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Peronismo (P. A. Vazquez)

El documento analiza la influencia del peronismo en la educación y la cultura argentina, destacando la Biblioteca Infantil General Perón como un medio para inculcar valores tradicionales y promover la ideología justicialista. Se exploran las tensiones entre el catolicismo y el laicismo en el contexto político de Argentina, así como la evolución de la relación entre la Iglesia y el Estado durante el peronismo. A través de un enfoque en la religiosidad popular y la política educativa, se revela cómo el peronismo se entrelazó con la identidad nacional y la cultura religiosa del país.

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Peronismo (P. A. Vazquez)

El documento analiza la influencia del peronismo en la educación y la cultura argentina, destacando la Biblioteca Infantil General Perón como un medio para inculcar valores tradicionales y promover la ideología justicialista. Se exploran las tensiones entre el catolicismo y el laicismo en el contexto político de Argentina, así como la evolución de la relación entre la Iglesia y el Estado durante el peronismo. A través de un enfoque en la religiosidad popular y la política educativa, se revela cómo el peronismo se entrelazó con la identidad nacional y la cultura religiosa del país.

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La Argentina milagrosa.

La Biblioteca Infantil
General Perón: religiosidad popular y cristianismo
peronista.

Pablo Adrián Vázquez


Instituto Nacional Eva Perón / UCES
pabloadrianvazquez@hotmail.com ‐ biblioteca@museoevita.org

En su génesis el peronismo tuvo el propósito de utilizar los me-


dios de comunicación para introducir sus postulados y reafirmar la
adhesión a su obra.
Dentro de la producción de sentido de dicho período sobresale la
Biblioteca Infantil General Perón. Son doce volúmenes impresos en
1948, con la pluma de Adolfo Diéz Gómez, que constan de cuentos
cortos donde se entrelazan hechos de la historia argentina y relatos
de ficción pretendidamente contemporáneos. Su objetivo fue inculcar
valores tradicionales de obediencia a la familia e instituciones estata-
les, acompañando la labor del gobierno peronista.
Pero así como en estos textos el heroísmo, la lealtad y lo criollo,
entre otros valores de la nacionalidad, se amalgamaron con la identi-
ficación del nuevo movimiento, lo religioso también operó como or-
denador de la nueva ciudadanía “justicialista”.
La perspectiva de análisis ancla en los estudios sobre cultura y
religión de los años ’30 y ’40, en el marco del “mito de la nación
católica”. A su vez, se vería en paralelo la religiosidad popular imbri-
cada con prácticas políticas que se encauzarían en el peronismo. Su-
mado a ello se verían trabajos sobre educación y publicaciones de di-
cho período, vinculados con la política del momento.
Así la Biblioteca Infantil General Perón, analizando sus textos y
paratextos, sería no sólo antecedente de los libros escolares de ad-
hesión explícita al justicialismo, sino como una obra que dialogaría,
con posterioridad, con escritos donde se presentó al peronismo como
un neocristianismo, como un eslabón inicial del ulterior conflicto en-
tre Perón y la Iglesia. Así cada libro operó como un evangelio del
Nuevo Testamento, donde cada cuento predicó un pasado en tinie-

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

blas, un presente liberador y un futuro luminoso en manos de Perón,


acompañado por Evita, los trabajadores, los hombres de campo, los
hijos de inmigrantes, el ejército, y la familia argentina.
Adentrarse en sus páginas dará algunas claves para tratar de
comprender el mensaje destinado a “los únicos privilegiados”.

La política argentina, entre el laicismo y la catolicidad

Los cambios producidos por la Generación del ‘80 repercutieron


en el heterogéneo sector del catolicismo nacional. Las disputas entre
liberales y clericales se libraron en la Superintendencia de Educación
bajo Sarmiento, en el Congreso Pedagógico de 1882, y en el Congreso
Nacional con los debates de 1883 y 1884, que derivaron en la sanción
de la ley 1420 de educación laica, en la ley que estableció el Registro
Civil, y la posterior sanción del matrimonio civil en 1888, más el im-
pulso de los cementerios estatales.
El triunfo del liberalismo laicista, sin embargo, no impidió al
mundo católico – manteniendo su influencia en el ámbito religioso y
moral - sumarse al proyecto roquista. Esto permitirá al Patriciado
buscar auxilio en la autoridad católica en caso de conflictos sociales.
Bajo el influjo de Rerum Novarum que impulsó la Doctrina Social de
la Iglesia, surgieron los Círculos Obreros del Padre Grote, en 1892,
como estrategia primero defensiva, y luego a la ofensiva, ante el libe-
ralismo y el socialismo local.
En el marco del Centenario, Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas y
Manuel Gálvez se proyectaron como impulsores del nacionalismo. La
divulgación de sus obras coincidió con el ascenso al poder del radica-
lismo, visibilizando el arribo de nuevos sectores a los diferentes nive-
les de gobierno, inaugurando un rudimentario reformismo social.
Los claustros académicos, conferencias, como La Nación y La
Prensa, así como Proa, Martín Fierro y otras publicaciones afirmaban
el sentir laico desde el liberalismo. Así como la labor en la casa del
Pueblo, bibliotecas, sindicatos y el periódico La Vanguardia, entre
otros, sostenían la laicidad desde el socialismo.
El sentir católico también se evidenció en Carlos Ibarguren y
Rómulo Cárbia, junto a periódicos nacionalistas como La Fronda, de

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

Francisco Uriburu, La Voz Nacional, de Juan E. Carulla, La Nueva Re-


pública, en 1927 y la revista Criterio.
Apoyando el golpe contra Yrigoyen en 1930, intentaron in-
fluenciar al general Uriburu, pero fueron relegados por sectores con-
servadores de la vieja oligarquía. Los años treinta marcaron a los na-
cionalistas católicos en tensión con el liberalismo por el espacio
público y estatal, buscando “catolizar” a la sociedad civil, reparando
en los militares y grupos políticos, sobretodo utilizando “la prensa de
la derecha”, replanteando “la cuestión de la identidad nacional”, en el
marco de la crisis del consenso liberal.1
Del lado liberal la revista Sur, el diario Crítica, el impulso de la
Nueva Escuela Histórica y la creación de la Academia Nacional de
Historia refirmaron esta senda. A la vez que el socialismo y el comu-
nismo siguieron con sus actividades culturales.
Criterio tomó nuevos bríos con monseñor Gustavo Franceschi,
siendo portavoz del nacionalismo católico. Otra vía fueron los Cursos
de Cultura Católica en 1932, para mejorar el nivel intelectual de los
católicos. Potenciado por el XXXII Congreso Eucarístico Internacio-
nal, potenciando la movilización de masas de la catolicidad frente al
aparente retroceso de la laicidad. Se creó el Instituto de Investigacio-
nes Históricas Juan Manuel de Rosas, en 1938, para potenciar el revi-
sionismo histórico. Y se sumó la revista Sol y Luna en 1938; Nuevo
Orden, de Ernesto Palacio de 1940; Nueva Política en 1940; y los pe-
riódicos El Pueblo, Cabildo, Pampero, Clarinada y demás.
1943 los tuvo como protagonistas. Sea como impulsores de la
neutralidad o en apoyo al Eje, y como ideólogos y colaboradores del
golpe.2 Apoyaron las medidas de obligatoriedad de la enseñanza reli-
giosa, la disolución de los partidos políticos y la neutralidad. “El 4 de
junio de 1943 la Iglesia alcanzó el poder… la revolución militar fue
para ella el esperado evento que pone fin para siempre al largo perio-
do de hegemonía liberal y abría de par en par el camino de la restau-

