LA SILLA VACÍA
Buenos días queridos hermanos, el Señor les
bendiga de manera abundante y sobrenatural.
De pie por favor, cierra tus ojos y clamemos al
Señor:
Padre Amado, te pido que hoy no sea un día
más, que esta sea una mañana maravillosa en
donde nos impartas por medio del Espíritu
Santo, una Palabra poderosa que se derrame
en la vida de cada uno de los presentes,
dejando plantado un testimonio en unos y una
experiencia en otros que pueda ser
compartida con los que no pudieron venir; que
seas tú mi Señor quien tome el control
absoluto de este servicio, así lo creo en el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
de Dios. ¡Amén!
TESTIMONIO
El domingo 16 de abril al llegar al servicio dominical,
escuché una sublime voz que me dijo “LA SILLA
VACÍA”, le pedí a Camila el favor de conseguirme
un lápiz, y al traerlo anoté la frase que escuché.
Camila leyó lo que escribí, y entre su picardía e
inocencia me dijo: ¡hermano y para eso era!
Guardé el papelito y al término del servicio le
mostré a la hermana Elimar, como buscando
respuesta, a lo que llegó a mis oídos.
En días posteriores realicé un ayuno intermitente de
3 días, y el Señor comenzó a tratar conmigo en
cuanto a la frase de aquel domingo 16 de abril.
Colocó el Señor en mi memoria, en primer lugar a
mi abuelita Emiliana; seguidamente a mi cuñado
Rafael Ortega “Chicho” y por último, y casi al final
de todo esto, me hizo dar cuenta del porqué de la
silla que yo mantengo en mi habitación, para que se
convirtiera todo esto, en un testimonio que certifica
que Dios es real y que tiene poder para transformar.
Luego de la partida de mi abuelo Ángel Parra a su
encuentro con Dios, mi abuelita con 8 décadas a
cuesta, pudo resistir la partida de 4 hijos, 4 de sus
hermanos y un nieto de los más toñecos; ella
estando aun aquí en su casa, comenzó a meter en
las noches para su habitación una vasinilla, una
silla, una malta y una galleta de soda, una pastilla
cafenol y una linterna.
Me supuse en alguna oportunidad el uso de todo; la
vasinilla como sustituta de la poseta, la silla para
sentarse por si no tenía sueño o ver televisión, la
malta y la galleta porque a las 12 de la noche
siempre le daba hambre, la pastilla para cualquier
dolor y la linterna porque en esa época también se
iba la luz.
Resulta que de todo eso, me pelé en una y fue lo de
la silla; porque el uso que ella le daba, me lo contó
ya en sus días postreros.
Al partir mi abuelo, ella comenzó a meter una silla
todas las noches a su habitación, y cuando al
tiempo le pregunté con extrañeza y curiosidad si era
que esa silla le recordaba a mi abuelo, me dijo: ¡No,
en esa silla todas las noches me acompaña
Cristo!
Mi abuela repitió eso, lo de meter la silla, por más
de 10 años que vivió sola, y cuando iba a quedarse
donde una hija en Guanare, era allí donde mi
cuñado Chicho aparecía en escena, para llevarle en
su camioneta una silla grande o poltrona hecha de
rattan que le habían regalado y en la que ella
dormía largas siestas.
Igual allá en casa de su hija, mandaba a meter la
nueva poltrona a la habitación y le acomodaba una
almohada para que Cristo estuviese cómodo, para
sus largas conversaciones con EL.
En esa poltrona repartía bendiciones y consejos a
cualquier nieto o hijo que llegaba, o contaba alguna
anécdota de su mocedad, o las travesuras de alguno
de sus siete hijos o de su tío el tal Indio Sulbarán,
que con el consentimiento del General Zamora
quemaba pueblos, entre ellos a Guanarito y cuando
uno le decía, pero abuelita ese era familia tuyo; ella
respondía: ¡Si, pero ese sinvergüenza era de los
Sulbarán virulentos!
Al partir a su encuentro con el Señor, la vieja silla y
la poltrona quedaron olvidadas en un rincón de la
vieja casona familiar y, de seguro esperando a
alguien que en las noches las coloque en la
habitación que siempre suele visitar el Señor.
Chicho, un joven íntegro y siempre presto a ayudar
a quien fuera, también alzó vuelo a ese encuentro
eterno con el Señor y tal vez jamás supo que esa
poltrona que llevó y trajo infinidades de veces, nada
más y nada menos servía para que nuestro Padre
Eterno entablara pláticas y acompañara a mi
abuelita.
