TEMA: ¿COMO DEBEMOS DAR? Parte IV.
TEXTO: LUCAS 21:1-4
Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las
ofrendas. 2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos
blancas. 3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que
todos. 4 Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que
les sobra; más esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.
Lucas 21:1-4
INTRODUCCION:
Todos los hijos de Dios, los que hemos sido lavados y comprados por la
sangre gloriosa del Unigénito hijo de Dios, debemos vivir diariamente en
profundo agradecimiento a Nuestro Dios dador de todo y a su Hijo Dador de
la redención y salvación,
El agradecimiento no es algo opcional entre nosotros los cristianos, entre los
que hemos sido redimidos, pues el agradecimiento debe ser parte
fundamental y esencial de nuestro actuar diario en nuestra vida cristiana.
Hay muchas expresiones en las que podemos agradecer a Dios, tanta gracia,
tanto amor, tanta misericordia. La adoración y la alabanza son parte de esa
forma expresiva en la que podemos agradecer a Dios, pero a lo largo de estas
semanas hemos estado aprendiendo de una forma de agradecimiento a
nuestro Dios, que no a todos nos gusta practicar, pues es más bonito y
agradable escuchar sermones que nos hablen de la gracia de Dios, de su
amor, de su bendición, pero por obvias razones no nos es tan agradable que
se nos hable de la responsabilidad dar a Dios en las diferentes formas que
como hijos podemos dar. Sin embargo, es necesario hablar de ello, pues
como hemos aprendido a lo largo de estas semanas, en el dar hay abundante
bendición para aquellos que nos decidimos a practicarlo de forma
responsable.
El objetivo principal es que una vez que aprendemos y escuchamos la palabra
de Dios, esto nos lleve a una profunda reflexión de cómo nos encontramos
cuanto a nuestras dadivas cristianas, y si al escuchar la palabra bendita de
nuestro Dios encontramos que estamos fallando delante de Dios, el deseo de
Dios es que rectifiquemos, para que de esta manera podemos agradar al Rey
de reyes y Señor de señores.
Así que yendo hacia adelante veamos en primer lugar que:
I.- DEBEMOS DAR CONFORME A LA BENDICION QUE HALLAMOS RECIBIDO.
Le invito a que abra conmigo la palabra de Dios y vayamos al libro de
Deuteronomio 16: 16- 17, veamos que nos dice en estos dos versículos:
16 y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías. 17 cada
uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios
te hubiere dado. Deuteronomio 16:17.
Lo primero que encontramos en esta porción escritural es que Dios nos dice
que nuestras manos nunca deben presentarse vacías cuando venimos
delante de su presencia.
El pueblo de Israel ofrecía ofrendas de agradecimiento a Dios, ellos venían al
altar de Dios con ofrendas de acción de gracias, como una ofrenda de
gratitud por haberles libertado Dios de la esclavitud y la opresión de Egipto.
Cuando Dios les establece los lineamientos y formas en las que se debían
presentar y la manera en la que se debía entregar su ofrenda Dios establece
que nuestras manos no deben estar nunca vacías cuando nos acercamos a
agradecer a Dios.
Pero en el versículo siguiente nos dice la manera en la que debemos dar a
nuestro Dios. Lea conmigo: 17 cada uno con la ofrenda de su mano,
conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado. Deuteronomio
16:17.
Como creyentes nos equivocamos al pensar que honrar a Dios se limita
exclusivamente a lo espiritual como vivir en buen testimonio, asistir
regularmente a la iglesia, evangelizar, alabar, es verdad que actuando de esta
manera honramos y glorificamos el nombre de nuestro Dios, pero la vida
cristiana va más allá y la biblia nos lo muestra claramente, pues leemos que
es posible y es bíblico agradar a Dios con nuestros bienes y recursos
materiales, y nos muestra la manera en que debemos hacerlo.
Conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado. Esa es la forma
en la que debemos dar. Cuando nos excusamos de que no damos porque no
tenemos, hermanos queridos estamos pecando delante de Dios. Porque no
tener significa no poseer nada y yo dudo que en estos momentos alguno de
los que estamos aquí en verdad no poseamos nada.