1
Ver Cattaruzza, Alejandro (2009): Historia de la Argentina 1916 – 1955. 1° edición, Bue‐
nos Aires, Siglo XXI.
2
Ver Vázquez, Pablo (20012): Forja, El nacionalismo antiimperialista y el conflicto entre la
cultura liberal y la cultura católica, incluido en O’ Donnell, Pacho (editor) (2012): La Otra
Historia. El revisionismo nacional, popular y federalista. 1° edición, Buenos Aires, Ariel.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

ración “argentinista”, o sea “católica”.3 Sin embargo “la posición de


los católicos frente al golpe militar no es homogénea. Los católicos
liberales, desde la revista orden Cristiano (fundada en 1941), según la
línea del filósofo Jacques Maritain, buscaban conciliar sus creencias
religiosas con los principios democráticos”.4
Cuando el coronel Juan Perón fue tomando distancia del resto,
vieron en él un defensor de la Doctrina Social de la Iglesia, emparen-
tado con la obra de los sindicatos católicos. Aunque también notaron
el pulso modernista, plebeyo y herético del peronismo.
El 17 de octubre de 1945 precipitó las definiciones. Por un lado
El Pueblo censuró a Delfina Bunge, esposa de Gálvez, la visión positi-
va del hecho de masas. Por el otro, Leopoldo Marechal ponderó ese
acontecimiento en su poema Al 17 de Octubre.
El triunfo electoral de Perón planteó divisiones no sólo en el
sector laico de los partidos políticos e instituciones de la sociedad ci-
vil, sino también entre la cristiandad, desde los católicos “en el cam-
po político partidario”, aquellos “seducidos por la composición social
y cultural popular” hasta los “católicos integrales”.5 Unos apoyaron,
inicialmente sin reservas, al nuevo movimiento. Mientras otros “na-
cionalistas republicanos” como los Irazusta o católicos como Mein-
vielle, pasaron a una cerrada oposición que con el tiempo se volvió
una cruzada.6 También los sectores “liberales” de la catolicidad y los
grupos cercanos a Monseñor De Andrea tuvieron sus dudas sobre
Perón. Pero, si bien permanecieron los favores del catolicismo de la
revolución juniana, se empezó a cuestionar al peronismo. Sea por el
culto al líder, los avances sociales –en detrimento de los intereses de
la Iglesia– impulsados por la Fundación Eva Perón y por el vitalismo

3
Zanatta, Loris (1999): Perón y el mito de la nación católica. Iglesia y ejército en los oríge‐
nes del peronismo 1943 – 1946. 1° edición, Buenos Aires, Sudamericana, p. 15.
4
Bianchi, Susana (1988): La Iglesia Católica y el Estado Peronista. Colección Conflictos y
procesos de la Historia argentina Contemporánea n° 3. 1° edición, Buenos Aires, Centro
Editor de América Latina, p. 8.
5
Mallimaci, Fortunato y Di Stefano, Roberto (compiladores) (2001): Religión e imaginario
social. 1° edición, Buenos Aires, Manantial.
6
Ver Zuleta Alvarez, Enrique (1975): El nacionalismo argentino. Tomo 2. 1° edición, Bue‐
nos Aires, la Bastilla.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

justicialista – casi rayano con la fe pagana–, los nacionalistas católi-


cos temieron intentos oficiales de generar una Iglesia Nacional7 y vie-
ron crecer la semilla del mal. Con el tiempo, tras la muerte de Evita,
entre homilías incendiarias, medidas oficiales anticlericales e intentos
de separar a la Iglesia del Estado. En 1955 escaló el conflicto con los
incidentes de Corpus Christi, la quema de la bandera, y, tras los bom-
bardeos del 16 de junio de 1955, la quema de iglesias en Buenos Ai-
res por parte de supuestos militantes peronistas. El levantamiento
cívico - militar del 16 de septiembre contó con una activa participa-
ción de los nacionalistas católicos y la jerarquía eclesiástica, que
bendijeron a la Revolución Libertadora.

Peronismo: Educación y publicaciones.

En los primeros años del siglo XX el ámbito cultural y educati-


vo fue el escenario de las tensiones entre laicidad y catolicismo. A
lo institucional desde el Estado, los centros de estudios y medios liga-
dos al viejo Patriciado, se le sumó el ámbito barrial con bibliotecas,
clubes y sociedades de fomento que desarrollaron actividades con la
sociedad civil, donde hubieron “nuevas experiencias barriales vincu-
ladas con el asociacionismo y con las formas eruditas de la cultura, o
cultura culta, (…) con los ambientes progresistas, liberales o de iz-
quierda… visible por ejemplo en el Partido Socialista y sus agencias
culturales, en los intelectuales de Boedo o los grupos de apoyo a la
España republicana, en los médicos higienistas o en los maestros de
tradición sarmientina, en el Instituto popular de Conferencias o en la
revista Claridad”.8
Así, para quienes activaban dichas instituciones: “La Biblioteca
es un instrumento para difundir “cultura” entre “las clases populares”.
Acentuando el sentido misional y civilizador, los dirigentes… la ubi-

7
Ver Bosca, Roberto (1997): La Iglesia Nacional Peronista. Factor Religioso y Poder Políti‐
co. 1° edición, Buenos Aires, Sudamericana.
8
Romero, Luis Alberto y Gutiérrez, Leandro H. (1995): Sectores populares, cultura y políti‐
ca. Buenos Aires en la entreguerra 1° edición, Buenos Aires, Sudamericana, pps. 72 – 73.

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caban “entre las instituciones guerreras de la conquista de la ciencia


y la difusión del saber”.9
Este avance no resultó indiferente ni a la Iglesia ni a los sectores
del nacionalismo católico. “A comienzo de la década de 1920 la pre-
sencia de la Iglesia Católica en Buenos Aires era débil… Hacia fines
de la década, bajo la conducción del cardenal Copello, se trazó el plan
de institución de unas noventa parroquias nuevas… La parroquializa-
ción implicaba una suerte de conquista de los nuevos barrios (…). Se
daba particular importancia a la catequesis infantil, pero también al
despliegue del sistema de instituciones - nucleadas desde 1931 en la
Acción Católica – a través de las cuales la Iglesia aspiraba a estable-
cer un nuevo nexo con la sociedad e impulsar su recristianización”.10
En esa tirantez de dicha época entre laicismo y catolicismo, se le
sumó “la convivencia bajo el mismo techo de devociones católicas
con otras creencias a las que dicha institución (Iglesia) hubiera califi-
cado sin dudas como supersticiosas o herejes. Por ejemplo, las prácti-
cas consideradas sospechosas por la Iglesia incluían ya no sólo el uso
por parte de los fieles de ramos de Pascuas u otros objetos bendecidos
con fines curativos y de protección, sino también otras condenadas
de manera abierta, como la lectura de horóscopos… o la cura del mal
de ojo y el empacho. En este sentido, las quejas de los sacerdotes an-
te las formas de piedad de la gente común… y la preocupación por la
cada vez menor asistencia al culto oficial existían antes del Concilio
Vaticano II”.11
A las prácticas sociales, amalgamadas en el sincretismo de san-
tos populares, cuestiones de espiritistas y sanadores como los segui-
dores de Pancho Sierra o la Madre María, devociones criollas traídas
por los migrantes internos en esos años, se le sumaron “las prácticas

9
Romero, Luis Alberto y Gutiérrez, Leandro H. (1995): Op. Cit, p. 87.
10
Romero, Luis Alberto (1998): Católicos en movimiento. Activismo en una parroquia de
Buenos Aires 1935 – 1946, incluido en Lida, Miranda y Mauro, Diego (coordinadores)
(2009): Catolicismo y sociedad de masa en Argentina: 1900 – 1950. 1° edición, Rosario,
Prohistoria, p. 61.
11
Arce, Natalia Gisele (2009): Ni santos ni pecadores. Notas sobre catolicismo y vida coti‐
diana. Buenos Aires, décadas de 19540 y 1950, incluido en Lida, Miranda y Mauro, Diego
(coordinadores) (2009): Op. Cit, p. 161.