Este testimonio ha llenado una gran parte de mi
corazón y es hasta hace poco que creo que
comencé a entender, por qué siempre yo mantengo
una silla en mi habitación.
Los que han ido a mi casa y entrado a mi habitación,
posiblemente hayan notado la presencia de una
silla; sí, allí está no sé desde cuándo, lo que sí sé
con todo esto, es que no solamente hay que tener la
silla en la habitación, sino que hay que dejar entrar
también a Cristo para que more en la vida de cada
uno de nosotros.
Es difícil - A veces no se entiende
Me conoces - Más que a mí mismo
Creer en algo - Que no veo
Yo sé que tu plan - Es perfecto
Hazme ver - Como tú me vez
Hazme entender - Y creer sin temer
Te suelto mis sueños
Te suelto mis deseos
Toma el control de mi vida
Tu plan anhelo más que el mío
Te suelto mis planes
Te suelto mis decisiones
Toma el control de mi vida
Tu plan anhelo más que el mío
TEXTO BIBLICO
Lucas 17:17, leo bajo autoridad del Padre, Hijo
y Espíritu Santo:
17
respondiendo Jesús, dijo: ¿no son diez los
que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde
están?
Hermanos, acabo de relatar un testimonio real, que
habla de la fidelidad de Dios para con todos los que
creemos en ÉL, para con todos los que permitimos
que entre en nuestras vidas.
Es esa fidelidad, que nos dice que Dios siempre está
dispuesto a sentarse en la silla para acompañarnos
y oírnos en todo momento.
El Sagrado instructivo de nuestras vidas dice que
Dios está con nosotros en todo momento, no
importan las circunstancias, porque EL es fiel y
siempre cumple lo que dice.
Esto es una verdad espiritual tremenda y cualquiera
que no tenga a Cristo en su corazón verá esto como
una locura, pero nosotros sabemos que Dios es real
y que en el mundo natural estas cosas NO son
posibles, pero SÍ son posibles en el mundo
sobrenatural.
Nuestro Dios es real y está con nosotros en todo
momento ¿Cuántos lo creen? Hoy, EL quiere
hablarte de una silla, pero no solamente de la silla
de la habitación, sino de ésta, de la silla que
tenemos aquí en la Iglesia.
Porque todos tenemos una silla en la Casa de Dios
que siempre espera por nosotros, ¿no es cierto,
hermanos?
¿Cuántas sillas vacías hay esta mañana en la
Casa de Dios?
Yo veo varias sillas vacías y a cualquier Iglesia que
tú vayas verás también sillas vacías a veces
muchas, o a veces pocas, pero siempre las hay.
Son sillas de personas que tienen un lugar en su
Iglesia, de personas a quienes el Señor ha llamado y
les ha dado un lugar en su Iglesia, una Iglesia que
EL ganó con su propia sangre preciosa y bendita,
pero por alguna razón, hoy esa silla está vacía.
Pregunto:
¿Cuántas veces un servidor de la Iglesia ha
puesto una y otra vez esa silla vacía que
nunca la ocupan?
¿Y cuántas veces el Señor ha estado
esperando a sus hijos en esa silla para hablar
con ellos?
Ciertamente el Señor está con todos y nunca nos
abandona, pero la Palabra dice algo que todos
necesitamos comprender en Juan capítulo 4 verso
23: “más la hora viene, y ahora es, cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en
espíritu y en verdad; porque también el Padre
tales adoradores busca que le adoren”
Esto se trata de estar cerca de Dios para adorar,
nunca lejos de Dios, pero si nuestra silla está vacía,
pues dejamos a Jesús esperando por nuestra
adoración.
La Palabra dice que Dios está buscando verdaderos
adoradores y nadie que se aleje de la Iglesia puede
ser un verdadero adorador, porque si no, Dios no
hubiese formado su Iglesia.
Así que Jesús está aquí esperando adoradores que le
alaben, ÉL está aquí esperando a que tú le adores.
¡Así que, ocupa tu silla!
