.
QUINCE MINUTOS
A LOS PIES DE LA
YIRGEN DELL CARMEN
—
EL ALMA. ¡Oh Madre mía del Carmen! yo os
doy alma, vida y corazón. . .
LA VIRGEN. —Hija mía, lleva siempre mi esca-
pulario, y siempre serás mía. Nada podrá
. . .
contra tí el demonio.
TIP. SANCHEZ & DE GUISE 2.COO— 6— 48
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QUINCE MINUTOS
A LOS PIES DE LA
YIRGEN DEL CARMEN
POR EL
R. P. LUDOVICO de los Sagrados Corazones.
Carmelita Descalzo.
GUATEMALA, C. A.
Tip. "SANCHEZ & DE GUISE"
8» Av. S. N9 30.—Tel. 2707.
80TUHIK1 33HIUQ
AJ XCL 82M BOJ A ;
H3MflÁ¡) J3(í UUU
El que muera vistiendo mi Escapulario, no se
condenará; y si, guardando castidad según su es-
tado, reza mi oficio parvo, o, no sabiendo leer,
guarda abstinencia los miércoles y los sábados,
yo, Madre de Misericordia, le sacaré del Santo
Purgatorio el primer sábado después de su muerte.
Promesas de la Virgen.
QUINCE MINUTOS
A LOS PIES DE LA
VIRGEN DEL CARMEN
Lr/, Virgen.— Venid a mí todos y os
conduciré a mi Santo Monte Carmelo y
llenaré de alegría vuestro corazón. Ve-
nid, hijos míos, que yo, Madre de mise-
ricordia, lo soy del Amor Hermoso, del
temor santo y de la dulce esperanza ....
En mí está la virtud y la vida. Yo, como
el terebinto, extiendo mis ramas y cobi-
jo a todos bajo mi sombra.
—
El Alma. Virgen de mi amor, her-
mosura del Carmelo, vengo a tus pies
para derramar mi corazón. Qué bien
\
se está aquí, Madre mía !Como el can-
sado viajero a la sombra del árbol, como
el sediento junto a la fuente de agua,
como el niño al pecho de su madre, como
4 Quince Minutos a los pies
el corazón junto al consuelo .... qué ¡
bien se está aquí, a Jos pies de la vida y
de la dulzura ... A
tí vengo, Virgen del
Carmen, para que vuelvas a mí tus ojos
de misericordia. En este valle de lágri-
más se sufre y se pena, el mal espíritu
siempre en acecho, la carne en lucha
constante, el mundo ardiendo en el fuego
malo de las pasiones, siempre en albo-
roto por la mentira y la ambición, por
el orgullo y la vana sed de goces y pla-
ceres i\n 4 quién podrá librarme de tanto
peligro, Madre mía % § quién %
. . .
—
ha Yirgen. Hija mía, vienes a mí
huyendo, siquiera por breves minutos,
del estrépito mundano, y recurres a mi
corazón de Madre para que te salve de
tus enemigos, del mundo, demonio y car-
ne ;
bien haces, alma mía
¡ descansa
! . . .
sobre mi corazón ... no temas aquí, jun- ;
to a mi corazón, no llega la tempestad,
nada pueden los odios del demonio, se
aquietan las pasiones que conturban, no
se oye el alboroto y bullicio del mundo . .
Descansa en mí soy tu Madre y Reina
;
del cielo, de la tierra y del abismo. Rei-
.
.
de la Virgen del Carmen 5
na del cielo y dispensadora de su gracia
y bendición, Reina de la tierra y guar-
dadora de corazones, Reina del abismo
y dominadora de sus fuerzas. Tengo
encadenado a mis pies el demonio y sus
legiones. ... no temas. $ Ves el Escapu-
lario que llevo en mis manos % ¿ Ves sus
dos cintas? Pues son lazos para el de-
monio, para que no haga lo que quiera . .
y los dos pedazos de tela son mis sellos
que cierran el corazón de mis hijos y
cofrades, para que jamás entre en ellos
el maligno espíritu y los afianza para
que la tentación nunca pueda arrancár-
melos . . .
El Alma. —
Oh Reina mía, qué buena
¡
eres Ahora comprendo el atractivo que
!
tiene tu advocación del Carmen para las
almas que en este valle de lágrimas llo-
ran y sufren, ya los adversos cambios de
la vida, ya las continuas turbaciones de
las pasiones. Tu Escapulario santo
¡ ! .
