Aristóteles
Aristóteles (384 a. C.-322 a. C.) fue un filósofo griego que nació en Estagira
y murió en la ciudad de Calcis. Discípulo de Platón y fundador del Liceo, es
considerado uno de los más importantes pensadores de la humanidad. Sus ideas
y reflexiones, recogidas en casi 200 tratados (de los que solo se conservan 31),
influenciaron a la historia intelectual de Occidente por más de dos mil años.
Durante su vida cultivó una gran cantidad de intereses. Sus estudios comprenden
la lógica, la política, la ética, la física, la biología, la retórica, la poética y la
astronomía. En todas ellas jugó un papel innovador, incluso fundacional, ya que
propuso los primeros estudios sistemáticos de cada materia.
Aristóteles junto con Platón, se les considera los padres de la filosofía
occidental. Aristóteles, fundador de la lógica defendía utilizar el método racional
del conocimiento, que después aplicaría para crear el método científico. Establece
la Ciencia como un conocimiento demostrativo, concebía la investigación científica
como una progresión circular que iba desde las observaciones particulares hasta
los principios generales, para volver a las observaciones. Para Aristóteles, la
ciencia es el conocimiento sobre el que tiene que estructurarse todo saber, por
esta razón, la explicación científica solo se consigue cuando se deducen
enunciados sobre fenómenos o propiedades a partir de sus principios explicativos,
la explicación científica es una transmisión desde el conocimiento de un hecho
hasta el conocimiento de las razones.
El método inductivo-deductivo que planteara Aristóteles como herramienta
de la “investigación” en el campo de las Ciencias, consiste en primer lugar en la
creación de un cuerpo teórico que explique a través de unos principios
elementales los fenómenos a estudiar, “etapa de inducción”, y en una segunda
parte del proceso, deducir leyes generales para explicar los fenómenos
observados “etapa deductiva”. Aristóteles privilegia el análisis del razonamiento
deductivo, y en especial del razonamiento deductivo categórico o silogismo. El
conocimiento científico se alcanza deduciendo lo particular de lo general, es decir,
mediante el conocimiento de las causas. Para Aristóteles, el razonamiento es un
encadenamiento de juicios en el que partiendo de una proposición conocida se
descubre otra u otras desconocidas.
La política como ciencia
Aristóteles defendió que dentro del estado siempre hubo una distinción
entre ciudadanos libres, capaces de autogobierno, y esclavos. De esta evidencia,
se derivaba la necesaria existencia de la familia, de la esclavitud y de la
propiedad, que eran los tres pilares que sustentaban a la comunidad. El estado
debía tener como objetivo primordial implementar virtudes políticas, las cuales que
se basaban en el respeto a las leyes y a las libertades de todos los ciudadanos.
Según Aristóteles, la política se vinculaba estrechamente a la moral ya que el
hombre podía alcanzar la felicidad sólo en la vida de la comunidad, es decir, como
miembro de un estado, en tanto que comunidad política. El filósofo también
examinó las diversas formas de gobierno que podrían implementarse en un
estado.
Poder político: Estado y ciudadanos
El individuo es concebido por Aristóteles dentro del marco social en que
vive: el hombre, desde su existencia, tiende a comportarse socialmente,
predeterminado por sus necesidades materiales; por ello es considerado un
animal político. A su vez, es concebido también como un ser con razón. Esta
capacidad natural, y a su vez social, permite a quien la posee organizar sus
relaciones con arreglo a un fin común. Estas dos cualidades del ser humano
condicionan su vida asociativa, le permite asociarse de una determinada manera
dentro de un contexto histórico, según el desarrollo económico alcanzado.
En un primer momento se organiza como Familia, que es una forma
asociativa muy rudimentaria en la que la relación de parentesco es lo determinante
y con una producción organizada de forma unifamiliar y autosuficiente.
Posteriormente se organiza como Tribu, base del pueblo o nación, esto es,
reunión de muchas familias (con lazos comunes de sangre, lenguaje, costumbre,
etc.). En una fase más avanzada económicamente aparece el Estado como forma
de organización social y expresión de un desarrollo de relaciones mercantiles y
explotación de la fuerza de trabajo con fines privados y lucrativos
La política: Constitución y gobierno
El cuerpo material del Estado es su constitución, esto es, la forma de
ejercer el poder político. Esta organización del poder se expresa jurídicamente a
través de las leyes, que son las reglas a seguir por los funcionarios políticos. La
ciudad se constituye con el fin de alcanzar la felicidad de sus ciudadanos; ahora
bien, las ciudades están regidas de diferentes formas, dependiendo del tipo de
gobierno que en ellas exista.
