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ANTIDIARREICOS

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ANTIDIARREICOS:

Clasificación de los fármacos antidiarreicos

Atendiendo a los mecanismos fundamentales de acción, los

fármacos antidiarreicos se clasifican en los siguientes grupos:

fármacos de acción intraluminal; fármacos que inhiben la motilidad

gastrointestinal; fármacos potenciadores de la absorción intestinal;

fármacos inhibidores de la secreción intestinal, y antiinfecciosos

específicos de agentes patógenos.

Fármacos de acción intraluminal

Son fármacos que ejercen su acción de modo localizado sobre el

lumen intestinal. Son fármacos muy experimentados y seguros, al

ser productos biológicamente inertes.

Adsorbentes. Los adsorbentes como el carbón activo o el tanato de

albúmina suelen ser recomendados como productos de primera

elección. Actúan mediante un proceso físico de adsorción,

captando las toxinas bacterianas presentes en el lumen intestinal,

evitando así su acción nociva sobre la mucosa. En general, tienen


poco efecto en la reducción de la cantidad de heces y frecuencia

de las deposiciones, pero sí afectan significativamente a su

consistencia. El carbón activado se utiliza principalmente para

evitar la absorción de productos tóxicos, incluidos algunos

fármacos; se debe instilar en el estómago, 5-10 g en 100 ml de

agua, o administrar hasta un máximo de 50 g por vía oral.

Las resinas de intercambio iónico del tipo de la colestiramina sirven

para fijar sales biliares y evitar su acción irritante en el colon, por

ejemplo, en el síndrome de post vagotomía o tras la resección del

íleon. Otros ejemplos son el caolín (silicato de aluminio hidratado),

el yeso y la pectina.

Subsalicilato de bismuto. El subsalicilato de bismuto tiene una

eficacia antidiarreica inferior a la de los opiáceos, pero es útil en el

tratamiento y la prevención de la diarrea del viajero. Disminuye la

secreción intestinal estimulada por toxinas bacterianas, debido en

parte a su capacidad para inhibir la síntesis de prostaglandinas.

Reduce el número de deposiciones y alivia sintomáticamente las

náuseas y el dolor abdominal. Posiblemente, el salicilato liberado


actúa como antiinflamatorio y el bismuto como bactericida. Deben

vigilarse sus posibles efectos secundarios debidos a la acción

irritante gastrointestinal del salicilato y neurotóxica del bismuto,

además de su capacidad de teñir de negro las heces. Es preferible

no utilizarlo en niños.

Agentes modificadores de la textura de las heces: son fármacos

inespecíficos, que además aumentan la eficacia de absorción

intestinal. Aumentan la velocidad de absorción de agua y

electrolitos en los enterocitos y deprimen el tránsito intestinal, lo

que conlleva un incremento del tiempo de contacto entre el bolo y

la superficie intestinal. Entre ellos se encuentran medicamentos

elaborados a base de semillas de Plantago ovata, que debido a su

contenido en mucílagos actúa ligando las heces en el caso de

heces diarreicas de emisión poco frecuente.

El principio activo son las cutículas de las semillas de una planta llamada Plantago

ovata. Estas cutículas tienen una gran capacidad de retener líquido aumentando el

volumen de la masa fecal y dándole una consistencia adecuada para regular el

tránsito intestinal
Inhibidores de la motilidad gastrointestinal

Estos agentes no se deben utilizar en las diarreas autolimitadas

agudas, sobre todo en niños pequeños, ya que pueden producir

una falsa sensación de seguridad, cuando en realidad están

impidiendo la limpieza de la flora patógena. En la gastroenteritis

neonatal está especialmente contraindicado el empleo de agentes

antiperistálticos. La alteración de la motilidad intestinal no sólo

favorece la persistencia de la colonización del huésped con

enteropatógenos, sino que permite un secuestro importante de

líquidos en el intestino, que pueden enmascarar una deshidratación

grave al reducir el número de deposiciones e impedir una

valoración exacta del peso. Hay situaciones, sin embargo, en las

que su empleo puede resultar beneficioso.

Son, básicamente, opiáceos, fármacos que producen una inhibición

en la liberación de neurotransmisores implicados en la regulación

de la motilidad intestinal. Debido a esto se produce un retraso del

tránsito intestinal, lo que permite la absorción de agua y electrolitos

dando lugar a un incremento en la consistencia de las heces.


La acción antidiarreica de los opiáceos se consigue con dosis que

no llegan a producir analgesia y es más intensa cuando se

administran por vía oral. Los opiáceos constituyen una forma de

tratamiento exclusivamente sintomático de la diarrea; son, por

tanto, meros coadyuvantes que no deben suplantar al tratamiento

de raíz de la enfermedad causal: infecciosa, inflamatoria,

neoplásica, malabsortiva, etc. En los casos de diarrea aguda de

origen infeccioso, el tratamiento debe ir dirigido preferentemente a

reponer las pérdidas hidroelectrolíticas. Los principios activos

antidiarreicos más usados son:

* Loperamida. Se administra en forma de clorhidrato que se

absorbe por vía oral. Atraviesa con dificultad la barrera

hematoencefálica, por lo que es capaz de actuar intensamente a

nivel gastrointestinal, sin producir efectos en el SNC. En niños

pequeños, sin embargo, las dosis terapéuticas pueden provocar

efectos centrales, por lo que es preferible no utilizarla. Muestra un

efecto antisecretor muy intenso junto a la acción anti propulsora,

inhibiendo la liberación de prostaglandinas y la respuesta a la


toxina colérica. Algunos de estos efectos no son antagonizados por

la naloxona, por lo que pueden deberse a acciones extra opiáceas.

