BULL Hedley La Sociedad Anarquica
BULL Hedley La Sociedad Anarquica
4 . RaymondArOn. Peace and War:A Theoryof Interna.tíonalRelations (~ondr_es: Weid:nf~ld & Nicolson, 1966), CAPITULO 2
p. 94 . (Traducción españ.ola: Paz y Guerra entre las naciones, Madrid: Alianza Ed1tonal, i964, do_s vols.)
. Véase Martin Wight, Systems of States (Leicester University Press y London School of Econom1cs, 1977), ¿EXISTE EL ORDEN EN LA POLÍTICA MUNDIAL?
5
cap. l.
6. /bid. )
7. Véase, especialmente, System and Process in lniernational Politics (Nueva York Wiley, 1957 · . .
8. Kaplan define un sistema de acciones como "un conjunto de variables relacionado tan contrad1ctona-
mente con su entorno que las relaciones internas mutuas entre variables y las rclaci?nes extern.as de cada
conjunto de variables individuales con la combinación de variabl~s ~~t:r.nas estan caractenzadas por
regularidades de comportamiento que pueden ser pueden ser descntas , 1b•d., p. 4.
9. Debo este punto a Martin Wight, Systems ofStates. . . .. .
10 . Véase A. H. L. Heeren, A Maniial of the History of the Politícal Sysiem of Europe and tts Colonies, Gottingen,
i809 (Oxford: Talboys. i834), vol. l. p. V.
ti. Véase nota 8.
14. Heeren, Manual. pp. VII-VIII.
Ya hemos dejado claro lo que en este trabajo se entiende por orden en la política
mundial. La pregunta que debemos hacernos ahora es, ¿existe dicho orden?
El orden en la política mundial podría llegar a consistir en el mantenimiento de
los fines elementales de la vida social de una sociedad concreta o de la gran sociedad
formada por el conjunto de la humanidad. Más adelante nos plantearemos en qué
medida el sistema de estados está dando paso a una sociedad de este tipo y si esto
sería deseable. Pero todavia no se puede decir que una sociedad formada por toda la
humanidad sea una aspiración vigente hoy en día. En la fase en la que aún nos
encontramos, estamos acostumbrados a pensar que el orden en la política mundial
consiste en la existencia de un orden doméstico, u orden dentro de los estados, y de
un orden internacional, u orden entre los estados.
Nadie negaría que en el interior de algunos estados existe un alto grado de
orden doméstico o nacional. En cambio, a menudo se argumenta que el orden
internacional no existe salvo como aspiración, y que la historia de las relaciones
internacionales consiste únicamente en el desorden o el conflicto. Para muchos, la
idea del orden internacional sugiere, no algo que ha tenido lugar en el pasado, sino
simplemente un estado de las relaciones internacionales posibles o deseables en el
futuro, sobre el que podemos especular o que podemos intentar alcanzar. Para
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quienes comparten esta visión, en la línea de Sully, Cruce, St Pierre, y otros irenis- internacional que, según la visión hobbesiana, mejor caracteriza a la actividad
tas 0 teóricos de la paz, un estudio sobre el orden internacional no es más que un internacional en su conjunto, o la que más pistas da sobre la misma, es la guerra.
plan para un mundo futuro. . . Por ello, para la visión hobbesiana, la paz no es sino un periodo de recuperación de
En el presente trabajo proponemos como punto de partida que, contranamen- la última guerra y de_ preparación para la siguiente.
te a esta visión, el orden forma parte de la historia de las relaciones internacionales La prescripción hobbesiana para el comportamiento en el ámbito de la polí-
y, concretamente, que los estados modernos han formado y siguen formando'. no tica internacional es que el estado debe ser libre de perseguir sus propios fines
sólo un sistema de estados, sino también una sociedad internacional. Para JUSt1f1car frente a otros estados sin que existan restricciones morales o legales de ningún
esta afirmación empezaré por demostrar que a lo largo de la historia del actual sis- tipo. La moralidad y el derecho, según esta visión, sólo son válidos en el contexto
tema de estados siempre ha estado presente la idea de una sociedad internacional, de una sociedad, y la vida internacional se sitúa más allá de las fronteras de cual -
que así lo han proclamado varios filósofos y publicistas, y que así se ha evidenciado quier sociedad. Los únicos fines morales o legales que deben ser perseguidos en
también en la retórica de los líderes de los estados. En segundo lugar, intentaré la política internacional son los fines morales y legales del propio estado. Se suele
demostrar que esta idea se refleja, al menos en parte, en la realidad internacional, la adoptar bien la postura de que el estado dirige la política exterior en una especie
idea de una sociedad internacional tiene una base importante en la práctica inter- de vacío moral y legal (como es el caso de Maquiavelo), bien que el comporta -
nacional actual. En tercer lugar, estableceré cuáles son las limitaciones de la idea de miento moral de un estado, cuando se trata de política exterior, consiste en
sociedad internacional como guía de la práctica actual de los estados, así como de la defender sus propios intereses (como es el caso de Hegel y sus sucesores). Las
naturaleza precaria e imperfecta del orden al que aquélla da lugar. únicas normas o principios que, para quienes se sitúan dentro de la tradición
hobbesiana, pueden limitar o circunscribir el comportamiento de los estados en
sus relaciones con otros estados son las normas de la prudencia y la conveniencia.
1
i. LA IDEA DE SOCIEDAD INTERNACIONAL Por tanto, los pactos deben ser respetados si resulta conveniente mantenerlos,
pero se pueden romper si no es así.
Alo largo de la historia del actual sistema de estados, tres tradiciones de pensamien- La tradición kantiana o universalista se sitúa en el extremo opuesto y entien -
to han competido entre sL la hobbesiana o realista, que considera la política interna- de que la naturaleza esencial de la política internacional no reside en el conflicto
cional como un estado de guerra; la kantiana o universalista, que percibe en la política entre estados, como en el caso de la visión hobbeBiana, sino en los vínculos socia-
internacional actual una potencial comunidad de la humanidad; y la tradición grocia- les transnacionales que unen a los individuos que son ciudadanos de los diferentes
na o internacionalista, que entiende que la política internacional tiene lugar dentro estados. Según la visión kantiana, las relaciones entre estados constituyen el tema
de una sociedad internacional1. Aquí especificaré aquello que es esencial para la idea dominante de las relaciones internacionales tan sólo en apariencia ya que, en rea-
grociana o internacionalista de la sociedad internacional, y aquello que la diferencia, lidad, el tema dominante es la relación entre todos los hombres dentro de la comu-
por un lado, de la tradición realista, y por otro, de la tradición kantiana o universalis- nidad de la humanidad. Esta comunidad, a pesar de que hoy en día no existe, sí
ta. Cada uno de estos patrones de pensamiento implica una determinada descripción existe potencialmente y, en el momento en que se haga realidad, desplazará al sis-
de la naturaleza de la política internacional, así como un conjunto de prescripciones tema de estados 2 .
sobre la conducta vinculada a la misma. Dentro de la comunidad formada por el conjunto de la humanidad, según la
La tradición hobbesiana describe las relaciones internacionales como un visión universalista, los intereses de todos los hombres se reducen en realidad a
estado de guerra de todos contra todos, como un ámbito de conflicto en el que cada sólo uno que es común a todos ellos. La política internacional, considerada desde
estado está enfrentado a los demás. Las relaciones internacionales, según la visión este punto de vista, no es un juego distributivo o de suma-cero, como defienden los
hobbesiana, representan el conflicto puro entre los estados y se asemejan a un hobbesianos, sino que es un juego cooperativo o no-de-suma-cero. Los conflictos
juego totalmente distributivo o, dicho de otra forma, un juego de suma-cero; los de intereses tienen lugar entre los grupos de estados dominantes, pero esto sólo
intereses de cada estado son incompatibles con los intereses del resto. La actividad ocurre en un nivel superficial o pasajero del actual sistema de estados; pero bien
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entendidos: los intereses de todos los pueblos son los mismos. La actividad inter- Según entienden los grocianos el comportamiento en el ámbito interna -
nacional concreta que, según la visión kantiana, mejor caracteriza a la actividad cional, todos los estados, en sus relaciones con el resto, tienen el deber de res-
internacional en su conjunto es el conflicto horizontal de ideologías que atraviesa petar las normas e instituciones de la sociedad de la que forman parte. A
las fronteras de los estados y que divide a la sociedad humana en dos campos: los diferencia de la vi~ión hobbesiana, para los· grocianos los estados no sólo
defensores de la inmanente comunidad de la humanidad, y los que obstaculizan su deben cumplir con l'as normas de prudencia o de conveniencia sino también
camino, los verdaderos fieles y los herejes, los libertadores y los oprimidos . ' con los imperativos de la moralidad y del derecho. Pero, en contra de la visión
Según la visión kantiana o universalista de la moralidad internacional, a dife- de los universalistas, lo que estos imperativos implican no es el fin del sistema
rencia de la concepción hobbesiana, en el ámbito de las relaciones internacionales de estados y su sustitución por una comunidad universal de toda la humanidad,
hay imperativos morales que limitan la acción de los estados . No obstante, estos sino la aceptación de la exigencia de coexistencia y de cooperación en una
imperativos no implican la coexistencia y cooperación entre los estados sino el fin sociedad de estados.
del sistema de estados y su sustitución por una sociedad cosmopolita. La comuni- Cada una de estas tradiciones comprende toda una serie de doctrinas sobre
dad de la humanidad, según la visión kantiana, no es sólo la realidad central de la la política internacional que se encuentran débilmente relacionadas entre sí. A
política internacional en el sentido de que las fuerzas que pueden hacerla posible lo largo de las distintas épocas, cada patrón de pensamiento ha ido adoptando
están presentes, sino que también constituye el objetivo al que se debe consagrar tonos distintos y se ha ido relacionando con asuntos y preocupaciones diferen -
el mayor esfuerzo moral. Las normas que mantienen la coexistencia y el intercam- tes. No es éste el lugar para explorar con más detalle las conexiones y las dife-
bio social entre los estados deben ser ignoradas si así lo exigen imperativos que rencias que se pueden encontrar dentro de cada una de las tradiciones. Lo único
gocen de esta estatura moral. Las buenas intenciones hacia los herejes no tienen que-debemos tener en cuenta es que la idea grociana de la sociedad internacio -
sentido, salvo por conveniencia táctica; tampoco cabe plantearse la cuestión de la nal siempre ha estado presente en el pensamiento sobre el sistema de estados y
aceptación mutua de los derechos de soberanía o independencia entre los elegidos debemos también señalar, en términos generales, que a lo largo de los últimos
y los malditos, o entre los libertadores y los oprimidos. tres o cuatro siglos esta idea ha sufrido una metamorfosis importante.
