EL MALENTENDIDO MESIÁNICO EN EL EVANGELIO DE JUAN
“Respondió Yeshúa y les dijo: Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En
cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de
su cuerpo.” (Juan 2:19-21)
El Mesías se encuentra celebrando la fiesta de pesaj (Juan 2:13) y es cuestionado por su autoridad para haber
hecho la “limpieza del templo” expulsando a vendedores que habían hecho la casa del Eterno “una casa de
mercado” (2:16). Respondiendo, el Señor dice que puede levantar el templo en tres dias aunque fuera
destruido por ellos.
Sus oyentes malinterpretan de manera doble su dicho:
1. Él nunca dijo: “yo destruiré” (Marcos 14:58) el templo, ni tampoco “puedo destruir el templo” (Mateo 26:61),
sino “destruyan ustedes” (segunda persona plural). Sus enemigos torcieron sus palabras para acusarlo ante el
Sanedrin.
2. Él no estaba refiriéndose al templo de Jerusalén sino hablaba espiritualmente de su propio cuerpo. Él estaba
dando una profecía y alusión velada a su resurrección.
En el evangelio de Juan, vemos cómo en múltiples ocasiones el Maestro es malinterpretado por sus oyentes. Es
tan frecuente que varios eruditos han señalado el “tema del malentendido en Juan” (the misunderstanding
theme in John). Warren Carter, C.K Barrett, B.F Westcott y Alan Culpepper, son solo algunos eruditos
comentando esto.
A parte de “despreciado y desechado entre los hombres” (Isaías 53), nuestro maestro también fue
”malinterpretado y distorsionado entre los hombres”. Lo más trágico es que no solamente sus enemigos
malinterpretaron lo dicho en Juan, ¡Por miles de años sus discípulos han malinterpretado lo dicho en Juan
desconociendo el trasfondo hebreo de sus dichos! Como veremos en otros estudios, Juan es por mucho, el
evangelio más malinterpretado de todos iniciando desde el primer verso.
Si quieres entender bien a nuestro Señor y Mesías, recuerda que es necesario tener una actitud humilde,
espíritu de mansedumbre y revisar el contexto del verso y el trasfondo cultural judío.
Haciendo esto serás un “obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza correctamente la palabra de
verdad.” (2 Timoteo 2:15)
Isaac Bonilla
EL MALENTENDIDO MESIÁNICO EN EL EVANGELIO DE JUAN II
“Respondió Yeshúa y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez
en el vientre de su madre, y nacer?” (Juan 3:3-4)
Al recibir la visita de Nicodemo, un hombre prominente de los fariseos, nuestro Maestro dice algo que
confunde al maestro de Israel. Él le dice que le “es necesario nacer de nuevo” haciendo que Nicodemo
responda que eso es imposible para un hombre viejo ya que “¿como podría entrar por segunda vez al viente
de la madre?
Como mencionamos anteriormente, los eruditos han notado un consistente patrón en el evangelio de Juan: 1)
El Mesías enseña una verdad espiritual con una poderosa ilustración o metáfora 2) Sus oyentes
malinterpretan el dicho tomándolo literalmente 3) Yeshúa vuelve a explicar su dicho algunas veces de manera
clara y otras con una metáfora espiritual adicional. Este tema del malentendido mesiánico corre a través de
las páginas de Juan.
Cuando Yeshúa habló del nuevo nacimiento, se refería a una profunda regeneración causada por el espíritu de
Dios que había sido anunciada por los profetas:
1) En los días del Mesías, El Eterno pondría su espíritu sobre Israel quitando un corazón de piedra y poniendo
un corazón de carne, esto es, sensible a su voluntad y obediente (Ezequiel 36:26),
2) Está seria la “circuncision del corazón” anunciada por Moisés (Deuteronomio 30:6)
3) Sería parte del “nuevo pacto” que El Eterno haría con las 12 tribus de Israel poniendo sus leyes en su
interior, esto es, un profundo deseo de obedecerlo, causado por el espíritu del Eterno (Jeremías 31:31).
4) Otros profetas también dicen que esto tendría consecuencias universales ya que también el espíritu del
Eterno sería derramado “sobre toda carne” (Joel 2:28) y el millares de gentiles se volverían al Dios de Israel
por causa del Mesías, quien sería puesto por “legislador de los pueblos” (Isaías 55:1-5).
Todas estas profecías estaban en la mente de Yeshúa cuando habló de “nacer de nuevo” o “nacer de lo alto”.
Por ello, con una amable reprensión, Yeshúa le dice a Nicodemo que siendo maestro en Israel debería saber
estas cosas (Juan 3:10)
¿Como se hace esto? preguntó Nicodemo y la respuesta es dada en los escritos apostólicos. La biblia enseña
que si alguien se arrepiente de todo corazón de todo mal, pone su confianza en el sacrificio del Mesías para
perdón de pecados y cree que Yeshúa es el Mesías, el Señor que fue resucitado de entre los muertos, será salvo
(Romanos 10:9). Dios perdona sus pecados por su gracia e imputa a Él la sangre de su hijo declarándolo
“justificado” (Romanos 5:1, 2 Corintios 5:21).
