Anuncio Cuaresma Madrid 202
Anuncio Cuaresma Madrid 202
− ORACIÓN INICIAL
− PRESENTACIONES
− EVANGELIO: LC 6, 27-49
− CATEQUESIS (KIKO)
− ORACIONES
− BENDICIÓN
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ANUNCIO DE CUARESMA
KIKO:
- Padrenuestro.
- Presentación.
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- De Zamora, la 1ª comunidad de la parroquia de San Frontis.
- El equipo que lleva la diócesis de Getafe
- Zona Nordeste
- Aragón y Soria.
- Zona Noroeste
- Extremadura
- Seminaristas del Seminario Redemptoris Mater de León
- Zona Levante
- Alicante y Albacete
- Seminaristas del Seminario Redemptoris Mater de Murcia
- Zona Sur de España.
- Córdoba y Jaén
- Huelva.
- Jerez, Cádiz y Ceuta
- Canarias
- Los equipos de Portugal: centro.
- Portugal sur
Itinerantes de Europa:
- El equipo de Suecia
- Los equipos de Alemania, Holanda y Suiza
- El equipo de Luxemburgo
- Hermanas en misión en China
- El equipo de Zimbabwe
- El equipo de Zambia
- El equipo número 2 de Brasil
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P. MARIO:
Por eso el Papa en el texto que hemos proclamado nos invita a mirar a la
vida eterna, como una brújula, para que no nos pase como nuestros padres que
dejando de mirar al Oriente, se instalaron e intentaron construir una ciudad,
desafiando a Dios. Y por amor hacia nosotros, Dios ha tenido que intervenir
creando la confusión de lenguas, que dura hasta hoy, desde el tiempo de Babel.
Una pregunta: ¿Cómo pueden vivir muchos jóvenes de hoy que han perdido
el sentido de la vida? ¿Qué ilusiones, qué sueños pueden alimentar? Si están
alimentados por perspectivas ilusorias del placer, del éxito, de la apariencia, del
espectáculo, del culto al cuerpo, de la comodidad, del dinero, sin capacidad de
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sufrir. ¿Qué ilusiones para estudiar, aprender, sobre todo, para comprender qué
sentido tiene la vida?
Por eso, al principio de esta Cuaresma, el Señor nos dice: “No tengáis
miedo, pequeño rebaño, porque Dios ha querido revelaros los secretos del reino”.
Y nos llama a todos los creyentes y, sobre todo, a nosotros que tenemos el don de
un camino de redescubrimiento del valor del bautismo, a tener la valentía de creer
en Dios, como escribió en su último libro el cardenal Cordes, porque como dice
San Pablo: “Jesucristo es el único Señor, bajo el cielo, sobre la tierra y debajo de
la tierra, ante el cual, antes o después, toda rodilla se tendrá que doblar”. Ésta es
nuestra misión, ser testigos de Dios, que nos quiere a todos, ama a toda criatura,
por medio de nuestra vida y de nuestra predicación.
Os confío que cuando yo tengo tiempo me gusta investigar, las noches que
estamos libres, algunos vídeos en YouTube, porque hay vídeos malos, indiferentes
y buenos y hasta de vidas de santos. Para vuestra cultura, pues los vídeos se pueden
utilizar también para el bien y no necesariamente para el mal. Y así que he
encontrado este vídeo: “Espíritu, alma y cuerpo según las Escrituras”. Y utilizaré
esta trama para hacer la catequesis brevemente esta noche.
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Otro descubrimiento que han hecho, añade, es que el principio de la vida es
posible gracias a una proteína llamada “laminina”, que es una proteína que tiene el
aspecto de una cruz luminosa. La tarea de esta proteína es mantener unidas las
primeras células del embrión cuando empieza a desarrollarse de forma
exponencial, dos, cuatro, ocho, etc. Lo más increíble -dice- de esta proteína es que
está presente en nuestro organismo en miles de millones de copias. Así que nuestro
organismo hay millones de cruces microscópicas luminosas, como una luz
luminosa en forma de cruz. Este descubrimiento puede confirmar lo que dice el
libro de la Sabiduría, que el hombre es una emanación del amor de Dios para
hacernos partícipes de su felicidad durante toda la eternidad, a través del amor de
nuestros padres. La nueva criatura, cuando nace, aparece animada por el soplo de
Dios, como dice el Génesis 2,7: “Entonces, el Señor Dios formó al hombre del
polvo de la tierra y sopló en su nariz un aliento de vida”.
