Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible en la Ciudad Medi-
terránea. Barcelona como ejemplo.
Sustainable Urban Drainage Systems in the Mediterranean City.
Barcelona as an example.
Roberto Soto Fernández
Instituto Municipal de Urbanismo, (IMU). Ayuntamiento de Barcelona.
Email: rsotof@bcn.catrsotof@gmail.com
Palabras clave: Barcelona, evolución SUDS, metabolismo urbano, resiliencia, infraestructura verde
Resumen:
El presente artículo analiza la implantación y desarrollo de los SUDS en Barcelona a través de algunas de las
obras realizadas entre el 2005 y 2019 por el Instituto Municipal de Urbanismo (IMU).
Estos Sistemas, materializados en obras de urbanización como la del barrio de Bon Pastor o el nuevo eje
verde de Cristóbal de Moura, ponen a prueba modos de entender el metabolismo urbano en lo que atañe al
ciclo del agua. El objetivo es no alterar de forma sustancial este ciclo hidrológico natural previo a la cons-
trucción de la urbe, a través de métodos sencillos como lo es el de incrementar la superficie vegetada y per-
meable dentro de los nuevos terrenos a urbanizar y o los existentes a remodelar. Esta forma de reconstruir el
ciclo hidrológico, a través de la naturalización del paisaje urbano contribuye, junto con otros muchos benefi-
cios de innegable valor, a crear espacios saludables para sus habitantes y aumentar la calidad del entorno en
su sentido más amplio. Si nos parásemos a pensar en los recorridos del agua en la actualidad de nuestras
ciudades, se hace difícil entender por qué el agua de lluvia, relativamente limpia en origen, se mezcla con las
aguas residuales en los sistemas unitarios, aumentando considerablemente el volumen de aguas contamina-
das que se vierten a los medios naturales sin depurar, o por el contrario, interceptándose en la depuradora
para despojarse de la contaminación que no contenía en su origen, con los unos enormes costes económicos
y energéticos. El problema no reside en que no hayamos conseguido definir según la voluntad los recorridos
del agua, sino que la comodidad de lo inmediato y la falta de visión nos han impedido entender que la ciu-
dad, a pesar de ser un artificio, puede respetar el ciclo natural del agua así como otros ciclos naturales.
Keywords: Barcelona, SUDS development; urban metabolism, resilience, green infrastructure
Abstract:
The present article analyses the impact and development of SUDS in Barcelona on the basis of a series of
works performed between 2005 and 2018 by the IMU (Municipal Town Planning Institute). These systems,
materialized in urbanization works such as Bon Pastor quarter or the new green axis of Cristóbal de Moura,
pilot new ways of understanding urban metabolism regarding the water cycle. Their objective is to avoid
altering substantially this natural hydrological cycle before to the construction of the city, by means of sim-
ple methods like increasing green and permeable surfaces within both the new pieces of land to be urban-
ized and the existing ones to be remodelled. This way of rebuilding the water cycle through the naturaliza-
tion of the urban landscape contributes, together with many other benefits of undeniable value, to create
spaces which are healthy for their inhabitants and to increase the quality of the environment in its broadest
sense. If we stopped to think on present-day water flows in our cities, it is difficult to understand why rain
water, which is originally relatively clean, mixes with wastewater in the unitary systems, considerably in-
creasing the amount of polluted water which is discharged into the environment without any previous
treatment, or, on the contrary, it reaches the treatment plant to be stripped of the pollution it did not initially
contain, with huge economic and energy costs.
The problem does not lay on the fact that we have not managed to define the water flow at our will, but in
the comfort that immediacy provides and the lack of vision that has prevented us from understanding that
the city, though artificial, can respect the natural water cycles, as well as other natural cycles.
Introducción
Empecemos analizando el concepto relativamente nuevo de SUDS (Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible)
partiendo de la definición de cada uno de sus términos:
Sistema: conjunto de elementos que, relacionados ordenadamente entre sí, contribuyen a un determi-
nado objeto.
Urbano: parte física o construida de una ciudad.
