EL LIBRO
DE MIS
              ORACIONES
Preparado por
HERIBERTO JACOBO M.
SAN PABLO
Puede imprimirse
Juan Manuel Galaviz H., SSP.
Provincial de la Sociedad de San Pablo
México, D.F., 3-VII-1983
Nada Obsta
Juan Manuel Galaviz H., SSP
Censor
México, D. F., 3-VII- 1983
Imprímase
† Francisco Orozco L.,
Vicario General del Arzobispado de México
México. D. F., 22-VII-1983
Paulinas, S.A. de C.V.
Primera Edición, 1983
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201a Edición, 2012
PRESENTACION
La vida del cristiano debe ser una imitación
de la vida de Cristo, nuestro Maestro. Ahora
bien, el Hijo de Dios nos enseñó, con el ejemplo
y la palabra, a dirigirnos con confianza al
Padre que está en los cielos y a practicar, en
toda ocasión de la vida, una oración hecha de
fe: “El Señor Jesús, que pasó por la tierra haciendo
el bien y anunciando la Palabra, dedicó
por el impulso del Espíritu, muchas horas
a la oración, hablando al Padre con filial
confianza e intimidad incomparable y dando
ejemplo a sus discípulos, a los cuales expresamente
enseñó a orar. El cristiano, movido por
el Espíritu Santo, hará de la oración motivo
de su vida diaria y de su trabajo; la oración
crea en él actitud de alabanza y agradecimiento
al Señor, le aumenta la fe, lo conforta
en la esperanza activa, lo conduce a entregarse
a los hermanos y a ser fiel en la tarea apostólica,
lo capacita para formar comunidad. La
Iglesia que ora en sus miembros se une a la
oración de Cristo” (Puebla, 932).
Recordemos también los ejemplos y recomendaciones
de los Apóstoles, de los Padres
de la Iglesia y de los Santos que dejaron una
huella en la historia del cristianismo: En primer
lugar a San Pablo que escribió en una de
sus cartas: “No se preocupen de nada; basta
que ustedes hagan saber sus apuros al Señor
en sus oraciones y súplicas acompañadas de
acción de gracias” (Filipenses 4,6).
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Con este fin ofrecemos EL LIBRO DE
MIS ORACIONES, que es, sencillamente,
una recopilación de las principales oraciones,
tradicionales y modernas, y de las devociones
de mayor uso en el pueblo cristiano.
Estamos seguros que será un valioso instrumento
para el diálogo con el Señor, que no es
otra cosa la oración, como la definieron los
antiguos Padres de la Iglesia.
Finalmente queremos recordar algo muy
importante: Cada vez que recitemos alguna
oración, nuestro pensamiento y nuestros afectos
deben estar en sintonía con lo que decimos
con los labios, así subirá al Señor una alabanza
digna de El como expresión sincera de
nuestro corazón.
LOS EDITORES
I.
ORACIONES DE CADA DÍA
1. ORACIONES DE LA MAÑANA
Señal de la Cruz
Persignarse: Por la señal † de la Santa Cruz, de
nuestros † enemigos, líbranos † Señor Dios
Nuestro.
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Santiguarse: En el nombre del Padre, † y del Hijo
y del Espíritu Santo. Amén.
Padre Nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado
sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona
nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes
caer en la tentación, y líbranos del mal.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor
es contigo, bendita tú eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros
los pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte. Amén.
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Gloria al Padre
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
Credo
Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y
lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de
todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no
creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María,
la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa
fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato,
padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día,
según las Escrituras, y subió al cielo, y está
sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y
su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida, que procede del Padre y
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del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una
misma adoración y gloria, y que habló por los
profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo, para el
perdón de los pecados. Espero la resurrección de
los muertos y la vida del mundo futuro. Amén.
Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida,
dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti
llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a
nosotros esos tus ojos misericordiosos, y
después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, oh
piadosa, oh dulce Virgen María! Ruega por
nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos
dignos de alcanzar las promesas de Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
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Ofrecimiento a la Virgen
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea;
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial Princesa,
Virgen Sagrada, María,
yo te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
Mírame con compasión;
no me dejes, Madre mía.
Oración al despertar
¡Padre! Me acabo de despertar para ti.
Tú eres hoy mi primer pensamiento.
Y es “Padre” la primera palabra salida de mis
labios
esta mañana.
Jesucristo, Hijo único del Padre, tu gozo fue
siempre
en la tierra hacer en todo la voluntad de tu Padre;
quisiera ser hoy tu fiel compañero, confiando en
tu Palabra e imitándote en la obediencia. Madre
de Jesús, Santísima Virgen María, también tu
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gozo estuvo siempre en mostrarte en todo como
la sierva fiel del Señor .
Que tu ejemplo me estimule; y que uniendo tu
vida
a la mía trate siempre de reconocer y cumplir la
voluntad de Dios. Amén.
(Juan Miguel Sailer.)
Ofrecimiento de nuestras obras
al Sagrado Corazón
Señor Jesús, por el Corazón Inmaculado de
María, Madre nuestra, me consagro a tu corazón
y contigo al
Padre, mediante el Espíritu Santo, en tu Santo
Sacrificio del Altar, con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación por
nuestros pecados.
Y para que venga a nosotros tu reino. Te pido en
especial por el Papa, y las intenciones que ha
confiado
este mes, al Apostolado de la Oración. Amén.
Oración de la entrega total
Dios mío, ignoro absolutamente lo que hoy me va
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a suceder. Pero sé con certidumbre que nada
puede sucederme que tú no lo tengas previsto,
regulado y ordenado desde toda la eternidad:
esto me basta. Adoro tus impenetrables y
eternos designios y los acato con todo mi
corazón. Todo lo quiero, todo lo acepto y uno mi
oblación al sacrificio de Jesucristo, mi divino
Salvador.
Te pido en su nombre y por sus méritos infinitos,
paciencia en mis pruebas, y una perfecta y entera
sumisión a todo cuanto me quiera enviar tu
bondadosa
Providencia. Amén.
(San José Pignatelli)
Al Ángel de la Guarda
Ángel de Dios, que eres mi custodio, pues la
bondad
divina me ha encomendado a ti ilumíname,
dirígeme,
guárdame. Amén.
Para pasar bien el día
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Querida y tierna Madre mía, María, ampárame;
cuida de mi inteligencia, de mi corazón, de mis
sentidos, para que nunca cometa el pecado.
