Hora Santa Por Venezuela
Hora Santa Por Venezuela
Director: Comenzamos, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén
“Bendito y alabado sea Jesús, en el Santísimo Sacramento del
altar”.
Todos: “Sea por siempre bendito y alabado”
1
Director: Ante Ti, Señor Jesús acudimos como discípulos tuyos, confiados
en la escucha de nuestras plegarias por Venezuela, por nuestras
comunidades, instituciones, Iglesia y familias. Sentimos el peso de muchas
angustias e interrogantes. Nos has dado una Palabra de Paz para hacerla
llegar a todos nuestros hermanos. En la Cruz redentora inauguraste la
“Nueva Creación”, la cual dio mayor esplendor a todo el universo y fuiste
constituido “Cabeza” de toda la creación. A Ti, al Padre Dios y al Espíritu
Santo te queremos manifestar nuestra fe y nuestra alabanza. La hacemos
reconociendo la belleza de nuestra tierra donde debemos edificar tu Reino
de Justicia, de Paz y de amor.
Un Lector:
Bendigamos A Dios que nos ha hecho sus hijos y nos ha permitido
vivir en esta hermosa tierra tachirense, con sus montañas, llanos y
valles… BENDITO ERES…
Bendigamos a Dios por nuestras familias, ricas en fe y laboriosidad,
fundamento de nuestra sociedad.
Bendigamos a Dios que nos regala las rosas de El Reposo y la
frescura de nuestros páramos.
Bendigamos al Señor que todo lo puede y nos ha bendecido con la
sencilla y profunda fe de nuestras gentes.
Bendigamos a Dios por el Santo Cristo de La Grita y Nuestra Señora
de la Consolación, por los miles de peregrinos que a ellos acuden para
reafirmar su fe y su vida cristiana.
Bendigamos a Dios por el calor de las zonas bajas y el sabroso frío de
nuestros páramos.
Bendigamos a Dios por la caña panelera, las piñas de Capacho, las
fresas de Pueblo Encima y las hortalizas de El Cobre.
Bendigamos a Dios por los ríos que surcan nuestros campos y por los
bosques de nuestras montañas
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Bendigamos a Dios por el ganado que crece en los campos de nuestra
tierra, por las gallinas y ovejas, por los piscos, las cachamas y truchas
de nuestra región.
Bendigamos al Señor que nos ha enriquecido con vocaciones
sacerdotales y nos permite tener nuestros seminarios como signo de
esperanza.
Bendigamos a Dios por los páramos de El Tamá, El Zumbador y la
Negra, por el Uribante y el Caparo, por el Torbes y Río Bobo que nos
da el agua para nuestros quehaceres.
Bendigamos a Dios por la cordialidad de nuestra gente y la alegría de
nuestros niños, por la sabiduría de los abuelos y la decisión de
nuestros jóvenes.
Bendigamos a Dios por nuestras escuelas y universidades, que han
contribuido en la formación integral de tantos hombres y mujeres del
Táchira para contribuir en diversos modos, fuera y dentro de la región,
con sus conocimientos.
Bendigamos al Señor por las industrias y comercios, por el desarrollo
de la región andina y fronteriza, por generar empleos y generar bienes
de servicios a la población.
Bendigamos al Señor por los campos sembrados y por nuestra
música sabrosa con sabor a café y pizca andina.
Bendigamos a Dios por el café de Rubio y por las hortalizas de La
Grita, por el ingenio de nuestros agricultores y el trabajo incesante de
nuestro pueblo. Bendigamos al Señor por la frontera que nos hermana
con Colombia y nos permite construir paz y solidaridad. Bendigamos a
Dios por las comunidades de San Antonio y Ureña, por las de Delicias
y San Vicente, por las de El Piñal y Abejales, por las de Colón y San
Félix, así como las de todo el Táchira donde construimos el Reino de
Salvación.
Bendigamos a Dios por las minas de Lobatera y los campos de
Pregonero, por los paisajes de Queniquea y San José de Bolívar, por
Táriba y su santuario y Michelena con sus aldeas.
Bendigamos al Señor por nuestros sacerdotes y religiosas, por los
seminaristas y por los laicos que proclaman diariamente tu Palabra de
vida y salvación. Bendigamos a Dios por nuestros jóvenes y niños que
crecen como discípulos de Jesús, por las monjas de clausura y los
Camaldulenses de Pregonero.
Bendigamos a Dios por tantos profesionales que brindan incalculables
servicios a favor de la gente como médicos, enfermeros, maestros,
protección civil y bomberos así como los miembros de la Fuerza
Armada y de la Policía otros organismos públicos.
