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33 Amigos Del Espíritu Santo

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DEVOCIONALES AYUNO DE 40 DÍAS: DE LUNES A DOMINGO

SERIE: INTIMIDAD Y AVIVAMIENTO


DÍA 33
AMIGOS DEL ESPÍRITU SANTO

Los cristianos que tienen comunión con Dios disfrutan experiencias hermosas con Él. Por ejemplo, frente al desafío de
compartir la Palabra en una reunión masiva, un pastor le preguntó a Él qué quería que predique el siguiente domingo.
Y recibió una clara respuesta: ¡Amigos del Espíritu Santo!

Cada hijo de Dios puede tener una relación de intimidad profunda con Dios, al punto de plantearle sus dudas, de
preguntarle cómo realizar alguna tarea nueva o qué decisión tomar.

El Señor quiere hablar con sus hijos. Él tiene palabras específicas para darle a Rosita, Pedro, María, Juan... Pero ese
varón o mujer debe buscarlo y prestarle atención. ¡Tú puedes ser amigo del Espíritu Santo! Tú puedes hablarle y
escucharle.

La experiencia que tiene cada cristiano con el Espíritu Santo es muy diferente. Los que nacieron y crecieron en iglesias
tradicionales, normalmente no lo conocen mucho porque no se habla de Él. Sin embargo, el Espíritu es tan bondadoso
que, igual, reparte Sus dones como Él quiere y a quien quiere (1 Corintios 12:4-11), incluso a aquellos que no saben
mucho de Su existencia. Lo cierto es que la gran mayoría de los hijos de Dios necesitan experimentar un encuentro con
el Espíritu Santo. Pero -sobre todo- precisan relacionarse más con Él para conocerlo.

Y ¿quién es el Espíritu Santo? Es una persona: ¡Es Dios mismo! Él es eterno y omnisciente, porque conoce todas las
cosas:

“…Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie
conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios” 1 Corintios 2:10-11 RV60.

Es la persona de Dios que vive en los cristianos:

“¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo? Ustedes han recibido al Espíritu de Dios y habita en
ustedes. Entonces, ustedes no son dueños de su cuerpo” 1 Corintios 6:19 PDT.

Es quien nos da la seguridad de que fuimos adoptados por Dios:

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo…” Romanos 8:16-17 RV60.

Es quien nos guía:

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios” Romanos 8:14 RV60.

Es el Consolador por excelencia y quien nos recuerda las palabras de Jesús y nos enseña lo que debemos hacer:

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que yo os he dicho” Juan 14:26 RV60.

Él es quien concede el regalo de Sus dones y ministerios a los hijos de Dios para beneficiar a Su iglesia:

“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.


Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
Hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo.
Pero la manifestación del Espíritu le es dada a cada uno para provecho” 1 Corintios 12:4-7 RVC.

También es quien convence a los corazones de su caminar errado:

“y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado y de la justicia de Dios y del juicio que viene” Juan 16:8 NTV.

TALLER DE VIDA

1. ¿Tuviste alguna experiencia especial con el Espíritu Santo? Relata lo que pasó.

2. En oración, responde con sinceridad:

• ¿Tienes la confianza de abrirle tu corazón al trino Dios? ¿Hablas con Él de todo?


• Sin tapujos, ¿le dices cuando estás frustrado, enojado, resentido, furioso, vengativo…?
• ¿Le cuentas tus dudas, tus miedos, tus preocupaciones?
• ¿Le consultas cómo hacer aquello que desconoces? ¿Le pides Su dirección?
• ¿Conversas sobre tus debilidades, tus metidas de pata, tus pecados…?
• ¿Charlas con Él sobre aquello que te sorprendió gratamente, que te hizo feliz?

3. ¿Cómo buscas relacionarte con el Espíritu Santo cada día? ¿Cuánto tiempo dedicas a hablar con Él y a escucharlo?

4. Con tu cuerpo, con tus pensamientos, emociones, palabras, hechos e inacciones, ¿estás honrando al Espíritu Santo
que vive en ti?

ORACIÓN

• Para que usemos los dones y Ministerios que el Espíritu Santo nos regaló para bendecir Su iglesia y extender Su reino
aquí en la tierra.

Jesús nos amaba tanto que antes de volver al cielo prometió que mandaría a su propio Espíritu para ayudarnos:

“En realidad, es mejor para ustedes que me vaya porque, si no me fuera, el Abogado Defensor no vendría. En cambio, si
me voy, entonces se lo enviaré a ustedes” Juan 16:7 NTV.

“Pero les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a ustedes; pero si
me voy, yo se lo enviaré” (RVC).