Drenaje: evacuación de líquidos de un determinado lugar.
Sostenible: capaz de sostenerse a sí mismo “sin perjudicar el entorno”.
Si aglutinamos de nuevo los términos, será algo así como “conjunto de elementos que relacionados ordenadamen-
te entre sí, tienen como objeto evacuar los líquidos que puedan acumularse en la superficie de la urbe de tal modo que no
perjudiquen a esta ni al medio ambiente”. O en otras palabras, “conjunto de técnicas que sirven para gestionar las
aguas de escorrentía en la superficie urbana sin contaminar el medio ambiente”.
Es importante destacar la exclusiva vinculación de los SUDS a zonas urbanas e interurbanas conformadas
básicamente por el binomio “edificación + espacio de interconexión”. Este binomio de lo construido y su
conectividad se formalizan físicamente como una piel artificial que irrumpe en los procesos metabólicos
naturales del entorno en el que se instala, generando una gran variedad de “problemas”. Siendo el ciclo del
agua uno de los flujos metabólicos más gravemente afectado por los métodos de gestión convencionales.
En cuanto a la idea de “sostenible”, adquiere todo el sentido en aquellos entornos en los que un sistema arti-
ficial (la urbe) es susceptible de perjudicar el entorno (ej. la lluvia lava su superficie y colectores, vertiendo
los residuos al medio), por tanto lo sostenible sería aplicar los mecanismos adecuados para que esto no se
produzca.
No contamina, por el contrario, la lluvia que cae sobre áreas naturales, forestales, agrícolas (dejando de lado
los pesticidas) zonas verdes periurbanas, etc. y por tanto, no tiene demasiado sentido hablar de SUDS en
estas áreas, aunque sí de los sistemas de drenaje que les son propios y atienden a otros problemas como la
erosión, eutrofización, etc.
En relación a las zonas verdes en la ciudad empezamos a hablar de SUDS cuando éstas contribuyen en la
gestión de la escorrentía de la cuenca construida, es decir que no solo “no” vierten agua al sistema unitario
sino que retienen y gestionan la que aporta el entorno pavimentado y edificado. Que una zona verde en un
entorno urbano no vierta agua al unitario, está muy bien, pero no es un SUDS ya que no contribuye a resol-
ver los problemas que genera lo construido.
Si consideramos la ciudad como un organismo vivo (aunque artificial) cuyo metabolismo genera una serie
de intercambios de energía y recursos con un entorno natural o semi-natural, veríamos que estos son en su
mayoría lineales (extraer, producir, usar, tirar), consumiendo gran cantidad de recursos y vertiendo ingentes
cantidades de basura en el entorno.
El hecho de que los sistemas unitarios gestionen aguas residuales y pluviales, implica simultáneamente dos
situaciones igualmente negativas, sin entrar a cuantificar lo que hay de una y de otra.
Por una parte, si el sistema estuviese preparado para retener y depurar toda el agua de escorrentía, el coste
sería inaceptable debido a la implementación de estructuras hipertrofiadas para contener y depurar estas
aguas que en su origen son limpias. Por otra parte, en el caso de que las depuradoras estén diseñadas para
gestionar sólo el volumen de aguas residuales en tiempo seco, la escorrentía generada en los períodos de
lluvia irá directamente a través de los aliviaderos en forma de vertido contaminante a los medios receptores
naturales. En la mayoría de las ciudades se produce una combinación de las dos situaciones pero ninguna
de estas es deseable ni económica, ni social, ni medioambientalmente hablando.
La apuesta consiste en revertir este proceso lineal contribuyendo a cerrar el ciclo en lo que podríamos llamar
metabolismo urbano circular, o más concretamente, limitando la generación de residuos en un acercamiento
a los procesos naturales. En este sentido parece obvia la necesidad de separar las aguas residuales de las
pluviales impidiendo que se mezclen.
