Iglesia Cristiana Evangélica Rey de                            Gloria
Ministerio Pastoral Henry E. Orozco
                              Clase Doctrinal Bautismos 2024
                         Compilador y Expositor: Julio C. Olaves
                    Bautismo en agua (testimonio público de conversión).
1.- ¿Qué significa bautismo?
1.1.- Etimología de la palabra.
La palabra bautismo es una transliteración derivada del griego Baptízo que significa “inmersión,
sumergir, dejar completamente mojado”. Baptízo proveniente de Bápto que significa “cubrir
completamente con un fluido”.
1.2.- Definición bíblica del bautismo.
Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo; … (Mt. 28:19).
Si prescindimos de detalles controvertidos, podemos definir así el Bautismo:
Es un acto espiritual ordenado por Jesucristo a su iglesia, en el cual se sumerge al creyente en
agua como señal de su previa comunión con el Señor, mediante la fe en su muerte expiatoria y
posterior resurrección de los muertos. Dicho acto expresa simbólicamente nuestra regeneración
espiritual que nos une, por fe, al Señor Jesucristo.
1.3.- Institución del bautismo.
Jesucristo instituyo este acto de manera que fuese una ordenanza universal y perpetua para la
Iglesia (Mt. 28:19). Así lo entendieron los apóstoles (Hech. 2:38; 9:17-18), así lo observaron los
creyentes de la era apostólica (Hech. 2:41; 8:12; 18:8), y así lo han observado posteriormente
todas las iglesias cristianas.
1.4.- Significado espiritual del bautismo (Romanos 6:3-11).
Estos pasajes revelan que el bautismo representa la muerte de Jesús por los pecados del mundo,
su posterior sepultura y su resurrección triunfante, así como también la muerte del creyente al
pecado, la sepultura del viejo hombre y una resurrección para andar en vida nueva con Cristo.
Al entrar en el agua y ser completamente sumergido, es simbolizado el entierro de la vieja
persona pecadora. Esta persona es dejada debajo del agua, y el creyente, al emerger, es
simbólicamente resucitado a la nueva vida en Jesús.
El pasaje central para entender el significado espiritual del bautismo es 6:4.
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo a fin de que como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida
nueva”.
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo...”. El bautisterio es
una tumba líquida. El bautismo es simplemente un funeral del viejo hombre pecador. El viejo
hombre muere y el bautismo ilustra su sepultura. Los únicos dolientes que hay son el diablo y
los demonios. Así que el viejo hombre está muerto y enterrado.
“…a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también
nosotros andemos en vida nueva”. El bautismo no sólo es semejante a la sepultura de Jesús y
nuestra sepultura con él, sino que también muestra la resurrección de Jesús y nuestra
resurrección con él. Como se puede entender, es más que sumergimiento. Se desciende, es
puesto bajo el agua y luego sale resucitado para caminar en vida nueva. Le decimos adiós al
viejo hombre y al mundo, y saludamos al nuevo hombre y la nueva vida en Cristo.
1.5.- Beneficios del bautismo.
   Al efectuar el bautismo, se le está dando cumplimiento a una ordenanza establecida por
    Jesucristo a su iglesia, por lo cual es una señal evidente que la iglesia practica la sana
    doctrina y el cristiano hace la voluntad de Dios (Mt. 28:19; Jn. 15:14).
   Usted se identifica con el Señor Jesús cuando se bautiza, muestra que usted no se
    avergüenza de Él. Cuando usted es bautizado delante de otras personas, está diciendo: “Yo
    creo en Jesucristo. Me identifico con su muerte y resurrección. No me avergüenzo de Él”.
    Esto conlleva a un cumplimiento del principio Espiritual establecido en Mt. 10:32.
   Rompimiento de las pasiones y ataduras de la carne sobre la vida del creyente (Gal. 5:24).
    Principio que proviene de Rm. 6:4a.
