TEMA: LA PEREZA EN EL CRISTIANO
Texto: Proverbios 6:9
¿Qué es la pereza bíblicamente?
Significado bíblico de la Pereza
Se la describe como una falta de voluntad para actuar, trabajar o cumplir con las
responsabilidades que Dios nos ha encomendado. Según la Biblia, Dios dispuso el
trabajo para el hombre con el objeto de que fuera capaz de asegurarse el
sustento.
La pereza se define como falta de ganas de trabajar o de hacer cosas y debilidad
o lentitud en el movimiento.
El libro de Proverbios contiene muchas buenas citas sobre la pereza. Proverbios
compara a la gente perezosa con las babosas, probablemente porque estas
criaturas son muy lentas en sus movimientos.
Es muy raro que alguien confiese ser perezoso. Los perezosos tienen talento para
convencerse de que no tienen pereza. Casi siempre tienen excusas por su
progreso lento y su falta de producción.
En su propia opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan
aconsejar.
(Proverbios 26:16)
El primer síntoma de la pereza es esta inhabilidad para siquiera considerar la
posibilidad de ser perezoso y de que se necesita cambiar. Hasta que uno pueda
considerar esa posibilidad, hay poca esperanza de solucionar el problema.
El perezoso esconde su mano en su pecho.
(Proverbios 26:15)
Otro ejemplo de la pereza es la tendencia a ser el último para ofrecerse como
voluntario para ayudar cuando hay una necesidad (o siquiera ver que hay una
necesidad que requiere de ayuda). Las personas perezosas se esconden en las
sombras suponiendo que si esperan suficiente tiempo, otra persona se ofrecerá en
su lugar.
Pregúntate con qué frecuencia tomas la iniciativa ofreciéndote como voluntario
para ayudar, para encargarte de un proyecto cristiano (o sugerir uno nuevo),
para darle una taza de café a una visita, para lavar los platos, hacer reparaciones,
para contactar a alguien interesado en conocer más de Dios, para repartir más
tratados cristianos, preparar un estudio bíblico, etc. ¿Te ofreces con entusiasmo
para ayudar o buscas maneras de no ofrecerte?
Las personas perezosas esperan que se les pida hacer algo, y aun entonces,
tienen problemas para realizar la petición. "Esconden su mano en su pecho" en
vez de levantarla para ofrecerse a ayudar.
Dice el perezoso: El león está en las calles.
(Proverbios 26:13)
Incluso cuando se lo presione para que tome una acción, el perezoso encontrará
excusas para no hacer lo que debe hacer. Ve "leones" por todas partes, y los
leones se convierten en excusas para no empezar la tarea. Dice cosas como:
"hace demasiado frío, calor, humedad, etc."; "no voy a tener suficiente tiempo para
terminarlo, así que no voy a comenzarlo"; "pensé que otra persona lo iba hacer";
"no sé cómo hacerlo"; "no tengo suficiente dinero"; "he pasado la tarea (o una
cierta parte pequeña de ella) a otra persona, y he estado esperando a que lo
termine".
La mayoría de estas excusas no constituyen una negativa absoluta a hacer el
trabajo, pero logran demorar su comienzo. La tardanza, sin embargo, muy a
menudo tiene el mismo resultado que una negativa absoluta, ya que el trabajo no
llega a hacerse. Es parte de la "sabiduría diabólica" del perezoso creer que puede
negar la acusación de que se está rebelando contra la responsabilidad usando la
excusa de que tenía todas las "buenas intenciones" de hacer el trabajo
eventualmente. Pero, como dice el refrán, el camino al infierno se pavimenta con
buenas intenciones.
Como el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían.
(Proverbios 10:26)
Incluso cuando alguien logra que una persona perezosa comience algún trabajo,
se puede estar bastante seguro de que el trabajo no será bien hecho. La
distracción más pequeña causará que el trabajo sea abandonado y olvidado. Casi
siempre, el perezoso dejará las cosas sin terminar y alguna otra persona tendrá
que terminarlo, y la calidad del trabajo hecho por el perezoso será mínima.
El perezoso necesita que le recuerden constantemente que comience (o termine)
un trabajo, porque raramente usa una lista de tareas (papel o bloc de notas donde
se anotan todas las tareas que se necesitan hacer y se tacha cada tarea cada vez
que se cumpla.) La persona perezosa subconscientemente desea olvidarse de la
tarea que tiene que cumplir porque piensa que olvidarse es una excusa razonable.
Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama.
(Proverbios 26:14)
Una persona perezosa raramente es la primera persona en levantarse por la
mañana. Generalmente lo contrario es cierto. El perezoso se queda durmiendo
cuanto más puede y es lento en responder incluso cuando otros se esfuerzan para
levantarlo de la cama.
