DeVries - Cap 3 La Oferta de Trabajo
DeVries - Cap 3 La Oferta de Trabajo
sión del trabajo depende de1 alcance del mercado, sino que e1 alcan-
ce del mercado depende de la división del trabajo».Se
Las ventajas de la especialización sin duda eran bien conocidas
antes de que Adam Smith las describiera de form4 tan memorable'
Con todo, el problema de coordinación que existía entre la <<pobre-
za universal>>, en la que <<cada hombre ha de obtener todo por sí
mismo>>, y la «opulencia>>, en la que «el trabajo conjunto de una
gran multitud de trabajadores>> consigue producir «el abrigo de lana
... con que se cubre el jomalero>>, raÍaYez encontró una solución sa- Capítulo 3
tisfactoria.e0 La mayoría de los hogares siguieron dedicándose sólo
marginalmente a la producción para el mercado, y como consumi- LA REVOLUCIÓN INDUSTRIOSA:
dores se enfrentaban a mercados que eran, alavez,limitados y cos- LA OFERTA DE TRABAJO
tosos.
La tesis de este estudio es que partes significativas de Europa oc-
cidental (y de la Norteamérica colonial) superaron sustancialmente ¿Es posible reunir suficientes pruebas históricas para que resul-
este problema de coordinación en el curso del largo siglo xvttt. Ob- te verosímil la afirmación de que los hogares trabajaron más y con
servamos el proceso en forma de decisiones simultáneas acerca de mayor ahínco en el curso del largo siglo xvrrr? Más aún, ¿es posible
la producción y el consumo en el nivel del hogar' No obstante, fue el demostrar empíricamente que, en su peregrinación de una sociedad
consumo, a través de la creación de una experiencia común compar- rica en ocio a una acostumbrada al trabajo constante, el comporta-
tida por círculos cadavez más grandes de la población, el que ofre- miento industrioso de los miembros de estos hogares estaba más
ció las señales visibles para permitir que se produjera la coordina- motivado por nuevas aspiraciones de consumo que por una amarga
ción necesaria. La demanda de consumo pudo desernpeñar este necesidad? Esto es, ¿es posible demostrar que los hogares trabaja-
papel económico debido a la transformación de sus funciones socia- ron más con el fln de poder consumir más y consumir de forma di-
les y culturales. Los contemporáneos apelaron tanto a controles pro- ferente? Éstas son las preguntas que nos ocuparán a lo largo de este
videnciales de las pasiones naturales, la vida urbana y el comercio, capítulo.
como al poder social de las mujeres, para explicar el surgimiento de
nuevas pautas en el comportamiento de los consumidores, algo de lo
que nos ocuparemos con más detalle en el capítulo 4. Este complejo LR pRnr¡rsroRrA DE LA REVoLUCTóN TNDUSTRTosA
de cambios en el comportamiento del hogar constituyó una <<revolu-
ción industriosa>>, un fenómeno comercial impulsado por el consu- Cónto perdierort su fiempo tle oc'ir¡ los campesinos.En el estu-
mo que precedió y preparó el camino para la revolución industrial, dio de las socicdacles predominantemente agrarias, la producción se
que estuvo impulsada por la tecnología y los cambios en de tipo or- cousitlcra por lo genererl como el resultado de la interacción del tra-
ganizativo. bu jo. la licrra y lu tccnología. Si la tccnología cambia con lentitud y
LA I{TJVOI-UCIoN I NDUS'I-I{IOSA
t-A OTIERI'A DRI'RABAJO 91
la ticrra disponible es una cantidad f ija, ra aclición progresiva de
más trabajo pronto se traduce en rendimientos decrecientes. En el
nivel de la sociedad esto hace surgir el espectro de la escase z a me-
dida que la población aumenta. En este sentido, Thomas Robert
Malthus sostuvo que la población tendía inherentemente a crecer
más deprisa que la producción alimenticia. La población, razona-
ba, tenía la capacidad de crecer exponenciarmente mientras que la
producción de alimentos apenas podía, en el mejor de los casos, au- o
mentar aritméticamente, una situación que, de forma inexorable, Q4
causaría crisis de subsistencia recurrentes a menos que se controla- Qs
Q2
ra el aumento de la población por otros medios. El modelo de Mal-
Q1
thus resultó muy atractivo pal'a muchos historiadores de Ia Europa I
una segunda característica del modero de El término revolución industriosa fue acuñado originalmente
Boserup es su insis- por Akira Hayami, que lo empleó (en un trabajo de 1967 escrito en
tencia en que ra oferta de trabajo económico
no se corresponde con japonés) para comparar las tecnologías intensivas en trabajo del Ja-
102 r.A rrtivot.u(,toN tNt)ls,r,t{tosn
1.4 Olrlllt'l'A DE'l'ttABAJO 103
pón Tokugawa (1603-lg6g)
con las tecnorogías.intensiv^s e,
capi-
tal de la revorución industriar británica. ¡rlt'rncrrlc cn un ploceso de <<autoexplotación>> para garantizarse una
según Hayami, se tratab¿r
de dos caminos hacia la industrialización ',ulrsistcnci¿r ¿rpenas exigua. En lugar de ello, la revolución indus-
definitiva.e Cuando utiri_
zó por primera vez el término trosr prcpara el hogar campesino para las tareas del crecimiento
en inglés, Hayami apeló a él para
cuenta del crecimiento de la proclucción dar ,'r'orrrir.rlico moderno al mejorar la calidad de su trabajo. Saito des-
agrícora en ras últimas aé_
cada de la era Tokugawa qlle ,'r ibc cl hogar campesino japonés como uno que impone disciplina
se logró cuando los campesinos
adap_ ,r sus miembros y planifica de forma cuidadosa no sólo el desplie-
