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DeVries - Cap 3 La Oferta de Trabajo

El documento explora la 'revolución industriosa', un fenómeno que describe cómo los hogares en Europa y América del Norte aumentaron su producción y trabajo en respuesta a nuevas aspiraciones de consumo durante el largo siglo XVIII. Se argumenta que la coordinación entre producción y consumo en el hogar fue clave para superar problemas económicos previos, y que este cambio en el comportamiento fue impulsado por el deseo de consumir más. Además, se compara este proceso con el desarrollo económico en Asia oriental, destacando la importancia de la intensificación del trabajo y la especialización en la producción.

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DeVries - Cap 3 La Oferta de Trabajo

El documento explora la 'revolución industriosa', un fenómeno que describe cómo los hogares en Europa y América del Norte aumentaron su producción y trabajo en respuesta a nuevas aspiraciones de consumo durante el largo siglo XVIII. Se argumenta que la coordinación entre producción y consumo en el hogar fue clave para superar problemas económicos previos, y que este cambio en el comportamiento fue impulsado por el deseo de consumir más. Además, se compara este proceso con el desarrollo económico en Asia oriental, destacando la importancia de la intensificación del trabajo y la especialización en la producción.

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94 LA REvoLUCTÓN INDUSTRIoSA

sión del trabajo depende de1 alcance del mercado, sino que e1 alcan-
ce del mercado depende de la división del trabajo».Se
Las ventajas de la especialización sin duda eran bien conocidas
antes de que Adam Smith las describiera de form4 tan memorable'
Con todo, el problema de coordinación que existía entre la <<pobre-
za universal>>, en la que <<cada hombre ha de obtener todo por sí
mismo>>, y la «opulencia>>, en la que «el trabajo conjunto de una
gran multitud de trabajadores>> consigue producir «el abrigo de lana
... con que se cubre el jomalero>>, raÍaYez encontró una solución sa- Capítulo 3
tisfactoria.e0 La mayoría de los hogares siguieron dedicándose sólo
marginalmente a la producción para el mercado, y como consumi- LA REVOLUCIÓN INDUSTRIOSA:
dores se enfrentaban a mercados que eran, alavez,limitados y cos- LA OFERTA DE TRABAJO
tosos.
La tesis de este estudio es que partes significativas de Europa oc-
cidental (y de la Norteamérica colonial) superaron sustancialmente ¿Es posible reunir suficientes pruebas históricas para que resul-
este problema de coordinación en el curso del largo siglo xvttt. Ob- te verosímil la afirmación de que los hogares trabajaron más y con
servamos el proceso en forma de decisiones simultáneas acerca de mayor ahínco en el curso del largo siglo xvrrr? Más aún, ¿es posible
la producción y el consumo en el nivel del hogar' No obstante, fue el demostrar empíricamente que, en su peregrinación de una sociedad
consumo, a través de la creación de una experiencia común compar- rica en ocio a una acostumbrada al trabajo constante, el comporta-
tida por círculos cadavez más grandes de la población, el que ofre- miento industrioso de los miembros de estos hogares estaba más
ció las señales visibles para permitir que se produjera la coordina- motivado por nuevas aspiraciones de consumo que por una amarga
ción necesaria. La demanda de consumo pudo desernpeñar este necesidad? Esto es, ¿es posible demostrar que los hogares trabaja-
papel económico debido a la transformación de sus funciones socia- ron más con el fln de poder consumir más y consumir de forma di-
les y culturales. Los contemporáneos apelaron tanto a controles pro- ferente? Éstas son las preguntas que nos ocuparán a lo largo de este
videnciales de las pasiones naturales, la vida urbana y el comercio, capítulo.
como al poder social de las mujeres, para explicar el surgimiento de
nuevas pautas en el comportamiento de los consumidores, algo de lo
que nos ocuparemos con más detalle en el capítulo 4. Este complejo LR pRnr¡rsroRrA DE LA REVoLUCTóN TNDUSTRTosA
de cambios en el comportamiento del hogar constituyó una <<revolu-
ción industriosa>>, un fenómeno comercial impulsado por el consu- Cónto perdierort su fiempo tle oc'ir¡ los campesinos.En el estu-
mo que precedió y preparó el camino para la revolución industrial, dio de las socicdacles predominantemente agrarias, la producción se
que estuvo impulsada por la tecnología y los cambios en de tipo or- cousitlcra por lo genererl como el resultado de la interacción del tra-
ganizativo. bu jo. la licrra y lu tccnología. Si la tccnología cambia con lentitud y
LA I{TJVOI-UCIoN I NDUS'I-I{IOSA
t-A OTIERI'A DRI'RABAJO 91
la ticrra disponible es una cantidad f ija, ra aclición progresiva de
más trabajo pronto se traduce en rendimientos decrecientes. En el
nivel de la sociedad esto hace surgir el espectro de la escase z a me-
dida que la población aumenta. En este sentido, Thomas Robert
Malthus sostuvo que la población tendía inherentemente a crecer
más deprisa que la producción alimenticia. La población, razona-
ba, tenía la capacidad de crecer exponenciarmente mientras que la
producción de alimentos apenas podía, en el mejor de los casos, au- o
mentar aritméticamente, una situación que, de forma inexorable, Q4
causaría crisis de subsistencia recurrentes a menos que se controla- Qs
Q2
ra el aumento de la población por otros medios. El modelo de Mal-
Q1
thus resultó muy atractivo pal'a muchos historiadores de Ia Europa I

de Ia Edad Media y comienzos de la era modem a, para los que un


techo de proclucción obstinadamente inquebrantable condenaba a
Ias sociedades agrarias a sufiir ciclos repetidos de crecimiento y de-
crecimiento demográficos salpicados de crisis cle subsistencia.r FIcURR 3.1. El modelo de producción agrícola y crecimiento de la
una concepción semejante del mundo preinclustrial invita a población de Boserup.
pensar que el cambio decisivo sólo podía provenir de alguna fterza
externa que dotara a la economía con nuevas posibilidades tecnoló-
modo, puso de cabeza a Malthus y, en especial, a Ricardo: el creci-
gicas. una consecuencia de esto es que, ante el desafío que supone
miento de la población no conducía, vía los rendimientos decre-
explicar la revolución industrial y el crecimiento económico mo- cientes, al control positivo del hambre o a un estado estacionario,
derno, Ios historiadores económicos han optado por lo general por
sino que, a largo plazo, era un cafalizador de la introducción de
concentrarse en la inventiva (la tecnología) y el aumento de la ofer-
nuevas técnicas agrícolas para un uso intensivo de la fiera.2
ta de capital (encarnado en las nuevas tecnologías) más que en el
La observación empírica de la agricultura asiática de mediados
crecimiento de la ot'erta de trabajo. que sólo podía retrasar un pro-
del siglo xx llevó a Boserup, una especialista en economía del de-
ceso de crecimiento que dependía de un incremento de Ia propor-
sarrollo, a la conclusión de que los campesinos por lo general tie-
ción capital/trabajo.
nen acceso a una gama considerable de técnicas. La conveniencia de
En estos modelos económicos basados en las enseñanzas de un conjunto de técnicas agrícolas dado depende en gran medida
Malthus (el control positivo) y Ricardo (el estado estacionario), el de las proporciones de los factores en juego y, en su opinión, es
cambio tecnológico es un factor exógeno respecto de la interacción
esto, más que el conocimiento, la inventiva, la cultura o la tradi-
de la tierra y el trabajo. Integrar en un modero único las interrela-
ción, lo que tendía a gobernar las elecciones específicas de los cul-
ciones de la tecnología,la población y Ia tierra fue ra contribución l

tivadores. Es decir, normalmente los cultivadores no tenían ante sí


de Ester Boserup en Ia década de 1960. Ella, por decirlo de algún
una <<barrera de conocimiento>> tenaz sino que contaban con un de-
98 LA REVoLUC¡(iN tNDUst.RtosA
l,A oFIjR'IA DE TRABAJO gL)
pósito de técnicas entre las cuales eregir las que resurtaban
más En opinió, de Boserup, es este <<precio>> del increlnento
apropiadas para sus circunstancias actuales. cle la
producción agrícola (omadas de trabajo más rargas y
La sección superior de ra figura 3.r busca dar cuenta de las arcluas) ro
ca- que explica la lentitud con que históricamentc avanzó
racterísticas básicas del modelo de Boserup. El modelo postula la intensifi_
una cación de Ia agricultura. únicamente la necesiclad consecuencia
sociedad con una cantidad de tierra fija (T) que experimenta del
un cre-
cimiento poblacionar a largo prazo. A medida que la pobración
aumenta, los granjeros buscan ara pre_
venir un descenso de la produc
conjun_
to de técnicas determinado (p,,
ción re_
quiere de un incremento proporcional de Ios factores
de producción (aumento de la renta per cápita), pero si condujo
(trabajo y tiena). una vez que toda la tierra disponible a cierto tipo de de-
está en uso sarrollo económico- El aumento de ra producción por unidad
(T), se bloquea cualquier avance adicional hacia niveres de tie-
de produc- rra generó un superávit Íofal creciente para el mantenimiento
ción total mayores. Sin embargo, en el modelo de Boserup, de las
este lí élites políticas y religiosas. los centros urbanos, Ias instalaciones
mite crea una ocasión, inducida por ra población, para cambiar
a un culturales y las infraestructuras. Además, las jornadas
nuevo conjunto de técnicas agrícolas (el paso, digamos, de p, pr). laborales
a más largas y el aumento der número de días trabajados
con el paso del tiempo, pueden tener lugar varias transformaciones sirvieron, de
forma inadvertida, como. un campo cle pruebas para una
técnicas de este tipo, lo que permite que una sociedad con fuerzara-
una can- boral más disciplinada y técnicamente más hábil. De acuerdo
tidad de tierra fija alcance niveres cadavezmás altos de producción con
Boserup, la combinación de una civilización más compleja
total, medidos por las isocuantas e y una
r, ez.3 población habituada ar trabajo continuo fue el p."...qririto
La sección inferior de la figura 3. l revera una segund a caracte- esen-
cial del desarrollo económico modenro.
rística de estos cambios técnicos: el aumento de la productividad
Esta en el que las socieda-
de la tierra (la producción agrícola por unidad de tierra)
descrita en
la parte superior de la figura requiere de una mayor intensidad
des cam aumento de la Pobla-
de ción' un i stenci a caracferizada
por una laboriosidad implacable podría etiquetarse como
el modelo
de desarrollo económico del Génesis 3:r9.s Los lectores
poco dis-
puestos a abrazar la <<economía teológica» pueden
en su rugar optar
por la antropología económica, que sostiene que ras
sociedades ca-
zadoras-recolectoras son <<ra sociedad opurenta original» (opurenta
ne aferrada a determinada tecnología de cultivo; cambiar
a funcio- en ocio) y ve a las sociedades agrícolas inmersas
nes de producción más intensivas en trabajo modera en una marcha ha_
esta dismi- cia esfuerzos laborales cada vez mayores (autoexplotación)
nución.. La modera, pero no la detiene, y mucho menos con er
crea las fin de preservar la <<foma de vida campesina>>.6
condiciones para un aumento de la productividad laboral
por hora vistas desde una perspectiva histórica amplia, ras diversas
de trabajo.a civi-
lizaciones del mundo, populosas, complejas, basadas
en una clase
I00 LA REVoLU(.r(iN tNt)t-rs,t,tuo,sn
LA ()lilrlt'l',A l)la 'l'l{AllAJO l0l
cl tarnaño de la población; en este sentido, reconoce que el trabajo
supone un sacl ificio de ocio y viceversa. Sin embargo, así como no
existen los mercados, en el modelo sólo hay un sector económico:
la agricultura.Laúnica altemativa al ocio es el trabajo en la agricul-
tura. ¿Qué sucede cuando los cultivadores se enfrentan a erecciones
más complejas que ésta a la hora de decidir cómo distribuyen su
tiempo entre las actividades distintas del trabajo agrícola que tienen
a su disposición?8
Una exploración de estas dos extensiones del modelo me ha con-
ducido a la tesis de que gracias a las interacciones de los hogares y los
mercados se consiguió escapar de la lógica de hierro de la intensifi-
cación agrícola (resumida en la figura 3.1), que sólo resulta válida
cuando se postula, como hace Boserup, que el trabajo sólo interactúa
con la tierra. Mediante una absorción más completa del trabajo de los
hogares, con frecuencia dedicado al desarrollo cle actividades no
agrícolas, una mayor eficacia del trabajo productivo fruto de la espe-
cialización y los incentivos que ofrecía el mercado para la intensifi-
cación del trabajo, pudo lograrse urr aumento significativo de la pro-
ducción per cápita en ausencia de una revolución industrial.
La producción intensiva en trabajo basada en el hogar no fue,
por supuesto, un fenómeno exclusivo de Europa noroccidental o
del largo siglo xvnr. El concepto de revolución industriosa pro-
puesto en este estudio implica algo más que un simple trabajo más
intensivo. Es posible tener mayor claridad acerca der concepto si
comparamos la forma en que la misma expresión se ha empleado
con relación al desarrollo económico de Asia oriental.