El es quien atrae a tus pies el corazón
del anciano y del niño, del sacerdote y
del seglar, del militar y del religioso ;
todos vienen a ti, Señora y Madre mi^
6 Quince Minutos a los pees
la inocencia y el arrepentimiento ... to-
dos te bendicen, toí.os te cantan como
esperanza vida ... y dulce calma
. . . . .
¡ Tu Escapulario sagrado Cuántas lá- ! ¡
grimas ha enjugado, cuántos dolores mi-
tigado, cuántos corazones ha endulzado
En días de tristeza ¡ cuántas pasiones ha
calmado cuántas almas ha salvado
! . . .
¡
Madre del Carmen, yo beso tu Escapu-
lario . apretándole contra mi corazón
. .
lleno de fe y de amor, y te digo de lo
íntimo de mi alma Gracias, Madre mía, :
gracias por tu Escapulario, gracias.
La Virgen. —Yo que soy Reina y Ma-
dre, entregué a mi siervo Simón Stock
este Escapulario para que me recordase
en la memoria de mis hijos y cofrades
en este doble concepto de realeza y ma-
ternidad. El Escapulario es signo de
mi poder, testimonio de mi amor signi- ;
fica mi poderío de Reina y mi ternura
de Madre. § Sabes qué significan estas
dos cintas % Mira lo que hace una ma-
. . .
dre con su hijo con sus brazos le estre- ;
cha, le atrae, le abraza para besarlo . .
para que tome de su pecho el alimento
de la Virgen del Carmen 7
que le sacie, y dulcemente le adormece
en su regazo. Las das cintas son mis dos
brazos que dulcemente aprisionan, fuer-
temente atraen y abrazan con inefable
ternura a mis hijos y cofrades que duer-
men confiados en brazos de mi amor y
poder. Es signo de mi dominio y rea-
leza como el sello real torna inviolables
;
los objetos sobre que está puesto>, de
igualmodo son intangibles, infranquea-
invulnerables los corazones que yo
bles,
con mi Escapulario señalo y distingo.
Hija mía, pone me ut signaculum, pon-
me sobre tu corazón como sello de tu
Madre y Reina que yo be empeñado
. . .
mi palabra el que muriese vistiendo mi
:
Escapulario no padecerá el fuego eter-
no. O
El Alma. — Qué dulce me es tu pala-
;
bra, Madre mía No padecerá el fuego
!
eterno que muriese vistiendo tu Esca-
el
pulario. Tu palabra no faltará es pro- ;
mesa de Reina del Cielo, es juramento
de la Madre de Dios y de los hombres.
(1) Palabras de la Virgen a San Simón Stock.
8 Quince Minutos a los pies
Es palabra reconocida por la Iglesia y
acreditada por la universal confianza de
todos tus hijos. Esta tu palabra es al
corazón bálsamo del cielo, luz del cielo,
calor del cielo, dulce y santa palabra . . >
j Gloria a ti, Virgen del Carmen
—
La Virgen. También he prometido
sacar del santo Purgatorio ( 2 ), el pri-
mer sábado después de su muerte, a
aquellos de mis cofrades que llevando mi
Escapulario, rezaren todos los días mi
3
Oficio Parvo ( ), y los que, no sabiendo
leer, guarden abstinencia los miércoles
y sábados, o cumplan la conmutación que
el confesor les hubiese hecho de la abs-
tinencia, caso de no poderla guardar.
Pero ten muy
en cuenta, hija mía, que
no es mi Escapulario una seguridad pa-
ra las almas que, fiadas en él, pecan y
vuelven a pecar, abusando así de una de
mis bondades más insignes. Yo no salvo
(2) Palabras de la Virgen al Papa Juan XXII.
(3) Los que sabiendo leer no pueden rezar el Oficio
Parvo, deben cumplir la conmutación que les hubiese
señalado el confesor.
!
de la Virgen del Carmen 9
a la fuerza. El que lleva mi Escapula-
rio ha de hacerse digno de mi amor y de
mi protección.
—
El Alma. Eres Madre sobre todas las
madres, todo corazón, todo amor, todo
piedad y dulzura. Tú, Madre mía, con
tu Escapulario, nos has dado el testimo-
nio más insigne de tu piedad. Oh amor
¡
de Madre más fuerte que la muerte,
que no se limita a este mundo, ni aca-
ba en el sepulcro Oh amor sublime
! ¡
tú rompes los lazos de la muerte, abres
las puertas del purgatorio, bajas hasta
las almas que allí sufren, buscas las que
llevaron el Escapulario y las llevas al
cielo ... ¿ Habrá una sola alma que no
te bendiga? ¿un solo corazón que no te
ame ? $ un solo pecho que no suspire por
ti, Virgen Santísima del Carmen?
