1. Narra una aventura breve donde te hayan sucedido cosas extraordinarias.
2. ¿Estos hechos extraordinarios te desviaron de tu propósito? Cuéntalo.
3. ¿Puedes relacionar tu aventura con el título de la obra? Explica.
Homero: Poeta épico griego. Sus dos grandes poemas, La Iliada y La Odisea, son el
verdadero origen de la antigua literatura griega. Sobre su persona nada se sabe de
cierto. Se supone que era de origen Jónico y que vivió en el si- glo IX o en el siglo Vill
antes de Cristo. Todos los datos acerca de su vida son puramente legendarios, salvo,
quizá, el que asegura que era ciego. Además, puede suponerse que probablemente
tenía un origen más mo- desto que el de los nobles ante los cuales recitaba sus
poemas, ya que, en las numerosas comparaciones con que interrumpe y hace más
vividos sus relatos, describe muy a menudo la vida de la gente humilde, a la cual
parece que conoció muy bien.
Para los griegos se convirtió en el poeta nacional por excelencia. Sus poemas fueron
repetidos y divulgados por los rapsodas o recitadores profesionales de poesía épica,
que viajaban errantes o estaban agrega- dos a la casa o corte de algún personaje
principal. Homero fue llamado por Platón “el poeta educador de la Hélade”. Ha sido
admirado en todas las épocas, sobre todo por la vida intensa con que dibuja a sus
persona- jes, anima los caracteres y expresa los sentimientos y pasiones.
La tradición pinta a Homero ciego y anciano, recitando sus versos como un aedo
errabundo, algunos eruditos sostienen que no existió y que su obra es una
recopilación tradicional de muchos poetas, llevada a cabo en tiempos de Pisistrato.
Investiga más sobre la vida y obra de Homero.
A continuación te presentamos una breve referencia acerca de la primera obra de
Homero La lliada.
En La Iliada se narra el noveno año de la guerra de Troya, la cual dura diez años. El
tema central es la cólera de Aquiles, protagonista del poema, por el rapto de su
esposa Helena y la acción culminante es una disputa entre Aquiles y Agamenón.
Un día Agamenón despoja a Aquiles de su bella esclava Briseida. El héroe, indignado,
se retira a sus naves y se niega a combatir. Sin Aquiles las armas griegas van de
derrota en derrota; la situación se hace difícil. A ruego de algu- nos guerreros, Aquiles
accede a que su amigo Patroclo vuelva a la batalla revestido con sus armas. Los
troyanos huyen ante la presencia del que creen ser Aquiles, pero Héctor le sale al
paso y le da muerte. Ante el dolor que le provoca la muerte de su amigo, Aquiles
decide entrar en la lucha, mata a Héctor y hace que los caballos arrastren su cadáver
alrededor de la ciudad.
Aquiles: héroe griego, hijo de la diosa Tetis y Peleo. Al nacer, la diosa intentó hacerlo
inmortal, sumergiéndole en el río Estige. Durante la guerra de Troya fue muerto por
una lanza que le hirió en el talón, único” lugar donde podía ser mortalmente herido.
Agamenón: rey de Micenas. Jefe de los héroes griegos que sitiaron a Troya y uno de
sus más heroicos protagonistas.
Héctor: hijo de Príamo, rey de Troya y de Hécuba. El más valeroso héroe de los
troyanos. Dirigió el ataque contra el campamento griego.
Tomando como base esta reseña investiga acerca de La guerra de Troya. Comenta en
clase con tus compañeros lo que consultaste.
Visión general de La Odisea
La Odisea es el segundo poema de Homero. Se desarrolla en cuarenta días y tiene
veinticuatro rapsodias o cantos (12.110 hexámetros). Cuenta las aventuras que tuvo
Ulises (Odiseo), después de la guerra de Troya, cuando regresaba a su patria, Ítaca,
donde se reunió con su esposa Penélope y su hijo Telémaco.
Finalizada la guerra de Troya, los combatientes griegos retornan a sus hogares; Ulises
es el único que no ha podi do regresar. Se pierde en una larga peregrinación por
extrañas tierras que lo llevan hasta los confines del mundo. Una fabulosa serie de
aventuras, llenas de obstáculos y situaciones fantásticas se suceden como una
película (en la isla de los cíclopes, en la isla Eolia, entre los lotófagos, con la maga
Circe, con los monstruos marinos Escila y Caribdis, con la ninfa Calipso, en el Hades
donde moran las almas de los muertos).
Después de diez años de incontables peripecias Ulises logra llegar a la isla de Ítaca
donde se había extendido el rumor de su muerte y Penélope era asediada por una
multitud de pretendientes, quienes consumían y dilapidaban sus bienes. Ella siempre
fiel a la memoria de su esposo los entretenía con ardides y vagas respuestas. Ulises
regresa en el momento preciso para liberarla de su corte de pretendientes y tomar
posesión de sus bienes
Descubre los valores de “La Odisea”
Realiza la lectura comprensiva de la siguiente selección fragmentada de rapsodias.