La que ha dado en llamarse la tradición grociana o internacionalista se sitúa
entre la tradición realista y la universalista. La tradición grociana describe la rea - u. IASOCIEDAD INTERNACIONAL CRISTIANA
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lidad internacional como una sociedad de estados o una sociedad internacional .
A diferencia de la tradición hobbesiana, los grocianos sostienen que los estados Durante los siglos XV, XVI y XVII, cuando la organización política universal de
no sólo están implicados en luchas, cual gladiadores en una arena, sino que los la cristiandad occidental se hallaba aún en proceso de desintegración y los esta-
conflictos entre ellos están limitados por normas e instituciones comunes. Pero dos modernos en proceso de articulación, fueron tomando forma por primera
contrariamente a lo que defiende la visión kantiana o universalista, los grocianos vez los tres patrones de pensamiento que aspiraban a describir la política inter-
aceptan la premisa hobbesiana de que los soberanos o los estados son la realidad nacional y a prescribir cómo debía ser el comportamiento dentro de la misma.
principal de la política internacional; los estados, y no los individuos, son los Por una parte, pensadores como Maquiavelo, Bacon y Hobbes entendían que los
miembros inmediatos de la sociedad internacional. La política internacional, estados emergentes estaban continuamente enfrentados entre sí en medio del
entendida en el sentido grociano no consiste solamente en el conflicto entre esta - vacío social y moral dejado por la República cristiana que se hallaba en retirada.
dos, ni se basa en una identidad absoluta de intereses sino que recuerda a un juego Por otra, los escritores papistas e imperiales llevaban a cabo una lucha en favor
que es, en parte distributivo, y en parte también productivo. La actividad interna- de la idea de autoridad universal del Papa y del Emperador. Un tercer grupo de
cional que, según la visión grociana, mejor ejemplifica la actividad internacional pensadores, que se oponía a cualquiera de estas dos alternativas al poner el
en su conjunto no es ni la guerra entre estados, ni el conflicto horizontal que atra - énfasis en la tradición y el derecho natural, afirmaba la posibilidad de que los
viesa las fronteras de los estados, sino el comercio o, de forma más general, el príncipes, que se estaban constituyendo a sí mismos como autoridades supre- • ti
intercambio económico y social. mas frente a sus rivales locales, e independientes con respecto a autoridades ~
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externas, siguieran estando constreñidos por intereses y normas comunes. En más amplio formado por el conjunto de la humanidad y sujeto al derecho natural,
palabras de Gierke: existía un círculo más reducido formado por la cristiandad, sujeto al derecho divi-
La idea medieval de una monarquía mundial era una idea ajena a los pen- no volitivo, a las costumbres heredadas, a las normas del ius gentium, al derecho
sadores de la escuela del derecho natural. Éstos dejaron en manos de los publi~ canónico y al derecho romano. Para los escolásticos españoles, Vitoria y Suárez, el
cistas del sagrado imperio romano la tarea de invocar continuamente, a lo largo derecho natural er.~ _inseparable del derecho divino . Durante esta época, las firmas
de páginas y páginas, el fantasma del antiguo imperium mundi. No obstante, de los tratados iban acompañadas de juramentos religiosos. Las sociedades cristia -
fueron los pensadores de la escuela del derecho natural los que hicieron que el ger- has de entonces tenían un fuerte sentimiento de ser diferentes con respecto a las
men indestructible de ese viejo sistema de pensamiento diera paso a la nueva y potencias ajenas y. especialmente, respecto de los otomanos que en aquel momen-
sugerente idea de sociedad internacional. Por una parte, continuamente reapa- to representaban una verdadera amenaza.
recía la tendencia de convertir la sociedad internacional en un estado-mundo, y En segundo lugar, los teóricos de esta época no ofrecían ninguna clave acer-
de dotarla de la autoridad de un súper-estado organizado según criterios repu- ca de quiénes eran los miembros de la sociedad internacional; no enunciaban de
blicanos. Por otra parte. los defensores más acérrimos de la teoría de la soberanía forma clara ningún principio constituyente o criterio de pertenencia fundamen -
rechazaban por completo cualquier idea de comunidad natural que uniese a tal. Cuando todavía no se había establecido la concepción del estado como la
todos los estados. Pero la doctrina que triunfó y que acabó determinando el futu- forma política común a los reinos, a los ducados, a los principados y a las repúbli-
ro del derecho internacional fue la que sistemáticamente se aferraba a la idea de cas de la Europa moderna, no resultaba concebible la idea de una sociedad forma -
que existía un derecho natural que conectaba a todos los pueblos y que esta cone- da fundamentalmente, o exclusivamente, a base de una sola entidad política
xión, aun cuando no derivaba en una autoridad del Todo sobre las partes, sí llamada "estado". En los escritos de Vitoria y Suárez, e incluso en los de Grocio,
implicaba un sistema de derechos r deberes sociales mutuos 4. las unidades políticas que están sujetas al derecho de los pueblos no son sólo las
civitates sino también los principes, regni, gentes, respublicae. La doctrina del dere -
Las siguientes eran las características centrales de la sociedad internacional, cho natural, en la que los internacionalistas de esta época basaban su concepción
según la concebían los pensadores de derecho natural de este periodo (Vitoria, de las normas a las que estaban sujetos los príncipes y las comunidades sobre las
Suárez, Gentili, Grocio, Pufendorf). En primer lugar, los valores que, según estos que gobernaban, consideraba como sujetos últimos de derechos y deberes a los
pensadores, subyacían a la sociedad eran cristianos. Es cierto que la preeminencia individuos, y no a los estados en los que éstos se agrupaban.
que otorgaban todos estos estudiosos a la idea del derecho natural, que determina - En tercer lugar, a la hora de definir la fuente de las normas a las que debían
ha cuáles eran los derechos y deberes de todo hombre en todo lugar, suponía que someterse los príncipes cristianos y sus comunidades, la idea de la sociedad
existían vínculos sociales entre los cristianos y los otros. Así quedaba señalado internacional predominante durante este periodo concedía prioridad al derecho
cuando Vitoria dio a conocer las leyes universales de hospitalidad a las que estaban natural por encima de lo que hoy llamaríamos derecho internacional positivo.
sujetos los españoles y los indios en América. Es cierto que Grocio, al insistir en Para Grocio, el derecho natural debía ser completado, además de por el derecho
que el derecho natural era la fuente principal del derecho de los pueblos y que este divino, por las normas heredadas del ius gentium romano, así como por l as de
derecho seguiría siendo válido aun si Dios no existiera, daba a entender que la los tratados vigentes, como era el conjunto de normas mercantiles y marítimas
sociedad internacional podría, en último caso, deshacerse de sus fundamentos que se había desarrollado en la época medieval. Pero los príncipes y los pueblos
cristianos. Es verdad que la búsqueda de unos principios en los que los estados estaban sujetos a normas en su trato mutuo, fundamentalmente porque tanto
católicos y protestantes pudieran encontrar una base de coexistencia llevó necesa- unos como otros eran hombres y, por tanto, estaban sujetos al derecho natural.
riamente en la dirección de unos principios laicos. Esta primacía que los primeros internacionalistas otorgaban al derecho natural
Pero ninguno de estos teóricos de la sociedad internacional creía que las rela - reflejaba su percepción de que el conjunto de leyes positivas existentes, que había
ciones entre las potencias cristianas se apoyasen en los mismos principios que las sido heredado por la sociedad universal de la cristiandad occidental, no resultaba
relaciones entre éstas y otras potencias. Incluso para Grocio, dentro del círculo aplicable a la nueva realidad política. Al invocar el derecho natural aspiraban a liberar
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al derecho de Jos pueblos de los constreñimientoc que suponía la práctica del momen- si se firmaban bajo coacción; y que seguían siendo vinculantes independientemen-
to, así como a desarrollar unas normas que se ajustasen a la nueva situación. te de que existieran una clausula rebus sic stantibus o condición de que las exigencias
Un cuarto aspecto de la idea de sociedad internacional surgida en este periodo siguieran siendo las mismas. El preclaro Gentili intentó cuestionar estas ideas y más
temprano era que las normas de coexistencia que enunciaba eran muy rudimerttarias tarde Gracia, siguiendo la misma línea, desarrolló una teoría de los tratados como
y estaban impregnadas de las asunciones propias de una sociedad universal. Una una forma especial' de contrato. Pero incluso. estos autores siguieron estando en
característica de los teóricos del derecho natural fue que nunca se liberaron cómple - cierta medida bajo Ja influencia de la analogía del contrato privado.
lamente de las ambigüedades del término romano ius gentium, que se situaba en algún De forma similar, las asunciones universalistas impidieron a estos pensadores
lugar entre su significado moderno de "derecho internacional" o derecho entre esta - desarrollar un concepto claro de soberanía como atributo de los estados miembros
dos y naciones, y su significado original de derecho común a todas las naciones. de la sociedad internacional, o del reconocimiento mutuo de soberanía como un
Esto resultaba evidente en sus intentos de formular normas básicas que limita- elemento básico de la coexistencia. La noción de soberanía desarrollada por Bodino
sen la violencia entre los miembros de la sociedad internacional. Así, entre los pri- (en sus Six livres de la Republique de 1576) no tuvo ningún impacto en el pensamien-
meros internacionalistas, todos insistían, en línea con la tradición tomista, en que to internacional hasta mucho más tarde. Se pueden encontrar atisbos de esta idea en
sólo quienes tuviesen verdadera autoridad podían declarar la guerra, por una causa el uso que Suárez hace del concepto de "comunidad perfecta", en el uso que hace
justa y utilizando unos medios justos. Lo único que tenían en común con las doctri- · Grocio del término summum imperium, o en la tendencia a utilizar la noción de
nas modernas era que consideraban que sólo las autoridades públicas tenían dere- dominium, o propiedad privada, proveniente del derecho romano. Este término
cho a declarar la guerra, y que sólo los estados podían ser considerados como tales implicaba que un territorio y su gente eran patrimonio de quien los gobernaba, y
autoridades. Ni siquiera Grocio buscaba prohibir la guerra privada y, de hecho, su que podían ser canjeados a su antojo. Pero lo que está ausente es un concepto que
doctrina de la libertad en los mares, según la formuló en Mare Liberum (1609). sur- convierta en un derecho inherente a todo estado su independencia en el control del
gió de su defensa de una acción de guerra declarada por parte de la Compañía territorio y la población con respecto a una autoridad externa.