—
La Virgen. Bien dices que soy Ma-
dre sobre todas las madres, a todas su-
pero en ternura y solicitud para mis
hijos y cofrades los protejo en vida, los
:
acompaño en la agonía y los redimo del
santo purgatorio. Con mi Escapulario
10 Quince Minutos a los pies
guardo sus cuerpos y defiendo sus almas,
les amparo en los ¡peligros y asisto en
las tribulaciones del espíritu. % Quién ha
venido a mí y no ha experimentado con-
suelo ? \ Quién me ha invocado llevando
mi Escapulario, y yo no le he escuchado I
Si una madre siempre atiende al hijo
que le suplica, yo, Madre sobre todas las
madres, ¿no acudiré al llamamiento de
mis cofrades que son hijos de mi alma % .
Alguna vez te habrás quejado de que
no son escuchadas tus oraciones pero tu
;
oración ¿ ha sido humilde y llena de fe ? ü
Hija mía, las oraciones de la tierra rara
vez suben al cielo por falta de amor y
confianza, pues si se orase como se debe,
mi Hijo y yo no faltaríamos a nuestra
palabra. La falta está en el que pide,
no en aquél a quien se pide, no en mí,
pues soy la dispensadora de la gracia.
El Alma. — Confieso Madre mía, Reina
de mi amor, que Tú has sido mi verda-
dera Madre, que nada te queda por ha-
cer. En cambio, yo no he sido verdadera
hija tuya: no he vivido como a tal. .
.
de la Virgen del Carmen 11
mis oraciones han sido un pasatiempo,
mi piedad vacía de obras, y la religiosi-
dad de mi vida apariencia vana. Pero
no quiero ser ya más tu pena, Madre mía
del Carmen de hoy en adelante me es-
;
forzaré en mostrarme hija tuya; tu Es-
capulario cubrirá un corazón humilde y
devoto, puro y sufrido. Confío, no en
mí, que soy para el bien veleidosa, pron-
ta para el mal, y débil para la lucha.
Confío en ti, Virgen del Carmen.... ¡Ea
pues, abogada mía, vuelve esos tus ojos
a esta alma que es toda tuya; mírame,
Madre mía, que tu mirada es luz de mis
ojos, paz de mi alma, alegría de mi cora-
zón, fuerza de mi espíritu .... mírame
y bendíceme!. .
La Virgen. —
Mi mirada está siempre
fijaen mis hijos y cofrades. . nunca los
.
olvido ... ¿ Cómo he de olvidarlos si es-
tán en medio del mundo luchando y su-
friendo? Les miro y bendigo. Hija mía,
cuando luchas y sufres y lloras, tu Ma-
12 Quince Minutos a los pies
dre te mira y te bendice. Ten, pues, va-
lor. Mi Escapulario es escala mística:
sus dos cintas son hilos que transmiten
de corazón a corazón confidencias dul-
ces mis hijos me cuentan penas y yo les
;
devuelvo consuelos son hilos que trans-
;
miten del corazón de mis hijos al mío,
corrientes de amor filial, y del corazón
mío al de ellos, luz, calor, fuerza, senti-
miento, piedad, devoción ... ¡Oh hija,
que nunca falte en tu pecho esa insignia
de amor y poder
—
El Alma. Virgen purísima, estrella
del mar, Eeina mía, siento movido mi
corazón por los sentimientos de gratitud
y de amor % Qué quieres, Madre mía í
. . ,
¿qué haré yo para mostrarte mi devo-
ción y gratitud? Tuyo es mi corazón,
tuya mi alma, tuya mi vida, los latidos
de mi corazón, mis pensamientos y pala-
bras, obras y deseos todo mi sér te per-;
tenece, y me complazco en ser tuya para
siempre. Este Escapulario me recorda-
. .:
de la Virgen del Carmen 13
rá siempre que yo, pobre y miserable,
soy tuya, y tú, Señora y Reina, eres mía,
mi Reina, mi Madre, mi todo . .
La Virgen. —Gratas me son estas pro-
testas de amor, y quiero pedirte una fi-
neza de cariño que no te será difícil.