Bendigamos al Señor por nuestros hospitales, cárceles y ancianatos,
por los que allí trabajan para hacer sentir la solidaridad y la
misericordia del amor cristiano.
Bendigamos a Dios por los pastos que alimentan nuestro ganado y los
frutos que produce nuestra tierra
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Bendigamos a Dios por el Chorro del Indio, la Machirí y las lagunas de
La Cimarronera donde se yergue el pico El Púlpito.
Bendigamos al Señor por Medarda Piñero, María Israel Bogotá, Madre
Lucía y el Obispo Tomás Antonio Sanmiguel, cuyos testimonios de
santidad nos impulsa a ser santos.
Bendigamos a Dios por tantos hermanos nuestros tachirenses que
han ido a trabajar en tantas partes de Venezuela y se distinguen por su
laboriosidad y vida de familia
Bendigamos a Dios por nuestra Iglesia, peregrina, enriquecida por el II
Sínodo, renovada en espíritu y verdad y con sabor a pueblo.
Bendigamos al señor por nuestras parroquias y rectorías, sus
comunidades eclesiales de base y el empuje de los catequistas y
apóstoles laicos.
Bendigamos a Dios por las represas de Uribante y Caparo y por la
vitalidad de nuestra región llena de historia y rica en futuro.
Bendigamos a Dios por La Fría, Coloncito y Orope, las Mesas y
Seboruco con la tenacidad y fe de sus pobladores.
Bendigamos a Dios por la radio, la televisión y los periódicos de
nuestra región, con los que nos comunicamos y podemos darnos a
conocer en el mundo.
Bendigamos al Señor por nuestra cultura, con sus manifestaciones
artísticas, las danzas, los cantos y la poesía que son canciones del
alma tachirense.
Bendigamos a Dos por las cerámicas de Lomas Bajas, las artesanías
de nuestros pueblos y los deliciosos platos de nuestro pueblo.
Bendigamos al Señor por el fútbol que corre como la sangre por las
venas de nuestra gente, el ciclismo que apasiona y los demás
deportes y juegos que fortalecen nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
Bendigamos a Dios por las calles empedradas de San Pedro del Río,
Peribeca y Río Chiquito que reciben con cariño a tantos turistas.
Bendigamos a Dios por nuestro Táchira bonito y querido, donde
quereos seguir edificando la paz nacida de la Cruz de Cristo.
1
recibieron… Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros y
hemos visto su Gloria. PALABRA DEL SEÑOR.
Canto:
Amo al señor,
porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.
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Lector:
LECTURA DE LA CARTA DE SAN PABLO A LOS COLOSENSES (3, 1-6.8-10).
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Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde Cristo está
sentado a la derecha de Dios. Preocúpense por las cosas de arriba, no por
las de la tierra. Pues han muerto, y su vida está ahora escondida con Cristo
en Dios. Cuando se manifieste el que es nuestra vida también ustedes se
verán con él en la gloria. Por tanto, hagan morir en ustedes lo que es
“terrenal”, es decir, el libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos
deseos y el amor al dinero, que es una manera de servir a los ´`ídolos. Tales
cosas atraen los castigos de Dios… Ahora rechacen todo eso: enojo,
arrebatos, malas intenciones, ofensas y todas las palabras malas que
puedan decir. No se mientan unos a otros, ustedes se despojaron del
hombre viejo y de sus vicios y se revistieron del hombre nuevo que no cesa
de renovarse a la imagen de su Creador hasta alcanzar su perfecto
conocimiento. PALABRA DE DIOS.
Director:
Vivimos en nuestra nación una profunda crisis en todos los sentidos: social,
político, económico, religioso y moral. Muchos de los problemas que
acarreamos son fruto del egoísmo y consecuencia del pecado del mundo,
lamentablemente presente en medio de nosotros. Así nos lo hizo ver San
Juan XXIII en su Encíclica PACEM IN TERRIS: “Resulta, sin embargo,
sorprendente el contraste que con este orden maravilloso del universo
ofrece el desorden que reina entre los individuos y entre los pueblos. Parece
como si las relaciones que entre ellos existen no pudieran regirse más que
por 1a fuerza” (n. 4).
1
división y la polarización; en la ofensa, el insulto y la calumnia, para
desprestigiar a quien no se quiere o no piensa igual que los demás…
1
Tengamos ahora unos minutos de oración en silencio para interiorizar la
enseñanza de la Palabra de Dios.