taron sus métodos de cultivo para
sustituir er poder de tracción der
ganado por un mayor esfuerzo ¡,rrc clel trabajo familiar sino también la composición de la familia
humano: «En el Japón rural debió
producirse una conversión de (t'l número de hijos, los intervalos entre nacimientos y el orden de
"cabaros de fuerza" a .,hombres
fuerza" ' EI término revoruciótt de los sexos del conjunto de los hermanos) con el fin de coordinar el
industriosa puede aplicarse a este
cambio>>.to ('()nsumo, la producción y la producción de forma tal que sea posi-
Desde entonces, Kauro Sugihara, hlc garantizar la continuidad intergeneracional, protegerse de incer-
Osamu Saito y otros autores
han empreado er térmrno para ticlumbres a corto plazo y nivelar el consumo a lo largo de un ciclo
referirse de forma más general
proceso de industriarizaciónintensivo a un vital en el que la capacidad productiva del individuo es cambiante.
en trabajo, al que consideran
una alternativa al camino, intensivo A lo largo de generaciones dedicadas a una planificación semejan-
en capital y ,""r..or, que si_
guieron los países occidentares te, compleja, <<racional>>, la familia campesina adquirió el capital
para arcanzarel crecimiento econó_
mico moderno. il humano necesario para responder a las nuevas amenazas y oportu-
El contexto macroeconómico en el que nidades de la industrialización modema.
el término se aplica en
Japón (y en generar en Asia Sugihara subraya la tendencia de los hogares campesinos japo-
orientar) concuerda ampliamente
el modelo de Boserup discutido con neses a absorber el trabajo familiar mediante la combinación de
en la sección precedente. La adop_
ción de tecnorogías intensivas agricultura y empleos secundarios. El autor contrasta esto con el
en trabajo es el modo de acoger
aumento de la pobración. El curtivo el caso de Inglaterra, donde la agricultura y la industria rural tendían a
de anozy ra agricultura irriga-
da permitían una intensificación desarrollarse por separado en hogares especializados. Estos hoga-
muchísimo mayor que los siste-
mas de cultivo mixtos de Europa; res campesinos japoneses eran menos especializados, pero, al com-
por tanto, las sociedades rurales
de Asia arcanzaron poblaciones binar muchas actividades en una única empresa, se convirtieron en
considerabremente más densas y
una producción más grande por un campo de adiestramiento para formas de comportamiento admi-
unidad de tierra que lo que era
co_ nistrativo que demosÍarían ser útiles para el mantenimiento de nu-
mún en Europa.tz
El aspecto microeconómico de Ia <<industri merosas actividades industriales de pequeña escala, intensivas en
arizaciónintensiva
en trabajo» hace hincapié en trabajo, que resultaban apropiadas para una economíaricaen mano
er hogar como una institución
que ab- de obra, pero pobre en recursos. De forma similar, el elevado por-
sorbe trabajo y desarrora de
forma asidua tecnologías que hacen
uso intensivo de la mano de un centaje de personas autónomas habría, en opinión de Sugihara, sen-
obra para mantener su viábilidad
nórnica' sin embargo, el concepto eco- tado las bases para las muchas empresas pequeñas y medianas que
asiático de revorución industrio-
sa no concibe el hogar campeslno caracferizaron la industrialización de Japón. El investigador resu-
como una entidad inmersa sim_
me su argumento señalando que:
104 LA REVoLU(,roN tNt)L;s.t.nrosn r.A orBRT'A DE TRABAJo 105
En la medida en que la industrialización intensiva cn trabajo Desde la perspectiva de Asia oriental, la industrializacióninten-
acogió el mejoramiento graduar de la calidad de la rnano de obra, siva en trabajo distingue Oriente de Occidente, donde el crecimien-
ésta fue la principal ruta que permitió a ra humanidad escapar de Ia
to económico fue consecuencia de procesos intensivos en capital y
trampa maltusiana de la sobrepoblación y la trampa ricardiana del
en recursos. Las empresas familiares industriosas, flexibles, con
aumento del precio de los alimentos. Fue este círculo virtuoso, no la
raíces en el campesinado, tuvieron un papel destacado en los co-
disponibilidad repentina de vastos recursos en el Nuevo Mundo o
mienzos de la industrialización en Oriente, mientras que en Occi-
de tecnologías que ahorraban trabajo y esfuerzo, ro que sostuvo ra
difusión global de la indusrrialización durante los dos últimos si- dente éste fue un proceso liderado por empresas y fábricas a gran
glos.¡3 escala. No obstante, aunque esta caracterización no carece de un
núcleo de verdad, exagera la diferencia entre Oriente y Occidente
La revolución industriosa de Asia oriental subraya el papel que en las prímeras etapas de la industrializaciónal confundir el célebre
desempeñaron los recursos limitados en el desarrollo de los hogares crecimiento experimentado por ciertos <<sectores destacados» de la
campesinos imaginativos, diligentes y disciplinados que, a su debi- revolución industrial británica con el proceso más amplio del creci-
do tiempo, trasladarían estos atributos adquiridos con tanto esfuer- miento económico occidental, que, de forma muy similar a lo ocu-
zo al nuevo mundo industrial. En cambio, no insiste demasiado en rrido en Oriente, dependió durante mucho tiempo de la producción
la especialización y las relaciones de mercado. De hecho, buena de hogares industriosos.