Santifica mis pensamientos, afectos, palabras y
acciones, para que
pueda agradar a ti y a tu Jesús y Dios mío, y
contigo
llegue al Paraíso. Jesús y María, denme su santa
bendición: En el nombre del Padre, y del Hijo, y
del
Espíritu Santo. Amén.
2. MOMENTOS DE ORACION
Acto de fe
Creo en Dios Padre; creo en Dios Hijo; creo en
Dios
Espíritu Santo; creo en mi Señor Jesucristo, Dios
y
Hombre verdadero.
Acto de esperanza
Espero en Dios Padre; espero en Dios Hijo;
espero en
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Dios Espíritu Santo; espero en mi Señor
Jesucristo,
Dios y Hombre verdadero.
Acto de caridad
Amo a Dios Padre; amo a Dios Hijo; amo a Dios
Espíritu
Santo; amo a la Santísima Trinidad; amo a mi
Señor Jesucristo, Dios y hombre verdadero; amo
a
María Santísima, Madre de Dios y Madre nuestra;
y
amo a mi prójimo como a mí mismo.
Acto de contrición
Señor mío y Dios mío: reconozco que soy
pecador; he
pecado contra ti y contra mi prójimo. Me
arrepiento del mal que he hecho, porque me hice
indigno de tu
amor y merecedor de tu castigo. Confío en tu
misericordia porque tu Hijo Jesús murió por mí
en la cruz.
Te pido que me perdones e imploro tu gracia
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para cumplir mi propósito de no ofenderte más.
Aceptación de la voluntad de Dios
Señor, yo acepto de tu amor, con ánimo y
gustoso,
cualquier género de vida y muerte que quieras
darme,
con todas sus amarguras, penas y dolores. Como
prueba de amor para unirme a tu redención por
mí y mis hermanos, y con la esperanza luminosa
de la eterna felicidad junto a ti. Amén.
Señor, tú siempre trabajas conmigo
Señor, tú siempre piensas en mí
y yo nunca pienso en ti.
Tú siempre estás conmigo
y yo nunca estoy contigo.
Tú siempre trabajas conmigo
y yo nunca trabajo por ti.
Señor,
soy un discípulo tan distraído
y un alumno tan olvidadizo...
La lección de tu presencia invisible,
me la has de repetir a cada hora del día,
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porque a cada instante se me olvida.
Que aprenda yo a verte allí donde estás,
hasta el día en que mi ansia creciente de
encontrarle
y a mi pregunta mil veces repetida:
“Señor, ¿dónde habitas?”
Tú me respondes admitiéndome
para siempre en tu eterna intimidad.
(I.H.)
Señor, dame la gracia de vivir alegre
Señor, concédeme la gracia de vivir siempre
alegre a tu servicio, a pesar de las fatigas y
contrariedades; que te encuentre a menudo en
mis ocupaciones, ya que no las emprendo sino
por amor y servicio de tu Divina Majestad. Amén.
Señor, ayúdame a encontrarte
Señor, ayúdame a encontrarte.
Dame ese instinto delicado, que me lleve a amar
las cosas santamente, y me permita llegar a
comprenderlas y aceptar sus suaves y eficaces
lecciones...
Verbo de Dios Padre, que quisiste hacerte
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hombre; me asemejaré a ti cuanto más en mí el
hombre se perfeccione, cuanto más en mí el
hombre se divinice.
A la manera de los cristianos, me gustaría, Señor,
hacer contigo una oración a través de las cosas
de este mundo tuyo.
Sé que en ellas te encontraré porque si es difícil
saber dónde estás, es imposible saber dónde no
estás.
(Ch. de Foucauld)
Oración del abandono en Dios
Divino Resucitado.
Tú que, después de expiar el pecado con tus
sufrimientos, venciste a la muerte con tu triunfo.
Tú, que glorioso desde este día, vives tan sólo
para
tu Padre: ven a mí y opera la destrucción del
pecado y de mis infidelidades, ven a mí y
acrecienta el desapego de todo lo que no seas tú,
ven, hazme partícipe de la superabundancia de
vida que desbordante se derrama de tu santa
humanidad; así cantaré contigo un himno de
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acción de gracias a tu Padre que te ha coronado,
como nuestro Jefe y nuestra Cabeza en ese día
de gloria y de honor.
Amén.
(Columba Marmión)
Oración de entrega a Dios
Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que
quieras, sea lo que sea, te doy las gracias.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal
que tu
voluntad se cumpla en mí, y en todas tus
criaturas, no
deseo nada más, Padre.
Te confío mi alma, te la doy con todo el amor de
que
soy capaz, porque te amo.
Y necesito darme, ponerme en tus manos sin
medida,
con una infinita confianza, porque tú eres mi
Padre.
Amén.
(Ch. de Foucauld)
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Oración de Petición
Señor, te pido que no me sorprenda la muerte en
la,
mitad del camino que me conduce a ti. Que
muera
cuando terminen mis días. Después de haber
cumplido
todos mis deberes; y después que mi vida haya
llegado
al fin en el que tu Providencia ha designado para
mí. Hazme comprender que lo que cuenta es
llegar a este momento en tu santa gracia. Amén.
Oración en ruta
Jesucristo,
Maestro y amigo:
Somos viajeros a la inmortalidad
que estamos ya en ruta.
Orienta nuestro camino,
impulsa nuestro entusiasmo
y haz, Señor,
que pasemos por el mundo
sembrando el bien.
Santa María de la juventud nueva,
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danos un corazón noble y generoso, una mirada
transparente,
una vida fecunda.
¡Santa María de las almas grandes!
¡Estamos en ruta!
¡Santa María de la juventud!
¡En ruta hacia Dios!
Amén.
(García-Salve)
Oración de la cumbre
¡Señor de las cumbres,
mi Dios de las montañas!
Frente al cielo inmenso
escabel de tus pies,
yo digo mi oración encendida:
Hazme un joven ávido de altura y plenitud,
recio como estos picachos altivos,
amigo del silencio,
contemplador de estrellas.
Hazme generoso;
que me quede en la cumbre;
que baje iluminado, lleno de tu verdad
y ayude en el valle a mis hermanos.
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Dame un corazón grande como el horizonte,
indómito para la injusticia y la mentira,
sediento de infinito que sólo en ti se sacie.
Amén.
(García-Salve)
“Sed fieles a vuestras oraciones diarias: ellas
mantendrán vuestra fe viva y vibrante y os
ayudarán a esperar y a amar...”
Juan Pablo II.
