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1979 El Método de Las Ciencias

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El doctor Eli de Gortari es uno de los

científicos mexicanos en actividad do-


cente y creadora de más reconocido
prestigio en nuestro país y en el ex-
tranjero. Doctor en Filosofía y Maes-
tro en Filosofía, es a la vez Ingeniero
Municipal y Sanitario. Investigador
Titular de Tiempo Completo en el .,
Centro de Estudios Filosóficos (desde
1954), imparte en la U. N. A. M. las
cátedras de Lógica y de Filosofía de
la Ciencia en la Facultad de Filosofía
y Letras, y de Teoría Económica y
Social del Marxismo en la Escuela
Nacional de Economía.
Ex-rector de la Univ~rsidad Mi-
choacana de San Nicolás de Hidalgo
y ex-Director Interino del Centro de
Estudios Filosóficos, ha ejercido la
docencia en otros centros de educa-
ción superior, incluido el Instituto Po-
litécnico Nacional, y ha asistido a
numerosos congresos científicos inter-
nacionales para prestigiar con sus
trabajos y comunicaciones la ciencia
mexicana.
Numerosos artículos científicos, no-
tas bibliográficas y traducciones del
francés y del inglés han enriquecido
la bibliografía cientffica mexicana
merced a su pluma, y su talento crea-
dor encuentra su expresión en diver-
sas obras, algunas de la~ cuales han
sido traducidas a otras lenguas. En-
tre estas obras destacan: La Ciencia
de la Lógica, 1950; Introducción a la
Lógica Dialéctica, primera edición,
1957, (Grijalbo, 1979); La Cieiicia
en la Reforma, 1957; La Ciencia en
la Historia de México, 1963; Dialéc-
tica de la Fúica, 1964; (Grijalbo
1979); Lógica General, 1965, segun-
da edición, 1968, Iniciación a ú,
Lógica; 1969, Mltodo dP las ciencias.
Nociones preliminarn (Grijalho,
1979), Metodvlogz'a: una discusión y
otros ensayos sobre el método (Grijal-
bo, 1979).
BIOLOGÍA GENERAL. B~rovski y
Makarov
CURSO SUPERIOR DE ECONO-
MÍA POLÍTICA (2 vols.) ,
DERECHO INTERNACIONAL PU-
BLICO. Y. A. Korov in
DIAU(CTICA DE LA FÍSICA . Eli
de Gor( ari
ELECTRICIDAD. Kalslinikov
ESBOZO DE IIISTORIA UNIVER-
, SAL. Juan Brom
ETICA. A~olfo Sá..,chcz Vázqucz
GEOLOGL\ GENERAL. M. Cha-
riguin
INICIACIÓN A LA LÓGICA. Eli
de Gortari
INTRODUCCIÓN A LA ELEC-
TRICIDAD Y ÓPTICA. N. H.
Fr:mk
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA
DIALÉCTICA. Elide Gortari
I ÓGICA GENERAL. Elide Gortari
METODOLOGÍA; UNA DISCU-
SIÓN Y OTROS ENSAYOS SO-
BRE EL MÉTODO. Elide Gortari
PRINCIPIOS DE- LA PSICOLOGÍA
GENERAL. S. L. Rubinstein
PSICOBIOLOGÍA. Alberto L. Me-
ran1
PSICOLOGÍA. Smimov, Leontiev y
otros
PSICOLOGÍA GENÉTICA. Albe rto
L. Merani
PSIQUIATRÍA. l. F. Sluchevski.
Eli de Gortari

EL I\1ETODO DE LAS
CIENCIAS
Nociones Preliminares

EDITORIAL GRIJALBO, S. A.
México, D. F.
EL METODO DE !.;AS CIENCIAS
NOCIONES PRELIMINARES
© 1978, ELIDE GORTARl
D. R. © 1979, sobre la presente edición por
EDITORIAL S. A.
Av. Granjas 82, México 16, D. F.

PRIMERA EDICION

Reservados todos los derechos. Este libro ,w


puede ser reproduádo, en todo o en parte, en
alguna, sin permiso.

ISBN 968-419-078-6

IMPRESO EN MÉXICO PRlNTED IN MEXICO


ÍNDICE GENERAL

I. CARACTERIZACIÓN

l. CONOCIMIENTO CIENTÍFICO 11
2. MÉTODOS Y TÉCNICAS 17
3. NOCIONES CRÍTICAS 23
4. FÓRMULAS ELEMENTALES 33

II. ESTRUCTURA

5. MARCO DE REFERENCIA 44
6. HIPÓTESIS 50
7. EXPLICACIÓN 57
8. PREDICCIÓN 62

III. FUNCIONES

9. OBSERVACIÓN 68
10. EXPERIMENTACIÓN 73
11. RAZONAMIENTO 81
12. REGLAS METÓDICAS 89

IV. METODIZACIÓN

13. DEDUCCIÓN 99
14. INDUCCIÓN
··-_:•--- ns
15. TRANSDUCCIÓN 127
16. ANALOGÍA 139
5
A mi hija
REBECA

7
Prefacio

Esta obra ha sido preparada con especial cuidado para servir como
iniciación al estudio del método científico. De un modo particvlar, puede
cumplir mejor ese vropósito al ser adoptada cmno libro de texto y, por
consiguiente, ser manejada, como re/erencia para la impartición de un
curso al nivel de la enseñanza media superio,· o, también para la. parle
introductoria, de un curso al nivel de licenc~tvra. El autor es i,westigador
titular de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Filosóficas
de la Universidad Nacional Autónoma de México. Para redactar esta obra
ha tomado en cuenta los desarrollos logrados en sus investigaciones y en
sus libros anteriores de lógica y de metodowgía. También ha c<YnSultado
itna extensa bibliografía y hemerografía con respecto a la materia. Igual-
mente, ha recogido la riquísima experiencia de los muchos cursos y semina-
rios sobre metodología que ha impartido a los niveles de licenciatura, m.a~s-
tría, doctorado y postdoctorado en los últimos 26 años, en un gra'II, '11,Úmero
de escuelas, faculiades y centros, para las mas variadas especialidades: jiw-
sofía, cie'll,cias sociales, biología, química, medicina, i1t-geniería, economía,
a1·queología, historia, antropología, administración, etnología, física 11
mate·máticas.
La manera corno se procede a realizar una investigación científica, o
sea, el método que se sigue para efect11.arla, es algo que necesitamos a:pre•
der. Desde luego, no falta quien considere que el único aprendizaje posible
del rnétodo consiste en participar sin más en la actividad científica, primero
bajo la. guía y luego al lado de un buen maestro, para ir adqv.iriendo prácti-
camente el conocimiento de la.s operaciones que se ejecvtan y los plantea-
mientos que se hacen. Tampoco deja de haber quienes estiman, al contra-
rio, que el método estriba en un conjtl1lto formalizado de preceptos, que
podemos aprender y memorizar, para aplicarlo dupués a cualquiera inves-
tigación, con la segu1"idad de tener éxito. Sin embargo, ni una ni otra de
esas maneras de aprender el método es recmnendable o siquiera factible. La
p1·imera, porque se lle1Ja mucho tiempo, comúnmente e:s azarosa 11, en la
mayoría de los casos, resulta deficiente. La 3eg•nda, sencillamente porque
no e:áste ese conjunto formalizado de preceptos, ni pwede existir cosa seme-
jante. Entonces, lo que podemos hacer y, a la vez, aparece enteramente
necesario, es estudiar el método científieo de Vff modo sistemático, tanto ex
su pe1·spectiva ge11,e1·al como en sus elementos específico3 que son comunes a
toda investigación. A ese propósito viene a coadyx'Dar jutamente esta obra.
Por supuesto, no pretendemos que el método se pueda aprender cabalmente a
través de la lectura de un texto, 1t-i siquiera lle'Da11do 1'11 curso adecuado
con un buen maestro, que se apoye en dicho texto. En todo caso, solamente
se puede aprender propiamente el método 11, sobre todo, adquirir destreza

9
10
Prefacio
en su manejo, cuando el estudio respectivo se completa con la práctica de la
in·vestigación misma. En último término, esa es la mejor manera de apren-
der, inclusive en el caso de las matemáticas. Por otra parte, la importancia
qiie tiene el aprendizaje del método científico no se limita a quienes van a
dedicarse a la investigación, sino qiie es ig11.,almente imprescindible para la
comprensión y el estudio de cualquier disciplina científica o técnica y, sin
duda, para dese·mpeñar cualquiera otra actividad; por la simple y sencilla
razón de que el método científico nos ayuda a pensar mejor y a planear
nuestras acciones de un modo más apegado a la realidad.
En la obra entera se usa un lenguaje directo y accesible, con expresio-
nes concisas y precisas, en las que se trata de comunicar claramente el con-
tenido, sin exigir un gran esfuerzo del lector. Se ha procurado utilizar tér-
minos conocidos y de uso corriente, al nivel de los estudiantes de enseñartiza
med1:a s·uperior. Cada vez que se introduce un término no usual, se le define
inmedúttamente con pulcritud, para poderlo manejar después con facilidad.
Se ha tenido un cuidado esmerado en tratar de lograr que el empleo de los
términos sea consecuente y que ocurrrt sucesivamente, de tal manera que la
utilización de ca.,da, uno de ellos sea posterior a su introducción. No obs-
tante, en algunos casos ha sido irriposible evitar el e·mpleo de un término
antes de haberlo introducido lógicamente. En tales casos, se recomienda
al lector que, en caso necesario, vaya desde luego al párrafo en que se in-
trod·uce, para comprenderlo. Pero, también hay otros casos en que no damos
explícitamente el significado de un término. Entonces, simplemente reco-
mendamos a,l lector que reciirra a nn diccionario de la lengua casteUana. La,
razón de lo antes dicho se encuentra en el propósdo de no hacer pesada y
tedio.ga la lectura del libro, sino, por lo contrario, fluida y agradab/.e. Las
exp/,icaciones ·van acompañadlls de ejemplos que las ilustran y, según lo
esperamos, las hacen más inteligibles.
En la pri·mera parte, se hace una caracterización del conocimiento cien-
tífico, poniendo de relieve cómo el método es creado y se desarrolla en la
propüi a.ct,ividad de la ciencia, de tal manera que es también un conoci1niento
qile avanza continuamente. Luego se determina el carácter instrumental del
método, diferenciándolo clara y distintamente de las técnicas; y se presenta
un cuadro general del proceso que se sigue en la investigación científica.
En seguida, se exam.inan rigurosamente algunas nociones críticas de la
c·iencia, como son la abstracción, la conceptuación, la definición y el des-
cubrimiento de las categorías. Después, se introducen la,s fórmulas elemen-
tales: leyes, teorías, principios, postulados, fundamentos, proposiciones,
teoremas y empiremas. En la segunda parte, se hace un anáiisis detallado
del marco de referencia, las hipótesis, las explicaciones y las predicciones.
Lu. tercera parte trata de las funciones principales que constituyen el do-
minio de las operaciones metódicas y de las reglas que se aplican cuando
ejecutamos una observación, un experimento y un razonamiento. Finalmen-
te, la cuarta parte se refiere a la metodización de los razonamientos discur-
sivos, estableciendo las condiciones necesarias y suficientes para realizar
inferencias conclu·yentes o hipotéticas de carácter deductivo, inductivo, trans-
ductivo y analógico.
El rtutor expresa su agradecimiento a todos los colegas y alumnos que
le hicieron sugestiones muy valiosas y discutieron con calor y en forma ri-
ynrosa, los diversos tópicos que aqu-í se exponen.

E. de G.
lV[arzo de 1978.
L CARACTERIZACION

l. CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
El conocimiento científico es el resultado de una actividad humana de
carácter social, que se realiza colectivamente, y de cuyos resultados se des-
prenden muchas aplicaciones prácticas, las cuales contribuyen a la satisfac-
ción de nuestras necesidades y al mejoramiento de las condiciones en que
vivimos. Quienes trabajan en el campo de la ciencia son los investigadores
científicos, también llamados simplemente investigadores o científicos a
secas. En su actividad científica, los investigadores ejecutan muchas ope-
raciones manuales y mentales, mediante las cuales descubren la existencia de
cosas nuevas, conocen sus distintas propiedades, determinan sus relaciones
con otras cosas, fijan su composición y los vínculos entre sus elementos
componentes, comprueban las conclusiones previstas o averiguan la necesi-
dad de modificar dichas conclusiones y, lo que es más importante, encuentran
las maneras de intervenir en el desarrollo de los procesos naturales y socia-
les, para cambiar consecuentemente sus efectos. Las operaciones que reali-
zan los investigadores científicos son similares a las que practican diaria-
mente los otros hombres y mujeres; aunque con la diferencia notable de
que las actividades científicas se llevan al cabo con mayor rigor y en con-
diciones determinadas con precisión.
La actividad científica se desarrolla dentro de un marco de referencia
bien definido, tiene una estructura interna determinada y utiliza procedi-
mientos estrictos. Y, por cierto, tanto el marco de referencia, como la es-
tructura y los procedimientos que emplea la ciencia, han sido descubiertos
o creados, o bien, descubiertos y creados a la vez, como resultado de la
propia actividad científica. Por lo tanto, constituyen un producto histórico
de la misma investigación científica y, además, están siendo profundizados,
ampliados y mejorado,; continuamente, al paso y medida en que avanza
el conocimiento. Entonces, para estar en buenas condiciones de aprender
primero lo que otros saben y de poder emprender después, por nuestra
cuenta, investigaciones que nos conduzcan a la adquisición de conocimien-
tos nuevos o, en otros casos, a la aplicación técnica de los resultados de la
ciencia, es necesario tener una comprensión clara del marco en que se
desenvuelve la actividad científica, lo mismo que de su estructura, de las
funciones operantes entre sus elementos y de los procedimientos que se
practican en ella.
La ciencia es la explicación objetiva y racional del universo. Es una
explicación, porque describe las diversas formas en que se manifiestan los
procesos existentes, distingue las fases sucesivas y coexistentes observadas
en su desarrollo, desentraña sus enlaces internos y sus conexiones con otros
procesos, pone al descubierto las interacciones que se ejercen entre unos
Y otros, determina las condiciones que son necesarias para que ocurra cada

11
12 CARACTERIZACIÓN

proceso y suficientes para llevarlo a efecto y, en fin, encuentra las posi-


bilidades y los medios convenientes para hacer más eficaz la intervención
humana en el curno de los procesos, ya sea acelerándolos, retardándolos,
intensificándolos, atenuándolos o modificándolos de varias maneras.
La explicación científica es objetiva, porque representa las formas
en que los procesos manifiestan su existencia. Tal existencia de los pro-
cesos que la ciencia estudia, no depende de las sensaciones, ni tampoco de
la conciencia, el pensamiento, las pasiones, la voluntad, la imaginación, el
conocimiento o la ignorancia de los sujetos que los conocen. Se trata, pues,
de una existencia propia, tal como la que tiene un hijo con respecto a
sus padres, independientemente de que sean éstos quienes lo hayan engen-
drado. Entonces, la explicación científica se refiere a procesos que existen
objetivamente y, a la vez, es ella misma objetiva, en tanto que refleja con
fidelidad cada vez más aproximada a los procesos existentes y su compor-
tamiento. Por eso es que todo conocimiento puede ser verificado y confir-
mado en cualquier momento y por parte de cualquiera persona.
La explicación científica es racional, porque establece una imagen
racional de cada uno de los procesos que llega a ser conocido, lo mismo
que cada una de sus propiedades y de sus interrelaciones con los otros
procesos: Y, luego, la explicación científica encuentra las conexiones racio-
nales que son posibles entre todos y cada uno de esos conocimientos adqui-
ridos, construyendo así una densa 1·ed de vínculos, implica-ciones y otros
tipos de relaciones. Después, dichas conexiones racionales son sometidas a la
prueba decisiva de la experiencia, ajustándolas, modificándolas y afinán-
dolas cuantas veces se hace necesario, hasta conseguir que representen los
enlaces que existen efectivamente entre los procesos reales. Cuando eso se
consigue, y sólo entonces, las conexiones racionales se convierten en cono-
cimientos objetivos.
El universo, objeto único que la ciencia descubre y explica, es el con-
junto total de los procesos que existen de manera independiente a cual-
quier sujeto y al modo como éste los conozca, los ignore o se los imagine.
En ese conjunto total de lo que existe objetivamente, está incluido el hombre
como una de sus partes integrantes. También están comprendidos los d,_iver-
sos nexos existentes entre el hombre y los procesos naturales; al igual que
las relaciones sociales establecidas entre los hombres. Por consiguiente, el
universo es la fuente inagotable del conocimiento científico y, a la vez, la
base inelusible para su comprobación. El universo en su conjunto tiene
también una existencia objetiva, al igual que todos y cada uno de los proce-
sos que lo integran. Las otras propiedades generales del universo -además .
de su ~xistencia objetiva- se han puesto al descubierto y se siguen deter-
minando con el avance del conocimiento científico.
Las características antes señaladas se refieren tanto al conocimiento
científico en su conjunto, como a cada una de las ciencias en particular.
Por lo tanto, cada disciplina científica se ocupa de estudiar las diversas ma-
nifestaciones del universo, para determinar precisamente las propiedades de
los procesos existentes y explicar de manera objetiva y racional su comporta-
miento. En particular, cada ciencia concentra su interés en ciertos grupos
de procesos, o bien, en algunas propiedades observadas en todos los procesos
del universo. De esa manera, cada disciplina científica estudia al universo
específicamente, con respecto a determinados procesos o únicamente en re-
lación con ciertos aspectos de su existencia. Entonces, el dominio propio de
cada ciencia está constituido por la totalidad de aquellos procesos, o de tales
CONOCIMIENTO 13

propiedades, que se encuentran incli. ,º"' .lentrn de esa consideración delimi-


tada particularmente.
Los dominios de las ciencias corresponden, en algunos
casos, a los distintos niveles de la existencia. En otros casos, se refieren
a un grupo de propiedades universales de la existencia. Otras veces, el
dominio de una disciplina está definido por alguna de las actividades huma-
nas. Y, casi siempre, dentro de cada ciencia resulta pertinente establecer
subdvisiones, de acuerdo con las características de los procesos estudiados.
que constituyen las ramas de la ciencia en cuestión. Lo que no se puede
hacer es establecer arbitrariamente un dominio científico y, por
nunca se ha creado una disciplina obedeciendo simplemente a la voluntad
de uno o de varios investigadores.
De acuerdo con los conocimientos actuales, podemos considerar esque-
máticamente varios niveles de la existencia. El más profundo de ellos
es el constituido por la estructura interna de las llamadas partículas ele-
mentales, esto es, por los quarks y sus intéracciones. Luego viene el nivel
formado por las partículas elementales (fotones, leptones, electrones, meso-
nes, protones, neutrones, hiperones) en estado es decir, cuando no
fo1·man parte de alguna estructura más compleja. En seguida tenemos el
nivel del núcleo ª"'"rn"'-'", en donde ocurren procesos con energías eleva-
dísimas dentro de distancias sumamente pequeñas. Después vienen los áto-
mos, de los cuales forman parte los núcleos como partículas indivisas, en cu-
yos procesos se encuentran implicadas energías menos elevadas y distan-
cias algo mayores. A continuación tenernos los procesos químicos, que
comprenden las reacciones entre los átomos como partículas indivisibles y
entre los cuales se produce la inmensa variedad de composiciones y desinte-
graciones moleculares. Luego tenemos los movimientos y las transferen-
cias de energía que tienen lugar entre las moléculas, constituyendo los pro-
cesos termodinámicos. Después vienen los procesos mesocósmicos, o de dimen-
siones comparables a las humanas, que son estudiados por la física clásica.
Sigue el nivel de los procesos mac:rocósmicos, en los cuales intervienen ener-
gías, masas, velocidades y distancias astronómicas, integrando el dominio
de la física relativista. En otro sentido, desprendiéndose también del
nivel de las moléculas, se hallan los procesos biológicos, que se producen
a partir de ciertas síntesis químicas complejas y que incluyen la reproduc-
ción, la integración de organismos y su evolución. En ese mismo sentido,
tenemos finalmente los procesos sociales, que se 1mcian en una etapa
elevada de la organización biológica, mediante la transformación de la
evolución en desarrollo histórico y social humano.
Cada uno de esos niveles se encuentra gobernado por un grupo espe-
cífico de leyes, aunque todos se encuentran vinculados por una multitud de
regularidades comunes, entre las cuales figuran algunas que se cumplen
en todos los niveles, como ocurre con la conservación de la energía. También,
cada uno de los niveles antes mencionados, exceptuando los dos últimos,
constituye, el dominio de estudio de una física, incluyendo a la química
que, por razones históricas, conserva ese nombre. Tenemos así : la física
de los quarks, la física de las partículas elementales, la física nuclear,
la física atómica, la química o física molecular, la termodinámica, la física
clásica y la física :relativista. El penúltimo nivel al que nos hemos referido,
corresponde al dominio de la biología y, el último, es el dominio de las
ciencias sociales.
Los niveles de la existencia se encuentran acotados dimensionalmente,
de una manera bastante precisa. Lo cual quiere decir que, dentro de cada
14 CARACTERIZACIÓN
rango de dimensiones espaciales, existe una clase de procesos cuyo com-
portamiento está gobernado por un grupo determinado de leyes. Así, por
ejemplo, los organismos vivos ocupan el rango que abarca desde los micro-
bios más pequeños, que miden l micra = 0.0001 centímetros que, en la nota-·
ción más usada ahora, basada en las potencias del número 10, equivale a
10- 4 cm; hasta los animales más grandes, como son las ballenas azules, que
llegan a medir 60 metros, correspondiendo ese rango a las decenas de me-
tros, o sea: 10 metros = 10" cm = 1000 centímetros. Una gran parte de
las otras propiedades, no espaciales, de los procesos también se encuentran
confinadas a las dimensiones del rango correspondiente; como sucede, por
ejemplo, con la energía de cohesión nuclear -la mayor en magnitud entre
todas las energías existentes- que solamente ejerce su acción a las distan-
cias comprendidas en el interior del núcleo atómico. Por supuesto, hay otras
propiedades de los procesos que trascienden los límites del rango de dimen-
siones espaciales correspondiente. Pues bien, las dimensiones de los dife-
rentes niveles de la existencia, se encuentran delimitados de la manera
siguiente:

10-100 lQ-50
cm: interior de las partículas elementales
10-14 cm: partículas elementales en libertad
10-13 10-12 cm: núcleos atómicos
lQ-8 cm: átomos
lQ-7 cm: moléculas grandes
10-s cm: moléculas gigantescas
lQ-5 cm: virus
10-4 a 10 3 cm: organismos vivos
(102 cm: humanos)
10 8 a 1010 cm: planetas
(109 cm: Tierra)
10 9 a 10 14 cm: estrellas
(1011 cm: Sol)
1Q15 cm: sistemas planetarios
10 22 a 1Q23 cm: galaxias
10124 cm: grupos de galaxias

Desde el punto de vista biológico, el hombre se separó ostensiblemente


de las otras especies animales, principalmente por su posición erecta, la
eilpecialización de sus manos y su lenguaje articulado. En rigor, desde la·
época en que se diferenciaron nuestros primeros ancestros propiamente hu-
manos, quedó suspendida la evolución somática o, al menos, dejaron de pro-
ducirse en su cuerpo cambios suficientemente importantes para dejar hue-
llas notables en su esqueleto. Entonces, justamente, la evolución se transfor-
mó de biológica en social. Desde luego, los cambios biológicos que contri-
buyeron al desarrollo humano, se encuentran conectados íntimamente entre
sí -como ocurre, por ejemplo, de manera tan notable entre el cerebro y la
mano- y, a la vez, se han afinado considerablemente, y de un modo re-
cíproco, con los adelantos culturales de la sociedad.
Con el desarrollo de la actividad de sus manos, el hombre pudo fabri-
car las herramientas para su trabajo, cada una de las cuales reproduce y
amplifica algunas de las operaciones que aquellas ejecutan. Sólo que, como
tales utefactos no forman parte integrante del cuerpo humano, no pudie-
ron hacerse hereditarios en el sentido biológico y, por lo tanto, la habilidad
necesaria para elaborarlos y utilizarlos tuvo que ser transmitida como una
CONOCIMIENTO CIENTÍFICO 15

experiencia colectiva, primero a través del ejemplo directo y, después, con-


jugando el precepto con el aprendizaje práctico. Se trata de una tradición
que tiene que ser adquirida socialmente por cada hombre y que se enriquece
de continuo. La comunicación por medio del lenguaje permite acumular
los conocimientos adquiridos y los hace susceptibles de ser desarrollados a
través de la abstracción y el razonamiento. A su vez, por medio de la ra-
zón se anticipan muchos conocimientos, que luego son verificados en la ex-
periencia y, también, se formulan planes y se hacen proyectos para la inven-
ción de otros artefactos, que después se tienen que probar en la práctica.
En el transcurso de su evolución social, el hombre consiguió elaborar
nuevos utensilios para mejorar su trabajo, estrechó su actuación en com-
pañía y la cooperación con sus semejantes, llegó a fabricar herramientas para
hacer herramientas y empezó a desarrollar el arte, que en un principio tuvo
implicaciones eminentemente prácticas, Así, el hombre continuó impulsando
el proceso de hacerse por sí mismo, afirmando y desenvolviendo su humani-
dad. Sin embargo, durante un largo periodo, se contentó con seguir recolec-
tando lo que estaba «al alcance de su mano,,, aunque agregando algo más: lo
que quedaba «al alcance de sus herramientas». Solamente con la siembra, el
cultivo y el logro de un mayor rendimiento de las plantas, a través de su selec-
ción artificial y de su cuidado esmerado, junto con la domesticación de algu-
nas especies animales y su consiguiente aprovechamiento y disponibilidad,
fue como ei hombre pudo introducir un cambio fundamental en su actitud
hacia la naturaleza y en el carácter de su actividad práctica. De esa mane-
ra, el hombre inició el proceso de imprimir su propio sello a la naturaleza,
haciéndola comportarse a la medida de sus necesidades y empezando real-
mente a humanizarla. Por medio de la actividad de su trabajo en cooperación
es como el hombre ha logrado tranformar a la naturaleza y lo sigue ha-
ciendo, de tal suerte que el carácter y la magnitud de los cambios produci-
dos por obra del hombre, solamente podrán desaparecer con la destrucción
de la Tierra.
La naturaleza coincide, en cierto modo, con el universo entero, en tanto
que comprende a todo lo que existe objetivamente sin haber sufrido pertur-
bación o cambio por obra humana. Por ende, el hombre es parte integrante
de la naturaleza, en lo que concierne a sus caracteres biológicos. Entonces,
son ciencias naturales las disciplinas que estudian a la naturaleza en sus
diversos niveles y en sus distintos aspectos. En cambio, el estudio de la
sociedad en todas las formas y aspectos de su organización y su desarrollo,
lo mismo que de las diversas actividades que el hombre realiza y de los
productos resultantes de esas actividades, junto con la historia de la propia
sociedad en sus múltiples aspectos, constituye el dominio de las ciencias
sociales. En otras palabras, todos los procesos que existen objetivamente y
han sufrido alguna transformación por obra de la actividad humana, tienen
carácter social y son objeto de estudio de alguna ciencia social.
Un ejemplo de ciencia natural lo tenemos en la biología, que estudia
los organismos vivos y sus actividades, comprendiendo sus f--.rmas, sus es-
tructuras, su fisiología, su identidad específica, su metabolü,mo, su creci-
miento, su reproducción, su envejecimiento, su muerte, su distribución geo-
gráfica, las relaciones e interacciones entre unos organismos y otros, su
adaptabilidad al medio en que viven y las modificaciones que producen ,
en su ambiente, el origen de la vida, las características de los organismos
que vivieron en otros periodos geológicos, ]a evolución de las especies y ei
funcionamiento de la herencia. Por su parte, la economía es la ciencia social
que estudia la producción y la distribución de los bienes y servicios, que
16 CARACTERIZACIÓN

permiten la satisfacción de las necesidades humanas y el desarrollo de la


sociedad. Dichos bienes y servicios son producidos como resultado de una
actividad humana, que es el trabajo realizado conforme a un sistema deter-
minado de relaciones sociales de producción. En rigor, el dominio de la eco-
nomía está constituido por la sociedad en su conjunto, considerada pre-
cisamente al nivel de las relaciones sociales de producción, que consti-
tuyen su infraestructura y las cuales se desarrollan y se transforman his-
tóricamente.
En la geometría, que se ocupa de estudiar al espacio en sus diversos
aspectos y tranformaciones, tenemos el ejemplo de una ciencia que investiga
un grupo de propiedades que son comunes a todos los procesos y que se ma-
nifiestan, aunque con diversas modalidades y matices diferentes, en todos
los niveles de la existencia. En la cibernética, que estudia la comunicación
y el control, tenemos una ciencia cuyo dominio es una síntesis de disciplinas
biológicas, matemáticas, físicas y sociales. La comunicación es la transmi-
sión de información. La información está constituida por cualquier señal,
mensaje, aviso, permisión, orden o prohibición. El control consiste en la trans-
ferencia de información con la intención de producir ciertos cambios pre-
determinados entre sistemas relativamente aislados. Un sistema relativa-
mente aislado es el que recibe influencia del resto del universo, pero sólo
a través de ciertas vías específicas llamadas entradas y que, a la vez,
ejerce influencia sobre el resto del universo, pero también únicamente a
txavés de ciertas vías específicas llamadas salidas. Los sistemas entre los
cuales se ejerce control pueden ser organismos vivos, mecanismos de cual-
quiera índole y organizaciones sociales.
2. MÉTODOS Y TÉCNICAS

El método es, literal y etimológicamente, el camino que conduce al co-


nocimiento. El método es el camino por el cual se llega a un cierto resul-
tado en la actividad científica, inclusive cuando dicho camino no ha sido
fijado por anticipado de manera deliberada y reflexiva. «El hombre se dis-
tingue del topo en que, antes de construir, diseña los planos de su activi-
dad». Para poder actuar con éxito, el investigador tiene que proyectar pre-
viamente su trabajo, incluyendo el procedimiento para ejecutarlo. Procedi-
miento es la acción de proceder; y, a su vez, proceder es pasar a poner en
ejecución una actividad a la cual antecedieron algunos esfuerzos realizados
y, también, es continuar en la ejecución de alguna actividad que requiere
cierto orden y tiene que llevarse al cabo consecutivamente. El método
es, entonces, el procedimiento planeado que se signe en la actividad cientí-
fica para descub1ir las formas de existencia de los procesos, distinguir las
fases de su desarrollo, desentrañar sus enlaces internos y externos, escla-
recer sus interacciones con otros procesos, generalizar y profundizar los
conocimientos adquiridos de este modo, demostrarlos luego con rigor racional
y conseguir después su comprobación en el experimento y con la técnica
de su aplicación.
El método es el instrumento de la actividad científica, esto es, aque-
llo de que nos servimos para conseguir el conocimiento de la naturaleza
y de la sociedad. En la actividad científica, los resultados dependen direc-
tamente del método empleado. Un método riguroso nos conduce a resulta-
dos precisos; en cambio, un método vago sólo nos puede llevar a resulta-
dos confusos. Pero, es indispensable que el método sea el instrumento
adecuado para el caso especifico de que se trate y que, además de aplicarse
con rigor, lo sea con habilidad, inteligencia e imaginación. Tal como ocu-
rre con cualquiera otro instrumento, lo principal es saber manejar el mé-
todo con tino y destreza. Jamás se debe perder de vista que el método
científico es un instrumento de trabajo y que su finalidad práctica impone
la necesidad de tener en cuenta siempre las posibilidades de su aplicación.
Cuando se participa en la ejecución de una actividad científica, se advier-
te que, por lo que se refiere al método, nunca se trata de un camino di-
recto, que la ruta trazada tampoco es inmutable y que es imposible tener
proyectado el camino a seguir en todos sus detalles. En cierto modo, el
método es un camino que se va haciendo o que, cuando menos, se va com-
pletando al recorrerlo para realizai· cada investigación específica.
El instrumento que la ciencia utiliza para seguir adelante, ha sido
forjado por la propia ciencia. En efecto, el método científico es también
un conocimiento adquirido como resultado de la actividad científica. Por
lo tanto, es un producto de la experiencia acumulada, racionalizada y pro-

17
18 CARACTERIZACIÓN
bada por la humanidad en el curso histórico del desarrollo de la ciencia.
El método se distingue de los otros conocimientos científicos por la fun-
ción peculiar que desempeña: una vez adquirido y después de haberse
verificado su eficacia, pasa a formar parte de la actividad de conquistar
nuevos conocimientos. Al igual que cualquiera otro conocimiento, el método
científico se encuentra en continuo desenvolvimiento histórico y sistemáti-
co. En rigor, el método científico eR una abstracción de las actividades que
los investigadores realizan, mediante la cual se concentra la atención exclu-
sivamente en los procesos de adquisición del conocimiento, desentendiéndose
del contenido particular de los resultados obtenidos, salvo en cuanto al
hecho de que sean válidos. En esas condiciones es como el método expresa
instrumentalmente las leyes que rigen el trabajo científico en el logro de
nuevos conocimientos. Entonces, de la misma manera en que el conocimien-
to científico representa, en último término, la expresión del dominio ejer-
cido por el hombre sobre los procesos existentes, así también, en el método
se expresa el dominio humano sobre el propio conocimiento.
Una operación es la acción de ejecutar un movimiento o una serie de
movimientos que producen un efecto, o de poner en práctica una relación
establecida en general para un caso particular. En la actividad científica
existen muchas operaciones manuales y mentalecí, que se encuentran deter-
minadas con precisión y se ejecutan conforme a reglas bien formuladas.
Una técnica es un procedimiento, o conjunto de procedimientos, regulado
y provisto de una determinada eficacia. También se denomina técnica al
conjunto de reglas aptas para dirigir eficazmente una actividad cualquiera
y la destreza nececíaria para realizarla. Más todavía, igualmente se llama
técnica al conjunto de procedimientos y operaciones por medio de los cua-
les se resuelve una dificultad o se cumple una función concreta. Natural-
mente, una misma dificultad o una misma función puede ser abordada por
varias técnicas diferentes. Dentro de la actividad científica y tecnológica,
una técnica es el conjunto de operaciones bien definidas y transmisibles,
destinadas a producir resultados previstos y bien determinados. Específica-
mente, una técnica viene a ser el procedimiento, o conjunto de procedimien-
tos, exigido para el empleo de un instrumento, para el uso de un material
o para el manejo de una determinada situación en un proceso.
La técnica se refiere siempre a una acción e incluye, necesariamente,
la experiencia previa. Tanto en la actividad científica y tecnológica, como
en las otras actividades humanas, existen varias clases de técnicas, entre
las cuales destacamos en el dominio científico las técnicas experimentales
y las racionales. Las técnicas se inventan, se enseñan, se aprenden, se trans-
miten de manera oral o escrita y a través de su mostración en la actividad
misma. Su invención y su perfeccionamiento son siempre obra colectiva
y progresiva. Las técnicas se desarrollan continuamente, se multiplican
sin cesar y cambian, al paso y en la medida en que avanzan la ciencia y
la tecnología. En todo caso, laR técnicas constituyen una de las partes más
adelantadas de la actividad científica. Ahora bien, las técnicas forman
parte de los métodos, pero no se confunden con ellos. Una técnica puede
figurar en varios métodos, sin que constituya necesariamente una parte
intrínseca de método alguno. Lo que es más, cada vez que se inventa una
técnica mejor, la anterior deja de ser utilizada. Tampoco hay técnicas que
sean exclusivas de un determinado método. Por otra parte, una técnica
científica puede llegar a convertirse en una técnica industrial; y, vicever-
sa, una técnica industrial puede ser adoptada como técnica científica. En
rigor, se tiene una independencia entre las técnicas y los métodos. Todo mé-
MÉTODOS Y TÉCNICAS 19
todo incluye técnicas, mientras que no hay técnica alguna que incluya como
parte integrante a un método. Ningún método está compuesto exclusivamente
de técnicas; y, ninguna de las técnicas que forman parte de un método, se
encuentra en esa situación_ para siempre. En suma, un método consta de
varias técnicas, junto con otros muchos elementos de otra índole; pero jamás
es un mero conjunto de técnicas.
El método científico se funda estrictamente en las técnicas experi-
mentales, las operaciones lógicas y la imaginación racional, se desarrolla
mediante aproximaciones sucesivas, se comprueba reiteradamente en la
práctica y se afina mediante la conjugación de la reflexión comprensiva
y el contacto directo con la realidad objetiva. La formulación lógica del
método se ha conseguido hacer, y se sigue desarrollando, mediante el es-
fuerzo conjunto de los investigadores teóricos y los experimentadores. Su
expresión clara y precisa implica la generalización de los procedimientos
surgidos dentro de cada disciplina, para hacer efectivas todas sus posibi-
lidades y extender Rus alcances. En el método científico se encuentran com-
prendidos, entonces, todos los procedimientos que se utilizan en la adqui-
sición y la elaboración del conocimiento. Por consiguiente, forman parte
del método las secuelas generales y las modalidades específicas que aquellas
adoptan dentro de los diversos dominios de la ciencia, el planteamiento
de los problemas y las maneras de abordar su solución, las operaciones
indagadoras, los razonamientos concluyentes, las demostraciones y las re-
futaciones, las formas de argumentar, los modos empleados en la expo-
sición discursiva, los procedimientos de verificación experimental, la
planeación de los experimentos y las técnicas para llevarlos al cabo, lo mis-
mo que las funciones lógicas y las operaciones que se ejecutan con ellas.
En términos de un esquema general, el proceso de la investigación
científica se despliega en las siguientes etapas principales:

1) el surgimiento de un problema ( entendemos por problema cualquie-


ra dificultad que no se puede resolver automáticamente, es decir,
con la sola acción de nuestros reflejos instintivos y condicionados,
o mediante el recuerdo de lo que hemos aprendido anteriormente);
2) la revisión de los conocimientos anteriores que sean pertinentes
y la comprensión cabal de ellos ;
3) el planteamiento claro y distinto del problema;
4) la búsqueda de su solución, incluyendo su explicación posible, me-
diante la formulación de una hipótesis;
5) la predicción de las consecuencias de la hipótesis;
6) la planeación del experimento necesario para verificar las conse-
cuencias de la hipótesis;
7) el diseño del experimento, incluyendo el método adecuado pard
realizarlo;
8) la ejecución del experimento, aplicando rigurosamente el método,
con la habilidad, la inteligencia y la imaginación requeridas;
9) la obtención de algún resultado que sea comprobable o demostrable,
o bien, ambas cosas a la vez;
10) la demostración o la verificación experimental del resultado, o
las dos cosas ;
11) la interpretación de.! resultado en los términos de la teoría co-
rrespondiente;
20 CARACTERIZACIÓN
12) la inserción del resultado en el sistema de los conocimientos ad-
quiridos;
13) la indagación de algunas consecuencias implicadas por el 1·esul-
tado; y,
14) el surgimiento de nuevos problemas.

Es necesa1·io aclara1· que el proceso de la investigación científica es


una actividad cíclica, tanto porque de los resultados obtenidos surgen nue-
vos problemas, iniciándose así un nuevo ciclo, como porque cada una de
las fases puede dar lugar a indagaciones epicíclicas, en las cuales se repi-
ten algunas de las fases ante1·iores.
Una vez que se tiene definido el propósito de una investigación, se
diseña el plan para alcanzarlo, que viene a ser el camino --el método en
sentido lato-- que llevará hacia esa meta. Naturalmente, nadie puede em-
prender una investigación sin tener experiencias previas, ya sea adquiridas
por cuenta propia o por cuenta ajena. Desde luego, en el diseño del plan
figuran algunos métodos ya probados en otras ocasiones, aunque nunca
se pueda pretender utilizarlos exactamente de la misma manera y, muchas
veces, se imponga la necesidad de introducir algunas modificaciones en los
métodos mismos. Dichos métodos proceden del examen crítico que cons-
tantemente se está realizando de la ciencia, especialmente con respecto
a ·los conocimientos ya comprobados resultantes de la investigación. El exa-
men se concentra en los conocimientos seguros y en los procedimientos que
han conducido a su obtención. Entonces, se destaca claramente la impiw-
tancia de practicar ese examen crítico de la actividad científica en el pro-
ceso de su desarrollo, y no solamente en lo que se refiere a sus resultados.
De lo que se trata es de examinar la práctica de la investigación científica,
pero no limitándola a una reflexión posterior a su ejecución, sino de ha-
cerlo justamente cuando esa actividad se está realizando. Pues bien, como
consecuencia de ese examen, se advierte que la parte más activa de cual-
quier conocimiento logrado viene a ser justamente el método utilizado
porque es la parte susceptible de coadyuvar después a la ejecución de nuevas
investigaciones y, por ende, a la obtención de nuevos conocimientos.
El método científico es general y, por consiguiente, se aplica en todas
y cada una de las ciencias, manteniendo en dichas aplicaciones sus ~arac-
terísticas generales. En rigor, el método científico es único y sus diferen-
cias parciales señalan simplemente otras tantas etapas de su desenvolvi-
miento, en recíproca acción con el progreso del conocimiento. El hecho de
que en e] universo todo se encuentre entrelazado formando un conjunto
inseparable, o sea, que los procesos objetivos se encuentren en una conexión
indisoluble, en todas las manifestaciones de su existencia en movimiento
Y en cambio incesantes, sirve de fundamento inconmovible a la considera-
ción de la unidad del universo y, con ella, a la unidad del método cien1:í-
fico. Para servir eficazmente en su función de instrumento, es necesario
que el método reproduzca en la investigación al desarrollo general del uni-
verso y que, a la vez, represente las fases comunes de ese desarrollo en una
correspondencia biunivoca. Entonces, tal como los resultados del conocimiento
científico corresponden a las propiedades y las conexiones activas que los
procesos existentes ponen de manifiesto y las 1·eflejan de cierta manera,
así también el método corresponde a las formas de desarrollo y de trans-
formación de dichos procesos, reflejándolas de un modo definido.
La investigación científica se practica en todos los campos de) conoci-
miento con arreglo al mismo método general Por lo tanto, las diferencias
MÉTODOS Y TÉCNICAS 21

que se aprecian entre el método en la física y en la historia, o entre las


operaciones metódicas típicas de la biología y las de la economía, son sen-
cilÍarnente las diferencias específicas que se producen en la particulariza-
ción del método, siempre uno y el mismo, de acuerdo con el dominio de que
se trate y conforme a las características objetivas de los procesos impli-
cados. Así, los caracteres generales del método se especifican en cada una
de las disciplinas particulares, con arreglo a las peculiaridades de los pro-
cesos y las relaciones estudiados. Podemos decir que el método se particula-
riza en tantas ramas como disciplinas ci~ntíficas existen y, dentro de ellas,
todavía se especializa aún más y hasta llega a singularizarse en cada inves-
tigación. Entonces, las caracter~ticas del método científico se muestran de
una manera en las matemáticas y de otra en la física, la biología, la psico-
logía, la economía o la historia. Y, la vez, esas particularidades se reflejan
en el conjunto, en donde se manifiestan con las diversas variantes y moda-
lidades que adquieren en cada disciplina.
Dentro de la unidad de los métodos utilizados en la actividad cientí-
fica, se pueden distinguir tres géneros principales, que corresponden a
otras tantas fases del proceso del conocimiento. Dichas fases son intrínseca-
mente inseparables, se encuentran conectadas recíprocamente, interactúan
unas con otras y constituyen etapas obligadas en cada investigación que
se realiza. No obstante, es posible distinguirlas relativamente con claridad.
Así tenemos, en primer luga1·, la fase propiamente investigadora, luego
viene la fase de sistematización y, por último, tenemos la fase expositiva.
En la investigación propiamerite dicha, se hace el descubrimiento de nuevos
procesos existentes, de aspectos nuevos en los procesos ya conocidos o de
relaciones que no estaban determinadas entre los procesos. La sistema-
tización pemite establecer la conexión racional de los resultados obtenidos,
formula su demostración o consigue su verificación experimental y elabora
su interpretación, ya sea conforme a las explicaciones conocidas o con arreglo
a nuevas hipótesis que entonces se formulan. Después de su sistematización
es cuando el nuevo concimiento puede ser expuesto en· forma convincente,
para comunicarlo a los otros científicos y ofrecerlo a su crítica.
La investigación científica nunca se repite, ni menos produce resultados
iguales a los obtenidos con anterioridad. Por lo contrario, con excepción
de aquellos casos en que se trata de confirmar una consecuencia o de ve-
rificarla de otra manera, la investigación científica siempre produce resul-
tados nuevos. Por lo tanto, los productos elaborados en la actividad cien-
tífica son singulares y únicos; lo cual contrasta notablemente con la
fabricación industrial, que elabora productos iguales por millares y millo-
nes. Por otra parte, los resultados de la actividad científica tampoco pro-
vienen de la simple aplicación de una técnica o de un grupo de técnicas,
puesto que los conocimientos no se producente mediante procedimientos
enteramente :regulados, ni se encuentran completamente previstos y bien
determinados por anticipado. De una manera más aproximada a otras ac-
tividades humanas, podemos decir que la investigación científica es un
arte. Por consiguiente, se trata de una actividad que requiere de ciertas
prácticas y habilidades, manuales y mentales. El investigador tiene que
aprender ese arte y adiestrarse en su ejercicio, antes de poder emprender
por su cuenta la tarea de resolver algún problema surgido en el campo
de la ciencia. Por s•rpuesto, el arte de investigar tiene que practicarse· con
inteligencia, imaginación y paciencia, dentro del mayor rigor racional y
la más estricta objetividad. De lo anterior, podemos concluir que la inves-
tigación es, en útimo extremo, el arte de saber emplear el método científico.
22 CARACTERIZACIÓN

En la fase investigadora del método cientifico, se pueden discernir tres


alternativas importantes:
a) la que desemboca en la anticipación de descubrimientos, en la in-
vención o en la creación, valiéndose de la imaginación racional, que
es el (irs inveniendi o arte de encontrar, imaginar o inventar.
b) la que conduce a la formulación de conjeturas y lleva a resolver los
problemas siguiendo caminos abreviados o atajos, que es el ars
conjecturandi; y
c) la que consiste en la investigación estrictamente hablando, que es
el ars pervestigandi.
La fase de sistematización del método científico, que incluye la com-
probación, la validación, la prueba, la verificación, la confirmación, la de-
mostración, la justificación, la formalización, la fundamentación y la ubi-
cación en el sistema de la ciencia en cuestión de los nuevos conocimientos,
8e denomina m·s probandi.
En fin, la fase correspondiente al método del discurso científico, que
permite exponer de una manera clara, concisa, consecuente, precisa, convin-
cente y ostensible la investigación realizada, se llama también ars disserendi.
3. NOCIONES CRÍTICAS

En la actividad científica se hacen continuamente abstracciones. La


abstracción consiste en considerar un proceso, o un grupo de procesos, con
respecto a una o unas cuantas propiedades de su existencia, prescindiendo
de todas las otras. Entre las propiedades que muestra un proceso, pocas
o muchas, se escoge una sola de ellas para consider::,~·la aparte de las de-
más, abstrayéndola de ellas. Por lo tanto, abstraer es aislar y destacar una
propiedad sin hacer referencia alguna a las otras propiedades de! proceso,
ni tampoco a las vinculaciones entre aquella y éstas. La abstracción permite,
entonces, concentrar el estudio en una propiedad concreta, o en unas cuan-
tas propiedades concretas, haciendo caso omiso de las otras. Por supuesto,
la abstracción no significa que se consideren inexistentes las otras propie-
dades, sino simple y llanamente que no se las toma en cuenta. El fun-
damento objetivo de la abstracción se encuentra en el hecho de que el
universo es susceptible de descomponerse en partes aisladas, aunque siem-
pre de modo relativo y transitorio. En todo caso, la abstracción no repre-
senta un verdadero alejamiento de la realidad objetiva, sino el apartar cier-
tos aspectos de esa realidad, con el propósito de efectuar una investigación
intensiva. Así, por ejemplo, en la física es posible estudiar las propiedades
de los diversos movimientos ejecutados por los cuerpos, incluyendo las
trayectorias que describen y los tiempos que emplean en recorrerlas, pero
sin tomar en cuenta las fuerzas que producen dichos movimientos. Por
consiguiente, en la cinemática, que es la disciplina que estudia el movi-
miento de esa manera, se hace abstracción de las fuerzas. De un modo aná-
logo, en la lógica es posible estudiar por separado los elementos del pen-
samiento, incluyendo sus relaciones y las operaciones que se pueden eje-
cutar con ellos, haciendo abstracción de su desarrollo y de sus transforma-
ciones, esto es, como si tales elementos fuesen invariantes. La disciplina
que se encarga de realizar esa tarea, recibe el nombre de lógica formal.
La abstracción es una operación racional que produce como resultado
separar una o varias cualidades de un proceso,· para considerarlas en un
contexto simplificado. En rigor, se trata de una operación imprescindible
para obtener el conocimiento de la existencia. Si intentáramos comenzar
a conocer un proceso tomando en cuenta el conjunto de sus propiedades
Y sus interacciones con otros procesos, tendríamos que considerar simultá-
neamente una enorme cantidad de elementos diferentes, que nos produci-
ría una representación caótica. Lo que siempre tenemos necesidad de
hacer para llegar a conocer cualquier proceso es una primera abstracción
Y, sobre ella, otra abstracción y, luego, otra abstracción más y así sucesi-
vamente, hasta reaiizar abstracciones cada vez más sutiles para alcanzar
las determinaciones más simples del proceso en cuestión. Después de haber

23
24 CARACTERIZACIÓN

llegado a ese punto, es necesario emprender el viaje de :retorno, hasta volver


nuevamente al proceso concreto considerado en su contexto íntegro. Pero,
entonces ya no tendremos una representación caótica del proceso en su
conunto, sino una :rica totalidad comprensible en sus múltiples determi-
naciones y relaciones. De esa manera, las determinaciones abstractas con-
ducen a !a reproducción de lo concreto, por el camino del pensamiento
científico. El procedimiento que consiste en elevarse de lo conc1·eto a lo
abstracto, es para el pensamiento la manera más eficaz de apropiarse de
las propiedades concretas del proceso ; y, después, mediante la elevación in-
versa, de lo abstracto a lo concreto, el pensamiento puede reproducir al pro-
ceso como una imagen :racional concreta y completa. Pero hay que tener
cuidado de no caer en la ilusión de concebir lo :real como si fuera el :resul-
tado del pensamiento que, partiendo de sí mismo, se concentrara en sí
mismo y se moviera por sí mismo ; ya que el proceso que acabamos de men-
cionar no es el proceso de formación del proceso concreto, sino de su ima-
gen racional.
La abstracción es una operación que admite su reiteración sin límite
alguno y en ambos sentidos. De tal manera que podemos abstraer de la
realidad, para luego abstraer de esa abstracción de la realidad y, más
tarde, abstrner de la abstracción de la abstracción de la realidad; y seguir
abstrayendo así indefinidamente. De un modo análogo, podemos pasar de
lo más abstracto a lo menos abstracto y, en seguida, a algo todavía me-
nos abstracto, hasta volver a la integridad de lo concreto por aproxima-
ciones sucesivas. La función específica de la abstracción consiste en poner
de relieve lo fundamental y lo pertinente de un proceso, haciendo de esa
manera posible su análisis. En cada proceso, son fundamentales las pro-
piedades y xelaciones que lo caracterizan peculiarmente; y son pertinentes
aquellos factores que ejercen una influencia decisiva en su desarrollo.
Por supuesto, es el investigador quien tiene que decidir en cada caso lo
que va a abstraer. Su decisión dependerá del problema que intente resol-
ver y de cuales sean los elementos fundamentales y pertinentes de los
procesos implicados en dicho problema. En la práctica, se requiere formular
hipótesis acerca de lo que es fundamental y de lo que es pertinente, pro-
fundizar en esas hipótesis, extraer consecuencias de ellas y verificar las
conclusiones con los resultados de la experiencia. Una vez que se determinan
los elementos fundamentales y pertinentes, o que se tienen indicios sufi-
cientes para considerar que se les tiene determinados, se concentra en ellos
1a investigación, haciendo las abstracciones convenientes.
Como ya lo hemos dicho, la abstracción no representa una separación
real, sino que hace resaltar ciertos aspectos de la realidad, desvinculándolos
relativamente de los otros, con propósitos de investigación concentrada e
intensiva. Pero, en modo alguno, se entiende que aquellos aspectos que no
son considerados en esas condiciones, dejan por eso de existir. Por lo con-
trario, esos otros aspectos son susceptibles de ser investigados también, en
abstracciones diferentes; pudiendo suceder que un elemento destacado en
una abstracción, resulte omitido en la consideración de ob·a abstracción
distinta. En la física, por ejemplo, tenemos que en la dinámica sí se toman
en cuenta las fuerzas que producen los movimientos, por lo cual dicha
disciplina es menos abstracta que la cinemática ; sin perjuicio de que en la
propia dinámica se haga abstracción de todos aquellos factores que no
son fundamentales ni tampoco pertinentes para el movimiento de los cuer-
pos. Por otra parte, en la geometría se estudian las propiedades de las
figuras, haciendo abstracción de los movimientos que éstas sufren; espe-
NOCIONES CRÍTICAS 25

cialmente porque se ha comprobado que tales propiedades permanecen in-


variantes ante cualquier movimiento de las figuras. En el caso de la mate-
mática, sucede que la abstracción se Ueva al extremo, aislando una propie-
dad común de los procesos del universo y destacándola, luego, en una forma
idealizada de perfección, que excluye cualquier :referencia a los propios
procesos de los q.ue procede. De esa manera se establecen los objetos
matemáticos primarios, como los números, las magnitudes y las figuras.
Después se hacen abstracciones de esas abstracciones, para constituir los
otros objetos matemáticos. Al mismo tiempo, se establecen operaciones entre
esos objetos, cuyo :resultado puede ser un objeto de la misma clase, o bien,
un objeto de una clase nueva. En esas condiciones, los objetos de la mate-
mática se encuentran determinados con toda precisión y no es posible
atribuirles propiedades arbitrarias, del m:ismo modo en que no se puede
cambiar arbitrariamente un proceso fisico, ni tampoco es posible modi-
ficar por un acto de voluntad o por capricho, su representación racional.

