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HORA SANTA

ORACIÓN ANTE EL SANTÍSIMO SACRAMENTO


POR VENEZUELA

Dentro del marco de la propuesta de tener un día completo de ORACION POR


VENEZUELA, a fin de pedir la paz, la sana convivencia, la reconciliación y la
salida a la crisis que se vive en la actualidad, se ofrece este subsidio para que en
el momento (o los momentos), que se considere más oportuno se pueda tener el
ejercicio espiritual de una HORA SANTA. Es probable que, teniendo todo el día la
jornada de exposición del Santísimo Sacramento, con la ayuda de otros ministros
y laicos se pueda realizar en varios momentos del día este ejercicio. Cada Párroco
o responsable de comunidad eclesial podrá organizar debidamente este ejercicio
de acuerdo a sus propias condiciones o circunstancias.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
(Expuesto el Santísimo Sacramento, se inicia la “Hora Santa”. Esta puede ser
dirigida por el párroco, un Vicario Parroquial, una religiosa o un laico de entre los
servidores de cada comunidad.

1. DAMOS GRACIAS A DIOS POR LA CREACION, DONDE VIVIMOS Y


CONVIVIMOS CON LOS HERMANOS.

Monitor: Vamos a comenzar esta “Hora Santa” reunidos en la fe y en amor,


delante del Señor Resucitado, vencedor de la muerte y del pecado. Nos
encontramos como hermanos, por ser hijos de Dios Padre, para pedir por
nuestra nación. Aunque vivimos momentos difíciles sabemos que podemos
contar con su gracia. Comenzamos reconociendo que nos ha dado el don de
vivir en esta hermosa porción del Universo, de su creación. Alabaremos su
bondad y renovaremos nuestra fe en Él, Creador y Salvador.

Director: Comenzamos, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
“Bendito y alabado sea Jesús, en el Santísimo Sacramento del
altar”.
Todos: “Sea por siempre bendito y alabado”

1
Director: Ante Ti, Señor Jesús acudimos como discípulos tuyos, confiados
en la escucha de nuestras plegarias por Venezuela, por nuestras
comunidades, instituciones, Iglesia y familias. Sentimos el peso de muchas
angustias e interrogantes. Nos has dado una Palabra de Paz para hacerla
llegar a todos nuestros hermanos. En la Cruz redentora inauguraste la
“Nueva Creación”, la cual dio mayor esplendor a todo el universo y fuiste
constituido “Cabeza” de toda la creación. A Ti, al Padre Dios y al Espíritu
Santo te queremos manifestar nuestra fe y nuestra alabanza. La hacemos
reconociendo la belleza de nuestra tierra donde debemos edificar tu Reino
de Justicia, de Paz y de amor.

Monitor: Entonaremos las ALABANZAS TACHIRENSES y reconoceremos la


inmensidad y grandeza de nuestra tierra tachirense, donde debemos convivir
y manifestar la paz, como nos enseña el Papa Francisco en LAUDATO SI:
«Laudato si’, mi’ Signore» – «Alabado seas, mi Señor», cantaba san
Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa
común es también como una hermana, con la cual compartimos la
existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos:
«Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos
sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»
(n.1).

Después de cada “Alabanza” responderemos: ¡BENDITO ERES EN MEDIO


DE NOSOTROS, SEÑOR!

Un Lector:
 Bendigamos A Dios que nos ha hecho sus hijos y nos ha permitido
vivir en esta hermosa tierra tachirense, con sus montañas, llanos y
valles… BENDITO ERES…
 Bendigamos a Dios por nuestras familias, ricas en fe y laboriosidad,
fundamento de nuestra sociedad.
 Bendigamos a Dios que nos regala las rosas de El Reposo y la
frescura de nuestros páramos.
 Bendigamos al Señor que todo lo puede y nos ha bendecido con la
sencilla y profunda fe de nuestras gentes.
 Bendigamos a Dios por el Santo Cristo de La Grita y Nuestra Señora
de la Consolación, por los miles de peregrinos que a ellos acuden para
reafirmar su fe y su vida cristiana.
 Bendigamos a Dios por el calor de las zonas bajas y el sabroso frío de
nuestros páramos.
 Bendigamos a Dios por la caña panelera, las piñas de Capacho, las
fresas de Pueblo Encima y las hortalizas de El Cobre.
 Bendigamos a Dios por los ríos que surcan nuestros campos y por los
bosques de nuestras montañas

1
 Bendigamos a Dios por el ganado que crece en los campos de nuestra
tierra, por las gallinas y ovejas, por los piscos, las cachamas y truchas
de nuestra región.
 Bendigamos al Señor que nos ha enriquecido con vocaciones
sacerdotales y nos permite tener nuestros seminarios como signo de
esperanza.
 Bendigamos a Dios por los páramos de El Tamá, El Zumbador y la
Negra, por el Uribante y el Caparo, por el Torbes y Río Bobo que nos
da el agua para nuestros quehaceres.
 Bendigamos a Dios por la cordialidad de nuestra gente y la alegría de
nuestros niños, por la sabiduría de los abuelos y la decisión de
nuestros jóvenes.
 Bendigamos a Dios por nuestras escuelas y universidades, que han
contribuido en la formación integral de tantos hombres y mujeres del
Táchira para contribuir en diversos modos, fuera y dentro de la región,
con sus conocimientos.
 Bendigamos al Señor por las industrias y comercios, por el desarrollo
de la región andina y fronteriza, por generar empleos y generar bienes
de servicios a la población.
 Bendigamos al Señor por los campos sembrados y por nuestra
música sabrosa con sabor a café y pizca andina.
 Bendigamos a Dios por el café de Rubio y por las hortalizas de La
Grita, por el ingenio de nuestros agricultores y el trabajo incesante de
nuestro pueblo. Bendigamos al Señor por la frontera que nos hermana
con Colombia y nos permite construir paz y solidaridad. Bendigamos a
Dios por las comunidades de San Antonio y Ureña, por las de Delicias
y San Vicente, por las de El Piñal y Abejales, por las de Colón y San
Félix, así como las de todo el Táchira donde construimos el Reino de
Salvación.
 Bendigamos a Dios por las minas de Lobatera y los campos de
Pregonero, por los paisajes de Queniquea y San José de Bolívar, por
Táriba y su santuario y Michelena con sus aldeas.
 Bendigamos al Señor por nuestros sacerdotes y religiosas, por los
seminaristas y por los laicos que proclaman diariamente tu Palabra de
vida y salvación. Bendigamos a Dios por nuestros jóvenes y niños que
crecen como discípulos de Jesús, por las monjas de clausura y los
Camaldulenses de Pregonero.
 Bendigamos a Dios por tantos profesionales que brindan incalculables
servicios a favor de la gente como médicos, enfermeros, maestros,
protección civil y bomberos así como los miembros de la Fuerza
Armada y de la Policía otros organismos públicos.
 Bendigamos al Señor por nuestros hospitales, cárceles y ancianatos,
por los que allí trabajan para hacer sentir la solidaridad y la
misericordia del amor cristiano.
 Bendigamos a Dios por los pastos que alimentan nuestro ganado y los
frutos que produce nuestra tierra