   Revestimiento del nuevo hombre para una nueva vida en santidad y el poder del Espíritu
    Santo (Gal. 5: 22-23). Principio que proviene de Rm. 6:4b.
2.- ¿Quienes pueden y deben bautizarse, y quienes no pueden?
La posición bíblica es que solo personas jóvenes o adultas que sean lo suficientemente maduras
como para haber reconocido su pecado, confesándolo y arrepintiéndose, y que hayan efectuado
un compromiso consciente de fe en Cristo pueden bautizarse (Hech. 2: 40-41).
La posición bíblica en contra del bautismo de los infantes, y así en favor del bautismo de
creyentes, señala:
   El orden escritural siempre es creer y entonces ser bautizado (Hech. 8:12; 18:8). Esto, pues,
    excluye a los infantes de que se les administre el bautismo. Decimos infante, mejor que
    niño, puesto que un niño que haya llegado al uso de razón suficiente como para sentir, por
    el poder del Espíritu, la convicción de pecado y la necesidad de la salvación, es capaz de un
    acto personal de fe y, por tanto, apto para recibir el bautismo.
   En el N.T no hay precedente para el bautismo infantil. Los pasajes en que se habla de
    “bautizar a alguien con toda su casa” (Hech. 16:14-15, 31-33; 18:8; 1 Cor. 1:14-16)
    explican que la “casa” (familiares y criados) que fue bautizada es la que había recibido la
    palabra y había creído. Además, la edad de los niños nunca se especifica en pasaje alguno
    de los que mencionan el bautismo de los componentes de una familia. Pero sí se afirma que
    todos los que de esas casas fueron bautizados creyeron.
3.- ¿Cómo y cuándo se debe realizar el bautismo?
3.1.- ¿Cómo? Modo del bautismo.
Sólo hay un tipo de bautismo con agua enseñado en la Biblia, y es el de inmersión.
¿Qué nos dice el Nuevo Testamento? Al usar el verbo baptízo y los sustantivos báptisma y
baptismós, la Biblia nos indica que el modo normal de administrar esta ordenanza es por
inmersión, ya que dicho verbo sólo puede significar “sumergir” o “teñir”, que equivale a lo
mismo, ya que las telas se teñían por inmersión.
   El ejemplo de Jesús.
Veamos cómo fue bautizado Jesucristo. En Mr. 1:9, vemos un cuadro del bautismo de Jesús:
“Aconteció en aquellos días que Jesús vino de Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en
el Jordán”. El río aquí mencionado es el río Jordán. Jesús no fue bautizado cerca del Jordán o
con agua del río Jordán, él fue bautizado en el río Jordán. El versículo 10 continúa diciendo: “Y
luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía
sobre él”. Ahora, si él subía del agua ¿dónde estaba?, sumergido en el agua.
   El ejemplo de Felipe y el etíope.
El capítulo 8 de Hechos registra la historia de Felipe, que fue guiado por el Espíritu al desierto.
Felipe se encontró con un etíope que iba viajando. Este había estado adorando en Jerusalén, y
Felipe lo abordó y lo guió a Cristo. Entonces el hombre quiso ser bautizado. En Hechos 8:36
leemos: “Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué
impide que yo sea bautizado?”.
Siguiendo en el versículo 38: “Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y
el eunuco, y le bautizó”. En otras palabras: “Los dos descendieron al agua, Felipe y el eunuco y
Felipe lo sumergió”. El versículo 39 sigue diciendo: “Cuando subieron del agua (si salieron del
agua, ¿dónde estaban sino en el agua?), el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no
le vio más, y siguió gozoso su camino”. Con esto, queda claro que el bautismo bíblico es por
inmersión. No siempre es fácil, pero ese es el método de realizar el bautismo.
   El ejemplo de la iglesia primitiva.
El bautismo por inmersión originalmente fue practicado por la iglesia cristiana primitiva. El
bautismo por aspersión o por vertimiento empezó a usarse como una manera de bautizar a
personas enfermas o postradas, pero el bautismo por inmersión era el método preferido. El
bautismo por aspersión sólo fue adoptado por la Iglesia Católica Romana como método
predominante en el siglo XIII.