El concepto científico es la síntesis en la cual se expiesan los conoci-


mientos adquiridos acerca de un proceso, de sus propiedades, de sus relacio-
nes con otros procesos o de sus conexiones internas. Los conceptos se esta-
blecen y se desarrollan en el curso de la evolución histórica del conoci-
miento y con fundamento en la práctica social de la ciencia. Por eso es
que los conceptos científicos no son simples productos de la creación o
la imaginación racional, sino que :representan las ca:racte:risticas objetivas
de los procesos. Desde su forma más elemental hasta la más compleja, el
concepto se constituye por medio de la reconstrucción :racional de los datos
conocidos en la experiencia, o bien, de las conclusiones establecidas como
resultado de los :razonamientos. A través de esa reconstrucción racional,
esos datos y tales conclusiones son entrelazados, organizados y sintetizados
en ese todo unitario que es el concepto. La reconstrucción empieza muchas
veces por se:r vaga y mal acotada, pero siempre refleja al proceso, propiedad
o relación en su integridad. Luego, el concepto se afina, mediante la expe-
rimentación y el :razonamiento. El concepto ya formulado permite enten-
der mejor los datos observados o inferidos anteriormente y sirve, a la
vez, para descubrir o anticipar otros aspectos y nuevas :relaciones en los
pocesos. Después, el concepto se enriquece con la incorporación de esos
descubrimientos dentro de su contenido, ofreciendo entonces una compren-
sión más amplia y penetrante de los procesos y haciendo posible el hallazgo
de nuevos aspectos y enlaces entre ellos. De esa manera, los conceptos se
constituyen en elementos del conocimiento posterior y en instrumentos de
la acción humana sobre los procesos conocidos.
Los conceptos son abstracciones de los procesos, de sus propiedades y
de sus relaciones. La formulación de cada concepto se hace mediante abs-
tracciones sucesivas, que permiten destacar las propiedades y los vínculos
comunes de una clase de procesos semejantes. De esa manera, el concepto
no es pasivo ni indiferente, sino activo y pasible al avance del conoci-
miento. Así, las propiedades concretas de los procesos se funden en la uni-
dad del concepto, que es la cristalización del conocimiento. Cada concepto
científico posee un contenido que significa, por su intensión, las cualida-
des de los procesos que quedan comprendidos en su determinación y, por
su extensión, la cantidad de procesos que son miembros de la clase a la
cual se :refiere el concepto determinado. Ahora bien, debido a que el cono-
cimiento científico avanza sin interrupción, los conceptos se van enrique-
ciendo en su contenido y, por lo tanto, están sujetos a un desarrollo inten-
26 CARACTERIZACIÓN

sivo y extensivo. En algunas ocasiones, el enriquecimiento de un concepto


puede consistir en el incremento de su intensión, porque se haya descu-
bierto alguna nueva cualidad en los procesos representados por el concepto
que, entonces, se incorporan a su contenido. Por ejemplo, cuando se agre-
garon las propiedades de los números fraccionarfos a las cualidades ya
conocidas de los números naturales, formándose así la clase de los nú-
meros positivos ( enteros y fraccionarios), entonces creció la intensión del
concepto de número. En otros casos, el desarrollo puede estribar en el au-
mento de la extensión del concepto, debido a que se hayan encontrado otros
procesos que pertenezcan a la misma clase. Como sucedió, por ejemplo, con
el descubrimiento del planeta Plutón, con lo cual creció la extensión del
concepto de sistema solar. En fin, hay otros casos en que el desarrollo
del concepto produce un crecimiento simultáneamente cualitativo y cuan-
titativo de su contenido. Como ocurrió por ejemplo, cuando se descubrie-
ron los virus, incrementando de esa manera la intensión y la extensión del
concepto de biología. Corno puede advertirse, la extensión y la intensión
del concepto son dos variables de su determinación que, con el avance del
conocimiento, pueden aumentar o se pueden conservar en el mismo nivel,
pero que ya nunca decrecen. Por lo tanto, la relación entre la intensión y
la extensión de un concepto no es inversamente proporcional, sino que co-
rresponde a una función monótona no-decreciente, puesto que cada una
de ellas puede crecer o se puede mantener estacionaria, aunque sin retro-
ceder en ningún caso.
La cantidad infinita de los procesos existentes y la indefinida multipli-
cidad de sus manifestaciones, hacen necesario que, para distinguir una
clase y formular su concepto respectivo, se practique una selección entre los
procesos y con respecto a sus aspectos. Por consiguiente, la conceptuación
requiere de tres operaciones principales:
a) la abstracción de las propiedades secundarias, para hacer resaltar
las fundamentales;
b) la vinculación orgánica de esas propiedades fundamentales en una
representación racional unitaria e íntegra; y,
c) la comprobación experimental o la demostración racional del con-
cepto formulado.
En rigor, cada vez que se incrementa la intensión o la extensión de
un concepto, se vuelven a ejecutar esas tres operaciones para incorporar las
nuevas determinaciones a su contenido. De esa manera se consigue que, en
cualquier momento de su desarrollo, el concepto científico sea un reflejo
definido y correspondiente a ciertas conexiones y actividades que existen
objetivamente en los procesos del universo. En tales condiciones, una vez
comprobado o demostrado, el concepto es utilizado como equivalente de la
clase de procesos, propiedades o relaciones que representa. Entonces, los
cnceptos son imágenes o símbolos de los procesos existentes. En el caso
de los conceptos científicos, dichas imágenes están formadas de una manera
tan rigurosamente representativa que, después, los utilizamos como equi-
valentes para ejecutar razonamientos y obtener conclusiones. Con la cir-
cunstancia de que las consecuencias lógicamente necesarias de esas imá-
genes son, invariablemente, las imágenes de las consecuencias objetivamente
necesarias de los correspondientes procesos existentes. Esto es, que los
conceptos obtenidos en un razonamiento científico riguroso, representan
a los procesos resultantes de las actividades obj@tivas reflejadas por el
propio razonamiento y, por ende, son equivalentes a dichos prO'·,- "1S.
NOCIONES CRÍTICAS 27
En la actividad científica es indispensable saber con toda claridad y
precisión lo que se busca. También es menester el poder reconocer sin am-
bigüedad lo buscado, cuando se encuentre. Igualmente, es necesario tener
suficiente habilidad para determinar con exactitud lo que es realmente
nuevo, en el caso de lograr efectivamente hacer un hallazgo. Pues bien,
para cumplir satisfactoriamente esos desempeños, tenemos que conocer
lo que son las definiciones, aprender cuáles son sus funciones, saber ma-
nejarlas con acierto y adquirir destreza para formular bien aquellas defi-
niciones que nos resulte necesario establecer.
La definición de un concepto consiste en discriminar las condiciones
que debe satisfacer un proceso o un espécimen para formar parte integran-
te de la clase determinada por dicho concepto. La definición establece con
precisión los límites del concepto, distinguiendo netamente su dominio
y separándolo de los dominios de las otras clases. En rigor, la definición es
el criterio para decidir inequívocamente si un proceso o un espécimen per-
tenece o no pertenece al concepto definido. En ese sentido, la definición
establece una dicotomía, o sea, una división tajante entre la clase de pro-
cesos incluidos en el concepto y todos los demás procesos del universo. Dicho
de otra manera, la definición destaca al concepto como una clase, conside-
rando al resto de lo existente como su negación, o sea, como su complemento
o clase negativa. Sin embargo, la propia investigación ha puesto al des-
cubierto que los procesos no son separables de una manera tajante, ni tam-
poco se pueden aislar por completo, puesto que su vinculación es una cons-
tante universal. Por consiguiente, toda dicotomía acaba por mostrar su
relatividad y su carácter abstracto. Esa relatividad se manifiesta en un
doble sentido, puesto que se llegan a encontrar siempre procesos que per-
tenecen a las dos alternativas establecidas como excluyentes en la dicoto-
mía (con una notoria violación del precepto formal de la no-contradicción);
y, también, procesos que no pertenecen a ninguna de las dos (con una osten-
sible violación del precepto formal de la exclusión de tercero). Así, por
ejemplo, los fitomastiginos, organismos pertenecientes a la clase de los
flagelados, son vegetales y animales a la vez. Mientras que, por su parte,
los virus, que posiblemente son organismo vivos, no son seguramente ni
vegetales ni animales; y tampoco son móneras, ni protistas, ni hongos,
ni metafitos, ni metazoarios. En fin, las paradojas son casos ilustrativos de
la imposibilidad de establecer definiciones tajantes. Como ocurre, por ejem-
plo, con la regla general de que «no hay regla sin excepción».
Para formular un criterio inequívoco que permita saber si un proceso
pertenece o no al concepto definido, no es necesario hacer una enumeración
exhaustiva d las cualidades conocidas de los procesos o especímenes com-
prendidos en ese concepto. Por eso, en la definición solamente figuran
aquellas características que son peculiares de los procesos o de los especíme-
nes integrantes de la clase representada por el concepto en cuestión. Tales
características se destacan así como las cualidades distintivas de dichos
procesos o especímenes y, en consecuencia, son suficientes para distinguirlos
sin ambigüedad de los otros procesos o especímenes. Entonces, como se
puede advertir claramente, la intensión de un concepto -es decir, el con-
junto de sus cualidades- queda necesariamente implicada por la defini-
ción; aun cuando la intensión siempre es más rica que la definición del
mismo concepto. De esa manera, la intensión de un concepto puede seguir
creciendo indefinidamente, sin que sea necesario modificar o ampliar por
ello su definición. Sin embargo, hay ocasiones en que si se requiere cambiar
la definición establecida, tal como sucede cuando se descubre que una de
28 CARACTERIZACIÓN
las cualidades incluidas en la definición no es una de sus propiedades'
distintivas, o bien, cuando la definición se convierte en un paradoja.
La definición implica a la intensión del concepto, pero no coincide
con ella, puesto que establece a una sola cualidad (simple o compleja)
como distintiva de la clase definida. La definición es denotativa, ya que
indica el criterio discriminante para determinar la pertenencia a una
clase y eso lo hace de una manera ostensiva. También resulta que la defi-
nición, siendo intensiva, acota con precisión e inequivocidad a la extensión
del concepto. Por otra parte, la definición es estipulativa, en tanto que,
al fijar un término para designar al concepto definido, establece la manera
en que dicho término va a ser utilizado en la investigación. Lo que se debe
cumplir estrictamente, una vez adoptada una definición, es conservarla
durante el curso de esa investigación. De esa manera, la definición f1.rn-
damenta al concepto en los resultados de la experiencia y en las conse-
cuencias del razonamiento y, al mismo- tiempo, lo interrelaciona con los otros
conceptos, tanto con los ya establecidos como con los nuevos que entonces
surgen. En todo caso, aun cuando la definición no amplía propiamente el
conocimiento, sí desempeña una función importante en la investigación, acla-
1:ando el concepto, despojándolo de asociaciones accidentales o impertinentes
y permitiendo explorar sistemáticamente el campo de conocimiento al que
corresponde el concepto definido.
Desde el punto de vista formal, la definición explícita consiste en esta-
blecer una equivalencia entre dos términos: uno de ellos es el concepto
definido o definiendo, y el otro término es el definiente o definición decla-
rada, compuesto de conceptos ya definidos anteriormente. Tanto el difinien-
do como el definiente se refieren a la misma clase de procesos, pero cada uno
de ellos posee un significado independiente de la operación de definü· que
los equivale. Sin embargo, se debe advertir que la definición no estriba en
la mera repetición del concepto definido, empleando dos expresiones o voca-
blos sinónimos; ya que, en tal caso, lo que se obtendría sería una tautología.
El definiente constituye un análisis del conjunto representado por e! defi-
niendo, mientxas que éste es una síntesis del definiente. Como ]a equiva-
lencia es una propiedad recíproca, el definiendo y el definiente son inter-
cambiables y, entonces, en cualquier momento se puede sustituir el u.no poi·
el otro. Por ejemplo, si tenemos que:
x= 3y+2,
en donde 'x' es el definiendo y '3y + 2' es el definiente, resufü~ que, cada vez
que ocurra 'x', la podemos sustituir por '3y + 2'. Lo mism,; ;sucede con la
definición de que :
La parábola es el lugar geométrico de los puntos que equidistan de
un punto fijo y de una recta fija,
que puede invertirse, quedando :
El lugar geométrico de los puntos que equidistan de un punto fijo y
de un.a recta fija es una parábola.
Es necesario aclarar que, en rigor, la relación entre la clase definida y
su definición. no es biunívoca, sino multívoca ; puesto que solamente hay
una clase que contiene los elementos definidos, mientras que pueden exis-
tir dos o más características distintivas por las cuales se pueda definir
a esa misma clase. A ese respecto, recordemos que, por ejemplo, entre un
padre y sus hijos existe una relación multívoca ; y que dicha relación es
biunívoca solamente cuando el hijo es único.
NOCIONES CRÍTICAS 29

En algunos casos, es posible establecer definiciones por extensión, en


las cuales se enumeran simplemente los miembros de la clase. Por ejemplo,
podemos definir así :
El conjunto formado por Pedro, Juan y Pablo.
Pero la definición por extensión no es aplicable en aquellos casos en que el
conjunto es infinito o cuando, siendo finito, su enumeración es difícil o
larguísima. Tal sucede, por ejemplo, cuando nos proponemos definir exten-
sivamente a 'los seres humanos vivientes', a 'los habitantes de la ciudad de
México'·o, simplemente, a 'los asistentes a una reunión'. Más todavía, inclu-
sive en aquellos casos en que resulta posible formular una definición
extensiva, después su manejo es complicado y farragoso. Por lo demás, en
todos los casos en que se tiene formulada una definición extensiva, siempre
es posible convertirla en una definición intensiva. Así., por ejemplo, la
definición :
El conjunto formado por Pedro, Juan y Pablo,
se convierte en :
x es Pedro, o x es Juan, o x es Pablo,
que viene a ser análoga a la expresión de los tres valores que tiene la raíz
de una ecuación cúbica.
Para insertar un concepto nuevo dentro de un sistema de clasificación,
o bien, cuando es necesario expresar la posición que ocupa algún concepto
en dicho sistema, se 1·ecun-e a la definición estática. El procedimiento que
se sigue entonces consiste en caracterizar al conjunto en cuestión, determi-
nando su género próximo y sus diferencias específicas. El género próximo
es el concepto de orden superior al cual se encuentra subordinado el con-
cepto. .Las diferencias específicas son aquellas cualidades que distinguen
al concepto de los otros que se encuentran com·dinados en el mismo nivel
del sistema de clasificación y que, por lo tanto, constituyen las diversas
especies del mismo género. Por ejemplo, cuando se define el cuarzo de esa
manera, se dice que:
es una roca ígnea (su género próximo) compuesta de la combinación
anhidra del silicio con el oxígeno, que cristaliza en forma trigonal (sus
diferencias específicas) .
De esa manera, en la definición queda señalado el lugar que el cuarzo ocu-
pa, dentro del sistema de clasificación de las rocas que forman la litósfern
terrestre. Análogamente, en el nombre científico de cualquiera animal o
vegetal, se encuentra expresada su definición estática. Por ejemplo, el caco-
miztle pertenece a la especie astutus del género Bassariscus, por lo que su
nombre científico es Bassariscus astatus; y el maguey de mezcal corresponde
a la especie horrida del género Agave, de manera que su nombre científico
es Agave lwrrida. Por otra parte, es posible formular más de una defini-
ción estática del mismo concepto, siendo todas eUas equivalentes. Así, por
ejemplo, al cuadrado lo podemos definir como:
el cuadrilátero equiángulo y equilátero;
pero, también es posible definido como:
el cuadrilátero con diagonales iguales, perpendiculares entre sí y que
son bisectadas por su punto de intersección;
o bien, queda igualmente definido como :
la figura plana cuya simetría es de grado 8 (puesto que existen ocho
movimientos del plano que transforman el cuadrado en. sí mismo).
Otras ilustraciones de definición estática, son las que siguen:
30 CARACTERIZACIÓN

La economía política es la ciencia social que estudia la producción de


bienes y servicios y su distribución.
Estado de un sistema físico es cualquiera condición bien determinada,
que se puede reconocer cuando se vuelve a presentar.
El bromuro es la sal derivada del ácido bromhídrico.
La mercancía es el producto elaborado con destino al cambio.
La información es un conjunto de señales, mensajes, comunicaciones,
permisiones, prohibiciones, órdenes, estímulos o impulsos de cualquiera
índole, con los que un proceso manifiesta su existencia y provoca cierta
perturbación en otros procesos.
La función racional es la que implica únicamente operaciones de adi-
ción, multiplicación, sustracción y división.

En la definición dinámica se señala un procedimiento para conseguir


la formación o génesis de los procesos expresados en el concepto, o bien, se
indica la ley de su desarrollo. Por lo tanto, al precisar la ley que gobierna
el desenvolvimiento de una clase de procesos, quedan implicadas las condi-
ciones de su posibilidad y se incluyen en la definición los elementos que
permiten reproducir el proceso definido. En la definición dinámica se expre-
sa el concepto mediante las características de la actividad necesaria y su-
ficiente para producir los procesos o para mantener su desarrollo. Una
buena ilustración de este tipo de definición es la fórmula de combinación
de una sustancia química cualquiera. Por ejemplo, el cloruro de sodio queda
definido dinámicamente, expresando que se obtiene del hidróxido de sodio
y el ácido clorhídrico, siendo acompañada su formación de la producción de
agua. Por cierto que, también es posible definir el mismo cloruro de sodio,
estableciendo que se produce a partir del carbonato de sodio y el ácido
clorhídrico, siendo acompañado entonces de bióxido de carbono y agua. Otros
ejemplos de definición dinámica, son los siguientes:

El reflejo condicionado es un acto cuya realización automática se con-


sigue mediante la presencia sistemática de un estímulo determinado.
El cilindro es el sólido engendrado por la rotación de un parelelogramo,
teniendo a uno de sus lados como eje.
La topología· estudia todas las transformaciones geométricas que son
biunívocas y continuas.
La urea se obtiene mediante el calentamiento del cianato de amonio.
El paralalepípedo es el sólido engendrado por la translación de un
paralelogramo, perpendicularmente al plano que lo contiene.
La plusvalía es el excedente del valor de la fuerza de trabajo, produ-
cida por ésta al ser aplicada.
La longitud se determina por medio de la comparación de un· patrón
tomado como unidad.
La distancia se determina por medio de una triangulación.

Por medio de una definici:ón dialéctica se formulan conceptos entera-


mente nuevos, a partir de otros conceptos ya conocidos. Para establecer una
definición dialéctica es necesario descubrir la manera de negar dialéctica-
mente alguna de las condiciones limitantes que definen a un concepto de-
terminado y, entonces, esa negación se constituye en condición característica
del nuevo concepto, que así queda definido. Como resultado de semejante
negación dialéctica, se tiene la superación del concepto anterior y de su
limitación, en la creación de un dominio diferente, al cual corresponde
NOCIONES CRÍTICAS 31

el concepto constituido de esa manera. Sólo que, en tal caso, siempre será
indispensable averiguar después si esa formulación hipotética de un con-
cepto, representa efectivamente ciertos aspectos objetivos de la existencia
o cualidades reales de los procesos, o bien, si existen objetos abstractos
que correspondan a la definición establecida de esa manera.
Por ejemplo, fue justamente por medio de una definición dialéctica
como se establecieron los fundamentos de la geometría no-euclidiana. Lo
que se hizo fue negar dialécticamente el postulado de Euclides acerca
de que por un punto exterior a una recta pasa una, y sólo una, paralela;
formulando, en su lugar, la definición dialéctica de que por un punto
exterior a una recta pasan dos o más paralelas o bien, no pasa paralela
alguna. Entonces, con base en ese nuevo postulado, junto con los otros
postulados euclidianos, se consiguió formular la nueva geometría. Y, como
es sabido, 90 años después se comprobó experimentalmente que el espacio
físico es no-euclidiano, al verificarse la teoría de la relatividad. Por otra
parte, cuando Newton introdujo la definición de la fuerza de reacción,
como una fuerza de igual magnitud y de sentido opuesto a la acción ejer-
cida por cualquier fuerza sobre un cuerpo, afirmó la posibilidad de explicar
el movimiento y el equilibrio dinámico. Y, más tarde, cuando se consi-
guió comprobar experimentalmente la existencia de esa fuerza de reacción,
su definición dialéctica se convirtió entonces en la tercera ley del movimien-
to. Otros ejemplos de definición dialéctica son los que mencionamos a
continuación:

Función trascendente es toda aquella que no es algebraica.


Número irracional es todo aquel que no se puede representar por medio
de una razón ( es decir, de una fracción).
La conducta jurídicamente permitida es la que no está jurídicamente
prohibida.

En fin, en la física de las partículas elementales, la consideración hipoté-


tica de la posible existencia de otras partículas elementales desconocidas,
definiéndolas dialécticarnente por medio de propiedades opuestas a las que
tienen las partículas ya conocidas, ha permitido anticipar la explicación
de muchos procesos. Y, luego, al verificanie experimentalmente la existencia
de dichas antipartículas, su definición dialéctica ha quedado incorporada
al conjunto de conocimientos obtenidos en el dominio de la microfísica.

Las categorías son conceptos. Sólo que se trata de los conceptos que
tienen mayor extensión dentro de una disciplina, porque abarcan por
entero su dominio de estudio. Las categorías son los conceptos comunes a
todos los conocimientos integrantes de una disciplina y, por ende, se en-
cuentran relacionados con todos los otros conceptos de la misma. En rigor,
las categorías se encuentran implicadas necesariamente en todos los jui-
cios que se establecen dentro de la disciplina a que pertenecen. Tomadas en
conjunto, las categorías de una disciplina sirven como discriminantes para
delimitar su campo. También permiten decidir si un conocimiento pertenece
o no a la disciplina, ya que expresan las formas generales de existencia de
los procesos estudiados en ella. Las c.ategorías surgen en el curso de la
actividad científica y se determinan y desarrollan con el avance de los cono-
cimientos y a través de su comprobación. Una vez formuladas y verifica-
das, las categorías sirven como instrumentos para descubrir los nexos in-
ternos, la unidad y las interacciones fundamentales que existen entre los
32 CARACTERIZACIÓN

procesos. Por consiguiente, además de constituir una condensación de los co-


nocimientos ya logrados, las categorías son un medio para la investigación.
Lo _que es más, cuando una disciplina ha sido formalizada, entonces las ca-
tegorías son los "conceptos primitivos" que figuran en los postulados.
Las categorías constituyen los elementos del sistema que sirve de es-
ti-uctura al conocimiento científico. Ese sistema es flexible y eminente-
mente dinámico, porque sus elementos se transforman dialécticamente sin
cesar. El avance del conocimiento hace que se desenvuelvan ininterrumpida-
mente las categorías, que se enriquezcan las conexiones entre ellas, que se
modifique su contenido (al igual que sucede con los otros conceptos), que
a veces dos o más categorías se conjuguen para constituir una sola, que
otras veces alguna categoría deje de serlo y, también, que en ocasiones
surjan nuevas categorías. Por otra parte, a la vez que cada ciencia tiene
sus categorías peculiares, igualmente existen categorías que abarcan grupos
de ciencias y otras que se refieren al conocimiento científico entero. Tales
categorías representan las propiedades fundamentales de un sector más am-
plio de la realidad o de todos los procesos existentes. Entonces, en cada
disciplina quedan implicadas simultáneamente sus categorías exclusivas,
junto con esas categorías más generales. Dichas categorías están vincula-
das entre si, se condicionan recíprocamente, se oponen unas a las ot:ras, se
interpenetran, se conjugan, se truecan mutuamente y se transforman sin
cesar. Po:r su parte, las categorías generales se determinan en el desarrollo
de las investigaciones específicas de todas y cada una de las disciplinas, de
modo que su determinación está condicionada por las características de cada
dominio. De esa manera, cada categoría refleja un determinado aspecto
de la existencia; mientras que el sistema de las categorías representa el
conjunto de la existencia en su fluidez, en sus movimientos y en sus múl-
tiples interacciones.
Como ilustraciones de las categorías peculiares de algunas disciplinas,
tenemos las que siguen. En la aritmética, el grupo de categorías está
constituido por cuatro conceptos solamente: cero, número, sucesor y pro-
piedad. En la mecánica clásica, el grupo de categorías consta de diez con-
ceptos: fuerza, masa, espacio, tiempo, movimiento, velocidad, aceleración,
cantidad de movimiento, acción y reacción. En fin, en la biología tenemos
un grupo de once categorías: crecimiento, desarrollo, irritabilidad, autorre-
gulación, reproducción, nutrición, metabolismo, excreción, herencia, adapta-
ción y evolución.
4, FÓRMULAS ELEMENTALES

Los movimientos, cambios y transformaciones a que se encuentran


sujetos los procesos existentes están regulados por ciertas relaciones inva-
riantes, a las que denominamos leyes objetivas. Las leyes objetivas son las
formas generales de las relaciones de cambio y representan las conexio-
nes internas y necesarias en que se producen las transformaciones de los
procesos, de sus propiedades y de sus interacciones. Las leyes exhiben, en-
tonces, la regularidad de las variaciones, que es lo único constante que se
conoce en el universo. Dichas leyes son objetivas porque gobiernan el com-
portamiento de los procesc1s, independientemente de nuestra voluntad y de
nuestra conciencia. Además, como todo lo existente, las leyes objetivas son
susceptibles de ser descubiertas y determinadas por medio de la investiga-
ción científica. Incluso, podemos decir que la historia de la ciencia y de la
técnica es, en cierto modo, la historia del deswbrimiento de esas leyes y
de su utilización. En todo caso, es imposible explicar el comportamiento de
los procesos, y menos todavía predecirlo, si no se conocen las leyes que re-
gulan dicho comportamiento.
Cuando se consigue descubrir una ley objetiva, se expresa en la forma
de una ley científica. Por lo tanto, la ley científica es una reconstrucción
racional que refleja a la ley objetiva. Entonces, aun cuando su determi-
nación se mejore con el avance del conocimiento, la ley científica sólo puede
representar a la ley objetiva de un modo cada vez más aproximado, pero
sin llegar a coincidir nunca con ella. En todo caso, la ley científica repre-
presenta a la ley objetiva, de una manera análoga al modo como el con-
cepto representa a una clase de procesos objetivos. Una vez establecida, la
ley científica enuncia una relación necesaria que se cumple en diversas
condiciones y cuyos efectos se manifiestan en la producción de acciones
determinadas en los procesos. En cada caso, los efectos de una ley dependen
específicamente de las condiciones concretas en que se encuentren los pro-
cesos. Inclusive, esos efectos pueden ser opuestos; como sucede, por ejemplo,
con la ley de la inercia que, por oponerse a cualquier cambio de movimiento,
produce el efecto de que un cuerpo se resista a empezar a moverse, cuando
está en reposo relativo y, tamoién, produce el efecto de que un cuerpo
se resista a detenerse, cuando se encuentra en movimiento. Entonces, aun-
que nunca es posible cambiar las leyes objetivas, ni tampoco se puede sus-
traer proceso alguno a su cumplimiento inexorable, no obstante, si es
enteramente factible modificar las condiciones y obtener así otros efectos
diferentes. De esa manera es como el hombre ha logrado transformar los
efectos del cumplimiento de las leyes, alterando convenientemente las con-
diciones L- que se encuentran los procesos afectados. Ese es uno de los
conocimientms fundamentales adquiridos por la humanidad desde el comienzo

33
34 CARACTERIZACIÓN

de la actividad científica; y en tal conocimiento se apoyan el desarrollo


tecnológico y la experimentación.
Las leyes no determinan el comportamiento de los procesos, sino que
lo regulan en condiciones determinadas. Esto es, que la ley no anticipa
lo que le ocurrirá singularmente a un cierto proceso, sino lo que le sucederá
cuando se cumplan tales y cuales condiciones. En ese sentido, las leyes
desempeñan la función de predecir lo desconocido -los cambios que se
producirán- con base en lo conocido -o sea, las condiciones que se han de-
terminado---. Así, la ley explica los procesos conocidos y predice el compor-
tamiento de otros procesos de la misma clase. Como consecuencia, la
generalización de una relación necesaria, expresada en la ley, constituye
una predicción universal. Por otra parte, las leyes científicas sirven como
instrumentos de las investigaciones ulteriores y, en tanto que cumplen
con esa función, se constituyen en partes integrantes del método cientí-
fico. Algunas leyes científicas expresan de una manera simple ciertos
hechos objetivos que nos son familiares. Otras leyes se refieren a procesos
menos aparentes y más complejos, que incluyen relaciones complicadas y
conceptos más refinados. Hay muchas leyes que se expresan mejor por me-
dio de su formulación matemática; sin que tal formulación tenga que ser
necesariamente cuantitativa o métrica. La formulación abstracta más ele-
mental de una ley científica es la que se hace al establecer una función
matemática con dos variables, admitiendo que entre esas dos magnitudes,
que varían de manera correspondiente, existe siempre la misma relación.
Lo más importante es que las leyes científicas explican el compor-
tamiento de los procesos, cuando se conocen las condiciones de su cum-
plimiento y, a la vez, predicen el comportamiento futuro de cualquier
proceso de la misma clase, tanto en esas mismas condiciones como en otras
diferentes. De esa manera, las leyes científicas sirven para responder a las
principales interrogaciones de la ciencia: sobre el qué, el dónde, el cuándo,
el cómo y el porqué de los procesos existentes. O sea, dicho en otras pala-
bras, acerca de las formas de su existencia, del lugar en que se encuentran,
del momento en que ocurren, de los modos y maneras de su comportamiento,
y de las causas y razones por las cuales se producen. Como se puede adver-
tir, las leye8 representan constricciones en el comportamiento de los pro-
cesos. Sin tales constricciones, el universo sería completamente caótico, es
decir, que no sería un cosmos o todo ordenado. La organización de los
procesos, sus simetrías, sus interacciones, sus movimientos, junto con las
regularidades de su comportamiento y otras muchas modalidades de su
existencia, imponen un gran número de constricciones a los procesos. Cada
ley científica es, entonces, la expresión determinada de una constricción.
Así, por ejemplo, la ley de Newton sobre el movimiento planetario esta-
blBce que, entre todas las posiciones y velocidades posibles, solamente un
pequeño grupo es el que se cumple en la realidad. En ese sentido, la ley
excluye muchas posiciones y velocidades de los planetas, prediciendo que
nunca se producirán. Por consiguiente, el cumplimiento de una ley viene
a ser, simultáneamente, una predicción negativa. Sólo que, la misma cons-
tricción inexorable impuesta por la ley científica, aunada al conocimiento
de las condiciones específicas -que son igualmente restrictivas-, es lo
que permite predecir los acontecimientos futuros. En rigor, la posibilidad
misma de hacer cualquier predicción implica, ineludiblemente, la existen-
cia de algunas restricciones conocidas.
Algunas leyes expresan una relación c:i1.1sal, en virtud de la cual cier-
tos acontecimientos se producen necesariamente como efectos, por ser jus-
FÓRMULAS ELEMENTALES 35
tamente las consecuencias de otros acontecimientos determinados como cau-
sas. Otras leyes son funcionales, porque solamente determinan la coexis-
tencia necesaria de ciertos acontecimientos, conforme a una relación deter-
minada. Y hay otras leyes que se refieren a relaciones estadísticas, las
cuales permiten predecir los acontecimientos con una probabilidad deter-
minada. Así, por ejemplo, el hecho de que un líquido fluya de un nivel
superior a otro inferior, debido a la energía de gravitación, es algo nece-
sario que obedece a una relación causal, como lo es la establecida por la
ley de la conservación de la energía. En cambio, la segunda ley del movi-
miento de Newton expresa una relación funcional : la aceleración de un
cuerpo es directamente proporcional a la fuerza ejercida sobre dicho cuerpo
e inversamente proporcional a su masa inercial. Como es fácil advertir,
no se indica que la fuerza anteceda o suceda a la aceleración y, por ende,
no se le puede considerar ni como causa ni tampoco como efecto, sino
simplemente como coexistente con la aceleración. Por otra parte, el hecho
de que el calor fluya de un cuerpo más caliente a otro cuerpo más frío,
debido a la energía térmica, es algo probable que obedece a una ley esta-
dística. En ese caso, la ley representa la síntesis de las observaciones que
se han hecho sobre un gran número de ocurrencias del acontecimiento en
cuestión. Sin embargo, aunque es muy grande la probabilidad de que suceda
lo antes dicho, también podría llegar a ocurrir que el calor fluyera del
cuerpo frío al cuerpo caliente, sin que se violase por ello la ley de la con-
servación de la energía.
Las leyes que gobiernan a la naturaleza se encuentran vinculadas mu-
tuamente, tal como se advierte claramente a través de las influencias recí-
procas que se ejercen entre unas y otras. En rigor, no existen leyes aisla-
das, sino sistemas de leyes que rigen en los diversos niveles de la naturaleza.
Y, debido a que dichos niveles coexisten, también existen simultáneamente
los diversos sistemas de leyes que les corresponden. Más aún, existen leyes
que pertenecen a varios sistemas a la vez, como sucede con la ley de la con-
servación y la transformación de la masa y la energía. En esas condiciones,
cualquiera de los procesos que observarnos en nuestra vida cotidiana se en-
cuentra regido por el sistema de leyes de la física clásica. Pero, al mismo
tiempo, en los niveles internos de ese mismo proceso, coexisten otros siste-
mas de leyes, como son las termodinámicas, las químicas, las atómicas y
las nucleares. Cada uno de esos sistemas tiene su propia esfera de acción
y, a la vez, hay una interacción de todos ellos, que se manifiesta de mu-
chas maneras. Por otro lado, ese mismo proceso que observamos en nuestra
vida diaria, está sometido exteriormente a n.iversas interacciones con otros
procesos y, también, participa de las acciones correspondientes al nivel
astronómico de la naturaleza, aun cuando sea solamente como un elemento
ínfimo.
En la sociedad, al igual que en la naturaleza, existen leyes que gobier-
nan los diversos procesos y su desenvolvimiento. Algunas de esas leyes co-
rresponden al desarrollo social en su conjunto y en todas sus etapas. En
cambio, hay otras leyes que rigen únicamente en determinados sistemas
sociales y que carecen de vigencia en los otros. Por consiguiente, tales
leyes sociales específicas tienen la misma duración histórica que el régimen
al cual pertenecen y caducan junto con éste. De esa manera, cuando surge
una forma más avanzada de organización social, se empieza a restringir
rápidamente el cumplimiento de las leyes del antiguo régimen, hasta que
la nueva organización acaba por desplazar por completo a la vieja y hace
desaparecer sus leyes específicas. Por lo tanto, como el desarrollo de la
36 CARACTERIZACIÓN

sociedad siempre es obra de la acción humana, resulta que las leyes sociales
peculiares de un régimen determinado se transforman como consecuencia
de la actividad humana colectiva.
Por lo anterior, tenemos que entre las leyes de la naturaleza y las
leyes de la sociedad existen coincidencias y diferencias importantes. En
ambos dominios de la existencia, las leyes generales son permanentes y su
cumplimiento es inflexible; aun cuando sus efectos se pueden hacer variar,
cambiando las condiciones en que se cumplen. En la naturaleza, los diversos
niveles de la existencia coexisten y no se pueden hacer desaparecer, ni
tampoco las leyes específicas que los gobiernan. De acuerdo con los cono-
cimientos comprobados, hay un solo nivel de la existencia que surgió des-
pués de los otros, que es el nivel biológico; y, también, se ha establecido
la conjetura de que la vida podría llegar a desaparecer, sin perjuicio
de que se mantuviera la existencia de los otros niveles ( químico, termo-
dinámico, atómico, nuclear, etc.). En cambio, se ha comprobado históri-
camente la desaparición de algunas formas de organización social y se puede
considerar que todas ellas terminarán por desaparecer. Entonces, al des-
aparecer un régimen social, junto con éste desaparecen sus leyes específicas.
Por consiguiente, transformando el régimen social se puede poner fin a
la existencia de ciertas leyes, con el necesario surgimiento de otras leyes
nuevas. Sin embargo, nunca se debe olvidar que, en tanto siga existiendo
un régimen social, subsistirán las leyes respectivas y, por ende, su cum-
plimiento seguirá siendo inexorable.
La ley es una expiicación que ofrece una perspectiva de conjunto y
desde un nivel elevado, para las investigaciones ulteriores. Como es sabido,
la ley explica tanto los procesos de los cuales fue extraída, como los otros
procesos de la misma clase, aunque no se conozcan ni se hayan producido.
La ley es una interpretación y una explicación de los resultados experi-
mentales, en donde la razón ha introducido la continuidad, la precisión y
la generallzación. En todo caso, la ley es siempre aproximada, porque el
científico interpola en los datos (ignorando ias inflexiones y los máximos
y mínimos que ocurren a veces en el intervalo entre dos datos) y extrapola
más allá de lo abarcado por los datos ( transponiendo los límites de lo
experimentado). Por otra parte, la investigación determina después cada
vez mejor los límites de aplicación de las leyes. Cuando una ley queda
comprobada de manera innegable, se adquiere un conocimiento cierto que
ninguna especulación posterior puede destruir, ni deteriorar, ni siquiera
menoscabar. Si no sucediera a.sí, sería imposible la actividad científica. Lo
único que puede ocurrir es que se descubra la necesidad de formular otra
ley, para explicar los procesos de una clase más general. En ese caso, dicha
explicación tiene que ser única, tanto para el comportamiento de los pro-
cesos anteriores como el de los nuevos; y, al mismo tiempo, se ponen de
manifiesto los límites del cumplimiento de la ley anterior. Por lo tanto,
la nueva ley tendrá que adoptar necesariamente la forma particular de la
anterior y confundise con ella, cuando se aplique al dominio de su
curn:ilimiento específico. El procedimiento de oproximaciones sucesivas, en-
ten .ido de esa manera, es el que permite avanzar a la ciencia. Así, las
esLucturas construidas objetivamente no son derribadas por los progresos
sino que más bien quedan integradas en estructuras más amplias.

Una teorfo científica está constituida por un conjunto de leyes orde-


nadas sistemáticamente, que permite explicar el comportamiento de los
FÓRMULAS ELEMENTALES 37

procesos en un nivel determinado de la existencia o con respecto a un gru-


po definido de sus características. En consecuencia, la teoría es el sistema
de leyes que explica los conocimientos correspondientes a una ciencia o una
de sus ramas. Por ejemplo, las tres leyes del movimiento y la ley de la
gravitación universal, establecidas por Newton, constituyen fundamental-
mente la teoría de la mecánica clásica, la cual permite explicar la dinámica
de los movimientos de todos los cuerpos terrestres y celestes. Una teoría es
científicamente válida cuando explica los conocimientos de los otros prn-
cesos pertenecientes al mismo dominio, aun cuando todavía no hayan sido
experimentados. Lo que es más, cuando se impone la necesidad de formular
una teoría de mayor amplitud que la establecida hasta entonces, por haberse
descubierto hechos que no pueden ser explicados, resulta indispensable que
la nueva teoría, además de explicar los hechos conocidos ( entre los cuales
se encuentran incluidos los que impusieron la necesidad de hacer esa nueva
interpretación explicativa), también permita la predicción o anticipación
racional de otros hechos y haga posible su verificación experimental.
La estructura de una teoría científica cumple con las siguientes con-
diciones características:
1) Es una imagen racional formada para explicar el comportamiento
de los procesos existentes en un dominio determinado;
2) Se basa en las regularidades observadas y compn,badas en el
comportamiento de los procesos de ese dominio;
3) Entre todas las teorías posibles, la existencia objetiva acaba por
imponer una sola y de un modo inequívoco; y eso puede ocurrir
aun antes de que se recorra el sendero lógico conducente a la
demostración de dicha teoría;
4) La única condición suficiente para mantener la validez de una
teoría, es su comprobación experimental;
5) Es necesario que todos los elementos incluidos en una teoría o
implicados por ella, permitan el reconocimiento de los procesos
objetivos correspondientes, cuando éstos ocurran en el experimen-
to o en el desarrollo racional;
6) Es indispensable que tanto el punto de partida de la teoría, como
la estimación de sus resultados, solamente impliquen experimentos
posibles;
7) De toda teoría establecida se infieren consecuencias lógicamente
necesarias, cuya validez dependerá de los resultados experimen-
tales correspondientes.
8) La consistencia de una teoría significa, en último extremo, que
las consecuencias lógicas inferidas de ella no estén en desacuerdo
con las experiencias realizadas previamente;
9) Las consecuencias inferidas de una teoría, por necesidad lógica,
terminan por constituirse en las imágenes racionales de las con-
secuencias objetivamente necesarias del correspondiente compor-
tamiento de los procesos existentes;
10) El dominio de una teoría se amplia con la diversificación de los
experimentos y con la exactitud de las mediciones, llegando a
comprender así muchos procesos no conocidos en el momento en
que se estableció originalmente la teoría;
11) Aun cuando se hayan postulado varias teorías para tratar de ex-
plicar el comportamiento de los procesos de un cierto dominio,
se prefiere aquella teoría que establezca la explicación más sim-
38 CA R A C TER I Z A C I Ó N

ple, en tanto que siga representando todos los resultados experi-


mentales obtenidos;
12) De una teoría se va desprendiendo un cierto número de hipó-
tesis parciales, siempre el más corto posible; tales hipótesis per-
miten la corrección experimental de la teoría, no obstante que el
resultado de la prueba lleve a la refutación de alguna de esas
hipótesis y a su consecuente sustitución;
13) La introducción de hipótesis exclusivas para cada nuevo compor-
tamiento descubierto, conduce a la desaparición de la teoría;
14) Cuando se presenta la necesidad de introducir una nueva hipó-
tesis fundamental en una teoría, ha llegado el momento de limi-
tar el dominio de dicha teoría y de establecer, en su lugar, una
nueva teoría con validez universal para todos los procesos en-
tonces conocidos;
15) El desarrollo histórico de las teorías, junto con la sucesiva intro-
ducción de teorías cada vez más amplias, que incluyen a las an-
teriores como casos particulares, expresa la continuidad de los
procesos existentes y permite la conexión sistemática y la ana-
logía entre todas ellas y, por lo tanto, entre todos los dominios
del universo.

Cuando una teoría se encuentra suficientemente desarrollada, hasta el


punto de que se la pueda considerar completa, es susceptible de ser formu-
lada rigurosamente, quedando expresada como un sistema formalizado. En
esas condiciones, aunque dentro de las limitaciones que han puesto al
deseubierto las pruebas de Goedel y de Cohen, resulta que de una teoría
se desprenden tres consecuencias importantes. En primer lugar, las leyes
conocidas que forman parte de la teoría, se pueden inferir de ésta en la
forma de teoremas ( proposiciones susceptibles de demostración) o de em-
piremas (proposiciones susceptibles de verificación experimental). En se-
gundo lugar, la teoría explica las leyes que la constituyen, agregando algo
más que no está contenido en las leyes consideradas por separado, porque
únicamente resulta del sistema en conjunto. En tercer lugar, la teoría pre-
dice y explica por anticipado otras leyes nuevas, cuya existencia no se sos-
pechaba antes de que la teoría quedara formulada sistemáticamente. La
mayoría de las leyes son descubiertas como resultado de experimentos y su
formulación sigue la secuela señalada antes. Pero, también se pueden anti-
cipar otras relaciones invariantes en el comportamiento de los procesos -y,
por ende, otras leyes- partiendo de las leyes conocidas, siempre de acuerdo
con el contexto de la teoría bien determinada, formulada estrictamente y
con sus postulados esclarecidos. Solo que, naturalmente, lo que se formula
entonces es una hipótesis, que requiere ser pasada por la prueba del expe-
rimento, antes de poderla incorporar al sistema de la teoría respectiva.

Lo,; princi'.pios científicos expresan aquellas regularidades en el com-


portamiento de los procesos que se cumplen en varios niveles de la exis-
tencia o, inclusive, en el universo entero. En otras palabras, los principios
son las leyes comunes a diversas disciplinas científicas. Por consiguiente,
los principios forman parte integrante de varias teorías científicas y, al-
g-unos de ellos, de todas a la vez. Así, por ejemplo, la ley de la conservación
de la cantidad de movimiento se cumple en todos los niveles de la existencia
e::1tudiados por la física, abarcando desde las galaxias hasta las partículas
elementales; y por ende, dicha ley es un principio que forma parte integrante
FÓRMULAS ELEMENTALES 39

de las teorías correspondientes a esos niveles. Otras ilustraciones las tene-


mos en el principio de la conservación de la carga eléctrica, el principio de
la conservación y la transformación de la energía y la masa, la ley del
valor (que es un principio para todos los regímenes en que existe produc-
ción mercantil) y el principio de la correspondencia entre las relaciones de
producción y las fuerzas productivas (que se cumple en todas las formas de
organización social).
Los principios científicos son constituyentes básicos de las teorías res-
pectivas, al igual que las otras leyes específicas de cada una de ella. Cuan-
do se consigue poner de manifiesto el modo particular en que se cumple la
regulación expresada por un principio científico en un proceso concreto,
entonces es posible obtener mayor información acerca de ese mismo pro-
ceso o, por lo menos, es posible predecir con una aproximación muy grande
algunas de sus propiedades que todavía no sean conocidas experimental-
mente. Los principios científicos también permiten diseñar la forma de
las leyes nuevas que hagan falta en una teoría y sirven para predecirlas
específicamente, hasta en aquellos casos en que los datos experimentales
no sean suficientes para intentarlo de otra manera. En ciertas circunstan-
cias, los principios científicos llegan a servir para predecir igualmente la
estructura de las nuevas teorías, cuando se impone la necesidad de esta-
blecerlas.

En la realización de la actividad científica se parte de varios supuestos


primordiales. Tales supuestos tienen, al comienzo de cada investigación, el
carácter de postulados, es decir, de aseveraciones admitidas sin prueba. Pero
después, en el curso de cada investigación, dichos postulados se comprueban
una y otra vez, sin excepción alguna. Entre los postulados de que se parte
para emprender cualquiera investigación, tenemos los tres siguientes:
I. El universo existe objetivamente, de manera independiente a la
conciencia y la voluntad humanas; y, en particular, el hombre
existe como parte integrante del universo.
II. Todos los procesos existentes, incluyendo el universo, que cons-
tituye el conjunto total de esos procesos, son susceptibles de lle-
gar a ser conocidos por el hombre, ya sea de manera directa o
indirecta.
III. El desarrollo entero de todos y cada uno de los procesos existen-
tes, comprendiendo los acontecimientos extremos de su surgimien-
to y su desaparición, es predictible y verificable.
Además de los postulados primordiales del conocimiento científico,
existen otros postulados de menor generalidad, cuyo cumplimiento se ex-
tiende a un grupo de ciencias, como ocurre, por ejemplo, con los postulados
de las ciencias naturales. Igualmente, cada ciencia posee sus propios postu-
lados específicos y, más todavía, cada rama científica tiene sus postulados
peculiares. Así por ejemplo, son bien conocidos los postulados de la geo-
metría.
En cada investigación concreta se parte de un conjunto de postulados que
está formado por los postulados de la disciplina en particular, los del grupo
de ciencias a que pertenece y los postulados generales del conocimiento cien-
tífico. Al comenzar una investigación, dichos postulados son considerados
estrictamente como hipótesis por verificar, junto con aquellas hipótesis
que expresamente se trate de comprobar experimentalmente o de demos-
trar racionalmente. En esas condiciones, al terminar la investigación, ade-
40 CARACTERIZACIÓN

más de los resultados que se obtengan sobre el propósito concreto, también


se consigue una verificación específica del conjunto de postulados tomado
como punto de partida. Como consecuencia de esa verificación, los postu-
lados se convierten en explicaciones comprobadas para ese caso específico
y, por esa misma razón, se transforman en fundamentos de la investigación
efectuada. De esa manera, los postulados se van tornando en fundamentos
ele las investigaciones en que resultan comprobados. Sin embargo, en cada
núeva investigación por realizar, a pesar de las verificaciones recibidas en
los casos anteriores, los postulados recobran su carácter de hipótesis pri-
mordiales y, como tales, tienen que ser sometidos nuevamente a prueba.
Así, los postulados se encuentran sujetos a un proceso continuo y reiterado
ele verificación, a través del cual adquieren, cada vez más y con mayor
amplitud, el carácter de fundamentos del conocimiento. Por lo tanto, los
postulados tienen el rango de fundamentos comprobados con respecto a los
conocimientos ya adquiridos y, simultáneamente, mantienen su rango de
supuestos primordiales en lo que se refiere a las nuevas investigaciones que
se inician.
La selección y la formulación ele los postulados de la ciencia no se
puede hacer arbitrariamente. Por lo contrario, siempre es indispensable
verificar primero si una cierta relación está implicada efectivamente en to-
dos los conocimientos adquiridos en una disciplina, en un grupo de ciencias
o en todas en conjunto, antes de poder considerar a dicha relación como
fundamento de esos conocimientos y, por consiguiente, como postulado de
las investigaciones posteriores. Otra cosa muy importante es que los con-
ceptos que figuran en los postulados son, indefectiblemente, las categorías
correspondientes al dominio científico en cuestión. Entonces, la confirma-
ción de que los conceptos relacionados en una proposición son categorías
de la disciplina considerada, constituye una contraprueba de que tal propo-
sición es un postulado. En todos los casos, los fundamentos de cada disciplina
han tenido que ser descubiertos en los conocimientos mismos, a través de
una laboriosa investigación lógica y mediante su comprobación ineludible
en la experiencia. Tal es el procedimiento objetivo que se sigue para llegar
a la determinación de los fundamentos de una ciencia, que luego son em-
pleados instrumentalmente como postulados de la misma.