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V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

de religiosidad que los católicos vivían de la puerta de su casa hacia


adentro, lejos de las grandes manifestaciones confesionales de la épo-
ca”.12
La autora cuitada, tomando a Susana Bianchi, afirma que “el
cardenal Copello apoyó la instauración de una “religiosidad de los
afectos” en donde los protagonistas rotundos fueran la Virgen María
y el sagrado Corazón de Jesús… una devoción de “uso cotidiano” que
consistía en una profusión de rezos e imágenes religiosas insertas en
un rito solemne”.13
Esto tuvo su continuidad en la importancia que el peronismo
brindó oficialmente a la Virgen de Luján, junto otras imágenes como
la Virgen de la Merced, así como del Hijo de Dios: “La utilización de
la figura de Cristo por Perón y Eva fue central en la formación del
discurso religioso peronista, y los manuales reprodujeron la imagen
de Jesús elaborada en el discurso político. Presentado en su forma
humana y popular, aparecía a menudo asociado al trabajo. Sus oríge-
nes sociales modestos eran puestos en primer plano: se describía la
infancia, ayudando a San José en su trabajo, con dibujos que los re-
presentaban en el taller de carpintería”.14
Esa amalgama de prácticas sociales y creencias populares se re-
flejó en la composición originaria del peronismo. Se visibilizó dicho
movimiento en la conformación electoral de cara a las elecciones del
24 de febrero de 1946:“Perón formó tres partidos, el laborista donde
estaba representada esencialmente la parte sindical del movimiento;
la junta renovadora, que era la parte radical; y el llamado partido in-
dependiente que era un rejunte de ex conservadores, independien-
tes…”.15
Las tradiciones que arrastraban dichos grupos - desde las prácti-
cas de los sindicalistas venidos del socialismo y comunismo, los radi-
cales y liberales de tradición laica, hasta los nacionalistas y conser-

12
Arce, Natalia Gisele (2009): Op. Cit, en IBIDEM, p. 162.
13
IBIDEM, p. 166.
14
Caimari, Lila M (1994): Perón y la Iglesia Católica. Religión, Estado y sociedad en la Ar‐
gentina (1943 – 1955). 1° edición, Ariel, Buenos Aires, p. 191.
15
Jauretche, Arturo (2002): Escritos Inéditos, Obras Completas, volumen 6. 1ª edición,
Buenos Aires, Corregidor, p. 153.

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Pablo Adrián Vázquez

vadores de comunión diaria - más sus adherentes, se reflejaron du-


rante el primer peronismo en materia de educación y cultura: “En sus
primeros años, el gobierno peronista se ocupó ante todo de construir
la infraestructura institucional y organizativa necesaria para movili-
zar el sistema educativo como uno de los instrumentos para la mode-
lación de la nueva conciencia nacional. Una de las características de
dicho período es la democratización y popularización del sistema, y el
intento de integrar al mayor número posible de argentinos en los
marcos educativos”.16
Los postulados del I Plan Quinquenal, junto a los derechos de la
Educación y la Cultura, incluidos en la Constitución de 1949,17 dan el
marco jurídico para la política de Estado peronista de incremento del
presupuesto educativo, incremento de la matrícula escolar, elevación
del rango de Educación a ministerio y a Cultura como secretaría,
construcción de escuelas y hogares escuelas por todo el país, sumán-
dose a becas, comedores escolares, escuelas técnicas y de adultos, etc.
Esa inclusión social estuvo, con el tiempo, de la mano a una va-
riada normativa – de la inclusión de la enseñanza religiosa católica
en las escuelas a la concepción de la familia18 - con el objetivo de
peronizar las aulas. “Ese proceso sobresale especialmente a partir de
1953, cuando se introdujeron en las escuelas primarias libros de tex-
tos puramente justicialistas, proceso que continuó hasta el derroca-
miento de perón en septiembre de 1955. Este período se caracteriza
por la penetración masiva del régimen dentro de las instituciones
educacionales y su influencia decisiva en los programas de estudio y
los contenidos de las clases”.19

16
Rein, Raanan (1998): Peronismo, Populismo y Política. Argentina 1943 – 1955. 1ª edi‐
ción, Buenos Aires, Editorial de Belgrano, p. 86.
17
Ver Régolo, Santiago (2012): Hacia una democracia de masas. Aproximaciones histórico‐
sociológicas a la reforma de la Constitución de 1949. 1ª edición, Buenos Aires, Instituto
Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón.
18
Ver Lubertino Beltrán, María J. (1987): Perón y la Iglesia (1943 – 1955) Tomo 1 y 2. Co‐
lección Biblioteca Política Argentina n° 169 y 170. 1° edición, Buenos Aires, Centro Editor
de América Latina.
19
Rein, Raanan (1998): Op. Cit, p. 87.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

Pero, volviendo a la primera presidencia de Perón, el hecho de


generar relatos para el público infantil con contenido oficialista fue
tomando cuerpo de forma medida.
Desde publicaciones oficiales como El Primer Plan Quinquenal
para los Niños, pasando por textos editados y/o impulsados por la
Fundación Eva Perón como El Tren Pasa, Hada Buena Argentina y
Por la ruta de los cuentos mágicos, se dio un relato a público menu-
do, donde el peronismo asume el rol de redentor y justiciero.
“La adopción del libro Florecer como texto obligatorio de
aprendizaje de lectura para alumnos de primer grado de las escuelas
nacionales en diciembre de 1949 reveló la nueva tendencia de la edu-
cación peronista. El libro hacía algunas alusiones bastante directas a
los logros del régimen, y en este sentido fue el primero de una larga
serie de textos publicados más tarde”.20
Quizás, según Caimari, un antecedente de amalgama entre reli-
giosidad y política fue un poema en el texto Cielo Sereno de 1947,
“una oración de fuerte contenido social, reproducida luego en un tex-
to de la ola “peronista”, donde “pedía a Dios que no lloviera los do-
mingos en los barrios pobres, en casas de los niños sin padres ri-
cos”.21
Las publicaciones que tuvieron más impacto fueron la revista
Mundo Infantil y la colección de cuentos de la Biblioteca Infantil Ge-
neral Perón.22 En el primer caso tuvo una destacada continuidad, de
1949 a 1956, sobreviviendo casi un año a la caída de Perón, como
una fuerte competidora de Billiken. En cuanto al segundo ejemplo,
que es el que esbozó aquí, fueron editados en 1948, de la mano de un
sólo autor y por la editorial privada Peuser, la misma que años des-
pués editó La Razón de Mi Vida.