1
 Bendigamos a Dios por el Chorro del Indio, la Machirí y las lagunas de
La Cimarronera donde se yergue el pico El Púlpito.
 Bendigamos al Señor por Medarda Piñero, María Israel Bogotá, Madre
Lucía y el Obispo Tomás Antonio Sanmiguel, cuyos testimonios de
santidad nos impulsa a ser santos.
 Bendigamos a Dios por tantos hermanos nuestros tachirenses que
han ido a trabajar en tantas partes de Venezuela y se distinguen por su
laboriosidad y vida de familia
 Bendigamos a Dios por nuestra Iglesia, peregrina, enriquecida por el II
Sínodo, renovada en espíritu y verdad y con sabor a pueblo.
 Bendigamos al señor por nuestras parroquias y rectorías, sus
comunidades eclesiales de base y el empuje de los catequistas y
apóstoles laicos.
 Bendigamos a Dios por las represas de Uribante y Caparo y por la
vitalidad de nuestra región llena de historia y rica en futuro.
Bendigamos a Dios por La Fría, Coloncito y Orope, las Mesas y
Seboruco con la tenacidad y fe de sus pobladores.
 Bendigamos a Dios por la radio, la televisión y los periódicos de
nuestra región, con los que nos comunicamos y podemos darnos a
conocer en el mundo.
 Bendigamos al Señor por nuestra cultura, con sus manifestaciones
artísticas, las danzas, los cantos y la poesía que son canciones del
alma tachirense.
 Bendigamos a Dos por las cerámicas de Lomas Bajas, las artesanías
de nuestros pueblos y los deliciosos platos de nuestro pueblo.
 Bendigamos al Señor por el fútbol que corre como la sangre por las
venas de nuestra gente, el ciclismo que apasiona y los demás
deportes y juegos que fortalecen nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
 Bendigamos a Dios por las calles empedradas de San Pedro del Río,
Peribeca y Río Chiquito que reciben con cariño a tantos turistas.
 Bendigamos a Dios por nuestro Táchira bonito y querido, donde
quereos seguir edificando la paz nacida de la Cruz de Cristo.

GLORIA AL PADRE Y AL HIJO Y AL ESPIRITU SANTO, COMO ERA EN EL


PRINCIPIO, AHORA Y SIEMPRE Y POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS DE
LOS SIGLOS. AMEN.

Monitor: Escuchemos ahora atentamente y de pie, el Evangelio del Señor


Jesús.

Lector: LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (1,1-5.14):

En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba ante Dios y la Palabra


era Dios. Ella estaba ante Dios en el principio. Por ella fue creado todo y
nada llegó a ser sin Ella. Lo que fue hecho tenía vida en Ella y la vida era luz
para los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la

1
recibieron… Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros y
hemos visto su Gloria. PALABRA DEL SEÑOR.

Monitor: Sentados, meditemos en silencio este trozo del Evangelio.


Reconozcamos cómo en nuestra hermosa tierra la Palabra nos ha dejado los
frutos de la Creación. Somos enriquecidos y somos testigos de la Gloria
manifestada por Ella. Desde esta perspectiva, pensemos cómo hemos de ser
responsables de seguir haciendo crecer, en paz y sana convivencia como
hijos de Dios y, por tanto como hermanos.

(Algunos minutos para la oración en silencio)

Canto:

Caminaré en presencia del Señor (bis).

Amo al señor,
porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,


caí en angustia.
Invoqué el Nombre del señor:
"Señor, salva mi vida".

El Señor es benigno y justo,


nuestro Dios es compasivo.
El Señor guarda a los sencillos,
estando yo sin fuerzas me salvó.

+++++++

2. RECONOCEMOS LA PRESENCIA DEL MAL Y DEL PECADO CON SUS


CONSECUENCIAS EN MEDIO DE NOSOTROS.

Monitor: Aunque Jesús nos ha liberado del pecado y de la muerte, el maligno


quiere arrancarnos del amor de Dios. Lamentablemente su presencia ha
hecho que algunos se vayan por el camino de la maldad. El Señor nos invita
a dejar a un lado toda vida de pecado; la figura del hombre viejo que nos
presenta Pablo habla de esa condición que no debemos asumir, ya que
hemos sido revestidos de Cristo. Escuchemos ahora con atención este trozo
de la Palabra de Dios.

Lector:
LECTURA DE LA CARTA DE SAN PABLO A LOS COLOSENSES (3, 1-6.8-10).

1
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está
sentado a la derecha de Dios. Preocúpense por las cosas de arriba, no por
las de la tierra. Pues han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo
en Dios. Cuando se manifieste el que es nuestra vida también ustedes se
verán con él en la gloria. Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es
“terrenal”, es decir, el libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos
deseos y el amor al dinero, que es una manera de servir a los ´`ídolos. Tales
cosas atraen los castigos de Dios… Ahora rechacen todo eso: enojo,
arrebatos, malas intenciones, ofensas y todas las palabras malas que
puedan decir. No se mientan unos a otros, ustedes se despojaron del
hombre viejo y de sus vicios y se revistieron del hombre nuevo que no cesa
de renovarse a la imagen de su Creador hasta alcanzar su perfecto
conocimiento. PALABRA DE DIOS.