parte de la planificación cuidadosa y las largas jornadas de trabajo Existen, sin embargo, diferencias importantes entre las revolu-
disciplinado s,stit,ían la ausencia de mercados. por ejemplo, la ciones industriosas de Oriente y Occidente. No son la misma cosa,
planificación familiar habría podido ser menos rígida si hubiera ha- y la principal diferencia la encontramos en la función, mucho más
bido un trabajo de mercado para peones de labranza, mientras que importante, que tuvieron los mercados y la especialización en Eu-
la especialización agrícola habría podido ir aún más lejos de haber ropa occidental. Éste es el contexto en el que las aspiraciones de los
existido la posibilidad de pagar los impuestos en dinero en lugar de consumidores pudieron empezar a desempeñar un papel autónomo al
en arroz. motivar un crecimiento adicional de la oferta de trabajo orientada
Por último, la revolución industriosa de Asia oriental es en al mercado. En resumen, en estas dos versiones de la revolución in-
gran medida un fenómeno depencliente de la oferta. La actividad dustriosa, los determinantes de la intensificación del trabajo eran
industriosa formó a las personas para convertirlas en trabajado- básicamente diferentes.
res más productivos, pel'o no hizo de ellas consumidores más acti- La productividad de la mano de obra europea en la agricultura
vos e innovadores. La producción total creció a expensas de la padecía las mismas inherentes presiones a la baja que en Asia, pero
productividad laboral, lo que limitaba el poder adquisitivo rural. se mantuvo significativamente alta. Las explicaciones para ello por
Posteriormente, cuando esta mano de obra agrícola de baja pro- lo general se centran en una combinación de control demográfico y
ductividad entró en el sector industrial, mantuvo los salarios bajos tecnología agrícola. Las poblaciones europeas se ajustaron, con
también allí, lo que limitó más aún la expansión del mercado do- brusquedad, a los recursos disponibles mediante controles indirec-
méstico.la tos sobre la fertilidad moldeados por las reglas que gobernaban el
matrimonio, la denominada «pauta matrimonial europea>> presenta-
1
106 LA RtrVOI-TICIoN INI)US'I'RI0SA
LA OIjtllt'IA DE TRABAJO 107
da en el capítulo l. Los mercados tienen una presencia pronrinente papel importante) sino en respuesta a las condiciones del mercado.
en esta interpretación demográfica, pues sostiene que er
acceso al La adopción total de la orientación hacia el mercado, o de la depen-
matrimonio (si alguien podía casarse y, de ser así, a qué edad)
estaba dencia respecto de éste, r'equirió a su vez cambios en el comporta-
regido por condiciones económicas de ras que eran indicativos
los miento de consumo doméstico.
salarios,los alquileres de tierras y los precios de las mercancías.r5
Asimismo, los sistemas de cultivo mixtos que predominaban
en
la mayor parte de Europa (en especial, al norte de la cuenca
medite- Los tt¡cREsos DEL HoGAR
rránea) estaban en condiciones de complementar la mano
de obra
humana con fuerzas agronómicas en su esfuerzo por mantener
la Las ganancias de los hogares derivadas de su actividad en el mer-
fertilidad del suelo ante Ia necesidad de una labranzamás intensiva.
cado adoptan diversas formas, pero incluso en el siglo xvlr el traba-
El uso de ganado, legumbres y tubérculos en sistemas de rotación
jo asalariaclo cra la fuente más importante de ingresos monetarios
conocidos como agricultura alternante y convertible tuvo
como en gran parte de Europa noroccidental. De los salarios dependía un
consecuencias el aumento de Ia producción ganadera (al
aumentar número grande y creciente de trabajadores que carecían de tierra
la oferla de pastos y fbrraje). la eliminación de ros años
de barbecho u otros recursos productivos, y el historial de los salarios reales del
y el mejoramiento de Ia fertilidad del suelo.¡6 para incrementar
la largo siglo xvIII no ofiece, a primera vista, demasiado potencial
producción física estos sistemas necesitaban más mano
de obra por para comportamientos de consumo innovadores o una cultura ma-
unidad de tierra, sin duda, pero en un contexto de precios
rerativos terial afnplia. Medir el poder adquisitivo de los salarios está lejos de
favorables podían incrementar el varor de la producción
todavía ser una tarea sencilla incluso en las mejores condiciones, y las limi-
más. De nuevo, fueron las oportunidades ofrecidas por
el mercado taciones de la información que tenemos sobre la era preindustrial
más que la presión demográfica lo que determinó el
momento y ra son formidables; sin embargo, los estudios recientes coinciden de
localización de la introducción de estos sistemas de cultivo
más in- foma unánime en que, salvo unos pocos casos excepcionales cir-
tensos. I 7
cunscritos espacial y temporalmente, el aumento de los salarios rea-
La clave para que se produjer.a un incremento de la productivi_
les a largo plazo fue escaso, o inexistente, en los primeros siglos de la
dad total antes del sigro xlx no se haila en la demografía
o ra tecno- era moderna.