Pues si yo preguntara en esta mañana, si usted tiene un techo para dormir,
seguramente usted responderá que sí, ya sea propio o rentado tenemos
donde dormir, si hoy yo pregunto si hay alguno aquí que cuente con un
medio de transporte, seguramente muchos de los que estamos aquí
afirmaremos que lo tenemos, tal vez unos más viejitos que otros, pero
tenemos, y los que no contamos con un vehículo, si contamos con el recurso
económico necesario para movernos en un medio de transporte público. No
podemos decir que no tenemos porque a diario contamos con los medios
necesarios para alimentarnos, no podemos decir que no tenemos, porque
tenemos para vestirnos y calzarnos, no podemos decir que no damos porque
no tenemos, porque estaríamos mintiendo delante de la presencia de Dios.
Hoy le digo que no podemos decir que no tenemos, porque nosotros
adoramos a un Dios Fiel, a un Dios proveedor, a un Dios que tiene cuidado de
nosotros.
Que no queramos dar a Dios es otra cosa muy diferente a no tener para darle
a Dios.
Pero en relación al cómo debemos dar, el pasaje bíblico nos señala que
debemos dar según hallamos sido bendecidos por Dios.
¿La pregunta este día es? ¿Como ha sido la bendición que usted ha recibido
de parte de Dios? No me responda a mí, responda a usted mismo en esta
mañana, y responda a Dios también.
Es verdad mis queridos hermanos que vivimos tiempos de mucha escasez
económica mundialmente hablando, que diversos factores ajenos a nosotros
nos han llevado a vivir con esfuerzos económicos nuestro día a día. Sin
embargo, de ninguna manera esto debe ser un motivo para cerrar nuestra
mano a Dios. Y lo que la palabra de Dios nos dice, lo que Dios dice hoy es que
retribuyamos en la medida en que hemos recibido.
No se nos obligar a dar más de lo que no podemos dar. Si no que Dios nos
dice que demos de acuerdo a como hemos recibido.
Y en esta manera de dar podemos resaltar una palabra muy importante que
se llama HONESTIDAD. Los hijos de Dios debemos ser honestos cuando nos
presentamos delante de Dios. Y debemos dar a Dios lo que es de Dios. Si
usted ha sido prosperado con 500 pesos semanales, presente su diezmo a
Dios en base a esos 500 pesos, si ha sido bendecido por Dios con 2000 pesos
semanales, presente su ofrenda en base a esa bendición, y la medida en la
que estemos siendo bendecidos por Dios en esa medida acerquémonos
delante de Dios a ofrecer nuestras dadivas.
Ahora, recordemos hermanos, que Dios en su omnisciencia, escudriña
nuestros corazones, el Rey David decía: Yo sé, Dios mío, que tu escudriñas los
corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón
voluntariamente te ofrezco todo esto… 1 Crónicas 29: 17.
Dios mira la rectitud de nuestros corazones, Dios no pide que presentemos
dadivas que nos pongan en un estado de presión económica, Dios pide que
demos con rectitud y con honestidad.
Hay veces hermanos en que a Dios le place bendecir el fruto de nuestro
trabajo de una manera inhabitual y nos bendice con un poco más, y si
nosotros recibimos esa bendición, pero no tomamos nuestra ofrende esa
ofrenda de esa bendición para traerla a Dios, tengamos por seguro que ese
tipo de bendiciones comenzaran a irse de nuestras vidas. Porque Dios ama la
rectitud y la honestidad del corazón. Podemos engañar a nuestros pastores,
podemos engañar a nuestros hermanos, pero Dios jamás.
Si lo que usted tiene para presentar delante de Dios es un kilo de sal. Traiga
ese kilo de sal delante de Dios, porque está siendo una ofrenda justa, pero si
usted esta recibiendo carneros y borregos, es mejor que los traigamos
delante de Dios. Porque esa es la instrucción de Dios para nosotros, que
demos según estemos siendo bendecidos por Dios.
