El Fruto del Espíritu I
Por el Apóstol Bernabé Oyono Esono
VISIÓN
"Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles
que sean idóneos para enseñar también a otros." (2 TIMOTEO 2: 2)
Ser Multitud, porque la Palabra de Dios dice: Pídeme y te daré por herencia las
naciones y como posesión tuya los confines de la tierra.(Salmos 2:8)
jueves, 23 de enero de 2025
Un Análisis de la Vida Cristiana
Contenido
Introducción
I. Amor
A. La Naturaleza del Amor
B. El Amor y el Ser de Dios
C. El Amor para Dios
D. El Amor para el Prójimo
II. Gozo
A. La Naturaleza del Gozo
B. El Motivo del Gozo
C. La Expresión del Gozo
III. Paz
A. La Naturaleza de la Paz
B. La Fuente de la Paz
C. Los Resultados de la Paz
IV. Paciencia
A. La Naturaleza de la Paciencia
B. El Motivo de la Paciencia
C. La Expresión de la Paciencia
El Fruto del Espíritu / El Obrero
1
Introducción
En estos dos estudios, (Frutos del Espiritu Santo I y II) examinaremos
algunos aspectos de ese fruto. El nombre fruto del Espíritu se deriva de
(Gálatas 5:22). En ese pasaje Bíblico, Pablo relata para los cristianos de
Galacia las características de la vida renovada en Cristo Jesús.
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad,
fe, mansedumbre, templanza; contra tales no hay ley.
Este sencillo pasaje, de nueve virtudes, da una lista comprensiva de los
atributos básicos de la vida de cada creyente. Como dijo nuestro Señor Jesús,
por sus frutos los conoceréis(Mateo 7:20). Si practicamos una vida devocional
eficaz, el resultado será el fruto del Espíritu, y por ese fruto seremos
conocidos como hijos del Dios viviente.
Dos cosas merecen ser mencionadas aquí. Primero, esta lista del fruto del
Espíritu se contrasta con la lista anterior, la que se encuentra en (Gálatas
5:19). Aquella lista da las obras de la carne:
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,
inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y
cosas semejantes.
La vida del ser humano en este mundo pecaminoso se constituye en dos
elementos básicos: la carne y el espíritu. Todos nosotros nacimos bajo el
poder de la carne. Hasta nuestros propios espíritus son cautivos a los deseos
de la carne. Pero a través de la redención efectuada en nosotros por Cristo
Jesús, nosotros morimos al poder de la carne, y nuestros espíritus son
renovados por el poder del Espíritu Santo. Desde el momento de la
conversión, nosotros experimentamos en nuestro ser una lucha continua entre
el Espíritu y la carne. Estas dos listas nos son dadas para ayudarnos a
identificar cuándo el Espíritu Santo está dominando en nuestras vidas, y
cuándo la carne está llevando el día. El deber de cada cristiano es examinar su
vida para asegurar que ella manifieste la presencia del Espíritu Santo por
medio de este fruto.
Al analizar la lista de las obras de la carne, vemos ciertas cosas muy
esperadas, como adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, homicidios, borracheras, orgías. Claramente estas cosas
demuestran el poder del pecado en la vida del pecador. Pero vemos también
ciertas cosas no tan esperadas, como enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias. Estos son pecados en los cuales
todos nosotros tenemos la tendencia de participar, aun siendo redimidos en
Cristo Jesús. ¿Por qué evitamos los primeros pero no los úlitimos?
Obviamente, los últimos son tan destructivos como los primeros. Pero
demasiadas veces aceptamos la presencia de estas cosas en nuestro medio,
considerándolas de algún modo pecados menores. Sin embargo, la carne es la
carne, y cuando vivimos bajo el dominio de la carne, sea en adulterio, o sea en
El Fruto del Espíritu / El Obrero
2
envidias y pleitos, el Espíritu no es óbvio en nosotros. Entonces, habrá que
revisarse para ver si está verdaderamente en el Espíritu o no. Procuremos
rechazar toda obra de la carne, considerandolas todas como la fuerza de la
destrucción.