La teoría aristotélica de las constituciones
Aristóteles entiende la constitución como un orden que determina quién
gobierna en una comunidad política. También identifica la constitución con el
grupo de ciudadanos que gobierna. Fundado en el significado literal de término,
define la democracia como el gobierno del pueblo, y la oligarquía como el gobierno
de unos pocos. De acuerdo con este criterio, introduce su esquema de seis
constituciones, que distingue entre tres constituciones justas (monarquía,
aristocracia y politeia), y tres corruptas (tiranía, oligarquía y democracia).
Aristóteles y su teoría de la justicia distributiva
Aristóteles describe la justicia distributiva como aquella que “se refiere a la
distribución de honores, de dinero, o de otros recursos divisible entre quienes
pertenecen a un comunidad”. Aunque Aristóteles menciona al dinero y “otros
recursos” como sujeto de justicia distributiva, esta forma de justicia se refiere
primariamente a la justa distribución de cargos públicos y al honor que los
ciudadanos pueden alcanzar a ejercer. La justicia distributiva, a pesar de ser una
especie de justicia, no es ciega; asigna los beneficios de la polis discriminando
entre las personas y sus cualidades. Diferentes individuos tienen diferentes
cualidades y, en este sentido, se les asigna diferentes porciones. En una
distribución justa, todas las personas deben recibir sus asignaciones en proporción
a su valor o mérito desigual.
Imperio de la ley:
El concepto de "imperio de la ley" es fundamental en la teoría del Estado de
derecho, un principio que busca establecer un equilibrio entre el ejercicio del poder
y la protección de los derechos individuales. Este principio es esencial para el
funcionamiento de las sociedades democráticas y justas, ya que implica que
ninguna persona, incluidos los gobernantes y funcionarios gubernamentales, está
por encima de la ley. En lugar de ser un capricho autoritario, el imperio de la ley
establece un marco normativo que garantiza la igualdad ante la ley y limita el
poder del Estado.
La noción de imperio de la ley tiene profundas raíces históricas y filosóficas
que se remontan a la antigua Roma, donde se utilizó la expresión "imperium
legum" para referirse al gobierno de las leyes. Sin embargo, el desarrollo moderno
de este principio está fuertemente influenciado por la evolución del pensamiento
político y legal a lo largo de los siglos. La Carta Magna de 1215 en Inglaterra y la
Revolución Gloriosa de 1688 son hitos importantes que contribuyeron a sentar las
bases para el imperio de la ley en el contexto del sistema legal inglés.
En un sistema basado en el imperio de la ley, la legalidad se convierte en
un pilar central. Esto implica que todas las acciones, tanto del gobierno como de
los ciudadanos, deben estar de acuerdo con las leyes existentes. Además,
significa que la ley es predecible y conocida, lo que brinda a los ciudadanos la
capacidad de comprender las consecuencias legales de sus acciones y tomar
decisiones informadas. Este principio también establece que la aplicación de la ley
debe ser imparcial y no discriminatoria, asegurando que todos los individuos sean
tratados con igualdad y justicia ante la ley.
La separación de poderes es otro componente esencial del imperio de la
ley. Esta doctrina, popularizada por pensadores como Montesquieu, busca evitar
la concentración excesiva de poder en una sola entidad. En un sistema con
imperio de la ley, el poder se distribuye entre ramas separadas del gobierno:
ejecutiva, legislativa y judicial. Cada una de estas ramas tiene funciones distintas y
actúa como un contrapeso para las otras, asegurando así que ninguna parte del
gobierno pueda abusar de su autoridad de manera arbitraria.
En el contexto de la aplicación del imperio de la ley, el papel del sistema
judicial es de suma importancia. Los tribunales son responsables de interpretar y
aplicar la ley de manera imparcial, resolviendo disputas y garantizando que los
derechos fundamentales de los ciudadanos sean protegidos. La independencia
judicial es crucial para mantener la integridad del sistema legal y para asegurar
que los jueces puedan tomar decisiones basadas en la ley, sin interferencias
políticas o presiones externas.