logía sino en la organi zaciónde ros hogares como enticlades
econó- La tabla 3.1 ofrece un panorama general de los salarios reales
micas. En el contexto europeo, el nuevo crespliegue de los
recursos urbanos en Europa noroccidental, meridional, central y oriental. Se
productivos de los hogares se produjo en respuesta a las
oportuni_ correlacionaron los índices del costo de la vida de cada ciudad para
dades ofrecidas por el mercacro. Los hogares pasaron d,er
c.ottrac.to permitir no sólo comparaciones entre diferentes períodos sino tam-
con el mercado (la venta de bienes para complementar la produc_
bién entre diferentes ciudades. Al establecer en cien el índice del
ción doméstica) a la r»'ientación haciael mercado (ra venta
de bie- salario real londinense de 1500- 1549, resulta de inmediato evidente
nes y de trabajo como base de Ia economía doméstica).
Este caníbio quel l) las principales ciudades de Europa noroccidental disfruta-
no se debió principarmente a la presión demográfica o la
coerción ban entonces de unos salarios reales sustancialmente más altos que
institucional (aunque en ciertas épocas estos factores tuvieron
un los que existían en el sur, centro y oriente del continente; 2) la bre-
108 LA REVoLUCIóN TNDUSt'trrosA LA OITEIT'I'A DEI'ITABAJO 109
Tnst-e 3.1. Salarios de consumo reales de los trabajadores de la T¡,eLe 3.2. indices de salarios reales:
construcción no c'ualificados : Europa occidental, meridionol, Gran Bretaña. 1770- I 879
central y oriental, 1500-1849
(indice: Londres 1500-154g = 100) Década Indice
mente 2.100 horas a 3.700 horas. (sólo en Londres, las horas de tra- las, bienes nranul¿rcf urados y servicios para la vcnta cn cl llrcrcaclo.
bajo al año aumentaron de 2.300-2.400 a 3.300-3.400.)3s Aquí, cl comportamiento industrioso adopta la fbrma no s(llo tlc
Este aumentó fue consecuencia no de un incremento de las ho- una reducción del tiempo de ocio, sino también, y principalmenlc.
ras de trabajo diarias sino de la reducción de las fiestas de guardar y de una redirección del tiempo productivo del hogar de las activicla-
los denominados <<lunes santos>>.36 De este modo, las pruebas pro_ des domésticas hacia actividades orientadas al mercado. Semejantc
porcionadas por los testimonios de los londinenses ante el tribunal reorganización del tiempo del hogar normalmente estuvo acompa-
muestran que en la década de 1750 las pautas de ocio anteriores a la ñada de una mayor especialización.
reforma gozaban de muy buena salud; los artesanos, tenderos y jor_
naleros que testificaron en el old Bailey continuaban observando
numerosos días dedicados a santos en la década de 1750 y con fre- LR ¡spscrauzRcrów acRÍcor-R
cuencia también se tomaban libre el lunes (el <<lunes santo>>).37 Sin
embargo, en 1800 el mismo tipo de pruebas revela que los londi- La especialización en la agricultura durante el largo siglo xvllr y
nenses se encontraban en el trabajo tanto en fechas que antes eran los progresos en productividad relacionados con ella constituyen
1l
días de santo como la mayoría de los lunes. Finalmente, el sobrio un tema muy amplio, pero aquí podemos resumirlos remitiéndonos
régimen prescrito siglos atrás por los reformistas protestantes había a los recientes estudios sobre la agricultura en Francia septentrional
llegado a Londres (o, lo que quizá sea más correcto, a los gremios (Philip Hoffman y George Grantham), Inglaterra (Mark Overton,
de artesanos y la clase comercial londinenses). Los días festivos ob- Gregory Clark y Robert Allan) y los Países Bajos (Flandes: G. De-
servados por el Banco de Inglaterra, los bank holidays, siguieron jongh y Erik Thoen; Países Bajos: Bas van Bavel y Jan-Luiten van
esta pauta: mientras que en 176l elbanco cel:.ó 47 días por este mo- Zanden). Todos han conseguido medir un aumento sustancial de la
tivo, para 1834 sólo había cuatro bank holidays al año. La transi- productividad sin que se haya producido un mejoramiento corres-
ción a un año laboral industrioso de unas 3.300 o 3.400 horas que se pondiente de la tecnología. Crantham concluye que:
produjo en Londres a lo largo de cincuenta años había empezado
antes fuera de la capital inglesa (donde voth descubrió que los tra- La innovación técnica no fue una característica central del au-
bajadores observaban muchas fiestas religiosas pero se tomaban mento de la producción agrícola hasta Ia década de 1840, cuando la
pocos <<lunes santos>> en la década de 1750) y todavía más entre los aparición de fertilizantes comerciales y la elaboración de equipos
trabajadores dedicados a la agricultura, donde, por irónico que re- mecánicos para la cosecha empezaron a afectar de manera signifi-
cativa los métodos de producción. En lugar de ello, hasta ese mo-
sulte, la tradición parece haber tenido menos peso que en la metró-
mento el aurnento de la procil-rcción dependió más de un uso intensi-
poli.