3. ORACION DEL MEDIODIA
El Angelus
-El ángel del Señor anunció a María;
-Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te Salve María...
-He aquí la esclava del Señor;
-Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve María...
-El Verbo se hizo hombre;
-Y habitó entre nosotros.
Dios te salve María...
-Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios;
-Para que seamos dignos de alcanzar las
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promesas
de nuestro Señor Jesucristo.
ORACION
Derrama, Señor, tu gracia sobre nuestros
corazones;
para que quienes hemos conocido, por el
anuncio del
Ángel la Encarnación de tu Hijo Jesucristo,
lleguemos, por su pasión y cruz, a la gloria de la
resurrección.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Regina coeli
Oración que se dice en el Tiempo Pascual.
-Reina del cielo, alégrate, aleluya;
-Porque Aquel a quien mereciste llevar en tu seno,
aleluya.
-Resucitó según lo predijo, aleluya;
-Ruega a Dios por nosotros, aleluya.
-Alégrate, Virgen María, aleluya;
-Porque el Señor realmente ha resucitado, aleluya.
ORACION
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Oh Dios, que te has dignado alegrar al mundo
con la resurrección de tu Hijo Jesucristo, te
rogamos nos concedas que por la intercesión de
su Madre, la Virgen María, alcancemos la
felicidad de la vida eterna.
Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.
Oración a las tres de la tarde
Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu gran misericordia;
y tu fuerza nos das para seguirte
por el mismo camino hacia la gloria.
Que fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en tu obra salvadora,
y, al llegar a la tarde de la vida,
en gozo eterno el Padre nos acoja.
Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su sangre nos redime,
y al Espíritu Santo, luz y guía
de este pueblo que al cielo se dirige.
Amén.
Señor, continuaré en el trabajo
Yo, Señor, continuaré en la dura brega que tanto
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bien produce a mis hermanos, para que mi
trabajo oscuro cotidiano suba a ti cada día como
una ardiente oración.
Para que recen mis brazos, manejando el martillo,
o bien mis dedos, volando de tecla en tecla sobre
el teclado de mi máquina; para que rece mi pobre
alma, al sentirse prisionera, yo me detendré un
instante, al anochecer o entre día, en el taller, en
la calle, en la oficina, para ver con los ojos de
Cristo a mis hermanos en torno, para ofrecerte
todo el bien que ellos hacen y llorar sobre tu
pecho por sus pobres pecados.
Yo soy en la muchedumbre, en el ajetreo, en la
masa, el que, unido con Cristo, humildemente,
tomo sobre mis hombros todo lo que es humano.
(Henri Godin)
Señor, amigo mío
Señor, amigo mío,
me has cogido de la mano.
Iré contigo
sin miedo alguno
hasta el final del camino.
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Contigo avanzo
entre el viento y el frío.
Avanzo, nada me importa:
te llevo en el corazón
conmigo.
Todo es danzar,
reír y placer.
Pero yo prosigo
buscando tu rostro
entre griterío.
Caminaré ligero
entonando mi canción.
Sé que tú me esperas
a la vera
de tu bella mansión.
Ahí estás tú.
Sí, estoy cierto.
Veo tu rostro y la mesa
donde están colocados
dos cubiertos.
(P. Duval)
Dios nos habla sin cesar; jamás se calla. Sólo
el alma atenta y recogida escucha sus palabras.
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La oración se nutre de silencio. Silencio
de los sentidos, silencio de las pasiones,
silencio
del corazón.
4. ORACIONES DE LA TARDE
Cántico de las criaturas
Altísimo, Omnipotente, buen Señor, tuya es la
alabanza, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, se dirijan al nombrarte.
Alabado seas, mi Señor, por todas tus criaturas, y
especialmente por nuestro Hermano Sol, que
hace amanecer y nos ilumina con su luz.
Pues él es bello y radiante con esplendor grande:
y de ti, Altísimo, nos da una imagen.
Alabado seas, mi Señor, por la Hermana Luna y
las estrellas, que en el cielo creaste luminosas,
bellas y preciosas.
Alabado seas, mi Señor, por el Hermano Viento y
por el aire, las nubes y el buen tiempo, por el cual
a tus criaturas das el alimento.
Alabado seas, mi Señor, por la Hermana Agua y
preciosa y casta.
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Alabado seas, mi Señor, por el Hermano Fuego,
por el cual iluminas la noche; y es bello y alegre,
poderoso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra Hermana la
madre Tierra, que nos sustenta y rige y produce
diversos frutos con coloridas flores y praderas.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que
perdonan por tu amor, y soportan enfermedad y
tribulación.
Felices aquellos que sufrieron en paz, pues por ti,
Altísimo, serán coronados.
Alabado seas, mi Señor, por nuestra Hermana la
Muerte corporal de la cual ningún viviente se
puede librar.
¡Ay de aquellos que mueren en pecado mortal!
Felices aquellos que encuentre en tu santa
voluntad,
pues la Muerte Segunda no les hará mal.
Alabad y bendecid a mi Señor, y dadle gracias y
servidle con gran humildad.
(San Francisco de Asís)
Oración de confianza
Señor, tú lo eres todo
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y yo no soy nada.
Tú eres el Creador de todas las cosas,
tú el que conservas todo el universo,
y yo no soy nada.
(San Francisco de Asís)
Oración de San Francisco de Asís
Tú eres santo, Señor Dios único,
que haces maravillas.
Tú eres fuerte, tú eres grande, tú eres altísimo.
Tú eres Rey omnipotente,
Tú eres Padre santo, Rey del cielo y de la tierra.
Tú eres trino y uno,
Señor Dios, todo bien,
Tú eres el bien, todo bien, sumo bien,
Señor Dios, vivo y verdadero.
Tú eres caridad y amor. Tú eres sabiduría.
Tú eres humildad, tú eres paciencia,
Tú eres seguridad, tú eres quietud.
Tú eres gozo y alegría.
Tú eres justicia y templanza.
Tú eres todas nuestras riquezas a satisfacción.
Tú eres hermosura, tú eres mansedumbre.
Tú eres protector, tú eres custodio y defensor.
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Tú eres fortaleza, tú eres refrigerio.
Tú eres esperanza nuestra, tú eres fe nuestra.
Tú eres deleite nuestro.
Tú eres la vida eterna nuestra,
grande y admirable, Señor
Dios omnipotente, misericordioso Salvador.
Oración de agradecimiento
Bendito seas, Dios, por todas tus gracias: que
nunca
olvido yo ninguno de tus beneficios.