Holandesa de las Indias Orientales. Tampoco apoyaba de forma inequívoca la doc- Una quinta característica de la idea de sociedad internacional, según la conce-
trina de que las normas de conducta justa o de medios justos en la guerra protegie- bían los primeros internacionalistas, era que no definía a una serie de institucio-
ran a las dos partes, y no sólo a aquélla cuya causa era justa. Al exponer la necesidad nes que derivaban de la cooperación entre estados. Por una parte, las instituciones
de limitar la forma en que se llevaba a cabo la guerra y la necesidad de contener su "internacionales" o "supranacionales" del momento eran el Imperio y el Papado,
expansión geográfica, se veía constreñido por su compromiso con la idea universa- que se hallaban en plena decadencia y que no habían surgido de la cooperación ni
lista o solidarista de que estas limitaciones no debían aplicarse si era para inhibir a del consentimiento por parte de Jos estados. Por otra, además, todavía no se perci-
la parte cuya causa se consideraba justa. A todos los internacionalistas de esta pri- bía que la práctica de cooperación que se estaba desarrollando entre los estados
mera época, a excepción de Gentili, les costaba aceptar la idea que fue la base de los fuera a sustituir a estas instituciones.
intentos posteriores de entender la guerra entre estados como una institución de la Por tanto, todos los primeros teóricos de la sociedad internacional contribu-
sociedad internacional, y que consistía en aceptar que, en la guerra, ambas partes yeron al desarrollo de lo que más tarde pasaría a llamarse "derecho internacional",
podían tener una causa justa, no sólo "subjetiva" sino también objetivamente. una de las principales instituciones de la sociedad de estados pero, como hemos
El apego a las asunciones universalistas también se hacía evidente en el trato visto, no pretendieron buscar el fundamento de la ley de las naciones en la prácti-
que los primeros internacionalistas otorgaban a las normas que defendían la sacra- ca de los estados de su tiempo. Su fidelidad al derecho natural y al derecho divino
lidad de los pactos. Todos ellos defendían el principio pacta sunt servanda, pero no haría sino inhibir el desarrollo del derecho internacional como disciplina y
concebían los tratados como una analogía de los contratos de derecho privados. Por como técnica diferenciadas con respecto a la filosofía moral y la teología.
eso, durante esta época todavía estaba ampliamente aceptada la idea de que Jostra- La institución de la diplomacia se estaba desarrollando en esta misma época. Los
tados eran vinculantes sólo para los príncipes que los firmaban pero no para sus embajadores permanentes, surgidos en Italia en el siglo XV, se fueron generalizando
sucesores; que los tratados, al igual que los contratos privados, no eran vinculantes al norte de los Alpes a lo largo del siglo XVI, y se extendieron a Rusia en los tiempos
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HEDLEY BULL LA SOCIEDAD ANÁRQUICA
de Pedro el Grande. Los teóricos de esta época analizaron esta nueva institución y las derecho internacional positivo, las ideas de los teóricos políticos y jurídicos fueron
normas que la rodeaban. Especialmente fue en el De legationibus (1584) de Gentili convergiendo con las de los historiadores, quienes aspiraban a recoger la práctica del
donde se ofreció el primer examen sistemático del principio de inviolabilidad de los sistema de estados, así como de los hombres de estado que la conducían. Una histo-
mensajeros, y Gracia fue quien introdujo la noción de "extraterritorialidad" de los ria de la idea de sociedad internacional durante esta época debería ocuparse tanto de
embajadores. Pero no quisieron concebir como evidencia que existía una sociedad de estos últimos como de los primeros, y debería tener en cuenta a Bynkershoek, Wolff,
estados cuando cooperaban entre ellos para poner en funcionamiento la maquinaria Vattel, J. J. Moser, Burke, G. F. van Martens, Gentz, Ancillon, Heeren, Ranke,
de la representación diplomática, o cuando los jefes de gobierno celebraban Castlereagh, Phillimore, Gladstone y a Salisbury.
"encuentros en la cumbre", lo que era bastante frecuente en aquella época. En lo que se refería a sus valores o su cultura, la sociedad internacional con -
Estos teóricos tampoco consideraron el equilibrio de poder ni se refirieron al cebida por los teóricos de esta época fue considerada europea más que cristiana.
mismo al elaborar su concepto de sociedad internacional. La institución contempo- Las referencias a la cristiandad o al derecho divino como cimentadores de la
ránea del equilibrio de poder, entendida como intento consciente de contener la sociedad de estados fueron debilitándose y desapareciendo, al igual que ocurrió
preponderancia de un estado concreto, empezó a desarrollarse con motivo de la coa- con los juramentos religiosos de los tratados. Se asentaron las referencias a
lición contra Felipe II, y su mantenimiento fue un objetivo implícito de la Paz de Europa en, por ejemplo, los títulos de sus libros, en los años cuarenta del siglo
Westfalia de i 648, que puso fin a las aspiraciones de los Habsburgo de constituirse en XVIII, el Abad de Mably publicó su Droit public del 'Europe1 en los años setenta del
una monarquía uníversal. Pero no fue hasta mucho más tarde -hasta las luchas con- mismo siglo, J. J. Moser publicó su Versuch des neuesten Europaischen Volkerrecht1
tra Luis XN- que el equilibrio de poder fue reconocido en la teoría internacional y en los años noventa, Burke denunció al regicida Directorio de Francia por
ti,¡ como una institución de la sociedad internacional. Los distintos escritores de la pri- haber violado el "derecho público de Europa'' 5 .
mera época que contribuyeron a desarrollar esta teoría (Guicciardini, Commynes, A medida que fue aumentando el sentimiento del carácter específicamente
Overbury, Rohan) pertenecieron a una tradición diferenciada de comentaristas his- europeo de la sociedad de estados, también lo hizo el sentimiento de su diferen- 1
,1
tóricos y políticos cuyas observaciones no fueron integradas en la teoría de la socie- ciación cultural con respecto a todo lo que se situaba fuera de ella1 la sensación l!
dad internacional del derecho natural. de que las potencias europeas estaban sometidas a un código de conducta en las
Tampoco se puede decir que los exponentes de esta última teoría tuvieran un relaciones entre ellas que no les era aplicable en sus relaciones con otras socie-
il
concepto de lo que era una gran potencia ni de su papel en la sociedad internacio- dades inferiores. El sentimiento de diferenciación, como hemos señalado, ya
nal. Estos teóricos pensaban en términos de una jerarquía de autoridades que, sin estaba presente en la era de la sociedad internacional cristiana, al igual que había
embargo, tenía que ver con el estatus y el precedente de la sociedad universal que estado presente en la distinción que las ciudades-estado griegas hacían entre las
estaba en retirada, en lugar de con consideraciones de poder relativo (que eran los relaciones inter se y sus relacio;nes con potencias bárbaras como Persia o Cartago.
términos en los que los escritores del momento, Rohan y Bolingbroke, se referían Pero la exclusividad de la idea de sociedad internacional cristiana se había visto
a las grandes potencias) o con derechos y deberes especiales concedidos a deter- mitigada por la influencia de la doctrina del derecho natural, que proclamaba
minadas potencias por parte de la sociedad de estados en su conjunto. que los derechos y deberes eran los mismos para todos los hombres, en cualquier
lugar. En la era de la sociedad internacional europea, el declive del pensamiento
1.2. IASOCIEDAD INTERNACIONAL EUROPEA del derecho natural hizo que esta influencia mitigadora desapareciera. A la altu-
ra del siglo XIX, la doctrina ortodoxa de los juristas internacionalistas positivis-
A lo largo de los siglos XVIII y XIX, cuando ya casi habían desaparecido los vestigios tas sostenía que la sociedad internacional era una asociación europea, en la que
en la cristiandad occidental de la teoría y la práctica de las relaciones internaciona- los estados no europeos sólo podían ser admitidos si reunían los estándares de
les, cuando el estado ya estaba totalmente articulado, primero en su fase dinástica o civilización establecidos por los europeos. Turquía fue la primera en tener que
absolutista y más tarde en su fase nacional o popular, la idea de sociedad internacio- pasar esta prueba cuando, de acuerdo con el Artículo VIII del Tratado de París de
nal adoptó una forma diferente. A medida que el derecho natural fue dando paso al i856, fue admitida dentro del "derecho público y del concierto europeo".