Es interesante que Santo Tomás afirma que el alma no está dentro de nuestro
cuerpo, como pensamos, como los científicos de hoy intentan localizar en qué parte
del cerebro está el alma. Está fuera de nosotros, porque dice que el alma es la que
da forma a nuestro cuerpo. Entonces Dios, además del alma, a un nivel más
profundo, nos hace partícipes también de su espíritu, como una tercera dimensión,
más profunda de nuestro ser: cuerpo, alma y espíritu.
Por tanto, cada uno de estos componentes tiene una función única y
específica en interacción el uno con el otro.
El alma
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realidad virtual, etc. Como si tuvieran miedo de que la gente piense. Por eso los
Laudes del domingo en las familias no es una opción, es un deber transmitir la fe
a nuestros hijos y nietos, porque el ambiente donde viven, la escuela, el cole, sobre
todo, y la sociedad donde viven, dice todo lo contrario. Tenemos que hacer, como
hacían los hebreos en la diáspora, transmitían en la familia, en la sinagoga; y
nosotros también, en la familia, en la comunidad. Porque como dice un refrán
famoso español: “En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es
según el color, del cristal con que se mira”.
Porque en la última etapa del Camino, que todos hemos hecho, casi todos,
se les llama los “iluminados”, los que han descubierto que los sufrimientos, los
acontecimientos que han tenido de pequeños, son los medios a través de los cuales,
a la luz de la Cruz gloriosa, el Señor se ha servido para atraerlos a Él: “Cuando
seré levantado, atraeré a todos hacia mí”; porque ha dado su vida para liberarnos
de estas pasiones.
El cuerpo
El cuerpo nos permite interactuar con el mundo que nos rodea, hasta que
lleguemos al final.
El espíritu
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ser viviente”. Pero no sólo esto, porque también los animales son seres vivientes y
los árboles y las flores, sino que después de haber recibido el aliento de vida de
Dios, se nos comunica “el espíritu”, la esencia vital, que nos conecta
directamente al Creador, según dice el libro del Eclesiastés 12,7: “El cuerpo vuelva
al polvo, a la tierra, a lo que era antes, y el espíritu vuelva a Dios, que es quien lo
dio”.
Hay una zona en nosotros en donde estamos solos, allí no entra ni marido,
ni mujer, ni hijos, ni suegra, ni nadie, tú y Dios; como moriremos solos, delante de
Dios. Como dice el salmo 42: “Como busca la cierva corrientes de agua, así mi
alma te busca a ti, Dios mío. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo
entraré a ver el rostro de Dios?”. Éste es el deseo de todos nosotros: ver el rostro
de Dios.
Nuestra alma es un poco más complicada que el espíritu, está vivificada por
el espíritu, pero es más complicada porque es la sede de los sentimientos, algunos
hablan de alma, otros de corazón, pero es lo mismo. Por eso la “Imitación de
Cristo” dice que el alma vive en una situación emocional parecida al tiempo: a
veces es variable, otras veces está nublado, no se ve el cielo pero el sol está detrás
de las nubes, parece que no exista; y también nuestra alma tiene momentos de
alegría, de esperanza, de confianza, y de postración, de tristeza. Por eso no tenemos
que fiarnos de los sentimientos, porque la fe está en el espíritu, no en la variedad
de los sentimientos.
Por eso existe la purificación del sentido y del espíritu, que es progresivo y
que nos va a pasar a todos. Nuestra querida Carmen ha pasado todas estas noches.
Si leemos sus diarios dice: “¿Dónde estás, Señor, Dios mío? ¿Dónde estás?”. Como
dice el salmo: “Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me
repiten: “¿Dónde está tu Dios?”. Recuerdo otros tiempos y desahogo mi alma
conmigo: cómo marchaba a la cabeza del grupo hacia la casa de Dios, entre cantos
de júbilo y alabanza en el bullicio de la fiesta (las convivencias, los anuncios...).