A)       Esto es evidente en los escritos de los padres de la iglesia primitiva: Tertuliano, Escritor
cristiano, 200 D.C.: “Somos sumergidos”.
B)     Cirilo, Líder cristiano de Jerusalén, 348 D.C.: “El cuerpo se sumerge zambullido en
agua”.
C)      A finales del primer siglo y principios del segundo, la epístola de Bernabé incluyó la
siguiente descripción del bautismo cristiano: “De hecho entramos al agua llenos de pecado y
deshonra, pero salimos llevando fruto en nuestro corazón con temor [de Dios], y en nuestro
espíritu la confianza puesta en Jesús”.
3.2.- ¿Cuándo? Tiempo del Bautismo.
Los ejemplos en el Nuevo Testamento indican que los creyentes eran bautizados
inmediatamente después de creer (Hech. 2:41; 18:8; ejemplo del Eunuco). A pesar que en el
N.T no se registra algún período probatorio, esto se justifica para comprobar la autenticidad de
la fe. Antes de bautizar a un converso, es preciso que éste dé muestras suficientes de haber
nacido de nuevo y de conocer el mensaje fundamental de la salvación. Bautizar sin discreción es
abrir la puerta de la iglesia local a gente no regenerada, pero hacer esperar demasiado con una
preparación excesivamente rigurosa equivale a olvidar que el “enseñar todas las cosas que el
Señor ordenó” va en Mt. 28:19 después del mandato de bautizar. En ciertas regiones del mundo
el bautismo a veces se pospone hasta un período de dos años, tiempo en el que los candidatos
“demuestran su fe” y/o reciben una enseñanza cuidadosa, pero el N.T no menciona esa práctica.
4.- Preguntas complementarias.
4.1.- ¿Por qué el Señor Jesucristo se bautizó?
Se puede presentar la objeción de que el bautismo simbolizaba la purificación de la inmundicia,
esto es, del pecado, y que, puesto que Jesús no tenía pecado, no necesitaba ni podía ser
bautizado propiamente. Esto explica en parte la reacción de Juan registrada en el versículo 14 de
Mateo 3. Sin embargo, Juan cedió y sumergió a Jesús como respuesta a la afirmación que éste le
hizo de que al llevar a cabo ese acto cumplirían con toda justicia (Mt. 3:15). Además de
identificarse con el ministerio de Juan, el acto declaraba la naturaleza de la misión del Mesías.
Sería un Mesías crucificado, sepultado y resucitado. Más aún, el evento proveyó una de las
declaraciones más importantes en cuanto a la naturaleza trina de Dios con el bautismo del Hijo,
la voz del Padre y el descenso del Espíritu Santo en forma de paloma (Mt. 3:16-17). Finamente,
este acto le daría cumplimiento a la profecía dada a Juan (Juan 1:33), confirmándole así que
Jesús era el Mesías prometido a Israel.
4.2.- ¿El bautismo es necesario para ser salvo?
No se debe pensar que el bautismo salva o que ayuda en la salvación. Ese sería un error trágico.
El bautismo es una consecuencia de la salvación y no una causa de la misma. Es una hermosa
ilustración de lo que sucedió cuando el creyente fue salvo.
Algunos citan erróneamente Mr. 16:16 para apoyar el argumento de que es obligatorio que el
creyente sea bautizado en agua para garantizar su salvación. A estos se les debe preguntar: ¿Qué
pasaría si una persona se arrepintiera de sus pecados y creyera en Jesús como su salvador, pero
a los pocos minutos muriera sin darle tiempo de ser bautizada en agua? El énfasis del versículo
16 no recae sobre el bautismo sino en el ejercicio de la fe, tal como en Mt. 28:19. De modo que,
la persona que por la soberana gracia de Dios se ha rendido a Cristo debe aceptar también con
gratitud el bautismo porque es un mandato de nuestro Señor, así como señal y sello de la
salvación. En consecuencia, el bautismo sigue a la fe salvífica en Jesús, tal como en Hech. 2:41;
16:31-34.