Algunos de los beneficios directos que aportan los SUDS son:
• Contribuye a la protección de las masas de agua del entorno de la ciudad evitando o reduciendo el
volumen de los vertidos al medio receptor durante los episodios de lluvia, al disminuir o suprimir el
volumen de agua que entra en la red de alcantarillado y laminar el caudal punta generado.
• Están concebidos para realizar un tratamiento en origen de la elevada concentración de contaminantes
que contiene el agua de escorrentía urbana, reteniendo y biodegradando dichos contaminantes en las
primeras capas del suelo, evitando así el riesgo de contaminación del acuífero.
• Se obtiene una naturalización del ciclo del agua en las zonas urbanas lo que recupera los procesos na-
turales del territorio y palía los efectos negativos en el ciclo del agua que resultan de la impermeabili-
zación masiva de las ciudades.
• Además de los beneficios obtenidos en la gestión del ciclo del agua, con la implantación de SUDS en el
espacio público formados por superficies vegetadas y zonas verdes se obtienen otros beneficios como
son la reducción del efecto “isla de calor” por medio de evapotranspiración, lo que implica ahorro
energético, reducción de las emisiones de CO2, mejora de la calidad del aire, en definitiva, una mejora
de la calidad de vida en las ciudades.
Considero que construir, rehabilitar y transformar la ciudad en un sistema sostenible pasa por la inclusión
de los SUDS como “alternativa” para la gestión de las pluviales a los sistemas unitarios para cumplir con los
mismos objetivos cuantitativos; además de las ventajas cualitativas.
La construcción de sistemas unitarios está regulada en base a unos objetivos para períodos de retorno esta-
blecidos por los organismos competentes; en cambio no es así en los SUDS, ya que no existe ninguna exigen-
cia reglada respecto a los objetivos en la gestión hidráulica, generando discrepancias entre los técnicos en
cuanto al margen o utilidad que se les quiera dar. En este punto se corre el riesgo de caer en acciones simbó-
licas de baja o nula eficacia hidráulica pero que tienen a su favor una apariencia relativamente naturalizada,
como es el caso de:
• Los pavimentos permeables (adoquín con junta abierta y/o vegetada, hormigón poroso, etc.) sobre
bases impermeables. Eje: Paseo de Sant Joan.
• Los pavimentos de áridos que por su granulometría y compactación se asemejan a un pavimento im-
permeable, como los pavimentos de “sauló” habituales en casi todos los parques. __Las zonas vegeta-
das con césped sobre un sustrato convencional de tierra vegetal con tendencia a compactarse por el uso
y por tanto a no drenar.
• Zonas vegetadas no ubicadas estratégicamente en el recorrido del agua. Eje: entornos de la Super-illa
de San Antoni, etc…
Antecedentes
En los años 90 en Barcelona se extendió el uso de los pavimentos mixtos, adoquín con junta verde y sus va-
riantes, con una función básicamente estética. Una de las obras más interesantes con este tipo de pavimentos
fueron los aparcamientos en el frente marítimo del año 91.
En el 2001 el IMU redactó una propuesta para urbanización de la cobertura de la Ronda de Dalt en el tramo
de la c/ Camelias en la que se planteaban los dos cordones de aparcamiento laterales con un pavimento si-
milar al de los aparcamientos del frente marítimo, pero con la intención de que sirvieran para drenar la esco-
rrentía de la calzada y de la acera. Esta opción quedó desestimada debido a los prejuicios que generó el mal
funcionamiento de las obras precedentes respecto al mantenimiento y a la accesibilidad.
Alrededor del año 2003 aparecen las primeras obras en España que han servido de fuente de inspiración
constructiva, entre las que se encuentran: el parque de Gómeznarro en Madrid, el aparcamiento experimen-
tal monitorizado realizado por GITECO en el parque le Las Llamas en Santander, así como los aparcamien-
tos del Palacio de Deportes de la Guía en Gijón.
Lo que diferencia estas obras de las anteriores en Barcelona es su decidida apuesta por la implementación de
SUDS. También ha sido pionera la normativa que aprobó el Ayuntamiento de Madrid en 2006 sobre la intro-
ducción de pavimentos permeables en todas las nuevas urbanizaciones.
