Versión libre de un cuento popular
Ilustraciones de Leicia Gotlibowski
 Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de
Buenos Aires
 Ricitos de Oro / adaptado por María Elena Cuter; ilustrado por
Leicia Gotlibowski. -1a ed.- La Plata: Dirección General de Cultura y
Educación de la Provincia de Buenos Aires, 2022.
 Libro digital, PDF
 Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-676-
 109-3
  1. Libro para niños. 2. Cuentos clásicos infantiles. I. Cuter, María
Elena, adapt. II. Gotlibowski, Leicia, ilus. III. Título.
  CDD 808.899282
Este material ha sido elaborado por la
Dirección General de Cultura y Educación
de la Provincia de Buenos Aires.
Adaptación: María Elena Cuter y Mirta
Torres Ilustración y edición: Leicia
Gotlibowski
         PROviNCIA DE BuENOs AiREs
               GobERNADOR
               Axel Kicillof
             VicEGObERNADORA
             Verónica Magario
             JEfE DE GAbINETE
             Pablo Urquiza
 DIRECTOR GENERAL DE CultuRA y EduCACIÓN
             Alberto Sileoni
       SubsECRETARIA DE EduCACIÓN
            Claudia Bracchi
DIRECTORA PROvINCIAL DE EduCACIÓN PRIMARIA
               Mirta Torres
  DIRECTORA PROvINCIAL DE COMuNICACIÓN
               Carla Tous
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Ilustraciones de Leicia Gotlibowski
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     abía una vez tres
     osos pardos: un oso
     grande, una osa
     mediana y un
oso pequeño. Vivían en
una casa amarilla, con
techo rojo, en medio del
bosque.                        7
                           7
Un día, los osos cocinaron
una gran olla de sopa
deliciosa para el almuerzo.
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Como la sopa estaba muy caliente,
el oso grande dijo a la osa y al osito:
      ¡SALGAMOS A DAR
     UN PASEO MIENTRAS
     LA SOPA SE ENFRÍA!
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Cerca del bosque vivía una niña
 llamada Ricitos de Oro. La pequeña era
muy traviesa. Esa mañana estaba jugando
en el bosque y se entretuvo persiguiendo
a una ardilla que corría por allí.
De pronto sintió un olor delicioso a
sopa y dijo:
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Miró a su alrededor y vio, entre los árboles
del bosque, el techo rojo de una casa.
Corrió hacia allí y golpeó la puerta:
                      ¡PUM, PUM,
                         PUM!
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 La pequeña se acercó y miró a través de
 la ventana. Luego, espió por el ojo de la
cerradura. La casa parecía estar vacía pero
 vio tres tazones de sopa sobre la mesa.
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Entonces, Ricitos de Oro abrió la puerta y
   entró a la casa porque era una niña
           pequeña y traviesa.
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Primero, probó la sopa del tazón del
         oso grande y dijo:
   ¡AY! ¡ESTA SOPA ESTÁ
      MUY CALIENTE!
              Entonces, Ricitos de Oro
                  probó la sopa de
                   la osa mediana.
              ¡PUAJ! ¡ESTA SOPA
               DEMASIADO FRÍA!
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 Por último, Ricitos de Oro probó una
   cucharada de la sopa de la tacita
     del oso pequeño y exclamó:
¡ESTA SOPA ESTÁ PERFECTA!
 Y le gustó tanto que se la tomó toda.
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 Con el estómago lleno, Ricitos de
 Oro buscó un lugar donde sentarse
 para descansar un rato. Junto a
 la chimenea vio tres sillas.
        La niña se sentó en la silla del oso
        grande pero no se sintió cómoda
     porque los pies no le llegaban al suelo.
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Luego se sentó en la silla de la osa mediana
  pero le pareció que su almohadón era
    demasiado duro y se puso de pie.
     Finalmente, Ricitos de Oro
      se sentó en la silla del osito y dijo:
     ¡ESTA SILLA ES PERFECTA!
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      Pero cuando se acomodó para
       descansar, la sillita se rompió
     porque era demasiado pequeña.
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Entonces Ricitos de Oro subió por la
escalera de la casita y llegó a una
habitación donde había tres camas.
                                   19
 Primero, probó la cama del
  oso grande pero no le gustó.
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          Finalmente, se acostó
          en la cama del oso
          pequeño y pensó:
             ¡ ESTA CAMA
             ES PERFECTA!
                                  21
Ricitos alegremente se durmió y
soñó con tres gatitos que se
acercaban para jugar con ella.
                                  21
Mientras dormía, los tres
osos volvieron a casa. Tenían
hambre después de su paseo
y querían tomar la sopa.
   ¡ALGUIEN HA
   PROBADO MI SOPA !
                                22
Entonces la osa mediana vio
La cuchara dentro del tazón
Y chilló con su voz finita
 ¡ALGUIEN HA PTROBADO
    TAM BIÉN MI SOP A!
         El oso pequeño
         miró su tacita y lloró:
¡ALGUIEN HA PROBADO MI SOPA!
¡ Y SE LA HA COMIDO TODA!
                                   23
El oso grande fue entonces hasta su
silla. Vio que le almohadón no estaba
Es su lugar y rugió con su voz gruesa:
  ¡ALGUIEN SE HA
   SENTADO EN MI SILLA!
24
La osa mediana miró
su silla, vio que el
almohadón tampoco
estaba en su lugar y
chilló con su voz suave
¡ALGUIEN SE HA
 SENTADO TAMBIEN
 EN MI SILLA!
25
     El oso pequeño miró
        su sillita y lloró:
        ¡ALGUIEN
     SE HA SENTADO
      EN MI SILLA!
26
 Los tres osos subieron las
 escaleras. El oso grande
 vio su cama deshecha y con
 su voz de trueno gruño:
     ¡ALGUIEN SE
     HA ACOSTADO
      EN MI CAMA!
27
 La osa mediana miró
 su cama desordenada y
 son sui voz finita chilló:
¡ALGUIEN SE HA
 ACOSTADO TAMBIEN
  EN MI CAMA!
28
El oso pequeño se
acercó
A su cama y lloró:
¡ALGUIEN ESTA
DURMIENDO
EN MI CAMA!
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Ricitos de Oro oyó el gruñido del oso
 grande pero pensó que era un
trueno. Oyó luego el chillido de la osa
mediana y creyó que caía granizo.
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     Cuando oyó llorar al oso
pequeño abrió uno de sus ojos
     y vio a los tres osos a su
                     alrededor.
     Entonces la niña saltó de la
     cama, bajó las escaleras,
     abrió la puerta y
     escapó.
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Los tres osos fueron hacia la puerta
detrás de ella, vieron que Ricitos de
  Oro corría por el bosque hacia su
                          propia casa
                 y no la persiguieron.
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Ricitos de Oro corrió y
   corrió y nunca más
  regresó a la casa de
                    los
             tres osos.
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