Después de resucitar, Jesús les recordó esa promesa:

“Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: «No se vayan de Jerusalén hasta que el Padre les envíe el regalo que les
prometió, tal como les dije antes.
Juan bautizaba con agua, pero en unos cuantos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo»” Hechos 1:4-5 NTV.

Hechos 2 registra que el Espíritu Santo fue enviado a la tierra sobre los apóstoles y los que creían en Jesús cuando ellos
estaban unánimes reunidos en Jerusalén. Probablemente se encontraban expectantes por lo que Jesús les dijo antes
de su ascensión.

El Espíritu se presentó como algo parecido a llamas de fuego que se colocaban sobre cada uno de ellos. Ese fue el primer
encuentro de la iglesia primitiva con el Santo Espíritu. Ahí comenzó el amor apasionado de los discípulos y seguidores
de Jesús por su Señor.
Ahora, la llegada del Espíritu Santo no fue para nada silenciosa. La Palabra dice que “de repente, se oyó un ruido desde
el cielo parecido al estruendo de un viento fuerte e impetuoso que llenó la casa donde estaban sentados” (Hechos 2:2
NTV).

Y surge la pregunta: ¿Qué hicieron ellos después de recibir al Espíritu Santo? La Biblia relata que “fueron llenos del
Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, conforme el Espíritu Santo les daba esa capacidad” (Hechos 2:4
NTV).

En ese momento mucha gente, de diferentes naciones, llegó al lugar por el fuerte ruido. Ellos quedaron asombrados al
escucharlos hablar en sus propios idiomas. Entonces Pedro comenzó a hablarles sobre Jesús, quien -a pesar de ser
poderoso y hacer muchos milagros- fue crucificado. Mas Dios lo resucitó y le dio al Espíritu Santo para que lo derramara
sobre sus amigos. Es que Jesús era el Mesías de Israel (Hechos 2:5-36).

“Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
―Hermanos, ¿qué debemos hacer?
―Arrepentíos y bautizaos cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de vuestros pecados —les
contestó Pedro—, y recibiréis el don del Espíritu Santo.
En efecto, la promesa es para vosotros, para vuestros hijos y para todos los extranjeros, es decir, para todos aquellos
a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar” Hechos 2:37-39 NVI (CST).

Como leemos, las palabras de Pedro traspasaron el corazón de la gente. Muchos creyeron en su mensaje y se bautizaron
unas tres mil personas (v. 41).

Así los creyentes comenzaron a formar una nueva comunidad que tenía una manera distinta de vivir:

(Ellos) “Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración.
Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles.
Todos los creyentes estaban juntos y tenían todo en común: vendían sus propiedades y posesiones, y compartían sus
bienes entre sí según la necesidad de cada uno.
No dejaban de reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría
y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo
los que iban siendo salvos” Hechos 2:42-47 NVI (CST).

De esta iglesia primitiva aprendemos a:

1. Mantenernos firmes en la enseñanza: Hay que conocer al Espíritu Santo para no caer. Esta tarea no es pasajera, es
eterna. Requiere disciplina y constancia.

2. Estar en comunión: La unidad es muy importante para Dios. En unidad vino el Espíritu y en unidad se mantiene. Por
eso el enemigo ataca la unidad. Comunión es más que simple unidad, es unidad en armonía y con propósito.

3. Estar en intimidad con Dios: Sentarse con Jesús para escucharlo y para hablarle.

4. Dejarnos usar por el Espíritu para realizar señales y milagros: Dios nos ha invitado a ser amigos del Espíritu Santo
con testimonio de señales y milagros.

5. Tener desprendimiento y empatía: Una persona que conoce al Espíritu Santo, ha encontrado el mayor tesoro y lo
demás pierde su valor. Piensa en las otras personas y muere a sí mismo.
6. Congregarnos: No puedes tomar agua, comer o ir al gimnasio una vez a la semana. Si así lo haces, no avanzarás. Dios
nos está llevando a crecer y madurar como discípulos. Necesitamos continuar con el mismo ímpetu con que
comenzamos.

7. Tener alegría y ser generosos: El gozo del Señor llena a Sus hijos, quienes entienden que “más bienaventurado es
dar que recibir” (Hechos 20:35 RV60).

8. Adorar a Dios y a dar testimonio de la nueva vida.

TALLER DE VIDA

1. Quienes te conocen, ¿dirían que tienes una manera distinta de vivir porque amas a Dios?

2. ¿Cómo puedes mantenerte firme en la enseñanza de los apóstoles?

3. ¿Compartes tus bienes con hermanos en la fe que están en necesidad?

4. ¿Eres fiel en congregarte? Al respecto lee Hebreos 10:24-25 RV60.

ORACIÓN

• Para que anhelemos ser amigos íntimos del Espíritu Santo.

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