Otros antecedentes más lejanos los encontramos en aquella publicación del libro escrito por el arquitecto
César Cort en los años 30, Campos urbanizados y ciudades rurizadas, en el que da una explicación razonada
de la conveniencia, tanto económica como medioambiental, de las redes separativas frente a las unitarias en
todos los casos, y propone para las separativas que las aguas pluviales discurran hacia las zonas verdes más
próximas para su limpieza e infiltración. Esta es una de las primeras descripciones de los “sistemas urbanos
de drenaje sostenible”.
En los últimos años se han ejecutado obras muy interesantes (modelos a imitar) entre las que quiero destacar
los alrededores del estadio Wanda Metropolitano en Madrid, la c/ Torre Sant Vicent de Benicàssim con el
proyecto CERSUDS y la Reforma de la Avenida de Gasteiz entre otras.
Desarrollo
El IMU ha tenido claro el objetivo de los SUDS como substituto del sistema unitario en la gestión de pluvia-
les y ha sido una referencia troncal desde los primeros proyectos redactados en 2005 hasta ahora. Aunque
este objetivo no se ha conseguido en todas las obras, éstas han servido como experiencia que aporta conoci-
miento al resto de intervenciones y estudios. En ningún caso tratamos de reproducir las condiciones origina-
les previas a la urbanización, sino que al margen del estado original, nuestro objetivo es configurar un paisa-
je urbano naturalizado no solo en apariencia sino sobre todo en su funcionamiento.
Construyendo los elementos necesarios que permiten digerir la escorrentía de una forma sostenible (sin cos-
te energético adicional y con mantenimiento mínimo), contribuyendo a importar menos del exterior para
aquellos usos en los que el agua potable no resulte imprescindible cerrando de esta forma el ciclo dentro de
la propia urbe.
Tradicionalmente el drenaje de las aguas pluviales en las ciudades se hacía a través de tres formas básicas: el
uso del espacio público como cauce abierto, los colectores creados para este fin (ingeniería romana) y el alji-
be.
En las diversas obras hemos intentado seguir este esquema: escorrentía-filtro-conducto-aljibe y/o medio
receptor. Hacen de filtro aquellos elementos que permiten limpiar el agua de los contaminantes como las
zonas ajardinadas, cubiertas vegetadas, pavimentos permeables, areneros, etc., garantizando una calidad
adecuada antes de que siga su curso.
La idea de aljibe se cristaliza de dos formas, una artificial que implica construcciones específicas para esta
función y otra natural, que entiende el freático como el gran aljibe, con inmensas ventajas en su economía,
puesto que ya estaba antes de que apareciera la ciudad, y basta con infiltrar-recargar-extraer cíclicamente de
una forma equilibrada.
Ha costado años para que se entendiera que las zonas ajardinadas urbanas, al igual que las cubiertas vege-
tadas, tienen entre otras funciones, la de formar parte de la gestión del ciclo del agua, sirviendo de áreas
inundables, sumideros, filtros, decantadores, etc.
Esta función adicional e importantísima fomenta que el verde deje de estar casi recluido en parques y plazas,
y tienda a expandirse al resto del espacio urbano, especialmente a las calles. La dificultad estriba en integrar-
lo en estos espacios de manera correcta.
El primer intento de llevar a cabo estas hipótesis se dio en dos proyectos simultáneos del 2005, Torre Baró y
el parque de Joan Reventós.
El esquema es similar en los dos: recoger la escorrentía de la calle y los edificios adyacentes a través de una
lima-olla en la alineación del arbolado, siendo esta lima-olla un pavimento permeable sobre una zanja de
gravas que dirige el agua hacia un aljibe. Lo he llamado intento puesto que la intención era que estas lima-
ollas fueran vegetadas, pero no se consiguió, al poner de relieve el primer problema de tipo administrativo
que afrontan los SUDS: el difuminar los límites que los diferentes departamentos de una administración
municipal tienen en relación con sus ámbitos de actuación-mantenimiento claramente protocolizados.
