Argumentación
La argumentación es el proceso de presentar razones o pruebas para
justificar una posición o tesis.
Las claves de la argumentación son:
Tener conocimiento sobre el tema: Es importante estar bien
informado y conocer a fondo el objeto de estudio para poder construir
buenos argumentos.
Coherencia y lógica: Los argumentos deben tener sentido y estar
relacionados de manera coherente con la tesis que se quiere defender.
Relevancia: Los argumentos deben ser relevantes y estar directamente
vinculados al tema en cuestión. No deben ser irrelevantes o tangenciales.
Estructura: Una buena argumentación tiene una estructura clara, con
una tesis, los argumentos que la sustentan, y una conclusión. Puede
presentarse primero la tesis y luego los argumentos, o viceversa.
Tipos de razonamiento: Puedes utilizar diferentes tipos de
razonamiento,
El deductivo (de lo general a lo particular).
El inductivo (de lo particular a lo general).
El analógico (por comparación).
Algunas características clave del razonamiento deductivo:
Va de lo general a lo particular: Comienza con afirmaciones o premisas
que abarcan todos los casos, para luego llegar a una conclusión sobre un
caso específico.
La conclusión se desprende necesariamente de las premisas: Si las
premisas son verdaderas, la conclusión también tiene que ser verdadera.
No queda otra opción.
Abarca todos los casos posibles: A diferencia del razonamiento inductivo,
el deductivo no deja nada fuera, sino que incluye todos los casos que caen
bajo las premisas generales.
Es el más probable de los tipos de razonamiento: Al abarcar todos los
casos, la conclusión deductiva tiene mayor probabilidad de ser correcta.
Un ejemplo clásico sería:
Premisa mayor: Todos los hombres son mortales.
Premisa menor: Sócrates es un hombre.
Conclusión: Por lo tanto, Sócrates es mortal.
Algunas características clave del razonamiento inductivo:
Va de lo particular a lo general: A diferencia del deductivo, el inductivo
comienza con observaciones o datos específicos para luego extraer una
conclusión más amplia.
 La conclusión no se desprende necesariamente de las premisas: En el
razonamiento inductivo, la conclusión general se infiere a partir de los
casos particulares, pero no está garantizada al 100%.
No abarca todos los casos posibles: El inductivo se basa en una muestra o
conjunto de casos, por lo que puede dejar fuera algunos casos
particulares.
Es menos probable que el deductivo: Al no abarcar todos los casos, la
conclusión inductiva tiene menor probabilidad de ser completamente
correcta.
Un ejemplo de razonamiento inductivo sería:
Premisa 1: He observado que 3 gorriones que he visto son de color gris.
Premisa 2: He observado que otros 5 gorriones que he visto también son
de color gris.
Conclusión: Por lo tanto, todos los gorriones son de color gris.
Algunas características clave del razonamiento analógico:
Se fundamenta en la similitud: El razonamiento analógico parte de la idea
de que si dos elementos comparten ciertas características, entonces
pueden compartir otras características también.
Infiere de lo conocido a lo desconocido: A partir de las similitudes
observadas, el razonamiento analógico permite inferir que un tercer
elemento podría compartir características con los otros dos.
No garantiza la conclusión: A diferencia del razonamiento deductivo, las
conclusiones analógicas no son necesariamente ciertas, sino que se basan
en una inferencia por similitud.
Es el menos probable de los tres tipos: Al no abarcar todos los casos ni
tener la forzosidad lógica del deductivo, el razonamiento analógico es el
menos confiable de los tres.
Un ejemplo de razonamiento analógico sería: Si Ana y Pedro les gusta
cantar, bailar y viajar, y a ambos también les gusta leer, entonces es
probable que a Juan, que también comparte las primeras preferencias con
ellos, también le guste leer.