Monitor: les invito a colocarnos de pie y elevar esta oración litánica a Jesús,
quien desde la Cruz destruyó el vestido viejo del pecado y nos dio el vestido
nuevo con su Resurrección. Después de cada petición, respondemos
SEÑOR TE PIEDAD (Se puede cantar)
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PERDONANOS SEÑOR POR TODOS LOS PECADOS COMETIDOS, POR NO
HABER ACTUADO SEGÚN TUS DESIGNIOS Y HABERNOS DEJADO LLEVAR
MUCHAS VECES POR LA MEDIOCRIDAD. DANOS TU GRACIA Y LLENANOS
DE TU MISERICORDIA, PARA ASI PERDONAR A TANTOS QUE HAN
OFENDIDO NUESTRA DIGNIDAD Y HAN PREFERIDO EL CAMINO DE LA
MALDAD. CONVIÉRTELOS, TOCA SU CORAZON Y CUENTA CON NUESTRA
ACTITUD PARA AYUDARLOS A DESPOJARSE DEL HOMBRE VIEJO Y
REVESTIRSE DEL NUEVO. AMEN.
Canto:
Danos un corazón (Espinosa)
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Lector:
LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DE SAN PABLO A LOS CORINTIOS
(5,19-21).
Pues en Cristo Dios estaba reconciliando al mundo con él, ya no tomaba en
cuenta los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el
mensaje de la reconciliación. Nos presentamos pues, como embajadores de
1
Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca. En nombre de
Cristo les rogamos ¡déjense reconciliar con Dios! Dios hizo cargar con
nuestros pecados al que no cometió pecado, para que así nosotros
participáramos en él de justicia y perfección de Dios. PALABRA DE DIOS.
Director:
El mismo Dios envió a su hijo para salvarnos. Nunca lo hizo para condenar.
Y lo primero que pidió, al estar en el suplicio de la Cruz fue el perdón para
quienes le crucificaban e insultaban. Más aún hasta los quiso eximir
diciéndole a su Padre PUES NO SABEN LO QUE HACEN.
1
además de dialogar, volver a sentir que hay algo maravilloso que nos une:
somos hijos del mismo Dios. Así, entonces nos daremos las manos,
entrecruzaremos los brazos, nos apoyaremos y seremos capaces de
purificarnos los unos a los otros.
LECTOR:
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (1,46-56).
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de generación en generación. El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los
poderosos
y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros
padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
PALABRA DEL SEÑOR.
Director: En este tiempo de alegría pascual saludamos a María con la oración del
Regina Coeli:
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Jesús, Señor de los Milagros
Jesús, Santo Cristo de La Grita, Jesús, Santo Cristo del Limoncito
Jesús, Santo Cristo del Tabor
Jesús, Crucificado por la salvación de todos
Jesús, Resucitado testigo fiel
Jesús, Cristo Rey
Jesús, presente en el Sacramento de la Eucaristía
Sagrado Corazón de Jesús.
Espíritu Santo Consolador
Espíritu Santo Santificador
Espíritu Santo, Señor y Dador de vida.
Santa María, Madre de Dios
Madre del Buen Consejo
Madre de la Esperanza
Madre de la Consolación
Madre de la Providencia
Madre, Señora de los Ángeles
Madre, Señora de la Luz
Madre, Señora del Rosario
Madre, Señora de la Providencia
Madre, Inmaculada Concepción
Madre, Señora del Carmen
Madre, Señora de Fátima,
Madre, Señora de Chiquinquirá
Madre, Señora de Coromoto
Madre, Señora de Guadalupe
Madre Señora de la Luz
Madre, Señor de las Mercedes
Madre, Señora de Lourdes
Madre, Señora de la Caña Brava
Madre, Señora del Perpetuo Socorro
Madre, Señora de los Dolores
Madre, Señora del Valle
Madre, Reina de todos los santos
Madre de todos los Sacerdotes
María Auxiliadora
María del Táchira
Inmaculado Corazón de María
San Miguel Arcángel
San Rafael Arcángel
San Gabriel Arcángel
San José, Esposo de María
San José, Obrero y custodio de Jesús
San Juan Bautista
San Joaquín y Santa Ana
San Pedro
San Pablo
San Andrés
San Judas Tadeo
San Bartolomé
Santos Apóstoles
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Santa Rosalía
Santa Lucía
San Sebastián
San Cristóbal
Santa Bárbara
San Agatón
San Emigdio
San Juan Nepomuceno
San Juan María Vianney
San Juan Eudes
San Juan Bosco
Santo Domingo de Guzmán
San Vicente Ferrer
San Isidro Labrador
San Lorenzo
San Martín de Porres
San Pedro Nolasco
San Agustín
San José de Cupertino
San Antonio de Padua
Santo Tomás de Aquino
San Francisco de Asís
San Ignacio de Loyola
San Alfonso.
