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Carne Cruda Entre Mis Huesos - Aura Guerra - Artola 2

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Carne cruda entre mis huesos

CARNE CRUDA
ENTRE
MIS HUESOS

Aura Guerra-Artola
A las mujeres que son luz para otras, a pesar de sus propias tinieblas.

A las que se levantan cada día y resisten el peso de la existencia

como un acto de amor a ellas mismas.

Esto es una ofrenda para las mujeres que no lograron regresar a casa;

ellas ahora son las ascuas en la hoguera de nuestra lucha por la libertad

de estereotipos, desigualdad y miedo.


Prólogo

Carne cruda entre mis huesos, poemario de la Nicaragüense Aura Guerra-Artola, expone la
realidad de las mujeres, en un sistema patriarcal que nos ha hecho dudar de nuestros cuerpos y de
nuestras capacidades. Aura, se apropia de su voz, y utiliza su sensibilidad lírica, como un medio
para revelar las injusticias e infortunios de haber nacido mujer: los estereotipos impuestos, lo insano
de someter el cuerpo a cirugías estéticas, el feminicidio, la violencia machista, la infancia mutilada y
la maternidad idealizada.

Cada poema es un espejo donde incontables mujeres encontrarán de vuelta su mirada. Al nombrar
la desigualdad, Aura no carece de ímpetu. Carne cruda entre mis huesos no admite lectura sin
sensibilizarnos ante la problemática; devela a través de la imagen, una reflexión de lo que significa
ser mujer. La prodigiosa fuerza metafórica en “Buqué”, “Señofobia”, “Labios rojos” o “Corte
horizontal”, si bien tocan temas complejos y violentos en cuanto a fondo, su forma, no está teñida de
la misma violencia, resiste en el milagro de ver la luz. En estas páginas no encontrará la metáfora
oscura, sino la imagen que delimita su sombra —sombra creada por una sociedad indiferente— para
aferrarse a las pocas luces de una ciudad que parece ser siempre oscura para la mujer:

Celina, la calle aún me traga con su garganta honda,


noche que no es noche
y se vuelve aliento pantanoso.
Yo me adentro en su boca.
Voy blindada de cárcamos.

La memoria de Aura escarba en lo más profundo de sí misma, crea un mapa desde la


infancia hasta la vida adulta para mirar hacia afuera; su reflexión encontró lugar en un puñado de
poemas narrativos de corte limpio y punzantes. Habla del dolor por quienes no
sobrevivieron.
A pesar de la crudeza, el amor es posible, pero únicamente en complicidad con otras
mujeres. Es subversiva, impulsa a gritar y a no guardar silencio. Las mujeres que escribimos se nos
acusa de cursilería, a las mujeres que gritan se les acusa de histéricas. No nos ha sido dada un
agua mansa dónde navegar. La obra de Aura Guerra-Artola, encuentra abrigo en la tradición de
innumerables poetas latinoamericanas que han escrito sobre estos mismos temas, sólo por
mencionar a algunas: Celina Moncada, a quien dedicó el poema “Labios rojos”, Gioconda Belli,
Alfonsina Storni, y Alejandra Pizarnik, que escribió en su poema “Loba”: “Soy mujer. Y un entrañable
calor me abriga/ cuando el mundo me golpea. Es el calor de las/ otras mujeres, de aquellas que
hicieron de la/ vida este rincón sensible, luchador de piel/ suave y corazón guerrero”. Aura Guerra-
Artola registra en esta plaquette, hoy publicada por Periódico Poético, no sólo su voz y su denuncia,
sino la lucha que nos concierne a todas, en un lenguaje como el de la poesía, tan necesaria en
tiempos de violencia.

Argentina Linares
Ciudad Herida

La ciudad está herida, sangra lágrimas

de niños asfalto, manos ladrillos

de ojos cartón, mendigos estatua de acera

que se descomponen agrios

entre pasos de los indiferentes.