Un pasaje determinante al respecto es Lucas 23:39-43. En este se narra como uno de los
malhechores crucificado al lado de Jesús reconoce sus malas obras y le pide que se acuerde de
él cuándo venga en su reino. A este hombre no le dio oportunidad de efectuar el bautismo en
agua, ni siquiera la oración de fe que muchos hacen cuando reciben a Jesús como salvador.
¿Cuál fue la respuesta del Señor? “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. La
salvación es por la maravillosa gracia de Dios, mediante la fe en Jesucristo su hijo (Ef. 2:8-9).
El bautismo en agua es un mandamiento de nuestro Señor para que demos testimonio de que
nos ha salvado.
4.3.- ¿Cuantas veces se debe efectuar el bautismo?
La biblia no relata que el bautismo fuera practicado de forma repetitiva a las mismas personas a
lo largo de su vida cristiana. Por lo tanto, se entiende que es un acto que se efectúa una sola vez
en la vida del creyente. Solamente hay un ejemplo claro de personas que fueron bautizadas dos
veces (Hech. 19:1–5). Estos doce hombres, quienes habían sido bautizados por Juan el Bautista,
fueron rebautizados por Pablo después que creyeron el mensaje cristiano. Esto provee un
ejemplo para aconsejar hoy en día a los que fueron bautizados como infantes, adolescentes, o
adultos no creyentes y que después llegaron a la fe en Cristo. También sirve como argumento
contra el bautismo infantil, porque, ¿por qué bautizar a un bebé si más tarde, después que reciba
a Cristo personalmente, tendrá que ser bautizado de nuevo?
4.4.- ¿En el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo o en el nombre de Jesús?
La fórmula del bautismo, según palabras del mismo Señor, es “en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19). La fórmula “en el nombre del Señor Jesús” (Hech. 19:5)
o “de Jesús” (Hech. 8:16), aun cuando adopta la misma construcción gramatical, no implica una
variación en la fórmula bautismal, sino que tiene el sentido de “bautizados en Cristo”.
4.5.- ¿Qué significaba el bautismo del profeta Juan?
En los primeros capítulos de los cuatro Evangelios y en los Hechos (1:5; 11:16; 19:4), se
describe el bautismo ejecutado por Juan el Bautista, el cual sumergía en las aguas del rio Jordán
a los judíos que se arrepentían de sus pecados y se preparaban para la venida del Mesías. El
bautismo de Juan simbolizaba la purificación moral y preparaba al pueblo para el advenimiento
del Mesías y reino venidero de Dios (Mt. 3:2; Luc. 3:1-18).
4.6.- ¿Qué es el bautismo de prosélitos?
Entre los judíos palestinos del primer siglo se practicaba una forma de purificación ritual que
indudablemente constituyó el tipo que prefiguró el bautismo cristiano. Esta práctica era
conocida como “bautismo de prosélitos”, es decir, los no judíos que aceptaban la fe judía y
cumplían con los rituales para convertirse al judaísmo. Dicho bautismo consistía en que un
gentil que había abrazado el judaísmo y aceptado la circuncisión entraba al mikveh (bautisterio
judío), y citando el shemá, “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deut. 6:4), se
sumergía en el agua como un acto de conversión, lavando así la impureza pasada de una vida
pagana. Este ritual también incluía el cumplimiento de las exigencias judías de la circuncisión
(en los hombres), que los relacionaba con el pacto (Gen. 17:10-13); y de la presentación de una
ofrenda (hombres y mujeres) en el templo de Jerusalén para la expiación de los pecados. El
bautismo de prosélitos no era un rito ceremonial que se repetía constantemente, sino un acto
legal que se celebraba una sola vez y por el cual la persona era recibida en la comunión religiosa
del judaísmo.