Era una noche del mes                         La primavera besaba
de mayo, azul y serena.                       suavemente la arboleda
Sobre el agudo ciprés                         y el verde de nuevo brotaba
brillaba la luna llena.                       como una verde humareda.
Iluminando la fuente                          Las nubes iban pasando
en donde el agua surtía,                      sobre el campo juvenil.
sollozando intermitente                       Ya vienen las hojas temblando,
solo la fuente se oía.                        las frescas lluvias de abril.
Estos chopos del río, que acompañan                   ¡Oh, noche que guiaste!
con el sonido de sus hojas secas            ¡Oh noche, amable más que el alborada!
el son del agua cuando el viento sopla,               ¡Oh, noche que juntaste
tienen en sus cortezas                                amado con amada
grabadas iniciales que son nombres            amada con el amado transformada!
de enamorados, cifras que son fechas.
En tanto que de rosa y azucena                        Abenámar, Abenámar,
se muestra el color en vuestro gesto                  moro de la morería,
y que vuestro mirar ardiente honesto                  el día que tú naciste,
enciende al corazón y lo refrena.                     grandes señales había.
                                                      Estaba la mar en calma,
                                                      la luna estaba crecía,
                                                      moro que en tal signo nace
                                                      no debe decir mentira.
Gracias a la vida, que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro,              Una tarde, la princesa
perfecto distingo lo negro del blanco,                vio una estrella aparecer;
y en el ato cielo su fondo estrellado,                la princesa es traviesa
y en las multitudes el hombre que yo amo.             y la quiso ir a coger.
Un soneto me manda hacer Violante;                    ¿Dónde vas, el caballero?
en mi vida me he visto en tal aprieto,                ¿Dónde vas, triste de ti?
Catorce versos dicen que es soneto,                   Muerta es tu linda amiga,
burla burlando, van los tres adelante.                muerta es, que yo la vi;
Yo pensé que no hallara consonante,                   las andas en que ella iba
y estoy en la mitad del otro cuarteto;                de luto las vi cubrir,
mas si me veo en el primer terceto,                   duques, condes la lloraban,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.          todos amor de ti.
Como atento no más a mi quimera,                      Es niño y pasó a la mar;
no reparaba en torno mío, un día                      a dar agua a su caballo
me sorprendió la fértil primavera                     la mañana de San Juan.
que en todo el ancho campo sonreía.                   Mientras el caballo bebe,
Brotaban verdes hojas                                 canta un hermoso cantar:
de las hinchadas yemas del ramaje,                    todas las aves del cielo
y flores amarillas, blancas, rojas,                   se paraban a escuchar.
alegraban la mancha del paisaje.
Ayer naciste y mañana morirás.                 A mí una pobrecilla
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?        mesa de amable paz bien abastada
¿Para vivir tan poco está lucida?              me basta, y la vajilla
Y, ¿para no ser nada estás lozana?             de fino oro labrada
Si te engañó tu hermosura vana,                sea de quien la mar no teme airada.
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.
Pareado: dos versos.
Terceto: tres versos endecasílabos con rima consonante.
Cuarteto: ABBA.
Cuarteta: abab.
Serventesio: ABAB.
Redondilla: abba o abab.
Lira: versos heptasílabos y endecasílabos. aBabB.
Cuaderna vía: 4 versos alejandrinos consonantes. AAAA.
Quintilla: ababa.
Quinteto: ABABA.
Octava real: ABABABCC.
Décima: 10 versos octosílabos.
Romance: versos octosílabos con rima asonante en versos pares.
Soneto: 14 versos endecasílabos (ABBA ABBA) + dos tercetos (CDE CDE o CDC CDC)
Católico rey Fernando,                               Que Federico gobernó mi estado
a quien ha enviado el cielo                         en mi ausencia, he sabido, tan discreto
desde Aragón a Castilla                              que vasallo ninguno se ha quejado.
para bien y amparo nuestro.                          En medio de las armas, os prometo
En nombre de Ciudad Real,                            que imaginaba yo con la prudencia
a vuestro valor supremo                              que se mostraba senador perfecto.
humildes nos presentamos.                     ¡Gracias a Dios, que con infame ausencia
                                                     los enemigos del Pastor romano
                                                     respetan en mi espada mi presencia!
De este pues, formidable de la tierra,
Bostezo, el melancólico vacío,
A Polifemo, horror de aquella sierra,
Bárbara choza es, albergue umbrío,                    Amarrado al duro banco
Y redil espacioso donde encierra                      de una galera turquesca,
Cuanto las cumbres ásperas cabrío                     ambas manos en el remo
De los montes, esconde: copia bella                   y ambos ojos en la tierra;
Que un silbo junta y un peñasco sella.                un forzado de Dragut
Amando, recelar daño en lo amado                      en la playa de Marbella
nueva pena de amor se considera;                      se quejaba al ronco son
que quien en lo que ama, daño espera,                 del remo y de la cadena.
aumenta en el temor nuevo cuidado.
El firme pensamiento desvelado,
di le aflige el temor, fácil se altera;
que no es a firme fe pena ligera
ver llevar el temor el bien robado.
Mi espero adoro; la ocasión que veo           Por una senda van los hortelanos,
al temor de su daño me condena,               que es la sagrada hora del regreso,
si no le ayuda a feliz suerte.                con la sangre injuriada por el peso
al bien suyo se inclina mi deseo:             de inviernos, primaveras y veranos.
si está presente, está cierta mi pena;
si está en ausencia, está cierta mi muerte.
Quevedo, qué recia lidia                      El mundo vive justo en su armonía;
trabaste en tu triste España                  allá la mar horizontal y plena,
con la entraña de tu entraña                  aquí la piedra vertical y fría,
carcomida de la envidia.                      roja la rosa y blanca la azucena.