El querer se vende barato en callejones

donde la inocencia deja su historia sobre los muros,

quizás un día alguna podrá pagar su fianza

La ciudad es herida, salpica vidrios, los pisa,

sangra, grita, solloza, adormece. También

los pies que por ella andan hieren

-personas lastimadas lastiman-.

Dios es grafiti en una pared lesionada,

agrietado sobre altar

de pintura desteñida. Es cansancio

íngrimo sollozo entre tanta gente.

El deber escurre por piernas jóvenes

cierra los ojos,

8
así besará en otro planeta.

El amor busca nombre

mientras lame soledad ajena.

9
Buqué

Él me llenó de ofrendas

de perdón marchito.

Vino con gerberas,

le abrí la puerta.

Trajo lilas, calló preguntas;

regaló lirios ansiosos de reencuentros

y rosas azules marcaron coloridas

la senda hacia mi lecho.

Hiló telarañas de ajenjos,

amordazó mi angustia con claveles,

alegró mi rictus de tristeza

con margaritas

y enterró su culpa bajo gardenias

donde también escondió el sol

para ignorar el amor

fermentado en los resquicios

de mi cintura.

10
Gladiolos revistieron el hedor de insultos frescos;

sus pétalos, llanto pesaroso sobre el pasto

empaparon las raíces de mis gritos.

Ahora el jardín delata

el perfume contrito de mi muerte.

11
Señofobia

“Es de cristal cortado mi sistema.


Soy ególatra, fría, tumultuosa.”

Letanía de mis defectos/ Guadalupe Amor

“Borre diez años”,

leí frente a la clínica.

Borraban arrugas,

yo pensé en el tiempo.

Sobre una camilla

fui carne exhibida

tras cristal fracturado

con necesidad de arreglos.

El médico entonó

las letanías de todos mis defectos.

Ofreció domar el circo de la edad

con aguja y láser:

componer patas de gallo,

venas de araña

alas de murciélago,

líneas de marioneta,

12
arrugas de conejo,

entre otros declives

que ofenden los ojos de la gente.

Para todo había

líquido,

navaja,

remiendo.

Pregunté si entre sus brebajes

tenía algo

para vaciar mis pupilas de espantos.

¿Tendría suficiente hilo para zurcir

la alegría que traigo rota?

¿Podría restaurar caricias gozadas?

¿Sanar las que han llagado

hasta dejar cicatrices?

El doctor insistió

revertir el tiempo

con aguijón de juventud.

¿Qué haría yo después sin mis errores?

13
Sin piel de naranja, cáscara abandonada

por huéspedes de mis muslos.

Sin enojos

vueltos grietas en los párpados,

sin enjambres de disculpas

anidando en mi cuello;

sin los puntos suspensivos de mi historia

ahora pecas en las manos.

Mordiscos de vida por todo

mi cuerpo.

Me levanté junto a mis años

y los llevé a casa.

No quiero expresión de maniquí

a retocar cada seis meses,

ni levantar senos que probaron

beso tierno de amamanto,

ni rellenar fisuras, ni olvidar caminos.

La perfección amordazaría

el grito que dibuja mi piel

14
para salvarme

de precipicios antiguos

ya vencidos.

15
Vida en Cajas

Se vuelve rutina revisar el armario

volcar cartones,

toparme el arrullo de

la abuela en bufandas de seda;

pedirles consejo a las camisas

de papá, hallar su voz en corbatas

y dialogar con botones,

para decirle al plástico

lo que él no alcanzó a escuchar.

Provoca cerrar la puerta,

rebatir mamelucos,

esperar aún guarden balbuceos

del bebé vuelto hombre demasiado pronto.

Entonar el primer llanto fallido

del que no pudo.

Llorar lo viejo, con lágrimas nuevas,

enjuagar olvido y guardarlo.

¿Cómo no iba yo a invocarme?

Si aún estoy escondida entre

16
ropa de hace tres tallas.

A veces busco la juventud

en minifaldas y vestidos,

pruebo si alcanza un brazo

o suben cremalleras al arrastrarme

en el suelo con muslos presos

de mezclilla.