HEOLEY BULL LA SOCIEOAO ANÁRQUICA
Con la idea de sociedad internacional elaborada por los teóricos de los siglos Durante los siglos XVIII y XIX, a la hora de identificar las fuentes de las nor-
XVIII y XIX, la ambigüedad de los primeros pensadores respecto a qué tipo de gru- mas a las que estaban sujetos los estados, los teóricos de la sociedad internacional
pos o de entidades eran miembros de la sociedad de estados dio paso a la enuncia- se fueron distanciando del derecho natural y se fueron acercando al derecho
ción clara del principio por el cual la sociedad internacional es una sociedad de internacional positivo. En general, adoptaron como guía no las teorías abstractas
estados o naciones, aun cuando este principio va acompañado a menudo de una pre- acerca de qué debían.11acer los estados, sino el conjunto de costumbres y el dere-
cisión, como en el caso de la doctrina Westlake donde se proclama que, si bien los cho de los tratados que se había ido acumulando en torno a lo que en realidad
estados son los miembros inmediatos de la sociedad, los hombres son sus miem- hacían. Se podrían citar ejemplos modernos en lugar de los abundantes ejemplos
bros últimos. "El Derecho de las Naciones", proclama Vattel claramente," es la cien- antiguos o medievales que aparecen en las páginas escritas por Suárez o por
cia de los derechos entre las naciones o los estados, así como de las obligaciones que Grocio. Las historias del sistema de estados y del auge y caída de las grandes
corresponden a esos derechos" 6. A partir del reconocimiento de que todos los potencias, especialmente las que se escribieron en Alemania durante y después
miembros de la sociedad internacional son un tipo particular de entidad política lla- de las guerras napoleónicas, constituyeron una nueva fuente de generalizaciones
mada "estado'', y que las entidades que no satisfagan este criterio no pueden ser y máximas políticas.
miembros, se deriva otra característica de la idea de sociedad internacional duran- Cuando formularon las normas de coexistencia, los teóricos de esta época
te este periodo sin la cual no sería concebible, la idea de que todos los miembros tie- lograron liberarse de las asunciones universalistas o solidaristas heredadas de los
nen los mismos derechos básicos, que las obligaciones que asumen son recíprocas, tiempos medievales y darse cuenta de las características específicas de la sociedad
que las normas e instituciones de la sociedad internacional derivan de su consenti- anárquica. El término "derecho de las naciones" [droit des gens, VolkerrechtJ, no
miento, y que las entidades políticas como los reinos orientales, los emiratos islá- sólo desterró el término" derecho de la naturaleza" con el que hasta entonces había
micos, o las jefaturas africanas, debían ser excluidas como posibles miembros. estado asociado; pasó claramente a tener el significado no de derecho común a
Con anterioridad a la Revolución Americana y a la Revolución Francesa estos todas las naciones, sino de derecho entre naciones. La transición llegó a su fin
estados eran, en su mayoría, monarquías hereditarias, y lo que Martin Wight halla- cuando el propio término "derecho de las naciones" dio paso al de "derecho inter-
mado el "principio de legitimidad internacional" era dinástico. Es decir, que el jui- nacional", acuñado por Bentham en 1789 en su Introduction to the Principies of
cio colectivo de la sociedad internacional era que los principios dinásticos debían Morals and Legislation.
resolver las cuestiones acerca de quiénes tenían derecho a ser miembros de la En definitiva, las normas formuladas durante esta época que restringían la
familia de naciones, de cómo se debía transferir la soberanía sobre un territorio o violencia, a diferencia de las de los primeros naturalistas, establecían clara-
población de un gobierno a otro, o de cómo debía regularse la sucesión de un esta- mente que el recurso a la violencia en la política internacional era monopolio
do. Tras las revoluciones americana y francesa, el principio dominante de legitimi- del estado. Tan sólo un paso separaba el reconocimiento de que las dos partes
dad internacional dejó de ser dinástico y empezó a ser nacional o popular. Es decir, implicadas en una guerra podían tener una causa justa, de la doctrina de que la
empezó a ser generalmente aceptado que las cuestiones de este tipo debían ser guerra era simplemente un conflicto político, y que la justicia de las causas no
resueltas, no por referencia a los derechos de los gobernantes, sino por referencia debía ser una cuestión a tratar por parte del derecho internacional ya que no
a los derechos de la nación o del pueblo 7 . El matrimonio dinástico, como medio por podía ser resuelta por la sociedad internacional. Las normas que limitaban el
el cual la adquisición de territorios adquiría respetabilidad internacional, dio paso comportamiento en la guerra, según habían sido formuladas por estos teóricos,
al plebiscito; el principio patrimonial dio paso al principio de autodeterminación protegían de la misma forma a todas las partes beligerantes. Bynkershoek y
nacional. El transcurso de los acontecimientos no estuvo más determinado por la Vattel señalaron que la neutralidad -el mecanismo utilizado para limitar la
doctrina nacional o popular de la legitimidad internacional de lo que lo estuvo en expansión geográfica de la guerra- exigía la imparcialidad hacia las dos partes,
los primeros momentos por la doctrina dinástica o monárquica. Pero, en cualquier en contra de lo que establecía la doctrina de Grocio, según la cual la neutralidad
caso, fueron estas doctrinas las que determinaron el tipo de justificaciones que se debía ser matizada en el sentido de que se debía discriminar a favor de la parte
ofrecían se hiciera lo que se hiciera. cuya causa fuese justa.
86
HEDLEY BULL LA SOCIEDAD ANÁRQUICA
Por tanto, una vez más, los teóricos de esta época lograron deshacerse por ámbito de la sociedad internacional en su conjunto. El acta final del Congreso lo
completo, en su forma de concebir la norma por la cual los tratados debían ser resc regularizó e hizo que fuera conforme con la doctrina de la igualdad soberana de los
petados, de la analogía con los contratos privados, y reconocer que los tratados fir- estados. El mantenimiento del equilibrio de poder fue elevado a la categoría de
mados por un gobierno vinculaban también a sus sucesores, y que eran váll'dos aun objetivo que la sociedad internacional en su conjunto se proponía deliberadamen-
si habían sido contraídos bajo coacción. Es más, durante el siglo XIX, la doctrina te alcanzar. Proclamado como tal por el Tratado de Utrecht de 1713, que ponía fin a
que Gentili había intentado aplicar por primera vez al derecho de las 'naciones la guerra de Sucesión española, e integrado en la principal rama del pensamiento
según la cual los tratados sólo seguían siendo válidos si las circunstancias perma- jurídico internacional en 1758 a través del Droit des Gens de Vattel, el equilibrio de
necían iguales, empezó a ser ampliamente aceptada, al igual que el añadido de que poder dio lugar a una ingente literatura histórica y política durante la época de
quedaba en manos de cada una de las partes el decidir si las circunstancias habían Napoleón, cuyas máximas fueron utilizadas para establecer las condiciones para la
cambiado. En ocasiones se ha dicho que esta doctrina supone una invitación a la supervivencia de la sociedad internacional, y algunos incluso les atribuyeron fuer-
ilegalidad internacional pero entendida en el mismo sentido en que era concebida za de ley. Phillimore, por ejemplo, en sus Commentaries Upan Intemational Law
por los positivistas del siglo XIX, ofrecía un medio para asegurar un Jugar en Jos (1854-61), mantenía que una guerra o una intervención eran legales si su objetivo
procesos históricos a los tratados internacionales, sin por ello cerrar las puertas a era mantener el equilibrio de poder. De la misma forma, el concepto de "gran
las fuerzas del cambio. potencia", explorado por Ranke en su famoso ensayo, así como el de sus derechos
De la misma forma, los teóricos de esta época también fueron capaces de y deberes especiales, pasó a expresar una nueva doctrina de la jerarquía o ranking
reconocer la soberanía como uno de los atributos de los estados, y este reconoci- de los estados que sustituyó a la antigua jerarquía basada en el estatus heredado y
miento mutuo como una de las normas básicas de coexistencia dentro del sistema en el precedente. La nueva doctrina estaba basada en la realidad del poder relativo
de estados. También lograron elaborar principios clave como la norma de no- y en el consentimiento de la sociedad internacional, y estaba formalmente expre·
intervención, la norma de igualdad de los estados con respecto a sus derechos bási- sada en el concierto de Europa que surgió, a través del sistema de Congresos, a par·
cos, y el derecho de los estados a una jurisdicción interna. Debemos tener en tir del acuerdo de Viena.
cuenta que, para algunos de los teóricos jurídicos de la época, la idea de soberanía
estaba íntimamente unida a la doctrina de los "derechos naturales de Jos estados" t.3. !ASOCIEDAD INTERNACIONAL MUNDIAL
y a los derechos de autopreservación que, en efecto, constituían una negación de Ja
idea de "sociedad internacional''. Pero estas ideas no son en absoluto inherentes al Durante el siglo XX, al igual que durante los siglos XVI y XVII, la idea de sociedad
concepto de soberanía como conjunto de derechos concedidos por las normas de internacional ha tomado una posición defensiva. Por una parte, la interpretación
derecho internacional. hobbesiana o realista de la política internacional ha sido alimentada por las dos gue·
Por último, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, se entendía que la sociedad rras mundiales, y también por la expansión de la sociedad internacional más allá de
~nternacional tenía una expresión visible en determinadas instituciones que refle- sus confines europeos iniciales. Por otra parte, las interpretaciones kantianas o
jaban la cooperación de sus estados-miembros. Se reconoció el derecho internacio- universalistas han sido alimentadas a través de los esfuerzos por trascender el siste-
nal como un conjunto de normas específicas surgidas de la cooperación entre los ma de estados con el fin de escapar del conflicto y del desorden que han acompaña·
estados modernos, y que requerían de una disciplina y una técnica propias y distin- do a todo este siglo, y también a través de la Revolución Rusa y la Revolución China,
tas de las de la filosofía o la teología. También fueron concebidas como distintas de que han dotado de una renovada vigencia a las doctrinas de la solidaridad transna ·
las cuestiones del derecho privado al aplicarse más allá de las fronteras, como quedó cional global, ya sea en su versión comunista o en su versión anticomunista. Se
reflejado en el término "derecho internacional público" durante el siglo XIX. El sis- puede decir que las ideas sobre la sociedad internacional que han estado vigentes
tema diplomático, cuyo papel en relación con la sociedad internacional había sido durante el siglo XX están más cerca de las que se tuvieron durante los primeros
desarrollado en la obra de Callieres y de otros teóricos de la diplomacia, pasó a ser siglos del sistema de estados que de las ideas que fueron dominantes durante
reconocido en el Congreso de Viena como uno de los aspectos que caían dentro del los siglos XVIII y XIX.