En Lucas 17: 11-19 dice, 11 yendo Jesús a
Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. 12 y
al entrar en una aldea, le salieron al
encuentro diez hombres leprosos, los cuales
se pararon de lejos 13 y alzaron la voz,
diciendo: ¡Jesús, maestro, ten misericordia de
nosotros! 14 cuando El los vio, les dijo: id,
mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que
mientras iban, fueron limpiados. 15 entonces
uno de ellos, viendo que había sido sanado,
volvió, glorificando a Dios a gran voz, 16 y se
postró rostro en tierra a sus pies, dándole
gracias; y éste era
17
samaritano. respondiendo Jesús, dijo: ¿no
son diez los que fueron limpiados? Y los
nueve, ¿dónde están? 18 ¿no hubo quien
volviese y diese gloria a Dios sino este
extranjero? 19 y le dijo: levántate, vete; tu fe
te ha salvado.
Y los nueve, ¿dónde están?
Así le dijo Jesús al samaritano que volvió a ÉL para
adorarle y a darle gracias por haberlo limpiado.
Pregunto: ¿sigue sucediendo esto en la
actualidad?
¿Hay en la actualidad alguien que quiera darle
gloria a Dios?
¿A cuántos en esta casa, el Señor ha
prosperado o sanado de enfermedades y
tienen hoy su silla vacía en esta Iglesia?
¿Cuántos hermanos son como los nueve
leprosos que no volvieron para darle gloria
Dios?
¿Cuántas sillas vacías hay hoy aquí hermanos?
¿No son diez los que fueron limpiados? Y los
nueve, ¿dónde están?
Con toda razón Jesús dice en Juan 5:40: “Y no
queréis venir a mí para que tengáis vida”
El Señor sabía desde antes de la creación que
muchas personas no vendrían a Él para tener vida
en abundancia, el Señor sabía de los leprosos que
no iban a regresar a EL a darle gloria, el Señor sabía
desde siempre de las sillas vacías, de estas sillas.
Hoy que hemos venido a adorarle, el Señor está con
nosotros recibiendo nuestra adoración, porque hoy
tú y yo somos como el leproso que volvió a dar
gracias, y aquí estamos para darle gracias.
Pregunto nuevamente: ¿y los otros nueve dónde
están? ¿Por qué hay tantas sillas vacías esta
mañana en la casa de Dios?
Para el Pastor, para un líder, para un servidor
ningún asiento vacío pasa desapercibido, todo
hermano que no viene se nota, y si un hombre lo
puede notar, imagínate cuanto más nuestro Dios.
Pero hoy Papá nos pone en cuenta, que las sillas
vacías tienen un mensaje para cada uno de
nosotros.
Tienen un mensaje para el Pastor, para el Maestro,
para los líderes y para la congregación en general
por medio de la palabra de Dios.
¿Qué nos dice la silla vacía?
1.- La silla vacía nos dice que NO hemos traído
invitados a la Casa de Dios:
El Salmo 122 verso 1 dice, “yo me alegré con
los que me decían: A la casa de Jehová
iremos”
El Pastor siempre pregunta: ¿algún invitado,
algún amigo? Y quizás muchos decimos: ¿el
Pastor para que pregunta, no está viendo que
no hay nadie nuevo?; pero la pregunta es un
mensaje subliminal que Dios pone en boca del
Pastor para hacernos reaccionar que tenemos que
invitar personas, es para que nos demos cuenta que
si no hay invitados es porque no hay quien los
invite.
Muchas veces tras las cortinas, he escuchado decir
en esta Casa de Dios: ¡Hemos bajado la
asistencia! Pero muy poco he escuchado: ¿Qué
puedo hacer para que vengan más personas?
¿Cómo hago para que aumente la asistencia?
A diario me doy cuenta, como algunos que nos
hacemos llamar cristianos recomendamos por las
redes sociales ventas de comida, series de netflix,
viajes a la playa, la champions, ropa, los rústicos, la
política, el guerrerazo, etc., pero no recomendamos
la Casa de Dios. ¡No recomendamos a Cristo! ¿Y
Cristo pá cuándo?
No se moleste conmigo ¡Moléstese con Dios,
porque esta reflexión emana de su Palabra! Y
así la está haciendo saber hoy aquí.
¡Hermanos, Cristo es lo que el mundo
necesita, nuestros amigos también lo
necesitan! ¡Seamos un Influencer o youtuber
de Cristo!
No seamos mezquinos, ellos ya saben dónde hay
buena comida, buenas ofertas, buenos lugares para
visitar y cuando es la final de la Champions, si no lo
saben nada les pasa, pero si no conocen a Cristo,
¡lo pierden todo! ¡Hermanos, promocionemos
a Cristo!