20
Caimari, Lila M (1994): Op. Cit, pps. 182 – 183.
21
IBIDEM, p. 190 y cita n° 69, p. 209.
22
Ver Panella, Claudio y Korn, Guillermo (comp.) (2011): Ideas y debates para la Nueva Ar‐
gentina. Revistas culturales y políticas del peronismo. 1ª edición, La Plata, EPC – UNLP.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

La Biblioteca Infantil General Perón

“La Biblioteca Infantil General Perón (BIGP) está integrada por


12 títulos escritos por Adolfo Diéz Gómez e ilustrado por diversos ar-
tistas. Se publicó entre julio y septiembre de 1948 y se distribuyó gra-
tuitamente.
01. Cuentos de hadas de la República Argentina, ilustrado por
Raúl Pugliese, Rafael Luque y Athos Cozzi. Publicado en la
primera quincena de julio.
02. Cuentos criollos, ilustrado por Franco Mosca. Publicado en la
primera quincena de julio.
03. Cuentos Heroicos Argentinos, ilustrado por Estudio Pentágo-
no. Publicado en la primera quincena de julio.
04. El niño en la historia argentina, ilustrado por María del Car-
men Hidalgo. Publicado en la primera quincena de julio.
05. Aventura de dos niños peronistas, ilustrado por Francisco
Dinard. Publicado en la primera quincena de julio.
06. La segunda independencia, ilustrado por C. Baleito. Publica-
do en la primera quincena de julio
07. Cuentos del 17 de octubre, ilustrado por Tatiana Campos.
Publicado en la primera quincena de agosto.
08. Historia de los gobiernos argentinos, ilustrado por Arístides
Rechaín. Publicado en la primera quincena de septiembre.
09. El ejército del pueblo, ilustrado por Rafael T. Palat. Publicado
en la primera quincena de septiembre.
10. Una mujer argentina “Doña María Eva Duarte de Perón”,
ilustrado por Pascual Güida. Publicado en la primera quince-
na de septiembre.
11. Historia de las elecciones argentinas, ilustrado por Raúl Pu-
gliese. Publicado en la primera quincena de septiembre.
12. La Argentina Milagrosa, ilustrado por Athos Cozzi. Publicado
en la primera quincena de septiembre”.23

23
Urich, Silvia (2010): Escuchen lectorcitos. La Biblioteca Infantil General Perón. 1ª edición,
Temperley, Tren en movimiento, pps. 39 y 40.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

De lujosa edición, a color y tapa dura con solapa a color, se des-


conoce la tirada de los mismos, aunque se infiere que fue en cientos
de miles. En cuanto a su circulación y distribución: “se entregaban
gratis a instituciones tradicionales, como bibliotecas públicas, biblio-
tecas populares y escuelas. Pero también, gracias a la logística de la
Fundación Eva Perón, se enviaban a las bibliotecas de las unidades
básicas, de los hogares de tránsito, de la Ciudad Infantil, de los hoga-
res – escuelas, y, especialmente, a los niños y familias beneficiarias
de la ayuda social. En este caso, los libros podían llegar junto con en-
seres, ropa o muebles en los vehículos de la Fundación Eva Perón o
por correo, que era el medio habitual para el envío de regalos”.24
Viendo su circulación, es el uso e intenciones de los textos lo
que interesa destacar. Para ello se destaca el rol de los niños y niñas
como parte de una comunidad organizada, estando incluidos en dis-
cursos y mensajes de Perón como de Evita25 - adquiriendo ésta un
inicial protagonismo luego de su viaje a Europa26, impulsando el voto
femenino y la ayuda social a través de su Fundación - como “los úni-
cos privilegiados”.
Hay una interpelación al presente, como nunca hubo en textos
escolares y cuentos para los más chicos, que tiene una correlación
con los manuales posteriores y otras producciones de sentido del pri-
mer peronismo.
En ese marco: “Los niños juegan, estudian y leen. Estudiar y leer
es el trabajo que los adultos (padres, abuelos, Perón y Evita) les de-
mandan para ser co- partícipes de la construcción de un futuro colec-
tivo. Están incluidos en esa construcción, se los interpela, se los nece-
sita como “vanguardias políticas del futuro” en el discurso de Eva
Perón. La lectura es uno de los vehículos privilegiados y condición
imprescindible de tal modo de inclusión. Pero una lectura, un texto,

24
Urich, Silvia (2010):Op. Cit, p. 42.
25
Ver Vázquez, Pablo (2009): Juan Perón: Manual del Peronista. 1ª edición, Buenos Aires,
Fabro; y Vázquez, Pablo (2009): Evita: su legado de puño y letra 1946 ‐ 1952. 1ª edición,
Buenos Aires, Fabro.
26
Ver Cipolla, Damian; Macek, Laura y Martinez, Romina (2008): La embajadora de la paz.
La gira internacional de Eva Perón. 1ª edición, Buenos Aires, Instituto Nacional de Investi‐
gaciones Históricas Eva Perón.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

el del relato “peronizado” del pasado, el presente y el futuro nacio-


nal…”.27
Es por eso que: “Un corpus de análisis privilegiado en relación
con la preeminencia de la formación política en la doctrina peronis-
ta… es la colección Biblioteca Infantil “General Perón” con títulos
como “Aventuras de dos niños peronistas”, “Una mujer argentina do-
ña María Eva Duarte de Perón”, “Historia de las elecciones argenti-
nas” y “Cuentos del 17 de Octubre”. Este último finaliza con una
explícita interpelación a la infancia lectora para su constitución como
futura generación peronista”.28
Yendo a los objetivos de esta colección: “La Biblioteca Infantil “Gene-
ral Perón”, una obra literaria destinada a las niñas y niños, y al tiem-
po libre, principalmente al hogar, fue pionera en la acción de distri-
buir los principios del peronismo a los más pequeños. Años más tar-
de, estos principios se brindarían desde la escuela mediante conteni-
dos específicos del ideario peronista, transmitidos no sólo mediante el
trabajo de los maestros en las aulas, sino y también a través de los li-
bros de texto”.29
A su vez agregó Cruder que: “analizar hoy la obra literaria Biblioteca
Infantil “General Perón” implica tener presente que ocupó un amplio
espacio social dado que estuvo destinada al tiempo libre del público
infantil… (y) que al igual que otra colección dedicada a las ciencias,
estos libros tenían la particularidad de haber sido ideados especial-
mente para los niños habiendo conformado una iniciativa original y
una contribución altamente significativa en el marco de la formación

27
Artieda, Teresa Laura y Cañete, Hugo: Escenas de lectura en los textos “peronistas”.
1946‐1955, Incluido en Spregelburd, Roberta Paula y Linares, María Cristina (Org.) (2009):
La lectura en los manuales escolares. Textos e imágenes. 1º edición, Luján, Universidad
Nacional del Nordeste y Universidad Nacional de Luján, p. 164. En el sitio web:
http://hum.unne.edu.ar/investigacion/educa/web_relee/archivos/lec_man_esc.pdf
28
Artieda, Teresa Laura y Cañete, Hugo: Op. Cit, p. 164.
29
Cruder, Gabriela (s/a): La Biblioteca Infantil “General Perón”: Una propuesta comunica‐
cional para la formación ciudadana de los niños, p. 1, incluido en la página web Reposito‐
rio Institucional de la UNLP:
http://sedici.unlp.edu.ar/bitstream/handle/10915/34478/Documento_completo.pdf?seq
uence=1

