a quien éste tributó toda su vida un respeto profundo, 40 años antes
que Strabón había escrito ésto: -"Las dos extremidades de la zona habitada se reunen sin solución
de continuidad formando lo que los matemáticos llaman círculo, tan perfectamente que si un barco
saliese de nuestro Occidente (es decir, del Occidente Europeo) y siguiese directamente el mismo
rumbo con el viento Euro (sudeste) en poco llegaría necesariamente a las costas de la India... La tierra
habitada está toda ella circundada por los mares, así es que ya sea que se parte del levante, ya del
poniente, siempre será posible darle la vuelta por ambos lados salvo algunos espacios y distancias
que no están todavía exploradas". (Cit. de Strabón, lib. 11, cap. III, 6). Después de esto, casi sería
inútil advertir que Posidonio, Strabón y todos los discípulos del griego Parménedis (que vivió 440
años antes de J. C.) profesaban y enseñaban como él: que la Tierra era una esfera que nadaba
suspendida en el vacío dentro de un fluido más liviano que el aire (primera presunción que aparece en la
historia de la ciencia sobre la fuerza del flúido eléctrico). Y en efecto, Eratósthenes, director de la
Biblioteca de Atenas 280 años antes de J. C., fijó la oblicuidad de la eclíptica en 23 g: 51 m: y 13 s:
trabajó en la medición de la tierra, e inventó la esfera armiliaria, o combinación de los círculos
horizontal, meridiano, ecuador, zodíaco, eclíptico, tropical y solar. "El dibujo (agrega) que se hace de la
Tierra en un solo plano sirve sólo para ponerla a la vista y enseñar la geografía; pero entiéndase que
esa, superficie es toda esférica en realidad y que el considerarla de otro modo no puede dar sino
nociones geográficas totalmente falsas. Admitamos con Eratósthenes, dice Strabón, como cosa
incontrovertible que la tierra y el mar tomados en conjunto asumen la forma de una esfera, y que
todas sus partes forman un mismo nivel (pues los puntos salientes y las alturas se pierden en la
inmensa extensión de la redondez y cuentan por poca cosa en la figura general). (Geog. de Strabón,
Lib. II, cap.V. 1 y 6.)
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7. COSMOGRAFÍA DE PLINIO EL MAYOR. Ciento treinta años antes de
Jesucristo, nos dice Plinio que las gentes instruidas de su tiempo tenían opiniones
muy diversas de las del vulgo sobre la forma y la naturaleza del mundo. "Los
primeros sostenemos que la Tierra es esférica y que está supendida en el vacío de
los cielos, de modo que sus habitantes son antípodas. El vulgo no lo cree; y nos
objeta -¿Cómo es que los que están abajo no caen al abismo? -Nosotros
contestamos que no se caen por la misma razón que no nos caemos nosotros; pues
el peso del aire empuja con fuerza irresistible hacia el centro de la Tierra todo lo
que está en la superficie; de modo que nada puede caer sino en dirección a ese
centro."

8. COSMOGRAFÍA DE POMPONIO MELA. Otro sabio nacido en España,


profesaba iguales ideas; y tocaba casi con los descubrimientos de Kopérniko desde
15 siglos antes. Dice que los Egipcios le habían enseñado que toda la bóveda
estrellada o astral, giraba en derredor de un eje, y que desde el tiempo de Faraón
Menés -"ter vertiese sidera"- tres veces se había completado la vuelta giratoria del
Universo con todos sus astros en 30 mil años (20).

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(20) Todos los astrónomos actuales conocen este gran ciclo. El mismo Mela nos habló ya de la
Precesión de los Equinoccios, y del círculo invertido que en consecuencia de ella forman los dos polos
como cuando da vueltas el huso.
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9. LA ATLÁNTIDA. Hoy ya son pocos los que ponen en duda la verdad de las
noticias que Platón da en dos de sus libros (El Timeo y el Georgias) sobre el famoso
continente que, según le dijeron los Sacerdotes Egipcios, había estado situado en el
medio del Mar Atlántico en las primeras edades del mundo. Lo asombroso no sólo
es que lo daban como extendido en las mismas zonas en que se descubrió la
América, sino que decía que su forma era la de UNA DOBLE ÁFRICA, que es
exactamente la de las DOS AMÉRICAS unidas por el itsmo de Panamá. AIgunos
sabios actuales convienen con Platón, y con los egipcios, en que este portentoso
continente se hundió o se partió del europeo en el mar, a causa de un tremendo
cataclismo, y piensan que las islas Azores, las del Cabo Verde, las Canarias y la
América actual, son restos de ese continente, que a decir de muchos fue la cuna y la
fuente de las civilizaciones primitivas (21). Otros no van tan lejos y se contentan
con dar el hecho tal como está hoy, suponiendo que algunos grandes trastornos
históricos, una Edad Media anterior, hubiera destruido la civilización primitiva y la
navegación de los mares antiguos; y que el comercio de las relaciones con la
Atlántida se hubiesen olvidado con la ruina de los pueblos que la frecuentaron; que,
como todos los antiguos mercaderes, hacían misterio y monopolio de su trafico
colonial. Que fuese por esta o por otras causas, lo que está fuera de duda es que la
tradición se conservaba en los templos egipcios, que Platón la publicó en el mundo
antiguo y que la existencia real de ese continente no sería tan asombrosa hoy como
es el que una fábula conservada en los templos egipcios, miles de años antes de
nuestra era, haya venido a ser la más estupenda de las realidades VEINTE SIGLOS
DESPUES! (22).

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(21) Lo singular es que si se confrontan los cabos y los golfos que quedan unos enfrente de otros parece
que realmente hubieran sido partes que se encuadraran en una antigua unión.
(22) Los geógrafos antiguos como Eratósthenes, Posidonio, Strabón y muchos otros de la escuela de
Anaximandro, tenían por muy probable y razonable la tradición egipcia de la ATLÁNTIDA. "Yo no
puedo menos, dice Strabón, de convenir con Posidonio en que la tradición de la Atlántida podría
muy bien no ser una mera ficción. Como hombre sabio y sensato Posidonio juzga que vale más
pensar así, que decir lo que dice Homero hablando de la fabulosa muralla de los Akheos: "el que la
inventó la habrá hecho desoparecer." Pero lo singular y sorprendente en nuestro caso es la reaparición
de la Atlántida, como Nuevo Mundo, en el lugar mismo donde la habían hecho hundir!
