º
2do año Profesorado
en Hi storia .
Historia Medieval .
Profesora:
Bustamante Valeria.
Integrantes :
Agu irre Rami ro.
Mart ínez Selena.
Teves C eleste .
Palacios Mirko.
Teves Santiago.
Paj ón Rolando.
González Dorita.
2024
El advenimiento de los Capeto
       El último monarca Carolingio Luis V falleció sin dejar herederos, entonces los señores
feudales eligieron rey de Francia al conde de la región de París, Hugo Capeto. A partir de esto, la
dinastía que anteriormente era electiva volvió a ser hereditaria y sus reyes reinaron sin interrupción
hasta el año 1328.
       El dominio real de Hugo Capeto no sobrepasó la zona de París por lo que sus sucesores
trataron de aumentar los dominios de la corona e imponer su autoridad a los señores feudales. La
iglesia fue la mayor fuerza que apoyó a los Capeto.
       Entre los monarcas podemos citar a Luis VII que extendió las fronteras al casarse con la
heredera de Aquitania, sin embargo, la corona perdió ese ducado al producirse la separación de los
cónyuges, empeoró cuando Leonor contrajo matrimonio con Enrique II Plantagenet, rey de
Inglaterra.
      La rivalidad entre los Plantagenet dueños de extensas posesiones en Francia y los Capeto
que querían dominar todo el territorio provocó en 1154 una guerra que duró más de cien años.
Felipe II
 Fue un soberano que para ensanchar sus dominios favoreció las discordias que agitaban a la
familia real inglesa. No obtuvo mayores resultados en sus luchas contra Enrique II y Ricardo
Corazón de León, pero logró su propósito con Juan sin Tierra.
Este monarca subió al trono usurpándoselo al príncipe Arturo que era el justo sucesor y a quién
mató a puñaladas. Felipe Augusto sostenía los derechos del príncipe y al enterarse del crimen citó
al asesino ante su tribunal, como Juan no concurrió fue declarado “felón” y condenado a la pérdida
de sus dominios en Francia. De tal manera, Felipe ocupó Normandía, Anjou y la Turena.
       Juan sin Tierra pretendió recuperar sus dominios, a los pocos años formó una coalición contra
Felipe Augusto en el cual entraron el emperador de Alemania Otón IV y algunos condes franceses.
El choque de las tropas se produjo al norte de Francia (actual Bélgica) y allí Felipe derrotó a sus
adversarios en el año 1214.
      Dedicado a la guerra contra los ingleses Felipe Augusto no tomó parte en la cuarta cruzada.
      Tras la muerte de Felipe Augusto ocupó el trono su hijo Luis VIII que reinó en el período de
1223 y 1226, desaparecido este monarca ciñó la corona su hijo Luis IX “el Santo”.
Luis IX “el Santo” (1226 - 1270)
       Luis IX de Francia, conocido como San Luis o Luis el Santo, recibió este apelativo debido a
su profunda piedad, justicia y dedicación a la fe cristiana, características que destacaron a lo largo
de su reinado y vida personal.
Su vida y actos piadosos le ganaron el respeto y la admiración de sus contemporáneos por lo que
en 1297, menos de 30 años después de su muerte, el Papa Bonifacio VIII lo canonizó,
reconociéndolo oficialmente como santo de la Iglesia Católica.
      Subió al trono de Francia a los doce años y hasta su mayoría de edad estuvo bajo la tutela
de su madre Blanca de Castilla y este se destacó por su piedad y justicia.
        Administró una justicia clemente, pero reprimió a los señores feudales, llegó a un acuerdo
con los Plantagenet y firmó con Enrique III un tratado por el cual devolvía al monarca inglés
territorios de Aquitania y Guyena, por su parte, la corona inglesa renunciaba a recuperar las
posesiones perdidas por Juan sin Tierra.
       Por su piedad, talento y habilidad diplomática elevó el trono de Francia a su mayor esplendor,
le sucedió su hijo Felipe III que reinó entre los años 1270 – 1285 quién luchó contra los aragoneses
para apoderarse del reino de Sicilia, luego ocupó dicho trono Felipe IV.
Felipe IV “El Hermoso” (1285 - 1314).
      Fue el tercer monarca importante de la dinastía Capeta, su gobierno extendió las fronteras y
el poderío de Francia. Él transformó la monarquía feudal en absoluta y acrecentó la autoridad real
por medo de impuestos y asambleas.
        Seguidamente en el transcurso de las luchas que tuvo contra el Papa Bonifacio VIII, Felipe
convocó asambleas periódicas con representantes de los tres estados de la nación que eran el
clero, la nobleza y la burguesía que después pasaron a recibir el nombre de estados generales.
      En el ámbito judicial reorganizó el tribunal llamado Parlamento.
      Felipe IV codiciaba las riquezas de la Orden religiosa-militar de los Templarios por lo cual
culpó a sus integrantes de diversos crímenes que no cometieron para poder apropiarse de esos
bienes, ante esto el pontífice Clemente V accedió a disolver la Orden, entonces el monarca se
apropió de los bienes y condenó a muerte a sus dirigentes injustamente.
       Prosiguiendo las luchas expansivas iniciadas por otros Capeto, Felipe tomó la Aquitania y
Eduardo I de Inglaterra anexó la región de Flandes y llegó con sus tropas hasta las proximidades
del Rin. La dinastía Capeta continuó con Luis X, Felipe V y se extinguió con Carlos IV.