El juicio es la formulación del pensamiento en la cual se establece una


relación determinante entre dos o más conceptos. La relación que se formu-
la en un juicio puede haber sido obtenida como resultado de un experimento
o como consecuencia de un razonamiento. Por lo tanto, en cada juicio se
expone la determinación de un conocimiento logrado o de una hipótesis por
verificar. El juicio se formula para precisar, ampliar o profundizar la de-
terminación de las propiedades, aspectos o conexiones de un proceso o de
un grupo de procesos, cuyas características se encuentran expresadas en
forma de conceptos. Entonces, en el juicio se establece la relación que dicho
coneepto tiene, o e8 posible que tenga, con otro concepto, para avanzar en
su determinación. El concepto que recibe la determinación es denominado
,;ujeto del juicio, en tanto que el concepto utilizado para determinarlo re-
cibe el nombre de predicado. Por ejemplo, en el juicio; "Todos los peces
tienen aletas", el concepto "pez" es el sujeto y el concepto "animal que
tiene aleta,;" es el predicado. De esa manera, el concepto "pez" queda de-
terminado por el concepto "animal que tiene aletas". Sin embargo, una re-
flexión má8 profunda nos lleva a descubrir que el concepto "animal que
tiene aletas" también recibe cierta determinación del concepto "pez". En
FÓRMULAS ELEMENTALES 41

consecuencia, resulta que el predicado de un juicio también es determinado


por el sujeto. En algunos casos, esa determinación mutua entre el sujeto
y el predicado es bastante ostensible. Por ejemplo, en el juicio "Toda ecua-
ción de primer grado con dos incógnitas representa una recta y, a la vez,
toda recta representa una ecuación de primer grado con dos incógnitas",
se advierte claramente cómo es que los dos conceptos, "ecuación de primer
grado con dos incógnitas" y "recta", se determinan recíprocamente en la
misma medida. Pero, en la mayoría de los casos, sucede que la determina-
ción del sujeto por parte del predicado es mayor y más notable, que la
determinación correspondiente del predicado por parte del sujeto. Con todo,
en sentido estricto, el juicio es una relación funcional entre dos términos
que son, a la vez, determinantes y determinadGs, uno con respecto al otro.
Por consigmente, cada uno de los términos del juicio es simultáneamente
sujeto y predicado.
El juicio se expresa lógicamente por medio de una proposición, ya sea
utilizando las palabras del lenguaje ordinario, empleando símbolos matemá-
ticos o por medio de diagramas. En todo caso, cada juicio se puede enun-
ciar por medio de varias proposiciones diferentes, ya sean lingüísticas,
simbólicas o gráficas. Y las varias proposiciones que expresan un mismo
juicio, son equivalentes desde el punto de vista lógico. En su expresión
verbal, los juicios pueden enunciarse como proposiciones categóricas, dis-
yuntivas o condicionales. Las proposiciones categóricas son aquellas en
donde la relación entre los términos se expresa mediante una afirmación
o una negación. Así, por ejemplo, son proposiciones categóricas: "Toda mer-
cancía tiene valor de uso" y, también, "Ningún reptil actual es volátil".
En las proposiciones disyuntivas, la relación entre los términos del juicio
se expresa por medio de las dos o tres alternativas que incluye. Por ejem-
plo, los mismos juicios anteriores se pueden enunciar como proposiciones
disyuntivas, de la siguiente manera: "Los objetos que tenemos a nuestro
alcance son mercancías con valor de uso, o tienen valor de uso sin ser mer-
cancías, o bien, no tienen valor de uso ni son mercancías'"; y, análoga-
mente, en el segundo caso: "Los animales actuales son reptiles que no vue-
lan, o son volátiles sin ser reptiles, o bien, no son volátiles ni tampoco rep-
tiles". Por su parte, las proposiciones condicionales expresan la relación
del juicio de tal manera que uno de los términos enuncia la condición y
se denomina antecedente, en tanto que el otro término se encuentra con-
dicionado y recibe el nombre de consecuente. Entonces, los juicios que ve-
nimos utilizando como ejemplos, se expresan como proposiciones condicio-
nales del modo que sigue: "Si uno de los objetos que nos rodea es mercan-
cía, entonces tiene valor de uso"· y, en el otro caso: "Si un animal actual
es reptil, entonces no es volátil".
Para facilitar la comprensión y el manejo de las formulaciones del
juicio, podemos representarlas igualmente por medio de diagramas. Un
diagrama es una figura, generalmente plana, de la cual nos servimos para
representar por medio de dibujos imágenes racionales, resolver problemas
y figurar de una manera gráfica el comportamiento de los procesos. Los
diagramas que utilizamos para representar los juicios, son figuras cuyas
relaciones espaciales tienen la misma estructura lógica de la proposición
correspondiente. Por lo tanto, entre el diagrama lógico de un juicio y cual-
quiera otra de sus expresiones verbales o simbólicas, existe la misma rela-
ción de equivalencia que se tiene entre la reprec1entación gráfica de una
línea y su ecuación algebraica correspondiente. En otras palabras, el dia-
grama de un juicio es simplemente otro modo de representar la misma es-
42 CARACTERIZACIÓN
tructura lógica del propio JUICIO. Y, por supuesto, utilizando los diagra-
mas podemos ejecutar operaciones entre los juicios, inclusive inferencias y
demostraciones.
En todas las disciplinas científicas se emplean términos especiales
para expresar ciertos conceptos con brevedad y precisión. El conjunto de
dichos términos coristituye el vocabulario técnico de la disciplina en cues-
tión; y, cuando ese vocabulario se inserta en el lenguaje ordinario, se forma
el lenguaje técnico de la misma disciplina. Muchas veces, esos términos
técnicos son representados de manera más simple todavía, por medio de sím-
bolos. En algunas disciplinas también se emplean otros símbolos para in-
dicar las relaciones entre los términos y las operaciones que se pueden eje-
cutar con ellos. De esa manera es como la matemática, por ejemplo, ha
creado un lenguaje simbólico completo para todas y cada una de sus ramas.
El manejo de ese lenguaje simbólico permite ejecutar las operaciones mate-
máticas con mucha mayor exactitud y sencillez. Pero la matemática no es
la única disciplina en la que se ha establecido un lenguaje simbólico. Tam-
bién en la lógica ha sido factible crear un lenguaje análogo, que permite
expresar concisamente sus formas y operaciones más simples. La lógica
simbólica es sencillamente la lógica expresada en un lenguaje simbólico.
Dicho lenguaje es enteramente equivalente a las expresiones verbales o
gráficas de las formas mismas y de sus operaciones. En particular, la ló-
gica simbólica ofrece notables ventajas para la ejecución de las operaciones
de análisis lógico y de inferencias deductivas. La lógica simbólica, sin em-
bargo, todavía se encuentra muy lejos de comprender a la lógica entera Y,
por ende, en modo alguno constituye un equivalente de la lógica general.
Como es fácil advertir, a lo largo de nuestra exposición hemos utili-
zado un gran número de proposiciones, como son, por ejemplo: "La ciencia
es la explicación objetiva y racional del universo"; "La comunicación es
la transmisión de información"; "El método es el camino que conduce al
conocimiento" ; "La técnica se refiere siempre a una acción e incluye, ne-
cesariamente, la experiencia previa"; "En la cinemática se hace abstracción
de las fuerzas que producen los cambios de movimiento"; "Los conceptos
son imágenes o símbolos de los procesos existentes"; "Algunas leyes ex-
presan una relación causal"; y "El juicio se expresa lógicamente por medio
de una proposición, ya sea utilizando las palabras del lenguaje ordinario,
empleando símbolos matemáticos o por medio de diagramas".
En la actividad científica, las proposiciones son empleadas constante-
mente y desempeñan funciones muy diversas. De esas funciones, ya nos
hemos referido explícitamente aquí a la definición, la ley, la teoría, el prin-
cipio, el postulado y el fundamento. En cada uno de esos casos, las propo-
siciones desempeñan funciones bien definidas. En la inferencia, las pro-
posiciones tienen otras funciones importantes. Como se sabe, el razona-
miento discursivo es una operación mediante la cual, partiendo de una o
varias proposiciones, se deriva la validez, la posibilidad o la falsedad de
otra proposición. Cuando esa operación se realiza rigurosamente y la pro-
posición resultante se desprende con necesidad lógica de las proposiciones
antecedentes, entonces el razonamiento es una inferencia. Pues bien, las
proposiciones en que se basa la inferencia desempeñan la función de pre-
misas y la proposición resultante cumple ia función de ser la conclusión.
Otras dos funciones importantes de la proposición son las de asumir el
papel de teorema o el de empirema, dentro de un sistema científico deter-
minado. El teorema y el empirema no son proposiciones primitivas, sino
derivadas o derivables de otras proposiciones del sistema, o de una o varias
FÓRMULAS ELEMENTALES 43

operaciones experimentales. En particular, un teorema es una proposic10n


que se obtiene directamente a partir de los postulados y definiciones del sis-
tema o, indirectamente, con apoyo en otros teoremas previamente demos-
trados. La demostración formal de cada teorema tiene que establecerse
mediante una secuencia finita de inferencias, en donde cada una de ellas
tiene corno premisas a los postulados y las definiciones, o bien, a otros
teoremas ya demostrados. En consecuencia, todo teorema perteneciente a
una disciplina se ha de poder derivar, lógicamente, del grupo de postulados
del sistema respectivo. De esa manera, el teorema es fundamentalmente una
proposición demostrable. Por su parte, el ernpirerna es una proposición ob-
tenida corno resultado de la experimentación y que es susceptible de ser
integrada al sistema de la disciplina de que se trate, siguiendo procedimien-
tos análogos a los empleados en el caso de los teoremas. En efecto, en el
caso de una ciencia experimental, corno la física por ejemplo, lo que se
hace es establecer la interpretación o representación del sistema teórico
en un modelo objetivo concreto, ya que en tales condiciones es posible in-
vestigar si los ernpirernas son válidos, en relación con los procesos reales
a los cuales se refieren. En muchos casos, el ernpirerna se obtiene primero,
en calidad de hipótesis, como consecuencia de una serie de razonamientos;
y, después, tiene que ser sometido a la prueba experimental. En todo caso,
el empirema es fundamentalmente una proposición verificable en el expe-
rimento.
II. ESTRUCTURA

5. MARCO DE REFERENCIA
Como ya lo hemos dicho, el universo es el conjunto de todos los pro-
cesos que existen objetivamente. En ese conjunto se encuentra incluido el
hombre como una de sus partes integrantes; y también están comprendidos
los diversos nexos existentes entre el hombre y los procesos naturales, al
igual que las relaciones sociales establecidas entre los hombres. Sabemos
que el universo es un conjunto de procesos, porque todos los objetos exis-
tentes se encuentran sometidos a movimientos y transformaciones cons-
tantes, en un desarrollo ininterrumpido que abarca el surgimiento y la des-
aparición de los propios procesos. A la vez, cada proceso se encuentra co-
nectado con los otros procesos, ya sea directamente por contigüidad o, in-
directamente, a través de otros procesos. Además, se trata de vinculaciones
activas y recíprocas, esto es, de interacciones. En tales condiciones, los mo-
vimientos y los cambios que sufre un proceso influyen en los cambios y los
movimientos de los otros procesos y, a su vez, reciben la influencia de ellos.
Dicha influencia se ejerce de muchas maneras y en grados bastante dife-
rentes, hasta el punto de que el surgimiento de un proceso nuevo se pro-
duce como resultante de la transformación de otros procesos y, llegado el
caso, la desaparición de un proceso consiste en su transformación en otros
procesos. De esa manera, cada proceso surge, se desarrolla y acaba por
dejar de existir. Tal cosa ocurre con todos los procesos existentes sin ex-
cepción, comprendiendo desde las partículas elementales hasta las galaxias.
Aunque, por supuesto, la duración de cada clase de procesos es muy variable,
ya que va desde una pequeñísima fracción de segundo, en algunas partícu-
las elementales, hasta decenas de millares de millones de años, en el caso de
las estrellas. Sin embargo, los procesos no surgen de la nada, sino que son
el resultado de la transformación de otros procesos; y, a la vez, tampoco
se aniquilan cuando desaparecen, puesto que siempre se convierten en otros
procesos.
Junto con su existencia objetiva, la propiedad más general, a la vez
primaria y fundamental, del universo es el movimiento. Todos los procesos
que lo constituyen, lo mismo que las partes de esos procesos y su conjunto
total, se encuentran en movimiento. El universo existe en movimiento. O
sea, dicho de otro modo, la forma primordial de la existencia objetiva es
el movimiento. El movimiento es un resultado de la acción recíproca exis-
tente entre todas y cada una de las partes del universo, es decir, que se
trata de una propiedad intrínseca e inseparable de los procesos existentes.
En su significación más amplia, el movimiento comprende todas las variacio-
Fes y transformaciones que ocurren en el universo, desde las simples transla-
ciones y rotaciones espaciales, hasta los cambios y mutaciones más com-

44
MARCO DE REFERENCIA 45
1
plejos, incluyendo el pensamiento humano. La existencia objetiva del uni-
verso se manifiesta como existencia de la matería en movimiento. Por lo
tanto, como forma fundamental de la existencia, el movimiento participa del
carácter objetivo y universal de la materia. Más aún, la materia y el mo-
vimiento son de tal manera inseparablrn, que no existe materia inmóvil, ni
tampoco existe movimiento inmaterial.
El movimiento se manifiesta siempre a través de las formas concretas
en que varían y se transforman los procesos de la anturaleza, de la socie-
dad y del pensamiento. Por consiguiente, cada movimiento concreto se mues-
tra en condiciones particulares, determinadas cualitativa y cuantitativa-
mente por las propiedades específicas del proceso y por sus interaccione¡,
con los otros procesos. De esa manera, el movimiento pone al descubierto
su particularidad en cada uno de los procesos existentes y en el curso de
su desarrollo. Ahora bien, al examinar las distintas formas de movimiento
es como se llegan a descub1'ir las propiedades que dichas formas tienen en
común y las diferencias específicas existentes entre ellas. Así, la relación
entre la universalidad del movimiento y la particularidad de sus manifes-
taciones concretas, representa la conexión entre el carácter común --con-
tenido en los caracteres particulares de todos los movimientos-- y el ca-
rácter relativo, condicional y transitorio de cada uno de los movimientos
concretos y singulares. Por otra parte, un mismo proceso se mueve siem-
pre de varias maneras simultáneamente. Y cada forma de movimiento, in-
clusive aquella que pudiera ser considerada como la más simple, está cons-
tituida por la composición de otros movimientos. En consecuencia, no es
posible considerar como primaria a una forma de movimiento, sino única-
mente dentro de restricciones definidas y con carácter relativo. Además, un
movimiento cualquiera siempre es capaz de transformarse en otro moví--
miento de la misma especie o en otras formas de movimiento. Por lo tanto,
cada proceso existente, lo mismo que el conjunto universal de todos los pro-
cesos, exhibe simultáneamente una multitud de movimientos y de conver-
siones recíprocas de unos movimientos en otros. En todo caso, el estudio
del movimiento permite destacar y explicar las propiedades que muestran
los procesos existentes en su actividad.
El universo es un conjunto infinito de procesos que se encuentran in-
terconectados y que actúan recíprocamente unos sobre otros. No se trata
de un conjunto de cosas terminadas por completo, sino de un complejo en
el cual los procesos, a veres aparentemente estables, pasan por un cambio
ininterrumpido de devenir y de caducidad. Esos procesos se encuentran en
un desarrollo incesante, tanto cada uno de ellos en lo particular, como en
sus diversos agrupamientos y todos en su conjunto. La causa de ese desen-
volvimiento radica en los procesos mismos, consiste en sus contradicciones
internas y en las oposiciones entre unos y otros. Debido a ese conflicto
interno y a su contradicción externa es que los procesos existentes se mue-
ven de diversas maneras y se transforman dentro de un desarrollo univer-
sal interminable. La contradicción en el seno de los procesos existentes Y
entre los diferentes procesos, es una propiedad fundamental de la existencia.
La contradicción interna es la causa básica del desenvolvimiento de cada
proceso, mientras que las interronexiones y la interacción mutua con otros
procesos, siempre -en oposición, constituyen las causas secundarias de dicho
desenvolvimiento. Entonces, las causas externas son las condiciones del cam-
bio, en tanto que las causas internas forman la base del cambio. De ese
modo, las contradicciones externas se hacen operantes a través de las con-
tradicciones internas y se manifiestan en la manera como condicionan a
46 ESTRUCTURA
estas últimas. Por eso, los efectos de las causas externas, por poderosos
que sean, son el resultado de la perturbación interna que producen en el
proceso en cuestión.
La existencia se manifiesta en aspectos contradictorios que tienden mu-
tuamente a excluirse. Todos los procesos de la naturaleza, de la sociedad y
del pensamiento están formados por elementos contradictorios y antagó-
nicos. Para ilustrarlo, mencionaremos algunos ejemplos:
Una dirección cualqui~ra siempre tiene dos sentidos opuestos.
Una rotación puede ser en dos sentidos contrarios: de este a oeste, y
de oeste a este.
Existen objetos naturales y artificiales que son enantiomórficos, o sea,
que tienen la misma configuración espacial, pero uno está al revés del
otro, como sucede con la mano izquierda y la mano derecha, un za-
pato derecho y un zapato izquierdo, un tornillo izquierdo y uno dere-
cho, o un cristal levógiro de ácido racémico y un cristal dextrógiro del
mismo ácido.
Los números enteros y los números no-enteros o fraccionarios, los
números racionales y los irracionales, y los números reales y los ima-
ginarios.
Las operaciones matemáticas de sumar y restar, de multiplicar y di-
vidir, de diferenciar e integrar.
La acción y la reacción, en la tercera ley del movimiento de la mecá-
nica clásica.
La continuidad y la discontinuidad de la energía radiante (una parte
de la cual es la luz visible) y de las partículas elementales, ya que en
ambos casos se trata de corpúsculos (discontinuidades) que se mueven
ondulatoriamente (continuidad).
La carga eléctrica negativa y la positiva.
La fisión y la fusión nucleares.
Los sexos masculino y femenino en animales y vegetales.
El catabolismo y el anabolismo de los organismos vivos.
Los nervios y las arterias aferentes y eferentes en los vertebrados.
La expansión y la contracción de los protistas.
Los músculos extensores y contráctiles.
El esclavista y el esclavo.
El señor feudal y el siervo.
El capitalista y el trabajador asalariado.
El carácter social de la producción y la forma privada de la apropia-
ción, en el régimen capitalista.
La producción y el consumo, en una sociedad cualquiera.
El desarrollo de los procesos es una pugna entre contrarios que, final-
mente, llegan a identificarse. Y es en esa lucha y mediante esa identifica-
ción, que se produce el movimiento, los saltos bruscos, el desarrollo gradual
de los procesos y las interrupciones en su desarrollo, la transformación re-
cíproca entre los polos opuestos, la destrucción de lo caduco y el surgimiento
de lo nuevo.
El conflicto entre los contrarios se manifiesta de diferentes modos. En
primer lugar, cualquier determinación implica necesariamente la determina-
ción de su opuesto correspondiente; porque la existencia de un proceso
(o de una propiedad) implica ineludiblemente la existencia del proceso (o
de la propiedad) opuesto. Entonces, para comprender algo, es preciso dis-
tinguirlo de su opuesto y, por ende, conocer ese opuesto; ya que su exis-
MARCO DE REFERENCIA 47
tencia depende de 1a existencia de otras cosas, las cuales se engendran con
ella en una relación de contradicción. Además, los opuestos siempre llegan
a identificarse. Aun cuando en cierto momento dos propiedades contradic-
torias aparezcan como excluyentes entre sí, sin embargo, esa oposición ra-
dical se supera en un momento posterior, cuando las propiedades antagó-
nicas se identifican por la coincidencia de sus características. Por otro lado,
cada proceso existente es una unidad de elementos contrapuestos. Porque,
en rigor, toda manifestación particular de esos elementos, implica la relativa
abstracción de los otros elementos, sin que por ello dejen de existir estos
últimos. Así, cuando se acusa destacadamente la existencia de un elemento
determinado, entonces lo que ocurre es sencillamente que el correspondiente
elemento contrario está ocupando una posición relativamente secundaria y
menos manifiesta. Pero, en tanto no se opere la transformación diaiéctica
que resuelve y supera la contradicción, jamás desaparece alguno de sus ele-
mentos contradictorios. Por consiguiente, cada proceso constituye el desa-
rrollo continuo de un conflicto entre fuerzas, movimientos, impulsos, influen-
cias, acciones y tendencias de sentidos opuestos. En todo proceso se mani-
fiesta objetivamente su existencia contradictoria, ya que sus propiedades
opuestas son las que lo constituyen de una manera intrínseca y, a la vez,
son las que producen su comportamiento. Por eso, en un sentido lógico
estricto, las determinaciones contradictorias de un proceso, o bien, la de-
terminación simultánea de procesos opuestos, no sólo pueden ser, sino que
efectivamente son compatibles y válidas al mismo tiempo.
La interacción de los elementos integrantes del universo, existe igual-
mente entre el hombre y los otros procesos objetivos. Por eso, los procesos
exteriores ejercen su acción sobre el hombre y producen un reflejo activo
en su conciencia, provocando en consecuencia una reacción definida que se
manifiesta en la forma de actividad práctica humana sobre el exterior. En-
tonces, por la manera y en la medida en que esa actividad influye sobre el
curso de los procesos, permite al hombre comprobar o refutar las reflexiones
suscitadas por las acciones ejecutadas con anterioridad. La actividad prác-
tica del hombre causa, entonces, la alteración de las condiciones en las cua-
les se desenvuelven los procesos objetivos. Por medio de esa actividad es
como el hombre realiza sus experiencias, que no son otra cosa que el re-
sultado de su interacción con los otros procesos existentes. Luego, cuando
conjuga esas experiencias con sus reflexiones racionales, consigue ampliar
dichas experiencias y encuentra la manera de penetrar en aquellos as-
pectos de los procesos que no se muestran de un modo aparente ni espontá-
neo. En esas condiciones, la actividad práctica humana sobre el universo
es la fuente del conocimiento, el instrumento principal de la investigación
científica y el medio de su comprobación.
En la práctica se expresa el movimiento objetivo del pensamiento y,
con base en ella, el pensamiento refleja el movimiento de los procesos exis-
tentes y sirve de fundamento para actuar sobre su existencia. Por medio de
la práctica es como se determina el comportamiento de los procesos y como
son descubiertas las leyes que gobiernan ese comportamiento. Su determina-
ción se logra como resultado del análisis concreto de los procesos, el exa-
men riguroso de sus reflejos activos en el pensamiento y el estudio pe-
netrante de las consecuencias que producen dichos reflejos al ser sometidos
a la prueba de la práctica. Por lo tanto, la certeza de cualquier desarrollo
racional radica en su confirmación práctica. Inclusive en el caso de las
abstracciones extremas de la matemática, la prueba de su validez y de su
consecuencia interna se encuentra, en último término, en su aplicación a los
48 ESTRUCTURA
procesos objetivos. La actividad racional parte directamente de los resul-
tados obtenidos en la práctica y conduce reiteradamente a la propia práctica,
tanto para verificar la validez de sus conclusiones, como para encontrar su
aplicación en los otros conocimientos y en el amplio dominio de la técnica.
El pensamiento no puede modificar por si solo a la realidad. Podemos for-
mular planes racionales tendientes a transformar el mundo y efectuar re-
voluciones en el dominio del pensamiento, pero con ello no lograremos hacer
que cambien efectivamente los procesos existentes. El desenvolvimiento ra-
cional nos señalará el camino y los medios que debemos emplear para trans-
formar los procesos objetivos; pero las ideas únicamente cobran vida y
eficacia cuando se convierten en acciones prácticas. La actividad racional no
es autónoma ni independiente, sino que se basa y se desenvuelve en la ac-
tividad práctica. Sin embargo, para que la actividad práctica sea fecunda,
se requiere desarrollar racionalmente el conocimiento, pero siempre de ma-
nera que la realidad objetiva quede reflejada en el pensamiento. La práctica
es el fundamento de la razón y la fuerza propulsora de su desenvolvimiento.
La ciencia entera surge de las necesidades de la práctica y se constituye
como una síntesis de los resultados obtenidos en la práctica. Sin embargo,
el conocimiento científico no se limita a expresar escuetamente los resul-
tados de la práctica, sino que formula previsiones sobre el futuro de la
misma práctica y anticipa racionalmente sus posibilidades. De esa manera,
basándose siempre en la actividad práctica, la ciencia explora las perspec-
tivas de su propio progreso y del avance social.
En su acción recíproca entre el hombre y el resto del universo, la
práctica adapta incesantemente la naturaleza a las necesidades humanas y
crea nuevas necesidades que enriquecen la naturaleza humana. De ese modo,
a través de su actividad práctica, el hombre se desarrolla y adquiere el
conocimiento acerca de su situación en el universo, que le permite moverse
y comportarse de manera apropiada. En rigor, el hombre conoce en tanto
y en la medida en que entra en relación con los procesos existentes y en
que, por su actividad, cambia al mundo. Así es como el hombre crea conti-
nuamente su historia. Porque, desarrollando su actividad práctica, el hom-
bre se produce a si mismo como autor y consecuencia, a un tiempo, de los
cambios que realiza en las condiciones de su existencia. La práctica nos
presenta al hombre en su manifestación más profunda y peculiar: corno
resultado de su propio trabajo. La sociedad produce al hombre y, a su vez,
es producida por el hombre a través de su actividad práctica. El propio
conocimiento científico se destaca acusadamente como la integración y el
producto de la práctica social acumulada. En cada época histórica, tanto
la orientación de la investigación científica, como los problemas abordados
y las explicaciones que se proponen para resolverlos, se encuentran conec-
tados con los problemas sociales planteados prácticamente en esa época y,
además, acaban por ser sometidos a prueba en los esfuerzos que se realizan
para encontrar solución a dichos problemas sociales. De ese modo, los pro-
blemas fundamentales de la ciencia, en cada momento de su desenvolvi-
miento histórico, reflejan y representan a los problemas de la práctica
social. Por lo tanto, la práctica social comprende las complejas relaciones
existentes entre los hombres y respecto a cada hombre consigo mismo, en
la integración de su conciencia, en la creación y la satisfacción de sus ne-
cesidades, en el desarrollo de sus instituciones políticas y sociales, en su
desarrollo artístico y científico, en una palabra, en todo el proceso histórico
de la humanidad.
La actividad práctica constituye el criterio objetivo para verificar la
MARCO DE REFERENCIA 49
validez de cualquier conocimiento. Porque es a través de la práctica y sólo
por ella, como es posible determinar la conformidad entre el desenvolvi-
miento racional de una explicación científica y el desarrollo objetivo de
los procesos naturales y sociales. El desenvolvimiento de la ciencia en su
integridad incluye su verificación reiterada en la práctica. La única manera
de conocer y de comprender, es actuando sobre aquello que se trata de co-
nocer. En todo caso, para determinar un proceso, e inclusive para descu-
brirlo, se necesita ejercer una acción sobre dicho proceso, trabando así
un contacto dinámico y recíproco con éste. Después, en la medida en que
el hombre encuentra la manera de producir un proceso y de modificar su
comportamiento de acuerdo con sus propósitos, se hace más profundo el
conocimiento adquirido sobre ese proceso. Es precisamente la alteración de
los procesos existentes, y no solamente la mera existencia objetiva de ellos,
lo que sirve de base primordial e inmediata para el pensamiento humano.
Y es en la medida en que el hombre ha aprendido a cambiar esos procesos,
como se ha desarrollado su pensamiento y se ha acrecentado y afinado su
inteligencia.
Los propios problemas del conocimiento surgen en la práctica y con-
ducen después a la práctica. Si bien es cierto que la investigación científica
se desarrolla igualmente en la dimensión racional, también es innegable
que las reflexiones racionales se apoyan en la actividad práctica del expe-
rimento, ya que parten directamente de sus resultados y conduce, de manera
indefectible y reiterada, a la propia práctica en otros experimentos. La ac-
tividad práctica se desarrolla como conocimiento teórico, solamente para
volver a la actividad práctica realizada en un nivel de verificación y de
aplicación. En el ejercicio de su actividad centífica, el hombre descubre y
determina las manifestaciones del universo y, lo que es más, provoca la
producción de otras manifestaciones que lo inducen a nuevas acciones teó-
ricas y prácticas y éstas, por su parte, lo llevan a hacer nuevos descubri-
mientos y otras determinaciones; y así prosigue, de manera constante y en
sucesión interminable. El conocimiento científico es, entonces, la unidad
activa del desarrollo teórico y de la práctica experimental. Pero, en todo
caso, la práctica supera al desarrollo teórico; porque, además de poseer el
rango de la universalidad, comprende a la realidad inmediata, directa y
concreta.
6. HIPÓTESIS

La investigación científica es una actividad incesante, en la cual los


resultados obtenidos en la experimentación y en el desarrollo teórico son
utilizados, después, como nuevos puntos de partida para seguir avanzando.
Dichos resultados son generalizados, analizados, sintetizados y combinados
de muchas maneras, hasta lograr constituir con base en ellos explicaciones
posibles, tanto de los nuevos hechos descubiertos como de los conocidos con
anterioridad. Esas explicaciones posibles son las hipótesis.
Cada vez que se descubre experimentalmente un nuevo hecho, o cuando
se llega racionalmente a una conclusión nueva, que presente divergencias
con respecto a la explicación establecida anteriormente, se hace necesario
formular una nueva hipótesis. La hipótesis es indispensable, tanto para pro-
seguir la investigación que impuso su formulación, como para emprender
las otras investigaciones que sean suscitadas por ella. Al principio, la hi-
pótesis puede estar apoyada solamente en unas cuantas observaciones o en
escasas conclusiones. Esto es, que puede consistir en una mera conjetura.
Pero, después, a medida que se van acumulando otros datos provenientes
de la experimentación y del desarrollo racional, la hipótesis cobra cuerpo,
se afina, se ajusta y se hace más plausi¾le, avanzando siempre en el pro-
pósito de establecer una explicación mejor y de abandonar el terreno de la
conjetura. En todo caso, en cuanto se ha formulado rigurosamente una
hipótesis -que es un supuesto teórico-, se desprenden de ella algunas con-
secuencias -que son otros tantos supuestos teóricos- que son sometidas
posteriormente a prueba, ya sea ejecutando otros experimentos, bien reali-
zando otras operaciones racionales o, en fin, haciendo ambas cosas.
Tanto los resultados de las experiencias realizadas, como ls conclusio-
nes inferidas de razonamientos rigurosos, sirven de base para establecer
hipótesis. En todo caso, la hipótesis expresa las posibles conexiones entre
los hechos conocidos o entre las posibilidades inducidas y, por ende, cons-
tituye un intento de explicación de esos hechos y de tales posibilidades. La
hipótesis debe abarcar los nuevos hechos y las propiedades posibles, para
explicarlos conjuntamente con los hechos y las propiedades conocidos antes.
Más todavía, aunque la hipótesis se formula en el terreno de la posibilidad;
desde luego permite imaginar nuevos hechos y otras relaciones. Entonces, la
reflexión acerca de esas secuelas sirve para corregir de inmediato la hipó-
tesis, perfilando con mayor claridad sus alcances. Los nuevos conocimien-
tos adquiridos y las hipótesis se encuentran conectados por una relación
de condicionante a condicionado, en sentido mutuo, pues tanto resulta con-
dicionada la consecuencia por la hipótesis, como ésta es determinada, a su
vez, por la consecuencia; dando lugar así a la precisión de la hipótesis y a
la elevación de su punto de vista.

50
HIPÓTESIS 51
Antes de formular una hipótesis es necesario reunir suficientes resul-
tados experimentales y conclusiones teóricas, comparar un número tan gran-
de como sea posible de datos pertinentes, disponiendo para ello de una
buena documentación y, en caso dado, ejecutar otras inferencias para
utilizar sus conclusiones. Sin embargo, para establecer una hipótesis se
requiere seguir el camino de lo conocido a lo supuesto y, por consiguiente,
lo más importante viene a ser el empleo de la imaginación. Sin duda, la
formulación de hipótesis se encuentra fuera del rigor formal de la lógica.
Entonces, para ayudar a la imaginación racional es necesario utilizar otros
recursos, como son la extrapolación, la ampliación, la sustitución y la an'.l-
logía. La extrapolación consiste en extender una explicación a un dominio
más amplio de aquel en donde S"l encuentra ya comprobada. La ampliación
estriba en extender el dominio de la explicación, a la vez que se introducen
cambios en ella. La sustitución se apoya en la suposición de que un cierto
proceso tiene una determinada propiedad que antes haya sido descubierta
para otro proceso diferente. La analogía es la po.stulación de una propie-
dad, con base en el establecimiento de una correspondencia biunívoca de
las relaciones entre propiedades de dos conjuntos diferentes de procesos.
Por otra parte, es conveniente aclarar que la hipótesis es diferente
de la generalización, porque su validez es tentativa y siempre tiene carácter
explicativo. Además, la generalización es comprobable directa y exacta-
mente de la misma manera, en tanto que la hipótesis se comprueba siempre
por sus consecuencias y de muy variadas maneras. Todavía más, la hipó-
tesis se modifica en función de los resultatdos que se obtienen al someter
a prueba sus consecuencias. Por su parte, la generalización surge después
de haber hecho un número suficientemente grande de observaciones par-
ticulares: es un salto de "algunos", o de "muchos", a "todos". En ciertas
condiciones, cuando se puede analizar el "caso general", entonces la gene-
ralización se establece inmediatamente como conclusión de ese análisis. En
cambio, la hipótesis tiene que ser inventada, es un producto del pensamien-
to científico y de la imaginación racional en su nivel más elevado. Como
ejemplo de ese ejercicio de la imaginación científiica, tenemos el de Dalton
al formular la hipótesis del "átomo", el de Darwin al establecer la hipó-
tesis de la "selección natural", el de Mendeleiev al construir la "tabla pe-
riódica de los elementos" y el de J.J. Thomson al postular la hipótesis
de "electrón".
Para formular científicamente una hipótesis, es indispensable satis-
facer varias condiciones, que son:
1) La hipótesis tiene que estar apoyada efectivamente en conocimien-
tos comprobados;
2) La hipótesis tienen que encontrarse de acuerdo con la concepción
científica del universo;
3) La hipótesis debe ofrecer una explicación suficiente de los he-
chos y de las conclusiones que pretende abarcar;
4) La explicación ofrecida por la hipótesis debe ser la más amplia y
profunda, entre todas las posibles que se puedan considerar en ese
momento;
5) La hipótesis necesita estar relacionada, de manera clara y precisa,
con el sistema de conocimientos correspondiente a los hechos y
conclusiones en cuestión ;
6) La hipótesis debe ser susceptible de conducir racionalmente (in-
clusive por medio de cálculos matemáticos) a la predicción teórica
~ ESTRUCTURA
de algunos hechos reales, ya que esas predicciones son justamente
las que se someten después a prueba, para verificar la hipótesis; y,
7) Las consecuencias previstas por una hipótesis tienen que ser ve-
rificables en un experimento posible.
Cuando una hipótesis es formulada conforme a tales exigencias, no
,wlamente cumple bien su función, sino que también orienta el sentido de
la investigación subsiguiente, tanto en la experimentación como en el des-
envolvimiento racional. En todo caso, una hipótesis cuyas predicciones no
sean verificables, es tan inútil científicamente como una hipótesis de la
cual no se pudieran desprender consecuencias.
Las hipótesis científicas constan de dos partes: una base o cimiento
y un cuerpo o estructura. El cimiento está formado por los conocimientos
ya comprobados en los cuales se apoya objetivamente la hipótesis. En cam-
bio, el cuerpo de la hipótesis es la explicación supuesta, es decir, la estruc-
tura de relaciones que se edifica como explicación, sobre el cimiento de los
hechos conocidos. Entonces son las consecuencias extraídas de la estructura
de la hipótesis las que tienen que ser sometidas a prueba (puesto que el
cimiento ya está comprobado), para saber si se verifican o no las cone-
xiones lógicas elaboradas en el terreno de la posibilidad. Las hipótesis, una
vez formuladas, permiten razonar lógicamente, es uecir, inferir y hacer
predicciones verificables que, a su vez, inducen a la ejecución de los expe--
rimentos necesarios y a la realización de nuev:i s operaciones racionales.
De ese modo, al trabajar con una hipótesis, se está siguiendo el camino
que parte de lo supuesto para llegar a conocer lo nuevo.
En el momento en que se postula una hipótesis, muchas veces no están
bien delimitados sus rasgos, los cuales se van precisando luego poco a poco,
en contacto con los hechos. Desde luego, la hipótesis tiene que incluir los
hechos todavía no explicados ( que son justamente el asunto de la hipó-
tesis), enlazándolos en una sola explicación con los hechos ya conocidos. La
hipótesis debe facilitar la ejecución de inferencias que lleven a predecir
otros hechos, a sugerir nuevas experiencias y a formular otras hipótesis.
En suma, la hipótesis debe abrir nuevos senderos a la ciencia. Con cada
hipótesis se establece provisionalmente una relación determinada o se ima-
gina una cierta estructura que explique el comportamiento de los procesos.
Después se buscan hechos que resulten adecuados para poner a prueba esa
relación o semejante estructura hipotéticas. Muchas veces, la hipótesis
misma sugiere el método conveniente para explorar lo que propone. En
otras ocasiones, se hace necesario descubrir específicamente el método más
adecuado. En todos los casos, el método experimental es el procedimiento
general mediante el cual se someten rigurosamente las hipótesis, a la
prueba de la práctica.
La manera como Newton llegó a descubrir la ley de la gravitación uni-
versal, es muy ilustrativa al respecto. Primero se basó en la experiencía,
mediante la observación sistemática del mundo, especialmente la recopi-
lada en la8 tablas astronómicas. Entonces, asoció el movimiento de la Luna
con el movimiento de la caída de una piedra. Después vino la reflexión lú-
cida sobre el análisis de los hechos observados, por medio de su razón pe-
netrante. En seguida, postuló una conjetura imaginativa y aguda, acerca
del carácter de la regularidad que pudiese dar razón de los hechos en cues-
tión. Esa la afinó en su hipótesis inicial de que la atracción te-
rrestre se extendía hasta la Luna y de que su magnitud era inversamente
proporcional al cuadrado de su distancia al cuerpo atraído. El fundamento
HIPÓTESIS 53

de su hipótesis lo encontró en los conocimientos geométricos profundos y


amplios que poseía, lo mismo que en la analogía que estableció entre dos
procesos heterogéneos, como son los movimientos de la piedra y de la Luna.
Newton consideró que la trayectoria de la Luna podía estar dirigida hacia
la Tierra, por la misma razón que provocaba la caída de la piedra, es decir,
porque la Tierra ejercía una fuerza de atracción en los dos casos. En cuanto
a que la magnitud de esa fuerza estuviera en una relación inven,amente
proporcional al cuadrado de la distancia, tal cosa le fue sugerida por su
comprensión geométrica. Entonces sometió la hipótesis inicial a una confir-
mación por medio del cálculo, ol)ter,iendo así únicamede una verificación a
medias. Empero, no encontró motivo suficiente para negar una sola de sus
consecuencias. Acrecentada de esa manera su confianza, se suscitó en Newton
una hipótesis mucho más general, la de que toda partícula material ejerce
sobre cualquiera otra partícula material una atracción, y que ésta es calcu-
lable en cada caso. Siguió un largo periodo dedicado a la ejecución de compli-
cados cálculos matemáticos, mediante los cuales Newton comprobó que todos
los movimientos celestes conocidos eran implicados por la hipótesis generali-
zada. Como consecuencia, la gravitación universal se convirtió en una ley
con pleno fundamento. Más tarde se sucedieron muchas comprobacíones ob-
servacionales, entre las cuales podemos mencionar la reaparición del co-
meta Halley y el descubrimiento del planeta Neptuno. Finalmente, en 1957
se efectuó el primer experimento astronómico, con el lanzamiento del primer
satélite artificial de la Tierra, el sputnilc, que verificó completamente la
hipótesis formulada por N ewfon.
Al quedar formulada una hipótesis, ésta tiene una cierta plausibilidad.
La plausibilidad es la admisibilidad o posibilidad de ser atendida. La plau-
sibilidad de una hipótesis resulta de las operaciones que han dado lugar
a su formulación, de la convicción que produce y de la confianza que se le
atribuye. Antes de intentar la verificación de una hipótesis, resulta con-
veniente someterla a un examen racional, p:i.ra saber si de ella o de su
negación se puede obtener como conclusión un absurdo manifiesto. Lo ab-
surdo es aquello que viola las leyes de la lógica. Un concepto absurdo es
aquel cuyos términos son incompatibles. Una proposición absurda es la que
contiene o implica una inconsecuencia. Un razonamiento absurdo es el que
resulta ser falso por inconsecuencia. Entonces, se tiene:

a) si de la afirmación de la hipótesis se puede concluir un absurdo


manifiesto, entonces la hipótesis es menos plausible;
b) si de la negación de la hipótesis se puede concluir un absurdo ma-
nifiesto, entonces ia hipótesis es más plausible; y,
c) Si resulta que ni de la afirmación de la hipótesis, ni de su nega-
ción, se puede concluir un absurdo manifiesto, entonces la plausi-
bilidad de la hipótesis mengua.

Luego, es necesario explicitar las consecuencias lógicas de la hipó-


tesis. Esta es la fase en que la matemática desempeña comúnmente un papel
importante. Por supuesto, los hechos que han servido para elaborar la hi-
pótesis tienen que encontrarse necesariamente entre las consecuencias de
ella, ya que la hipótesis ha sido formulada delíberadamnte para impli-
carlos. Pero, también debe comprender como consecuencias otros hechos,
desconocidos cuando se formuló la hipótesis. Después se calculan sistemáti-
camente las consecuencias, previendo matemáticamente, en su caso, el resul-
54 ESTRUCTURA
tado de experimentos no realizados y ni siquiera imaginados hasta enton-
ces. En seguida, se someten a prueba experimental esas consecuencias, eje-
cutando los ensayos planeadas. Como fruto de esas pruebas, la plausibilidad
de una hipótesis se incrementa:
a) cuando se verifican sus consecuencias lógicas;
b) cuando se refuta alguna hipótesis incompatible con ella; y,
c) cuando se verifica la existencia de las condiciones que deben acom-
pañar lógicamente a la hipótesis en cuestión.
Por lo contrario, la plausibilidad de una hipótesis decrece:
a) cuando no se verifica alguna de sus consecuencias lógicas;
b) cuando se verifica una consecuencia de alguna hipótesis incom-
patible con ella; y,
c) cuando se verifica que no existen las condiciones que deberían
acompañar lógicamente a dicha hipótesis.
Como resultado de su prueba en el experimento, la hipótesis puede
quedar confirmada por entero, o puede quedar refutada completamente, o
bien, puede quedar confirmada parcialmente y mostrar la necesidad de mo-
dificarla en otra parte. En el primer caso, que es poco frecuente, cuando
se obtiene su confirmación plena en los resultados de un número suficiente
de experimentos o en un experimento decisivo, la hipótesis se convierte de
inmediato en una explicación comprobada. En el segundo caso, que tam-
poco es frecuente, cuando la hipótesis es refutada por los resultados expe-
rimentales, se impone la necesidad de abandonar la hipótesis rechazada,
para formular en su lugar una nueva hipótesis. En el tercer caso, que es
el más frecuente, se hace necesario modificar la hipótesis en aquellos as-
pectos señalados directamente por los resultados del experimento Y, luego,
se vuelve a someter la hipótesis modificada a la prueba experimental con-
siguiente. A menudo, es indispensable introducir varias modificaciones su-
cesivas en la hipótesis inicial, antes de conseguir que las conexiones formu-
ladas como posibles, representen efectivamente a los enlaces objetivos entre
los procesos explicados racionalmente por la hipótesis.
Entonces, cuando el resultado experimental verifica el cumplimiento de
las consecuencias de la hipótesis, ésta queda comprobada; mientras que,
cuando dicho resultado es diferente del previsto por la hipótesis, es indis-
pensable cambiarla parcialmente; y, cuando los resultados se encuentran en
oposición a las consecuencias previstas, la hipótesis queda refutada y se
abandona decididamente. Empero, lo común y corriente es que tenga que
realizarse una serie de experimentos de prueba, tanto para llegar a la com-
probación, como para modificar la hipótesis o para rechazarla. Solamente
en las ciencias más desarrolladas, el número de experimentos necesario pue-
de ser abreviado extraodinariamente. En ese caso, el plan sistemático es
tan claro y preciso que, prácticamente, se pasa casi directamente de una,
o de unas cuantas pruebas, a la comprobación o la refutación experimental
de la hipótesis. Por supuesto, en cualquier caso, siempre se puede repetir
el experimento cuantas veces se quiera o se necesite. En la física, por ejem-
plo, sucedió así con la prueba experimental del incumplimiento de la con-
servación de la paridad en las interacciones débiles entre las partículas
elementales, cuya anticipación teórica fue hecha por Lee y Yang a mediados
de 1956; y su verificación práctica fue realizada por Wu y sus colabora-
dores, a principios de 1957. Tal situación revela una gran confianza en la
repetibilidad de las observaciones, una extraordinaria precisión en la eje-
HIPÓTESIS 55

cución de las operaciones experimentales y un control enorme en las condi-


ciones impuestas a los procesos experimentados. En cuanto a la refutación
de una hipótesis, como ésta se formula como una explicación general (aun-
que sea en plan de suposición), es suficiente con encontrar experimental-
mente un caso de incumplimiento de sus consecuencias. Así ocurrió por
ejemplo, con el experimento realizado por Michelson y Morley en 1887, que
sirvió para descartar en definitiva la hipótesis del "éter". Por lo demás,
inclusive en aquellos casos en que una hipótesis resulta ser falsa, no obs-
tante eso sirve como instrumento para hacer avanzar el conocimiento. Tal
cosa sucedió, de manera notable, precisamente con la comprobación de la
inexistencia del "éter", que llevó primero al descubrimiento de la contrac-
ción de Lorentz-Fitzgerald y, luego, condujo a Eisntein a la formulación de
la teoría de la relatividad.
Una hipótesis puede llegar a transformarse en una explicación com-
probada, a través de un proceso de refinamiento y de profundización cre-
cientes, como resultado de los experimentos ejecutados para conseguir su
verificación. De esa manera, la realidad objetiva, manifestada en la ex-
periencia directa, impone su dominio sobre la razón. Por eso, cuando una
hipótesis queda comprobada, entonces se afianza su racionalidad y a ésta
se agrega la objetividad. En cambio, cuando una hipótesis queda refutada
en los experimentos en que es sometida a prueba, se demuestra que la posi-
bilidad desentrañada racionalmente no se cumple en la realidad objetiva.
Por ende, la hipótesis que expresa tal posibilidad fallida carece de objeti-
vidad. Pero además, entonces ocurre una transformación importante dentro
del proceso del conocimiento, ya que, al mismo tiempo que se impone la
necesidad de construir racionalmente una nueva hipótesis plausible, fun-
dada en los resultados experimentales recién hallados, también se descu-
bren, por medio de la razón, los elementos que sirven para demostrar la
falta de racionalidad de la hipótesis refutada o, lo que viene a ser equiva-
lente, su imposibilidad. De tal manera que, cuando se pone en claro que
una hipótesis carece de objetividad, aquella pierde igualmente el carácter
racional que se le atribuía. Hasta ese grado alcanza la primacía de la rea-
lidad objetiva sobre el pensamiento racional.
En cualquier investigación científica se deben formular explícitamente
todas las hipótesis que se utilicen. Pero el investigador debe ser moderado
y prudente en el uso de hipótesis. Por lo tanto, no debe formular hipótesis
tan especialmente convenientes para cada caso, que acabe por establecer
explicaciones singulares, las cuales realmente no axplicarían nada. El in-
vestigador emplea la hipótesis como un medio de solicitar una respuesta
de los procesos a que se refiere y en las condiciones bien definidas en que
opera. En el transcurso de la investigación, el científico establece también
hipótesis auxiliares, lo mismo que hipótesis de trabajo. Las hipótesis auxi-
liares son explicaciones heurísticas, esto es, que le ayudan a resolver los
problemas de la investigación, aunque generalmente no le sirven para de-
mostrar ni verificar los resultados. Por lo tanto, las hipótesis auxiliares
son abandonadas cuando se alcanzan los resultados perseguidos. Son como
especies de ademes, necesarios para edificar la construcción, pero que no
quedan incorporadas a la misma, cuando la construcción se termina. Las
hipótesis de trabajo son conjeturas que sirven para dar un paso, o unos
cuantos pasos en la investigación y que, luego, se desechan y hasta se ol-
vidan. Para establecer una hipótesis de trabajo, el investigador no tiene
que preocuparse de fundamentarla. Sin embargo, en algunas ocasiones, lo
que empieza siendo una hipótesis auxiliar o una hipótesis de trabajo,
56 ESTRUCTURA
acaba por convertirse en una hipótesis básica de la investigación, en cuyo
caso si es imprescindible esmerarse en que cumpla las condiciones seña-
ladas para una hipótesis científica propiamente dicha. En fin, es pertinente
advertir que en una investigación centífica, jamás es posible hallar respues-
tas definitivas, simplemente porque tampoco existen problemas definitivos.
En todo caso, cualquier descubrimiento que se realiza y cada hipótesis que
se comprueba, traen consigo el planteamiento de nuevos problemas por re-
solver y, sin duda, la importancia científica dé una solución encontrada
puede estimarse, justamente, por la cantidad de nuevos problemas que
suscita.
7. EXPLICACIÓN

La explicación científica describe, de manera objetiva y racional, las


diversas formas en que se manifiestan los procesos existentes, distingue
las fases sucesivas y coexistentes observadas en su desarrollo, desentraña sus
enlaces internos y sus conexiones con otros procesos, determina los requi-
sitos que son necesarios para que ocurra un acontecimiento y suficientes
para llevarlo a efecto y, en fin, encuentra las condiciones y los medios para
hacer más eficaz la intervención humana en el curso de los proc<csos, ya
sae dándoles mayor celeridad, haciéndolos más lentos, procurando que se
hagan más intensos, volviéndolos tenues o alterándolos de otras diversas
maneras. La explicación científica, por ser objetiva, representa la existencia
de los procesos en las diferentes modalidades en que se manifiesta y es, a
la vez, el reflejo mental que nos formamos acerca de dichos procesos y de
su comportamiento. La objetividad de la explicación permite que pueda ser
verificada y comprobada en cualquier momento y por parte de cualquier
perona. Por su parte, el carácter racional de la explicación científica per-
mite encontrar las conexiones posibles entre los conocimientos adquiridos,
construyendo así una red muy densa de vínculos, implicaciones y otros
tipos de relaciones entre los procesos conocidos. Y, luego, dichas conexiones
racionales son sometidas a la prueba decisiva de la experiencia, ajustán-
dolas, modificándolas y afinándolas ·cuantas veces se ha~e necesario, hasta
conseguir que representen los vínculos que efectivamente existen entre los
procesos reales.
Como ya lo hemos dicho, una hipótesis ( o explicación posible) tiene que
pasar por un laborioso proceso de pruebas experimentales y de reflexiones
racionales acerca de los resultados de tales pruebas, antes de convertirse
en una explicación comprobada. En esas condiciones, la explicación es una
generalización de los experimentos y, al propio tiemp:i, es un conocimiento
comprobado experimentalmente. Por eso es que las explicaciones confirma-
das ofrecen una perspectiva de conjunto y un punto de vista firme para
orientar las investigaciones posteriores. Una explicación comprobada es
científicamente válida porque explica tanto los hechos de los cuales fue ex-
traída, como otra multitud de hechos semejantes que todavía no se conocen
o que ni siquiera se han producido. Además, como la validez de la explicación
científica se conquista rigurosamente por medio de su verificación expe-
rimental, entonces ya no sufre menoscabo alguno con el avance de la inves-
tigación. Porque, aun cuando se lleguen a descubrir otros procesos cuyo
comportamiento difiera d_el previsto por una explicación determinada y com-
probada antes, Jo único en que esta última queda afectada es en el hecho
de que se ponen al descubierto los límites de su cumplimiento. En rigor,
tal explicación siempre tuvo esos límites, pero sólo hasta ese momento

57
58 ESTRUCTURA
es cuando se ponen de manifiesto. Lo que entonces se plantea es la nece-
sidad de formular una nueva hipótesis, que establezca una explicación
única, tanto para los procesos previstos por la explicación anterior, como
para los nuevos procesos divergentes de aquella. Sin embargo, la explica-
ción anterior sigue teniendo la misma validez y se cumple con igual nece-
sidad, dentro del dominio para el cual fue establecida. Lo que es más, cuan-
do se logra dejar bien establecida y confirmada una explicación más gene-
ral, se advierte que la explicación anterior resulta ser un caso particular
de la nueva. Por consiguiente, la validez de una explicación comprobada
objetivamente en el experimento, ya no se modifica, ni tampoco sufre pér-
dida alguna, cuando el avance de la ciencia extiende su dominio. Inclusive,
cuando la nueva explicación, que abarca conjuntamente los hechos antes
conocidos y los recientes, es aplicada al dominio de la explicación restrin-
gida, entonces adopta la forma de ésta y se confunde con ella. Tal cosa su-
cede, por ejemplo, con la geometría no-euclidiana, que incluye como un
caso particular a la geometría euclidiana y se confunde con ella al ser apli-
cada dentro de su campo específico. Y lo mismo ocurre con la física relati-
vista, que tiene como caso' particular a la física clásica y se convierte en
ésta, cuando es aplicada al dominio de los procesos físicos clásicos.
Toda función lógica es una explicación, de manera expresa y explícita.
El concepto representa la existencia de los procesos y, al mismo tiempo, su-
ministra una explicación de ellos. El juicio exhibe las interrelaciones del
proceso con los otros componentes del universo y, al hacerlo, explica los
conceptos que lo constituyen. La inferencia es siempre explicativa de la
conclusión, que es extraída por intermediación de las premisas. Las catego-
rías, por ser los conceptos más generales de un dominio científico, expli-
can a todos los otros conceptos pertenecientes a ese mismo campo. Las
hipótesis son explicaciones posibles de los procesos y de su comportamiento,
que sirven de supuestos para emprender una investigación y, en caso de
verificarse, se convierten en explicaciones comprobadas. Las leyes son ex-
plicaciones de los cambios y transformaciones que se producen regularmente
en el comportamiento de los procesos. Las teorías explican a las leyes. Los
principios explican a las teorías. Y los postulados y fundamentos explican
a los principios.
Explicar es comprender, estableciendo una determinación precisa de
lo que era desconocido, vago u oscuro. También es mostrar que la existencia
o el comportamiento de un proceso se encuentra implicado por el compor-
tamiento de otros procesos. Igualmente, explicar es poner en claro cuales
son las leyes, teorías, principios generales y postulados que sirven de fun-
damento a un cierto acontecimiento y de los cuales se desprende necesa-
riamente. Explicar es dar a conocer la razón de un hecho, o dilucidar el
motivo de lo que parecía extraño o inconcebible. La explicación establece
las condiciones o cJ.usas, esto es, los explicadores necesarios y suficientes
para que un acontecimiento, que es el explicando, haya resultado o pueda
esperarse. El explicando es, así, una consecuencia de las condiciones que lo
explican. Los explicadores son de dos tipos: a) acontecimientos particulares
y condiciones específicas; y, b) uniformidades o regularidades expresadas
por leyes generales. El explicando resulta ser una consecuencia necesaria y
suficiente de los explicadores, solamente cuando éstos son considerados en
su conjunto. En ese caso, la explicación se expresa mediante una proposición
condicional :
Si se presentan las condiciones C1, C2, ... Cn, y se cumplen las leyes
L1, L2, ... Ln, entonces se produce el acontecimiento A.
EXPLICACIÓN 59