Pero hoy le digo algo importantes hermanos, nunca nos neguemos a dar,
menos a Dios. Nunca nos escondamos para no dar. No sea que, actuando de
esta manera, Dios esconda su mano también para enseñarnos duramente
que no estamos actuando como él lo establece.
Repita conmigo en esta mañana: De lo recibido de tu mano, te damos. 1
crónicas 29: 14.
Permítanme decirles además que:
II.- DEBEMOS DAR VOLUNTARIAMENTE, DE LO QUE TENEMOS, NO DE LO
QUE NO TENEMOS.
Así lo leemos en la segunda carta a los Corintios 8: 12, acompáñeme a leer
este pasaje bíblico. 12 porque si primero hay la voluntad dispuesta, será
acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. 2 corintios 8:12.
Ya veíamos anteriormente en otra exposición que cuando damos a Dios lo
debemos hacer de manera voluntaria. Una ofrenda forzada no agrada a Dios.
Nuestra ofrenda debe ser libre, nuestra ofrenda debe ser con alegría. Es decir
que debemos hallar gozo cuando damos a Dios y cuando damos a su reino.
Muchos cristianos toman estos pasajes bíblicos para excusar su negatividad
para dar a Dios, argumentando que nadie les puede forzar u obligar a dar,
pues la biblia señala que es de manera voluntaria.
Mucha gente erróneamente argumenta que en las iglesias solo se pide y se
pide y que se obliga a dar.
Hoy les quiero decir mis hermanos y amigos, personas que nos escuchan el
día de hoy que la voluntad según el diccionario es la capacidad humana para
decidir con libertad lo que se desea hacer y lo que no.
Efectivamente nosotros podemos decidir si damos o no damos y ni Dios
mismo puede obligarnos a dar, porque unos de los atributos con los que Dios
nos doto cuando nos formó, fue precisamente con la voluntad, él nos hizo y
nos formó según su semejanza, con pensamientos, con sentimientos y con
voluntad, y la voluntad es la capacidad para hacer o no una acción.
Sin embargo, hoy les digo que la voluntad con la que debemos movernos los
cristianos para dar a Dios, ya sea nuestros talentos, nuestro servicio o
nuestros recursos, es la misma voluntad con la que Cristo se entregó a si
mismo por nosotros.
Una voluntad que no vio perdida en dar, sino vio la ganancia de entregar su
propia vida por la salvación de muchos y que digo de muchos, sino de todo el
mundo, entre los cuales estábamos usted y yo.
La voluntad con la que debemos dar a Dios es la voluntad con la que el Padre
se despojó de su hijo amado y lo entrego como sacrificio por el rescate de
muchos, entre los cuales estábamos usted y yo.
La voluntad con la que debemos dar está cargada de amor, de
agradecimiento, de gratitud, por todo lo que hemos recibido de parte de
Dios.
No agrada una Dios una voluntad que mide el dar como una perdida, en lugar
de una ganancia, no agrada a Dios una voluntad que incomoda el despojarse
de los bienes materiales como sucedió con el joven rico, cuando Jesucristo lo
confronto a entregar sus bienes para poder seguirle, el joven rico se dio la
vuelta y se fue porque amo más sus bienes, que a aquel que se los pedía,
pues dice la palabra que tenía mucho y no quiso dejarlos ir.
La voluntad en la cual nos debemos mover es la voluntad en la actuó, la
mujer de las dos blancas, es la voluntad en la que actuó la viuda de sarepta,
es la voluntad en la que actuó el buen samaritano, es la voluntad en la que
actuó el joven de los panes y los peces, es la voluntad en la que actuó
nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Algo muy importante que debemos recalcar en este punto es que para dar
voluntaria y libremente a Dios debemos primeramente concientizarnos de
que nosotros solo somos administradores de todas las cosas de las que Dios
es el dueño, y que existe una gran diferencia entre ser dueño y ser
administradores.
Pues un dueño tiene el control absoluto sobre sus bienes, el dueño puede
decidir qué hacer con ellos porque cuenta con la autoridad sobre aquello que
le pertenece, en cambio el administrador o mayordomo es aquella persona
que cuida del buen funcionamiento y manejo de los bienes de su dueño.