Mucho me debes, pero no seré exigente
¿ Por qué, bija mía, alma mía, corazón
que eres mío, no me dedicas unos quince
minutos cada semana ? Cuántos minu- ¡
tos pierdes en vanidades y acaso en per-
juicio de tu alma ¿ No podrías dedi-
! . . .
carme siquiera lo que te sobra, unos mi-
nutos perdidos que tú habrías de mal-
gastar %' unos minutos, si no en mi
t¡ t
iglesia, en tu casa, en cualquier otro
templo, a los pies de alguna imagen mía,
quince minutos de íntima conversación,
de confidencias y de mutuo amor. ¿ No
tienes nada que contarle a tu Madre ? . .
El Alma. — Cierto, Madre mía, que he
desperdiciado muchos minutos y aun
horas y también días. ¡ Cuán buena eres,
14 Quince Minutos a los pies
Señora de mi alma Me confundes al pe- !
dirme tan poca cosac Unos minutos . .
¡
¡tiempo que yo he despreciado! ¡lo
que no he querido, lo que me ha sobra-
do !.. esto pides tú, que tienes derecho
. ¡
a toda mi vida ! . . . Sí, Madre mía, te
dedicaré unos minutos de conversación.
¡
Oh, quién pudiera vivir fuera del mun-
do y de las necesidades de la vida para
estar siempre a tus pies ! . . . Ya que esto
no puede ser, al menos quince minutos
dedicaré a estar contigo, bien en tu igle-
sia, o en mi casa, o donde sea posible.
La Virgen. — Quiero pedirte una flo-
recita más de fina gratitud ;
quiero, al-
ma mía, que seas apóstol de mi Escapu-
lario y de mi advocación del Carmen;
procura que todos me conozcan, que to-
dos lleven esa prenda de salvación, en
especial los niños, ¡oh los niños! ¡qué
lástima me dan ! ¡
cuánto pena por ellos
mi corazón ! Que vengan a mí los niños,
!
de la Virgen del Carmen 15
yo quiero los niños, quiero guardar su
corazón, quiero praeervar su alma pro- ;
cura que todas las madres hagan impo-
ner mi Escapulario a sus hijos pequeñL
tos para que guarde su inocencia
Los pecadores, las almas buenas, los co-
razones que están en peligro, los enfer-
mos, ¡
que todos lleven mi Escapulario
tú debes procurarlo. Los pobrecitos en
los hospitales, los desgraciados en las
cárceles, que todos lleven mi santa in-
signia; ¿lo procurarás, alma mía? No
te pido más, sino que hagas de tu parte
lo que puedas, según tu posición social,
o las circunstancias de tu vida.
El 'Alma. —Es justo lo que me pides.
Que todo el mundo ame a la Virgen del
Carmen, que todo el mundo Heve su santo
Escapulario, será, Madre mía, desde hoy,
mi empeño, mi ideal; tomaré ese pro-
pósito como deuda de gratitud que tengo
contraída contigo, Madre mía.
16 Quince Minutos a los pibs
La Virgen. —
Una palabra más, hija
mía la última
; Te ^suplico que nunca
:
dejes mi Escapulario, nunca, hija mía
esta será la señal de que me amas. Debes
también, en testimonio de tu gratitud,
de tu cariño, procurar asistir a la Salve
que todos los sábados se canta en mi igle-
sia, donde están mis hijos, los Carmeli-
tas • o al menos rezarla con especial fer-
vor, si no te es posible asistir adonde se
canta. Procura una vez al mes concurrir
a los ejercicios de comunión y procesión
que sie acostumbra celebrar en las igle-
sias de mis hijos y Cofrades. Ya ves,
hija mía, que no te pido cosa difícil, en
cambio de tantas gracias y favores con-
cedidos con el santo Escapulario.
El Alma. —Tuya hermosura del
soy,
Carmelo. Señal de esta entrega que
hoy hago de mi ser, será este Escapula-
rio, que nunca más dejaré. oh, Esca-
. . j
pulario santo de mi Madre del Carmen
no te dejaré ... tú guardarás mi corazón,
..
de la Virgen del Carmen 17
mi vida, tú ine asistirás en las dificulta-
des y tribulaciones^ tú me darás fuerza
en la tentación, aliento en la debilidad y
luz en la obscuridad de mi espíritu. Vir-
gen del Carmen, virgen de mi amor . .
tuyo es mi corazón, tuya mi vida, tuyo
todo mi ser. Yo me postro a tus pies en
reconocimiento a todas tus bondades;
yo te canto con más grande humildad
la
y con todo el cariño de mi corazón, Sal-
ve, Reina, Madre de Misericordia; vida
de mi alma, dulzura de mi corazón, mi
esperanza en este valle de lágrimas . .