318
Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

infantil, reconociendo tempranamente a un sujeto-niño con carac-


terísticas propias”.30
Y que dicha obra, con sus imágenes reconocibles de un pasado oscuro
desde un presente luminoso, por la mano de Perón, explicita que:
“Pasado y presente conviven en la fijación del sentido del discurso
peronista: la educación hará de la masa un pueblo digno, el trabajo
“redimirá” al descamisado, la rectitud moral, los valores y virtudes del
pasado volverán a estar presentes en la Nueva Argentina, alcanzando
la (verdadera) independencia con dignidad y justicia social. Parafra-
seando a Laclau y Mouffe (1987:109), recordamos que una estructura
discursiva no es una entidad meramente “cognoscitiva” o “contem-
plativa”, sino que se trata de una práctica articulatoria que constituye
y organiza a las relaciones sociales.
Durante el primer peronismo, quizá como nunca y de manera
tan explícita en la historia de los argentinos, se construyeron símbo-
los que asimilaban la identidad partidaria a lo nacional, a lo argenti-
no. La Biblioteca Infantil “General Perón” ocupó un lugar, el lugar del
placer y del tiempo libre, en el entramado discursivo de la “Nueva
Argentina” donde los privilegiados eran los niños los niños peronis-
tas, o lo que era lo mismo: los niños argentinos...”.31

Los cuentos de la BIGP: entre la religiosidad popular y el cris-


tianismo peronista

El primer título, Cuentos de Hadas de la República Argentina, se


compone de siete cuentos cortos, integrados por: El cóndor de San
Martín, sobre el viento y un cóndor, guiando éste último al Gran Ca-
pitán en su cruce por los Andes; Tierra privilegiada, donde Juan, un
joven labrador español tuvo como sueño su viaje y afincamiento en
la Argentina; El clarín del cabo Benítez, sobre la época de la conquis-
ta del desierto y el sonar de instrumento del citado militar desde el
más allá, velando por el bienestar de sus camaradas ante el malón de

30
Cruder, Gabriela (s/a): Op. Cit , p. 2.
31
IBIDEM, pps. 11 y 12.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

“infieles” al mando del cacique “Calvucurá” (sic); El labriego y la lan-


gosta, (casi una fábula), refiere a Juan, un labrador bonaerense, que
dialoga con una langosta que amenaza con devorar con una “manga”
sus cosechas, pero que fue repelida por gorriones amigos de Dorita, la
hija del chacarero; El santo salvador, narra el sueño de Perico, un
chico durante la invasión inglesa a Buenos Aires de 1806 que, tras un
visión de San Jorge, guía a Santiago de Liniers a la victoria; El casqui
del general Belgrano, relata sobre José Cuevas, un mensajero “mesti-
zo” quien, ayudado por el talismán de una “india”, logra llevar el pe-
dido de Belgrano de refuerzos; y, en último lugar, Un sueño misterio-
so, donde Ricardo y Manuela, un matrimonio de obreros, sufren la
falta de recursos; allí su hijo Raulito “tuvo un extraño sueño…entre
fantásticas nubes rosadas y de color azul y blanco, divisó a un hom-
bre vestido de militar que se acerca a su lecho y lo acaricia amoro-
samente. Raulito quiso incorporarse pero algo le impedía mover sus
piernitas. - No te alarme, hijo mío. – Le dijo la extraña aparición –
Vengo sólo a comunicarte que muy pronto tus queridos padres serán
felices; ¡tendrán muchas cosas que necesitan, y tu gozarás ante ju-
guetes lindos y vistosos! Duerme y espera. - Y la sombra del sueño
se desvaneció, dejando al pequeño asombrado y temeroso.”. Tras la
jornada del 17 de octubre de 1945, “el obrero Ricardo había llevado a
su hogar un gran retrato del Coronel Perón” y su hijo afirmó que:
“¡Ése es!, ¡Ése es! ¡Ése es el que me apareció en los sueños hace poco!
¡Ése es el que me prometió la felicidad!”
El segundo volumen de la colección, Cuentos Criollos, se com-
pone también de siete relatos: Malacara, sobre un caballo criollo y su
amo, un soldado de San Martín, al que acompañó hasta su muerte;
Los milagros de la pampa, sobre los infortunios económicos del joven
Juan Antonio quien, siguiendo los consejos de Cándido, su maestro
rural, empezó a sembrar y logró el bienestar familiar, pues “¡Había
triunfado! Es que sólo conocen el triunfo los varones trabajadores y
honrados que no desmayan hasta logra sus aspiraciones”, pues “la
tierra argentina es una madre buena y noble. Sólo hay que ser muy
buen hijo para ella y merecer su generosidad”; El caballito criollo,
donde “un niño bueno pero travieso llamado Perico”, en la estancia
de su familia martirizó a un caballo, ante lo cual fue reprendido por
don Anastacio, quien dirigía la estancia, hablándole al chico sobre la

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

ayuda del caballo en las luchas independentistas y como fiel compa-


ñero del hombre de campo, ante lo cual “el niño, avergonzado y llo-
roso, abrazó al viejo gaucho y le juró que jamás haría daño alguno a
los animales…”; Los amigos del desierto, refiere a Crispín, un extran-
jero supersticioso de las lechuzas, las cuales combatía, pero una de
ellas salvó a su hijo al defenderlo de una víbora y, ante el consejo de
un criollo, cambia de actitud ante “las inofensivas lechuzas”; Cosas
de Don Prudencio, es sobre un “gaucho viejo”, el cual fue calumniado
en el pueblo por su vida pobre y solitaria pero, al recibir a un padre
con su hijo enfermo, les da cobijo y les relata la vida del hombre de
campo, haciendo que ellos difundan otra visión; Los milagros de la
Virgen, es sobre las apariciones de la Virgen de Luján y su historia de
sanación con Pedro y Pablo, dos hermanos criollos gemelos, junto a
su madre; y El pobre peón, donde el resero Jacinto de la estancia La
Querencia, recibió la noticia de boca de su padre, junto a su familia y
paisanos del lugar, que “se había firmado el Estatuto del peón de
campo. Ello significaba que el campesino… iba a tener desde ese mo-
mento mejor vida.” Que eso se lo debían a “un hombre de buenos
sentimientos y criollo de ley: Juan Perón”. Y el chico afirmó: “Papá…
has dicho que ese hombre nos dará lo que necesitamos y que por él
estarás más entre nosotros. Ha de ser como el Ángel de la Guarda de
que nos habla mamita. Cómprame un retrato, papito; quiero colgarlo
en la pared para agradecerle con una oración todo lo que hace por los
argentinos…”
Cuentos Heroicos Argentinos, tercer publicación, repite el núme-
ro de siete cuentos, a saber: El chango del general Güemes, en donde
Carlos “Chango” Bermúdez, de Chicoana, provincia de Salta, en 1818
ayudó a Güemes en su lucha contra los realistas a costa de su vida;
Fortín San Carlos, es sobre la “homérica lucha contra el indio del de-
sierto” en el año 1870; El salvador de un héroe, es la historia del sol-
dado que ofreció su vida para salvar a Belgrano, tras la derrota en
Huaqui, de las balas españolas; El abordaje, detalla como el grumete
“Mataco” Cárdenas, se ofrece de voluntario al almirante Brown y
ofrendó su vida en Juncal, durante la guerra contra el Imperio del
Brasil; Dos sargentos de Chacabuco, sobre los guerreros de San
Martín que fueron decisivos para el triunfo en dicha batalla, donde
tomaron una batería realista a costa de sus vidas, en “El Peñón de