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10. LA ANTILLA DE ARISTÓTELES. Este célebre filósofo menciona también la


existencia de la grande isla o continente del Atlántico, con el nombre de la
ANTILLA, que Alejandro le comunicó como tradición fenicia corriente en Tiro a la
par de otras muchas noticias que había recogido para él en los Archivos y
Bibliotecas de los fenicios, después que para centralizar en ALEJANDRÍA (Istmo
de Suez) el comercio del Occidente con el Oriente, en servicio de los griegos,
demolió por sus bases a la ciudad marítima de Tiro-Londres de su tiempo, el
Emporio fenicio de la Siria en el Mediterráneo. De allí viene el nombre de
ANTILLAS que se dió a las islas del golfo de Méjico, descubiertas por Colón (23).

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(23) Aristóteles había sido profesor de Alejandro. Este le mandaba de todos los paises que,
conquistaba, desde el Egipto y la India, todas las noticias, documentos y colecciones dé historia
natural y de ciencias que recogía para que adelantase los conocimientos científicos de la Grecia

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LECCIÓN XIX
Gobernación intermediaria. Muerte de Juan de Garay y sus sucesores
1. GOBERNADORES INTERINOS. Como siguiera pendientes la interdicción y el
proceso entablado en el Perú al Adelantado Juan de Torres de Vega y Aragón, por
su casamiento con doña Juana de Zárate, se deduce que gobernando Garay por
nombramiento suyo no estaba oficialmente reconocido. Tratóse en la Corte de
regularizar este interinato, mientras se sustanciaba y fallaba aquella causa, y fue
nombrado don Basco de Guzmán, que no aceptó. Fue nombrado en seguida don
Martín García de Loyola, que renunciaría también, pues no vino a gobernar; y
nombrado Gobernador a Chile fue muerto a golpes de macana por aquellos indios.
De manera que, aunque en una forma eventual y sin más título que el
nombramiento hecho por Vera y Aragón, cuya autoridad seguía desconocida,
Garay continuó gobernando de hecho en el Río de la Plata.
2. EXPLORACIÓN DEL SUR. Sosegados los últimos trastornos, Garay trató de
explorar los campos y costas del sur, cuya ocupación consideraba de suma
importancia para la prosperidad y grandeza del Río de la Plata, y para
complemento y seguridad de los dominios marítimos del Imperio español. En
noviembre de 1581, partió al Sur con 300 soldados. Siguiendo unas veces la costa e
internándose otras reconoció las faldas orientales del Tandil, "ramo de las
cordilleras que vienen de adentro de la tierra y que entran al mar en grandes
peñascos erizados, que las olas baten con una furia rabiosa" y como menciona los
millones de focas y anfibios que levantaban la cabeza en ese mar alborotado,
suponemos que aquellas serían las costas de la Lobería. Encontró pocos indios, que
cubrían su desnudez con grandes mantas de cuero (de huanaco, de zorro, etc.),
aunque vió algunos con tejidos de lana "que traerían, dice, de Chile" pero que no
eran de Chile sino de nuestras provincias andinas, Catamarca, La Rioja, etc.,
conocidos con el nombre de "Batanes". Treinta leguas alrededor de Buenos Aires
vió manadas de potros y de yeguas que no bajaban de CIEN MIL cabezas de las
razas de Córdoba y Xerez de España, que deben ser de las que dejó don Pedro de
Mendoza; por lo que es seguro que en los campos interiores habría muchísimas
más. Dice que en las alturas de la Sierra había extensas campiñas, según le dijeron
los pocos indios que encontró por allí.
3. MUERTE DE GARAY. Teniendo que aviar y despachar a Chile a don Luis de
Sotomayor como lo había prometido, Garay salió de Buenos Aires por el río en
dirección a Santafé el 12 de julio de 1583 acompañado de algunos soldados.
Creyendo abreviar camino embocó por una grande laguna que se abría a su
izquierda; pero, como no le hallara salida volvió a la boca, y ordenó que la gente
bajara a pasar la noche en tierra. Se le advirtió que no era prudente. "No hay
cuidado, contestó, a estos indios los tengo muy sujetos y me temen" de lo que se
deduce que eran indios comarcanos de Santafé, y no de la campaña norte de
Buenos Aires, donde Garay no había actuado ni sujetado indios más allá del Río
Luján. Además, la ciudad de Santafé a que Garay se dirigía no era la actual, sino la
primitiva, puesta sobre el río Cayastá; lo que demuestra que a Garay, conocedor a
palmos de aquellos terrenos, no pudo jamás ocurrírsele que podía abreviar camino
hacia Cayastá entrando por la Laguna de San Pedro, mientras que debió pensar
que eso era factible y llano entrando por la Laguna de Guadalupe. "Sorprendidos
mientras dormían, Garay y cuarenta y tantos de los suyos, cayeron a golpes de
macana, sin tiempo de decir ¡Dios me valga!... y los pocos que se salvaron en las
embarcaciones, lo debieron a la poderosa intercesión de Nuestra Señora la Virgen de
Guadalupe, porque implorando su auxilio en el peligro se sintieron llenos de aliento
para resistir y se encaminaron a Santafé". Si la desgracia hubiese sido en la Laguna
de San Pedro habrían regresado a Buenos Aires. El señor don Eduardo Madero se
pronuncia prima facie por la Laguna de San Pedro. El único dato serio que invoca es
el de haber sucedido la desgracia a cuarenta leguas de Buenos Aires que indica el
Tesorero Montalvo en su noticia de la muerte de Garay. Pero esa distancia es un
mero cálculo de oídas; y tratándose de un tiempo en que no existían mediciones
regulares, y de un río extenso, caudaloso e irregular, no hay cómo apreciar
decenas, ni cómo establecer que las cuarenta leguas no pudieran ser sesenta más o
menos.
4. LA CAPILLA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE. Entre los viejos vecinos de
Santafé se tuvo siempre por cierto que Garay había perecido a orillas del Lago (73)
de este nombre. Parece así probarlo el Oratorio o Capillita donde se venera todavía
la milagrosa imagen de la Virgen de Guadalupe que intercedió por los que se
salvaron, según el Padre Lozano. La soledad melancólica del sitio, los recuerdos y
las formas diminutas del lúgubre oratorio, hieren allí la imaginación; y es tal el
silencio solemne de aquellas aguas dormidas todavía en la siesta de sus tiempos
primitivos, que se siente algo así como si en el aire se susurrase una humilde
plegaria de misericordia (74).
________________
(73) Le llamo Lago, porque vista su extensión y su profundidad es impropio
llamarle laguna.
(74) Tal fue la impresión que me hizo el místico Oratorio del Lago de Guadalupe.