La RpvolucróN rNDLrsrRrosA Er.r ORIBNTE y OccTDENTE

una segunda característica del modero de El término revolución industriosa fue acuñado originalmente
Boserup es su insis- por Akira Hayami, que lo empleó (en un trabajo de 1967 escrito en
tencia en que ra oferta de trabajo económico
no se corresponde con japonés) para comparar las tecnologías intensivas en trabajo del Ja-
102 r.A rrtivot.u(,toN tNt)ls,r,t{tosn
1.4 Olrlllt'l'A DE'l'ttABAJO 103
pón Tokugawa (1603-lg6g)
con las tecnorogías.intensiv^s e,
capi-
tal de la revorución industriar británica. ¡rlt'rncrrlc cn un ploceso de <<autoexplotación>> para garantizarse una
según Hayami, se tratab¿r
de dos caminos hacia la industrialización ',ulrsistcnci¿r ¿rpenas exigua. En lugar de ello, la revolución indus-
definitiva.e Cuando utiri_
zó por primera vez el término trosr prcpara el hogar campesino para las tareas del crecimiento
en inglés, Hayami apeló a él para
cuenta del crecimiento de la proclucción dar ,'r'orrrir.rlico moderno al mejorar la calidad de su trabajo. Saito des-
agrícora en ras últimas aé_
cada de la era Tokugawa qlle ,'r ibc cl hogar campesino japonés como uno que impone disciplina
se logró cuando los campesinos
adap_ ,r sus miembros y planifica de forma cuidadosa no sólo el desplie-
taron sus métodos de cultivo para
sustituir er poder de tracción der
ganado por un mayor esfuerzo ¡,rrc clel trabajo familiar sino también la composición de la familia
humano: «En el Japón rural debió
producirse una conversión de (t'l número de hijos, los intervalos entre nacimientos y el orden de
"cabaros de fuerza" a .,hombres
fuerza" ' EI término revoruciótt de los sexos del conjunto de los hermanos) con el fin de coordinar el
industriosa puede aplicarse a este
cambio>>.to ('()nsumo, la producción y la producción de forma tal que sea posi-
Desde entonces, Kauro Sugihara, hlc garantizar la continuidad intergeneracional, protegerse de incer-
Osamu Saito y otros autores
han empreado er térmrno para ticlumbres a corto plazo y nivelar el consumo a lo largo de un ciclo
referirse de forma más general
proceso de industriarizaciónintensivo a un vital en el que la capacidad productiva del individuo es cambiante.
en trabajo, al que consideran
una alternativa al camino, intensivo A lo largo de generaciones dedicadas a una planificación semejan-
en capital y ,""r..or, que si_
guieron los países occidentares te, compleja, <<racional>>, la familia campesina adquirió el capital
para arcanzarel crecimiento econó_
mico moderno. il humano necesario para responder a las nuevas amenazas y oportu-
El contexto macroeconómico en el que nidades de la industrialización modema.
el término se aplica en
Japón (y en generar en Asia Sugihara subraya la tendencia de los hogares campesinos japo-
orientar) concuerda ampliamente
el modelo de Boserup discutido con neses a absorber el trabajo familiar mediante la combinación de
en la sección precedente. La adop_
ción de tecnorogías intensivas agricultura y empleos secundarios. El autor contrasta esto con el
en trabajo es el modo de acoger
aumento de la pobración. El curtivo el caso de Inglaterra, donde la agricultura y la industria rural tendían a
de anozy ra agricultura irriga-
da permitían una intensificación desarrollarse por separado en hogares especializados. Estos hoga-
muchísimo mayor que los siste-
mas de cultivo mixtos de Europa; res campesinos japoneses eran menos especializados, pero, al com-
por tanto, las sociedades rurales
de Asia arcanzaron poblaciones binar muchas actividades en una única empresa, se convirtieron en
considerabremente más densas y
una producción más grande por un campo de adiestramiento para formas de comportamiento admi-
unidad de tierra que lo que era
co_ nistrativo que demosÍarían ser útiles para el mantenimiento de nu-
mún en Europa.tz
El aspecto microeconómico de Ia <<industri merosas actividades industriales de pequeña escala, intensivas en
arizaciónintensiva
en trabajo» hace hincapié en trabajo, que resultaban apropiadas para una economíaricaen mano
er hogar como una institución
que ab- de obra, pero pobre en recursos. De forma similar, el elevado por-
sorbe trabajo y desarrora de
forma asidua tecnologías que hacen
uso intensivo de la mano de un centaje de personas autónomas habría, en opinión de Sugihara, sen-
obra para mantener su viábilidad
nórnica' sin embargo, el concepto eco- tado las bases para las muchas empresas pequeñas y medianas que
asiático de revorución industrio-
sa no concibe el hogar campeslno caracferizaron la industrialización de Japón. El investigador resu-
como una entidad inmersa sim_
me su argumento señalando que:
104 LA REVoLU(,roN tNt)L;s.t.nrosn r.A orBRT'A DE TRABAJo 105

En la medida en que la industrialización intensiva cn trabajo Desde la perspectiva de Asia oriental, la industrializacióninten-
acogió el mejoramiento graduar de la calidad de la rnano de obra, siva en trabajo distingue Oriente de Occidente, donde el crecimien-
ésta fue la principal ruta que permitió a ra humanidad escapar de Ia
to económico fue consecuencia de procesos intensivos en capital y
trampa maltusiana de la sobrepoblación y la trampa ricardiana del
en recursos. Las empresas familiares industriosas, flexibles, con
aumento del precio de los alimentos. Fue este círculo virtuoso, no la
raíces en el campesinado, tuvieron un papel destacado en los co-
disponibilidad repentina de vastos recursos en el Nuevo Mundo o
mienzos de la industrialización en Oriente, mientras que en Occi-
de tecnologías que ahorraban trabajo y esfuerzo, ro que sostuvo ra
difusión global de la indusrrialización durante los dos últimos si- dente éste fue un proceso liderado por empresas y fábricas a gran
glos.¡3 escala. No obstante, aunque esta caracterización no carece de un
núcleo de verdad, exagera la diferencia entre Oriente y Occidente
La revolución industriosa de Asia oriental subraya el papel que en las prímeras etapas de la industrializaciónal confundir el célebre
desempeñaron los recursos limitados en el desarrollo de los hogares crecimiento experimentado por ciertos <<sectores destacados» de la
campesinos imaginativos, diligentes y disciplinados que, a su debi- revolución industrial británica con el proceso más amplio del creci-
do tiempo, trasladarían estos atributos adquiridos con tanto esfuer- miento económico occidental, que, de forma muy similar a lo ocu-
zo al nuevo mundo industrial. En cambio, no insiste demasiado en rrido en Oriente, dependió durante mucho tiempo de la producción
la especialización y las relaciones de mercado. De hecho, buena de hogares industriosos.
parte de la planificación cuidadosa y las largas jornadas de trabajo Existen, sin embargo, diferencias importantes entre las revolu-
disciplinado s,stit,ían la ausencia de mercados. por ejemplo, la ciones industriosas de Oriente y Occidente. No son la misma cosa,
planificación familiar habría podido ser menos rígida si hubiera ha- y la principal diferencia la encontramos en la función, mucho más
bido un trabajo de mercado para peones de labranza, mientras que importante, que tuvieron los mercados y la especialización en Eu-
la especialización agrícola habría podido ir aún más lejos de haber ropa occidental. Éste es el contexto en el que las aspiraciones de los
existido la posibilidad de pagar los impuestos en dinero en lugar de consumidores pudieron empezar a desempeñar un papel autónomo al
en arroz. motivar un crecimiento adicional de la oferta de trabajo orientada
Por último, la revolución industriosa de Asia oriental es en al mercado. En resumen, en estas dos versiones de la revolución in-
gran medida un fenómeno depencliente de la oferta. La actividad dustriosa, los determinantes de la intensificación del trabajo eran
industriosa formó a las personas para convertirlas en trabajado- básicamente diferentes.
res más productivos, pel'o no hizo de ellas consumidores más acti- La productividad de la mano de obra europea en la agricultura
vos e innovadores. La producción total creció a expensas de la padecía las mismas inherentes presiones a la baja que en Asia, pero
productividad laboral, lo que limitaba el poder adquisitivo rural. se mantuvo significativamente alta. Las explicaciones para ello por
Posteriormente, cuando esta mano de obra agrícola de baja pro- lo general se centran en una combinación de control demográfico y
ductividad entró en el sector industrial, mantuvo los salarios bajos tecnología agrícola. Las poblaciones europeas se ajustaron, con
también allí, lo que limitó más aún la expansión del mercado do- brusquedad, a los recursos disponibles mediante controles indirec-
méstico.la tos sobre la fertilidad moldeados por las reglas que gobernaban el
matrimonio, la denominada «pauta matrimonial europea>> presenta-
1
106 LA RtrVOI-TICIoN INI)US'I'RI0SA
LA OIjtllt'IA DE TRABAJO 107

da en el capítulo l. Los mercados tienen una presencia pronrinente papel importante) sino en respuesta a las condiciones del mercado.
en esta interpretación demográfica, pues sostiene que er
acceso al La adopción total de la orientación hacia el mercado, o de la depen-
matrimonio (si alguien podía casarse y, de ser así, a qué edad)
estaba dencia respecto de éste, r'equirió a su vez cambios en el comporta-
regido por condiciones económicas de ras que eran indicativos
los miento de consumo doméstico.
salarios,los alquileres de tierras y los precios de las mercancías.r5
Asimismo, los sistemas de cultivo mixtos que predominaban
en
la mayor parte de Europa (en especial, al norte de la cuenca
medite- Los tt¡cREsos DEL HoGAR
rránea) estaban en condiciones de complementar la mano
de obra
humana con fuerzas agronómicas en su esfuerzo por mantener
la Las ganancias de los hogares derivadas de su actividad en el mer-
fertilidad del suelo ante Ia necesidad de una labranzamás intensiva.
cado adoptan diversas formas, pero incluso en el siglo xvlr el traba-
El uso de ganado, legumbres y tubérculos en sistemas de rotación
jo asalariaclo cra la fuente más importante de ingresos monetarios
conocidos como agricultura alternante y convertible tuvo
como en gran parte de Europa noroccidental. De los salarios dependía un
consecuencias el aumento de Ia producción ganadera (al
aumentar número grande y creciente de trabajadores que carecían de tierra
la oferla de pastos y fbrraje). la eliminación de ros años
de barbecho u otros recursos productivos, y el historial de los salarios reales del
y el mejoramiento de Ia fertilidad del suelo.¡6 para incrementar
la largo siglo xvIII no ofiece, a primera vista, demasiado potencial
producción física estos sistemas necesitaban más mano
de obra por para comportamientos de consumo innovadores o una cultura ma-
unidad de tierra, sin duda, pero en un contexto de precios
rerativos terial afnplia. Medir el poder adquisitivo de los salarios está lejos de
favorables podían incrementar el varor de la producción
todavía ser una tarea sencilla incluso en las mejores condiciones, y las limi-
más. De nuevo, fueron las oportunidades ofrecidas por
el mercado taciones de la información que tenemos sobre la era preindustrial
más que la presión demográfica lo que determinó el
momento y ra son formidables; sin embargo, los estudios recientes coinciden de
localización de la introducción de estos sistemas de cultivo
más in- foma unánime en que, salvo unos pocos casos excepcionales cir-
tensos. I 7
cunscritos espacial y temporalmente, el aumento de los salarios rea-
La clave para que se produjer.a un incremento de la productivi_
les a largo plazo fue escaso, o inexistente, en los primeros siglos de la
dad total antes del sigro xlx no se haila en la demografía
o ra tecno- era moderna.
logía sino en la organi zaciónde ros hogares como enticlades
econó- La tabla 3.1 ofrece un panorama general de los salarios reales
micas. En el contexto europeo, el nuevo crespliegue de los
recursos urbanos en Europa noroccidental, meridional, central y oriental. Se
productivos de los hogares se produjo en respuesta a las
oportuni_ correlacionaron los índices del costo de la vida de cada ciudad para
dades ofrecidas por el mercacro. Los hogares pasaron d,er
c.ottrac.to permitir no sólo comparaciones entre diferentes períodos sino tam-
con el mercado (la venta de bienes para complementar la produc_
bién entre diferentes ciudades. Al establecer en cien el índice del
ción doméstica) a la r»'ientación haciael mercado (ra venta
de bie- salario real londinense de 1500- 1549, resulta de inmediato evidente
nes y de trabajo como base de Ia economía doméstica).
Este caníbio quel l) las principales ciudades de Europa noroccidental disfruta-
no se debió principarmente a la presión demográfica o la
coerción ban entonces de unos salarios reales sustancialmente más altos que
institucional (aunque en ciertas épocas estos factores tuvieron
un los que existían en el sur, centro y oriente del continente; 2) la bre-
108 LA REVoLUCIóN TNDUSt'trrosA LA OITEIT'I'A DEI'ITABAJO 109

Tnst-e 3.1. Salarios de consumo reales de los trabajadores de la T¡,eLe 3.2. indices de salarios reales:
construcción no c'ualificados : Europa occidental, meridionol, Gran Bretaña. 1770- I 879
central y oriental, 1500-1849
(indice: Londres 1500-154g = 100) Década Indice

1500-1549 1650-1699 1700-1749 1750-1799 1800_t849


r170-t119 100
1780-1789 105,5
Europa 1190-1799 I 13,1
o'ccidental 1800-1809 112,2
Londres 100 96 1r0 99 98 1810-1819 107,8
Ámsterdam 97 98 107 98 79 1820-1829 111,9
Amberes 98 88 92 88 82 1830-1839 124,2
París 62 60 56 51 65 1840-1849 130,3
Europa 1850- 1859 140,4
meridional 71 ls2l 42 l30l r860- 1869 141 ,O
Europa 1870-1879 170,4
central y
F ue nt e s'. Charles Feinstein, «Pessimism Perpetuated:
oriental 74 66 58 55 48 Real Wages and the Standard of living in Britain
Entre corchetes: cifra basada en un número reducido de testimonios. during and after the Industrial Revolution»,.Ioar-
nal of Economic Histot158 (1998), pp.652-653.
Fuentes: Robert Allen, «The Great Divergence in European Wages and prices
from the Middle Ages to the First world war», Explorations in Economic History
38 (2001), p. 428; Steven Broadberry y Bishupriya Gupta, «The Early Modem tas» estaban convencidos de que era imposible que un logro tan
Great Divergence: Wages, Prices and Economic Development in Europe and grande en términos de producción y productividad no hubiera con-
Asia, 1 500- I 8 00>>, J our nal of E c on omi c. H i st ory 59 (2006), p. 7 .
seguido mejorar el nivel de vida de los contemporáneos; los <<pesi-
mistas>> estaban igual de convencidos de que una explotación tan
intensa como para desencadenar la revolución industrial tenía que
cha entre Europa noroccidental y las demás regiones creció durante
haber empeorado las condiciones de vida de los trabajadores.rs
el largo siglo xvlrr; y 3) la creciente superioridad relativa de Europa
El «debate sobre el nivel de vida> resultante ha continuado en el
noroccidental no adoptó la forma de un aumento absoluto de los sa-
siglo xxl, aunque ahora con menos pasión política y más sutileza
larios reales. El logro de Europa noroccidental fue limitado: resistir
metodológica. Los cálculos más reciente y completos del poder ad-
el enorme deterioro del poder adquisitivo que experimentó er resto
quisitivo británico, realizados por Charles Feinstein y resumidos en
del continente.
la tabla 3.2,perpetúan la posición pesimista:
Esto a duras penas parece ser una base propicia para una revolu-
ción del consumo. Quizá debiéramos concentrar nuestra atención
Desde la década de 1780 hasta el final de las guerras napoleóni-
en el país más dinámico, desde un punto de vista económico, en su
cas los ingresos nominales medios crecieron aproximadamente al
fase de mayor expansión. Los salarios reales en el Reino Unido en
mismo ritmo que el coste de Ia vida, y los ingresos reales medios
la época de la revolución industrial han sido, por supuesto, objeto casi no experimentaron ningún aumento. Después de 1815 hubo un
de un intenso escrutinio desde hace mucho tiempo. Los «optimis- progreso lento, pero a mediados de la década de 1 850 el nuevo índi-
110 LA REVoLUCIóN tNDUS.t RrosA
r-A or,'ER'rA DE'r'r{AtsAJo II I