Un aspecto esencial del imperio de la ley es la rendición de cuentas. Esto
implica que todas las personas, incluidos los líderes políticos y los funcionarios
gubernamentales, son responsables de sus acciones y deben responder ante la
ley si cometen actos ilícitos. La rendición de cuentas contribuye a prevenir la
corrupción y a garantizar que aquellos en posiciones de poder actúen en beneficio
de la sociedad en lugar de en su propio interés.
El imperio de la ley también tiene implicaciones en el ámbito internacional.
A nivel global, se busca promover la justicia y la legalidad a través de tratados,
convenios y organizaciones internacionales. La Corte Internacional de Justicia y la
Corte Penal Internacional son ejemplos de instituciones que buscan aplicar el
imperio de la ley a nivel internacional, garantizando que los crímenes graves sean
juzgados y que los Estados cumplan con sus obligaciones legales.
En la práctica, el imperio de la ley implica que incluso los líderes políticos y
las figuras de autoridad están sujetos a las mismas leyes que el ciudadano común.
Ninguna persona, sin importar su posición o estatus, puede eludir la justicia si viola
la ley. Esto se traduce en una mayor confianza en las instituciones
gubernamentales y en un mayor respeto por los derechos fundamentales de los
ciudadanos.
Es importante destacar que el imperio de la ley no solo implica la existencia
de leyes escritas, sino también su aplicación efectiva y justa. En muchos casos, el
acceso a la justicia, la educación legal y la participación ciudadana son elementos
esenciales para garantizar que el imperio de la ley sea una realidad palpable. La
transparencia en el proceso legislativo y la administración de justicia también
contribuye a fortalecer la confianza en el sistema legal.
El imperio de la ley no es estático y puede evolucionar con el tiempo para
abordar nuevos desafíos y realidades sociales. Por ejemplo, la adaptación a los
avances tecnológicos y la protección de la privacidad en la era digital son
cuestiones contemporáneas que requieren una reflexión y ajuste constantes de las
leyes existentes.
Formas de Gobierno:
Las formas de gobierno son estructuras y sistemas mediante los cuales se
organiza y ejerce el poder político en una sociedad. Estas formas de gobierno han
evolucionado a lo largo de la historia y han sido objeto de estudio por parte de
filósofos, teóricos políticos y líderes. Explorar estas diversas formas proporciona
una comprensión más profunda de cómo se distribuye el poder y cómo se toman
las decisiones en una sociedad. A continuación, se examinan algunas de las
formas de gobierno más prominentes:
Monarquía:
El poder está concentrado en las manos de un solo individuo, el monarca,
quien ejerce autoridad suprema sobre el Estado y sus instituciones.
La monarquía implica la transmisión del poder de forma hereditaria, lo que
significa que el monarca suele ser sucedido por un miembro de la misma
familia real.
A menudo, las monarquías pueden proporcionar estabilidad institucional a
largo plazo, ya que la continuidad en el liderazgo está asegurada a través
de la sucesión hereditaria.
En las monarquías constitucionales, el monarca suele tener un papel
ceremonial y representativo, mientras que el poder real recae en otras
ramas del gobierno, como el parlamento.
Las monarquías a menudo están imbuidas de una rica tradición y legado
histórico, lo que puede proporcionar un sentido de continuidad y cohesión
nacional.
Democracia:
Se caracteriza por la participación activa de los ciudadanos en el proceso
político, ya sea directamente o a través de representantes elegidos.
Las elecciones libres y justas son fundamentales para determinar a los
líderes y representantes del gobierno.
Se basa en el Estado de derecho, donde las leyes son aplicadas de manera
justa y equitativa para proteger los derechos individuales y garantizar la
igualdad ante la ley.
Una característica importante de la democracia es la protección de los
derechos de las minorías, asegurando que todas las voces sean
escuchadas y respetadas en el proceso político.
Fomentan un ambiente de pluralismo y tolerancia, donde se respetan las
diferencias de opinión y se promueve el debate abierto y la diversidad de
ideas.
Dictadura:
El poder político está concentrado en manos de un solo individuo o un
grupo pequeño, y las decisiones se toman de manera autoritaria y
unilateral.
Las dictaduras carecen de mecanismos efectivos de rendición de cuentas y
suelen reprimir cualquier forma de oposición política o disidencia.