Lo visité en compañía de mi buen amigo el doctor en medicina don Luciano
Torren. Guardaba el Santuario una pobre mujer, sin más tarea que mantener
encendida la vela que alumbraba una diminuta imagen metida al fondo de un
nicho, que parecía un árbol de navidad por la cantidad de reliquias y talismanes, y
otras cosas colgadas en derredor. Otro encargo de la guardiana era recoger el sebo
que corría de la vela, pues era creencia que no hay mejor untura para males del
cuerpo, incluso el coto. Ella misma tenía uno enorme; y estaba convencida de que
iba sanándole. Mi compañero, bueno de por sí, y sabiendo que la bondad impone
en estos casos halagar las ilusiones del paciente, se lo ratificó al tacto y lo aseguró
que fuera de ese no había otro remedio. Ese sebo se vendía y se daba con mucho
crédito por allí. No sé si se hace todavía.
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5. AGITACIÓN PÚBLICA. La noticia produjo viva sorpresa en Buenos Aires. Los
hijos del país entraron desde luego en movimiento y peticionaron que de acuerdo
con la Cédula de 1537 reglamentaria de los casos de acefalía, se les abriese Cabildo
Abierto para elegir gobernador y capitán general interino "a la persona que, según
Dios y sus consecuencias les pareciere más suficiente para dicho cargo". Los
españoles tenían por candidato a Alonso de Vera y Aragón, sobrino del
Adelantado, conocido por el sobrenombre "Cara de Perro", no sólo por su mal
gesto sino porque era un soldado grosero, aunque excelente capitán de guerra. Los
hijos del país estaban decididos por el santafecino Juan Enciso Fernández. Los dos
partidos se mostraban apasionados y dispuestos a disputar la elección con las
armas, distinguiéndose los criollos por la audacia y por la energía de sus
manifestaciones. Con este motivo, el Tesorero Hernando Montalvo, español reacio
y profundo observador, le escribía al Rey estas palabras que parecen un augurio de
la Revolución de Mayo de 1810, pronunciado 230 años antes de que ella tuviese
lugar: "La gran necesidad que estas provincias tienen es jente española porque ay
ya muy pocos de los viejos conquistadores. La jente de manzebos (la mozada) ansy
criollos (de padres españoles) como mestizos (de madre india) son ya muy muchos,
y cada día van en mayor aumento... Son muy amigos de cosas nuevas; vánse cada
día más desvergonzándose con sus mayores... Tiénenlos y los han tenido siempre
en poco... Si nuestro Señor no remediara lo que sucedió en la ciudad de Santafé,
víspera de Corpus Cristi, el año de 80 saliera alguna chispa... Tienen por uso y
costumbres estos manzebos nascidos en esta tierra de que se repartan entrellos los
oficios de la República (75) como ser Alcaldes Ordinarios, Regidores, Alguaciles,
Depositarios, etc., y están tan expuestos ya en ello, que como son los más salen con
lo que quieren" (76).
________________
(75) Las leyes españolas antiguas llaman Repúblicas al Régimen Municipal.
(76) Tomado de la Historia del Puerto de Buenos Aires del señor Madero.
________________
6. SOLUCIÓN DE LA CRISIS. En la Asunción se temió que la trágica muerte de
Garay pusiese en serio peligro de piratas, de indios o de anarquistas a la ciudad de
Buenos Aires; y como casualmente se hallaba allí el Alcalde de Buenos Aires
Rodrigo Hortiz de Zárate, hombre prudente y bienquisto de los criollos, salió al
momento con tropas autorizado a encargarse del gobierno, por lo pronto a fines de
noviembre 1583.
7. LLEGADA DEL TENIENTE GOBERNADOR GENERAL JUAN DE TORRES
Y NAVARRETE. Así que se supo en Chuquisaca la muerte de Garay, el
Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón despachó con el título de Teniente
Gobernador General del Río de la Plata a ese otro sobrino suyo que queda
nombrado. A lo que se vio por su gobierno, era uno de esos ladrones sin honra que
se valen de su profesión militar para meter miedo y robar impunemente los bienes
públicos. Dio muestras de todo eso en la Asunción; y teniendo que demorar su
traslación a Buenos Aires, donde pensaba saciar en mayor escala su codicia,
confirmó interinamente el nombramiento de Rodrigo O. de Zárate, por el tiempo
de su ausencia. El mismo tesorero Montalvo, tan recio y prevenido contra los
criollos, corrobora que sus abusos, sus latrocinios y sus violencias "lo hicieron muy
temido". Los hechos, como vamos a verlo, lo comprueban.
8. USURPACIÓN Y MONOPOLIO DE LOS PRODUCTOS RURALES. La cerda
era uno de los artículos más preciados con que comerciaban en las costas de
Guinea los ingleses y los portugueses. La campaña de Buenos Aires contenía
millones de caballos y yeguas; de modo que, para los vecinos, era un tráfico
provechoso salir a cazar animales y hacer acopio de ese artículo, que salía por
contrabando en pequeños lanchones, hasta San Vicente y Santos, de donde los
portugueses lo transportaban a las costas de Africa, y recogían retornos de fierro y
otras manufacturas inglesas de primera necesidad. Apenas llegó Juan Navarrete
expidió un bando prohibiendo la caza libre de colas; y ordenó que se sacara a remate
el privilegio exclusivo, o monopolio, de cazar treinta mil colas por año con
excepción de los meses de preñez; y no bien se publicó el remate, se lo adjudicó a sí
mismo en pago de los sueldos e indemnizaciones que la provincia le debía a su Jefe y
Poderdante el Adelantado Juan de Torres de Vera y Aragón. Excusado e impropio
de este lugar sería seguir la nómina de los hechos análogos de este bribón.
9. RECLAMACIONES Y QUEJAS DEL VECINDARIO DE BUENOS AIRES. Al
fin fue imposible contener la indignación de la ciudad, y por temido que fuera ese
mandón se creyó indispensable emplear los medios de la Ley; y se nombró por
Procurador de la Ciudad de Buenos Aires al vecino Mateo Sánchez con cargo de
marchar inmediatamente a Charcas y de acusar ante la Audiencia al teniente
gobernador, y al Adelantado mismo, por las expropiaciones de solares, de bosques
y de provisiones de todo género con que perseguía y esquilmaba a los vecinos y
trabajadores de la ciudad. Debía también hacer presente, que además de ser
irregular y contraria a los principios de las leyes, era de pésimos y dañosos efectos
la costumbre que había tomado el Adelantado, de colocar en todos los puestos de
mando y gobierno al enjambre de hermanos, primos y sobrinos que andaban tras
de él. La causa se llevó a la Audiencia. El procedimiento fue largo. Pero al fin se
falló como lo vamos a ver más adelante. En el intermedio tuvieron lugar algunos
hechos que es necesario conmemorar.
