�DE QU� TRATA DPC �B�?
De las Pol�ticas del Discurso de la Psicolog�a Contempor�nea
(Material para el debate)
��no hay hechos sino de discurso.�
Jacques Lacan; El env�s del psicoan�lisis
-I-
Porque...�Lo nuevo no est� en lo que se dice,
sino en el acontecimiento de su retorno�
Michel Foucault; Las palabras y las cosas
Para la era contempor�nea, la realidad de las pol�ticas de los discursos
psicol�gicos contempor�neos acarrea un total desprecio, negaci�n e ignorancia de
los aspectos sociales e ideol�gicos de sus teor�as y sus pr�cticas, causa principal
de las desdichas p�blicas. Se sabe tambi�n que la lucha por el reconocimiento de
los derechos y las libertades singulares es tan antigua como la misma injusticia
que la condiciona; as� como de la arbitraria divisi�n de la sociedad entre
poderosos y despose�dos.
Que es responsabilidad de los Estados, por ende, de los sistemas que los sostienen
a trav�s de sus directrices e instituciones, su juridicidad y la modalidad de su
aplicaci�n, por donde los seres humanos deben reconvertir sus vidas. Pero la
permanente violaci�n de los derechos humanos, de las libertades p�blicas, se
establece cuando el poder se exaspera en su condici�n de tal, avasallando las
condiciones jur�dicas que convierte al ciudadano en un objeto a expensas de una
injusticia flagrante.
Esta distorsi�n, impropia de un sistema pol�tico, lleva a que la defensa verdadera
de su singularidad recaiga por fuera de los organismos oficiales o p�blicos
supuestamente encargados de su vigilancia. Por ello, las sociedades modernas asumen
en distintas modalidades, agrupamientos no convencionales, espont�neos y no
gubernamentales, la tit�nica pero impostergable tarea de lucha, denuncia y vig�a de
los m�s m�nimos deslices del poder sobre los derechos de la gente.
En tanto su tarea de formaci�n profesional, la universidad estatal no est� exenta
de afrontar este cometido y la inclusi�n de sus considerandos en la trama de la
curr�cula es una deuda que nuestra carrera tiene despu�s de a�os de democracia, en
tanto una teor�a sobre el hombre, el ser o el devenir est� siempre en el metatexto
de cualquier teor�a psicol�gica y lo que se le imputa es que su desarrollo
conceptual sea solidario con su pr�ctica, sus promesas y su eficiencia.
La ley que rija una tal desproporci�n deber� ser paliativo del sufrimiento, la
injusticia y el desprop�sito de hacer de �rbitro entre el sujeto, las palabras y
las cosas. Cuando ello no sucede los derechos y los humanos quedan absolutamente
desterrados de la enunciaci�n y otro enunciado s�lo har� la consigna vac�a de la
resignaci�n. �Se puede no ver?
-II-
�La globalizaci�n no es sino la manifestaci�n diacr�nica y fenom�nica de
aquella operaci�n estructural del capitalismo que consiste en la universalizaci�n
de lo Uno, evitando con ello el efecto desorganizador de la diferencia que segrega
su misma m�quina discursiva�
Garc�a Hodgson; Deleuze, Foucault, Lacan
Habitamos la era del vac�o (Lipovetzki). Nos vemos confrontados a la soledad como
experiencia fundamental. La tragedia humana vacila entre el extrav�o neur�tico y el
caso l�mite, que es la m�s de las veces la mera existencia. Angustia y goce parecen
adoptar formas imperativas y el discurso del amo (Lacan) encuentra su contrapartida
en las distintas postura adictivas y violentas que s�lo terminan devolvi�ndonos a
una imposici�n del mismo e insistente goce que ya no es derecho a nada sino deber
de todo.
Ya en el tercer milenio, la importancia que adquiere el conocimiento psicol�gico,
excede las fronteras del campo propio y se adentra brutalmente en el dominio de lo
humano todo, su medio y su circunstancia. La predominancia del valor superlativo de
la subjetividad ha alcanzado definitivamente a la sociedad de consumo. Porque
primero perdimos a dios (siglo XIX), y luego al padre (siglo XX).
La ausencia estricta de normatividad del extinto siglo XX nos amenaza con la
reminiscencia eterna. Porque estamos hartos de globalizaciones enga�osas, chips de
desenfreno, o alucin�genos libertarios. Result� que las rutas de la libertad eran
la muerte misma, la belleza era pura anorexia, el placer era puro consumo. El siglo
XXI no s� si ser� auguroso; supongo ser� un acertijo.