Director:
Vivimos en nuestra nación una profunda crisis en todos los sentidos: social,
político, económico, religioso y moral. Muchos de los problemas que
acarreamos son fruto del egoísmo y consecuencia del pecado del mundo,
lamentablemente presente en medio de nosotros. Así nos lo hizo ver San
Juan XXIII en su Encíclica PACEM IN TERRIS: “Resulta, sin embargo,
sorprendente el contraste que con este orden maravilloso del universo
ofrece el desorden que reina entre los individuos y entre los pueblos. Parece
como si las relaciones que entre ellos existen no pudieran regirse más que
por 1a fuerza” (n. 4).

Si somos cristianos de verdad debemos tener los mismos sentimientos de


Cristo que son muy diversos de los criterios del mundo que se han venido
imponiendo en medio de nosotros. Y debemos reaccionar frente a ello.
Pensemos en algunos de ellos, para tomar conciencia de la urgente
necesidad de hacer realidad el revestirnos del hombre nuevo. A muchos de
nuestros hermanos, que no hacen el bien, debemos ayudarles a despojarse
del vestido del hombre viejo. Como el Padre de la parábola de la
misericordia, nos toca a nosotros purificarlos y darles el vestido nuevo y
perfumado de “hijos de Dios.

El hombre viejo en medio de nosotros se manifiesta en el contrabando y el


“bachaqueo” que ofenden la dignidad y solidaridad de los hermanos; en el
narcotráfico con su comercio de muerte; en la violencia de tantos
delincuentes que irrespetan la dignidad de los ciudadanos y atentan contra
su vida, creyéndose poderosos porque poseen un arma o forman parte de un
grupo delictivo; en el menosprecio de los más pobres o de quienes no tienen
recursos; en quienes ocultan la sana alegría en las “rumbas” llenas de licor
y promiscuidad; en quienes, en vez de buscar la concordia, profundizan la

1
división y la polarización; en la ofensa, el insulto y la calumnia, para
desprestigiar a quien no se quiere o no piensa igual que los demás…

Las consecuencias de ese hombre viejo lo conseguimos en actitudes llenas


de egoísmo, autosuficiencia y prepotencia: en quienes defienden y propician
el aborto; en quienes alteran los precios de los insumos y favorecen la
especulación; en quienes impiden el auténtico desarrollo del pueblo y evitan
la inversión productiva en nuestra nación y región; en quienes prefieren
encerrarse en sus posiciones y defender los intereses particulares y no
dialogar o buscar soluciones a nuestros problemas; en quienes matraquean,
extorsionan o cobran vacunas, considerándose los dueños de la sociedad.

Ninguno está exento de caer en la tentación de permanecer con el vestido


viejo. Aparentemente es más cómodo y confortable. Lo vemos en tantos
padres de familia que no se preocupan por la salud espiritual y moral de sus
hijos y los abandonan en un “libertinaje” de rumbas y acciones que
destruyen esperanzas; en tantos dirigentes políticos de todas las toldas que
buscan más sus intereses guiados por el afán de poder en vez del servicio al
pueblo; de tantos militares y policías que reaccionan con violencia sin
sentido ante la gente amparados en una falsa concepción de autoridad; en
aquellos funcionarios públicos en los diversos ámbitos del gobierno que, en
vez de sentir el clamor del pueblo, se encierran en sus posiciones y quieren
imponer sus criterios e ideologías; en quienes desde diversas áreas del
servicio –médicos, maestros, empresarios, obreros, profesionales- se
preocupan sólo por sí mismos e imponen grandes cargas a la gente o se
olvidan de los sufrimientos de los demás; en las religiosas y sacerdotes que
se olvidan de ser testigos de un Dios solidario y liberador en una Iglesia que
debe ser pobre para los pobres; en quienes se enriquecen con un comercio
de muerte e inmoralidades: los que negocian con la droga y la pornografía,
con el dolor de la gente y con la esperanza de nuestras familias.

Hemos de reaccionar. Más aún es nuestra vocación al ser bautizados:


rechazar el vestido viejo del pecado y permanecer revestidos de la novedad
de vida que nos ha dado el Salvador. Pero hay algo más, estamos llamados a
revestirse del hombre nuevo a quienes están con el vestido viejo. Es nuestro
desafío. El Señor Sacramentado nos lo vuelve a pedir en esta hora.

Escuchemos estas palabras del Beato Pablo VI en Populorum Pregressio (n.


6) como uno de los desafíos que hemos de enfrentar: “Verse libres de la
miseria, hallar con más seguridad la propia subsistencia, la salud, una
ocupación estable; participar todavía más en las responsabilidades, fuera de
toda opresión y al abrigo de situaciones que ofenden su dignidad de
hombres; ser más instruidos; en una palabra, hacer, conocer y tener más
para ser más: tal es la aspiración de los hombres de hoy, mientras que un
gran número de ellos se ven condenados a vivir en condiciones que hacen
ilusorio este legítimo deseo”.

1
Tengamos ahora unos minutos de oración en silencio para interiorizar la
enseñanza de la Palabra de Dios.

Monitor: les invito a colocarnos de pie y elevar esta oración litánica a Jesús,
quien desde la Cruz destruyó el vestido viejo del pecado y nos dio el vestido
nuevo con su Resurrección. Después de cada petición, respondemos
SEÑOR TE PIEDAD (Se puede cantar)