¿Por qué te abates, alma mía? ¿Por qué tú gimes dentro de mí? Espera en Dios:
que volverás a alabarlo: Salud de mi rostro, Dios mío”. Y el salmo 50: “Crea en
mí, oh Dios, un corazón puro, renueva en mí un espíritu firme, un espíritu contrito
es un sacrificio a Dios, un corazón quebrantado y humillado, tú, oh Dios, no lo
desprecias”.
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Recordemos que el rico epulón se fue al infierno, y el pobre Lázaro al
paraíso; y entre el paraíso y el infierno no hay posibilidad de intervenir. Por eso,
tenemos esta responsabilidad de ayudar, sobre todo a los jóvenes, a reflexionar, a
pensar antes de actuar. Muchos están como embriagados por esta música “trap”,
que entontece la cabeza, actúan sin darse cuenta, y cuando se encuentran en la
cárcel dicen: “¿Qué he hecho?”, sin darse cuenta. Por eso, el Señor nos ofrece
tiempos de conversión, como éste de la Cuaresma, y también el Jubileo. Porque el
Señor dice a la samaritana: “Viene la hora, ha llegado ya, en que los verdaderos
adoradores, adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque el Padre busca tales
adoradores. Dios es espíritu y los que le adoran, deben adorarle en espíritu y en
verdad” (Jn 4,23-24).
Y ya acabo. Tenía proyectado hablar de los tres enemigos del alma, que no
os lo pregunto, porque ya los sabéis: el demonio, la carne y el mundo. Jesús dice:
“Del corazón de los hombres salen las malas intenciones: fornicaciones, robos,
asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria,
insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y hacen al
hombre impuro” (Mc 7,20-23). Basta leer los periódicos, ver un telediario, todos
los días. Por eso, San Juan decía que Jesús “no se fiaba de ninguno porque sabía
lo que había en el corazón del hombre” (cf. Jn 2,24-25). Porque dice el libro del
Génesis a Caín: “El pecado está a la puerta que tu alma para seducirte” (cf. Gen
4,7), y lo induce para matar a su hermano. Por eso el salmo 50 dice: “Crea en mí
un corazón puro” y Ezequiel dice: “Derramaré mi espíritu, lo escribiré en vuestros
corazones”.
Y aquí, por último, quiero hablar de la astucia del demonio, como nos ha
dicho muchas veces Carmen. Dice que el demonio es un ser más inteligente que
nosotros, era “Lucifer”, portador de la luz, y se ha hecho enemigo de Dios, y por
envidia nos tienta para hacernos caer. Los monjes del desierto decían: cuando nos
viene un pensamiento a nuestra mente preguntémosle de dónde viene: ¿de Dios o
vienes del diablo? Si el pensamiento provoca en nosotros la paz, viene de Dios; si
nos causa angustia, seguramente viene del diablo, y debemos echarlo
inmediatamente. Y nos decía Carmen que nos tienta a través de los pensamientos.
De repente, surge un pensamiento en nuestra mente, no se trata tanto de
pensamientos de impureza, sino de un pensamiento que nos quita la paz.
Por eso, San Pablo nos exhorta: “No os angustiéis por nada”. Dice Carmen
“son los pensamientos que llegan a nuestra mente”, estás fregando o lavando los
platos o haciendo limpieza, te viene un pensamiento: “Ah viene mi suegra a pasar
unos días”, y ¡tac! Te viene una idea y dice que la verdadera causa de nuestras
angustias y nuestros sufrimientos, más que la realidad de que venga la suegra unos
días, o la nuera, más que la realidad ¡es el mismo pensamiento lo que nos hace
sufrir! Puede ser que después venga la suegra y no pasa nada, pero tú te has
espantado antes, cómo pasaba con el COVID, por el miedo muchos se enfermaban,
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por el miedo. Si descansamos en el Señor, no pasa nada. Por eso San Pablo cuando
nos pasa esto -dice Carmen- nos exhorta a que luchemos contra los pensamientos,
cuando estemos tentados, en primer lugar demos gracias a Dios por tantas gracias
y dones que nos da, por el don de la vida, por el Camino, tantas gracias, tantas
convivencias, tantos catequistas de alto nivel. Por eso San Pablo comienza su carta
a los Tesalonicenses diciendo: “Damos siempre gracias a Dios” y después
suplicamos y rogamos que nos ayude y nos sostenga.
