Estrés, Vulnerabilidad y Afrontamiento
En este resumen del Capítulo 5 de Psicología Anormal, estaremos abordando algunos
conceptos básicos referente al estrés, su repercusiones, características y quienes son más
vulnerables a desarrollarlo y diferentes formas de enfrentar las situaciones estresantes
que tienen las persona.
Concepto de Estrés:
El término estrés se refiere a experiencias emocionales negativas con cambios
conductuales, bioquímicos y psicológicos que están relacionados con retos agudos o
crónicos percibidos. Cuando una persona experimenta cierto grado de estrés,
podemos evaluar que interfieren unos factores, los cuales son llamados factores
estresantes.
Los factores estresantes:
Son eventos que estimulan estos cambios. No obstante, una situación desencadenante
del estrés para una persona puede ser un evento neutral para otra. Para que una cierta
situación sea estresante depende de cómo se aprecia un evento y como se califica la
habilidad para manejarlo. Además de los efectos psicológicos, el estrés también tiene
múltiples consecuencias corporales.
Vulnerabilidad:
Cuando hablamos de vulnerabilidad nos referimos a condiciones de riesgo, debilidad
o desventajas en la que se puede encontrar ya sea una persona, un grupo de personas,
una ciudad, un país, cualquier estructura física o lugar, como también animales o cosas.
Las personas difieren no sólo en los sucesos de la vida que experimentan, sino también
en la vulnerabilidad que tienen ante éstos. La vulnerabilidad al estrés de una persona
está condicionada por su temperamento, resiliencia, habilidades para el afrontamiento
y el apoyo social con el que cuenta.
La vulnerabilidad aumenta la probabilidad de una respuesta desadaptada ante el
estrés. La vulnerabilidad psicosocial, genética o biológica puede ser en especial
relevante ante determinados tipos de estresantes.
En la siguiente figura se muestra la relación general entre la vulnerabilidad y el estrés.
Alto
Trastorno manifestado
Nivel de Estrés
Trastorno manifestado
Bajo
Bajo Nivel de Vulnerabilidad Alto
o
Esta imagen nos indica que el estrés y la vulnerabilidad influyen en la ocurrencia o no de la conducta desadaptada.
Cuando hay niveles altos de estrés y de vulnerabilidad es más probable que la conducta desadaptada se presente.
Esta relación se aplica tanto a inadaptaciones graves que requieren ayuda profesional
(como una depresión mayor) y a otros problemas menores que disminuyen la calidad
de vida, pero que por lo general no llevan a la persona a buscar ayuda profesional. Un
ejemplo del último tipo de problema es la dificultad para dormir o quedarse dormido.
El estrés es la principal causa de insomnio y 40% de las personas que dicen que no
pueden dormir lo suficiente atribuyen el problema al estrés. Como presenta la figura
anterior, las personas que tienden a estar tensas (con gran vulnerabilidad) o que se
enfrentan a un reto inesperado (estresante) desarrollan dificultades del sueño con
mayor probabilidad.
Un buen ejemplo sobre esta relación de estrés y vulnerabilidad, lo podemos ver en
una persona altamente vulnerable, como alguien con esquizofrenia, puede mostrar
deterioro significativo en su conducta cuando enfrenta un reto mínimo. Sin embargo,
una persona relativamente resiliente puede mostrar deterioro solo si se enfrenta a un
evento muy estresante o reto extraordinario.
Habilidades de afrontamiento:
Cuando hablamos de habilidades de afrontamiento, nos referimos a las diferentes
formas características para manejar las dificultades. Estas tienen influencia en la
manera en que identificamos y tratamos de resolver los problemas. Las personas que
tienen un afrontamiento exitoso no sólo saben cómo hacer las cosas, sino que también
saben cómo enfrentar las situaciones para las cuales no tienen una respuesta previa.
Como consecuencia, son menos vulnerables.