 PORQUE NOS HAS LIBRADO DEL PECADO Y DE LA MUERTE, SEÑOR


TEN PIEDAD.
 PORQUE ERES EL CORDERO DE DIOS QUE QUITA EL PECADO DEL
MUNDO, SEÑOR TEN PIEDAD.
 PORQUE NOS PIDES SER LUZ DEL MUNDO Y SAL DE LA TIERRA,
SEÑOR TEN PIEDAD.
 PORQUE NOS REVISTES DEL HOMBRE NUEVO, SEÑOR TEN PIEDAD.
 PORQUE NOS DAS LA FUERZA DEL ESPIRITU SANTO PARA
PERMANECER EN EL CAMINO DE LA VIDA NUEVA, SEÑOR TEN
PIEDAD.
 PARA QUE NOS LIBRES DEL PECADO Y DE TODA MALDAD, SEÑOR
TEN PIEDAD.
 PARA QUE ALEJES DE NUESTROS HERMANOS LA BRUJERIA, LAS
SUPERSTICIONES Y CUALQUIER TIPO DE IDOLATRIA, SEÑOR TEN
PIEDAD.
 PARA QUE TOQUES EL CORAZON DE QUIENES SE DEDICAN AL MAL
Y DESTRUYEN LA SERENIDAD DE NUESTRAS COMUNIDADES,
SEÑOR TEN PIEDAD.
 PARA QUE CONVIERTAS A TODOS LOS QUE SE DEDICAN A LA
VIOLENCIA, AL ROBO, AL CONTRABANDO, AL NARCOTRÁFICO Y
OTRAS ACCIONES QUE GOLPEAN A NUESTRA GENTE, SEÑOR TE
PIEDAD.
 PARA QUE DESPOJES DE TODO EGOISMO A QUIENES, EN VEZ DE
SERVIR A LA COMUNIDAD, PREFIEREN DEFENDER Y ENCERRARSE
EN SUS PROPIOS INTERESES, SEÑOR TEN PIEDAD.
 PARA QUE EN NUESTRO PAIS SE ALEJE TODA DIVISION, SEÑOR TE
PIEDAD.
 PARA QUE EN MEDIO DE NOSTROS SE CONSTRUYA LA PAZ Y LA
CONCORDIA, SEÑOR TEN PIEDAD
 PARA QUE PODAMOS ARREGLAR COMO HERMANOS TODOS
NUESTROS ASUNTOS Y BUSQUEMOS EL BIEN COMUN DE TODOS.
SEÑOR TEN PIEDAD.
 PORQUE NOS PIDES SER MISERICORDIOS COMO TU PADRE, SEÑOR
TE PIEDAD.
 PORQUE SABEMOS QUE NOS DARAS EL COBIJO DE TU MISMA
MISERICORDIA, SEÑOR TE PIEDAD.

1
PERDONANOS SEÑOR POR TODOS LOS PECADOS COMETIDOS, POR NO
HABER ACTUADO SEGÚN TUS DESIGNIOS Y HABERNOS DEJADO LLEVAR
MUCHAS VECES POR LA MEDIOCRIDAD. DANOS TU GRACIA Y LLENANOS
DE TU MISERICORDIA, PARA ASI PERDONAR A TANTOS QUE HAN
OFENDIDO NUESTRA DIGNIDAD Y HAN PREFERIDO EL CAMINO DE LA
MALDAD. CONVIÉRTELOS, TOCA SU CORAZON Y CUENTA CON NUESTRA
ACTITUD PARA AYUDARLOS A DESPOJARSE DEL HOMBRE VIEJO Y
REVESTIRSE DEL NUEVO. AMEN.

Canto:
Danos un corazón (Espinosa)

Danos un corazón grande para amar.


Danos un corazón fuerte para luchar.

Hombres nuevos, creadores de la historia,


Constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos que viven su existencia
como riesgo de un largo caminar.

Hombres nuevos, luchado en esperanza,


caminantes sedientos de verdad.
Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas,
hombres libres que exigen libertad.

Hombres nuevos, amando sin fronteras,


por encima de razas y lugar.
Hombres nuevos, al lado de los pobres,
compartiendo con ellos techo y pan.

+++++++

3. ASUMIMOS EL MINISTERIO DE LA RECONCILIACION INICIADO EN LA


CRUZ DE CRISTO.

Monitor: Recordaremos ahora cómo Cristo nos ha dado el ministerio de la


reconciliación. Pablo nos lo recuerda y nosotros somos llamados a
manifestarla en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestra
nación. Reconciliar incluye el perdón. Y el perdón es la mayor muestra del
amor de Dios hacia nosotros.

Lector:
LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DE SAN PABLO A LOS CORINTIOS
(5,19-21).
Pues en Cristo Dios estaba reconciliando al mundo con él, ya no tomaba en
cuenta los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el
mensaje de la reconciliación. Nos presentamos pues, como embajadores de

1
Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca. En nombre de
Cristo les rogamos ¡déjense reconciliar con Dios! Dios hizo cargar con
nuestros pecados al que no cometió pecado, para que así nosotros
participáramos en él de justicia y perfección de Dios. PALABRA DE DIOS.

Director:

¡Qué difícil es hablar de reconciliación! Sobre todo cuando estamos


cargados de rabia, desconsuelo y desesperanza. Pero aún así, la Palabra de
Dios es directa: somos nosotros servidores de la reconciliación para nuestro
pueblo. Aunque haya cerrazón en no pocos, aunque recibamos ofensas y
desencuentros, aunque nos sintamos abatidos… esta hora de crisis que
vivimos debe ser asumida también en el compromiso de la reconciliación...
No significa que se debe imponer la impunidad. Se requiere la justicia. Pero
nos toca a nosotros ser constructores del encuentro fraterno: así podremos
revestir a tantos hermanos que no se han despojado del hombre viejo, así
podremos manifestar que somos de la familia de los hijos de Dios, así
podremos y lograremos hacer reinar la paz y el amor de Dios.

Empecemos por nosotros mismos: urge que nos reconciliemos con


nosotros y sanemos nuestras heridas interiores y personales. Son las que
han creado en nosotros desesperanza, frustración, tristeza y conformismo.
Esas heridas nos han impedido reconocernos como hijos de Dios, amados
por Él, lo cual nos impide incluso reconocer a los demás como hermanos.
Sólo así al sentirnos perdonados y amdos, podremos entonces perdonar y
convertirnos en instrumentos de paz. Esto lo hemos de realizar desde
nuestros hogares y comunidades, con nuestros compañeros de trabajo o de
escuela, con nuestros vecinos y conocidos, o desconocidos también…
aunque pensemos de manera diversa, practiquemos la reconciliación: es
más lo que nos une que lo que nos divide. La reconciliación implica el dar
los pasos para vencer los muros de división y entonces reconocernos como
hermanos.

Si esto lo hacemos desde nuestro pequeño mundo donde nos movemos,


podremos, en el presente y en el futuro, caminar juntos como hermanos. De
lo contrario, seguiremos ahondando la brecha que nos pueda dividir, en lo
político y en lo social.