vo de las tecrrologías conociclas que de métodos novedosos.3s
El estudio de voth se centra en el tiempo de trabajo del indivi-
duo (varón, adulto) con un empleo pago. No obstante, una gran pro_ Lo que descubrió Grantham para el caso de Francia septentrio-
porción de la población continuaba palticipando en actividades re- nal en los cien años anteriores a 1840, lo descubrió Gregory Clark
lacionadas con el mercado no a través del trabajo asalariado, sino, para el caso de Inglaterra en los doscientos años anteriores a I 840:
del todo o en parte, a través de la producción de mercancías agríco- la producción por trabajador aumentó un 50 por 100, pero sólo un
120 LA REVOLUC¡óN INuus'l'luosn
t.A otrtitt't'A t)ti'I'|{AUAJO I
Beverly Lemire sigue esta historia todavía más abajo, hasta los (o rlc la clcmanda (del que nos ocuparemos en el capítulo 4) condu-
talleres que surgieron para producir uniformes militares (slo¡tse- jo a la sustitución de los viejos oficios, usualmente controlados por
llers) y muchas otras prendas de uso cotidiano. Mientras que la gremios, por métodos de producción y sistemas de distribución
confección de paños, incluso en el campo, era una ocupación refi- nuevos. En muchas partes de Europa noroccidental, los sastres, mo-
nada <<para las hijas de las categorías medias>>, Lemire señala que distos, comerciantes de géneros, costureras y vendedores de ropa
de segunda mano invadieron terrenos antes reservados a cada uno
las mujeres de las clases bajas utilizaban sus agujas para coser ropa
para lograr abastecer con más flexibilidad un mercado de prendas
hecha en grandes talleres, trastiendas de locales comerciales, desva-
de vestir que recientemente se había hecho dinámico y variado.
nes y habitaciones de casas de huéspedes. Éstos eran los escenarios
Lemire destaca la naturaleza informal e irregular de estas activi-
de una amplia infraestructura manufacturera femenina de la que en
gran parte no se tiene constancia.Te dades industriosas en la producción y distribución de ropa, algo que
puede extenderse al amplio mundo del comercio al por menor de
Esta «amplia infraestructura» constituía una industria de la ropa los siglos xvIII y xx. El desarrollo de las redes de comercio mino-
hecha, algo que, según pensaban los historiadores antes, no había rista (que discutiremos con más detalle en el capítulo 4) aumentó en
surgido hasta el siglo xrx. En la actualidad, <<no hay duda alguna de este período gracias a los miembros de la clase trabajadora con es-
que la ropa hecha apareció, y posiblemente se generalizó, en el si- píritu empresarial que se dedicaron a la venta ambulante, la buho-
glo xvtl>>.80 nería y la gestión de tiendas y tabemas. John Benson, que ha histo-
De forma simultánea a estos desarrollos, la confección de ropa riado la labor de estos «capitalistas del penique>>, confiesa al
dentro de los hogares pasó a ser insignificante. En 1797 sir Frederic respecto que:
Morton Eden se quejaba de las familias trabajadoras de Inglaterra
Es tan difícil determinar la cantidad de aspirantes a taberneros o
meridional: <<sus esposas rara vez cosen alguna prenda de vestir,
tenderos que consiguieron transformar sus sueños en realidad como
con excepción de la que hacen y remiendan para los hijos».sr
calcular la cantidad de capitalistas del penique dedicados a la venta
cuando a esta historia de la producción y distribución informal callejera. Muchas, acaso la mayoría, de las tiendas y cervecerías
de ropa hecha se le suma el comercio de vestidos de segunda mano propiedad de miembros de la clase trabajadora eran administradas
(robados o no), es posible apreciar la evocación que Lemire hace de por mujeres a tiempo parcial, por lo que rara yez figuran en los re-
la laboriosidad de las mujeres inglesas: sultados de los censos.83
De un extremo a otro de las calles de ciudades y pueblos, así De forma similar, Adolphe-Lambert Quetelet, que dirigió un fa-
como en todos los barrios obreros de Inglaterra, había tiendas, ten- moso censo realizado en Bélgica en 1846, aseguraba que pruebas
deretes y cuafos de estar, en los que las mujeres con escaso capital independientes revelaban una omisión enorme en el número de ca-
negociaban y vendían ropa y toda clase de utensilios domésticos.82 berets, establecimientos informales para beber que se habían multi-