RAPSODIA I
Concilio de los Dioses. Exhortación de Atenea a Telémaco
Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir
la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las
poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su
ánimo gran número de trabajos en su navegación por el Ponto, en cuanto
procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria. Más ni aun así
pudo librarlos, como deseaba, y todos perecieron por sus propias locuras.
¡lnsensatos! Comiéronse las vacas del Sol, hijo de Hiperión, el cual no les
permitió que les llegara el día del regreso. ¡Oh diosa hija de Zeus!, cuéntanos
aunque no sea más que una parte de tales cosas.
Ya en aquel tiempo los que habían podido escapar de una muerte horrorosa
estaban en sus hogares, salvos de los peligros de la guerra y del mar; y solamente
Odiseo, que tan gran necesidad sentía de restituirse a su patria y ver a su
consorte, hallábase detenido en hueca gruta por Calipso, la ninfa venerada, la
divina entre las deidades, que anhelaba tomarlo por es- poso. Con el transcurso
de los años llegó por fin la época en que los dioses habían decretado que
volviese a su patria, a Itaca, aunque no por eso debía poner fin a sus trabajos, ni
siquiera después de juntarse con los suyos. Y todos los dioses le compadecían, a
excepción de Poseidón, que permaneció constantemente irritado contra el
divinal Odiseo hasta que el héroe no arribó a su tierra. Mas entonces habíase ido
aquél al lejano pueblo de los etíopes -los cuales son los postreros de los
hombres y forman dos grupos, que habitan respectivamente hacia el ocaso y
hacia el orto de Hiperión para asistir a una hecatombe de toros y corderos.
Mientras aquél se deleitaba presenciando el festín, congregáronse las otras
deidades en el palacio de Zeus Olímpico. Y fue el primero en hablar el padre de
los hombres y de los dioses, porque en su ánimo tenía presente al ilustre Egisto,
a quien dio muerte el preclaro Orestes Agamenónida. Acordándose de él, dijo a
los inmortales estas palabras:
ZEUS. – Ioh, dioses! ¡De qué modo culpan los mortales a los númenes! Dicen que
las cosas malas les vienen de nosotros y son ellos quienes se atraen con sus
locuras infortunios no decretados por el destino. Así ocurrió con Egisto que,
oponiéndose a la voluntad del hado, casó con la mujer legítima del Atrida, y mató
a este cuando tornaba a su patria, no obstante que supo la terrible muerte que
padecería luego. Nosotros mismos le habíamos enviado a Hermes, el vigilante
Argifontes; con el fin de advertirle que no matase a aquél, ni pretendiera a su
esposa; pues Orestes Atrida tenía que tomar venganza no bien llegara a la
juventud y sintiese el deseo de volver a su tierra. Así se lo declaró Hermes; mas
no logró persuadirlo, con ser tan excelente el consejo, y ahora Egisto lo ha
pagado todo junto.
Referencias mitológicas:
Musas: cada una de las nueve deidades secundarias, hijas de Zeus y Mnemosina, que
presidían las artes liberales y las ciencias: Caliope, musa de la elocuencia y la poesía
Épica.
Hiperión: uno de los titanes, hijo de Urano y Gea y hermano de Poseidón; padre de
Helios, Selene y Eos.
Zeus: hijo de Cronos y Rea. Padre de los dioses y de los hombres, hermano de
Poseidón.
Calipso: ninfa marina, hija de Atlas y reina de Ogigia. Le dio dos hijos a Ulises y le
ofreció hacerlo in- mortal. Al partir Ulises, muere de tristeza.
Poseidón: soberano del mar, hijo de Cronos y de Rea. Su atributo era el tridente con el
que dirigía los fenómenos marinos.
Egisto: uno de los atridas, hijo incestuoso de Tieste con su hija Pelopia; mató a su tío
Atreo, rey de Micenas, y a Agamenón, después de seducir a su esposa, Clitemnestra;
fue muerto por Orestes.
Orestes: héroe de la leyenda griega, hijo de Agamenón y Clitemnestra. Su madre junto
con Egisto asesinó a Agamenón; Orestes pasados los años, les dio muerte, auxiliado
por su hermana Electra, después de lo cual fue perseguido por los Erinias.
Hermes: hijo de Zeus y de la ninfa de la Arcadia, Maia. Aún niño inventó la lira. Es el
mensajero particular y cómplice de las aventuras de Zeus.
Identifica el hecho que se anuncia al principio de la rapsodia.
Determina el conflicto que se plantea en la obra.
Señala la participación de los dioses en este fragmento.
Explica las impresiones que te causó esta lectura.
Invocación a las musas: Por lo maravilloso y extraordinario de su canto, el poeta
comienza con una invocación a las divinidades, para que lo iluminen en el desarrollo
de su rapsodia.