O bien, a la inversa, cuando se trata de explicar un acontecimiento


pasado. En todo caso, cuando conocemos un proceso hasta el punto de haber
logrado explicarlo y, además, esa explicación ha quedado comprobada, en-
tonces estaremos en condiciones de determinar el comportamiento del pro-
ceso en cuestión en el pasado, el presente y el futuro.
Las condiciones o explicadores de una explicación, pueden ser: 1) ne-
cesarias, pero no suficientes; 2) suficientes, sin ser necesarias; y, 3) nece-
sarias y suficientes. Las condiciones necesarias son indispensables, pero su
solo cumplimiento no verifica la explicación. Las condiciones suficientes
verifican la explicación, pero son dispensables y, por ende, puede no pre-
sentarse alguna de ellas, con tal que se cumpla otra condición suficiente.
Por último, las condiciones necesarias y suficientes son las que tienen que
cumplirse ineludiblemente y que, al mismo tiempo, aseguran la verificación
de la explicación. Las condiciones pueden encontrarse entrelazadas de mu-
chos modos, en tal forma que: dos condiciones necesarias que sean insu-
ficientes aisladamente, se pueden convertir en suficientes, cuando coexisten;
también, una condición que sea necesaria para un caso general, puede ser
suficiente para una caso particular; igualmente, una condición necesaria
para un caso específico puede, en cambio, no serlo para el caso general; y,
así existen muchas relaciones entre las condiciones que determinan el cum-
plimiento de una explicación. Por ejemplo, la presencia de oxígeno es una
condición necesaria, pero insuficiente, para que se produzca la combustión
de una sustancia. A su vez, la elevación de la temperatura hasta un punto
crítico, es otra condición necesaria, pero tampoco suficiente para que se
produzca la combustión. Mientras que, la conjugación de las dos condiciones
antes dichas, es necesaria y suficiente para que se produzca la combustión
en una sustancia. Por otra parte, para que un triángulo sea regular, es
suficiente con que sea equilátero. Pero, en el caso de un polígono de más
de tres lados, dicha condición de equilateralidad es necesaria, pero insufi-
ciente para que el polígono sea regular. Lo mismo sucede con respecto a la
igualdad de los ángulos, que en el caso de un triángulo es condición sufi-
ciente paia que sea regular, mientras que en un polígono de cuatro o más
lados resulta ser solamente una condición necesaria. En cambio, la condi-
ción de que un polígono sea equilátero y equiángulo simultáneamente, es
suficiente para que sea regular.
La determinación de una condición necesaria se expresa mediante la si-
guiente fórmula condicional:
Si no se cumple x, entonces no se cumple y,
en donde x es la condición necesaria, en tanto que y es el explicando. En
tal caso, basta con que no se cumpla la condición necesaria, para que el
explicando no se verifique.
Por otra parte, la fórmula de una condición suficiente se enuncia así:
Si se cumple x, entonces se cumple y.
En este caso, el cumplimiento de la condición suficiente es una prueba
de que se verifica el explicando, pero no constituye una prueba general para
cualquiera otro caso, en donde puede cumplirse o no cumplirse la condición
suficiente.
Finalmente, la determinación de una condición necesaria y suficiente,
tiene su expresión en la fórmula que sigue:
Se cumple y cuando, y sólo cuando, se cumple x.
En semejante caso, si se tiene una prueba general que se cumple siem-
pre. Por ejemplo, podemos expresar una condición necesaria, diciendo:
Si un organismo no es autotrófico, entonces no es vegetal.
60 ESTRUCTURA
En cambio, en la expresión que sigue a continuación, tenemos una con-
dición suficiente:
Si un organismo es fototrófico, entonces es vegetal.
Y, en fin, una condición necesaria y suficiente la tenemos enunciada en
la siguiente proposición:
Un vegetal es fototrófico cuando, y solamente cuando, contiene clorofila.
La explicación de un acontecimiento puede consistir en la
ción de sus causas, las cuales forman un conjunto, más o menos
de circunstancias o condiciones particulares. Por supuesto, la explicación
implica, además, el cumplimiento de ciertas leyes generales y, en
casos, de determinados principios. Las leyes y los principios implicados se
consideran estrictamente universales, puesto que afirman que, en todos los
casos en que se presentan ciertas condiciones, se produce tal o cual resul-
tado. Las leyes determinan el comportamiento de los procesos en condi-
ciones bien definidas y dejando de tomar en cuenta otras muchas condicio-
nes, que son consideradas aleatorias o azarosas. Por cierto, uno de los des-
cubrimientos fundamentales de una ciencia tan avanzada como es la física,
ha sido el reconocimiento de la necesidad de especificar con precisión el
dominio de las condiciones que resultan pertinentes para cada clase de pro-
cesos. Dentro de una explicación, aquellos elementos que no constituyen las
regularidades caracterizadas por las leyes, son denominadas condiciones
específicas o, simplemente, condiciones. De esa manera, hasta donde alcanza
el dominio de la explicación, las leyes y las condiciones, consideradas con-
juntamente, explican el comportamiento de los procesos. Por supuesto, cada
vez que es posible y conveniente agregar una nueva especificación, ésta
pasa a formar parte integrante de la explicación, siendo considerada como
una condición adicional.
Por ejemplo, hay una ley que establece que cualquier sólido, cuando se
calienta, aumenta de volumen. Entonces, el acontecimiento resultante, el
incremento concreto del volumen, queda determinado por las condiciones
específicas, que son la sustancia de que está formado el sólido, la tempera-
tura inicial y el grado a que se eleva la temperatura. En este caso, una
condición adicional sería la de especificar la presión a la cual se encuentra
sometido el sólido, ya que la variación de la presión produce efectos inver-
samente proporcionales sobre el aumento del volumen por calentamiento.
En otras ocasiones, lo que sucede es que se llegan a determinar leyes que
abarcan un dominio más amplio. Como ilustración podemos referirnos a la
caída de los cuerpos, que inicialmente se pudo explicar por la relación entre
las distancias recorridas y los tiempos transcurridos; y al movimiento de
los planetas alrededor del Sol, que se pudo explicar por medio de las áreas
barridas por los radios vectores y los tiempos transcurridos. Después, esas
uniformidades fueron subsumidas en leyes más inclusivas y en teorías más
comprensivas. En efecto, como sabemos, la caída de los cuerpos y los mo-
vimientos planetarios se pueden explicar también como consecuencias espe-
ciales de las tres leyes del movimiento y la ley de la gravitación newto-
nianas; que igualmente explican los movimientos de los cometas, de los
satélites naturales y artificiales, de los péndulos, de las mareas y de otros
muchos procesos. De ese modo, se amplió y profundizó la explicación, a la
vez que se hicieron ostensibles los límites de las explicaciones anteriores.
En otros casos, la explicación establece que, cuando se presentan ciertas
condiciones específicas, entonces se produce tal o cual efecto con una proba-
bilidad determinada. Así, por ejemplo, cuando en un grupo de pacientes que
sufren de un cierto tipo de fiebre, se observa que la administración de una
EXPLICACIÓN 61

dosis determinada de un antihistamínico les produce la curac10n, entonces


se puede aseverar que esa droga cura con cierta probabilidad, o bien, con
una determinada frecuencia relativa en una sucesión de casos. Otro ejemplo
ílustrativo es cuando tenemos a nuestra disposición un disparador de electro-
nes, que puede lanzar a nuestra voluntad un electrón, unos cuantos, muchos,
hasta un torrente, o bien, no disparar ninguno. Entonces, si los electrones
disparados pasan a través de un orificio suficientemente pequeño ( como el
practicado por la punta de un alfiler, por ejemplo) pueden alcanzar finalmente
una pantalla en la que se muestran cuando chocan, porque producen una
chispa. En tal caso, si no se dispara electrón alguno, tampoco se produce chis-
pa alguna. Si se dispara un solo electrón, se produce una chispa, pero sin que
se pueda determinar previamente, con preéisión, la posición de la pantalla en
donde se producirá tal chispa. En cambio, si se lanza un torrente de electro-
nes, entonces se producirá la conocida figura de la difracción (análoga a la
de la luz), con una serie de anillos concéntricos y en donde se alternan los
que tienen muchas chispas con los que '10 tienen ninguna. Por consiguiente,
en ese caso se cumple la causalidad en su aspecto cualitativo, aunque no se
cumpla :rigurosamente como determinismo o causalidad cuantitativa. Tene-
mos una explicación causal, con base en la cual podemos decir que, cuando
se presentan ciertas condiciones específicas, entonces se produce un cierto
efecto con una probabilidad determinada.
En las circunstancias a que nos acabamos de referir, el explicador no
implica necesariamente al explicando, sino que le confiere una cierta pro-
babilidad, de acuerdo con !a ponderación lógica del apoyo inductivo que se
le a tribuya. La explicación probabilística también corresponde a leyes ge-
nerales y comprende la especificación de condiciones ; pero el acontecimiento
resultante no se produce siempre de manera necesaria, sino contigente. La ex-
plicación probabilística admite grados, muestras que la explicación necesaria
establece una disyunción excluyente; ya que, en este último caso, los explica-
dores implican o no implican, tajantemente, un determinado explicando. El
grado de la probabilidad puede llegar a ser sumamente elevado, esto es, apro-
ximarse mucho a la certeza. Desde luego, las mismas leyes consideradas como
de cumplimiento necesario, han sido establecidas mediante una verificación
finita y nunca exhaustiva. Entonces, es importante distinguir entre el grado
de confirmación que posee una explicación y la validez que se le otorga.
En algunos casos, las explicaciones se formulan de manera incompleta o elíp-
tica, porque se sobrentiende que el lector o el oyente es capaz de llenar
los casos omitidos. Aunque, también, hay ocasiones en que realmente se
desconocen, pero se tiene la esperanza de encontrarlos. En esas condicio-
nes, basta con mencionar ( o llegar a determinar, en su caso) los datos fal-
tan tes, ya sean leyes o condiciones, que se habían considerado tácitamente,
para que se complete la explicación. Como se puede advertir, se trata enton-
ces de explicaciones completables. Sin embargo, hay todavía otros casos
en que la explicación es parcial debido a que, con los conocimientos adqui-
ridos, únicamente se puede explicar en parte el explicando. En tales casos,
la explicación solamente se podrá completar cuando se adquieran los cono-
cimientos faltantes. En fin, también se tienen explicaciones esquemáticas,
que son aquellas que no son suficientemente explícitas y específicas para
poder ser consideradas comv explicaciones incompletas o parciales.
8. PREDICCIÓN

Uno de los postulados fundamentales en que se basa la actividad cien-


tífica, es la consideración de que el desarrollo de los procesos existentes es
predictible y verificable, incluyendo los acontecimientos extremos del sur-
gimiento y la desaparición de cada proceso. En rigor, la predictibilidad y
la consiguiene verificabilidad de las predicciones hechas, se encuentran im-
plicadas de manera necesaria en los conceptos, los juicios, las inferencias,
las hipótesis, las leyes, las teorías, los principios, los postulados y, en ge-
neral, en cualquiera explicación científica lo mismo que en todos los ele-
mentos integrantes de cada una de ellas. lVIás todavía, la mera considera-
ción de que fuese imposible hacer predicciones, o de que éstas no se pu-
dieran verificar, equivaldría a negar rotundamente el conocimiento cien-
tífico.
La predicción de un acontecimiento futuro es el resultado de una in-
ferencia, o de una serie de inferencias, establecida con base en los cono-
cimientos adquiridos acerca del estado presente y de las leyes que gobier-
nan el comportamiento de un proceso, o conjunto de procesos, mediante la
extrapolación de esos datos conocidos hasta un intervalo de tiempo futuro.
Porque, cuando conocemos un proceso hasta el punto de explicarlo, podemos
determinar su comportamiento tanto en el presente, como en el pasado y
en el porvenir. Por predicción entendemos tanto el proceso de ejecución de
la inferencia, o serie de inferencias, como la expresión de su resultado. El
objeto de la predicción puede ser un acontecimiento que surgirá en el
futuro, la repetición de un acontecimiento ya ocurrido, o bien, un aconte-
cimiento que ya esté sucediendo, pero que todavía no sea conocido. En ese
último caso, la predicción se refiere a alguna de las manifestaciones fu-
turas del acontecimiento respectivo. El acontecimiento previsto puede con-
sistir en la invariancia del comportamiento del proceso o conjunto de pro-
cesos, en la transformación de dicho comportamiento, en la desaparición
de un cierto proceso, en la producción de algún proceso nuevo, o bien, en
cualquiera incidente que se pueda llegar a presentar en el desarrollo del
proceso o procesos en cuestión.
La predicción es la aplicación de una explicación ya determinada a los
acontecimientos futuros. La explicación y la predicción científicas son,
simplemente, dos aspectos distintos de una y la misma relación lógica. Dicha
relación es la que se establece entre los procesos existentes y su determina-
ción por medio del conocimiento científico. La diferencia consi'lte, princi-
palmente en que, en la explicación, la relación se refiere a la determinación
de acontecimientos ya realizados; mientras que, en la predicción, la relación
corresponde a la determinación por anticipado, o predeterminación, de acon-
tecimientos que todavía no se realizan. La predicción estriba en aplicar

62
PREDICCIÓN 63

una explicación conocida para los acontecimientos ya sucedidos en una clase


de procesos, a los acontecimientos que se producirán entre los procesos de
esa misma clase. De esa manera, la predicción implica una translación tem-
poral de la explicación establecida, desde un intervalo de tiempo pasado y
conocido, hasta otro intervalo de tiempo futuro y por conocer. En todo caso,
se considera que, si en ese intervalo de tiempo futuro se van a cumplir las
leyes y se van a presentar las condiciones que específican el acontecimiento,
entonces dicho acontecimiento ocurrirá conforme a la predicción en cues-
tión. Como se puede advertir, la posibilidad de efectuar esa translación
temporal, sin que se alteren las características de los procesos, ni tampoco
el curso de su comportamiento, se apoya en la persistencia de las condi-
ciones y en la invariancia de las leyes ante la translación temporal; lo cual
viene a ser una consecuencia de que lo que se ejecuta así es una operación
de simetría, que se basa en la homogeneidad y la congruencia del tiempo.
En algunas ocasiones, es posible determinar con precisión el intervalo de
tiempo futuro en que ocurrirá el acontecimiento. Pero, en otros casos, el
lapso que transcurrirá antes de que se produzca el acontecimiento previsto,
queda indefinido cuantitativamente. Sin embargo, en ambos casos se puede
tener la confianza de que dicho acontecimiento se producirá tal y como ha
sido previsto.
Hacer una predicción significa conocer algo por anticipado, indepen-
dientemente de los medios por los cuales se llegue a dicho conocimiento. Por
consiguiente, la invención y la creación son dos formas de la predicción,
que se llevan al cabo por medio de la imaginación científica, guiada inte-
ligentemente por la razón y apoyada firmemente en los conocimientos com-
probados. Igualmente, cuando se logra anticipar teóricamente la existencia
de nuevos procesos, lo mismo que de propiedades o de relaciones descono-
cidas, que después se verifican en el experimento, también se trata cierta-
mente de otra forma de la predicción. Empero, la predicción de la existencia
de nuevos procesos es menos frecuente que la predicción del comportamien-
to futuro de procesos ya conocidos. La predicción se basa en la concepción
del universo establecida por la ciencia y se realiza aplicando el método cien-
tífico. Cuando los conocimientos adquiridos son ordenados sistemáticamente,
entonces es posible insertar luego los nuevos conocimientos dentro del sis-
tema, sin que se altere la ordenación; o bien, en caso de producirse, las
alteraciones son tan leves que no afectan al sistema en su conjunto. En
esas condiciones, la ordenación establecida por la ciencia es válida para
formular predicciones acerca de los acontecimientos futuros, lo mismo que
de los pasados, ya sea mediante interpolaciones o extrapolaciones, por la
predeterminación de posibilidades o, inclusive, formulando conjeturas.
La predicción requiere del reconocimiento de que los acontecimientos futu-
ros son el resultado o la consecuencia de los acontecimientos presentes; de
manera análoga a como estos últimos son el resultado o la c;onsecuencia
de los acontecimientos pasados. Por lo tanto, la predicción es posible valién-
donos de las condiciones anteriores, tanto presentes como pasadas, y de
las leyes que rigen el comportamiento de los procesos, las tendencias de su
desenvolvimiento y los cauces de su evolución; En particular, ese análisis
de las leyes es el que permite determinar el carácter, la magnitud, la
dirección y el sentido de los cambios que habrán de suceder en el futuro,
con respecto al presente y al pasado.
Cuando las leyes que intervienen en la explicación son causales, en-
tonces la predicción de un acontecimiento futuro es una consecuencia lógica
inmediata de su aplicación a ciertas condiciones específicas. El carácter
64 ESTRUCTURA
causal de las leyes hace que las predicciones, o explicaciones en tiempo
futuro, queden implicadas biunívocamente por las explicaciones en tiempo
presente, con tal que sean sufici.entemente completas en cuanto a la situa-
ción a la cual se refieren. Sin embargo, la certidumbre de una predicción
no puede radicar solamente en la corrección lógica de las inferencias efec-
tuadas, sino que debe ser verificada ineludiblemente en la experiencia, al
transcurrir el lapso predeterminado, para quedar confirmada. En esas con-
diciones, la predicción causal consiste en ejecutar una inferencia, o serie
de inferencias, para extraer una consecuencia particular, partiendo de las
premisas que describen una situación concreta, o bien, que constituyen una
representación abstracta de la misma.
Cuando las leyes explicativas son funcionales, la predicción también
es inmediata. Porque, una vez conocida la ley que vincula a dos o más acon-
tecimientos, A y B, respectivamente, de dos clases de procesos, entonces
se sabe que, si se produce necesariamente se producirá B ( o bien, B1
o B2 o ... Bn ) . En tal caso, el carácter funcional de las leyes hace que las
predicciones queden implicadas unívoca o multívocamente por las explica-
ciones en tiempo presente, siempre que éstas sean suficientemente completas
acerca de la situación a la cual se refieren. La implicación será unívoca,
cuando se anticipe la producción de un sólo acontecimiento en el futuro; y
será multívoca, en el caso de que se pueda predecir uno u otro aconte-
cimiento, entre varios posibles. No obstante, como sucede en el caso ante-
rior, la certeza de la predicción no puede radicar en la corrección del cálcu-
lo de los valores de la función, sino que, además, debe ser sometida a la
prueba de la experiencia, para quedar comprobada. En esas condiciones,
la predicción funcional consiste en ejecutar un cálculo para encontrar un
valor particular, o los diversos valores posibles, partiendo de los valores
que se adjudiquen a las variables de la función que representa abstrac-
tamente la situación concreta.
Cuando las leyes integrantes de la explicación son estadísticas, enton-
ces las predicciones son probables siempre. El carácter estadístico de las
leyes hace que las predicciones queden implicadas multívocamente por las
explicaciones en tiempo presente, con tal que el conjunto de referencia
sea suficientemente grande para que la aplicación del cálculo de las pro-
babilidades pueda considerarse fidedigna. En general, las predicciones esta-
dísticas se hacen con un margen de incertidumbre y se expresan por medio
de una función de probabilidad, o de un grupo de funciones de probabili-
dad. Después, cuando las predicciones son sometidas a la prueba de la
experiencia, se verifica alguna de las posibilidades, dentro de la distribu-
ción de probabilidades establecida, convirtiéndose así en certeza para el
acontecimiento particular que efectivamente se produce. Pero, en cambio,
seguirá subsistiendo cierta incertidumbre acerca de cuál será el aconteci-
miento que se producirá en la experiencia siguiente. De esa manera, la
predicción estadística consiste en ejecutar un cálculo para encontrar los
valores de probabilidad de las diversas alternativas, partiendo de los valo-
res que se adjudiquen a las variables en la función, o grupo de funciones
de probabilidades, que sirve de medio de expresión a la explicación en
cuestión.
Cuando las leyes explicativas son causales, o cuando son funcionales
de las que admiten implicaciones unívocas, y las condiciones se encuentran
bien determinadas, entonces es posible hacer predicciones con la mayor
exactitud. En cambio, si las implicaciones que se desprenden de las leyes
funcionales o estadísticas son multívocas, y las condiciones están determina-
PREDICCIÓN 65

das de una manera necesaria, entonces el cumplimiento de cada una de las


alternativas de la predicción :resulta aleatorio, por más que se haya conse-
guido determinar con toda precisión la probabilidad correspondiente a cada
alternativa. En :rigor, nunca debemos olvidar que todas las predicciones cien-
tíficas son establecidas con cierta probabilidad. Lo que sucede es que algunas
de esas predicciones tiene una probabilidad tan cercana a la unidad, que
podemos considerarlas como certidumbres, para cualquier propósito cientí-
fico o práctico; y, por consiguiente, en tales casos, le atribuimos un carácter
univoco a la predicción :respectiva. El grado de conocimiento adquirido
sobre el comportamiento de una clase de procesos, nos permite establecer una
cierta distribución de probabilidad acerca de los acontecimientos posibles
en dicho comportamiento. En muchos casos, como sucede con frecuencia en
la física clásica, por ejemplo, la amplitud de esa distribución de probalidad se
puede :reducir tanto, que resulta despreciable la imp:recisióu en cuanto
a la predicción. Sin embargo, en otros casos, inclusive dentro de la misma
física clásica, esa :reducción en la distribución de probabilidad tiene límites,
que son insalvables, ya sea de modo t:ransit01·io o permanente, con lo cual se
hace apreciable la imprecisión con respecto a la predicción.
Ultimamente, las investigaciones realizadas en el dominio de la ciber-
nética, han aportado un nuevo recurso para formular predicciones. Dicho
recurso es aplicable a los sistelillls relativamente aislados. Un sistema rela-
tivamente aislado es aquel que recibe influencia del resto del universo, pero
solamente a través de ciertas vías específicas llamadas entradas y que,
al mismo tiempo, ejerce influencia sobre el resto del universo, pero
únicamente mediante ciertas vías específicas denominadas salidas. Cuando
el estado distinguible presente de cualquiera de las salidas de un sistema
relativamente aislado, se encuentra determinado siempre unívocamente por
los estados distinguibles pasados y presentes de todas las entradas del
propio sistema, entonces se trata de un sistema determinado localmente.
Pues bien, en algunas ocasiones, :resulta que un sistema determinado lo-
calmente sólo es observable de una manera parcial, o sea, que no es
posible observar los estados distinguibles presentes en un momento dado,
en todas sus entradas. En ese caso, el comportamiento del sistema parece
resultar impredictible para el investigador. Pero, entonces, se puede utili-
zar el :recurso de considerar que la historia del sistema ejerce su influen-
cia, a través de alguna forma de memoria. En ese caso, fa adjudicación
de memoria al sistema, como parte de la explicación de su comportamiento,
es tanto como admitir que dicho sistema no se puede observar íntegra-
mente en la actualidad. Sin embargo, utilizando tal recurso, el investigador
restituye al sistema su cualidad de ser p:redictible. Por otra parte, a me-
dida que los procesos científicos se hacen más complejos, los cálculos ló-
gicos y matemáticos necesarios para establecer predicciones, resultan ser
más complicados. Pero, afortunadamente, las computadoras se han con-
vertido en auxiliares sumamente eficientes para la ejecución de tales cálcu-
los. Po:r otro lado, el desarrollo riguroso del razonamiento por analogía,
permite establecer predicciones con una probabilidad cada vez mayor y
sin tener que pasar analíticamente por todas las etapas lógicas estrictas.
En general, independientemente de la amplitud, profundidad y pre-
cisión de los conocimientos pertinentes, únicamente resulta predictible
un intervalo de tiempo relativamente corto del futuro. Más aún, cualquiera
predicción es siempre parcial y se encuentra :restringida a los procesos
mejor conocidos. Por otra parte, con frecuencia, la precisión de las pre-
dicciones disminuye enormemente al paso y medida en que el futuro, al
66 ESTRUCTURA
cual se refieren las predicciones, se aleja del presente. Además, una pre-
dicción determinada tiene significado solamente dentro de una clase defi-
nida de procesos, se establece con respecto a un cierto conjunto de condi-
ciones y tiene un grado de aproximación bien acotado. En muchas ocasio-
nes, la realización de la predicción establecida como consecuencia de las
leyes y condiciones pertinentes, es un acontecimiento que va a ocurrir ine-
xorablemente, debido a que se encuentra fuera de nuestro alcance hacer
cualquiera modificación de las condiciones. Pero, en otros casos, sí resulta
posible cambiar las condiciones y, por ende, hacer que también cambie el
efecto correspondiente. Pues bien, cuando existe esa posibilidad de modifi-
car las consecuencias previstas y se decide que así suceda, entonces es ne-
cesario alterar las condiciones presentes en forma conveniente, para pro-
ducir el efecto deseado.
En el caso de las partículas elementales de la microfísica, se ha des-
cubierto un límite para la predictibilidad de algunas de sus propiedades;
y ese límite se encuentra determinado con precisión en las relaciones de
incertidumbre de Heisenberg. Sin embargo, es oportuno advertir que esa
imposibilidad de aproximar la predicción más allá del límite expresado
por las relaciones de incertidumbre, se refiere solamente a unas cuantas
propiedades de las partículas elementales, como son la posición espacial, la
cantidad de movimiento, la energía y el tiempo. Por otra parte, dicha
incertidumbre va disminuyendo con el incremento de la masa de las par-
tículas. Com consecuencia, las partícúlas pesadas como los bariones, los
~

núcleos y los átomos, se encuentran menos afectadas por tal limitación; y


el comportamiento de las moléculas y otros agregados mayores de partículas,
es predictible con una incertidumbre muchísimo menor. En lo que res-
pecta a los procesos de mayores dimensiones, cuyos acontecimientos depen-
den del comportamiento promedio de un gran número de partículas, su
predicción se puede hacer con la precisión que se requiera. En todo caso,
la predicción de los macroacontecimientos físicos es mucho más precisa
que la predicción de los microacontecimientos. Además, la predicción de
cualquiera acontecimiento físico, concierne primordialmente a las líneas
generales de su desarrollo y a las principales etapas de su evolución.
Con respecto a las ciencias sociales, la situación es análoga, hasta
cierto punto. Los microacontecimientos sociales no influyen individualmente
en los macroacontecimientos de la sociedad, sino que solamente el prome-
dio :resultante de un gran número de microacontecimientos es el que
ejerce una influencia importante. La predicción científica no se refiere a
los acontecimientos sociales en su detalle minucioso, sino únicamente a las
tendencias fundamentales, los lineamientos generales de su evolución his-
tórica, sus resultados determinantes y sus consecuencias de mayor impor-
tancia. En rigor, entre la macrofísica y la microfísica se tiene una relación
análoga a la que existe entre la macrohistoria y la microhistoria, o entre la
macroe.cenomía y la microeconomía. Por otra parte, es indudable que el nivel
alcanzado por el conocimiento de las ciencias naturales es muy superior al ni-
vel logrado en las ciencias sociales. El conocimiento de las leyes de la natura-
leza está apoyado en la realización de experiencias muy numerosas y que se
han :repetido desde mucho tiempo atrás, por lo cual los registros del compor-
tamiento de los procesos ofrecen una precisión notable. En cambio, en las
ciencias sociales sucede más bien lo contrario. Por supuesto, esa situa-
ción influye directa y decididamente en la cantidad de predicciones cien-
tíficas que se pueden hacer, en los tipos de acontecimientos que son
predecibles y en la precisión con que se establecen las predicciones. Por
PREDICCIÓN 67

eso, las predicciones que se hacen en las ciencias sociales son en corto
número, se refieren a unos cuantos tipos de acontecimientos y resultan
menos precisas. Sin embargo, desde el punto de vista lógico, las prediccio-
nes que se pueden formular en los dominios de las ciencias sociales, tienen
el mismo carácter y pueden llegar a poseer igual grado de determinación
que las predicciones hechas en las ciencias naturales, siempre que la pro-
fundidad, la amplitud y la precisión de los conocimientos que se tengan
acerca de las leyes y las condiciones, sean equivalentes.
En el dominio de los procesos sociales, la acción colectiva de los hom-
bres es capaz de cambiar de manera significativa las condiciones en que se
efectúan, m'.>dificando así consecuentemente los acontecimientos ulterio-
res. El hombre puede alterar igualmente las condiciones en que se pro-
ducen y se desarrollan los procesos naturales. Pero, los procesos naturales
mismos no pueden cambiar deliberadamente sus propias condiciones. En
todo caso, los cambios que se producen en esas condiciones son el resultado
de las interacciones con otros procesos, sin que obedezcan a intención o
voluntad algunas. Por consiguiente, la capacidad humana de poder cam-
biar las condiciones en que se realiza los procesos sociales, constituye
una cualidad peculiar del dominio social, que no existe en la naturaleza.
Esa capacidad humana es un factor poderoso que influye decididamente
en el curso de los acontecimientos sociales. Además, cuando se presentan
situaciones críticas, como son las revoluciones sociales, los hombres son
capaces de transformar inclusive el régimen de la sociedad. En tales casos,
junto con el régimen que es derrumbado, desaparecen también sus leyes
eéipecíficas, para ser sustituidas por otras leyes sociales diferentes, que
serán las correspondientes al nuevo régimen que se instituya. Tal cosa cons-
tituye igualmente otro factor nuevo, que interviene exclusivamente en el
curso de los procesos sociales y sus acontecimientos respectivos; a dife-
rencia de lo que sucede en la naturaleza, en donde las leyes correspon-
dientes a los diversos niveles siempre coexisten y mantienen su cumpli-
miento inexorable, sin que puedan desaparecer jamás mediante la acción
humana, ni tampoco por obra de alguna acción de cualquiera otro tipo de
las que conocemos científicamente.
9. OBSERVACIÓN
El conocimiento objetivo de los cambios que ocurren en los procesos
existentes, lo adquirimos a través de nuestras interacciones con dichos pro-
cesos. Cuando en una interacción tenemos una participación activa y os-
tensible, la denominamos experiencia. Mientras que, cuando :nuestra
cipación es más bien pasiva y consiste, principalmente, en mirar y exami-
nar atentamente lo que sucede, la llamamos observación. No obstante, como
lo veremos más adelante, esa distinción es relativa y simple. Porque en
cualquier experiencia también observamos y, por otra parte, resulta que
nos es imposible observar realmente sin intervenir de alguna manera en
lo que observamos. En todo caso, el conocimiento elemental proviene de la
observación y siempre practicamos la observación al realizar una investiga-
ción científica. La observación es una actividad común a todos los hom-
bres, quiei;.~.., h practican cotidianamente de muchas maneras. Lo que
es más, los procedimientos empleados en las observaciones científicas han
sido desarrollados a partir de !as maneras prácticas utilizadas en la vida
ordinaria, especialmente en las artes y los oficios. Lo que distingue a la
observación científica de su práctica común son, sencillamente las cosas
observadas y los modos más precisos como se observan. La observación es,
en ambos casos, el procedimiento que el hombre utiliza para obtener infor-
mación objetiva acerca del comportamiento de los procesos existentes.
En un principio, la observación científica consistió solamente en :re-
gistrar los movimientos y los cambios percibidos directamente por los sen-
tidos, estableciendo así determinaciones simplemente cualitativas. De esa
manera, fue posible formular predicciones que también fueron meramente
cualitativas, a la vez que indefinidas con respecto al momento en que se
realizarán. Luego, la observación se afinó, ampliándose y haciéndose más
penetrante, permitiendo entonces advertir mayor número de relaciones
y de aspectos en los procesos y determinándolos, al mismo tiempo, con
mayor precisión. De esa manera, aun en él estricto nivel de la determina-
ción cualitativa, fue posible distinguir, por ejemplo, que los vegetales
mueren cuando les falta el agua, que la reproducción de los animales es
sexuada y :requiere del acoplamiento dei macho con la hembra, que el arco
iris está asociado siempre con la lluvia, que algunas plantas tienen propie-
dades curativas, que los astros tienen un movimiento de :rotación alrededor
de la estrella polar, que el régimen de lluvias se realiza en temporadas
durante cada que la fuerza muscular ser acumulada en el arco
y que esa misma fuerza de .nuestros brazos se puede multiplicar por medio
de una
La reiteración de las observaciones y el incremento de su exactitud,
llevaron al discernimiento de las :relaciones cuantitativas entre los procesos

68
OBSERVACIÓN 69

y en su comportamiento. La determinación cuantitativa y los procedimien-


tos de contar y de medir, cuya invención tuvo que hacerse para efectuarla,
pusieron de manifiesto otras conexiones más profundas y ciertas ordena-
ciones simples entre los procesos. Una ordenación simple es una sucesión
en donde cada elemento es el sucesor de otro y tiene, a su vez, un sucesor
único; tal como sucede, por ejemplo, con el alfabeto y con la serie de los
números naturales. Otro tipo de ordenación, también simple pero de carác-
ter geométrico, es la disposición de las estrellas en una configuración
espacial, como lo es la constelación de la Osa Mayor, en donde cada ast:ro
ocupa una posición definida con respecto a los otros. La operación de con-
tar, como sabemos, consiste en ordena1· una colección de objetos cuales-
quiera, haciéndolos corresponder biunívocamente con la serie de los núme-
ros naturales. Por su parte, la operación de medir estriba en contar el
número de veces que un patrón, seleccionado como unidad de medida, queda
comprendido en la magnitud del objeto que se mide. Por supuesto, la unidad
de medida tiene qm, ser ineludiblemente de la misma clase de lo que se
mide. Así, la unidad de longitud es siempre una longitud, la unidad de
masa es una masa, la unidad de carga eléctrica es una carga eléctrica,
etcétera. Además, para incrementar la exactitud de las medidas, llegó un
momento en que se impuso la necesidad de crear los números fraccio-
narios, como partes de la unidad de longitud. Dentro de la actividad cien-
tífica, las determinaciones cuantitativas nevaron al conocimiento de que
el Sol y la Luna se desplazan con un movimiento circular uniforme, aunque
diferente para el uno y para la otra; que las estaciones del. año tienen
una sucesión cíclica regular y una duración definida; que 1a gestación
de cada especie anima! ocurre siempre en el mismo lapso; que los metales
se funden con el calor; y que todo cuerpo sumergido en el agua, pierde
una parte de su peso, que es igual al peso del volumen de agua que desaloja.
Más tarde, la acumulación paciente de observaciones y su mayor rigor,
condujeron al refinamiento de las determinaciones cuantitativas. De ese
modo se llegaron a predecir los eclipses lunares y solares; también se
descubrieron los rudimentos de las oxidaciones, reducciones, destilaciones
y amalgamaciones, en los ensayos para encontrar las maneras de benefi-
ciar los metales y de fundirlos ; en fin, como resultado del acopio de una
enorme cantidad de observaciones astronómicas, se establecieron las leyes
de Kepler sobre el movimiento de los planetas alrededor del Sol. Después,
el desenvolvimiento de la observación cuantitativa llegó a un grado tan
elevado de exactitud y de intensidad, que permitió la det, rminación de otro
tipo de relaciones, como son las ordenaciones espaciales y temporales de los
procesos, fas cuales permitieron fijar con mayor precisión los movimientos
y las interacciones existentes entre los procesos. Igualmente, llevó a la
situación de poder advertir conexiones todavía más activas y definidas,
como son las i~teracciones de causalidad. Con base en eso fue como Newton
estableció, pm· ejemplo, las leyes del movimiento mecánico.
Más adelante, el refinamiento de las mediciones y el mejoramiento
de los métodos de calcular, trajeron como consecuencia la posibilidad de
determinar los modos de reproducir ciertas condiciones para provocar un
resultado previsto. En ese momento quedó superada la observación, convir-
tiéndose en experimento. A partir de entonces, resultó insuficiente el
simple registro de las manifestaciones espontáneas de la existencia, por
preciso y copioso que pudiera ser, imponiéndose la necesidad de intervenir
en el comportamiento de los procesos, para poder comprobar así las con-
secuencias previstas con apoyo en las observaciones o las experiencias
70 FUNCIONES
anteriores. De esa manera es como se formularon, por ejemplo, la leyes
de la herencia de Mendel y como se determinó, también la existencia de
los átomos.
Sin embargo, con la realización de experimentos no se detuvo el des-
arrollo de la observación, sino que ésta se ha seguido ensanchando como
tal, al propio tiempo que se ha hecho más aguda. Por una parte, el experi-
mento tiene como aspecto muy importante e imprescindible a la observa-
ción. Por otro lado, algunos experimentos nunca dejan de tener un carác-
ter fundamentalmente observativo, aun cuando en ellos el refinamiento
de la observación alcance un nivel extraordinario. Así sucede en la astrono-
mía y en la astrofísica; y, en realidad, el primer experimento astronómico
se realizó hasta el 4 de octubre de 1957, cuando se lanzó el primer satélite
artificial de la Tierra. Y, rigurosamente, sigue sucediendo que en esas
dos ciencias se trata de observaciones, en su abrumadora mayoría, y no
propiamente de experimentos. De esa manera, la observación se continúa
desenvolviendo en el curso de la investigación científica, aun después de
que el experimento se ha desprendido de ella -pero, sin abandonarla-,
como una nueva especie de experiencia y con un desarrollo propio y relativa-
mente independiente. Además, por medio del experimento se consigue am-
pliar la percepción sensorial, penetrando así en muchos aspectos de los
procesos que no se manifiestan aparentemente. De ese modo, la observación
fil\ amplifica y multiplica sus alcances.
Mientras observa, el investigador concentra su atención exclusivamente
en el aspecto que le interesa y realiza una actividad intensa para percibir
todos los cambios que ·se producen, ya sea directamente a través de sus
sentidos -principalmente el de la vista- o valiéndose de instrumentos
para aumentar su alcance y afinar sus percepciones. Al observar, el in-
vestigador se esmera en desempeñar un papel pasivo con respecto al proceso
observado, cuidando que éste no sea perturbado por la acción de observarlo.
Pero ese empeño solamente lo consigue de una manera relativa, ya que el
investigador siempre necesita realizar algunas actividades para poder obser-
var, o bien, tiene que poner en funcionamiento sus instrumentos de re-
gistro. Entonces, al hacer una u otra cosa, el investigado:r deja de ser
ajeno al proceso que observa, puesto que dichas acciones -suyas o de sus
instrumentos- provocan alguna interacción y, por consiguiente, introdu-
cen cierta perturbación en el desarrollo del proceso. En muchos casos, la
observación únicamente afecta a los procesos de un modo leve; pero, en
otras ocasiones, la perturbación es considerable y puede hasta imposibi-
litar la determinación que se persigue. P.or ejemplo, cuando arrojamos un
haz de luz sobre una roca para iluminarla y poderla observar así, la per-
ti._irbación que causan los impactos de los fotones que componen la luz es
insignificante. Pero, en cambio, los impactos que producen los fotones
cuando lanzamos un haz de luz sobre una partícula elemental -cuyas
masa y energía son del mismo orden de magnitud que las del fotón-, pue-
den producir una perturbación catastrófica y hacer imposible la determina-
ción precisa y directa de ciertos aspectos del proceso.
En realidad, debido a la acción recíproca universal existente entre
todos los procesos, es imposible efectuar observaciones sin que el investi-
gador participe, de alguna manera, en el proceso y lo perturbe con su
intervención. Por Jo tanto no existen observaciones puras, ni tampoco es
posible adoptar una actitud enteramente pasiva, de mera contemplación,
para observar. Sin embargo, esa condición no afecta a la objetividad de
los resultados registrados. Porque, por una parte, el investigador se las
OBSERVACIÓN . 71

ingenia para cuantificar la perturbación causada en los procesos -tanto


por él mismo como por sus instrumentos-. valiéndose de las variaciones
que puede introducir en las condiciones del experimento y en los medios
utilizados para observar. De esa manera, puede corregir y ajustar racional-
mente los resultados. Por otra parte, las perturbaciones que provoca en el
proceso, permiten que el investigador conozca algunas de las maneras en que
le es posible intervenir en dicho proceso y, por ende, dominarlo. Y seme-
jante dominio sobre los procesos del universo conduce justamente al hom-
bre a mejorar las condiciones de su existencia, lo cual constituye el objetivo
primordial del conocimiento científico.
Una vez que el experimentador ha establecido las causas que con-
dicionan un proceso y consigue efectivamente provocar su desencadenamien-
to, entonces procura asumir estrictamente el papel de observador, para
poder seguir detenidamente su desenvolvimiento y registrarlo con toda ob-
jetividad. El investigador adquiere práctica en el reconocimiento y la
discriminación de los procesos y sus relaciones, aprendiendo a distinguir
de manera bien clara y distinta su comportamiento. Con ese adiestramiento.
es capaz de registrar, de manera explícita e inequívoca, lo que observa.
Entonces, el investigador registra minuciosamente y con fidelidad, al paso
y medida en que se van produciendo, los cambios y variaciones que se
producen al estar observando el desarrollo del proceso. En todo caso, la
observación es selectiva y deliberada, ya que el investigador discrimina
rigurosamente lo que va a observar y decide la manera de hacerlo. Por
supuesto, la observación científica se encuentra apoyada en los conocimien-
tos anteriores y, como cualquiera otra actividad humana, teórica o prác-
tica se mejora con el incremento de la destreza.
El registro de cada observación se expresa por medio de una propo-
sición protocolar. La proposición protocolar es una relación lógica entre los
términos que representan lo observado. Se trata de una proposición singular
que cumple indispensablemente con dos requisitos:
a) el de que su certeza, o su falsedad, se deban poder confirmar en un
número finito de observaciones; y,
b) el de que debe ser invariante con respecto a los diferentes ob-
servadores.
Las proposiciones protocolares reflejan la existencia de algún proceso,
una relación entre sus propiedades, un acontecimiento en su comporta-
miento o un estado de un sistema y, al mismo tiempo, lo caracterizan de
un modo determinado. El conjunto de proposiciones protocolares corres-
pondiente a una observación, constituye su protocolo respectivo. Pues bien,
con base en un protocolo de la forma :
A1 es B ,
A2 es B

An es B
se establece una inferencia inductiva, cuya conclusión se expresa mediante
una proposición universal indefinida:
Todos los A son B , o bien,
Si es A, entonces es B .
Como se sabe, en esas condiciones, la existencia de una sola proposi-
ción protocolar de la forma :
A; no es B
72 FUNCIONES

es decir, la observación de una sola instancia contraria, es suficiente para


invalidar una proposición universal indefinida, de la forma:
Todos los A son B.
En cambio, ninguna acumulación de proposiciones protocolares singulares,
de la forma:
Ak es B ,
en donde: k = 1, 2, 3, ... n, es suficiente para cerrar la posibilidad de
que se llegue a encontrar un caso adverso. Por supuesto, si el número de ca-
sos posibles es finito y, además se han podido examinar todos ellos, uno
a uno, entonces la proposición :
Todos los A son B ,
es cierta, sin ningún asomo de duda. Pero, en tal caso, no se trata de una
conclusión inducida propiamente, sino de una forma abreviada de expre-
sar la suma de una serie de proposiciones como:
A1 es B,
A2 es B,

Ar es B,
o sea, que se trata sencillamente de una proposición protocolar compleja.
Las condiciones que se deben cumplir para establecer una conclusión
inductiva, partiendo de las observaciones expresadas como proposiciones
protocolares, son las siguientes : ·
1) que entre las proposición protocolares no se encuentre ninguna de
la forma: A no es B ; Y,
2) que tampoco se hayan observado procesos de la clase A, que mues-
tren una gran diversidad con respecto a la propiedad B.
En realidad, no es indispensable que la relación entre A y B sea invariante
de una manera estricta, sino que es bastante con que dicha :relación sea
frecuente.· Finalmente, conforme al procedimiento inductivo que se utilice,
se podrá tener una conclusión exhaustiva, como en el enumeración comple-
ta; o bien, una conclusión que difiera de las proposiciones protocolares
inductrices, como sucede en la coligación ; o, también, una conclusión tipi-
ficada por inducción matemática o por :recurrencia, según que el protocolo
se encuentre ordenado o no; o, en fin, una conclusión amplificada, prove-
niente de un grupo reducido de proposiciones protocolares.
10. EXPERIMENTACIÓN

Cuando se supera la práctica de observar los procesos, tal como éstos


se presentan naturalmente, y se interviene tanto en su producción como en
su curso, se ha llegado al experimento. Entonces, los procesos son produci-
dos artificialmente, esto es, provocando la presentación de las condiciones
para que aquellos surjan o para que se modifi()',ue su comportamiento. De esa
manera, el experimento implica la realización de una predicción y su cumpli-
miento, dentro de condiciones controladas. Además, las condiciones se pueden
hacer variar dentro de ciertos márgenes relativamente amplios. En efecto,
variando las condiciones es posible lograr que se repitan los procesos, que se
retarde o que se acelere su curso, que se intensifique o que se atenúe su de-
sarrollo o, en fin, que se produzcan otras muchas perturbaciones en su com-
portamiento. El control de las condiciones puede consistir simplemente en que
el investigador sea capaz de hacer que se presenten y de conseguir que se
mantengan durante el tiempo que dure el experimento. Pero, en ot:ras ocasio-
nes, el investigador logra ejercer un control tal, que gobierna completamente
la intensidad de dichas condiciones, pudiendo entonces hacerlas variar a su
voluntad, hasta el punto de conseguir anularlas o neutralizarlas, en caso ne-
cesario. A más de eso, el control puede ir más allá de las condiciones de
producción y de mantenimiento del proceso, comprendiendo también las
condiciones de observación y de medición de las observaciones. En la medida
en que adquieran mayor importancia las perturbaciones introducidas por el
investigador y sus instrumentos, mayor será igualmente la necesidad de
controlar estrictamente las condiciones en que se observa y se mide. De esa
manera, se tiene la posibilidad de observar con mayor claridad y distinción Y,
al mismo tiempo, de medir con más exactitud.
La observación es una parte importante y, sin duda, imprescindible
del experimento. En cierto sentido, el experimento no es otra cosa que
una observación provocada dentro de condiciones controladas por el investi-
gador. Mientras el investigador observa, procura desempeñar un papel pasivo
en la producción y el desenvolvimiento de los procesos ; mientras que, como
experimentador, el investigador participa activamente en los procesos. Pero
esa distinción es relativa. Porque, tal como ya lo hemos señalado, el observa-
dor no permanece en una actitud contemplativa, sino que necesita realizar
varias actividades para poder practicar sus operaciones y, luego, tiene que
mirar y examinar atentamente lo que sucede. Y, por otra parte, el experimen-
tador, después de que ha logrado hacer que se presenten las causas que con-
dicionan al proceso, para que éste se desencadene, procura asumir rigurosa-
mente el papel de observador, para poder registrar con plena el
desenvolvimiento del proceso así suscitado. Otra diferencia notable entre
el observador y el experimentador, estriba en que el primero utiliza funda-

73
74 FUNCIONES
mentalmente sus ojos para percibir, en tanto que el experimentador tiene que
manejar literalmente los procesos y, por ende, utilizar hábilmente sus manos
y las prolongaciones de éstas, que son los instrumentos. Por lo demás, el avan-
ce de las técnicas experimentales permite amplificar la percepción sensorial,
a la vez que hace posible penetrar en otros aspectos de los procesos que no
se manifiestan aparentemente. Un ejemplo ostensible de eso, lo tenemos
en la invención del microscopio, que nos brinda imágenes agrandadas de
objetos tan pequefios que no se alcanza a percibir a simple vista. Otro
ejemplo lo tenemos en el telescopio, que nos da imágenes magnificadas de
objetos tan distantes, que tampoco los podemos ver directamente con nues-
tros ojos o, al menos, no con detalle. En todo caso, en cada investigador
se encuentran reunidos indisolublemente ambos papeles, el de observador
y el de experimentador; y es justamente la conjugación íntima y armoniosa
de esas dos actividades, la que constituye al investigador experimental.
El experimento es sieP1pre un enrnyc. Y, efectivamente, muchos de
los primeros experimentos que se hacen en un dominio nuevo, son ensayos
en gran escala. Solamente después, con el desarrollo de los procedimientos
de medición y cuando se consigue tener un manejo más severo de las con-
diciones, es posible ejecutar experimentos que son ensayos en pequefia es-
cala. El trabajar en pequefia escala tiene la ventaja de que se pueden eje-
cutar muchos más experimentos, a menor costo y con un control mejor de
las condiciones en que se realizan. Además, la utilización de las matemáti-
cas permite obtener resultados más valiosos de un gran número de expe-
rimentos -como los que se pueden ejecutar a pequeña escala-, que de
unos cuantos ensayos, como los que se pueden ejecutar en gran escala. To-
davía más, el cambio de la escala a la cual se efectúa un experimento, per-
mite estudiarlo en partes, unas veces, facilitando así la observación en deta-
lle. Y, otras veces, permite examinarlo como un todo indiviso, facilitando
entonces la observación en conjunto, con mayor penetración. Por otro lado,
el empleo de técnicas experimentales distintas a escalas diferentes, permite
amplificar la percepción sensorial, a la vez que sirve para observar otros
aspectos del comportamiento de los procesos, que no son aparentes.
La investigación científica tiene una secuencia que, abreviadamente,
se puede expresar del modo siguiente: selección del problema, documenta-
ción y recolección de datos, formulación de hipótesis, experimentación,
evaluación de los resultados, modificación de la hipótesis, vuelta a expe-
rimentar, evaluación de los nuevos resultados y, así, una y otra vez, hasta
conseguir el cumplimiento del propósito perseguido, que es la solución
del problema, o llegar al convencimiento de tener que abandonarlo, al menos
temporalmente. Por su parte, la investigacióón experimental es una activi-
dad cíclica que consta de varias fases, como son: la reflexión sobre la hipó-
tesis, la predicción de sus consecuencias, la planeación del experimento para
someterlas a prueba, el diseño del experimento, la ejecución del experimento
planeado, la obtención de resultados, la confrontación entre esos resul-
tados y las predicciones y, por último, la interpretación de las conclusiones.
Se trata de una actividad cíclica, porque de las conclusiones se desprenden
nuevas hipótesis, que dan lugar a la iniciación de un nuevo ciclo en la
investigación; y, también, porque cada una de las fases indicadas puede
suscitar indagaciones epicíclicas, en las cuales se repetirán algunas de las
fases anteriores. La hipótesis puede ser sugerida por las conclusiones de
otro experimento, o puede surgir en el curso de una reflexión racional, o
bien, puede originarse en una conjetura. En todo caso, la investigación expe-
rimental tiene siempre como punto de partida una hipótesis.
EXPERIMENTACIÓN 75

El investigador emplea la hipótesis como un medio para interrogar al


universo, solicitándole una respuesta definida y procurando las condiciones
propicias para que se la entregue. Así, entre las varias consecuencias po-
sibles de la hipótesis, el investigador fija su atención en aquellas que son
exclusivas de esa hipótesis -y que, por lo tanto, no se desprenden de
ninguna otra explicación posible- y, entre ellas, selecciona una a la cual
considera que puede someter a prueba en un experimento. La planeación
del experimento requiere la determinación previa de las condiciones en que
se puede provocar el surgimiento o la presencia del proceso en cuestión,
de los medios para mantener el control de esas condiciones y de los pro-
cedimientos para observar y medir el comportamiento del proceso. Por
consiguiente, el experimentador tiene que reflexionar, ensayar, tantear y
combinar de muchas maneras, para descubrir las condiciones que sean
más apropiadas y que resulten factibles para la realización del objetivo
que persigue. Con base en las determinaciones anteriores, el investigador
procede a diseñar el experimento especifica:ndo los materiales, aparatos,
instrumentos y dispositivos que se necesiten, el personal científico y técnico
que intervendrá y en qué consistirá su participación concreta, así como las
precauciones que deban tomarse para que el experimento funcione satis-
factoriamente y no se corran aquellos riesgos que sea previsible evitar.
Durante la ejecución del experimento, el investigador tiene que ase-
gurarse la permanencia de las condiciones predeterminadas, al mismo
tiempo que su variación de la manera prevista. En ese sentido, el investiga-
dor mantiene su intervención en el comportamiento del proceso. Pero, una
vez que logra suscitar la actuación de las condiciones que ha premeditado,
entonces el investigador cambia radicalmente de actitud y concentra su
atención en la obtención de resultados objetivos, preocupándose por exa-
minar pormenorizadamente el desarrollo de los acontecimientos. El inves-
tigador se esmera, entonces, en atenerse a los resultados, haciendo abstrac-
ción completa de los que se podrían esperar de acuerdo con la hipótesis.
Al propio tiempo, el investigador se ocupa de descubrir todos los errores
que se puedan haber cometido -tanto por parte del propio investigador,
como de sus instrumentos-, de conocer y evaluar las perturbaciones que
hayan alterado el comportamiento del proceso y de registrar fidedigna-
mente los acontecimientos que se produzcan efectivamente, independien-
temente de las predicciones que se hayan formulado al principio. Porque,
de la misma manera en que es imposible efectuar el experimento si no es
partiendo de ciertas predicciones establecidas conforme a una hipótesis,
tampoco es posible obtener consecuencias experimentales objetivas, cuan-
do no se dejan a un lado esas predicciones y no se hace caso omiso de la
hipótesis misma, en el momento de registrar los resultados. En su papel
de experimentador, el investigador formula una hipótesis, o la adopta,
establece predicciones y encuentra cuales son las condiciones críticas para
someterlas a prueba. En cambio, en su papel de observador y verificador,'
el mismo investigador atiende exclusivamente al registro fiel y a la com-
probación objetiva de los resultados.
Por supuesto, en general, es necesario realizar varias pruebas experi-
mentales sucesivas, a través de las cuales se introducen los ajustes reque-
ridos en la hipótesis inicial, antes de conseguir que las conexiones formula-
das como posibles, representen realmente a los enlaces objetivos existentes
entre los procesos explicados racionalmente por la hipótesis. Otras veces,
es indispensable que el mismo experimento sea repetido por otros inves-
tigadores y que éstos lleguen prácticamente a los mismos resultados, antes
76 FUNCIONES

de que la verificación sea reconocida. Solamente en las ciencias más avan-


zadas, corno la fisica que ya hemos puesto por ejemplo, llega a ser posible
abreviar extraordinariamente la etapa de comprobación, cuando se pueden
ejecutar experimentos sumamente precisos y en condiciones controladas al
máximo; aunque siempre concurre, entoces, una gran confianza en la repe-
tibilidad del experimento mismo.
Después que el investigador ha podido corregir racionalmente los :re-
sultados fehacientes, procede a confrontarlos con las predicciones que le
sirvieron de punto de partida. Entonces es cuando se determina si la hipó-
tesis ha quedado comprobada, si ha sido refutada, o bien, si ha quedado
confirmada en parte y se impone la necesidad de modificarla en otra parte.
Cuando una hipótesis queda verificada, se requiere examinar algunos de
los conocimientos anteriores, para poner en claro su interpretación y poner-
los en concordancia con las consecuencias que trae aparejadas la nueva
explicación. Al mismo tiempo, la nueva explicación comprobada -que era
al comienzo una hipótesis-- tiene que ser incorporada en el sistema de los
conocimientos del dominio al que corresponda. Esa incorporación trae apa-
rejado un ajuste en dos sentidos. Por una parte, se necesita poner en
consonancia a los conocimientos anteriores que resultaron afectados por
su vinculación con la nueva explicación. Por otro lado, se requiere probar
que esa nueva explicación es también satisfactoria para todos aquellos cono-
cimientos que se encuentran relacionados indirectamente con ella. De esa
manera, muchas veces se ponen al descubierto ciertas modalidades y otros
matices de la explicación recién comprobada en el experimento.
De una manera muy general, en la acividad científica podemos dis-
tinguir tres clases de investigación, que son: la fundamental, la aplicada y la
tecnológica. Aunque es imposible separarlas por completo y bastante dificil
diferenciarlas, cada una de esas clases tiene ciertos :rasgos peculiares
que podemos describir someramente. La investigación fundamental com-
prende las actividades de descubrimiento, de comprensión y de explicación
de los procesos del universo, tanto naturales como sociales. La investigación
aplicada se basa en los resultados de la investigación fundamental y per-
sigue un propósito práctico bien determinado, que puede consistir en la
satifacción de una necesidad concreta relacionada con la agricultura, la
medicina, la higiene, la producción industrial o la presentación de algún
servicio. La investigación tecnológica consiste en la adaptación sistemática
de los :resultados obtenidos en la investigación aplicada, conjugándolos con
los conocimientos empíricos, con vistas a la producción y el empleo de
nuevos materiales, aparatos, objetos de la más diversa índole, métodos
o procesos en la industria, la agricultura, la medicina, etc., incluyendo
el funcionamiento de máquinas prototípicas y de instalaciones pilotos. Las
tres clases de investigación científica se encuentran interrelacionadas de mu-
chas maneras, plantean incentivos imperiosos unas las otras y, constan-
temente, interfieren en el dominio de las otras clases. Lo que es más, en
mu.chas ocasiones, una investigación que se inicia con un propósito estric-
tamente tecnológico, .termina por convertirse en una investigación funda-
mental o en una investigación aplicada, y viceversa. De tal modo que no
sólo es difícil distinguir la clase a la que pertenece una investigación concre-
ta, sino que ésta puede sufrir transformaciones a lo de su realización.
Por lo común, en las tres clases de investigación científica existe el as-
pecto teórico y el aspecto experimental. En lo que se refiere a su actividad
experimental, el carácter primordial de la investigación fundamental es
d cambio. En la experimentación aplicada, fo que más resalta es la varia-
EXPERIMENTACIÓN 77
ción delimitada, que puede incluir hasta la variación de los límites mismos.
Y, en la experimentación tecnológica, la característica peculiar es el flujo
uniforme de mediciones típicas, efectuadas en una serie de dispositivos que
se van modificando sucesivamente y que se construyen a escalas crecientes.
Ya se trate de una investigación fundamental, de una aplicada o
de una tecnológica, el experimento siempre está constituido por tres fases
principales. La primera estriba en suscitar la presentación de las condicio-
nes objetivas que se han premeditado, con arreglo a las predicciones basa-
das en las hipótesis. La segunda, en verificar los resultados producidos
por el desenvolvimiento del proceso en esas condiciones, sin tomar en
cuenta las predicciones en cuestión. Y, la tercera, consiste en comparar
los resultados efectivamente obtenidos en la práctica del experimento, con
las predicciones establecidas con arreglo a la hipótesis, para verificar riguro-
samente hasta qué punto y de qué manera se han cumplido. En todos los
casos, del mismo modo en que es imposible planear, diseñar y ejecutar el
experimento si no se parte de una hipótesis, tampoco es posible obtener
consecuencias objetivas cuando no se abandona esa hipótesis en el momento
de :registrar los resultados.
El experimento es la fuente del conocimiento científico. En el experi-
mento se originan y a él conducen todos los desarrollos de la ciencia.
Inclusive sus desenvolvimientos teóricos, parten directamente de los re-
sultados experimentales y llevan reiteradamente al experimento, tanto
para comprobar su validez como para encontrar su aplicación en otros
conocimientos y en el dominio de la técnica. Para que un conocimiento
sea considerado como válido, nunca es suficiente con haberlo obtenido, o
demostrado, a través de inferencias correctas y que no se contrapongan, por
nume:ros&s, estrictas y amplias que éstas puedan ser. Además de eso,
se requiere la comprobación directa e incontrastable en el experimento, de
maneta que la presencia de las condiciones supuestas produzca el resultado
inferido. Luego, lo que se comprueba por medio de una sucesión de expe-
rimentos, se generaliza como determinación conjunta. De ese modo, se
hacen variar los límites efectivamente experimentados, para extenderlos
más allá hasta incluir en ellos a todos los procesos que manifiestan las
mismas características. Esa ampliación se funda en la conservación de las
condiciones reconocidas como críticas, en una sucesión de experimentos
en los cuales se pueden llegar a modificar y, en ciertos casos, inclusive a
suprimir por completo y hasta sustituir por otras, aquellas condiciones
que no sean indispensables.
El experimento no es el objeto de sí mismo, sino que son los proce-
sos de la naturaleza y de la sociedad, en su intrincada correlación y en su
interacción universal, los que son experimentados. El experimento tampoco
se agota en el plano inmediato, ni en el nivel de la experiencia directa de los
procesos del universo, sino que se introduce en el seno mismo de esos pro-
cesos, con una penetración creciente y prácticamente ilimitada. Esa pe-
netración del experimento se practica en todos los sentidos y pone al des-
cubierto, a medida que avanza, una :riqueza y una extensión mucho mayores
que aquellas que permitían sospechar las determinaciones anteriores. De
esa manera, el uniye:rso no solamente se muestra como inagotable, sino que
también crece y se ensancha en cuanto a su determinabilidad, junto con
el progreso de las indagaciones y a un ritmo superior al avance de éstas.
En esas condiciones, no sólo se descubren y se traen a la superficie, por
decirlo ai:;í, los procesos ocultos en las manifestacioru::s in;nediatas, sino
que, además, superando fas limitaciones y las tüniiiciones de su enfoque,
78 FUNCIONES

el experimento hace posible que se descubran y se determinen aspectos defi-


nidos del universo, que están tras de esos límites y en condiciones dife-
rentes y que, al mismo tiempo, se encuentre el acceso y la vinculación hacia
procesos de otras clases. Así es como, por ejemplo, el geólogo puede deter-
minar, con una precisión admirable, el curso de procesos ocurridos muchos
millones de años antes de la existencia del hombre, tomando como punto
de partida y como material de comprobación a los datos que obtiene en sus
experimentos actuales.
Los experimentos que sirven de prueba para una hipótesis, superan
siempre ese propósito y exhiben en la existencia una riqueza muchísimo
mayor que la prevista. Entonces se plantea la exigencia de formular otras
hipótesis que sean explicaciones posibles de las nuevas propiedades adver-
tidas en los procesos. Y esas hipótesis, que son consecuencias racionales
de los resultados experimentales, conducirán a la ejecución de nuevos ex-
perimentos de prueba. De ese modo se destaca la acción recíproca existente
entre el desarrollo racional y el experimento. La reflexión racfonal se
desenvuelve partiendo del experimento y conduce al experimento. Por su
parte, el experimento proviene de la reflexión racional y hace surgir la ne-
cesidad de ejecutar nuevos desarrollos racionales. Por lo tanto, el avance
de la ciencia es una sucesión alternante, que se puede expresar así:
... racionalidad ➔ experimento ➔ racionalidad ➔ experimento ➔ ...