10. FUNDACIÓN DE LA CIUDAD DE CORRIENTES Y DE LA CONCEPCIÓN
DE BERMEJO. Siendo necesario asegurar mejor la defensa de la Asunción y de
Santafé, se resolvió fundar dos ciudades en las avenidas del Chaco. Con este fin el
Adelantado, que acababa de ser puesto en libertad por los tribunales del Perú, bajó
a estudiar en los ríos dónde sería mejor establecerlas; y eligió con acierto para la
primera el recodo que el río Paraná forma al mezclar sus aguas con el Río
Paraguay. Los encargados de formar el Real y de proveer a su defensa fueron
Alonso de Vera, sobrino del Adelantado, llamado el Tupí por el color obscuro de su
rostro, y un gallardo joven paraguayo llamado Hernandarias, destinado a grande
nombradía en nuestra historia colonial. Plantados los fundamentos de la fortaleza
en 5 de abril de 1588 se le dio el nombre de Ciudad de San Juan de Vera de las Siete
Corrientes, que es hoy la capital de una de las más interesantes provincias
argentinas, ennoblecida por los grandes servicios con que ha contribuido a la
defensa y al triunfo de las libertades públicas y constitucionales de la Nación. No
fue igualmente feliz la ciudad de la Concepción del Bermejo que el Adelantado
mandó poblar en las márgenes de ese río, con el mismo fin de asegurar las
fronteras de Santafé en el Chaco. Costó enormes dificultades conquistar el terreno.
Alonso de Vera "el Cara de Perro" mostró ser un notable capitán de guerra. No sólo
anonadó por lo pronto el alzamiento general de las numerosas tribus bárbaras de
aquellas comarcas agrestes y primitivas, sino "que abrió un camino bien
custodiado desde la nueva población hasta Tarija y Salta por las espaldas de las
Serranías de Humaguaca y de Tarija" -dice el P. Lozano, tomo III, pág. 279; lo que
es de importancia para nuestras actuales operaciones de mensuras y poblaciones
en esas mismas regiones del Chaco. Por desgracia, el enérgico poblador no tuvo
sucesores que supieran imitarlo. Los pobladores de la Concepción del Bermejo
gozaron poco tiempo de quietud para afincar sus labores y desenvolverse.
Asaltados sin cesar por las tribus del Chaco y careciendo de protección, tuvieron al
fin que abandonar el asiento y retirarse a Corrientes en el año de 1632, cuarenta y
cuatro años después de haberlo poblado.
11. FALLO DE LA AUDIENCIA DE CHARCAS. A la raíz de estas fundaciones
llegó el fallo pronunciado por la Audiencia de Charcas en las quejas y reclamos de
la ciudad de Buenos Aires contra el Adelantado y sus lugartenientes. En él se
decía: "A vos, el licenciado Juan de Torres de Vera, Adelantado, Gobernador y
Capitán general y a vuestros lugartenientes, etc., se os ordena que no les toméis los
caballos y yeguas cimarrones, ni les impidáis cazarlos en manera alguna, so pena de
nuestro agravio, y pena de dos mil pesos de oro por cada vez que lo hicieréis, bajo
apercibimiento de que si no lo cumplieréis enviaremos persona autorizada que os
obligue". Y en cuanto a los demás reclamos diremos para abreviar que también se
le mandó al Adelantado "que quitase a Juan Torres Navarrete el Oficio de su
Teniente y a otro cualesquiera (sic) pariente que dentro del 4º grado lo usara y
ejerciera; que si el Adelantado hubiere salido de su gobernación dejando por
teniente o en otros empleos, a parientes suyos, no usaron éstos los tales oficios; y
que si hubiere dejado poder a alguna persona para que nombrara tenientes u
oficiales y ministros de justicia, los nombramientos no contraríen lo que aquí se
dispone" (77). Nos ha parecido de sumo interés trascribir este fallo que es uno de
los más célebres y dignos de recordación del Período Colonial, para enseñanza de
buenos jueces, y vergüenza de los que sucumben al miedo y a la corrupción.
________________
(77) Tomado de la Historia del Puerto de Buenos Aires.
________________
12. REPRESIÓN DE OTROS ABUSOS Y VIOLENCIA. Había pretendido el dicho
Navarrete, con motivo del remate y cacería de caballos y yeguas cimarrones, que
los Lugartenientes tenían asiento y doble voto en los Cabildos. La Audiencia declaró
que ese era un atentado prohibido y punido por las Leyes; y que, no sólo los
lugartenientes, sino todos y cualesquiera oficiales de gobierno se abstuviesen de
entrarse a intervenir en las sesiones y acuerdos de los Cabildos.
13. EL CORSARIO INGLÉS EDUARDO FONTANO. Así convierten nuestros
cronistas el nombre del marino inglés Edward Fentawn o Fenton. Gobernaba
Navarrete en la Asunción, y su delegado Rodrigo Hortiz de Zárate en Buenos
Aires, cuando a fines de 1583 se presentaron en nuestro Río tres naves inglesas.
"Dos, dice el contador Montalvo, eran grandes de más de 200 toneladas, y la
tercera era un patacho menor. Venía como Capitán y General en ellas un inglés
llamado Ervan finton (Edward) y por capitán del patacho un sobrino del corsario
Francisco Isdraque (Francis Drake), mancebo de 20 años que anduvo con el tío
todo el viaje del mar del Sur (el Pacífico) y le cupo parte del robo que hicieron; y
piloto del patax venía uno que llamaban rrichiarte (Oichard)... Entraron a
reconocer y sondear el rrío, dieron en una laja donde se perdieron, y estuvieron 18
días hasta que por los humos que hicieron dieron con ellos los indios Char-huas; y
cautivaron a Isdraque, a rrichiarte y dos o tres marineros. Después de meses
pudieron tomar una canoa y venirse a Buenos Aires sondeando el rrío con una
cuerda y una piedra. A los dos primeros los hizo llevar Juan Navarrete a las
prisiones de la Asunción; y como Juan Dacles es un gran luterano allí los tiene
reclusos el provisor que no trate nadie con ellos. Han enviado por ellos los
Inquisidores y les fueron remitidos a Lima". Allí pasarían indudablemente por la
hoguera, mucho más siendo el joven prisionero sobrino de Drake que tan terrible
nombre había dejado por allá.