ce estaba todavía menos de un 30 por 100 por delante


del nivel de «oleada de aparatos» barría Inglaterra.2t y
comienzos de la década de 17g0. De acuerdo con resta a los cálculos de
estas nuevas prue_
bas, sólo a partir de finales de ra década de 1750 pudo salarios reales de los pesimistas buena parte de su carácter contrain-
er trabajador
medio británico disfrutar de una mejora sustancial y tuitivo. Por otro lado, presenta la Inglaterra <<preindustrial>> como
continua deros
salarios reales.le una economía bastante más rica de lo que anteriormente se daba por
sentado; la razón para ello es sencilla: un menor crecimiento en el
período 1760-1830 implica que en la economía anterior a 1760 la
Fuera de la Gran Bretaña en proceso de industriarización,
ras renta per cápita debía de ser más cercana a la del período posterior a
cosas eran todavía peores. La amplia colección
de salarios reares 1830.22 Cuantas menos pruebas tenemos de que en este período se
urbanos reunida por sóderberg, Jonsson y persson pinta
un cuadro haya producido un aumento de la productividad como consecuen-
sombrío del deterioro que se produjo de 1730 a r7g9.A
ro rargo de cia del cambio tecnológico, más razones tenemos para concentrar-
este peíodo el poder adquisitivo de ros salarios; medido en
términos nos en el aumento de'la producción a través del comportamiento in-
de la cantidad de pan o grano que permitían comprar,
cayó en casi dustrioso.
todas partes, en ciertas ocasiones a un ritmo de
más der I por 100
anual a lo largo de más de medio sigro. y lo peor
aún estaba-por,e- Test-e 3.3. Cálculos sobre el aumento de la renta per
g¿r, pues el pronunciado aumento de los precios cítpita nacional británicq (media de lqs tasas de
de los alimentos du_
rante la era revolucionaria y napoleónica deprimió crecimiento anuales)
los sararios reales
a mínimos históricos en prácticamente todas partes.20 Período Deane y Cole Crafts y Harley
Los <<pesimistas>> parecen haber ganado
el debate, aunque no 1100-1760 0,44 0,30
por las razones que habían esgrimido originalmente.
Las pruebas
1760-1800 0,s2 0,17
acumuladas sobre el prorongado estancamiento, cuando 1800-1830 l,61 0,52
ro d"r""r- 1830-1870 1,98 1,98
so, de los salarios reales han llegado acompañadas
de una revalora- Según se resume en Joel Mokyr, «Accounting for the Indus_
ción fundamental de la tasa de crecimiento macroeconómico
de la trial Revolution», en Roderick Floud y paul Johnson, eds.,
economía británica durante las primeras décadas de The Cambridge Ec.onomic History of Modern Britain,vol. l,
la revolución
industrial. La posición revisionista no niega la importancia Industríalisation, 1700-1 860, Cambridge University press,
a rargo Cambridge, 20O4, pp. 4- 10.
plazo de los nuevos avances tecnorógicos y organizativos
de esta
época, pero reduce de forma significativa su peso
en la economía El concepto de revolución industriosa nos invita a desplazar
global hasta muy avanzado el siglo xrx. La fabla3.3revela
el alcan_ nuestra atención de los salarios diarios de los individuos alos in-
ce de la disminución der crecimiento en er período
que va de 1700 a gresos anuales de los hogares. Al hacer esto, la tarifa salarial deja
1830, con los cálculos de Deane y Cole como representantes
de la de ser la variable clave y pasan a ocupar este lugar 1) el número de
«concepción tradicionar>>, y los de crafts y Harley
como represen- días de empleo pago al airo,2) la participación de las esposas y los
tantes de la posición «revisionisto>.
hijos en trabajos orientados al mercado y 3) la intensidad del es-
La posición revisionista deja poco espaclo para un
aumento sus- fuerzo laboral. varias combinaciones de trabajo más regular,fraba-
tancial de la productividad raboral generar, incluso
cuando una jo más intenso y una mayor participación de la fuerza de trabajo
112 LA nEVoLUCTóN rNDLisrRtosA
LA oFER'rA DE TRABAJo I 13
paga (una oferta más erástica de trabajo
orientado al mercado) pu- de fiestas de guardar aumentó después de la Peste Negra y en el si-
dieron haber superado ra incapacidad de Ia
tarifa salarial para dotar glo xv, hasta el punto que prácticas habituales que durante muchísi-
a los hogares de los medios necesarios para
satisfacer sus nuevas mo tiempo se habían dado por sentadas terminaron siendo conside-
aspiraciones de consumo.
radas un problema. Christopher Dyer resume la situación en este
Hay un número considerable de pruebas, tanto
directas como in_ período así:
directas, de que se produjeron cambios en las
tres dimensiones del
comportamiento industrioso. De hecho, muchos La desaprobación de que eran objeto los oficiales que «se diver-
de loq «pesimis-
tas» más feroces en el debate sobre el niver tían en las calles», el intento de imponer contratos de un año de du-
de vida han orrecioo
pruebas de la prolongación de ra jornada ración, las medidas encaminadas a reducir el número de fiestas reli-
laboral, el aumento der
trabajo infantil y ra supresión de los días de giosas y la censura creciente de los deportes y juegos que requerían
fiesta y ra i,eguraridad
laboral para respaldar la afirmación de que, una gran inversión de tiempo contribuyen areforzar la impresión de
bajo el capitalismo, la
industrialización trajo consigo una intensificación que los patrones se esforzaban con ahínco por combatir la fuerle
der trabajo opre-
siva, no solicitada y antinaturar. cualquier preferencia por el ocio de los trabajadores.24
aumento de los ingresos
reales resultante, se sostenía, se pagó caro
con una erosión masiva Según la mayoría de los cálculos, a finales del siglo xv había
del tiempo de ocio. volveré sobre estos argumentos
hacia el final oficialmente entre 250 y 260 días laborables al año.2-5 A partir del
de este capítulo.
siglo xvt este máximo de ocio preindustrial (en tiempos modernos,
el número de días de trabajo al año volvió a este nivel en la mayor
parte de los países occidentales sólo después de las décadas de 1950
El año LABoRAL
y 1960, con la introducción de la semana laboral de cinco días) em-
pezó a ser atacado con severidad, en primer lugar y de forma más
En Ia Europa de la Edad Meclia y comienzos
de la era modema, intensa por la Reforma protestante. La teología reformista buscaba
los días laborabres ros creterminaba el calendario
cristiano, que exi_ introducir un calendario litúrgico racional en el que no había lugar
mía de trabajar todos Ios domi,gos y una serie
de frestas ."rigioru. para los días de los santos cristianos y, en la variante calvinista, con
que podían variar de una región a otra
de acuerdo con ra repuiación
muy poco espacio para la Cuaresma, el Adviento e incluso la Navi-
local de los santos.23 Algunos de los días dedicados
a un santo tam- dad. En Inglaterra, el rey y su Iglesia llevaron a cabo esta reforma
bién marcaban la cerebración de fiestas popurares
y carnavales, del tiempo (en teoría) mediante una norrna de 1536 que abolió
cuando la mayor parte de ra actividad raboral
se suspendía durante aproximadamente 49 fiestas religiosas.26 En los Países Bajos, un sí-
varios días consecutivos. En los comienzos
der período moderno, nodo de la Iglesia reformada abolió todas las fiestas religiosas en
en algunos países se añadieron ar calendario
fiestas seculares o po- 1574 al declarar que sólo debía guardarse el sábado. Casi de inme-
líticas, que vinieron a sumarse a ras fiestas
rerigiosas, para marcar diato, la oposición popular forzó al sínodo a ceder un poco y restau-
aniversarios reales o conmemorar acontecimientos
importantes. El rar Navidad y el día siguiente, el día de Año Nuevo, el lunes de Pas-
número de días que dejaban de trabajarse
variaba de una región a cua, la Asunción y el lunes de Pentecostés, seis días en total.27 En
otra y sufrió cambios a lo rargo del tiempo.
AI parecer, el número las tierras que se mantuvieron fieles a la Iglesia católica romana, no
114 LA ItEVor_uclóN lNr>tis,r,RtosA
l_A otrtit{'r'A l)ti I't{AUAJO l15
se produjo una pudficación tan repentina, pero los
crías credicaclos a cl au¡ncnto dcl «potencial de trabajo>> creado por el plumazo de un
los santos fueron reduciéndose por etapas durante
un períocro de clórigo cn 1574. Mientras que en el siglo xvr los obreros no habrían
trempo muy largo. Así, en parís, el primer cambio
sustancial que podido trabajar más de 3.100 horas al año (incluido el tiempo de
afectó a los trabajadores de la construcción se produjo
en 1666, descanso destinado para las comidas, unas dos horas diarias aproxi-
cuando desaparecieron entre quince y veinte días
de santos; en to- madamente), después de 1650 pasaban en el trabajo un total de
tal, sólo se conservaron treinta.2s Cuanto más se
ayanzahacia el 3.700 horas (contando, igualmente, el tiempo de Ios descansos para
este y el sur, tanto más tardíos son los cambios.
En Austria, los pri- comer, que seguía siendo de unas dos horas diarias). Un aumento
meros pasos en este sentido llegaron con María Teresa,
que abolió adicional del año laboral potencial tuvo lugar a comienzos del siglo
veinticuatro días festivos mediante un edicto (al que
los austríacos xlx, a medida que el trabajo (bajo techo) en las horas de oscuridad
se opusreron con uñas y dientes) en 1754.2e
fue haciéndose cada vez más común.30
Los edictos de los sínodos, arzobispos y monarcas
eran precep_ En el caso de Inglaterra, la situación es más compleja, y en lo
trvos, y sus efectos sobre ros mercados laborales (en
oposición a la que respecta a la velocidad con que se eliminó la observancia de las
observancia religiosa) han de analizarse en términos
de ro que per- fiestas religiosas las opiniones de los estudiosos están divididas.
mitían hacer y no tanto cle lo que obligaban a hacer.
Así, aunque Hans-Joachim Voth ha arrojado luz sobre esta cuestión aprove-
permitían ampliar el año laboral en más de un
20 por r00, de ros chando los datos sobre la incidencia semanal de bautismos en Lud-
250-260 días laborables ar año se pasó a un máximo
cre 307 días, no low, un pueblo de Shropshire, para detectar pruebas de ciertas ac-
podían forzar a los trabajadores a ser más industriosos.
De hecho, tividades de ocio que habían tenido lugar nueve meses antes. Su
es posible que en rearidad redujeran er año
raboral todavía más que análisis de regresión, llevado a cabo para períodos de veinte años
Ios calendarios eclesiásticos. En la agricultura,
una reducción del desde 1558 hasta 1700, reveló que <<antes del estallido de la guerra
número de días de gua'dar quizáhayapermiticlo
que ros cultivado- civil, las antiguas fiestas católicas tenían una influencia poderosa,
res traba.jaran de forma más oportuna (por ejemplo,
para responder pero que estaba reduciéndose lentamente, sobre el momento de las
a condiciones climatológicas amenazadoras),
pero no tuvo por qué concepciones. Después de la Restauración [hay un vacío en la in-
traducirse en un aumento del esfuerzo totar dedicado
ar trabajo. formación disponible entre los años 1646 y 16681, resulta imposi-
sólo la decisión de curtivar de forma más intensiva
o dedicarse a ble reconocer un vínculo entre la periodicidad de las concepciones
otras formas de actividacl productiva habría podido
<<activar>> el y ios antiguos días festivos».3r Aunque la técnica de medición em-
nuevo tiempo disponible. por consiguiente, sólo
las pruebas empí_ pleada por Voth tiene límites definidos y Shropshire no es toda In-
ricas pueden revelarnos la verdadera duración
del año laboral y glaterra, otros testimonios indican que se produjo cierta ampliación
cuándo y en qué medida se utilizó realmente la
nueva posibilidad del año laboral en la Inglaterra rural en el curso del siglo xvrr.
de trabajar más.
Un segundo enfoque para detectar cambios a largo plazo en el
En los Países Bajos, las nóminas de las empresas públicas
(ad_ esfuerzo laboral aprovecha las pruebas ofrecidas por la tendencia
ministraciones de pólderes, muelres y fábricas de
cuerdas de ra ma- de los salarios reales. Las famosas tablas de Phelps-Brown y Hop-
rina, organismos municipales) evidencian que en
la segunda mitad kins sobre la evolución de los salarios de los albañiles a lo largo de
del siglo xvrr a más tardar se estaba aprovechando
de forma regular siete siglos revelan que el nivel de los salarios reales en el siglo xv i
lt6 LA tU..vo1.t,l('toN I)US't,tr tosA
r N
LA olrtil{'f 'A l)11 'l'l{Al}A.l() I ll
era mucho más alto que en los siglos siguientes,
y esto no cambió ción en la agricultura'J». La solución de este rompecabezas sólo
hasta la segunda mitad del siglo xtx.32
Ahora bien, aunque hay ra- puede ser que en el siglo xv la rento arutal cle los hogares era en
zones sólidas para rechazar una lectura
riteral de estos hallazgos, realidad mucho más baja que lo que sugierenlos salarios diarios
las pautas generales que evidencian son
válidas, y han sido corro- individuale.§, y que esto era así porque la mayoría de las personas
boradas por estudios sobre Ios países vecinos
y estudios locares <<consumían>> sus elevados ingresos en ocio: trabajaban menos ho-
más refinados' Gregory clark e ysbrand
van der werf aprovecha- ras y durante menos días. Dado que consumían grandes cantidades
ron esta pauta de los sararios reares para
crear una medida de ra la_ de ocio, la renta monetaria anual de los hogares del siglo
boriosidad, y apelaron para ello a la conocida xv era re-
ley de Engels, una re_ ducida, y la mayor parte de la misma se destinaba a la compra de ali-
gularidad revelada por los estudios
de presupuestos del siglo xx y
mentos. Esto hace que el nivel y la estructura de la demanda de con-
confirmada ampriamente por investigaciones
modernas. según esta sumo vuelvan a ser coherentes con la estructura ocupacional.33 En
ley, a rhedida que aumentan los ingresos, la
proporción dela renta términos del modelo de distribución del tiempo presentado en el ca-
destinada a la compra de arimentos se reduce.
»aao que ros niveres pítulo 1, los bienesZ del siglo xv eran intensivos en ocio.
salariales de finales der sigro xrx concuerdan
con un gasto medio en Encontramos un tercer enfoque sobre la duración del año labo-
comida de, aproximadamente, un 30 por 100
de la renta, y que la ral, más directo que los anteriores, en, una vez más, Hans-Joachim
fuerza Iaboral agrícora necesaria para producir
esa comida no supe- Voth, que desarrolló una ingeniosa metodolo gía para reconstruir
raba el 25 por 100 del total, Clark y Van
der Werf razonaron que, en información detallada sobre el uso del tiempo a partir de los testi-
vista de que los sararios reares der siglo
xv eran sim,ares, las pau- monios de los testigos en el tribunal penal de Londres, el Old Bai-
tas de consumo también debían de serro.
La fterzaraboral necesa- ley. Sus fuentes (testigos que describen lo que estaban haciendo en
ria para producir la comida habría sido entonces
más grande, pues el momento del crimen) se comparan favorablemente con los resul-
la productividad raboral en este campo
ciertamente aumentó en er tados de los estudios modernos sobre el uso del tiempo, que por lo
curso a lo rargo der intervaro estudiado.
Er arcance preciso der au- general se basan en la información proporcionada por los sujetos
mento de ra productividad en este período
es una cuestión porémi_ mismos acefca de sus actividades.3a Este impresionante corpus de
ca' pero incluso los cálculos más generosos
sobre ra fuerzaraboral información revela que en el período que va de 1750 a 1830los lon-
dedicada a la agricultura necesaria en el
siglo xv consideran que dinenses incrementaron sus horas de trabajo al año por lo menos en
ésta suponía menos de un 40 por 100
del total. un 40 por 100, la mayor parte de este aumento se habría producido
según esto, la estructu¡a ocupacional der
siglo xv debía de ser durante la segunda mitad del siglo xvlrr. Sus cálculos independien-
bastante similar a la de mediados del siglo
xrx, lo que, por supuesto, tes sobre el trabajo no agrícola en el norte de Inglaterra revelan un
no es cierto. A juzgar por el bajo nivel de urbanizacióny otras prue_
aumento de un l8 por 100 en las horas de trabajo anuales, un incre-
bas, la agricultura absorbía entonces una gran
parte de la fuerza ra- mento menor, pero todavía notable. Una vez que se incluyen en el
boral: al menos un 60 por 100. La pregunta
que se plantearon Clark cálculo las pautas de trabajo de la agricultura (donde el aumento de
y van der werf fue ra siguiente: <<¿cómo
es posible que la sociedad
horas trabajadas aparece con anterioridad), Voth concluye que la
medieval inglesa gastara sólo un tercio de
sus irg.eros.", produc_ cantidad anual de horas de trabajo de la población activa en su con-
tos alimenticios, pero necesitara emplear
a la mayoríu á" ,, pobla_ junto aumentó entre un 20 y un 23 por 100, al pasar de aproximada-
118 LA RrivoLUClóN tNDUS,t,RrosA LA ()lrlrlt'l'A, I)li'l'ltAIlAlO I 19