San Juan XXIII
San Juan Pablo II
Beato Luis Variara
Beato Pablo VI
Beata María de San José
Beata Madre Candelaria de San José
Todos los Santos y Santas de Dios
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Lector:
LECTURA DE LA CARTA DE SAN PABLO A LOS EFESIOS (2,14-17).
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Cristo es nuestra paz. El ha destruido el muro de separación, el odio y de los
dos pueblos ha hecho uno solo. En su propia carne destruyó el sistema
represivo de la Ley e hizo la paz: reunió a los dos pueblos en Él, creando de
los dos un hombre nuevo. Destruyó el odio en la cruz y, habiendo reunido a
los dos pueblos, los reconcilió con Dios por medio de la misma cruz. Vino
como evangelizador de la paz. PALABRA DE DIOS
Director:
Ante el Santísimo Sacramento, Jesús, reconocemos su obra redentora con la
cual instauró la verdadera paz. No es la paz como la da el mundo, que es
frágil y temblorosa. Es la paz que anida en los corazones para fortalecerlos y
eliminar todo aquello que vaya en contra de la comunión fraterna. Fruto de
su Cruz y Resurrección: el mismo día de su Resurrección, al aparecerse a
sus discípulos, les dio su “paz”.
A todos los creyentes nos indicó que si queríamos ser felices de verdad y
llegar al Reino de Dios, tendríamos que ser constructores de la Paz. Hoy en
nuestro mundo y, particularmente en nuestro país, los cristianos, todos sin
excepción, debemos ser constructores de la paz. Nadie tiene excusa. No es
la paz del mundo que se puede romper. Es la paz de la fraternidad y de la
reconciliación. Los cristianos, cualquiera que sea su condición, deben ser
edificadores de esa paz. Resultan iluminadoras las palabras del Papa
Francisco: “La paz tampoco «se reduce a una ausencia de guerra, fruto del
equilibrio siempre precario de las fuerzas. La paz se construye día a día, en
la instauración de un orden querido por Dios, que comporta una justicia más
perfecta entre los hombres». En definitiva, una paz que no surja como fruto
del desarrollo integral de todos, tampoco tendrá futuro y siempre será
semilla de nuevos conflictos y de variadas formas de violencia” (Ev. G., 219).
1
represión inhumana, los actos violentos como respuesta o como medio de
protesta.
Las palabras del Papa Francisco nos pueden ayudar en este sentido: “La
Iglesia proclama «el evangelio de la paz» (Ef 6,15) y está abierta a la
colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para
cuidar este bien universal tan grande. Al anunciar a Jesucristo, que es la paz
en persona (cf. Ef 2,14), la nueva evangelización anima a todo bautizado a
ser instrumento de pacificación y testimonio creíble de una vida
reconciliada. Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el
diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos,
pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y
sin exclusiones. El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la
gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. No
necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría
ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata
de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural” (Ev. G. 239).
Monitor:
Vamos a pedirle al Señor nos haga instrumentos de su paz, como nos lo
enseñó San Francisco. Hagámoslo unos instantes en silencio y luego
cantemos la oración de Francisco de Asís.
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Hazme un instrumento de tu paz
es perdonando que nos das perdón
es dando a todos como tú nos das
muriendo es que volvemos a nacer.
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CONCLUSION.
Monitor:
Terminaremos esta Hora Santa con el compromiso de ser instrumentos de la
paz para colocar cada uno su granito de arena. Pero también con la certeza
de que con nuestra fe en el señor podremos salir adelante. Por ello, al
concluir este ejercicio espiritual vamos a renovar la Consagración de
Venezuela al Santísimo Sacramento. Ello nos permitirá entender que
debemos seguir actuando en su nombre y llenando de su Palabra, de su
Viuda y de su gracia nuestro país. El nos dará la sabiduría de su Espíritu
para que podamos salir adelante.
Director:
Soberano Señor del Universo y Redentor del mundo, clementísimo Jesús que por un
prodigio inenarrable de tu caridad te has quedado con nosotros en este sacramento
hasta el fin de los siglos; aquí venimos a tus pies a proclamarte solemnemente y a la
faz del cielo y de la tierra, nuestro único rey y dominador santísimo.
Te entregamos cuanto somos y cuanto tenemos cubre nuestra ofrenda con tú mirada
paternal y hazla aceptable y valiosa en tú divina presencia. Otra vez te pedimos nos
recibas, que no nos deseches, y que este acto de nuestro amor y de nuestra gratitud
sea repetido, cada vez con mayor fervor, de generación en generación, mientras
1
Venezuela exista, para que jamás la apartes de tú Sagrado Corazón. Que así sea para
nuestra vida del tiempo y después. Por los Siglos de los Siglos. Amén.