Cuando se despierta, el espíritu soñoliento continúa plagándolo a lo largo del día.
Todos los momentos cortos que tiene entre sus tareas claramente asignadas se la
pasa soñando despierto, en vez de estar activamente preparándose para la
próxima tarea. Si tiene algo de tiempo de sobra lo suele desperdiciar en vez de
usarlo para empezar algún otro trabajo que esté incluido en su lista de tareas. Esta
tendencia de soñar durante el día y de esperar a que los demás le digan qué es lo
que se necesita hacer es una muestra de pereza y de falta de responsabilidad.
El indolente ni aun asará lo que ha cazado
(Proverbios 12:27)
El perezoso no carga su propio peso... y mucho menos el de otra persona. Come
lo que otros han conseguido por medio del trabajo duro sin colaborar de ninguna
forma.
En actividades mensurables (como la cantidad de libros cristianos que se han
repartido), se comparará al más lento en vez de compararse al más rápido; y en
tareas más abstractas a menudo no se comparará a nadie. Sigue siendo
dichosamente indiferente a todas las tareas que están siendo atendidas por los
demás.
Mientras que otros hacen todos los planes, todo el papeleo, dan a todos los
consejos, preparan todos los estudios y artículos, reparten los libros cristianos,
ofrecen trabajo gratis a los demás y se ocupan de todos los asuntos de negocio
sin ayuda de la gente perezosa, cuando se les pide a los perezosos hacer algo
sencillo como barrer el suelo, pensarán (si es que no lo dicen directamente): "¿Por
qué tengo que barrer el suelo? ¡Nunca te veo barrer el suelo a ti!". Se vuelven
ciegos a todo lo que están haciendo los demás mientras resienten cualquier tarea
que ha sido forzada sobre ellos.
El perezoso codicia todo el día, pero el justo da, y no detiene su mano.
(Proverbios 21:25-26)
Es la naturaleza de los perezosos el ser egoístas. Subconscientemente, el
perezoso se pregunta, "¿qué pueden hacer los demás por mí?" en vez de
preguntarse, "¿qué puedo hacer yo por los demás?". Podemos ver aquí la
conexión entre la pereza y la avaricia... la raíz de todo el mal.
Los perezosos a menudo creen que no son avaros porque no son ricos. Pero en la
mayoría de los casos no son ricos porque son perezosos. Uno no necesita ser rico
para tener el "espíritu de los ricos", es decir, la avaricia. Una persona que tiene el
"espíritu de los ricos" espera que la vida le sea dada en una bandeja de plata.
Piensa que el mundo le debe algo.
Rica o pobre, si una persona no es generosa (con su tiempo y energía, como
también con su dinero) entonces es lo opuesto de generosa; es avara. Está
atrapada en un túnel oscuro y estrecho que necesita ser abierto a las necesidades
de los demás.
EL PEREZOSO NO HARA LA TIERRA. Proverbios 20:4
¿Qué consecuencias trae la pereza según la Biblia?
Además, en Proverbios 13:4 se dice que el deseo del perezoso le lleva a la
muerte, mientras que el deseo del diligente es saciado. La idea es clara: la pereza
puede tener consecuencias graves, como la falta de recursos o la incapacidad de
alcanzar nuestras metas y objetivos.
CÓMO SUPERAR LA PEREZA
Algunos de nosotros somos más perezosos que otros, y algunos de nosotros
somos perezosos en algunas cosas mientras que no lo somos en otras. No
presumas que no es un problema tuyo solo porque no estás consumido totalmente
con la pereza. Recuerda: compárate con los mejores trabajadores, no con los
peores.
Pero si hemos resuelto que tenemos un problema y que este problema es la
pereza, ¿cuál es la solución?
Por empezar, confesar el problema logrará algo, ya que podremos empezar a
trabajar en cambiar las costumbres que justificábamos en el pasado. Sin embargo,
hay algunos otros consejos prácticos que pueden ayudar también.
El punto de este estudio no es el de condenarte, sino el de inspirarte y
entusiasmarte mostrándote lo que podrías lograr si no fueras tan vago. Tener
inspiración puede hacer una gran diferencia.
Nada tiene más éxito para motivarnos que el éxito. Pero el trabajo más grande es
estar motivado lo suficientemente para poder dar el primer paso hacia el progreso.
Dios nos creó con un propósito y para que hagamos buenas obras para Su gloria
(Efesios 2:10). Jesús promete que Dios dará de Su Espíritu a cualquier persona
que le pida (Lucas 11:13). Así que píde a Dios que te llene de Su Espíritu y te dé
el entusiasmo que necesitas para salir de la pereza y empezar a disfrutar de la
vida abundante que Él quiere darte. ¡Qué Dios esté contigo mientras comiences!