mente 2.100 horas a 3.700 horas. (sólo en Londres, las horas de tra- las, bienes nranul¿rcf urados y servicios para la vcnta cn cl llrcrcaclo.
bajo al año aumentaron de 2.300-2.400 a 3.300-3.400.)3s Aquí, cl comportamiento industrioso adopta la fbrma no s(llo tlc
Este aumentó fue consecuencia no de un incremento de las ho- una reducción del tiempo de ocio, sino también, y principalmenlc.
ras de trabajo diarias sino de la reducción de las fiestas de guardar y de una redirección del tiempo productivo del hogar de las activicla-
los denominados <<lunes santos>>.36 De este modo, las pruebas pro_ des domésticas hacia actividades orientadas al mercado. Semejantc
porcionadas por los testimonios de los londinenses ante el tribunal reorganización del tiempo del hogar normalmente estuvo acompa-
muestran que en la década de 1750 las pautas de ocio anteriores a la ñada de una mayor especialización.
reforma gozaban de muy buena salud; los artesanos, tenderos y jor_
naleros que testificaron en el old Bailey continuaban observando
numerosos días dedicados a santos en la década de 1750 y con fre- LR ¡spscrauzRcrów acRÍcor-R
cuencia también se tomaban libre el lunes (el <<lunes santo>>).37 Sin
embargo, en 1800 el mismo tipo de pruebas revela que los londi- La especialización en la agricultura durante el largo siglo xvllr y
nenses se encontraban en el trabajo tanto en fechas que antes eran los progresos en productividad relacionados con ella constituyen
1l

días de santo como la mayoría de los lunes. Finalmente, el sobrio un tema muy amplio, pero aquí podemos resumirlos remitiéndonos
régimen prescrito siglos atrás por los reformistas protestantes había a los recientes estudios sobre la agricultura en Francia septentrional
llegado a Londres (o, lo que quizá sea más correcto, a los gremios (Philip Hoffman y George Grantham), Inglaterra (Mark Overton,
de artesanos y la clase comercial londinenses). Los días festivos ob- Gregory Clark y Robert Allan) y los Países Bajos (Flandes: G. De-
servados por el Banco de Inglaterra, los bank holidays, siguieron jongh y Erik Thoen; Países Bajos: Bas van Bavel y Jan-Luiten van
esta pauta: mientras que en 176l elbanco cel:.ó 47 días por este mo- Zanden). Todos han conseguido medir un aumento sustancial de la
tivo, para 1834 sólo había cuatro bank holidays al año. La transi- productividad sin que se haya producido un mejoramiento corres-
ción a un año laboral industrioso de unas 3.300 o 3.400 horas que se pondiente de la tecnología. Crantham concluye que:
produjo en Londres a lo largo de cincuenta años había empezado
antes fuera de la capital inglesa (donde voth descubrió que los tra- La innovación técnica no fue una característica central del au-
bajadores observaban muchas fiestas religiosas pero se tomaban mento de la producción agrícola hasta Ia década de 1840, cuando la
pocos <<lunes santos>> en la década de 1750) y todavía más entre los aparición de fertilizantes comerciales y la elaboración de equipos
trabajadores dedicados a la agricultura, donde, por irónico que re- mecánicos para la cosecha empezaron a afectar de manera signifi-
cativa los métodos de producción. En lugar de ello, hasta ese mo-
sulte, la tradición parece haber tenido menos peso que en la metró-
mento el aurnento de la procil-rcción dependió más de un uso intensi-
poli.
vo de las tecrrologías conociclas que de métodos novedosos.3s
El estudio de voth se centra en el tiempo de trabajo del indivi-
duo (varón, adulto) con un empleo pago. No obstante, una gran pro_ Lo que descubrió Grantham para el caso de Francia septentrio-
porción de la población continuaba palticipando en actividades re- nal en los cien años anteriores a 1840, lo descubrió Gregory Clark
lacionadas con el mercado no a través del trabajo asalariado, sino, para el caso de Inglaterra en los doscientos años anteriores a I 840:
del todo o en parte, a través de la producción de mercancías agríco- la producción por trabajador aumentó un 50 por 100, pero sólo un
120 LA REVOLUC¡óN INuus'l'luosn
t.A otrtitt't'A t)ti'I'|{AUAJO I

15 por 100 de este incremento puede atribuirse a progrcsos téc,i-


rnirros generales, mientras que a comienzos del siglo xvl el 75 por
cos; el resto, en su opinión, es consecuencia de la reducción dcl
100 del tiempo dedicado al trabajo se destinaba a la agricultura (50
tiempo del ocio y de un trabajo más intenso.3e En los países Bajos,
¡ror 100 al cultivo de cereales), para 1800 esta cifra había caído al
las variaciones en la experiencia de cada región complican la histo-
50 por 100 (30 por 100 al cultivo de cereales) a medida que surgía y
ria, pero casi en todas partes el aumento de la producción agrícola
se desarrollaba una población de artesanos, trabajadores de la indus-
(productividad de la tierra) tue sustancial y usualmente estuvo
tria, transportistas y similares para, por así decirlo, llenar los inters-
acompañado de una intensificación del trabajo significativa.aO En
ticios de la vida económica rural, aprovechando las oportunidades
términos generales, en 1800 amplias áreas de Europa septentrional
creadas por un sistema de mercado en proceso de maduración y es-
habían logrado reducir el trabajo necesario por hectolitro de grano
tableciendo las bases de la revolución industrial, un acontecimiento
producido de los entre seis y ocho días de labores imperantes en el
que vino a continuar,no ainiciar, el proceso de crecimiento econó-
siglo xvr a cuatro o cinco, mientras que los rendimientos por hectá-
mico de Europa noroccidental.as Véase lafigtra3.2.
rea pasaron de entre ocho y diez hectolitros a entre doce y quince.al
La idea de que la tasa de urbanización es un buen indicador ge-
neral de la productividad agrícola continúa considerándose válida: 1 500
100
cuanto más alta es la productividad del trabajo agrícola, mayor es el
porcentaje de la población que, liberada del trabajo en el campo, se
marcha a los centros urbanos.a2 De acuerdo a este estándar, Europa
debió de haber experimentado una urbanización vigorosa; no obs-
tante, lo cierto es que a comienzos de la era moderna poco había
cambiado en este sentido: las poblaciones urbanas, en pueblos de
por lo menos 5.000 habitantes, habían crecido de forma modesta
de un 10 a un I 3 por I 00 del total enrre 1500 y I g00.+: Aunque la ci-
fia de 1800 casi triplica el porcentaje de población urbana de china,
es aproximadamente igual que el de Japón en esa misma fecha.a
La población europea continuó siendo abrumadoramente rural
hasta el siglo xtx, es cierto, pero no abrumadoramente agrícola, al
menos no si el empleo se define por la cantidad de días de trabajo de-
dicados a una actividad en lugar de por la persistencia de un vínculo
mínimo con la tierra.
. En Europa, el porcentaje de población urbana es sencillamente
un pobre indicativo de la diversificación,ocupacional. A medida
que la población rural se organizó en redes comerciales más efica-
FtcuR¡ 3.2. Porciones de la población europea en cuatro categorías,
ces, fue adquiriendo un carácter ocupacional más complejo. En tér-
1500-1800.
122 LA RIIVOLUCIÓN INOUS'I'RIOSA 't'ItABAJO
l.A OIrBlt'l'A l)11 123