Respondióle Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
ATENEA. -¡Padre nuestro, Crónida, el más excelso de los que imperan! Aquél yace
en la tumba por haber padecido una muer te muy justificada. ¡Así perezca quien
obre de semejante modo! Pero se me parte el corazón a causa del prudente y
desgraciado Odiseo que, mucho tiempo ha, padece penas lejos de los suyos, en
una isla azotada por las olas, en el centro del mar, isla poblada de árboles, en la
cual tiene su mansión una diosa, la hija del terrible Atlante, de aquel que conoce
todas las profundidades del Ponto y sostiene las grandes columnas que separan
la tierra y el cielo. La hija de este dios retiene al infortunado y afligido Odiseo, no
cejando en su propósito de embelesarle con tiernas y seductoras palabras para
que olvide a Ítaca; mas Odiseo, que está deseoso de ver el humo de su país natal,
ya de morir siente anhelos. ¿Y a ti, Zeus Olímpico, no se te conmueve el corazón?
¿No te era grato Odiseo cuando sacrificaba junto a las naves de los argivos? ¿Por
qué así te has airado contra el, oh Zeus?
Contestóle Zeus, que amontona las nubes:
ZEUS. ¡Hija mía! ¡Qué palabras se te escaparon del cerco de los dientes! ¿Cómo
quieres que ponga en el olvido al divinal Odiseo, que por su inteligencia se señala
por sobre los demás mortales y siempre ofreció muchos sacrificios a los
inmortales dioses que poseen el anchuroso cielo? Pero Poseidon que cine la
tierra, le guarda vivo y constante rencor porque cegó al ciclope, al deiforme
Polifemo, que es el más fuerte de todos los cíclopes y nació de la ninfa Toosa, hija
de Forcis, que impera en el mar estéril, después que ésta se unió con Poseidón
en honda cueva. Desde entonces Poseidón, que sacude la tierra, si bien no
intenta matar a Odiseo, hace que vaya errante lejos de su patria. Mas iea!
tratemos todos nosotros de la vuelta del mismo y del modo como haya de llegar a
su patria, y Poseidon de pondrá la cólera, que no le fuera posible contender, solo
y contra la voluntad de los dioses, con los inmortales todos.
Referencias mitológicas:
Atenea: una de las principales divinidades del Olimpo griego. Nació, armada de
casco, lanza y escudo, de la cabeza de Zeus, que había devorado a su primera
esposa, Metis, cuando estaba encinta.
Atlante o Atlas: hijo de Zeus y Climena; fue el inventor de la esfera, y por esta razón
los poetas han supuesto que sostiene el mundo sobre sus hombros.
Ciclopes: gigantes que tenían un solo ojo situado en la frente, y se ocupaban en forjar
los rayos para Júpiter en la fragua de Vulcano bajo el monte Etna.
Señala la participación de los dioses en este fragmento.
Describe psicológicamente a Odiseo.
Extrae los epítetos con los que se identifican algunos personajes.
Emite tu opinión acerca del lenguaje que se utiliza en el texto.
Los dioses griegos: las deidades de la religión griega vinieron con las más diversas
influencias cultura les, tomaron características nuevas, rasgos originales, una muy
notable fue su humanización: los dioses adoptaron forma de hombres, tienen
sentimientos, pasiones y debilidades semejantes a las de los hombres; se dedican a
las obras magnas lo mismo que a la intriga y la lucha contra otros dioses; interfieren
en la vida de los hombres, los influyen en sus actos, los afilian a sus facciones. Los
dioses griegos evolucionan y cambian, tienen atribuciones amplias, pero el pueblo
les da cierta especialización.
Respondióle en seguida Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
ATENEA -¡Padre nuestro, Crónida, el más excelso de los que imperan! Si les place
a los bienaventurados dioses que el prudente Odiseo vuelva a su casa,
mandemos en seguida a Hermes, el mensajero Argifontes, a la isla Ogigia; y
manifieste cuanto antes a la ninfa de las hermosas trenzas la verdadera
resolución que hemos tomado sobre la vuelta del paciente Odiseo, para que el
héroe se ponga en camino. Yo, en tanto, yéndome a Ítaca, instigaré vivamente a
su hijo, y le infundiré valor en el pecho para que llame al ágora a los melenudos
aqueos y prohíba la entrada en su casa a todos los pretendientes, que de
continuo le degüellan muchísimas ovejas y flexipedes bueyes de retorcidos
cuernos. Y le llevaré después a Esparta y a la arenosa Pilos para que,
preguntando y viendo si puede adquirir noticias de su padre, consiga ganar
honrosa fama entre los hombres.
Dicho esto, calzóse los áureos divinos talares que la llevaban sobre el mar y
sobre la tierra inmensa con la rapidez del viento; y asió la lanza fornida, de aguda
punta de bronce, pesada, larga, robusta, con que la hija del prepotente padre
destruye filas enteras de héroes siempre que contra ellos monta en cólera.