Usted y yo no somos dueños, somos administradores, la palabra de Dios nos
dice que Dios es el dueño absoluto de todo. El rey David exclama a Dios
diciendo “Porque ¿quién soy y quien es mi pueblo para que pudiésemos
ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Y enfatiza. “PUES TODO ES
TUYO” Y DE LO RECIBIDO DE TU MANO TE DAMOS”. 2 crónicas 29:14.
Y una vez más enfatiza en el libro de los salmos: “De Jehová es la tierra y su
plenitud, el mundo y los que en el habitan” Salmos 24:1, de esta manera nos
deja ver que no hay nada que podamos apropiarnos como nuestro, todo es
de él, pues él es creador de todo cuanto existe, pues sus manos lo formaron
todo.
Así que cuando comprendemos que Dios nos colocó como administradores
para disfrutar de las maravillas de su creación y de todo lo que existe y
cuando reconocemos que solo somos administradores de los bienes de Dios
entonces tendremos la capacidad para dar voluntariamente de la manera en
la que a Dios le agrada, sin que nada nos impida el ofrendar a Dios con
libertad, con gozo, con amor, pues estaremos trayendo delante de Dios
ofrenda agradable delante de su presencia.
Probemos la bendición que hay en dar a Dios voluntariamente, si lo hacemos
de esta manera, la palabra de Dios nos dice que nuestras dadivas serán
aceptadas por nuestro Dios.
Finalizando la enseñanza del día hoy, veamos en último lugar que:
III.- DEBEMOS DAR CON JUSTICIA, MISERICORDIA Y FIDELIDAD.
La verdadera dadiva que agrada a Dios no solamente debe ser recta y
voluntaria, sino que además debe estar acompañada de justicia, misericordia
y fidelidad. Muchos cristianos se han conformado en dar dadivas a Dios sin
entregar el corazón en ellas, dadivas forzadas ofrendas presunciosas,
creyendo equivocadamente que nuestro Dios se interesa solo por la ofrenda
y no por la actitud en la que damos la ofrenda. Pero el Señor Jesucristo dejo
ver claramente que las ofrendas, y dadivas no son suficientes para agradar a
Dios, sino que el desea que nuestras dadivas estén acompañadas de justicia,
de misericordia y con fidelidad.
Acompáñeme a leer el versículo 23, del capítulo 23 del evangelio según san
Mateo.
23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta
y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la
misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.!
Mateo 23:23.
Nuestro Señor Jesús llama a los lideres religiosos hipócritas, y ciertamente
este acto por el cual son acusados describía perfectamente la falsedad de su
ofrenda: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la
menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia,
la misericordia y la fe. De acuerdo a la ley de Moisés los judíos tenían que
diezmar tanto de sus frutos como de sus crías esta referencia la podemos
encontrar en el antiguo testamento. Deuteronomio 14:22-23.
El diezmo consistía en apartar la décima parte de sus frutos y ganados, los
cuales eran traídos al templo cada cierta fecha del año. cada israelita tenía
que diezmar y de acuerdo a lo establecido por Dios, ellos diezmaban el grano,
el vino, el aceite y las primicias de sus ganados.
Pero los escribas y fariseos querían llevar la obediencia de esta ley a un acto
de soberbia y presunción, de tal forma que diezmaban frutos que no se
producían en gran cantidad en la tierra y que eran ofrendas extravagantes
pues se requería de mucho esfuerzo para poder hacer ofrendas como la
menta, el eneldo y el comino, estas eran semillas tan pequeñas que eran de
difícil adquisición, pues su producción y recolección era bastante meticulosa,
por ser semillas extremadamente pequeñas.
Con este tipo de ofrendas los fariseos y escribas buscaban impresionar y
ostentarse con una gran obediencia a la ley de Dios, queriendo dar ofrendas
únicas se olvidaban de lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe.