El incremento de la producción agrícora en er Iargo sigro xvlrr


Ln pRo't'ol l..l DUS'fRtA
fue una respuesta enclógena a las oportunidades creadas po.
er mer-
cado, algo que, como ha mostrado Hoffman, está estrechamente
re- La especialización agrícola no fue el único camino hacia una
lacionado con el desarroilo urbano. La respuesta fre trabajar
más y dedicación del tiempo de trabajo de los hogares al mercado cada
más duro y aumentar y reorientar la producción hacia er mercado.
vez mayor. Bien fuera una alternativa a la especialización agrícola
Como señala Grantham, <<es la historia de ros mercados más que
la (en aquellos casos en los que ésta no fuera una opción viable debido
historia de la tecnología lo que exprica el crecimiento de la produc-
a la pobreza de los suelos, las dimensiones reducidas de las granjas
tividad del trabajo agrícora en la "economía orgán icatardíai,>>.a6
o lo remoto de su ubicaóión) o un complemento de la misma (como
Al otro lado del Atlántico, en Norteamérica, los filósofos po- parte de una división del trabajo intema), los hogares rurales se
dían imaginar que estaba surgiendo una sociedad arcádica de pe-
orientaron de forma creciente a lo que se ha denominado la «pro-
queños terratenientes autosuficientes, decididos a plantar
las virtu- toindustria».
des republicanas clásiqas en un paraíso en el que había
tierras en El término ¡trotr,titrclusfria se úlliza (nornralmente) para desig-
abundancia. Esto es una ilusión (el mito jeffersoniano) a Ia que
los nar la producción doméstica de manufacturas para su venta en mer-
historiadores estadounidenses se mantuvieron sorprendentemente
cados no locales, no para su consumo dentro del hogar o su venta
leales durante mucho tiempo, ar suponer, como muchos
de eilos local. Este tipo de actividad alcanzó posiciones de importancia en
continúan haciendo, que los colonos americanos condenaban
la muchas regiones europeas, pero en especial en Europa norocciden-
mentalidad comercial modema y que fue sólo hacia 1g30, con
Jack- tal, que fue testigo del surgimiento de densos núcleos de actividad
son en la presidencia, cuando una <<revolución del mercado>>
vino a industrial rural en Francia septentrional, Flandes, el oriente de los
expulsar a los estadounidenses de su paraíso terrenal, como
la ser- Países Bajos y varias partes de Gran Bretaña. Aunque la organiza-
piente en eljardín del Edén.a7 No obstante, los contemporáneos
co- ción y financiación de la producción protoindustrial comúnmente
nocían mejor la situación del siglo xvru y con frecuencia se refirie-
dependía de comerciantes ulbanos, los procesos de producción em-
ron a la sorprendente penetración de la cultura material británica
y, pleaban tecnologías caseras de pequeña escala. Esta producción do-
con ello, su régimen comercial incluso en los más remotos
lugares méstica estaba centrada principalmente en los textiles (el hilado y
de Nofeamérica. como escribió un panfletista neoyorquint en
tejido del lino, la lana y el algodón), pero también incluía Ia fabrica-
l768,los colonos saqueaban <<los mares y ros territorios salvajes de
ción de una amplia variedad de productos de metal, cuero, madera y
América ... para pagar [bienes de consumo importados] y con el
cerámica.ae
mismo fin se cultivan las tierras mejoradas».a8 Desde una fecha
La protoindustria fue particularmente importante al redirigir el
temprana los colonos de la Norteamérica británica empezaron
a trabajo de las mujeres y los niños hacia el mercado y usar de forma
concebir la abundancia de tierras de su entomo no como una
plata- eficaz la mano de obra atrapada en la ociosidad y el desempleo de-
forma para la autosuficiencia sino como un recurso con el cual
parti- bido a las restricciones estacionales de la agricultura. El estudio
cipar (a través de una avalancha de tabaco, arroz, añll,trigo, pesca_
pionero sobre este tema de Joan Thirsk hacía hincapié en especial
do, madera y alquitrán puestos a la venta) en las ofertas de
consumo en lo decisivo que fue esta activación del trabajo doméstico en la
de la economía atlánfica.
Inglaterra del siglo xvrr, y subrayaba el crecimiento de la demanda
124 LA REVoLUCTóN TNDUS'r'RtosA T,A OFERTA DE TRABAJO I25
de Ia miríada de fruslerías que se producían de esta forma, al que zación, las relaciones de género, la formación y la estructura de la
considera igualmente significativo. Inicialmente, es posible que la l'amilia y el crecimiento demográfics.s: Sin embargo, en la abun-
pobreza fuera lo que empujara a muchas familias rurales en esta di- dante literatura generada por este exceso de desarrollos teóricossa
rección, pero Thirsk nos advierte que el aumento de la demanda fue existe un vacío muy sobresaliente (aparte de las tempranas observa-
simultáneo: ciones de Thirsk que acabamos de citar), a saber, la consideración
de la protoindustria como una adaptación a una economía mercantil
Podemos identificar numerosas comunidades en el reino, en es-
en expansión y sus nuevas opciones de consumo.ss
pecial en las ciudades y en las áreas dedicadas al pastoreo y la in-
Un concepto fundamental para buena parte de estos desarrollos
dustria, en las que las clases trabajadoras contaban en 1700 con di-
nero en efectivo para gastar en bienes de consumo que no habría teóricos, y muy influyente en la historia de la familia como en la
fenido lugar en su presupuesto en 1550: pucheros de latón, sartenes historia feminista en general, es el de <<economía familiar», que de-
de hierro, platos de barro cocido, calcetines tejidos e incluso enca- fine a la familia como una entidad basada en la cohabitación y una
jes para adomar gotras y delantales.50 unidad laboral. En la <<economía familiar>>, los miembros de la fa-
milia participan de forma cooperativa, codo con codo en una misma
En resumen, .<el pocler adquisitivo y la capacidad productiva se empresa regida por los objetivos econóilicos dirigidos más a la sa-
sostenían mutuamente>>.-51 Lo que equivale a decir que se estaba su- tisfac'ción que a la maximizat'ión.s6 Los hogares del tipo previsto
perando el «problema de coordinación» (descrito en el capítulo an- por esta noción son una formación social precapitalista que busca
terior), y Thirsk se esmeró en particular por llamar la atención so- ante todo la preservación y perpetuación de su autonomía e integri-
bre el papel que desempeñaron las mujeres tanto como productoras dad o, si se prefiere, de su autosuficiencia. Los hogares campesinos
protoindustriales como consumidoras entusiastas de bienes cuyo y artesanales representan los «tipos ideales» de la economía fami-
carácter prosaico hizo que fueran ignorados (por los historiadores liar.sT Por último, la economía familiar ha sido considerada por los
varones) por el simple hecho de que sus compradores eran princi- historiadores del trabajo femenino como una especie de «edad do-
palmente mujeres.52 rada» de éste: como parte de una comunidad trabajadora centrada
Debo extenderme con más detalle en la cuestión de la protoin- en la familia, las mujeres tenían una participación equitativa'en el
dustria para clarificar su lugar en la organi zacióndoméstica del ho- mundo del trabajo.s8
gar industrioso. Lo que se ha etiquetado como putting-out system,
¿Qué sucedió con esta economía familiar cuando el poder cre-
Verlagssyten o, sencillamente, industria rural, esto es, la produc- ciente de las fuerzas capitalistas del mercado amenazó la autono-
ción doméstica de bienes por encargo, se convirtió en una caracter mía de los hogares campesinos o artesanales? ¿A través de qué pro-
rística notable en varias regiones de Europa a lo largo del largo si- ceso fue que la economía familiar de antaño se transformó en la
glo xvrrr, antes de contraerse abruptamente en el xtx debido al .<economía familiar de consumo» de la sociedad industrial moder-
impacto de la industria basada en la fábrica. A partir de la década de na, en la que el hogar se ve despojado de sus funciones productivas
1970, los historiadores y los economistas aplicaron a este fenóme- para encargarse únicamente de la organización del consumo? La
no el término protoindustria y buscaron teorizar su relación con, estratificación social presionaba la economía familiar, algo que tie-
entre otras cosas, el capitalismo, la industria moderna, la proletari- ne su manifestación más evidente en el desarrollo a lo largo y ancho
t26 LA REVoLuctt)N l¡l»us t.t(rosn
r.A orrrir{'r'A Dt'r'ltAuAJo 127

de Europa occidental der estrato social de los subcarnpesinos.


se- Nirrgún hornbre puede vivir sin ayuda: tiene que contar con toda
gún Hans Medick, y otros interesados en detectar los
mecanismos un¿r familia que trabaje, porque en solitario se le paga tan mal que
a través de los cuales las sociedades agrarias tradicionares escasamente puede obtener lo que necesita para vivir ... Tan pronto
consi-
guieron realizar la transición al capitalismo, estas unterbauerliche flos hijos] son lo bastante grandes como para manejar una lezna,
schichten (familias sin tierra o sin tierra suficiente) enrprendieron tienen la obligación de bajar aquí y ponerse a trabajar.62
aventuras protoindustriales como parte de una estrategia
encami-
nada a preservar tanto como fuera posible su antigua
forma de vida Esta familia trabajadora vivía en unas circunstancias materiales
y, específicamente, las normas de la economía familiar. Ante la que condujeron al desarrollo de una cultura característica. Por un
descomposición de la sociedad campesina tradicional,
ras familias lado, <<el café, el té y el alcohol se convirtieron en estimulantes ne-
recurrieron al trabajo arlesanal industrioso, donde, en tanto
repre- cesarios a medida que las condiciones de producción se deteriora-
sentantes de la vieja nrentalidad en un escenado económico
nuevo, ron y el trabajo se hizo más degradante>>; por otro, «la sensualidad y
exhibieron lo que Max weber describió como <<la tenaz resistencia
la sexualidad pudieron desarrollarse con mucha más libertad en el
de este leitmotiv p
contexto de socialización de pares que ofrecían los artesanos rura-
ción.se Esta innovac
les que en las comunidades de campesinos propietarios de tierras>>.63
gleichzeitige Unglei
Con el tiempo, tales familias se despojaron de cualquier sanción ma-
toexplotación>> de su trabajo debido a «la inercia de
la [idea de la] terial (herencia) que afara a los hijos adultos, los cuales eran libres
economía familiar tradicionar como una unidad de trabajo,
consu- de dejar el hogar, casarse y fundar una nueva familia nuclear.6a Estas
mo y reproducción que se autorregulaba>>.60 Sin embargo,
en última toscas familias trabajadoras (con el marido y la esposa dedicados a
instancia, esta estrategia no tenía forma de triunfar.
En la obra de trabajar codo con codo y explotar a sus hijos, «el capital del hombre
Franklin Mendels y David Levine se presenta a la familia protoin-
pobre>>, se fueron alejando de forma progresiva de las normas de la
dustrial como una entidad motivada por las metas de la economía
sociedad de campesinos y artesanos tradicional para formar su pro-
familiar pero que tendía, sin advertirro pero de forma inexorabre,
a letariado. Aquí, de nuevo, la protoindustria proporciona al capitalis-
socavarse y acelerar el proceso de proletarización debido
alafalta mo sus trabajadores, no sus consumidores.6s
de autocontrol demográfiqs.6l La protoindustria aportó
a la revoru- Las conclusiones que los historiadores han sacado de esta litera-
ción industrial sus trabajaclores, no sus consumidores.
tura, en especial a través del influyente trabajo de Tilly y Scott, son
Medick, llevando el argumento más lejos aún, consideró que
Ia las siguientes: l) la protoindustria fue una respuesfaala pobreza, y
familia protoindustriar desarrollaba un <<modo de producciorr.¿is-
usualmente una respuesta que a largo plazo reforzó e intensificó la
tinto en la medida en que sus intereses divergían de ros del
campe- pauperización (allanó el camino hacia la proletarización, un preme-
sinado, el sector del que provenía y en medio der cuar
vivía. Este quisito de la industrialización modema); 2) la familia protoindus-
modo de producción destacaba por aunar de forma bastante
iguali- trial era una unidad que aunaba el trabajo de sus miembros en un in-
taria el trabajo familiar en una empresa común. según
Medick, ra tento de preservar la economía familiar tradicional contra todos los
protoindustria <<devolvió al hombre al hogar>>, y para
apoyar esta pronósticos (su cultura híbrida la convirtió en un modo de produc-
idea cita aun zapatero de Northampton:
ción intermedio); y 3) el marido y la esposa, de hecho, la familia en
128 LA r{tjvol.u('t(iN tNt)u,s,t.t<r()sA
l.A Olrlrlt'l'A l)ti 'l t(AtlA.tO 129
su totalidad, trabajaban de forma cooperativa, sin que
hubicra una comú, p.r'cl rnariclo y ra csposa, ni siquiera cuanclo su trabajo con-
división del trabajo pronunciada u opresiva. La protoindustria tribuía a la empresa conjunta de la economía famiriar.T, De
fue .rbrma
el último vestigio de un mundo precapitalista que sabía acoger sim
er de Frederic Le play sobre los presupues_
trabajo femenino, algo que llegaría a su fin con el desarrolro
de <<es- tos del siglo xx descubrió que en el g0 por
feras separadas>> para hombres y mujeres.
100 stigadas ias esposas trabajaban, al menos
La carga de la prueba en lo referente a la protoindustria en Euro- parte del año, para individuos que no eran miembros
de la familia.Tl
pa noroccidental nos obliga a cuestionar todas estas
tres conclusio- una visión más general es ra de Michaer Anderson, cuya revisión
nes generales. El problema clave con cada uno reside en
dar por de la historia familiar británica le llevó a la conclusión
de que <<en
sentado que el hogar protoincrustrial, fiel al ideal de la econo
míafa- gran parte de Inglaterra ha pasado muchísimo tiempo
desde que la
miliar, funcionaba como una unidad cooperativa de producción y mayoría de los padres y los hijos trabajaban juntos en una economía
trabajo. En realidad, los participantes en el trabajo protoindustrial
doméstica unitaria, con sede en su propio hogar o en los alrededo-
eran norrnalmente individuos, no unidades familiares enteras.
El res inmediatos>>.72
estrato social fbrmado por los subcampesinos obtenía su sustento
a Estas unidades familiares no formaban por lo general una
partir de actividades muy diferentes orientadas al mercado que única
rara
VEZ S
y esposas' y en mu-
chos hogares los alejaron
de la ella.66 Pamela Shar-
pe ha mostrado que la mayoría de las mujeres que trabajaban
como
hilanderas en la industria del estambre en yorkshire o haciendo
en- vidad protoindustrial, I ación a una ruptura sú_
cajes en Devon no estaban, en ningún sentido, complementando
el bita y dolorosa con las ional. El trabajo asala_
trabajo de sus maridos; el estudio de peter Earle sobre las
mujeres riado, las familias sin múltiples habían sido
trabajadoras en Londres, basado en declaraciones ante los tribuna-
característicos de la mayor parte de Europa occidental durante
les, halló que sólo una mujer de cada diez frabajaba en un
el mismo período mucho más rargo, y en este contexto la pauta imperante
oficio que su marido en el período que va de 1695 a 1725.67 El estu- era
el trabajo individual, no el trabajo colectivo de la familia. por
dio de Liana vardi sobre ra protoindustria en Francia septentrionar últi-
mo, es imposible encontrar una <<edad dorado> del trabajo femeni-
durante el siglo xvrrr pone énfasis en el espíritu empresarial
de los no dentro de este modo de producción imaginario. como ha
señala-
aldeanos..s El estudio de ulrich pfister sobre el cantón de
zúrich do Ad Knotter en su compreta revisión y crítica del concepto de
destacó la enorme variedad de formas de la industria rural;
el traba- economía familiar: <<La mano de obra femenina estaba confinada
jo familiar cooperativo no era más que una de esas formas a
y en nin- ocupaciones que no requerían mucha destreza, tenían poco
gún sentido la más importante..e concentrándose específicamente estatus
y se pagaban mal tanto en la Edad Media como a comienzos
en los hogares campesinos, Martine Segalen identificó 69 de la
tareas era moderna y en el peíodo industrial moderno>>.73 Lo que
distintas que llevaban a cabo ras familias campesinas francesas Knotter
del concluye para Europa occidentar en su conjunto ha sido corrobora-
siglo xtx; la inmensa mayoría de esas tareas no eran realizadas
en do para el caso específico de Inglaterra, donde desde hacía
mucho
7
130 r.A nrjvol,t;c.toN rNl)us,t,ruosn
r.A otrtitt't'A DE't'nAuAJo l3l
tiempo se pensaba que un capitalismo precozy Ia
revolución indus- producción y encontraban mercados para sus productos. Sin embar-
trial habían socavado el lugar de ras mujeres en los mercados
de tra- go, en el largo siglo xtx surgieron también otras formas cle trabajo
bajo y las habían confiando, antes que a sus hermanas
de otros ruga- industrioso que dependían de un contacto más cercano y directo con
res, a la <<esfera separada>> del hogar.z+
los consumidores. Muchas especialidades der sector del vestido
Me he extendido sobre este tema para despejar el terreno
de ra es- ofrecían nuevas oportunidades para el trabajo industrioso, en particu-
pesa capa de maleza derivada derateoización protoinclustrial
y f-e- lar para las mujeres.
minista con el fin de mostrar, con mayor claridad, er hogar
como una
entidad adaptativa, capazde diseñar estrategias para
responder a las
oportunidades y Ias amenazas der mercado, en rugar de
tener que car- Le RopR Y LAS TIENDAS
garcon el fatídico lastre del reza}oy los atavismos
culturales. EI lar_
go siglo xvl, de los hogares industriosos exhibió
una continuidad Desde mediados del siglo xvrr tuvo lugar una importante trans-
sustancial, a pesar de los enorrnes cambios que, indudablemente,
se formación en la estructura de la industria del vestido. Los hombres
produjeron en la vida económica, culturar y política
de Europa. Las habían controlado siempre la confección de ros vestidos, indepen-
convenciones de la peri odizacióna Ia que los historiadores
de Euro_ dientemente del sexo de su destinatario. sin embargo, la nueva
pa están tan acostumbrados no tienen por qué
apricarse a todas ras di- moda del paño, un vestido femenino drapeado, suelto, hecho con
mensiones de la experiencia histórica.7-5 En este sentido,
es impor- telas ligeras de lino y algodón, representó en más de un sentido un
tante confirmar que ni el <<capitalismo emergente>>,
en general, ni la giro lejos de los pesados vestidos de lana anteriores. Desde el prin-
revolución industrial británica, en particurar, alteraron las
pautas bá- cipio, la confección de los paños fue una labor de mujeres. Después
sicas de la dedicación de las mujeres al trabajo orientado
al mercado. de tener que hacer frente a las demandas interpuestas por los gre-
Con el paso del tiempo surgieron nuevas oportunidades
en algunos mios en Londres y París (donde en 1675 consiguieron que se las re-
sectores y desaparecieron en otros, pero ros intentos
por medir la tasa conociera), las fabricantes de paños vinculadas con sombrererías y
de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo
en ra primera tiendas de corte y confección crearon una industria de moda feme-
mitad del siglo xrx, pese que tales esfuerzos son inevitablemente
nina elegante en las grandes ciudades. para el siglo xvllr, la penetra-
aproximados, ponen de manifiesto que ésta fue tan arta que
no volvió ción continua de estas modas en las clases inferiores también colo-
a serlo hasta décadas recientes y que, incluso,
fue más elevada que la có en manos femeninas Ia fabricación de la ropa exterior de la
que se observó en las economías en desarrollo
del siglo xx.zo mujer plebeya.TT El mismo proceso se desarrolló en los países Ba-
La protoindustria, independientemente de qué otra
cosa haya po- jos. Desde finales del siglo xvrr, las costlrr.eras
dido ser, fue ante todo una forma de intensificación del etaaisters), que no
trabajl, una estaban agremiadas, fueron ganando terreno en competencia con
estrategia del hogar industrioso. Introdujo en la economía
de merca- los gremios de sastres (varones) a medida que las nuevas modas,
do trabajo <<marginal>>, con frecuencia en temporadas
marginales y textiles y técnicas de producción incrementaban la demanda de ves-
localizado en zonas marginales. por ro generar, los
trabajador", pro- tidos para mujer. En el siglo xvrll, las costureras entraron a formar
toindustriales no tenían contacto directo con los consumidor".
y a"- parte del sistema de gremios en muchas ciudades y dominaban la
pendían de intermediarios, ros comercrantes que
organizaban ra producción de ropa exterior femenina.T8
132 LA REVol,ucróN rNuus.l,lrrosn I-A Olrlll{'l'A Dti'I'RABAJO 133