Incrementa, además, el tono del esfínter anal y mejora la

continencia fecal en pacientes con diarrea.

La loperamida, tras ser absorbida, se concentra especialmente en

el tubo digestivo y en el hígado. Su vida media es de 7-15 horas,

por lo que su acción es bastante prolongada. La eliminación

urinaria es escasa.

Está incluido dentro de la categoría B de la FDA y se considera

compatible con la lactancia. Muchas de las especialidades que la

contienen son publicitarias. Se administra por vía oral en forma de

cápsulas, comprimidos o gotas.

* Difenoxilato. Opiáceo que se absorbe fácilmente tras su

administración oral y se desesterifica dando lugar a la difenoxina,

metabolito activo con una vida media de unas 12 horas. A dosis

bajas (2,5-5 mg) sólo presenta acción periférica antidiarreica,

mientras que a dosis altas (40-60 mg) produce efectos centrales

(euforia, dependencia física, etc.). Como efectos secundarios


pueden aparecer signos atropínicos (en particular en niños) y de

depresión central.

Fármacos potenciadores de la absorción intestinal

Estos fármacos actúan favoreciendo la absorción de sustancias

eliminadas en exceso. En este grupo se incluyen la glucosa, los

aminoácidos y, en general, las soluciones de rehidratación oral. La

combinación de sal y azúcar probablemente potencia la absorción

de líquidos, porque los transportes del sodio y de la glucosa en el

intestino delgado están acoplados; la glucosa favorece la absorción

tanto de iones sodio como de agua.

También en este grupo se incluyen agonistas ß2-adrenérgicos

como la clonidina. En su localización intestinal, estos receptores

están presentes esencialmente en las células epiteliales y su

activación provoca la estimulación de los procesos de absorción y

la inhibición de la secreción intestinal. También parece afectar a la

motilidad. La clonidina suele reservarse en casos de diarreas

secretoras que no han mejorado con otros tratamientos, debido a

sus potentes efectos hipotensores.


Fármacos inhibidores de la secreción intestinal

Los fármacos de este grupo actúan reduciendo la secreción de

agua y electrolitos por el epitelio intestinal. Dentro de este grupo

podemos citar: opiáceos, somatostatina y análogos (octreótido y

lanreótido), inhibidores de la encefalinasa, berberina, inhibidores de

la calmodulina (fenotiazinas) etc.

El octreótido es un análogo de la somatostatina de acción

prolongada y tan potente como ésta pero con una vida media

plasmática mucho más prolongada, alrededor de los 90 min. Las

acciones que provoca sobre la fisiología del tubo digestivo son las

siguientes: inhibición de la secreción de ácido y pepsinógeno en el

estómago, inhibición de la secreción de hormonas

gastrointestinales, inhibición de la secreción intestinal de líquidos y

bicarbonato y disminución de la contractilidad del músculo liso.

A diferencia de la somatostatina, puede administrarse por vía

parenteral, su acción se prolonga durante varias horas y no

provoca hipersecreción de rebote. Por vía subcutánea ha

demostrado su eficacia en el tratamiento de tumores endocrinos del

tubo digestivo (carcinoide, vipoma, glucagonoma, etc.), de la


diarrea refractaria a otras medidas terapéuticas (como la asociada

al sida) y en las fístulas pancreáticas.

Puede producir dolor en el sitio de inyección, calambres

abdominales, náuseas, flatulencia, diarrea y esteatorrea; estos

síntomas ceden con el tiempo. En cuanto a los de carácter

gastrointestinal, pueden mejorar si se evita su administración con

las comidas. Dado que suprime la secreción de insulina y glucagón,

puede aparecer hiperglucemia o hipoglucemia, según los casos.

El racecadotrilo, también denominado acetorphan, es un inhibidor

de las encefalinasas y, por tanto, previene la degradación de

opiáceos endógenos (encefalinas), reduciendo la hipersecreción de

agua y electrolitos a la luz intestinal, sin afectar a la motilidad

intestinal. Se administra por vía oral. Se ha ensayado en el

tratamiento de la diarrea aguda. Ha demostrado una eficacia similar

a la de la loperamida. Reduce el peso de las deposiciones

diarreicas, el número de deposiciones por día y la duración de la

diarrea, presentando un porcentaje de respuesta del 50% en las

primeras 24 horas y del 75 % en las siguientes 48 horas.

Antiinfecciosos específicos de agentes patógenos


En general, no se aconseja la utilización de antiinfecciosos como

tratamiento de primera elección de la diarrea, ya que más del 80%

de los cuadros diarreicos tiene etiología vírica o es causado por

otros elementos de carácter no infeccioso. Además, como ya se ha

comentado, muchos de ellos revierten satisfactoriamente de forma

espontánea.

Salvo en casos contados, como es el caso de algunas

fluoroquinolonas, no hay que utilizar antiinfecciosos por vía

sistémica, puesto que pueden aumentar la duración de la diarrea y

provocar la aparición de portadores crónicos. En cualquier caso,

cuando se trata de diarreas bacterianas, se utilizan algunos con

acción localizada, de muy baja absorción. Siempre se han de

reservar para situaciones clínicas graves, con posible existencia de

infección sistémica.

En estos casos, se recomienda seleccionar el antibiótico a partir de

un antibiograma y de los datos epidemiológicos locales, ya que la

sensibilidad de los patógenos intestinales varía según las

localizaciones y puede cambiar con el tiempo. El quimioterápico se

seleccionará en función del agente infeccioso: cotrimazol


(Escherichia coli, Shigella, Salmonella), ampicilina o amoxicilina

(Salmonella, Shigella), tetraciclinas (Vibrio cholerae), vancomicina

(Clostridium), metroni- dazol (protozoos), etc. *

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