No es nuevo ver en las ciudades parterres lineales con arbolado; de hecho es bastante común. Lo que sí era
nuevo, al menos en Barcelona, es que ese elemento lineal ejerciera varias funciones tan diferentes a la vez,
haciendo colisionar los protocolos de mantenimiento existentes al haber una interacción entre el verde, el
gris (pavimentación) y el azul (agua). Este escollo impidió llevar a cabo esa primera intención y se optó por
una solución en la que el número de agentes implicados se reducía a la banda gris con la construcción de un
pavimento y sub-bases permeables.
Una diferencia importante entre estas dos obras está en cómo el entorno ha generado dos soluci-
ones diferentes partiendo del mismo esquema de recogida de agua en superficie. En Torre Baró
(figura 1), el sustrato geológico sobre el que se asienta el barrio es rocoso y prácticamente imper-
meable con lo que el agua, tanto de la calle como de los edificios, se dirige a pequeños depósitos
distribuidos a lo largo de la zanja permeable y finalmente, a un aljibe (que aún no se ha llevado a
cabo, dejando temporalmente el sistema con una función de laminación). En el parque de Joan
Reventós (figura 2), el agua filtrada en la calle es conducida a un parque próximo con un área que
hace de estanque de retención y sumidero; las aguas de las cubiertas van a sí mismo dirigidas
hacia el parque.
Figura 1. Torre Baró, Esquema de drenaje. Figura 2. Parque de Joan Reventós, Esquema de drenaje.
Hay que destacar que en la obra de Torre Baró se llevó a cabo una monitorización de la calidad del agua a
través de todo el sistema con sus filtros de diferentes capas granulares y geosintéticos que hacen una función
de biorretención que ayudan a la biodegradación de hidrocarburos y a la retención de otros contaminantes
como metales pesados que proceden fundamentalmente de la calzada. Los resultados de la calidad del agua
fueron óptimos (publicados dentro del proyecto CENIT Sostaqua).
Si queremos construir un sistema autónomo y separado del sistema unitario en un clima (como el medite-
rráneo) con precipitaciones torrenciales (lluvia de diseño de periodo de retorno T = 10 años, de 60 minutos
de duración, intensidad pico de 212,45 mm/h y volumen de precipitación total de 59 mm), lo más eficaz es
la construcción de una superficie en la que aparezcan depresiones cuya utilidad es la de retener temporal-
mente la escorrentía antes de que los filtros puedan digerir el caudal y posteriormente, dirigirlo a los aljibes
o donde se considere adecuado dependiendo de la situación.
Una de las pocas maneras de construir fácil y económicamente estas depresiones es a través de las zonas
vegetadas que, al no ser transitadas, permiten cierta flexibilidad en su forma, posibilitando un volumen de
inundabilidad temporal sin dañar el espacio público ni interferir en los usos de conexión urbanos, como en
el caso de la urbanización del entorno de Can Cortada (figura 3.0 y 3.1).
Figura 3.0. Calle Maternitat de Elna. Figura 3.1. Can Marcet. Áreas verdes inundables
Áreas verdes inundables
Hay que tener en cuenta que estas áreas temporalmente inundables requieren en la mayoría de los casos,
para compensar la intensidad de la lluvia y su captación total, de un volumen subsuperficial inundable que
varía en función de la permeabilidad del terreno existente.
Tenemos pues dos volúmenes que han de estar conectados-separados a través de filtros con los que se en-
cuentra el agua en su recorrido, siendo la eficacia de éstos crucial para que llegue a su destino limpia de con-
taminantes y en la cantidad que habíamos previsto. Para conseguir esta eficacia se han diseñado unos mode-
los desarrollados en las obras de Bon Pastor (fase E), plaza de las Dones de Nou Barris (Roquetas), plaza de
Dolors Piera (en la super-illa del poblenou) y Cristóbal de Moura, entre otras. Esta última, actualmente en
construcción y con tramos ya finalizados, es en la que se resuelve este modelo de una manera más eficaz.