Meterme entre las costuras es

vencer el peso del tiempo

acumulado en mis caderas;

es ritual de desmorir,

mientras blusas recién compradas

se ahogan en celofán

sin fecha de estreno.

Amarro hilos sueltos

para que no escapen por la acera

sin llevarme.

No quiero estar sola

con el presente,

ni limpiar el armario

17
para reanudar la vida

donde olvidé como hacerlo.

18
Desencuentros

Soy casa

desordenada por el viento.

Voy y vuelvo.

Recuerdos drenan por la ducha

al lavar mi cabello.

Voy y vuelvo.

No hay nadie tras estas pupilas,

estoy de vacaciones.

Voy y vuelvo.

Mastico memoria envasada,

olvidé mi dosis.

¿Cuándo me fui?

Voy y vuelvo.

Hay una mujer diminuta

en mi cráneo,

ya no habla,

ha de estar muerta.

19
Lección de Anatomía

Estrené los senos sin manual

de usuario

y bajo sentencia.

Entonces lo supe:

dejé de ser gente.

Me convertí en carne

habité entre otros con todos

mis kilos,

ahora vuelta piezas

en ciudad empachada

de mil otros

cuerpos.

Estuvo prohibido jugar en el lodo,

colgarme de muros,

relajar la p a n z a.

Presa de medidas

y normas ajenas

yo ya no era niña.

Merecía castigo

por estar forrada

20
entre dos caderas;

yo no las pedí, se movían solas.

Debía

di

sol

ver

las

era mi sentencia por adolecer

y no ser muñeca

de hule

tallado

-dominio de todos-

juguete en rebaja

de quien se le antoje

comprarlo, juzgarlo

o incluso perderlo.

Besaba con lengua

atada del miedo

a ser desperdicio

en colchón

21
extraño,

sin quien me reclame

sin nombre;

ser un simple cuerpo.

22
Pacto de Sangre

Bonita, has pedazos tu espejo


Luis Alcaraz

Perdoná, madre.

Perdón si te enseñaron a rendir

tu alegría ante el dominio del dios báscula.

Perdoná, amiga, si nos obligaron a arrodillarnos frente a la delgadez,

a entregarle las vísceras y también el alma que se exprime

como zumo de culpa por la garganta.

Perdoná, si debiste moldear la carne cruda entre tus huesos

y trasquilar la inocencia

hasta alcanzar hormas impuestas.

Perdoná, niña, si quisieron plantar

flor carnívora en tu pecho

hambrienta de elogios a una cintura estrecha

tan aferrada al esqueleto como para asfixiar la humanidad

que aún jugaba a las muñecas bajo tu piel.

Perdoná, madre, niña, mujer que llorás al levantar

piezas rotas de belleza que encontrás frente al espejo

y te han dicho que no es suficiente.

23
Perdoná porque al sellar la adultez con pacto de sangre,

le entregamos la vida al miedo heredado

que macera bajo la lengua

para continuar el ciclo de convertirnos

en enemigas de nuestros propios cuerpos.

24
Labios Rojos

A Celina Moncada
In Memoriam

Me pinto los labios de rojo, Celina,

como vos sugeriste.

Se ha vuelto máscara el rojo,

limpia las cenizas de mi cara

con inquietud de hormiga y

vuelo de escarabajos.

Mi boca se convierte en incendio heredado,

atrinchera el miedo

cuando intento reparar el arcoíris

roto de mis vértebras

y escapar del escondite que excavé bajo las sábanas

para no macerar tristezas

como vos me aconsejaste.

Celina, la calle aún me traga con su garganta honda,

noche que no es noche

y se vuelve aliento pantanoso.

Yo me adentro en su boca.

25
Voy blindada de cárcamos.

Los labios rojos no son sino otra forma

de besar las sombras

porque el rojo no teme la noche,

expulsa la polilla que me deshace

y sigo viva

y sigo encontrándome.