Estos hombres religiosos se enfocaban en cumplir de forma presunciosa las
ordenanzas de la ley, pero dejaban a un lado el cumplimiento de aquello que
el Señor esperaba y que se relaciona con la práctica del verdadero amor y
agradecimiento hacia Dios.
La Biblia Dios deja muy en claro que la verdadera practica de las dadivas a
Dios y a su reino, no solo consta de dar por dar, sino que nos debemos
esforzar en dar conforme a la manera que Dios así lo ha establecido,
cualquier ofrenda o dadiva que traigamos delante de la presencia de Dios no
es aceptable delante de su presencia: “si estas ofrendas son similares a las
ofrendas que presentaban estos hombres falsos. Según las escrituras,
nuestro Señor Jesucristo califico este tipo de acciones como hipócritas,
porque se jactaban de gran obediencia a la ley de Dios, pero no practicaban
aquellas cosas que eran más claras en su palabra, como es la justicia, la
misericordia y la fe. Ellos no mostraban justicia en sus ofrendas, eran faltos
de misericordia con el prójimo y mucho menos vivían en fe. Jesucristo les
dice y nos dice también a nosotros que es necesario que estos hombres
diezmaran y que nosotros también diezmemos, ofrendemos y hagamos
verdaderas dadivas a nuestro Dios, pero sin olvidarnos en practicar
primeramente la justicia, misericordia y fe.
Ahora bien, ¿Qué nos quiere decir el Señor Jesucristo por medio de su
palabra cuando nos menciona a través de ella que practiquemos la justicia, la
misericordia y la fe?
Si examinamos el significado de cada una de estas palabras encontraremos
que:
Justicia significa dar a cada uno lo que le corresponde y la biblia nos dice que
la justicia tiene su origen en Dios, y es el primer peldaño y el primer paso
necesario en la vida del cristiano, sin el cual no es posible la práctica genuina
de una verdadera generosidad hacia Dios y el prójimo. Pues su palabra nos
dice que Dios es justo y ama la justicia y que solo el hombre recto mirara su
rostro. Salmos 11:7 de esta manera apodemos hoy enfatizar que la justicia
que demanda el Señor Jesucristo es andar en rectitud Cuando hablamos de
andar en rectitud nos referimos al hombre que camina derecho y la justicia
tiene que ver con el derecho.
No se trata de ser bueno solamente, y de buscar lo justicia en el mundo, sino
de andar en rectitud delante de los ojos de Dios, de ver la necesidad de los
demás como Cristo vio la necesidad del mundo, Él quiere que luchemos por
la justicia, y ha establecido que ésta tiene que ver con el mandamiento más
importante que existe, además de amar a Dios, que es amar a tu prójimo
como a ti mismo.
Amar a mi prójimo como a mí mismo es desear para el prójimo lo que deseo
para mí mismo, preocuparme por él, como me preocupo por mí mismo;
quien hace eso, entonces, es una persona justa y práctica verdaderamente la
justicia, justicia es que amemos a los demás como nos amamos a nosotros
mismos, y que nos preocupemos por los demás como lo hacemos por
nosotros mismos.
Dios es un Dios justo y ama la justicia; Dios ama la rectitud y Él no puede
considerar recto a alguien que está viendo la necesidad del prójimo o la
necesidad del cuerpo de Cristo y la iglesia y no le importa, por lo tanto, no
hace nada. Porque Dios siendo justo vio nuestra necesidad, tuvo compasión y
nos dio lo mejor de él, nos envió a su único hijo para darnos salvación y
redención de nuestros pecados. Una acción muy importante que involucra la
justicia esa acción es el amor, sin amor no podemos practicar la justicia, se
necesita amar al prójimo para actuar justamente a favor de él, se necesita
amor por Dios para actuar justamente a favor del reino de Dios. Los escribas
y fariseos eran faltos de amor a Dios y a su prójimo, presentaban ofrendas
huecas, ofrendas ausentes de justicia, de misericordia y de fidelidad, el deseo
de Dios es que nosotros ofrezcamos ofrendas de justicia y que vivamos en
justicia para agradar verdaderamente a nuestro Dios. “En esto se manifiestan
los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que
no ama a su hermano, no es de Dios.” 1 Juan 3:10.