Descendió presurosa de las cumbres del Olimpo y, en- caminándose al pueblo de
îtaca, detúvose en el vestíbulo de la morada de Odiseo, en el umbral que
precedía al patio; empuñaba la broncínea lanza y había tomado la figura de un
extranjero, de Mentes, rey de los tafios. Halló a los soberbios pretendientes, que
para recrear el ánimo jugaban a los dados en la puerta de la casa, sentados sobre
cueros de bueyes que ellos mismos habían degollado. Varios heraldos y
diligentes servidores escanciabánies vino y agua en las cráteras; y otros
limpiaban las mesas con esponjas de muchos ojos, colocábanlas en su sitio y
trinchaban carne en abundancia.
Actividad:
Establece la situación que se desarrollaba en el hogar de Odiseo en su ausencia.
Describe el personaje de Atenea.
Precisa el punto de vista del narrador.
Extrae algunos epítetos.
En el desarrollo del tema existen dos claras secciones que se integran perfectamente
PRIMERA SECCIÓN
Muestra:
El hogar de Odiseo con su esposa Penélope asediada de pretendientes.
El anhelo de Penélope por el regreso de Odiseo de quien duda si está vivo o muerto.
SEGUNDA SECCIÓN
A partir de la Rapsodia V se relata:
La serie de peripecias vividas por Odiseo.
La magnificación de Odiseo como héroe.
Fue el primero en advertir la presencia de la diosa el deiforme Telémaco, pues se
hallaba en el medio de los pretendientes con el corazón apesadumbrado, y tenía
el pensamiento fijo en su valeroso padre, por si, volviendo, dispersaba a aquéllos
por la casa y recuperaba la dignidad real y el dominio de sus riquezas. Tales
cosas meditaba, sentado con los pretendientes, cuando vio a Atenea. A la hora
fuese derecho al vestíbulo, muy indignado en su corazón de que un huésped
tuviera que esperar tanto tiempo a la puerta, asió por la mano a la diosa, tomóle
la broncínea lanza y, hablándole le dijo estas aladas palabras:
TELEMACO. -Salve, huésped! Entre nosotros has de recibir amistoso
acogimiento. Y después que hayas comido, nos dirás de qué estás necesitado.
Hablando así empezó a caminar y Palas Atenea le fue siguiendo. Ya entrados en
el interior del excelso palacio, Telémaco arrimó la lanza a una alta columna,
metiéndola en la pulimentada lancera, donde había muchas lanzas del paciente
Odiseo, hizo sentar a la diosa en un sillón, después de tender en el suelo linda
alfombra bordada y de colocar el cascabel para los pies, y acercó para sí una
labrada silla, poniéndolo todo aparte de los pretendientes para que al huésped
no le desplaciera la comida, molestado por el tumulto de aquellos varones
soberbios, y él a su vez, pudiera interrogarle sobre su padre ausente. Una esclava
les dio aguamanos, que traía en magnifico jarro de oro y vertió en fuente de plata,
y les puso delante una pulimentada mesa. La venerada despensera trájoles pan y
dejó en la mesa buen número de manjares, obsequiándoles con los que tenía
guardados. El trinchante sirvióles platos de carne de toda suertes y colocó a su
lado dureas copas. Y un heraldo se acercaba a menudo para escanciarles vino.
Ya, en esto, entraron los orgullosos pretendientes. Apenas se hubieron sentado
por orden en sillas y sillones, los heraldos diéronles aguamanos, las esclavas
amontonaron el pan en los canastillos, los mancebos coronaron de bebidas las
cráteras, y todos los comensales echaron mano a las viandas que les habían
servido. Satisfechas las ganas de comer y de beber, ocupăronles el pensamiento
otras cosas: el canto y el baile que son los ornamentos del convite. Un heraldo
puso la bellísima citara, en las manos de Femio, a quien obligaban a cantar ante
los pretendientes. Y mientras Femio comenzaba al son de la citara un hermoso
canto, Telémaco dijo estas razones a Atenea, la de los ojos de lechuza, después
de aproximar su cabeza a la deidad para que los demás no se enteraran:
TELEMACO. ¡Cara huésped! ¿Te enojarás conmigo por lo que voy a decirte? Estos
sólo se ocupan de cosas tales como la citara y el canto y nada les cuesta, pues
devoran impunemente la hacienda de otro, la de un varón cuyos blancos huesos
se pudren en el continente por la acción de la lluvia o los revuelven las olas en el
seno del mar. Si le vieran regresar a ftaca, todos preferirían tener los pies ligeros
a ser ricos de oro y de vestidos. Mas aquél ya murió, a causa de su aciago destino,
y ninguna esperanza nos resta, aunque alguno de los hombres terrestres afirme
que aún ha de volver: el día de su regreso no amanecerá jamás. Pero iea!, habla y
responde sinceramente: ¿Quién eres y de qué país procedes? ¿Dónde se hallan
tu ciudad y tus padres? ¿En qué linaje de embarcación llegaste? ¿Cómo los
marineros te trajeron a ítaca? ¿Quiénes se precian de ser? Pues no me figuro que
hayas venido andando. Dime también la verdad de esto para que me entere.