Las Iglesias se acaban cuando los miembros no
comparten a Cristo, las sillas vacías junto a la
nuestra son un testigo mudo de nuestra indiferencia
en testificar de ÉL, se desmoronan como resultado
de no sacar a Cristo de las 4 paredes.
2.- La silla vacía nos dice que hemos tenido
algo más importante que hacer:
En Lucas 14 los versos 15 al 24; dicen:
15
Oyendo esto uno de los que estaban
sentados con él a la mesa, le dijo:
Bienaventurado el que coma pan en el reino
de Dios. 16 Entonces Jesús le dijo: Un hombre
hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 Y a
la hora de la cena envió a su siervo a decir a
los convidados: Venid, que ya todo está
preparado. 18 Y todos a una comenzaron a
excusarse. El primero dijo: He comprado una
hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que
me excuses. 19 Otro dijo: He comprado cinco
yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego
que me excuses. 20 Y otro dijo: Acabo de
casarme, y por tanto no puedo ir. 21 Vuelto el
siervo, hizo saber estas cosas a su señor.
Entonces enojado el padre de familia, dijo a su
siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de
la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos,
los cojos y los ciegos. 22 Y dijo el siervo: Señor,
se ha hecho como mandaste, y aún hay
lugar. 23 Dijo el señor al siervo: Ve por los
caminos y por los vallados, y fuérzalos a
entrar, para que se llene mi casa. 24 Porque os
digo que ninguno de aquellos hombres que
fueron convidados, gustará mi cena.
Cada vez que se abre la puerta de un Templo, Dios
ofrece un banquete para su pueblo, provee el
alimento al Pastor a través de su palabra para que
sustente a sus ovejas.
Pero muchos al igual que en esa Parábola de la
Gran Cena, tenemos algo mejor según nosotros,
que hacer, y la triste silla queda vacía.
Este mensaje va dirigido a los que pueden pero no
quieren o sea, YO, a los que tienen flojera espiritual
todo el tiempo o sea, YO, a los que aun teniendo
todos los medios para ser cristianos constantes en
su Iglesia ¡siempre tienen algo mejor que
hacer!
Hermanos, la silla vacía de un cristiano, literalmente
le dice al Señor: ¡no te necesito, yo puedo solo!
3.- La silla vacía nos dice que no quisimos
esperar el tiempo de Dios:
El Salmo 106 versículos 12 al 14, dice:
12
Entonces creyeron a sus palabras Y
cantaron su alabanza. 13 Bien pronto olvidaron
sus obras; No esperaron su consejo. 14 Se
entregaron a un deseo desordenado en el
desierto; Y tentaron a Dios en la soledad.
¿Hermanos, quien se queja porque la cosa
está buena?
Cuando estamos afligidos y necesitados, entonces
ahí si venimos a sentarnos en las sillas de la Iglesia.
¿Sí o no?
¡Cómo nos gozamos orando y alabando en
esas sillas!
Y no está mal hermano querido, ¡no lo tomes
como una crítica, tómalo como reflexión!
Pero cuando el tiempo pasa y las cosas no suceden
como queremos, cuando la sanidad no llega, el
carro no llega, vendemos pocas empanadas, cuando
el Pastor no nos ministra, poco a poco nos vamos
llenando de impaciencia, y ¡Nuestra silla se
queda vacía!
Cuando Dios puso a prueba nuestra paciencia, nos
apartamos, nos resentimos, y le damos la espalda
nuevamente al Señor.
Cada uno de nosotros tenemos es que decir: ¡esta
es mi silla hasta que Cristo venga, pase lo que
pase aquí voy a estar!
“Se fiel hasta la muerte y yo te daré la corona
de la vida” dice en Apocalipsis.
4.- La silla vacía nos dice a todos, incluyendo
Pastores, líderes y servidores que hay cosas
que mejorar:
Ezequiel 34:17-21, dice: 17 Mas en cuanto a
vosotras, ovejas mías, así ha dicho Jehová el
Señor: He aquí yo juzgo entre oveja y oveja,
entre carneros y machos cabríos. 18 ¿Os es
poco que comáis los buenos pastos, sino que
también holláis con vuestros pies lo que de
vuestros pastos queda; y que bebiendo las
aguas claras, enturbiáis además con vuestros
pies las que quedan? 19 Y mis ovejas comen lo
hollado de vuestros pies, y beben lo que con
vuestros pies habéis enturbiado.20 Por tanto,
así les dice Jehová el Señor: He aquí yo, yo
juzgaré entre la oveja engordada y la oveja
flaca, 21 por cuanto empujasteis con el costado
y con el hombro, y acorneasteis con vuestros
cuernos a todas las débiles, hasta que las
echasteis y las dispersasteis.