Los regímenes dictatoriales suelen ejercer un control estricto sobre los
medios de comunicación y la información, limitando la libertad de prensa y
la libertad de expresión.
Están asociadas con violaciones sistemáticas de los derechos humanos,
incluyendo la tortura, la detención arbitraria y la represión de la libertad de
asociación y reunión.
A pesar de su aparente estabilidad, las dictaduras pueden ser
inherentemente inestables debido a la falta de legitimidad popular y la
posibilidad de conflictos internos entre facciones rivales
Oligarquía:
El poder político está concentrado en manos de un pequeño grupo de
individuos o entidades, quienes ejercen influencia sobre las decisiones
gubernamentales y económicas.
El acceso al poder en una oligarquía está restringido a través de factores
como la riqueza, la afiliación política o la herencia familiar, lo que puede
perpetuar la desigualdad y la exclusión social.
Las oligarquías suelen estar estrechamente vinculadas al control de los
recursos económicos y financieros del país, lo que les permite influir en las
políticas económicas y sociales en su propio beneficio.
La corrupción y el nepotismo son rampantes, ya que los miembros de la
élite utilizan su poder para enriquecerse a sí mismos y a sus allegados.
A menudo generan desigualdades extremas en la distribución del poder y la
riqueza, lo que puede llevar a la marginalización y el empobrecimiento de
amplios sectores de la población.
Aristocracia
El poder político está concentrado en manos de una élite selecta, que
generalmente está compuesta por individuos pertenecientes a familias
nobles o de alta posición social.
Implica la transmisión de privilegios y posición social de generación en
generación dentro de ciertos linajes familiares. Los privilegios, como la
riqueza, el acceso a la educación y las oportunidades políticas, se heredan
y se consideran derechos de nacimiento para los miembros de la
aristocracia.
Los miembros de la aristocracia suelen tener un dominio casi exclusivo en
la toma de decisiones políticas y en la dirección de los asuntos del Estado.
Tiende a perpetuar y mantener una estricta jerarquía social, en la que los
privilegios y el poder están reservados para unos pocos, mientras que la
mayoría de la población se encuentra en una posición subordinada.
Tiende a proteger y preservar los intereses económicos, sociales y políticos
de la clase dominante a expensas de las necesidades y demandas del resto
de la sociedad.
Teocracia:
La autoridad política está intrínsecamente vinculada a una autoridad
religiosa, y las leyes y políticas del Estado se basan en principios religiosos.
La interpretación de la fe religiosa predominante influye en la legislación y
las políticas gubernamentales en una teocracia, lo que puede afectar los
derechos y libertades individuales.
Los líderes religiosos ejercen un control significativo sobre el gobierno y la
sociedad en una teocracia, influyendo en áreas como la educación, la moral
pública y la justicia.
La ley religiosa tiene precedencia sobre la ley secular, lo que puede llevar a
la imposición de normas y restricciones basadas en la fe religiosa.
Aunque las teocracias promueven la religión dominante, pueden ser
intolerantes hacia las creencias religiosas minoritarias o no conformes, lo
que puede resultar en discriminación y persecución religiosa.
Teoría de los Gobiernos Mixtos:
Es un concepto político que se remonta a la antigua Grecia, donde filósofos
como Platón y Aristóteles exploraron la posibilidad de combinar elementos de
diferentes formas de gobierno para lograr un sistema más equilibrado y justo.
Aunque la aplicación práctica de esta teoría ha variado a lo largo de la historia, la
idea subyacente de incorporar características de la monarquía, la aristocracia y la
democracia sigue siendo relevante en la reflexión sobre la estructura y el
funcionamiento de los gobiernos.
Orígenes Filosóficos:
La teoría de los gobiernos mixtos se origina en la obra de Platón y
Aristóteles, dos de los filósofos más influyentes de la antigua Grecia. Platón, en su
obra "La República", aborda la cuestión de la justicia en el gobierno, proponiendo
la noción de un "filósofo-rey" que combine la sabiduría de un filósofo con la
autoridad de un monarca. Aristóteles, por su parte, desarrolla la idea de "politeia",
una forma de gobierno que mezcla elementos de monarquía, aristocracia y
democracia.