Pero también se nos exhorta a que demos con misericordia.
Misericordia significa sentir compasión por los que sufren y ofrecerles ayuda,
ser bondadosos, sentir conmiseración por los demás.
Cuando la Biblia habla de misericordia usa varios términos, pero hay dos que
sobresalen. En el Antiguo Testamento vemos el término hebreo “jesed” que
significa entre otras cosas bondad, misericordia, gracia, amor y fidelidad. En
el Nuevo Testamento encontramos el término griego “eleos” que se refiere a
la manifestación externa de la compasión.
Por lo tanto, la misericordia bíblica se trata principalmente de la expresión o
manifestación del amor de Dios hacia otros y hacia su reino. Por misericordia,
él no nos quiso dar el castigo que merecíamos. Dios nos extendió su mano y
nos dio la oportunidad de recibir su perdón por medio de nuestro Salvador
Jesucristo. Si hemos recibido misericordia debemos actuar con misericordia
en todo tiempo. La viuda de sarepta, actuó con misericordia con el profeta
Elías, ella estaba al borde de la muerte junto con su hijo, sin embargo, esta
posición no la privo de manifestar la justicia y el amor que había en su
corazón, ella antepuso la necesitas del profeta de Dios, antes que las suya, y
mostro misericordia con él, Y Dios que es ser más misericordioso sobre la faz
de la tierra, mostro misericordia sobre ella y su hijo del modo que el pan no
falto sobre su mesa.
Dios nos manda no solo a ser buenos en nuestras ofrendas, sino que
practiquemos la misericordia, el profeta Miqueas nos lo deja ver cuando le
dice al pueblo:
¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite?
¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado
de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide
Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante
tu Dios. Miqueas 6:7-8
La misericordia debe ser una cualidad en la vida del hijo de Dios, nuestros
ojos deben estar abiertos a las necesidades del cuerpo de Cristo y de su
reino. No podemos fingir vivir una vida de fe, y pretender no ver las
necesidades que hay a nuestro alrededor y que deben ser suplidas con
misericordia por el pueblo de Dios.
Las dadivas a Dios sin misericordia no son agradables ante los ojos de Dios,
para poder presentarnos delante de Dios o ofrecer ofrendas gratas delante
de él, debemos cuidar que estas estén siempre acompañadas de la actitud
correcta.
En su palabra leemos el deseo de Dios para nosotros: “Porque misericordia
quiero y no sacrificio y conocimiento de Dios más que holocausto
Esforcémonos en dar ofrendas rebosantes de misericordia, que muestre en
nosotros el amor de Cristo, ese mismo amor y esa misma misericordia que
recibimos de él.
Pero según la palabra nuestras ofrendas deben también ir acompañadas de
fe o fidelidad.
La palabra de fidelidad en el vocablo griego “pistis” se define como: “firme
persuasión, convicción, creencia en la verdad, veracidad, realidad o
fidelidad”.
Podemos pensar que tener fe es "creer" en el sentido natural de la palabra,
sin embargo, la palabra fe tiene un significado más profundo, pues fe es
también fidelidad, es lealtad, es compromiso, es constancia, la fe reflejada
fidelidad a Dios.
Pareciera ser muy fácil de aplicar esta pequeña palabra, "fe", pero sin duda
también requiere de un ejercicio constante. La palabra de Dios nos dice: “Así,
pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de
los misterios de Dios. 2 ahora bien, se requiere de los administradores, que
cada uno sea hallado fiel” 1 Corintios 4:1-2
Los hijos de Dios debemos de dar con fidelidad, y debemos actuar con los
recursos que Dios nos ha dado para administrar con responsabilidad y con
fidelidad. Siendo contantes en nuestras dadivas y compromisos con Dios.
Pues si dejamos de actuar de esta manera, olvidado así nuestra fidelidad a
Dios nos estaríamos volviendo ladrones delante de su presencia. Suena
fuerte esta acusación ¿No es así? Pero la palabra de Dios, mis hermanos es
clara, pues su la biblia es la palabra viva de nuestro Dios. ¿Usted lo cree así?