Por los perdones sin cuento que han caído sobre
mis
flaquezas, y los peligros de que me has salvado.
Tú curas las llagas de todos nuestros
sufrimientos, tú
nos das el anhelo de nuestra renovación.
Tú defiendes, Señor, al pobre indefenso y cargas
sobre tus hombros su pesado yugo.
Tus ojos no hacen ascos de nuestras miserias,
tus manos nos han modelado con este barro.
Señor, eres
grande y nadie está por encima de ti, y sin
embargo, ¡vives tan junto a nosotros!
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¿Qué somos nosotros, Señor? Nuestros días son
breves, polvo agitado por el viento y flor de un día.
Pero tú has hablado y has confiado tu misterio, y
nos has revelado todo tu amor divino.
Que el universo entero entone tu alabanza y
proclame a coro todas tus bondades. Amén.
(J. Servel)
Señor, bendito seas por siempre
Por la alegría de la mañana, bendito seas.
Por la neblina de los campos, bendito seas.
Por la tierra que despierta y por el joven sol,
bendito seas por siempre, Señor.
Por el ardor del mediodía, bendito seas,
por el frescor de los manantiales, bendito seas,
por los bueyes y tractores que labran la tierra y
por la
paz de los pueblos,
bendito seas por siempre, Señor.
Por el vigor de mis manos,
por el pan y el agua,
por el canto de las industrias y el rumor de los
carros,
bendito seas por siempre, Señor.
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Por la luminosidad de las casas,
por los rostros morenos,
por el umbral acogedor y la gritería infantil,
bendito seas por siempre, Señor.
Por la ronda de los meses,
por la nieve y el frío,
por las alboradas del estío y los otoños
aherrumbrados,
bendito seas por siempre, Señor.
Por los brotes de la primavera,
por las flores de los campos,
por los tiernos elotes
y los cantos en los nidos,
bendito seas por siempre, Señor.
Por las cumbres nevadas,
por el fulgor de los glaciares,
por el vaho de los hatos,
el deleite de la leche caliente,
bendito seas por siempre, Señor.
Por el bramido de los mares,
por el aguacero y el relámpago,
por el aire entre los pinos
y el agua que retumba en el barranco,
bendito seas por siempre, Señor.
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Oración a la Virgen
Señora, tú te encuentras en la encrucijada de
todos mis caminos; camina conmigo las horas
que me quedan.
Enséñame a vivir con ánimo transparente, guarda
mi corazón limpio de toda falta.
Enséñame a hacer el don total de mí mismo a
Cristo
Jesús, sin cálculos, sin rodeos, sin reparos
burdos o sutiles, sin espíritu ventajista.
Enséñame el significado fresco y limpio del
servicio.
Amén.
Señor, dame fuerza
Esto quisiera pedirte, Señor: arranca de raíz la
lepra
de mi corazón.
Dame fuerza para sobrellevar ligeramente mis
penas
y mis alegrías.
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Dame fuerza para que mi amor se traduzca en
continuos
servicios.
Dame fuerza para no despreciar jamás al pobre y
para
no doblar la rodilla ante el poderoso insolente.
Dame fuerza para mantener mi espíritu muy por
encima
de las pequeñeces humanas.
Dame fuerza para someter mi fuerza a tu
voluntad por
amor.
(R. Tagore)
Oración de acción de gracias
Gracias, Señor, gracias.
Gracias por todos los regalos que hoy me has
ofrecido,
gracias por todo lo que he visto, oído y recibido.
Gracias, Señor, gracias.
Gracias por la vida,
gracias por la Gracia.
Gracias por estar conmigo, Señor,
gracias por escucharme y por tomarme en serio.
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Gracias por recibir en tus manos este paquete de
mis
dones para ofrecerlo al Padre.
Gracias, Señor.
Gracias. Amén.
(Miguel Quoist)
Himno de la tarde
Vengo, Señor, cansado;
¡cuánta fatiga
van cargando mis hombros
al fin del día!
Dame tu fuerza
y una caricia tuya
para mis penas.
Salí por la mañana
entre los hombres,
¡y encontré tantos ricos
que estaban pobres!
La tierra llora,
porque sin ti la vida
es poca cosa.
¡Tantos hombres maltrechos,
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sin ilusiones!;
en ti buscan asilo
sus manos torpes.
Tu amor amigo,
todo tu santo fuego,
para su frío.
Yo roturé la tierra
y puse trigo;
tú diste el crecimiento
para tus hijos.
Así, en la tarde,
con el cansancio a cuestas,
te alabo, Padre.
Quiero todos los días
salir contigo,
y volver a la tarde
siendo tu amigo.
Volver a casa
y extenderte las manos,
dándote gracias. Amén.
A Dios no se le alcanza por la fuerza; Él se
entrega voluntariamente a quien quiere.
Toda oración es espera. Espera humilde y
confiada. Espera santa.
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5. ORACIONES DE LA NOCHE
Las siguientes oraciones se pueden variar y
escoger según las necesidades y circunstancias.
La señal de la Cruz
En el nombre del Padre, † y del Hijo, y del Espíritu
Santo. Amén.
Oración de agradecimiento
Te adoro, Dios mío, y te amo de todo corazón.
Te doy gracias por haberme creado, hecho
cristiano y conservado durante el día. Perdóname
el mal que hoy he cometido y acepta el bien que
haya podido hacer. Protégeme durante el sueño y
líbrame de todo peligro. Tu gracia esté siempre
conmigo y con todos mis seres queridos. Amén.
Te pido por la Santa Iglesia, por el Santo Padre,
por nuestra Patria y por nuestros gobernantes,
por todos
mis parientes, amigos y enemigos y por aquellos
que se han encomendado a mis oraciones. Te
pido por las Benditas Ánimas del Purgatorio.
                         33
Amén.
Padre nuestro
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado
sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; Perdona
nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes
caer en la tentación, y líbranos del mal.
Ave María
Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor
es contigo, bendita tú eres entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros
los pecadores, ahora y en la hora de nuestra
muerte.
Amén.
Gloria al Padre
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los
siglos de los siglos. Amén.
                         34
Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida,
dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti
llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti
suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de
lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a
nosotros
esos tus ojos misericordiosos, y después de este
destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu
vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para
que
seamos dignos de alcanzar las promesas de
Nuestro
Señor Jesucristo. Amén.