88
HEDLEYBULL LA SOClEDAD ANÁRQUICA
Durante el siglo XX, la sociedad internacional dejó de ser considerada como través de las fronteras y-como se deduce de los tribunales de crímenes de guerra
específicamente europea y pasó a ser vista como una sociedad global o mundial. de Nuremberg y Tokio, así como de la Declaración Universal de Derechos
En los años ochenta del siglo XIX, el jurista naturalista escocés James Lorimer fue 'Humanos- los individuos. No existe acuerdo acerca de la importancia relativa de
un buen exponente de la doctrina ortodoxa de su tiempo cuando escribid que la Jos distintos tipos de agentes jurídicos y morales, y tampoco existe un esquema
humanidad se hallaba dividida en una humanidad civilizada, una humanidad bár- ·general de normas q~e pongan en relación a los unos con respecto de los otros,
bara y una humanidad salvaje. La humanidad civilizada comprendía a 'aquellas pero el concepto de Vattel de sociedad formada sólo por estados ha sido atacado en
naciones europeas y americanas que tenían derecho a ser reconocidas como múltiples frentes. Durante este siglo, la teoría de la sociedad internacional tam-
miembros de pleno derecho de la sociedad internacional. La humanidad bárbara bién se ha ido distanciando del énfasis que el positivismo legal e histórico de los
estaba formada por los estados de Asia -Turquía, Persia, Siam, China y Japón- 'siglos XVIII y XIX ponía en la práctica como fuente de normas de conducta inter-
que tenían derecho a ser reconocidos parcialmente. La humanidad salvaje, por nacional, y lo ha hecho a favor de una vuelta a los principios de derecho natural o
último, estaba formada por el resto, y estaba considerada por la sociedad de esta- de un equivalente contemporáneo de los mismos. En los análisis políticos y jurí -
dos como fuera de los límites de lo tolerable, si bien mantenía el derecho a un dicos de las relaciones internacionales, la idea de sociedad internacional no se ha
"reconocimiento natural o humano" 8 . Merece la pena señalar de pasada que la apoyado tanto en la evidencia de que existía cooperación entre los estados, sino en
distinción que hace Lorimer es la misma que hoy en día hacen los científicos principios como los proclamados en el Convenio de la Sociedad de Naciones, el
sociales cuando distinguen entre sociedades modernas, sociedades tradicionales, Pacto de Kellogg-Briand, o la Carta de las Naciones Unidas, que intentaban mos-
y sociedades primitivas. trar cómo debían comportarse los estados.
En la actualidad, puesto que la gran mayoría de los estados de la sociedad Junto con lo anterior, se ha observado una reaparición de las asunciones uni-
internacional no son europeos, y dado que la pertenencia como miembros a la versalistas o solidaristas en la formulación de las normas de coexistencia. La idea
Organización de Naciones Unidas es universal, la doctrina de que esta sociedad de que los medios que utilizan los estados en la guerra deben ser restringidos ha
se fundamenta sobre una cultura o civilización específica es rechazada de forma sido matizada tras el resurgimiento de la distinción entre las causas objetivamente
general y el eco que de ella queda en el Estatuto de la Corte Internacional de justas o injustas por las que se declara una guerra, como por ejemplo los intentos
Justicia -entre las fuentes del derecho internacional que la Corte reconoce se de prohibir la guerra "de agresión". La idea de que los estados neutrales deben
menciona el derecho común de los estados civilizados- se ha convertido en un comportarse de forma imparcial hacia los estados beligerantes ha sido matizada en
motivo de vergüenza. No obstante, es importante ser consciente de que, en caso el mismo sentido como, por ejemplo, a través de la doctrina de la "seguridad colec-
de que la sociedad internacional contemporánea tuviera una base cultural, ésta tiva" recogida en el Convenio de la Sociedad de Naciones y en la Carta de Naciones
no sería una cultura global genuina sino la cultura de la llamada "modernidad". de Unidas.
Y, si preguntamos qué es la modernidad cuando nos referimos a una cultura, no El énfasis que durante el siglo XX se ha puesto en la idea de una sociedad
existe una respuesta clara más allá de que se trata de la cultura dominante en las internacional reformada o mejorada con respecto a la sociedad que existe en la
potencias europeas (este punto será tratado con mayor profundidad en el capítu- práctica ha llevado a que la Sociedad de Naciones, la Organización de Naciones
lo i3). Unidas, y otras organizaciones internacionales generales sean consideradas como
En el siglo XX, también se ha producido una retirada con respecto a las afir- las instituciones principales de la sociedad internacional y que, en cambio, aque-
maciones contundentes que se hacían en la época de Vattel acerca de que los llas otras instituciones cuya función principal consiste en el mantenimiento del
miembros de la sociedad internacional eran los estados y las naciones y, en este orden internacional sean ignoradas. En definitiva, ha surgido un rechazo "wilso-
aspecto, se observan una ambigüedad y una imprecisión cada vez mayores, más niano" del equilibrio de poder, un desprecio de la diplomacia, una tendencia a
propias de la época de Gracia. Hoy en día, en la sociedad internacional, el estado intentar sustituirlos por la administración internacional y una vuelta a la tenden-
es sujeto de derechos y deberes, legales y morales, pero también lo son las orga- cia que prevalecía en tiempos de Gracia a confundir el derecho internacional con
nizaciones internacionales, los grupos no estatales de distinto tipo que operan a la moralidad internacional o el progreso internacional.
91
HEDLEY BULL LA SOCIEDAD ANÁRQUICA
~.LA REALIDAD DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL fundamentalmente por Holanda, Francia e Inglaterra, en las que el objetivo era
lograr el monopolio comercial a través del dominio del mar y del control políti -
Pero ¿se ajusta esta idea de sociedad internacional a la realidad? ¿Reflejan las co de las colonias, el elemento del estado de guerra fue el predominante. Durante
teorías de los filósofos, de los juristas internacionalistas y de los historiadores de la las guerras de religión que marcaron la primera fase del sistema de estados hasta la
tradición grociana cómo piensan los gobernantes? Si los gobernantes afirman "de Paz de Westfalia, durante el convulso periodo de guerras como la Revolución Francesa
boquilla" respetar la sociedad internacional y sus normas, ¿significa esto qu'e tienen y las guerras napoleónicas que tuvo lugar en Europa, y durante la lucha ideológica
en cuenta dichas normas a la hora de tomar decisiones? Si la idea de sociedad inter- entre las potencias comunistas y anticomunistas de nuestros tiempos, el que ha pre-
nacional jugó algún papel real durante épocas de relativa armonía, como fue el caso dominado ha sido el elemento de la solidaridad y el conflicto transnacional. Éste ha
de Europa durante largos periodos de los siglos XVIII y XIX, ¿acaso no dejó de tener- encontrado reflejo no sólo en las solidaridades revolucionaristas9 transnacionales de
lo durante las guerras de religión, las guerras de la Revolución Francesa y de los partidos protestantes, en las fuerzas democráticas o republicanas partidarias de la
Napoleón, y las guerras mundiales del presente siglo? ¿Qué sentido tiene, por ejem- Revolución Francesa, y en las Internacionales comunistas, sino también en las soli-
plo, decir que la Alemania de Hitler y la Rusia de Stalin, enzarzadas en una lucha a daridades contrarrevolucionaristas de la Compañía de Jesús, del legitimismo inter-
muerte durante la Segunda Guerra Mundial, se consideraban mutuamente vincula- nacional y del anticomunismo dullesiano. Durante el siglo XIX, en el intervalo entre
das a través de normas y cooperaban en el funcionamiento de instituciones comu- la lucha del revolucionarismo y del legitimismo -que siguió vigente tras las guerras
nes? Si el sistema internacional, primero cristiano y después europeo, que existió napoleónicas-, y el resurgir a finales de siglo de los patrones típicos del conflicto
1:\:, durante los siglos XVI a XIX, fue también una sociedad internacional, ¿no se puede entre grandes potencias que finalmente condujo a la Primera Guerra Mundial, pode-
decir que, a medida que el sistema se expandía llegando a abarcar al mundo entero, mos decir que el predominante fue el elemento de la sociedad internacional.
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los vinculos de esta sociedad se fueron estirando cada vez más hasta llegar a romper- El elemento de la sociedad internacional siempre ha estado presente en el sis-
se? ¿No sería mejor concebir la política internacional del presente como un sistema tema internacional moderno ya que no podemos decir que en alguna de sus etapas
internacional que no tiene las características de una sociedad internacional? no haya ejercido alguna influencia la idea de intereses comunes entre los estados,
de normas comúnmente aceptadas y de instituciones manejadas en común. ·La
2.1. EL ELEMENTO "SOCIEDAD" :mayoría de los estados, en la mayor parte de las ocasiones, respetan las normas
\,.básicas de coexistencia dentro de la sociedad internacional como el respeto mutuo
Mi argumento es el siguiente, el elemento "sociedad" siempre ha estado presente de la soberanía, el principio de que los tratados deben ser cumplidos, y las normas
en el sistema internacional actual y sigue estándola, si bien no es más que und' ·:que limitan el recurso a la violencia. En el mismo sentido, la mayoría de los esta-
entre otros elementos y su supervivencia es, en ocasiones, precaria. De hecho, el< dos, casi siempre, participan en el funcionamiento de las instituciones comunes:
sistema internacional actual refleja los tres elementos ya señalados respectivac ; respetando las formas y los procedimientos del derecho internacional, el sistema
mente por cada una de las tradiciones hobbesiana, kantiana y grociana, el elemen- e representación diplomática, aceptando el lugar especial que ocupan las grandes
to de la guerra y de la lucha por el poder entre los estados, el elemento de la' otencias, y reconociendo a las organizaciones internacionales universales como
solidaridad y el conf1icto transnacionales que traspasan las divisiones que existerí/,, on las organizaciones funcionales que surgieron en el siglo XIX, la Sociedad de
entre los estados, y el elemento de la cooperación y del intercambio regulado entrei aciones y la Organización de Naciones Unidas.
los estados. En las distintas fases históricas por las que ha pasado el sistema dei' El reflejo de la idea de "sociedad internacional" en la realidad es a veces preca-
estados, en los distintos escenarios geográficos en los que ha operado, y en la··· o, pero en ningún momento ha desaparecido por completo. Las mayores guerras
políticas de los distintos estados y gobernantes podemos encontrar que alguno d las que se ha visto implicado el sistema de estados en su conjunto ponen en cues- !i
1
estos tres elementos predomina sobre los otros. Ón la credibilidad de esta idea y llevan a los pensadores y a los gobernantes a incli-
Por eso podemos decir que, durante las guerras comerciales y coloniales qu rse por interpretaciones y soluciones hobbesianas. No obstante, a estos periodos :1
tuvieron lugar a finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII, protagonizada ,, , han seguido épocas de paz. Los conflictos ideológicos en los que los estados, y las i
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LA SOCIEDAD ANÁ~~Jrt-
HEDLEY BULL
facciones dentro de ellos, se sitúan en lados opuestos a veces han llevado a ambas
estando
. presente como un aspecto importante de la realidad · Además , susuperyr" "'0(
venc1a durante esta época de tensión sentó las bases para la reconstrucción dé-'ia
partes a negar la idea de sociedad internacional confirmando así las interpretacio-
sociedad internacional cuando la guerra dio paso a la paz o el conflicto ideológico a
nes kantianas. Sin embargo, a estas épocas les han seguido situaciones en las que ha
la distensión.
vuelto a surgir la misma idea.