No voy sola,

me acompañan mujeres,

como vos, Celina,

que han dejado palabras enredadas

en acacias. Me hallan en el camino

nos volvemos hermanas

de voz carmín,

que buscan ser leídas como diario loco, epigrama de coraje

en un mundo que quiere lapidar nuestros pasos.

Por eso me pinto los labios, Celina,

me conjuro a mí misma

al trazar mi corazón en la boca, para latir historias

como vos lo hiciste; vuelvo a ser cada mañana,

26
ciclo de fuego, al portar tu herencia,

el uniforme de nuestra milicia.

27
Corte Horizontal

Yo que me hice mujer

abrigada de mí

naúfraga asidua en lagunas mentales,

no sé protegerme del opio de mis sueños

ni enclaustrarme en moldes

para ganar sonrisas.

No encajo en la palabra madre.

Acepté cargar el peso de dos almas

en mi esqueleto medio remendado,

esperé que el primer llanto

llenara mis pechos de leche

y viniera también con el switch

de ser inmortal

para no dejar a medias

este deber,

como he hecho con todos los demás.

Creía que el título materno

borraría mis fallas

28
y me volvería rosa o ángel

—como dicen los poemas—

pero seguí siendo la misma:

cactus ensangrentado

de quien lo toca.

Sentí las punzadas que

propicia la tierra cuando llama

a un nuevo inquilino a residir.

Me partieron en dos como granada madura,

siete capas de tejido, tirones, ardor, jalones, músculos contraídos,

esqueleto e x p a n d i d o. Mis abismos revelaron

ese grano

rojo y tierno

que había decidido duplicar mi rostro.

Fui mar tibio de medroso

amor que aún

flotaba por mis huesos,

ahora era casa vacía.

Vacía de la mitad de mi sangre

vacía de besos sanadores

29
vacía del trozo más valioso de mi cuerpo

llena de las veces que culpé a mamá por sus faltas

llena de las veces que ella culpó a la abuela por morir tan pronto,

llena de maternidades inconclusas

que no supieron hilar en mí

el perfecto

gen de madre.

Yo, apenas viva,

sentí a mi hijo estrecharme los dedos.

El miedo hería mi vientre recién zurcido

al saber que lo entregaba al mundo

y debía enseñarle

a vivir sin mis errores.

30
Sopapos

Brinca la tablita
yo ya la brinqué
bríncala de vuelta
yo ya me cansé.
(Muñeca vestida de azul- Canción Infantil)

1.

Mis piernas,

andaban con los pasos atornillados

al cuero negro de mis zapatos

ortopédicos.

Armadura inútil para

dolores del crecimiento.

Las niñas querían ser muñecas vestidas de azul,

yo era marioneta

en búsqueda de universos

sobre bancas de recreo.

2.

Intentaba jugar

(sopapo)

acercarme

31
(sopapo)

un pie primero

enredaba el otro

(sopapo).

Correr parecía fácil,

(sopapo)

pero no lo era para mis

fracciones de huesos chuecos.

3.

Invocaba compañía

de seres imaginarios;

vivían en hojas de almendros

y pelusas voladoras.

Quería su cósmico camuflaje

hecho de v i e n t o,

que no dejaba mordiscos de vergüenza

por baldosas

ni el lodo crujiente en boca

que espantó la inocencia.

32
Aguanté caídas

para esperar esa adultez

que ahora quiero devolverle

a los años.

4.

Peligro era levantarme:

arriba

impulso

un paso

(sopapo).

¿En cuál ladrillo habrá quedado

mi infancia?

5.

Cada mañana forraba el

pasillo rojo del colegio

con fibras de codos y encías.

Empachaba mi boca de sangre y cuerpo

sobre huellas grises.

Para ser anónima,

dejaba diluir mi paso por el mundo

33
entre olvido y roces de lampazos.

34
Estruendo

Para las que no lograron regresar a casa.

Esta noche brama el viento,

la está buscando.