A partir de all� el despliegue grotesco de los imaginarios sociales es la imagen
v�vida y reconstruida de lo que se avecina, pero siempre dentro de la res simb�lica
que se corresponde con una sociedad dada. Para existir, dichos imaginarios deben
atravesar las palabras y las cosas (Foucault) de las que provienen seguramente,
como para instituir en discurso lo que se debe ser, pensar o creer. All� aparece la
Psicolog�a.
- III -
�La metodolog�a es la dimensi�n oculta ex profeso de una concepci�n te�rica.
Anida all� la ideolog�a. Y el m�todo de la Psicolog�a es el m�todo fenomenol�gico.�
Jos� Luis Comas; DPC �B�
La estricta concepci�n distributiva del campo psicol�gico de los manuales cl�sicos
y modernos, enciclop�dicos, estratificados o clasificados, tal como nos oblig� a
regionalizar la concepci�n positiva del conocimiento, no hace m�s que sostener su
inter�s ideol�gico y metodol�gico, encubiertamente propuesto en sus propios
objetos. No es para bien de la Psicolog�a ni para el bien del hombre, sino para el
ajuste de su propia eficacia emp�rica.
Por otro lado un recurrente ideal de unidad o unificaci�n ha provocado notorios
amputamientos de las nociones en cuesti�n, resquebrajamientos conceptuales o
modelizaciones extempor�neas de redistribuci�n apresurada, diluyendo aquellos
valores esenciales del hombre con relaci�n a su subjetividad, circunscribiendo al
sujeto al orden general de la positividad del objeto concreto y emp�rico.
Porque se teme la diferencia, porque se ama la prolijidad rectil�nea, porque lo
real que insiste (Lacan) siempre ser� un escollo inasible; porque la subjetividad
no es negociable. Porque la Psicolog�a que estudia al hombre, hoy, sea por
simplificaci�n, error u omisi�n, no estudia a ning�n hombre; estudia solamente las
condiciones m�s utilitarias de la probabilidad cient�fica. El hombre de la
Psicolog�a se qued� sin historia y sin memoria, y su identidad qued� amenazada.
Sobre todo cuando la ciencia calla lo que Ello (Freud) habla.
As�, abordar los discursos psicol�gicos implica retomar y reencontrar al sujeto
siempre elidido detr�s de los distintos enunciados que lo componen. Recuperar su
historia, su memoria, y las condiciones de su sexuaci�n son recuperaciones
favorables en funci�n de su tragedia de �ir siendo�. Y en raz�n de ese devenir, la
genealog�a desnuda los verdaderos intereses en juego. Porque como la tragedia, la
genealog�a no termina en ning�n lado, por lo menos en ning�n lado m�s o menos
corporativo. Indefectiblemente, no hay tal lugar (Quevedo).
-IV-
�Lo que distingue al discurso del capitalismo es esto: la verwerfung,
el rechazo, el rechazo fuera de todos los campos de lo Simb�lico�
�El rechazo de qu�? De la castraci�n.� (Lacan; Charlas en Ste. Anne)
Dice Foucault: �Un genealogista es alguien que reconoce que los significados
profundos, las inalcanzables alturas de la verdad, los sombr�os recovecos de la
conciencia son s�lo ficciones. Alguien que lucha contra la profundidad, la
finalidad, la interioridad, desconf�a de las identidades en la historia que son
s�lo m�scaras, llamados a la unidad (De la historia de la sexualidad, Vol. I). En
ese sentido, la promesa del capitalismo no es m�s que una ficci�n, necesaria como
operaci�n discursiva para poder sostenerse, pero que en s� misma es inconsistente
en la misma direcci�n que la ciencia y la tecnolog�a.
Se trata de una operaci�n que intenta homogenizar, sosteniendo que somos todos
iguales, presentando como ideal la ilusi�n de poder ser todos igualmente felices en
tanto satisfechos. As� es imposible pensar la globalizaci�n en tanto efecto del
movimiento propio del capitalismo sin la exclusi�n, ya que esta operaci�n es
inherente y constitutiva de este sistema que nos atraviesa.
La globalizaci�n no es m�s que la expresi�n de la operaci�n que impone la l�gica
capitalista, borrando las diferencias, ya que las considera desestabilizadoras.
Pero con su misma pretensi�n de homogeneizaci�n para controlar y vigilar no hace
m�s que marcar que hay diferencia. Y es all� donde localizamos a ese sujeto que
surge en los intersticios, en las fisuras del malestar en la cultura (Freud). Se
trata de aquel sujeto en tanto sujeto del inconsciente.