La segunda cosa que debemos ver es que la lista de los atributos de
los creyentes es denominado el fruto del Espíritu. La forma singular de esta
palabra, fruto en vez de frutos, nos indica que todos estos atributos son parte
de un solo fruto del Espíritu. El fruto del Espíritu no es como los dones del
Espíritu. Los dones son varios, y cada creyente tiene uno o más. Pero ningún
creyente tiene todos los dones. En contraste con esto, el fruto del Espíritu
Santo es singular. Cada creyente debe manifestar todos estos atributos en su
vida de fe. No podemos decir, por ejemplo, yo tengo amor pero tú tienes gozo.
Sino yo debo tener amor y gozo, y tú también lo debes tener. El fruto es
singular, pero se manifiesta en variedad.
El Fruto de Espíritu define lo que el Espíritu Santo produce en nosotros, no lo
que nosotros producimos. El Fruto define lo que un cristiano es más que lo
que él hace. Habla del carácter más que las acciones. Podemos decir que el
Fruto del Espíritu es el Carácter de Cristo en nosotros. Vemos también la
singularidad del fruto en el carácter de Cristo. Esta se puede definir en una
sola palabra: amor. Pues, dentro de la lista, el amor es primero. Como dice (I
Corintios 13:13)que el más excelente de todos es el amor.
GALATAS 5:22 y 23 I CORINTIOS 13:4-8
AMOR--------------- El amor nunca deja de ser
GOZO--------------- El amor se goza de la verdad
PAZ------------------- El amor no se enoja
PACIENCIA--------- El amor es sufrido; todo lo soporta
BENIGNIDAD------ El amor es benigno
BONDAD------------ El amor no es envidioso, no se irrita, no guarda rencor
FE-------------------- El amor cree todo,espera todo
MANSEDUMBRE El amor no es jactancioso ni orgulloso
TEMPLANZA------ El amor no busca lo suyo, no hace nada indebido
En esta primera parte del tema del fruto, veamos los primeros cuatro
aspectos: amor, gozo, paz, y paciencia. Los otros cinco estudiaremos en la
parte II.
En esta tabla se puede ver la relación entre el fruto del Espíritu en (Gálatas
5:22 y 23)por un lado, y la descripción del amor en (I Corintios 13:4-8)por el
otro. Así vemos que el fruto se resume totalmente en el amor.
El Fruto del Espíritu / El Obrero
3
I. A MOR
El amor es la característica más básica de la vida Cristiana. En varios lugares,
el Nuevo Testamento destaca la importancia fundamental del amor en la vida
Cristiana. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y
con toda tu mente. Este es el primero y gran mandamiento. Y el segundo es
semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos
dependen toda la ley y los profetas,dijo Jesús (Mateo 22:37-40). Y En esto
conocerán todos que sois mis discípulos, si tuvieres amor los unos con los
otros(Juan 13:35). Por eso aparece el amor en primer lugar en la lista de los
atributos del fruto del Espíritu. Pablo, en su capítulo famoso sobre este mismo
tema, (1 Corintios 13), concluye su discurso con estas palabras: Y ahora
permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es
el amor. El amor es la realidad más fundamental para el creyente.
A. La Naturaleza del Amor
Nosotros hablamos del amor. Los artistas cantan del amor. Pero ¿en qué
consiste el amor? La Biblia nos dice en (1 Juan 4:10) que, En esto consiste el
amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a
nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. La tendencia
básica del amor es la que tiene la capacidad de negarse a si mismo y vivir por
los demás. En esto Dios nos mostró el camino hacia el amor, en que él dio a su
hijo unigénito para que nosotros podíamos tener la vida eterna por medio de
él. O, como lo dice (Juan 15:13), Nadie tiene mayor amor que éste, que uno
ponga su vida por sus amigos. Cuando Jesús llamó a sus seguidores al
discipulado él los llamó al amor, Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese
a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida,
la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. El amor es
la capacidad de negarse a sí mismo, y seguir a Dios para el bien de los demás.