14. ECOS TRADICIONALES DEL HECHO. Es este un incidente que no vemos
justificado por hechos reales; y sin embargo, nuestro célebre república don
Mariano Moreno lo menciona en 1806 casi como un eslabón de la gloriosa tradición
que venía encadenándose hasta las victorias del año VI y VII: "Esta ciudad, dice, ha
fundado los títulos de muy leal y guerrera, con que se ve condecorada, en
repetidos y brillantes triunfos. Pocos pueblos han sufrido tantos ataques, ni los han
resistido con tanta gloria; y quizá es Buenos Aires el único que con sus fondos
(propios del Cabildo) ha mantenido siempre la seguridad de sus fronteras. La
derrota del Corsario inglés "Eduardo Fontana" acredita ya la constancia y energía
de este pueblo, que estaba entonces en el primer año de su formación". (Arengas,
etc., pág. 31).
15. RENUNCIA Y PARTIDA DEL ADELANTADO A ESPAÑA. Hablando de
Juan de Torres de Vera y Aragón dice el padre Lozano que siendo este Adelantado
el titular del Río de la Plata, fue en su período cuando se fundaron las ciudades
Villarrica y Santiago de Jerez en el Paraguay; y Buenos Aires, Santafé, la Concepción del
Bermejo y Corrientes en el Río de la Plata... "pero no vino a estas provincias en
muchos años, sino que las gobernó por Tenientes generales que ponía a su arbitrio.
Los trabajos que le sobrevinieron siendo Oidor de Chuquisaca, le obligaron a
retirarse... Al cabo, el Adelantado, con deseo de restituirse al suelo nativo,
RENUNCIÓ al gobierno por los años de 1591, y se volvió a España" (78).
________________
(78) Lozano, tomo. III, pág. 283 y 285. Contra esto, el señor Eduardo Madero
sostiene que no renunció, sino que fue destituido o exonerado; y lo apoya en que
un hijo del Adelantado, haciendo reclamos al Rey (en papeles que el señor Madero
tiene a la vista) dice "a mi padre le quitaron el Adelantazgo, etc., etc."
________________
16. INTERVENCIÓN EVANGÉLICA DE LOS FRANCISCANOS Y DE LOS
JESUITAS. De su corto pasaje por el gobierno, dos asuntos tiene que señalar la
historia en el tiempo de este último Adelantado. Deseoso de cambiar el sistema de
las Encomiendas implantado por las leyes de Indias y bárbaramente exagerado por
la ferocidad de los Encomenderos, Juan de Vera y Aragón procuró dulcificarlo, al
menos, autorizando a los padres franciscanos a que sustrajeran del trabajo a los
indios, por algunas horas, a fin de darles enseñanza religiosa. San Francisco Solano
inició y sostuvo con energía la necesidad de dar este descanso diario por los
deberes de la Religión. Esta tarea fue en sus manos alivio y recreo de los indios;
pues les hacía oír el violín, y cantar los rezos de la iglesia. En este mismo período
se dio entrada en el Paraguay, a tres sacerdotes de la Compañía de Jesús, el P. Juan
Salonio, valenciano; Manuel Ortega, portugués y Thomás Filds, escocés. El
Adelantado les dio casa y dejó recomendado a su sucesor que favoreciese los
propósitos que traían estos Padres. El Adelantado deseaba sinceramente llenar las
repetidas órdenes del Rey e instruir a los indios hasta ponerlos en iguales
condiciones con los vasallos españoles. Entendido sobre esto con los padres
jesuítas, se pusieron ellos a estudiar con el genio profundo de la Compañía de
Jesús ese vasto plan que al fin establecieron con el nombre de MISIONES
JESUÍTICAS del Paraguay, que el mundo entero conoce y admira.
17. PRIMERA REFORMA ORGÁNICA DEL RÉGIMEN COLONIAL EN EL RÍO
DE PLATA. Que fuera por renuncia como lo asienta el P. Lozano (siempre bien
informado en la materia) o por destitución como deduce Madero del papel
petitorio que posee en su archivo, el hecho es que con la partida y abandono que el
Adelantado hizo del gobierno del Río de la Plata, quedó en entredicho, por lo
pronto, y finalizado un poco después el histórico régimen de los Adelantados.
Algo debió pasar por el ánimo de Juan de Torres de Vera y Aragón, cuando, contra
todas las reglas y costumbres, enderezó para España por el puerto de Buenos Aires
en 1591, sin nombrar sucesor, causando así situación de acefalía para que a Cabildo
Abierto se nombrase quien lo reemplazara. Esto probaría que el Padre Lozano está
en lo cierto, ya fuera que el Adelantado renunciara, ya que hiciera abandono de su
puesto. Este proceder arrastraba dos consecuencias inmediatas -la retroversión a
manos del Rey de lo capitulado con don Pedro de Mendoza y con sus sucesores- y
la suplencia de la acefalía o vacancia por elección vecinal.
LECCIÓN XX
Hernandarias y las misiones jesuíticas
1. ELECCIÓN DE HERNADARIAS DE SAAVEDRA. El nuevo magistrado era un
criollo nacido en el país, que no sólo por las tierras y encomiendas que poseía en el
Paraguay y en Santafé, sino por sus talentos y sus virtudes, era ya, al ser electo, el
personaje más prominente del momento; y fue tal su desempeño como magistrado,
que resumiendo su larga vida y sus servicios, debe ser consagrado en nuestra
historia como el PRIMER PATRIOTA de los que han brillado en ella. La
concordancia de sus hechos con las miras y con los principios que había dejado
conocer el Adelantado Torres de Vera y Aragón, nos hace creer que éste ejerciera
algún influjo en la elección de su sucesor.
2. SU PRIMER PERÍODO GUBERNATIVO. Fuera del aspecto favorable que
presentó el país, no se ha puesto en relieve más suceso de trascendencia en su
primer período que el acuerdo con los padres jesuítas Simón Mazzeta y José
Cataldino para implantar en el Paraguay el gobierno religioso de las Misiones, con
el fin de coartar el vandalaje de la caza de indios de que se servían los
Encomenderos para hacer producir sus tierras y surtir sus vicios.
3. LAS MISIONES JESUÍTICAS. Después de concertado el plan que los primeros
jesuítas habían propuesto al Adelantado, y que Hernandarias se proponía también
fomentar, se les concedió el territorio del Guayra, tan extenso como una provincia,
que por estar solitario y sin más pobladores que las tribus guaraníticas perseguidas
por los Encomenderos, les facilitaba a los Padres Jesuítas el modo de organizar el
sistema de colonización y de enseñanza con que se proponían reformar el bárbaro
hábito de arrebatar hombres y mujeres, que servía allí de pedestal a la producción
y al trabajo colonial. Cuanto se ha dicho del tráfico de negros podría decirse, con
aumento de atrocidad y de horror, del tráfico guaranítico permitido y llevado por
Irala a sus últimos excesos.