El mismo Dios envió a su hijo para salvarnos. Nunca lo hizo para condenar.
Y lo primero que pidió, al estar en el suplicio de la Cruz fue el perdón para
quienes le crucificaban e insultaban. Más aún hasta los quiso eximir
diciéndole a su Padre PUES NO SABEN LO QUE HACEN.

Reconciliar implica dar pasos importantes: Necesitamos encontrarnos. Mejor


todavía: re-encontrarnos para así poder volver a sentir la frescura del amor
fraterno. Y asimismo podremos demostrar que somos discípulos de Jesús,
al amarnos los unos a los otros como Él nos amó. Y en ese encuentro,

1
además de dialogar, volver a sentir que hay algo maravilloso que nos une:
somos hijos del mismo Dios. Así, entonces nos daremos las manos,
entrecruzaremos los brazos, nos apoyaremos y seremos capaces de
purificarnos los unos a los otros.

Lo peor que nos puede pasar en este sentido es cerrarnos a la


reconciliación, como si la postura que tenemos es la única y verdadera. La
dureza de cerviz llevó al pueblo de Israel al Exilio, a ser dominado por los
ídolos de otros pueblos… el Señor nos está pidiendo a gritos a los
venezolanos y personas de todas las naciones que nos reconciliemos. El
está dispuesto, como siempre a ayudarnos y hacernos sentir que somos
hermanos.

Es hora de reconciliación. Es un paso necesario y concomitante con las


salidas justas y humanas a la crisis que vivimos. No se trata de una guerra
donde unos podrán salir vencedores y otros vencidos. Es un requisito
importante. Al ser hijos de Dios estamos llamados a cooperar con Él en la
obra de la reconciliación. Dependerá de nosotros.

Una oración que demuestra nuestra vocación a la reconciliación, por ser


hermanos como hijos de Dios que somos, nos la enseñó el Señor Jesús.
Vamos a cantarla, con humildad y pidiéndole al Padre que al labrarnos de
tentación y nos libre de caer en el mal, nos dé la valentía y la humildad para
ser reconciliadores como Él mismo nos pide.

PADRE NUESTRO (Cantado).


+++++++

4. CONTAMOS CON LA INTERCESION DE MARIA Y DE LOS SANTOS.

Monitor: Encontramos ejemplos vivos y permanentes en la historia de la


humanidad: María y todos los santos. Ellos ahora interceden delante de
Dios. Vamos a escuchar el testimonio de quien es el mejor modelo de
Santidad que tenemos en nuestra historia humana, María.

LECTOR:
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (1,46-56).

Proclama mi alma la grandeza del Señor,


se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me
felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho
obras grandes por mí:
su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles

1
de generación en generación. El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos
y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros
padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
PALABRA DEL SEÑOR.

Director: Meditemos este texto durante unos minutos en silencio.

Director: En este tiempo de alegría pascual saludamos a María con la oración del
Regina Coeli:

REINA DEL CIELO, ALEGRATE, ALELUYA


PORQUE EL SEÑOR, A QUIEN HAS MERECIDO LLEVAR, ALELUYA
HA RESUCITADO, SEGUN SU PALABRA, ALELUYA
RUEGA AL SEÑOR POR NOSOTROS, ALELUYA

GOZA Y ALEGRATE, VIRGEN MARIA. ALELUYA


PORQUE RESUCITO VERDADERAMENTE EL SEÑOR. ALELUYA

OH DIOS, QUE POR LA RESURRECCION DE TU HIJO, NUESTRO SEÑOR


JESUCRISTO, HAS LLENADO EL MUNDO DE ALEGRIA, CONCEDENOS, POR
LA INTERCESION DE SU MADRE, LA VIRGEN MARIA, LLEGAR A ALCANZAR
LOS GOZOS ETERNOS. POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR. AMEN.

Monitor: En nuestras comunidades, solemos tener como patronos a Jesús en sus


diversos misterios, a María, con variadas advocaciones, o a santos que estamos
llamados a imitar. Ahora, vamos a dirigir esta oración litánica, acudiendo a Cristo,
para que tenga misericordia de nosotros y a María y nuestros santos, para que
intercedan por nosotros, en la consecución de la paz para Venezuela.

Señor, ten piedad


Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad
Cristo, óyenos
Cristo, escúchanos
Dios, Creador del universo
Dios, Padre de la humanidad
Jesús, Hijo de Dios
Jesús, Divino Maestro
Jesús, Santísimo Salvador,
Jesús, Divino Redentor
Jesús, Obrero
Jesús, Buen Pastor,
Jesús, Nazareno

1
Jesús, Señor de los Milagros
Jesús, Santo Cristo de La Grita, Jesús, Santo Cristo del Limoncito
Jesús, Santo Cristo del Tabor
Jesús, Crucificado por la salvación de todos
Jesús, Resucitado testigo fiel
Jesús, Cristo Rey
Jesús, presente en el Sacramento de la Eucaristía
Sagrado Corazón de Jesús.
Espíritu Santo Consolador
Espíritu Santo Santificador
Espíritu Santo, Señor y Dador de vida.
Santa María, Madre de Dios
Madre del Buen Consejo
Madre de la Esperanza
Madre de la Consolación
Madre de la Providencia
Madre, Señora de los Ángeles
Madre, Señora de la Luz
Madre, Señora del Rosario
Madre, Señora de la Providencia
Madre, Inmaculada Concepción
Madre, Señora del Carmen
Madre, Señora de Fátima,
Madre, Señora de Chiquinquirá
Madre, Señora de Coromoto
Madre, Señora de Guadalupe
Madre Señora de la Luz
Madre, Señor de las Mercedes
Madre, Señora de Lourdes
Madre, Señora de la Caña Brava
Madre, Señora del Perpetuo Socorro
Madre, Señora de los Dolores
Madre, Señora del Valle
Madre, Reina de todos los santos
Madre de todos los Sacerdotes
María Auxiliadora
María del Táchira
Inmaculado Corazón de María
San Miguel Arcángel
San Rafael Arcángel
San Gabriel Arcángel
San José, Esposo de María
San José, Obrero y custodio de Jesús
San Juan Bautista
San Joaquín y Santa Ana
San Pedro
San Pablo
San Andrés
San Judas Tadeo
San Bartolomé
Santos Apóstoles