Sin embargo, en el caso de que surja alguna discrepancia incompatible entre


una conclusión racional y un resultado experimental, se concede la primacía
al experimento con respecto a la racionalidad, porque la realidad objetiva
impone su dominio sobre la razón. Por otra parte, la experimentación es
la forma más rigurosa de la actividad práctica del hombre sobre el uni-
verso, tanto natural como social. Al mismo tiempo, la actividad práctica
es, en cierto sentido, una ampliación del experimento y también, la forma
que el experimento adopta en la vida cotidiana.
En el experimento se realizan constantemente dos operaciones: el
análisis y la síntesis. Mediante el análisis, el proceso es separado y estu-
diado en partes, en vez de observarlo como un todo indiviso. Luego, a tra-
vés de la síntesis, se vuelve a integrar el proceso para observarlo con ma-
yor penetración, después de haberlo conocido en detalle. El fundamento
objetivo de esas dos operaciones se encuentra en las propiedades objetivas
de la existencia. Cada uno de los procesos existentes está compuesto de
elementos . que, en un nivel más profundo, muestran su propia singulari-
dad como procesos relativamente independientes. A la vez, cada proceso
es también uno de los elementos componentes de otro proceso de mayor
amplitud, que se comporta como un todo único en un nivel superior. Por
ejemplo, cualquiera de los órganos de un toro, digamos uno de sus riño-
nes, es un proceso por sí mismo, aunque su existencia sea interdepen-
diente de los otros órganos del mismo animal. Pues bien, el riñón del toro
está integrado por otros muchos procesos, que son sus células; y, al mis-
mo tiempo, el riñón es una de las partes componentes del proceso mayor
constituido por el organismo entero que es el toro. Entonces, cada proceso
es una síntesis de sus elementos i:degrantes y, simultáneamente, participa
en las diversas síntesis que se producen continuamente en el seno del
proceso más amplio al cual pertenece. Todos los procesos existentes poseen
esas características, con excepción de los procesos extremos, o sea, del
universo mismo y de los corpúsculos elementales o quarks. El universo es
un proceso y está constituido por multitud de procesos, pero no forma
EXPERIMENTACIÓN 79
parte de otro proceso mayor. Los corpúsculos elementales, por su parte,
son procesos que integran a todos los demás procesos, pero ellos mismos
no están constituidos por procesos más simples.
Análogamente, y en correspondencia con esas características de la
existencia objetiva, en el ejercicio de la actividad científica se establecen
continuamente síntesis de las determinaciones logradas mediante el des-
arrollo racional y los resultados experimentales. En la síntesis se reúnen
diversos elementos conocidos primero por separado, conjugándolos en una
unidad. Pero el resultado obtenido, la síntesis, no es una mera suma o
agregación de los elementos integrantes. Por lo contrario, la síntesis es
un complejo unitario que posee nuevas cualidades, las cuales no se mani-
fiestan en sus componentes, porque solamente se producen en su conju-
gación y por su interpenetración. En ese sentido, las síntesis químicas,
que tienen propiedades diferentes a las cualidades de las sustancias que
entran en su combinación, nos ofrecen una buena ilustración acerca del
carácter peculiar de la síntesis. Dentro de la actividad científica, cada
concepto representa la síntesis formada por todos los conocimientos ob-
tenidos acerca de un proceso o de una clase de procesos. Y en esa inte-
gración sintética del concepto se tiene una determinación unitaria y de
conjunto, que supera las determinaciones parciales y fragmentarias de
los distintos elementos y aspectos del proceso o procesos en cuestión.
Igualmente, las hipótesis científicas se construyen como síntesis racionales
de los resultados parciales e incompletos que se logran en los experimen-
tos y en las reflexiones racionales. Por eso, la formulación de una hipó-
tesis constituye la superación de los datos fragmentarios y de las deter-
minaciones particulares anteriores, generalizándolos como una unidad en el
plano de la posibilidad. Asimismo, las teorías científicas representan las
síntesis de muchas determinaciones, combinando los resultados experimen-
tales estructurados por las hipótesis y los nuevos experimentos que han
servido para su verificación. Por ello, las teorías constituyen las síntesis
superiores del conocimiento logrado.
Por otra parte, en las transformaciones de los diversos_ procesos, ocu-
rren continuamente desintegraciones y separaciones de los elementos que se
encuentran conjugados. Como consecuencia, dentro de la actividad cientí-
fica se realizan también constantemente operaciones de análisis para
desentrañar y determinar esa composición elemental de los procesos exis-
tentes. El análisis científico consiste en desmembrar las determinaciones
establecidas o las síntesis encontradas, para poner al descubierto sus partes
integrantes. Pero el análisis no se agota con la simple enumeración de
las determinaciones elementales contenidas en el conjunto, ni se detiene
tampoco en el mero desglosamiento de las cualidades ya conocidas. Por lo
contrario, en sentido estricto, el análisis estriba en el descubrimiento y la
determinación de las nuevas propiedades que se han producido y se mani-
fiestan como resultado de la combinación sintética de diversos elementos.
De esa manera, el análisis es una función metódica, porque representa
una operación cognoscitiva que es relativamente inversa a la función de
síntesis; pero que, al mismo tiempo, tiene el mismo sentido de avance
que la síntesis, en cuanto a la profundización y la extensión que produce
en el conocimiento. Por rr:,.edio de la síntesis se practica una nueva deter-
minación, reuniendo en una unidad las determinaciones elementales ante-
riores. En cambio, en el análisis se parte de una determinación compuesta,
para volver a sus elementos constitutivos, pero determinándolos de un
modo diferente y poniendo al descubierto en ellos propiedades antes des-
80 FUNCIONES

conocidas. Así, por ejemplo, cuando los alejandrinos agruparon el círculo,


la elipse, la parábola y la hipérbola en el concepto unificador de la sección
cónica ( de los cortes que se pueden practicar en un cono), practicaron una
síntesis. Esa nueva determinación, la sección cónica, tiene propiedades que
no poseen las figuras particulares que integran su concepto en conjunto;
como es, por ejemplo, la propiedad de constituir una invariante proyec-
tiva. P-0r otra parte, el análisis posterior de las curvas cónicas llevó a
establecer la determinación general de sus asíntotas, sus ejes, sus diáme-
tros y sus áreas, partiendo de su concepto sintético.
Las operaciones metódicas de analizar y sintetizar, son representacio-
nes metódicas de las acciones de separación y de reunión que practica el
hombre, al intervenir en el curso de los procesos del universo. Igualmente,
el análisis y la síntesis reproducen las transformaciones objetivas que ocu-
rren por disgregación y por conjugación entre los procesos existentes y
en sus distintas partes componentes. Por consiguiente, el avance del cono-
cimiento sigue un desarrollo sucesivo y alternante de síntesis y análisis, a
través de los cuales se van superando, extendiendo y profundizando las deter-
minaciones. El conocimiento asocia los elementos dispersos para reconstruir
su unidad y, a la vez, descompone analíticamente los elementos :reunidos,
para precisar sus conexiones y descubrir nuevas propiedades. Por ello es
que en el conocimiento existe una vinculación indisoluble entre ambas ope-
raciones: sin análisis no hay síntesis y, viceversa, sin una síntesis previa
no es posible el análisis. Primero se analizan la manifestaciones inmedia-
tas de la existencia, poniendo al descubierto sus aspectos y propiedades
elementales. Luego, dichos elementos se sintetizan en la reconstrucción
racional de la existencia, que se formula en la tentativa de explicación
que es la hipótesis. Después, cuando la hipótesis queda comprobada, se
analiza racionalmente para encontrar los elementos necesarios para prac-
ticar una síntesis superior. Y así prosigue continuamente su avance el cono-
cimiento científico : de la síntesis racional al análisis experimental, de
la síntesis realizada en el experimento al empleo de la razón analizadora,
del análisis del experimento al desenvolvimiento sintetizador de la ra-
zón, del análisis racional a la ejecución práctica· de la síntesis experimental.
Por eso es que las propias leyes objetivas, descubiertas por la investiga-
ción científica como síntesis del conocimiento logrado, sirven después como
instrumentos eficaces para analizar concretamente los nuevos descubri-
mientos realizados en la propia actividad de la ciencia.
11. RAZONAMIENTO

Razonar es establecer razones entre los conceptos y, por ende, deter-


minar relaciones entre ellos. En consecuencia, cuando razonamos formamos
juicios entre dos o más conceptos que, comúnmente, expresamos verbal-
mente como proposiciones. El razonamiento consiste propiamente en ob-
tener proposiciones nuevas a partir de otras proposiciones ya establecidas,
entre las cuales se insertan lo mismo conceptos acuñados con anterioridad,
como conceptos nuevos en los que se expresan los resultados experimen-
tales recientes. De esa manera, se tienen razonamientos entre conceptos
propiamente determinados, razonamientos entre resultados experimentales
y :razonamientos entre conceptos ya determinados y resultados experimenta-
les. En todo caso, la obtención de proposiciones nuevas se realiza a través de
una serie de operaciones intermediarias, que son elementales, parciales y
sucesivas, hasta llegar finalmente a discernir la nueva :relación proposicional.
Desde luego, en cualquier. razonamiento se vinculan unas con otras las pro-
posiciones que lo constituyen, aunque no se trate indispensablemente de una
consecuencia rigurosa.
El razonamiento es una cierta manera de eslabonar proposiciones,
mediante los conceptos :relacionados en esas proposiciones. Con la particu-
laridad de que los eslabones de un mismo razonamiento no siempre son los
mismos de una razón a otra y de que. muchas veces, ni siquiera son homo-
géneos. Tal como ya lo hemos mostrado antes, por medio de abstracciones
establecemos imágenes racionales de los objetos, procesos, propiedades y
relaciones existentes. Después se van encontrando los vínculos entre esas
imágenes y se tratan de probar, tanto las imágenes como sus relaciones,
en dos sentidos: por medio de la razón y a través del experimento. En el
primer caso, cuando nos valemos de la razón, obtenemos una demostración.
En el segundo caso, cuando recurrimos al experimento, conseguimos una
verificación. Como ejemplos notables tenemos, en el campo de la astrono-
mía, el descubrimiento del planeta Urano por Herschel en 1781; la predic-
ción de la existencia del planeta Neptuno por Leverrier, en 1846, que
fue descubierto por Galle la misma noche en que recibió los datos detalla-
dos acerca de su posición ; y la predicción del planeta Plutón, hecha por
LoweU en 1914, que fue descubierto por Tombaugh en 1930. También
tenemos como ilustración, en el dominio de la física de las partículas elemen-
tales, la anticipación de la existencia de los mesones, formulada en 1934
por Yukawa y verificada experimentalmente en 1937, que condujo a la
producción artificial de mesones en 1948. Y, en el campo de la biología,
podemos mencionar el descubrimiento de los bacteriófagos por d'HéreUe,
hecho en Mérida en 1908-1909, al estar estudiando algunas anomalías no

81
82 FUNCIONES
habituales en un cultivo del germen responsable de una epizootia en las
langostas;
En el funcionamiento del pensamiento científico se pueden distinguir
claramente dos niveles: el del raciocinio y el de la razón. En el nivel de la
razón se obtiene la comprensión teórica de la realidad. La razón implica
la formación de conceptos e indaga acerca de su propia naturaleza. Por
su parte, el raciocinio opera con los conceptos formados pór la razón, or-
denándolos, agrupándolos, vinculándolos y combinándolos conforme a cier-
tas reglas. Por medio de la razón somos capaces de percibir el contenido
de los conceptos y reflexionamos sobre ellos, de acuerdo con ese contenido
y con el de los otros conocimientos. Nuestra concepción racional del uni-
verso no es contemplativa, sino imaginativa y activa. La razón refleja a
los procesos en las modalidades de su existencia y en su evolución; ya
que no los considera solamente en su forma presente, sino también en
las posibles formas de su desarrollo y bajo la influencia de la actividad
práctica humana. Por su parte, el raciocinio también opera con abstrac-
ciones, pero sin investigar su contenido ni su naturaleza. En rigor, el ra-
ciocinio funciona dentro d~ los límites del esquema prescrito o de la pauta
establecida por la razón. La actividad del pensamiento, en el nivel del
raciocinio, únicamente cumple el propósito que tiene asignado y, por lo
tanto, su reflejo de la realidad es, en cierto sentido, inerte. Las principa-
les funciones del raciocinio son la desmembración de las partes separa-
bles, su manejo corno elementos, su inserción en sistemas y la ejecución
de las operaciones de cálculo que llevan a la formación de unidades com-
puestas. El raciocinio se caracteriza notablemente por el automatismo con
que puede llegar a operar. Entre el raciocinio y el pensamiento razonan-
te, se tiene una relación análoga a la que existe entre un acto determinado
por los centros nerviosos de la médula espinal y un acto determinado por
los centros cerebrales.
Un cálculo no es un razonamiento, sino un raciocinio. En efecto, el
cálculo opera únicamente con los conceptos como enteros, sin analizarlos,
reordenándolos, reagrupándolos y asociándolos de nuevo conforme a cier-
tas reglas estrictas y bien definidas. En el raciocinio del cálculo, las
reglas son precisas y las operaciones se ejecutan dentro de los límites
determinados y conforme a la pauta formulada justamente por medio de un
razonamiento o de una serie de razonamientos. Lo que es de mayor impor-
tancia es que el raciocinio no se ocupa, propiamente, del contenido de los
conceptos que maneja. El raciocinio hace un manejo indiviso y sin análisis
de los conceptos, parti~ndo exclusivamente de sus relaciones en abstrac-
to y obteniendo como resultado, por consiguiente, solamente relaciones
abstractas entre los conceptos. En cambio, en el razonamiento, la aplica-
ción de las reglas es holgada y las relaciones que maneja atañen a la va-
riabilidad de los conceptos que figuran en las proposiciones. Con el avan:
ce del conocimiento científico, el hombre ha logrado determinar las con-
diciones teóricas para ejercer el control práctico del proceso mental del
raciocinio. Y, una vez en posesión de ese conocimiento, el hombre ha
conseguido impartir las funciones del raciocinio a los sistemas artificiales.
En las computadoras o "cerebros electrónicos", el automatismo del raciocinio
ha sido llevado a una madurez y a una forma clásica. La computadora tiene el
mismo carácter fundamental de todo instrumento: es una prolongación, una
precisión y una multiplicación de las acciones de nuestras manos y de la coor-
dinación de nuestro cerebro; aunque siempre de manera muy bien determina-
da y, por ende, limitada. Actualmente, podemos distinguir tres niveles en el
RAZONAMIENTO 83
raciocinio: el que corresponde a los animales superiores, el de los humanos
y, el más reciente, desempeñado por los artefactos que son las computadoras.
En el caso del artefacto, el raciocinio se presenta en su forma más llana, sin
estar perturbado ni oscurecido por otros factores. En efecto, los rasgos
más notables del raciocinio artificial son la abstracción completa, la im-
pasibilidad, la precisión y la velocidad. En esos sentidos, la computadora
supera al raciocinio humano en eficiencia. Sin embargo, la computadora
depende del razonamiento humano y de otras actividades que también son
realizadas por el hombre. En todo caso, la computadora es una invención
humana, tiene que ser construida y reparada por el hombre, las opera-
ciones que ejecuta han sido creadas por el hombre también, los progra-
mas que lleva al cabo son elaborados por cerebros humanos, los datos le
son suministrados por el hombre y la interpretación de los resultados que
obtiene tiene que ser hecha igualmente por el hombre.
El pensamiento racional es capaz de cambiar cualquier sistema esta-
blecido racionalmente, para reflejar a los procesos investigados de un modo
más exacto y profundo. La imaginación racional crea nuevas ideas, que
van más allá de los sistemas de conocimiento ya comprobados. Pero, al ir
más allá de los límites de un sistema determinado, el pensamiento racio-
nal establece siempre los fundamentos para la formulación de un nuevo
sistema. Así, por ejemplo, la geometría de Lobachevski fue más allá de
los límites de la geometría euclidiana, pero, al mismo tiempo, construyó
un sistema más general de geometría, que incluye a la geometría eucli-
diana como un caso particular. De manera análoga. Einstein superó con su
teoría de la relatividad las fronteras de la física clásica; pero también,
con base en sus ideas se formó un nuevo sistema teórico que tiene como
caso particular a la física clásica. Por otra parte, la prueba de Cohen acer-
ca de la independencia del axioma del continuo de Cantor, supera los lí-
mites de la teoría de los conjuntos y servirá para establecer las bases
de un nuevo sistema más general para una matemática no-cantoriana. La
reflexión del pensamiento racional no se opone a la sistematización racional,
sino a la absolutización de cualquier sistema de conocimiento. La reflexión
racional crea sistemas de tal manera que contienen los caminos para ir
más allá de sus límites, hasta llegar al establecimiento de otro sistema
nuevo. Las operaciones inventadas y ensayadas muchas veces por la rei-
teraciól! racional, se convierten en operaciones de un cálculo o de un ra-
ciocinio, cuando alcanzan un grado definido de madurez. Por su parte,
el raciocinio también acaba por producir resultados que se transforman en
materiales primos para la reflexión racional. Lo que es necesario tener muy
claro es que, cuando el raciocinio se encuentra desprovisto de la actividad
racional, resulta ambiguo e incierto. Y que, a su vez, la reflexión racional,
sin el concurso del raciocinio, acaba por conducir al dogmatismo.
La transformación del raciocinio en reflexión racional ocurre en varias
formas, siendo la más típica aquella que consiste en señalar los límites de
un determinado sistema de conocimiento, abriendo así la posibilidad de
construir otro sistema. Por su parte, la reflexión racional se convierte en ra-
ciocinio a través de la formalización de un sistema de conocimiento. A su
vez, la formalización lleva a crear algoritmos, que representan nuevas ideas
o nuevos enfoques para abordar los problemas sucitados por el conocimiento
de los procesos. En rigor, un algoritmo es un procedimiento para encontrar
la solución de un problema, de tal manera que, al cabo de un número de
operaciones previstas, determina efectivamente cuál es la solución o con-
duce inequívocamente a concluir que· dicho problema no tiene solución. La
84 FUNCIONES
accmn basada en un algoritmo comprende las operaciones de un cálculo
determinado ; pero la formulación del algoritmo mismo es el :resultado de
un proceso de reflexión racional que, muchas veces, es largo y dificil. En
todo caso, la formulación del algoritmo no es un producto del cálculo. En par-
ticular, para comunicar a una computadora las funciones del pensamiento
humano, se requiere haber transformado previamente los productos de la
reflexión en una racionalidad calculable. Y una vez conseguida esa comu-
nicación, es indispensable crear algoritmos, o sea, órdenes exactas y puicras
que establecen previamente los procesos de cálculo que va a realizar la
computadora. En ese sentido, es como las computadoras son capaces de resol-
ver problemas. De esa manera, con el desarrollo de la racionalidad calculable
y la comunicación de sus funciones a las máquinas computadoras, no sola-
mente se está aliviando al hombre de la pesada tarea de resolver problemas
intrincados y muchos de ellos antes insolubles, simplemente por el tiempo
que llevaría hacer los cálculos en forma manual; sino que, también, nos
encontrarnos en el umbral de una liberación del pensamiento humano, que
ie permitirá reflexionar acerca de lo desconocido y lo inexplorado, dentro
de una perspectiva de alcances insospechados y utilizando mucho mejor
las posibilidades de su imaginación creadora.
Volviendo a los :razonamientos, tenemos que una buena parte de ellos
son discursivos, esto es, que vinculan las proposiciones de tal manera que
llevan consecuentemente a una conclusión que, por supuesto, es otra
proposición. Pero hay otros :razonamientos que no son discursivos y en los
que, por lo tanto, aun cuando puedan llevar inclusive a una conclusión,
ésta no se encuentra implicada necesariamente por las otras proposiciones,
de tal manera que los vínculos mostrados entre ellas no son enteramente
consecuentes. Entonces, en los razonamientos que no son discursivos tam-
bién se obtiene un :resultado, solo que éste 1o es en un sentido amplio,
como puede ser algunas veces el resultado de una operación o de una
serie de operaciones. El :resultado de un razonamiento no discursivo, ade-
más de no ser completamente consecuente puede no ser unívoco y,por ende,
es posible obtener más de un resultado. Por lo tanto, los varios resultados
posibles que se pueden obtener de un :razonamiento no discursivo, imponen
la necesidad de interpretarlo.
Cualquier :razonamiento :requiere siempre de un cierto tiempo para reali-
zarse, o sea, que su :resultado no se produce súbitamente. De modo aná-
logo, en el razonamiento también se requiere del espaciamiento necesario
para que se vaya estableciendo la :red de vínculos entre las proposiciones.
Dicho de otra manera, en el razonamiento no se producen saltos, ni tam-
poco se realizan acciones instantáneas. Sin embargo, hay que distinguir
claramente entre el tiempo que llevó la formulación de un :razonamiento
cuando se estableció originalmente, y el tiempo en que ese mismo :razona-
miento es :repetido para utilizar su resultado en alguna acción, en ofro
razonamiento o, simplemente, para aprenderlo. En el primer caso se ra-
zona con cierta lentitud, mientras que en la repetición se procede con mayor
rapidez. Es importante destacar que el razonamiento no tiene solamente
la función teórica de extender y profundizar nuestros conocimientos, sino
también tiene la función práctica de dirigir nuestras acciones. Aunque
muchas veces nuestra conducta es impulsiva y, por ende, irreflexiva;
otras veces nos es dictada por un :razonamiento o por una serie de razona-
mientos.
El razonamiento es una concatenación de proposiciones, aunque no
sea necesariamente consecuente. Sin embargo, una colección de propo-
RAZONAMIENTO 85

siciones inconexas o una suces10n de proposiciones simplemente yuxtapues-


tas, no son razonamientos. En rigor, los razonamientos son operaciones
o series de operaciones que se ejecutan. En general, los razonamientos
tienen un carácter teórico, aunque su conclusión se pueda traducir, de
manera inmediata o mediata, en una acción. Pero, también hay razonamien-
tos de carácter práctico, en cuyo caso la conclusión no es una proposi-
ción, sino un acto que se ejecuta. En algunos razonamientos, todas las
proposiciones que los constituyen son categóricas, ee decir, que afirman
o niegan de plano. Pero hay otros razonamientos en los cuales una o más
de las proposiciones están afectadas por un matiz modal, o sea, que pue-
den ser posibles, imposibles, contingentes o necesarias. En los razona-
mientos jurídicos, esos matices modales se truecan en las siguientes equi-
valencias:

posible = lícito;
imposible = ilícito;
contingente = indiferente; y
necesario = obligatorio.

Otra manera en que se distinguen los razonamientos, consiste en clasi-


ficarlos en comunes y científicos. Un razonamiento común es el que pro-
duce resultados de sentido común, esto es, juicios de sentido común.
Muchos razonamientos comunes no son otra cosa que la repetición de ra-
zonamientos que fueron formulados inicialmente como razonamientos cien-
tíficos. Otros razonamientos comunes son la expresión de la sabiduría po-
pular y sus conclusiones nos enseñan muchas cosas importantes, aun cuando
no hayan sido extraídas con estricta consecuencia. Otros razonamientos más
se refieren, en fin, a lugares comunes y, por consiguiente, son triviales Y
carentes de novedad. En todo caso, el razonamiento común es fragmenta-
rio, establece vínculos supuestos sin preocuparse por fundamentarlos y, ge-
neralmente, procede dando por sabidas tantas cosas que, muchas de sus
conexiones quedan inexplicadas. El razonamiento científico, por el contra-
rio, da muchas menos cosas por sabidas y alcanza un mayor grado de or-
ganización discursiva, procurando fundamentar lo que afirma o niega. El
razonamiento común considera a cada problema como aislado y busca solu-
ciones singulares. En cambio, el razonamiento científico toma en cuenta
los vínculos del problema con otros problemas ya resueltos y busca solu-
ciones generalizables. No obstante, el razonamiento no discursivo emplea mu-
chas operaciones que tienen su análogo, pero refinado y preciso, en el ra-
zonamiento discursivo riguroso de carácter científico. Entre esas ope-
raciones tenemos la asociación de ideas, mediante la cual se agrupan las pro-
posiciones por ciertas afinidades, a pesar de que finalmente muchas de
ellas puedan resultar enteramente equívocas. Otras operaciones primarias
que utiliza igualmente el razonamiento común, son: la ordenación, la com-
posición, la descomposición, la intercalación, la unión por semejanzas, la
separación por diferencias, la reunión o vuelta a unir, la yuxtaposición, la
clasificación, la ·acumulación, la coligación y la ponderación. Como ya lo
indicamos, cada una de esas operaciones tiene su análoga en la actividad
científica, aunque muchas veces se despliega en dos o más, como sucede,
por ejemplo, con la yuxtaposición. Ya que, entre ia simple operación de
poner dos conceptos uno contiguo al otro, a la implicación necesaria y su-
ficiente ent:re ellos, existe una variedad de vinculaciones posibles, que el
:razonamiento científico ensaya y tantea en cada caso.
86 FUNCIONES
Los razonamientos discursivos son los que eslabonan las proposiciones
para mostrar la certeza, la posibilidad o la falsedad de la proposición a
la que se llega como conclusión; o, al menos, para introducir dudas en uno
u otro respecto. La inferencia es un razonamiento discursivo riguroso, me-
diante el cual la conclusión se desprende con necesidad lógica de las pro-
posiciones antecedentes, su resultado se encuentra unívocamente determina-
do y todas las operaciones se ejecutan con la más estricta precisión. En otros
casos, el razonamiento también puede ser discursivo, pero sin que se eje-
cute con pleno rigor, o sin que su necesidad lógica se pueda mostrar explí-
citamente y, entonces, se tratará de una argumentación. Una inferencia pue-
de se.r correcta o incorrecta; mientras que una argumentación puede ser
fuerte o débil. Aparte de esa distinción entre los razonamientos que nos
conducen a la certidumbre, la refutación o la determinación precisa de la
contingencia de la conclusión, y aquellos otros razonamientos que sola-
mente producen un resultado verosímil, también es posible distinguir
entre los razonamientos que siguen el orden progresivo y directo de la
síntesis y los que siguen el orden regresivo e inverso del análisis; Todavía
otra manera de diferenciar los razonamientos, es la de considerar a los razo-
namientos deductivos como un encadenamiento formal riguroso de propo-
siciones, haciendo abstracción de su contenido; mientras que el razona-
miento inductivo vendría a ser considerado como el paso de las proposiciones
protocolares que representan directamente a los resultados experimentales,
para llegar a la explicación general, sin hacer una justificación estricta de
las maneras como son vinculadas las otras proposiciones; y, .por otra parte,
el razonamiento transductivo estribaría en la conservación de las relaciones,
que son transferidas de unos términos a otros.
En la inferencia deductiva, se tiene un razonamiento mediante el cual
se parte de uno o más juicios que expresan conocimientos ya adquiridos,
o por lo menos postulados como hipótesis, para derivar otro juicio en el
cual se expone un conocimiento menos general o, lo que es lo mismo, par-
ticularizado o implicado por los antecedentes. A los juicios que desem-
peñan el papel de condiciones se les denomina premisas, al resultado o jui-
cio deducido se le llama conclusión y a la operación en conjunto se le
conoce con el nombre de deducción. Algunas veces, lo que se obtiene primero
son las premisas, esto es, las condiciones, ya sea como resultado de un ex-
perimento o como consecuencia de un desarrollo racional fundamentado y,
,ntonces, se establece una conclusión, que luego es sometida a prueba para
verificar su validez. En otros casos, se parte de una conclusión ya com-
probada o formulada teóricamente con rigor, para inferir de ella las
premisas que le corresponden y, más adelante, sujetarlas a la verificación
experimental. La conclusión de una inferencia deductiva puede no ser
única, ya que hay ocasiones en las cuales se obtienen como posibles varias
conclusiones; y, todavía más, puede ser que dos o más de esas conclusiones"
sean simultáneamente válidas. Igualmente, es posible que las premisas
también sean múltiples, de tal manera que a una misma conclusión le co-
rrespondan, con validez objetiva, distintas premisas o grupos de premisas.
La inferencia deductiva es una operación analítica que sirve para descubrir
las interconexiones de los conocimientos adquiridos y para formar hipó-
tesis de trabajo. Una de las funciones más importantes de la inferencia
deductiva es la que cumple en las demostraciones. El razonamiento demos-
trativo puede ser silogístico, cuando las premisas son necesarias. En otros
casos, el razonamiento deductivo es postulativo, cuando sus premisas son
aseveraciones generales, simplemente admitidas como supuestos. En fin,
RAZONAMIENTO 87
el razonamiento demostrativo puede ser erístico, cuando las premisas, lejos
de ser admitidas sin más, son motivo de controversia.
En la inferencia transductiva, la conclusión tiene un grado de genera-
lidad o de particularidad equivalente al de las premisas. La novedad del
conocimiento adquirido a través de una inferencia transductiva, consiste en
transferir la relación establecida entre los términos que figuran en las
premisas, formulándola como una relación entre los términos de la con-
clusión. Se trata de una forma de razonamiento que es utilizada fre-
cuentemente entre los niños y, también, en la vida cotidiana de los adultos,
aunque de una manera libre y sin rigor. El caso de la inferencia transduc-
tiva, la relación es la misma en las dos o más premisas en que se apoya y
se repite en la conclusión: a diferencia de los otros tipos de inferencia, en
los cuales puede haber relaciones diferentes entre los términos, en cada
premisa y en la conclusión. En cualquier caso, la condición necesaria y su-
ficiente para hacer posible y plausible un razonamiento transductivo, es
que esa única relación formulada en las premisas y transferida a la
conclusión, sea precisamente una relación gobernada por una ley de tran-
sitividad. Existen dos leyes de transitividad. La primera, de transitividad
por transferencia, establece que, cuando una cosa es igual a otra, al mismo
tiempo que esta otra es igual a una tercera cosa, entonces, la primera cosa
es también igual a la tercera. La segunda ley, de transitividad por equi-
paración, establece que, cuando dos cosas son iguales a una tercera, res-
pectivamente, entonces también son iguales entre sí. La relación de igual-
dad cumple con las dos leyes de transitividad. Por lo tanto, se pueden
ejecutar inferencias con respecto a la igualdad, lo mismo que a otras
relaciones análogas a ella, como la proporción, la equivalencia, la simul-
taneidad, la coincidencia y otra más. Por su parte, la relación de desigual-
dad solamente cumple con la primera ley de transitividad, por transferencia,
pero no cumple con la segunda. Entonces, también se pueden hacer inferen-
cias transductivas con respecto a la desigualdad y a otras relaciones que
son análogas a ella, como la implicación, la anterioridad, la precedencia,
la descendencia y otras más. Por último, igualmente forman parte de las
inferencias transductivas los razonamientos por analogía. La inferencia
por analogía permite transferir una determinada propiedad de un con-
junto a otro conjunto diferente, con la condición de que esos dos conjun-
tos sean análogos. La analogía cumple con las do::; leyes de transitividad, por
transferencia y por equiparación. Y, como se sabe, dos conjuntos son análo-
gos cuando se puede establecer una correspondencia biunívoca entre las re-
laciones de los elementos de un conjunto, con respecto a las relaciones de los
elementos del otro conjunto.
La conclusión de un razonamiento inductivo es aquello que se infiere
de la experiencia pasada, para predecir la experiencia futura. La inferencia
inductiva se funda en el cumplimiento de ciertas relaciones que se han
determinado en procesos ya verificados y, entonces, se aplican a nuevos ca-
sos no comprendidos en el conjunto ya experimentado. Eso quiere decir que
la inferencia inductiva es la operación lógica que se utiliza para generalizar
la experiencia. En la inferencia deductiva se tienen solamente tres alternati-
vas posibles: la certeza, la falsedad o la imposibilidad de obtener una conclu-
sión válida. En cambio, en la inferencia inductiva, esa última alternativa se
transforma de imposibilidad en posibilidad y se desarrolla como tal, ofre-
ciendo todos los grados de la probabilidad, la cual tiene como casos extre-
mos a la falsedad y la certeza. En ese sentido, la inducción tiene mucho más
amplitud que la deducción, ya que admite la posibilidad de efectuar un
88 FUNCIONES

número infinito de determinaciones, con una aproximación creciente. Por


consiguiente, en cada inferencia inductiva se encuentra contenida explícita-
mente la susceptibilidad de modificarla y de extenderla. En todo caso, la
inferencia inductiva consiste en el establecimiento de lo más general, a par-
tir de lo menos general que ya se encuentra conocido. En esas condiciones, es
fácil advertir que solamente se puede inducir cuando ya se han efectuado
algunas inferencias deductivas y, :recíprocamente, la posibilidad de dedu-
cir se apoya enteramente en las inferencias inductivas practicadas anterior-
mente. De esa manera, la inducción y la deducción son fases complementa-
rias del método científico, que coexisten en cualquiera operación cognos-
citiva que se efectúe. Para poder realizar una inferencia deductiva, es ne-
cesario partir, de manera directa o indirecta, de premisas establecidas in-
ductivamente. Y, a su vez, para poder ejecutar una inferencia inductiva,
es indispensable haber practicado primero un análisis deductivo, en el seno
de la compleja interrelación en que se desenvuelven los procesos, con fun-
damento en el cual se lleva después al cabo la síntesis que se expresa en la
conclusión inferida por inducción.
12. REGLAS METÓDICAS

El método científico expresa instrumentalmente el reg1men de la ac-


tividad científica. Como instrumento empleado en la investigación para des-
cubrir los procesos, sus propiedades y las relaciones entre éstas, el método
conduce a la formulación de las teorías científicas, entre otras cosas.
al mismo tiempo, el método es un conocimiento adquirido y, como tal, posee
una estructura teórica. Dicha estructura se forma y se desenvuelve por un
procedimiento semejante al que sirve para la construcción y el desarrollo de
cualquiera teoría científica. Por consiguiente, la teoría del método cientí-
fico, o metodología propiamente dicha, tiene la misma armazón lógica que
se acusa en las otras disciplinas y, en su formación, rigen los mismos prin-
cipios que se aplican tanto en las ciencias naturales como en las sociales.
Entonces, los mismos principios específicos que sirven para la formación
metódica de las teorías, son utilizados para desarrollar la metodología,
como ciencia del método. Así la metodología estudia y trata de
las leyes del método, con vistas a la determinación del sistema que cons-
tituyen esas leyes, o sea, su teoría. Sin embargo, hasta ahora solamente se
han logrado determinar algunas de las :regulaciones que gobiernan la acti-
vidad metódica, sin que se pueda siquiera conjeturar que todas ellas sean,
en sentido estricto, leyes que se cumplan indefectiblemente en la actividad
científica.
Las :regulaciones a que nos :referimos han sido inferidas de la
práctica de la actividad científica y, entonces, formuladas como reglas
metódicas. De esa manera, las reglas metódicas son utilizadas en la pro-
ducción del conocimiento científico, tanto teórico como experimental. En ri-
gor, las reglas metódicas pueden ser consideradas como expresiones de las
leyes generales del método científico; aunque su grado de aproximación a
la regulación objetiva que representan, varíe de unos casos a otros. Además,
en todo caso, las reglas metódicas consideradas en su conjunto como leyes,
presentan varios puntos débiles. En primer lugar, se trata de proposi-
ciones que siempre conservan su carácter de postulados, o sea, de su-
puestos, sin que adquieran nunca el rango de fundamentos. Lo cual sig-
nifica que se trata de hipótesis generales que se toman en cuenta durante
la realización de la investigación; pero que, al terminar dicha investiga-
ción no se transforman en fundamentos de la misma, puesto que entonces
se advierte que han servido únicamente para ademarla y que, por lo tanto,
no quedan. integradas al resultado. No obstante lo cual, las reglas metódicas
conservan su función de postulados para emprender nuevas investigaciones.
Por otra parte, las reglas metódicas no se utilizan universalmente, en su
conjunto, en. todas las aplicaciones del método científico; de lo cual se
puede colegir que algunas reglas son solamente expresiones parciales de

89
90 FUNCIONES
las leyes objetivas que gobiernan la actividad científica. En fin, por otro
lado, las reglas metódicas conocidas no constituyen un sistema completo de
leyes Y, por ende, no se puede formular con base en ellas una teoría del
método científico. Esa incompletividad de las reglas metódicas como siste-
ma de la metodología, es un impedimento insalvable para la formalizazión
del método científico.
A pesar de sus puntos débiles, las reglas metódicas son constructivas,
como las otras leyes científicas. En consecuencia, representan restricciones
en el comportamiento del investigador y en sus interacciones con los
procesos que trata de conocer; pero, desde luego, no en el sentido de nor-
mar, compeler u obligar, sino en el de contraer y limitar posibilidades.
Entonces, la posibilidad de realizar una investigación implica la observación
de un conjunto de constricciones, que están expresadas en las reglas metódi-
cas. Dichas reglas son principalmente guías para participar en la activi-
dad de la investigación científica. Esas restricciones también sirven para
evitar errores en la actuación del investigar'or. En todo caso, las reglas me-
tódicas constituyen una especie de prototipo, que es una idealización de la
actividad científica. Aun cuando, en la realidad, la actividad científica ja-
más se realiza exactamente de esa manera; y, por otra parte, en este caso,
el prototipo idealizado muestra muchas fallas, insuficiencias y lagunas.
Además, no hay que olvidar que la investigación científica es, en cierto mo-
do, un arte y que, cuando las reglas de una actividad artística o artesanal
se siguen rígidamente, entonces sirven más bien de estorbo, en vez de
ayudar a la imaginación y la inteligencia.
El cumplimiento de las reglas metódicas es necesario y conveniente,
pero nunca es suficiente. Cuando se aprende a seguir sus orientaciones,
aplicándolas con tino en cada caso concreto, las reglas metódicas son de
gran utilidad. Las reglas y el método entero son instrumentos y, por lo
tanto, lo principal es saber servirse de ellos como de un instrumento, para
manejarlo con destreza y acierto en el cumplimiento del propósito perse-
guido. La aplicación de las reglas metódicas aumenta la probabilidad de
realizar una actividad fecunda de investigación. También facilitan el discer-
nimiento de errores y ayudan a evitarlos, permiten concentrar la imagina-
ción en los puntos más difíciles y alivian al pensamiento de algunos esfuerzos
inútiles. Por eso es que las reglas metódicas sirven para intensificar y ace-
lerar la actividad rlel investigador. Sin embargo, en ningún caso es posible
que las reglas metódicas garanticen la obtención de frutos en la investiga-
ción, ni tampoco la calidad de sus resultados. Menos todavía se puede
considerar a las reglas metódicas como una especie de panacea o como una
colección de recetas que fueran la clave para conseguir frutos positivos en
la investigación.
Desde luego, entre las condiciones indispensables para emprender una
investigación científica, tenemos las siguientes:
a) La adquisición previa de conocimientos;
b) una actitud abierta y comprensiva hacia el problema planteado;
c) la disposición de considerar todas las posibilidades razonables y las
alternativas factibles;
d) trabajar con esmero y precisión, utilizando todos los medios dispo-
nibles;
e) tener firmeza, para no dejarse arrastrar por ideas preconcebidas; y
f) aceptar de manera imparcial y honesta los resultados objetivos,
aunque sean opuestos a los deseados.
REGLAS METÓDICAS 91
Sobre la base del cumplirr.iento de las condiciones anteriores es que se
aplican las reglas metódicas. Entre las reglas metódicas que han sido for-
muladas explícitamente, las principales son las que siguen: la regularidad,
la continuidad, la repetibilidad, la causalidad, la conectividad, la pertinen-
cia, la escala, la simplicidad, la parsimonia y la armonía.
Por regularidad se entiende la consideración de que el comportamiento
de los procesos existentes se rige por leyes. En esa condición se apoya la
posibilidad de extender los resultados observados en un pequeño número de
casos experimentados, generalizándolos a todos los procesos de la misma
clase. En efecto, la consideración de la regularidad del universo constituye
el fundamento para poder descubrir, con una aproximación creciente, las
leyes del comportamiento de cualquier clase de procesos, haciendo experi-
mentos en uno de los intervalos finitos en que se manifiesta su desarrollo
infinito. Así por ejemplo, después de que Galileo realizó sus experiencias
acerca de la caída de los cuerpos, concluyó que en todos los casos en que
había experimentado, dichos cuerpos caían o, lo que es equivalente, se des-
lizaban en un plano inclinado con una aceleración constante y, entonces,
extenclió esa conclusión a todos los cuerpos que caen libremente, es decir,
bajo la sola influencia de la fuerza de atracción de la Tierra, independiente-
mente de 'la magnitud de su masa. Si la conclusión se establece con rigor
y objetividad, lo corriente es encontrar después la confirmación experi-
mental de la relación entre los acontecimientos, cuando se amplía el nú-
mero de datos con la realización de nuevas observaciones. Lo que es más,
en muchos casos, la validez de la relación se incrementa con el aumento en
el número de experimentos y con la exactitud de las mediciones. Por otra
parte, cuando se llega a obtener un resultado en el cual no se cumple alguna
determinación ya establecida y verificada experimentalmente, no por eso se
infiere que constituya una violación a la regularidad en el comportamiento
de los procesos en cuestión ; sino que, más bien, se considera como una
indicación de la necesidad de modificar la explicación primitiva, formulan-
do otra nueva que comprenda también a los resultados experimentales nue-
vos. En todo caso, la regularidad es una condición indispensable, tanto para
conocer como para predecir.
En la continuidad se expresa imposibilidad de efectuar una división
radical dentro del continuo uniforme que es el universo. Desde luego, el
universo es, por sí mismo y en su integridad, el continuo universal. A la
vez, todas y cada una de las partes del universo son otros tantos conti-
nuos que, a su vez, se encuentran en mutua relación de continuidad. Por eso,
como lo expresó Leibniz: "la ley que rige el reposo de los cuerpos es, por
decirlo así, solamente un caso particular de la ley general del movimiento;
la ley de la igualdad, un caso específico de la ley de la desigualdad; y la
ley de lo rectilíneo, una subespecie de la ley de lo curvilíneo". De ese modo,
cuando Galileo llegó a establecer la ley de la caída de los cuerpos, a la
cual nos referimos antes, en realidad determinó también la ley del movi-
miento inercial, como caso límite del movimiento de caída. Aun cuando
haya sido Newton quien formuló explícitamente esa relación de continui-
dad, expresándola en la primera ley del movimiento. Con base en la con-
sideración de la continuidad, se hace posible la introducción de hipótesis
nuevas y la transformación de las ya establecidas, cuando así lo exige la
explicación de los resultados experimentales. Al mismo tiempo, la continui-
dad permite la conexión entre las diversas teorías, como partes del con-
tinuo indisoluble del conocimiento que, a su vez, refleja al continuo inse-
parable del universo. Por eso, el desarrollo histórico de las teorías expresa
92 FUNCIONES
la continuidad de los procesos existentes y, a1 propio tiempo, permite su
conexión sistemática y pone al descubierto las analogías existentes entre
todas ellas. En particular, después de haber logrado una explicación para
un caso específico, con apoyo en la continuidaq se pueden .ir modificando
gradualmente, en la imaginación, las condiciones de ese caso, tratando de
mantenerse apegados a la explicación inicial tanto como sea posible, hasta
llegar a encontrar la explicación general. Igualmente, para someter a
prueba una interpretación general adoptada tentivamente, es práctica co-
mún, tanto en la física como en las matemáticas, la de examinar los casos
límites y especiales, para los cuales los resultados son decisivos, con tal que
se mantenga la continuidad.
La repetibilidad establece una diferencia radical entre la experiencia
científica y cualquiera otro tipo de experiencia. En términos generales, las
experiencias cotidianas son singulares o, cuando mucho, son semejantes;
mientras que las experiencias científicas pueden hacerse iguales y apro-
ximarse mucho a la identidad. En el límite, la única diferencia entre
dos experiencias científicas "idénticas" vitne a ser que ocurrieron en ins-
tantes distintos. Entonces, una experiencia científica siempre se puede re-
petir en las mismas condiciones. Análogamente, cualquier experimento es
repetible. En efecto, mediante la repetición de los experimentos es como se
comprueba la objetividad de sus resultados y se asegura la posibilidad de
que el conocimiento siga avanzando sobre un apoyo firme, que ya no se
puede deteriorar después. De cada proceso que se descubre, se postula de
inmediato que se trata de un espécimen de una clase de procesos Y, efec-
tivamente, siempre se encuentran después muchos otros especímenes de la
misma clase. En ese sentido, cada proceso es repetible. Al mismo tiempo,
cualquiera de los acontecimientos que le ocurren a un determinado proce-
so es también repetible, tanto en ese mismo proceso como en cualquiera
otro espécimen de la misma clase. Por lo tanto, todo acontecimiento es
igualmente repetible, con tal que se repitan también las condiciones,
que las leyes subsisten, se cumplen sin excepción y producen los mismos
efectos a partir de iguales condiciones. La predicción, desde la más ele-
mental --consistente en predecir que un proceso se presentará en tales o
cuales condiciones, o en que sucederá un cierto acontecimiento en dichos
procesos- hasta la más compleja, se encuentra fundada en la repetibilidad.
En cuanto al experimiento, sería imposible imaginarlo siquiera, sin consi-
derar que los procesos y los acontecimientos que se producen en su com-
portamiento, son repetibles. Para garantizar la repetibilidad de un experi-
mento, es imprescindible que todo lo que se haya ejecutado quede mos-
trado de manera precisa y completa. Así se comunica a los otros investi-
gadores el procedimiento seguido, para que ellos puedan volver a encon-
trar por su propia cuenta los mismos resultados, repitiendo los pasos del
investigador original. Un experimento en el cual no se muestre con exacti-
tud la manera de repetirlo, o una conclusión que no vaya acompañada de
los elementos necesarios para reiterarla, carecen de valor científico.
Por causalidad se entiende la expresión particularizada de la conexión
y las interacciones existentes entre todos y cada uno de los procesos del
universo. Cada proceso se encuentra conectado con los otros de muchas ma-
neras y, a través de sus múltiples interacciones, influye en los movimientos
y transformaciones de esos otros procesos, a la vez que recibe la influencia
de ellos. Esa acción recíproca es una causalidad multívoca entre los pro-
cesos, que se condicionan mutuamente. La causalidad unívoca, o simple-
mente causalidad, es una manifestación de la acción recíproca universal, que
REGLAS METÓDICAS 93
permite explicar sus relaciones, simplificándolas abst:ractamente. La causa-
lidad representa, entonces, una serie parcial de las vinculaciones activas
más destacadas en un grupo de procesos, cuando dicho grupo se puede con-
siderar separado :relativamente con :respecto al resto de los procesos del
universo. En cambio, cuando se consideran todas las conexiones dentro
de su articulación activa, entonces las causas y los efectos se convierten
mutuamente unos en otros. La causalidad se puede expresar en la forma de
una implicación recíproca entre dos conjuntos de procesos A y B, vinculados
de tal modo que la producción de un proceso de A, trae aparejada la pro-
ducción de un proceso de B, y viceversa. En esa mutua implicación, tanto
A como B representan conjuntos que pueden ser incluyentes o excluyentes
entre sí. La implicación causal es simétrica en cuanto a la conexión fun-
cional, o sea, que los procesos de A son determinantes de los procesos de B,
al mismo tiempo que son determinados por ellos ; y lo mismo sucede con
los procesos de B con respecto a los de A. En cambio, en lo que se refiere
a la intensidad de la determinación, la implicación causal es generalmente
asimétrica, esto es, que los procesos de A pueden determinar a los de B
en un grado mayor que éstos a los procesos de A, o viceversa.
En todo caso, solamente se destacan como causales, aquellas acciones
que producen consecuencias considerables. Se denomina causa al conjunto
que ejerce mayor influencia sobre el otro; y efecto al conjunto qu" recibe
esa influencia mayor. Por lo demás, el efecto de una causa puede ser, al
mismo tiempo, causa de otro efecto, estableciéndose así lo que se Uama
una cadena causal. Las cadenas causales son transitivas por transferencia,
de tal manera que, si R es causa de S, en tanto que S, a su vez, es causa
de T, entonces R es causa de T. En este punto es conveniente hacer hincapié
en que las cadenas causales no son transitivas por equiparación; de tal modo
que, si K es causa de L, a la vez que M es causa de L, eso no permite
inferir que K sea causa de M, ni tampoco que M sea causa de K. La ma-
nifestación de la acción causal es histórica, es decir, que siempre transcurre
cierto intervalo de tiempo entre la presentación de una causa y la pertur-
bación producida en el efecto. Así, a través de las relaciones causales se
pone al descubrímiento el orden de los procesos existentes. El tiempo es
el orden de las concatenaciones de causalidad. La causa es anterior, esto
es, antecede; mientras que el efecto es posterior, o sea, que procede de
la causa. La repetición de una causa provoca la repetición del efecto. De
manera análoga, la intensificación (o la atenuación) de la causa, produce
generalmente la intensificación ( o la atenuación) del efecto y, en todo caso, su
variación. El conocimiento de las relaciones causales y de la posibilidad de
su repetición en condiciones definidas, permite al hombre intervenir efiz-
mente en el curso de los procesos. Mediante la conexión causal es como se
pueden reproducir los experimentos. En la relación de causalidad se fundan
las anticipaciones racionales y los desa:rroUos teóricos de la ciencia. En fin, lo
que es todavía más importante, la causalidad se encuentra implicada necesa-
riamente en cualquiera explicación científica y, por ende, en cualquiera hipó-
tesis ( que es un proyecto de explicación científica). De un modo muy particu-
lar, el experimento consiste en la verificación sucesiva de los efectos causados
por las condiciones establecidas y producidas con arreglo a un plan.
La conectividad significa que cuando dos procesos son distintos, siem-
pre difieren en más de una propiedad. Por lo tanto, las desemejanzas de su
comportamiento nunca ocurren aisladamente, sino que se encuentran aso-
ciadas con otras diferencias. Entonces se considera que en la historia del
desenvolvimiento de dichos procesos, existe la diferencia de algún aconte-
94 FUNCIONES