4. EL PRIVILEGIO TERRITORIAL DE LOS JESUÍTAS. A imitación de los
lugares de asilo del régimen eclesiástico en la Edad Media, se concedió a los
jesuítas (y lo autorizó después el rey por cédulas) que nadie pudiera tocar ni echar
mano de los guaranís que se asilasen en el Guayra a vivir al amparo y bajo la
enseñanza de las iglesias y colegios que fundasen los jesuítas. De modo que todos
los indios que se empadronaban en la Misión y que se sometían a la jurisdicción
privativa de los Padres, quedaban completamente libres de ser agarrados y
esclavizados, mientras viviesen y trabajasen en el territorio sacerdotal de la Misión.
Esta fue en sustancia toda la base del sistema primitivo y fundamental de los
jesuítas. Los demás reglamentos y las ampliaciones de las consecuencias, fueron
obras del tiempo y del perfeccionamiento que se produce en todas las cosas con la
experiencia. Munidos de su precioso privilegio los padres entraron a propagar la
doctrina cristiana por los campos entre las tribus guaraníticas y vieron afluir
multitud de familias buscando su amparo, apenas delinearon y abrieron los
cimientos de su primera Misión con el nombre de Nuestra Señora de Loreto.
5. LA PROVINCIA JESUÍTICA. El ensayo dio admirables resultados. Continua y
numerosa siguió siendo la afluencia de familias y de tribus que vinieron buscando
protección, enseñanza y garantías para vivir y trabajar; tal era el espanto con que
aquellos infelices miraban las correrías vandálicas de los Encomenderos. De ese
modo comenzó el Guayra a poblarse de Misiones. El sistema siguió
complementándose con el establecimiento de un Colegio en cada Misión y de su
Distrito Rural, que eran, a la vez, instrumento de producción agrícola y base del
organismo municipal y militar con que los Padres dieron el asombroso desarrollo
que, poco después, presentó su provincia sacerdotal.
6. EL ASPECTO O LA FORMA EXTERNA DE CADA UNA DE ESTOS. Misiones
era el de una aldea de campaña. En el centro estaba la plaza, y allí la iglesia y el
colegio en que habitaban los padres. Todas las chozas colocadas al filo de calles
eran perfectarmente iguales, blanqueadas y de un aseo esmeradísimo. Dentro de
las habitaciones y en el corral tenían las aves domésticas. Alrededor de la aldea se
extendían por áreas iguales cuadradas las chacras de labranza, que cada padre de
familia tenía obligación de sembrar, ayudado por sus mujeres y sus hijos. Todos
los trabajos comenzaban, se terminaban o se variaban según lo requerían las
diversas plantaciones, el mismo día de la estación anual respectiva,
solemnizándolo con procesiones y fiestas populares de una estricta decencia. Cada
Misión era por consiguiente una Villa Sacerdotal gobernada por los Padres jesuítas,
en la misma forma en que una jerarquía de superiores gobierna un colegio de niños
menores.
7. LA ENSEÑANZA Y EL IDIOMA. Todos los ramos de la enseñanza estaban
arreglados a la lengua guaraní. Aprendían los indios a leerla y escribirla, y
estudiaban cuidadosamente en su gramática. Las oraciones, los rezos, los cánticos,
los catecismos y leyendas de la Virgen y de los Santos, estaban traducidos a la
misma lengua. De manera que aunque expresamente no estuviera prohibido el
idioma español, el resultado venía a ser como si lo estuviera, porque no
practicándolo eran muy pocos los indios que lo hablaban.
8. Los jesuítas habían hecho un estudio profundo de la lengua guaraní. El ilustre
padre Antonio Luis Montoya escribió muy al principio su acreditadísima obra
Tesoro y Arte de la lengua guaraní, reimpreso hace pocos años lujosísimamente en
Leipzig. Con la misma lengua enseñaban todos aquellos oficios mecánicos, como
carpintería, herrería, curtiembre, tejidos, etc., que eran indispensables para que la
Misión no tuviese que recibir de afuera sino aquellas poquísimas cosas que no se
podían hacer. Se enseñaba también la música instrumental en el violín, la flauta y
otros instrumentos de concierto especialmente adaptados a los cánticos religiosos,
con excepción de la guitarra española que estaba severamente excluída.
9. RÉGIMEN Y GOBIERNO INTERNO. Cada Misión estaba al cuidado de cuatro
padres: el Rector que era el gobernador; el Doctrinero que era, diremos así, el cura y
el maestro de escuela, también parte de artes y oficios mecánicos; el Despensero, o
ecónomo, encargado de tomar cuenta de las cosechas, de distribuir los
mantenimientos y las ropas, de recoger los tejidos y obras de las mujeres,
distribuyendo todo por igual, y mandando lo restante al tesoro de la Capital
Misionera donde se acumulaba y se extraía al exterior para hacer dinero; y un
Coadjutor para todo aquello en que lo emplease el Rector, dedicado especialmente a
aprender con perfección las lenguas de todos los indígenas del territorio. Por lo
general, este sacerdote era un joven escogido por sus aptitudes naturales para
llenar ese objeto.
10. Las Misiones del Paraguay formaban un conjunto territorial homogéneo y
estaban colocadas con orden y simetría de acuerdo con las condiciones del terreno.
En el punto económicamente más central, es decir, de más fácil comunicación entre
ellas, estaba la Misión capital, llamada entonces la Candelaria y hoy Posadas. Allí
residía el Padre Superior, jefe de la Administración provincial. Además de este
superior, cada Virreinato formaba una PROVINCIA JESUÍTICA según ellos y para
ellos, en la cual tenían un Visitador con el título de PROVINClAL que era el
Delegado del General de la Compañía residente en Roma al lado del Papa. Nadie
sabía entonces, ni hay quien lo sepa ahora, cómo se hacían los nombramientos o
elecciones jerárquicas de la Compañía de Jesús. Los mismos sacerdotes lo ignoran
porque esa es una operación misteriosa que se ejecuta en los más altos grados de la
Orden donde cada miembro muere con su secreto; y donde si algo se transpira se
reforma convencionalmente y queda restablecido el misterio.
