Orden de culto familiar
Domingo 27 de agosto
Lectura Bíblica: Ester 2:5-7
Himno N0. 13 “Bellas palabras de vida”
Oración por peticiones y gratitudes
Estudio bíblico
Padre Nuestro
Estudio Bíblico
Domingo 27 de agosto
Ester 2:5-7
El autor nos presenta, ahora, a una persona que tendrá un papel protagónico en la historia de
Ester - "Mardoqueo" (v.5). Aunque vivía en Susa, Mardoqueo era judío. Una breve
genealogía ("...hijo de Jair, hijo de Simei, hijo de Cis...", v.5) indica que era de la tribu de
Benjamin (v.5b). Él fue uno de los descendientes de las personas llevadas al exilio "con
Jeconías rey de Judá" (v.6).
Jeconías es más conocido en la Biblia como, "Joaquín" (ver 1 Crón 3:16); aunque Jeremías lo
presenta como "Conías" - una forma abreviada de su nombre (ver Jer 22:24-30). Jeconías
("Joaquín") tuvo dieciocho años cuando comenzó a reinar en Jerusalén (2 Rey 24:8). Sólo
reinó tres meses, porque hizo lo malo ante los ojos de Dios. En el año 597 a.C.,
Nabucodonosor atacó a Jerusalén por segunda vez; tomó a Joaquín como prisionero, y se llevó
a 10,000 personas como cautivos (2 Rey 24:14). Entre ellos habían dos personas interesantes:
- Ezequiel, quién llegó a ser un profeta en Babilonia (ver Ezeq 1:2-3).
- Un hombre llamado "Cis", de la tribu de Benjamín, que fue el bisabuelo de Mardoqueo
(ver v.5), y de Ester (v.7).
Dado a que la historia de Ester ocurrió por el año 480 a.C. (unos 100 años
después que Jeconías fue llevado a Babilonia), es obvio que Mardoqueo
nació en el exilio, siendo el bisnieto de Cis.
En Jer 22:30, leemos del juicio divino pronunciado sobre Jeconías
("Conías"). Nada próspero le iba a pasar, y ninguno de sus descendientes
jamás se sentaría sobre el trono de David. Sin embargo, en la providencia
divina, el bisabuelo de Mardoqueo y de Ester fue llevado a Babilonia (con
Jeconías), preparando el camino para que cien años después, Mardoqueo
y su prima (Ester) jugaran un papel muy importante en la salvación del
pueblo de Dios.
REFLEXIÓN: Si aplicamos Rom 8:28 a toda la nación de Israel, podemos
decir que aún en los momentos más 'oscuros', Dios obra para el bien de su
pueblo. ¡Quién habría pensado que en ese momento, viajando a Babilonia
(en medio de tanta tristeza y devastación), iba una persona cuyos
descendientes tendrían un rol protagónico que jugar en la preservación de
toda la nación! Eso nos enseña a confiar más en Dios. Si somos Sus hijos,
llamados por Él a la salvación, "todas las cosas...ayudan a bien.
Aunque este libro nunca menciona a Dios, el autor constantemente nos anima a reflexionar sobre la
manera en que Él controla el destino de las naciones. En este momento, el autor nos presenta dos
detalles importantes, sin los cuales la historia de Ester nunca se habría dado; detalles sobre los cuales
Dios estaba en control.
i. Mardoqueo vivía en Susa (v.5). No sabemos cómo llegó a vivir en esa ciudad. Cuando su
bisabuelo, Cis, fue tomado como un prisionero de guerra, él fue llevado a Babilonia (ver 2 Rey 24:15).
Susa quedaba al este de Babilonia (ver el mapa bíblico, p. ). Una serie de eventos (no grabados en la
historia sagrada) hizo que Cis o uno de sus descendientes viajará hacia el este, y radicara en Susa.
Dios estaba colocando las 'piezas' en su lugar, para el cumplimiento de Sus propósitos, en anticipación
de los eventos que iban a ocurrir en el futuro.
ii. El tío de Mardoqueo, y su esposa, fallecieron, dejando a una hija en la orfandad (v.7). Una vez
más, no tenemos los detalles de estas dos muertes. Obviamente fueron eventos sumamente tristes
para la hija; ella quedó sin padre y madre. Fue en ese momento, que Mardoqueo la llevó a su casa, y la
crió como si fuera su hija.
REFLEXIÓN: Pensemos en estos dos detalles - dónde vivía Mardoqueo, y la muerte de los padres de
Ester. Meditemos sobre qué habría pasado en la historia del pueblo de Dios, si Mardoqueo hubiera
estado viviendo en otra parte del imperio, o si los padres de Ester no habrían muerto. Obviamente,
Dios pudo haber salvado a Su pueblo en otra manera. Pero qué interesante es ver la manera en que
Dios ejerce Su soberanía, sacando un tremendo 'bien' de situaciones sumamente tristes o difíciles. A la
luz de nuestra reflexión, aprendamos a confiar en Dios aún cuando la vida se pone difícil para
nosotros.
Cuando Ester nació, sus padres la llamaron "Hadasa" (v.7a),
que significa 'mirto' - una planta que emite una hermosa
fragancia. Pero su nombre fue cambiada a "Ester", que
significa 'estrella'. Como bebé, trajo 'fragancia' a la vida de
sus padres; pero como adulta, sirvió de 'estrella', brillando en
la oscuridad, y dando dirección y aliento al pueblo de Dios.
REFLEXIÓN: ¿En qué manera servimos nosotros - a nuestra
familia, o al pueblo de Dios? ¿Qué nombre se nos podría dar,
que resumiría lo que hacemos a favor de otros? ¿Qué nombre
quisiéramos tener? Recordemos que Dios puede darnos un
nombre nuevo (ver Isaías 62:2-3).