Las habilidades de afrontamiento que las personas poseen para las experiencias de la
vida (sus expectativas, temores, habilidades y deseos) tienen influencia sobre la
cantidad de estrés que sienten y cómo lo manejan. La experiencia y el éxito para
manejar situaciones similares, la confianza en sí mismo con bases sólidas y la
capacidad para permanecer tranquilos y “tener los pies sobre la tierra” en lugar de
dejarse vencer cuando se enfrenta un problema, contribuyen a valorar en forma
realista las situaciones y las respuestas que se les den. Estas características son un
producto del desarrollo de la personalidad que, a su vez, está influido por las relaciones
sociales.
Una respuesta informal y orientada hacia una tarea que se da ante una situación difícil,
es casi siempre más eficaz que estar ansioso, enojado o a la defensiva. El fracaso para
estar orientado hacia una tarea puede suceder por varias razones. Quizás a una
persona simplemente le falten los recursos para el afrontamiento que se necesitan
para aplicar una estrategia informal. En ese caso, la situación
está más allá de su capacidad. También puede ser que ciertos elementos de la
situación impidan que un individuo tenga una perspectiva constructiva de ésta.
Por ejemplo, es probable que un hombre cuente con los recursos para el
afrontamiento que se necesitan para ser asertivo ante otros hombres, pero no ante las
mujeres. Su vulnerabilidad con respecto de las mujeres quizá le evite
quejarse cuando una mesera le da mal el cambio, en tanto que lo haría de inmediato
si se tratara de otro hombre.
Ejemplo personal sobre afrontamiento:
“En mi caso particular, siendo muy joven, con apenas 21 años experimenté una situación
altamente estresante, donde un extraño me despertó a media noche con un cuchillo en
el cuello y su mano tapando mi boca para que no hablara. Diciendo: “Si hablas te mato”.
A pesar de la oscuridad de la habitación, pude describir al atacante, Era un hombre joven,
de piel oscura y con un hedor altamente desagradable. Aunque no me puntualizó con
palabras, sus intenciones de violación sexual, sus intenciones fueron muy obvias, al
mandarme al centro de la cama y al tener parte de su cuerpo sobre mí. En ese momento,
a pesar de la tensión que este evento me generó, decidí en ese momento pensar
fríamente y evaluar cuales eran mis posibilidades para evitar la agresión sexual de este
individuo. Decidí enfrentarlo y combatir con él hasta que salió de mi habitación y pude
llamar a mis familiares, que estaban en otra habitación.”.
Durante algunas semanas sufrí de Estrés agudo, con síntomas de flashbacks, escuchaba
la voz del atacante y en medio de personas veía todo oscuro, en mi oído, aturdimiento,
desconexiones momentáneas, irritabilidad, entre otros.
Considero que unas de los factores que favorecieron a que yo me enfrentara a este
extraño en medio de la noche. Uno el creer en Dios y en su compañía sobre mí. Otro
factor importantísimo fue haber crecido en un hogar estable con mamá y papá al tanto
de mis necesidades, lo que me permitió desarrollar una adecuada autoestima. Y
Adicional a esto, al ser la menor de 4 varones, me hizo aprender de mis hermanos a ser
un poco varonil, y de ellos observé como combatían y se defendían. Esto me hizo ser
valiente y saber cómo poner el límite y detener al atacante.”
También mi familia y amistades cercanas fueron muy solidarias y preocuparon en estar
presentes y en cualquier necesidad.
Por eso es importante realizar un análisis de la situación, al tratar de identificar las
respuestas de afrontamiento que tiene una persona. Además de analizar con
detenimiento qué sucede en la situación, se deben evaluar los puntos favorables y
desfavorables de la persona (recursos para el afrontamiento y vulnerabilidades).
También es importante prestar atención a la forma en que la persona valora la
situación y sus recursos para el afrontamiento. Algunas personas que se encuentran
en situaciones estresantes o potencialmente estresantes niegan la presencia de
señales de peligro. Un ejemplo de esto lo vemos en personas con molestias de salud
que pueden anteceder a una condición grave, y en vez de ir a chequeos médicos,
minimizan los síntomas y evitan enfrentarse a un proceso médico y, por ende, a recibir
un diagnóstico clínico.