Por eso, es fundamental para nosotros “comer la Palabra de Dios”, sea solos
o en las celebraciones, el pan sustancial de la Eucaristía, los sacramentos, la
oración, el coloquio íntimo con el Señor, cultivarlo, hablar con Él, podemos
quejarnos también, sin llegar a murmurar, quejarse sí se puede, pero si murmuras
corres el riesgo de la lepra. Sigue el Deuteronomio: “Date cuenta, pues, de que el
Señor, tu Dios, te corregía como un hombre corrige a su hijo. Guarda los
mandamientos del Señor tu Dios, siguiendo sus caminos y temiéndole, para
después hacerte feliz. Pero si llegas a olvidarte del Señor, tu Dios, y sigues a otros
dioses ajenos y les sirves, yo testifico hoy contra vosotros que pereceréis. (cf.
Dt 8,2-19)”.
¡Buena cuaresma!
ASCENSIÓN:
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todo, a este Viernes Santo, en el que Cristo entra en este combate con la muerte,
entra, lleno de mansedumbre, en Jerusalén para esta lucha con la muerte, de la que
saldrá vencedor.
La Iglesia siempre nos ha enseñado a unirnos a Cristo, a amar a Cristo. Es
como el objetivo de la Cuaresma: ¡amar a Cristo crucificado! La iglesia siempre
ha enseñado a mortificarse en la Cuaresma, a vivir un tiempo de sacrificios, de dar
muerte a lo que nos separa de Cristo, de mortificarse; pero no como un
voluntarismo, sino como una gracia para poderte unir, poder compartir los
sufrimientos de Cristo, para poder amar más a Cristo, y contemplar el crucifijo, de
contemplar la pasión de Cristo.
Por desgracia, hoy también siguen sufriendo, ayer decía el periódico que
habían matado a 70 cristianos en el Congo, la semana pasada mataron a varios
catequistas en Burkina Faso, en Nigeria, también. El mes pasado hemos estado en
una convivencia internacional, donde estaban los catequistas itinerantes de las 136
naciones donde el Camino está presente, nos ha impresionado a todos ver en estos
sufrimientos, la valentía y el celo que tienen estos hermanos de África, pues sabéis
que hay persecución contra tantos cristianos, que hay grupos islamistas y que ser
cristiano es algo serio hoy en África, no en todos, en algunos países, como Zambia,
todavía no, pero en otros países de África, sí.
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Estaba hablando de los pequeños sacrificios, por eso a Kiko y Carmen el
Señor les inspiró de que en las familias, los viernes de Cuaresma, comer pan y agua
con los niños. Esto es algo importante, porque es una manera de enseñarles a sufrir
un poquito.
Nosotros, cada uno, que vea lo que puede hacer en Cuaresma, siempre sin
moralismos, porque a lo que nos llama el Señor en la Cuaresma es a contemplar a
Cristo, ¡contemplar a Cristo en la cruz! Cuando estaba el Señor muriendo, el
centurión que lo vio morir hizo esa confesión maravillosa, de fe simple: “¡Éste era
el hijo de Dios!”. Porque ¿cómo murió Cristo? Con esa paz, Cristo estaba en la
cruz con una paz, que era inaudita, que era asombroso. ¿Y cómo estamos nosotros
en la cruz? Tantas veces no podemos estar, estamos revelados, pero el Señor nos
invita a contemplar la Cruz, para que podamos entrar con esa paz con la que Él
entró en la Cruz.
Hemos pensado, como ayuda para esta Cuaresma, una palabra muy fuerte
que nos ayude a todos. Ya la conocemos, pues nos enamoró cuando la escuchamos
por primera vez en el inicio del Camino, y que es el Sermón de la Montaña, porque
en él vamos escuchando una serie de instrucciones, que nos ayudan a poder entrar
en la Cruz; de manera que el Sermón de la Montaña y Cristo crucificado es una
unidad a la que el Señor nos llama. Eso, que a todos nos gustó cuando empezamos
el Camino: que se cumpliera en nuestra vida este Sermón de la Montaña, es una
gracia que se nos prometió. Pero una gracia que, como en un laboratorio, hay que
ir pasando por los distintos procesos.