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

los dos Sargentos”; Un héroe anónimo, refiere a Juan, ascensorista


en un edificio porteño, en los primeros años del siglo XX, en Perú y
Avenida de Mayo, quien se inmoló al rescatar a varias personas; y Un
obrero, relatándose el valor de Bermúdez, un capataz “descamisado”
de Avellaneda, que salvó a sus compañeros en una planta de fundi-
ción a costa de su existencia.
El cuarto texto, El niño en la historia argentina, consta de ocho
cuentos: Así murió un valiente, donde un chico de 12 años muere
torturado por los realistas al no delatar a unos soldados que él había
escondido del ejército de Belgrano; El tamborcito heroico, sobre el
niño soldado conocido como el “Tambor de Tacuarí” muerto en com-
bate; Juan el grumete, relata sobre un chico de 13 años que participó
del sitio a Montevideo a las órdenes de Brown; El héroe de Cancha
Rayada, refiere a Esteban Lobos, a cargo del clarín en el ejército de
San Martín, quien ofrenda su vida en dicha batalla; ¡Oid mortales el
grito sagrado!, es sobre un joven soldado que en Ituzaingo, entonó el
himno patrio dándole valor a las tropas argentinas; Un salvador pro-
digioso, trata sobre Rodo, un chico de 11 años que condujo un bote,
Isabel, por el Riachuelo, y que rescató a dos hermanitas del agua; Un
niño ejemplar, retrató a Pancho, que de lustrabotas llegó a recibirse
de doctor en la Facultad de Medicina; y Carlos el chacarero, sobre la
lección de vida que le dio Carlos, de 11 años, al hijo del estanciero.
Aventura de dos niños peronistas fue la quinta publicación, y
expone la miseria vivida por dos familias obreras de Barracas, desde
la visión de los niños de ambos hogares, María y Héctor. María, fren-
te al sufrimiento silencioso de su madre, a la noche: “quedó sola,
pensativa, con los grandes ojos muy abiertos fijó su mirada en la fi-
gura de Cristo que se dibujaba sobre la pared”.
Ambos chicos dialogan sobre lo que pasa en sus hogares:
“- Dime, Mariquita: ¿tu mamá llora a veces como la mía?
- ¿Por qué me lo preguntas? Algunas veces la he visto muy tris-
te, pero no sé la causa.
- ¡Yo sí la sé! –replicó el niño con suficiencia-, ¡Tu mamá y la
mía lloran porque no les alcanza la plata que ganan nuestros pa-
dres!”.
Luego señalan la Revolución del 4 de junio de 1943, donde “va-
rios vehículos incendiados por el populacho ardían sobre el pavimen-

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

to de la Avenida y de la calle Victoria, hoy Hipólito Yrigoyen. Tropas


del ejército cruzaban al trote hacia el paseo Alem, y racimos humanos
convergían hacia la Plaza de Mayo al grito de: ¡Abajo la oligarquía!”
Y que dicha acción armada dio paso a la figura y obra de Perón:
“- Papá (señaló Héctor a su madre) lo debe querer mucho… Ha
colgado el retrato al lado de su abuelita…
-El coronel es el protector de los obreros, de los descamisados,
de la clase trabajadora; merece estar ahí!”
Luego fue la chica quien preguntó en su hogar: “-¿Un hombre?
– Inquirió la niña con timidez-. ¿Dices que ha aparecido un hombre?
¿No será el mismo de quien me hablaste hace un tiempo, papito?
-Si, hija mía –respondió el obrero-. Es el mismo. (…) Al día si-
guiente, de regreso de la escuela, María contó todo esto a su compa-
ñerito.
-¡Pero si eso yo lo sé también! – Replicó el niño con el airecillo
protector que adoptaba siempre que hablaba con su amiguita-. ¡Mi
padre hace mucho que habla de ese señor! ¡Cómo se conoce que eres
chica y que en tu casa no te consultan para nada! ¡Yo, hasta sé cómo
se llama!
- ¿Cómo?
- Juan Perón. Es militar... me parece que coronel”;
Mención especial a la cuestión de género y el rol de la mujer de
la época:
“- ¿Y qué es ser coronel, Héctor?
- Y... es ser más que sargento... Es el que manda a todos menos
al general. Lleva un uniforme muy lindo, con galones dorados y una
gorra blanca y azul.
- Entonces, cuando sea grande voy a ser coronel – exclamó la
niña con entusiasmo.
¡Bah! ¡No digas tonterías! Eso es cosa de hombres, nada más.
Las mujeres solamente pueden ser enfermeras y, alguna que otra vez,
puedes llevar el uniforme de la Cruz Roja...
-¡Qué lástima! – Dijo la niña con un suspiro-. ¡Qué bien me
hubiera quedado esa gorra azul y blanca...!”.
El 17 de octubre los encuentra a ambos niños y sus familias
conmocionados:

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

“- Han detenido a Perón, y el pueblo ha salido con la gente a


Plaza de Mayo.
-¡Yo también quiero ir! – Gritó el pequeño, lleno de fuego-. ¡Yo
también soy peronista!
-Todavía eres muy chico –respondió el abuelo-. Eso es cosa de
hombres, de hombres que piden justicia…”.
Tras la liberación de Perón y el inicio de su gobierno, el padre
de Héctor, ante la escucha atenta de su hijo y su amiga, afirmó:
“Hoy, sus padres ríen, cantan y van a la tarea diaria con una
escarapela al pecho. Ahora tienen más dinero. Ya no son los misera-
bles obreros (…) Perón cumple, y ya vemos los resultados: ferrocarri-
les nuestros; teléfonos nuestros, empresas extranjeras nuestras; casas
baratas; mejores jornales; libertad, igualdad y fraternidad entre los
argentinos.
- ¿Y el Plan Quinquenal? – pregunta don Nicolás.
- Otra obra maravillosa, abuelo –responde el obrero-. Gracias a
dicho plan, tendremos miles de kilómetros de caminos; miles de es-
cuelas; cientos de diques; millones de hectáreas... Tendremos muchos
hospitales, colegios de enseñanza industrial y mecánica, comisiones
de cultura en todos los órdenes, universidades que abran sus puertas
sin distinción de clases, fabricas inmensas, y trabajo en una palabra,
para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo ar-
gentino.
- ¡Esa es la obra de un criollo de ley, al que sigue su pueblo
agradecido!”
La sexta publicación se tituló La Segunda Independencia, y
versó sobre la obra de Perón que llevó a la declaración de la segunda
independencia, “de boca de un padre que habla a su hijo en la pe-
numbra de una mezquina habitación de obrero”. Dicho padre relató a
su hijo Ignacio los sucesos del 17, donde: “Hombres, mujeres niños,
ancianos, unidos en un solo anhelo: el noble propósito de no ver
marchitarse sus esperanzas nacidas al calor de un nombre, de un gu-
ía, de un líder”. Finalmente refirió el obrero a Ignacio: “El 9 de julio
de 1947, el presidente Perón… desde la histórica Casa de Tucumán…
proclamó a la faz de la tierra que desde ese instante la Nación Argen-
tina se declaraba libre, no solamente porque no reconocía más go-
bierno que el propio, sino por su independencia económica…”