cimiento, al menos, que ha ocurrido en uno de ellos, pero no ha sucedido en


el otro. Por consiguiente, con apoyo en la conectividad, se va más allá
de la explicación causal acerca de la desemejanza entre los procesos, bus-
cando otro aspecto, además del aparente, en el cual difieren. En rigor,
la conectividad representa la necesidad de profundizar constantemente
las explicaciones establecidas. Igualmente significa que, cando dos pro-
cesos tienen propiedades diferentes, o tienen la misma propiedad en inten-
sidades diferentes, entonces tal diferencia se pondrá de manifiesto en más
de una manera. En cierto sentido, la conectividad es lo opuesto. a la iden-
tidad. Dos procesos solamente pueden ser idénticos o diferentes. Si son
idénticos, entonces son indiscernibles. Mientras que, si son diferentes, en-
tonces lo son en más de un respecto. Como se puede advertir, la conectividad
facilita la predicación. La consideración de que las diferencias entre dos pro-
cesos siempre están asociadas con otras diferencias, incluye la consideración
de que cada uno de dichos procesos posee más propiedades de las que
tenemos determinadas. En fin, la conectividad constituye un estímulo pode-
roso para proseguir la indagación de las propiedades de un proceso. Y,
como puede verse en la historia de la ciencia, mientras una diferencia
se conoce aisladamente, resulta anómala; en tanto que, cuando se descu-
bren otras diferencias asociadas con aquélla, entonces, además de que se
cumple la conectividad, la primera diferencia puede quedar explicada y,
por ende, puede resultar comprensible.
La pertinencia se refiere a la selección que se hace de los factores que
intervienen en la producción y el desarrollo de un proceso. En realidad, el
número de factores que intervienen en cada proceso es inmenso y, en su
gran mayoría, ni siquiera son conocidos. Además, entre los factores cono-
cidos, algunos intervienen fuertemente, mientras que otros lo hacen débil-
mente. Asimismo, sucede que ciertos factores se contraponen unos a los
otros, llegando inclusive a anular su influencia. Por consiguiente, entre
los factores conocidos, es indispensable seleccionar únicamente, para tomar-
los en cuenta, aquellos factores que ejercen una influencia decisiva en el
proceso estudiado. Es más, hay algunos factores que actúan poderosamente,
solo que su influencia es invariante y, entonces, para muchos respectos, su
constancia viene a obrar de manera análoga a su ausencia. De acuerdo con
la experiencia adquirida en las investigaciones anteriores, se sabe que el
número de factores decisivos es reducido. Por lo tanto, dichos factores son
los importantes y los únicos que resultan pertinentes para la explicación cien-
tífica. En cierto sentido, el refinamiento del criterio certero para seleccio-
nar los factores pertinentes, va aparejado con el avance y el nivel alcanzado
por la disciplina científica en cuestión. En genera,] es necesario poseer
una cantidad considerable de conocimientos y tener un adiestramiento pre-
vio, para poder discernir como factor significativo, lo que a otros puede
parecer simplemente un detalle en una situación complicarla o hasta un
factor fortuito. Además, deben ocurrir circunstancias especialE:s para que
se observe o se destaque ese factor que es pertinente. Un buen ejemplo
de esa selección lo tenemos en la física, tal como se ilustra concretamente
en la segunda ley del movimiento de Newton, la cual expresa que la fuerza
es igual al producto de la masa por la aceleración, o sea: F = ma. Más toda-
vía, como es sabido, entre la multitud de factores que intervienen en la com-
portamiento de los diversos procesos de la mecánica clásica, es suficiente
con la consideración de los factores que figuran en las tres leyes del
movimiento y en la ley de la gravitación universal, los cuales resultan ser
REGLAS METÓDICAS 95

los únicos pertinentes en ese campo, para poder explicar y predecir cualquier
acontecimiento. De manera correspondiente, el escaso desarrollo de una
disciplina se refleja en la gran cantidad de factores que tienen que
considerarse para tratar de explicar un acontecimiento, tal como sucede
en algunas ciencias sociales.
La escala de un proceso se refiere tanto a su orden de magnitud como
al nivel de su existencia. Como ya lo expusimos anteriormente, hay un ni-
vel de la física clásica, constituido por los procesos de dimensiones seme-
jantes a las humanas y que, por eso, los tenemos al alcance de la mano
o de nuestros sentidos, desde el comienzo de la ciencia. también hay
otros niveles de la existencia que, como ya lo dijimos, son estudiadios, res-
pectivamente, por la física relativista, la termodinámica, la química, la
física atómica, la física nuclear, la física de las llamadas partículas elemen-
tales y la física de los quarks, que forman la estructura interna de esas par-
tículas. Además, tenemos otros dos niveles de la existencia, fuera del
estudio de la física, como son el biológico y el social. Entonces, en cual-
quier experimento que se realice, es indispensable actuar de acuerdo con
el nivel de la existencia que corresponda. Por otra parte, en cada experi-
mento, la escala en que se trabaja queda determinada por los instrumentos
utilizados. En rigor, trabajamos siempre experimentalmente dentn de la
escala definida por el alcance de nuestras manos y de nuestros sentidos, o
sea, a la escala de las dimensiones humanas. Solo que, al mismo tiempo, nos
valemos de instrumentos que penetran en otros niveles de la existencia
y que, por lo tanto, nos permiten ampliar o reducir la escala. Sin embargo,
dichos instrumentos están construidos de tal manera que nos informan, a
la escala de las dimensiones humanas, acerca de lo que sucede en el nivel
al cual penetran. En cada caso, es necesario fijar precisamente la escala
en que se efectuará el experimento, para seleccionar en consecuencia los
instrumentos adecuados. De esa manera, en la planeación de un expe-
rimento se prescinde de los instrumentos que resulten demasiado toscos
y, también de los que sean excesivamente finos para el caso; porque la
información que suministrarían no correspondería a las interacciones que
se producen en el nivel de la existencia que .se está investigando. En cam-
bio, se procura emplear aquellos instrumentos que puedan darnos una
información suficientemente precisa, pero que no sea excesiva ni tampoco
escasa, con respecto a la escala estudiada. Otra cuestión muy importante,
en relación con la escala, está vinculada con el principio de similitud o
de similaridad dinámica, descubierto por Galileo. Con frecuencia ocurre que,
entre las fuerzas que actúan en un sistema, algunas de ellas varían de
acuerdo con la elevación a una cierta potencia de las masas, distancias y
otras magnitudes implicadas; pero, en cambio, hay otras que varían con-
forme a una potencia diferente. Entonces, en las ecuaciones de equilibrio,
las dimensiones siguen siendo proporcionales, mientras que los valores
relativos se alteran con el cambio en la escala. Así por ejemplo, la resis-
tencia de una viga varía con su sección transversal, o sea, de acuerdo
con el cuadrado de la climensión lineal; pero, en cambio, el peso de la
viga entera varía con el cubo de la dimensión lineal. Por consiguiente, si
se construyeran dos puentes geométricamente semejantes, a distintas es-
calas, entonces el puente de mayores dimensiones sería más débil que el
de menores dimensiones. Además, cualquiera estructura hecha de un
material determinado, tiene un límite en sus dimensiones, que es el de
la resistencia a su propio peso. En esas condiciones, para que una máquina
alcance la mayor eficiencia, ha de tener determinadas dimensiones. Y,
96 FUNCIONES
cuando se aumenta o se disminuye una dimensión, no es suficiente con
hacer que las otras dimensiones resulten ser geométricamente semejantes
y, por ende, proporcionales a ella, sino que la máquina tiene que ser
diseñada de nuevo para obtener la misma eficiencia. Como puede adver-
tirse, la anterior es de importancia fundamental en la investigación tecno-
lógica. Por otra parte, la ley de similitud de Galileo, tiene que tomarse en
cuenta, indispensablemente, para la realización satisfactoria de experimen-
tos con modelos construidos a escala. También tiene muchas aplicaciones
en la biología, en relación con las tallas de los organismos y las dimen-
siones de sus diversos órganos.
Por siraplicidad se entiende el adoptar la explicación más simple,
entre todas las posibles que representen efectivamente a los resultados
experimentales y en tanto que dicha explicación siga representando a los
resultados posteriores. Por esa razón es que los valores cuantitativos encon-
trados experimentalmente en el desarrollo de un proceso, se ligan por medio
de la función matemática más simple. Además, al quedar formulada mate-
máticamente esa conexión, es posible efectuar interpolaciones y extrapo-
laciones para determinar otros valores no hallados experimentalmente. Por
otra parte, al sujetarse a la verificación experimental esa formulación
matemática, es posible que se lleguen a observar ciertas divergencias
con la función establecida; pero, siempre que su cuantía no sea mayor
y mientras no se pruebe objetivamente lo contrario, tales divergencias son
consideradas como desaciertos casuales. Ahora bien, si la explicación se
ha establecido con rigor y objetividad, lo corriente es encontrar su con-
firmación experimental, cuando se amplía el número de datos con la
realización de nuevas observaciones. Más todavía, en muchos casos, la va-
lidez de la explicación se incrementa con el aumento en el número de experi-
mentos y en la exactitud de las mediciones. Tal como ha ocurrido por
ejemplo, en el caso de la geometría euclidiana, ya que las mediciones geodé-
sicas y astronómicas de precisión han demostrado que su validez es mayor
que la resultante de las experiencias que condujeron a su formulación. En la
física existe una multitud de cosas análogos. Con todo, la simplicidad de la
explicación, incluyendo su expresión matemática, :no entraña sin embargo la
consideración de la simplicidad como una característica intrínseca de las
formas de comportamiento de los procesos de la naturaleza o de la sociedad,
ni tiene nada que ver tampoco con la llamada "economía del pensamiento".
En rigor, todos los procesos existentes son bastante complejos. De tal manera
que la simplicidad de la ciencia estriba solamente en la simplificación racional
de lo complejo, siempre que sea posible hacerlo sin sacrificar en nada la
objetividad.
La parsimonia se refiere, en primer lugar a la condición de que los
postulados iniciales --euya introducción es inevitable cuando se expresan
los conocimientos teóricos en forma de teoremas y los experimentales en
forma de empiremas-- sean en el número más :reducido posible. Por otra
parte, también se refiere la parsimonia a la necesidad de que no se multi-
pliquen las hipótesis en caso alguno. Por lo tanto, es prudente no introducir
una hipótesis para cada resultado experimental o para cada conclusión ra-
cional, ni tampoco utilizar hipótesis exclusivas para un solo resultado o
una conclusión. Porque, como la función de la teoría consiste en permitir
el establecimiento de las implicaciones a las cuales conduce un conjunto
de hipótesis, entonces, cuando se van agregando otras hipótesis al ejecutar
las inferencias, viene a ser imposible extrapolar la teoría en sentido alguno,
ni se pueden practicar tampoco interpolaciones estrictas. Por otra parte, las
REGLAS METÓDICAS 97

teorías que contienen hipótesis exclusivas resultan ser enteramente inser-


vibles, ya que con ellas se tiene abierta la posibilidad de seguir introdu-
ciendo otras hipótesis correctivas, hasta llegar al extremo de disponer de
una hipótesis distinta para cada resultado; lo cual es tanto como no haber
logrado dar explicación alguna. A la vez, las teorías que contienen hipó-
tesis exclusivas no admiten, en rigor, que de ellas se puedan extraer con-
secuencias. Entonces, lo que tiene que hacerse es mantener una reserva
premeditada para no formular hipótesis especulativas, inútiles o en exceso;
sino solamente aquéllas que conduzcan a conclusiones demostrables o veri-
ficables. En cambio, cuando los resultaclos experimentales impongan objeti-
vamente la necesidad de modificar una explicación, de extenderla o de
cambiarla, el investigador tiene que saber reconocerlo y tratar de formular
entonces, pero únicamente entonces, una nueva hipótesis.
La armonía del universo y la búsqueda de su representación con-
gruente en las teorías científicas, es uno de los motivos poderosos que nos
inducen a la actividad investigadora y, particularmente, a la creación, la
invención y el descubrimiento. La armonía y la belleza de una teoría son
condiciones necesarias, aunque insuficientes, para que resulte válida ob-
jetivamente. Las investigaciones científicas están orientadas por la belleza
del contenido del conocimiento y por la armonía de su forma. En la ma-
temática se reconoce explícitamente a la belleza como un elemento de la
actividad del investigador y de los resultados que obtiene. Así, la elegan-
cia matemática es la forma bella de expresión y de ejecución de las opera-
ciones. Un método es elegante y, por lo tanto, bello y armonioso, cuando
permite obtener efectos potentes, con medios sobrios. En aquellos casos
en que ya se tiene la demostración de un teorema y se encuentra otra
nueva, entonces esa nueva demostración se considera mejor si es más
elegante. En las otras ciencias no se hace con frecuencia semejante re-
conocimiento explícito de la elegancia,pero siempre se prefiere la hipótesis
que es más bella y armoniosa, entre las otras explicaciones posibles que
sean equiparables, en cuanto a que cumplan con las exigencias del cono-
cimiento científico. La belleza se despliega en todas las disciplinas cientí-
ficas y su logro constituye un incentivo importante para el investigador y
un indicio fuerte en la obtención de un buen fruto. Un caso particular de
la armonía lo representa la simetría, la cual viene adquiriendo cada vez mayor
importancia en la actualidad, en la investigación científica. Inclusive, sirve
como principio heurístico eficaz, impulsándonos a indagar soluciones
que, ya sea con base en la sime~ría o en la asimetría, se hacen plausibles
con una gran probabilidad. Es más, la física de las partículas elementales
se ha convertido prácticamente en una física de las simetrías, hasta el
punto de que muchos investigadores ya la denominan de esa manera. En
fin, nunca olvidemos que la actividad científica no sólo se orienta por be-
llas y buenas razones, sino que igualmente procura adquirir información
mediante experiencias elegantes y escuetas y, también, requiere de buenos
y armoniosos instrumentos.
En las condiciones que hemos relatado, las reglas metódicas son una
ayuda muy estimable para la investigación científica y facilitan grande-
mente la tarea. Ahora bien, toda investigación representa al principio una
esperanza, aunque nunca se pueda tener la certeza de que se vaya a alcan-
zar el resultado que se busca. Cuando se emprende una investigación, el
científico se encuentra convencido de que su propósito tiene probabilidades
relativamente considerables, pero sabe bien que la posibilidad de lograrlo
es azarosa. Tampoco puede prever cuál 'lerá el valor del resultado que obten-
98 FUNCIONES

ga y, menos todavía, si lo podrá alcanzar personalmente y en un tiempo


limitado. Sin embargo, siempre puede estar seguro de que su trabajo no
será inútil, ni siquiera cuando el resultado sea negativo. Por otro lado,
el investigador tiene que aprender a resolver de manera acertada, los con-
flictos que el propio proceso de investigación le plantea constantemente. En
primer lugar, tiene que encontrar y asumir, en cada caso, una actitud equi-
librada entre la poderosa tendencia a desarrollar lo ya conocido y la nece-
sidad, también imperiosa, de descubrir lo desconocido y alcanzar lo im-
previsto. Igualmente, debe saber resolver con habilidad el conflicto que
confronta permanentemente, entre la conservación de las teorías compro-
badas y el descubrimiento de hechos o la invención de posibilidades que
las contradicen. También debe tener una gran confianza en la razón,
pero sin dejarse arrastrar por ningún dogmatismo de la razón. De la
misma manera, tiene que proceder con el mayor rigor lógico, pero sin
proscribir por eso la libertad de la imaginación. En suma, la investigación
científica exige el trabajo en equipo y la reflexión solitaria, una disci-
plina estricta y un anticonformismo turbulento, una imaginación desen-
frenada y un espíritu crítico muy agudo, una tenacidad obstinada y una
gran flexibilidad, una prudencia exagerada y una audacia sin límites.
IV. METODIZACION

13. DEDUCCIÓN
La inferencia deductiva es un razonamiento discursivo mediante el cual
se obtiene rigurosamente de uno o varios juicios (que son las premisas) otro
juicio (la conclusión) que es la consecuencia necesaria de aquellos, en
virtud de las reglas formales correspondientes. La inferencia deductiva
puede consistir en poner al descubierto cómo es que la conclusión ya se en-
cuentra contenida en las premisas. En otros casos, la conclusión deducida
es implicada por las premisas, porque se encuentra vinculada con ellas de un
modo condicionalmente necesario. En otras ocasiones más, resulta simple-
mente que la conclusión inferida deductivamente es compatible con las
premisas. Por lo tanto, la inferencia deductiva es una operación analítica
que exhibe las interconexiones formales existentes entre los conocimientos
adquiridos. Por sus características, sirve para particularizar concretamente
los conocimientos generales. Igualmente, sirve para generalizar una pro-
piedad o una demostración, elevándose entonces del caso especial o privile-
giado, al caso general. También se emplea para pasar de una regla a
sus aplicaciones, o de un variable a sus valores específicos. Asimismo, es
útil para establecer las varias interpretaciones particulares de una fórmula
general. La concatenación de inferencias deductivas permite poner de
relieve la consecuencia interna del discurso racional, para comunicar así los
nuevos conocimientos y exponerlos de una manera convincente. El enca-
denmiento de inferencias deductivas se emplea también como procedi-
miento de demostración. En fin, la inferencia deductiva se utiliza para cons-
truir hipótesis de trabajo, lo mismo que hipótesis auxiliares para la investi-
gación.
Los juicios que intervienen en las inferencias deductivas pueden ser
singulares, particulares o universales, según que se refieran a un solo e~-
pécimen, a varios de ellos o a todos. Como ya lo sabemos, el juicio establece
una reladón determinante entre dos términos; cada uno de los cuales puede
estar constituido por uno o más conceptos. Los juicios se formulan para
expresar el resultado de un experimento o la consecuencia de un razona-
miento. Un juicio se representa lógicamente por medio de una proposición,
ya sea utilizando las palabras del lenguaje ordinario, empleando símbolos
o por medio de diagramas. En todo caso, cada juicio se puede enunciar en
varias proposiciones diferentes, ya sean lingüísticas, simbólicas o gráfi-
cas; y las varias proposiciones que expresan un mismo juicio son equiva-
lentes. Los juicios singulares expresan la existencia de un solo elemento de
una clase, representada por el término correspondiente. Son juicios sin-
gulares los de prófasis, antífasis, prófasis inversa y antífasis inversa. Los
juicios particulares expresan la relación entre un grupo de procesos o de
cualidades y otro grupo de ellos en tanto que coinciden parcialmente. Son

99
100 METODIZACIÓN

JU1c1os particulares los de conjuncwn, discordancia, discordancia inversa


y heterófasis. Los juicios universales indefinidos enuncian las relaciones
existentes entre dos clases enteras de procesos o de cualidades, en tanto
que se corresponden y en cuanto no se corresponden mutuamente. Son jui-
cios universales indefinidos los de inclusión, implicación, implicación inversa
e incompatibilidad. Los juicios universales definidos expresan la relación
diferenciada, determinada y precisa entre dos clases de procesos o de
cualidades, en cuanto no se corresponden en modo alguno. Son juicios uni-
versales definidos los de recipprocidad, i?XC/?J,si&n, pantáfasis y enrmtiosis.
Los juicios universales, ya sean definidos o indefi.r:idos, se pueden expresar
verbalmente como proposiciones categóricas, disyuntivas o condicionales,
Las proposiciones categóricas son aquellas en dondP la rPlación se expresa
mediante una afirmación o una negación. Las propo,,iciones disyuntivas ex-
presan de manera explícita la3 alternativas incluidas en la :·elación. Y las
proposiciones condicionales se formulan de tal modo que U'.10 de los térmi-
nos enuncia 'la condición y se denomina cmtece,iente, mientras que el otro
término se encuentra condicionado y recihc el nombrP de consecu1:;nte.
Vamos a ilustrar las diferentes formas del juicio, para tratar de
hacer comprensible ei largo y abstruso párrafo antel'ior, co11 el Cuadro si-
guiente.
DEDUCCIÓN 101
--~·-- -··-·~~.- --~-----· - - • ~ --b- -~ - ----- -- ··-
---··

CUADRO DE PROPOSICIONES

ENUNCIATIVAS DE LOS JUICIOS

Forma del juicio Proposición Proposición Proposición


Categórica Disyuntiva Condicional

Prófasis Es X Es x, sea y o
no sea y
1
Ejemplos: El número 7r tiene representación geométrica, sea algebraico
o no.
La célula es una unidad orgánica, sea microscópica o no.
El rumano es una lengua romance, se parezca a no al caste-
llano.

Prófasis Inversa Es y Es y, sea x o


no sea x

Ejemplos: El número 1r es algebraico, tenga representación geométrica o no


(falso).
La célula es microscópica, sea una unidad orgánica o no lo sea
(falso).
El rumano se parece al castellano, sea o no sea una lengua roman-
ce (dudoso).

Antífasis No es x No es x, sea y o
no sea y

Ejemplos: Una ecuación trigonométrica no es algebraica, tenga o no tenga


solución.
La lógica formal no es suficiente, sea necesaria o no.
El mercurio no se encuentra naturalmente en estado sólido, sea
o no sea metal.

Antífasis Inversa No es y No es y, sea x o no


sea x

.,
Ejemplos: Una ecuac1on trigonométrica no tiene solución, sea algebraica
o no (falsa).
La lógica formal no es necesaria, sea suficiente o no (falso).
El mercurio no es metal, ya sea que se encuentre naturalmente
en estado sólido o no (falso).

Conjunción Algunos x son y


1 1

Ejemplos: La mayoría de los metales son maleables.


Casi todos los cuerpos celestes conocidos son estrellas.
Algunos filósofos son escribidores.
102 METODIZACIÓN

CUADRO DE PROPOSICIONES

ENUNCIATIVAS DE LOS JUICIOS

Forma del Juicio Proposición Proposición i


! Proposición
Categórica Disyuntiva Condicional
i
DiscordanciaTAlgunos x no son y

Ejemplos: Uno al menos de los números primos no es impar.


Muchas bacterias no son patógenas.
Algunos animales cordados no tienen cráneo.

Discordancia
Inversa Algunos y no son x

Ejemplos: Uno al menos de los números impares no es primo.


Muchos organismos patógenos no son bacterias.
Algunos animales con cráneo no son cordados (falso).

Heterófasis Algunos que no son


x tampoco son y

Ejemplos: Existen partículas elementales sin carga positiva, que tampoco


tienen carga negativa.
Nuestra galaxia no es la mayor ni tampoco la menor del universo.
Algunos animales acuáticos no son peces, ni tienen respira-
ción branquial.
'-- -- -

Inclusión Todo no-x es y Es x, o es Y, Si no es x, enton-


1
Ningún no-x es o es ambos ces es y
no-y Si no es y, enton•
ces es x
l
Ejemplos: Ningún organismo sexuado no-masculino es no-femenino.
Un padre tiene hijos, o tiene hijas, o bien, tiene hijos e hijas
a la vez.
Si un número complejo no es real, entonces es imaginario.

Implicación Todo x es y Es xy, o es y, Si es X, entonces


Ningún X es no-y o ninguno es y
Si no es y, enton-
ces no es x
1
DEDUCCIÓN 103

CUADRO DE PROPOSICIONES

ENUNCIATIVAS DE LOS JUICIOS

Proposición Proposición Proposición


Forma del Juicio Categoría Disyuntiva Condicional

Ejemplos: Todos los peces tienen aletas.


Ningún pez es animal sin aletas.
Todo objeto es mercancía y tiene valor de uso, o tiene valor de
uso sin ser mercancía, o bien, ni tiene valor de uso ni es
mercancía.
Si un animal es ave, entonces tiene alas.
Si un animal no tiene alas, entonces no es ave.
1

Implicación 1
i
Todo y es x Es xy, o es x, Si es Y, entonces
Inversa Ningún y es no-x o ninguno es x
Si no es x, enton-
ces no es y
\

Ejemplos: Todos los animales con aletas son peces (falso).


Ningún animal con aletas es pez (falso).
Todo objeto tiene valor de uso y es mercancía, o es mercancía
sin tener valor de uso, o bien, no es mercancía ni tiene
valor de uso (falso).
Si un animal tiene alas, entonces es ave (falso).
Si un animal no es ave, entonces no tiene alas (falso).
- -·,~

Incompatibilidad Todo x es no-y Es x, o es Y, Si es x, entonces


Ningún x es y 1 o ninguno no es y
Si es Y, entonces
1
no es x i
1 1

¡ Ejemplos: Toda lengua monosilábica es no-aglutinante.


Ninguna lengua monosilábica es aglutinante.
Los números enteros y positivos son pares, o son impares, o
l bien, no son pares ni impares.
Si un alumno resulta aprobado en un curso, entonces no resulta
reprobado.
1 Si un alumno resulta reprobado en un curso, entonces no resulta
¡_ aprobado.
104 METODIZACióN
,----------·---------------------·-······ ..
CUADRO DE PROPOSICIONES ~
ENUNCIATIVAS DE LOS JUICIOS

Forma del Juicio Proposición


--
Proposición Proposición
Categoría Disyuntiva Condicional

Reciprocidad Todo x es y; y Es xy o ninguno Si es x, entonces


todo y es x es y; y si es y
entonces es x
Ningún x es no-y ; Es x si, y sólo
y ningún y es no-x si, es y
Es x sii es y*

Ejemplos: Toda causa tiene un efecto; y todo efecto tiene una causa.
Ninguna causa deja de tener efecto; y ningún efecto deja de
tener causa.
Un triángulo es equilátero y equiángulo, o no es equilátero ni
equiángulo.
Si una planta es fanerógama, entonces tiene flores; y si una
planta tiene flores, entonces es fanerógama.
Dos líneas son paralelas si, y sólo si, se mantienen continua-
mente equidistantes.
Dos líneas son paralelas sii se mantienen continuamente equi-
distantes.

Exclusión Todo x es no-y; y I Es x, o es y, Si es x, entonces


todo no-x es y I pero no ambos no es y; y si no es
y, entonces es x
Ningún x es y; y Es x si, y sólo
ningún no-x es si, no es 11
no-y Es x sii no es y

Ejemplos: Toda función algebraica es función no-trascendente; y toda


función no-algebraica es función trascendente.
Ningún animal ovíparo es vivíparo; y ningún animal no-ovíparo
es no-vivíparo ..
Un triángulo es isósceles o es escaleno, pero no es ambas cosas.
Si una sustancia es ácida, entonces no es alcalina; y si una sus-
tancia no es alcalina, entonces es ácida.
Las bacterias son aerobias si, y sólo si, no son anaerobias.
Las bacterias son aerobias sii no son anaerobias.

,- :-:,: :,============::::::::::======-=================='-.
* El neologismo sii significa "si, y sólo si" o, también, "cuando, y sólo
cuando".
DEDUCCIÓN 105
- -¡
CUADRO DE PROPOSICIONES
1

ENUNCIATIVAS DE LOS JUICIOS


1

Forma del Juicio Proposición Proposición Proposición


Categórica Disyuntiva Condicional

1
1
1
' Es X, es Y, es xy
Pantáfasis o no es ninguno
i

Ejemplos: Los polígonos son equiláteros, o son equiángulos, o son equilá-


teros y equiángulos a la vez,, o bien, no son equiláteros ni
equiángulos.
Toda mujer tiene hermanos, o tiene hermanas, o tiene herma-
nos y hermanas, o bien, no tiene hermanos ni hermanas.
Los vertebrndos tienen pulmones, o tienen branqu;as, o tienen~
pulmones y branquias, o bien, no tienen pulmones ni bran-
quias.
- ---
1 No existe rela~iún 1
Enantiosis entre x y y 1

1
J \

La enantiosis expresa la falta completa de relación entre los términos. Su


principal función consiste en significar la nulidad del resultado de una
operación lógica, cuando al ejecutarla se obtiene una enantiosis. En tal
caso, la enantiosis indica que la operación no es concluyente. 1
i

. ---~---~------
- ·-·-- --···
____ j
_____ _¡
106 METODIZACIÓN
Las inferencias deductivas pueden ser de siete clases, a saber:

a) inferencias por conversión;


b) inferencias por oposición;
c) inferencias categóricas;
d) inferencias hipotéticas;
e) dilemas;
f) inferencias abreviadas; y,
g) sorites.

Las inferencias por conversion tienen una sola premisa y consisten en


convertirla en otra proposición equivalente, mediante la ejecución de una
operación de inversión, de obversión o de contraversión. Por lo tanto, la
conclusión es la misma proposición que sirve de premisa, pero transformada
en otra expresión. La inversión es la operación que intercambia los térmi-
nos de la proposición, conservando la misma relación ostensible entre ellos.
Es una operación válida para la conjunción, la heterófasis, la inclusión, la
incompatibilidad, la reciprocidad y la exclusión. Por ejemplo, la incom-
patibilidad "Ningún mexicano es astronauta", se convierte por inversión
en "Ningún astronauta es mexicano", que también es válida. En cambio,
la implicación "Todo polígono es una figura plana", se convertiría por
inversión en la proposición "Toda figura plana es un polígono", que no
es válida. La obversión es la operación que sustituye al segundo término
de la proposición por su opuesto, cambiando al mismo tiempo la relación de
positiva a negativa, o viceversa. Es una operación que resulta válida
para todas las proposiciones particulares y universales. Por ejemplo, la
discordancia "Algunas aves no son volátiles", se transforma por obversión
en "Algunos animales no-volátiles son no-aves"; o bien, la implicación
"Todo insecto es artrópodo", se convierte en "Ningún insecto deja de ser
artrópodo". La contraversión es la operación que permuta los términos de
la proposición, al mismo tiempo que los sustituye por sus opuestos, dejando
intacta la relación ostensible entre ellos. Resulta válida para todas las
proposiciones universales. Por ejemplo, la inclusión "Si una sustancia no es
cristalina, entonces es amorfa", se convierte por contraversión en "Si una
sustancia no es amorfa, entonces es cristalina" ; igualmente, la incompa-
tibilidad "Si un animal es reptil, entonces no es ave", se contravierte en
"Si un animal es ave, entonces no es reptil".
Las inferencias por oposición tienen una premisa y pueden tener una
o varias conclusiones; con la particularidad de que, en algunos casos, es
posible inferir conclusiones válidas de una premisa falsa y, en otros casos,
se pueden deducir conclusiones falsas de una premisa válida. Las opera-
ciones que se ejecutan en las inferencias por oposición son la contradicción,
la contrariedad, la subcontrariedad y la subalternación. La contradicción
es la relación existente entre dos premisas tales, que una niega lo que la
otra afirma y, viceversa, afirma todo lo que la otra niega. Por consiguiente,
son contradictorias las siguientes parejas de proposiciones: prófasis y
antífasis; prófasis inversa y antífasis inversa; conjunción e incompatibili-
dad; discordancia e implicación; discordancia inversa e implicación in-
versa; heterófasis e inclusión; reciprocidad y exclusión; pantáfasis y
enantiosis. Por ejemplo, la discordancia "Algunos números enteros no son
positivos", tiene como contradictoria a la implicación "Todo número en-
tero es positivo"; y la reciprocidad "Un animal es mateozoario cuando, y
sólo cuando, es pluricelular", tiene como contradictoria a la exclusión "Un
DEDUCCIÓN 107
animal es metazoario cuando, y sólo cuando, no es pluricelular". La contra-
riedad se establece cuando dos proposiciones universales, expresadas en
forma condicional, resultan coincidir en el antecedente y tener consecuen-
tes opuestos. Entonces, son contrarias las siguientes tríadas de proposicio-
nes: la inclusión con la implicación y la implicación inversa ; la implica-
ción con la incompatibilidad y la inclusión; la implicación inversa con la
inclusión y la incompatibilidad; y la incompatibilidad con la implicación
y la implicación inversa. Por ejemplo, la inclusión "Si una estructura mate-
mática no es algebraica, entonces es topológica; y, si una estructura mate-
mática no es topológica, entonces es algebraica", tiene como contrarias
a la implicación inversa "Si una estructura matemática no es algebraica,
entonces no es topológica" y a la implicación "Si una estructura matemática
no es topológica, entonces no es algebraica".
La subcontrariedad es. la relación que se presenta entre las proposi-
ciones particulares, cuando coinciden en uno de sus términos ~' el otro es,
en cambio, el opuesto respectivo. Por ende, la subcontrariedad la tenemos
en las siguientes tríadas de proposiciones: la conjunción con la discordancia
y la discordancia inversa; la discordancia con la conjunción y la heteró-
fasis; la discordancia inversa con la heterófasis y la conjunción; y la hete-
rófasis con la discordancia inversa y la discordancia. Por ejemplo, la
conjunción "Algunos insectos· tienen alas", tiene como subcontrarias a la dis-
cordancia "Algunos insectos no tienen alas" y a la discordancia inversa
"Algunos animales alados no son insectos". La subalternación es una rela-
ción entre proposiciones universales y particulares, establecida porque
cada juicio universal contiene implícitamente dos o tres juicios particulares
que le son inherentes. En tal caso, la proposición universal es subalternante
de las particulares, mientras que éstas se encuentran subalternadas a la
universal. Así, por ejemplo, la implicación "Todo polígono cóncavo es esca-
leno", es subalternante de la conjunción "Algunos polígonos cóncavos
son escalenos", de la discordancia inversa "Algunos polígonos escalenos
no son cóncavos" y de la heterófasis "Algunos polígonos no son cóncavos ni es-
calenos"; siendo los tres últimos juicios subalternados del primero.
Las inferencias por oposición se ejecutan de acuerdo con las reglas
siguientes:
1) La inferencia por oposición está integrada por una sola premisa
y puede tener entre una y siete conclusiones.
2) Las proposiciones que integran la inferencia por oposición pue-
den ser universales definidas, universales indefinidas y particu-
lares.
3) Entre la premisa y la conclusión, o conclusiones, se tienen sola-
mente dos términos.
4) La premisa de una inferencia por oposición puede ser válida Y,
también, puede ser falsa.
5) Dos proposiciones contradictorias no pueden ser válidas a la vez;
de tal manera que, si una de ellas es válida, entonces la otra es
falsa.
6) Dos proposiciones contradictorias no pueden ser falsas a la vez;
de tal modo que, si una de ellas es falsa, entonces la otra es válida.
7) Dos proposiciones contrarias no pueden ser válidas simultánea-
mente; de tal manera que, si una de ellas es válida, entonces la otra
es falsa.
108 METODIZACIÓN

8) Dos propos1c10nes subcontrarias no pueden ser falsas al mismo


tiempo; de tal modo que, si una de ellas es falsa, entonces la
otra es válida.
9) Si una prop0sición subalternante es válida, entonces también son
válidas las proposiciones que se encuentran subalternadas a ella.
10) Si una proposición subalternada es falsa, entonces también son
falsas las proposiciones subalternantes de ella.

Aplicando las reglas anteriores, se pueden ejecutar válidamente 68 modos


de la inferencia por pposición. De esos modos, 20 son por contradicción, 8
por contrariedad, 8 por subcontrariedad y 32 por subalternación.
La inferencia. categón:ca se efectúa partiendo de dos proposiciones ex-
presadas en forma categórica, esto es, que son afirmativas o negativas de
un modo explícito. La conclusión es igualmente una proposición categórica.
Las dos premisas están constituidas por tres términos, uno de ellos es común
para ambas -el término medio- y los otros dos -los términos extremos-
figuran por separado en cada una de las premisas y, juntos, son los inte-
grantes de la conclusión. La ejecución de una inferencia categórica, cono-
cida tradicionalmente como silogismo, consiste en poner de manifiesto que
la relación entre los términos extremos, que es formulada en la conclu-
sión, se encuentra implicada necesariamente en las relaciones existicmtes
entre dichos extremos y el término medio, tal como están expuestas en
las premisas. Por consiguiente, la conclusión se infiere de las premisas a
través del término medio, que desempeña así la función de operador de la
inferencia. Por ejemplo, en la inferencia:
Premisa: Todo cetáceo es animal acuático.
Premisa: Ningún cetáceo es pez.
Conclusión: Algunos animales acuáticos no son peces.
El término medio es• "cetáceo" y los términos extremos son "animal acuá-
tico" y "pez".
La ejecución correcta de las inferencias categóricas se encuentra con-
dicionada por el cumplimiento de las reglas que se expresnn :, continuación:

1) La inferencia categórica está integrada por tres proposiciones: dos


premisas y una conclusión.
2) Las tres proposiciones que componen una inferencia categórica
pueden ser universales o particulares.
3) Entre las dos premisas y la conclusión se tienen solamente tres
términos: dos términos extremos y un término medio.
4) El término medio figura en las dos premisas, pero no en la
conclusión.
5) Cada término extremo figura en una premisa y en la conclusión,
pero no en la otra premisa.
6) La cor1clusión de una inferencia categórica es un resultado único.
7) Cuando una de las premisas, o las dos, son propos1c10nes cuya
inversión es equivalente, entonces el intercambio de los términos
en esas premisas no altera la conclusión.
8) El cambio en el orden de las premisr,s no altera la conclusión,
siempre que se conserve el mismo orden entre los tres términos,
inclusive invirtiendo las premisas y la conclusión.
DEDUCCIÓN 109

9) Para que la inferencia sea concluyente, una de las premisas, por


lo menos, debe ser una proposición universal. Por lo tanto, cuando
las dos premisas son particulares, la inferencia no es concluyente.
10) Si una de las premisas es una proposición particular, entonces
la conclusión también es una proposición particular.
11) Si la inferencia es concluyente y las dos premisas son válidas, en-
tonces la conclusión es válida.
12) Si la inferencia es concluyente y una de las premisas es falsa, en-
tonces la conclusión es falsa.
13) Si la inferencia es concluyente y la conclusión es falsa, entonces
una de las premisas, por lo menos, es también falsa.
14) Si las dos premisas son proposiciones universales definidas, en-
tonces la conclusión también es una proposición universal definida.
15) Si una de las premisas es una proposición universal definida y la
otra es universal indefinida, entonces la conclusión es una pro-
posición universal indefinida.
16) Si una de las premisas es una proposición universal definida y la
otra es particular, entonce" la conclusión es una proposición par-
ticular. ·
17) Si las dos premisas son proposiciones universales indefinidas y el
término medio está afirmado en una de ellas y negado en la otra,
entonces la conclusión es una proposición universal indefinida. En
caso de no cumplirse esa condición de oposición del término medio
en las premisas, la conclusión será una proposición particular.
18) Si una de las premisas es una proposición universa] indefinida
en la cual está afirmado el término medio y la otra es una pro-
posición particular, entonces la inferencia será concluyente sola-'
mente cuando la premisa particular niegue al término medio.
19) Si una de las premisas es una proposición universal indefinida
en la cual está negado el término medio y la otra es una propo-
sición particular, entonces la inferencia será concluyente úPica-
mente cuando la premisa particular afirme al término medio.
De acuerdo con las Reglas 7 y 8, desaparece la distinción tradicional de
las cuatro figuras del silogismo y, además, los 19 modos válidos de la lógica
tradicional quedan reducidos a 8 formas diferentes. Ahora bien, entre las
10 clases de proposicione;s qu.' pueden servir como premisas, tomadas de
dos en dos, son posibleF- 100 combinaciones. Pero, de acuerdo con la Regla
9, quedan excluidos los 16 casos en que amhas premisas son proposiciones
particulares, por no ser concluyentes. Igualmente. conforme a las Reglas
18 y 19. quedan excluidos por la misma razón de no resultar concluyentes,
16 de los casos en que una premisa es universal indefinida y la otra es
particular. Por lo tanto, quedan 68 forma8 válidas de la inferencia cate-
górica. Sin embargo, todavía resulta que 31 de esos casos se encuentran
incluidos en otros, ya que su única diferenr,ia está en el orden de sus pre-
misas, razón por la cual podemos excluirlos con base en la Regla 8. Enton-
ces, quedan finalmen~e 37 formas válidas distintas de la inferencia cate-
górica. No obstante, cuando considerarnos como modos diferentes a las di-
versas combinaciones que se pueden hacer cor, las mismas premisas, invir-
tiendo sus términos y cambiando el orden d,, las propias premisas, en esas
37 formas se encuentran comprendidos 184 modos válidos. O ;;ea, que he-
mos agregado 168 más a los 19 modos considerados en ;a lógica tradicional.
110 METODIZACIÓN

Las inferencias hipotéticas se efectúan partiendo de una proposición


universal y otra singular, referidas a dos términos solamente, de las
cuales se obtiene como conclusión una proposición singular. Cuando la
premisa universal está expresada como proposición disyuntiva, la inferen-
cia se llama disyuntiva. En cambio, si la premisa universal está expresada
en forma condicional, entonces la inferencia se denomina condicionaJ,.
Como es fácil advertir, cada inferencia disyuntiva tiene como equivalente
a una inferencia condicional, y viceversa. Las inferencias hipotéticas se ca-
racterizan por la forma de su premisa singular y la de su conclusión. Cuan-
do la premisa singular es una prófasis y la conclusión es igualmente una
proposición profática, la inferencia se denomina modus ponendo ponens,
o sea, modo afirmativo por afirmación. Si la premisa singular es una
proposición profática y la conclusión es una antífasis, la inferencia recibe
el nombre de modus ponendo tollens, es decir, modo negativo por afir-
mación. Cuando la premisa singular es una antífasis y la conclusión es una
proposición profática, la inferencia se llama modus tollendo ponens, esto es,
modo afirmativo por negación. En fin, si la premisa singular es una antí-
fasis y la conclusión también es una proposición antifática, se tiene una
inferencia del modus tollendo tollens, o sea, del modo negativo por nega-
ción. Las reglas para ejecutar las inferencias hipotéticas, son las siguientes:
1) La inferencia hipotética está integrada por tres proposiciones:
dos premisas y una conclusión.
2) Una de las premisas de la inferencia hipotética tiene que ser una
proposición universal, definida o indefinida, mientras que la otra
premisa y Id conclusión siempre son proposiciones singulares.
3) Entre las dos premisas y la conclusión se tienen solamente dos
términos: un término medio y un término extremo.
4) El término medio figura en las dos premisas, pero no en la
conclusión.
5) El término extremo figura en la premisa universal y en la con-
clusión, pero no en la premisa singular.
6) La conclusión de una inferencia hipotética es un resultado único.
7) Si la inferencia es concluyente y las dos premisas son válidas,
entonces la conclusión es válida.
8) Si la inferencia es concluyente y una de las premisas es falsa, en-
tonces la conclusión es falsa.
9) Si la inferencia es concluyente y la conclusión es falsa, entonces
una de las premisas, por lo menos, es también falsa.
10) La inferencia hipotética es concluyente solamente cuando la pre-
misa singular es igual al antecedente de una de las expresiones
condicionales de la premisa universal.
De acuerdo con esas reglas, resultan 4 formas válidas de la inferencia
hipotética para cada uno de sus 4 modos, lo cual da un total de 16 formas
válidas. Como ejemplos, tenemos los que siguen:
Premisa: Todo proceso metabólico es anabólico, o es catabólico, o bien,
es anabólico y catabólico simultáneamente.
Premisa: El proceso metabólico de la oxidación no es anabólico.
Conclusión: El proceso metabólico de la oxidación es catabólico.
Premisa: Si una propiedad geométrica es invariante homotésica, en-
tonces es invariante métrica.
DEDUCCIÓN 111

Premisa: El ser vértice superior de un triángulo no es una invariante


métrica.
Conclusión: El ser vértice superior de un triángulo no es una inva-
riante homotésica.
Los dilemas son inferencias constituidas por tres premisas, que son
proposiciones universales, y una conclusión, que puede ser singular o uni-
versal. Se acostumbra expresar las dos primeras premisas en forma con-
dicional y la tercera en forma disyuntiva. Por eso es que también se le
llama al dilema inferencia disyuntivo-condicional. Cuando en el dilema se
tienen solamente tres términos, la conclusión es una proposición singular
y el dilema es simple. Si los términos del dilema son cuatro, entonces la
conclusión es una proposición universal y el dilema es complejo. Los dile-
mas pueden ser afirmativos o negativos, según lo sea su conclusión. Las
reglas para ejecutar los dilemas simples y complejos. son la1; siguientes:
1) El dilema está integrado por cuatro proposiciones: tres premisas
y una conclusión.
2) Las tres premisas del dilema son proposiciones universales.
3) En el dilema simple, la conclusión es una proposición singular.
4) En el dilema complejo, la conclusión es una proposición universal.
5) En el dilema simple, entre las tres premisas y la conclusión se
tienen solamente tres términos: dos términos medios y un térmi-
no extremo.
6) En el dilema simple, cada término medio figura en una de las
dos primeras premisas y en la tercera, pero no en la conclusión.
7) En el dilema simple, el término extremo figura en las dos pri-
meras premisas y en la conclusión, pero no en la tercera premisa.
8) En el dilema complejo, entre las tres premisas y la conclusión
se tienen solamente cuatro términos: dos términos medios y dos
términos extremos.
9) En el dilema complejo, cada término medio figura en una de las
dos primeras premisas y en la tercera, pero no en la conclusión.
10) En el dilema complejo, cada término extremo figura en una de
las. dos primeras premisas y en la conclusión, pero no en la ter-
cera premisa.
11) La conclusión de un dilema, simple o complejo, es un resultado
•único.
12) Si el dilema es concluyente y las tres premisas son válidas, enton-
ces la conclusión es válida.
13) Si el dilema es concluyente y una de las premisas es falsa, en-
tonces la conclusión es falsa.
14) Si el dilema es concluyente y la conclusión es falsa, entonces una
de las premisas, por lo menos, es también falsa.
15) El dilema. simple es concluyente únicamente cuando cada uno de
los términos medios es afirmado y negado, respectivamente, en las
premisas en que figura y, además, el término extremo figura
afirmado o negado, simultáneamente, en las dos premisas; en-
tonces, la conclusión es el término extremo afirmado o negado, tal
como se encuentre precisamente en las premisas.
112 METODIZACIÓN

16) El dilema complejo eE concluyente solamente cuando cada uno


de los términos medios es afirmado y negado, respectivamente,
en las premisas en que figura; y, entonces, en la conclusión los
términos extremos se encuentran afirmados o negados, precisa-
mente tal como se encuentren en las premisas en que figuran.
De acuerdo con esas reglas, resultan 16 formas válidas del dilema simple,
con 8 casos positivos y 8 casos negativos; y 32 formas válidas del dilema
complejo. Como un ejemplo del dilema simple, tenemos el siguiente:
Premisa: Si una norma jurídica es justa, entonces tiene que cumplirse.
Premisa: Si una norma jurídica es injusta, entonces tiene que cum-
plirse.
Premisa: Toda norma jurídica es justa o es injusta.
Conclusión: Las normas jurídicas tienen que cumplirse.
Ahora, como ejemplo de dilema complejo, presentamos el que sigue:
Premisa: Si una partícula elemental no tiene carga positiva, entonces
tiene espín.
Premisa: Si una partícula elemental no tiene carga negativa, entonces
tiene espín.
Premisa: Las partículas elementales no tienen carga positiva, o no
tienen carga negativa, o bien, no tienen carga alguna.
Conclusión: Las partículas elementales tienen espín, ya sea que no ten-
gan carga positiva o que no tengan carga negativa.
Las inferencias abreviadas son aquellas en las cuales se omite la for-
mulación explícita de alguna de las proposiciones que la constituyen. Por
lo general, una proposición se omite porque se considera obvia, o porque
está aceptada de manera implícita en el contexto o, simplemente, porque
de ese modo se aligera el discurso. Tales abreviaturas se utilizan con fre-
cuencia en los escritos y en las exposiciones orales, tanto en las actividades
cotidianas como en la investigación científica. Entonces, cuando nos
encontramos con una inferencia abreviada y necesitamos saber si se en-
cuentra formulada correctamente, tenemos que completar el razonamiento,
estableciendo explícitamente la proposición omitida. Así, por ejemplo, exa-
minando la inferencia abreviada que sigue:
Todos los números que tienen representación geométrica son números
reales, por lo tanto, el número y2 es real;
advertimos, desde luego, que se encuentran enunciadas dos proposiciones y que
la primera explica, o condiciona, a la · segunda. En consecuencia, podemos
poner en claro que la primera proposición es una implicación que sirve de
premisa, en tanto que la segunda proposición es una prófasis inversa que
resulta como conclusión. Se trata, por lo tanto, de una inferencia hipotética,
en donde hace falta establecer la otra premisa, en la cual se exprese la re-
lación entre el término "v2" y el término "números que tienen representa-
ción geométrica". Como es fácil advertir, la premisa faltante es la proposi-
ción profática "El número v 2 tiene representación geométrica". De esa
manera, habremos completado la inferencia hipotética que estaba abreviada
y cuya formulación explícita es la siguiente:
Premisa: Todos los números que tienen representación geométrica son
números reales.
Premisa: El número v 2 tiene representación geométrica.
Conclusión: El número v 2 es real.
Los sorites son cadenas de inferencias, generalmente categóricas, en-
DEDUCCIÓN 113

lazadas de tal manera que la conclusión de una de ellas es utilizada como


premisa en la siguiente inferencia. De esa manera, el sorites es una infe-
rencia compuesta o polisilogismo. Además, se acostumbra que para cada
una de las inferencias que constituyen los eslabones de la cadena, se vaya
agregando solamente una premisa nueva, omitiéndose la enunciación explí-
cita de las proposiciones obtenidas como -:::,onclusiones intermedias y que
son empleadas como premisas de las inferencias siguientes. Cuando las
premisas están ordenadas, la cadena reciba el nombre de sorites aristotélico;
mientras que, cuando dichas premisas están desordenadas, la cadena de
inferencias se denomina sorites gocleniano.
Consideremos, por ejemplo, el sorites aristotélico formado por la si-
guiente cadena de inferencias:
El número 29 es un número primo y, como todos los primos son ente-
ros positivos, y todos los enteros positivos son naturales, y todos los natu-
rales son racionales, y todos los racionales son reales, y todos los reales
son complejos, y todos los complejos son escalares, entonces el número 29
es un escalar.
Esa cadena de inferencias la podemos desarrollar de la siguiente manera:
Premisa: El número 29 es un número primo.
Premisa: Todos los números primos son enteros positivos.
(Conclusión omitida: El número 29 es un número entero positivo).
(Premisa mnitida: El número 29 es un número entero positivo).
Premisa: Todos los números enteros positivos son números naturales.
(Conclusión omitida: El número 29 es un número natural).
(Premisa omitida: El número 29 es un número natural).
Premisa: Todos los números naturales son números racionales.
(Conclusión omitida: El número 29 es un número racional).
(Premisa omitida: El número 29 es un número racional).
Premisa: Todos los números racionales son números reales.
(Conclusión omitida: El número 29 es un número real).
(Premisa omitida: El número 29 es un número real).
Premisa: Todos los números reales son números complejos.
(Conclusión omitida: El número 29 es un número complejo).
(Premisa omitida: El número 29 es nu número complejo).
Premisa: Todos los números complejos son números escalares.
Conclusión: El número 29 es un número escalar.
Como ejemplo de sorites gocleniano, consideremos la cadena desorde-
nada de inferencias siguiente:
Las únicas leyendas hermosas son las que se refieren a los habitantes
de las orillas del Termodonte. Los valientes siempre obran prodigios.
Todo lo que olvido me fascina. Solamente los valientes son batallado-
res. Los adoradores de la Luna son contemplativos. A orillas del Ter-
modonte únicamente habitan las amazonas. Si una leyenda no es her-
mosa la olvido. Las amazonas son batalladoras. Los contemplativos
nunca danzan. Quienes obran prodigios son adoradores de la Luna.
Por consiguiente: Me fascina danzar.
Esa cadena la podemos ordenar y desarrollar explícitamente, de la manera
que sigue:
Premisa: Solamente los valientes son batalladores.
Premisa: Las amazonas son batalladoras.
114 METODIZACióN

(Conclusión omitida: Las amazonas son valientes).