As� el discurso inaugurado por Freud emerge rescatando lo singular por medio del
reconocimiento del deseo que rompe con los ideales que la paciencia supone. Es en
este punto donde irrumpe el sujeto del deseo para mostrar que su acto se regula por
una �tica singular que no es otra que la �tica del deseo. Esto sit�a al sujeto del
inconsciente en el punto de mayor distancia respecto del sujeto del pensamiento.
Y ser� en funci�n de lo simb�lico y lo imaginario (Lacan), en tanto a lo real no se
puede m�s que merodearlo, ce�irlo; es la manera que posibilita el atisbamiento de
lo real en nuestro campo. Y una pr�ctica que valga, y el Psicoan�lisis es una
praxis v�lida y necesaria, debe poder incidir sobre lo real en tanto sus efectos en
la estructura.
El tema es fundamental porque una formalizaci�n en relaci�n a los discursos es una
herramienta que permite abordar problem�ticas y escenarios en los que
tradicionalmente no ha participado la Psicolog�a. El valor social de estos
resultados puede ser de particular inter�s como instrumento que posibilita operar
con la interdiscursividad, ampliando nuestra consideraci�n de la singularidad en
los contextos colectivos, culturales e hist�ricos� econ�micos y pol�ticos.
-V-
�Este programa organiza una vasta y deliberada escena de lecturas�
Z�pke; Cl�nica II
Y una determinada manera de entender el devenir discursivo de un pensamiento en
movimiento, alrededor de la vida de muchos hombres y de no menos acontecimientos.
Es as� una manera de entender el orden del discurso (Foucault), sus categor�as y
dimensiones alrededor de lo ps�quico, que va adquiriendo a lo largo y ancho de los
�ltimos dos siglos un sin fin de vueltas y revueltas, marchas y contramarchas,
planteos y replanteos.
La noci�n de discurso como lazo social, permite reinterrogar el malestar en la
cultura freudiana a la luz de las condiciones actuales del lazo, signada por el
avance de la tecnociencia y el crecimiento de los fen�menos concentracionarios.
Conocer las condiciones de producci�n de subjetividad en lo actual del lazo social
se vincula directamente al conocimiento de las formas particulares con que se
presenta el sufrimiento en nuestra pr�ctica cotidiana.
-VI-
�Lejos de ser el nombre de un tipo de discurso,
la ideolog�a es una dimensi�n presente en todos los discursos
que sin excepci�n alguna son producto de una formaci�n social
que al producirlos deja sus huellas en ellos.�
Eliseo Ver�n; La semiosis social
DPC �B� es el lugar asignado, en la carrera de Psicolog�a (UNR), al estudio del
arduo y complejo campo de las �pol�ticas del discurso� en la genealog�a hist�rica
del pensamiento psicol�gico contempor�neo. De sus categor�as (aprendizaje,
conocimiento, saber), as� como del entramado de sus dimensiones (pol�tica,
ideol�gica, cient�fica, etc�tera). Campo que nos introduce de lleno en el mundo
te�rico contextual y que nos lleva a preguntarnos por el modo de ser de lo
hist�rico social, y por el modo en que �ste se articula en relaci�n a la
subjetividad humana.
Tambi�n, un campo que abre a la posibilidad de pensar las significaciones
imaginarias que mantienen cohesionada a una sociedad o a la emergencia en ella de
lo nuevo, lo otro y lo diferente, en el juego siempre abierto, aunque a veces de
una exasperante hipocres�a, de la alteraci�n temporal y de las diferencias.
Porque consideramos al �discurso� como el nodo central de nuestro mensaje, las
�pol�ticas� su posicionamiento ideol�gico, y las �dimensiones del discurso�, su
cause, deriva, delta (Comas; Los R�os�, el R�o), no podemos apelar a un discurso
�nico de la Psicolog�a, pues la teor�a es la mirada que se sit�a frente a algo y lo
examina; y c�mo podr�amos situarnos frente a la subjetivaci�n misma desde una
objetiva exterioridad y desde la subjetivaci�n misma.
Habremos de realizar as� un ejercicio de interrogaci�n, una puesta en cuesti�n de
las pol�ticas del discurso y de las significaciones que ellas materializan, sentido
encarnado en ella misma, pregunta que al hacerse se transforma en el juego
consciente y responsable de �quehacer� que en �ltima instancia deviene, por lo
tanto, y en un sentido fuerte, pr�ctica pol�tica.
