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Desarrollo Integral y Doctrina Social

sobre el desarrollo integral humano

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Oscar Lazo
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El Desarrollo Integral Humano

El Desarrollo Integral no se agota en actividades de asistencia o educación, sino que manifiesta


toda su propia capacidad de servicio a la promoción del hombre y la fraternidad universal cuando
puede contar con un régimen de libertad.
La Caritas in veritate sigue afirmando: «El auténtico desarrollo del hombre concierne de manera
unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones».
Este desarrollo exige además una visión trascendente de la persona, necesita a Dios: sin Él, o se
niega el desarrollo, o se le deja únicamente en manos del hombre, que cede a la presunción de la
auto-salvación y termina por promover un desarrollo deshumanizado.
Principios de la doctrina social de la iglesia
Respetar la persona humana

La persona humana ha sido creada por Dios amada y salvada en Jesucristo y se realiza
entretejiendo múltiples relaciones de amor, de justicia y de solidaridad con las demás personas,
mientras va desarrollando su multiforme actividad en el mundo.

Promover la familia

La familia se presenta como espacio de comunión, tan necesaria en una sociedad, cada vez más
individualista, que debe desarrollarse como una auténtica comunidad de personas, gracias al
incesante dinamismo del amor, dimensión fundamental de la experiencia humana, cuyo lugar
privilegiado para manifestarse es precisamente la familia.

Proteger los derechos patrimoniales

La doctrina social de la Iglesia desde la Rerum Novarum (1891) del Papa León XIII hasta la
encíclica Centesimus Annus (1991) del Papa Juan Pablo II ha defendido el derecho a la
propiedad privada contra la afirmación de que el estado debería ser el dueño de todas las cosas.
Aún mucho antes, Santo Tomás de Aquino, cuyos escritos son de central importancia para
comprender los cimientos de la doctrina social de la Iglesia, dio tres motivos por los que la
propiedad privada es esencial para la prosperidad humana

Trabajar para el bien común.

El Papa Juan XXIII definió el bien común como "el conjunto de aquellas condiciones de la vida
social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente
su propia perfección" (Pacem in Terri 55). Este bien es común porque sólo juntos como
comunidad, y no simplemente como individuos aislados, es posible que disfrutemos, alcancemos
y propaguemos este bien. Todas las personas están obligadas a trabajar en pos de hacer que el
bien común sea una realidad cada vez más importante.

Observar el principio de subsidiariedad

La subsidiaridad en sentido positivo, entendida como ayuda económica, institucional legislativa,


ofrecida a las entidades sociales más pequeñas, corresponde una serie de implicaciones negativas
que imponen al estado abstenerse de cuando restringiría de hecho, el espacio vital de las células
menores y esenciales de la sociedad. Su iniciativa, libertad y responsabilidad, no deben ser
suplantadas.

Respetar el trabajo y al trabajador


El trabajo es un derecho fundamental y un bien para el hombre, un bien útil digno de él, porque
es idóneo para expresar y acrecentar la dignidad humana. La iglesia enseña el valor del trabajo no
sólo porque es siempre persona, sino también por el carácter de necesidad. El trabajo es
necesario para formar y mantener una familia. La consideración de las implicaciones morales que
la cuestión del trabajo comporta en la vida social, lleva a la Iglesia a indicar la desocupación como
una “verdadera calamidad”, sobre todo en relación con las jóvenes generaciones.

Buscar paz y ocuparse de los pobres.

La promoción de la paz en el mundo es parte integrante de la misión con la que la iglesia prosigue
la obra redentora de Cristo sobre la tierra. La promoción de la verdadera paz es una expresión de
la fe cristiana en el amor que Dios nutre por cada ser humano.

La pobreza manifiesta un dramático problema de justicia: la pobreza, en sus diversas formas y


consecuencias, se caracteriza por un crecimiento desigual y no reconoce a cada pueblo el “igual
derecho a sentarse a la mesa del banquete común”. Esta pobreza hace imposible la realización
de aquel humanismo pleno que la iglesia auspicia y propone, a fin de que las personas y los
pueblos puedan “ser más” y vivir en “condiciones más humanas”

PASTORAL AMBIENTAL: ¿CUÁL ES SU LUGAR Y SU FUNCION?

La pastoral ambiental podría ser una pastoral que recorre todos los otros campos, como un eje
transversal incorporado a las demás:

En la catequesis, la formación bíblica y teológica fundamental puede profundizarse en la Teología


de la Creación, la Teología de la Tierra y las enseñanzas que sobre el uso de los bienes proponen
los profetas y los evangelios, así como profundizar en las metáforas de la naturaleza de las que
Jesús se vale para anunciar el Reino de Dios.

URGENCIA DE LA PASTORAL AMBIENTAL HOY

La Internacionalización de la Economía y la Externalización de los Costos Ambientales, y, la


Emergencia de una Conciencia Ambiental Global (Transnacionalización de la Minería y el
ecologismo).
La Descentralización y Regionalización y Mayores Exigencias de Participación Ciudadana en la
Solución de los Problemas Ambientales y Sociales a Niveles Regional y Local.
Las Iglesias locales pueden participar en los diversos espacios de participación ciudadana abiertos
por la reforma del Estado aportando un interés y compromiso específico por la defensa y
protección ambiental.

Insostenibilidad de los actuales lineamientos de política económica que no respeten


consideraciones ambientales e insostenibilidad de los actuales patrones de consumo colectivo o
individual.

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