Simultáneamente ocurre la “regeneración” espiritual en su interior, no por obras de justicia sino por la
misericordia del Eterno a través de depositar en Él la dádiva del Espíritu Santo (Tito 3:5). Está regeneración es
tan profunda, de adentro hacia afuera, que la biblia lo llama ”nacer de lo alto” y convertirnos en una nueva
criatura (2 Corintios 5:17)
¿Has experimentado el nuevo nacimiento? ¿Entiendes de esta experiencia maravillosa en el espíritu de Dios al
recibir el regalo de la salvación en Yeshúa? Millones lo hemos experimentado y puedes hacerlo si le entregas
tu vida en oración confesando tus pecados y pidiendo que te salve de la vana manera de vivir, cómo está
escrito:
“nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el
lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5)
Isaac Bonilla
EL MALENTENDIDO MESIÁNICO EN EL
EVANGELIO DE JUAN III
“Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo,
sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre” (Juan 3:12-13)
Los eruditos especializados en el evangelio de Juan, casi en su totalidad, están de acuerdo en que es el más
simbólico de los cuatro evangelios. En otras palabras, y usando lo dicho por Norman Geisler, todo en Juan es
“literalmente cierto” pero no todo es “cierto de manera literal”.
También hemos dicho cómo un continuo tema del evangelio de Juan es el “malentendido mesiánico”, esto es,
el siguiente patrón: 1) El Mesías enseña una verdad espiritual con una poderosa ilustración o metáfora o
usando lenguaje simbólico 2) Sus oyentes malinterpretan el dicho tomándolo literalmente 3) Yeshúa vuelve a
explicar su dicho algunas veces de manera clara y otras con una metáfora espiritual adicional.
El malentendido no solamente se limita a los oyentes de Yeshúa en el siglo primero sino tambien lo vemos en
¡lectores modernos! Tristemente, lectores modernos han malinterpretado al Maestro uniéndose al
malentendido de sus opositores.
En su conversación con Nicodemo, el Señor dice que ninguno “ha ascendido al cielo” sino aquel que
“descendió del cielo, el hijo del hombre”. ¿Es este ascenso y descenso literal? Un buen número de personas ha
dicho que si, pero hay un factor que señala que está “Ascención” y el “descenso” no son literales en Juan 3:13, o
al menos no como se piensa.
¿Como lo sabemos? Yeshúa dice que esta “Ascención” ya había ocurrido antes de estar hablando con
Nicodemo. Él habla de tiempo pasado “Ninguno HA SUBIDO (pasado) al cielo”. Ahora, la Ascención corporal y
literal de Yeshúa no había pasado aún pues Él no había resucitado; por lo tanto, esta ascensión no debe
tomarse literal sino que está hablando espiritualmente como cuando nos dice que tenemos que “comer su
carne”.
¿Que significa entonces el dicho de Yeshúa en Juan 3:13? El Maestro viene hablando de “cosas celestiales”
(3:12) y su acceso a ellas. El siguiente verso en su contexto, parece significar que ninguno ha tenido la
revelación celestial (y por lo tanto sabe y ha visto “las cosas celestiales”) como aquel hombre que ha sido
especialmente enviado por Dios: El hijo del hombre, el único hombre sin pecado y con la plenitud del Espíritu
y que tiene acceso al padre como ningún otro.
En el siglo primero algunas obras judías como “el apocalipsis de Abraham”, “la vida de Adam y Eva, “Enoc 1 y
2” y otras, representaban a los protagonistas como figuras que habían tenido acceso a revelación especial.
Yeshúa enseña claramente contra esto señalándose como la figura oficial autorizada por Dios.
El Dr Dustin Smith comenta el verso y nos dice:
“Lo que Jesus está diciendo aquí es que Él, como hijo del hombre, es el único autorizado que ha ascendido, que
ha entendido la mente de Dios, que ha obtenido el conocimiento de las palabras reveladas de Dios y Él puede
ser el que puede hablar y testificar autoritativamente y con la comisión divina que Dios le ha dado… lo que Él
está diciendo aquí es que Él es la única persona que tiene la autoridad para ser el revelador de las cosas
celestiales” (Dr Dustin Smith, The ascending and descending son of Man in John’s gospel)
En la mente hebrea aquello que tiene su causa y origen de una manera especial en El Eterno se puede decir
que “desciende del cielo”. Jacobo dice que todo don Perfecto o buena dádiva “desciende del cielo, del padre de
las luces”. Mi esposa, una bendición dirigida por El Eterno, es algo que “desciende del cielo” para mi, aunque
no significa que mi esposa literalmente viajó del cielo a la tierra. Juan el bautista se dice que fue “enviado por
Dios” (Juan 1:6) en la mente hebrea.
Ningún sabio o místico ha tenido acceso a las cosas celestiales como el hijo del Hombre. Él es la única fuente
100% pura de la verdad celestial de Dios pues para eso vino al mundo, tal como escrito:
“Para esto yo he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la
verdad escucha mi voz.” (Juan 18:37)
Isaac Bonilla