Su palabra Dice:
8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En
qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9 malditos sois con
maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10 traed
todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Malaquías 3:8-
10
Se requiere fidelidad a Dios para ejercer con suma responsabilidad la práctica
de dar a Dios lo que le corresponde, sin que hallemos incomodidad en ello.
Pero algo que debemos notar en este pasaje bíblico es que, teniendo un Dios
misericordioso y fiel, el promete que, si nosotros nos movemos en un espíritu
de fidelidad con él, él se moverá de la misma manera con nosotros, abriendo
las ventanas del cielo y derramando bendición sobre nosotros hasta que esta
sobreabundé.
Esta fue la experiencia de una pareja cristiana, que cada vez que escuchaban
al predicador decir Señor abre las ventanas de los cielos y derrama bendición
ellos decían “Amén “ pero por mucho tiempo olvidaron el contexto de este
pasaje, y se negaban a cumplir la premisa, para que la promesa fuese
cumplida en sus vidas, esta anécdota cuenta que en ese tiempo como pareja
tenían múltiples deudas y compromisos y por más que gastaban solo lo
necesario el dinero no alcanzaba, hasta que un día decidieron obedecer a
Dios y comenzamos a actuar con fidelidad y compromiso delante de Dios
comenzaron a ser constantes en sus ofrendas, en sus diezmos ,y su
experiencia fue que comenzaron a ver el cumplimiento de la palabra de Dios
en su hogar, la comida comenzó a rendir, la gasolina del carro les rendía más,
el gas para cocinar no se terminaba, los recibos de luz comenzaron a
disminuir, el sueldo les comenzó a alcanzar para suplir sus necesidades y
comenzar a apagar sus deudas, fueron testigos de primera mano de "la
bendición que enriquece y no añade tristeza con ella", Proverbios 10:22, todo
ellos como resultado de hacer un pacto con Dios de ser fieles y responsables
apartando el diezmo de todo lo que Dios les diera, así como lo hizo Jacob en
Genesis 28: 20.22 y fue fiel a su promesa.
Culminación:
Al finalizar el Señor Jesucristo su exhortación a los fariseos y escribas él les
dijo: Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello.
Es necesario que nuestras ofrendas siempre estén impregnadas, de amor, de
fidelidad, de justicia, de misericordia, porque estas ofrendas son las que
realimente llegan delante de la presencia de nuestro Dios como olor fragante
delante de su presencia.
Cierto día en una iglesia una pareja estaba tratando de persuadir a su
pequeña hija de cuatro años, para que colocara una moneda en el gazofilacio
de las ofrendas. Pero la niña apretaba la mano firmemente y no quería
soltarla. Avergonzados por la actitud de su hijita y por las risas que
comenzaron a producirse de aquellos que miraban tal acción los padres
tuvieron que retirar cuidadosamente cada uno de los dedos de la moneda,
hasta que la moneda cayó en el plato de las ofrendas.
Esa misma tarde, la madre oyó que su pequeña jugaba en el columpio del
patio trasero de la casa, y cada vez que la niña se elevaba lo más alto posible,
en el columpio, gritaba con todas sus fuerzas: “¡Señor, quiero que me
devuelvas mi moneda! ¡Señor, quiero que me devuelvas mi moneda!”.
¿Alguna vez hemos actuado como esta pequeña? ¿estamos teniendo
dificultades para ofrendar a Dios? Dios demanda de nosotros que seamos
dadores alegres, sin que nadie tenga que forzar nuestros dedos para soltar lo
que estamos sosteniendo con fuerza. Si nosotros recordamos que todo es
suyo que solo estamos dando de lo que hemos recibido de su mano,
entonces tendremos la libertar para dejar de apretar nuestra mano, y ofrecer
a Dios ofrenda grata, ofrenda justa, ofrenda de misericordia, ofrenda de
fidelidad, una ofrenda que abrirá las ventanas de los cielos y comenzaremos
a experimentar la bendición de Dios sobre nuestras vidas.
Que Dios le bendiga.