Tema
Función administrativa: dirección
       Introducción a la Administración
¿Qué es la dirección?
La dirección administrativa se refiere a aquella fase del proceso administrativo
en la cual se ejecuta lo planeado y se identifican todas las capacidades de los
individuos para llevar a cabo, de manera óptima y con la supervisión constante
de un líder, la realización de los objetivos establecidos previamente.
Tiene como objetivo principal garantizar que toda la planeación previa se realice
de la mejor manera posible; por ende, influye de manera significativa sobre el
resultado final de la planeación, ya que en esta fase se tienen en cuenta muchos
factores clave para el resultado final del proceso administrativo.
Con base en lo anterior, la dirección en la administración es la aplicación de los
conocimientos en la toma de decisiones; para la discusión de este papel, se
debe saber cómo es el comportamiento de la gente, como individuo y como
grupo, a fin de alcanzar de manera apropiada los objetivos de una organización.
En este sentido, la dirección en el mundo empresarial se entiende como un
proceso en el cual los líderes buscan influir sobre sus empleados para alcanzar
la misión y visión.
Para que haya dirección, son necesarios tres componentes:
   1. Circunstancia: es decir que exista un momento preciso en el cual se
       requiera una dirección.
   2. Líder: una persona que cumpla el rol de dirigir personas y proyectos.
   3. Dirigidos: un grupo que tome las direcciones de sus líderes.
En ese sentido, este tipo de dirección supone la necesidad de concentrar, en una
determinada estructura, la capacidad de liderar y gestionar el porvenir de una
empresa.
Por ello, esta fase del proceso administrativo se basa en gran medida en la
recopilación de información acerca del funcionamiento de una organización. Al
mismo tiempo, precisa datos de su entorno económico y la adaptabilidad de la
empresa a este.
Importancia de la dirección
Todas las etapas del proceso administrativo tienen igual importancia para lograr
eficazmente los objetivos de una empresa; sin embargo, en la dirección se
aplican todas las etapas del proceso administrativo, y el éxito de cualquier
empresa se deriva en gran parte de una acertada dirección.
La dirección es la esencia y corazón de todo lo administrativo. Todas las
empresas la necesitan para tener la orientación adecuada. Asimismo, es
importante porque a través de la dirección es posible guiar y motivar la
actuación de cada individuo que conforma la empresa, para que colaboren y
puedan alcanzar las metas planteadas. A través de la dirección, se establece la
comunicación necesaria para que la organización funcione.
Existen diversos motivos por los cuales resulta de gran importancia la dirección
dentro de una empresa, entre ellos podemos mencionar los siguientes:
   1. Pone en marcha todos los lineamientos establecidos durante la
      planeación y la organización.
   2. A través de ella, se logran las formas de conducta más deseables en los
      miembros de la estructura organizacional.
   3. La dirección eficiente es determinante en la moral de los empleados y,
       consecuentemente, en la productividad.
   4. Su calidad se refleja en el logro de los objetivos, la implementación de
       métodos de organización y en la eficacia de los sistemas de control.
   5. A través de ella, se establece la comunicación necesaria para que la
       organización funcione.
Principios de la dirección administrativa
Con los principios de la dirección empresarial nos referimos a las normas y los
valores que orientan a una empresa, tanto a su estructura como a sus
colaboradores, mediante diferentes actividades y tareas que lidera el área
directiva.
Entre los principios que deben seguirse para obtener un mejor desempeño
tenemos:
   •   Coordinación de intereses: dado que una empresa implica un conjunto
       organizado de seres humanos trabajando en torno a un objetivo común,
       el éxito de los objetivos planteados por una empresa se logra con trabajo
       en conjunto, en donde la eficiencia de la dirección administrativa
       determinará, en gran medida, su realización.
   •   Impersonalidad del mando: las organizaciones tienen estructuras y
       jerarquías que deben desempeñarse de forma impersonal y con la mayor
       objetividad posible. Esto exige que la dirección administrativa se
       conduzca de forma imparcial. Además, debe garantizar que sus actos y
       decisiones se rijan por la integridad y estén libres de cualquier preferencia
       o prejuicio.
   •   Supervisión directa e indirecta: la dirección administrativa no podría
       llevarse a cabo sin la vinculación y el trabajo de todos los subordinados.
       Por esto, es imprescindible una estrecha y clara comunicación con todo
       el equipo, ya sea de manera directa o indirecta, es decir, que sea
       canalizada de forma jerárquica, a través del organigrama interno. Este
       principio tiene la finalidad de transmitir las directrices e información de
       la empresa de manera precisa y, con ello, llegar a una oportuna toma de
       decisiones.
   •   Aprovechamiento y resolución de los conflictos: si algo está garantizado
       en el camino de cualquier empresa, es que se enfrentará a diversidad de
       conflictos e imprevistos. Ante esta constante, la dirección administrativa
       deberá estar preparada para poder enfrentar los retos, dar solución y
       convertir los problemas en áreas de oportunidad. Deberá gestionar de
       forma estratégica sus recursos y, desde luego, desarrollar la habilidad
       para resolver conflictos de forma atinada. Por ello podemos observar que
       el aprovechamiento del conflicto consiste en analizar el conflicto y
       utilizarlo a través del establecimiento de opciones distintas a las que
       puedan existir.