¿Vienes ahora por prime ra vez o has sido huésped de mi padre? Que son muchos
los que conocen nuestra casa, porque Odiseo acostumbraba visitar a los demás
hombres.
Describe la actitud de Telémaco ante la ausencia de su padre.
Señala algunos aspectos de las costumbres de la civilización griega.
Reconoce los registros del habla presentes en este fragmento.
Las descripciones de hombres y cosas son claras y bien detalladas. El estilo
homérico se caracteriza por representar los objetos exactamente definidos en sus
relaciones espaciales y temporales. El diálogo tiene un sentido oratorio, es lento y
amplio. Se enlaza mediante una frase: le dijo, dijo así, le contestó.
RAPSODIA V
La balsa de Odiseo
Así dijo. El mensajero Argifontes no fue desobediente; al punto ató a sus pies los
aureos divinos talares, que le llevaban sobre el mar y sobre la tierra inmensa con
la rapidez del viento, y tomó la vara con la cual adormece los ojos de los hombres
que quiere o despierta a los que duermen. Teniéndola en las manos, el poderoso
Argifontes emprendió el vuelo y, al legar a la Pieria, bajó del éter al Ponto y
comenzó a volar rápidamente sobre las olas, como la gaviota que, pescando
peces en los grandes senos del mar estéril, moja en el agua del mar sus tupidas
alas; tal parecía Hermes mientras volaba por encima del gran oleaje. Cuando
hubo arribado a aquella isla tan lejana, salió del violáceo Ponto, saltó a tierra,
prosiguió su camino hacia la vasta gruta donde moraba la ninfa de hermosas
trenzas, y hallóla dentro. Ardia en el hogar un fuerte fuego, y el olor del hendible
cedro y de la tuya, que en él se quemaban, difundíase por la isla hasta muy lejos;
mientras ella, cantando con voz hermosa, tejía en el interior con lanzadera de
oro. Rodeando la gruta, había crecido una verde selva de chopos, álamos y
cipreses olorosos, donde anidaban aves de luengas alas; búhos, gavilanes y
cornejas marinas, que se ocupaban de cosas del mar. Allí mismo, junto a la
honda cueva, extendíase una viña floreciente, cargada de uvas, y cuatro fuentes
manaban, muy cerca una de la otra, dejando correr en varias direcciones sus
aguas cristalinas. Velanse en contorno verdes y amenos prados de violetas y
apio; y, al llegar alli, hasta un inmortal se hubiese admirado, sintiendo que se le
alegraba el corazón. Detúvose El Argifontes a contemplar aquello; y después de
admirarlo, penetró en la ancha gruta, y fue conocido por Calipso, la divina entre
las diosas, desde que a ella se presentó que los dioses inmortales se reconocen
mutuamente aunque vivan aparta- dos; pero no halló al magnánimo Odiseo, que
estaba llorando en la ribera, donde tantas veces, consumiendo su ánimo con
lágrimas, suspiros y dolores, fijaba los ojos en el Ponto estéril y derramaba
copioso llanto. Y Calipso, la divina entre las diosas, hizo sentar a Hermes en el
espléndido y magnifico sitial, y preguntóle de esta suerte:
CALIPSO. -¿Por qué, loh Hermesl, el de durea vara, venerable y caro, vienes a mi
morada? Antes no solías frecuentarla. Di qué deseas, pues mi ánimo me impulsa
a ejecutarlo si de mi depende y ello es posible. Pero sígueme, a fin de que te
ofrezca los dones de la hospitalidad.
Habiendo hablado de semejante modo, la diosa púsole delante una mesa, que
habían llenado de ambrosía, y mezcló el rojo néctar. Allí bebió y comió el
mensajero Argifontes. Y cuando hubo cenado y repuesto su ánimo con la comida,
respondió a Calipso con estas palabras:
HERMES. Me preguntas, ¡oh diosa!, a mi, que soy dios, por qué he venido. Voy a
decírtelo con sinceridad, ya que así lo mandas. Zeus me ordenó que viniese, sin
que yo lo deseara: ¿quién pasaría de buen grado tanta agua salada que ni decirse
puede mayormente no habiendo por ahí ninguna ciudad en que los mortales
hagan sacrificio a los dioses y les inmolen selectas hecatombes? Mas no le es
posible a ningún dios ni traspasar ni dejar sin efecto la voluntad de Zeus, que
lleva la égida. Dice que está contigo un varón que es el más infortunado de
cuantos combatieron en la ciudad de Príamo durante nueve años y, en el décimo,
habiéndola destruido, tornaron a su casa; pero en la vuelta ofendieron a Atenea,
y la diosa hizo que se levantara un viento desfavorable e hinchadas olas. En ésta
hallaron la muerte sus esforzados compañeros; y a él trajéronle acá el viento y el
oleaje. Y Zeus te manda que a tal varón le permitas que se vaya cuanto antes;
porque no es destino morir lejos de los suyos, sino que la Parca tiene dispuesto
que los vuelva a ver, llegando a su casa de elevada techumbre y a su patria tierra.