Elementos Constitutivos de los Gobiernos Mixtos:
En general, esta forma de gobiernos buscan incorporar elementos de
diferentes formas de gobierno para equilibrar sus virtudes y contrarrestar sus
defectos. Estos elementos suelen ser tomados de la monarquía (o gobierno de
uno), la aristocracia (o gobierno de unos pocos selectos) y la democracia (o
gobierno del pueblo). La combinación de estos elementos pretende lograr una
gobernabilidad más estable, justa y equitativa.
Monarquía: La monarquía aporta la idea de un líder central con autoridad y
estabilidad. En un gobierno mixto, se busca evitar la tiranía monárquica al
limitar los poderes del monarca y garantizar que actúe en beneficio del
pueblo.
Aristocracia: La aristocracia, con su énfasis en un gobierno liderado por
individuos educados y virtuosos, contribuye a la noción de sabiduría y
mérito en la toma de decisiones. En un gobierno mixto, se intenta evitar la
corrupción aristocrática al garantizar que la elite gobernante actúe en
interés de la comunidad en su conjunto.
Democracia: La democracia aporta la participación ciudadana y la
representatividad. En un gobierno mixto, se busca evitar los riesgos de la
democracia directa al garantizar que la voz del pueblo esté equilibrada con
la necesidad de eficiencia y estabilidad.
Ejemplos Históricos de Gobiernos Mixtos:
A lo largo de la historia, se han intentado implementar formas de gobierno
mixto en diversas sociedades. Uno de los ejemplos más notables es la República
Romana, que combinaba elementos monárquicos, aristocráticos y democráticos.
La república romana contaba con magistrados elegidos, un senado aristocrático y
la participación de la plebe en la toma de decisiones.
Otro ejemplo es la Magna Carta en la Inglaterra medieval, que buscaba
limitar el poder del monarca y establecer ciertos principios legales que protegieran
los derechos de los ciudadanos. Aunque no era un gobierno mixto en el sentido
clásico, sentó las bases para la evolución hacia formas más equitativas de
gobierno.
En la teoría política medieval, figuras como Tomás de Aquino también
exploraron la idea de gobiernos mixtos, influyendo en la reflexión sobre la relación
entre el poder temporal y espiritual.
Desarrollo y Evolución:
La teoría de los gobiernos mixtos ha evolucionado con el tiempo y ha sido
reinterpretada en diferentes contextos históricos y culturales. Durante la
Ilustración, pensadores como Montesquieu revisitaron la idea y propusieron la
separación de poderes como una forma de evitar la concentración excesiva de
autoridad.
En la actualidad, los gobiernos mixtos se manifiestan en sistemas
democráticos representativos que incorporan elementos de monarquía (a menudo
simbólica), aristocracia (representada por líderes educados y experimentados) y
democracia (con elecciones y participación ciudadana).
Gobiernos Mixtos en la Actualidad:
Aunque la teoría de los gobiernos mixtos ha influido en la evolución de las
formas de gobierno, no existen muchos ejemplos contemporáneos que sigan esta
idea de manera estricta. Sin embargo, muchos sistemas democráticos modernos
incorporan elementos que reflejan la noción de equilibrio y separación de poderes.
Sistema Presidencial: En algunos países, como los Estados Unidos, el
sistema presidencial incorpora elementos de monarquía (el presidente
como jefe de Estado), aristocracia (el Senado y la Corte Suprema) y
democracia (elecciones populares y representación legislativa).
Sistema Parlamentario: En países con sistemas parlamentarios, como el
Reino Unido, se puede observar una mezcla de elementos monárquicos
(con una monarquía constitucional), aristocráticos (con una Cámara de los
Lores) y democráticos (con elecciones parlamentarias).
Relevancia Contemporánea:
A pesar de los desafíos y críticas, la teoría de los gobiernos mixtos sigue
siendo relevante en la reflexión sobre las formas de gobierno actuales. La idea de
equilibrio y separación de poderes es esencial para garantizar que ningún
componente del gobierno adquiera un control desmedido.
En un mundo cada vez más interconectado y complejo, la adaptabilidad de
la teoría de los gobiernos mixtos puede ofrecer un marco conceptual para
enfrentar los desafíos contemporáneos. La capacidad de combinar elementos de
diferentes formas de gobierno puede ser crucial para abordar problemas globales,
desde la justicia social hasta la sostenibilidad medioambiental.