Para que esto se cumpla en nosotros, para que este Sermón de la Montaña
se haga carne en nuestra vida es fundamental el trípode. Por eso defendemos que
haya eucaristías en pequeña comunidad, y donde no haya, lo defendemos porque
lo que Dios ha inspirado a Kiko y a Carmen es la Eucaristía en pequeña comunidad,
por comunidades.
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- Proclamación Evangelio: Lucas 6, 27– 49
KIKO:
¿Cómo es posible dar esta palabra en un mundo que está influenciado por
la Ilustración francesa que dio lugar al socialismo, al comunismo, ahora a la
ideología woke, donde han basado todo en la justicia en el sentido humano de
“hacer justicia”, protestando, criticando, gritando “justicia”? La justicia de Cristo
crucificado que dijo: ‘no os resistáis al mal’”. ¿A qué mal se refiere? Y lo dice: “Si
alguien te golpea en la mejilla derecha, preséntale la izquierda”. Os hemos
explicado en las catequesis que pegarle a uno en la mejilla derecha es un gesto de
desprecio. En todas las culturas despreciar a otro es matarlo.
Para entender todo esto, está la frase “porque lo que te guste que te hagan
a ti, házselo tú a ellos”. ¿A qué se refiere? Esta frase es el secreto del Sermón de
la montaña. Vosotros, en un camino de iniciación a la fe, habéis experimentado –
gracias a los catequistas–, que habéis sido vosotros los que habéis ofendido en el
honor a Cristo, mientras que él ha puesto la otra mejilla; que hemos sido nosotros
los que le hemos robado a Cristo lo que le pertenece y Él no nos lo ha reclamado;
que hemos sido nosotros los que le hemos puesto una demanda. Y hemos
experimentado durante años su amor maravilloso. Por eso, el Señor nos pregunta:
“¿Os ha gustado este amor? ¿Os ha gustado como yo os he amado sin condenaros
nunca, sin juzgaros nunca?”. Nadie es juzgado por Cristo, siempre nos ha
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perdonado, ha sido muy misericordioso, nos ha salvado siempre. ¿Es verdad o no?
Todos somos testigos de que es cierto.
Así pues, hermanos, ¿qué justicia nos llama a vivir Cristo? La de la cruz,
Cristo crucificado. Por eso, os llamo a todos a conversión: mirad a Cristo
crucificado, Él ha mostrado al mundo la verdad. ¿Crees en esta verdad? Este es el
anuncio de Cuaresma de hoy: ponerse frente a Cristo crucificado. De lo contrario
el Sermón de la Montaña no tiene ningún sentido, nunca nos convertiremos en
cristianos. Se trata verdaderamente de un cambio de mentalidad, una metanoia, un
cambio de naturaleza: recibir de la naturaleza de Dios, del Espíritu mismo de
Cristo. Cristo dice: “No juzguéis” ¿Por qué juzgas? ¿Por qué no obedecemos?
Dice una parábola sobre esto: ¿puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No
caerán los dos en el hoyo? ¿A quién llama ciego? El discípulo no es más que su
maestro, sino que cualquiera que esté plenamente instruido será como su maestro.
¿A quién se refiere? A Cristo. Estás en el Camino como discípulo de Cristo. Él no
ha juzgado a nadie, él ha dicho “yo soy el culpable de todo” y tú, ¿eres más santo
que Cristo que te permites juzgar a esa hermana, a ese hermano? ¿Estás juzgando
a aquél porque siempre llega tarde? Pero si tú eres peor. ¿Ese responsable lo hace
todo mal? No, tú eres peor. ¿Que ese es un falso? No, tú eres peor. Estás ciego.
¿Qué es lo que no vemos? Nuestros pecados: esta es la doctrina de todos los Padres
de la Iglesia. Quien no ve sus propios pecados ve los pecados del otro. Quien ve
sus propios pecados no juzga al otro, porque él es peor que ese. Eso es lo que han
mostrado todos los santos.
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Dios mismo quien murió por nosotros. Con ello ha indicado la importancia de
nuestras acciones, la importancia infinita que tienen nuestros actos. Cristo quiso
pagar por nosotros.