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

Cuentos del 17 de octubre, el séptimo trabajo, se centró en los


sucesos de 1945 a través de 7 relatos, como en las primeras publica-
ciones. Se incluyó una introducción del autor sobre la obra de Perón
y como se gestó el 17, con dos textos ilustrativos y poemas sobre el
Riachuelo y la Plaza de Mayo. Así La noticia triste, detalló cuando se
enteran en una fábrica de la detención de Perón; El paso del Riachue-
lo, narró el avance de las columnas de obreros del conurbano sur a la
capital; Una guía de la libertad, relata como Carlos, obrero de Avella-
neda, descreído de la “vieja política” y un político tradicional, se es-
peranzan cuando “surgió Perón como un meteoro, y los pobres vieron
en él al esperado”; Una mujer del pueblo, sobre el rol de la mujer en
dicha gesta, donde se consignó: “En el curso de aquella jornada im-
posible de olvidar del 17 de octubre, la mujer esclavizada en la fábri-
ca o en el taller sórdido y antihigiénico fue, sin asomo de duda, uno
de los puntales más firmes de la marcha de la lealtad”; La Plaza
Histórica, donde enhebró la historia de dicha Plaza con los sucesos
del 17; Palabras de padre, es sobre la adhesión a la marcha que un
porteño muestra a su hijo; Un anciano argentino, señaló a un “gue-
rrero de la campaña del Paraguay” que condecora con sus medallas a
un obrero; y Horas Inolvidables, sobre la trascendencia del 17 en la
vida de un argentino, parangonado con el inicio de su actividad esco-
lar o su primera comunión.
La octava entrega se titula Historia de los gobiernos argentinos,
dando inicio con la Junta de Mayo, pasando por la Presidencia de Ri-
vadavia; los Gobiernos de Dorrego y Rosas, destacándose el fusila-
miento del gobernador bonaerense y la defensa de la soberanía na-
cional en manos del Restaurador; la Presidencia del General Justo
José de Urquiza 1854 – 1860; los Presidentes argentinos que se suce-
dieron entre 1860 y 1930, destacando a Mitre, Sarmiento, Avellaneda
y Roca, junto a Juárez Celman, Pellegrini, Sáenz Peña, y demás nom-
bres del patriciado hasta llegar a Hipólito Yrigoyen; los Presidentes
argentinos que se han sucedido entre 1930 y 1946, incluyéndose al
dictador Uriburu, Justo, Ortiz y Castillo, y los presidentes de facto de
la Revolución del ‘43, con Ramírez y Farrell, omitiendo a Rawson.
Cierra la Presidencia de Perón, donde “el pueblo ha visto en él al
campeón de los dolientes que, por fin, se acuerda de sus reivindica-
ciones y lleva un poco de ventura a sus hogares míseros…. Quiera

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

Dios que el ejemplo de Perón sea tenido en cuenta por los gobernan-
tes que vendrán”.
El ejército del pueblo es la novena publicación, con El soldado
argentino, detallando su accionar en la defensa de Buenos Aires y en
las luchas independentistas, intercalando poemas titulados El soldado,
A mi patria, A mi bandera, El nido de cóndores, A San Martín, y La
madre del patriota. Finalmente destaca a “un mandatario justo, sol-
dado también, comprensivo y patriota… Ese hombre, a cuyo paso pre-
senta armas el soldado argentino, orgulloso de tenerlo como conduc-
tor, no es otro, cordiales amiguitos míos, que el general Juan Domin-
go Perón”.
La décima entrega se titula Una mujer argentina “Doña María
Eva Duarte de Perón”. Es la historia de una familia obrera, donde
Beatriz, la hija de Felipe, con su mamá y abuela, reciben a su maes-
tra, y dialogan sobre los logros de Perón y Evita, teniendo como hilo
conductor a las mujeres de la emancipación nacional, como las da-
mas mendocinas y Macacha Güemes.
Destacó la maestra de Evita que “su obra… no es el rayo de sol
que se promete y nunca llega, sino la luz que penetra en las habita-
ciones de los pobres para iluminar sus almas”. Y reafirmó: “¿Quién
podía reunir cualidades de compasión, generosidad, dedicación, infa-
tigable amor por el desvalido y serenidad espiritual para llenar este
claro?”
Acompañando a Perón, siendo que “fue él la estrella de los pas-
tores para los descamisados”. Donde Eva, “en cada una de las reunio-
nes a que asistió para bien de los pobres, ha estado en sus labios el
nombre del esposo, tratando de que él sólo sea el venerado, pero el
pueblo, que es justo, divide su cariño y admiración entre ambos”, “Y
por ello el pueblo la venera y la sigue ciegamente”.
En el diálogo entre alumna y maestra, se detalla la importancia
de su visita a España, Italia, y El Vaticano, obviando a Francia, Por-
tugal y Suiza.
Finalmente se acentúa la labor social de la Fundación, la asis-
tencia al interior del país, especialmente destacan el trabajo en San-
tiago del Estero, la ayuda enviada al exterior, “por el cual “el nombre
de María Eva Duarte de Perón es muy bendecido por millones de la-
bios en diversos idiomas”; la provisión de penicilina y otras medici-

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

nas, y la apertura de los Hogares de Tránsito, citado un discurso de


ella que destaca la presencia del cardenal Copello. Donde “su mano se
alargó hacia el menesteroso, puso esperanzas en las almas derrotadas,
alentó al vencido, levantó al caído, aconsejó a los indecisos, indicó el
camino a seguir a los desorientados y derrochó generosidad sin ver a
quien iba dirigida su dádiva, siguiendo las palabras divinas del
humilde Rabí de Galilea”.
El decimoprimero fue Historia de las elecciones argentinas, deta-
llando las épocas de fraude y alzamientos armados, la ley Sáenz Pe-
ña, el triunfo de Yrigoyen, el golpe de Uriburu – “guiado por nobles
propósitos” -, los “hijos de regímenes caducos”, la revolución del 4 de
junio de 1943 y la elección del 24 de febrero de 1946, triunfando “un
ciudadano del pueblo, un militar honesto que siempre había repudia-
do a los injustos y que anhelaba para la patria tres cosas: justicia so-
cial, soberanía cierta e independencia económica. Juan Domingo
Perón era el hombre”.
Finalmente, La Argentina milagrosa completa la colección como
el ejemplar decimosegundo, con siete cuentos: El inmigrante, es la
historia de don José o Don Giuseppe, que cuenta a su nieto el viaje de
Italia a la Argentina de Alejo - que es él mismo - y como con su tra-
bajo logra prosperidad; Don Jorge, el botero, sobre un inmigrante po-
laco que avanza en el trabajo hasta hacerse empresario naviero; El le-
jano sur, refiera a la riqueza de la Patagonia y de cómo un criador de
ovejas se convierte en “potentado”; El gaucho, donde Don Atanacio
alecciona a un “mozo nuevo del pago, quien ponderaba los modernos
métodos en los trabajos rurales y ridiculizaba a los gauchos de anta-
ño”, sobre el valor de los criollos en la historia nacional; El solitario
de la pampa, es sobre Don Pedro Diana, que de humilde quintero pasa
a poderoso estanciero; El hombre de la selva, refiere a Estrada, colono
de Formosa, que se transforma en empresario maderero; y, por últi-
mo, El Plan Quinquenal y La Nueva Argentina, detalla los logros del
justicialismo, donde: “la República toma otra senda, una senda de
prosperidad y de luz, un camino seguro para llegar al elevado sitio
que corresponde a un país generoso, dilatado y magnífico. Camino al
sol, digno de los próceres que la convirtieron, hace más de un siglo,
en una Nación libre ante los maravillosos ojos del mundo. Esto hace
el gobierno del general Perón”.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