Beverly Lemire sigue esta historia todavía más abajo, hasta los (o rlc la clcmanda (del que nos ocuparemos en el capítulo 4) condu-
talleres que surgieron para producir uniformes militares (slo¡tse- jo a la sustitución de los viejos oficios, usualmente controlados por
llers) y muchas otras prendas de uso cotidiano. Mientras que la gremios, por métodos de producción y sistemas de distribución
confección de paños, incluso en el campo, era una ocupación refi- nuevos. En muchas partes de Europa noroccidental, los sastres, mo-
nada <<para las hijas de las categorías medias>>, Lemire señala que distos, comerciantes de géneros, costureras y vendedores de ropa
de segunda mano invadieron terrenos antes reservados a cada uno
las mujeres de las clases bajas utilizaban sus agujas para coser ropa
para lograr abastecer con más flexibilidad un mercado de prendas
hecha en grandes talleres, trastiendas de locales comerciales, desva-
de vestir que recientemente se había hecho dinámico y variado.
nes y habitaciones de casas de huéspedes. Éstos eran los escenarios
Lemire destaca la naturaleza informal e irregular de estas activi-
de una amplia infraestructura manufacturera femenina de la que en
gran parte no se tiene constancia.Te dades industriosas en la producción y distribución de ropa, algo que
puede extenderse al amplio mundo del comercio al por menor de
Esta «amplia infraestructura» constituía una industria de la ropa los siglos xvIII y xx. El desarrollo de las redes de comercio mino-
hecha, algo que, según pensaban los historiadores antes, no había rista (que discutiremos con más detalle en el capítulo 4) aumentó en
surgido hasta el siglo xrx. En la actualidad, <<no hay duda alguna de este período gracias a los miembros de la clase trabajadora con es-
que la ropa hecha apareció, y posiblemente se generalizó, en el si- píritu empresarial que se dedicaron a la venta ambulante, la buho-
glo xvtl>>.80 nería y la gestión de tiendas y tabemas. John Benson, que ha histo-
De forma simultánea a estos desarrollos, la confección de ropa riado la labor de estos «capitalistas del penique>>, confiesa al
dentro de los hogares pasó a ser insignificante. En 1797 sir Frederic respecto que:
Morton Eden se quejaba de las familias trabajadoras de Inglaterra
Es tan difícil determinar la cantidad de aspirantes a taberneros o
meridional: <<sus esposas rara vez cosen alguna prenda de vestir,
tenderos que consiguieron transformar sus sueños en realidad como
con excepción de la que hacen y remiendan para los hijos».sr
calcular la cantidad de capitalistas del penique dedicados a la venta
cuando a esta historia de la producción y distribución informal callejera. Muchas, acaso la mayoría, de las tiendas y cervecerías
de ropa hecha se le suma el comercio de vestidos de segunda mano propiedad de miembros de la clase trabajadora eran administradas
(robados o no), es posible apreciar la evocación que Lemire hace de por mujeres a tiempo parcial, por lo que rara yez figuran en los re-
la laboriosidad de las mujeres inglesas: sultados de los censos.83

De un extremo a otro de las calles de ciudades y pueblos, así De forma similar, Adolphe-Lambert Quetelet, que dirigió un fa-
como en todos los barrios obreros de Inglaterra, había tiendas, ten- moso censo realizado en Bélgica en 1846, aseguraba que pruebas
deretes y cuafos de estar, en los que las mujeres con escaso capital independientes revelaban una omisión enorme en el número de ca-
negociaban y vendían ropa y toda clase de utensilios domésticos.82 berets, establecimientos informales para beber que se habían multi-
plicado por Bélgica y Francia a lo largo del siglo anterior, de los
con todo, desde una perspectiva más amplia, la historia del sec- cuales, opinaba, debía de haber uno por cada quince o veinte ho-
tor textil y la industria del vestido es la de cómo un enorrne aumen- gares.8a
134 LA RItVOLIJCtoN INt)t-ts't'tilosA
l.A olililt'l'A l)¡i'l'ltAllAIO 135

Esta proliferación de las ventas al por menor nos aclvicrte sobro


I)oro si la csposa e hijos de este hombre pueden al mismo tiem-
la forma específica que adoptó la división del trabajo en el Iargo si- po conseguir un empleo, si en la casa de al lado o en la próxima al-
glo xvrrr. E. A. wrigley señala que <<ra mayoría de quienes vivían clea vive un sastre, un fabricante de paños o un tejedor de lanas; el
en el campo pero ya no eran capaces de halar trabajo en el cultivo labricante envía semanalmente a Ia mujer pobre lana cardada para
de la tierra optaron, no por la industria, sino por los oficios y servi- su hilado, y así ella gana ocho o nueve peniques diarios en su casa;
cios tradicionales ... [En una fecha tan fardíacomo lg3l] los adul- el tejedor manda traer a sus dos hijos pequeños, y ellos trabajan jun-
tos empleados en las manufacturas constituían apenas el 10 por 100 to al telar, devanando, llenando las bobinas, etc., y las dos hijas ma-
de los varones adultos trabajadores, mientras que en el comercio al yores hilan en casa con su madre, y éstas ganan tres o cuatro peni-
por menor y las artesanías éstos eran el 32por 100».85 El empleo fe- ques diarios. De esta forma, la familia en su conjunto gana en casa