La silla vacía también es un motivo de reflexión para
todas las ovejas del rebaño y para el Pastor, muchas
veces con nuestras actitudes, nuestras palabras y
con las polémicas entre las ovejas gordas, pues sin
querer empujamos a las débiles fuera del rebaño.
¡No hermanos, así no se pesca anzueliao!
Hay personas que vienen de ser dañadas, que
vienen cansadas de ser maltratadas, cansadas de
chismes y de pleitos, y eso mismo vienen a
encontrar en la casa de Dios, y su silla queda vacía.
Cada uno de nosotros como parte del rebaño del
Señor tenemos que preguntarnos si nuestra actitud,
nuestro testimonio, nuestra vanidad, nuestro ego
estará afectando a nuestra Iglesia, y si deberíamos
hacer cambios en nosotros, en nuestra vida.
¡Respóndele al Señor!
5.- La silla vacía nos recuerda que Dios
siempre está esperando por nosotros:
Jeremías 4:1-2, dice: 1Si te volvieres, oh Israel,
dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de
delante de mí tus abominaciones, y no
anduvieres de acá para allá, 2 y jurares: Vive
Jehová, en verdad, en juicio y en justicia,
entonces las naciones serán benditas en él, y
en él se gloriarán.
Llevemos el mensaje a nuestros hermanos,
digámosle: ¡vuelve a tu Iglesia, tu silla está
esperándote! pero principalmente está tu Dios que
te dice: ¡Vuelve hijo mío, qué te he hecho yo!
El Señor te dice, que la silla siempre está lista para
que te sientes en ella, el que no vienes eres tú, tu
silla siempre está en el templo, ella conoce su
función.
¡Hermano, llena tú ese lugar y deja que Dios
llene tu corazón!
El lugar más solitario del mundo, es el corazón
humano cuando el amor de Cristo está
ausente.
Finalmente, fíjate si cerca de ti hay una silla vacía.
De haberla, busca la persona que debería estar ahí,
quizás esta desanimada, malograda, defraudada o
esperando un empujoncito y tú podrías hoy marcar
una diferencia para esa persona.
La silla vacía, anhela la espera a que tu hagas algo
por volverla a llenar, “Tú serás echado de
menos, porque tu asiento estará vacío.” 1
Samuel
Hermanos, no dejemos la silla vacía como
acostumbramos hacerlo algunos, sino animémonos
unos a otros a ocuparla, y con mayor razón ahora
que vemos que aquel día se acerca.
Por favor de pie
Querido hermano cierra tus ojos y oremos al Señor,
pidamos por esos hermanos que tienen su silla vacía
en este santo lugar, vamos a orar al Señor desde ahí
donde estás o si tú prefieres pasar ante el altar
sagrado y postrarte ante el Dios que salvó tu alma,
puedes hacerlo, ¡en el bendito nombre de Jesús!
Padre Amado, te pedimos por nuestros
hermanos que hoy están alejados de ti, si
Padre por ellos, porque tu Palabra dice que
separados de ti nada podemos hacer.
Te pedimos Señor todopoderoso, por todos
esos hermanos ausentes, para que regresen a
ocupar su silla vacía y para que ellos
volviendo, puedan alabarte y darte la gloria a
ti mi Dios.
Hoy declaro ante ti Padre Amado serte fiel,
llevar tu mensaje, buscar el hermano ausente,
servirte y honrarte, ser un cristiano a tiempo
completo, dar de lo que tengo a quien
necesite.
Hoy Señor mío, me confirma tu palabra que si
vale la pena servir a alguien necesitado de ti y
que podemos ser tu instrumento para
bendecir y salvar un hermano.
Señor, forja en mí, que al servir lo haga para
tu gloria y sin esperar recompensa del
hombre, sino solo de tu bendición.
Padre Altísimo, hazme entender que cualquier
trago amargo hoy, no me haga olvidar de la
dulzura que me ofreces en la vida eterna.
Recuérdame siempre que es importante
conocer a Jesús, pero aún más importante es
permanecer en EL.
AMÉN Y AMÉN.