Cuando recibimos la gracia de poder negarnos a nosotros mismo,
encontraremos el amor y el poder del evangelio.
B. El Amor y el Ser de Dios
La razón más básica por la cual el amor ocupa este lugar central en la fe
cristiana es que Dios es amor (1 Juan 4:8). Dios en su ser es amor, y el amor
define como ninguna otra cosa el ser de Dios. Como hemos visto en otros
estudios (vea Missio Dei), el amor es un concepto relacional, es decir, el amor
demanda más que una persona, y Dios en su Trinidad rellena ese requisito.
Cuando hablamos de la base de la realidad, debemos hablar del amor, porque
del amor de Dios se derivan todas las cosas. El amor de Dios es infinito por
que Dios mismo es infinito y el amor define su ser. La razón por la cual el
amor encabeza la lista de los atributos del fruto del Espíritu es porque es la
primera y última expresión de Dios en nuestras vidas. Cuando Dios vive en
nosotros, somos renovados en su imagen y semejanza (Colosenses 3:10).
Nosotros amamos porque Dios es amor y Dios vive en nosotros. Y por eso
entonces recibimos el nuevo mandato de amor: Amados, si Dios nos ha amado
así, debemos también nosotros amarnos unos a otros(1 Juan 4:11).
El Fruto del Espíritu / El Obrero
4
C. El Amor Para Dios
El amor se expresa en dos direcciones en la vida Cristiana: hacia Dios y hacia
el prójimo. El amor para Dios es el primer y gran mandamiento. Es el primero
y el grande porque sin amor para Dios, todo otro amor es imposible. El amor
para Dios implica un compromiso total con El. Como dice Jesús en (Juan
14:15), Si me amáis, guardad mis mandamientos. Nuestro amor para Dios es
más que un mero compromiso con su persona, es un compromiso con su
verdad. Nuestro amor para Dios no es como nuestro amor para nuestras
madres. Amamos a nuestras madres, pero llega el momento cuando somos
adultos y pensamos las cosas por nosotros mismos. Honramos a nuestras
madres pero no necesariamente les hacemos caso. Con Dios, en cambio, el
amor resulta también en obediencia. No únicamente amamos la persona de
Dios, amamos también todo lo que El representa y enseña. Amamos a Dios por
lo que es: el camino, la verdad y la vida. Nuestro amor para El se manifiesta,
pues, en una vida dedicada a mostrar su verdad por medio de nuestros seres.
D. El Amor para el Prójimo
Como decíamos arriba, amor para Dios es amor para su verdad. No se puede
amar a Dios sin amar a la vez lo que Dios representa y enseña. Pero uno de los
atributos más básicos del ser de Dios es el mismo amor. El amor se expresa en
la capacidad de negarse a si mismo para los demás. Ese fue el motivo de la
misma encarnación. Oigan las palabras de (Filipenses 2:5-8) con este concepto
del amor en la mente:
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual,
siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que
aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciendose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Tanto nos amó Dios que se humilló a si mismo y tomó la forma de un siervo,
muriendo por nosotros en una cruz cruel. Amados, si Dios nos ha amado así,
debemos también nosotros amarnos unos a otros(1 Juan 4:11).
Por eso la vida en el Espíritu se expresa sobre todo en el amor. Todo aquel
que ama, es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido;
porque Dios es amor (1 Juan 4:7 y 8). Y, como dice en otra parte, Nosotros
sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos.
El que no ama a su hermano, permanece en muerte. Todo aquel que aborrece
a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna
permanente en él(1 Juan 3:14 y 15). Si el amor no encuentra expresión en
nuestra vida, permanecemos en la muerta y el Espíritu de Dios no mora en
nosotros. El fruto del Espíritu, pues, es visto en nuestro amor. Por eso,
nuestras relaciones con nuestros hermanos, y más aun, con nuestros
enemigos (Mateo 5:44), deben ser marcadas por el amor. ¿Cómo se expresa el
amor? Oigan las palabras de (1 Corintios 13:4-8):
El Fruto del Espíritu / El Obrero
5
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es
jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja
de ser.