menino, pese a lo difícil que resulta cuantificarlo, habría aumenta- tanto como el padre fuera, y generalmente más ... El padre les pro-
porciona alimento, y la madre, ropa.87
do todavía más rápido: las mujeres atendían tanto cervecerías y ba-
res, como las numerosas tiendas de ropa documentadas por Lemire,
Los estudios de los presupuestos de las familias de los trabaja-
además de muchas boutiques de moda. De hecho, podría hablarse
dores agrícolas ingleses confirman que las mujeres y los niños co-
de una feminización gradual del comercio minorista.s6
múnmente contribuían de forma significativa a los ingresos mone-
tarios del hogar, pero no demuestran que su contribución fuera tan
grande como sugiere Defoe: en lugar de aportar la mitad de la renta
Esru»ros DE pRESUpuESTos DE Los HocARES rNDUSTRIosos total del hogar, sus ingresos tendían a rondar el25 por 100 de ésta.88
En un completo análisis de los estudios disponibles sobre los presu-
una vez que el concepto de actividad protoin,dustrial se entien-
puestos familiaresde trabajadores manuales ingleses en el período
de en el contexto apropiado del hogar, estamos preparados para
ver 1787-1865, Sara Horrell y Jane Humphries mostraron que aunque
el aumento de la oferta de trabajo orientada al mercado, en especial,
Defoe había exagerado sus cálculos, era posible que no estuviera
la de mujeres y niños, bajo una luz más favorable a la revolución in-
lejos de la realidad en lo que respecta a la etapa específica del ciclo
dustriosa. Difícilmente puede pedirse una guía contemporánea me-
vital familiar que utiliza en su ejemplo. En su estudio de 1 .190 pre-
jor sobre este comportamiento que la que nos ofrece Daniel Defoe,
supuestos familiares (de familias intactas con ambos cónyuges vi-
a quien con justicia podemos considerar el cronista de la revolución
vos), detectaron una pauta de aumento gradual de la contribución
industriosa. Defoe describió el fenómeno de la siguiente forma:
monetaria de esposas e hijos a la renta total del hogar hasta la déca-
da de 1830 (desde cerca del 25 por 100 a más del 40 por 100), des-
Un pobre hombre trabajador que sale afuera para trabajar cada
pués de lo cual se produjo un descenso en la difícil década de 1840,
día, labrando la tierra, poniendo cercas, cavando zanjas, trillando,
seguido de otro más en la de 1860, cuando los ingresos de los varo-
acarreando, etc., y lleva a casa su salario de la semana, entre ocho y
doce peniques diarios ...; si tiene una esposa y tres o cuatro hijos nes adultos crecieron hasta empezar a ser dominantes (aspecto que
que alimentar, y éstos poco o nada consiguen por sí mismos, ha de se discute con más detalle en el capítulo 5).8e
trabajar duro y vivir pobremente ... Cuando se juntan los datos del Horrell y Humphries para todo el
período, es posible realizar también un análisis de la composición
7
r36 l-A Iilrvot.t,(,lt)N INr.¡tI.s,r,trt(),sA
l,A ( )l;l rl{'lA l)tj't'ltAllAJO l3l
de los ingresos monetarios totales a Io
largo dcl ciclo vital tlc l¿r lir- uí¡r r,ás pro,unciacl, . r, rargo del período de
milia' un análisis que revela que Ia importancia comienzos ile Ia i,-
cre ros ingrcsos dc tlr¡slrialización inglesa.er El efecto final de esta actividad
las esposas e hijos aumenta a medida
que er (varón) cabeza de f¿rmi- industrio_
s¿¡ cntl'e los trabajadores manuales fue
lia envejece. Mientras que sus ingresos contribuyen un incremento de la desi-
poco cuanclo ra gualdad de los ingresos de los hogares.
familia es joven y el esposo no ha cumplido
aún los cuarenta, au_ El período examinado por Horrell y Humphries representa,
mentan de forma constante hacia er 50 por al
100 der que habra Defoe rnismo tiempo, la <<curminación» de ra revolución
cuando el marido supera los cuarenta y industriosa y er
cinco y al _"ros algunos de período clásico de la revolución industrial británica.
sus hijos están en condiciones de contribuir eueda claro
sustancialmente a ra que eran muchas las fuerzas que influían sobre la
renta familiar. En estos hogares de clase estructura del ho_
trabajadora, la capacidad gar,la división sexual der trabajo y ra posición de ros
de los hijos para generar ingresos era hijos en Ia fa-
en gran parte un sustituto de milia y Ia economía' Además, los distintos grupos ocupacionales
la de sus madres y dominaba ra tendencia
hacia contribuciones cada tuvieron distinta suerte, y ros efectos de los altibajos
vez más grandes a medida que el cabezade del ciclo eco-
familia se hacía mayor. nómico fueron apreciables. con todo, aunque ras generalizaciones
Sin embargo, estos ingresos (fueran aportados
por la madre o por son arriesgadas, parecen indudables unas cuantas
los hijos) no sustituían los ingresos del observaciones:
padre hasta que su capaci-
dad para generarlos empezaba a decaer
a una edad avanzada.Hasta
entonces, el trabajo industrioso orientado
1. Las mujeres casadas tenían una gran participación en
ol mer_
al mercado de los miem- cado laboral' Los comienzos de ra industriarizaciónparecen
bros de la familia servía básicamente para
erevar ros ingresos tota-
les del hogar.oo haber intensificado esta participación, a pesar ae que
el tra-
bajo de las mujeres siguió estando en extremo concentrado
Homell y Humphries también examinaron
otra forma de sustitu- dentro de la estructura ocupacional, y después de
ción potencial' ¿Era posible que los ingresos mediados
de las esposas e hijos
desempeñaran un papel estratégico principalmente
del sigloxx los ingresos monetarios de las mujeres iniciaron
to, hogares un descenso que continuó hasta bien entrado el siglo
de los trabajadores varones más pobres ",
y menos cualificados? Es xx.
decir, ¿compensaban estos ingresos <<suplementarios>>
2. Desde la perspectiva de la economía familiar, los
niños y las
ro inadecua_ mujeres eran sustitutos y seguirían siénclolo hasta que
do que eran los ingresos de los uu.or", la es-
adultos económicamente colarización obligatoria comenzó a sacar a ros niños
más débiles? si esto era así, la distribución
de ras rentas totales de
de ra
los hogares debería ser más igualitaria que población activa avanzado el siglo xrx.
la de los ingresos de ros 3. Larenta
varones adurtos soros. No obstante, del ciclo vital de Ias familias de clase trabajadora
ros datos de los presupuestos al-
canzaba su máximo nivel cuando los hijos crecidos
estudiados por Horrell y Humphries eran nu_
no respaldaban esta suposi- merosos y se mantenían así mientras ellos permanecieran
ción' En todos los subperíodos de su anárisis, en
la pauta.ep.".ertuti- el hogar. Por consiguiente, er bienestar de la familia en
va de los ingresos de los varones adultos su
por ocupación y la pauta conjunto dependía de las pautas de gasto y las redistribucio_
representativa de los ingresos familiares
eran la misma: .n g"n".ur,
nes internas respaldas por los ingresos de múltiples
cuanto mayores eran las ganancias del padre, indivi-
mayores lu, gu_ duos' El comportamiento de consumo del hogar industrioso
nancias del resto de los miembros de ".un
la familia, y esta pauta se ha_ (cómo satisfacía ras necesidades y deseos de sus
miembros,
138 LA r{t1vor_u(.roN tNt)Lts,t,tuosn
'l'ltAllA.l(l
l,¡\ ( )l;l:l{'l'A l)li I 39
o permitía hacerlo a sus miembros individualcs)
ticne, por io irgrícola cxceclía cntollccs el observado en países menos desarro-
tanto, una importancia particurar en cualquier
varoración crel lllrtkrs n.luclto tiempo clcspués, cuando éstos alcanzaron un nivel dc
hogar como unidad económica.
v iclt comparable. El momento preciso de esta intensificación conti-
núa siendo materia de debate, pero las pruebas disponibles son co-
lrcrentes con la idea de que fue la laboriosidad, y no la pauperiza-
IursNsl»eD DEL TRABAJo
ci(rn, lo que causó la reducción de la estatura media en esta época.
Había muchos márgenes en los que el tiempo del hogar podía
La intensidad der esfuerzo Iaboral es la dimensión
más difícil de reconfigurarse hacia trabajos orientados al mercado. No se trataba
medir de la revorución industriosa. De hecho, se trata
de una cues- simplemente de elegir entre el trabajo o el ocio. Era necesario y
tión que incluso ros eco'omistas que trabajan con
datos contempo- crucial negociar entre el trabajo domésticoy el trabajo para el mer-
ráneos prefieren usualmente sosrayar. La mayoría
del trabajo histó- cado y entre el trabajo y la educación. La posibilidad de aumentar
rico sobre este tema se relaciona con Ia agricultura,
donde las el trabajo ofrecido en el mercado dependía de reducir las irregula-
tarifas a destajo de ras tareas agrícolas permiten
observar la intensi- ridades diarias, semanales y estacionales en los ciclos laborales;
ficación del trabajo y los cambios de productividad
en condiciones llenar el tiempo de los jóvenes, los viejos y quienes estaban impe-
de tecnología constante. Dando por sentacro el
carácter competiti- didos para salir de casa; e intensificar el ritmo de trabajo en sí. No
vo de los mercados que generan semejantes datos,
es posible hacer todos estos márgenes fueron empleados por todos los tipos de ho-
inferencias sobre los cambios en la intensidad del
trabajo. ya hemos gares, pero a lo largo del largo siglo xvlt el <<esfuerzo laboral por
aludido a alguna de esta literatura. Hay pruebas craras
de que la in- hoga» aumentó considerablemente, y al hacerlo, el curso de la
tensificación del trabajo había arcanzadoniveles
erevados tanto en renta monetaria anual de los hogares fue alejándose del sálario dia-
Ia agricultura como en la industriapara finares
der siglo xvrl. Lo rio de los varones adultos. El alcance de este incremento del es-
que resulta menos claro es en qué preciso
instante se consiguió fuerzo laboral no puede medirse hoy con ninguna pretensión de
esto.e2 sobre esta cuestión es mucho ro que
aún resurta oscuro. exactitud. Sin embargo, como ejercicio mental, podríamos consi-
Lo mismo podría decirse de los estudios que buscan
relacionar derar lo siguiente: si durante el largo siglo xvru la media de días
la intensidad del trabajo con tendencias en la
estatura arcanzada, es- trabajados al año aumentó un20 por 100, el número de trabajado-
pecíficamente con el inesperacro deterioro de
Ia estatura observado res domésticos involucrados con labores orientadas al mercado au-
en las primeras etapas de la industriarización.
¿Es posible que la re- mentó un 20 por 100 y la intensificación del trabajo aumentó un l0
ducción de la estatura media arcanzadapor ras g"n"ruciones
que se por 100, el aumento general del trabajo orientado al mercado por
hicieron adultas en er período r7g0-1g40 se debiera
a un aumento hogar debió haber alcanzado el 58 por 100. Paralelamente, debe-
en el gasto de energía y no a una reducción
de la ingesta nutricio_ ríamos hallar una disminución en el trabajo doméstico y, por tanto,
nal?e3 Las únicas generalizaciones que parece
seguro hacer en Ia una alteración de las tecnologías de consumo. En el vocabulario de
actualidad son las siguientes: r) a comienzos
del siglo xrx er ritmo Gary Becker, hacia el final de la revolución industriosa los ingre-
del trabajo agrícola en Europa noroccidental fue
mayor que en sos monetarios estaban más cerca que antes de aproximarse a la po-
cualquier otro lugar en actividades similares y
: 2) erritmo del traba- sición de <<renta plena» del hogar'.ea
140 LA Rrlvor_uct(iN rNt)us.t'nro,sn

El concepto de revolución industriosa no aspira a <<explicar>> la


r l.A OI;11¡{'|'A DB'I'RAtsAJO l4l
l.onclres de finales del siglo xvlu, invierte por completo el dictamen
revolución industrial. Nuestra meta es más bien proporcionar una tlc McCloskey: <<La abstinencia fue más importante que el ingenio
explicación más completa del contexto en el que surgieron las nue- crr ... la revolución industrial>>. Pero esta abstinencia implica abste-
vas tecnologías y los cambios organizacionales que caracterizaron rrcrse del ocio, y ello con el fin de garanfizar un consumo mayor.es
la revolución industrial. En sí mismo, el contexto industrioso de la De hecho, continúa Voth, en la medida en que las rentas per cápita
época no era suficiente para desencadenar la revolución industrial, aumentaron, ese aumento «fue resultado de un esfuerzo adicional, y
pues es posible observarlo en lugares muy alejados de las regiones no de un incremento de la productividad: el sudor, no la inspiración
británicas que experimentaron un veloz crecifniento industrial; y, ... [gobemó la] prim'era revolución industrial>>.e6
como se discutirá en el siguiente capítulo, las nuevas pautas de con- Los economistas tienden a rechazar el crecimiento impulsado
sumo de los hogares industriosos de clase trabajadora no pueden por por los insumos como algo diferente del crecimiento real, y menos
sí solas dar cuenta de una porción significativa de la nueva produc- importante. La conclusión de Voth de que la transpiración explica
ción industrial. Lo que sostenemos, en cambio, es que el contexto mejor que la inspiración buena parte del crecimiento de Gran Bre-
industrioso dio a los comienzos de la industrializaciónen Gran Bre- taña en el siglo xvlu le llevó a asociar \a experiencia británica con la
taña unas características especiales que no poseerían los procesos de
de las economías de los <<tigres» asiáticos de finales del siglo xx,
industrialización posteriores de otras partes, procesos que se produ- cuyo crecimiento Paul Krugman etiquetó con desdén como <<creci-
jeron en contextos en los que la ofeÍa de trabajo era diferente.
miento estalinista»: impulsado por insumos adicionales más que
Lo que tengo en mente puede ilustrarse recordando el elegante por mejoras de la productividad.eT Mi argumento es diferente: por
dictamen de D. N. Mccloskey sobre la esencia de la revolución in- lo general, el crecimiento empieza siendo impulsado por los fac-
dustrial: «El ingenio más que la abstinencia fue lo que gobemó la tores productivos, ya sea en la Europa de comienzos de la era mo-
revolución industrial». Esta frase, escrita cuando la revolución in- dema, el Japón decimonónico o el Sureste Asiático y el Extremo
dustrial todavía parecía marcar una acereración de la producción Oriente del siglo xx. Su continuaciózr requiere cambios orientados
alimentada por nuevas tecnologías y formas de organización indus- al aumento de la productividad, y el éxito de esos cambios está rela-
trial, sostiene que la invención, debido al aumento de productividad cionado no sólo con las decisiones de inversión de firmas y empre-
que propició, fue muchísimo más importante que la abstinencia sarios sino también con el consumo y las decisiones de inversión de
(del consumo) necesaria para garantizar un ahorro e inversión de
los hogares.
capital mayores. La actual forma de entender las pautas macroeco-
nómicas de la industrialización británica ha reducido de forma
drástica la tasa de crecimiento de la productividad (esto es, el <<in- ExpltcectoNEs ALTERNATIVAS
genio») que se calcula para el período, y las pruebas de un aumento
sustancial de los insumos que hemos repasado aquí reducen todavía Antes de seguir desarrollando el modelo de la revolución indus-
más tales medidas. El lento aumento del pIB per cápita conduce a triosa, debo hacer una pausa para considerar algunas interpretacio-
un aumento todavía más lento del pIB por hora de trabajo. voth, nes de los mismos fenómenos generales que llegan a conclusiones
que detectó una verdadera avalancha de trabajo adicional en el muy diferentes. La revolución industriosa es un enfoque «optimis-
142 LA RIlvoLUCroN INDUS,t,trrosA
jlt'l'A
l.A OIrt l)t1 ]'ltAIlAJ(l 143
ta», en el sentido de que interpreta el comportamiento de los
traba- rnismo tiempo, su l'uerza laboral de trabajadores industriosos y sus
jadores normales y corrientes en er contexto de
sus aspiraciones y consumidorcs.
oportunidades de elección. Esto no implica negar que, con fiecuen-
Las <<necesidades del capital» parecen explicar este impuls<l
cia, tales oportunidades están sometidas a muchas rimitaciones,
inexorable hacia la regularización del trabajo y la prolongación tan-
pero sí supone rechazar la idea de que no existen.
to de la jornada laboral como del año laboral, una explicación res-
paldada tanto por los economistas marxistas como por los econo-
Trabajado,es oprimidos. La objeción más generalizada y fun-
mistas clásicos. El capitalismo industrial, se sostenía, avanza con
damental a mi enfoque sostiene que Io que yo denomino consumi-
el aumento de la proporción entre capital y trabajo. A medida que el
dores con aspiraciones eran sencillamente trabajadores oprimidos.
número y el coste de las máquinas por trabajador se incrementan,
El argumento nos es familiar porque se trata de la historia estándar
los beneficios pasan a depender de que se mantenga estos activos
de cómo se forjó la clase trabajadora (tuvo que ser creada,
en gran de capital funcionando de forma continua. por tanto, es necesario
medida contra la voluntad de la materia prima humana) con el
fin alterar ios hábitos laborales para adaptarlos a las insistentes deman-
de fundar un orden industrial capitalista. para la creación
de este or- das de la máquina.r0r Bs6 descripción del funcionamiento de la
den, la construcción de la jaura de hierro en la que estamos confina-
economía capitalista impresionó notablemente a Karl Marx. Mien-
dos todos, fue necesario destruir una forma de vida antigua gober-
tras que bajo el socialismo, la tecnología encarnada en el capital,
nada por los principios de una economía moral. Acostumbrados
a podía liberar a las personas del trabajo pesado, bajo el capitalismo
mezclar trabajo y juego a su juicio, según los ritmos marcados por
sólo servía para imponer jornadas de trabajo más largas, pues el tra-
las estaciones y altemando períodos de trabajo intenso y
de ociosi- bajo era la fuente de la plusvalía, el beneficio del capitalist¿. roz
dad, los hombres tuvieron que ser sometidos a una disciprina
de tra- Con semejante abolengo, no es sorprendente que la creencia de
bajo sistemáfica,e8 y siendo:
que la industrialización impuso (y sigue imponiendo) más horas
de trabajo haya sido acepfadacomo un hecho convencional. Los es-
hombres que no acumulaban, que no eran codiciosos, que estaban
tudios de la revolución industrial por lo general coinciden en que el
acostumbrados a trabajar para obtener su sustento y no para maxi-
año laboral aumentó entre un 20 y un 25 por 100 durante er período
mizar sus ingresos, fue necesario enseñarles a ser obedientes al estí- clásico de 1760-1830.r03 Lo que está en discusión es la motivación
mulo de'l dinero en efectivo ...ee
de ese aumento. ¿Qué ocurrió? ¿Que una población que valoraba el
ocio y la autonomía se vio obligada a trabajar más duro y durante
El trabajador inglés der siglo xvrr, inherentemente colectivista
más tiempo y tuvo que abandonar con pesar su antigua cultura ma-
y antiindividualista, descrito por E. p. Thompson, resistía
de forma terial? O bien ¿que al perseguir sus propias metas, esa población
activa las innovaciones del consumo como una amenazapara su
participó activamente (en formas acaso desordenadas e ineficaces)
forma de vida: «El proceso capitalista y el comportamiento habitual
en la construcción de algo que no podía preverse por completo, un
no económico están en un conflicto activo y consciente, como
lo nuevo tipo de economía y sociedad? Al reflexionar sobre esta pre-
está su resistencia a las nuevas pautas de consumo».100 En
resumen, gunta, tenemos que dejar abierta la posibilidad de que uno pueda
el capitalismo emergente hubo de afrontar la doble tarea de
crear, ar necesitar ayuda para perseguir sus <<propias» metas. Acaso los tra-