Otros ejemplos de cómo surge la negación o evitación, lo podemos ver con personas
que están enfrentando dolor psicológico. Muchas personas niegan la realidad de un
matrimonio infeliz o insatisfactorio, en lugar de buscar asesoría e incluso el divorcio.
Las personas que pierden su trabajo tal vez culpen a sus jefes, en lugar de reconocer
su propia falla como empleados. Quizá retrasen la búsqueda de otro empleo porque
“se merecen un descanso”, negándose a sí mismas que temen que los vuelvan a
despedir.
El proceso de afrontamiento:
Los trastornos psicológicos que se analizan empiezan con un evento específico que
tiene características que se pueden definir y un significado especial para la persona
afectada. Así, este suceso se valora o procesa y, como resultado de la valoración,
surgen los pensamientos o emociones de la persona (temores, planes) y se consideran
las estrategias de afrontamiento. El producto final es alguna respuesta que refleja el
nivel de estrés, así como los recursos y vulnerabilidad de la persona.
En el afrontamiento, las personas utilizan sus recursos personales para dominar un
problema, vencer o evitar un obstáculo, contestar una pregunta o resolver un dilema.
Distintas estrategias de afrontamiento son eficaces en los diferentes tipos de
situaciones. Por lo general, las personas que tienen un afrontamiento exitoso, cuentan
con diversos recursos personales que incluyen las siguientes
habilidades:
Buscar la información pertinente.
Compartir preocupaciones y encontrar consuelo cuando se necesita.
Redefinir una situación de manera que se facilite su solución.
Considerar las alternativas y analizar las consecuencias.
Emplear el sentido del humor para hacer menos tensa una situación
Las investigaciones sobre estrés, están interesadas en cómo ayudar a las personas a
controlar el estrés de manera más eficaz. Y una de las evidencias encontradas en estas
investigaciones, es que aquello que una persona no conoce puede lastimarla. Las
personas que saben qué esperar con anterioridad son más capaces de controlar el
estrés, que aquellas que no saben lo que vendrá después.
Por ejemplo, muchos pacientes que requieren cirugía, sufren en forma innecesaria
porque no se les advierte que experimentarán un dolor considerable después de la
operación. Se ha demostrado que los pacientes se sienten menos ansiosos y se
recuperan con mayor rapidez cuando se les explican la operación y el proceso de
recuperación antes de que éstos tengan lugar.
“En mi caso fui sometida a cirugía mayor de corazón abierto a los 8 años de edad, la
cual fue realizada fuera del país. Y toda mi niñez recuerdo que mis padres me
permitieron hacer todo normal, como ir al colegio, jugar con amigos, montar bicicletas
y demás. Sin embargo, en mi agenda de la niñez tuve que asistir a múltiples citas
médicas. Y la verdad que en muchas ocasiones me sentía tensa de no saber cómo sería
este proceso, pues en las consultas los médicos hablaban de mí, pero no hablaban
conmigo. Ósea que nadie se ocupó de informarme el proceso.”
Por esto es importante tomar en cuenta que, en el caso de los niños, es bien sabido,
que los cambios y las situaciones desconocidas les genera mucha ansiedad y
preocupación. Por ejemplo, cuando una familia va a cambiar de casa, o cuando a un
niño lo van a cambiar del colegio, o si los padres van a tomar la decisión de divorciarse,
les sería de gran ayuda para afrontar estos cambios, si se les explica con claridad los
detalles de los cambios por venir. Y ayudaría en gran manera a reducir la ansiedad y el
estrés de cómo serán estos cambios.
Apoyo social
El apoyo social con el que se cuenta al momento de estar bajo una situación difícil o
dolorosa, es de gran beneficio para inducir un afrontamiento adecuado en las
personas. Nuestro sistema social incluye personas en quienes podemos confiar,
personas que nos hacen saber que les importamos, nos valoran y nos aman. Alguien
que piensa que pertenece a un sistema social experimenta el apoyo social. Existen cada
vez más evidencias de que las formas inadaptadas de pensar y comportarse ocurren
con mayor frecuencia entre las personas que tienen poco apoyo social,
particularmente de sus familias. Los fuertes lazos familiares parecen fomentar
seguridad en uno mismo.