Mírame, Madre mía, con compasión, no
me dejes ... no me dejes, que sin ti, g qué
será de mí? Sin ti, no habría remedio
para mis males. Eres Madre, no me
dejarás. Este Escapulario me recor-
dará siempre tu amor, tu mirada, tu
protección. Me voy confiada pero
. . .
antes te ruego que me bendigas, y tu
bendición me hará fuerte en la fe, ar-
diente en la caridad y constante en la
18 Quince Minutos a los pies
esperanza. Adiós, a tus pies dejo mi co-
razón, guárdalo. Adiós, Reina soberana
y madre piadosa del Carmen.
Las dos grandes promesas de la Santí-
sima Virgen del Carmen a los que viven
y mueren llevando el Santo Escapulario.
i* Promesa. —"El
que muriese vis-
tiendo el Escapulario no padecerá el
fuego' eterno": (Palabras de la Virgen
a San Simón Stock).
Condiciones. — —Recibir
1*
el Escapu-
lario de manos de sacerdote debidamente
autorizado. 2* Llevarlo
siempre pues-
to especialmente en la hora de la muerte.
3* Inscribir el nombre en el libro de la
Cofradía.
Aclaraciones. —El Escapulario ha de ser nece-
sariamente de lana. Si es de algodón o de otra
cualquier materia no sirve. Puede llevar borda-
dos y estampa de diferente materia con tal que
prevalezca el color prescrito, o sea, color café
de la Virgen del Carmen 19
vulgarmente llamado Carmelita y también negro
(S. C. 12 de Febrero de 1840). Debe llevarse
de modo que caiga un pedazo sobre el pecho y
otro sobre la espalda, pero no es necesario que se
lleve sobre la carne, y aun para evitarse moles-
tias, sobre todo en verano, puede muy bien po-
nerse los dos pedazos de tela, cada uno en una
fundita de seda. En cuanto a la forma del Esca-
pulario, debe ser cuadrada y algún tanto larga y
no redonda ni de muchos ángulos (S. C. 20 de
Febrero de 1868). No es necesario que lleve
estampa o escudo y las dos cintas pueden ser de
cualquier calidad y color. Es laudabilísima cos-
tumbre el imponer Santo Escapulario a los
el
niños, pues si bien no están en condiciones de
ganar las indulgencias, es indudable que también
para ellos será un signo de especial protección
de la Virgen.
No es necesario que el Escapulario le sean im-
puesto de nuevo a aquella persona que lo hubiere
dejado por muchos años (S. C. 27 de Mayo de
1857), sino que basta que ella misma se ponga
otro Escapulario sin necesidad de bendición y lo
mismo debe cuando se rompa o inutilice
decirse
el primero. No obstante, como nota el P. Angelo
del S. C. Carmelita Descalzo, deberá ser de nuevo
recibido en la Cofradía, si la persona se hubiese
quitado el Escapulario con ánimo de no llevarlo
más o por desprecio o impiedad.
20 Quince Minutos a los pies
2* Promesa. —Yo, Madre de miseri-
cordia, libraré del Santo Purgatorio, el
sábado después de su muerte, a ios Co-
frades de mi Orden (La Santísima Vir-
gen al Papa Juan XXII).
Condiciones. — 1*
Guardar castidad se-
gún el propio estado. 2* Rezar el Ofi-
cioParvo, si sabe leer, y si no sabe leer
guardar abstinencia los miércoles y sá-
bados.
Aclaraciones. —La primera condición no im-
pide mudar de estado. Si no se puede rezar el
Oficio Parvo por cualquier causa justa, no puede
el cofrade por sí y ante sí, conmutarse el rezo por
la abstinencia de miércoles y sábados sino que
debe recurrir a quien esté facultado. En cuanto
a las personas que por no saber leer vienen obli-
gadas en vez del Oficio Parvo a la abstinencia
los miércoles y sábados, cualquier confesor puede
conmutarles esta obligación en otra (León XIII,
14 de Junio de 1901).
