EL FRUTO DEL ESPÍRITU SANTO
Introducción
La Biblia enseña que los que estan en Cristo han sido llamados a ser libres de las demandas de la ley de
Moisés. Pero al mismo tiempo exhorta a no ser uso de esa libertad como ocasión de la carne; sino que sirvamos
unos a otros por amor (Gálatas 5:13). Que se debe andar o vivir en el Espíritu para no dar lugar a satisfacer los
deseos de la carne (Gálatas 5:16).
Para que eso sea una realidad, el creyente tiene que cooperar con el Espíritu Santo. La Biblia se refiere a esa
actitud como autodisciplina o templanza. Con ese fin se manda hacer morir las obras del cuerpo, de la carne
pecaminosa. Y presenta una lista de todas las cualidades o características en que se ramifica el fruto del
Espíritu.
1.- Base Bíblica
“
Gálatas 5:22-23 Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”
2.- Definición
La palabra “fruto” el diccionario la define como “el producto de las plantas”, pero también le da un carácter
más ilustrativo como: “el efecto o consecuencia de una acción u operación”. El fruto del Espíritu es el efecto o
consecuencia de la obra del Espíritu Santo en la vida del cristiano. No es algo que el ser humano puede
producir por meros esfuerzos personales, se presenta en una serie de cualidades prácticas, que resulta de la
acción del Espíritu Santo al santificar y motivar la vida cristiana.
3.- El Fruto del Espíritu
En primer lugar, es necesario entender que no son ‘los frutos’ sino ‘el fruto’ del Espíritu. No es plural sino
singular, ya que hay una unidad en todas estas características mencionadas las cuales el Espíritu Santo está
produciendo en el creyente con el fin de que se parezca más a Cristo.
A.- Amor: Es abundante, continuo y fiel, como el que se describe en 1 Corintios 13:4 -7. Sublime, santo y
abnegado que procede del inmenso amor de Cristo, derramado por el Espíritu Santo en el corazón. Humilde y
generoso que no depende de sentimentalismo, de gustos y preferencias. Abarca el corazón y la mente del
creyente. Es sensitivo, inteligente y práctico. Discierne y se esfuerza por escoger lo mejor y lo que realmente
agrada a Dios y a los demás seres humanos. Este a la vez se convierte en la base para el desarrollo de otros
frutos de justicia “para gloria y alabanza de Dios”.
B.- Gozo: Este es profundo y firme que persiste victorioso aun cuando las cosas no marchen nada bien. “Es
un profundo contentamiento y deleite en los caminos de Dios, y su posesión capacita para aceptar diferentes
formas de pruebas en la vida”. Es debido a que somos hijos de Dios, y por medio de nuestra relación con El que
podemos tener gozo a pesar de las circunstancias que nos rodean. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez
digo:
¡Regocijaos!” (Filipenses 4:4).
C.- Paz: Es más que una simple quietud o la ausencia de problemas en la vida. Ofrece un ambiente de
tranquilidad y sosiego, que incluye salud y bienestar espiritual, junto con la certidumbre de que se está en buena
relación con Dios. No hay desbordes de ansiedad y angustia, porque se aprende a abandonar con confianza la
vida y las circunstancias en las manos del Señor. Ayuda a reconocer que El suplirá todo lo que falte, conforme a
sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:9).
D.- Paciencia: El Espíritu Santo ayuda a ser pacientes y de temperamento calmado aun hacia esas personas
que hacen todo lo posible por enojar o hacer daño. Solamente el poder del Espíritu da la fuerza suficiente para
no reaccionar de manera agresiva o con resentimiento contra los que repetidamente ofenden y atacan de
diversas maneras. Ayuda a caminar la segunda milla, dar la otra mejilla y resistir los insultos y las burlas que
muchas veces hay que sufrir, ya sea en lo personal o en las cosas de Dios. (Mateo 5: 40-41).
E.- Benignidad: La persona que la posee es pacífica, sumisa, gentil, incapaz de ofenderse. Siempre está
dispuesta a cooperar en cualquier forma necesaria para propiciar ese espíritu de unidad y concordia que tanto
agrada al Señor y que el Espíritu Santo bendice. Se manifiesta en generosidad y en un deseo de hacer bien a
otras personas y de ponerlas en un mejor plano. Muestra simpatía a los que sufren y se empeña en ayudar a
resolver los problemas de los demás. Da siempre la blanda respuesta que quita la ira y se aleja de los choques y
explosiones temperamentales (Proverbios 15:1).
F.- Bondad: Se manifiesta en la generosidad y en ser buenos con los demás. Es algo que tiene que integrarse
en lo íntimo de la naturaleza y del carácter. En Cristo somos nueva criatura, como lo hizo Jesús se debe ir en
busca de los necesitados para ayudarlos y demostrarles bondad. (Lucas 18:18-23).
G.- Fe: Como fruto del Espíritu se traduce mejor como “fidelidad”. En Romanos 1:17 Pablo hace una cita de
Habacuc 2:4. Ese texto en hebreo tiene definitivamente el sentido de fidelidad. En el Nuevo Testamento jamás
se habla de la fe como una actitud mental solamente. Siempre se da la idea de fidelidad y obediencia a Dios. La
fe como fruto es esencialmente la fidelidad del cristiano.
H.- Mansedumbre: Es una actitud de humildad, opuesta a la arrogancia, a la vanagloria, el orgullo y el
despotismo contra los pobres y los débiles. Ser manso significa estar dispuesto a hacerse cargo de las tareas
humildes y pequeñas. Hace que la persona sea cortés, considerada y servicial con los demás, sin importar
quienes sean. No impulsa a la persona a defenderse ni mucho menos atacar a los que les atacan. Lo que hace es
dejar su causa en las manos de Dios y esperar que el Espíritu Santo se encargue de su situación.
I.- Templanza: Es dominio propio que surge como resultado de la autodisciplina. El sentido práctico se da
en 1 Corintios 9:25 donde se habla de la autodisciplina de los atletas. El Espíritu Santo no siempre elimina
inmediatamente los deseos, impulsos y tendencias de la carne. Pero la templanza que El implanta en el corazón
nos ayuda a hacer morir esos deseos, pasiones y apetitos carnales. Hemos recibido de parte de Dios ese espíritu
de dominio propio (2 Timoteo 1:7)
Conclusión: El amor, el gozo y la paz son sentimientos internos del corazón.
La paciencia, la benignidad y la bondad son cualidades cristianas de tipo social.
La fe, la mansedumbre y la templanza son virtudes de la conducta cristiana opuestas a la vida del
mundo. El fruto del Espíritu está en conflicto directo con las obras de la carne.
Maryori Canelón
Yobanis Palacios
Armando Ocanto