La cantidad y eficacia del apoyo social disponible para una persona desempeña un
papel tanto en la vulnerabilidad como en el afrontamiento. La vulnerabilidad al colapso
físico y psicológico aumenta a medida que se reduce el apoyo social. Es decir, el apoyo
social sirve como un amortiguador contra los contratiempos de vivir en un mundo
complejo. El apoyo social no sólo es muy útil durante un periodo de estrés (es
agradable saber que existen personas con las cuales se puede acudir en una situación
difícil), sino que también lo es en momentos de tranquilidad relativa. Ofrece la
seguridad y confianza para poner a prueba nuevas estrategias y obtener habilidades
adicionales para el afrontamiento.
Con un repertorio más amplio de habilidades para el afrontamiento, las personas se
encuentran en mejor posición para manejar las demandas, frustraciones y retos
cuando surgen. La seguridad en uno mismo y la confianza en otros no son sólo
compatibles sino complementarias. El apoyo social facilita el afrontamiento con las
crisis y la adaptación al cambio.
Así mismo como el apoyo social es un factor altamente importante para desarrollar
buenas estrategias de afrontamiento, suele suceder lo contrario con personas que
cuentan con muy poco apoyo, socialmente hablando. Estas personas pueden
presentar una tendencia a que los demás las perciban como menos interesantes,
confiables, amigables y consideradas que las personas que tienen un alto nivel de
apoyo social.
Además, son personas que pueden recibir mayor nivel de rechazo entre sus iguales,
dígase amigos, compañeros de estudio y/o de trabajo. Parece existir una estrecha
relación entre las habilidades sociales y el apoyo social. Quizá las
personas que tienen niveles bajos de apoyo social no piensan que la gente se interesa
en ellas. Esta creencia tiende a aumentar su vulnerabilidad al estrés, en especial en
situaciones que demandan la interacción con otras personas. El entrenamiento en
habilidades sociales puede no sólo incrementar su eficacia personal, sino también
ayudar a reducir su percepción de aislamiento social.
Por lo que hemos visto el proceso de afrontamiento comprende varios actores que
interactúan entre sí, entre los cuales se destacan de forma esencial a los 3 más
importantes en este proceso: los recursos para el afrontamiento, la vulnerabilidad y la
percepción del apoyo social disponible. Todos ellos son producto de la personalidad del
individuo (por ejemplo, qué tanto confían en los demás) y sus experiencias anteriores.
Situaciones estresantes y transiciones en la vida
A sabiendas de que el estrés ejerce un papel fundamental en la vida de los seres
humanos, y que el mismo tiene efectos perjudiciales en la conducta, el pensamiento y
el funcionamiento del organismo, es importante construir los recursos para ayudar a
la conducta de afrontamiento. Los sentimientos psicológicos molestos se presentan
cuando la gente experimenta estrés. Éste también afecta la presión sanguínea, los
niveles hormonales y las ondas cerebrales. Los niveles muy elevados de estrés pueden
dar como resultado estremecimientos, tartamudeo y una disminución de la eficacia
con la que se realizan las actividades.
Con frecuencia, existe muy poca consistencia en las reacciones de la gente ante el
estrés. Es decir, una persona tal vez presente reacciones orgánicas; otra quizá
desarrolle síntomas psicológicos e incluso alguna puede mostrar un gran deterioro en
su desempeño. Las respuestas ante el estrés comprenden sistemas corporales,
psicológicos y conductuales, pero, con frecuencia, la correlación entre estos sistemas es
baja.
Cada vez hay más razones para creer que los colapsos físicos o psicológicos se podrían
predecir si existiera una forma para cuantificar qué tan estresantes son ciertas
experiencias de la vida. Por esta razón, los investigadores tratan de encontrar maneras
para evaluar el estrés. Debido a que las experiencias recientes con frecuencia ejercen
una influencia más poderosa y se recuerdan con mayor facilidad que aquellas que
sucedieron muchos años atrás, se hace un esfuerzo por cuantificar los cambios
estresantes de la vida durante periodos específicos.