Aquí haz un breve examen de conciencia sobre el
día transcurrido: de tus acciones
y de tus palabras como del bien que no has
hecho. Después pide perdón al Señor
de tus faltas.
                        35
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser tú quien
eres,
bondad infinita, y porque te amo sobre todas las
cosas,
me pesa de todo corazón haberte ofendido;
también
me pesa porque puedes castigarme con las
penas del infierno. Te ofrezco mis sufrimientos
como expiación
de mis pecados, propongo confesarme y cumplir
la penitencia que me sea impuesta; ayudado de
tu gracia propongo firmemente no pecar más y
evitar las ocasiones próximas de pecado. Amén.
Sólo quien es capaz de mirar con humildad el
cielo, podrá mirar con valentía la tierra.
6. ORACIONES ANTES DE DORMIR
Señor, otro día termina
                          36
Otro día termina, Señor. ¿Un día más? No; un día
menos en la espera de la muerte. Reviso estas
horas tan cercanas aún, pero ya inscritas en el
libro de tu
Juicio..., y mi corazón se entristece al hallarlas
tan
ocupadas en todo cuanto pasa y se desvanece, y
tan
vacías de ti.
Perdóname, Señor, por ser débil y cobarde, por
conocer el bien y hacer el mal, por tropezar cada
vez en la misma piedra, por ser tan tibio y amarte
tan poco.
Si no hubiese puesto en las manos Cristo, de una
vez
para siempre, mis faltas y mis penas, sólo me
quedaría
el recurso de la desesperación y del hastío de mí
mismo.
Pero sé que toda debilidad es en ti verdadera
fuerza.
Señor, tengo fe en ti.
Bendice mi descanso de esta noche. Protege mi
morada y haz que mi sueño, animado de tu
                        37
presencia,
esté henchido de confianza y de felicidad.
Al Sagrado Corazón de Jesús
Corazón de Jesús, te pido que durante esta
noche veles
por mi alma y mi cuerpo, para que
tranquilamente repose en ti. Y ya que mientras
duermo no podré alabarte.
Dios mío, dígnate hacerlo por mí, de manera que
cuantos sean los latidos de mi corazón, en esta
noche, sean otras tantas alabanzas que tú
presentarás a la Santísima Trinidad. Amén.
Ofrecimiento al Eterno Padre
Eterno Padre, te ofrezco el Sagrado Corazón de
Jesús con todo su amor, todos sus sufrimientos,
y todos
sus méritos:
1. Para reparar los pecados que he cometido en
este día y durante toda mi vida. Gloria al Padre...
2. Para purificar el bien que he hecho con
negligencia
en este día y durante toda mi vida. Gloria al
                        38
Padre...
3. Para suplir a las buenas obras que debería
haber
hecho y que descuidé en este día y durante toda
mi vida. Gloria al Padre...
Consagración a Nuestra Señora
Señora y Madre mía. Yo me ofrezco todo a ti; y
en prueba de mi filial afecto te consagro en esta
noche: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi
corazón; en una
palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre
de
bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y
posesión tuya. Amén.
Oración para la habitación
Te suplico, Señor, que visites esta habitación, y
alejes
de ella todas las acechanzas del enemigo.
Habiten en
                       39
ella tus santos ángeles, que me guarden en paz, y
tu
santa bendición esté siempre sobre mí. Amén.
Termina tus oraciones, dando las “Buenas
Noches” a la Virgen Santísima, con las
“Tres Avemarías”. Después puedes añadir las
siguientes jaculatorias:
Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma
mía.
Jesús, José y María, asistidme en mi última
agonía.
Jesús, José y María, con vosotros descanse en
paz
el alma mía.
Ángel de mi Guarda, velad por mí.
Dales, Señor, el descanso eterno. Y la luz
perpetua
los alumbre. Descansen en paz. Amén.
Que las almas de todos los fieles difuntos, por la
misericordia de Dios, descansen en paz. Amén.
“La recompensa no está en el resultado, sino
en el esfuerzo realizado bajo la mirada de
                        40
Dios” (Gandhi).
II
ORACIONES DE LA FAMILIA
 1. ORACIONES DEL HOGAR
Oración a la Sagrada Familia
Sagrada Familia de Nazaret: enséñanos el
recogimiento, la interioridad; danos la disposición
de escuchar las buenas inspiraciones y las
palabras de los
verdaderos maestros; enséñanos la necesidad
del trabajo, de la preparación, del estudio, de la
vida interior personal, de la oración, que sólo Dios
ve en lo secreto; enséñanos lo que es la familia,
su comunión de amor, su belleza simple y
austera, su carácter sagrado e inviolable. Amén.
(Paulo VI)
Oración para vivir en paz en familia
Señor, Dios Nuestro,
                         41
tú nos has elegido para ser tus santos
y tus predilectos.
Revístenos de sentimientos de misericordia,
de bondad,
de humildad,
de dulzura,
de paciencia.
Ayúdanos a sobrellevar los unos a los otros
cuando
tenemos algún motivo de queja,
lo mismo que tú, Señor, nos has perdonado.
Sobre todo, danos esa caridad,
que es vínculo de perfección.
Que la paz de Cristo brille en nuestros corazones.
Esa paz que debe reinar en la unidad de tu
Cuerpo
místico.
Que todo cuanto hagamos, en palabras o en
obras,
sea en nombre del Señor Jesús,
por quien sean dadas gracias a ti,
Dios Padre y Señor Nuestro. Amén.
Oración por todas las familias
                        42
Oh Dios, de quien procede toda paternidad en el
cielo y en la tierra; Padre, que eres Amor y Vida,
haz que cada familia humana sobre la tierra se
convierta, por medio de tu Hijo, Jesucristo,
“nacido de Mujer”, y del Espíritu Santo, fuente de
caridad divina, en verdadero
santuario de la vida y del amor para las
generaciones que siempre se renuevan.
Haz que tu gracia guíe los pensamientos y las
obras de los esposos hacia el bien de sus
familias y de todas las familias del mundo.
Haz que las jóvenes generaciones encuentren en
la familia un fuerte apoyo para su humanidad y
su crecimiento en la verdad y en el amor.
Haz que el amor, corroborado por la gracia del
sacramento del Matrimonio, se demuestre más
fuerte
que cualquier debilidad y cualquier crisis, por las
que
a veces pasan nuestras familias.
Haz, finalmente, te lo pedimos por intercesión de
la Sagrada Familia de Nazaret, que la Iglesia en
todas
las naciones de la tierra pueda cumplir
                        43
fructíferamente
su misión en la familia y por medio de la familia.