¿Encontramos nosotros estas virtudes en nuestras vidas? Si no las
encontramos, debemos cuestionar seriamente nuestra condición espiritual. No
importa cuánto brinquemos, ni cuánto dancemos en el Espíritu, ni cuánto
cantemos, ni cuántos diezmos y cuántas ofrendas demos, ni cuánto hablemos
en lenguas humanas y angélicas. Al final, si no amamos, el Espíritu de Dios no
está en nosotros.
II. GOZO
El próximo aspecto del fruto del Espíritu es el gozo. El Señor Jesús vino a esta
tierra para que tuvieramos gozo en nuestras vidas. Estas cosas os he hablado,
para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea cumplido(Juan 15:11). Y
Pablo nos encomienda el gozo como estilo de vida cuando él dice, Regocijaos
en el Señor siempre. Otra vea digo: Regocijaos!(Filipenses 4:4).
A. La Naturaleza del Gozo
¿Qué es, pues, el gozo? ¿Cómo se expresa en nuestras vidas? El gozo es una
actitud fundamental hacia la vida. No es solamente una sonrisa, ni tampoco
una disposición alegre. Si fuera así, toda esa gente que vemos por el televisor
tendrían gozo, y los bares y las discotecas estarían llenos de personas
gozosas. Pero sabemos que muchas veces detrás de las sonrisas mora una
profunda tristeza. El gozo cristiano es mucho más, pues, que una cara
contenta y una sonrisa, porque el gozo cristiano penetra hasta el corazón. Se
profundiza en nuestro ser. El gozo es la base de nuestra vida.
B. El Motivo de Gozo
¿Cuál, pues, sería el motivo del gozo en la vida del Espíritu? Para decirlo de
una forma sencilla y Bíblica, el motivo del gozo es este:
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto
es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)
El cristiano es gozoso porque sabe que todas las cosas le ayudan a bien. No
hay ningún momento, ni ningún evento, ni ningún problema, ni ninguna
dificultad que nos pueda hacer daño, porque tenemos la convicción cierta de
que Dios va a usar toda ocasión y toda circunstancia para nuestro bien. Y esto
es promesa de Dios. Por eso Pablo pudo decir, Y no solo esto, sino que
también gloriamos en las tribulaciones(Romanos 5:3). Las tribulaciones son
herramientas en las manos de nuestro gran alfarero para moldearnos cada día
más en la imagen de su Hijo Jesús. Por eso, nuestro gozo es imperturbable, va
mucho más allá de las meras sonrisas y expresiones de alegría. El gozo
penetra nuestras almas y nuestros corazones. Nosotros descansamos en la
plena seguridad de que tenemos paz con Dios (Romanos 5:1) y que no hay
nada que nos pueda quitar de su mano (Juan 10:28 y 29). Esto nos lleva a la
El Fruto del Espíritu / El Obrero
6
conclusión de que hay mucho motivo de gozo en nuestras vidas, y por la
gracia de Dios, nuestro futuro es asegurado.
El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros,
¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? ¿Quién acusará a los
escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo
es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la
diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará
del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o
desnudez, o peligro, o espada? . . . Antes en todas estas cosas somos más que
vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que
ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo
presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada
nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
(romanos 8:32-39)
Esto siendo nuestra verdad, ¿cómo podemos estar tristes?