plicado por Bélgica y Francia a lo largo del siglo anterior, de los
con todo, desde una perspectiva más amplia, la historia del sec- cuales, opinaba, debía de haber uno por cada quince o veinte ho-
tor textil y la industria del vestido es la de cómo un enorrne aumen- gares.8a
134 LA RItVOLIJCtoN INt)t-ts't'tilosA
l.A olililt'l'A l)¡i'l'ltAllAIO 135
menino, pese a lo difícil que resulta cuantificarlo, habría aumenta- tanto como el padre fuera, y generalmente más ... El padre les pro-
porciona alimento, y la madre, ropa.87
do todavía más rápido: las mujeres atendían tanto cervecerías y ba-
res, como las numerosas tiendas de ropa documentadas por Lemire,
Los estudios de los presupuestos de las familias de los trabaja-
además de muchas boutiques de moda. De hecho, podría hablarse
dores agrícolas ingleses confirman que las mujeres y los niños co-
de una feminización gradual del comercio minorista.s6
múnmente contribuían de forma significativa a los ingresos mone-
tarios del hogar, pero no demuestran que su contribución fuera tan
grande como sugiere Defoe: en lugar de aportar la mitad de la renta
Esru»ros DE pRESUpuESTos DE Los HocARES rNDUSTRIosos total del hogar, sus ingresos tendían a rondar el25 por 100 de ésta.88
En un completo análisis de los estudios disponibles sobre los presu-
una vez que el concepto de actividad protoin,dustrial se entien-
puestos familiaresde trabajadores manuales ingleses en el período
de en el contexto apropiado del hogar, estamos preparados para
ver 1787-1865, Sara Horrell y Jane Humphries mostraron que aunque
el aumento de la oferta de trabajo orientada al mercado, en especial,
Defoe había exagerado sus cálculos, era posible que no estuviera
la de mujeres y niños, bajo una luz más favorable a la revolución in-
lejos de la realidad en lo que respecta a la etapa específica del ciclo
dustriosa. Difícilmente puede pedirse una guía contemporánea me-
vital familiar que utiliza en su ejemplo. En su estudio de 1 .190 pre-
jor sobre este comportamiento que la que nos ofrece Daniel Defoe,
supuestos familiares (de familias intactas con ambos cónyuges vi-
a quien con justicia podemos considerar el cronista de la revolución
vos), detectaron una pauta de aumento gradual de la contribución
industriosa. Defoe describió el fenómeno de la siguiente forma:
monetaria de esposas e hijos a la renta total del hogar hasta la déca-
da de 1830 (desde cerca del 25 por 100 a más del 40 por 100), des-
Un pobre hombre trabajador que sale afuera para trabajar cada
pués de lo cual se produjo un descenso en la difícil década de 1840,
día, labrando la tierra, poniendo cercas, cavando zanjas, trillando,
seguido de otro más en la de 1860, cuando los ingresos de los varo-
acarreando, etc., y lleva a casa su salario de la semana, entre ocho y
doce peniques diarios ...; si tiene una esposa y tres o cuatro hijos nes adultos crecieron hasta empezar a ser dominantes (aspecto que
que alimentar, y éstos poco o nada consiguen por sí mismos, ha de se discute con más detalle en el capítulo 5).8e
trabajar duro y vivir pobremente ... Cuando se juntan los datos del Horrell y Humphries para todo el
período, es posible realizar también un análisis de la composición
7
r36 l-A Iilrvot.t,(,lt)N INr.¡tI.s,r,trt(),sA
l,A ( )l;l rl{'lA l)tj't'ltAllAJO l3l
de los ingresos monetarios totales a Io
largo dcl ciclo vital tlc l¿r lir- uí¡r r,ás pro,unciacl, . r, rargo del período de
milia' un análisis que revela que Ia importancia comienzos ile Ia i,-
cre ros ingrcsos dc tlr¡slrialización inglesa.er El efecto final de esta actividad
las esposas e hijos aumenta a medida
que er (varón) cabeza de f¿rmi- industrio_
s¿¡ cntl'e los trabajadores manuales fue
lia envejece. Mientras que sus ingresos contribuyen un incremento de la desi-
poco cuanclo ra gualdad de los ingresos de los hogares.
familia es joven y el esposo no ha cumplido
aún los cuarenta, au_ El período examinado por Horrell y Humphries representa,
mentan de forma constante hacia er 50 por al
100 der que habra Defoe rnismo tiempo, la <<curminación» de ra revolución
cuando el marido supera los cuarenta y industriosa y er
cinco y al _"ros algunos de período clásico de la revolución industrial británica.