1
Santa Rosalía
Santa Lucía
San Sebastián
San Cristóbal
Santa Bárbara
San Agatón
San Emigdio
San Juan Nepomuceno
San Juan María Vianney
San Juan Eudes
San Juan Bosco
Santo Domingo de Guzmán
San Vicente Ferrer
San Isidro Labrador
San Lorenzo
San Martín de Porres
San Pedro Nolasco
San Agustín
San José de Cupertino
San Antonio de Padua
Santo Tomás de Aquino
San Francisco de Asís
San Ignacio de Loyola
San Alfonso.
San Juan XXIII
San Juan Pablo II
Beato Luis Variara
Beato Pablo VI
Beata María de San José
Beata Madre Candelaria de San José
Todos los Santos y Santas de Dios

ACUDIMOS A TI, SEÑOR, POR INTERCESIÓN DE MARIA, TU MADRE Y DE TODOS


LOS SANTOS. CONCEDENOS LA GRACIA DE LA PAZ, LA SANA Y FRATERNA
CONVIVENCIA EN NUESTRO PAIS, PARA PODER ASI CONSTRUIR TU REINO DE
PAZ Y JUSTICIA. TE LO PEDIMOS A TI QUE VIVES Y REINAS POR LOS SIGLOS DE
LOS SIGLOS. AMEN.

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5. TENEMOS EL COMPROMISO DE CONSTRUIR LA PAZ.

Lector:
LECTURA DE LA CARTA DE SAN PABLO A LOS EFESIOS (2,14-17).

1
Cristo es nuestra paz. El ha destruido el muro de separación, el odio y de los
dos pueblos ha hecho uno solo. En su propia carne destruyó el sistema
represivo de la Ley e hizo la paz: reunió a los dos pueblos en Él, creando de
los dos un hombre nuevo. Destruyó el odio en la cruz y, habiendo reunido a
los dos pueblos, los reconcilió con Dios por medio de la misma cruz. Vino
como evangelizador de la paz. PALABRA DE DIOS

Director: Reflexionemos unos instantes en silencio acerca de lo que nos


enseña San Pablo…

Director:
Ante el Santísimo Sacramento, Jesús, reconocemos su obra redentora con la
cual instauró la verdadera paz. No es la paz como la da el mundo, que es
frágil y temblorosa. Es la paz que anida en los corazones para fortalecerlos y
eliminar todo aquello que vaya en contra de la comunión fraterna. Fruto de
su Cruz y Resurrección: el mismo día de su Resurrección, al aparecerse a
sus discípulos, les dio su “paz”.

A todos los creyentes nos indicó que si queríamos ser felices de verdad y
llegar al Reino de Dios, tendríamos que ser constructores de la Paz. Hoy en
nuestro mundo y, particularmente en nuestro país, los cristianos, todos sin
excepción, debemos ser constructores de la paz. Nadie tiene excusa. No es
la paz del mundo que se puede romper. Es la paz de la fraternidad y de la
reconciliación. Los cristianos, cualquiera que sea su condición, deben ser
edificadores de esa paz. Resultan iluminadoras las palabras del Papa
Francisco: “La paz tampoco «se reduce a una ausencia de guerra, fruto del
equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en
la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más
perfecta entre los hombres». En definitiva, una paz que no surja como fruto
del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será
semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia” (Ev. G., 219).

Los que tienen responsabilidades de gobierno o de dirigencia política, dando


el ejemplo por supuesto, deben contribuir a que se derriben los muros de
división, o acabar con aquellas cosas que impidan la sana convivencia. Su
primera preocupación debe ser el bien de todo el pueblo. Los cristianos, con
su derecho a la protesta, no deben valerse de ningún tipo de violencia para
manifestar, pues eso mismo revierte en contra de los conciudadanos. Las
familias deben ser el primer ámbito donde se edifica la paz, en el diálogo y la
mutua comprensión. Los ministros ordenados, las religiosas y los agentes
de pastoral no deben quedarse atrás: sin dejar de acompañar al pueblo de
Dios, deben promover los criterios del evangelio donde se fundamenta la
paz.

Pedimos por la paz y la reconciliación en Venezuela. Lo hacemos apoyados


en una sola razón: nuestra fe en Cristo, quien es nuestra paz. Por eso, no
debemos apelar nunca a lo contrario a la paz: las ofensas, los rencores, la

1
represión inhumana, los actos violentos como respuesta o como medio de
protesta.

Las palabras del Papa Francisco nos pueden ayudar en este sentido: “La
Iglesia proclama «el evangelio de la paz» (Ef 6,15) y está abierta a la
colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para
cuidar este bien universal tan grande. Al anunciar a Jesucristo, que es la paz
en persona (cf. Ef 2,14), la nueva evangelización anima a todo bautizado a
ser instrumento de pacificación y testimonio creíble de una vida
reconciliada. Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el
diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos,
pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y
sin exclusiones. El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la
gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. No
necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría
ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata
de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural” (Ev. G. 239).

En Venezuela, para poder llegar a la solución de la crisis, nos debemos


decidir a todo aquello que favorezca la paz. Es lo que le pedimos al Dios del
amor.

Monitor:
Vamos a pedirle al Señor nos haga instrumentos de su paz, como nos lo
enseñó San Francisco. Hagámoslo unos instantes en silencio y luego
cantemos la oración de Francisco de Asís.

Hazme un instrumento de tu paz


donde haya odio lleve yo tu amor
donde haya injuria tu perdón señor
donde haya duda fe en ti

Maestro ayúdame a nunca buscar


el ser consolado sino consolar
ser entendido sino entender
ser amado sino yo amar

Hazme un instrumento de tu paz


que lleve tu esperanza por doquier
donde haya oscuridad lleve tu luz
donde haya pena tu gozo señor

Maestro ayúdame a nunca buscar


el ser consolado sino consolar
ser entendido sino entender
ser amado sino yo amar

1
Hazme un instrumento de tu paz
es perdonando que nos das perdón
es dando a todos como tú nos das
muriendo es que volvemos a nacer.

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CONCLUSION.