C. La Expresión de Gozo
Cuando el gozo llena nuestro ser, se expresa también en nuestras vidas. Su
manifestación se ve en varias maneras en nuestras vidas. Primero, se ve el
gozo a través de nuestra disposición fundamental hacia la vida. En cierto
sentido el cristiano siempre es optimista. Nosotros somos optimistas porque
sabemos como va a terminar esta historia. El libro fue escrito ya desde antes
la fundación del mundo. En este sentido el libro de Apocalipsis es un libro de
gran consuelo. Aunque sus imágenes y visiones pueden causar susto en las
vidas de muchos, para el cristiano, lleno del Espíritu Santo, la conclusión del
libro nos confirma que la victoria ya pertenece a nuestro Dios, y que toda la
historia nos está llevando hacia la plena revelación de su gloria. Por eso, el
creyente es optimista en toda ocasión. Las cosas pueden estar oscuras por el
momento, pero sabemos que nuestra vida, y aun nuestra muerte sirven para
revelar esa gloria en nosotros. Aunque nosotros morimos y desaparecemos de
este mundo para no ser recordados jamás, nuestra esperanza no mora en
nosotros mismos, sino en la revelación de la gloria de Dios. Nuestra actitud
fundamental debe ser la de Job, quien dijo, He aquí, aunque él me matare, en
él esperaré(Job 13:15). Nosotros ya no vivimos para nosotros mismos, sino
para nuestro Dios, y sabemos que nuestro destino depende totalmente de su
destino. Por otro lado el destino de Dios se ha revelado en la Biblia, y
entendemos que la victoria total sobre el mal pertenece a nuestro Señor. Por
eso somos optimistas, porque nuestro Dios ha vencido y vencerá. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, y he vencido al mundo(Juan 15:33).
Pero el gozo va más allá de una actitud también, es una actitud que se
demuestra en nuestras acciones. Nuestras palabras son palabras de aliento y
esperanza. La lengua es una cosa difícil de controlar. Santiago dice que él que
controle su lengua es un varón perfecto(Santiago 3:2). La lengua del gozo es
una lengua que llega a ser una fuente de vida para los de más. La lengua
apacible es árbol de vida(Proverbios 15:4). Ya fuera las quejas, ya fuera las
innumerables protestas y riñas. El gozo se expresa en palabras de ánimo,
consuelo y fortaleza. En nuestras bocas se encuentran himnos y cánticos
El Fruto del Espíritu / El Obrero
7
espirituales con que cantamos y alabamos al Señor. Con nuestras bocas
apoyamos a nuestros hermanos y hermanas. Y, por supuesto, el gozo se
expresa por nuestras manos. Habiendo recibido el don inmenso del amor de
Dios, nuestro gozo nos lleva a compartir con los demás de todo lo nuestro. En
la comunidad donde domina el gozo, no hay necesidad.
III. P AZ
A. La Naturaleza de la Paz
En nuestro vocabulario, la palabra paz se defina muchas veces de una forma
negativa. Es decir, definimos la paz en términos de lo que no es. Decimos, por
ejemplo, que la paz es cuando no hay guerra, o cuando no hay molestias, o
cuando no hay problemas. Por otro lado, el concepto Bíblico de paz es
positivo. Según la Biblia, la paz existe cuando nuestra relación con Dios,
nuestro prójimo y toda la creación, está en orden. Cuando nosotros cumplimos
nuestras obligaciones delante del Señor, los demás, y la creación que Dios nos
ha entregado, encontramos una paz integral en nuestro ser. La paz existe en
nuestro medio cuando nosotros somos lo que Dios nos quiso hacer cuando él
nos creó: fuentes de vida y orden.
B. La Fuente de la Paz
Por supuesto, la razón más básica para el estado de paz en la vida del
creyente es que todas nuestras relaciones, rotas por la caída en el pecado, han
sido restauradas en Cristo Jesús. Como dice (Romanos 5:1) Justificados, pues,
por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
La amenaza principal a nuestra paz es la condenación merecida por nuestros
pecados. Nosotros vivimos bajo la sombra de la muerte, porque la paga del
pecado es muerte(Romanos 6:23). Pero como ha dicho el Salmista, Aunque
ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás
conmigo(Salmo 23:4). Al ser removido este motivo del temor principal, no hay
otra cosa que puede hacernos temer. Porque amor echa fuera el temor(1 Juan
4:18). Dios nos ha prometido en su palabra Yo soy la resurrección y la vida; el
que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá(Juan 11:25). Nuestra relación con
Dios ahora no es marcada por amenaza de muerte eterna, sino por la promesa
de vida eterna. Hemos vuelto a tener comunión con El por medio de su
Espíritu Santo.