A modo de epílogo

Sin especificar la procedencia ideológica de Diéz Gómez, lo se-


guro es que cohabita en su formación el espíritu social de época con
los imaginarios de procedencia religiosa, entre lo sincrético y el culto
católico oficial.
En las páginas de los cuentos citados es obvia la intención de
interpelar al lector desde una motivación con el ejemplo “heroico”
desde el pasado, pero que sirve como conector con el presente “épico”
en el marco del naciente peronismo. Sí hay continuidad en expresio-
nes “militaristas”, herederas de la visión histórica del momento, que
tienen su correlato con la revolución juniana, y de allí se acoplaría al
movimiento peronista.
Pero también se pueden descubrir otras cuestiones, como incluir
en cuentos infantiles hechos de la realidad cotidiana y de los sucesos
políticos del momento, algo que luego se volcará en los manuales es-
colares. Infrecuentes esas acciones en el mundo infantil, en particular
en el ámbito escolar, donde siempre se mantuvo distancia de los
hechos del presente. De allí los cambios en los contenidos curriculares
en el primer peronismo.32
Si toda lectura es liberadora y disciplinadora a la vez, ésta los
sumergía a un mundo donde realidad y ficción de mezclaban. Los su-
cesos de los diarios e informativos radiales se mezclaban con los diá-
logos de sus mayores sobre las obras justicialistas y los sucesos del
momento. Con el bagaje cultural que traían de sus tradiciones fami-
liares, usos, costumbres y creencias de época los acompañó en su des-
cubrirse como ciudadanos y peronistas. Los chicos, padres y abuelos,
en la cocina alrededor del mate o la leche de la tarde, escuchando la
radio y haciendo la tarea. Y dicha lectura reafirmándolos como suje-
tos de derechos, mientras se entretenían junto a sus juegos.
Estos cuentos operaron, queriendo o no, como nuevos textos
bíblicos, donde Perón se reveló - y se rebeló- al igual que Cristo ante
32
Ver Gvirtz, Silvia (1991): Nuevas y viejas tendencias en la docencia (1945 – 1955). Colec‐
ción Biblioteca Política argentina n° 322. 1° edición, Buenos Aires, Centro Editor de Améri‐
ca Latina.

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Red de Estudios sobre el Peronismo
V Congreso de Estudios sobre el Peronismo (1943-2016)

un mundo de lobreguez e iniquidades. Y como remedos del Evangelio


según San Marcos, fueron breves, concisos y aleccionadores. Todo es
una vorágine entre la injusticia pasada - la de la historia de la inde-
pendencia y la de la Década Infame – donde aparece la Revolución
del 4 de Junio como imitación de Juan el Bautista y el otro Juan, el
joven coronel, como un Mesías uniformado con su lucha a favor del
trabajador. Alimentando la posterior liturgia peronista, se dota de sa-
cralidad el mito fundante del 17 de octubre, a la vez de aconteci-
miento de divisoria de aguas de nuestra comunidad, junto a la vene-
ración de las figuras de Juan e insipientemente de Evita.
Si bien la intención explícita del autor es la comparación del
mundo rural, donde el pasado “criollo” contiene la esencia de la “ar-
gentinidad” con su orgullo y dignidad manifiesta, siguiendo el espíri-
tu de Don Segundo Sombra, la obra de Ricardo Güiraldes, con su
evocación desde la visión de un estanciero que se refiere a un subal-
terno, aunque rescatando los valores autóctonos superiores al hom-
bre moderno.
Esto no inhibe ver elementos religiosos, sin cuestiones sincréti-
cas salvo la “superstición” del extranjero por las lechuzas, sea en la
historia de la Virgen de Luján, las invocaciones a Dios padre y Cristo,
o en el rezo al Ángel de la Guarda.
Los malos en la historia – los realistas, los indios del malón, los
políticos fraudulentos y los patrones abusivos – son enfrentados por
Belgrano, San Martín, Roca, los gauchos nobles, los trabajadores y
Perón. Remedos aquellos de los mercaderes del templo que son ex-
pulsados por el accionar del gobierno justicialista, continuador de los
“buenos”.
Historia que se aparece contradictoria: siguen el procerato libe-
ral pero asoma Rosas y su defensa de la soberanía; se reivindica a
Yrigoyen, pero se disculpa al golpista Uriburu en sus “buenas inten-
ciones”; se alaba a la Revolución del 4 de Junio, pero se condena la
detención de Perón en manos de esa misma gente.
Y en todos los relatos están los chicos. Casi siempre hay un ni-
ño que es el protagonista, aleccionado por sus padres, abuelos, algún
buen “criollo” o el propio Perón. A veces pereciendo en beneficio de
una causa superior: sea la independencia o el bienestar de una familia
obrera. Ellos son sus discípulos, junto a sus familias, los que lo libe-

329
Red de Estudios sobre el Peronismo
Pablo Adrián Vázquez

ran el 17 y lo reciben, como Cristo en Domingo de Ramos, victorioso


en Buenos Aires como nueva Jerusalén.
Los chicos aprenden – y aprehenden – a ser buenos ciudadanos,
que es ser buenos cristianos y buenos peronistas. Respeto a sus mayo-
res (padres, abuelos y maestros), reverencia a la Virgen, veneración al
“criollo”, atención a las buenas costumbres, y evitar los vicios del al-
cohol y cigarro. Serán guiados por su Conductor y Mesías, sea en los
balcones de la Casa de gobierno, apareciéndose en los sueños de un
chico indicando que los sufrimientos de su familia cesarían, o en la
devoción de un niño de campo, el que le rezará como al “ Ángel de la
Guarda”, por la ayuda dada con el estatuto del peón.
Las referencias a Eva Perón, no por menores son menos podero-
sas: “la luz que penetra en las habitaciones de los pobres para ilumi-
nar sus almas”; acompañando a Perón, “la estrella de los pastores pa-
ra los descamisados”; llevando “en sus labios el nombre del esposo,
tratando de que él sólo sea el venerado, pero el pueblo, que es justo,
divide su cariño y admiración entre ambos” y “Y por ello el pueblo la
venera y la sigue ciegamente”, ya que sigue “las palabras divinas del
humilde Rabí de Galilea”.
La impronta de estos doce libros se encausará no sólo en los
textos escolares del peronismo sino que dialogará con las produccio-
nes de sentido en la propaganda justicialista de la época. Su difusión
fue para – escolar, es decir, fuera del ámbito oficial educativo a partir
de la difusión dada por la Fundación Eva Perón a sindicatos, unida-
des básicas y destinatarios de ayuda social directa.
Libros de entretenimiento para un rato de distensión, donde el
ocio se unió a la construcción de ciudadanía y al compromiso mili-
tante de una joven generación que a los años demostraron que de ser
“privilegiados” pasaron a ser protagonistas – cual Hechos de los
Apóstoles - en las luchas contra las dictaduras y posibilitar el retorno
de aquel personaje de esos libros de cuentos en su segunda venida
para redimirnos.

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Red de Estudios sobre el Peronismo

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