¿Por qué juzgamos? Cristo dice aquí: ¿Por qué me decís “Señor, Señor” (los
Padres dicen que este “Señor, Señor” repetido es porque ya existía la oración del
corazón que tiene el Oriente: “Señor Jesús ten piedad de mí”). Repites y repites
“Señor, Señor” pero juzgas. ¿Por qué no obedecéis? Nos advierte, nos dice que
vendrá la desgracia sobre nosotros si no nos convertimos.
¿Qué quiere decir este amor? Que la esencia divina es que Dios quiere estar
en ti, “como tú, Padre, en mí y yo en ti, también nosotros en ellos para que sean
uno y el mundo crea”. El contenido de esto es inmenso. El Padre está en el Hijo,
uno, por el Espíritu Santo: un solo Dios. Este principio de la Trinidad, como un
motor del universo –que es el amor–, unidad de tres personas, quiere englobar al
hombre, porque para eso ha sido creado. Dios te ha creado para que participes de
su naturaleza, de sí mismo, y él mismo es un misterio de comunión, de amor.
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Dios dice esta noche: estoy a la puerta y llamo, estoy llamando a tu corazón.
Si alguien me abre, el Padre y yo vendremos y haremos morada en él. ¿Por qué no
penetra en nosotros? Está en cierto modo en nosotros dándonos la vida, pero aquí
se trata de otra forma de estar: en el Espíritu Santo. Dios aparece en el Monte Sinaí
como un esposo, un enamorado, y el amor no se puede imponer. Dicen los
científicos que parece que el universo nos quiere sorprender, nos quiere fascinar
porque nos quiere enamorar: es Él el esposo y quiere enamorarnos. Yo he sido
creado para ser en Él una sola carne, pero lo abandono enseguida. Lo abandono
porque me gustan otras cosas y tiene que retirarse, porque es tímido, es celoso. Si
yo miro hacia otra cosa en lugar de Él, se retira inmediatamente y me deja libre.
Esta libertad es maravillosa y se entiende cómo Dios no juega con nosotros, cómo
realmente somos libres, y también el misterio de la iniquidad en el mundo, la
maldad, los asesinos, la trata de blancas, las drogas, las guerras… En este misterio
de iniquidad brilla una luz en la oscuridad: el amor de Dios que nos ha dejado
libres porque nos ama. Amor infinito.
Porque ha dicho San Pablo: “Caritas Christi urget nos”: El amor de Cristo
nos apremia al pensar que si Cristo murió por todos, todos murieron, todos pueden
tener la vida eterna ahora dentro de ellos. ¿Y por qué murió por todos? Dice San
Pablo: “Para que los que viven, no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y
resucitó por ellos…” Está claro que la gente que no conoce a Cristo vive para sí
misma, es decir, haciendo siempre lo que le plazca, tratando de darse placer, de
gratificarse. Con la destrucción de la familia vemos que aumentan las personas que
viven solas, los jóvenes que no quieren casarse, que viven solo para sí mismos. Es
como una condena, pero están solos, tienen que llenarse del vacío que llevan
dentro. Pero nosotros, los cristianos, hemos encontrado a Cristo que es un esposo,
porque la esposa vive para el esposo, trata de hacer lo que agrada al esposo, vive
siempre en el otro. Hemos encontrado al otro, hemos encontrado el amor, no
estamos solos, esta es la felicidad. Dice San Pablo que quien se acuesta con una
prostituta, se hace un solo cuerpo con ella, para decir seguidamente que quien se
une a Cristo, se hace un solo Espíritu con él. Por tanto, hermanos, un solo Espíritu
con él...
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Quiero deciros esto de parte del Señor: Dios quiere estar en vosotros, pero
en algunos no está. ¿Cómo podemos hacer para que Dios esté dentro de nosotros?