Para que quede clara la persistente realidad del elemento de sociedad inter-
Incluso en el momento culminante de una gran guerra o de un conflicto ideo-
nacional, puede ser útil contrastar las relaciones entre los estados dentro de ese
lógico no desaparece la idea de sociedad internacional, aunque ésta sea cuesti"onada
sistema con ejemplos de relaciones entre comunidades políticas independientes
en los pronunciamientos de los estados enfrentados, como cuando, por ejemplo,
en las que el elemento sociedad está totalmente ausente. Las relaciones entre los
cada parte trata a la otra como si estuviera fuera del marco de una sociedad común.
invasores de Gengis Kan y los pueblos asiáticos y europeos a los que sometieron no
Lo que ocurre es que queda sumergida sin dejar por ello de influir en la práctica de
se vieron moderadas por la creencia compartida por ambas partes de que existían
los estados. Las potencias aliadas y las del Eje, en el momento culminante de la
normas comunes que les vincularan en sus relaciones mutuas. Las conquistas de
Segunda Guerra Mundial, no se reconocían mutuamente como miembros de una
Gengis Kan se apoyaban en las ideas morales de los propios mongoles, Gengis creía
sociedad internacional común y tampoco cooperaban entre sí en el funcionamiento
que tenía el mandato divino de gobernar el mundo, de que los pueblos que se
de instituciones comunes. Aun así, no podemos decir que la idea de sociedad inter-
encontraban de facto fuera del control de los mongoles eran súbditos de iure del
nacional hubiera dejado de influir en la práctica de las relaciones internacionales
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Imperio Mongol. De acuerdo con esta creencia, los pueblos que se resistieran en su
durante este periodo. Las potencias aliadas siguieron respetando las normas comu-
sometimiento a la corte mongol eran considerados rebeldes que estaban en contra
nes de la sociedad internacional en las relaciones entre ellas y en su trato con los
el orden de inspiración divina, por lo que existía el derecho y el deber de declarar
países neutrales, y lo mismo hicieron Alemania, Italia y Japón. Dentro de cada uno
la guerra contra ellos 10 . Pero estas ideas no formaban parte del pensamiento de los
1 de los grupos de potencias beligerantes había personas y movimientos que aspira-
pueblos que eran subyugados, y en ocasiones aniquilados, por los mongoles.
ban a encontrar las bases para una paz negociada. Tanto los estados aliados como los
~ Cuando los conquistadores españoles se enfrentaron a los aztecas y a los incas
11 1 del Eje insistían en que la otra parte estaba obligada, como miembros de la sociedad
1 tampoco existía una noción común de normas o instituciones. Los españoles deba-
internacional que eran, a cumplir las convenciones de Ginebra sobre prisioneros de
tieron entre ellos qué deberes tenían hacia los indios, si su derecho a invadirles
guerra y, de hecho, en gran medida así lo hicieron tanto los aliados occidentales
provenía de la aspiración del Papa a un imperium mundi, del deber de todo prínci -
como Alemania con respecto a los prisioneros de la otra parte.
pe cristiano de difundir la fe, de que los indios no les concediesen el derecho a la
De forma similar, cuando la guerra fría se hallaba en su momento más enfervo-
hospitalidad, etc 11 • Pero los derechos que estudiosos como Vitoria reconocieron a
recido, Estados Unidos y la Unión Soviética tendían a referirse el uno al otro como
los indios eran derechos provenientes de un sistema de normas reconocido como
herejes o como forajidos fuera de la ley, más que como miembros de una misma
tal por los españoles, y no de un sistema de normas que también fuera identifica-
sociedad internacional. Sin embargo, ni siquiera entonces llegaron a romper las
do como propio por parte de los indios. Los españoles y los indios se reconocieron
relaciones diplomáticas, ni a negarse el reconocimiento mutuo de su soberanía, ni a
mutuamente como seres humanos, entablaron negociaciones, y establecieron pac-
rechazar la idea de un derecho internacional común, y tampoco a provocar una rup-
tos entre ellos. Pero estas relaciones tuvieron lugar en ausencia de un marco
tura de la Organización de Naciones Unidas que diera lugar a organizaciones rivales.
común de normas e instituciones.
Tanto dentro del bloque occidental como dentro del bloque comunista se levantaron
La larga historia de las relaciones entre Europa y el Islam ofrece una ilustra-
voces a favor del compromiso que llamaban la atención sobre el hecho de que la coe-
ción adicional sobre este asunto. Puesto que la sociedad internacional moderna se
xistencia era un interés común a ambas, y que reformulaban en versión laica el prin-
concebía a sí misma como cristiana o como europea, el Islam en sus sucesivas for-
cipio cuius regio, eius religio que había puesto fin a las guerras de religión. Por tanto,
mas era percibido como una potencia bárbara contra la que los príncipe's cristianos
incluso durante los periodos en que la forma más adecuada de describir la política
tenían el deber de mantener un frente unido, aún cuando en la práctica no siem-
internacional era en términos de un estado de guerra hobbesiano o de una situación
pre fuera así. El pensamiento islámico era recíproco en la medida en que dividía al
de solidaridad transnacional kantiana, la idea de sociedad internacional siguió
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HEDLEY BULL
LA SOCIEDAD ANÁRQUICA
mundo en dar-al-Islam, la región que se sometía a la voluntad de .Dios, .Y dar-al- o la creencia de los conquistadores en el imperium mundi del Papa- implica un
Harb, la región de la guerra que estaba por ser convertida. La.coexi~tencia con los
desprecio hacia el resto de los estados y pone en peligro todas las expectativas que
estados infieles era posible, podían tener lugar intercamb10s diplomaticos, tratados los estados tienen sobre el comportamiento de los demás.
y alianzas y estas relaciones estaban sujetas a normas, p_ero se trataba d~ normas q~e Grocio reconoce que, si bien los estados que declaran la guerra por causas
ólo vinculaban a los musulmanes. No existía ningún concepto de sociedad comun meramente "pe.rsu-a~'ivas" suponen una amenaza para la sociedad internacional,
:n la que cupieran tanto los estados islámicos como los infieles. La existencia de los los estados que declaran la guerra sin ofrecer siquiera este tipo de razones la
segundos era vista como provisional y la coexistencia con ell.~s como una fase tem- a!nenazan aún en mayor medida. Las guerras sin causa de ningún tipo son con-
poral en un proceso que llevaba inevitablemente a su absorc10n.. . ;.sideradas por Grocio como "guerras de salvajes"B Vattel se refiere a quienes
Cabría contraargumentar que si bien es cierto que existen d1fe~enc1as entre los
. declaran la guerra sin ningún tipo de pretexto como "monstruos indignos de ser
casos en los que existe una idea de sociedad internacional compa~1da entre comu- llamados hombres" y considera que las naciones pueden unirse para acabar con
nidades rivales y los casos en los que no existe esa idea, ~sto no t1e~e consecuen- ellosH
cias prácticas, y que el lenguaje de una sociedad internac10nal comun por parte d~
1ose Stados que forman el moderno sistema mternac10nal no pasa de. ser superfi . 02,2. IA SOCIEDAD ANÁRQUICA
c1a.· ¡ Como señala Grocio, algunos estados aducen el tener una causa .¡usta . para ir a
11
la guerra, pero esta causa justa no es sino un pretexto ya que las mot1vac1ones..~ea~ .·A menudo se mantiene que la existencia de una sociedad internacional se ve refu-
.I~" les son muy distintas. Grocio distingue entre causas de la guerra que resultan JUS tada en la práctica por la anarquía, entendida ésta como la ausencia de gobierno o
( " t 1.f.1cabl e s" , es decir, cuando se cree que existe una causa ¡usta ..en el momento de
" · " 1 . de autoridad. Es evidente que los estados soberanos, a diferencia de los individuos
11 declarar la guerra, y causas de la guerra que son simplemente . persuasivas, o, o . :dentro de los mismos, no se encuentran sujetos a un gobierno común, y que en este
que es lo mismo, en las que la alegación de que existe una causa 1usta no es mas que
sentido lo que hay es, según la famosa expresión de Goldsworthy Lowes Dickinson,
., x\ n\2
un prete o . . . . .:µna "anarquía internacional" 15 . Como resultado de esta anarquía, una idea persis-
N 0 obstante, la cuestión es si un sistema 1nternac1onal en el que es necesario 'tente en los debates contemporáneos de relaciones internacionales ha sido que los
t e~ r un pretexto para declarar una guerra es radicalmente distinto
. de uno. en el íi.stados no forman ningún tipo de sociedad y que, para poder formarla, tendrían
que no lo es. El estado que, por lo menos, alega tener una causa ¡usta, .aun si en su >.que subordinarse a una autoridad común.
decisión no ha jugado un papel la creencia de que dicha causa ¡mt~ existe, supone Uno de los argumentos principales en los que se apoya esta doctrina es lo que
una amenaza menor para el orden internacional que uno que ni s1qu1era lo hace; ./ e denominado la analogía doméstica o, dicho de otra forma, la aplicación de las
El estado que alega tener una causa justa, aunque no crea en ella, parlo menos esta xperiencias de los individuos dentro de cada sociedad a los estados. Según esta
· do que debe una explicación de su conducta a otros estados, y que
reconoc1en . nalogia los estados, al igual que los individuos, sólo pueden tener una vida social
'lla
e debe ser formulada en los términos que éstos aceptan. Por supuesto, exis- rdenada si, según la frase de Hobbes, se sienten intimidados por un poder
~ l' ..
ten diferentes opiniones acerca de la interpretación de las normas y de su ap 1ca·-.'.'.., 16
bmún . En el caso del propio Hobbes, y también de sus sucesores, la analogía
ción a situaciones concretas, pero dichas normas no son infinitamente male~bles..j oméstica consiste en afirmar que los estados o príncipes soberanos, al igual que
y, además, limitan el rango de posibilidades que tienen los estados que quieren''. s individuos que viven sin gobierno, se encuentran en un estado de naturaleza
ofrecer un pretexto de acuerdo con las mismas. Es más, el hecho de dar un pretex- '; .ue no es otro que un estado de guerra. Ni Hobbes ni otros pensadores de su misma
to significa que la agresión a la estructura de normas comúnmente aceptada que~\ cuela consideran que deba, o que pueda, tener lugar un contrato social entre los
estado ofensor lleva a cabo al ir a la guerra sin respetarlas es menor de lo que se~i~'. lados que pueda poner fin a la anarquía internacional. Por el contrario, en el
,!