Tú, que eres la Vida, la Verdad y el Amor, en la
unidad del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
(Juan Pablo II)
Oración por nuestra familia y parientes
Te suplicamos, Jesús, por todos nuestros
parientes y seres queridos y te pedimos estar
siempre dispuestos a rogar por ellos.
Condúcelos a la luz de la verdad, consérvalos
siempre en esa verdad, si por dicha ya la
poseen; guárdalos en estado de gracia y
concédeles el
don de la perseverancia.
Te pedimos por nuestros parientes, padres y
madres;
por nuestros hijos, por cada uno de ellos; por
nuestros hermanos y hermanas, por cada uno de
ellos en particular; por nuestros primos y toda
nuestra parentela; por nuestros amigos más
íntimos; por
nuestros maestros y alumnos; por nuestros jefes
y
                         44
patrones, por nuestros servidores y trabajadores;
por
nuestros socios y compañeros de trabajo; por
nuestros
vecinos y por nuestros superiores; por todos
aquellos
que nos quieren bien y por los que no nos
quieren;
por     nuestros     enemigos;      por   nuestros
competidores y
rivales; por los que nos insultan y calumnian.
Te pedimos por ellos, no sólo en esta vida, sino
también en su muerte, para que tengan la dicha
de morir en gracia de Dios, para que Dios se
digne reducir el tiempo de su expiación y
admitirlos a su presencia.
Amén.
(Cardenal Newman)
Oración de los novios
Somos novios, Señor, y nos queremos mucho.
Hace un tiempo nos encontramos y nos
reconocimos,
como si siempre nos hubiéramos buscado.
                        45
Qué experiencia maravillosa, para cada uno,
sentirse
elegido, preferido sin saber del todo por qué.
Sentimos tu presencia, Señor, y te damos gracias
por haber hecho posible este amor.
Queremos no olvidarte: para que seamos
abiertos y sinceros; para que busquemos el bien
y la alegría del otro con comprensión; para que
nos esforcemos en cambiar y ofrecernos cada
uno lo mejor de sí mismo; para que el deseo y la
pasión no ahoguen el amor; para que juntos
forjemos un ideal-vocación para la vida y
nos unamos para alcanzarlo.
Un día, Señor, pensamos sellar para siempre
nuestro
amor con el sacramento del matrimonio. Que
nuestro
noviazgo sea un camino de maduración y
seamos conscientes del compromiso mutuo que
asumiremos. Amén.
Oración de los novios a la Virgen
Madre nuestra.
En tu nombre hemos unido nuestros corazones.
                       46
Queremos que presidas nuestro amor; que
defiendas,
conserves y aumentes nuestra ilusión. Quita de
nuestro camino cualquier obstáculo que haga
nacer la sombra o las dudas entre los dos.
Apártanos del egoísmo que paraliza el verdadero
amor.
Líbranos de la ligereza que pone en peligro la
Gracia en nuestras almas.
Haz     que,    abriéndonos    nuestras     almas,
merezcamos
la maravilla de encontrar a Dios el uno en el otro.
Haz que nuestro trabajo sea ayuda y estímulo
para
lograrlos plenamente. Conserva la salud de
nuestros
cuerpos.     Resuelve    nuestras     necesidades
materiales.
Y haz que el sueño de un hogar nuevo y de unos
hijos
nacidos de nuestro amor y del cuerpo, sean
realidad
y camino que nos lleve rectamente a tu Corazón.
Amén.
                        47
Oración de los esposos que esperan un hijo
Señor, Padre nuestro, tú sabes con cuánta alegría
hemos sabido que una nueva vida ha surgido
entre
nosotros.
Te damos gracias por este don maravilloso con
el
que nos has hecho partícipes de tu divina
paternidad.
Tú sabes la trepidación que se vive en la espera.
Te lo pedimos, Señor: vigila y protege esta
pequeña
y delicada vida, este cuerpo y esta alma llenos
aún
de misterio, para que llegue sana a la luz del
mundo y
a la nueva vida del Bautismo.
Madre de Dios, a tu corazón de madre confiamos
ya desde ahora este hijo. Amén.
Oración de agradecimiento
después del nacimiento de un hijo
La hora crítica ha pasado:
                       48
tu paternal asistencia, Señor,
ha resuelto en alegría nuestra ilusionada espera.
Un niño nos ha nacido:
la alegría de tu nacimiento se renueva en nuestro
hogar.
¡Gloria a ti, Señor, en los cielos
y paz para nosotros!
Mientras te damos gracias,
te consagramos también nuestro hijo:
tú nos lo has dado;
lo custodiaremos como tuyo.
Ayúdanos a recibirlo y educarlo
como hijo de bendición.
Amén.
Oración en el cumpleaños de un hijo
Te damos gracias, Señor,
porque has bendecido nuestra casa
y nos has confiado este hijo.
Una vez más lo ponemos en tus manos
paternales.
Guíalo y condúcelo,
bajo la protección de los santos ángeles y de su
santo
                       49
Patrono, juntamente con nosotros, a la felicidad
eterna.
Defiéndelo del pecado y de la malicia del mundo,
mantenlo en la fe y en tu amistad.
Hazlo fuerte, leal, generoso,
para que su vida difunda un hálito de bondad y
alegría,
que manifieste a todos la belleza de la vida
cristiana.
Amén.
Oración de los padres por un hijo pequeño
Señor Jesús,
que quisiste un día ser también niño,
protege a nuestro hijo...,
fruto de nuestro amor,
fuente de nuestra alegría,
esperanza de nuestra vida.
Tú que dejabas a los pequeños que se acercaran
a ti
cuando estabas en la tierra,
y los bendecías,
bendice también al nuestro
                       50
y no permitas que su inocencia sea profanada
por el
mal.
Haz que crezca, según tu ejemplo,
en edad, sabiduría y gracia.
Acércanos a su inocencia;
haz que veamos tu rostro en sus ojos
y que en él reencontremos nuestra infancia,
con todas sus promesas.
Que nuestro hijo nos enseñe a ser niños también
a
nosotros,
para entrar en el reino de los cielos.
Amén.
Oración por los hijos que van a la escuela
Divino Salvador, que te sentaste junto con los
maestros de la ley te confiamos nuestros hijos
mientras están en la escuela.
Infunde en ellos el espíritu de sabiduría;
abre sus inteligencias, a fin de que te conozcan
cada día más, y aprendan los conocimientos que
necesitan
                       51
para su vida terrena y eterna.