Cantamos
TU REINARAS.
(Si la Hora Santa culmina con la Bendición con el Santísimo Sacramento, se sigue el rito
correspondiente. Si culmina y continúa la adoración, se concluye con el canto indicado)
LAUS
DEO
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Señor, no soy nada, ¿por qué me has llamado? Has pasado por mi puerta y bien sabes
que soy pobre y soy débil, ¿por qué te has fijado en mí?
Señor, yo te sigo, y quiero darte lo que pides, aunque hay veces que me cuesta darlo
todo, Tú lo sabes, yo soy tuyo. Camina, Señor, junto a mí.
Señor, hoy tu nombre es más que una palabra, es tu voz que hoy resuena en mi interior
y me habla en el silencio ¿qué quieres que haga por ti?
2. ALABO TU BONDAD
Todo mi ser canta hoy por las cosas que hay en mí. Gracias te doy, mi Señor,
Tú me haces tan feliz. Tú me has regalado tu amistad, confío en Ti, me llenas de tu paz.
Tú me haces sentir tu gran bondad; yo cantaré por siempre tu fidelidad.
Siempre a tu lado estaré alabando tu bondad. A mis hermanos diré el gran gozo que hallo
en ti. En Ti podrán siempre encontrar fidelidad, confianza y amistad.
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Nunca fallará tu gran Amor, ni tu perdón, me quieres tal como soy.
3. MAGNIFICAT
Hace proezas con su brazo, corrige a los soberbios y con todo el corazón, ensalza a los
humildes, llena de bienes a los pobres. Su promesa por siempre durará,
como dijo a nuestros padres.
4. AMAOS
5. HOMBRES NUEVOS
6. HÁBLAME
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POR ESO CANTO TUS MARAVILLAS,
POR ESO CANTO TU AMOR (2)
LA, LA, LA, LA... (2)
7. PAZ EN LA TIERRA
Su nombre es El Señor y pasa hambre y clama por la boca del hambriento, y muchos que
lo ven pasan de largo acaso por llegar temprano al templo.
Su nombre es El Señor y está desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos, y muchos
que lo ven pasan de largo, seguros y al calor de su dinero.
Su nombre es el Señor, el que sed tiene. él pide por la boca del hambriento, está preso,
está enfermo, está desnudo; pero el nos va a juzgar por todo eso.
9. EL PROFETA
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irás donde te envíe, lo que te mande proclamarás.
I. Somos un pueblo que camina, que marcha por el mundo, buscando otra ciudad. Somos
errantes peregrinos en busca de un destino, destino de unidad. Siempre seremos
caminantes, pues sólo caminando podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin
penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
II. Danos valor siempre constante, valor en las tristezas, valor en nuestro afán. Danos la
luz de tu Palabra que guía nuestros pasos en este caminar. Marcha, Señor, junto a
nosotros, pues sólo en tu presencia podremos alcanzar otra ciudad que no se acaba, sin
penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
III. Dura se hace nuestra marcha, andando entre las sombras de tanta oscuridad, todos
los cuerpos desgastados ya sienten el cansancio de tanto caminar. Pero tenemos la
esperanza de que nuestras fatigas al fin alcanzarán, otra ciudad que no se acaba, sin
penas ni tristeza, ciudad de eternidad.
11.TU REINARAS
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EN NUESTRO SUELO ES DE MARÍA LA NACION [bis]
Tu reinaras dulce esperanza que al alma llena de placer habrá por fin paz y bonanza
Felicidad habrá doquier.
Tu reinaras dichosa era dichoso pueblo con tal rey será tu cruz nuestra bandera
Tu amor será nuestra ley
Queremos construir una ciudad, una ciudad de paz; queremos confirmar en el altar
nuestra fraternidad.
Todos tenemos un mismo Padre, un mismo cielo. Todos tenemos un mismo Padre,
un mismo cielo.
Queremos construir una ciudad, una ciudad de paz; queremos alcanzar la libertad,
fruto de la verdad.
Allá, entre todos, compartiremos, las penas, el esfuerzo y el amor. Allá, entre todos,
descubriremos que el grano de semilla floreció.
Queremos construir una ciudad, una ciudad de paz; queremos confirmar en el altar
nuestra fraternidad.
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¡ALELUYA!
EL SEÑOR VERDADERAMENTE HA RESUCITADO