La Santa Sede ha declarado (14 de Junio de
1901) que los Cofrades del Carmen para alcan-
zar la promesa de la Virgen contenida en la
Bula Sabatina, pueden rezar el Oficio Parvo en
de la Virgen del Carmen 21
castellano privadamente y se considera rezo pri-
vado ann cuando sea en Comunidad dentro de
una casa religiosa o Comunidad, o a puertas ce-
rradas en Iglesia pública (10 de Febrero de
1906). El Oficio Parvo debe rezarse todos los
días y basta el nocturno correspondiente al día,
laudes y demás horas. Hay concedida indulgen-
cia plenaria una vez al mes previa confesión y
comunión a todas las personas que rezan todos
los días tan santa devoción.
INDULGENCIAS
Inmenso es el tesoro de indulgencias
concedido a los Cofrades del Carmen,
pero sólo consignaré unas pocas por no
dar excesivas proporciones a estas notas.
Los Cofrades ganan plenaria indul-
—
gencia V En el día que reciben el San-
:
to Escapulario 2
9
; —
En la fiesta de Nues-
tra Madre Sma. del Carmen —En
; 39 la
hora de la muerte 4 ;
9
—Un domingo de
cada mes asistiendo a la procesión del
Santo Escapulario.
22 Quince Minutos a los pies
EL SANTO ESCAPULARIO
Y LA MEDALLA
SAGRADA CONGREGACION
DEL SANTO OFICIO
Be la medalla metálica que a voluntad de loa
-fieles puede substituir a los escapularios de
paño.
Como sea cierto que los Santos Escapularios en
gran manera contribuyen a fomentar la devoción
de los fieles y a excitar en ellos propósitos de
vida más santa, a fin de que la piadosa costum-
bre de recibirlos se acentúe más de día en día,
Nuestro Santísimo Padre el Papa Pío X, aunque
desea vehementemente que los fieles continúen
llevando los dichos Escapularios en la misma for-
ma que acostumbraban hasta el presente, no
obstante esto, atendiendo gustosamente a los
deseos que muchos le han manifestado, previo el
voto de los Exmos. Padres Cardenales Inquisido-
res Generales, en audiencia concedida al R. P.
Asesor de esta Suprema Congregación Sagrada
del Santo Oficio, a 16 de Diciembre del año 1910,
benignamente se dignó decretar : Que a todos los
de la Virgen del Carmen 23
fieles adscritos por canónica imposición o que en
lo sucesivo se adscriban^ uno o a muchos Esca-
pularios de verdadero nombre y aprobados por
la Santa Sede, exceptuados los propios de las
Ordenes Terceras, les es lícito traer sobre la
propia persona, al cuello o de otra decorosa ma-
nera, en vez de uno o varios Escapularios de paño,
una sola medallade metal con que, observadas
las reglas propias de cada Escapulario, puedan
participar de todas las gracias espirituales (sin
exceptuar el llamado privilegio sabatino del Es-
capulario de la Santísima Virgen María del
Monte Carmelo) y lucrar 'todas ].as indulgencias
correspondientes a cada uno; Que esta medalla
debe tener en el anverso la imagen de Nuestro
Señor Jesucristo mostrando su corazón, y en el
reverso la de la Santísima Virgen María; Que
esta medalla debe ser bendecida con tantas ben-
diciones distintas cuantos sean los Escapularios
impuestos canónicamente, a los que ha de substi-
tuir a voluntad del solicitante; Que, finalmente,
estas bendiciones particulares puede darlas con
*un solo signo de cruz, en el acto mismo de Ja
adscripción, inmediatamente después de la im-
posición regular del Escapulario o también más
tarde en la ocasión que se solicite, sin que impor-
te el orden de las diversas adscripciones, nj el
tiempo transcurrido desde ellas, cualquier sa-
24 Quince Minutos a los pies
cerdote, aunque sea distinto del que hizo la ads-
cripción, con tal que t^aga. facultad ordinaria
o delegada de bendecir los respectivos Escapula-
rios, quedando firmes por lo demás, los límites,
cláusulas y condiciones de la facultad primitiva.
No obstante nada en contrario, aun lo que fue-
re digno de especialísima mención.
Dado en Roma., en el Palacio del Santo Oficio,
a 16 de Diciembre de 1910.
L. s.
Luis Guiambene,
Substituto pro Indulgentiis.
CON LICENCIA DE LA AUTORIDAD ECCA.
J. Luis Montenegro y Fílores,
Secretario.
Registrada en el Lib. de licencias de impresiones
bajo el número 217, folio 72.
Impreso en la Tipografía Sánchez & de Guise