!i
en otro caso. Ir a la guerra sin ofrecer explicación alguna, o con una .expl1cac101r·· !i
¡,
ensamiento de quienes aspiran en el futuro -o añoran del pasado- un gobierno
exp resa
da únicamente en términos afines a las creencias propias del estado recal,..;.
d d' . ·versal o mundial, se lleva la analogía doméstica más allá de forma que ésta abar- ~
1:
1
citrante -como, por ejemplo, la creencia de los mongoles en un man ato 1v1no,.;< no sólo la idea de un estado de naturaleza, sino también la idea de un contrato 1
97 1
¡I
LA SOCIEDAD ANARQUICA
HEDLEYBULL
social entre los estados que reproduzca a escala universal la situación de orden que desagradables, embrutecidas y cortas. Por lo general, los estados no invierten
tantos recursos en la guerra o en preparaciones militares como para que su tejido
existe dentro de todos los estados. d f man una sociedad porque se
mento de que los esta os no or , . económico se vea arruinado. Por el contrario, las fuerzas armadas de los estados,
1
Pero este argu , . ternacional tiene tres puntos ueb1 1ese al ofrecer seguridad frente a los ataques externos y frente al desorden interno,
·ruación de anarqu1a in
encuentran en una s1 . . . 1 no es idéntico al estado de natu-
. 1 ctual sistema internac1ona . , . establecen las condiciones necesarias para que· se puedan producir mejoras eco-
El primero es que e a . ., H bb hace de las relaciones entre pnnc1- nómicas dentro de sus fronteras. La ausencia de un gobierno universal no ha sido
. L descnpc10n que o es
raleza hob b es1ano. a d . d explicación y justificación de la illcompatible con la interdependencia económica internacional.
aspecto secun ario e su
pes soberanos es un . dº . d
b. erno para los in iv1 uos. o
e mo prueba de sus especulaciones También está claro que la segunda característica del estado de naturaleza de
necesid ad d e un go 1 . t n en una situación de anarquía, Hobbes, la ausencia de conceptos del bien y del mal, incluida la idea de propiedad,
, . . , los hombres s1 se encon rara .
sobre como v1vman . .1 1 vida de algunas tribus amen- no se aplica a las relaciones internacionales contemporáneas. Dentro del sistema
.
Hobbes menc10na 1a expene · ncia de la guerra c1v1
. , a
lashreblacio~::t:::;aguc~::~:s;a
de estados que surgió en Europa y que después se extendió por el mundo, los con-
canas y Ja situación de en la que los individuos ceptos del bien y del mal en el comportamiento internacional siempre han gozado
Pero aunque no u iera h h
. .t ción de guerra de todos contra todos, es un ec o, que, de una posición central.
estuvieran en una si ua toridad sobera-
De las tres características principales del estado de naturaleza de Hobbes la
en todas las épocas, los reyes y las personas que Pº.:e:~~ad:;erenne desean-
, a de su independencia, en una si u única que podríamos decir que se aplica a las relaciones internacionales hoy en día
na estan, a caus un estado y disposición de gladiadores, apuntándose con es la tercera, la existencia de un estado de guerra entendido como la predisposición
fianza mutua, en ¡· l guarniciones y
por parte de todos los estados a entrar en guerra con cualquier otro estado. Los
s mirándose fijamente, es decir, con sus arta ezas, .
sus arma ' . · do a sus vecinos estados soberanos, incluso cuando están en una situación de paz, muestran una
- nes instalados en las fronteras de sus reinos, espian
cano 17
constantemente en una actitud belicosa . predisposición a entrar en guerra entre sí en la medida en que se preparan para ella
y consideran que ésta es una opción posible.
. , d Hobbes la situación en la que viven Jos hombres en ausenc• El segundo punto débil del argumento de la anarquía internacional es que esta
Según la vers10~ e los in~imide tiene tres características fundamentales. En idea está basada en premisas que son falsas sobre la situación de orden en la que
cia de un poder comun que . . . . ltura ni navegación, ni comercio,,
., de haber mdustna, m agncu , > viven los individuos y los grupos que no son estados. No es cierto que dentro de un
esta situac10n no pue . 1 fu rza y la inventiva de los hombres_ <estado moderno la única fuente de orden sea el miedo a un gobierno supremo, nin-
f . tos de la VIda puesto que a e ·•
ni otros re mam1en d .d d de los unos frente a Jos otros. N • guna explicación de por qué los hombres son capaces de llevar una coexistencia
se ven absorbidas por la bús~ed~Laes ~!::•n:s de moral e inmoral, de Jo justo y d
social ordenada puede considerarse completa si no concede importancia a factores
existen normas legales o mora es. . dad ni dominio ni un mí:·>
'como el interés recíproco, el sentimiento de comunidad o de voluntad general, y el
Jo injusto no tiene allí cabida ... ndo hl ay_tampoqcuoeppr:~~: to~arlo y dura~te el tiem_.
1 . e todo es e primero ,
distinto de tuyo smo qu 1 ,,¡g p último, el estado de naturaleza es un estado d Si comparamos las relaciones internacionales con un supuesto estado de natu-
po que pueda conservadr.do ,; o:omo lucha de hecho sino como disposición a ella_• raleza precontractual entre los individuos, cabe optar, no tanto por la descripción que
Ja guerra enten 1 ª' no 1dº i
guerra, . h guridad de Jo contrario, y estar en ta ISpos > obbes hace de esta situación, sino por la que hace Locke. Efectivamente, el concep-
durante todo el tiempo que no aya se d h b "19 tt
. d h bre estuviera en contra de ca a om re . o que éste tiene del estado de naturaleza como una sociedad sin gobierno nos ofrece
ción es c;mo s1 ca ta l:~rimera de estas características no es aplicable a Ja ~na~. na buena analogia con la sociedad de estados. En la sociedad internacional actual, al
Ev1 ente.men e, . d un obierno mundial no necesariamente imp1. gua! que ocurre en el estado de naturaleza según la versión de Locke, no existe una
quía internac10nal. La ausencia e g . . d otros refinamientos de la vid
.utoridad central que tenga la capacidad de interpretar y de aplicar la ley y, por tanto,
de el desarrollo de la industria, d:.~~o:e;::ºe:;ad:s no se agotan por procurar
n los miembros individuales de la sociedad los que deben interpretarla y aplicarla
De hecho, las _fuerzas y l; mv~ns lde sus habitantes se vuelvan solitarias, pobre·. ·.or sí mismos. Puesto que en una sociedad como ésta cada uno de los miembros es
seguridad haciendo que as v1 a
99
LA SOCIEDAD ANÁRQUICA
HEDLEY BULL
juez de su propia causa, y dado que quienes aspiran a aplicar la ley no siempre logran que ha ocurrido, ya no tiene marcha atrás. Sin embargo, la guerra sólo ha tenido
imponerse, la justicia en esa sociedad será cruda e incierta. Pero, aun así,- existe una como resultado la extinción física del pueblo sometido en contadas ocasiones.
diferencia f~ndamental. entre tener una vida social tan rudimentaria como ésta.º no En la historia moderna ha sido posible adoptar la visión de Clausewitz según
la cual "la ~erra nui;ca_ es absoluta en sus resultados", y la derrota en la guerra
tener ninguna en absoluto.
El tercer punto débil del argumento de la anarquía internacional es que ~nfra- puede ser un mal pasa¡ero que puede tener remedio" 22 . Además, en el pasado,
valora las limitaciones que tiene la analogía doméstica. Después de todo, los esta- aun cuando la guerra, en principio, podía llevar a la exterminación física de uno
dos son muy diferentes de los humanos. Incluso si se pudiese argumentar que la o varios de los pueblos beligerantes, nunca era considerada capaz de hacerlo de
existencia de un gobierno es una condición necesaria para que haya orden entre los una sola vez y con un solo acto. Clausewitz, al sostener que la guerra no consistía
individuos, existen buenas razones para sostener que la anarquía resulta más tole- en un solo golpe instantáneo sino en una sucesión de acciones diferentes, esta -
ba llamando_ la atención sobre un aspecto que en el pasado siempre se ha asumi _
rable entre los estados que entre los individuos.
