Elevación
Charles Baudelaire
Por encima de estanques, por encima de valles,
De montañas y bosques, de mares y de nubes,
Más allá de los soles, más allá de los éteres,
Más allá del confín de estrelladas esferas,
Te desplazas, mi espíritu, con toda agilidad
Y como un nadador que se extasía en las olas,
Alegremente surcas la inmensidad profunda
Con voluptuosidad indecible y viril.
Escápate muy lejos de estos mórbidos miasmas,
Sube a purificarte al aire superior
Y apura, como un noble y divino licor,
La luz clara que inunda los límpidos espacios.
Detrás de los hastíos y los hondos pesares
Que abruman con su peso la neblinosa vida,
¡Feliz aquel que puede con brioso aleteo
Lanzarse hacia los campos luminosos y calmos!
Aquel cuyas ideas, cual si fueran alondras,
Levantan hacia el cielo matutino su vuelo
-¡Que planea sobre todo, y sabe sin esfuerzo,
La lengua de las flores y de las cosas mudas!
Un acercamiento al autor https://youtu.be/0CembOeHnw4
Este es un gran poema y tiene un simbolismo asombroso entretejido.
Básicamente intenta describir el sentimiento extático asociado con el cambio de
conciencia y luego extraer inspiración artística de esa experiencia.
En la primera estrofa, el espíritu (la conciencia) del poeta se eleva por encima de
los confines terrenales y flota hacia el cosmos. Esto representa la psique que
trasciende sus ataduras mundanas y se libera para explorar el vasto misterio del
subconsciente profundo.
En la segunda estrofa, Baudelaire asocia la experiencia trascendente con el
éxtasis sexual. El espíritu se desplaza como un espermatozoide hacia un óvulo,
siendo la unión el momento de la creación. En esencia, cuando el espíritu se
vuelve uno con la forma inefable, el resultado es la chispa de la creación, así como
el espermatozoide que llega al óvulo es la chispa de la nueva vida.
La tercera estrofa marca la transición de la chispa a la llama, símbolo de la
iluminación que se experimenta durante el estado de conciencia elevada. Es
similar a sentirse intoxicado, por eso Baudelaire utiliza el fuego y el licor como
metáforas.
En la cuarta estrofa, Baudelaire reconoce que el aburrimiento es su motivación
para esforzarse por trascender. Es su aburrimiento y su enfermedad lo que lo
obliga a buscar más allá de sí mismo y de lo mundano. Es su deseo de escapar de
lo que ve a su alrededor lo que lo inspira a elevar su conciencia y explorar los
reinos que están más allá de nuestra experiencia cotidiana.
La última estrofa. Mientras el poeta se deleita en el estado elevado, comprende
cosas que están más allá de la comprensión de la conciencia ordinaria. Es algo
que no requiere esfuerzo y lo llena de felicidad. “El habla de las flores y otras
cosas sin voz” se refiere a símbolos, arquetipos y formas, esas cosas que existen
dentro de nuestro subconsciente. Estos símbolos tienen su propio lenguaje y solo
alguien que se eleva por encima de lo mundano puede comprenderlos. El hecho
de que se los describa como sin voz implica que Baudelaire nunca podrá
expresarlos adecuadamente, ni siquiera a través de sus versos más inspirados. En
el mejor de los casos, puede ofrecer un atisbo de la belleza que existe más allá del
velo de nuestro mundo.