sus hijos están en condiciones de contribuir eueda claro
sustancialmente a ra que eran muchas las fuerzas que influían sobre la
renta familiar. En estos hogares de clase estructura del ho_
trabajadora, la capacidad gar,la división sexual der trabajo y ra posición de ros
de los hijos para generar ingresos era hijos en Ia fa-
en gran parte un sustituto de milia y Ia economía' Además, los distintos grupos ocupacionales
la de sus madres y dominaba ra tendencia
hacia contribuciones cada tuvieron distinta suerte, y ros efectos de los altibajos
vez más grandes a medida que el cabezade del ciclo eco-
familia se hacía mayor. nómico fueron apreciables. con todo, aunque ras generalizaciones
Sin embargo, estos ingresos (fueran aportados
por la madre o por son arriesgadas, parecen indudables unas cuantas
los hijos) no sustituían los ingresos del observaciones:
padre hasta que su capaci-
dad para generarlos empezaba a decaer
a una edad avanzada.Hasta
entonces, el trabajo industrioso orientado
1. Las mujeres casadas tenían una gran participación en
ol mer_
al mercado de los miem- cado laboral' Los comienzos de ra industriarizaciónparecen
bros de la familia servía básicamente para
erevar ros ingresos tota-
les del hogar.oo haber intensificado esta participación, a pesar ae que
el tra-
bajo de las mujeres siguió estando en extremo concentrado
Homell y Humphries también examinaron
otra forma de sustitu- dentro de la estructura ocupacional, y después de
ción potencial' ¿Era posible que los ingresos mediados
de las esposas e hijos
desempeñaran un papel estratégico principalmente
del sigloxx los ingresos monetarios de las mujeres iniciaron
to, hogares un descenso que continuó hasta bien entrado el siglo
de los trabajadores varones más pobres ",
y menos cualificados? Es xx.
decir, ¿compensaban estos ingresos <<suplementarios>>
2. Desde la perspectiva de la economía familiar, los
niños y las
ro inadecua_ mujeres eran sustitutos y seguirían siénclolo hasta que
do que eran los ingresos de los uu.or", la es-
adultos económicamente colarización obligatoria comenzó a sacar a ros niños
más débiles? si esto era así, la distribución
de ras rentas totales de
de ra
los hogares debería ser más igualitaria que población activa avanzado el siglo xrx.
la de los ingresos de ros 3. Larenta
varones adurtos soros. No obstante, del ciclo vital de Ias familias de clase trabajadora
ros datos de los presupuestos al-
canzaba su máximo nivel cuando los hijos crecidos
estudiados por Horrell y Humphries eran nu_
no respaldaban esta suposi- merosos y se mantenían así mientras ellos permanecieran
ción' En todos los subperíodos de su anárisis, en
la pauta.ep.".ertuti- el hogar. Por consiguiente, er bienestar de la familia en
va de los ingresos de los varones adultos su
por ocupación y la pauta conjunto dependía de las pautas de gasto y las redistribucio_
representativa de los ingresos familiares
eran la misma: .n g"n".ur,
nes internas respaldas por los ingresos de múltiples
cuanto mayores eran las ganancias del padre, indivi-
mayores lu, gu_ duos' El comportamiento de consumo del hogar industrioso
nancias del resto de los miembros de ".un
la familia, y esta pauta se ha_ (cómo satisfacía ras necesidades y deseos de sus
miembros,
138 LA r{t1vor_u(.roN tNt)Lts,t,tuosn
'l'ltAllA.l(l
l,¡\ ( )l;l:l{'l'A l)li I 39
o permitía hacerlo a sus miembros individualcs)
ticne, por io irgrícola cxceclía cntollccs el observado en países menos desarro-
tanto, una importancia particurar en cualquier
varoración crel lllrtkrs n.luclto tiempo clcspués, cuando éstos alcanzaron un nivel dc
hogar como unidad económica.
v iclt comparable. El momento preciso de esta intensificación conti-
núa siendo materia de debate, pero las pruebas disponibles son co-
lrcrentes con la idea de que fue la laboriosidad, y no la pauperiza-
IursNsl»eD DEL TRABAJo
ci(rn, lo que causó la reducción de la estatura media en esta época.
Había muchos márgenes en los que el tiempo del hogar podía
La intensidad der esfuerzo Iaboral es la dimensión
más difícil de reconfigurarse hacia trabajos orientados al mercado. No se trataba
medir de la revorución industriosa. De hecho, se trata
de una cues- simplemente de elegir entre el trabajo o el ocio. Era necesario y
tión que incluso ros eco'omistas que trabajan con
datos contempo- crucial negociar entre el trabajo domésticoy el trabajo para el mer-
ráneos prefieren usualmente sosrayar. La mayoría
del trabajo histó- cado y entre el trabajo y la educación. La posibilidad de aumentar
rico sobre este tema se relaciona con Ia agricultura,
donde las el trabajo ofrecido en el mercado dependía de reducir las irregula-
tarifas a destajo de ras tareas agrícolas permiten
observar la intensi- ridades diarias, semanales y estacionales en los ciclos laborales;
ficación del trabajo y los cambios de productividad
en condiciones llenar el tiempo de los jóvenes, los viejos y quienes estaban impe-
de tecnología constante. Dando por sentacro el
carácter competiti- didos para salir de casa; e intensificar el ritmo de trabajo en sí. No
vo de los mercados que generan semejantes datos,
es posible hacer todos estos márgenes fueron empleados por todos los tipos de ho-
inferencias sobre los cambios en la intensidad del
trabajo. ya hemos gares, pero a lo largo del largo siglo xvlt el <<esfuerzo laboral por
aludido a alguna de esta literatura. Hay pruebas craras
de que la in- hoga» aumentó considerablemente, y al hacerlo, el curso de la
tensificación del trabajo había arcanzadoniveles
erevados tanto en renta monetaria anual de los hogares fue alejándose del sálario dia-
Ia agricultura como en la industriapara finares
der siglo xvrl. Lo rio de los varones adultos. El alcance de este incremento del es-
que resulta menos claro es en qué preciso
instante se consiguió fuerzo laboral no puede medirse hoy con ninguna pretensión de
esto.e2 sobre esta cuestión es mucho ro que
aún resurta oscuro. exactitud. Sin embargo, como ejercicio mental, podríamos consi-
Lo mismo podría decirse de los estudios que buscan
relacionar derar lo siguiente: si durante el largo siglo xvru la media de días
la intensidad del trabajo con tendencias en la
estatura arcanzada, es- trabajados al año aumentó un20 por 100, el número de trabajado-
pecíficamente con el inesperacro deterioro de
Ia estatura observado res domésticos involucrados con labores orientadas al mercado au-
en las primeras etapas de la industriarización.