(Premisn omitida: Las amazonas son valientes).
Premisa: Los valientes siempre obran prodigios.
(Conclusión omitida: Las amazonas obran prodigios).
(Premisa omitida: Las amazonas obran prodigios).
Premisn: Quienes obran prodigios son adoradores de la Luna.
(Conclusión omitida: Las amazonas son adoradoras de la Luna).
( Premisa omitida: Las amazonas son adoradoras de la Luna).
Premisa: A orillas del Termodonte únicamente habitan las amazonas.
(Conclusión omitida: Los habitantes de las orillas del Termodonte son
adoradores de la Luna).
(Premisa omitida: Los habitantes de las orillas del Termodonte son
adoradores de la Luna).
Premisa: Las únicas leyendas hermosas son las que se refieren a los
habitantes de las orillas del Termodonte.
(Conclusión omitida: Todas las leyendas hermosas se refieren a los ado-
radores de la Luna).
(Premisa ornitida: Todas las leyendas hermosas se refieren a los ado-
radores de la Luna).
Premisa: Si una leyenda no es hermosa la olvido.
(Conclusión omitida: A quienes no son adoradores de la Luna los ol-
vido).
(Premisa omitida: A quienes no son adoradores de la Luna los olvido).
Premisa: Todo lo que olvido me fascina.
(Conclusión omitida: Quienes no son adoradores de la Luna me fas-
cinan).
(Premisa omitida: Quienes no son adoradores de la Luna me fasci-
nan).
Premisa: Los adoradores de la Luna son contemplativos.
(Conclusión omitida: Quienes no son contemplativos me fascinan).
Premisa omitida: Quienes no son contemplativos me fascinan.
Premisa: Los contemplativos nunca danzan.
Conclusión: Todo lo que sea danzar me fascina.

O bien, como se dice en un principio:

Conclusión: Me f¡iscina danzar.


14. INDUCCIÓl.l

La inferencia inductiva es un razonamiento discursivo en el cual se


parte de varias proposiciones, que generalmente son singulares o particu-
lares, para establecer otra proposición o varias proposiciones más genera-
les. Las premisas se llaman también inductrices y la conclusión o conclu-
siones reciben el nombre de proposiciones inducidas. En todo caso, las
proposiciones inducidas tiene que implicar a todas las proposiciones induc-
trices correspondientes. Cuando se parte directamente de los resultados de
la observación y el experimento, la conclusión inducida establece ciertas
relaciones que, luego, permiten reconstruir racionalmente los procesos ob-
servados y predecir la existencia de otros procesos de la misma clase. Y,
cuando se parte de ciertas proposiciones ya establecidas de manera con-
cluyente, entonces la inferencia inductiva permite concluir otra proposición
más general, que implica necesariamente a las proposiciones inductrices.
En consecuencia, si las premisas son singulares, la conclusión puede ser
particular o universal. Si las premisas son particulares, la conclusión
será universal. Y, cuando las premisas son universales indefinidas, enton-
ces la conclusión será universal definida. Por lo demás, el hecho de que la
conclusión haya sido inducida correctamente, no es suficiente para garan-
tizar su validez. Porque el único criterio riguroso de validación para el
resultado de cualquier operación lógica que se ejecute, es el de su objeti-
vidad, la cual se verifica por medio de su correspondencia efectiva con los
resultados experimentales. La inferencia inductiva puede ser de alguno
de los trece tipos siguientes:
1) por enumeración completa;
2) por coligación;
3) por reconstrucción;
4) por amplificación;
5) por concordancia ;
6) por diferencia;
7) por concordancia y diferencia;
8) por residuo;
9) por variaciones concomitantes;
10) por muestreo;
11) por estadística;
12) por inducción matemática; y,
13) por recursión.
La inferencia por enumeración completa parte de un conjunto de pro-
cesos singulares, considerándolos uno a uno, para inferir así la fórmula
general que los comprende a todos. Entonces, lo que va quedando deter-

115
116 METODIZACIÓN

minado particularmente para cada uno de los elementos del conjunto, y


siempre que sea común a todos esos elementos, se establece eomo conclu-
sión general. Para poder efectuar este tipo de inferencia, se requiere que
el número de elementos del conjunto sea finito y, relativamente, reducido.
También se necesita poder determinar en tada uno de ellos la propiedad
que luego se infiere como propiedad común de todos los miembros de la
clase. En todo caso, la relación enunciada en la conclusión no agrega nada
más de lo que ya está determinado por las proposiciones inductrices; puesto
que la proposición inducida lo único que hace es referir simplemente
al conjunto entero una propiedad, que ya había quedado establecida sepa-
radamente para todos y cada uno de sus miembros. En ese sentido, la
conclusión viene a ser una especie de resultado de la adición de b.s premisas.
Por ejemplo, a través de las observaciones astronómicas directas y de
los cálculos ejecutados con sus resultados, se pudieron establecer las si-
guiente proposiciones:
Mercurio describe una órbita elíptica.
Venus describe una órbita elíptica.
La Tierra describe una órbita elíptica.
Marte describe una órbita elíptica.
Las decenas de millares de asteroides, o planetoides. conocidos, des-
criben órbitas elípticas.
Júpiter describe una órbita elíptica.
Saturno descrihe una órbita elíptica.
Urano describe una órbita elíptica.
Neptuno describe una órbita elíptica.
Plutón describe una órbita elíptica.
Entonces, utilizando a dichos JU1c1os como inductores y considerando que
constituyen una enumeración completa, se puede inducir como conclusión
el juicio siguiente:
'l'odos los planetas del sistema solar describen órbitas elípticas.
En otros casos, la inferencia por enumeración completa lleva a la
conclusión de un juicio universal con pocas excepciones. Un ejemplo de
eso lo tenemos en el examen exhaustivo que se ha hecho de los sustantivos
de la lengua castellana, para llegar a inducir como conclusión, la regla
gramatical enunciada en el juicio siguiente:
Todos los sustantivos castellanos terminados en or son masculinos, sal-
vo flor y labor, que ¡-;on femeninos, y calor, color y sabor, que admiten
los dos géneros.
La inf erenc'Ía pm· colig,1.dón permite establecer una relación general,
que se encue11tra implícita en las propiedades de los elementos de un con-
junto. En este. caso, también se requiere que en los elementos del conjunto
se pueda hacer la determinación de una manera singular. Pero, además,
se necesita que la determinación se haga en forma ordenada. Ent0nce~,,
lo que se concluye es una propiedad del conjunto, obtenida con base en las
propiedades determinadas en sus elementos; pero que no pertenece a dichos
elementos considerados por Reparado. Por consiguiente, el enunciado del
juicio inducido por coligación difiere del enunciado de los juicios inductores;
no obstante lo cual, tales enunciados son equivalentes, porque el juicio
inducido representa el resultado de la integración de lo,; juicios inductores.
En esas coudiciones, ia conclusión no es un juicio universal con respecto
INDUCCIÓN 117

a los miembros del conjunto, sino un JUICIO singular en el cual se expresa


una propiedad del conjunto considerado como una unidad total.
Por ejemplo, cuando Juan Sebastián Elcano terminó el viaje de circun-
navegación iniciado por Magallanes, recorriendo la Tierra en un mismo
sentido, hasta volver al punto de partida, se pudo establecer rigurosa-
mente la conclusión inducida por coligación de la solidez y la esfericidad
de nuestro planeta. Por otra parte, si tomamos una cinta de papel y la
unimos por sus extremos, después de haberla torcido un ángulo de 180º,
habremos formado una banda de Moebius. Pues bien, sobre esa banda,
podemos realizar la experiencia de recorrerla por su borde en un solo
sentido y volver al mismo punto de partida, sin dejar de pasar por todos
y cada uno de los puntos de ese borde. Como consecuencia, podremos infe-
rir que la banda de Moebius tiene un solo borde, ya que éste es una línea
cerrada. En esa misma banda, podemos realizar igualmente la experien-
cia de recorrer su superficie entera en uno y el mismo sentido, barriéndola
con una varilla por ejemplo, y volver al punto del cual partimos. Entonces,
también podremos inferir que la banda de Moebius tiene una sola cara
y hasta podemos iluminarla con un solo color.

La inferencia por reconstrucción es la que establece una relación ya


desaparecida, con base en los documentos, registros, testimonios y otros
indicios que subsistan. Tales indicios son considerados como pruebas
de la existencia de un hecho o, por h menos, como huellas que hacen plau-
sible la consideración de su existencia pasada. De esa manera, los induc-
tores son los indicios que sirven como puntos de partida, en tanto que la
conclusión inducida es el hecho reconstituido. Al ejecutar una inferencia
por reconstrucción, se presentan muchas posibilidades de cometer equi-
vocaciones y, por supuesto, con un solo error que se cometa, puede quedar
invalidada la cadena entera de razonamientos establecida. Además, aunque
los testimonios conservados sean numerosos, generalmente no son comple-
tos y, por lo tanto, es necesario suplir los datos que faltan por medio de
conclusiones inferidas por analogía. La reconstrucción inductiva se utiliza
principalmente en la historia, la arqueología, la geología, la paleontología,
la cosmología, la filología y el psicoanálisis. Los elementos en que se apoya
una inducción por reconstrucción son de los más variados. En todo caso,
dichos elementos tienen que ser sometidos previamente a una crítica rigu-
rosa, para determinar su origen, su aute11ticidad, su admisibilidad, su ve-
rosimilitud, su precisión, su valor testimonial y su significado objetivo. Y
sólo después de haber sufrido ese examen estricto, es que la interpretación
lógica de esos elementos puede servir como fundamento para establecer
las inferencias reconstructivas que permitan explicar y comprender los he-
c:hos pasados. Por otra parte, la inferencia por reconstrucción también se
aplica en aquellos casos en donde únicamente nos son accesibles algunos efec-
tos producidos por ciertos procesos, mientras que sus otras manifestacio-
nes no las podemos observar, o bien, empleamos igualmente la inferencia
por reconstrucción cuando los procesos mismos se encuentran fuera de nues-
tro alcance. Tal ocurre, por ejemplo, con las interacciones que se produ-
cen en el interior de los núcleos atómicos y, también, con las interacciones
que tienen lugar en el interior de los objetos estelares. En ambos casos,
tenemos necesidad de establecer inferencias por reconstrucción, no obstante
que los procesos no pertenecen al pasado, sir;o que están sucediendo en el
pre,9ente.
La repetición de experimentos singulares acerca de procesos pertene-
118 METODIZACIÓN

cientes a una misma clase, en los cuales se manifieste la relación entre dos
de sus .propiedades, conduce a la formulación de los juicios particulares res-
pectivos que, luego, dan lugar a inducir como conclusión un juicio universal
con respecto a los mismos términos. En tal caso, se ejecuta una inferencia
por amplificación, mediante la cual la relación formulada en los juicios
inductores se extiende a todos los miembros de la clase, no obstante que
dicha relación ha sido establecida solamente para un grupo reducido de
miembros de la clase. Por lo tanto, la misma relación determinada en los
juicios inductores queda expresada en la conclusión inducida, como relación
correspondiente a la clase entera. En cierto sentido, la inferencia amplifi-
cadora es un caso especial de la inferencia por analogía, ya que la relación
encontrada para un subconjunto es transferida por analogía al conjunto
en su integridad. De esa manera, se pasa del conocimiento de un número
reducido de casos particulares, al conocimiento del caso general. Así, por
ejemplo, de tres proposiciones particulares se puede inferir una proposi-
ción universal, como en el caso siguiente:
Premisa: Algunas palabras agudas no son graves.
Premisa: Algunas palabras graves no son agudas.
Premisa: Algunas palabras no son agudas ni graves.
Conclusión: Ninguna palabra aguda es grave.
De manera semejante, después de haber verificado el cumplimiento
simultáneo de dos proposiciones universales indefinidas, se puede inducir
por amplificación, una proposición universal definida, como ocurre en el
ejemplo que sigue:
Premisa: Si un número es producto de números primos, entonces es
número natural.
Premisa: Si un número es natural, entonces es producto de números
primos.
Conclusión: Un número es producto de números primos cuando, y sólo
cuando, es un número natural.
Como se puede advertir, en ese caso, la primera premisa enuncia una con-
dición necesaria, en tanto que la segunda establece una condición suficiente
Y, por último, la conclusión formula una condición necesaria y suficiente.
Por otra parte, cuando se han podido establecer con fundamento las
relaciones correspondientes a las cuatro formas particulares del juicio, con
respecto a los mismos dos términos, entonces se puede inducir por ampli-
ficación un juicio de pantáfasis. Así, por ejemplo:
Pr-emisa: Algunos números racionales enteros son positivos.
Premisa.: Algunos números racionales enteros no son positivos.
Premisa: Algunos números racionales positivos no son enteros.
Premisa: Algunos números racionales no son enteros ni tampoco son
positivos.
Conclusión: Los números racionales son enteros y positivos, o son en-
teros pero no son positivos, o son positivos sin ser enteros, o bien,
no son enteros ni tampoco positivos.

Cuando se advierte la existencia de una condición común dentro de un


grupo de acontecimientos, entonces se puede inferir que esa condición en
la cual concuerdan, forma parte de la causa de esos acontecimientos, o es
uno de sus efectos o, al menos, se encuentra en una relación funcional con
tales acontecimientos. El fundamento de una inferencia por concordancia
INDUCCIÓN 119

se encuentra en la comparación de las condiciones en que se producen los


acontecimientos, para determinar cuál o cuáles de esas condiciones son co-
munes a todos los casos examinados. Naturalmente, mientras mayor sea el
número y la variedad de los casos examinados, también será mayor la pro-
babilidad de que la condición concordante esté vinculada con los aconte-
cimientos. En todo caso, la inferencia por col}cordancia únicamente lleva
a la conclusión de que una condición y un acontecimiento coexisten, o de
que el segundo sucede constantemente a la ¡,;:imera o, en fin, de que ambos
se encuentran ligados por una uniformidad; pero sin que quede determina-
do el tipo concreto de relación de uniformidad de que se trate. Por otra
parte, la inferencia por concordancia también produce una conclusión nega-
tiva importante: cualquiera condición que no sea común a todos los acon-
tecimientos observados, no puede estar vinculada con tales acontecimientos
de manera causal, ni por sucesión, ni por coexistencia necesaria.
Supongamos, por ejemplo, que un grupo de químicos y fisiólogos rea-
liza investigaciones consistentes en introducir, en las moléculas de los este-
roides, átomos de los elementos halógenos (flúoro, cloro, bromo, yodo y
astatinio), para observar los efectos que esas moléculas halogenadas pro-
ducen en el metabolismo de los cobayos. Por supuesto, introducen los átomos
en todas las combinaciones posibles: cada átomo por separado, en pare-
jas, en tríadas, en cuaternas y en quinterna. Como resultado de sus experi-
mentos, encuentran efectos de tres tipos: a) la presentación de una actividad
anabólica notable; b) la intensificación del metabolismo en general; y, c)
la formación de tumores. Ahora bien, supongamos que en todos los casos en
que introdujeron flúoro, se produjo el primer efecto; mientras que los
otros dos efectos se presentaron unas veces y otras no, sin poderlos hacer
corresponder con la introducción previa de los átomos de los otros haló-
genos en las moléculas de esteroides. Entonces, el grupo de investigadores
llegaría a la conclusión, mediante una inferencia inductiva por concor-
dancia, de que existe una relación de causalidad entre la presencia del
flúoro en los esteroides y la manifestación de una actividad anabólica
notable en los cobayos.

Cuando se advierte la coincidencia entre la falta de una condición y


la ausencia de un acontecimiento, entonces se puede inferir que esa con-
dición cuya omisión se hace notar de esa manera, forma parte de la causa
de ese acontecimiento, o es uno de sus efectos o, por lo menos, se encuentra
en una relación funcional con tal acontecimiento. El fundamento de una
inferencia por diferencia se tiene en la comparación entre dos series de ca-
sos tales que, en una de ellas si se haya producido el acontecimiento que
se está investigando, mientras que en la otra serie no se haya producido.
Entonces se eliminan todas las condiciones que sean comunes, hasta llegar
a descubrir una condición que esté presente solamente cuando se produce
el acontecimiento y que falte cuando el acontecimiento no se produce. Por
supuesto, mientras mayor sea el número de casos observados, se podrán
eliminar o contrarrestar más fácilmente los efectos de las circunstancias
fortuitas, consiguiéndose así mayor probabilidad para la conclusión de la
inferencia. En todo caso, la inferencia por diferencia lleva simplemente a
la conclusión de que una condición y un acontecimiento se suceden o coexis-
ten o, lo que es lo mismo, que se encuentran enlazados por alguna unifor-
midad, aun cuando no queda esclarecido el tipo concreto de esa relación.
Además, la ejecución de este tipo de inferencia requiere de una prec1s1on
considerable en la determinación unívoca de la condición distinta, para evi-
120 METODIZACIÓN

tar la confusión de introducir implícitamente algún otro factor que no


actúe realmente como causa o como efecto. Por otra parte, la inferencia
por diferencia tiene igualmente una conclusión negativa, que es: cual-
quiera condición que no se presente siempre cuando se produce un acon-
tecimiento, no puede estar relacionada causalmente con éste en forma
necesaria, ni por sucesión ni tampoco por coexistencia.
Como ejemplo ilustrativo de inferencia por diferencia, podemos consi-
derar el resultado de los experimentos realizados por Pasteur, para verificar
que los organismos vivos siempre provienen de otros organismos vivos.
Con ese propósito, Pasteur utilizó unas. redomas de vidrio con un cuello
largo y doblemente encorvado, para impedir que los gérmenes contenidos
en el aire llegaran hasta el líquido colocado en esos recipientes. Entonces
llenó las redomas con una solución de levadura de cerveza, que es muy
susceptible a la contaminación. Luego eliminó los gérmenes por medio de la
ebullición, consiguiendo además que el vapor de agua arrastrara al exte-
rior el aire conteniC:.o en los recipientes y selló éstos. Después ascendió a un
lugar de los Alpes, para realizar el experimento lejos de cualquier contacto
humano o animal y de toda vegetación. Entonces abrió las redomas y tomó
muestras de aire de cada una, dejando una parte de ellas sin sellar y
sellando de nnevo las otras. Así dejó transcurrir la noche. A la mañana si-
guiente examinó las redomas. El líquido contenido en las redomas que ha-
bían quedado abiertas, se encontraba alterado por gérmenes orgánicos. En
cambio, en las redomas cerradas no se había producido contaminación, salvo
en una de ellas. Ese único caso de alteración lo atribuyó, razonablemente,
a alguna contaminación fortuita por causas inadvertidas. En consecuencia,
considerando que la alteración se produjo solamente en las redomas ex-
puestas al aire y al polvo, Pasteur pudo llegar a la · conclusión, mediante
una inferencia inductiva por diferencia, de que:
La causa única de la vida que se manifiesta en las infusiones, es
el polvo suspendido en el aire.

Para superar las limitaciones inherentes a las inferencias por con-


cordancia y por diferencia, se recurre a la combinación de ambas en una
sola, que es la inferencia por concordancia y diferencia. La conclusión de
este tipo de inferencia se eleva a un grado de probabilidad mucho mayor
que cuando solamente se realiza una u otra de las dos operaciones sim-
ples que la constituyen. El fundamento de este tipo de inferencia se tiene
en la comparación entre dos series tales que, en una de ellas se tenga
la ocurrencia de un acontecimiento simultáneamente a la presencia de
una condición, en t:rnto que en la otra se tenga la ausencia de dicho
acontecimiento coincidiendo con la falta de esa misma condición. Enton-
ces, esa condición común en la cual concuerdan positiva y negativament~
las dos series de casos, forma parte de los factores causales del aconteci-
miento en cuestión, o coexiste con éste, o es una de sus consecuencias.
La conclusión se establece en la doble coincidencia, entre la presencia de la
condición y el acontecimiento, lo mismo que entre la ausencia de ambos.
Como ejemplo ilustrativo de este tipo de inferencia, podemos consi-
derar el experimento efectuado por Mechnikov· para mostrar la eficacia del
protocloruro de mercurio en la curación de la sífilis. Para ese efecto, Mech-
nikov inoculó con Treponema pallidum. en estado de activa virulencia, a un
grupo de mono:,, antropoides. Al cabo de una hora, frotó con una pomada
de protocloruro de mercurio a una parte de los monos inoculados, en el
mismo sitio en que los había raspado para producirles la infección. En
INDUCCIÓN 121

cambio, a la otra parte de los monos no les aplicó la pomada. Treinta


días después, los monos a los que había aplicado la pomada se encontraban
completamente sanos, en tanto que los monos a los que no se les había apli-
cado estaban enfermos de sífilis. En consecuencia, considerando la coin-
cidencia entre la aplicación del protocloruro de mercurio y la falta de
desarrollo de la enfermedad, a la vez que la coincidencia entre la falta
de aplicación de la pomada y el desarrollo de la enfermedad, Mechnikov
pudo concluir, mediante una inferencia por concordancia y diferencia,
que el protocloruro de mercurio. era la causa de la curación de la sífilis.

Cuando se ejecutan experimentos en los cuales ya se tienen conoci-


das las relaciones de mutua determinación existentes entre algunas de las
condiciones y varios de los acontecimientos resultantes, entonces se formula
la hipótesis de que, entre las condiciones que quedaron como residuo, y
los acontecimientos producidos también como residuo de los ya vinculados
con otras condiciones, existe alguna relación de coexistencia o de suce-
sión. La inferencia por residuo que entonces se practica, establece la po-
sible relación entre las condiciones y los acontecimientos que no están
incluidos en las relaciones ya determinadas previamente. Mientras mayor
sea el número de relaciones conocidas con anterioridad, será más precisa
la determinación del vínculo entre las condiciones residuales y los aconte-
cimientos desligados. Ahora bien, al igual que en los casos anteriores, la
inferencia por residuo solamente permite concluir la coexistencia o la su-
cesión probablemente necesaria entre las condiciones y los acontecimientos
en cuestión, sin que se pueda concretar todavía el tipo de relación de uni-
formidad que los vincula. Por lo demás, el hecho de excluir abstractamente
a los antecedentes ya conocidos como condiciones de otros acontecimientos,
puede producir el grave error de no tomarlos en cuenta como parte de la
causa o de las consecuencias de algún acontecimiento sucedido en el pro-
ceso investigado, cuando en realidad sí lo sean. Entonces, la inferencia por
residuo produce una conclusión menos precisa y, por consiguiente, plantea
la exigencia de establecer otras inferencias, para profundizar la determina-
ción lograda.
Como ejemplo de inferencia por residuo, tenemos las investigaciones
que llevaron al descubr.imiento de Neptuno, el octavo planeta mayor del
sistema solar. Como es sabido, hacia el año de 1844 se habían venido advir-
tiendo discrepancias notables entre las posiciones observadas a través
del telescopio y las ubicaciones correspondientes a la órbita calculada
teóricamente para el séptimo planeta, Urano; cosa que no sucedía para
los otros seis planetas mayores conocidos entonces. Tales discrepancias
provocaron grandes discusiones entre los astrónomos. Por su parte, Leve-
rrier se puso a revisar cuidadosamente los cálculos hechos, verificando así
la existencia de perturbaciones en el movimiento real de Urano. Luego,
calculó detalladamente las perturbaciones que sufre Urano en el recorrido
de su trayectoria y que son causadas por las atracciones de los otros
seis planetas. Como advirtió que, aún teniéndolas en cuenta, todavía que-
daba una perturbación residual, llegó a la conclusión de que había otra
causa, hasta entonces desconocida y ni siquiera sospechada, que era la
que producía como efecto la perturbación restante. De esa manera, eje-
cutando una inferencia por residuo, llegó a la conclusién de que existía
otra condición. Después, completó su investigación, formulando una hipóte-
sis acerca de cual podría ser tal causa y de cómo explicaría la perturba-
122 METODIZACióN

c10n, efectuando para ello una inferencia por analogía, que podemos expresar
esquemáticamente así :
Si las atracciones gravitatorias de los otros seis planetas mayores
conocidos explican una parte de las perturbaciones qi:e sufre Urano,
entonces se puede suponer que el resto de las perturbaciones se pro-
duce a causa de la atracción gravitatoria ejercida por otro planeta
hasta ahora desconocido.
Entonces, tomando como base esa hipótesis, Leverrier calculó la órbita del
planeta cuya existencia postulaba y, a mediados de 1846, pidió a Galle
que lo buscara con el telescopio, suministrándole los datos de la región
del cielo en donde podría encontrarlo. Como es bastante conocido, Galle en-
contró efectivamente el nuevo planeta, al que más tarde se le dio el
nombre de Neptuno, en menos de una hora de búsqueda con el telescopio,
debido a la gran precisión de los datos calculados por Leve:rrier.

Para descubrir el tipo de relación existente entre una condición y un


acontecimiento, hace falta avanzar a la fase cuantitativa. Esa precisión
se consigue mediante la ejecución de una inferencia por variaciones conco-
mitantes. Su fundamento se encuentra en la variación paralela y recíproca
entre la condición y el acontecimiento, con base en un corolario de la ley
de causalidad, según el cual los cambies que sufre la causa se reflejan como
cambios correspondientes en el efecto, y viceversa. Entonces, lo que se
provoca es la variación de las condiciones determinadas, de todas las
maneras posibles, observando las variaciones que se producen en los
acontecimientos condicionados, ya sea en el mismo sentido de las condi-
ciones o en sentido inverso. Desde luego, la inferencia por variaciones
concomitantes se puede aplicar tanto para indagar la causa, partiendo
de su efecto, como para determinar el efecto de una causa conocida. Por
otra parte, las inferencias por variaciones concomitantes hacen posible el
descubrimiento de relaciones de causalidad que persisten siempre; de tal
modo que únicamente se puede aumentar o disminuir su intensidad. Ade-
más, la inferencia por concomitancia de las variaciones sirve también para
d~scubrir los puntos críticos de variación cuantitativa de las condiciones,
en los cuales se producen transformaciones cualitativas en las consecuencias;
Y, recíprocamente, los puntos nodales de variación cualitativa de las con-
diciones, que señalan conversiones cuantitativas en los acontecimientos re-
sultantes. En consecuencia, la concomitancia de las variaciones constituye
la forma más elevada de la inferencia inductiva y su reiteración produce
el avance en la precisión de la relación determinada, tanto en amplitud
como en profundidad.
Un ejemplo de inferencia por variaciones concomitantes lo tenemos
en las conclusiones que se han establecido acerca de la correlación entre
las ráfagas que se producen en el Sol y ciertas perturbaciones que ocurren
en la Tierra. En efecto, conjugando las observaciones astronómicas con
las investigaciones geofísicas, se ha descubierto que, en el momento en que
vemos encenderse una ráfaga en el Sol, se producen simultáneamente en
la Tierra varios acontecimientos, como son: 1) una perturbación abrupta
en los registros de las estaciones magnéticas; 2) un decaimiento de las
ondas cortas de radio; . ) un acrecentamiento repentino de las perturba-
ciones eléctricas en la atmósfera; 4) una anomalía de fase repentina en
las ondas largas de radio; y, 5) una anomalía también repentina en los
ruidos cósmicos. Por otra parte, después de que han transcurrido entre
INDUCCIÓN 123

20 y 40 horas de la apanc10n de la ráfaga solar, se producen en la Tierra


las grandes tempestades magnéticas llamadas auroras, que ocurren en
ambas regiones polares y, excepcionalmente, se extienden hasta el ecua-
dor. Pues bien, con base en los resultados de esas observaciones, se ha
podido inferir, por las variaciones concomitantes respectivas en la inten-
sidad de la ráfaga solar y los acontecimientos terrestres, que las per-
turbaciones producidas simultáneamente son causadas por la radiación
emitida por el Sol al producirse la ráfaga, ya que todas las ondas de
radiación viajan a la velocidad de la luz y alcanzan la Tierra en el mismo
momento, al cabo de unos ocho minutos y medio, coincidiendo con el ins-
tante en que nosotros vemos aparecer la ráfaga desde la Tierra. En cam-
bio, las auroras boreales y australes son producidas por las partículas ele-
mentales que también son emitidas al producirse la ráfaga, pero que viajan
a una velocidad mucho menor que la de la luz y, por eso, tardan entre
20 y 40 horas, en promedio, en llegar a la Tierra.

La mera repetición de casos en los cuales se verifique de un modo


determinado un acontecimiento, no siempre constituye una buena base para
establecer una inferencia; porque las verificaciones así efectuadas se refie-
ren solamente a una parte de los casos posibles. En cambio, cuando se
logra obtener una muestra inalterada del conjunto de procesos estudiado,
entonces se puede establecer una generalización válida partiendo de un
subconjunto reducido. En tal caso, la muestra se comporta exactamente
igual que el conjunto entero y, por ello, es representativa de las propiedades
del conjunto. En esas condiciones se puede ejecutar una inferencia poi·
muestreo, cuya conclusión es extendida al conjunto en toda su amplitud.
La inferencia por muestreo es una inducción amplificadora en la cual se
selecciona el grupo de casos que sirve de base, de tal manera que sea
una muestra típica del conjunto. Así, las relaciones que se cumplen en el
subconjunto constituido por la muestra, se consideran por analogía como
propiedades del conjunto entero. Como es fácil advertir, el principal proble-
ma consiste en descubrir, en cada caso, la manera de obtener una muestra
que efectivamente se mantenga inalterada al quedar segregada del conjun-
to. Y, en general, esa característica de la muestra tendrá que apoyarse,
como toda operación inductiva, en un cierto grado de probabilidad.
Por ejemplo, para poder estimar el número de árboles que pueden
ser derribados en un bosque, durante una temporada de cortes, lo que
hace el técnico forestal es contar directamente los árboles que hay en
varias parcelas reducidas, con superficie y densidad de árboles deter-
minados, que se encuentran distribuidos convenientemente en el bosque
en cuestión. Luego, considera que la población forestal es homogénea en
el bosque entero, para concluir finalmente que el número de árboles que se
pueden cortar en todo el bosque, es proporcional al número de árboles
señalados y contados directamente en las parcelas seleccionadas. En ese
caso, la muestra representativa está constituida por dichas parcelas, cuyo
establecimiento se habrá procurado hacer al azar. Cuando no se tienen
indicios de que un <.:onjunto sea heterogéneo, entonces la manera de esta-
blecer la muestra seleccionando al azar un subconjunto, resulta ser eficaz
para determinar una muestra representativa. Y, tanto mejor, si ese sub-
conjunto se hace constar de partes igualmente escogidas al azar. Pero,
cuando el conjunto no es homogéneo, entonces se requiere emplear otros
procedimientos para determinar la muestra.
124 METODIZACIÓN

Los datos estadísticos y las operaciones que se ejecutan con ellos,


representan determinaciones cuantitativas acerca de clases o conjuntos,
pero no respecto a sus elementos considerados individualmente. Con los
datos estadísticos obtenidos y clasificados, se pueden hacer inferencias
inductivas por enumeración completa o por muestreo, según que dichos
datos se refieran a la clase entera o solamente a una muestra representa-
tiva. La inferencia estadística se funda en la regularidad de los grupos
estudiados estadísticamente y mediante la ejecución de las operaciones
pertenecientes al cálculo de las probalidades. Dicha regularidad de las
propiedades estadísticas se ha obtenido experimentalmente y puede ser
verificada de la misma manera y en cualquier momento. Tales operacio-
nes comprenden muchos conceptos, relaciones y transformaciones sobre
las cuales no entraremos aquí en detalle. Con todo, es indispensable ad-
vertir que los resultados obtenidos mediante las inferencias estadísticas
no representan las únicas conclusiones posibles acerca de los problemas
investigados, independientemente de que pueda resultar impresionante el
aparato matemático utilizado. En rigor, las transformaciones y reduc-
ciones estadísticas que se ejecutan, coady 1van indudablemente, a veces de
un modo considerable, a la interpretación y la comprensión de los datos
manejados. Por lo tanto, las inferencias estadísticas son razonamientos
importantes dentro de la actividad científica. Pero, el investigador debe
procurar que el empleo de la estadística no se convierta en un mero auto-
matismo, ya que entonces lo puede conducir fácilmente a resultados erró-
neos o absurdos. Aunque es claro que lo mismo le puede suceder cuando
aplica maquinalmente cualquier otro procedimiento de investigación, en
el caso de la utilización de la estadística es conveniente extremar las
precauciones. Lo más importante es, sobre todo, que nunca se pretenda
sustituir la inteligencia y la imaginación racional con las técnicas esta-
dísticas o de otra índole; ni menos todavía, que en la interpretación de
los resultados obtenidos, a través de la estadística o por otros medios,
se confunda lo subjetivo con lo objetivo.

La inferencia por inducción matemática se realiza cuando es posible


determinar las características de un elemento cualquiera de un cierto
conjunto, para poner de manifiesto después que dicha determinación es
repetible para cualquiera otro elemento del mismo conjunto. De esa ma-
nera, se establece con exactitud el elemento típico de un conjunto, deter-
minando con precisión alguna de sus propiedades, o una operación con
respecto a dicho elemento, para generalizar de inmediato dicha propi~dad
o tal operación a cualquiera otro elemento del mismo conjunto. Como se
puede advertir, no se requiere que el conjunto se encuentre ordenado.
Entonces, la inferencia por inducción matemática es una especie de refi-
namiento de la inferencia por muestreo, en donde la muestra está
constituida por un solo elemento, que es completamente representativo
del conjunto y, por ende, es su elemento típico. En otros casos, lo que se
hace, lo cual viene a ser equivalente, es la determinación de las propieda-
des típicas de los elementos del conjunto, estableciendo con ellas el concepto
de "elemento típico'' abstracto, con el cual se opera de manera análoga.
En otras ocasiones, lo que se hace es determinar la relación para uno de
los elementos del conjunto y, luego, extender esa relación, de elemento
en elemento y mediante una implicación rigurosa, hasta abarcar todos los
elementos del conjunto. Este tipo de inferencia se emplea frecuentemen-
te en la geometría.
INDUCCIÓN 125

Por ejemplo, se puede establecer una cierta propiedad con respecto


a un triángulo cualquiera, el cual es dibujo con toda la arbitrariedad que
resulte compatible con las condiciones impuestas por el problema inda-
gado; esto es, que sea simplemente un triángulo, que sea rectángulo, que
sea isóc.:eles, que tenga sus tres ángulos agudos, etcétera. Pues bien,
como el triángulo considerado es uno cualquiera de los elementos de la
clase de triángulos en cuestión, entonces la propiedad que se desprenda
al ejecutar la inferencia, no Re referirá exclusivamente a la figura dibu-
jada y utilizada concretamente, sino igualmente a todas las otras figuras
que cumplan con las mismas condiciones y que, por lo tanto, pertenezcan
a la misma claRe de triángulos. En consecuencia, la propiedad se genera-
liza a la clase entera, mediante la conclusión de una inferencia por induc-
ción matemática. Como ilustración, podemos considerar alguno de los
teoremas que figuran en los Elementos de Euclides. Así tenemos el Teo-
rema 1.48, que dice:
Si en un triángulo, el cuadrado de uno de los lados es igual a los
cuadrados de los restantes lados, el ángulo comprendido por esos dos
lados restantes del triángulo, es recto.
En el texto euclidiano, dicho teorema se demuestra mediante una
cadena de inferencias deductivas. Pero a la vez, dicha demostración, que
es establecida para un triángulo cualquiera, se extiende por i :ducción
matemática, hasta comprender a todos aquellos triángulos en los cuales
el cuadrado de un lado, la hipotenusa, sea igual a la suma de los cuadrados
de los dos lados restantes, los catetos, independientemente de las dimen-
siones de los lados y de la magnitud de sus otros dos ángulos.

La inferencia por recursión se ejecuta con respecto a un conjunto


cuyos elementos constituyen una sucesión, o sea, que se encuentre orde-
nado. Entonces se muestra que la relación determinada para el primer
elemento y para dos elementos sucesivos cualesquiera, se cumple igual-
mente para el conjunto entero. En rigor, la demostración de una propie-
dad para un elemento cualquiera del conjunto, implica la demostración
para todos los elementos anteriores y, luego, al demostrarse que también
se cumple para el elemento siguiente, queda desmostrado que dicha
propiedad pertenece igualmente a todos los elementos del conjunto. Por
consiguiente, en este caso, la conclusión se establece primero como hipó-
tesis y, después de ejecutar las operaciones correspondientes, tal hipóte-
sis queda demostrada. Las condiciones requeridas para la ejecución de
este tipo de inferencia, son las siguientes:
1) que se trate de un conjunto ordenado, es decir, de un conjunto
en el cual cada uno de sus elementos dependa de los otros;
2) que la propiedad se cumpla para el primer elemento del conjun-
to; Y,
3) que el cumplimiento de esa misma propiedad para cualquiera
otro elemento del conjunto, implique su cumplimiento para el
elemento siguiente.
En esas condiciones, si una propiedad se cumple, por ejemplo, para
el primero de los números naturales, o sea, para el número 1; y, además,
al establecer su cumplimiento para otro número natural cualquiera n,
se demuestra que igualmente se cumple para el número natural siguiente
(n + 1), entonces queda demostrado que esa propiedad se cumple para
todo número natural.
126 METODIZACIÓN

Supongamos, entonces, que hemos advertido que la suma de los pri-


meros números impares sucesivos es igual al cuadrado del número de
sumandos, o sea, que:
1=1
1+3=4
1+3+5=9

En tal caso, podemos demostrar que dicha propiedad se cumple para el


primer número impar, esto es, para 1:
1=1 2 =1.
Ahora bien, si suponemos que se cumple para cualquier valor de n, debemos
demostrar que también se cumple para el valor siguiente, el correspon-
diente a (n + 1). El número impar correspondiente a n es (2n - 1); y el
siguiente impar, correspondiente a (n + 1), es (2n + 1). Entonces, la
expresión de la suma de los n primeros números impares, es:
1 + 3 + 5 ... + (2n - 1) = n2
Por su parte, la expresión de la suma de los (n + 1) números impares, es:
1+ 3 + 5 + ... + (2n - 1) + (2n + 1) (n + 1) 2 •

Pues bien, si a la primera expresión:


1 + 3 +5 + ... + (2n - 1) =n 2
,

le agregamos a los dos miembros de la ecuación el sumando (2n + 1),


realizamos una operación con la cual no se alterará, quedando:
1 + 3 + 5 + ... + (2n - 1) (2n + 1) = n 2 + (2n 1),
en donde se advierte de inmediato que el primer miembro es indéntico al
primer miembro de la ecuación que expresa la suma de los ( n 1) primeros +
impares. Tampoco es muy difícil darse cuenta de que el segundo miembro:
n 2 + (2n + 1),
no es otra cosa que el desarrollo del cuadrado de ( n + 1 ! . Efectivamente,
con sólo quitar el paréntesis, se muestra;
n2 + 2n + 1 = (n + 1) 2 ;
por lo cual, podemos sustituirlo en la expresión anterior, quedando;
1 + 3 + 5 + . . . + (2n - 1) + (2n + 1) = (n + 1) 2 ,
que es idéntica a la expresión a la cual queríamos llegar y, por consiguiente,
hemos demostrado que la propiedad se cumple igualmente para el elemento
siguiente a n. De donde se concluye, por recursión, puesto que se cumplen
las tres condiciones requeridas, que la propiedad es válida para todos los
números impares. Por lo tanto, la suma de los primeros números impares,
cualquiera que sea el número de éstos que consideremos, es igual al cua-
drado del número de sumandos.
15. TRANSDUCCIÓN

La transducción es el razonamiento discursivo que permite extender


las vinculaciones existentes entre los conocimientos adquiridos, utilizando
el mismo tipo de relación y manteniendola en un grado equivalente de
generalidad o de particularidad. La inferencia transductiva está constitui-
da por dos o más premisas y una conclusión. La ejecución de la inferencia
transfiere la relación establecida entre el término medio, o los términos
medios, y cada uno de los extremos, convirtiéndola en relación entre los
términos extremos. En todo caso, la condición necesaria y suficiente para
hacer posible un razonamiento transductivo es que la relación formulada
en las premisas, y que es transladada a la conclusión, sea precisamente una
relación gobernada por una ley de transitividad, ya sea la de transferen-
cia o la de equiparación, o ambas. Por eso, la característica peculiar de la
inferencia transductiva consiste en que las premisas y la conclusión son
conjuntamente proposiciones particulares, o proposiciones universales inde-
finidas, o bien, proposiciones universales definidas. Las inferencias trans-
ductivas pueden ser de siete tipos:
1) inferencias por igualdad;
2) inferencias por simetría;
3) inferencias por isología;
4) inferencias por desigualdad;
5) inferencias por asimetría;
6) inferencias por homología; y
7) inferencias por analogía.
Los seis primeros números tipos se distinguen por la clase de relación
que las premisas heredan, por decirlo así, a la conclusión. En cambio, en
las inferencias por analogía, la transitividad se extiende hasta los elemen-
tos más heterogéneos, con tal que sean análogos, esto es, que exista una
correspondencia biunívoca entre las relaciones de sus propiedades. Por la
gran importancia que tienen y debido a sus características peculiares,
las inferencias por analogía son tratadas por separado.
Las inferencias por igualdad se efectúan mediante la aplicación de las dos
leyes de transitividad, por transferencia y por equiparación, las cuales
se cumplen para la identidad, la igualdad, la congruencia, la proporción, la
semejanza, la equivalencia y el analogismo. La primera de esas leyes,
la de transitividad por transferencia, establece que:
Cuando un concepto x es igual a otro concepto y, al mismo tiempo que
este otro concepto y es igual a un tercer concepto z, entonces el primer
concepto x es también igual al tercero z, o sea, simbólicamente:

127
128 METODIZACióN

Si: X= Y,
a la vez que: y = z,
Pntonces: x = z.
Por ejemplo:
Si: El ángulo ABC es igual al ángulo EFG,
a la vez que: El ángulo EFG es igual al ángulo KLM,
entonces: El ángulo ABC es igual al ángulo KLM.

La ley de transitividad por transferencia tiene varias corolarios,


como los siguientes:
l. Si: x =y+ a,
a la vez que : y = z - a.
entonces: x = z.
II. Si: x +a =Y,
a la vez que : y - a = z,
entonces : x = z.
III. Si: ny,
X=
z
a la vez que: y=-,
n
entonces: X= Z.
IV. Si: nx = y
y
a la vez que: - = z,
n
entonces: X= Z.
Por ejemplo:
Si: El segmento EF es igual al segmento RS más el
segmento JK,
a la vez que: El segmento RS es igual al segmento OP menos
el segmento JK,
entonces: El segmento EF es igual al segmento OP.

Si: El ángulo BDF es igual al doble del ángulo STR,


a la vez que: El ángulo STR es igual a la mitad del ángulo
LMN,
entonces: El ángulo BDF es igual al ángulo LMN.

La segunda ley de transitividad, por equiparación, establece que:


Cuando dos conceptos x e y, son iguales respectivamente a un tercer
concepto z, entonces dichos conceptos x e y son iguales entre sí,
es decir, que:
TRANSDUCCIÓN 129

Si: X = z,
a la vez que: y = z,
entonces: x = y.

Por ejemplo:

Si: El segmento CE es proporcional al segmento GH,


a la vez que: El segmento JK es proporcional al segmento GH,
entonces: El segmento CE es proporcional al segmento JK.
La ley de transitividad por equiparación tiene también algunos coro-
larios, como los que expresamos a continuación:

I. Si: X == z + a,
a la vez que: y = z + a,
entonces: X = y.
II. Si: x+a = Z,
a la vez que: y+a = z.
entonces: X = y.

III. Si: X = nz,


a la vez que: y = nz,
entonces: X = y.

IV. Si: nx = z,
a la vez que: ny = Z,
entonces: X = y.

Por ejemplo:

Si: El lado FG es igual al lado GH más el segmento FH,


a la vez que: El lado RS es igual al lado GH más el segmento FH,
entonces: El lado FG es igual al lado RS.

Si: El ángulo ABC es igual al triple del ángulo NOP,


a la vez que: El ángulo KLM es igual al triple del ángulo NOP,
entonces: El ángulo ABC es igual al ángulo KLM.

En las inferencius por simetría se aplican también las dos leyes de


tran,;itividad. por transferencia )' por equiparación, correspondientes a la
igualdad, lo mismo que a la identidad, la congruencia, la proporción, la
,;emejanza, la equivalencia y el analogismo. Las premisas de que se parte
son juicios universales definidos, los cuales son simétricos porque estable-
cen una mutua implicación entre sus términos que, por ende, es equivalente
en ambos sentidos. En efecto, recordemos que el juicio de reciprocidad está
representado esquemáticamente por la fórmula:
Si es .r, entonces es y, y viceversa; y, si no es x, entonces no-es y, y
viceversa.
130 METODIZACIÓN

En forma simbólica, tenemos:


x~y, x~y.

Por su parte, el juicio de exclusión se expresa mediante la fórmula siguiente:


Si es x, entonces no es y, y viceversa; y, si no es x, entonces es y, y
viceversa.

En forma simbólica, tenemos :


X~Y, x~y.

Entonces, aplicando las dos leyes de transitividad a dos propos1c10nes


universales definidas, en calidad de premisas, obtenemos tres formas de
inferencia por simetría, una de ellas con dos modos. Dichas formas coinci-
den con las del primer tipo de la inferencia categórica.
La primera forma está constituida por dos juicios de reciprocidad como
premisas y otro juicio de reciprocidad como conclusión. En tal caso, la tran-
sitividad de sus implicaciones mutuas es la siguiente:

Si: x~y,x~y;
a la vez que: y~z,y~z;
-· -
entonces: x ~y~ z, x ~Y~ z;
luego: x~z,x~z.

Ejemplo:
Premisa: Un sistema de ecuaciones simultáneas es resoluble si, y sólo
si, es independiente, consistente y completo.
Premisa: Un sistema de ecuaciones simultáneas es independiente, con-
sistente y completo si, y sólo si, el determinante del sistema
no es nulo.
Conclusión: Un sistema de ecuaciones simultáneas es resoluble si, y sólo si,
el determinante del sistema no es nulo.
La segunda forma consta de un juicio de reciprocidad y un Jmc10 de
exclusión como premisas, de los cuales se infiere transductivamente un
juicio de exclusión como conclusión. Admite la variante que resulta del
intercambio de las premisas, un juicio de exclusión y uno de reciprocidad,
que constituye otro modo de la misma forma. La transitividad de las impli-
caciones recíprocas es la que sigue :

Si: x~y, x~y;


a la vez que: y~z, y~z;

luego: X ~ z, X ~ Z.

Ejemplo:
Premisa: Un concepto es científico si, y sólo si, es explicativo, objetivo
y racional.
TRANSDUCCIÓN 131
Prem.isa: Un concepto es explicativo, objetivo y racional si, y sólo si, no
es metafísico.
Conclusión: Un concepto es científico si, y sólo si, no es metafísico.

La tercera forma está integrada por dos juicios de exclusión como


premisas y un juicio de reciprocidad como conclusión. La transitividad se
cumple entonces de la siguiente manera:

Si: X~Y, X~Y;


a la vez que: y~z, y ~ z ;
entonces: x ~y~ z, x ~y~ z;
luego: x~z, x~z.

Ejemplo:
Premisa: Una curva plana es abierta si, y solo si, no es cerrada.
Premisa: Una curva divide al plano en una parte interior y otra exte-
rior cuando, y solamente cuando, no es abierta.
Conclusión: Una curva divide al plano en una parte interior y otra exterior
cuando, y solamente cuando, es cerrada.

Las inferencias por isología. son aquellas que transfieren a la con-


clusión la relación establecida en las premisas, con tal que dicha relación
sea análoga a la igualdad. Desde luego, para que se pueda efectuar una
transducción por isología, es indispensable que la relación en cuestión cum-
pla con las dos leyes de transitividad. Entonces, antes de intentar la eje-
cución de una inferencia de este tipo, es necesario comprobar que la rela-
ción cumple efectivamente con la transitividad, tanto por transferencia
como por equiparación. Entre las relaciones que cumplen con las dos con-
diciones señaladas tenemos, además de la igualdad, las siguientes: identidad,
congruencia, proporcionalidad, semejanza ( en sentido geométrico), equiva-
lencia, analogismo, simultáneo, homólogo ( en sentido geométrico), compa-
triota, isomorfo, cabe, junto, correligionario, hermano ( solamente cuando
se refiere al parentesco genérico y está limitado a los hermanos de padre y
madre), colega, similar, análogo, coeficiente, coetáneo, paralelo, colineal
(con respecto a segmentos), coplanar (con respecto a figuras planas),
coexistente, coincidente, coterráneo, coaxial, concéntrico, paisano, compa-
trono, consiervo, concomitante, concurrente, coevo, conmensurable, etcétera.

Ejemplos:

Premisa: El plano BCD es paralelo al plano FGH.


Premisa: El plano QVW es paralelo al plano FGH.
Conclusión: El plano BCD es paralelo al plano QVW.

Premisa: La excitación de un átomo es simultánea con la absorción de la


correspondiente energía de resonancia por parte del mismo
átomo.
Premisa: El salto cuántico de un electrón, de una órbita a otra, es si-
multáneo a la absorción de la energía de resonancia por parte
del átomo.
132 METODIZACIÓN

Conclusión: El salto cuántico de un electrón, de una órbita a otra, es si-


multáneo a la excitación del átomo.

Premisa: Rulfo es coetáneo de Arreola.


Premisa: Chumacero es coetáneo de Arreola.
Conclusión: Rulfo es coetáneo de Chumacero.

En las inferencias por desigualdad solamente se cumple la ley de tran-


sitividad por transferencia; y, por lo tanto, no se cumple la ley de transiti-
vidad por equiparación. Por consiguiente, si se tiene que x es mayor que y,
al propio tiempo que y es mayor que z, entonces se concluye por transducción
que x es mayor que z, o sea, simbólicamente:

Si: X> Y,
a la vez que: y > z,
entonces : x > z.

Ahora bien, la ley de transitividad por transferencia se cumple en los


dos sentidos de la desigualdad, de tal manera que también es válido que,
si x es menor que y, a la vez que y es menor que z, entonces resulta como
conclusión necesaria que x es menor que z; es decir, expresándolo simbóli-
camente, que :

Si: X< Y,
a la vez que: y < z,
entonces : x < z.

Pero, cuando se tiene que x es mayor que y, al mismo tiempo que z


es mayor que y, entonces queda indeterminado el saber si x es mayor que
z, o bien, si z es mayor que x. Y lo mismo sucede cuando se tiene que x
es menor que y, a la vez que z es menor que y, puesto que tampoco se
puede saber entonces si x es mayor o menor que z. Por otra parte, debido a
la asimetría de la desigualdad, cuando se tiene que x es mayor que Y, al
propio tiempo que y es menor que z, o viceversa, entonces no es posible
efectuar una traducción que sea concluyente.
En cambio, la combinación de una desigualdad con una igualdad sí
permite transferir la relación de desigualdad como conclusión de una infe-
rencia transductiva. De esa manera se constiyen otras cuatro formas de
transducción por desigualdad, que son las que siguen:

Si: X > Y,
a la vez que: y z,
entonces: X > z.