Para poder cuantificar dichos cambios, se han elaborado una serie de cuestionarios
que se utilizan para evaluar no sólo si determinados eventos sucedieron en el pasado
reciente, sino también la forma en que el individuo percibió el suceso y sintió su efecto.
Estos cuestionarios manejan eventos como ser despedido de un trabajo, conseguir un
trabajo nuevo, terminar con un novio o novia y tener dificultades financieras. En tanto
que la ocurrencia de uno de estos sucesos en particular quizá no ponga a una persona
en mayor riesgo de un resultado adverso (como enfermarse), la ocurrencia de varias
clases de eventos juntos durante un cierto periodo representaría un riesgo agregado
significativo. Parece existir algo de cierto en la creencia popular de que todos tenemos
un punto límite.
Mientras más estrés experimente la gente, es mayor la probabilidad de que sufra un
colapso, ya sea físico o psicológico. Es obvio que enfrentar varias situaciones
estresantes al mismo tiempo representa mayor demanda de los recursos de las
personas, pero el estrés también puede tener efectos acumulativos. Las personas que
experimentaron múltiples situaciones estresantes en el pasado reciente son en
especial susceptibles a la depresión, la ansiedad y la reacción exagerada de los
sistemas fisiológicos.
Reacciones psicológicas, orgánicas y conductuales ante el estrés:
A-Respuestas psicológicas:
➤ Sentirse molesto
➤ Incapacidad para concentrarse
➤ Irritabilidad
➤ Pérdida de la confianza en sí mismo
➤ Preocupación
➤ Dificultad para tomar decisiones
➤ Pensamientos recurrentes
➤ Distractibilidad
B-Respuestas orgánicas
➤ Pulso rápido
➤ Palpitaciones
➤ Aumento de la transpiración
➤ Tensión de los músculos de brazos y piernas
➤ Respiración entrecortada
➤ Rechinar los dientes
C-Respuestas conductuales:
➤ Deterioro de la eficacia del desempeño
➤ Tabaquismo y consumo de alcohol u otras drogas para “divertirse”
➤ Propensión a los accidentes
➤ Movimientos nerviosos (golpear con los pies, morderse las uñas)
➤ Aumento o reducción del apetito
➤ Aumento o reducción del sueño
Situaciones desencadenantes de estrés:
Las condiciones que desencadenan el estrés requieren de una adaptación a las
situaciones que se presentan en la vida y tienen características que varían, como la
duración, severidad, predictibilidad y la pérdida de control del individuo. Los
accidentes, desastres naturales y combates militares son ejemplos de situaciones que
por lo regular provocan niveles elevados de estrés y pueden dar como resultado
emociones tan intensas que interfieren con el funcionamiento normal. Existen en
eventos que, según la magnitud de los mismos, pueden dejar efectos tanto a largo
plazo como a corto plazo, según el tipo de afrontamiento de las personas.
Un ejemplo de esto lo vemos en las víctimas sobrevivientes que fueron afectadas con
el ataque terrorista que impactó la ciudad de Nueva York el 11 de septiembre en el
año 2001.
Algunos desencadenantes pueden ser:
Crisis personales
Violación
Luto y duelo
Transiciones en la vida
Así como ocurren crisis desde el exterior en la vida de las personas, como son los
desastres naturales, o accidentes, otras circunstancias igualmente funestas se originan
a partir de la trayectoria del desarrollo individual. Algunas de las transiciones en el ciclo
de la vida que pueden provocar estrés son las siguientes:
El nacimiento y el desarrollo de una relación madre-hijo.
Los primeros pasos hacia la independencia
La transición de los hijos fuera de casa (escuela, guardería).
Los cambios biológicos y sociales que marcan la pubertad y adolescencia.
Las principales transiciones educativas, como asistir a la universidad.
El ingreso al mundo laboral.
El matrimonio.
Procrear y criar a los hijos.
Mudarse a una nueva residencia.
Los aspectos importantes del crecimiento de los hijos.
El nido vacío
El Jubilarse
Desarrollar una enfermedad grave