Suponiendo que estés dispuesto a abatir tu yo, tu justicia y hacerte cristiano, a vivir
en Él. Si vives en Él, mañana ya no juzgarás, porque Cristo te ha dicho que no
juzgues. Sabemos que la voluntad divina, la naturaleza, la impronta de su sustancia
es amarte, vivir en ti, estar contigo, ayudarte, ayudarte en el matrimonio, en el
trabajo, con los hijos… Pero para ayudarte tienes que renegar de ti mismo; no
puedes seguir exigiendo tu justicia, no puedes seguir juzgando; no puedes seguir
condenando. Deja de condenar a tu marido, deja de juzgar a tu responsable. Pero
yo para dejar de juzgar tendría que ser esposa de Cristo: ahora hago la voluntad de
Cristo. Entonces, ¿qué te dice Cristo? Tú eres mi cuerpo... Así sería la vida vivida
de otra forma, vivida con Cristo: el matrimonio vivido con Cristo, los hermanos de
la comunidad con Cristo. ¿No sabéis que somos cuerpo de Cristo? El que os acoge,
me acoge a mí. El que os escucha, me escucha a mí. ¿Qué es la comunidad? El
cuerpo de Cristo resucitado.
Hemos dicho que la Virgen nos ha dicho: “Hay que hacer comunidades
cristianas que vivan en humildad, sencillez y alabanza; el otro es Cristo”. El otro
hermano de comunidad es Cristo. Hemos sido llamados a querernos, a querernos,
no a devorarnos, pero tendríamos que cambiar de naturaleza para dejar de juzgar.
Es imposible llevar en nuestro cuerpo los pecados de los demás y llevar los pecados
los unos de los otros. “ Kiko, lo que tú quieres es la santidad, pero esto es
imposible”. ¡Pero si Cristo dio su sangre por esto! Viene del cielo, gratis, la gracia
del Espíritu Santo. Es un don gratuito, el de la gracia del Espíritu Santo. Es una
felicidad, no estamos diciendo ningún moralismo, no estamos exigiendo nada. Es
la gracia, es vivir en Cristo. Ya sea que comáis, que bebáis, que durmáis… en
Cristo, con Cristo, somos cristianos y tenemos una misión maravillosa: mostrar
al mundo este amor, Cristo crucificado en nosotros.
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cielo en el aire seremos transformados en él, en la luz… Dios ha mostrado a la
Iglesia que hay un camino de 40 días, que es el camino que ha hecho con su pueblo.
Cristo ha vivido este camino por nosotros ¿y con qué armas ha vencido al
demonio? Porque en la vida del cristiano hay tres tentaciones constantes.
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¡Los salmos! Qué cosa tan maravillosa, no hay oración más existencial; es
la oración que Dios ha inspirado para ayudarnos. La oración con la que Dios quiere
ser invocado. Es el lenguaje que ha querido usar con nosotros; es un lenguaje
maravilloso, existencial, precioso. Es la respiración, el ritual de la vida de Cristo,
el ritual de santidad. El Salterio es el ritual escrito de la vida de Cristo.
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para eso ha enviado a su Hijo que está lleno de amor por cada uno. Es maravilloso
si logramos estar convencidos de la eficacia del bien que hace, pero este bien va
más allá de nuestra palabra, porque es un misterio la respuesta del hombre ante el
anuncio del amor de Dios, ya que está en juego su libertad. Pero Dios a las personas
las ha elegido Él; les anuncias el kerygma y que crean o no crean depende de ellos.
Dios quiere dar esta oportunidad a muchísimas personas de encontrarse con
Jesucristo.
Oremos.
Te pedimos por el Papa, que está en el hospital. Cúralo pronto, Señor, que
regrese con nosotros curado. Te rogamos por estas comunidades, por todos
nosotros. Ten piedad de nosotros Señor, quédate dentro de nosotros y
ayúdanos, danos fuerza para hacer tu voluntad, por Cristo nuestro Señor.
- Padre nuestro
ASCENSIÓN:
Quería decir una cosa más: recordar que ya podemos ir a Israel, que no
tengáis miedo, que animéis a los hermanos. Todos los que han ido este mes han
estado contentísimos, está todo vacío. Así que no tengáis miedo, animad a los
hermanos.
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Animad también a los sacerdotes a ir al “Año de inmersión”, a un año de
estudio en Tierra Santa en los santos lugares. Todavía hay tiempo para que los
presbíteros pidan la posibilidad de ir durante un año. Animamos a los presbíteros.
KIKO:
P. MARIO:
- Bendición
KIKO:
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