Ya hemos señalado que, a diferencia del individuo en el estado de naturaleza do como. cierto y que dotó a la violencia entre comunidades políticas
hobbesiano, el estado no consume tanta energía en su búsqueda de seguridad como independientes de una consideración diferenciada con respecto a la violencia
para hacer que las vidas de sus miembros sean las de auténticos brutos. El propio entre persona~ individuales 23 . Sólo en el contexto de las armas nucleares y de
Hobbes así lo reconoce cuando, tras haber observado que las personas con autori- otras tecnologias militares recientes se ha vuelto pertinente preguntar si la gue-
dad soberana están en una permanente "actitud de guerra", sigue diciendo que rra no podría pasar tanto a ser "absoluta en sus resultados" como a "adoptar la
"pero como con estos medios protegen la industria y el trabajo de sus súbditos, no forma de un solo golpe instantáneo'', según entiende Clausewitz estos términos
se sigue de esta situación la miseria que acompaña a los individuos dejados en una y si, .en ese cas~, la violencia no pone al estado en una situación en que la pers-
régimen de libertad"zo. Los mismos soberanos que se encuentran en un estado de pectiva es la misma que siempre ha tenido el individuo.
naturaleza en las relaciones con sus iguales, dentro de sus territorios ofrecen las Esta diferencia, que los estados han sido menos vulnerables frente a los ata-
condiciones para que puedan florecer los refinamientos de la vida. ques violentos de cualquier otro estado que los individuos, se ve reforzada por
Es más, los estados no son tan vulnerables frente a los ataques violentos como º.tra, que en la medida en que los estados han sido vulnerables frente al ataque
lo son los individuos. Spinoza se hace eco de la afirmación de Hobbes según la cual flSlco, no todos lo han sido en el mismo grado. Hobbes construye su explicación
"la relación entre dos estados es la misma relación en la que se encuentran dos del estado de naturaleza sobre la propuesta de que "la Naturaleza ha hecho a los
hombres en el estado de naturaleza" pero añade, "Con una excepción que una hombres tan iguales en sus facultades físicas y mentales [que] el más débil tiene
comunidad puede protegerse frente a un intento de subyugación por parte de otra la fuerza suficiente para matar al más fuerte" 24. En opinión de Hobbes, el hecho
de una forma que un hombre en el estado de naturaleza no puede puesto que, evi- de que todos los hombres sean igual de vulnerables frente a los demás es lo que
dentemente, un hombre es vencido por el sueño todos los días, a menudo se ve hace que la anarquía resulte intolerable. Pero en la sociedad internacional
afectado por alguna enfermedad del cuerpo o de la mente, y finalmente se ve pos- moderna siempre se ha distinguido entre las grandes y las pequeñas potencias.
trado por la edad. Además, le afectan problemas frente a los que una comunidad se Las grandes potencias no han sido vulnerables a los ataques violentos de las
puede proteger"Z 1 . Un ser humano en el estado de naturaleza no puede proteger- pequeñas en la misma medida que las pequeñas sí lo han sido frente a los ataques
se a sí mismo frente a un ataque violento y este ataque implica la perspectiva de de las grandes. Una vez más, ha sido la difusión de las armas nucleares a los esta-
una muerte repentina. Sin embargo, los grupos de seres humanos que se organi- d.os pequeños, así como la posibilidad de que en el mundo existan muchas poten-
zan como estados pueden dotarse a sí mismos de medios de defensa, indepen- ~1as nucleares, lo que ha suscitado la cuestión sobre si también en las relaciones
dientemente de lo frágil que pueda ser cualquiera de ellos por separado. Además, internacionales puede darse una situación en la que "el más débil tenga suficien-
un ataque armado de un estado a otro nunca ha supuesto una perspectiva compa- te fuerza como para matar al más fuerte".
rable a la de la muerte de un individuo a manos de otro. La muerte de un hombre En definitiva, no se sostiene el argumento de que, puesto que los hombres no
1
puede ocurrir de forma repentina como consecuencia de un solo acto y, una vez pueden formar una sociedad que no tenga un gobierno, los príncipes soberanos, 0 '.i
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HEOLEY BULL LA SOCIEDAD ANÁRQUICA
los estados, tampoco pueden. Este argumento hace aguas, no sólo porque aun en Rectificar el primero de estos elementos, f 1
otros dos, es una ilusión. o re erirse a él como si anulase a los
ausencia de gobierno los individuos pueden alcanzar un mínimo grado de orden,
1
sino también porque los estados son diferentes de los individuos y son más capa- Es más, decir que la sociedad internacional a
tica internacional no equivale a¡' t 'f .porta un elemento de orden a la poli -
ces de formar una sociedad anárquica. La analogía doméstica no es más que una . us I icar una actitud de complacenc. h . l .
-nipretendeseruna-demostraciónde . , . . ia ac1a anusma, :¡
aporta la sociedad internacional no t:ee qu1e~es estan msat1sfecbos con el orden que
analogía y el hecho de que los estados formen una sociedad sin gobierno demues-
tra que su situación tiene características que son únicas. dentro de la sociedad internac1'on l n dmo ivos para estarlo. El orden que existe
a mo erna es preca . . rf
demostrado que la sociedad internacional moderna ha ap:: ~ impe. ecto. Haber
1
dad internacional, al menos en el sentido de que ha sido uno de los elementos per- ,,11
manentemente presentes en el mismo. También hemos visto que la anarquía no
refuta por sí misma la existencia de una sociedad internacional. No obstante, es
*.
I. Esta ~ivisión tripartita está tomada de Martin Wi ht La m . . . . ., 1
¡
importante no olvidar las limitaciones que caracterizan a esta sociedad internacio- es su Western Values in Intcrnational Relatio D' ¡eior ~istematizac1on publicada sobre este tema
Martin ~ight (Londres: Allen & Unwin, i 6 )s ~n dip ~matic lnv~s.:igatio_ns, cd. Herbert Buttcrfield Y
nal anárquica. Internat10nal Relations. The Second Mart? '{v.
h o~ o est_a en m1 Mart1n Wight and The Theory of
Puesto que la sociedad internacional no es sino uno de los elementos bási- St~dies, vol. !I, núm.~ Ú976). in tg 1 emonal Lecture", Britísh Journal of International
~. Vease, por ejemplo, M. Fortcs y E E E _p . .
cos que operan en la política internacional moderna, y que continuamente com- i940); John Middleton y David Taá e:~~) ;i.~char:.·~fncan Political Systems (Oxford University Press
(L?ndres: Routledge & Kegan Paul, i 8)· .I 'S n es i:,
o~t Riders, S~u.~ies.. inAfrican Segmenta S tem;
pite con otros elementos como son el estado de guerra y la solidaridad o el
Sci:nces, David L. Sills (ed.) (Nueva ?~rk; Fre~~~e~!· s~~)less So?~ehcs
l ' en Encyclopaedia o?:hrsocial
,¡,1
I~
conflicto transnacional, sería una equivocación interpretar los acontecimientos "'(~c~lo de Roger D. Masters: "World Politics as a Pr· '-r9 p0·l!~mb~en est~.Y en deuda con el penetrante
4. ]Ulto, 1964). imt tve itical ystcm , WorldPolitics, vol. XVI, núm 1
internacionales como si la sociedad internacional fuese el único elemento o el
3. He utiliz~do
el término grociano en dos sentidos· como a , . . .
dominante. Éste es el error que cometen quienes hablan o escriben como si el tula la existencia de una sociedad de estado . .d . _qui, para descnbir la amplia doctrina que pos-
~ula al mismo Grocío con los grocianos de~' ~a~; ~cnbir la ~º:?'1ª solidarista de esta doctrina, que vin-
concierto de Europa, la Sociedad de Naciones, o las Naciones Unidas hubiesen 1nternacional sostenido por Vattel y por los gescri' en opos~c.10.n al concepto pluralista de la sociedad
sido, en cada momento, los principales factores de la política internacional; Conception of International Society" en n· l . :ores _po~1tiv1stas posteriores. Véase "The Grotian
como si el derecho internacional sólo pudiese ser evaluado en relación con su-
4. Otto Gierke, Natural Law and th Th'
(B_osto.~: Beacon Press, 1957), p. 85 .
3
'P °m~tic nvestigatwns.
e eoiy of ocietv 1500 to 18
'-'
d ·
oo, tra uc1da al inglés por Ernest Barker
función de mantener a los estados unidos sin tener en cuenta, además, la función 5· V~ase Third Lettcr on the Proposals for Peacc with h . . .
Right Honourable Edmiind Burke, John C. Nimmo (edt) ( Reg1c1de Direc!ory ?~ France ",en The Works of the
que cumple como instrumento de intereses estatales y como vehículo de motiva- 6. E. de Vattel, TheLawoFNations (, ) . t d ., · Londres: Bonn s Bnttsh Classics r88 7)
M . w· " 'J 758 ,In ro uccwnytraducci' 1· l' ' .
ciones transnacionales; como si los intentos de mantener el equilibrio de poder 7 . amart1n ight, International Legitimacy" Int ,. 1R l º?a ing es por Carnegie Institute Ú9,6) p 3
L · • erna wna. e atwns v0¡ rv: · ( •· ·
·
B J es onmer, ThefnstitittesoftheLa ,fN . ( . ' · 'num.1 mayo, i97").
sólo pudiesen ser interpretados como intentos de preservar el sistema de estados N d 1 1' S . 'J w ºJ ations, Ed1nburgh '883) 1 l
9 · d ·et'
a.: ehautilizadoeltérmi "
.
. . ,,
no revo 1ucwnahsta a la h
' ,vo .• pp.101-103.
d t d .
e1 ermino revolucionario sino del que alude 'd d ora e ra ucir revolutionist ya que no se trata
sin tener en cuenta que también es el resultado de maniobras por parte de poten-/k · ¡ M
por e1emp o arx, como no revolucionarias
a 1asi eas eperso . ·
. l K
.
naies o cornentes tanto revolucionarias
cias concretas que aspiran a mejorar su posición; como si las grandes potencias d: transformar la sociedad. 'por ciemp 0 ant que, sin embargo, comparten la aspiració~
sólo pudiesen ser percibidas como los "grandes responsables" o los "grandes' io. Vease Igor de Rachewiltz, "Sorne Remarks on the . .
Papers on Far Eastern Historv, 7, (marzo I 3) Ideolog1cal Foundatron of Chingis Khan 's Empire"
indispensables" sin ser vistos, además, como grandes depredadores; como si la ~u·tt · ' ·n · ·
guerras no fuesen más que intentos de vulnerar la ley o de defenderla, sin consH
r;r. u ese, pore1emplo, Francisco de Victoria "De I d.
J. P.. ~ate, en The
Arradu~c10n española: l ~s
Relecciones sobre los indios'y.
.
En ~s et(d~ ~u(e Bell_1 Relectiones", traducida a! inglés
Cla.ssics of International Law
d Washington: Carnegie Institute, i917).
eh.
gentina, 1 4 .) e erec 0 e guerra, Buenos Aires: Espasa Cal
derar que también pueden ser intentos de satisfacer los intereses de estados <X
1_~. 9 7
Grocio , D, e ¡ u:re Be¡¡i· ac Pacls,
. traducción al in lés de Franci, . pe
grupos transnacionales concretos. El elemento de sociedad internacional es reaL· XXII,~- (fraducción española: Del derecho de ~·esa. Del dere s W. Kelsey (~xlord: Clarendon Press, 19~5), TI,
pero también lo son el estado de guerra y las lealtades y divisiones transnacionalesg Jure Praede y De Jure Belli ac Pacis Madrid· C t. d E ~ho de la Giiena yde la Paz. Textos de las obras De
' . en 10 e stud1os Constitucionales, i 987, edición bilingüe.)
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