Concédeles las virtudes de la obediencia y la
diligencia.
Que aprecien y amen a sus maestros y
compañeros.
Y que día tras día crezcan como tú en edad,
sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres.
Amén.
Oración de los padres
por el porvenir de los hijos
Señor, tú conoces a cada uno
y a cada uno llamas por su nombre,
y das a cada hombre una vocación
para llegar a la salvación,
para darte gloria
y para ser una ayuda a los hombres sus
hermanos.
Ha llegado también para nuestro hijo
el momento de descubrir el camino que has
señalado
para él.
Ilumina su mente con tu luz,
sostenlo con tu fuerza,
                       52
para que no se contente con un ideal fácil.
Ilumínanos también a nosotros, sus padres,
para que le ayudemos a reconocer su vocación
y a realizarla generosamente,
sin poner impedimentos a su libertad
y sin oponernos a tu guía interior.
Amén.
Oración de los padres en la boda de un hijo
El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob esté
siempre
con ustedes, y les llene de bendiciones.
Que él mismo lleve a término en ustedes su
bendición.
Que vean los hijos de sus hijos, hasta la tercera y
cuarta generación, y que después, sin fin,
alcancen la
vida eterna. Que a su santa bendición añada Dios
la
de tu madre y mía.
En el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.
                        53
Oración por un hijo ausente
Nuestro hijo, Señor, es también tuyo;
está alejado de nosotros,
pero está contigo
y tu paternidad nos consuela.
En ti permanecemos unidos.
Tú ves lo que nosotros no vemos;
tú puedes lo que nosotros no podemos;
tú eres amorosamente providente.
Aleja de él todo peligro.
Protégelo ahora que está lejos de Casa.
Confiamos en ti,
porque eres el mejor de los padres.
Amén.
Oración de los padres por los hijos
Dame, Señor, un hijo que sea lo bastante fuerte
para saber cuándo es débil y lo bastante valeroso
para enfrentarse consigo mismo cuando sienta
miedo: un
hijo que sea orgulloso e inflexible en la derrota
honrada, y humilde en la victoria.
Dame un hijo que nunca doble la espalda cuando
deba erguir el pecho; un hijo que sepa conocerte
                       54
a ti...
y conocerse a sí mismo, que es la piedra
fundamental
de todo conocimiento.
Condúcelo, te lo ruego, no por el camino cómodo
y fácil, sino por el camino áspero aguijoneado
por las
dificultades y los retos. Allí déjalo aprender a
sostenerse firme en la tempestad y a sentir
compasión de los que fallan.
Dame un hijo cuyo corazón sea claro y cuyos
ideales sean altos; un hijo que se domine a sí
mismo antes de que pretenda dominar a los
demás; un hijo que aprenda a reír, pero que
también sepa llorar; un hijo que avance hacia el
futuro, pero que nunca olvide el pasado.
Y después que le hayas dado eso, agrégale, te
suplico,
suficiente sentido de buen humor, de modo que
pueda ser siempre serio, pero que no se tome a
sí mismo
demasiado en serio.
Dale humildad para que pueda recordar siempre
la
                       55
sencillez de la verdadera grandeza, la
imparcialidad de
la verdadera sabiduría, la mansedumbre de la
verdadera fuerza. Entonces, Señor, yo, su padre,
me atreveré a decirte: “Gracias porque mi vida no
ha sido vana”.
Otra oración de los padres por los hijos
Señor, Padre todopoderoso,
te damos gracias por habernos dado estos hijos.
Es una alegría para nosotros, y las
preocupaciones, temores y fatigas que nos
cuestan, las aceptamos con serenidad.
Ayúdanos a amarlos sinceramente.
A través nuestro has hecho surgir su vida; desde
toda la eternidad tú los conocías y amabas.
Danos sabiduría para guiarlos,
paciencia para instruirlos,
vigilancia para acostumbrarlos al bien
mediante nuestro ejemplo.
Fortalece nuestro amor para corregirlos
y hacerlos más buenos.
¡Es tan difícil a veces comprenderlos,
ser como ellos nos desean,
                       56
ayudarlos a hacer su camino!
Enséñanos tú, Padre bueno,
por los méritos de Jesús, tu Hijo y Señor nuestro.
Amén.
Oración de la madre por los hijos
Oh Señor, toma bajo tu protección los hijos que
tú me has dado.
No permitas que te ofendan con el pecado:
elígelos
para el cielo.
Salva también mi alma y la de mi esposo.
Y si quieres llamar a tu servicio para la salvación
de
los hombres a uno de mis hijos, te lo ofrezco ya
desde
ahora con alegría y con reconocimiento profundo.
Perdona, Señor, mis debilidades y suple mis
carencias,
para que pueda cumplir lo más dignamente mi
misión en la familia y en la sociedad.
Sostén a toda mi familia en el espíritu de fe, en
la paz y en la unidad del amor y haz que nos
encontremos unidos en la sociedad de los
                        57
Santos, contigo, eternamente.
Amén.
Oración de los esposos
Señor Jesús, tú nos has unido por el sacramento
del Matrimonio. Te damos gracias. Gracias por
todas las alegrías que nacen de la recíproca
comunión; gracias por nuestros hijos y por la paz
de nuestro hogar.
Te pedimos: qué mantengas vivo cada día,
nuestro amor; no permitas que se pierda a causa
de la monotonía o de la actividad de la vida. No
permitas que jamás nos falte algo que
comunicarnos y que vivamos el uno junto al otro
como extraños.
Enséñanos cómo podemos cada día avivar
nuestra vida en común, y haz que siempre
sepamos perdonarnos y que podamos siempre
ayudarnos en nuestras decisiones.
Danos fuerza para poder enfrentarnos juntos a
todas las penas. Como a todas las pruebas.
Señor, te pedimos que renueves en cada uno de
nosotros, cada
día, tu amor. Amén.
                       58
Oración en las dificultades económicas
Señor, que has creado todo el universo y has
dotado a la tierra de riquezas suficientes para
alimentar a todos los hombres que habitan, ven
en nuestra ayuda.
Señor, que cuidas de los lirios del campo y de las
aves del cielo, los vistes, los nutres y los haces
prosperar, manifiesta sobre nosotros tu
providencia paterna.
Ayúdanos, Señor: ya que nuestra salvación sólo
puede venir de hombres honestos y buenos,
infunde en el corazón de nuestros prójimos el
sentido de la justicia, de la honestidad, y de la
caridad.