Ya sea desde donde nos situemos, los discursos ser�n le�dos tanto desde su realidad
geneal�gica como sem�ntica, sin dejar de reconocer nuestra interposici�n,
posicionamiento pol�tico y extracci�n de �clase�. Porque en el fondo� �El problema
que se plantea, es �se: c�mo hacer para que las dos grandes epistemes de la
modernidad, a saber la dial�ctica materialista y la dial�ctica freudiana se unan,
se conjuguen y produzcan una nueva relaci�n humana� (Revista Tel Quel N� 47).
Leer las pol�ticas del discurso de la Psicolog�a contempor�nea, as�, implica
incursionar por los meandros del sistema capitalista de los �ltimos siglos y sus
distintas transformaciones y consecuencias. La tan vanagloriada revoluci�n
tecnol�gica constituye una marca poderos�sima en las subjetividades individuales y
colectivas a las que, como semejantes nos enfrentamos todos los d�as.
Territorios del pensar y del hacer; territorio de la ideolog�a y la provocaci�n, la
denuncia y la cr�tica. Plano insoslayable de la �tica. Pero este programa deber�a
leerse como un todo circular, una ida y vuelta en relaci�n a autores cruciales,
controvertidos o directamente negados.
La Unidad I traza una introducci�n a los discursos psicol�gicos contempor�neos,
rese�as de los siglos XIX y XX, de los grandes iniciadores (Wundt, Pavlov, Freud) y
de las categor�as de aprendizaje, conocimiento y saber. La Unidad II est� destinada
a la categor�a aprendizaje de la conducta humana y animal (Reflexolog�a,
Conductismo y Neoconductismo). La Unidad III desdoblada, a la categor�a
conocimiento, en tanto producto representacional de la mente y la conciencia
singular (Estructuralismo Cl�sico, Estructuralismo Gen�tico, Psicolog�a Cognitiva y
Neurociencias). La Unidad IV gira en relaci�n a derivaciones del discurso en
relaci�n a un m�s all� de la revoluci�n cient�fico tecnol�gica, frente o contra las
modalidades narrativas, hist�ricas y socio-culturales (Sist�mica, Psicolog�a
Popular, Psicolog�a Socio-hist�rica). Y una �ltima Unidad V, al saber como
categor�a y el Psicoan�lisis espec�ficamente en su rol de modelo sexo-parlante
(Freud, Lacan).
-VII-
�Hay que saber que las pr�cticas de la escucha est�n destinadas a expandirse en
toda la sociedad. De aqu� en adelante estar�n presentes tanto en la empresa como en
la escuela, y cada uno puede constatar que inspiran el estilo mismo del discurso
pol�tico contempor�neo. La escucha se ha convertido en un factor de la pol�tica y
en una apuesta de la civilizaci�n.� Jacques-Alain Miller; Carta Abierta, LeMond
En tanto en lo psicol�gico �no hay nada para ver�, lo hay �todo para escuchar�.
Espacio de la escucha que, hoy por hoy, escapa a toda normativizaci�n por la misma
ambivalencia del sentido y de la ambig�edad arbitraria del lenguaje, en tanto s�lo
se oye un clamor. He ah� un sujeto. Un sujeto adherido al deseo inconsciente; pero
he ah� tambi�n nuestro campo.
Si pensamos la ideolog�a como aquella dimensi�n del discurso que posiciona a un
sujeto en relaci�n a la pol�tica, el sujeto en cuesti�n solamente har� o�r su voz a
una escucha atenta y entrenada. �Se puede no ver?
Por lo mismo, lo nuestro ser� un compromiso, un compromiso de �lectura�, en tanto
la formaci�n de un lector ser� parte de nuestros objetivos. Un lector cr�tico y
atento a la amenaza que lo circunda por doquier. Solamente as� podemos entender la
libertad en un pa�s, y en un momento hist�rico social plagado de mezquindad, al
borde de la destituci�n, corrupci�n y ausencia de Estado. El hombre hoy est� muy
solo e indefenso.
Y como en cualquiera de los otros campos sociales, el marco conceptual es un campo
de encuentros pero tambi�n un campo de lucha. Lucha ideol�gica que quiz�s solamente
sea un momento de basculaci�n, a�n carente de salida, pero que sea un momento de la
distribuci�n de los saberes que no invalide el derecho a la palabra. Por eso,
pongamos el sujeto a trabajar.
Febrero 2015
Cuerpo Docente
Ps. Jos� Luis Comas
Ps. Ariel Martello
Ps. Ver�nica Infante
Ps. �ngel Fern�ndez
Ps. Soledad R�os
Ps. Esteban Recio
Ps. Vanessa Spizzirri
Ps. Sebasti�n Palomeque
Ps. Laura Hanono