Monitor:
Terminaremos esta Hora Santa con el compromiso de ser instrumentos de la
paz para colocar cada uno su granito de arena. Pero también con la certeza
de que con nuestra fe en el señor podremos salir adelante. Por ello, al
concluir este ejercicio espiritual vamos a renovar la Consagración de
Venezuela al Santísimo Sacramento. Ello nos permitirá entender que
debemos seguir actuando en su nombre y llenando de su Palabra, de su
Viuda y de su gracia nuestro país. El nos dará la sabiduría de su Espíritu
para que podamos salir adelante.

Director:

Les invito a que todos vayamos recitando en comunión de amor esta


oración.

Oración de Consagración de la República de Venezuela al Santísimo


Sacramento

Soberano Señor del Universo y Redentor del mundo, clementísimo Jesús que por un
prodigio inenarrable de tu caridad te has quedado con nosotros en este sacramento
hasta el fin de los siglos; aquí venimos a tus pies a proclamarte solemnemente y a la
faz del cielo y de la tierra, nuestro único rey y dominador santísimo.

A quien consagramos todos nuestros afectos y servicios y a quien ponemos todas


nuestras esperanzas. Tú eres nuestro Dios, y no tendremos otro alguno delante de Ti,
en tus manos ponemos nuestra suerte y con ella los destinos de nuestra Patria.
Muchos te hemos ofendido, y como el hijo pródigo hemos disipado en los desórdenes
tu herencia, perdónanos que ya volvemos con espíritu contrito a tu casa y a tus brazos.
Recíbenos, salvador nuestro, y concédenos que venga a nosotros tu reino eucarístico.
Levanta bien alto tu trono en nuestra República, a fin de que en ella te veas glorificado
por singular manera y sea honra nuestra, de distinción inapreciable, el llamarnos la
República Venezuela del Santísimo Sacramento del Altar.

Te entregamos cuanto somos y cuanto tenemos cubre nuestra ofrenda con tú mirada
paternal y hazla aceptable y valiosa en tú divina presencia. Otra vez te pedimos nos
recibas, que no nos deseches, y que este acto de nuestro amor y de nuestra gratitud
sea repetido, cada vez con mayor fervor, de generación en generación, mientras

1
Venezuela exista, para que jamás la apartes de tú Sagrado Corazón. Que así sea para
nuestra vida del tiempo y después. Por los Siglos de los Siglos. Amén.

(Monseñor Juan Bautista Castro, Arzobispo de Caracas 02 de Julio de 1899)

Cantamos
TU REINARAS.

(Si la Hora Santa culmina con la Bendición con el Santísimo Sacramento, se sigue el rito
correspondiente. Si culmina y continúa la adoración, se concluye con el canto indicado)

LAUS
DEO
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CANTOS PARA LA JORNADA DE ORACIÓN. 27 DE ABRIL DE


2017
1. ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR

Señor, no soy nada, ¿por qué me has llamado? Has pasado por mi puerta y bien sabes
que soy pobre y soy débil, ¿por qué te has fijado en mí?

ME HAS SEDUCIDO SEÑOR, CON TU MIRADA ME HAS HABLADO AL CORAZÓN


Y ME HAS QUERIDO ES IMPOSIBLE CONOCERTE
Y NO AMARTE, ES IMPOSIBLE AMARTE Y
NO SEGUIRTE, ME HAS SEDUCIDO, SEÑOR.

Señor, yo te sigo, y quiero darte lo que pides, aunque hay veces que me cuesta darlo
todo, Tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina, Señor, junto a mí.

Señor, hoy tu nombre es más que una palabra, es tu voz que hoy resuena en mi interior
y me habla en el silencio ¿qué quieres que haga por ti?

2. ALABO TU BONDAD

Todo mi ser canta hoy por las cosas que hay en mí. Gracias te doy, mi Señor,
Tú me haces tan feliz. Tú me has regalado tu amistad, confío en Ti, me llenas de tu paz.
Tú me haces sentir tu gran bondad; yo cantaré por siempre tu fidelidad.

GLORIA A TI, SEÑOR, POR TU BONDAD.


GLORIA, GLORIA, SIEMPRE CANTARÉ TU FIDELIDAD.

Siempre a tu lado estaré alabando tu bondad. A mis hermanos diré el gran gozo que hallo
en ti. En Ti podrán siempre encontrar fidelidad, confianza y amistad.

1
Nunca fallará tu gran Amor, ni tu perdón, me quieres tal como soy.

3. MAGNIFICAT

Proclama mi alma la grandeza de Dios se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador.


Porque ha mirado la humildad de su sierva. Desde ahora me felicitarán todas las
generaciones.

PORQUE EL PODEROSO HA OBRADO Y HACE MARAVILLAS EN NOSOTROS;


GRANDE ES SU AMOR, PARA TODOS,
GRANDE ES SU AMOR Y POR SIEMPRE; GRANDE ES SU AMOR.

Hace proezas con su brazo, corrige a los soberbios y con todo el corazón, ensalza a los
humildes, llena de bienes a los pobres. Su promesa por siempre durará,
como dijo a nuestros padres.

4. AMAOS

COMO EL PADRE ME AMÓ, YO OS HE AMADO,

/ PERMANECED EN MI AMOR. / (2)

Si guardáis mis palabras, y como hermanos os amáis, compartiréis con alegría,


el don, de la fraternidad. Si os ponéis en camino, sirviendo siempre a la verdad,
fruto daréis en abundancia, mi amor, se manifestará.
No veréis amor tan grande, como aquél que os mostré. Yo doy la vida por vosotros:
amad, como Yo os amé. Si hacéis lo que os mando, y os queréis de corazón,
compartiréis mi pleno gozo, de amar, como Él me amó.

5. HOMBRES NUEVOS

DANOS UN CORAZÓN GRANDE PARA AMAR DANOS UN CORAZÓN FUERTE PARA


LUCHAR

Hombres nuevos creadores de la historia constructores de nueva humanidad hombres


nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar

Hombres nuevos luchando en esperanza caminantes sedientos de de verdad, hombres


nuevos sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad.

6. HÁBLAME

Yo siento, Señor, que Tú me amas;


yo siento, Señor, que te puedo amar.
Háblame, Señor, que tu siervo escucha,
háblame, que quieres de mí.
Señor, Tú has sido grande para mí,
en el desierto de mi vida, háblame.