Cuida de nuestra familia, que confiadamente
espera de ti el pan de cada día.
Fortalece nuestros cuerpos.
Da serenidad a nuestra vida, a fin de que
podamos corresponder más fácilmente a tu
gracia divina, y sentir que sobre nosotros, sobre
nuestras preocupaciones y angustias, vela tu
amor de Padre.
Amén.
                        59
Oración antes de salir juntos de viaje
El Señor omnipotente y misericordioso dirija
nuestros pasos por el camino de la paz y de la
prosperidad; que el ángel Rafael nos acompañe,
para que con salud, paz y alegría podamos volver
a nuestros hogares;
Señor, danos a todos los presentes un viaje feliz
y un tiempo de paz, a fin de que, en compañía de
tu santo ángel, podamos llegar felizmente al
lugar a donde vamos y, por fin, a la vida eterna.
Amén.
Oración de los hijos por sus padres
Dios, concédeme comprender mejor a mis
padres, y saber devolverles amor por amor.
Si yo no puedo amarlos como antes es que debo
amarlos más.
No ya como un niño que balbucea, sino como un
hombre que sabe lo que tiene que decir, y que
expresa
su alma en un lenguaje dulce y fuerte.
Yo me acercaré a mi padre y a mi madre, que
sufren
                       60
por mí, y cuyo trabajo hasta ahora no he
apreciado.
Esta noche diré y repetiré, con más comprensión
que otras veces, la antigua oración de mi infancia:
Padre nuestro, que estás en los cielos, escucha a
tus hijos. Te pedimos por nuestros padres.
Por medio de ellos nos lo diste todo, devuélveles
todo el bien que nos han hecho.
Nos han dado la vida: consérvales la salud.
Nos han dado el alimento: dales el pan de cada
día.
Nos han dado el vestido: que sus almas se hallen
vestidas siempre de tus gracias.
Concédeles sobre la tierra la felicidad que se
encuentra en servirte y amarte.
Y haz que podamos estar un día reunidos en el
cielo. Amén.
(Halnaut)
Oración por las madres
Señor: tú también tienes una Madre. La tuya está
en el cielo. Es María, pero en algún tiempo estuvo
en la tierra. Ayúdanos, pues, a pedir por nuestras
madres,
                        61
aunque tú no necesitas pedir por la tuya. Ellas
—nuestras madres— siempre están pidiendo por
nosotros.
Justo es que nosotros alguna vez pidamos por
ellas.
De las madres se han dicho cosas bellísimas.
Todas
se las merecen ellas.
Ojalá nunca pudiera decirse nada malo de las
madres.
Sin embargo..., y para que no se diga, Señor,
concédenos madres que sepan cuál es el fin
principal
de ellas: la maternidad. Que Jamás traicionen
esa misión tan maravillosa.
Concédenos madres que sepan amar a sus hijos
con amor intenso, con amor cristiano. El amor de
instinto no basta.
Que amen a Dios en sus hijos. Que todo su amor
sea para encaminarlos a él.
Con amor que lleve hasta el sacrificio. La madre
debe ser toda para sus hijos. Tiene que ser capaz
de sacrificar por ellos su cuerpo, su belleza.
Olvidarse de
                       62
todo menos de que es madre.
Siempre para sus hijos. No sólo madres al
traerlos al mundo, sino siempre. Hasta la muerte.
Que críen a sus hijos con esmero y delicadeza, y
que sean ellas quienes los eduquen directamente.
No hay pretexto que las exima de ese deber.
Educándolos, vigilándolos; con una educación
completa, con una vigilancia llena de amor y
caridad.
Haz, Señor, que el modelo de nuestras madres
sea tu Madre bendita. Que la protectora de
nuestras madres sea ella, María. Que a ella
acudan en sus afanes.
Que a ella imiten en sus acciones. Ella, María, tu
Madre —también nuestra Madre— siguió todos
tus
pasos, sin dejar un instante de manifestarse
Madre.
Así necesitamos a nuestras madres: ¡siempre
madres!
Lo más sublime de una mujer es ser madre
buena.
Señor, haz que así sean ellas. Amén.
  (A. Calatayud, o. p.)
                        63
Oración de los abuelos
Señor, nos estamos volviendo viejos; los jóvenes
nos hablan con respeto y temen que les
contemos anticuadas historias.
A veces no comprendemos nada del mundo de
hoy y sentimos el vacío en torno nuestro.
Sabemos que tú no eres un Dios tranquilo para
viejos achacosos, sino el Dios vivo, inagotable
siempre en su novedad, contemporáneo de la
actual transformación del mundo.
Comulgando tu pan vivo nos sentimos
rejuvenecer:
de él sacamos vigor para no ser ancianos de
aquellos
que se pierden en los recuerdos del pasado.
Concédenos, Señor, el preparar dignamente
nuestra
vejez, dar sentido a nuestros días actuales. Que
sepamos ofrecer cariño a los nietos y vivir en el
afecto
de nuestros hijos. Amén.
                       64
Oración de la esposa viuda
o del esposo viudo
Padre, te has llevado a mi esposo(a). Hemos
recorrido
juntos una parte de nuestro camino de esta vida.
Hemos condividido las alegrías y las penas, los
gozos
y las dificultades. Fue hermoso, aunque no
siempre
fue fácil. De todo te doy gracias.
Ahora mi esposo(a) se ha ido. He quedado
solo(a).
A él (ella) dale la felicidad eterna; a mí dame la
fuerza
de poder decir: hágase tu santa voluntad. Y haz
que un
día, nos encontremos en la Patria eterna. María,
consuelo de los afligidos, intercede por nosotros.
Amén.
Oración por los que viven solos
Señor, acércate a todos los que viven en soledad
                        65
y
cuyo corazón está a punto de desfallecer.
Adóptalos.
¡Es tan duro vivir en el abandono, sin madre, ni
mujer y sin hijos!
¡Es tan humillante saber que se molesta a los
demás
con sus penas!
Reanima a los que viven en el desierto que su
egoísmo crea en torno a ellos.
Y cuando la tarde plomiza oprima su pecho;
cuando
sus sienes ardorosas golpeen fuertemente;
cuando
la soga o la pistola les obsesione como una
pesadilla,
pero también como una liberación posible, ¡ah!,
en
tan espantosa sequedad, envíales el frescor y la
ternura
de tu consuelo. Amén.
(Francisco Jammes)
Oración para antes de leer la Sagrada Escritura
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