11. LAS FORMAS EXTERNAS Y LA VIDA COLEGIADA. La persuación y la
mansedumbre externa eran la regla común del gobierno jesuítico. El sistema
correctivo era el mismo que se usaba entonces en las escuelas y colegios:
privaciones y penitencias, azotes algunas veces, que hasta en los colegios reales era
castigo aceptado; y en suma el orden disciplinario no era ni más ni menos,
aparentemente, que el de una escuela de niños según el espíritu y las reglas del
tiempo.
12. CRÍTICAS. Se nos dirá, contra este sistema, que el período de la niñez termina
con la emancipación de la juventud, y con las libertades individuales de la
virilidad, mientras que el sistema de los Padres Jesuítas era vitalicio y fundado en
la niñez perpetua del indio misionero. No hay duda. Pero como las cosas no deben
sacarse de su tiempo y de sus fines, es menester tener presente que cuando los
niños dejan de ser niños, cuentan con familias libres y con un orden social que los
recibe y que los protege; mientras que los indios, en aquellas circunstancias, no
contaban con nada parecido en la vida. De manera que si salían de las manos de
los jesuítas, caían irremisiblemente en el dominio atroz de los Encomendaderos, y
quedaban expuestos no sólo a ser presas de las correrías, sino a morir, no ya como
niños caritativamente tratados y felices en su misma inocencia, sino bajo las tareas
abrumadoras y despiadadas de las bestias sin valor. De ahí la permanencia de por
vida en el régimen de las Misiones, como alumnos protegidos por la vida común. Se
ha dicho que el sistema de los Jesuítas era nada más que el comunismo de los
niveladores modernos, sainsimonianos, furieristas, socialistas; ¡nada menos cierto! La
base de estos sistemas es la renuncia forzosa del hombre libre a no tener nada que no
sea común a los demás. El sistema de los Jesuítas reposaba sobre la protección de los
derechos individuales de los indios y de sus familias, garantidos por el régimen
sacerdotal y por la agrupación doméstica de los protegidos sin atacar la propiedad
del común.
13. DIFICULTADES DE LA MATERIA. La verdad es que no se ha descubierto ni
se conoce medio alguno de asimilar a los salvajes con la moral y con las tareas de la
vida civilizada. Los pueblos civilizados no conocen ni emplean otro que la
sumisión legal o el exterminio por la fuerza. Los jesuítas ensayaron el de la
sumisión por la enseñanza y por el trabajo común. En su tiempo eso fue admirable;
pero no hay duda de que era vicioso, porque era estacionario. La idea del progreso y
de la emancipación del hombre libre después de educado, no podía entrar en el
sistema por el vicio fundamental del orden civil y económico que los Padres
jesuítas encontraron planteado por la España. Era aquella, en suma, la misma
cuestión de la Esclavatura de los negros. Sin ella perecían las labores agrícolas; con
ella prevalecía la gangrena y el retroceso moral de los pueblos cristianos. Los
Jesuítas curaron el mal presente en la medida de sus medios. Lo demás tenía que
ser obra del tiempo y del progreso social que ellos no podían precipitar ni contener.
En esto está el elogio y la decadencia de su sistema.
14. VIDA MUNICIPAL. Aunque no se tome a lo serio el simulacro de vida
municipal que se practicaba en cada Misión, no es menos cierto que los indios,
transformados en Alcaldes y en Regidores, se significaban al llenar su papel,
desempeñando porción de tareas interesantes del gobierno común no sólo en las
ceremonias religiosas sino en sus sesiones oficiales. Claro es que todo estaba
manejado por los Padres. Sin embargo, el aparato mismo, la comedia si se quiere,
era una enseñanza de buena cultura en el trato y en el porte. No dejaba de ser muy
curioso que estos municipales tuviesen sus trajes de gala vistosísimos y
relumbrosos, toga, varas de justicia, y otros símbolos; aunque nunca se calzaran y
desempeñaran todas esas funciones a pie libre, tanto en lo civil como en lo militar.
15. DEFENSA MILITAR. En cuanto a lo militar la cosa era mucho más seria y más
verdadera. En la necesidad de defenderse de los asaltos que les habían dado los
Mamelucos o gauchos cerriles de San Pablo, en combinación no pocas veces con los
Encomenderos españoles, los Padres resolvieron armar y disciplinar a sus neófitos.
Les enseñaron el ejercicio táctico de los movimientos de la milicia, el manejo de las
armas, les construyeron cañones con gruesas cañas tacuaras bien forradas en cuero
y correas humedecidas, les fabricaron pólvora y los uniformaron, instruyéndoles
oficiales de su propia comunidad. Algunas veces tuvieron la gloria de escarmentar
completamente a sus enemigos.
16. PRODUCCIÓN Y RIQUEZA. El sistema de los Padres jesuítas produjo
resultados asombrosos en poco tiempo. El cultivo del árbol de la yerba-mate, del
algodón, del tabaco, el corte de las maderas, y muchísimos otros artículos de
producción, abrieron allí fuentes de riquezas considerables, que si bien entraban en
su mayor parte en el tesoro general de la COMPAÑÍA, contribuían a la comodidad
y al orden de la vida interna de los indios. Tenían buenos hospitales, casas de retiro
para las mujeres que por su estado o alguna enfermedad no podían salir a los
trabajos rurales. En esas casas paraban también recogidas las mujeres cuyos
maridos, por viaje o por otro motivo, estaban ausentes de su choza; allí pasaban el
día los chicuelos cuyas madres estaban de tarea; se hilaba, se tejía, y se preparaba
una porción de artículos necesarios para los otros talleres. El aseo y las abluciones
eran de regla estricta: el traje uniforme, blanco, fuertemente tejido; y el sombrero,
fabricado con pajas, alto y de aleros extensos para resguardo del sol en los trabajos
diarios.
17. RESUMEN. Hoy ya no es tiempo de temer ni de repudiar a los jesuítas. Están
dentro del derecho común y de la vida histórica. No son ni sombra de lo que
fueron: tienen en su seno todos los defectos y las debilidades de la decrepitud.