La Aristocracia
Como forma de gobierno caracterizada por el dominio de una élite social y
militarmente capacitada, ha influido profundamente en la conceptualización de la
organización política y militar a lo largo de la historia.
Estado ideal
Para los aristócratas griegos, el Estado ideal estaba estrechamente ligado a
la noción de aristocracia, donde el gobierno estaba en manos de una élite de
ciudadanos distinguidos por su riqueza, educación y linaje. Este ideal aristocrático
no solo se basaba en la excelencia individual, sino también en la responsabilidad
colectiva de los líderes aristocráticos hacia la comunidad. Desde esta perspectiva,
el Estado ideal era aquel en el que los mejores y más virtuosos ciudadanos
gobernaban en beneficio de toda la sociedad, garantizando la estabilidad interna y
la seguridad externa.
Para Aristóteles, el Estado ideal es aquel que garantiza al cuerpo social el
mayor grado de felicidad. La felicidad para este Estado se entiende como el
ejercicio de la virtud en una vida comunitaria. Aristóteles es crítico con la
democracia, ya que en ella adquieren el estatuto de ciudadanía todos los agentes
sociales, exceptuando a los esclavos, las mujeres y los niños, lo que para él diluye
la calidad de la ciudadanía y la participación política. En contraste, en el Estado
aristocrático, el dominio numérico y político de la clase media actúa como un
elemento de equilibrio entre las clases más ricas y las más pobres, favoreciendo
así la estabilidad y la justicia
El ciudadano ideal en este Estado Ideal es aquel que no necesita trabajar
para vivir, pudiendo dedicarse exclusivamente a las tareas políticas y filosóficas.
Aristóteles excluye de la categoría de ciudadano a las mujeres, los niños, los
esclavos, y también a los artesanos, obreros, mercaderes y labradores, por
considerar que su necesidad de trabajar para vivir los hace seres serviles.
El ocaso de la ciudad - Estado
Aristóteles, consciente de las limitaciones de la ciudad-estado, propuso un
modelo de Estado que, aunque idealizado, buscaba superar las divisiones y
conflictos inherentes a las polis. Su enfoque en la clase media como elemento de
equilibrio y su énfasis en la educación y la virtud como pilares de la sociedad
reflejan su intento de crear un marco político más estable y justo.
A medida que la historia avanzaba, los aristócratas también fueron testigos
del ocaso de la ciudad-estado griega. Este declive se debió a una serie de
factores, tanto internos como externos. Internamente, las tensiones sociales y
políticas dentro de la ciudad-estado, como la lucha por el poder entre las facciones
aristocráticas y la creciente desigualdad entre los ciudadanos, minaron la cohesión
y la estabilidad del Estado. Además, las rivalidades entre las polis griegas llevaron
a conflictos frecuentes y prolongados que agotaron sus recursos y debilitaron su
capacidad defensiva.
El ocaso de la ciudad-estado griega, según Aristóteles, se debe a diversos
factores, entre ellos, la incapacidad de estas entidades políticas para adaptarse a
los cambios y desafíos de su tiempo, como las guerras y las conquistas.
Aristóteles y Platón vivieron en una época de transición, donde la polis comenzaba
a mostrar signos de debilidad frente a entidades políticas más grandes y
unificadas. Este ocaso también se relaciona con una nueva teoría ética que
emerge en este contexto, posiblemente aludiendo a la necesidad de repensar la
organización política y social para responder a las nuevas realidades.
Externamente, las amenazas de invasiones extranjeras, especialmente por
parte del Imperio Persa, pusieron a prueba la resistencia de las ciudades-estado y
las obligaron a buscar alianzas y estrategias defensivas comunes. Sin embargo,
estas alianzas no siempre fueron suficientes para proteger la independencia y la
integridad territorial de las polis, y muchas de ellas finalmente sucumbieron ante la
expansión imperial de Macedonia y Roma.
El ocaso de la ciudad-estado no solo marcó el fin de una era en la historia
griega, sino que también planteó importantes preguntas sobre la viabilidad y la
sostenibilidad de las formas de gobierno aristocráticas en un mundo en constante
cambio. A medida que las monarquías y los imperios emergían como nuevas
formas de organización política, los aristócratas se vieron obligados a adaptarse y
redefinir su papel en la sociedad y en el ámbito militar.