Así dijo. Estremecióse Calipso, la divina entre las diosas, y respondió con estas
aladas palabras:
CALIPSO. Sois, ¡oh dioses!, malignos y celosos como nadie, pues sentís envidia
de las diosas que no se recatan en dormir con el hombre a quien han tomado por
esposo. (…) Y así también me tenéis envidia, ¡oh dioses!, porque está conmigo un
hombre mortal; a quien salvé cuando bogaba solo y montado en una quilla,
después que Zeus le hendió la nave, en medio del vinoso Ponto, arrojando contra
la misma el ardiente rayo. Allí acabaron la vida sus fuertes compañeros; mas a él
trajeronlo acá el viento y el oleaje. Y le acogí amigablemente, le mantuve y dijele
a menudo que le haría inmortal y libre de la vejez por siempre jamás. Pero ya que
no le es posible a ningún dios ni transgredir ni dejar sin efecto la voluntad de
Zeus, que lleva la égida, aquél por el mar estéril, si éste le incita y se lo manda;
que yo no le he de despedir pues no dispongo de naves provistas de remos, ni
puedo darle compañeros que le conduzcan por el ancho dorso del mar, aunque le
aconsejaré de muy buena voluntad, sin ocultarle nada, para que llegue sano y
salvo a su patria tierra.
Determina la situación emocional de Odiseo al no poder regresar a su hogar.
Identifica las razones de Calipso para retener a Odiseo.
Señala algunos aspectos religiosos de la civilización griega.
Extrae los recursos expresivos presentes en este fragmento.
El viaje es uno de los aspectos más importantes en esta historia de aventuras. A
través de él, el héroe se propone alcanzar sus metas: regresar a su hogar, reunirse con
su familia y tomar posesión de su reino. El hogar representa para Odiseo su espacio
ideal.
RAPSODIA XII
Las sirenas, Escila, Caribdis. Las vacas del Sol
Al poco rato de haber dejado atrás la isla de las sirenas, vi humo e ingentes olas y
percibí fuerte estruendo. Los míos amedrentados, hicieron volar los remos, que
cayeron con gran fragor en la corriente, y la nave se detuvo porque ya las manos
no batían los largos remos. A la hora anduve por la embarcación y amonesté a los
compañeros, acercándome a ellos y hablándoles con dulces palabras:
ODISEO. -¡Oh Amigos! No somos novatos en padecer desgracias y la que se nos
presenta no es mayor que la experimentada cuando el ciclope, valiéndose de su
poderosa fuerza, nos encerró en la encavada gruta.(..). “Así les dije, y
obedecieron sin tardanza mi mandato. No les hablé de Escila, azar inevitable,
para que los compañeros no dejaran de remar, escondiendose dentro del navío,
Olvidé entonces la penosa recomendación de Circe de que no me armase de
ningún modo y, poniéndome la magnifica armadura, tomé dos grandes lanzas y
subí al tablao de proa, lugar donde me esperaba ver primeramente a la pétrea
Escila, que iba a producir tal estrago en mis compañeros. Mas no pude verla en
lado alguno y mis ojos se cansaron de mirar a todas partes registrando la oscura
peña. Pasábamos el estrecho llorando, pues a un lado estaba Escila y al otro la
divina Caribdis, que sorbía de horrible manera la salobre agua del mar. Al
vomitarla dejaba oir sordo murmurio, revolvièndose toda como una caldera que
está sobre un gran fuego, y la espuma cala sobre las cumbres de ambos escollos.
Mas apenas sorbía la salobre agua del mar, mostrabase evitada interiormente, el
peñasco sonaba alrededor con espantoso ruido y en lo hondo se descubría la
tierra mezclada con cerúlea arena. El pálido temor se enseñoreó de los míos, y
mientras con- templábamos a Caribdis, temerosos de la muerte, Escila me
arrebató de la cóncava embarcación los seis compañeros que más sobresalían
por sus manos y por su fuerza. Cuando quise volver los ojos a la velera nave y a
los amigos, ya vi en el aire los pies y las manos de los que eran arrebatados a to
alto y me llamaban con el corazón afligido, pronunciando mi nombre por la vez
postrera. De la manera que el pescador, al echar desde un promontorio el cebo a
los pececillos valiéndose de la luenga caña, arroja al Ponto el cuerno de un toro
montaraz y, así que coje un pez, lo saca palpitante, de esta suerte, mis
compañeros, palpitantes también eran llevados a la roca y allí, en la entrada de
la cueva, devorábalos Escila mientras gritaban y me tendían los brazos en
aquella lucha terrible. De todo lo que padecí, peregrinando por el mar, fue este
espectáculo el más lastimoso que vieron mis ojos.
Referencias mitológicas:
Escila y Caribdis: nombre con que designa la mitología griega a dos monstruos
malignos del sexo fe- menino que habitaban a ambos lados de un estrecho marítimo.