¿Es posible que la re- mentó un 20 por 100 y la intensificación del trabajo aumentó un l0
ducción de la estatura media arcanzadapor ras g"n"ruciones
que se por 100, el aumento general del trabajo orientado al mercado por
hicieron adultas en er período r7g0-1g40 se debiera
a un aumento hogar debió haber alcanzado el 58 por 100. Paralelamente, debe-
en el gasto de energía y no a una reducción
de la ingesta nutricio_ ríamos hallar una disminución en el trabajo doméstico y, por tanto,
nal?e3 Las únicas generalizaciones que parece
seguro hacer en Ia una alteración de las tecnologías de consumo. En el vocabulario de
actualidad son las siguientes: r) a comienzos
del siglo xrx er ritmo Gary Becker, hacia el final de la revolución industriosa los ingre-
del trabajo agrícola en Europa noroccidental fue
mayor que en sos monetarios estaban más cerca que antes de aproximarse a la po-
cualquier otro lugar en actividades similares y
: 2) erritmo del traba- sición de <<renta plena» del hogar'.ea
140 LA Rrlvor_uct(iN rNt)us.t'nro,sn
I
7
144 LA RtlvOl-Ll('lON INt)t)S't'tilOSA l.A ( )lrlrl{'l'A l)lt'l ltAllAJo r4.5
I
7
l4tt LA l{rivor_uctóN tNl)Lls.t,Rrosn
t.A Olrlil{'l'A l)ll'l'ltAIlAJO l4()
un gran interés en la adquisición ile comida, pero
no necesariamen- cluce en grandes dif'erencias en los resultados. lfans-Joachlrn Voth
te un fuerte interés en ra adquisición de calorías
adicionares. ha explorado estos problemas en detalle.r16 Para empezar, los
cálculos sobre la coryida total disponible en Francia y Gran Bretaña
en 1800 son inciertos. Además, es posible cuestionar la simetr'ía en
la distribución de los alimentos entre los deciles de ingresos que
Fogel da por sentado (la ingesta calórica del decil más rico, asume,
está tan por encima de la media nacional como la del decil más po-
bre está por debajo de ella). Igualmente dudosa es la distinción ra-
dical que, supone Fogel, existe entre las necesidades nutricionales
del metabolismo basal y de la energía laboral, como también lo es
el supuesto de que la ingesta calórica necesaria parafrabajar se re-
quiere todos los días de la semana y del año. Lo que sabemos ac-
tualmente acerca de cada una de estas dimensiones sencillamente
no nos permite hacer cálculos lo bastante precisos como para que
sus resultados sean útiles. Al respecto, Voth concluía que «incluso
modificaciones menores en los supuestos de Fogel conducen a
cambios radicales en uno de sus hallazgos principales, a saber, que
una sección grande de las clases pobres de Gran Bretaña no consu-
mía comida suficiente pararealizar más que una cantidad de traba-
jo muy limitada>>.117
Por último, es necesario señalar que la versión de Fogel sobre
cómo se consiguió <<escapar del hambre» depende en gran medida
de un acontecimiento histórico exógeno e inexplicado: un brusco
aumento de la producción de alimentos después de 1790. Lo que
sabemos acerca de la evolución de la producción alimenticia con-
firma sin duda las difíciles circunstancias de la vida en Gran Breta-
ña y la mayoría de Europa en las décadas de finales del siglo xvrrr y
comienzos del siglo xrx. La población cstaba creciendo entonces
velozmente y la inestabilidad del escenario internacional contribuía
a elevar los precios de los alimentos. No obstante, durante la mayor
como para sobrevivir y optó por uno que resultaba
verosímil. I ts parte del siglo xvrtt los precios de los alimentos habían sido bajos y
Esta metodología es sugerente y reveladora, pero
no es sólida. la producción había aumentado. Y del crecimiento continuado de la
Esto es, un pequeño cambio en cualquiera
de los supuestos se tra- productividad agrícola en gran parte de Europa noroccidental nos
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150 LA RI1VOLUCIÓN N I>tIS'I'I<IOSJA
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l.A Ol;lrl{'l'A DU'l'ltAli^.lo l-5 I