I
7
144 LA RtlvOl-Ll('lON INt)t)S't'tilOSA l.A ( )lrlrl{'l'A l)lt'l ltAllAJo r4.5

bajadores, pese a sus quejas, aceptaban el hecho de quc ra disciplirr:r


rlt'rrr¡ncias conternporiirre¿ts clc la perezat, inclolcncia e irresponsabi-
impuesta por el sistema fabril los obligara a trabajar cle fbnna nriis
lrrl¿rd de la clase trabajadora, unos tcstinronios tan víviclos colrttr
regular e intensa pues con elro lograban obtener unos mayores in- rtlcológicamente cargados. Estos comentarios prácticarncntc nunca
gresos que (desde su perspectiva) les hubieran resultado inalcanza-
t'r'¿rn observaciones desinteresadas de comportamientos reales. En
bles si todo dependiera de su disciplina personal. De forma similar
Iugar de ello, formaban parte de una ideología que definía la otre-
a Odiseo, que pidió que se le atara al mástil de su nave al pasar
por tlacl de la población trabajadora y su incapacidad para el autogo-
la isla de las sirenas, la disciplina de la fábrica forzó alos trabajado-
hiemo.l06 El cultivo de esta figura retórica, un pilar de la «doctrina
res a hacer lo que querían hacerpero no podían hacer sin alud¿.10+
cle Iautilidad de la pobreza>>, tenía el beneficio práctico de servir de
En este punto, es posible hacer dos observaciones. En primer
lu_ cxcusa para el pago de salarios bajos.toz La faóilidad con la que al-
gar, es vista posible, de que gunos historiadores que se ven a sí mismos como defensores del
la nece ad se conjugaran -Ea_ hombre común se apropiaron de estas afirmaciones resulta irónica.
bajo or incluso en la exp
{Le-s_ Unas ideas que habían servido a quienes las expusieron original-
personas a lo largo de un lapso de tiempo. Cuando la «oportunidad»
mente para justificar la subordinación de los órdenes inferiores de-
conduce a un mayor trabajo orientado al mercado y unos ingresos
bido a su falta de autocontrol y su desinterés por el mejoramiento
más altos, un descenso de ros salarios o ros precios puede tener
espiritual terminaron siendo utilizadas por los defensores de la
como consecuencia lo que se per_ <<economía moral>> como prueba de la inocencia natural precapita-
cibe como una <<nec o laboral para lista del hombre común. Unos y otros están lejos de hacer justicia a
defender un nivel d Al discutir la los trabajadores de la Europa preindustrial.
curva de oferta afípica de la mano cle obra que, se piensa, caracteri-
za la situación de muchos trabajadores preindustriales, persson
se-
ñaló que <<el avance a lo largo de la curva a medida que los salarios TnasRrR»oRES DESNUTRIDoS
aumentan puede incluir procesos de aprendizaje y de formación
de
hábitos que darán cierta rigidez a los niveles de consumo alcanza-
Una segunda objeción a la revolución industriosa no se centra
dos>>. De este modo, es posibre que los trabajadores que sufren una
en si los trabajadores preferían tener más bienes que tener más
disminución de sus ingresos opten, en lugar de desandar la curva de
tiempo libre, una cuestión que gonsidera ociosa en la medida en que
oferta de mano de obra en sentido descendente, por «romper>> la
muchos trabajadores estaban demasiado desnutridos para contem-
trayectoria de ésta y ofrecer significativamente más trabajo que
an- plar una altemativa semejante.
tes en cualquier nivel salarial dado. Así, una acumulación de
capital Robert Fogel presenta un cuadro de la Gran Bretaña y la Francia
de consumo (una especie cle <<aprender haciendo>>, en la esfera
del dieciochescas en el que el compoftamiento industrioso de la pobla-
consumo) puede conducir la economía, mediante un efecto trinque-
ción pobre no tiene cabida, pues el nivel de nutrición de ésta era in-
te, hacia una revolución industriosa.r05
capaz de permitirle un esfuerzo laboral prolongado o enérgico. Ha-
En segundo lugar, una debilidad notable del argumento pesi_ cía mucho tiempo que los pobres se habían adaptado a este estado
mista sobre la motivación de los trabajadores es su confianzaen las
de cosas crónico ajustando, por un lado, su <<biomasa>> (eran bajos
t46 LA REVOLUCIT)¡,i I N »us't'R tosA
l.A ( )lrl,l{'l'A l)11'l'l{Al}AJo t4l
de estatura y ligeros de peso) y, por otro, su ritmo
de trabajo y la horas. Por otro lado, para quienes ya pertenecíarr a la poblacirin uc-
frecuencia de sus pausas de descanso. Esto es, er
ocio der que «dis- tiva, la intensidad del trabajo por hora aumentó debido a quc la ctrr-
frutaban» era una amarga necesidad.l0s tidad de calorías disponibles por cada día laboral se clevó cn ccrcil
En opinión de Fogel, el único consumo al que los de un 50 por 100 ... El ef-ecto combinado del incremento cle la cncrr
plebeyos bri_
tánicos y franceses podían razonabremente aspirar gía dietética disponible para el trabajo y el aumento dc la el'icacia
hacia rg00 era
una ingesta calórica suficiente para convertirse humana en la transfbrmación de la energía dietética en trabajo parc-
en trabajadores pro-
ductivos en primer lugar. En ambos casos, se trataba ce explicar celca del 50 por 100 del crecimiento económico que cx-
de sociedades
perimentó Gran Bretaña decde I 790. I r0
pobres que sólo a lo rargo del siglo xx consiguieron
escapar del
hambre y las muertes prematuras provocadas por
ra desnuirición. En pocas palabras. para Fogel la revolución industriosa es un
Fogel sostiene que la comida disponible per cápita
era tal que, da_ acontecimiento de los siglos xrx y xx. Es el resultado de la elimina-
dos ciertos supuestos acerca de su distribución
en las diferentes cla_ ción de una restricción de la oferta: la of'erta de alimentos suficien-
ses y las necesidades caróricas del metabolismo
basal y ras funcio- tes para permitir un trabajo pesado y regular. Antes de 1800 no
nes corporales, la nutrición disponible en Inglaterra
era insuficiente tenemos consumidores ambiciosos; por el contrario, tenemos traba-
para permitir un trabajo continuo al menos
en el quintil inferior de jadores desnutridos a los que un aumento exógeno, y por lo demás
la población trabajadora. En Francia, ras cosas eran
todavía peores. inexplicado, de la productividad agrícola en el siglo xtx salvó de la
Fogel resume la situación así:
vida «horrible, brutal y breve>> dedicada al trabajo lento, intermi-
tente e improductivo que llevaban antes.
Hacia finales del siglo xvrrr, los individuos que
ocupaba n el 20
por 100 inferior de la distribución calórica de Francia ¿Por qué es incomecto el argumento de Fogel sobre los límites
e Ingraterra
carecían de la energía necesaria para trabajar de impuestos por una ingesta nutricional insuficiente'? Hay tres razones
forma .ortinu, y
estaban en efecto excluidos de la población activa. para ello: la primera, de orden económico; la segunda, de carácter
Además, incluso
, aquellos que formaban pafe de la población activa
tenían apenas
técnico, y la tercera, de naturaleza histórica. En primer lugar, si la
una pequeña cantidad de energía que pudieran restricción nutricional impedía la participación de un porcentaje
dedicar al trabajo.roe
sustancial de personas en la población activa potencial, sería de es-
Según los cálcuros de Fogel, fue ra superación
de este máximo perar que la elasticidad-renta de la demanda para el caso de los ali-
nutricional extremadamente bajo en er sigro xrx ro que mentos hubiera sido alta y hubiera estado dirigida principalmente
«explica la
tasa de crecimiento del 30 por 100 que conoció Gran Bretaña desde hacia las fuentes más baratas de calorías y nutrientes. Sin embargo,
1790». Para sustentar esta afirmación, señala que: los estudios sobre las pautas de consumo británicas han llevado a
cálculos de la elasticidad de la demanda de comida en la Inglatena
El incremento de Ia cantidad de energía disponibre para
el traba- del siglo xvtll que varían entre 0,63 y 0,70. rr I (Por cada incremento
jo tuvo dos efectos. Aumentó la tasa de participación de un por 100 en la renta, el gasto en comida se elevó entre un 0,63
1
en ra pobla-
ción activa al sumar a ella el 20 por r00 inferior de y un 0,70 por 100.) Los productos con las elasticidades-renta de la
ras unidaáes de
consumo de l79O que hasta entonces, por término
medio, sóloha_ demanda más altas fueron, en orden decreciente, los siguientes: cer-
bían tenido energía suficiente para caminar con rentitud
unas pocas veza, productos lácteos, carne y azicar.tlz Esto pone de manifiesto

I
7
l4tt LA l{rivor_uctóN tNl)Lls.t,Rrosn
t.A Olrlil{'l'A l)ll'l'ltAIlAJO l4()
un gran interés en la adquisición ile comida, pero
no necesariamen- cluce en grandes dif'erencias en los resultados. lfans-Joachlrn Voth
te un fuerte interés en ra adquisición de calorías
adicionares. ha explorado estos problemas en detalle.r16 Para empezar, los
cálculos sobre la coryida total disponible en Francia y Gran Bretaña
en 1800 son inciertos. Además, es posible cuestionar la simetr'ía en
la distribución de los alimentos entre los deciles de ingresos que
Fogel da por sentado (la ingesta calórica del decil más rico, asume,
está tan por encima de la media nacional como la del decil más po-
bre está por debajo de ella). Igualmente dudosa es la distinción ra-
dical que, supone Fogel, existe entre las necesidades nutricionales
del metabolismo basal y de la energía laboral, como también lo es
el supuesto de que la ingesta calórica necesaria parafrabajar se re-
quiere todos los días de la semana y del año. Lo que sabemos ac-
tualmente acerca de cada una de estas dimensiones sencillamente
no nos permite hacer cálculos lo bastante precisos como para que
sus resultados sean útiles. Al respecto, Voth concluía que «incluso
modificaciones menores en los supuestos de Fogel conducen a
cambios radicales en uno de sus hallazgos principales, a saber, que
una sección grande de las clases pobres de Gran Bretaña no consu-
mía comida suficiente pararealizar más que una cantidad de traba-
jo muy limitada>>.117
Por último, es necesario señalar que la versión de Fogel sobre
cómo se consiguió <<escapar del hambre» depende en gran medida
de un acontecimiento histórico exógeno e inexplicado: un brusco
aumento de la producción de alimentos después de 1790. Lo que
sabemos acerca de la evolución de la producción alimenticia con-
firma sin duda las difíciles circunstancias de la vida en Gran Breta-
ña y la mayoría de Europa en las décadas de finales del siglo xvrrr y
comienzos del siglo xrx. La población cstaba creciendo entonces
velozmente y la inestabilidad del escenario internacional contribuía
a elevar los precios de los alimentos. No obstante, durante la mayor
como para sobrevivir y optó por uno que resultaba
verosímil. I ts parte del siglo xvrtt los precios de los alimentos habían sido bajos y
Esta metodología es sugerente y reveladora, pero
no es sólida. la producción había aumentado. Y del crecimiento continuado de la
Esto es, un pequeño cambio en cualquiera
de los supuestos se tra- productividad agrícola en gran parte de Europa noroccidental nos
7
150 LA RI1VOLUCIÓN N I>tIS'I'I<IOSJA
I
l.A Ol;lrl{'l'A DU'l'ltAli^.lo l-5 I

hemos ocupado antes en este capítulo. La cronología


propuest¿r por rr¡rrcciublcs cn las condiciones de vida material. El crecimiento eco-
Fogel no tiene esto en cuenta y depende de un cambio
de tendencia rrrirrrico uunca tiene explicaciones sencillas; siempre es consecuen-
que desencadenó una aceleración en la producción
de alimentos t'ia tlc la interacción de múltiples fuerzas. No obstante, en este pe-
poco después de 1800, un cambio de tendencia
der que no existen r íorlo desempeñó un gran papel el aumento de trabajo orientado al
pruebas.
¡rrcrcado en los hogares de Europa noroccidental. No cabe duda de
Pese a todas estas reservas, resulta claro que Fogel
se ocupade t¡uc hubo momentos y lugares en los que este nuevo trabajo se pro-
un problema que también es central para este estudio:
¿cómo se tra- ¡rorcionó bajo coacción; pero asunto más relevante es el de cómo
duce el crecimiento económico en un mayor bienestar?
su «huida los hogares optaron por un nuevo despliegue de sus recursos pro-
del hambre>>, a la que atribuye er 50 por 100 del
crecimiento británi- riuctivos para alcanzar nuevas metas de consumo. Una revolución
co desde 1790,parece ser un deus e-r machina.peroincluso
así, ano- industriosa precedió a la revolución industrial.
ta que el crecimiento económico después de rTg}produjo
<<apenas
una modesta y desigual mejora en la sarud, las condiciones
nutricio-
nales y la longevidad de las clases más bajas antes g90». r rs
de l La
producción de una mayor cantidad de metal, textiles
e incluso ali_
mentos no se traduce por sí misma en una vida mejor y
más larga.
Para determinar cómop ueden alcanzarse estos
resultados deseados,
Fogel dirige nuestra atención a ra relación entre el cuerpo
humano
individual y la economía: en su enfoque, la nutrición y
eitrabajo es-
tán mediados por ra masa corporar. Este estudio
hace hincapié en
otra cuestión, a saber, en la familia como unidad de producción
y
consumo que media (para mejor o peor) ent¡e la economía
de mer_
cado y el bienestar individual de sus miembros.
EI aumento de productividad que permitieron Ias,nuevas
tecno-
logías y formas de organización, que conocemos como
revolución
industrial requirió muchas décadas de maduración
antes de poder
incidi¡ con toda su fuerza en el crecimiento económico globar.
En
general, los trabajadores asalariados de Europa
hubieron de hacer
frente a un descenso de los sararios reales durante buena
parte de
los comienzos de la e¡a moderna. En cierto modo,
los de Europa
noroccidental corrieron mejor suerte, pero sólo excepcionalmente
vieron crecer sus ingresos reales. A pesar de estos
obstáculospvi-
dentes para el aumento de la renta, el largo siglo
xvlu fue testigo de
un aumento sustancial de la producción y el comercio
y de mejoras

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