Estas obras tienen en común que los filtros están materializados en forma de sumatorio de obstáculos entre
los que se encuentran areneros tradicionales, pero registrables, con lo que se reduce al mínimo el manteni-
miento (sólo el habitual propio de las zonas ajardinadas, limpieza del pavimento, etc.) y se garantiza al má-
ximo la captación de la escorrentía sin mermas en la eficiencia del sistema a largo plazo.
Las diferentes variaciones de estas soluciones están en función de la ubicación de la obra como, por ejemplo,
en el barrio Bon Pastor (figura 4.0 y 4.1) que sufre una transformación urbanística importante, en la que se
hace tabula rasa de las preexistencias, con una gran liberación de suelo como espacio público, esto nos per-
mite aplicar un amplio abanico de sistemas dependiendo del tipo de espacio como podemos observar en el
esquema de la figura 4.2 que explica gráficamente los distintos sistemas empleados:
•Cubiertas vegetadas aljibe, en edificios de vi-
vienda pública en proceso de construcción, que
retendrían una cantidad significativa de agua, que
sería el equivalente al V80 (80% de las lluvias
anuales), y el resto iría aliviado hacia los jardines
públicos.
•Pavimentos permeables sobre suelos estructura-
les en las alineaciones del arbolado de las calles,
formado por una capa de 20 cm de hormigón
permeable in-situ sobre una malla de polietileno
que impide que el hormigón rellene los huecos de
enaje las celdas sobre la que se asienta esta malla, las celdas crean un espacio vacío de 5cm de espesor y
permiten el almacenamiento del agua antes de pasar al suelo estructural formado por balasto granítico
y tierra vegetal , mejorando todo el conjunto la calidad de vida del arbolado al tiempo que aprovecha-
mos las aguas que discurren por las aceras.
• Áreas de biorretención en la lima-olla de la calle Biosca y que gracias a su forma cóncava permite
retener la escorrentía en los momentos pico y el consiguiente tratamiento de contaminantes proce-
dentes de calzada a través de la detención y biodegradación de metales pesados e hidrocarburos
respectivamente (figura 4.3).
• Áreas inundables en los espacios interiores de
super-manzana a modo de estanques de deten-
ción e infiltración, 45cm de desnivel con respecto
a la rasante de la calle, a los que desaguan zonas
peatonales y los aliviaderos de las cubiertas de
edificios. Los pozos de infiltración rellenos de
grava, de aproximadamente 3m de profundidad
hasta llegar al estrato drenante, la superficie está
acabada con 20cm de arena sobre un geosintético
que la separa de la capa de gravas inferior. Estos
pozos permiten la conexión directa entre la zona
Figura 4.3. Calle Biosca. Detalle constructivo de franja de biorre- inundable exterior con las capas drenantes del
tención.
subsuelo.
• Construcción de pozo de captación para el aprovechamiento de las aguas freáticas para el riego de
las mismas áreas verdes. Permitiendo cerrar el ciclo del agua en el mismo lugar.
Este emplazamiento tiene dos grandes ventajas: una topografía plana casi horizontal y un subsuelo muy
permeable, esto ha permitido que con el volumen de inundación superficial en las zonas ajardinadas sea
suficiente, reduciendo a la mínima expresión los elementos subterráneos.
Figura 4.1. Bon Pastor, Calle Bellmunt. Estanque de retención. Figura 4.0. Bon Pastor, Calle Biosca. Franja de biorretención.
Sin embargo, y en el otro extremo, está la intervención en plaza de las Dones de Nou Barris, en la que se han
puesto a prueba varias áreas de biorretención con diferentes dimensiones que recogen aguas de escorrentía
de calzada y de acera, en una pendiente elevada y cuyo volumen de gestión está calculado para un período
de retorno de 10 años. La singularidad de esta intervención es haber resuelto en una de las situaciones más
complejas, como es el de una calle relativamente estrecha, con una gran pendiente (superior al 11%) y con
un sustrato muy poco permeable, la gestión alternativa de la escorrentía a largo plazo con un mantenimiento
prácticamente inexistente (sin los problemas de la colmatación habituales, al haber relegado los geosintéticos
a un papel secundario), esto ha exigido más volumen de almacenamiento bajo las zonas ajardinadas para
poder cumplir con los mismos parámetros de partida que en el resto de emplazamientos (figura 5.0 , 5.1 y
5.2).