Caribdis habitaba bajo una roca, y tres veces por día aspiraba en un remolino todo lo
que se encontraba cerca de ella en la superficie del mar. Escila, que originalmente
era una ninfa, fue convertida por la hechicera Circe, durante un ataque de celos en un
monstruo de seis cabezas.
En épocas recientes se ha identificado la leyenda de estos monstruos con los
torbellinos y los peligrosos arrecifes del estrecho de Mesina.
Destaca las características que magnifican la figura de Odiseo.
Resalta algún aspecto de la personalidad del personaje principal. Determina la
situación heroica que se plantea en esta aventura.
Los héroes son personajes intermedios entre el hombre y los dioses. Están ligados a
las principales actividades de los hombres, a la vida cívica o a la guerra, tienen
poderes sobrehumanos, pueden cometer muy variadas proezas o perversidades. Son
fundadores de ciudades o inventores, son ejemplo para la juventud de las familias
nobles. Los actos del héroe están mas allá de lo humano, llenos de prodigio desde el
nacimiento, educados por los dioses, son autores de hazañas y viajes
espectaculares, conviven con monstruos, son auténticos protagonistas del mito.
RAPSODIA XIII
Partida de Odiseo del país de los Feacios y su llegada a Ítaca
Cuando así hubo hablado, la deidad disipó la nube, apareció el país, y el paciente
divinal Odiseo se alegró, holgándose de su tierra, y besó el fértil suelo. Y acto
continuo oró a las ninfas, con las manos levantadas:
ODISEO. ¡Ninfas náyades, hijas de Zeus! Ya me figuraba que no os vería más.
Ahora os saludo con tiernos votos y os haremos ofrendas, como antes, si la hija
de Zeus, la que impera en las batallas, permite benévola que yo viva y vea crecer
a mi hijo.
Díjole entonces Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
ATENEA -Cobra ánimo y eso no te de cuidado. Pero metamos ahora mismo las
riquezas en lo más hondo del divino antro a fin de que las tengas seguras, y
deliberemos para que todo se haga de la mejor manera.
Cuando así hubo hablado, penetró la diosa en la sombría cueva y fue en busca de
los escondrijos, y Odiseo le fue llevando todas las cosas -el oro, el duro bronce y
las vestiduras bien hechas que le habían regalado los feacios. Así que estuvieron
colocados del modo más conveniente, Atenea, hija de Zeus que lleva la égida,
cerró la entrada con una piedra.
Sentáronse después en las raíces del sagrado olivo y deliberaron acerca del
exterminio de los orgullosos pretendientes. Atenea, la deidad de los ojos de
lechuza, fue quien rompió el silencio pronunciando estas palabras:
ATENEA. -iLaertíada, del linaje de Zeus! ¡Odiseo, fe- cundo en ardides! Piensa
cómo pondrás las manos en los desvergonzados pretendientes, que tres años ha
mandan en tu palacio y solicitan a tu divinal consorte, a la que ofrecen regalos de
boda, mas ella, suspirando en su animo por tu regreso, si bien a todos les da
esperanzas y a cada uno le hace promesas, enviándoles mensajes, revuelve en
su espíritu muy distintos pensamientos.
El ingenioso Odiseo le respondió diciendo:
ODISEO. -10h númenes! Sin duda iba a perecer en el palacio con el mismo hado
funesto de Agamenón Atrida, si tú, ¡oh diosa!, no me hubieses instruido
conveniente mente acerca de estas cosas. Mas ieal, traza un plan para que los
castigue y ponte a mi lado, infundiéndome fortaleza y audacia, como en aquel
tiempo en que destruíamos las lucientes almenas de Troya. Si con el mismo
ardor de entonces me acompañases, ¡oh deidad de ojos de lechuza!, yo
combatiría contra trescientos hombres, pero con tu ayuda, venerada diosa,
siempre que benévola me socorrieres.
Contestóle Atenea, la deidad de ojos de lechuza:
ATENEA. Te asistiré ciertamente, sin que me pases inadvertido cuando en tales
cosas nos ocupemos, y creo que alguno de los pretendientes que te devoran tus
bienes manchará con su sangre y sus sesos el extensísimo pavimento. Mas leal
voy a hacerle incognoscible para todos los mortales: arrugaré el hermoso cutis
de tus ágiles miembros, raeré de tu cabeza los blondos cabellos, te pondré unos
andrajos que causen horror al que te vea y haré sarnosos tus ojos, antes tan
lindos, para que les parezcas despreciables a todos los pretendientes y a la
esposa y al hijo que dejaste en tu palacio. Llégate primero al porquerizo, al
guardión de tus puercos, que te quiere bien y adora a tu hijo y a la prudente
Penélope. Lo hallarás sentado entre los puercos, los cuales pacen junto a la roca
del cuervo, y bebiendo aguas turbias, cosas ambas que hacen crecer en ellos la
floreciente grosura. Quédate alli de asiento e interrógale sobre cuanto deseares,
mientras yo voy a Esparta, la de hermosas mujeres, y llamo a Telémaco, tu hijo,
¡oh Odiseo!, que se fue junto a Menelao, en la vasta Lacedemonia, para saber por
la fama si aún estabas vivo en alguna parte.