Más allá, pues, nuestras relaciones con nuestros prójimos también son
transformadas y restauradas por el amor de Dios. En vez de vivir en
enemistad con los demás, nos negamos a nosotros mismos para servir a los
demás. Esta actitud de servicio puede nacer solamente de una paz
fundamental en nuestra relación con Dios. Por otro lado, cuando examinamos
las razones por la conducta agresiva y mala de muchas personas en este
mundo, vemos que su motivo principal es precisamente la gran falta de paz
que sienten en sus vidas. Ellos sienten la necesidad de promoverse,
imponerse, controlar a los demás precisamente porque hay un temor
fundamental en su corazón: el temor de ser rechazado, abandonado, abusado.
El Fruto del Espíritu / El Obrero
8
Lo que no reconocen, es que todas estas inseguridades nacen del temor
principal: el temor de ser rechazado por Dios.
C. Los Resultados de Paz
Los resultados de la paz en la vida del creyente son inmediatos y obvios. Hay
cierta tranquilidad que marca la vida del que sabe que su relación con Dios ha
sido confirmada en Cristo Jesús. Hay una paz que sobrepasa todo
entendimiento(Filipenses 4:7). La ausencia del temor de la condenación nos
da confianza en todas las otras áreas de la vida también. Como hemos oído
ya, Dios nos justifica, ¿quién nos condenará? El problema más básica de
nuestras vidas ha sido resuelto, no vivimos más en ansiedad. Esto no implica,
por supuesto, que las circunstancias no nos turban de vez en cuando. La paz
no nos empuja a la inactividad, sino en lo más profundo de nuestro ser, ya no
nos desesperamos. La victoria es nuestra, gozamos en ella. Esto es de gran
importancia en nuestras congregaciones, donde la atmósfera siempre debe ser
una de paz y amor. La forma en que nosotros manejamos los desacuerdos
entre nosotros es una medida verdadera y precisa de la presencia del Espíritu
en nuestro medio. Como nos exhorta Pablo, Así que, sigamos lo que
contribuye a la paz y a la mutua edificación (ro. 14:19). Donde reina la paz en
nuestro medio, nuestras vistas no serán fijadas en mis derechos, sino en mis
obligaciones. Las cosas que hacemos no serán para nosotros mismos, sino
para la edificación de los demás.
IV. LA PACIENCIA
A. La Naturaleza de la Paciencia
Al final encontramos la paciencia. La paciencia es la capacidad de tener una
visión clara del futuro, y la tenacidad de tomar los pasos uno por uno para
llegar. Esa visión clara del futuro viene, por supuesto, solamente a través de la
revelación de Dios en su Palabra. La paciencia mora también de una forma
integral en la paz que ahora tratamos. Si tenemos paz, y confianza que Dios es
sabio, tendremos también la capacidad de esperar el tiempo de Dios.
B. El Motivo de la Paciencia
Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis
caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis
caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que
vuestros pensamientos (Is. 55:8,9). He aquí el motivo de la paciencia. El
creyente no entiende todas las cosas. Puede haber muchos momentos en
nuestra vida cuando no entendemos por qué el Señor hace algo o permite
algo. A veces las circunstancias pueden dejarnos sumamente perplejos acerca
de los propósitos de Dios. Pero al final, la razón por la cual nosotros somos
pacientes es que confiamos en la sabiduría de Dios. Dios no piensa como los
hombres, ni tampoco actúa como nosotros.
El Obrero
El Fruto del Espíritu / El Obrero
9
El Fruto del Espíritu / El Obrero
10