Es toque afligido en la puerta

vuela el silencio de ciudad que duerme

mientras la ausencia rasga el colchón

de una mujer que hace meses

no llega a casa.

Vendavales van

y regresan

vacíos.

Golpean el lomo pegajoso de las calles,

remolinos de polvo y hojarascas

levantan rótulos que revisten avenidas

desde hace tanto tiempo.

Sus facciones empapadas de sol,

se borran,

35
son paisaje de papel y tinta negra

entre colores de ciudad.

También se borran las sílabas de su nombre

y el grito soterrado bajo brochazos de vidas

que siguen sin ella.

El aire cruza la ciudad apática,

agita una vela frente el altar

de la madre

que no pudo sellar más cruces

en la frente de su hija.

La llamarada, danza de ritual divino,

quiere alborotar el cosmos,

alumbrar el retorno de un milagro pendiente.

36
Espejo

Ver mi reflejo

es buscar compañía.

Estoy desnuda ante

mis ojos,

somos dos heridas

que sanan lentamente.

37
Caminos

Mi esqueleto gime

cuando lo pisan.

Es suelo de tablas,

rechina viejos pasos.

38
Agradecimientos:

A Gaba Romualdo y Óscar Páez, por su maravilloso y desinteresado trabajo por el arte y la literatura

a través de Periódico Poético. Por permitir que la difusión de esta obra fuera posible.

A Sergio H. García, por su acompañamiento y la enseñanza compartida a lo largo del proceso

creativo de estos poemas.

39
Aura Guerra-Artola. (Managua, Nicaragua, 1986). Ha publicado narrativa, poesía y
microficción para medios digitales de Nicaragua, Honduras, México, Chile, Argentina, Colombia y
Canadá. Ha sido parte de antologías digitales como: Arte y Catarsis – Editorial Kilaika (Nicaragua
2020); Antología Hispanoamericana de Microficción – EOS Villa (Argentina 2021); 8M 2022
Escritoras Latinoamericanas – EOS Villa (Argentina 2022); Tacto Ligero – Ave Azúl (México
2022); Antología Nautilus – Editorial Micromundos (Honduras 2022); Angología Navideña –
Editorial Gramáta (Colombia 2022); 8M 2023 Escritoras Latinoamericanas – EOS Villa (Argentina
2023); Antología “Día de la Poesía 2023” – Periódico Poético (México 2023); La minúscula cuerda
floja — Brevilla (Chile 2023). También ha participado en antologías impresas: Antología 19-21 –
Les Escribidores; (Nicaragua 2021); Hasta que la Garganta Sea Musgo – Editorial Flor de Mezcal
(México 2021); Arte y Literatura Hispanocanadiense – Feria Iberoamericana del libro en Canadá
(Canadá 2022). Antología “Y Nada Más” – Editorial La Chifurnia (Honduras 2022); Antología
Poética “Tras la Amenaza de mi Partida” – Radio Poesía (Colombia 2023). Ha publicado tres libros:
Jack’s Life in the Box (Canadá 2020); Las Dolorosas – Editorial Flor de Mezcal (México 2022) y
Nefelibata – Colección Ysiacabuche, Editorial La Chifurnia (Honduras 2023).

40
Primera edición México 2023

CARNE CRUDA ENTRE MIS HUESOS DE AURA GUERRA-ARTOLA


Se terminó de editar en julio de 2023
En la Ciudad de Tecpan de Galeana, Guerrero.
La edición estuvo bajo el cuidado de Gabriela Romualdo Ramírez y la autora.

COLECCIÒN DE POESÍA PIEDRAS EN LOS OJOS.

D.R. DEL TEXTO: Aura Guerra-Artola

D.R. de la edición:

Facebook

Hostal.literario.tecpan@gmail.com

41
A dos años de la publicación de la primera obra de la colección

de poesía de “Piedras en los ojos”, Periódico Poético abre sus puertas

a un nuevo poemario, y celebra la poderosa poesía nicaraguense de

Aura Guerra-Artola.

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