En conclusión, al dirigir es necesario aceptar a las personas tal como son, a
través de sus conocimientos, capacidades y voluntades, con el fin de
transformarlos mediante la capacitación, y esto requiere el incremento de sus
conocimientos, el mejoramiento de sus capacidades, la corrección de sus
hábitos y la modificación de sus comportamientos.
Etapas de la dirección
Podemos esquematizar las etapas de la dirección administrativa de la siguiente
manera:
   1. Toma de decisiones. Ante algún tipo de improviso, situación retadora o
      evaluación de la organización, se impone la necesidad de una toma
      eficiente de decisiones, lo cual pasa a su vez por determinadas
      subetapas:
          a) Definir el problema. Es decir, comprender la situación, los retos
             surgidos o los objetivos que se persiguen y que nos brindarán la
             orientación respecto a cómo abordar el problema.
          b) Evaluar las alternativas. Todo problema puede abordarse desde
             distintos puntos de vista y puede resolverse o enfrentarse de
             modos distintos, más agresivos, más pacientes, más sagaces, etc.
             Antes de decidirse por alguno, se deben revisar todas las
             opciones.
          c) Tomar una decisión. Finalmente, deberemos decidirnos por
             alguna opción y aplicarla, teniendo en cuenta un panorama de
             posibles consecuencias y algún tipo de previsiones anticipadas.
   2. Integración. Esta etapa implica la disposición de los elementos y
      recursos necesarios para ejecutar la decisión previamente tomada, a
      través también de diversas estrategias, como las siguientes:
          a) Reclutamiento. Agrandamiento o reemplazo del capital humano
             con el personal necesario para llevar a cabo las labores que
             arrastra la decisión.
          b) Capacitación. Brindar al personal ya existente las herramientas
             teóricas, conceptuales o prácticas para poder llevar a cabo las
             labores que conducen la decisión.
      c) Renovación. Adquisición de nuevos materiales, nuevos equipos,
          nuevas herramientas, etc., para poder llevar a cabo la decisión.
3. Motivación. El espíritu empresarial y la moral de equipo son también
   fundamentales para conseguir los objetivos y materializar el plan
   decidido, así que la dirección deberá llevar a cabo una revisión de las
   dinámicas motivacionales de la organización, emplear nuevas y reforzar
   las existentes.
4. Comunicación. Muy emparentada con la motivación, la comunicación
   tanto a lo interno como a lo externo debe ir siempre en concordancia con
   las decisiones iniciales que se tomaron, de modo que cada segmento de
   la organización tenga claro lo que se espera de ella y que cada cliente
   sepa qué cambios esperar de la organización.
5. Liderazgo y supervisión. No solo se deben tomar decisiones y velar por
   que se implementen correctamente, sino que se debe mantener abierto
   un canal de retroalimentación y control que permita percibir la eficacia de
   los cambios introducidos, que identifique complicaciones, que perciba
   amenazas y oportunidades derivadas del cambio, en fin, que suministre
   a la dirección la información necesaria para poder volver a tomar
   decisiones y mantener así el circuito andando.
Tipos de dirección administrativa
Existen diversas formas, tipos o estilos de dirección administrativa, los cuales
tienen que ver directamente con el tipo de liderazgo ejercido, y que deben ser
considerados orientaciones, más que categorías definidas y concretas.
A continuación, se detallan los principales tipos de dirección administrativa:
   •   Dirección administrativa democrática: forma de dirección en la cual se
       consulta la opinión de todos los involucrados. Se inspira en los principios
       de la igualdad de oportunidades y de la consulta masiva para tomar
       decisiones. Suele ser la que mejores resultados arroja en una
       organización diversa o amplia.
   •   Dirección administrativa paternalista: forma de dirección en la cual el
       líder toma la posición de tutor de sus subordinados, a tal punto que las
       relaciones llegan a los ámbitos personales, siempre desde una posición
       de poder y de autoridad. Suele aplicarse para organizaciones con
       personal muy joven o en formación.
   •   Dirección administrativa laissez-faire: es un modelo de dirección que
       interviene muy poco en el desempeño de sus subordinados,
       permitiéndoles un altísimo grado de autonomía y decisión, lo cual puede
       hacer de ellos colaboradores con alta iniciativa, o puede conducir al
       desconcierto y al desorden; sin embargo, este ofrece recursos y traza los
       objetivos a alcanzar.
   •   Dirección administrativa autocrática: forma de dirección en la que solo
       se tiene en cuenta el criterio del líder, mientras que el criterio de los
       subordinados no tiene relevancia. Por lo que suele generar ambientes de
       trabajo tensos y dictatoriales, en los que la disciplina y la inseguridad
       pueden ir de la mano.
Bibliografía
Marco, F. (2016). Introducción a la gestión y administración en las
organizaciones. (2ª. Ed.). Universidad Nacional Arturo Jauretche.
Introducción a la Administración