YO QUIERO ESTAR DISPUESTO A TODO,


TOMA MI SER, MI CORAZÓN ES PARA TI,

1
POR ESO CANTO TUS MARAVILLAS,
POR ESO CANTO TU AMOR (2)
LA, LA, LA, LA... (2)

Te alabo, Jesús, por tu grandeza,


mil gracias te doy por tu gran amor.
Heme aquí, Señor, para acompañarte,
heme aquí, ¿qué quieres de mí?
Señor, Tú has sido grande para mí,
en el desierto de mi vida, háblame.

7. PAZ EN LA TIERRA

PAZ EN LA TIERRA, PAZ EN LAS ALTURAS,


QUE EL GOZO ETERNO REINE EN NUESTRO CORAZÓN.

Da la paz hermano, da la paz. Constrúyela en tu corazón y con tu gesto afirmarás que


quieres la paz.
Que tu paz hermano, sea don. Es el mejor signo de amor que tú nos puedes ofrecer:
abrazo de paz.

8. CON VOSOTROS ESTÁ (LE CONOCÉIS)

CON VOSOTROS ESTÁ Y NO LO CONOCEIS


CON VOSOTROS ESTÁ, SU NOMBRE ES EL SEÑOR. (BIS)

Su nombre es El Señor y pasa hambre y clama por la boca del hambriento, y muchos que
lo ven pasan de largo acaso por llegar temprano al templo.

Su nombre es el Señor y sed soporta y está en quien de justicia va sediento, y muchos


que lo ven pasan de largo, a veces ocupados en sus rezos.

Su nombre es El Señor y está desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos, y muchos
que lo ven pasan de largo, seguros y al calor de su dinero.

Su nombre es El Señor y enfermo vive y su agonía es la del enfermo, y muchos que lo


saben no hacen caso, tal vez no frecuentaban mucho el templo.

Su nombre es el Señor, y está en la cárcel, está en la soledad de cada preso, y nadie lo


visita y hasta dicen: tal vez ese no era de los nuestros

Su nombre es el Señor, el que sed tiene. él pide por la boca del hambriento, está preso,
está enfermo, está desnudo; pero el nos va a juzgar por todo eso.

9. EL PROFETA

Antes que te formaras dentro del vientre de tu madre,


antes que tú nacieras, te conocía y te consagré,
para ser mi profeta de las naciones, yo te escogí,

1
irás donde te envíe, lo que te mande proclamarás.

TENGO QUE GRITAR, TENGO QUE ARRIESGAR, AY DE MÍ SI NO LO HAGO,


CÓMO ESCAPAR DE TI, CÓMO NO HABLAR,
SI TU VOZ ME QUEMA DENTRO.

TENGO QUE ANDAR, TENGO QUE LUCHAR,


AY DE MÍ SI NO LO HAGO,
CÓMO ESCAPAR DE TI, CÓMO NO HABLAR,
SI TU VOZ ME QUEMA DENTRO.

No temas arriesgarte porque contigo Yo estaré.


No temas anunciarme porque en tu boca yo hablaré.
Te encargo hoy mi pueblo para arrancar y derribar,
para edificar, construirás y plantarás.

Deja a tus hermanos, deja a tu padre y a tu madre,


abandona tu casa porque la tierra gritando está.
Nada traigas contigo porque a tu lado yo estaré,
es hora de luchar, porque mi pueblo sufriendo está.

10. SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA

SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA Y JUNTOS CAMINANDO, PODREMOS


ALCANZAR OTRA CIUDAD QUE NO SE ACABA SIN PENAS NI TRISTEZAS, CIUDAD
DE ETERNIDAD.

I. Somos un pueblo que camina, que marcha por el mundo, buscando otra ciudad. Somos
errantes peregrinos en busca de un destino, destino de unidad. Siempre seremos
caminantes, pues sólo caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin
penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

II. Danos valor siempre constante, valor en las tristezas, valor en nuestro afán. Danos la
luz de tu Palabra que guía nuestros pasos en este caminar. Marcha, Señor, junto a
nosotros, pues sólo en tu presencia podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin
penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

III. Dura se hace nuestra marcha, andando entre las sombras de tanta oscuridad, todos
los cuerpos desgastados ya sienten el cansancio de tanto caminar. Pero tenemos la
esperanza de que nuestras fatigas al fin alcanzarán, otra ciudad que no se acaba, sin
penas ni tristeza, ciudad de eternidad.

11.TU REINARAS

Tú reinaras este el grito que ardiente exhala nuestra fe.


Tu reinaras oh Rey Bendito pues tu dijiste reinaré

REINE JESÚS POR SIEMPRE, REINE SU CORAZÓN EN NUESTRA PATRIA

1
EN NUESTRO SUELO ES DE MARÍA LA NACION [bis]

Tu reinaras dulce esperanza que al alma llena de placer habrá por fin paz y bonanza
Felicidad habrá doquier.

Tu reinaras dichosa era dichoso pueblo con tal rey será tu cruz nuestra bandera
Tu amor será nuestra ley

Tu reinaras en este suelo te prometemos nuestro amor. Oh buen Jesús, danos


consuelo en este valle de dolor

12. QUEREMOS CONSTRUIR UNA CIUDAD

Queremos construir una ciudad, una ciudad de paz; queremos confirmar en el altar
nuestra fraternidad.

Sin que haya esclavos, ni haya señores


que no puedan cantar nuestra canción,
sin que haya clases, ni diferencias
que impidan compartir un mismo pan.

Todos tenemos los mismos derechos,


todos tenemos los mismos deberes.

Todos tenemos un mismo Padre, un mismo cielo. Todos tenemos un mismo Padre,
un mismo cielo.

Queremos construir una ciudad, una ciudad de paz; queremos alcanzar la libertad,
fruto de la verdad.

Allá, entre todos, compartiremos, las penas, el esfuerzo y el amor. Allá, entre todos,
descubriremos que el grano de semilla floreció.

Todos tenemos un mismo Maestro,


todos tenemos un mismo evangelio.

Todos tenemos un mismo Padre, un mismo cielo.


Todos tenemos un mismo Padre, un mismo cielo.

Queremos construir una ciudad, una ciudad de paz; queremos confirmar en el altar
nuestra fraternidad.

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¡ALELUYA!
EL SEÑOR VERDADERAMENTE HA RESUCITADO

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