Figura 5.0. Pl. de les dones de Nou Barris. Área de biorretención. Figura 5.1. Pl. de les dones de Nou Barris. Área de biorretención.
Figura 5.2. Plaza de les dones de Nou Barris. Detalle constructivo de área de biorretención.
En la plaza de Dolors Piera nos encontramos con una intervención que tiene la singularidad de ser una zona
verde sobre un edificio de varias plantas destinadas a aparcamiento, aunque el objetivo con respecto al agua
es el mismo que en el resto de proyectos descritos. Puesto que no es posible la infiltración in-situ, se compor-
ta exactamente igual que una cubierta verde, reteniendo gran cantidad de agua en los sustratos de tierra
vegetal y cuando estos están saturados, por gravedad desaguan a un depósito fuera de los límites del par-
quin y conectado con el freático, tal y como se muestra en el esquema (figura 6).
Figura 6. Plaza de Dolors Piera. Esquema de drenaje.
Finalmente tenemos la intervención en Cristóbal de Moura y sus calles adyacentes (figura 7), en cuyo em-
plazamiento se prevé la construcción de un eje verde que unirá el parque central del Poble Nou con el par-
que del rio Besòs y se prevé que tenga continuidad en Sant Adrià y Badalona. Esta obra es especialmente
significativa en cuanto a la resolución de los sistemas de drenaje, puesto que condensa y perfecciona las téc-
nicas empleadas en todas las obras anteriores desde el 2005 hasta llegar a la definición de modelos probados
que sirven de base en la redacción de planes y estudios técnicos sobre los SUDS y que son replicables en el
resto de la ciudad de Barcelona y extrapolables a otras ciudades (figura8), basados en tres principios elemen-
tales:
• Cantidad, captación de la máxima cantidad de agua de escorrentía, evitando de esta forma que entre
en los sistemas unitarios.
• Calidad, asegurar la depuración del agua sin coste energético, a través de sistemas pasivos.
• Conservación, reducir al mínimo el mantenimiento de tal modo que tienda a ser inexistente.
Figura 7. Sección tipo de Cristóbal de Moura
Figura 8. Imagen de renaturalización de la ciudad
Conclusiones
En este proceso de naturalización se transforma la ciudad en más habitable y resiliente a través del empleo
de infraestructura verde como una forma inteligente e integrada de gestionar nuestro capital natural y, entre
otros, mitigar el incremento del riesgo de inundación a través de dispositivos de drenaje que puedan conver-
tirse en estándares, permitiendo aumentar los recursos hídricos dentro de la propia urbe a partir de la recar-
ga de los acuíferos, contribuyendo también a disminuir la cuña salina en los límites costeros como es el caso
de Barcelona, al mismo tiempo que se favorece la gestión de las escorrentías en un ciclo cerrado y sostenible.
Bon Pastor y Cristóbal de Moura son ejemplos que demuestran que hay otros caminos para el agua de la
escorrentía. Al mismo tiempo que son soluciones locales y singularizadas por el entorno, tienen un carácter
global y pueden extrapolarse a cualquier zona urbanizada, con cualquier tipo de climatología, con las adap-
taciones y dimensionados pertinentes. Es necesario aprender de nuevo la gran importancia y valor indiscu-
tible del agua en las ciudades, y pasar a considerarlo no como un agente atmosférico enemigo, sino como un
elemento estructurador de la forma urbana y que contribuye a mejorar la calidad del paisaje y por tanto de
vida; y para ello es importante la divulgación de experiencias como estas.
Referencias
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Sosteniblidad en España. Barcelona: Gustavo Gili.
Figuras. Todas las fotografías y dibujos has sido elaboradas por el autor del texto.