Tomados en general como Orden religiosa y militante, no están a la altura de las
CIENCIAS SOCIALES Y CONSTlTUCIONALES DE ESTE GRAN SIGLO. De todos
los progresos, ellos no cultivan con amor sino las ciencias físicas y las ferias
superficiales de las Bellas Letras, sin penetrar al seno de los problemas filosóficos que
desentrañan y estudian las evoluciones de la vida íntima de los pueblos tal como
los formuló el famoso Pascal. Como institutores y como maestros viven encerrados
por lo mismo en el círculo estrecho de los formulismos sin amplitud ni
generosidad en el cultivo libre de las ideas. Han perdido completamente su genio
antiguo; sofistifican sin genio propio; sobrenadan en el mundo moderno como los
náufragos del pasado haciendo esfuerzos inútiles por contener la corriente que los
arrastra. Sin embargo, nuestro gobierno podría aprovecharlos como maestros de
las lenguas clásicas, ya que se ha instituído una Facultad de Humanidades en
donde son pocos los que saben, menos los que las cultivan, y menos todavía los
que tienen ideas prácticas sobre lo necesario y primordial, si es que ha de tener
vida esa creación. El problema es más intrincado de lo que parece.
LECCIÓN XXI
La Construcción del Fuerte de Buenos Aires
1. AMENAZAS DE PARTE DE LA INGLATERRA. Por estos años de 1594 a 1595,
el virrey del Perú, Marqués de Cañete, recibió avisos urgentes de España por el
itsmo de Panamá, de que la reina Isabel de Inglaterra había despachado tres naos a
apresar a Buenos Aires (el P. Lozano, III, 289) al mismo tiempo que por vía de
tierra recibía el virrey confirmación de la entrada al Río de la Plata del corsario
Fontana, y de que otras naos navegaban por las costas del Brasil. Alarmado con tan
graves novedades el Virrey le ordenó al gobernador del Tucumán don Fernando
de Zárate que sin perjuicio de conservar su puesto, marchase inmediatamente con
gente y recursos a poner en estado de defensa la ciudad de Buenos Aires, a cuyo
fin le autorizaba con las facultades necesarias para gastar, gobernar y hacerse
obedecer (79).
________________
(79) El señor Madero diverge en cuanto a que Zárate ya fuese gobernador en
Tucumán, y dice que estaba en Chuquisaca. Pero el Padre Lozano lo establece, y
nosotros lo seguimos porque lo tenemos por muy bien informado.
________________
2. EL VIAJE Y LAS MEDIDAS DEL NUEVO GOBERNADOR. De Tucumán, de
Córdoba y de Santiago sacó milicias, y vino con ellas a Santafé. Pasó a la Asunción
para completar sus elementos. Allí tomó por segundo Capitán a Hernando Arias
de Saavedra, cuya fama como hombre de guerra y virtuoso administrador iba en
notable crecimiento. Marcharon con él la mayor parte de los vecinos distinguidos.
Bajó con todos ellos de prisa, trayendo dos mil guaranís de trabajo y de tarea, y se
puso a levantar las obras necesarías a la Defensa de Buenos Aires en 1595.
3. LOS BARCOS INGLESES. A su llegada supo que Fontana se había ausentado
con rumbo al sur; pero que quedaban en la costa cuatro naos inglesas mandadas
por el nombrado corsario Cavendish con numerosas tripulaciones; que era a quien
el Virrey de Lima se había referido en los avisos enviados a Zárate.
4. CONSTRUCCIÓN DEL FUERTE DE BUENOS AIRES. Lo más urgente era
levantar y artillar un punto conveniente de la ribera desde donde se pudiese
estorbar el desembarco, y abrigar la guarnición. Se trató por lo pronto de levantar
murallas de tierra apisonada en un espacio cuadrado de 150 varas por cada frente
rodeándolas de fosos defendidos por ocho piezas. Esta fue la primitiva planta que
refaccionada y reforzada después con obras más sólidas, provista de cuarteles, de
edificios y de oficinas de gobierno, vino a ser con el tiempo el Fuerte y la Casa de
Gobierno de Buenos Aires: demolida en 1857 para levantar en el mismo lugar la
CASA ROSADA del Gobierno Nacional y la Aduana. Don Fernando de Zárate
llevó a cabo su obra y dio cuenta advirtiendo que había invertido en ella sesenta mil
pesos sin quedar a deber un sólo real a nadie.
5. DESASTRE DE LOS CORSARIOS INGLESES. La fortuna quiso que los
habitantes de Buenos Aires del año de 1595, no pasaron por la prueba del ataque y
del bombardeo que temían. Una de las escuadras mandada por Lord Hawkins
cruzó por el Atlántico y pasó al Pacífico; y la de Tomás Cavendish fue destrozada
en la Barra de Río Grande por un formidable huracán.
6. REPUTACIÓN Y ELEVADAS CONDICIONES DE HERNANDARIAS.
Hallábase sumamente enfermo el Comisario gobernador don Fernando de Zárate
cuando rompió una general insurrección de las tribus que habitaban las islas y las
tierras de la cuenca de los ríos Paraná y Uruguay. Zárate echó mano de
Hernandarias para que las redujese y tranquilizase, por ser el Capitán más temido
y respetado entre ellas. Muchas de las parcialidades sublevadas aceptaron sus
promesas y le prestaron obediencia al momento. A otras, afiliadas a los Char-huas
de la Banda Oriental las redujo por la fuerza y por la clemencia con que los trató
después del triunfo.
7. RENUNCIA Y MUERTE DE DON FERNANDO DE ZÁRATE. Habíale
encargado a su hermano que solicitase su exoneración, porque deseaba volver a
España "que esto es un desierto y soledad muy grande", le decía. Como no
recibiera pronta respuesta mandó al Perú con igual solicitud a Juan Ramírez de
Velasco. El marqués de Cañete accedió, y nombró al mismo Velasco para sucederle
en el gobierno del Río de la Plata; nombramiento que en seguida fue confirmado
por el Rey. Don Fernando de Zárate no alcanzó a llegar a España. Falleció en
Tucumán, donde tenía numerosa y distinguida familia, en 1595. Tal fue la vida y el
fin del fundador de nuestro antiguo FUERTE; de esa antigualla donde tuvieron
lugar las peripecias de nuestras luchas nacionales. En sus viejos paredones
repercutieron los ecos apasionados de todas nuestras luchas políticas, de todas las
agitaciones de nuestros partidos, los toques de los tambores y de los clarines que
llamaban a nuestros padres a los campos de batalla, el estampido de los cañones
ingleses en cruda batalla con nuestros patricios; las salvas, los cantos y las griterías
de la victoria; y allí, no pocas veces, sonó también, altamente inspirada y
majestuosa, la voz de todos los hombres ilustres de nuestra historia nacional... Pero
los improvisados baluartes de don Fernando de Zárate llevaban en su seno tal
miseria y decrepitud que, ni siquiera como ruina histórica, podían mantenerse por
más tiempo en el lugar de honor donde habían presidido y ostentado, de frente al
gran Río, la enseña de la defensa y de las glorias argentinas.

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