Referencias mitológicas:
Ninfas: deidades menores perseguidas por los sátiros, las ninfas no son perezosas
para corresponder, además de ello raptan a muchachos jóvenes que van a las fuentes
y los bosques.
Menelao: héroe legendario griego, uno de los principales personajes de La Iliada. Hijo
de Atreo, rey de Micenas, hermano de Agamenón y esposo de Helena.
Menciona la actitud asumida por Odiseo al llegar a su tierra.
Destaca los aspectos más importante de la conversación sostenida entre Odiseo y
Atenea.
Señala lo que aconseja Atenea a Odiseo.
RAPSODIA XIX
Coloquio de Odiseo y Penélope. El lavatorio o reconocimiento de Odiseo por Euriclea
Entonces rompió el silencio la discreta Penélope, hablando de esta suerte:
PENELOPE- ¡Forastero! Ante todas las cosas quiero hacerte yo misma estas
preguntas: ¿Quién eres y de qué país procedes? ¿Dónde se hallan tu ciudad y tus
padres?
Respondióle el ingenioso Odiseo:
ODISEO. -10h mujer! Ninguno de los mortales de la vasta tierra podría censurarte,
pues tu gloria llega hasta el anchuroso cielo como la de un rey eximio y temeroso
de los dioses, que impera sobre muchos y esforzados hombres, hace que triunfe
la justicia, y al amparo de su buen gobierno la negra tierra produce trigo y cebada,
los árboles se cargan de fruta, las ovejas paren hijuelos robustos, el mar da
peces y son dichosos los pueblos que le están sometidos. Más ahora que nos
halla- mas en tu casa, hazme otras preguntas, y no te empeñes en averiguar mi
linaje, ni mi patria: no sea que con la memoria acrecientes los pesares de mi
corazón, pues he sido muy desgraciado. Y tampoco conviene que en casa ajena
esté llorando y lamentándome, por que es muy malo afligirse siempre y sin
descanso: no fuera que alguna de las esclavas se enojara conmigo, o tu misma, y
dijerais que derramo lágrimas porque el vino me perturbó el entendimiento.
Contestőle enseguida la discreta Penélope:
PENELOPE -Forastero! Mis gracias-la belleza y la gala de mi cuerpo destruyeronlo
los inmortales cuando los argivos partieron para llión y se fue con ellos mi
esposo Odiseo. Si éste, volviendo, cuidara de mi vida, mayor y más hermosa
fuera mi gloria; pues estoy angustiada por tantos males como me envió algún
dios. Cuantos próceres mandan en las islas, en Duluquio, en Same y la Selvosa
Zacinto, y cuantos viven en la propia Ítaca, que se ve de lejos, me pretenden
contra mi voluntad y arruinan la casa. Por esto no me curo de los huéspedes, ni
de los suplicantes, ni de los heraldos, que son ministros públicas; sino que,
padeciendo soledad de Odiseo, se me consume el ánimo. Ellos me dan prisa a
que me case, y yo tramo en- gañas. Primeramente sugirióme un dios que me
pusiese a tejer en el palacio una gran tela sutil e interminable, y entonces les
hablé de este modo: “¡Jóvenes! pretendientes míos! Ya que ha muerto el divino
Odiseo, aguardad, para instar a mis bodas, que acabe este lienzo-no sea que se
me pierdan inútilmente los hilos- a fin de que tenga sudario el héroe Laertes
cuando le sorprenda la Parca fatal de la aterradora muerte. ¡No se me vaya a
indignar alguno de los aqueos del pueblo si ve enterrar sin mortaja a un hombre
que ha poseído tantos bienes!”. Así les dije y su ánimo generoso se dejó
persuadir. Desde aquel instante, pasábame el día labrando la gran tela, y por la
noche, tan luego como me alumbraba con las antorchas, deshacía lo tejido. De
esta suerte logré ocultar el engaño y que mis palabras fueran creídas por los
aqueos durante un trienio; mas así que vino el cuarto año y volvieron a sucederse
las estaciones, después de transcurrir los meses y pasar muchos días, entonces
las perras de mis esclavas, que de nada se cuidan, vinieron a sorprenderme y me
reprendieron con sus palabras. Así fue como, mal de mi grado, me vi en la
necesidad de acabar mi tela. Ahora ni me es posible evitar las bodas, ni hallo
ningún otro consejo que me valga.
Referencias mitológicas:
Laertes: rey de Ítaca; según la mitología griega nieto de Zeus y padre de Ulises, fue
uno de los argonautas.
Identifica las características físicas y psicológicas de Penélope.
• Señala la manera como Penélope logra evadir a sus pretendientes.
Distingue las categorías sociales de la Grecia preclásica.