Si: X < Y,
a la vez que: y = z,
entonces: X < z.
TRANSDUCCIÓN 133
Si: X = Y,
a la vez que: Y> z,
entonces: X> Z.

Si: X = Y,
a la vez que: y < z,
entonces: X < z.
Ejemplos:

Premisa: La población de Salamanca es menor que la de León.


Premisa: La población de León es menor que la de Guadalajara.
Conclusión: La población de Salamanca es menor que la de Guadalajara.

Premisa: El segmento JK es igual al segmento ST.


Premisa: El segmento ST es mayor que el segmento RS.
Conclusión: El segmento JK es mayor que el segmento RS.

En las inferencias por asimetría se aplica también la ley de transitivi-


dad por transferencia, correspondiente a la desigualdad. Los juicios que
sirven como premisas son los universales indefinidos que, como ya lo hemos
visto, representan una doble implicación entre sus términos, sólo que
ésta no es recíproca. En efecto, el juicio de inclusión, cuya fórmula es:
Si no es x, entonces es y; y, si no es y, entonces es x, se representa
simbólicamente así:

x ➔ y, y ➔ x.

El juicio de implicación, que tiene la fórmula:


Si es x, entonces es y; y, si no es y, entonces no es x, se representa
simbólicamente de este modo:

x ➔ y, y ➔ x.

El juicio de implicación inversa tiene la fórmula:


Si es y, entonces es x; y, si no es x, entonces no es y, y está represen-
tado por:
y ➔ x, x ➔ y.

Y el juicio de incompatibilidad, con la fórmula:


Si es x, entonces no es y; y, si es y, entonces no es x, se expresa sim-
bólicamente así :

Por lo tanto, al aplicar la ley de transitividad por transferencia a los


juicios universales indefinidos, utilizándolos como premisas, se obtienen
cuatro formas de inferencia por asimetría. Debido al intercambio que se
puede hacer entre sus premisas, cada forma tiene dos modos. Las inferen-
134 METODIZACióN

cías por asimetría coinciden con el cuarto tipo de las inferencias categó-
ricas.
La primera forma está integrada por un juicio de inclusión y uno de
implicación como premisas ( o por un juicio de implicación inversa y uno
de inclusión), de los cuales se infiere por transducción un juicio de inclu-
sión como conclusión. La transitividad por transferencia se realiza enton-
ces de la siguiente manera:

Si: x➔ Y, y➔ x;
a la vez que : y ➔ z, z➔ y;
··--
entonces: x ➔ y ➔ z, z ➔ y ➔ x;
luego: x ➔ z, z ➔ x.

Ejemplo:

Premisa: Si un vertebrado no tiene pulmones, entonces tiene branquias.


Premisa: Si un vertebrado tiene branquias, entonces es acuático.
Conclusión: Si un vertebrado no tiene pulmones, entonces es acuático.

La segunda forma tiene como premisas un júicio de inclusión y uno


de incompatibilidad ( o un juicio de incompatibilidad y uno de inclusión),
de los cuales resulta por transducción un juicio de implicación inversa ( o un
juicio de implicación). En este caso, el cumplimiento de la transitividad se
realiza así :

Si: x➔ Y, y➔ x;
a la vez que : y ➔ z, z➔ y;
entonces : x ➔ y ➔ z, z ➔ y ➔ x;
--
luego: x ➔ z, z ➔ x.

Ejemplo:
Premisa: Si un vertebrado no tiene branquias, entonces tiene pulmones.
Premisa: Si un vertebrado tiene branquias, entonces no es terrestre.
Conclusión: Si un vertebrado es terrestre, entonces tiene pulmones.

La tercera forma está constituida por- dos juicios de implicación ( o


dos juicios de implicación inversa) como premisas, de los cuales se ob-
tiene como conclusión un juicio de implicación ( o uno de implicación in-
versa). Entonces, la transitividad transferida por sus respectivas implica-
ciones, es la siguiente:

Si: x ➔ y, y ➔ x;

a la vez que: y➔ z, z➔ y;
entonces: x ➔ y ➔ z,
luego: x➔ z, z ➔ x.
TRANSDUCCIÓN 135
Ejemplo:

Premisa: Todo acontecimiento social está condicionado por el desarrollo


económico.
Premisa,: Todo avance científico es un acontecimiento social.
Conclusión: Todo avance científico está condicionado por el desarrollo eco-
nómico.

La cuarta forma está compuesta por un juicio de implicación y uno


de incompatibilidad ( o uno de incompatibilidad y uno de implicación) como
premisas, de los cuales se transduce como conclusión un juicio de incompa-
tibilidad, tal como se muestra a continuación:
--
Si: x➔ y, y➔ x;
a la vez que: y➔ z, z➔ y;
entonces : x ➔ y ➔ z, z ➔ y ➔ x;

luego: x ➔ z, z ➔ x.

Ejemplo:

Premisa: Toda práctica médica se basa en la biología.


Premisa: Ninguna aplicación de la biología es práctica mag1ca.
Conclusión: Ninguna práctica mágica sirve de base a una práctica médica.

Cuando se agrega otra premisa a una inferencia por asimetría, resulta


que cada uno de los modos anteriores produce otros dos; ya que la pre-
misa agregada únicamente puede ser de dos clases, las cuales están deter-
minadas en cada caso por las premisas anteriores. De esa manera, con tres
premisas resultan 16 modos, con cuatro·· premisas se tienen 32 modos y,
así, sucesivamente. Entre los casos interesantes de inferencias por asi-
metría con tres premisas, tenemos el siguiente:

Si: y ➔ x, x ➔ y;

a la vez que: S ➔ Z, z ➔ s;

y también que: x ➔ s, s ➔ x;

entonces: y ➔ x ➔s ➔ z;

z ➔ s ➔ x ➔ y;

luego: y ➔ z, z ➔ y.

Ejemplo:

Premisa: Si un polígono es equiángulo, entonces es convexo.


Premisa: Si un polígono es irregular, entonces es incircunscrible.
Premisa: Si un polígono no es equiángulo, entonces es irregular.
Conclusión: Si un polígono no es convexo, entonces es incircunscribible.

También esta otra inferencia por ll'!!imetría con tres premisas, resulta
interesante:
136 METODIZACIÓN
Si: x ➔ y, y ➔ x;
-" -·
a la vez que: z ➔ s, s-➔ z;
y también que: y ➔ z, z ➔ y;

entonces: x ➔ y ➔ z ➔ s;

s ➔ z ➔ y ➔ x;

luego: x➔ s, s ➔ x.

Ejemplo:

Premisa: Si un polígono es cóncavo, entonces es escaleno.


Premisa: Si un polígono es inscribible, entonces es regular.
Premisa: Si un polígono es escaleno, entonces no es regular.
Conclusión: Si un polígono es cóncavo, entonces no es inscribible.

Las inferencias por homología. son aquellas en las cuales se transfiere


a la conclusión una relación establecida en las premisas, que sea análoga a
la desigualdad. Por supuesto, para que se pueda ejecutar. una transducción
por homología, es indispensable que la relación en cuestión cumpla con la
ley de transitividad por transferencia. Ahora bien, además de la desigual-
dad, existen muchas relaciones que satisfacen esa exigencia, entre las cua-
les podemos mencionar a las que siguen: implicación, anterioridad, posterio-
ridad, descendencia, ascendencia, asimetría, antecedente, consecuente, arri-
ba, abajo, adelante, atrás, derecha, izquierda, oriente, poniente, norte, sur,
causa, efecto, subordinación, pertenencia, dependencia, debajo, encima, inte-
rior, exterior, ante, bajo, tras, sobre, inferior, superior, entre, compatibili-
dad, comprometido, concordante, discordante, correlación, incompatible, in-
clusión, homomorfo, subconjunto, dentro, fuera, sucesor, antecesor, codelin-
cuente, coagente, coadyuvante, coheredar, coligante, colocutor, comparte,
confluyente., convivencia, etcétera. En todo caso, lo que se debe tener siem-
pre en cuenta es que se trata de relaciones asimétricas y, por ende, que no
son recíprocas; de tal manera que si un cierto lugar se encuentra situado
al sur de otro lugar, entonces éste no se encuentra ubicado al sur del pri-
mero. Como ejemplos, tenemos los que siguen:

Premisa: El punto R está entre el punto S y el punto T.


Premisa: El punto S está entre el punto N y el punto R.
Conclusión: El punto R está entre el punto N y el punto T.

Premisa: Lagrange fue anterior a Riemann.


Premisa: Riemann fue anterior a Poincaré.
Conclusión: Lagrange fue anterior a Poincaré.

Premisa: Viena se encuentra al oriente de París.


Premisa: Bucarest se encuentra al oriente de Viena.
Conclusión: Bucarest se encuentra al oriente de París.

También existen varias relaciones de comparación que son análogas a la


desigualdad y que, por lo tanto, admiten la ejecución de inferencias trans-
ductivas por asimetría. Se trata de las relaciones que se expresan mediante
los adverbios comparativos "más" y "menos", ya sea solos, o bien, matizán-
dolos al ir acompañados de un adverbio de cantidad, como "algo", "mucho"
TRANSDUCCIÓN 137

o "poco", el cual puede ser usado, inclusive, en aumentativo o en diminutivo.


Por ejemplo:

Premisa: El agua en el recipiente T está algo más caliente que el agua


en el recipiente Y.
Premisa: El agua en el recipiente Y se encuentra mucho más calien-
te que el agua en el recipiente U.
Conclusión: El agua en el recipiente T está más caliente que el agua en
el recipiente U.
Premisa: La hipótesis de Fernández es un poco más plausible que la
hipótesis de Alvarez.
Premisa: La hipótesis de Alvarez es bastante más plausible que la hi-
pótesis de Rodríguez.
Conclusión: La hipótesis de Fernández es bastante más plausible que la
hipótesis de Rodríguez.
Premisa: La coloración de hoy es un poco menos intensa que la colora-
ción de ayer.
Premisa: La coloración de ayer fue algo menos intensa que la coloración
de anteayer.
Conclusión: La coloración de hoy es un poco menos intensa que la colo-
ración de anteayer.

Para esclarecer las coincidencias y las diferencias entre las relaciones


simétricas y las asimétricas, examinaremos el caso siguiente. Supongamos
el grupo de nueve personas que figuran en la relación que establecemos
a continuación:
1) Manuel López Pérez,
2) Daniel López Pérez,
3) Samuel López Pérez,
4) Miguel Núñez Pérez,
5) Ismael N úñez Pérez,
6) Rafael Núñez Pérez,
7) Gabriel Núñez Gómez,
8) Leonel Núñez Gómez, y
9) Abe! N úñez Gómez.

Pues bien, los tres primeros son hermanos de padre y madre entre ellos
Y, además, son hermanos maternos con el cuarto, el quinto y el sexto.
También son hermanos carnales entre ellos el cuarto, el quinto y el sexto
Y, además, son hermanos paternos con los tres últimos. Los tres últimos
también son hermanos de padre y madre entre ellos. Entonces, aplicando
la ley de transitividad por transferencia, podemos advertir que se cumple,
por ejemplo, en los siguientes casos:

Premisn: Manuel López Pérez es hermano de Daniel López Pérez.


Premisa: Daniel López Pérez es hermano de Samuel López Pérez.
Conclusión: Manuel López Pérez es hermano de Samuel López Pérez.
Premisa: Samuel López Pérez es hermano de Miguel Núñez Pérez.
Premisn: Daniel López Pérez es hermano de Miguel Núñez Pérez.
Conclusión: Samuel López Pérez es hermano de Miguel Núñez Pérez.
138 METODIZACIÓN

Premisa: Ismael Núñez Pérez es hermano de Gabriel Núñez Gómez.


Premisa: Gabriel Núñez Gómez es hermano de Leonel Núñez Gómez.
Conclusión: Ismael Núñez Pérez es hermano de Leonel Núñez Gómez.

Pero, en cambio, la ley de transitividad por transferencia no se cum-


ple en otros casos, como por ejemplo en el siguiente:

Premisa: Manuel López Pérez es hermano de Rafael Núñez Pérez.


Premisa: Rafael Núñez Pérez es hermano de Abe! Núñez Gómez.
Conclusión: Manuel López Pérez es hermano de Abe! N úñez Gómez (falsa).

En cuanto a la ley de transitividad por equiparación, ésta se cumple


en casos como los de los ejemplos siguientes:

Premisa: Abe! Núñez Gómez es hermano de Leonel Núñez Gómez.


Premisa: Gabriel Núñez Gómez es hermano de Leonel Núñez Gómez.
Conclusión: Abe! Núñez Gómez es hermano de Gabriel Núñez Gómez.

Premisa: Ismael N úñez Pérez es hermano de Rafael N úñez Pérez.


Premisa: Leonel Núñez Gómez es hermano de Rafael Núñez Pérez.
Conclusión: Ismael Núñez Pérez es hermano de Leonel Núñez Gómez.

Premisa: Miguel Núñez Pérez es hermano de Gabriel Núñez Gómez.


Premisa: Abel Núñez Gómez es hermano de Gabriel Núñez Gómez.
Conclusión: Miguel Núñez Pérez es hermano de Abe! Núñez Gómez.

Sin embargo, la ley de transitividad por equiparación no tiene cumpli-


miento en otros casos, como el siguiente:

Premisa: Abel Núñez Gómez es hermano de Ismael Núñez Pérez.


Premisa: Daniel López Pérez es hermano de Ismael Núñez Pérez.
Conclusión: A bel Núñez Gómez es hermano de Daniel López Pérez (falsa).

Para terminar, debemos decir que, incluso en aquellos casos en que no


se cumplen las leyes de transitividad y en los que, por ende, no se pueden
ejecutar inferencias transductivas por simetría o por asimetría, no obstante,
a veces puede resultar útil el intento de ejecutarlas; porque el solo hecho
de descubrir que conduce a resultados falsos, constituye el primer paso para
intentar entonces la solución del problema por otro camino.
16. ANALOGÍA

La analogía es una de las maneras más comunes y corrientes de


discurrir y, tal vez, la más útil. La analogía forma parte de todas nues-
tras maneras de pensar. Lo mismo en las conversaciones cotidianas, que
al expresar nuestros sentimientos, al comunicar las emociones y al dar
curso libre a nuestras reflexiones, nos servimos continuamente de razona-
mientos por analogía. También en la creación artística y en la actividad cien-
tífica utilizamos una gran variedad de analogías de diferentes tipos:
simples o complejas, vagas o precisas, obvias u ocultas, directas, o indirectas,
oscuras o transparentes. Las imágenes, las ordenaciones, las trasposiciones
y, en particular, la ejecución de inferencias por analogía, nos permiten
establecer representaciones comprensibles, formular pautas de actividades
posibles y construir esquemas explicativos. Los procedimientos analógicos
son muy fecundos para inventar hipótesis plausibles, que luego sometemos
a la prueba de la experiencia, o bien, fundamentamos mediante razonamien-
tos estrictos de otro tipo. Por otra parte, la habilidad para descubrir
analogías en los procesos existentes y en sus representaciones mentales,
es sumamente valiosa para desarrollar la imaginación racional y para hacer
avanzar el conocimiento científico. Además, debido a que una analogí_a nunca
ocurre aisladamente, sino que está asociada con otras analogías, resulta que
la determinación de relaciones análogas entre las propiedades de los ele-
mentos de ciertos conjuntos, o entre acontecimientos escasamente estudiados,
puede conducir a la formulación de conjeturas importantes. En fin, en
muchos casos, el hallazgo de las analogías existentes en un dominio determi-
nado, puede constituir la primera de las etapas que se recorran en el
camino que lleva al descubrimiento de lo desconocido, partiendo de algo
conocido que sea análogo.
La inferencia por analogía es una transducción mediante la cual una
cierta relación se transfiere de una clase de objetos a otra clase diferente,
de tal manera que la conclusión viene a ser la transferencia efectuada. Sin
embargo, se trata de una transducción peculiar, puesto que lo que se trans-
fiere es una relación entre propiedades y no una propiedad, como sucede
en las otras inferencias transductivas. Para ejecutar correctamente una
inferencia por analogía, es indispensable que se trate de conjuntos análogos,
independientemente de que los elementos de dichos conjuntos sean similares
o no lo sean. Como se sabe, son elementos similares aquellos que concuer-
dan en algunas de sus propiedades. En cambio, los elementos análogos son
aquellos que se corresponden en determinadas relaciones entre sus propie-
dades respectivas, aun cuando dichas propiedades sean enteramente di-
ferentes. Dicho más rigurosamente, dos conjuntos son análogos cuando se
puede establecer una correspondencia biunívoca entre las relaciones de las

139
140 METODIZACIÓN

propiedades de los elRmentos de un conjunto, con respecto a las relaciones


de las propiedades de los elementos del otro conjunto. Como debemos recor-
dar, la correspondencia biunívoca consiste en que cada relación del primer
conjunto, y solamente esa, corresponde con una relación del otro conjunto, y
únicamente con ella; y, por supuesto, recíprocamente. Así por ejemplo, una
red telegráfica es análoga al sistema nervioso de un organismo, justa-
mente porque las relaciones entre las pr(ipi2dades de ]a red teíegráfica y el
territorio que comunican, se pueden hacer corresponder biunívocamente con
las relaciones existentes entre las propiedades del sistema nervioso y el or-
ganismo vivo al que pertenece, no obstante las diferencias obvias entre las
propiedades que intervienen en esas relaciones. También son análogos los
órganos integrantes de organismos diferentes, que tienen la misma posi-
ción y las mismas vinculaciones, como ocurre con las alas de las aves y los
miembros anteriores de los mamíferos. Igualmente, son análogos aquellos
órganos que realizan la misma función en distintos organismos, aunque no
tengan las mismas características anatóuicas ni fisiológicas, como sucede
con los pulmones de las aves y las branquias de los peces.
En su forma elemental y originaria, la inferencia por analogía es un
razonamiento rigurosamente matemático, que consiste en determinar el cuar-
to término de una proporción, cuando se conocen los otros tres términos.
Como es sabido, se denomina razón a cualquiera relación entre dos mag-
nitudes del mismo género; y se llaman proporcionales a las magnitudes que
tienen la misma razón. Por lo tanto, si tenemos establecida la proporción:
A e
-,
B D
entonces la inferencia por analogía es el razonamiento que lleva a encontrar
el valor de uno de los términos, D por ejemplo, cuando se conocen los
valores de A, B y C. Ahora bien, puesto que se conoce la razón entre A y
B y, además, se sabe que equivale a la razón entre C y D, podemos hacer
explícita la expresión para D multiplicando primero por BD:
AD =BC,
y dividiendo luego entre A, con lo cual resulta:
BC
D = --.
A
En adelante, vamos a representar la analogía con el símbolo de la pro-
porción : :, de tal manera que la analogía entre la razón -~- y la razón
g, quedará expresada si:
A C
B D
Por supuesto, cuando, se trata de cantidades, resulta la proporción típica:
2 6

3 9
Existe una multitud de relaciones entre propiedades que pueden ser
análogas, sin que se trate necesariamente de propiedades matemáticas. Igual-
ANALOGÍA 141
mente, se pueden establecer analogías con base en una concordancia cuali-
tativa de relaciones, aun cuando no se tenga una proporción cuantitativa
de relaciones, aun cuando no se tenga una proporción cuantitativa entre
ellas. En ese sentido, podemos mencionar como ejemplo una de las analogías
establecidas por Aristóteles:
pulmones branquia,,

aire agua
Igualmente, podemos presentar la analogía establecida por Arquímides, de
la cual se sirvió para determinar el área de la esfera:
área del círculo volumen de la esfera

perímetro del círculo superficie de la esfera


También tenemos una analogía de la biología actual:
zarcillos ojos

vides calamares
Pasamos ahora a dar un ejemplo de la forma de inferencia por ana-
logía que se puede establecer, con base en la proporcionalidad, que es el
siguiente: '

Premisa: Los cuadriláteros ABCD y EFGH son semejantes (y, por lo


tanto, sus ángulos son iguales y sus lados son respectivamente
proporcionales).
Premisa: El lado AB del cuadrilátero ABCD mide 9 unidades y el lado
EF que es su correspondiente en el cuadrilátero EFGH mide
3 unidades ( de tal manera que, la razón entre AB y E F es 3).
Premisa: El lado BC del cuadrilátero ABCD mide 12 unidades.
Conclusión: El lado FG, correspondiente a BC en el cuadrilátero EFGH,
mide 4 unidades (puesto que BC y FG se encuentran en la
misma razón que AB y EF o sea, 3).

En su significación general, la inferencia por analogía parte de una


relación entre ciertas propiedades de una clase de objetos, que corres-
ponde a otra relación (la cual puede ser igual, semejante o diferente) entre
propiedades de otra clase de objetos, para concluir que también puede exis-
tir correspondencia en otras relaciones con respecto a otras propiedades de
esas mismas clases. Cuando dos o más conjuntos tienen sendas relaciones
entre propiedades que se pueden hacer corresponder biunívocamente, enton-
ces son análogos, con respecto a esas relaciones ; y las relaciones mismas
constituyen una analogía entre dichos conjuntos. Entre dos conjuntos aná-
logos habrá, en general, más de una analogía. Por consiguiente, cuando se
ha logrado establecer una analogía entre dos conjuntos, es de conjeturar
que existan otras analogías. Cuando se han reconocido varias analogías
entre dos conjuntos, la inferencia por analogía estriba en suponer que
otras relaciones entre propiedades menos conocidas de esos conjuntos, tam-
bién son análogas. El grupo de analogías que ya han sido determinadas,
constituirá el grupo de analogías conocidas; y la totalidad de analogías,
determinadas o no, que vinculen a dos conjuntos, formará el grupo de analo-
gías existentes. Tal consideración mantiene siempre abierta la posibilidad
142 METODIZACióN
de descubrir nuevas analogías entre esos conjuntos. Entonces, la fórmula
general de la inferencia por analogía es la siguiente:
Si dos conjuntos son análogos, porque ya se tiene un grupo de ana-
logías conocidas entre ellos y, luego, se encuentra otra relación entre las
propiedades de los elementos de uno de esos conjuntos, entonces, se con-
sidera que posiblemente dicha relación pertenece al grupo de analogías
existente entre ambos conjuntos y, por consiguiente, se infiere que en
el otro conjunto existe una relación entre propiedades que corresponda
biunívocamente a la relación en cuestión:
Así, por ejemplo, podemos examinar la siguiente inferencia por analo-
gía:

Premisa: Los puntos y las rectas son análogos.


Premisa: Entre las relaciones análogas ya conocidas entre puntos y rec-
tas, tenemos las siguientes:
a) trazar una recta que pase por un punto, es una operación
análoga a la de marcar un punto sobre una recta;
b) determinar un punto por la intersección de dos rectas,
es una operación análoga a la determinación de una recta
uniendo dos puntos; Y,
c) dos puntos son idénticos cuando, y sólo cuando, sus coor-
denadas o sus ecuaciones se encuentran en dependencia li-
neal y, análogamente, dos rectas son idénticas cuando, y
sólo cuando, sus coordenadas o sus ecuaciones se encuen-
tran en dependencia lineal.

Premisa: Tres puntos son colineales cuando, y sólo cuando, sus coorde-
nadas o sus ecuaciones se encuentran en dependencia lineal.
Conclusión: Tres líneas son concurrentes cuando, y sólo cuando, sus coor-
denadas o sus ecuaciones se encuentran en dependencia lineal.

Otra ilustración la tenemos en el caso de la analogía existente entre el


paralelogramo rectangular y el paralelepípedo rectangular. Como es sabido,
el paralalogramo es una figura plana de cuatro lados tales que, por pa-
rejas de opuestos, son paralelos y de igual longitud y que, al ser rectángulo
como en este caso, tiene sus cuatro ángulos rectos. Por su parte, el para-
lelepípedo es una figura sólida con seis caras tales que, por parejas de
opuestas, son iguales y paralelas y que, al ser rectángulo como en este
caso, todos sus ángulos diedros son rectos. Pues bien, efectivamente, exis-
te una correspondencia biunívoca entre las relaciones de los lados del
paralelogramo y las relaciones de las caras del paralelepípedo. Cada uno de
los cuatro lados del paralelogramo es paralelo a otro lado y perpendicular a
los dos restantes; mientras que, cada una de las seis caras del paralele-
pípedo es paralela a otra cara y perpendicular a las cuatro restantes. Por
otra parte, los lados del paralelogramo forman cuatro parejas de lados adya-
centes y perpendiculares entre sí; en tanto que las aristas del paralelepí-
pedo forman ocho tríadas de aristas adyacentes y respectivamente perpen-
diculares. Entonces, con apoyo en esas analogías conocidas, se puede esta-
blecer la siguiente inferencia por analogía:

Premisa: El paralelogramo rectangular es análogo al paralelepípedo rec-


tangular.
ANALOGÍA 143
Premisa: Cada una de las dos diagonales del paralelogramo rectangular
es igual r. la raíz cuadrada de la suma de los cuadrados de los
dos lados adyacentes y perpendiculares entre sí ( en virtud
del Teorema de Pitágoras).
Conclusión: Cada una de las cuatro diagonales del parelepídedo rectangular
es igual a la raíz cuadrada de la suma de los cuadrados de
tres aristas adyacentes y respectivamente perpendiculares (que
viene a ser un análogo del Teorema de Pitágoras, para las
figuras sólidas).
La conclusión de una inferencia por analogía se establece siempre en el
nivel de la posibilidad. Por lo tanto, dicha conclusión es una hipótesis que
tendrá que ser sometida a la verificación de la experiencia y a la demos-
tración racional, mediante otros procedimientos. Por lo demás, la proba-
bilidad de que se pueda cumplir una conclusión obtenida por analogía, se
incrementará en razón directa con el aumento en el número de relaciones
análogas conocidas entr_e los conjuntos con los cuales se trabaje. También
aumentará esa probabilidad, cuando sea posible agregar otros conjuntos
análogos. En ese sentido, podemos examinar, por ejemplo, la siguiente in-
ferencia por analogía:
Premisa: Un triángulo es análogo a un segmento de recta.
Premisa: El centro de gravedad de un segmento de recta coincide con el
centro de gravedad de un sistema formado por dos partículas
materiales de masas iguales, colocadas en los extremos de di-
cho segmento.
Conclusión: El centro de gravedad de un triángulo coincide con el centro
de gravedad de un sistema formado por tres partículas ma-
teriales de masas iguales, situadas en los vértices de dicho
triángulo.
Pues bien, esa misma conclusión resultará más probable, si agregamos
otra figura análoga al segmento de recta y al triángulo como lo es el
tetraedro, esto es, una figura sólida con cuatro caras que, necesariamente,
son todas ellas triángulos. Además, podemos hacer un despliegue de otras
analogías existentes entre ellos. Desde luego, tenemos efectivamente que el
segmento de recta es la figura más simple que existe en una dimensión;
mientras que el triángulo es la figura cerrada con lados rectilíneos más sim-
ple que existe en el plano; y, por su parte, el tetraedro es la más simple de
las figuras existentes en el espacio, con caras planas. El segmento de recta
posee una dimensión y está limitado por dos elementos carentes de dimensión,
que son sus puntos extremos. El triángulo tiene dos dimensiones y está
limitado por tres elementos sin dimensión, que son sus vértices, I por tres
elementos de una dimensión, que son sus lados. Por su parte, el tetraedro
tiene tres dimensiones y se encuentra limitado por cuatro elementos sin
dimensión, que son sus vértices, por seis elementos de una dimensión, que
son sus aristas, y por cuatro elementos de dos dimensiones, que son sus
caras. En esas condiciones, podemos establecer otra inferencia por analogía
cuya conclusión tendrá una probalidad mayor, como es la siguiente:
Premisa: Un triángulo es análogo a un segmento de recta.
Premisa: Un tetraedro es análogo a un triángulo.
Premisa: La longitud de un segmento de recta es igual a la distancia
entre sus puntos extremos.
144 METODIZACIÓN
Premisa: El área de un triángulo es igual a la mitad del producto de
su base por la altura.
Conclusión: El volumen de un tetraedro es igual a un tercio del producto
del área de la base por la altura.

De manera semejante, podemos llevar más adelante la inferencia esta-


blecida antes, acerca del centro de gravedad del triángulo, utilizando esa
conclusión como premisa para determinar por analogía el centro de grave-
dad de un tetraedro, de la manera que sigue:

Premisa: Un triángulo es análogo a un segmento de recta.


Premisa: Un tetraedro es análogo a un triángulo.
Premisa: El centro de gravedad de un segmento de recta coincide con
el centro de gravedad de un sistema formado por dos partí-
culas materiales de masas iguales, colocadas en los extremos
de dicho segmento.
Premisa: El centro de gravedad de un triángulo coincide con el centro
de gravedad de un sistema formado por tres partículas ma-
teriales de masas iguales, situadas en los vértices de dicho
triángulo.
Conclusión: El centro de gravedad de un tetraedro coincide con el centro
de gravedad de un sistema formado por cuatro partículas ma-
teriales de masas iguales, colocadas en los vértices de dicho
tetraedro.
Por otro lado, cuando llegamos a determinar con precisión la ubicación
del centro de gravedad en el segmento de recta primero y, luego en el
triángulo, también podemos determinar la ubicación exacta del centro de
gravedad del tetraedro, mediante una inferencia por analogía, tal como se
muestra a continuación:
Premisa: Un triángulo es análogo a un segmento de recta.
Premisa: Un tetraedro es análogo a un triángulo.
Premisa: El centro de gravedad de un segmento de recta se encuentra
ubicado en el punto que divide la distancia entre sus dos
puntos extremos conforme a la razón: ...!_ , o sea, a la mitad de
1
esa distancia.
Premisa: El centro de gravedad de un triángulo está ubicado en el
punto que divide la distancia entre el vértice y el centro de
gravedad del lado opuesto, conforme a la razón: +,
a la tercera parte de esa distancia contada desde la base.
o sea,

Conclusión: El centro de gravedad de un tetraedro se encuentra situado


en el punto que divide la distancia compréndida entre cada
vértice y el centro de gravedad de la cara opuesta, conforme a
la razón: f , o sea, a la cuarta parte de esa distancia a
partir de la cara opuesta.

Entre las diversas propiedades que tiene la analogía, vamos a refe-


rirnos especialmente a aquellas que nos sirven para establecer inferen-
cias. Desde luego, la analogía e;; refle.riva, lo cual significa que todo con-
junto es análogo con respecto a sí mismo, o sea que, para cualquier conjun-
to S, se cumple la condición de que:
s ::s
ANALOGÍA 145
Con base en esa propiedad, se desprende otra igualmente importante,
como es la de que todo subconjunto es análogo a cualquiera otro subcon-
junto del mismo conjunto y, por supuesto, también es análogo al conjunto
al cual pertenece.
La analogía tiene la propiedad de ser simétl'ica, lo cual quiere decir que
si un conjunto es análogo a otro conjunto, entonces el segundo conjunto es
también análogo al primero, o sea que, si dos conjuntos cualesquiera S y T
son análogos, siempre se cumple la condición :
(S : : T) ~ (T : : S)
Aplicando esas propiedades de la analogía es como se desprende, riguro-
samente, la posibilidad de interpolar y de extrapolar en un conjunto,
con tal que sean conocidas algunas de las relaciones entre las propiedades
de sus elementos. En efecto, partiendo de las relaciones ya determinadas
entre las propiedades conocidas de los elementos de un conjunto, podemos
inferir que en los elementos desconocidos del mismo conjunto se cumplen
igualmente esas mismas relaciones, debido a que las partes desconocidas
del conjunto son análogas a la parte conocida. Entonces, si conocemos
los valores de las variables de una función para el caso de los elementos
conocidos, podemos emplear la misma función para calcular los valores de
las variables en cualesquiera otros casos, ya sea que se encuentren com-
prendidos dentro de los límites experimentados ( lo que constituye una in-
terpolación) o que estén fuera de dichos límites (lo cual es una extrapola-
ción). En cierto sentido, la inferencia inductiva por amplificación es un
caso particular de la inferencia por analogía, ya que la relación encontrada
para un grupo de miembros de la clase, es transladada por analogía al
conjunto total de los miembros de la misma clase, lo cual constituye justa-
mente la conclusión de ese tipo de inferencia. Algo semejante ocurre en
el caso de la inferencia inductiva por reconstrucción, puesto que los testi-
monios que se conservan de un acontecimiento pasado, por numerosos que
puedan ser, nunca son completos y, por lo tanto, es necesario suplir los
datos faltantes poi- medio de conclusiones inferidas por analogía.
Otra propiedad de la analogía es la transitividad por transferencia,
consistente concretamente en este caso en que, cuando un conjunto es aná-
logo a otro conjunto, a la vez que este segundo conjunto es análogo a un
tercero, entonces el primer conjunto y el tercero también son análogos, o
sea, que:
( (S : : T) (T : : U)) ~ (S : : U).
Esta propiedad de la analogía constituye el fundamento de la teoría de
los modelos. Ya que, como se sabe, los modelos que se utilizan en la inves-
tigación científica son representaciones análogas al conjunto original que
se está estudiando. Por lo tanto, el funcionamiento del modelo viene a ser
equivalente al funcionamiento del original, y recíprocamente; no obstante
que los elementos del modelo sean, en la mayoría de los casos, diferentes
a los elementos del conjunto original.
La analogía también tiene la propiedad de ser transitiva por equipara-
ción, lo cual significa concretamente aquí que, si dos conjuntos son aná-
logos a un tercer conjunto, respectivamente, entonces los dos primeros
conjuntos también son análogos entre sí, o sea, que:
((S : : W) (T : : W)) ~ (S T).
146 METODIZACIÓN

Pues bien, la conjugac10n de la. transitividad por transferencia con la


transitividad por equiparación, pone de manifiesto el carácter conservativo
de la analogía y permite extenderla de un conjunto a otros, de una ma-
nera ilimitada; claro está, siempre que se cumplan en cada caso las con-
diciones necesarias para que resulten ser análogos. Así el descubrimien-
to de que un cierto conjunto K es análogo a otro conjunto J; del cual ya
se sabe que es análogo a otro conjunto H, lleva a concluir que ese conjunto
K también es análogo al conjunto H. Igualmente, el descubrimiento de
que un conjunto M es análogo al conjunto K, cuando ya se sabe que
otro conjunto N es igualmente análogo a K, con<:!uce a la conclusión de
que M es análogo a N. De esa manera, la analogía permite establecer una
verdadera celosía de conjuntos análogos, que es susceptible de extenderse
en todos sentidos indefinidamente. En tales condiciones tenemos que, en-
tre los conjuntos análogos, cada uno de ellos resulta ser un modelo de
todos y cada uno de los otros conjuntos, inclusive de sí mismo.
Si dos conjuntos son análogos, entonces la existencia de una relación
entre las propiedades de los elementos del primer conjunto ( A, B, C, . . . ) ,
implica la· existencia de otra relación entre las propiedades de los elemen-
tos del segundo conjunto (X, Y, Z, ... ) , que es análoga a la primera, y re-
cíprocamente. La relación entre las propiedades de los elementos del se-
gundo conjunto puede ser la misma que la relación entre las propiedades
de los elementos del primer conjunto, pero no necesariamente. Esa pro-
pidad de isodinamia de la analogía, se expresa así :

Dicha propiedad se utiliza para establecer muchas de las inferencias


por analogía. En particular, en el caso de las inferencias inductivas por
reconstrucción, es frecuente el empleo de tal propiedad, para obtener las
conclusiones por analogía que se requieren.
La existencia de una relación entre las propiedades de los elementos de
un conjunto determinado (A, B, C, D, ... ) , implica la existencia de otra
relación análoga entre las propiedades de los elementos del mismo conjun-
to. Esa propiedad de involución, se expresa así :

(;) +--,>
(: :)
siendo posible que las propiedades relacionadas coincidan parcialmente,
o sea, que:

(:) ~
(: B )·
e ,
Esa propiedad es sumamente útil para descubrir' relaciones análogas a las
ya conocidas en un conjunto, con respecto a otras propiedades desconoci-
das o poco conocidas de los elementos del mismo conjunto. ·
La existencia de una relación entre las propiedades de los elementos
de un conjunto (A, B. . . K, L, . . . R, S ... ) , implica la existencia de
otra relación análoga entre las propiedades de los elementos de c:ida uno
de sus subconjuntos Tal cosa se puede expresar así:
ANALOGÍA 147
A K R F

B L s G
Esa propiedad de parcialidad se conjuga bien con la anterior, para coad-
yuvar a la búsqueda de relaciones análogas entre las propiedades de los
elementos de un mismo conjunto, a partir de las relaciones ya conocidas
entre propiedades.
Para ilustrar las maneras de utilizar las propiedades de la analogía
que acabamos de exponer, en el establecimiento de inferencias y la consi-
guiente obtención de conclusiones, vamos a trabajar con tres conjuntos,
que son: 1) .el conjunto de los números racionales; 2) el conjunto de los nú-
meros enteros; y, 3) el conjunto de los números naturales. Los números
racionales son todos aquellos que se pueden expresar por medio de una
razón, o sea, mediante una fracción que tenga como numerador a cualquier
número entero, positivo o negativo, y como denominador también' a
cualquier número entero, positivo o negativo ( el cual, por supuesto, puede
ser el mismo que el numerador). Por lo tanto, son números racionales to-
dos los números enteros y fraccionarios, positivos y negativos, incluyendo
el cero. Por otra parte, en el conjunto de los números enteros tenemos a
todos ellos, ya sean positivos o negativos. Y, en el conjunto de los números
naturales tenemos a los enteros positivos, o sea, a la serie: O, 1, 2, 3, 4, ...
En nuestro caso, vamos a representar a los números racionales por las
primeras letras del alfabeto, a los números enteros por las letras interme-
dias, y a los números naturales por las últimas letras. Entonces, los
'tres conjuntos quedarán expresados de la siguiente manera:
Racionales: (A, B, C, ... ),
Enteros: (K, L, M, ... ), y
Naturales: (R, S, T, ... ).
Como es fácil esclarecer, el conjunto de los Naturales está incluido como
subconjunto en los Enteros, a la vez que este último se encuentra incluido
como subconjunto en los Racionales. Por consiguiente, el conjunto de los
Naturales es también subconjunto de los Racionales. Y, por tales razones,
los tres conjuntos son análogos entre sí.
Partiremos de la suposición de que ya conocemos algunas de las re-
laciones entre las propiedades de los elementos del conjunto de los Racio-
nales, que se cumplen para 1a operación de adición, sieñdo ellas las que
siguen:
J La clausura: para cualesquiera A y B, existe la suma: A + B = F;
y F es también elemento de los Racionales.
II La conmutación: el orden de los sumandos no altera la suma, o sea:
A + B = B + A.
IIILa asocíatú>idad: la manera de asociar los sumandos no altera la su-
ma, es decir: A + (B + C) = (A + B) + C.
IV El elem.ento neutro: Existe un elemento neutro tal que, para todo A,
se cumple: A +
O = A. ·
V La operación inversa: para cualesquiera A y B, existe la operación
inversa a la suma: A - B = D; y D es también un elemento de los
Racionales. ·
En tal situación, consideremos ahora otra operación que es posible
ejecutar entre los Racionales, como es la multiplicación. Desde luego, ad-
vertimos que el resultado de esa operación, el producto, tiene que ser un
148 METODIZACIÓN

número racional, para que la operac10n sea universalmente posible. dentro


del conjunto. Y, el cumplimiento de e,;a condición, implica que para la
multiplicación se cumple la relación de clausura, por lo cual podemos ex-
presarla explícitamente:
1-::- La clrmsum: para cualesquiera A, y B, existe la multiplicación:
A • B = G; y G es también elemento de los Rr1cionales.
Como es fácil advertir, esa relación es análoga a la clausura de la adi-
ción entre los racionales. Entonces, con base en esa analogía, podemos con-
siderar que la adición y la multiplicación entre Roeion((les son operaciones
análogas y, por consiguiente, que es posible establecer sendas inferencias
que nos producen cómo conclusiones, las siguientes relaciones para la
multiplicación:
u-:, La conmutación: el orden de los factores no altera el producto, o
sea : A • B = B • A.
IJF La ((Sociatividad: la manera de asociar los factores no altera el
producto, es decir: A • ( B • C). = (A e B) • C.
IV·:·:· El elemento neutro: existe un elemento neutro tal que, para todo A,
se cumple: A • 1 = A.
v❖:- La opemción invel'so: para cualesquiera A y B, existe la operación
inversa a la multiplicación:
A
= E; y E es también elemento de los Racionales.
B
Como se sabe, las relaciones anteriores efectivamente se cumplen para la
multiplicación entre. los Racionales.
Ahora, con apoyo en la analogía existente entre los Enteros y los Ra-
cionffles, procederemos a establecer las inferencias correspondientes, para
obtener como conclusiones las relaciones análogas para la adición entre
los Enteros, que son:
p-:.;. La clausura : para cualesquiera K y L, existe la suma: K + L = P;
y P también es elemento de los Enteros.
u ❖:-·::- La conmutación: el orden de los sumandos no altera la suma, o sea:
K+ L = L+ K.
III"'❖ •:<• La ((Sociatividad: la manera de asociar los sumandos no altera la su-
+
ma, es decir: K + (L M) = (K + L) + M.
1v ❖:-.;.:- El elemento neutro: existe un elemento neutro tal que, para todo
K, se cumple: K +O= K.
y:❖-:.;. La operación inversa: para cualesquiera K y L, existe la operación
inversa a la suma: K - L = Q; y Q es también elemento de los
Enteros.
Las relaciones antes mencionadas se cumplen efectivamente para la adición
entre los Enteros.
Pasamos, entonces, a encontrar las relaciones correspondientes a la
multiplicación de los Enterns, basados en la analogía entre los Rricionales
y los Enterns, lo mismo que rn la analogía entre la adición y la multipli-
cación. Ejecutando las inferencias correspondientes, llegamos a las si-
guientes conclusiones:
r:··:❖··X· La clo.usum: para cualesquiera K y L, existe la multiplicación:
K • L = N; y N es también elemento de los Enterns.
n-x--x-.;.:- La conmutación: el orden de los factores no altera el producto,
o sea: K • L = L • K.
ANALOGÍA 149
np-:+-:-:- La asociatividad: la manera de asociar los factores no altera el
producto, es decir:
K • (L • M) = (K • L) • M.
IV;,-;:--::- El elemento neutrn: existe un elemento neutro tal que, para todo
K, se cumple: K • 1 = K.
Las cuatro relaciones anteriores se cumplen efectivamente para la multi-
plicación de los Enteros. Pero, si seguimos adelante con las inferencias
por analogía, encontramos que en este caso la operación inversa no se cum-
ple universalmente para los Enteros. De hecho, la operación: +
mente es posible cuando K es un múltiplo de L, incluyendo el caso en que:
sola-

K = L. Semejante resultado, el de haber obtenido una conclusión que


no se cumple, es ilustrativo de lo que puede ocurrir con una inferencia por
analogía. Por consiguiente, nunca debemos olvidar que la conclusión infe-
rida por analogía es solamente una hipótesis, que es indispensable com-
probar por medio de otro procedimiento, sin que nunca se pueda aceptar
sin rp.ás. '
Sigamos _adelante. Aprovechando ahora la analogía existente entre
los Naturales y los Enteros, podemos formular las inferencias correspon-
dientes para obtener las relaciones que se cumplen para la adición entre los
Naturales, cuyas conclusiones son:
F :: :: :: La clausura: para cualesquiera R y S, existe la suma: R +
S = U;
y U es también un elementos de los Naturales.
n-:-c ❖c ❖,-::- La conmutación: el orden de los sumandos no altera la suma,
o sea : R + S = S + R.
IIF··:<-·»-:-:- La asociatividad: la manera de asociar los sumandos no altera
la suma, es decir:
R + (S + T) = (R + S) + T.
IV;H:--:H> El elemento neutro: existe un elemento neutro tal que, para todo
R, se cumple: R + O = R.
Las cuatro relaciones antes dichas se cumplen efectivamente para la adi-
ción entre los Naturales. Sin embargo, continuando adelante con las infe-
rencias por analogía, encontramos que en este caso no se cumple universal-
mente la operación inversa. En realidad, la operación: R _: S, solamente
se puede ejecutar entre los Naturnles cuando el minuendo R es mayor o, al
menos, igual que el sustraendo S. Lo cual vuelve a ilustrarnos acerca de
que una hipótesis obtenida como conclusión de una inferencia por analogía,
puede resultar que no se cumpla al someterla a prueba.
Vamos ahora a establecer por analogía las relaciones correspondientes
a la multiplicación de los Naturales, con base en la analogía entre los
Enteros y, también, a la analogía entre la adición y la multiplicación de
Enteros. Ejecutando las inferencias respectivas, obtenemos las. conclusio-
nes siguientes:
F ::;: ::o: La clausurn: para cualesquiera R y S, existe la multiplicación:
R • S = W; y W es también elemento de los Naturales.
IF :: ::;: :: La conmutación: el orden de los factores no altera el producto,
o sea : R • S = S • R.
III·X·iHH:--:-:- La asociatividad: la manera de asociar los factores no altera el
producto, es decir:
R • (S • T) = (R • S) e T.
IV·»-:-:--x--:-H:- El elemento neutro: existe un elemento neutro tal que, para todo
R, se cumple: R • 1 = R.
150 METODIZACIÓN

E,;as cuatro relaciones se cumplen efectivamente para la multiplicación de


los Naturales. Como es sabido, la operación inversa de la multiplicación o
sea, la división, no existe universalmente para los Naturales.
Todavía examinaremos otra .relación existente en la multiplicación
de lo,; Enteros, que es la llamada regla ele lc;s signos para el resultado de
una operación de multiplicación. Dichas regla la podemos expresar de esta
manera:
VF·'·'" La regla de los signos: en toda multiplicación entre dos factores, si
los signos de dichos factores son iguales, entonces el producto tie-
ne signo positivo; y, si los signos de los factores son desiguales,
entonces el producto tiene signo negativo.
Como no es muy difícil de advertir, esa regla sirve también para un
número cualquiera de factores; ya que, en tal caso, es suficiente con ir
asociando por parejas los factores, para obtener finalmente el signo del
producto total.
Pues bien, considerando las conclusiones a las cuales hemos arribado
antes, podemos darnos cuenta de que, además de que los Enteros y los Na-
turnles son conjunto,; análogos, también son análogas las operaciones de
adición y de multiplicación entre los elementos de cada uno· de dichos
conjuntos, respectivamente. Por otra parte, podemos observar que los
signos positivo y negativo de los Enteros, son análogos a los caracteres
par e impar de los Naturales, o sea al hecho de que los números naturales
sean múltiplos de 2 o no lo sean. Entonces, con base en esas analogías Y
utilizando como premisa la regla de loB signos para la multiplicación de los
Enteros, podemos establecer una inferencia por analogía, que nos lleve
a formular como conclusión una· regla de paridad para la adición de los
Naturales. Dicha regla se puede expresar así:
VI*•x-;:--x- La regla de paridad: en toda suma entre dos sumandos, si am-
bos son pares o ambos son impares, entonces la suma es par; Y,
si uno de los sumandos es par y el otro es impar, entonces la
suma es impar.
Esta regla se cumple efectivamente para toda suma de los Natura.les.
Y no resulta muy difícil extender ,;u aplicación a un número cualquiera
de sumandos, haciendo asociaciones por parejas de. sumandos, hasta hallar
la suma total.
En cuanto a la paridad o la imparÍdad del producto de una multiplica-
ción de Naturales, también podemos establecer una regla ele paridad, con
el enunciado siguiente:
vr-x-,:- ❖HHé La regla de paridad: en toda multiplicación entre dos .factores, si
· ambos son pares o uno es par y el otro es impar, entonces el pro-
ducto es par; y, si ambos factores son impares, entonces el produc-
to es impar.
Sin embargo, esta· regla de prr ridad no se puede extender, retrotrayéndola
mediante una inferencia por analogía, como una regla de los signos para
la ,ldición de los Enteros. Nos encontramos, por lo tanto, ante otra ocasión
en donde la hipótesis que podríamos formular por analogía, no se cumple
en la realidad.

Con la,; inferencia,; anterioreR, eRperamoR haber mostrado bien la gran


fecundidad que tiene el razonamiento por analogía. Al propio tiempo, tam-
bién esperamos haber puesto en claro cómo es que las conclusiones obteni-
ANALOGÍA 151

das mediante la analogía, siempre son únicamente juicios posibles, esto es,
hipótesis; las cuales es indispensable someter a prueba, valiéndose de algún
otro procedimiento racional o experimental, antes de admitirlas como co-
nocimientos. Es cierto que esa es una característica general de todas las
conclusiones, independientemente del tipo de inferencia que se haya em-
pleado para obtenerlas. Pero, debemos insistir en que, en el caso de la
inferencia por analogía, debido precisamente a la riqueza y la variedad
de las conclusiones que sugiere, es necesario ser .muy estricto y cumplir,
en todas las ocasiones, con la condición de poner a prueba las conclusiones
logradas.
La analogía puede ser adoptada, inclusive, como método general para
el estudio de una disciplina entera. De esa manera, Huyg~ns utilizó la ana-
logía entre el sonido y la luz; Van't Hoff, la analogía entre los gases y los
cuerpos en solución; Maxwell,la analogía entre la luz y la oscilación de las
ondas electromagnéticas. Igualmente, para estudiar la forma en que se
transmiten los estímulos a través del sistema nervioso, se ha establecido
la hipótesis general de que dicha transmisión es análoga a la transmisión
de información en un sistema electrónico. De modo semejante, los proce-
sos cibernéticos han sido considerados como base para estudiar, por analo-
gía, ciertos procesos neurofisiológicos más complejos que la simple comu-
nicación de los estímulos. Por otra parte, en la física ha resultado suma-
mente fructuoso el establecimiento de analogías generales entre dos clases
diferentes de procesos, como sucede actualmente con los numerosos estudios
de hidrodinámica y, en general, de dinámica de los fluidos, que se efec-
túan tomando como base su analogía con los procesos electrodinámicos. En
fin, la medicina y la farmacología son disciplinas científicas en las cuales
el conocimiento avanza fundamentalmente con apoyo en la realización con-
tinua de inferencias por analogía.
La inferencia por analogía admite una amplísima variación en el
grado de rigor con que se puede ejecutar, según ya lo hemos visto. Por
esa característica, la inferencia por analogía resulta ser extraordinaria-
mente fecunda, con tal que se tenga siempre presente el grado de rigor
que ha sido factible o conveniente adoptar y, por ende, el grado de plau-
sibilidad que atañe a la conclusión. Ya que, en efecto, la conclusión puede
variar dentro de una amplia gama de posibilidades, que va desde ser una
mera conjetura hasta constituir una hipótesis sumamente probable. De to-
das maneras, la inferencia por analogía es una de las formas de pensar que
se adapta mejor a la fluidez, la amplitud y el ritmo que tiene la actividad
racional. Inclusive las correspondencias vagas, ambiguas, distantes, incom-
pletas o insuficientemente esclarecidas, pueden servir de base para esta-
blecer, o intentar al menos, inferencias por analogía. Y las conclusiones
inferidas de esa manera resultan útiles, con tal que sean consideradas
justamente de acuerdo con las condiciones y dentro del nivel en el cual
fueron establecidas. Más todavía, en todos aquellos casos en los cuales un
investigador científico logra anticipar la solución de un problema teó-
rico, adelantándose de ese modo a su demostración racional, o a su veri-
ficación experimental, lo que sucede es que ha sido capaz de realizar una
serie de inferencias por analogía, muchas veces con gran rapidez, conju-
gando en ellas sus· experiencias y conocimientos con la osadía de su inteli-
gencia y el poder creador de su imaginación. En consecuencia, lo que tan-
tas veces se ha dado en llamar con ese término indefinible que es la "in-
tuición", viene a ser simple y llanamente la ejecución venturosa de una .
cadena de inferencias por analogía.
Se imprimió el día 27 de
Abril de 1979 en los
talleres de Ediciones Sol,
Sánchez Colín 20, México
16, D. F., y terminado en los
talleres de ENCUADERNA-
CION SAGITARIO, S. A, Be-
nito Juárez 92-A, México
13,D. F.
Se imprimieron 3,000
ejemplares
BIOLOGÍA GENERAL. Bajovski y
Makarov
CURSO SUPERIOR DE ECONO-
MÍA POLÍTICA (2 vols.) ,
DERECHO INTERNACIONAL PU-
BLICO. Y. A. Korovin
DIAU[cncA DE LA FÍSICA. Eli
de Gortari
ELECTRICIDAD. Kalshnikov
ESBOZO DE IIISTORIA UNIVER-
SAL. Juan Brom
ÉTICA. A1olfo Sá!lchcz Vázquez
GFOLOGIA GENERAL. M. Cha-
r1gum
INICIACIÓN A LA LÓGICA. EH
de Gortari
INTRODUCCIÓN A LA ELEC-
TRICIDAD Y ÓPTICA. N. H.
Fr;mk
INTRODUCCIÓN A LA LÓGICA
DIALÉCTICA. Elide Gortari
I OGICA GENERAL Elide Gortari
METQDOLOGÍA; UNA DlSCU-
SION Y OTROS ENSA VOS SO-
BRE EL MÉTODO. Elide Gortari
PRINCIPIOS DE LA PSICOLOGÍA
GENERAL.~- L. Rubinstein
PSICOBIOLOGIA. Albe:rto L. Me-
ram
PSICOLOGÍA. Smimov, Leontiev y
otros
PSICOLOGÍA GENÉTICA. Alberto
L. Merani
PSIQUIATRÍA. I. F. Sluchevski.

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